
Encuentro inesperado.
No sabía cuanto tiempo había estado corriendo, los mortifagos lo estaban persiguiendo.
Perdió de vista a Hermione y Ron hace varios metros, no podía irse sin ellos, pero lo estaban alcanzando; por cada uno que derribaba aparecían dos más y no creía poder seguir el paso por mucho más tiempo.
El frío aire de invierno hacía que su nariz, garganta y pulmones arder, y ya no podía sentir los pies; perdió los zapatos hace unos metros en un área empinada (malditos cordones muggles), y estaba 80% seguro de haber pisado una piedra afilada, lo que también estaba sangrando.
Nada de lo que estaba haciendo servía, no importaba cuantos hechizos lanzara, nunca parecían ser suficientes; no había pegado el ojo en los últimos 5 días y no recordaba la última vez que había comido adecuadamente, todo además del agua y la poción de suplementos ocasional volvían a salir. Estaba al borde del colapso.
Necesitaba salir de aquí.
La nieve formaba una capa lo suficientemente gruesa como para dejar los alrededores completamente blancos y Harry no fue capaz de ver el desnivel vertical a tiempo.
La caída no era alta, tenía unos 2 metros más o menos, pero cayó sobre su pecho, lo que lo dejo sin aire; al caer intento sostenerse con uno de sus brazos.
No dolió, pero el chasquido que escucho definitivamente no era algo bueno.
Giro sobre su espalda y miro su mano; si, de acuerdo, su muñeca no debería verse así, pero es algo de lo que se encargara luego.
Levanto la mirada y lo primero que vio fue tres figuras negras, aparecer por el borde.
Mierda.
Una pequeña luz iluminó el callejón, como un pequeño vórtice desenfrenado.
Harry miró a su alrededor y retrocedió lentamente hasta encontrarse con la pared, se dejó caer suavemente hacia el suelo, el callejón era oscuro, la única fuente de luz era el farol que estaba a la vuelta de la esquina.
-Lumos- dijo respirando pesadamente.
Este lugar era definitivamente más cálido, el cambio de temperatura repentino lo hizo sentir mareado, su vista se nubló por unos segundos y parpadeo varias veces.
Miro detenidamente el callejón.
No estaba lejos de la salida, había unos tachos de basura a un lado y el suelo estaba mojado (no quiere pensar con que).
Este lugar, sin lugar a dudas, era...
-Ey- sonó una voz desde la entrada al callejón, giro la cabeza y pudo ver a un hombre mirándolo fijamente.
...muggle.
Bueno, mierda.
Nada le sale bien hoy, ¿verdad?
Shota estaba a unos minutos de terminar su patrulla.
Sorprendentemente, hoy no hubo muchos problemas, solo un par de idiotas que pensó que robar una tienda 24 hs sería algo divertido y un poco de papeleo con Tsukauchi, pero además de eso, nada.
Vio a un gato salir corriendo de un callejón en la siguiente esquina, seguido poco después de una luz que salía del mismo.
Se acercó sigilosamente hasta la entrada y pudo ver a un niño no mayor de 15 o 16 años, no podía ver completamente al chico, pero podía ver lo suficiente.
Estaba descalzo, sus pies estaban algo sucios y con un poco de sangre, pero lo importante es que estaban azules. Su ropa estaba sucia y rasgada en algunas partes, a través de los agujeros podía ver algunos cortes superficiales. Su muñeca izquierda estaba mal, en el mejor de los casos estaba luxada, en el peor, rota. En la otra mano tenía una... ¿Linterna? Su cabello estaba sucio y despeinado.
Todo el panorama llenaba su visión de banderas rojas, este niño estaba mal.
-Hey- dijo lo más suavemente que pudo para no asustarlo, pero lo suficientemente fuerte como para que lo escuchara.
Su cabeza giró tan rápida y repentinamente que le asusto que pudiera romperse el cuello.
Ahora pudo ver su rostro correctamente. Un feo moretón se estaba formando en la mejilla izquierda, tenía un corte en la derecha, el ojo derecho estaba rojo y algo inflamado, sobre él, una cicatriz en la frente.
Dios, ¿qué le hicieron?
Shota sintió una punzada en el pecho al verlo.
Antes de que pudiera dar un paso para acercarse, el niño salto de su lugar y corrió, apenas 5 metros después sus piernas fallaron y cayó al suelo.
Sobre su muñeca.
Pudo escuchar al niño soltar un gemido y respirar pesadamente; se acercó lentamente con las manos a la vista.
-No quise asustarte, estoy aquí para ayudar- dijo lentamente mientras se agachaba para parecer menos amenazante.
El niño lo miro fijamente, siguiendo cada uno de sus movimientos.
-No voy a hacerte daño, lo prometo- extendió una mano para que la tomara.
Sostenía su linterna (¿eso era un palo?) tan fuerte que tenía los nudillos blancos. Miro su muñeca y devuelta a Shota varias veces.
Lentamente, se enderezó y extendió el brazo; estaba temblando, pero no estaba seguro si era por el dolor o miedo.
Shota tomo su mano lo más suavemente que pudo, ahora que lo veía de cerca pudo ver que, si no estaba rota antes, ahora definitivamente lo estaba.
Lo mismo para el niño, de lejos se veía mal, pero de cerca...
¿Quién le haría esto a un niño?
-Necesitamos llevarte a un hospital- dijo mirandolo fijamente.
Los ojos del niño se abrieron aún más, si es que era posible, e intento alejarse, pero sus luchas se hacían cada vez más débiles.
-No- la voz salió ronca y dolorida, su respiración era rápida y sus ojos estaban revoloteando para intentar mantener la mirada fija.
Está por hiperventilar.
-Está bien, niño, nadie va a hacerte daño- intento suavemente, mientras trataba de poner una mano sobre su hombro, pero se alejó con un estremecimiento- bien, necesito que respires.
-Estoy respirando- la respuesta salió ahogada.
-Necesito que te concentres en respirar más lento, estás hiperventilando- sostuvo su otra mano intentando que aflojara su agarre.
El niño lo miro a los ojos por un segundo ante de asentir.
-Bien, ahora, intenta copiar mi respiración, 1, 2, 3, 4- dijo suavemente mientras respiraba.
No tomo mucho tiempo para que se calmara.
-Escucha- dijo mirándolo a los ojos- necesitamos llevarte a un hospital para que te arreglen la muñeca y te limpien los cortes.
Por favor.
Harry no sabía qué hacer.
No podía dejar que un muggle lo ayude, ya se estaba arriesgando mucho al hacer una aparición y usar lumos.
Pero este hombre tenía un aura... ¿Relajante?
No sabia porque, pero por alguna razón estar cerca de él no era para nada incómodo, de hecho, despedía un aire de confianza.
De cualquier forma, no podía ponerse en más peligro, si lo lleva a un hospital, definitivamente llamarán a sus tíos y eso es lo que menos necesita en este momento.
Por otro lado, no sabía prácticamente nada de hechizos curativos y no tenía la bolsa de Hermione (que definitivamente tiene un par de pociones curativas), por lo que no tenía muchas opciones. Ni siquiera sabia donde estaba exactamente.
Entonces, tenía dos opciones:
1. Escapar e intentar encontrar a Hermione y Ron, sin garantías de encontrarlos a corto plazo
O,
2. Aceptar la ayuda del extraño.
En todo caso, podría volver a Hogwarts, pero...
Maldito sea su complejo de héroe.
-Ayúdame- dijo suavemente, odiaba como sonaba su voz.
El hombre lo ayudo a levantarse, sus pies ardían, como si estuviera pisando alfileres al rojo vivo; al parecer, su temperatura corporal se estaba reajustando.
Cuando salieron del callejón, volvió a guardar su varita, no podía arriesgarse a que alguien más lo viera con ella.
Una vez que la adrenalina salió de su sistema por completo, pudo sentirlo todo; sus pies ardían, su cara ardía, su muñeca era una tortura y estaba seguro de que estaba a punto de vomitar...
Olvídenlo, ya estaba vomitando.
Se inclinó hacia el frente con fuertes arcadas, pero lo único qué salió fue agua y bilis.
Merlín, si su garganta dolía antes, ahora estaba en carne viva.
Su cuerpo se contraía en espasmos fuertes, el hombre lo bajo al suelo y estaba frotando suavemente su espalda. Era cálido.
Harry lo miró por un segundo antes de desviar la mirada.
-Estoy bien, vamos- se levantó temblando dolorosamente.
- No estás bien, pero lo estarás, te lo aseguro- dijo en un tono firme.
Harry sintió una punzada en su corazón por la palpable preocupación del extraño. No tenía nada que ver con él, pero aun así se preocupaba y estaba ayudando.
Su último pensamiento fue "en que rayos me estoy metiendo" antes de que su visión se volviera negra y el hombre lo sostuvo firmemente antes de caer al suelo.
Shota atrapo al niño en sus brazos antes de que cayera al suelo. Su rostro se puso muy pálido de un momento a otro, como si le hubieran drenado la sangre.
Tenía que llegar al hospital lo más rápido posible; subió al chico en su espala, ayudado de su arma de captura para sostenerlo, con el otro extremo envolvió suavemente la muñeca lesionada para que no se moviera demasiado.
Había un hospital a unos 5 minutos en auto de aquí, si se apresuraba podría llegar rápido.
Empezó a correr.
El niño resultó ser más ligero de lo que pensó inicialmente, no le gusto eso, pero lo ayudo en su carrera.
Atravesó la puerta de la sala de urgencias y las enfermeras lo ayudaron a bajar al niño sobre una camilla. Mirando a su derecha pudo ver a la Dra. Naomi Nakamura.
Bien, al menos sabía que si ella estaba de guardia esta noche, el niño estaría en buenas manos.
-Eraserhead- dijo asintiendo en su dirección y yendo a ver al chico.
Miro fijamente el pasillo por donde habían desaparecido; soltando un suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
Necesita una siesta, por suerte, su patrulla ya había terminado.