Chapter 1
La guerra había terminado. Padre había vuelto a la casa. Estábamos en casa de nuevo. Una casa que apenas recordábamos, con personas que habíamos olvidado hace tiempo, después de años de vivir lejos de ellos. Por Aslan, cuando vi a Madre ni siquiera la reconocí. Y creo que ella tampoco a nosotros.
Intentamos pretender, actuar como si la hubiésemos extrañado tanto como ella a nosotros, y no como si ella no fuese más que una desconocida. Creo que no funcionó. Podía verlo en la forma en la que nos observaba. Había algo cambiado dentro de nosotros, y ella lo notó. Ya no éramos niños.
Seguramente creía que la guerra nos había cambiado, y, de cierta forma, lo había hecho. Solo no era la guerra que ella creía. Era la guerra interior, dentro de cada uno de nosotros. La lucha contra nuestros cuerpos, mucho más jóvenes que nuestras mentes, la batalla contra los dolorosos recuerdos de nuestra juventud, nuestra verdadera juventud. No esto.
Era como aprender a vivir de nuevo cuando volvimos. Éramos niños otra vez, y debíamos reaprender lo olvidado hacía años. Reaprender cosas que solían ser la norma, como lavarnos los dientes o no tocarnos demasiado. Aún resultaba difícil, después de 15 años, más de la mitad de nuestras vidas viviendo de una forma. Era difícil retomar costumbres olvidadas.
Era difícil llamar “Mamá” a aquella desconocida, y “Papá” a aquel hombre lejano y melancólico, y creo que ellos lo encontraban difícil llamarnos “hijos” cuando todo demostraba que éramos personas completamente diferentes a cuando nos fuimos. Ya no los necesitábamos. Peter seguía siendo el líder, pero ahora Edmund lo escuchaba. Lucy ya no era una niña, si bien seguía siendo algo infantil y descuidada, realmente su comportamiento no se correspondía con su apariencia. y Ed… Ed apenas miraba a papá. Ahora solo reconocía la presencia del hombre por cortesía.
Así que, para ser honesta, no fue sorpresa cuando decidieron enviarnos a un internado. Nos querían lejos, no querían que volviéramos de la escuela y vernos ser independientes. Querían tener aquella ilusión de que aún éramos niños, querían que los extrañemos, que nos rompiéramos y les rogáramos que no nos enviaran lejos de nuevo, ahora que por fin estábamos todos reunidos nuevamente.
Así que lo hice, sólo no en la forma en la que ellos deseaban.
“Por favor, Madre, Padre, ¿cómo pueden hablarnos de un mundo oculto lleno de magos y magia, y esperar que no deseemos ir allí?”, pregunté.
Estaba resentida, debo admitir. Si Aslan no nos quería en Narnia, entonces debíamos forjar nuestro propio futuro, y yo estaba decidida a hacer que éste fuese como yo lo deseaba.
Mis hermanos, por supuesto, siguieron mi ejemplo tan pronto como mencioné Hogwarts, recordando todo acerca de las historias que Padre solía contarnos sobre aquella mágica sociedad secreta a donde seríamos invitados a ir al cumplir los once años. Sin embargo, Peter y yo habíamos cumplido once durante la guerra, y Madre no nos permitió ir.
La entiendo ahora más que nunca. ¿Quién enviaría a sus hijos lejos, a un lugar desconocido, sin saber si estarían a salvo? Ella no había sido criada en el mundo mágico, ya que era lo que Padre había dicho que ellos llamaban “mucle” o algo similar. Ella no tenía razón alguna para confiar en que un montón de extraños cuidaran de sus hijos. Cuando finalmente lo hizo (aunque el Profesor no era un extraño para ella), solo puedo imaginar lo difícil que debió ser esa decisión.
“Si eso es lo que quieren…”, había dicho Madre luego de que todos insistiéramos.
Creo que era la primera vez que todos le decíamos más de dos palabras.
De cierta forma me dolía que la tratáramos así, pero ¿cómo debo tratar a una mujer de casi mi edad cuando se supone que soy apenas una adolescente?
“Pero, chicos, ¿qué hay de Lucy? Ella aún es muy pequeña. ¿Van a dejarla sola?¿Peter?”, preguntó enseguida, intentando convencernos de quedarnos. Eso solo reforzó mi presentimiento de que lo que quería era que roguemos por quedarnos.
El semblante de Peter cambió inmediatamente. Observó a Lucy, quien se veía triste a pesar de intentar ocultarlo, y juro que el corazón de Peter pareció romperse al darse cuenta de que no había pensado en ella.
Sentí una punzada de culpa. Yo tampoco había pensado en Lucy. De hecho, no había pensado en ninguno de ellos. Es mi decisión, mi futuro, no el de ellos. Ellos simplemente decidieron seguirme.
“Yo me quedaré”, dijo Ed inmediatamente, lo cual significaba que yo estaría sola con Peter, lo cual era lo último que deseaba en el mundo.