Luz Verde (Green Light)

Harry Potter - J. K. Rowling
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Luz Verde (Green Light)
Summary
Hermione Jean Grange fue abandonada por alguna razón desconocida en el mundo muggle a corta edad y posteriormente fue adoptada por el matrimonio Granger, quienes le dieron su apellido y una verdadera familia.Una década más tarde, a la edad de once años, ella es visitada por un par de extraños, dos magos que le cuenta la verdad de su origen mágico y le ofrecen la posibilidad de asistir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería para convertirla en una gran bruja.En el trancurso de los días previos al inicio escolar se relaciona con Albus Dumbledore, la familia Malfoy y el profesor Severus Snape, que se convierte en su tutor legal para todo fin relacionado con el mundo mágico. Hermione forjará poco a poco una amistad con Draco Malfoy luego de un encuentro que, tal vez, cambie sus vidas para siempre.
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Flourish & Blotts

CAPÍTULO 5: FLOURISH & BLOTTS

POV HERMIONE

Estamos caminando en silencio uno al lado del otro y él me mira seriamente en cierto momento.

−No entiendo como mi padrino te dejó cargando con todo. Esto es posiblemente más pesado que tú.

−Supongo que porque estaba demasiado cargado con maletas repletas de dinero y joyas.

−Oh... ¿Fue a Gringotts por ti?

Asiento.

−Dijo que abriría una bóveda especial para mí o algo por el estilo. Y que debía cambiar todo eso por dinero mágico.

−Entonces, va a demorar bastante.

−Supongo –me encojo de hombros.

−Mis padres hicieron eso hace unos meses, pero considero que es lo mismo que compartir la familiar, por el momento. No podemos entrar sin un adulto.

−¿Y eso hasta que edad? –pregunto intrigada.

−No recuerdo si esa prohibición aplica hasta los quince o dieciséis años. Solo son poco más permisivos con las brujas o magos huérfanos, para ellos el límite es uno año antes. De todas formas, necesitan un tutor responsable hasta que cumplan esa edad.

Según su explicación, yo sería considerada una huérfana en el mundo mágico. Genial. ¿Quién se hará cargo de mí? ¿Severus Snape? Miles de preguntan dan vuelta en mi cabeza. Se siente raro tener una familia y al mismo tiempo no tenerla. Es bastante deprimente, de cierta manera.

−¿Dije algo malo? –pregunta en un tono que pretende animarme.

−¿Por qué lo dices?

−Tu expresión cambió de un momento a otro. Y no parece alegre, precisamente.

−Estoy bien. Solo pensaba, Draco. Vayamos ya a esa librería. Algo de Blotts...

−Flourish & Blotts –corrige.

−Sí, esa.

−Es en la siguiente manzana, Hermione –comenta apurando el paso, escaneándome con sus ojos grises claros para asegurarse que lo sigo.

−¿Es la única librería de aquí?

La sola idea de que no haya más librerías en el mundo mágico, me desagrada.

−No, aunque es de las pocas que cuenta con un edificio grande de varios pisos; y la única donde se pueden conseguir los libros de magia del colegio, al menos de primera mano. En las demás según mis padres, debes tener mucha suerte para encontrar alguno de los manuales usados que piden en Hogwarts, u otros discontinuados y prohibidos que fueron sacados de circulación. A la que iremos tienen de todo y es la más confiable –me asegura.

En la entrada de la librería tienen carritos de grandes o de tamaño intermedio y yo agarro el más pequeño. En el momento que lo toco, éste se mueve solo sin que yo ponga esfuerzo de mi parte, lo que me hace soltarlo mientras veo con asombro cómo avanza solo por los pasillos sin chocarse con nada. Me asusta por un segundo, pero luego me recompongo. A veces olvido que las cosas aquí no funcionan igual que en el mundo muggle.

A mis espaldas Draco murmura algo como "novata" entre risas; y yo me giro cruzándome de brazos y mirándolo con expresión malhumorada. Lo que lo hace retroceder y volver a su expresión seria.

−Tranquila, Granger. Fue divertido verte reaccionar así, tu desconcierto fue muy genuino. Adelante. Puedes darle órdenes a tu carrito, responde a quien lo haya tocado primero. Di en voz alta si quieres que vuelva a donde estás tú, si prefieres que retroceda, avance, doble a la izquierda o se detenga. Ya te muestro.

Draco toma otro carrito y se pone en movimiento.

−¡Alto!

El carrito de Draco mágicamente se detiene y él aprovecha para acercarse y dejar todas nuestras bolsas ahí.

−¿Retrocede?

−Dilo con más firmeza, como si fuera una orden que un súbdito no se puede negar a obedecer o satisfacer. Olvida que estás hablando con un objeto, piensa que es una persona cualquiera o incluso un elfo doméstico... aunque técnicamente a ellos no hace falta gritarles. A estas cosas, sí.

Agrego un ser mágico más a la larga lista que estoy armando en mi cabeza desde ayer. De hecho, ahora recuerdo que en el libro que empecé a leer en la limusina los mencionaban, decían que estaban a cargo de la cocina y las tareas de limpieza del colegio.

Empiezo a gritar ordenes como:

−¡Atrás! ¡A la derecha! ¡Atrás! ¡Alto!

El carro encantado sigue mis órdenes como si tuviera vida propia y al fin lo puedo alcanzar cuando se detiene a un metro de mí y agarrar por los tubos.

−Nada mal, Hermione.

Draco me sonríe y posa su mano en mi hombro cuando está cerca de mí.

−Iré por nuestros libros de pociones y hechizos que están al fondo, tú busca los teóricos e históricos que están más a la vista mientras tanto. ¿Tienes la lista?

−Por supuesto.

−Perfecto. ¿Tienes alguna preferencia sobre tipos de libros? ¿Pasta blanda, pasta dura o cuero?

−¿También tienen de cuero?

−De algunos puede haber, sobre todo si son de hechizos.

−Pasta dura ¿y tú?

−Lo mismo.

Draco se aleja dando una orden al carrito de que lo lleve al área de pociones. Yo sigo llevando el carrito manualmente un rato porque estoy tomándome un tiempo para observar cada temática de los libros que tienen aquí. Draco no exageró cuando dijo que es la librería más completa. Se siente tan irreal leer títulos y ver portadas de temas que nunca creí que fueran reales. Pero primero, lo primero. Yo dejo el carrito suelto le pido que me guíe hasta el área de historia, que aún no he podido localizar. Los libros están ordenados por autor en este sector y no me toma mucho trabajo encontrar el libro Una historia de la magia de Bathilda Bagshot, la misma autora de Historia de Hogwarts. Debe ser interesante. Meto dos versiones iguales de tapa dura en el carrito. Luego busco la sección de manuales escolares y allí encuentro tanto el de Teoría Mágica escrito por Adalbert Waffling; como el de Animales Fantásticos y Donde Encontrarlos de Newt Scamander. Agarro dos tomos de cada uno y me aseguro que todos estén en perfecto estado, sin rayones, ni roturas

De los ocho libros de la lista, ya tenemos tres. Faltan cinco, de los cuales Draco, está buscando dos ahora mismo. Paseo unos minutos sin rumbo fijo, mirando los estantes. Hasta que mis ojos se detienen en una sección de cuentos y novelas del mundo mágico. Me tientan mucho porque me da curiosidad que es lo que leen los magos desde que son pequeños. Agarro dos tomos iguales de un libro de cuentos, una hermosa y elegante versión gruesa de tapa dura y el otro en tapa blanda con tamaño de bolsillo para poder llevarlo a todos lados cómodamente. Sin pensarlo demasiado, también cae a mi carrito otro de leyendas de Hogwarts y el mundo mágico, y una novela juvenil con temática mágica. Este título no estoy del todo segura que me vaya a gustar, pero que considero que estaría bien para comenzar y conocer un poco de un mundo tan diferente de una forma más llevadera.

Cuando levanto la cabeza y miro hacia la mesa más cercana encuentro a Draco mirándome sonriente.

−¿Qué pasa?

−Nada, no sabía que te gustaba leer.

−Ahora lo sabes, Draco.

−Te puedo recomendar algunos.

Draco con una rapidez increíble, localiza dos libros y los echa al canasto.

−Esos son mis favoritos. Tengo otros, pero no los veo aquí ahora. Luego agradéceme si te gustan. Estaría bien intercambiar opiniones con alguien para variar.

Al decir lo último él hace una pequeña mueca apenas perceptible. Y de cierta forma me veo un poco reflejada en él. Tal vez no tiene muchos amigos, o los que tiene no comparten el mismo interés que él en estas cosas. Algo que nos suele suceder muy a menudo a muchos.

−Gracias. Prometo que los leeré. Y si quedamos en la misma casa, tendremos mucho tiempo para...

−Para conversar sobre literatura –interrumpe.

Yo sonrío.

−... y de otros temas.

Él asiente y me toma de la mano llevándome con él hasta el sector de hechizos. Quería que yo viera las opciones que tenían y decidiera en base a eso.

−No encuentro el Libro Reglamentario de Hechizos, de nivel uno, pregunté en la caja y me dijeron que están agotados, que ingresaran a más tardar, la semana que viene. Se llevaron casi todos los ejemplares el mes pasado. Y respecto a las guías: la de transformaciones, y la de autoprotección...

Él saca un enorme libro de cuero gris con letras en negro de una de las cajas llenas de copias de manuales que está en la estantería.

Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección por Quentin Trimble.

−¿Qué pasa con ese?

−Creo que es el único que les queda. Para ti.

Me lo entrega.

−Pero tú también lo necesitas –insisto.

−Mis padres tienen uno en casa, de no conseguir la edición actualizada, llevaré ese al colegio mientras tanto.

Dice quitándole importancia y buscando uno más. Sube cuatro descansos de una escalera y toma dos manuales idénticos forrados en tapa rígida y cubierto con tela de terciopelo y bordes de cobre. Tiene un diseño muy hermoso. Me los deja sobre el libro más grande en mis brazos.

Este libro es el último de la lista: Guía de transformaciones para principiantes escrito por Emeric Switch.

Solo para estar seguros de no habernos olvidado de ninguno, nos empezamos a dividir los libros y los ponemos en el carro del otro, mientras leemos la lista y controlamos que tanto el título como el autor estén correctos. De este modo, Draco se queda con seis libros, y yo con siete, sin contar los cinco que compraré aparte y un par de libros extras que tomó él. Quedando pendiente venir otro día aquí para comprar los pocos que nos faltan.

Sigo a Draco por los pasillos hasta que él se detiene frente a una mesa especial con cientos de libros dedicados al Quidditch. No los había visto hasta ahora, por lo que yo también me asomo, empiezo hojearlos y leer las contraportadas muy concentrada, igual que él. Draco incluye cuatro libros de esa temática a su compra y yo dos, uno de los que él eligió y otro titulado Quidditch a través de los tiempos que da un panorama general del deporte desde sus comienzos. No sé de donde sacaré tiempo para leer tantos libros, aunque es necesario. En dos semanas, cuando ingrese a Hogwarts no quiero estar tan perdida.

−¿Juegas al Quidditch?

−Sí, desde hace más dos años. –responde.

−¿Qué se siente volar en escoba? ¿No te asusta caerte desde las alturas?

−Al principio da mucho miedo porque fallas mucho en el intento y eso te frustra. Luego, con el tiempo y con la práctica te acostumbras, ganas confianza y se siente liberador estar suspendido en el aire, sin preocuparte por nada más que atrapar la snitch dorada y esquivar el resto del resto de las pelotas. El Quidditch requiere tanta concentración y esfuerzo al tiempo que cualquier cosa que te afecte en tierra firme deja de tener importancia.

−Suena interesante, aunque un tanto peligroso.

−Lo poco que hago no es tan peligroso todavía, en Hogwarts si lo será.

−Bueno, siendo así, tendré que verte.

−Eso espero.

Draco me mira por varios segundos bastante tranquilo tratando de formular alguna pregunta. Cuando finalmente habla solo dice una palabra antes de que unas voces nos interrumpan.

−Draco, hijo.

La voz de esa mujer hace que rompamos contacto visual por primera vez en varios minutos y que busquemos el origen de la voz. La mujer de tal vez unos treinta y algo de años, tiene el cabello lacio y oscuro como la noche en la parte superior y de un rubio platino en la parte interior, haciéndome difícil identificar cuál es su color natural. Tiene un peinado semi recogido alto y se acerca para abrazar a su hijo.

−Disculpa la demora. Después de dejar unas bolsas con tu padre, fui a buscarte a la tienda de uniformes y me dijeron que ya te habías ido. Estuve buscándote en otro lugar antes de la librería. Hasta me encontré con una vieja amiga y hablamos un rato. ¿Estuvo todo bien?

−Sí, mamá. De todas formas, no estuve solo. Ni allí, ni aquí.

Draco me dirige una mirada y la mujer me mira con una sonrisa amable.

−¿Nueva amiga? ¿Va a estudiar contigo?

Draco se pasa la mano por el cabello algo incómodo, hasta puedo notar un leve sonrojo. Su madre ríe un poco al verlo reaccionar así, lo suelta y me enfrenta a mí.

−Narcissa Malfoy, mucho gusto.

−Hermione Granger. El gusto es mío.

La saludo aceptando su mano, pero ella se queda pensativa.

−Por casualidad, ¿tú eres la niña de la que se está haciendo cargo Severus Snape? Mi esposo mencionó algo y... acabo de ver pasar a Severus en la dirección contraria. Él no me vio aparentemente, iba muy apurado.

−Sí, soy la misma. Seguro fue a buscarme, pero pronto vendrá aquí de cuenta que no estoy en el primer lugar de encuentro.

−O podemos ir a buscarlo y luego podríamos almorzar los cinco juntos. ¿Te parece, hijo?

−Si ella quiere...

Acepto de buena gana y ella nos pregunta si ya tenemos todo lo que necesitamos para poder pagar y salir. Draco menciona que nos faltaron tres libros y revisa la lista para leer los títulos y controlar lo que tenemos en los carritos de ambos. Su madre le responde que no se preocupe y que se los dejará encargados a los libreros para que queden reservados cuando lleguen, o los comprarn en otra librería. Una vez en la caja, Narcissa saca todos los libros de los carritos y los divide en dos pilas para no confundirse, aunque pide que cobre todo junto.

−No hace falta, yo tengo monedas.

Empiezo a buscar el monedero en mi mochila, pero su voz me detiene.

−No importa, querida. Considéralo un regalo por haberle hecho tan buena compañía a mi hijo mientras yo no estaba. Me quedo más tranquila de saber que no estaba solo.

−Pero...

−Tranquila. Solo son un par de libros, Hermione. No me cuesta nada, en serio. Y en todo caso, después me arreglaría con Severus.

¿Un par? ¿Esta mujer está dispuesta pagarme quince libros más los de su hijo como si nada?

Evidentemente, sí. Incluso agrega varios cuadernos con hojas de pergamino, papel de carta, cera roja para sellos, sets de plumas y tres colores diferentes de tintas para cada uno. La suma entre los libros y el material de escritura resulta bastante elevada y aun así le entrega, al vendedor varios galeones y mezclados con las monedas de menor valor para completar la diferencia.

El profesor entra justo en el momento que Narcissa está recibiendo varias bolsas de libros y yo la observo con atención luego de agradecerle. Draco es el primero en darse cuenta de la presencia de él y corre en su dirección. Severus baja la mirada y le sonríe mientras lo recibe entre sus brazos.

−Hola, Draco.

−¡Padrino!

−Alguien me dijo que querías verme y que estuviste preguntando mucho por mí.

−Lo imagino. Hermione me contó.

−Qué bueno que ya la conociste. ¿La pasaron bien?

Él nos mira ambos alternativamente y nosotros asentimos.

−Me alegro por ustedes porque estarán todo el año juntos a partir de ahora. Debes tratarla bien ¿De acuerdo, Draco? Ella es nueva y seguramente te necesite para entender cómo funcionan las cosas aquí. Aún no sabe mucho del mundo mágico.

−Me he dado cuenta.

−Ella se adaptará rápido.

−Incluso si no estás alrededor, Hermione estará bien conmigo, padrino –promete.

−Buen chico.

Le acaricia el cabello rubio. Draco se da vuelta y él lo toma por los hombros con cariño, manteniéndolo cerca.

−Tanto tiempo sin verte, Cissy.

−Buenos días, Sev. Llegaste en un buen momento. Les propuse a los niños ir comer algo. Pero, como verás estamos muy cargados. Incluso Lucius tiene todo lo que compramos para Draco. No creímos que le pedirían tanto.

−Muchas cosas cambiaron desde que nosotros estudiamos. Ahora prefieren que los alumnos ya tengan lo que utilizaran en la primera mitad de año y parte de la segunda. Dejemos a ambos en un lugar agradable y llevemos todo a los vehículos de vuelta.

−Me parece bien.

−¿Volverán al Londres muggle? –pregunta Draco.

−Sí. No demoraremos, hijo.

−De hecho, hay algo que pueden hacer mientras tanto –agrega Snape y mira su ahijado llamando la atención del mismo−. Ayuda a Hermione a elegir su propia lechuza. Antes de que se hayan decidido, ya estaremos con ustedes de vuelta.

Después de eso, nos dejan salir de la librería pidiéndonos que no nos separemos en ningún momento. Al escuchar eso, de mutuo acuerdo, nos tomamos de la mano y caminamos hacia el Emporio de la Lechuza para adoptar mi nueva mascota y claramente, a quien será mi medio de comunicación con el mundo a partir de ahora.

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