
Resurgimiento y caída
Cédric Amos Diggory
¿Sabes lo que se siente tener la presión de ser perfecto todo el tiempo para la sociedad?
Desde que tiene memoria siempre ha visto a sus padres como sus símbolos y modelos a seguir. Su padre como miembro distinguido en el Ministerio que está a cargo de su propia división, mientras su madre era una bella mujer que ayudaba a diversas fundaciones para niños y personas lastimadas después de la Guerra contra el-que-no-debe-ser-nombrado.
Todos hablaban de la perfecta pareja de esposos Diggory.
Por lo que en sus hombros se sumó una carga pesada de responsabilidad, de demostrar que podía ser igual o más importante que sus padres en la sociedad, de enseñar que él también podía ser valioso y no solo era el hijo de unos padres amados por todos.
Su infancia fue buena, sus padres lo amaban y mimaban todo lo que podían con sus apretadas agendas, nunca se sintió solo porque cada vez que terminaba sus estudios con sus profesores particulares sabía que su madre le estaría esperando con una merienda deliciosa y un beso en la frente; en la noche su padre los acompañaría y escucharía todo lo que aprendió hoy, sí pudo jugar con los vecinos o si se inventó un nuevo juego para divertirse y pasar el tiempo.
Los fines de semana eran los mejores, iba a practicar con su padre con su escoba que la iban actualizando cada dos años, mientras su madre preparaba el picnic para almorzar.
Cada interacción con sus seres más amados lo guardaba en su corazón, pero no era ciego de cómo la comunidad mágica lo retrataban.
‘He escuchado de unos profesores que a su edad todavía no sabe escribir bien y su ortografía es horrible’
‘Mi hijo tuvo una práctica de Quidditch con él, parece ser un pésimo buscador. No debe de intentarlo ni siquiera’
‘Su magia es un poco débil, algunos creen que es frágil.’
Todos susurraban y cada palabra le apretaba el corazón, lo hacía sangrar.
‘No es un digno heredero’
Supo que tenía que ser perfecto, como sus padres.
Tenía que al menos alcanzarlos.
Entonces dedicó más tiempo a estudiar, aunque se desvelara leyendo nuevos libros y escribiendo una y otra vez para que su letra sea perfecta, sin importarle el calambre en sus dedos. Siguió practicando Quidditch sin importarle los cayos en su mano y el agotamiento en su cuerpo, logrando que amara y odiara aquel deporte. Pidió usar la varita de su madre para poder lanzar hechizos para mejorar en su magia y fortalecerla para demostrarles a todos que no era alguien frágil. Mejoró su sonrisa para que se vea genuina y fresca; intentó suprimir su cansancio y enojo, o al menos que nadie nunca lo note.
Debía ser perfecto
Necesitaba ser perfecto.
Una parte de él sabía que su actuar estaba fuera de lugar, que debía existir niños que deberían tener una carga más pesada, como aquellos niños sangre pura que venían de familias ancestrales, pero no podía evitar querer demostrarse perfecto.
Al comenzar Hogwarts todos sus esfuerzos empezaron a brotar frutos.
Se volvió en el mejor de los estudiantes de su generación, al fin lo eligieron como buscador y tenía muchos amigos quienes disfrutaban pasar el tiempo con él, sin embargo, ellos solo amaban a Cédric Amos Diggory, el Hufflepuff perfecto que siempre tenía una sonrisa amigable en su rostro, que aunque tuviera su agenda llena se daba un espacio para ayudarlos a estudiar para los exámenes, quien todos ponían su fe de que les ayudaría en sus problemas, el tejón que era tan perfecto que tenía una vida perfecta, familia perfecta y que era imposible de creer que tendría algún problema, de una compañía tranquila, que oía con calma.
Nadie podía aceptar que podía estar cansado, agotado a su tan tierna edad.
Era imposible que el perfecto Cédric pudiera querer un tiempo para él, un tiempo para descansar, un momento en el que podía ser imperfecto y frustrarse con sus amigos cuando algo no le salía bien… tal vez el problema era que nadie creía que podía hacer algo mal.
¿Creían que era tan bueno lanzando encantamientos a la primera?
¡Por supuesto que no! ¡Se quedaba hasta las horas de la madrugada practicando y volviendo a practicar hasta que le salí el maldito hechizo!
¿Pensaban que era un gran buscador por puro talento innato?
¡Obvio que no! ¡Practicó todos los jodidos días, hasta que sus manos sangraron o que por tantas caídas se desmayaba del dolor! ¡Se esforzó, esforzó y se esforzó!
¿Acaso tenían la ingenua idea de que siempre iba a tener una sonrisa amable y mano ayuda a disposición?
¡Todo eso era cansado! ¡A veces le gustaría decir que no o dejar de sonreír! Pero… pero no podía, él era el ejemplo para los nuevos estudiantes, era un gran alumno, un gran jugador en su equipo, un líder y el representante de los tejones ante todo el colegio.
Debía ser siempre perfecto.
Sin embargo, quería tener a alguien con quien romper su máscara. Aunque tal vez nunca lo encuentre.
O eso creyó.
Cuando supo de la existencia de Draco Malfoy algo dentro suyo se fue resquebrajando.
Draco, perteneciente a una familia sangre pura y ancestral, tenía los sentimientos a flor de piel. Si estaba enojado lo demostraba con sus acciones y facciones, si se encontraba feliz una sonrisa grande vislumbraba su rostro, si estaba aburrido era capaz de dormirse sobre los libros en la biblioteca y si algo le apestaba siempre fruncía la nariz molesta. No buscaba ser aceptado por nadie, no por los demás Slytherin sangre pura o los estudiantes mestizos o hijos de muggles, Draco solo era él y si su personalidad atraía a las personas era algo bueno, pero si los alejaba no le importaba.
Fue sorprendente y le dio envidia.
Y como las polillas con la luz no pudo evitar también gravitar a él, quería saber más de él y su estado relajado que siempre parecía tener ante la presión de la sociedad, ante la presión que debería tener sobre su apellido.
Tal vez fue porque no le importaba, no buscaba la aceptación de nadie, solo hacía lo que quería.
Se hizo el cazador de Slytherin sin tomarle importancia que las serpientes lo resentían y odiaban, Draco solo decidió que quería jugar Quidditch e hizo todo lo posible para lograrlo usando sus propias tradiciones puristas en su contra; no le importaba ser el primero en su generación ni se resentía con su amiga, solo daba lo que podía o quería en sus exámenes y se encontraba feliz de sus resultados sin importarle si eran excelentes o no; no mostraba máscaras con sus amigos, si se encontraba triste sus amigos lo sabían, si estaba feliz compartía la felicidad con todos, si estaba enojado sus amigos se enojaban también como apoyo, pero ninguno se quejaba de sus sentimientos, sino que lo abrazaban.
Estaba celoso.
Y una parte de él deseaba ser parte de ese grupo de amigos… de poder mostrarse como lo hacía Draco, sin embargo, no sabía cómo acercarse sin parecer un intruso. No tuvo que preocuparse de eso cuando en un partido de Quidditch Draco se estrelló contra él.
Se encontraba con las costillas magulladas, pero no podía evitar la sonrisa divertida debido a que Draco Malfoy y Harry Potter se encontraban bajo un ambiente tan romántico sin que se hayan dado cuenta de que estaban siendo vistos … ¿por qué no interrumpirlos cuando parecía que el moreno estaba a punto de besarlo? Después de todo era una retribución por el daño que el pequeño rubio le había ocasionado.
Tosió sobre su mano para llamar la atención.
Draco se sonrojó al descubrir que estaban acompañados, mientras Harry lo fulminaba con la mirada “Yo… yo lo siento por haberme estrellado contra ustedes, pero todo fue por la snitch” soltó el Slytherin. ¿Eso fue una disculpa?
¿Todo por la snitch?
Supo que aquellas palabras salieron sin que Draco quisiera por la vergüenza en su rostro sonrojado al final.
Del fondo de su pecho burbujeó una carcajada que hace años no sentía, era una sensación extraña porque desde hace tiempo cada vez que alguien decía algo ‘gracioso’ solo fingía la risa, pero esta vez una risa verdadera salió de sus labios sin que pudiera evitarlo “No voy a negar que, si hubiera sido al revés, hubiera hecho lo mismo. Después de todo es por la snitch, ¿no?” ¿cuándo fue la última vez que rio así? Lentamente dejó de reír cuando percibió que sus compañeros de casa lo miraban curiosos “Fue una gran atrapada, Malfoy. Eres un gran cazador y buscador, me quedé porque estuve preocupado por ti y quería ver que estuvieras bien. Nos retiramos, recupérate pronto”
Se retiró siendo seguido por sus amigos de Hufflepuff “¿Qué fue eso, Cédric?” susurró uno con mucha curiosidad a medio camino de su sala común. Levantó una ceja curioso ante aquella pregunta, sin dejar de tener una sonrisa “Hablar con un Slytherin, con Draco Malfoy de todas las personas”
“¿Qué tiene de malo? ¿Uno no debe ser amable con todas las personas?” sus palabras parecieron tocar a sus amigos que solo asintieron y no volvieron a preguntar sobre su amabilidad con el rubio Slytherin… no podía ser unos prejuiciosos, le alegraba al menos haberles ayudado a quitarse aquello. Además, de que su carcajada había hecho que sus amigos lo vieran bajo un nuevo foco y buscarán hacerlo reír así de nuevo… fue un avance en su amistad.
De ahí sus interacciones con Draco fueron en aumento, aunque no significativo. Se saludaban en las pocas veces que se veían en el pasillo y se sintió mal no poder jugar contra él cuando compitieron Hufflepuff vs Slytherin, pero entendía el por qué, después de todo la posición de la rubia serpiente era de cazador.
La presentación para el Torneo de los Tres Magos los unió más de lo que creyó.
¿Quién iba a creer que sería tan malo en las acrobacias?
Ginebra Weasley y Luna Lovegood solo tuvieron que practicar una clase entera para que les salieran las aspas de molino a la perfección, Draco lo podía hacer sin esfuerzo desde el comienzo mientras él… él no podía ni siquiera dar una media vuelta sin caerse -afortunadamente en el suelo había un colchoneta para evitar dañarse-, pero eso no evitó de que se sintiera molesto y humillado consigo mismo por su contundente fracaso frente a cuatro personas que estaban presenciando sus imperfecciones por tres días seguidos.
“Es mejor descansar, joven Diggory” comentó el profesor Lockhart alistándose para salir de la habitación debido a que tenía clase en unos minutos, mientras las estudiantes de Gryffindor y Ravenclaw se despedían con una sonrisa a todos los presentes “Mañana continuamos practicando, estoy seguro de que pronto lo lograrás porque ya vas por la mitad del giro” se despidió rápidamente debido a que llegaría tarde, pero sin dejar de tener esa sonrisa que te llenaba de confianza.
Refunfuñó molesto y avergonzado de fallar demasiado, tanto así que terminó pateando la colchoneta lo más lejos posible por la impotencia. Detuvo su diatriba ante un silbido sorprendido, en shock giró su rostro hacia el origen y se sorprendió de ver a Draco Malfoy recostado en la pared “¿Necesitas ayuda?”
Mortificado, se sentía mortificado de que alguien lo haya visto así… que hayan presenciado su pérdida de control ante el fracaso, así que hizo lo más sensato en estas situaciones.
Huyó de aquel salón sin decir nada.
Intentó no parecer alterado mientras recorría lo más rápido posible por los pasillos, pero lastimosamente Draco no tenía planeado respetar la regla de no correr por lo que fácilmente lo alcanzó. Afortunadamente no había nadie presente o sino su vergüenza sería más grande “¿Por qué te fuiste? En verdad quería ayudarte con las aspas de molino” no supo qué responder, decirle de que estaba avergonzado por su actitud frustrada o de que lo haya presenciado o del miedo de que se lo dijera a los demás “¿Diggory?”
Soltó un suspiro cansado, estaba muerto socialmente, seguro ahora todos sabrían que no era el perfecto Cédric Amos Diggory que siempre habían conocido “No quería que veas como patee aquella colchoneta”
“¿Por qué? Fue divertido”
“¿Qué?”
“Fue divertido como aquella colchoneta golpeó la pared, fue un poco gracioso su rebote” el rubio empezó a retirarse “Vamos, tenemos por lo menos dos horas antes de que debamos ir a cenar”
Se golpeó una y otra vez con la colchoneta, provocando la risa y comentarios burlones de Draco, haciéndolo gruñir más por ser su objeto de burlas, aunque no se sintió mal por ser visto cometiendo errores consecutivamente, en cambio fue divertido porque también se burlaba de la falsa vanidad de Draco que decía que era muy bueno en aspas de molino.
Por primera vez se sintió tranquilo en mostrar este lado a alguien más.
“Eres un idiota, ¿no?” le dijo divertido a Draco cuando estaban pasando el rato luego de la proclamación que habría un baile a finales de diciembre, el rubio gritó de forma indignada, logrando que riera más. Le parecía ridículo que el Slytherin creyera que Harry Potter invitaría a Cho al Baile de Navidad, ¿quién en todo Hogwarts creería esa barbaridad? Era obvio de que el Gryffindor estaba enamorado hasta los huesos por Draco y este era el único en no darse cuenta, pero no sería él quien le dijera algo porque después de todo tenía miedo de Harry y sus celos.
Preferiría estar vivo un tiempo extra.
Con un puchero respondió “Sabes, extraño cuando te avergonzabas en siquiera pensar en insultarme”
“Los dos sabemos que eso es una mentira” ¿debía darle una prueba de que lo más seguro es que Harry estuviera buscando la forma más romántica y bella para darle una invitación? “Pero no debes preocuparte, a Harry no le gusta Cho y para que te sientas más seguro te confieso que a mí me gusta y pienso invitarla.”
“¿Te gusta Chang? ¿Qué le ven?” era gracioso verlo celoso, no podía esperar para ver como esos dos serían de pareja.
“Es muy hermosa y calmada, me gusta su calma” no pudo evitar tener una sonrisa embobado, le gustaba mucho aquella joven asiática “Pero como te he dicho no debes sentirte amenazado por ella, salvo que yo te guste” fue empujado haciéndolo reír más “Y como no es el caso mantente tranquilo, estoy seguro que pronto Harry te va a preguntar”
“¿Harry? ¿Por qué voy a querer que él me pregunte?” el sonrojo se había extendido por aquellas mejillas blancas “Él no me gusta”
“Repítelo hasta que te lo creas” rodó los ojos por su negación “¿Crees que Cho acepte mi propuesta?”
“No estás tan guapo…” ahora fue su turno de empujarlo por tonto “Pero no entiendo porque no aceptaría, eres una agradable persona y es divertido pasar el tiempo contigo” dijo con una gran sonrisa, haciéndole tener más confianza sobre su propuesta a Cho.
“Gracias, Draco” también sonrió, le alegraba tener un amigo como el rubio.
Se despidieron media hora después, por su parte intentó ignorar la mirada gruñona de Harry Potter que parecía listo para preguntarle si había invitado a Draco. Le era tan gracioso, pero también le daba un poco de terror aquel estudiante de cuarto año.
Esa misma tarde le preguntó a Cho quien aceptó gustosa y con una gran sonrisa. Le gustaba tanto aquella joven.
“¿Puedes creer que Draco pensó que Harry te iba a pedir ser su pareja del baile?” los dos rieron. Era tan fácil pasar el tiempo con ella.
“Eso nunca hubiera pasado, me sorprende lo ciego que puede ser Draco debido a que es obvio que Harry se encuentra perdidamente enamorado de él.”
“Lo mismo pensé yo” decía mirando como los copos de nieve iban cayendo con lentitud al césped “Es adorable verlo tan inconsciente, sin embargo, me sorprende la intensidad de los sentimientos de Harry”
Cho se sentó con él en el ancho alféizar de la ventana “¿Te ha amenazado? He escuchado que para peleando con un joven de Durmstrang, no creo que Draco se haya percatado”
“Es como un caballero protegiendo a su princesa del malvado villano. Ese estudiante búlgaro es una escoria hasta a mí me dio ganas de golpearlo cuando escuché sus sucias palabras sobre Draco y como lo rebaja a solo un cuerpo” gruñó porque no le parecía justo que alguien debería estar hablando de forma tan vulgar sobre una persona, aunque no estuviera presente.
Luego se quedó en silencio porque había demostrado su enojo ante Cho, de que no era perfecto y se dejaba llevar por sus sentimientos, pero de la misma forma que Draco que no veía malo que demostrara sus negativos sentimientos, la joven asiática solo lo miró con cariño.
“Lo quieres mucho, ¿no?”
Se quedó pensativo, disfrutaba pasar su tiempo con Draco y reír con él sin importarles los modales o ser perfecto, sino solo ser Cédric “Creo que es mi mejor amigo, como un hermanito pequeño.”
“Me alegra que defiendas así a tu amigo” pasaron lo que quedaba de la tarde hablando entre ellos, riendo y rodeados de un ambiente romántico.
Estaba muy feliz.
Hasta que el enojo envolvió su cuerpo debido a que Draco había sido vetado de su propio baile, ¿a quién se le ocurría vetar a un campeón? ¿Es que acaso el director estaba loco?
No importó cuánto él, Fleur y Víktor se quejarán, el castigo no se levantaría.
Le dolió mucho ver a su amigo tan desanimado, tan desilusionado cuando le rompieron sus sueños de poder bailar con Harry, porque ya sabía que el moreno le había invitado a la serpiente menor, Draco le había contado la historia de la invitación una y otra vez muy feliz y enamorado.
Ahora todo se había hecho añicos.
Su sonrisa desapareció.
Sin embargo, Harry demostrando ser el hombre más enamorado del mundo planeó un baile para que Draco pudiera ir, obviamente extendió su mano para ayudar, no creía que pudiera divertirse sin que todos sus amigos estuvieran disfrutando.
No pudo evitar reír junto a Cho cuando vieron a ese par bailar, tan metidos en su propio mundo, tan enamorados, muy felices.
“Te apuesto que de este año escolar no pasan de que estén juntos” le dijo a su cita quien se puso pensativa y mordiendo sus tiernos y rosados labios. Quería besarla.
“Bien, acepto la apuesta. Se harán pareja en su quinto año” contestó, haciéndolo reír porque le siguió la corriente. No se percataron de que fueron oídos por los demás amigos de Draco y Harry que también se unieron a la apuesta.
Los que habían apostado que sería este año que comenzarían su noviazgo sonrieron cuando el par se retiró del baile completamente solos.
“Creo que te voy a ganar” le dijo burlonamente a Cho mientras la hacía girar en la pista de baile.
“Los dos tienen tan mala suerte que no me sorprendería que no se besen esta noche” contestó haciéndolo aceptar de que podía tener razón.
Al día siguiente decidió investigar “¿Y… te besaste con Harry?” Draco abrió su boca en shock mientras los colores iban en aumento por todo su rostro “Hubiera traído una cámara, esa reacción no siempre la veo”
“¡¿Por qué… por qué me besaría con Harry?!” no puedo evitar lanzarle una mirada de ‘¿en serio? ¿Me estás tomando el pelo?’
Aunque esa pregunta le respondió a su propia pregunta, no había todavía un beso. Tal vez tuvo que haber dicho que se harían pareja por las vacaciones ya que esos dos se movían como unos caracoles con respecto a sus sentimientos.
Les tuvo mucha fe.
“¿Y quién era esa persona que te reemplazó aquellos tres días después de las vacaciones de Pascua?” preguntó como quien no quiere la cosa, sorprendiendo a Draco “¿Creías que no me daría cuenta? ¿Que no nos daríamos cuenta?” porque tanto él, Fleur y Víktor lo supieron en el instante que el falso Draco habló.
“¿Cómo…?”
“¿Nos enteramos? Nunca eres tan torpe, a cada rato te tropezabas con las cosas, además de que nos hablabas con un poco de respeto, algo que no nos tienes” dijo divertido “También porque nos llamaste por nuestros apellidos, hace meses que no lo haces” comentó recordando esos días, no dijeron nada porque si los padres de Draco y sus amigos no parecían afectados, seguro era porque estaban cubriendo al rubio.
No pensó preguntar porque creía que no era de su incumbencia, pero las últimas semanas Draco había estado muy deprimido “Fui a visitar a una falsa amiga…” susurró mirando el techo, como si estuviera recordando “Al final demostró sus verdaderos colores y todo se descontroló, pero supongo que ahora todo irá mejorando, nunca más volveré a tener contacto con ella.”
Le estaba escondiendo algo, pero decidió no profundizar más.
Todos tenían derecho a guardar sus secretos.
Le escribió una carta a sus padres de que los encontró, aunque no les dijo directamente quienes eran.
Encontró a la persona con quien quería pasar el resto de su vida y a la persona que sabía sería su mejor amigo.
Darle a Cho y a Draco aquellos dijes tan importantes para su familia se sintió tan correcto, tan bien. Solo quería estar con aquellos dos en todo lo que le quedaba de vida, sabía que la daría por ellos.
Por eso cuando al momento de que tocó junto a su novia la copa y en vez de ser trasladados a las afueras del campo de Quidditch, fueron llevados a un oscuro cementerio la abrazó y estuvo atento a cualquier persona que decidiera acercarse.
“¿Cédric?” el temblor estaba envuelto en la voz de Cho, entendía su miedo, él también estaba asustado por no saber del por qué estaban ahí “¿Esto es parte de la prueba?”
No lo era, pero antes de que pudiera siquiera decir algo una persona salió de aquella iglesia que se encontraba un poco alejada. No conocía la silueta, ¿por qué los quería aquí un desconocido?
Un hombre mayor caminó hasta encontrarse frente a ellos con una sonrisa entre divertida y exasperada “Sabía que no podrían lograr cumplir la misión correctamente esos dos inútiles” comentó aquel hombre canoso “Pero Tom quería darles una oportunidad a sus secuaces, obviamente debía haberme hecho caso de que no eran de utilidad”
“¿¡Quién eres!?” no pudo evitar gritar levantando la varita hacia el hombre, si se le ocurría dar un paso más le hechicería.
El mayor hizo una leve inclinación burlona “Bienvenidos invitados indeseados, soy el doctor Novak y me gusta que mis futuros experimentos sean tranquilos” ¿qué, experimentos? “¡Nhung!” un piquete en su cuello lo mareó tanto a él como a Cho que terminaron perdiendo fuerzas en sus extremidades, una bella mujer caminó hasta pararse al lado del hombre.
“A ellos no los necesitas, podemos regresarlos al colegio” el tal Novak negó con la cabeza ante la solicitud desesperada de la mujer “Tú quieres a Draco, mientras que tu amigo quiere a Potter”
“¿Y desperdiciarlos? Obviamente no, hay que tomar de lo malo algo bueno”
“¡Pero…!” una cachetada se escuchó por aquel decrépito lugar.
“No me gusta esta nueva actitud tuya, extraño a la pequeña niña que cumplía todo lo que le pedía sin chistar” se quejó, mientras Nhung solo acariciaba su mejilla con dolor “No me hagas hacerte daño, querida, sabes que eres especial para mi”
¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué querían a Draco y a Harry?
“Llévatelos a la iglesia, ponlos en la jaula y aleja esa varita de su mano, no queremos que escapen” giró, dejándolos a los tres ahí, no supo dónde se dirigió el hombre, pero ellos estaban siendo arrastrados a la iglesia en un sepulcral silencio.
Al llegar a la iglesia, la joven cumplió lo ordenado mientras se disculpaba varias veces “Déjanos ir, por favor” susurró Cho.
“Lo siento, no puedo, no puedo.”
“¿Qué quieren hacer con nosotros? ¿Qué quieren hacerle a Draco y a Harry?”
Nhung levantó la mirada y sus ojos estaban inyectados de sangre, además de que las lágrimas fluían sin cesar “Son sus nuevos conejillos de india, les aconsejo que mueran en el procedimiento porque he visto a los otros… todos sufren y pierden la razón, es como si lo único que existiera en ellos fuera el dolor”
“¿Otros?”
La joven asintió con pesar.
“¿Por qué no nos ayudas? Parece ser que no estás de acuerdo con esto” dijo entre lágrimas Cho, intentando convencer a la joven, pero su rostro conflictivo le hizo entender que no iban a poder obtener nada de ella. De alguna forma retorcida también se encontraba atrapada.
“Lo siento, no importa lo que haga, él tiene control sobre mí” susurró con pesar, justo en ese momento el hombre ingresó con un rostro satisfecho “¿Doctor?”
El mayor tomó suavemente los hombros de la joven “Es momento de que los traigas, ya sabes que hacer”
“¿A… a quién?”
“5RU06” la tal Nhung tembló ante lo dicho “¿Qué pasa? ¿No me digas que al final de todo te encariñaste con ese niño? No te olvides de que casi lo mataste en el Tíbet.”
“Y me arrepiento de eso” susurró.
¿De qué estaban hablando? No entendía nada de lo que pasaba, lastimosamente no pudo salir de aquella jaula porque era demasiada gruesa los barrotes… era horrible no poder tener su varita y salvarse junto a Cho.
“No sirve nada arrepentirse cuando el daño ya está hecho, así que debes seguir” la mujer parecía reacia a cumplirlo. El doctor soltó un suspiro “Pensé que serías más dócil luego de nuestra pequeña ‘charla’, pero veo que no será así” del bolsillo de su bata médica sacó un silbato medio extraño, lo hizo sonar provocando que la mujer abriera los ojos y sus pupilas se dilataron tanto que la esclerótica había desaparecido “¡Ve!” sin rechistar la mujer salió de la iglesia “Bueno, uno ya no puede tener experimentos completamente fieles, ¿eh? Debemos buscar métodos para que nos hagan caso” los miró a los dos, se sentía escudriñado, como una rata de laboratorio “Ahora… ¿qué haré con ustedes? En verdad he estado muy ansioso por adentrarme en otras criaturas de este extraño mundo. Ya usé a los hombres lobos, a dementores, ¿qué más podía hacer?”
Con una sonrisa loca el hombre se retiró tomando un cuaderno mientras escribía con mucho entusiasmo.
Estaba asustado, los dos se encontraban asustados.
Intentaron por todos los medios librarse de la jaula, pero lastimosamente ninguno pudo hacer nada. No sabe cuánto tiempo pasó, pero todo se detuvo cuando llegaron arrastrando a un desmayado Draco.
“¡Draco!” dijo alterado porque se veía muy herido, además que su palidez era fantasmagórica y su ropa se encontraba mojada haciéndolo temblar en sus sueños “¡¿Qué le han hecho?!” gruñó enojado, golpeando con más fuerza los abarrotes.
En este horrible lugar se encontraban sus dos personas más importantes, no podía estar calmado.
El doctor solo lo miro con duda “¿Lo conoces? Parece que siempre llegas a los corazones de los demás, 5RU06, lastimosamente con ella siempre viene también la pérdida” le dijo a Draco como si estuviera consciente para escucharlo “Después de todo tu corazón envenena el futuro de los demás”
¿De qué estaba hablando ese loco?
“¡Aléjate de él maldito imbécil!” gruñó “¡No te atrevas a tocarlo!” gritó cuando al rubio lo pusieron en una mesa de operaciones y al siguiente segundo lo sujetaban con unas cadenas sus extremidades. No importaba lo que dijeran él o Cho debido que al siguiente segundo observó como lo colocaba boca abajo y sacó una aguja para clavarla en su columna.
Draco -que había estado desmayado- en ese momento se despertó, fue como si el dolor lo hubiera sacado de la misma inconsciencia. No gritó, pero todo su cuerpo se había tensado, cada músculo se encontraba duro mientras se quedaba completamente quieto, escuchaba como las cadenas eran apretadas como una forma de poder disminuir el dolor… aunque no lo demostraba era obvio de que sufría, le dolía a su rubio amigo.
Lo que sea que le haya sacado de columna tardó un largo tiempo o tal vez fue su imaginación por lo tenso que se encontraba el ambiente, por sus gritos de él y Cho de que se detuviera, por el rostro en blanco de Draco, pero aquel hombre siguió y siguió sacando muestras del cuerpo de Draco, de sus piernas, de sus brazos, de su vientre.
Todo era como una película de terror muggle.
Luego de un tiempo, el silencio había quedado impregnado en aquella antigua iglesia. Draco solo de vez en cuando soltaba un quejido, nada más, era como si hubiera estado acostumbrado a este trato desde siempre. Como si solo debiese dejarse hacer, cuando el rostro de su amigo al fin se giró hacia ellos se percató de que sus grises ojos se encontraban perdidos, como si toda esperanza hubiera desaparecido de ellos.
“Lo has hecho bien, 5RU06, siempre lo haces bien” decía aquel ‘doctor’ acariciando los rubios cabellos de su amigo como si fuera un perro, Draco no reaccionó, se encontraba en trance, en shock. No sabía por qué no decía nada, por qué se dejaba hacer todo esto, pero el Slytherin no estaba ahí con ellos, era como si se hubiera sumergido en sus propios pensamientos, en su mente intentando buscar estar en otro lugar que no sea este.
El hombre se retiró llevándose todo lo que había sacado de Draco. Espero alrededor de un minuto para llamar a Draco, quien lo ignoró.
“Maldición Draco, reacciona” gruñó golpeando de nuevo la jaula. Si tan solo tuviera su varita podría salvarlos a todos “Draco… por favor”
Escuchó un gimoteo “Lo siento, yo lo siento, ni siquiera serví para acabar con él” desde donde se encontraba observaba como los hombros del rubio subían y bajaban ante las lágrimas “Lo siento, lo siento tanto” susurró Draco.
“¡Draco, tenemos que escapar de aquí!” gritó, en ese momento por la única ventana de aquella habitación unas chispas se mostraron.
“¿Qué está pasando, Cédric?” la voz temblorosa de Cho le hizo regresar la mirada a ella quien tenía lágrimas secas por las mejillas, luego miró a Draco quien no paraba de llorar.
No sabía lo que estaba pasando, pero no podía permitirse quedarse ahí más tiempo.
Golpeó con fuerza la puerta de la jaula, con el brazo, pateándolo, sacudiéndolo, tenía que buscar la forma de salir y salvar a las dos personas más importantes de su vida, no le importó si terminaba arañándose, provocando moretones en su cuerpo o cortes, su única meta era salir. Había intentado traer consigo su varita, pero siempre había sido malo en magia sin varita, así que sería una pérdida de tiempo intentarlo.
“¿Cédric?” un susurro lo detuvo, al volver a mirar aquella camilla se percató de que Draco lo miraba, todavía parecía un poco fuera de sí, pero se sintió agradecido de que poco a poco tomará conciencia de su entorno “¿Chang? ¿Qué hacen…?” intentó levantarse, pero al querer sentarse las cadenas lo mantuvieron quieto “¿Qué es esto?” su cabeza empezó a girar por todo el lugar “¿Y Harry?”
¿Harry? “Él no está aquí” ¿dónde podía estar el Gryffindor? No lo había visto desde el laberinto.
“Aunque el hombre con la bata mencionó que su amigo quería a Potter” contestó Cho.
“¿Su amigo?” Draco quedó pensativo “Mierda” gruñó empezando a moverse con más fuerza en la camilla, intentando romper las cadenas sin mucho éxito “Mierda, mierda” gruñía deteniéndose, mientras su cuerpo volvía a tensarse. Su respiración se volvía cada vez más pesada “No puedo…no puedo transformarme”
¿Transformarse? ¿De qué estaba hablando?
El rubio se quedó inspeccionando las cadenas sujetadas en sus muñecas y tobillos “Cédric, Cho, cierren los ojos” observó como con dificultad levantaba un poco su mano derecha “Ahora” cerraron los ojos con fuerza, lo único que podía escuchar era de que algo se golpeaba varias veces hasta que algo se rompió. Aun manteniendo la cabeza de Cho sobre su pecho abrió sus ojos observando como Draco era capaz de sacar su mano sangrante del grillete, con esta libre empezó a arrancar desde la base de la camilla lo que lo seguían sujetándolo hasta que esté terminó cayéndose al suelo.
Estando libre, Draco se acercó a ellos tambaleando.
Con un bisturí que había sido olvidado en el procedimiento abrió la jaula.
“Deben irse, busquen el trofeo y váyanse, yo iré por Harry” les susurró, sin embargo, no pudo ni siquiera dar un paso sin que pareciera que se iba a caer al suelo.
“¿Estás loco? A las justas puedes moverte” le gruñó mientras pasaba su brazo derecho sobre su hombro -intentando ignorar como por su brazo iba cayendo la sangre de la mano semi destrozada de Draco- “Yo voy a buscar a Potter, mientras tú descansas, te vas a desmayar en cualquier momento” empezaron a salir de aquella habitación, pero unos pasos rápidos acercándose a ellos los detuvo. Tomó cualquier cosa para defenderse, en eso aquella joven Nhung se acercó con una mueca preocupada y un pequeño cofre en sus brazos.
“¿Qué haces aquí?”
La mujer preocupada y avergonzada susurró un ‘Lo siento’ que fue ignorado por Draco “Deben irse, acaban de llegar un grupo grande de personas al cementerio, Tom obtuvo su cuerpo y ahora quiere tener una pelea uno a uno con el chico de cabellos desordenados, pueden aprovechar eso para poder buscar el trofeo e irse al colegio, debe estar cerca del bosque, debajo de la estatua de un ángel” hablaba rápidamente, mientras les pasaba el cofre.
¿Tom, de quién estaba hablando? ¿Peleando con Harry?
Abrió el cofre y se sorprendió de encontrarse con su varita y la de Draco.
“No me iré sin Harry” dijo determinado su amigo “No pienso dejarlo con ese desquiciado.”
Nhung parecía desesperada “Debes irte, ellos deben irse porque al menos a ese tal Harry lo van a matar, tendrá una muerte rápida, ustedes no” intentó acercarse más, pero no pude evitar dar un paso adelante para frenarla “El doctor está cada vez más loco, solo quiere experimentar con todo lo que se mueva y su amigo solo lo alienta a seguir. Aquellos dos están enfermos”
“No me iré sin Harry” volvió a decir Draco empezando a dar de nuevo un paso tembloroso hacia la salida de la iglesia, esta vez siendo sujetado por Cho para evitar que se cayera. Los tres siguieron el camino, siendo lo último que escuchó de la otra mujer un:
“Solo quería advertirles, al menos salvar a alguien”
Estando fuera de la iglesia se percató de que a varios metros delante suyo había algunas luces golpeando entre sí, debería ser Harry. Draco pareció llegar a la misma conclusión, así que intentó correr hacia ahí, pero sus piernas perdieron fuerza y cayó al suelo con fuerza.
Lo cargó rápidamente mientras este forcejeaba con él, pero no lo soltó hasta que lo depositó en un frondoso arbusto marrón “Cho quédate aquí con Draco, iré por Harry” su novia asintió intentando mantener a Draco quieto, pero este no se dejaba.
“¿Qué? No, yo te acompañaré”
“No puedes ni caminar bien, menos podrás correr a ayudar, quédate aquí con Cho, iré por Harry para que nos vayamos los cuatro al colegio” ordenó con una voz que nunca había usado antes, estaba siendo severo y firme, sin que tenga la posibilidad de repeler sus palabras “Ya vengo” antes de retirarse, observó cómo Cho empezaba a revisar las heridas abiertas de Draco, seguro intentando curarlo o bajar el dolor para que al menos pueda caminar un poco.
Por su parte bajó lo más rápido y sigiloso hacia la zona donde hubo varios hombres vestidos con túnicas largas de color negro, juntos con máscaras formando un círculo, mientras en el medio se encontraba Harry que esquivaba los ataques de una horrible criatura. El pelinegro intentaba escapar de aquel círculo, pero al ser tantos hombres enmascarados que cada vez que se acercaba lanzaban hechizos era un poco contraproducente porque la criatura no dejaba de lanzar hechizos y Harry no podía quitar su vista de aquel desagradable ser.
Supo que debía darle una salida a Harry.
Esperó a que el pelinegro estuviera lo más cerca del lugar donde se encontraba él para poder lanzar un “Desmaius” el hechizo golpeó a dos de los enmascarados creando una apertura para que Harry saliera corriendo de aquel círculo.
Intentó alcanzarlo, pero en ese momento empezaron a atacarlos, tuvo que levantar un escudo mientras intentaba alejar al grupo de donde se encontraban Draco y Cho, no podía permitir que les hicieran daño, no podía permitir que se acerquen.
Draco no podía moverse correctamente, mientras que Cho se encontraba sin varita.
Alejarlos.
Corrió alejándose de la iglesia, lo estaban persiguiendo al menos dos de aquellos enmascarados y no podía ver a Harry por las largas lápidas y oscuro paisaje. ¿Dónde se había metido? “¡Bombarda Máxima!” Lanzó el hechizo a una gran lápida pesada, que se destruyó y los pedazos de mármol golpeó a uno de sus perseguidores, noqueando de una.
La otra persona le lanzó un hechizo de luces doradas, sin embargo, pudo esquivarlos por unos centímetros, observó como al árbol que le había caído aquel maleficio empezaba a salirle muchos forúnculos, demasiados.
Siguió corriendo, intentando marearlo mientras corría por los árboles y lápidas, afortunadamente al parecer aquella persona no tenía buena forma por lo que rápidamente fue bajando la velocidad, así que aprovechó su cansancio para petrificarlo.
Encontrándose solo decidió buscar a Harry, mientras se dirigía a la iglesia. No sabía dónde podría estar el Gryffindor y no podrían irse si este no apare… su varita salió volando de su mano, a un extremo observó como aquella criatura con cara de serpiente tomaba su varita entre sus escuálidas manos para romperla.
Su rostro mostraba lo enojado que se encontraba con él. No sabía qué hacer… estaba desarmado y solo con aquel monstruo que empezaba a acercarse a él, se sentía como un ratón que estaba siendo a punto de ser cazado por un gato.
Debía correr, necesitaba correr, pero la presencia de ese ser solo provocaba que sus extremidades quedarán congeladas.
Podía sentir su corazón latiendo rápidamente en su pecho… ¿iba a morir ahí?
No, no podía morir sin saber que Draco, Cho y Harry se encontraban a salvo, era el mayor de ahí y no podía permitirse irse sin ellos, sin sus personas especiales, pero qué hacer.
“¡Busca a Draco y el trasladador!” la voz de Potter se escuchó y al segundo un hechizo explotó en el rostro de aquella horrible criatura “¡Dile que Voldemort ha regresado y no permitas que se acerque a él!” ¿Voldemort? ¿Esa criatura que estaba sonriendo de forma macabra mirando a Harry era el-que-no-debe-ser-nombrado? “¡Diggory, ve!”
No, no podía irse sin Harry, pero sabía que ahora era una carga al no tener varita.
“¡Debes volver con vida, Potter!” gritó empezando a alejarse hacia la iglesia para buscar a Draco y Cho, mientras Harry esquivaba las maldiciones de la criatu… no, Voldemort.
“¡También mantente con vida, Diggory!” fue lo último que escuchó debido a que se había alejado de esos dos, por dentro oraba de que protegieran a Harry, de que lo protegieran contra aquel monstruo. Solo esperaba que todo esto acabara y pudieran regresar a Hogwarts para descargar toda esta horrible experiencia.
Lo más seguro es que sus padres estaban preocupados, cuando lo vieran lo llenarían de besos y abrazos. Quería verlos de nuevo, quería abrazarlos, besarlos y decirles cuánto los amaba. Tal vez en las vacaciones podría presentar a sus padres a sus dos personas importantes, estaba seguro de que sus progenitores los recibirán con los brazos abiertos. Y con esto, Harry al fin comprendería que sus sentimientos por Draco solo eran amicales, de un hermano mayor y ya no tendría que estar caminando sobre vidrios ante sus celos.
Si… todo terminara bien.
Detuvo sus pasos cuando se percató de que alguien caminaba cerca de la zona donde había dejado a Cho y Draco, según la posición donde se encontraba no podía ver a ninguno de los dos, pero al parecer el hombre sí pudo porque levantó la varita hacia aquella dirección.
El aire escapó de sus pulmones. Sin varita en mano y sin miedo corrió lo más rápido posible para protegerlos con su propio cuerpo si era necesario, recibiría cualquier ataque por ellos, pero luego escuchó la maldición asesina “Avada Kedavra” no se detuvo, no dudó porque su resolución era la misma.
Draco se encontraba abrazando a Cho, intentando protegerla del hechizo, mientras ella hacía lo mismo. Los dos estaban dispuestos de recibir la maldición sobre el otro, pero no debían preocuparse de eso porque ahí estaba él, quién de un solo toque las luces verdes golpean su pecho.
Una vez había leído que la muerte es un sentimiento de paz y que lo último que pasaba por su mente eran sus recuerdos.
Todo eso era correcto, en ese segundo sólo pudo ver sus momentos con sus padres, con Cho y Draco cada momento que lo hizo feliz, que lo llenaron de tanto amor y cariño. Era como una bella película de su vida, sin embargo, no se detuvo con eso, sino que al finalizar cruelmente se le entregó un falso futuro.
Él está graduándose del colegio, postulando para ser auror, casándose con su querida Cho mientras Draco era su padrino de bodas, viendo a su amigo brillando mientras se casaba con Harry, a sus padres cuidando a sus nietos.
Una larga y feliz vida, una farsa.
Lo último que vio antes de que la oscuridad lo envolviera fueron los rostros sorprendidos y espantados de sus dos personas importantes.
Quería decir: ‘No lloren’ ‘Todo estará bien’ ‘Sean felices’ ‘Un día muy lejano nos volveremos a ver’
No pudo decir nada, la muerte es rápida y certera.
La oscuridad absorbió toda luz sobrante.
‘Lo siento mamá, papá, por no volver. Lo siento tanto’
Sus ojos se cerraron para siempre, su corazón dejó de latir, su cuerpo se enfrió, pero su última oración fue para que regresaran a casa sanos y salvos, que puedan superar su muerte y que no se entristezcan.
Los voy a extrañar.
DRACO MALFOY
El cuerpo de Cédric golpeó el suelo.
El sonido provocó que su cabeza tuviera un corto circuito.
Desde que se había levantado en aquella camilla, solo podía pensar en su primera manada, recordando cada una de sus interacciones y momentos felices hasta el triste final… Sin embargo, su cerebro no quería creer que aquel monstruo que les había hecho tanto daño estuviera con vida. Su cerebro no quería procesarlo, no quería que fuera realidad.
Se encontró estático, sin pensar, sin moverse, solo creando un mundo imaginario donde no lo estuviera inspeccionando como un insecto, que no le estén sacando muestras dolorosas, al menos no de nuevo.
Tanto él como su lobo se encontraban taciturnos, sin creerlo.
¡Ese maldito imbécil debería estar muerto! ¡Él lo mató!
¿Lo mató?
Ahora no estaba seguro de nada.
Pero cuando su vista se fijó en Cédric y Chang enjaulados, su mente registró a su primera manada también enjaulada. No podía permitir que nadie más estuviera en ese horrible lugar. Lamentablemente, aquella cadena que lo sujetaba no lo permitía transformarse, ni menos usar su fuerza superior. La única solución que se le pudo ocurrir en aquella bruma mental fue intentar romperse el pulgar para liberarse.
Doloroso, pero lo logró.
Lo que no pudo lograr fue caminar, su cuerpo estaba demasiado debilitado ante todas las muestras que le habían sacado en minutos. Todo se encontraba tambaleante por la pérdida de sangre, la conmoción cerebral por el golpe en el Lago Negro, por sus costillas magulladas y no quería exagerar con fracturadas. Estaba mal, completamente mal, pero ignoró todo ello cuando aquella jodida traidora apareció.
Nhung debería estar muerta, sin embargo, ella no era su prioridad, era el encontrar a Harry, necesitaba encontrarlo porque no iba a permitir que nadie le hiciera daño, que nadie lo matara. Preferiría morir primero a que eso pase.
Lágrimas de impotencia salieron de sus ojos porque era un inútil cuando al dar un paso alejándose de Nhung estuvo a punto de caer al suelo, salvo que Chang lo sujetó. Intentó ordenarle a su cuerpo avanzar e ignorar su sufrimiento, pero no era capaz. No podía hacer nada porque todo le daba vueltas, pero no podía permitirse dejar a Harry a manos del asqueroso de Tom. Tenía que salvarlo y así los cuatro poder ir de nuevo al colegio.
Fue ordenado por Cédric a quedarse en aquel arbusto con Chang. Su cabeza estuvo de yendo y viniendo a la inconsciencia, su acompañante estaba intentando mantenerlo despierto, susurrando en su oído que no era recomendable volver a desmayarse. Lo sabía, pero era difícil, la conmoción cerebral era demasiada y no podía ni siquiera levantar correctamente su varita sin que su brazo le temblará.
“¡Avada Kedravra!” se sorprendió ante las luces verdes que iban hacia su dirección, pero lo único que pudo hacer fue proteger a Chang, aunque ella también intentó hacer lo mismo, sin miedo o aguantándolo de morir por alguien con quién recién hablaba.
Le sorprendió y pudo comprender que aquella valentía, amabilidad y entrega podría ser de lo que se enamoró Cédric… Cédric que se había interpuesto ante el imperdonable. Su corazón se apretó cuando aquellos ojos celestes perdieron su brillo de vida.
“¡Cédric!” gritó poniendo sus manos en el piso para levantarse, mientras escuchaba como Chang gritaba desconsolada. Su mente ignoró el dolor, los calambres y temblores, no le importó nada, fue como si su cuerpo hubiera sido llenado con adrenalina y anestesia, su mente había dejado de estar dispersa “¡Brackium emendo!” los huesos de los brazos y piernas de aquel hombre enmascarado desaparecieron.
Corrió hacia su amigo Hufflepuff. Su lado racional sabía que estaba muerto, conocía la causa de la maldición asesina, pero una parte de él no lo quería creer.
“Por favor, Cédric, por favor, despierta” escuchó los pasos tambaleantes de Chang acercarse hasta desplomarse a su lado acariciando la mejilla fría y pálida del querido tejón “Despierta, tenemos que irnos al colegio, nos íbamos a ir los cuatro juntos, sanos y a salvo.”
Su rostro lo colocó en su pecho, en la zona del corazón intentando percibir un latido.
No había nada latiendo ahí.
Nada.
Sus lágrimas mojaron la ropa de su amigo, pero no quería creer que ya no estuviera ahí. Cédric no podía haberse ido, no él, por favor, no Cédric.
Luego de llorar y comprender que su amigo no iba a levantarse por nada del mundo, la ira envolvió su mirada. Todo esto fue culpa de los mortífagos, de Tom y del doctor, esos malditos desgraciados habían asesinado a su amigo, a un buen joven que empezaba su vida adulta, quien tenía una larga vida por delante. Al final de todo, solo los que empezaban a vivir sufrían un recorte en su vida.
Miró a Cho “Toma la varita de ese hombre y busca el cáliz, por mi parte iré a buscar a Harry” la joven, sin embargo, no dejaba de llorar por lo que la tomó de los hombros “Chang, no podemos detenernos, estas personas no les van a temblar la mano para acabar con nosotros, debemos movernos rápido” no sabía de dónde sacaba esta falsa valentía, tal vez sus sentimientos también estaban entumecidos.
“Pero Cédric, mi Cédric” lloraba la joven de ascendencia china, por su parte él deposita el cuerpo de su amigo sobre los mismos arbustos donde ellos se escondieron, no quería que nadie profanara su cuerpo “Lo mataron…”
“Y no podemos dejar que su muerte sea en vano, él nos protegió, debemos seguir con vida” sus palabras lentamente la hicieron tomar consciencia sobre la situación en la que estaban viviendo.
La joven tomó la varita con mucha repulsión, la entendía después de todo aquella había lanzado la maldición sobre su amigo “¿Estarás bien?” preguntó Chang mirándolo preocupada.
“Por ahora sí, mi cuerpo está tan entumecido que me estoy moviendo por la adrenalina y automáticamente, no sé cuánto tiempo seguirá así, pero debemos movernos” dijo empezando a caminar hacia las chispas de diversos colores que golpeaban entre sí, alguien estaba peleando y uno de esos debería ser Harry “Cuídate, Cho”
“También cuídate, Draco” se despidieron.
Corrió sobre el cementerio observando a enmascarados desmayados y lápidas destruidas, además de una atmósfera tensa y mágica. Su meta obviamente era seguir a aquellas luces y sacar a Harry de ahí para huir lo más lejos posible, regresar a Hogwarts con sus padres.
Intentó por ahora no seguir llorando por la pérdida, todavía no era momento para seguir llorando a su amigo, debía respetar su deseo a que estén a salvo, luego… luego lloraría todo lo que quería llorar.
Unos pasos lo distrajeron, observando como Nhung llevaba en sus manos una copa destruida “Uno de los magos lo destruyó con un hechizo, está inservible”
Apretó sus puños con enojo, debía buscar a Cho para decirle que ya no había copa, que debían encontrar otra forma de regresar. La ignoró y siguió su camino hacia aquel domo dorado que veía a lo lejos.
“Draco” se sorprendió de que lo llamara por su nombre, solo lo había hecho pocas veces “Yo en realidad lamento lo que hice, estaba tan cegado por el dolor y ser utilizada por todos, me desquité contigo y no sabes cuánto lo lamento, como sé que nunca podría perdonarme” la mujer lloraba “Era la maravilla del doctor, no sabes lo horrible fue ser sustituida, pero ustedes no tenían la culpa de nada, aunque él siempre me rebajó por ustedes, alimentando mi odio y celos”
“Nhung, no es momento para esto” intentó decirle porque aquel domo de líneas doradas fue desapareciendo. Aunque verla le hizo entender de que la joven en verdad estaba arrepentida por lo sucedido, odiaba que todos hubieran sido manipulados por el doctor, los dos fueron manipulados a matar, a hacer su devoción, uno lo hizo por miedo, el otro lo hizo por amor. Al final de cuentas les jodieron la cabeza a todos “Te prometo que cuando regresemos a Hogwarts hablaremos” recordó el rostro adolorido de Thuban cuando supo que su ‘hermana’ le había intentado matar, tal vez pudieran arreglar su relación esos dos, por su parte no creía que pudiera perdonarla completamente, pero podrían ser respetuosos entre ellos “Acabemos con esos idiotas” no quería perder a nadie más.
La joven asintió con lentitud y los dos empezaron a correr justo donde antes estaba el domo, encontrándose a varios mortífagos persiguiendo a Harry quien sangraba por un lado de su cabeza, que cuando lo vio sus ojos demostraron tranquilidad y alivio de que estuviera sano y a salvo. Sin embargo, antes de que pudiera acercarse a su amigo una gran serpiente se arrastraba hacia el Gryffindor con rapidez. Intentó atacar, lanzarle todos los hechizos posibles que tuviera, pero era como si sus escamas fueran una protección por lo que no importaba lo que hiciera no se detenía. Justo cuando la criatura estaba a punto de saltar sobre el moreno, el aroma de Nhung se expandió por todo el cementerio, al parecer no fue el única en darse cuenta porque la serpiente se detuvo y giró para verla con confusión, la criatura parecía en conflicto cuando Nhung le ordenó que se largará.
Los demás mortífagos se dividieron entre ir por Harry e ir por él, así que mientras Nhung seguía intentando controlar a la serpiente, él por su parte la defendía, sintiéndose impotente en no poder acercarse a Harry.
Cuando Nhung perdió el control, la serpiente ahora tenía un nuevo objetivo, ellos. Tomó de la mano de Nhung mientras eran perseguidos por la serpiente y tres mortífagos, por su parte Harry se fue por otro lado mientras era perseguido por otros dos mortífagos, se encontraba molesto de que tuvieran que separarse cuando se habían encontrado por unos segundos, pero era difícil juntarse en ese momento.
Estaba lanzando hechizos a aquellos hombres, le sorprendió que pareciera al menos estos un poco más competentes de los que había creído porque con facilidad desviaban sus hechizos o usaban escudos para protegerse, sin embargo, cuando estaba planeando como inmovilizarlos fue empujado al suelo, luego escuchó un jadeo doloroso.
Levantando la vista observó como la serpiente había envuelto en su cuerpo a Nhung, quien lo había protegido porque ese ataque era para él. Escuchaba como los huesos de la costilla de la joven tornaban entre ellos, queriendo romperse, pero la presión no era suficiente más que hacerle dolor y asfixiarla, su rostro iba volviéndose rojo rápidamente. Los mortífagos se encontraban sorprendidos y maravillados por aquella criatura, se quedaron quieta observando como sádicos aquel animal que iba apretando cada vez más a Nhung.
“¡Sectumsempra!” gritó lanzando el hechizo de corte al ser uno de los más fuertes de su arsenal, para su sorpresa esto no hizo ningún corte en la serpiente, pero si la incomodó lo suficiente para que sus ojos negros ahora se encontraban fijos a él, podía oler su sed de sangre hacia su persona. Lo mejor fue que fue soltando a Nhung para atacar a él, estaba preparándose para salir corriendo cuando la joven cayó al suelo y tosía un poco de sangre al ser liberada.
Los otros presentes solo estaban fascinados con lo que iba a pasar, seguro emocionados y excitados de ver a una serpiente comerse a un estudiante.
Asqueroso.
Sin embargo, una voz a lo lejos gritó “¡Nagini!” la serpiente se detuvo a un metro de él, zarandeando la cabeza con su próxima decisión para al siguiente segundo arrastrarse hacia el dueño de la voz rasposa y cansada.
Con aquella criatura fuera de su vista los mortífagos parecieron enojados, así que volvieron levantar una varita hacia él y la otra hacia Nhung que se encontraba tosiendo todavía en el suelo.
Tenían un rehén y eso era difícil, pero no imposible.
Estaba preparado para pelear, pero una luz dirigida a esos dos mortífagos lo detuvo, los observó caer desmayados en un santiamén, sorprendiéndole por ello “¿Qué?” el tercer mortífago bajaba su varita siendo que él había lanzado esos hechizos, ¿qué estaba pasando ahí?
Un anciano rostro observó cuando la máscara fue retirada, le era familiar, como si esas facciones lo hubieran visto pero un rostro más joven.
“Tómalo como si saldara mi deuda” dijo entre dientes el anciano “No me gusta deberle a nadie”
“¿Deuda?” dijo rodeándolo, intentando alcanzar a Nhung, ayudándola a levantarse “¿Qué me debes?” sujetó la cintura de la joven que estaba todavía un poco mareada por la falta de aire “Nunca te he visto antes en mi vida.”
“Salvaste lo que más amo en mi vida el año pasado, solo estoy retribuyendo lo que hiciste. No esperes que haga más” dijo empezando a caminar con una leve cojera lejos de los dos, sin darle más información. ¿Quién era ese anciano loco?
Soltó un suspiro porque eso no era importante ahora, lo había salvado por lo que debía seguir adelante “¿Estás bien? ¿Puedes caminar?” susurró a Nhung empezando a arrastrarla lejos del cementerio.
“Estoy bien, solo dame un poco de tiempo para reponerme” dijo con una amable y cansada sonrisa “La copa se encuentra destruida, hay otro trasladador al fondo del lago que es un espejo, llévame ahí para poder sacarlo, soy una gran nadadora”
Con alerta la guió hacia donde le decía que quedaba el lago, estuvieron en silencio porque no entendía el motivo de que se hubiera enterponido entre él y la serpiente, no había razón. ¿Por qué se arriesgaría así cuando hace menos de dos meses había lanzado una avalancha sobre él?
“Sabes, escucho que tu mente hace ruido”
“¿Por qué lo hiciste?”
“¿Qué cosa? Estás siendo ambiguo” dijo cuando llegaron a la orilla del lago “Seré sincera”
“Empujarme cuando la serpiente iba a atacarme”
“¿Eso no es normal? Querer proteger a tus hermanos menores” dijo empezando a quitarse la camiseta hasta quedar en un sostén deportivo “Sé que puede sonar loco, pero solo es el impulso de protegerte”
“¿Impulso? Me lanzaste una…”
“Y lo lamentaré toda mi vida” lo interrumpió con un rostro culpable “Solo estaba enojada y confundida, provocando que me desquitara contigo cuando eras el más inocente” miró sus delicadas manos “Cuando activé ese botón y te vi corriendo todo de mi dolió mucho, intenté detenerla, pero era imposible, intenté ir contigo, pero Bartemius apareció y me llevó lejos”
“¿Bartemius Crouch?”
“Bartemius Crouch Junior” no pudo evitar fruncir el ceño “Estuvo averiguando ante la diferencia de edad entre nuestros Crouch, descubrí que el que conocía había estado fingiendo su muerte por años, su padre - tú Crouch- lo ayudó por años a encubrir su muerte.”
“¿Cómo lo sacó de Azkaban?” la joven negó con la cabeza, sin saber “Entonces él te llevó y volviste con Tom” asintió “¿Eso hizo cambiar tus pensamientos sobre mí?”
“Esos días que estuvimos juntos me hizo recordar lo bello que era tener un hermano, como era dormir todos juntos recostados en el suelo, además de que una parte de mí entendió que no tuviste la culpa de lo que sucedió a mis hermanos mayores, que para mí tú eres otro hermano más, mi hermano menor” apretó los puños “Y me odio por haberte hecho daño, nunca me perdonaré por eso y no espero que tú lo hagas, pero solo deseo que al menos me permitas ser parte de tu vida” parecía tan arrepentida, tan triste, melancólica y apenada “No merezco nada de ti, pero soy egoísta, al menos deseo que podamos mantener el mínimo contacto, cartas, mensajes o visitas anuales, lo que tu quieras. Te ruega una última oportunidad.”
Ya había perdido a muchos, ella también era una víctima del doctor, había sido tan manipulada y explotó, explotó con la persona equivocada, sería un camino largo hasta que pueda al menos confiar en ella, pero podía hacer un esfuerzo, sin dejar de estar susceptible o alerta con su presencia.
Podía hacer eso.
Podía agregar una hermana más a su querida familia.
Thuban estaría feliz.
“Regresemos a Hogwarts, podemos comenzar de nuevo ahí” le dijo extendiendo la mano, con una sonrisa “Busquemos ese transportador, nos vamos todos de este horrible lugar, nos alejamos del doctor o lo matamos y le demostramos que aunque quiso separarnos no lo logró, somos una familia después de todo”
La delicada mano de Nhung se estiró para intentar tocarla la suya, pero en eso un silbido envolvió la zona, rápidamente giró el rostro para observar que saliendo entre los árboles se encontraba Novak con un extraño silbato entre su mano arrugada. Su cuerpo se tensó y el aire de sus pulmones fue expulsado, odiaba sentirse tan impotente al frente de este falso muerto.
“¿Cómo es posible que sigas vivo!?” gritó enojado intentando esconder su miedo de que siguiera ahí vivo “¡Acabé contigo, te desgarré!” era imposible su existencia ahí.
“Tal vez arañaste menos fuerte de lo que creíste” dijo con una sonrisa “Un pequeño descuido de tu parte, pero con un buen entrenamiento aprenderás” dio un paso hacia él, pero se detuvo divertido cuando le gruñó “Mal perrito, siempre has sido muy desobediente. Tal vez debería crear un silbato así para ti”
“¿Silbato? ¿Para mí?”
“Para que hagas caso a todo lo que yo quiera, esos hechizos de ‘lavado de cerebro’ no funciona en ustedes, el funcionamiento de sus cerebros es diferente a un humano por lo que ese imperdonable nunca serviría contigo. Pero los animales son diferentes, pueden ser domesticados con el sonido, sus cerebros hacen caso cuando hay un estimulante exterior lo suficientemente fuerte para que activaran la complacencia” hacía girar entre sus dedos aquel silbato “Solo encuentro la frecuencia de sonido necesario para cada animal y al siguiente si les pido que acaben con su propia vida lo harán en un santiamén” se encontraba perplejo, ¿de qué estaba hablando ese hombre? Un chasquido atrás de él lo alertó, lentamente giró su cuerpo hacia Nhung “Cómo te dije en un santiamén”
El sonido seco de un hueso quebrarse lo dejó perplejo, la joven quien tenía un rostro en blanco acababa de romperse el cuello con sus propias manos, con la mano que estuvo a segundo de tomarla para aceptar un futuro en conjunto.
Hace unos segundos estaban hablando sobre darse una nueva oportunidad, ahora estaba ahí muerta.
Muerta.
¿Qué había hecho? ¿Por qué lo hizo? ¿Todo por ese silbato?
Su respiración se iba haciendo cada vez más inestable.
Tres muertos en esa noche.
Aquiles.
Cédric.
Nhung.
Todos muertos por esos monstruos, por Tom, el doctor y sus asquerosos mortífagos.
Sentía como todo iba perdiendo color, que todo se iba volviendo oscuro, que nada tenía sentido. Nada estaría bien hasta que todos esos malditos desaparecieran de este mundo.
“Ya estaba cansada de ella, especialmente cuando decidió ir en contra de todas mis decisiones. Solo puedo aceptar eso de un buen experimento como tú, no de alguien tan inútil como ella” decía el doctor sin pena de la muerte de alguien que conoció desde que era pequeña “Fue fácil sustituirla contigo, eres más fuerte, más hábil, mágico y superior en todo… puedo aceptar tu descaro, pero de nadie más”
Escucharlo hablar así solo le dio más asco a este horrible hombre.
“¡Cállate maldita sea!” gruñó apretando sus puños con enojo “¡Sólo cállate y muere!” gritó mientras se acercaba a él “¡Solo eres una jodida molestia!” el anciano tuvo el descaro de sonreír divertido, como si no tuviera miedo de él.
Hizo sonar de nuevo aquel silbato y una parte esperó que eso levantara a Nhung -era imposible, pero estaba tan cansado de la pérdida- sin embargo, ella se quedó quieta en el suelo con las manchas moradas en su cuello, lo que no se quedó quieto fue que un gran grupo de dementores- si estaba contando correctamente por la lejanía deberían ser veinte- salieron de una mansión lejana.
El cielo que era alumbrado por la blanca luna, fue opacado por el cuerpo de todas esas criaturas que volaron con velocidad hacia él. No pudo evitar retroceder un paso porque nunca había sido bueno contra estas criaturas, nunca había aprendido usar el ‘expecto patronum’.
Escuchó gritos entre asustados y sorprendidos, una risa lunática y jadeos sorprendidos por el cementerio. Todo era una locura, cuando giró de nuevo con el doctor para al menos tomarlo como un rehén, este ya no estaba ahí. Escapó.
Decidió también empezar a correr.
Corría por el poco frondoso bosque, intentando escapar de los sentimientos negativos de los dementores, pero era difícil alejarse lo suficiente porque también debía buscar a Harry y a Cho. Intentó ignorar los gritos de su primera manada, los momentos divertidos de Cédric, su última conversación con Nhung, el graznido de Aquiles, todo sentimiento de dolor se iba multiplicando dentro de él ante cada metro que iban reduciendo los dementores.
Le llenaban de dolor, le llenaban de sufrimiento.
Intentó rastrear el aroma de Harry y Cho, necesitaba acercarse a ellos para que su amigo pueda usar aquel hechizo tan famoso que nunca le había confesado de que criatura tomaba forma.
“¡Draco!” gritó un agotado y preocupado Harry cuando se encontraron cerca de la iglesia, junto a él estaba Cho completamente llena de lodo. Su amigo lo tomó de la mano para ponerlo detrás, como si buscara protegerlo con su propio cuerpo “¡Expecto Patronum!” gritó y de la punta de su varita salió un lobo tan conocido para él.
Era su lobo, todo hermoso, elegante y gallardo saliendo con tranquilidad, dando un leve trote alrededor de los tres.
Miró sorprendido a Harry que parecía tan orgulloso de tener aquella criatura como su espectro patronum, haciendo sentir su corazón tan cálido y enamorado. Cuando el lobo se percató de la inminente llegada de los dementores, corrió velozmente, intentando espantarlas.
Sin éxito.
¿Por qué no funcionaba?
Eso no tenía ningún sentido. ¡Eran dementores!
El miedo, el terror, la tristeza los iba envolviendo a los tres porque los dementores pasaron sobre el lobo que estaba siendo fácilmente ignorado, si no podían detenerse con el patronus, ¿qué podían hacer?
A un par de metros de ellos, a un dementor se le cayó la capucha y para su sorpresa, aquel rostro no era como se explicaban en los libros debido a que debería estar viendo un rostro no definido con un orificio en la zona de la boca y ojos cubiertos por una membrana, en cambio frente suyo había un rostro normal, unas facciones completamente desgarbadas, tristes, dolorosas, con venas completamente negras, ojos inyectados de sangre y piel gris, quebradiza.
El frío que causaban los dementores aumentó cuando estas criaturas decidieron hablar, con una voz tenebrosa y completamente dolida susurraban “Mátenme, por favor mátenme” lo repetían una y otra vez, rodeándolos, asustándolos.
Aquel pedido penetró su cabeza, aquel ruego dolió en su propio corazón, aquel tono de voz y aquellos ojos tan tristes le asustó completamente.
“Estas cosas no son dementores” susurró.
El año pasado todo estuvo tranquilo -salvo lo de Sirius-, quién le podía garantizar de que en verdad hubieran estado tranquilos, además de que pudo estar haciendo el doctor Novack todos estos años, ¿inmóvil, sin hacer nada? No lo creía, ese maldito hombre no podía quedarse quieto, aunque lo quisiera.
Pasó todos esos años experimentando.
Creando.
Torturando.
El humano que se ha creído un dios.
Recordó aquella frase de la profecía del pequeño pueblo en el Tíbet, ese humano debía ser el doctor, que se creía capaz y con la voluntad de cambiar la biología de las personas, de cambiarlos, modificarlos y creando nuevas criaturas. Sintió ganas de vomitar porque aquel hombre pasaba sobre todos para hacer lo que quisiera, sin importarle el dolor y sufrimiento de otros. Asqueroso, abominable y cruel.
¿A cuántas personas más les hizo esto?
¿Con qué criatura más experimentó?
¿Con qué humanos tanto muggle como mágico ha usado para sus atrocidades?
¿Dónde trazaría la línea?
Apretó con fuerza su varita. Cada sentimiento negativo que traían aquellos falsos dementores solo se multiplicaron ante la resolución.
Odio, asco, ira, sufrimiento, tristeza.
Todo se iba arremolinándose en su pecho, cada sentimiento iba envolviendo su cuerpo y solo quería ayudar a estas pobres personas que los rodeaban para matarlos, pero con aquel rostro tan lleno de tristeza y dolor. ¿Qué culpa tenían? ¿Por qué les dio este castigo?
Como aquel día en el Tíbet sus sentimientos negativos fueron trasladados de su pecho hasta su varita y sin pensarlo la levantó, sintiendo como todos estos fluían estrepitosamente por la punta de su varita y como el patronus salió una criatura de ella que solo había leído en libros.
Núcleo: pelo de rougarou.
Un rougarous salió de su varita y en vez de estar rodeado por un aura celeste brillante como un espectro patronus, este era rodeado de una luz oscura junto con una neblina espesa. La criatura sin perder tiempo atacó a cada uno de los ‘dementores’ desgarrándoles y mordiéndoles con cizaña, hasta que cada una de estas criaturas cayeron al suelo.
Poco a poco su forma de dementor se iba desvaneciendo hasta que diversos cuerpos humanos estuvieron tirados en el suelo, todos dieron un último suspiro tan calmados, tranquilos y aliviados antes de cerrar sus ojos para siempre.
Sus corazones dejaron de latir.
Estaban muertos, todos estaban muertos.
Sintió un fuerte mareo, estaba perdiendo de nuevo el conocimiento.
Todo era borroso… sus lágrimas estaban opacando su vista.
El pánico estaba incrementando en su cuerpo, los mató… mató a todos.
La criatura, el rougarou, se fue desvaneciendo con el viento mientras la luna volvía a alumbrarlos. Se sentía tan cansado, esto era una locura. Lentamente lo sacudieron, el rostro de Harry estaba cerca al suyo, verlo tan cerca le hizo creer que en tan solo un par de horas parecía haber pasado un infierno.
Tal vez lo era.
El mismísimo infierno.
Todavía no era momento de perderla cabeza, todavía no. Debían huir de este infierno. Giró su cabeza notando como todo estaba tranquilo, ¿dónde estaban el doctor y Voldemort? ¿La serpiente? ¿Los demás mortífagos?
No lo sabía, tal vez huyeron o decidieron usar a los ‘dementores’ para atraparlos.
“¿Cómo nos podemos ir? No encontré la copa” decía con aquellos ojos negros sin brillo Cho, ella también se veía tan agotada “Lo busqué por todos lados y no lo encontré, lo siento” se disculpó como si fuera su culpa esto.
Negó con la cabeza “Está destruida” los otros dos se tensaron “Hay otro transportador, en el fondo del lago. Vamos rápido, no sé cuánto tiempo este lugar seguirá tranquilo” iban a ir, pero tanto él como Cho se detuvieron al lado del arbusto donde dejaron a Cédric “Debemos llevarlo, no podemos dejarlo aquí” susurró sacando el cuerpo inerte y frío de su amigo, sus sentimientos volvieron a estar entumecidos. Quería que esto acabara, quería un abrazo de sus padres y que les susurren que todo estaría bien, que esto era una pesadilla.
Con ayuda de Harry llevaron el cuerpo de Cédric hasta el lago, donde todavía seguía ahí el cuerpo de Nhung. Los colocaron juntos, no pensaba irse sin los dos.
“Usaré el casco burbuja” les susurró y apuntó en su cabeza aquel hechizo que para su sorpresa se rompió rápidamente generando uno pequeños cortes en su rostro “Mierda” cerró los ojos intentando sentir su magia y la sintió tan baja, estaba agotado mágicamente “¿Alguno sabe aquel hechizo?” los otros dos presentes negaron con la cabeza, pensaba darles una lección rápida sobre este, pero en eso escuchó movimiento lejos de ellos, estaban de vuelta “Usaré el hechizo igual” dijo apuntando la cabeza de Cho.
“¿Qué? ¿No hay otra forma?” decía asustada, la entendía, pero estaba agotado.
“No tenemos tiempo, a menos que tengas otra idea” gruñó molesto, obligando a la joven negar con la cabeza “Lo siento, enserio lo siento, pero van a estar aquí en unos minutos”
“Hazlo” usó el hechizo casco burbuja en ella, intentando hacerlo lo más fuerte y resistente por la presión del agua, el segundo fue Harry que lo hizo con una sonrisa, al final fue él. Se quedó viendo a los dos cuerpos inertes.
“llevémoslos” comentó Harry tomándolo de la mano “Podemos, no sé, atarlos a nuestro cuerpo y nadar, soy bueno nadando” se acercó a Cédric para cargarlo. Lo detuvo.
“Yo lo llevaré, es más pesado” dijo tomando a su amigo tejón mientras Cho lanzaba un hechizo para atar su cuerpo con el suyo, haciendo lo mismo con Harry y Nhung. Sintió un escalofrío al sentir su cuerpo y le dolió en el alma al saber que nunca volvería a ser cálido, su amigo estaba muerto y nadie lo podría traer de vuelta “¡Vamos!” empezó a dar pasos rápidos hacia el lago porque los pasos eran cada vez más ruidosos, estaban acercándose a ellos.
Se sumergió, nadando con velocidad escuchando cómo lanzaban maldiciones al agua los mortífagos. Solo siguió nadando y nadando hasta que, en la tierra, cerca de una gran roca estaba un espejo.
“¡Ese!” les señaló a sus acompañantes, obviamente Cho fue la primera en llegar porque cargar peso extra hacía muy difícil nadar “Vamos” los tres lo tocaron de forma inmediata y el revoltijo de la expulsión los botó rápidamente al otro lado del trasladador, fueron sacudidos con fuerza, y botados a diversas partes de Lago Negro, por su parte él golpeo su casco burbuja con una roca, recibiendo una pequeña rasgadura, esperaba no se hiciera muy grande por la presión. Buscó rápidamente a los demás con la mirada, después de inspeccionar que se encontraban bien, empezaron a nadar hacia la superficie.
Estaba cansado y cargar con un cuerpo pesado era peor, pero decidió seguir, faltaba poco, solo un poco más. Ordenaba a sus músculos no rendirse a unos pasos fuera. El mareo había aumentado, la presión de cabeza igual, sus brazos estaban agarrotados, su espalda le mataba, pero siguió nadando hasta que como un interruptor de apagado su cuerpo se detuvo. Sintió como se iba hundiendo y sin importar que ordenaba mover sus brazos y piernas, estas no le hacían caso. El cansancio lo había alcanzado.
No… todavía no podía acabar así.
En eso como una sirena, tornado Tonks apareció en su periferia, con su casco de burbuja y un rostro alarmado lanzó unas luces verdes para que los demás aurores que también estaban buceando se acercaran. Ella lo tomó de su brazo mientras lo ayudaba a seguir nadando hacia la superficie, al lado de él tanto Harry como Cho también eran ayudados. Luego cuando su cabeza salió del agua, sintió que todo estaba a punto de acabar, la auror le ayudó a subir a tierra firme, donde se encontraban sus padres que sin importarle lo mojado que estaba lo abrazaron con fuerza.
Sintió las lágrimas derramando por sus mejillas.
Un peso extra fue sacado de su espalda, mientras escuchaba los jadeos sorprendidos y horrorizados de los demás presentes. Susurros de: ‘Están muertos’ ‘¿Cómo murieron?’ ‘¿Qué pasó?’
Un disturbio de todas esas personas se escuchó, alguien estaba abriéndose paso hacia dónde se encontraban “¿Ese es mi muchacho?” la voz de Amos Diggory retumbó, haciendo latir su corazón con dolor. Estaba entregando el cuerpo de un hijo a su padre, lo más doloroso de vivir “¡No, Cédric, hijo, no!” algunos compañeros de trabajo del señor Diggory intentaron detenerlo, pero fueron empujados porque el señor corrió hasta tirarse donde su hijo se encontraba postrado e inerte en el suelo. Por su parte la Señora Diggory también intentó lanzarse hacia su hijo, pero cuando la sujetaron se desplomó al suelo y lloró en el hombro de la profesora McGonagall “Por favor, por favor, despierta, tienes que despertar” Draco no pudo evitar enterrar su rostro en el pecho de Severus, no quería ver nada de esto y las lágrimas fluyeron interminablemente, mojando la túnica negra de su padre.
Escuchaba detrás de él como Harry susurraba a Sirius y Lupin de que Voldemort había regresado, de que el doctor había regresado. Esto provocó que todos los que conocían su pasado se tensaran, su padre lo abrazó con más fuerza, mientras su otro papá también lo rodeaba, a los dos con un fuerte abrazo.
“¡Cédric! ¡Por favor! ¡Mi niño!” los gritos desgarradores del señor Diggory retumbaron en los corazones de todos los presentes “¡No mi hijo! ¡Por favor, devuélvemelo, devuélvemelo!” fue lo último que escuchó antes de caer desmayado, su cuerpo no resistió más.
Su corazón no resistió más.
Despertó dos días después.
Se enteró de que el Moody que había conocido todo ese año era un imitador, de que Bartemius Crouch Junior se había hecho pasar por él desde hace muchos meses para poder acercarse a Harry, de que necesitaba secuestrar a Harry para Voldemort, y a él para el doctor. Al parecer Tonks intentó hablar con él porque también era una de sus aprendices y ella supo que algo extraño pasaba con su mentor en la primera interacción, así que lo mantuvo bajo su vigilancia. Demostró su verdadera forma cuando intentó llevarse a Harry cuando los dos objetivos regresaron con vida, supuestamente el verdadero Alastor Moody nunca hubiera alejado a Harry Potter de la mayor protección en toda la escuela que era estar al lado del director. El falso Moody enloqueció al enterarse que Voldemort había ‘perdonado’ a todos los mortífagos que lo traicionaron cuando desapareció hace muchos años atrás.
Perdió la cabeza por eso, revelando a Harry su verdadero cuerpo, afortunadamente cerca se encontraban Dumbledore, Tonks, Black, el profesor Lupin quienes pudieron salvar de aquel loco mortífago quien había revelado que asesinó a su padre y que había alguien más en el colegio que era su cómplice. Antes de que pudieran interrogarlo más el Ministerio apareció para llevárselo, aunque Dumbledore los siguió para averiguar más.
Además, les había contado sobre los ‘dementores’ a sus padres, quienes estaban sorprendidos e intentando averiguar de dónde pudo sacar el doctor a tantas personas para usar sin que nadie se hubiera dado cuenta o alarmado. Ellos estaban preocupados, pero al mismo tiempo se encontraban ocupados.
“Cuando acabe el colegio debemos mudarnos” susurró Gilderoy, alertando a él y a Thuban sobre el cambio de sus vidas.
“¿Nos vamos a ir de Inglaterra?” susurró sorprendido, no podía irse dejando a esos monstruos sueltos.
“No, solo nos iremos de La Hilandera” no le gustó eso, quería seguir viviendo en aquella casa, ahí estaban todos sus recuerdos “Sin Severus”
“¿¡Qué!?” gritaron los dos por esto “¿¡Por qué!?” no había razón para que vivieran separados.
“Tampoco me gusta, pero Severus volverá a su puesto de espía entre los mortífagos y necesitamos alejarnos. Él quiere eso”
“¿Nos quiere dejar?” dijo con miedo y tristeza Thuban “¿Hicimos algo malo?”
“No, no, Severus los ama, los ama más que a su vida a ustedes dos. Solo que estando al servicio de Voldemort tendrá un régimen muy activo y peligroso, no quiere que se encuentren relacionados. Además, de que ya solicité tu tutela completa, Draco”
“¿Mi tutela?”
“Legalmente Thuban es mi hijo adoptivo, en tu caso Severus y yo a mediados del año pasado decidimos que también fuera tu tutor legal, esto como un salvavida” acarició su cabello con lentitud “Si tomo completamente tu tutela y se la quitó a Severus, entonces solo yo tendría derechos y obligaciones sobre tu persona, por lo que Voldemort no podrá exigirle a Severus de llevarte a su lado ya que no será tu padrino.”
“¿Pero eso cómo lo va a retener?”
“Él debe mantener su posición entre el ejército de Voldemort, obviamente este le ordenará llevarte a su lado, pero si le dice que no tiene tu tutela, entonces la ley te protegerá ya que soy tu único familiar legalmente competente para cuidarte, no podrá alejarte a menos que quieran involucrar al Ministerio por recuperación de tutela o patria potestad, y por ahora Voldemort no querrá aparecer hasta que forme a su ejército de nuevo, además de que los Malfoy legalmente y con ‘motivos justificados’ te dejaron fuera de su árbol genealógico por lo que tampoco tiene derechos sobre ti.”
“Igual le hará daño, le preguntará por qué decidió darte la mitad de tutela a ti” reclamó.
“Lo sabemos, pero Severus está convencido de que podrá convencerlo de su mal juicio en esos años o que solo se había juntado conmigo por mi dinero debido a que los Malfoy decidieron no ayudar económicamente a tu cuidado y que al final terminé traicionándote para llevarte lejos de él. No te preocupes, prometió visitarnos todo el tiempo libre que tenga.”
Esa noche pasaron los cuatro juntos sin saber cuánto tiempo pasaría para que sucediera de nuevo. Nadie quería separarse. La vida no era justa por separar a su pequeña familia.
Todo se estaba rompiendo.
El último día de clase mientras cargaba unas últimas cajas junto a sus amigos y hermano, no podía dejar de mirar la pulsera que tenía sujetada en su muñeca, había decidido colocar ahí el dije que Cédric le había regalado.
Todo todavía era un shock.
Ron había quedado con unas fuertes marcas circulares en su pecho por culpa del Calamar gigante, al parecer durante el ataque la criatura había inyectado un veneno en aquellas zonas y dejando cicatrices permanentes en su amigo.
Como lo había soñado en su pesadilla hace muchos años.
Cerró los ojos cansados, mientras ponía el último retrato de Cédric en el altar que habían hecho a su honor, idea de Luna Lovegood que estaba lanzando unos hechizos para que las flores tarden mucho en marchitarse.
Su amigo tenía una brillante sonrisa en la foto. Lo iba a extrañar toda su vida.
“Un día nos volveremos a encontrar” susurró, mientras Harry ponía una mano en su hombro, no pudo evitar girar para abrazarlo con fuerza. Dolía, todavía dolía mucho.
Era un dolor que nunca iba a desaparecer, él lo sabía.
Thuban, Ron y Hermione lo abrazaron también e intentó inundarse en sus aromas, en saber que ellos seguían ahí, pero lastimosamente la vida se había vuelto gris para él, nunca iba a existir color hasta que el doctor estuviera muerto, pero bien muerto.
Se separaron por unos pasos rápidos que se acercaban a ellos, observó cómo el señor Diggory cargaba con una mano la copa con una cantidad sustancial de dinero, pero su rostro se encontraba furioso. Por su parte la señora Diggory intentaba detenerlo, sin mucho éxito.
Los dos se colocaron al frente de él.
“Esto es tu culpa” siseó entre dientes el patriarca de la familia quien tenía los ojos hinchados, estaba ojeroso y cansado. Los dos señores habían envejecido tanto esos días “Si en verdad era Voldemort quien hizo todo esto, lo hizo buscándolos a ustedes” los señaló a él y Harry “No a mi hijo, no a mi Cédric. Él era inocente, todo fue tu culpa” intentó abalanzarse hacia él, pero fue retenido por Harry y Ron, los dos lo tomaron cada uno del brazo, mientras Hermione y Thuban estaban atentos a cualquier movimiento de la señora Diggory.
Tenía razón, todo era su culpa. Si él no se hubiera metido entre Cédric y la Acromántula, entonces pudo haber tocado primero la copa, y sus amigos no hubieran sido llevados a ese cementerio. Ellos no deberían haber estado ahí, Draco era el que estaba haciendo buscado por su pasado, no Cédric, no Cho, ellos eran inocentes y no sabían lo que estaba pasando. Cada momento estuvieron a oscuras.
Su culpa, completamente su culpa.
Bajó la cabeza.
Se inclinó levemente “Lo lamento, lo lamento tanto” dijo con voz temblorosa por las lágrimas que volvieron a salir por sus mejillas.
“¡Con eso no arreglas nada! ¡Tú debiste morir, solo tú! ¡No mi hijo!” gritó alertando a más estudiantes que miraban con curiosidad la escena. Harry intentó silenciarlo, pero un hombre despechado y enojado era más fuerte y bullicioso “¡Mataste a mi hijo! ¡Lo mataste! ¡Tú maldito…!”
“¡No fue su culpa!” gritó Cho acercándose a ellos, sus pasos eran enojados mientras caminaba y se colocaba frente al señor Diggory “¡Él no sabía que esa copa nos llevaría a ese cementerio! ¡Él no sabía de qué nos esperaban unos monstruos ahí! ¡Cédric lo quería mucho, a él, a mí y decidió protegernos! ¡Si le va a echar la culpa por la muerte de Cédric, entonces también hágalo conmigo!”
“Él te protegió porque eras su verdadero amor… es diferente” susurró el hombre mirando el dije rosado de infinito colgado en el cuello de Cho “Diferente”
“Yo era su amor romántico, Draco era su amor platónico” ¿platónico?
El señor Diggory cayó al suelo de rodillas “No es cierto, él no pudo haberlo elegido” susurraba entre lágrimas.
Cho lentamente tomó la mano de Draco donde estaba el dije amarillo para enseñarle al señor Diggory “Lo eligió y él estaría muy desilusionado de que trate así a la persona que amaba con un hermano menor. No nos gritemos, ni intentemos hacernos daño entre nosotros, a Cédric le rompería el corazón, los cuatro éramos lo más importante para él”
La joven asiática no recibió respuesta, los padres de Cédric se despidieron y se fueron rápidamente del castillo. No podían estar más ahí.
En la tarde hicieron una despedida conmemorativa sobre Cédric Amos Diggory, recordando sus grandes logros, sus sonrisas, sus objetivos, cada uno lo recordaba.
“No le hubiera gustado que dijeran todo eso” susurró a Harry mientras veía a unos Hufflepuff alabando a su tejón favorito “Cédric no era perfecto, pero en sus imperfecciones podías ver lo valioso que era” recostó su cabeza en el hombro del moreno “Lo voy a extrañar tanto, no mereció morir así, nadie merece morir así” notó como la mano de su amigo empezaba a temblar “¿Cómo has estado durmiendo?”
Sujetó con fuerza la mano de Harry “Todavía tengo pesadillas, no me dejan dormir en paz” le susurró el moreno sobre su cabeza “Todo se repite en mi cabeza, el despertar de Voldemort, el dolor por los crucios, el miedo de no saber si estabas vivo o no, tropezarme con el cuerpo de Cédric” las lágrimas empezaron a fluir por sus mejillas “Los dementores, que casi morimos, la serpiente, no hay nada que no se repita, no me deja dormir, no me deja en paz.”
Lo entendía, también se sentía así. Soltó su mano y lo abrazó con fuerza, los dos se quedaron llorando ahí, sujetándose entre sí, transmitiendo su calor y dolor.
Habían perdido.
Perdido.