Draco Malfoy y la sepia destituida

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y la sepia destituida
Summary
La vida va mejorando poco a poco, su pequeña y rota familia va aumentando con personas y amor, así que tal vez ahora todo podría estar bien. O eso creyó hasta que empezó el cuarto año.¿Cómo es que se la ingenia para caerle mal a tantas personas? ¿Es un talento oculto suyo?No lo sabe, pero cada vez se siente más agotado y cansado... la vida siempre ha sido difícil, nunca ha podido tener un verdadero respiro y normalidad, tal vez no había sido creado para eso, especialmente cuando es obligado a participar en un torneo, además de que su director junto con un profesor parecen odiarlo sin alguna razón... ¡Oh! se olvidaba de la nueva sombra que se avecinaba por él.
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Albus Dumbledore

Cuando lo vio ingresando al comedor del colegio un escalofrío cruzó por todo su cuerpo, fue un sentimiento tan conocido para él, aunque solo pocas personas se la hicieron sentir, solo tres veces en toda su larga y longeva vida.

La primera vez que tuvo este escalofrío fue a sus 18 años, acaba de regresar a su casa para el funeral de su madre, obligado a ser la cabeza de su familia y cuidando a sus dos hermanos menores, en ese momento conoció a Gellert Grindelwald. El escalofrío recorrió toda su columna vertebral y tensó cada parte de su cuerpo, hasta las zonas más alejadas, fue extraño y por curiosidad decidió acercarse, después de todo no sabía del por qué se sintió así.

Nunca se había sentido así antes.

No pudo evitar ser envuelto por ese joven, su carisma y buena habla.

No pudo evitar enamorarse de su mente brillante y sonrisa única.

No pudo evitar ser manipulado ante las ideas contra los muggles.

No pudo evitar derrotarlo y encarcelar para toda su vida cuando descubrió todo el daño que aquel hombre que tanto amaba buscaba cernir sobre el mundo mágico.

En ese momento lo supo, ese escalofrío no fue amor, fue una advertencia ante el daño que iba hacer Grindelwald. Había estado tan ciego.

La segunda vez que se produjo el escalofrío fue en 1937, estaba visitando el Orfanato de Wool, informando a un pequeño niño criado entre muggles que era un mago e iba a estudiar en Hogwarts. Tom Ryddle era un niño en ese momento, con sus recién cumplidos 11 años y ese escalofrío le hizo entender de que si no lo guiaba en el camino correcto podría hacer tanto mal en el mundo mágico como lo intentó Gellert hace poco.

Intentó ayudarlo, nadie podrá negar que lo intentó. Le quiso hacer comprender que si él quería no solo sería su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, sino que también podía ser su amigo o guía en este nuevo mundo que se le presentaba, fue rechazado brutalmente.

Tom se abrió entre los Slytherin con mucha gracia ante su sorpresa, creyó que ahí sería tratado mal por no ser sangre pura, pero varios herederos de familias importantes habían extendido su mano amiga y lo seguían como si fuera un farol entre los demás, entre las tinieblas. Sin embargo, ser admirado parecía no ser suficiente para Tom que poco a poco iba haciendo de las suyas en el colegio, la más grande de ellas fue cuando la señorita Myrtle Warren falleció, sabía que fue él, pero no sabía cómo relacionarlo o conseguir las pruebas… así que se salió con la suya y un inocente fue culpado.

Ese escalofrío aumentó.

Igual que Gellert no pudo evitar de que Tom fuera por el camino del mal, no importó cuán amable o comprensivo, nada pareció hacer cambiar ese comportamiento altivo y malvado. Nada.

No pudo evitar que Tom siguiera en un camino de maldad y depravación.

No pudo evitar de que juntara a varias familias sangre pura para poder manipularlos a su antojo.

No pudo evitar que comenzara una guerra en Inglaterra mágica.

No pudo evitar que asesinara a varios de sus amigos, compañeros y conocidos.

No pudo evitar que asesinara a los Potter.

Esta fue la segunda vez que falló.

Pasó años sintiéndose culpable de todo, tal vez si hubiera sido más severo con Tom o que se hubiera impuesto ante él con los ideales del bien y el mal pudo haber sido todo diferente, ahora no lo sabría, nunca lo sabría. Pasó años contratando a personas para que averiguara dónde se escondió Tom y mantenerlo vigilado porque después de todo él ya no podía meterse, según la profecía solo Harry Potter sería capaz de vencerlo.

La tercera vez fue cuando entró Draco Malfoy al Gran Comedor.

A diferencia de Gellert y Tom, Draco Malfoy era un niño con apariencia tímida, con verdadera curiosidad en el mundo mágico, pero con una tristeza que lo arrasaba. Esos ojos grises reflejaban dolor y tormenta, tormentosos.

Por un momento se tensó. ¿Esta era una nueva oportunidad? ¿Debía intentarlo de nuevo?

No lo sabía, ¿qué hacer ahora? También estaba ahí Harry Potter, y desde que supo que ese año iba a ingresar a Hogwarts se estaba preparando para poder acercarse, que le tenga confianza y probar su nivel mágico.

Con Malfoy ahí, ¿debía cambiar algo?

Para ser sincero, no sabía cómo actuar ahora, había fallado dos veces y ¿si fallaba de nuevo? ¿si este niño terminaba haciendo tanto mal como lo hizo Gellert y Tom? El mundo mágico no soportaría otro señor oscuro, especialmente cuando Tom todavía seguía libre y escondido.

Cuando el niño fue elegido para Slytherin fue como un deja vú, Tom lo fue y una parte de él sabía que, si Gellert hubiera estudiado en Hogwarts, en esa casa también hubiera ingresado. ¿Por qué esa casa debía estar envuelta en todo mal? ¿No Merlín había ingresado a Slytherin? ¿Por qué la ambición debería ser sinónimo de maldad y no de superación? No lo sabía, pero cada estudiante de Slytherin que había conocido, además si era perteneciente a los sagrados 28 o eran sangres puras significaba que serían crueles y discriminadores con los demás, no había forma de pararlos. Nada.

Le sorprendió que ningún estudiante de la casa de las serpientes estuviera aplaudiendo, era después de todo un Malfoy, tal vez el segundo en línea de sucesión, pero un Malfoy después de todo… ¿por qué lo ignoraban? Más fue su sorpresa cuando Harry Potter aplaudió, ¿eran amigos? ¿cuándo se conocieron? ¿qué se habían dicho? ¿El menor de los Malfoy había logrado cambiar algo en sus planes en tan solo unas horas?

Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios cuando escuchó que Harry Potter ingresaba a Gryffindor, después de todo esa casa corría por su sangre, sus padres fueron excelentes Gryffindor y no importaba a quien conociera esa casa sería suya… de igual forma que los padres de Draco Malfoy fueron unos excelentes Slytherin.

De forma automática dio su discurso de inicio de año, después de todo era el mismo para todos los años, decidió que intentaría mantener una mano dura esta vez, pero poco a poco. No iba a permitir que sea un niño mimado, aunque tal vez en casa ya lo hubieran hecho, pero iba a enseñarle que debía ser amable, respetuoso con todos y nada exigente.

Frunció el ceño cuando el niño ni siquiera parecía querer comer algo que los elfos domésticos habían preparado para todos los estudiantes, ni siquiera las miraba. Lo observó arrugar la nariz asqueado y mirar a otro lado que no sea la comida, solo alimentándose de manzanas sin hacer contacto visual con nadie más.

Arisco.

Enojado.

Deprimido.

No sabía qué hacer, qué hacer con aquella actitud porque eran sentimientos que con una sola acción negativa podría ser un desencadenante a algo malo, horrible… decidió solo intervenir poco a poco para no hacerlo sentir tan sofocado como a Tom, o amado como a Gellert, pero sin dejar de enseñarle las buenas costumbres.

Una de sus acciones fue ordenar a los elfos domésticos a sacar las manzanas de las mesas, creyó que tal vez ello le haría entender que uno no debía ser quisquilloso con la comida, agradecer lo que se nos brinda con tanto esfuerzo. No lo logró, especialmente porque Severus Snape decidió intervenir, no sabía del por qué estaba interviniendo con Draco Malfoy cuando nunca lo había hecho, esto era fuera de su personaje, de su personalidad.

Pero… Severus estaba bajo su control, así que eso significa que, si el profesor de pociones tenía una relación un poco amical con Draco Malfoy, entonces de alguna forma él tendría control sobre el niño, ¿verdad? Si, Severus pudiera encargarse del Malfoy menor mientras él seguía observando a Harry y en su búsqueda de Tom, todo estaría bien.

Hasta que no lo estuvo.

¿Quién podía culparlo? ¿Cómo él iba a saber de qué Severus Snape, uno de los profesores más crueles y despiadados que había conocido abriría su corazón a ese niño? Siempre creyó que sería un hombre distante, poco amable con el niño, no de que Severus en verdad se preocupara, que lo cuidara, que lo apreciara y mostrara una rara sonrisa, no había visto una así desde hace mucho… tal vez desde que seguía siendo amigo de Lily. Sin embargo, la sonrisa era distinta, la preocupación, la forma de hablar, su suavidad, era extraño y poco a poco sentía que se le iba escapando de las manos.

Una de sus piezas de ajedrez se le iba yendo.

“Severus, ¿cómo ha ido tu vigilancia sobre Quirinus?” le preguntó cuando el hombre se acercó a su despacho debido a que lo solicitó “Espero no te estés distrayendo, después de todo tu promesa era sobre el hijo de Lily Evans” se sintió satisfecho cuando el hombre se tensó ante la mención de aquel nombre, sabía que eso era suficiente para que siguiera en sus manos. Lily.

“No se preocupe, todavía sigo detrás de él”

El año 1991 se iba yendo rápidamente y las costumbres de Draco Malfoy eran tan extrañas.

Los fantasmas que recorren en silencio los pasillos en la noche le habían informado de que habían visualizado caminando a Draco Malfoy caminando por estos al menos una vez a la semana, se dirigía a una habitación donde ellos no podrían entrar. Supo en ese momento que hablaban de la Sala de los Menesteres, pero ¿qué hacía ahí? ¿Fue bueno o malo que conociera aquella habitación?

“¿Por qué no lo han interceptado?” preguntó al fantasma del Fraile El Gordo.

El fantasma se estremeció “Es que esas noches su magia es muy oscura, su aura nos da miedo. Nos obliga a alejarnos” frunció el ceño ante ello.

“¿Su aura? ¿Por qué no me dijeron nada de eso en el inicio de año?”

“Es extraño, cuando lo vi el primer día de clases su aura es normal, los demás días también, pero esa noche su aura cambia, es oscuro… Nunca hemos visto nada así, un aura cambiante como si fueran dos personas distintas en el mismo cuerpo. Y es extraño porque al día siguiente es como si todo estuviera en nuestra imaginación, él tiene su aura blanca como todos los niños.”

“Manténgalo vigilado” ordenó, pasó noches revisando sobre un cambio en el aura de los magos y si esto de alguna forma dañaba también el núcleo mágico.

No encontró nada.

Ese no fue lo único extraño en el niño, sino que también había escuchado rumores de los Slytherin que se comportaba como un muggle, o al menos atacaba como uno, extraño siendo que es perteneciente a una de las familias sangre puras más influyentes de su tiempo, además de que seguía reuniéndose cada vez más con personas que sus padres rechazaron. ¿Era una etapa rebelde? No lo sabía, pero eso lo iba siendo más unido a Harry Potter y a dos Gryffindor más. Los influenciaba. Y aunque Lucius Malfoy le haya mandado a alejarse, parecía no querer hacerlo, iría en contra de su familia por sus amigos… ¿Esto era una estrategia de Lucius para que su hijo se acercara a Harry? ¿Era un plan macabro de los Malfoy para llevar al único de los Potter a Tom cuando este regresara? No lo sabía, y ello lo atormentaba.

Le molestaba no saber.

Cuando apareció herido en los brazos de Hagrid todo se paralizó, ¿quién había sido capaz de hacerle tanto daño al niño? ¿O qué?

¿Un león? No lo podía creer.

“Hagrid, has hecho ingresar al colegio una criatura de la que no me hayas informado” dijo cerrando la puerta de la enfermería, dejando a Severus con el niño. No quería dejarlo ahí al mayor porque sabía que se genera un mayor vínculo, pero estaba seguro de que si lo hubiera ordenado Severus lo hubiera hechizado para que se largara.

El medio gigante negó con la cabeza “Sabe que a cada criatura que meto al colegio le informo, no he metido a ningún león, ni siquiera hay una criatura mágica como esa” le ordenó a que inspecciona la zona, que hiciera su mayor esfuerza para encontrarlo porque no deseaba involucrar al Ministerios, especialmente con Quirinus ahí, no quería que huyera por la llegada de aurores.

Hicieron de todo para encontrar la criatura, pero no hubo éxito, eso le hizo preguntarse si en verdad existía o solo fue una excusa del niño que estaba haciendo algún mal adentro que se salió de control. Odiaba no saber.

Pasaron los meses sin ningún cambio en el bosque prohibido, nada aparecía y sus sospechas sobre Draco aumentaban.

“¿Y cómo se lleva con el estudiante Malfoy de primer año, Quirinus?” susurró mirando al hombre con turbante quien se sobresaltó ante la pregunta, parecía tan sorprendido y en pánico que levantó sus alarmas “¿Quirinus?”

“¿Llevarme con el niño? Supongo que igual que los demás estudiantes” decía temblorosamente mientras rebuscaba en los bolsillos de su túnica de forma nerviosa, creyó que podría sacar algo extraño así que estaba listo para cualquier ataque. Solo sacó un extraño silbato con el que jugó entre sus manos, al tenerlo en sus manos pareció calmar sus temblores “¿Debería comportarme diferente con él?” su tono y porte parecían diferentes al lanzar la pregunta, más confiado, como si no temiera ahora con aquello en su mano.

Observó un poco más aquel silbato intentando analizar si tenía magia dentro de este. No había nada, solo era un silbato común y corriente.

“No, debe tratarlo como los demás estudiantes. Gracias por la charla” lo despidió del despacho con una sonrisa amable. Al quedarse solo con su fiel amigo Fawkes le dijo “Eso fue singular, ¿no?” el fénix solo asintió.

Al parecer el león no era una mentira, especialmente cuando después del castigo de Minerva, Harry, Hermione y Hagrid regresaron al castillo completamente alterados, asustados y con un Draco Malfoy en sus brazos.

Había una criatura suelta en el bosque que había dañado dos veces al mismo estudiante.

No pudo evitar involucrar al Ministerio, aunque Severus tuvo que obligarlo porque se encontraba de necio, sin embargo, ellos tampoco encontraron nada, no había león solo las secuelas de una pequeña pelea en el bosque.

No importó cuantas veces lo buscaron ahí, nada cambió. Empezaba a creer que tal vez Draco Malfoy había hecho algo en el bosque que salió mal y terminó convenciendo a los demás presentes que mintieran por él. No sería difícil con Harry que parecía muy enamorado del rubio -para su consternación-; Hermione Granger lo apreciaba como amigo, después de todo solo tenía tres y haría lo que fuera para mantenerlos; y al final Hagrid con quien tenía un ‘secreto’ entre ellos, el dragón, y obviamente haría lo que fuera para que siguieran siendo un secreto.

Poco a poco se fueron retirando del colegio los trabajadores mandados por el Ministerio, mejor porque así Quirinus parecía menos nervioso y podía evitar de se fuera del colegio, mientras todavía seguía teniendo un ojo sobre Draco, quien para finales del curso terminó peleando a muerte con aquel león que por mucho creyó era una mentira.

Le sorprendió cuando sacaron en jaulas a aquel animal, ¿cómo había ingresado al colegio? No tenía idea, pero esperaba que sea la única y última vez.

Tal vez estaba psicoanalizando demasiado al joven Malfoy.


Antes del segundo año en Hogwarts de Harry Potter y Draco Malfoy, descubrió que Severus apadrinó a Draco Malfoy, ¿pueden creerlo? Porque él no creía que fuera para tanto su unión, pero aceptar tenerlo bajo su cuidado era demasiado a su parecer. Por lo que decidió interrumpirlas, no necesitaba al hombre desconcentrado en el niño que parecía tan misterioso, especialmente cuando no le daba ningún informa sobre la situación del Malfoy, era como si deseara mantenerlo alejado y eso lo enojaba. Así que por ese motivo decidió interrumpir las vacaciones de Severus encargándole que enseñara a Gilderoy Lockhart sobre el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, así iba estar distraído y tal vez pudieran hacer un trueque para que lo aleje de ese insufrible profesor.

Todo salió al revés.

Gilderoy Lockhart se les pegó como garrapata a esos dos, ello lo tenía previsto, lo que no había pensado que sucedería era de que Severus y Malfoy lo dejaran quedarse en su hogar, que iban aceptando poco a poco su presencia en sus vidas… fue ilógico.

Se fijó más en Draco Malfoy porque no entendía qué tenía él para cambiar tan drásticamente a los que lo rodeaban.

Severus Snape era un profesor frío y despreocupado por sus alumnos, que siempre tenía un rostro lleno de sufrimiento y enojo, ahora poco a poco su semblante iba mejorando, cambiando, relajándose. No era el mismo hombre con quien había hablado por largos años, iba cambiando, iba transformándose a alguien distinto.

Harry Potter un alumno que debería estar distanciándose de los Slytherin, que debería solo enfocarse en sus clases y el mundo mágico junto a su guía, parecía no importarle nada de eso si no involucraba a Malfoy, parecía un pequeño perrito siempre persiguiendo a su amo, queriendo estar de su lado bueno y que se sentía feliz cada vez que le daban una pequeña muestra de cariño.

Un pequeño grupo de Gryffindor que parecía aceptar a la casa de las serpientes, tanto así que decidieron formar parte de su equipo en aquel duelo de honor y afianzaron más su unión. Le sorprendía que hubieran formado una amistad que parecía irrompible. Fue raro.

También estaba Gilderoy Lockhart que poco a poco fue dejando de ser ese hombre pretencioso y ególatra que había tenido el infortunio de conocer e iba cambiando a un hombre amable con una sonrisa sincera hacia Malfoy, como si en verdad lo quisiera y se preocupara por él, dejando de ser ese idiota egoísta.

Cambiaba a todos los que se le acercaban, volviéndose apacibles y amables con su persona… como lo hicieron Gellert y Tom, quienes eran bueno envolviendo a los demás para que saquen lo mejor de ellos hacia sí mismos, aprovechándose de ellos. De lo que podían darles cada uno a su persona, a sus objetivos.

Tal vez estaba pensando de más, pero luego descubría que el niño seguía corriendo al menos una vez a la semana a aquella habitación en donde desaparecía por horas, los fantasmas seguían temblando esas noches por el aura que le rodeaba y los demás estudiantes parecían repelerlo como una enfermedad, especialmente cuando empezaron a aparecer los alumnos petrificados.

Las gallinas muertas, el niño desapareciendo por las noches, el terror en el colegio. Todo era sospechoso, especialmente cuando el niño empezó a retraerse cada vez más, sus ojos iban apagándose con el pasar de los días, los moretones iban pintando la piel visible y una carga pareciera haberse impuesto en la espalda.

“Lo estás mirando demasiado, Albus, ¿tienes algún problema con el joven Malfoy?” le preguntó un día Minerva luego del almuerzo.

Le dio una suave sonrisa a su vieja amiga “Solo preocupado, ¿sabes de dónde ha sacado esos rasguños?” respondió observando cada una de sus reacciones, quería saber si de alguna forma Malfoy había influido también en ella.

“También estoy preocupada, he estado hablando con Filius, Severus y Gilderoy si alguien lo ha estado intimidando, pero nadie ha visto nada distinto, salvo los petrificados obviamente” susurró con tristeza y preocupación “¿Qué crees que le pase?”

“No lo sé, Minerva, no lo sé” al menos hasta que le dijeron que unas hienas habían ingresado al bosque y estaban lastimando al menor de los Malfoy, le sorprendía que aquello estuviera pasando una vez más, pero decidió creerles, más porque Harry Potter parecía estar decidido a darle este brazo de confianza a su persona ante aquella información.

Mandó a los profesores a adentrarse al bosque, de igual forma que él ingresó. Estuvo caminando por ese largo caminando, intentando percibir a alguien cerca, a esas dos criaturas y poder capturarlas para averiguar por qué estaban tan cerca al colegio, además de investigar si había alguna relación entre ellos con el león del año escolar pasado y porque parecían estar detrás de Draco Malfoy.

Las tres criaturas que habían llegado al colegio estaban interesadas en el rubio, no sabía por qué o qué motivo había detrás de esto… el león lo atacó tres veces, mientras las hienas seguían lastimándolo por no sabe cuánto tiempo.

¿Qué estaban escondiendo entre ellos?

No lo sabía, pero mientras seguía inspeccionando el bosque prohibido se encontró con un Firenze quien galopaba por el bosque hasta pararse frente a él “Albus Dumbledore” fue su saludo con un fuerte asentimiento de cabeza.

“Firence es un gusto volver a verte” le dijo a su viejo conocido “¿Ha pasado algo en estos tiempos que no nos hemos visto?”

“De que todavía no me agradan los magos porque siempre traen problemas” gruñó.

Soltó una risa “¿Problemas?” preguntó para qué se explayará.

Asintió soltando un bufido “Draco Malfoy ha sido tema de conversación entre los centauros desde que llegó a Hogwarts, una discusión”

Frunció el ceño mientras apretaba los puños porque siempre debería estar involucrado el niño en todo “¿Por qué están discutiendo los centauros por Draco Malfoy, un mago? Creí que no les agradamos” dijo en forma de broma, pero el centauro solo lo miró sin mucha gracia.

“¿Hace cuanto no ve las estrellas, Albus?” eso le sorprendió, mientras la criatura giraba su rostro al cielo estrellado “Lo que vimos dividió en dos a nuestra colonia, la mitad han querido acercarse al niño para advertirle de su futuro, pero la otra mitad no quiere porque no es nuestro lugar”

“¿Cuál es tu posición?”

“Le he advertido, pero no siendo tan invasivo porque también estoy de acuerdo que no es nuestra obligación involucrarnos en su futuro” susurró y por primera vez observó como esos ojos asombrosamente azules estaban plegados de un dolor diferente, como si simpatizara del futuro del niño.

“¿Qué vieron, Firenze? ¿Qué le dijiste?”

El centauro lo miró con unos ojos nublados “Mira las estrellas, Albus, mira las estrellas” dijo empezando a galopar lejos de él, dejándolo solo en aquella zona del bosque.

Regresó a su despacho taciturno, intentando pensar que tenía que ver el niño con visiones, profecías o alucinaciones… no había escuchado nada de una nueva profecía en la actualidad. Cómo dijo Firenze empezó a observar las estrellas para poder descubrir una nueva situación que lo vaya a molestar en el futuro, no encontró nada. No sabía si era por su inestabilidad mental sobre la situación y el joven Malfoy, pero no podía observar nada. No quería involucrar a Sybill porque ella no era la mejor en guardar secretos y si ella lo sabía todos los profesores de Hogwarts también lo sabrían, y no deseaba que Severus ni Gilderoy descubrieran que estaba averiguando sobre el niño.

No cuando parecían muy sensibles al hablar de él, sobreprotectores.

“¿Sabes sobre algo extraño en el expediente de Draco Malfoy, Yosef?” le preguntó por polvos flú a uno de sus amigos cercanos que trabajan en el Ministerio, trabajaba en el área de actualizaciones de expedientes.

Con un gran cansancio y ojeras bien formadas le contestó con una voz nerviosa “¿Draco Malfoy? Todo limpio en su expediente, nada extraño”

Estaba mintiendo, ¿qué estaba escondiendo?

“¿En serio? Ni siquiera uso de magia accidental o sobre su extraña enfermedad” su viejo amigo negó rápidamente “¿Qué es lo que tenía? Es muy extraño que no saliera por los medios la enfermedad que el niño sufría, siendo que tuvo que estar bajo el cuidado de muchos sanadores y totalmente aislado.”

“Eso… eso es confidencial” miraba de un lado a otro, asustado “Lo siento, Albus, pero no puedo decirte nada sobre los expedientes, ni siquiera a un amigo”

“Entonces si estás escondiendo algo, ¿no?” el hombre se mordió los labios muy molestos.

“No sé qué tanto quieren con ese niño” susurró como esperando que no escuchara, ridículo porque oyó claramente “Adiós, Albus” cortó la comunicación de forma repentina dejándolo con la palabra en la boca, ¿quién más había pedido información sobre Draco Malfoy? No podía comprenderlo, pero todavía seguía perturbándolo ese desconocimiento y las razones.

Iba observando cada vez más de cerca a Draco Malfoy que aún seguía retraído con los demás, pero no con sus amigos quienes estaban abrazándolo y tomándolo de la mano con mayor frecuencia, queriendo transmitirle su cariño y confianza. Era lindo de ver, pero al mismo tiempo le molestaba que los tuviera envuelto en sus dedos, especialmente a Harry Potter quien era obvio de su enamoramiento, especialmente cuando le escribió una carta de amor, no había duda de que fue él.

Nadie podía dudarlo, nadie podía no verlo así que le parecía que ese niño se encontraba burlando y disfrutando de aquella atención desmedida por el niño-que-vivió, disfrutando de moldearlo a su antojo y ordenándole a hacer lo que quería, influyendo en sus decisiones, atrapando a Potter cada vez más con una suave sonrisa, unas mejillas sonrojadas, una voz suave.

Después de todo esa era la forma de manipular, comenzaban con la sonrisa más bella que habías visto en tu vida, luego te hablaban sobre la cultura mágica y la muggle. ¡Después de atraían a un plan malévolo para acabar con estos últimos porque iban creando armas cada vez más peligrosas para los magos! ¡Luego si te ibas arrepintiendo de tus decisiones solo volvías a mirar aquellos ojos azules tan hipnotizantes y caías de nuevo, una y otra vez hasta que te golpea cruelmente la realidad para detenerlo, aunque tu corazón se rompa! ¡¿No, Gellert?!

Cerró los ojos cansados, apretó lentamente sus lagrimales con los dedos intentando sin mucho éxito aliviar el dolor de cabeza… ¿Gellert? ¿Había dicho Gellert? Maldición, los estaba confundiendo… no debía hacer eso, no podía especialmente cuando el niño fue internado en la enfermería por caer en el segundo piso de la biblioteca… puede que sea diferente si intentó proteger a la señorita Granger de ser petrificada.

Una voz en su subconsciente le susurró de que podía estar en un error y había decidido lastimarse para no ser considerado como culpable del ataque… pero ¿eso no sería muy bajo? La señorita Granger y el joven Malfoy parecían tan cercanos, pero había descubierto que esas personas que le provocan aquel malestar son los mejores actores del mundo, pueden fingir que todas las personas que conocen les importa, sin embargo, podían mentir con facilidad.

Aunque esas lágrimas que surcaban por sus mejillas por el dolor de su amiga petrificada, por la impotencia de no salvarla le hacía cuestionar sus dudas, ¿qué tanto alguien puede fingir verdadero cariño?

No lo sabía, desde hace mucho había dejado de querer a las personas, el cariño había sido olvidado de su sistema y eso lo hacía sentir no humano.

Soltó un suspiro cansado.

Afortunadamente la llegada de Lucius Malfoy que lo terminó sacando del colegio por motivos de que los padres de familia no estaban conformes con su intervención a los petrificados fue sacado como director de forma temporal, decidió tomar esos días como vacaciones mientras averiguaba sobre centros asistenciales mágicos que hayan tenido en sus sedes a Draco Malfoy o al menos hayan mandado a sus mejores sanadores a la mansión Malfoy. No tuvo éxito, no importó a cuantas instalaciones se presentó o cuantos sanadores interrogó -haciéndolo pasar como una conversación casual- pero nadie sabía nada.

¿Qué estaban ocultando los Malfoy? ¿Por qué hicieron creer a todo el mundo mágico de que el niño estaba enfermo? No tenía sentido, algo oscuro estaba tramando los Malfoy y no podía sacarse aquel pensamiento.

Tuvo muchas hipótesis ese tiempo libre. Así que decidió investigar libros sobre enfermedades mágicas en las bibliotecas de San Mungo para descubrir que padeció el niño por mucho tiempo o si al menos existía una enfermedad así, también buscaba la razón del porque el aura de los magos jóvenes podía cambiar por periodos cortos de tiempo, que motivaba ese extraño cambio.

Una teoría que había estado conversando con una vieja amiga era de que su núcleo podría estar corrompido, una fuerza externa o interna provocaba ese cambio en su núcleo mostrándose en su aura para los fantasmas, después de todo tanto el aura como el núcleo estaban conectados. ¿Qué fuerza externa o interna estaba involucrada? ¿Qué se había hecho el niño o qué le habían hecho? Tal vez era un plan de los patriarcas de aquella familia para poder salirse con la suya en lo que decidieron hacer con su vida, después de todo los Malfoy eran conocidos por sacrificarse por la familia, ¿no?

Todas sus teorías cayeron al suelo en el momento en que vio a padre e hijo juntos. Lucius había ingresado a su despacho con marcas de pequeños dedos alrededor de su cuello blanco, alguien lo había estrangulado y su leve temblor al mirar al menor de sus hijos solo confirmaba que él era el responsable de esta acción.

¿Estrangularlo? ¿No era eso muy cruel para tu padre, progenitor? Le sorprendía el sadismo en aquella familia, especialmente en un niño tan pequeño como Draco Malfoy… Después de todo parecía que su estremecimiento podía tener razón, el rubio menor podía ser un problema, uno muy grande en un futuro si no era detenido o al menos si no se le enseñaba la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Por ese motivo quiso hablar con el estudiante de Slytherin, había pedido tener unas palabras con él para que pudiera enseñarle sobre la moral y ética, respeto y agradecimiento, pero desafortunadamente el joven Malfoy no parecía listo de querer tener esta conversación debido a que decidió evitarlo lo que quedaba del año escolar. Se escabulló entre las masas de estudiantes que se reunían entre los ex-petrificados o después de eso intentaba esconderse entre la multitud de estudiantes que se iban despidiendo de sus amigos porque no los iban a ver por las vacaciones y al tener un tamaño pequeño era fácil poder escabullirse sin ningún inconveniente.

No pudo conversar con él, se le escapó de las manos y estaba seguro de que el rubio encontraba esto divertido.


El tercer año de Draco Malfoy en el colegio ya no sabía qué pensar del niño, así que decidió concentrarse en leer las estrellas como Firenze le había dicho el año escolar pasado. Así que hizo todo lo posible para poder abrir de nuevo aquel ojo interior suyo.

“Hay ocasiones que el estrés no nos permite estar en contacto con nuestro interior, director” le dijo Sybill con una mirada evaluadora, había decidido pedirle ayuda luego de no tener progreso en las vacaciones, sin embargo, puso mucho hincapié de que esto no lo supiera nadie “Ha estado bajo mucha presión, puedo sentir su aura perturbada así que debe relajarse para poder acceder a las estrellas. Para hacerlo más fácil yo podría leerlas por usted, solo dígame que debo buscar”

Negó suavemente con la cabeza “No debes preocuparte Sybill, ya tienes muchas responsabilidades con el nuevo año escolar. Pero estoy agradecido por tu ayuda, es lo que más necesito en estos momentos” y siguió sus consejos para desestresarse. Desde tomar tés relajantes hasta meditar, pero desafortunadamente nada pasó, seguía sin leer las estrellas o las cartas o el té. Se estaba ofuscando por sus constantes fallas.

Todo empeoró cuando acabó septiembre y Draco Malfoy corrió lejos del Gran Comedor como si estuviera poseído, las alarmas sonaron en su cabeza mientras reunía a los profesores a las afueras de comedor para cuadrar sus próximas acciones sobre el estudiante que había corrido despavorido hacia el bosque prohibido “Severus, ¿qué le pasa a tu ahijado?” gruñó enojado al profesor de pociones que no lo oyó porque rápidamente ingresó al bosque acompañado de Gilderoy Lockhart -para ser sincero todavía le sorprendía que siguiera en el colegio enseñando, si no fuera por Filius lo hubiera despedido- “¿Minerva?” volteó a ver a una de las mujeres que siempre había estado a su lado como su mejor amiga, pero ella también se había ido “¿Filius?” intentó buscar al profesor de Encantamientos que lo admiraba por ser una de los magos más poderosos de esta generación, tampoco se encontraba cerca “¿Hagrid?” No había nadie cerca, lo habían dejado solo por un niño que recién conocían y tenía secretos para todos.

Se sumergió también al bosque, no para buscar al menor de los Malfoy sino para visitar a los centauros, tal vez pudiera usar el respeto que ellos sentían por él para pedirles -exigirles- la aclaración sobre lo que han visto en el futuro del rubio, necesitaba saber si repercutirá en los magos y brujas aquella visión.

“Albus Dumbledore, hace mucho tiempo que no te acercas a nuestra colonia” galopó Magorian, el líder de la colonia de centauros del bosque prohibido, hacia él “¿Qué te trae aquí? Sabes que los magos no son bienvenidos” gruñó el siempre enojado centauro mientras lo rodeaba a paso ligero.

“Magorian como siempre es un gusto verte” saludó intentando calmarlo, no tuvo éxito “Solo quería hablarles sobre una rara visión que tuve de un estudiante mío…”

“¿Cuál de ellos?” dijo mirándolo fijamente con aquellos ojos oscuros.

“Draco Malfoy” esperó alguna reacción del centauro, la obtuvo. Magorian tensó sus hombros y su piel castaña se estremeció notoriamente, eso solo confirmaba que lo visto no era agradable, ni un poco “He visto algo oscuro en su futuro, algo malo y cruel…” obviamente era una mentira, pero necesitaba comenzar con algo para sacarle información al jefe de los centauros.

Con un suspiro y mirando el cielo estrellado contestó “Detesto a los magos porque han creado leyes contra nosotros, las criaturas mágicas… pero él, no puedo detestarlo debido a que en sí es como nosotros” ¿Cómo ellos? “Su pasado, su presente, su futuro está tachado con el mismo dolor, horror” cerró los ojos el centauro como si estuviera recordando algo “Me preguntaba cuánto dolor puede cargar un cuerpo antes de desplomarse, en la visión lo descubrí.”

Sin poder evitarlo por la información dada soltó un: “¿Qué vieron?” supo que metió la pata cuando Magorian frunció el ceño hacia su persona, luego bufó molesto.

“No viste nada, ¿verdad, Albus Dumbledore?” no necesitó una respuesta el centauro porque le dio la espalda “Tuve que haber adivinado que me estabas mintiendo, después de todo las estrellas siempre han demostrado que eres así” empezó a alejarse.

“¡Espera, Magorian! Necesito que me digas que viste, si es lo suficientemente malo para dañar al mundo mágico” una parte de él quería paralizarlo y llevarlo al colegio para mantenerlo ahí hasta que le diga sobre la visión, pero se contuvo “Si es malo debemos detenerlo para evitarlo”

Deteniéndose le contestó “¿Malo? Esa no es la palabra que usaría, pero no se lo hagas más difícil Albus, él no lo merece” y desapareció entre los árboles rápidamente, alejándose de él y dejándole más dudas que respuestas.

Los meses fueron pasando con lentitud especialmente cuando descubrió que Malfoy y los Gryffindor desaparecían en la Habitación de los Menesteres, no sabía qué hacían ahí los cuatro estudiantes, pero solo generaba más dudas y preocupaciones en su persona debido a que veía como los leones salían con la ropa sucia y descuidada, a veces chamuscadas, por su parte Malfoy estaba impecable. ¿Qué les estaba haciendo el rubio?

Otro de sus problemas fue de que había visto a Madame Pomfrey apartando un momento de su agenda para atender al niño, no sabía del porque se reunían en la enfermería unas cuantas veces a la semana, pero no importó cuánto preguntó a la enfermera ella no dijo nada importante o relevante.

“Ya te dije Albus, Dra… el joven Malfoy solo me ha pedido ayuda en la magia curativa” la conocía hace mucho tiempo y sabía que le estaba dando verdades a medias “Y como nunca he tenido un estudiante que deseara ese conocimiento, ahora me siento muy emocionada por enseñar, especialmente a un niño que es muy habilidoso con ella”

“¿Habilidoso?” preguntó curioso, para que Poppy se explayara más.

“Si, aprende rápido la teoría, demasiado” dijo con una sonrisa amigable y divertida “Hasta siento que se me están acabando los temas.”

“¿Solo están aprendiendo teoría?”

“Obviamente, sabes que no puedo enseñar cosas prácticas, no es mi competencia porque no me he certificado como pedagoga en medicina” contestó, sin embargo, sus ojos esquivos le dijeron una cosa distinta “Si es todo lo que querías saber, me retiro a la enfermería ya que tengo a dos estudiantes que se cayeron con esas asesinas escaleras movibles. Nos vemos” se retiró rápidamente la mujer dejándolo solo, de nuevo.

El año fue andando con tranquilidad mientras seguía investigando aquella visión de los centauros, no podía estar tranquilo sin saberlo y sus métodos para poder abrir su ojo interior poco a poco fue teniendo éxito.

Unos días antes de regresar de las vacaciones de Navidad pudo ver un atisbo de la visión.

El aire olía a muerte.

La sensación del entorno era pesada.

Una risa extraña y loca escuchaba a la lejanía, nunca había escuchado a alguien reír así, sin tapujos, sin sentido, sin control. Rápidamente empezó a ¿escalar? hacia el origen de la risa que se encontraba varios metros sobre su cabeza, sin embargo, se sorprendió de que pudiera escalar a esa velocidad, nunca ni en sus mejores años de vida fue tan veloz, pero rápidamente llegó a una zona conocida para él.

Eran las afueras del Ministerio de Magia, en Londres Muggle.

Las casas alrededor iban cayendo por culpa de una rara y horrible criatura que las iba destruyendo, los gritos de agonía salían de alguna parte del cuerpo de la criatura, una parte dentro de él sabía que era un pedido de ayuda, que buscaba que acabaran con su sufrimiento, que lo obligaron a detenerse porque no buscaba hacer este caos.

No quería seguir dañando.

Bajo su mirada a su mano y la varita en ella no era conocida para él, al menos nunca la había usado antes. Era una varita azul aciano con enredaderas plateadas rodeándola, y con una empuñadura del mismo color plateado. La apretó con fuerza y le gritó a alguien, no sabe a quién, pero la imagen lentamente fue cambiando.

Ahora se encontraba arrodillado en el frío y duro suelo del castillo, mirando en shock sus manos embarradas de sangre. Sentía un frío corriendo por su cuerpo, inmovilizando cada una de sus extremidades y sus sentidos, era como si su corazón hubiera sido arrancado de su pecho y las voces que lo rodeaban eran inaudibles.

En ese momento se percató de que aquellas manos no eran las suyas, eran más pequeñas y nada arrugadas, había un cuerpo al lado suyo, pero no sabía de quién, pero por la sangre pudo reflejar su rostro.

Draco Malfoy.

Aquellos ojos grises estaban sin vida… y de un momento a otro brillaron con rabia, furia, venganza. Levantó la varita en su mano junto con él mismo para atacar a las personas que lo rodeaban.

No sabía qué hechizo lanzó, no sabía las consecuencias generadas, pero la satisfacción y felicidad rodeó su cuerpo ante los gritos de dolor que escuchaba. Se fascinó por los gritos, el terror, la agonía, todo iba a estar bien.

Abrió los ojos cuando la ventisca fría del invierno acarició su rostro con mucha intensidad.

Se sintió mareado y lo único que podía recordar de la ilusión era el sentimiento de satisfacción al atacar a las personas que le rodeaban, no, que rodaban a Draco Malfoy… soltó un suspiro “¿Qué olvidé? Sé que olvidé algo” susurró mirando las estrellas que iluminaban muy poco el oscuro cielo de la noche “¿Por qué no puedo recordar?” se sentó en el suelo y volvió a intentar regresar a la visión sin mucho éxito “¿Por qué?”

Fue a visitar de nuevo a los centauros que volvieron a negar su ayuda, una parte de él deseo usar Legeremancia sobre ellos, pero se darían cuenta con mucha facilidad, así que se encontraba atado de manos en qué hacer.

Cada vez las pesadillas sobre esa visión aumentaban, escuchaba a personas gritar y ello provocaba que despertara, no importó cuanto intentó tranquilizarse los gritos inundaban su cabeza, unos alaridos de ayuda que no podía encontrar un rostro, un origen, nada.

“¿No hay una forma de retener las pesadillas? Cada vez que despierto solo tengo la sensación de los gritos, pero no recuerdo nada más” le dijo a Fawkes “Tienes alguna idea viejo amigo” su fénix solo negó con la cabeza “Esto es tan extraño” se levantó de su escritorio donde se encontraban diversos libros sobre sueños y pesadillas, visiones, pero nada le dio una respuesta. Empezó a caminar por los pasillos del colegio, era de noche y solo observaba a los profesores junto con algunos fantasmas que estaban inspeccionando de que Sirius Black no se encontrara cerca. Además, de que afuera del castillo observaba al grupo de dementores mandados por el Ministerio rondando por el colegio.

No le gustaba que estuvieran tan cerca del colegio porque afectaba a algunos estudiantes, no era común que niños estuvieran cerca de estas criaturas, como hubiera deseado que Cornelius los hubiera dejado en Azkaban, pero no importó cuanto discutió, ese hombre no cedió, era tan orgulloso y arrogante que se volvía molesto.

“10 dementores y 15 aurores en Hogwarts, obviamente los estudiantes se sienten desprotegidos” susurró observando como un escuadrón de aurores se separaban para recorrer el colegio. Estaba cansado.

Las pesadillas no lo habían dejado dormir correctamente, mientras todo el movimiento contra Black lo mantenía ocupado, no tenía tiempo para darse un descanso, ya no podía dormir correctamente.

“¿Podrías hacerme un favor, Alastor?” le preguntó por flú a uno de los más grandes cazadores de mortífagos durante la guerra contra Voldemort, además de un buen amigo.

“¿Qué necesita, Albus?” fue su respuesta seca y sin emociones, así era él en ocasiones, en otras era muy paranoico, aunque cualquier se volvería como tal con todo lo que vivió en esos años oscuros.

“Necesito que investigues a la familia Malfoy, específicamente sobre el menor de ellos, que hizo esos 10 años que toda la comunidad mágica no supo de él”

Una sonrisa torcida apareció en los labios del hombre “Lo haré, ya me estaba aburriendo de mi retiro” soltó una carcajada “Los Malfoy, ¿eh? Siempre supe que debieron meter a Lucius a Azkaban, esa asquerosa rata mentirosa” luego de eso cortó la comunicación, seguro para empezar la investigación. Era lo mejor, tendría afuera del colegio unos ojos extras sobre el tema de esos 10 años desaparecidos que nadie sabía sobre el niño. Confiaba en este trabajo a su viejo amigo, él le daría resultados positivos.

El año estaba yendo bien a diferencia del año anterior -poniendo de lado la invasión de Black-, hasta que el ataque de un hombre lobo perturbó todo. Mierda, ¿fue Remus Lupin? No había otro hombre lobo en los terrenos del colegio, mierda, mierda, todo esto fue su jodida culpa, no tuvo que haberlo contratado como profesor.

Mandó a Filius a revisar la pequeña casa debajo del sauce boxeador para que revisara si ahí se encontraba encadenado Remus transformado, mientras mandaba a otro grupo de profesores a inspeccionar el bosque prohibido para que rescataran al menor de los Malfoy de las fauces del licántropo, ya que puede dudar de las acciones del niño con el mundo mágico, pero eso no significa que deseara su muerte, que deseara sea dañado. Después de todo es un niño.

“¿Cómo se encuentra, Poppy?” le dijo a la enfermera que estaba intentando limpiar la mordida profunda en el cuerpo del joven, aunque estaba un poco aliviado de que la hemorragia hubiera disminuido.

Poppy negó con la cabeza “Se va a transformar en la próxima luna llena” dijo con pesar y era entendible, después de todo los licántropos, aunque fueran magos o brujas siempre iban ser tratados como lo peor en el mundo, sin poder tener un trabajo, una vida normal o respeto “¿Qué vamos hacer, Albus? Si el Ministerio descubre que es un hombre lobo lo van a poner en su registro y su vida como la conoce acabaría, no tendría un futuro. Es solo un niño.”

Miró alrededor de la enfermería donde se encontraban un grupo de estudiantes que también eran prefectos “¿Solo ustedes vieron el ataque?”

“También Malfoy” dijo uno luego de un minuto en silencio, estaban en shock, asustados y temblando de ver a su amigo en tal estado.

No podía permitir que la vida de un mago sea truncada por este ataque, especialmente porque se generó dentro de Hogwarts “Mantendremos esto en secreto, le enseñaremos al joven Hann cómo vivir con la licantropía” iba ser un camino difícil, pero tenía fe de que lo lograría.

A los minutos ingresaron unos aurores cargando a otros para luego depositarlos en las camillas libres, también detrás de ellos estaban sus profesores que acompañaban a un herido Draco Malfoy que se aferraba a Severus Snape, abrazándolo y no queriendo soltarlo.

“¡Es su culpa! No hubiéramos estado ahí si él no hubiera roto las reglas” gritaron los cuatro prefectos señalando a Malfoy que solo enterró más su rostro al pecho de Severus. Mandó a callar a los estudiantes mientras cerraba las cortinas alrededor del joven Hann para que los aurores no lo vieran, mientras Poppy iba rápidamente hacia el rubio para también revisarlo, le sorprendió que solo tuviera algunos leves moretones siendo que había sido ‘secuestrado’ por un licántropo. ¿Fue siquiera un secuestro? ¿Cómo podía haber regresado con unos simples moretones cuando los hombres lobos pierden el control en luna llena? No es que hubiera querido que regresara sangrante y a las justas vivo, pero era extraño que no hubiera sido atacado con más severidad por la criatura.

Mientras terminaban de revisar al Slytherin, Minerva se acercó para susurrarle de que Remus seguía encerrado en la casa de los gritos, así que tenían un problema mucho más grande de lo que creían porque había otro hombre lobo en Hogwarts y lo peor es que no sabían quién era o qué hacía ahí.

Se sentía culpable por el joven Hann, no era justo de que estuviera infectado por un hombre lobo, su vida se iba a arruinar si esto se revelara, solamente había que ver a Remus quien siempre parecía enfermo, con ropa vieja y levemente desnutrido por la falta de comida junto con las transformaciones mensuales. No era una vida que le deseara a cualquiera.

Cerró los ojos mientras su mente se encontraba divagando entre las voces de los presentes en su despacho junto con el plan que estaba formando para crear otra guarida para el joven Hann porque sería contraproducente dejarlo junto a Remus ya que los hombres lobos son territoriales, se atacarán si los dejaba solos.

Escuchar lo que Hann le había hecho al joven Malfoy fue asqueroso, no lo iba a negar, pero… pero su mayor preocupación ahora era mantener al estudiante mayor con una vida más estable y normal. Sabía que debía existir un castigo, estaba de acuerdo con ello, sin embargo… Sin embargo, ahora debía priorizar al que su vida iba a tener un cambio más notorio.

Lamentablemente así no lo vio Severus ni su mascota -Gilderoy Lockhart-, ellos no creían que deberían preocuparse primero por el niño que su vida cambiaría drásticamente y fue doloroso, solo pensaban en Draco Malfoy y sus sentimientos, no importaban los sentimientos de los demás. Y aunque no sabía cómo demostrarlo sabía que los dos profesores habían sido los responsables de llamar al Ministerio para llevarse al joven Hann a sus instalaciones. Unas semanas después se enteró que Hann había sido declarado muerto, no pudo averiguar más, no supo qué le pasó y no importó cuanto buscó su paradero, pero no hubo nada de él.

El tiempo iba pasando y no encontró ningún estudiante que tuviera las características de un hombre lobo, no sabía si era un estudiante o alguien externo que había ingresado también al colegio como lo hizo Black quien después de su último ataque provocó más temor en los estudiantes de Hogwarts. Por su parte Malfoy, Harry, Hermione y Ron estaban en alerta constante, revisando los pasillos y grietas de las paredes cuando eran escoltados a sus salones o salas comunes, no sabía que estaban buscando y por sus rostros frustrados estaba seguro de que no lo habían encontrado.

Así que también empezó a revisar los pasillos por si encontraba algo fuera de lugar, pero sin saber lo que buscaban sus resultados fueron nulos.

Siguió su vida con tranquilidad mientras escuchaba como el niño de los Malfoy seguía ingresando y ‘perdiéndose’ en el bosque prohibido, no sabía lo que hacía, pero tampoco había forma de descubrirlo sin meterse en su mente de forma invasiva, ¿debería hacerlo? Pensaba mientras lo veía desayunar en el Gran Comedor con lentitud y un poco deprimido.

Era bueno en legeremancia y podría ingresar en la mente del niño con facilidad, lo único dificultoso sería que los dos se encuentren a solas y mirándose a los ojos por al menos unos segundos, Malfoy parecía rehuir de él sin ningún motivo.

Al final del año escolar vio al hombre lobo, era más grande de lo que alguna vez fue Remus y también más oscuro, para su sorpresa estaba cargando en sus brazos a un desmayado Draco Malfoy herido, pero lo sorprendente fue que esa criatura se entregó a los aurores, no opuso resistencia ni siquiera cuando fue atacado con los hechizos más poderosos y permitidos. No atacó, no se descontroló, solo se dejó atrapar y encerrar, estando enjaulado lloriqueó un poco.

Sintió un poco de pena porque la criatura estaba consciente, pero… ello sería imposible, ¿no?

¿No?

No supo que le hizo acercarse al licántropo y susurrar “¿Conoces a Draco Malfoy?” la criatura lo miró por unos segundos dudando de responder para luego girar su rostro a otro lado “¿Por qué lo salvaste? No tiene sentido” sin respuesta todavía, así que decidió irse por un alboroto al otro extremo del camino llamó su atención, unos aurores llevaban un cuerpo completamente cubierto.

Un muerto.

Corrió lo más rápido posible hacia el alboroto y se dio cuenta que era un auror que había estado cuidando el interior del castillo, un antiguo estudiante de Ravenclaw que le había dado varios informes de los estudiantes del colegio, su comportamiento y actitudes.

Se acercó a la enfermería cuando observó como Severus traía consigo a Harry y sus amigos desmayados, junto a Black quien estaba siendo arrastrado por dos aurores y Cornelius.

Discutió con Cornelius sobre los próximos pasos que iban hacer sobre todo lo sucedido, al final el ministro solo declaró que toda la culpa recaería en el hombre lobo, le parecía ridículo porque era obvio que el auror había fallecido por la maldición asesina, y eso le preocupaba más ahora, alguien dentro de los terrenos del colegio había lanzado un imperdonable… ¿quién?

Mientras se iba de la enfermería, un presentimiento recorrió su cuerpo, sabía que algo olvidaba.

Cuando unos minutos después, Harry Potter y Hermione Granger se acercaron a ellos con una rata en el bolsillo del primero, declarando que era Peter Pettigrew, no le creyó, pero solamente porque era Harry y deseaba que este lo apreciara decidió obligar a Cornelius a lanzar el hechizo de destransformacion de animagos.

Tener frente a Peter hizo que todos los cargos penales dados a Black sean cuestionados por lo que pudo persuadir a Cornelius de que Sirius tenga su juicio, un juicio que tuvo que haberse dado hace mucho tiempo.

Al preguntar a los Gryffindor si habían usado el giratiempo, cuando estuvieron solos, le negaron su uso. Se veían tan ligeros y sin culpa al mentirle en la cara que solo pudo fruncir el ceño, no se suponía que los estudiantes de la casa de Gryffindor fueran mentirosos, todo era culpa de Draco Malfoy pensó mientras regañadientes le daba el permiso a Severus con su ahijado a retirarse del colegio para irse a San Mungo para visitar y quedarse con Gilderoy Lockhart que estaba herido, pero estable.

Al final del tercer año de Draco Malfoy se retiraron del colegio 14 aurores y 9 dementores.


El cuarto año comenzó con un gran revuelo por el ataque de mortífagos en el último partido del Mundial de Quidditch.

Se encontraba preocupado de cómo esto podría repercutir en la sociedad mágica, por lo que decidió centrarse en Hogwarts y las noticias que Alastor Moody le trajo.

“¿Cómo te fue en la investigación, Alastor?” preguntó luego de la cena del nuevo año escolar, se encontraban en su despacho mientras se sentaba en su escritorio esperando el reporte. Ante el silencio que le siguió decidió aclarar “¿Sobre Draco Malfoy?”

“¡Oh! Si, ya lo sabía, solo estaba organizando mis ideas” comentó rápidamente, sentándose frente suyo y sacando unos papeles arrugados de la vieja chaqueta para entregársela “Léelas, luego te diré toda la información de fondo”

Nombre del sujeto: 5RU06

Criatura: ————

Afinidad: Increíblemente favorable

Funciones cerebrales: Increíblemente favorable

Fuerza física: Superiores

Fuerza mágica: ————

Su cuerpo se ha afianzado muy bien con la criatura, puede mantener el control en su transformación y las características superiores de la criatura se han incrustado en su lado humano generando un ente superior a los otros, hasta de mí mismo. Sus instintos lo mueven a proteger a su ‘manada’ por lo que es importante para tener un mayor control en su persona es ser parte de ella, de esa forma sin necesidad de un instrumento externo se le controlará con facilidad.

También se ha desarrollado mucho su memoria a largo plazo, capaz de recordar información, aunque lo haya visto una sola vez, hábil y con una inteligencia rápida.

Nota 1: A sus 8 años todavía no ha dado indicios de magia, ni siquiera algún hechizo accidental. ¿Tal vez deba someterlo a más estrés para que pueda demostrarlo? O acaso me dieron un niño ¿squib? No lo sé, pero sería inútil si no pudiera hacer magia, estaba ansioso por eso.

Actualización 1: En el ámbito mágico no hubo ningún indicio de poseerlo hasta que cumplió los 10 años, lo utilizó en un momento de completo estrés y miedo. ¿Esto perjudicará algo en su núcleo mágico?

Actualización 2: Mentalmente inestable esto se comprueba con la falta de unión entre su criatura y el lado humano, los dos se rechazan por lo que su transformación se encuentra incompleta, según la investigación y las últimas teorías realizadas 5RU06 debería transformarse en una criatura capaz de repeler todo ataque, después de todo fue creada para ser superior a los mismos magos. ¿Qué se debe hacer para lograr la transformación completa?

Nota 2: Ese pequeño mocoso, ¿cree que podrá escapar de mí? ¿cree que al formar una nueva manada ya no interrumpiré en su vida? ¡Es mío! ¡Es completamente mío! ¡Yo lo cree, yo lo hice superior! ¡Si no fuera por mí no sería lo que es hoy! ¡Ni siquiera existiría!

Actualización 3: Más fuerte tanto física como mágicamente de lo que creí en mis primeras observaciones, ha sido capaz de superar a mis primeros sujetos de prueba con mucho éxito. Aunque el león y las hienas eran muy débiles a comparación de mi mejor creación.

Nota 3: He escuchado de que 5RU06 no le gusta el bello nombre que le di, lastimosamente quiere ser llamado ‘Draco’, en esto no puedo estar de acuerdo contigo Tom, ese es un nombre horrible, para mí seguirá siendo 5RU06. Fin del asunto.

¿Qué era todo esto? ¿Qué acaba de leer?

“¿Alastor?”

Su viejo amigo se acercó para ponerse a su lado del escritorio “Voldemort financió diversos experimentos, queriendo que se creara un ejército superior a cualquier mago o criaturas tanto mágicas o no mágicas” ¿qué? ¿de qué estaba hablando? “El menor de los Malfoy es uno de esos experimentos, fue creado para servirle y … y ahora está como un espía en el colegio, para tantear el terreno cuando Voldemort regrese.”

¿Espía?

Recordó cada movimiento sospechoso, de que estuvo caminando por las noches alrededor del castillo, entró a la habitación de los Menesteres sin alguna razón aparente, cambió a muchas personas a su conveniencia, que su aura asustaba a los fantasmas en ciertas noches, que se escondía en el bosque prohibido para salir lastimado, que no deseaba conversar con él. “Esos animales que vinieron antes… ¿también eran parte del ejército?”

Alastor negó con la cabeza “No eran parte del ejército, solo eran sujetos de prueba, los primeros experimentos que sabían iban a fallar, las primeras pruebas. Ellos odiaron a Malfoy por su éxito, así que decidieron vengarse”

“¿Cómo descubriste esto? ¿Cómo no lo supimos antes?” iba releyendo una y otra vez los papeles en su mano “Este hombre que escribió el informe, ¿qué pasó con él?” la información dada era de hace máximo dos años, desde que aparecieron las hienas en el segundo año de Draco Malfoy-

Su mirada era vacía “Lo maté, tuve que hacerlo porque estaba experimentando con más criaturas, aunque solo estaba inspeccionándolas por el momento”

“¿Qué criaturas?”

“Dementores” no pudo evitar mirar a Alastor en shock “Vampiros… hidras” la respiración se trabó en su garganta ante lo dicho, ¿pensaba usar personas para experimentar con aquellas criaturas? ¿acaso estaba loco? “Comprenderás por qué tuve que matarlo, no podía dejarlo hacer esa atrocidad, Albus”

Lo entendía, pero hubiera querido tener una conversación con aquel monstruo para saber si tenía alguna información sobre Tom. Mandó a descansar a Alastor mientras él se quedaba a pensar todo lo dicho en la conversación. ¿Un ejército? Conocía a Tom y sabía que ese no era su modo operandi, él no experimentaba con las personas, no tenía el suficiente tiempo y paciencia para ello, así que estas acciones deberían ser del científico que había llevado a cabo toda esta locura.

Con Tom lejos y este científico muerto, solo le quedaba mantener bajo su vigilancia a su espía. Draco Malfoy.

Ordenó a Alastor que mantuviera a Malfoy lo más vigilado posible, de que no se alejara de su lado y que cada fin de semana le diera un reporte sobre el día a día del menor, lastimosamente el rubio parecía dudar del nuevo profesor de Defensa por lo que empezaba a acosarlo, faltarle el respeto y gritarle en los pasillos.

“Debemos poner mano dura, Albus. Ese niño cree que no va a recibir verdaderos castigos ante su mal comportamiento, si queremos que sepa diferencia el bien con el mal hay que tener mano dura porque ha hipnotizados a otros para hacer lo que quiere, si lo reprenden solo será un castigo leve” sabía que tenía razón, no podían permitir que el espía de Tom siguiera creyendo que tenía pase libre en el colegio, no podían permitirlo por lo que decidió castigarlo limpiando todos los libreros de la biblioteca.

Las semanas iban pasando mientras seguían observando los movimientos de Draco Malfoy, no había cambiado nada últimamente, solo estudiaba, pasaba su tiempo con sus ‘amigos’, limpiaba la biblioteca y entrenaba para la llegada de las demás escuelas. Todo era normal y tranquilo… tal vez sabía que dudaban de él por eso estaba actuando lo más normal posible. Además, ese nuevo alumno que había ingresado al quinto año le parecía tan curioso porque podía ver rasgos físicos de Severus y Gilderoy, era como si en verdad fuera su hijo biológico, asimismo no sabía de donde había salido, tenía papeles de un orfanato en América, pero le parecía curioso de que hubieran ‘adoptado’ a un adolescente. Thuban O’Brien era muy cercano a Draco, eso lo hacía dudar más de su origen.

Así que mientras Alastor vigilaba a Malfoy, él decidió vigilar a O’Brien.

Lastimosamente este parecía un estudiante normal, un poco lento en el aprendizaje, pero con muchas ganas de aprender. También se fue involucrando con los demás Slytherin de su año y del año de Malfoy, se notaba que Hélio Parkinson había decidido ayudarlo a involucrarse con todos sus amigos y el entusiasmo del joven provocó ternura en todos -menos Lesath Malfoy-, se fue integrando cada vez más. Lo único raro del nuevo estudiante era sus constantes masajes que se daba a sus extremidades, masajeaba sus muñecas, antebrazos, brazos, hombros, piernas, pantorrillas y espalda. Al menos una vez cada media hora se masajeaba con una pequeña mueca de satisfacción.

Curioso.

Descubrió que también iba con Poppy al menos dos veces a la semana como lo hizo Malfoy el año pasado, no preguntó de que hablaban porque sabía de qué le negarían la información.

Empezaba a preocuparse por esos dos estudiantes.

“¡Por el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería: Cédric Amos Diggory!” gritó presentando al primer campeón del torneo, era mejor centrarse en esto que en el dolor de cabeza de los ‘hijos’ de Severus y Lockhart, sabía que no podía decirles sobre que sus tan amados hijos eran unos espías, no le creerían así que decidió tener más pruebas para volver a tener a su lado su mejor hombre.

Los Hufflepuff gritaron de júbilo por al fin tener un momento de fama, sonrió levemente porque de todos los estudiantes de último año de Hogwarts Cédric era el más competente y apto para ganar este torneo.

“¡Por el Instituto Durmstrang: Víktor Krum!” el segundo campeón provocó más júbilo por ser un buscador profesional, no le sorprendía que fuera seleccionado, tampoco los gritos de celebración dados más por los chicos que las chicas.

Esta generación, pensó entre risas.

“¡Por la Academia de Magia Beauxbatons: Fleur Isabelle Delacour!” la joven se levantó para dar una leve reverencia a todos los jóvenes que suspiraban por la elección de su persona, ella parecía muy feliz de poder deslumbrar más a todos “Con todos los campeones seleccionado tengo fe de que cada estudiante de sus respectivas escuelas le brinde el apoyo que merecen para llevar a su casa de estudios la victoria y …” se quedó en silencio cuando el caliz arrojó a sus manos un trozo de pergamino.

Lentamente y con manos temblorosas abrió el pergamino. Leyó el nombre escrito ahí. Esto debía ser una broma, ¿no? pensó para sus adentros mientras apretaba aquel trozo de papel en su mano, pensaba no decir el nombre, pero los susurros de los estudiantes, profesores y jueces que habían visto que había salido un nuevo nombre del cáliz no se lo iba a permitir “Draco Malfoy” dijo luego de aclararse la garganta.

El caos explotó en el Gran Comedor.

Pocos estudiantes de su colegio estaban recalcando que el menor nunca pondría su nombre en el cáliz, otros gritaban en respuesta de que Malfoy siempre debía ser el centro de atención todos los años, así que no les sorprendía que intentara quitarle el protagonismo a los Hufflepuff. Se llenó de grito el comedor mientras los estudiantes invitados también reclamaban que esto le daba más probabilidades de ganar a Hogwarts.

Le dolió la cabeza y la culpa lo tenía Draco Malfoy. Giró su rostro hacia la mesa de Slytherin buscando a la pequeña serpiente, pero no lo encontró en ningún lado, ahora con todo el caos suelto también se percató de que ni Severus ni Gilderoy se encontraban cerca. Giró para mirar a sus demás profesores “¿Dónde está Draco Malfoy?” dijo entre dientes, estos solo miraron a otro lado “¿Dónde?” repitió porque ahora estaba siendo presionado por los demás jueces a que aclare este problema que ni siquiera era su culpa.

“Enfermería” dijo calmadamente Minerva.

Antes de ir a la enfermería tuvo que calmar a los demás jueces de que averiguaría sobre este suceso, de que vayan e informen a los otros tres campeones sobre lo que iba a tratar el Torneo, mientras que él iría a la persona responsable de este problema.

Mientras caminaba hacia donde se encontraba Malfoy, escuchó un cojeo acercándose “¿No te dije que lo vigilaras, Alastor?” su viejo amigo solo tenía un ceño fruncido.

“No pude hacer mucho cuando ese hombre pomposo no me dejaba fuera de su vista” ¿Lockhart? ¿También estaba detrás de arruinar el Torneo?

Solo asintió para seguir su camino, por su parte escuchó como Alastor se iba rápidamente por otro lado, no le importaba, lo único en su mente era hablar con Draco Malfoy.

Irrumpió molesto en la enfermería, en primera vista se encontraban Severus y Lockhart hablando con Poppy “¿Albus? ¿Qué haces aquí? Deberías estar presentando a los campeo…” se acercó a los tres adultos para luego arrojarle el trozo de pergamino a Severus “¿Qué es esto?”

“Es lo que quiero averiguar. ¡Joven Malfoy!” gruñó mientas se acercaba a aquella camilla alejada que estaba siendo tapada por las cortinas, después de todo esa camilla ya tenía el nombre del niño grabada. Los otros tres adultos intentaron detener su andar, pero se encontraba enojado, no iba a detenerse

“Está inconsciente, no puedes despertarlo, iría contra la recomendación de su enfermera que déjame informarte soy yo”

“Albus, Draco está delicado de salud, no puedes interrumpir su descanso así por así, él lo necesita”

“No puede hacer eso director, somos sus padres y no queremos que le perturben su descanso, podría ser perjudicial para su salud”

Decían para detenerlo, pero obviamente no les haría caso. Abrió con fuerza las cortinas para que responda sus preguntas de una buena vez “¡Joven Malfoy!” no se encontraba en la camilla, el viento de la noche fría movía con fuerza la ventana abierta. Había escapado.

Iba a reclamarle a sus dos profesores sobre donde se encontraba su niño, pero no pudo cuando preocupados también salieron por la ventana, buscándolo “¡Draco!”

Salió de la enfermería por el portón mientras Minerva y los demás profesores -que acababan de llegar- parecían sorprendidos de que un estudiante hubiera huido de esa forma “Draco Malfoy escapó. Búsquenlo” dijo mientras observaba atrás de los adultos a tres estudiantes que al escuchar sus palabras corrieron fuera del colegio “Dejen a los Gryffindor, solo busquen a Malfoy” sus palabras callaron a Minerva que parecía listo para ir por sus alumnos de casa.

Estando solo volvió tomar el pergamino que había tomado del suelo, revisando una y otra vez como se pudo colar en el Cáliz, sin embargo, mientras más revisaba la letra se le hacía familia, era la escritura de Harry Potter. Frunció el ceño por esto, ¿por qué Potter había escrito el nombre de Malfoy y lo puso en el cáliz? ¿Malfoy se lo había ordenado? ¿Cómo pasó la línea de edad que él estableció? No tenía sentido.

Discutió con los demás jueces de que no sabían que pasó, y que no debían de preocuparse porque Malfoy solo sería un estudiante representando a una escuela ficticia, pero lastimosamente no podían sacarlo debido a que el Cáliz lo había elegido. Él niño se había salido con la suya. También discutió con Severus y Lockhart por no poder mantener al mocoso en las riendas correctas, obviamente lo defendieron.

Solo estaba sufriendo una migraña por esta discusión.

Todo estaba jodido con las relaciones con los colegios invitados que ahora estaban muy enojados con ellos por lo que debía mantener la paz.

Le sorprendió también que el joven Malfoy quedara internado en la enfermería por tres días, era ridículo que no encontraran la enfermedad o virus que lo había postrado en cama, pero no dudaba de la profesionalidad de Poppy por lo que solo sumó más curiosidad ante la condición del rubio “¿Sabes que criatura es?” le preguntó a Alastor quien solo negó la cabeza. No le gustaba estar a oscuras, no le gustaba ese desconocimiento.

Pero lo que le gustaba menos era de que Severus no este de su lado. Odiaba no tenerlo respaldando sus decisiones y cumpliendo sus encargos, sino que pasaba tiempo con ‘su familia’, lo sabía, sabía que Lockhart no solo era aquel amigo con quien compartía el cuidado de los ‘niños’, sino que se habían acercado tanto de que era la nueva Lily Evans.

Tenía que destruir aquella relación porque le estaba quitando el norte a Severus, lo estaba confundiendo.

Pero era difícil tener tiempo libre debido a que semanas después de la llegada del Instituto de Durmstrang unos prefectos le dijeron que dos estudiantes se habían estado peleado cerca de la casa de Gryffindor. Frunció el ceño porque al parecer tenían miedo de intervenir por lo que le pidieron que por favor vigilara esa zona, no le informaron de frente a Minerva porque al ser una pelea con un estudiante invitado creyeron que él era el más indicado en lidiar con este tema.

“¿Has escuchado sobre un alumno tuyo peleando con uno de los míos, Igor?” le preguntó al director de Durmstrang mientras miraban por una ventana superior aquel lugar que había sido un campo de batalla.

“No, ninguno de mis estudiantes me ha comentado nada” respondió un poco ido.

“¿Pasa algo, Igor?” no pudo estar curioso por el semblante del otro hombre.

“Nada… bueno, he estado hablando con Severus” ¿Con Severus? Pensó que el profesor no le gustaría tener una conversación con un excompañero mortífago “¿Hemos hablado un poco de la familia?” estaba dudoso sobre ese tema de conversación “Me hizo pensar que me hubiera gustado tener un hijo, ¿sabes? o una hija. Al final de cuentas creo que él ya tiene dos, aunque uno de ellos me ha empezado dar un poco de miedo.”

“¿El joven Malfoy?”

“¿Cómo lo supiste?” dijo sarcásticamente “Me ha estado vigilando mucho, a cada habitación que entro es el primero en mirarme. Ha empezado a hacerme sentir incómodo” sin embargo, sus ojos mostraban tristeza “Severus se ve feliz, ¿no? Aunque tiene una familia muy rara, siempre creí que después de lo que hicimos no merecíamos ese tipo de vida, pero al verlo me hace pensar que todo puede ser posible” le sorprendió que se abriera así con él, eran ‘amigos’, pero nunca habían hablado con profundidad sobre la época oscura “Ja. Ya descubrí quienes son nuestros maleantes” hizo un ademán con su cabeza para que vea por la ventana.

No le sorprendió que se encontraran Harry Potter junto con otro estudiante de Durmstrang gritándose a gritos, podía escuchar claramente el nombre de ‘Draco’ entre ellos, mientras Harry parecía rabioso, el otro estudiante se encontraba divertido hasta que su sonrisa se borró cuando el león saco su varita, de forma inmediata también la sacó pero temblorosamente. Al siguiente segundo empezaron a lanzarse hechizos, alrededor de ellos los demás estudiantes los rodeaban mientras gritaban el nombre de ‘Harry’ emocionados, también observaba como los gemelos Weasley estaban empezando a hacer una apuesta entre todos los presentes

Una parte dentro suyo se sintió orgulloso y asombrado por la facilidad que Harry derrotó a un joven de 17 años.

“Me parece una simple discusión entre estudiantes, no merece nuestro tiempo” empezó a retirarse del lugar, siendo seguido por Igor quien tenía una ceja levantada.

“Nos vamos porque es tu niño dorado, ¿no?”

“Y el tuyo es Víktor Krum, ¿no?” contraatacó.

“Si, y para ser sincero no me agrada mucho Petrova, su presencia y palabras deprime a Víktor, tal vez es bueno que tenga a alguien que le baje sus humos de superioridad” no pudo evitar esbozar una sonrisa.

Además de que tenía suerte en que se le pusiera en bandeja a las personas necesarias para sus planes como la interrupción de Rita Skeeter cuando estaba yendo a su despacho “Director Dumbledore, ¿puedo hacerle unas preguntas?” sabía que aunque se negara igual preguntaría, así que le hizo un ademán de que continuara “¿Está permitido la relación sentimental entre profesores en el colegio?”

Se detuvo por un breve microsegundo, para luego continuar su camino como si nada hubiera pasado. Empezaba a maquinar su siguiente movimiento “¿Por qué me hace esa pregunta, señorita Skeeter?” la mujer sonrió de forma lobuna creyendo que sabía algo que él no, pobre ingenua.

“He tenido información privilegiada de que Gilderoy Lockhart ha estado saliendo con el profesor Severus Snape, ¿tiene algo que decir?” comentó sacando la pluma mágica para que escribiera lo que fuera a decir.

“¿Recién se da cuenta? Lastimosamente no puedo estar ordenándole nada a los profesores, especialmente porque no hay una regla que prohiba relaciones sentimentales entre ellos” la bruja pareció sorprendida “Pero sea inteligente al escribir, no vaya a ser que termine yendo contra suyo” dijo divertido dejándola en medio del pasillo.

Sabía que Rita Skeeter lograría que esos dos se separaran, especialmente cuando sacó pequeñas notas periodísticas sobre el ‘misterioso’ amor del aclamado Gilderoy Lockhart, sus dos profesores empezaban a alejarse cada vez más, una barrera invisible se había formado entre ellos. Bien, eso estaba muy bien.

Pero se sintió relajado antes de tiempo, lo golpeó con fuerza al enterarse del cambio de planes en la primera prueba “Ludo, ¿por qué cambiaste la prueba?” le siseó molesto al hombre cuando se sentaba a su lado, en las mismas gradas de jueces “Las peleas eran uno contra uno” los demás directores estuvieron de su lado, para su sorpresa Crouch se mantuvo callado.

“Todos los campeones habían descubierto la prueba, eso no iba ser divertido” contestó con un puchero haciéndolo rabiar más porque esto recaería en su responsabilidad, sin embargo, esta prueba hizo que pudiera observar en primera plana las acciones de Malfoy frente al peligro. Era fuerte, demasiado. Además, de que es un líder nato en situaciones de caos.

La forma de como los demás campeones con mayor conocimiento y supuestamente más fuerza mágica lo seguían, escuchaban y asentían ante sus solicitudes, lo asustó. Acababa de conocerlos -al menos a Krum y Delacour- y estos tres estudiantes que se iban a graduar ya confiaban en el liderazgo de un menor le asustó.

¿Cuánto era su influencia sobre los demás? ¿Cómo lo hacía?

¿Qué pensaba hacer con estas personas que lo seguían ciegamente?

¿Por qué esta habilidad debía tenerla el espía de Tom y no su propio peleador? pensó al girar y observar a Harry Potter que estaba junto a los demás leones preocupados por Draco Malfoy, tensos, asustados de que no le pasara nada al rubio con aquellas criaturas.

Tenía un poder especial sobre los demás.

Se encontraba pensando en cómo Malfoy podía usar su influencia a favor de Tom, cuando su despacho fue interrumpido por Minerva quien sujetaba de los brazos a Harry Potter y Ron Weasley, además de que caminando atrás de ellos con un rostro molesto y moreteado Alastor andaba.

Soltó un suspiro cansado, nada podía ser fácil en esta vida “¿Qué pasó, Minerva?” preguntó con pesar.

“Los jóvenes Potter y Weasley golpearon al profesor Moody”

Parpadeó rápidamente ante lo dicho “¿Qué? ¿Por qué?” ¿qué hacía que dos estudiantes, uno de ellos el niño-que-venció, golpearan a un profesor? No tenía sentido.

“El profesor Moody transformó en un hurón blanco al joven Malfoy” respondió indignada Minerva haciendo callar a los dos estudiantes que pensaban a reclamar, suspiró porque ahora entendía el actuar de esos dos, Draco Malfoy tenía que estar involucrado en esto “Así que reaccionaron para que deje de zarandearlo por los aires.”

“Alastor, ¿por qué hiciste eso?” dijo mirando al profesor, nunca le había dado permiso para ser físico con el niño.

El hombre dio unos pasos adelante “Quería lastimar a Granger”

“¡Eso es mentira! ¡Draco nunca le hubiera hecho daño a Mione!” gritó Harry molesto, a punto de lanzarse sobre Alastor, pero siendo detenido por Minerva.

“¡Usted lo atacó porque no le agrada, no mienta!” también levantó la voz Ron Weasley mirando con furia hacia el profesor.

“¡Tengo años como auror, el mejor de todos, sé cuándo alguien quiere atacar a otra persona!” contraatacó.

“¡Usted es un paranoico!”

“¡Un loco!”

Se formó una batalla a gritos por esos tres, solo siendo retenidos para que no sea física por Minerva quien parecía nada sorprendida de la reacción de los leones, él tampoco estaba sorprendido porque después de todo ellos estaban bajo la influencia de Draco Malfoy que no se encontraba ahí.

“¿Dónde estás Malfoy?” necesitaba tener ahí al responsable de todo este problema que empezaba a hacerle doler la cabeza.

“Se encuentra en la habitación de Severus, se encontraba indispuesto luego de la transformación” Minerva parecía contrariada, él sabía por qué:

“¿Por ese hechizo? Eso no debería provocar malestar grave, a lo máximo hay un poco de desorientación” contestó frunciendo el ceño por la exageración del menor.

“A ese niño le gusta manipular a todos, Albus, usó ese hechizo para asustar a los presentes, mira lo que logró” dijo señalando sus moretones.

“¡Draco no nos obligó a atacarlo, maldito loco! Usted lo provocó al hacerle daño” Harry logró soltarse de Minerva para lanzar un rápido hechizo punzante a Alastor que no pudo esquivarlo o lanzar un hechizo para protegerse, eso le sorprendió levemente porque ese hombre era uno de los magos más fuertes y hábiles que conocía, lo atribuyó a la edad.

“¡Maldito niño!” gruñó Moody tocándose el rostro.

“¡Potter!” gritó indignada y sorprendida Minerva, mientras Ron estaba asintiendo por el ataque.

Con un simple movimiento de manos hizo sentar a los estudiantes en una esquina “Alastor ve con Poppy para que te cure, y no vuelvas a atacar a ningún estudiante, ese tipo de castigos no son aceptados en el colegio” reprendió “Así que si vuelves a lastimar a un estudiante tendré que pedir tu carta de renuncia”

“Bien” fue lo único que respondió entre dientes el mayor para luego salir en silencio de su despacho.

“Harry, Ron puedo… entender de dónde vino su valentía para enfrentarse al profesor Moody, pero no pueden atacar físicamente a un profesor por ninguna razón” los dos estudiantes bufaron y rodaron los ojos burlescos “Así que también tendrás un castigo, limpiaran las escaleras de todo el colegio” supo que quisieron debatir el castigo, pero mordieron sus labios “Dos veces a la semana, estarán bajo el cargo de Argus, pueden retirarse porque mañana comenzaran su castigo. Descansen bien, Minerva acompáñalos a su sala común” contestó levantándose de su escritorio, también saliendo con ellos.

“¿A dónde vas, Albus?” preguntó su vieja amiga.

“Todavía me falta hablar con el último involucrado en este problema” contestó en un susurro para desaparecer hacia la habitación de Severus, tenía que ir ahí para hablar con ese niño.

La discusión escaló inimaginablemente.

“Joven Malfoy, no me falte el respe…” intentó calmar la discusión.

“¡Usted me lo ha faltado a mi desde que comenzamos el año escolar, porque debería seguir teniéndole respeto cuando ha sido cruel conmigo sin una razón, viejo cabezudo!” algo se rompió dentro de él, todo lo que había estado soportando de este niño que tenía secretos, que podía estar trabajando para Tom, quien había cambiado tanto a sus personas confiables.

“¡¿Sin una razón?! ¡¿Viejo cabezudo?! ¡Has sido un estudiante nada confiable a mi parecer, intenté ignorarlo, pero ya no se puede más!” gritó, no pudo evitarlo, especialmente con ese horrible de dolor de cabeza que había explotado “¡Cada vez que te veo noto como buscas manipular a los demás, obligarlos hacer lo que tú quieres, tanto así que ellos dejan de tener una propia personalidad y si algo no sale bien te conviertes en la pobre víctima!”

“¡Albus!” Severus intentó detener la discusión, pero esto era necesario, los dos debían sacar todo de su interior así que lo inmovilizó en la silla.

“¡Él quería hablar conmigo, entonces aquí estamos para hablar! ¡Disculpa si no creo que seas cien por ciento sincero, disfrutas que todos hagan tu voluntad, y ¿luego qué? ¡Los desecharás!” en esta posición se encontraba mirando fijamente los ojos grises del menor. Necesitaba saber que quería hacer en el colegio “¡¿Qué piensas hacer con Harry James Potter?!”

“¿Estás celoso de que me prefieran sobre a ti?” esa repregunta lo descolocó y sabiendo que no iba a obtener información alguna por voluntad del rubio, decidió invadir su mente. Se sumergió para abrir puerta por puerta de cada habitación que se había formado en la cabeza de Malfoy, revisando toda la información que podía obtener en segundos, si tardaba más tanto el rubio como Severus se darían cuenta de su intrusión. Al escuchar un ‘Draco’ por parte del profesor supo que se acabó su tiempo y salió de la mente del menor, ya había visto suficiente, luego analizaría todo.

“No me importa si las personas me aman o me odian, solo vivo a mi manera e intentando no molestar a la mayor cantidad de personas posible porque deseo una vida en paz, pero si hay personas que prefieren mi compañía sobre la tuya, es porque estás haciendo algo mal, ¿no?”

Sintió pena por el niño, soltó un suspiro “Al final de cuentas todavía tienes la mente de un niño, ¿no? Si no eres capaz de unir los puntos correctamente, no sé porque me sorprende según tu enseñanza infantil” de un movimiento de cabeza Severus fue liberado del hechizo y se movió con rapidez al lado de Malfoy “Disculpa por haberte gritado, estuvo fuera de lugar para un director, especialmente uno de Hogwarts, sin embargo, no puedo pasar de largo el insulto y los gritos que tu lanzaste a mi persona, soy tu director y merezco, aunque a ti no te parezca, respeto. Así que es mi obligación darte un castigo”

“Albus, olvidémonos de esto, los dos se faltaron el respeto, además de que me paralizaste.”

“Eso fue porque contigo en el medio nunca iba a poder hablar correctamente con el joven Malfoy. Está prohibido de que asistas al Baile de Invierno” fue su ultimátum porque… porque ahora estaba confundido y no quería verlo, al menos todavía no.

“Es un campeón, él debe aperturar el baile” Severus intentó hacerle cambiar de opinión, no iba a funcionar “Es parte de la tradición”

“Creo que hemos roto muchas tradiciones en el Torneo, uno más no nos hará daño. Así que está prohibido que vaya al baile, si lo veo asomar, aunque sea uno de sus rubios cabellos será encerrado en su habitación y no queremos eso. ¿Está bien?” el niño asintió.

Se retiró de la habitación para ir a la suya propia.

Mientras terminaba de vestirse con su pijama se sentó en su cama para enterrar su rostro en sus manos intentando calmar su mente, sin embargo, su estómago se revolvió por lo que terminó vomitando en el cesto más cercano.

Sangre.

Cuerpos destrozados.

El aroma metálico, el sabor de la carne en su lengua invadían sus sentidos.

Todo era asqueroso, monstruoso.

¿Qué eres Draco Malfoy?

Los días fueron pasando con mucha lentitud mientras seguía procesando esta información y la confrontación con Harry Potter, los demás campeones y una parte de Hogwarts sobre vetar a un campeón solo provocó más dolor de cabeza. Ello se sumó con el gran fracaso del Baile de Navidad.

Se percató de que los tres campeones con sus parejas abrieron el baile de la gala navideña para desaparecerse, ¿a dónde? no lo sabía, pero no fueron los únicos en irse, sino que otros estudiantes más desaparecieron en grupo. El baile fue un completo fracaso y el lloriqueo de Ludo Bagman solo provocó más dolor de cabeza.

Se retiró porque prefería dormir que seguir siendo parte de este fracaso, sin embargo, sabía que esto era culpa de Mal… no, esto fue su culpa, sabía que Malfoy movía a las masas, esto solo confirmó más sus pensamientos. Fue un completo idiota en vetarlo cuando era obvio que no se iba a quedar de brazos cruzados.

Que Malfoy saliera herido de gravedad en la segunda prueba fue otro golpe al Torneo de los Tres Magos, los periódicos, la prensa internacional estaban empezando a criticarlos por hacer que un estudiante de 14 participara, pero esto no era su culpa, ese mismo ‘niño’ puso su nombre y ahora toda la culpa recaía en él.

Luego Igor un día desapareció del colegio, dejando simplemente una carta dónde explicaba que debía retirarse temporalmente del colegio porque tuvo un asunto familiar. ¿Familiar? No sabía que Igor Karkarov tuviera familia, era tan extraño, especialmente cuando hace meses le había advertido que Draco Malfoy había estado vigilando sus pasos.

¿Le hizo o dijo algo?

Pensó mientras miraba al estudiante que buscaba con la mirada al director de Durmstrang, parecía culpable, su rostro estaba bañado de aquel sentimiento. ¿Qué pasó entre esos dos?

Las vacaciones fueron un descanso sobre la presencia de ese niño debido a que Severus y Lockhart -que lastimosamente habían regresado a estar juntos- se lo llevaron junto al otro mocoso fuera de Europa, era mejor, mientras más lejos se encontraban esos dos sería mejor para su salud mental.

Por su parte él solo tuvo pesadillas, muchas pesadillas sobre los pequeños vistazos de los recuerdos de Malfoy. Dormir no era una opción sin una poción de sueños sin sueños.

Todo explotaba en su cabeza como un cruel falso recuerdo. En ocasiones cuando estaba en el Gran Comedor su mente le jugaba mal al hacerle creer que estaba comiendo partes humanas, cerraba los ojos y al abrirlas de nuevo estaba sus alimentos, pero … pero estaba asqueado. Todo era tan inhumano.

Y sin un contexto sobre estos recuerdos solo pudo pensar situaciones crueles que hizo Malfoy, pero a veces escuchaba risas de unos niños mientras llamaban a una tal ‘verde’ que cada vez que los veía un sentimiento de amor y paz inundaba su cuerpo. Los niños eran delgados, con restos de sangre seca en su cuerpo, con algunos moretones pintadas en su piel, pero tenían las sonrisas más bellas del mundo. Sabía que esos sentimientos no eran los suyos, eran de Malfoy y eso le hacía preguntar, ¿dónde están? ¿Qué les pasó?

Era difícil descubrir la información de esos niños sin tener ni siquiera un nombre verdadero. Azul, Rojo, Naranja, Morado… y Malfoy era Verde.

Raro. Incomprensible.

Se resquebrajó un poco más su mente cuando hubo una pelea entre sus profesores, se encontraba yendo al despacho de Alastor para hablar sobre lo que observó en los recuerdos de Malfoy cuando escuchó los gritos de Severus, le gritaba muy enojado a Alastor “¡No te vuelvas a acercar a mi hijo, Alastor! ¡No creas que no sé sobre esa exestudiante tuya que se hace pasar como auror!”

“¡No sé de qué estás hablando y ese asqueroso mocoso tuyo es un…!” respondió Alastor, pero luego un ruido brusco de algo golpeando con un estante se escuchó.

“¡Ni te atrevas a acercarte así, imbécil, no permitiré que insultes a mi familia!” la voz de Lockhart resonó como una promesa de muerte, nunca lo había escuchado así, tan espeluznante.

Hubo un momento de silencio que aprovechó para ingresar a la habitación.

Gilderoy estaba en el medio de la habitación, entre Alastor que se encontraba sujetándose de la pared con algunos libros debajo de él, al otro extremo estaba Severus con unos ojos agudos y enojados, que se fijaron en él cuando ingresó. “Albus” fue saludo frío, provocando que frunciera el ceño.

“¿Qué está pasando aquí?” dijo acercándose a Alastor para ayudarlo a enderezarse, cuando terminó se le lanzó unos papeles “¿Qué es esto?” decidió no recalcar la falta de respeto que Lockhart había cometido al pasarle de esa forma los archivos.

Pasó por archivos y archivos de aurores, hubo varios que estaban vigilando actualmente el colegio por el Torneo, hubo otros que no los había visto ni siquiera asomarse.

“Es el registro de aurores que trabajan en Inglaterra, los que están enmarcados de verde son los aprendices de Alastor Moody cuando todavía estaba activo en el escuadrón” revisó esos y pudo apreciar solo una cara conocida: Nymphadora Tonks “No hay registro de la auror Heo”

Repasó por su cabeza aquel nombre “La joven tapada” recordó la auror que se había acercado casi a inicios de año escolar con Alastor para apoyar sobre el acoso de Malfoy sobre el profesor “¿Alastor?”

“Ellos están mintiendo Albus, obviamente esos registros están incompletos, la auror Heo si existe y yo la entrené” dijo molesto el hombre, indignado de que desconfiara de él “Además, esa información es privada, no sé cómo ellos lo tienen, alguien dentro del departamento de Aurores tuvo que haberles pasado la información”

“No debe importarte como lo obtuvimos, sino que no hay registro de ‘Heo’ entre los aurores hasta hemos conversado con algunos que nunca escucharon de ella”

“Porque trabaja más que nada de encubierto, obviamente su información no estará en la base de datos del registro de Aurores”

“Que conveniente no, y misteriosamente decidió unirse a la vigilancia del Torneo siendo que es un auror encubierto”

Entre los tres profesores discutían de un lado a otro generando un dolor de cabeza más fuerte, ¿en quién confiar?

“¡Silencio!” gritó provocando que todos callaran “No se llevan bien entre ustedes y me estoy empezando a cansar” miró a su viejo amigo “Alastor, voy a revisar sobre los antecedente de la auror Heo y más te vale sea en verdad uno encubierto que decidió darse un respiro” ahora su vista se fijó en Severus y Lockhart “No sé cómo llegaron a obtener esta información privilegiada, pero si no la tiene completa será mejor que esto se mantenga en secreto” los dos fruncieron el ceño “Alastor se queda a seguir enseñando”

“No lo quiero cerca de mi ahijado” gruñó Severus.

“Estamos por acabar el año, no voy a dejarlos sin profesor de Defensa a todo cuarto año por esto, además que no hay alguien que asuma esa tarea” se quejó, pero el brillo de reconocimiento de sus antiguos profesores le hizo suspirar con dolor.

Remus Lupin ingresó a enseñar desde primero a cuarto año por esos últimos meses. Su contratación se dio para que Severus y Lockhart dejaran de discutir con el Alastor, era mejor así. Lastimosamente no pudo averiguar mucho sobre los registros de aurores encubierto por ser información secreta.

Odiaba su vida y el peso de sus decisiones empezaba a caer con más fuerza en su cuerpo.

Todo se derrumbó el 24 de junio de 1995 con la última prueba del Torneo.

Cédric Diggory y Cho Chang desaparecieron, el caos se formó. No sabían que había pasado, no sabían dónde estaban, no sabían nada. Además, con justa razón, los padres del tejón estaban gritando, preguntando sobre el paradero desconocido de su único hijo. Estaban asustados y preocupados, podía intentar entenderlos, pero solo provocaban más tensión en el ambiente.

Estaba intentando calmar a los señores Diggory por tercera vez esa noche cuando unas luces rojas alumbraron el cielo. La señal mundial de ayuda.

Rápidamente todos corrieron a esa zona para brindar la ayuda necesaria, llegaron al Lago Negro donde la auror Nymphadora Tonks estaba dando los primeros auxilios a Ron Weasley quien tenía grandes heridas en su pecho, profundas y sangrantes; alejados de ellos había una búho estrellado al suelo, muerto; las orillas del lago estaban mojados; mientras la señorita Granger corría a su lado para decirles como el Calamar Gigante había secuestrado a Malfoy y Harry, se los había llevado a las profundidades del lago.

Mandó a los aurores restantes que ingresaran al lago para buscar a los estudiantes, mientras la señora Weasley estaba llorando por el estado de su hijo, por su parte Severus y Gilderoy ahora también estaban preocupados por su niño, de igual forma que Remus por Harry. Le pidió a Hermione a estar con Ron porque estaba llorando y no quería alejarse del amigo que todavía seguía ahí con ella.

Pasó tiempo y los aurores no le daban ningún informe, nadie había visto a los estudiantes, ni menos al calamar, ni siquiera los tritones y sirenas tenían algo que decir, parecían perdidos, pero por la culpa de haber atacado al joven Malfoy en la segunda prueba decidieron ayudar.

“No hay nada, Albus, los aurores no han encontrada nada en el lago” informó Alastor luego de una hora de búsqueda “Desaparecieron por completo, tal vez murieron ahogados, quien sa…” notó perfectamente como se estremeció y levantó la mano derecha para tocar su antebrazo izquierdo para rápidamente soltarse “...be, iré a averiguar si Weasley vio algo aparte de Granger” se movilizó dentro del castillo rápidamente.

Frunció el ceño ante la acción. En eso caminando hacia él, Severus se acercó “Albus… la marca” se apartaron lo más lejos de todos los presentes “Ha empezado a arder con más fuerza” se levantó la manga mostrando como aquella marca que había estado destiñendo con el pasar de los años volvía a estar negra y palpitando “Regresó. Nos está llamando” sintió el aire desvaneciéndose de sus pulmones “Debo ir, ahí está Draco seguramente” parecía listo para alejarse del colegio para poder aparecerse, pero no podía irse, no lo permitiría.

“No” lo tomó del brazo “En este momento Tom debe estar fuera de sus cabales atacando a todos sus mortífagos traidores, debemos hacer una coartada para que puedas ingresar de nuevo a sus filas” estaba pensando a futuro, necesitaba a alguien adentro y que mejor que Severus Snape.

“Mi hijo está en un lugar desconocido con un lunático, ¿crees que voy a esperar?” siseó soltándose de su agarre.

“Severus, no estás pensando a futuro, si él regresó debemos pensar como infiltrarte.”

“¡Es mi hijo!”

“¡Es un espía de Tom! ¡Un mortífago!” soltó enojado

“¿Qué?” la sorpresa invadió su rostro completamente, lo miraba como si hubiera perdido la cabeza “Estás mal, Albus” dijo empezando a alejarse.

“Ha sido creado para ser parte de un ejército superior de Tom, es… es una criatura o un objeto o una rata de laboratorio y trabaja para él para los mortífagos, pero…” Severus estaba horrorizado, no por sus palabras sino por: “Tú… ya lo sabías”

“¿Qué mierda, Albus? Lo has tergiversado todo” susurró “Draco no está del lado de Voldemort, él no lo haría nunca, lo odia” cerró los ojos, enojado “Luego hablaremos, pero ahora necesito ir por mi hijo” intentó volver a irse, pero él necesitaba saber la información de Severus inmediatamente. Intentó volver a tomarlo de la manga, pero este giró de forma violenta para apuntarlo con la varita, por lo que también de forma rápida sacó la suya.

Los dos se estaban apuntando con la mirada fija y en un silencio tenso, esperando que él otro atacara.

Después de largos años trabajando juntos, ahora se encontraban ahí apuntándose uno al otro por un niño, un niño de dudosa procedencia. Ninguno de los dos iba a bajar la varita, peleaban por sus ideales y estos eran completamente diferentes.

“¡Están sacando a alguien! ¡Están aquí!” gritó con un sonorus un auror que estaba cerca de las orillas del lago, al escuchar esto Severus bajó la varita y se acercó con rapidez al Lago Negro, ansioso por saber si estaban trayendo a su niño.

También se acercó.

Cédric Diggory estaba muerto.

Había el cuerpo de una joven ahí también.

Cho Chang parecía traumatizada.

Harry Potter susurraba una y otra vez de que Tom había regresado, además de que estaba sangrando.

Draco Malfoy se echó a llorar en el pecho de Severus. Ahí, llorando en el pecho de su padre, no pudo ver a un joven malvado y cruel, un asesino, si no a un niño que buscaba el consuelo de su padre, un padre que acariciaba sus cabellos rubios y susurraba palabras de aliento sobre su cabeza, además de que el otro padre también se arrodilló para consolarlo.

Verlo tan frágil, tan triste, tan perdido lo hizo creer que tal vez… tal vez había pensado mal de él, alguien que pudiera verse así no podía ser la persona cruel y malvada que se había formado en su cabeza, ¿quién sabe al final?


Severus le había contado todo.

O al menos la mayor parte y complementó aquellos pensamientos que había visto en la mente de Draco -obviamente decirle que había usado legeremancia en su hijo provocó la furia en el hombre tanto que para su sorpresa lo maldijo, lo aceptó completamente, fue un completo idiota-, pero ahora se encontraba atrapado en todo el caos.

Habían atrapado al falso Moody que intentó llevarse a Pooter luego de que Draco se desmayara. Le pareció raro ese comportamiento, además de que según Tonks este no la había reconocido, siendo ella una de sus aprendices. Siguió a Moody para descubrir que era Bartemius Crouch Junior todo este tiempo, había estado trabajando con Tom y el doctor desde que acabó el Torneo de Quidditch.

Pudieron rescatar al verdadero Alastor Moody que se encontraba grave por estar encerrado por meses, casi un año, en un baúl. Cuando Barty siguió hablando sobre cómo había sido ‘rescatado’ por el doctor, ingresó a la habitación Cornelius quien ordenó a los aurores a apresarlo para llevárselo al Ministerio. Según el ministro, Barty era el único responsable de todo el caos en el Torneo de los Tres Magos, de las muertes presentadas y que iba a recibir el beso del Dementor, sin tomar en cuenta la manifestación de Potter y Chan sobre el regreso de Voldemort.

No los escuchó… o no quiso escuchar.

Era más fácil poder culpar a un mortífago que al mismísimo Voldemort.

No importó de todos los cuerpos que encontraron en ese cementerio. Todo iba a recaer en Barty, nadie más.

Cornelius no iba a aceptar el retorno de Tom en el mundo mágico.

Eso era un gran error y en un futuro predecible todos lo pagarían por lo ciego que quería ser el Ministerio.

Un día antes de la llegada del fin del año escolar se encontraba cansado en su despacho por todo lo acontecido cuando la puerta fue abierta. Entrando con paso firme Draco Malfoy se paró frente a él.

“Quiero hacer un trato contigo”

Esto se iba a poner interesante.

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