
Lo que más amas
Cuando se despertó en su cama sintió que había tenido el mejor sueño de su vida, había estado bailando con sus amigos y especialmente con Harry por horas en aquella fiesta que habían hecho por él y disfrutó hasta el amanecer cada uno de los momentos que disfrutó con sus amigos. Fue lo más hermoso que alguien pudo haber hecho por él y estaba tan agradecido con la vida por haberle brindado personas tan cariñosas con él. Lo hacía sensible después de todo lo que había vivido en su infancia.
Bajó dando saltos por las escaleras a su sala común siendo observado por diversos estudiantes, pero nada le iba a opacar su felicidad “Hoy despertamos de buenas, ¿eh?” comentó Blaise con una sonrisa divertida.
“Nuestro pequeño está rebosando alegría y estoy segura de que si me esfuerzo veré los arcoíris y flores saliendo de su cuerpo que intentará contagiarnos” Pansy dijo abrazándolo de un costado.
“Son unos tontos, no me dijeron nada de esta fiesta” la empujó levemente en son de broma, reclamándoles.
“Potter quería que fuera una sorpresa, no te puedes imaginar como estuvo de intenso estos días organizando la fiesta” susurró un ‘¿en serio?’ recibiendo un asentimiento por parte de su amiga “Que suerte tienen algunos con ese tipo de novios, yo quiero uno así” susurró soñadoramente “¿Dónde lo conseguiste?”
Se sonrojó “No… no es mi novio” sus mejillas se sentían tan calientes de que insinuaran eso.
“¿Es enserio? ¿Luego de la gran fiesta que hizo para ti y todavía te atreviste a rechazarlo? No sé si sentirme orgulloso que lo traigas comiendo de tu mano o mal por Potter” Blaise tenía un rostro lleno de conflicto.
“Él… él no me pidió nada, ¿ok?” sus dos serpientes parecieron sorprendidos, pero solo alzaron los hombros sin querer argumentar más “Pero… creo que casi nos besamos”
Un grito por parte de Pansy se escuchó obligando a las demás serpientes a observarlos curiosos “Tienes que contarme todo, ¿cómo fue el ambiente? ¿por qué no hubo beso? ¿fue romántico?” hablaba rápidamente mientras empezaba a arrastrarlo fuera de la sala común mientras les contaba todo lo que había vivido con Harry.
Estando ya en la mesa del Gran Comedor y sirviéndose su desayuno notó como en la mesa de los Gryffindor Harry lo miraba con una sonrisa hermosa, sintió sus mejillas sonrojarse por tener su completa atención en su persona “¿En verdad todavía no están juntos?”
Decidió ignorar las burlas de sus amigos tomando el diario El Profeta que estaba en la mesa abandonado.
La caída de un Baile esperado
Cómo bien sabemos ayer en la noche se realizó el tan famoso Baile de Navidad que se encuentra incluido en el Torneo de los Tres Magos. En anteriores fechas de tal competencia aquella fiesta fue un completo éxito, en dónde se desbordaba elegancia y opulencia como se merecen los campeones designados por cada casa de estudios, sin embargo, este año se rompió aquella magnificencia.
Esto no debe sorprendernos debido a que desde el comienzo de la competencia todas las tradiciones fueron vilmente destruidas.
Primero, al no contar con tres campeones como se tiene costumbre y se señala en el nombre del torneo, sino se contó con cuatro participantes dándole más posibilidad de ganar a Hogwarts sobre los otros colegios, siendo aquello una inclinación a favor del director Albus Dumbledore. ¿Nadie va a reclamar de que haya una preferencia por un colegio? A mi parecer tanto Francia como Suecia o Noruega o dónde se encuentre el instituto de Durmstrang deberían reclamar esto porque no haya una igualdad.
Segundo, en el cambio de la prueba en el último día, cómo se sabe por la base de datos que tenemos sobre el torneo, las pruebas ya están pactadas desde que son elegidos los campeones, y la primera prueba era que cada campeón distrajera a un dragón para obtener un huevo, pero obviamente eso no lo vimos, sino que colocaron a todos los dragones contra los cuatro estudiantes ¿Es que acaso querían verlos morir? Hubo varios expertos en el cuidado de aquellas criaturas mágicas que después de la competencia reclamaron de que esto fue un acto descuidado por parte del Departamento de Deportes y Juego Mágicos ya que los dragones estaban en una época de cría, ¿se preguntarán qué es eso? Es una época una vez cada dos años que los dragones cuidan con su vida a sus huevos, si los separan de estos las criaturas serían capaces de matar a quien crea que se los llevó y a esto se enfrentaron unos tres estudiantes que acababan de cumplir 17 años y otro de 14, ni siquiera estos expertos con tan pocas personas se enfrentarían a estas criaturas en esta época de cría, señalan que sería un suicidio. Aunque obviamente esto no les importó a los organizadores del colegio.
Y por último, el Baile de Navidad no contó con la presencia de todos sus campeones cómo es la regla establecida de antaño, este baile es una gala para hacer deslumbrar a los competidores y aunque había uno de más, este debía ir para aperturar la gala con el primer baile, lastimosamente sin una razón totalmente justificable el joven Draco Malfoy fue vetado de su propia fiesta. Obviamente esto provocó una ola de consecuencias que todos podíamos verlos, todos menos los organizadores del evento. Entonces, lo que pasó en aquella desastrosa noche fue de que la cantidad de estudiantes que asistieron al baile fue mucho menor a lo esperado, varios Gryffindor y Slytherin de cuarto y quinto año fueron los ausentes de esta noche, se especula que fue por unión al campeón que fue vetado, un campeón de cuarto año y perteneciente a la casa de Salazar Slytherin que tiene amigos cercanos en la casa de Godric Gryffindor, esto fue una sorpresa para todos porque conocemos la siempre rivalidad entre estas casas, pero por primera se unieron por una causa noble. Eso no es lo único sorprendente, sino que la señorita Delacour, el joven Diggory y el joven Krum, nuestros otros tres campeones, aperturaron la gala con sus respectivas parejas y solo se quedaron hasta que se terminó la cena, después de eso desaparecieron sin que nadie pudiera ubicarlos, al parecer también era una forma de protesta por el veto de su compañero campeón.
El baile de Navidad fue un rotundo fracaso y de elegancia no hubo nada gracias a la decoración que implementó el jefe del departamento Luda Bagman. Esperemos que las dos últimas pruebas que faltan puedan rescatar este Tornero que está en decadencia.
Rita Skeeter.
Se sorprendió con todo lo que escribió aquella metiche mujer, mentiras no decía, pero no esperaba que atacara así al director y los que estaban a cargo de la competencia. Esa mujer no le importaba a quién atacar siempre y cuando eso llame a los lectores, por lo tanto, se haga famosa.
Discretamente miró al director que leía el periódico, parecía no importarle lo escrito y solo pasaba las páginas sin mucho esfuerzo y ganas. Al menos esto significaba que no lo culparía de que su evento hubiera sido un completo fracaso.
Las semanas fueron pasando y cuando se reanudaron las clases descubrieron que Hagrid había sido destituido temporalmente como profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, la maldita de Rita Skeeter había escrito un artículo periodístico donde señalaba sobre como su amigo era un medio gigante, y aunque anteriormente ya su amigo les había contado sobre su condición, a ellos en realidad no les había importado; pero parecía que para varios magos y brujas eso era una completa ofensa porque pidieron que lo destituyan de su cargo como profesor a menos que el director quiera recibir algunas consecuencias sobre esta contratación. Al parecer aquella advertencia llegó a los oídos de su amigo medio gigante que decidió dar un paso al costado como profesor para que el director no sufriera por su contratación.
Le dolió verlo tan desconsolado e intentaron animarlo diciendo de que para ellos seguía siendo Hagrid su amigo que le encantaban las criaturas mágicas, quien les invitaba té y sus diversos pastelitos, con quien disfrutaban pasar el tiempo y que nunca pensarían mal de él. Que nunca tuvo que haber entregado su carta de renuncia, que debía seguir enseñando como siempre quiso y era afortunado de que el director Dumbledore todavía no aceptara su renuncia hasta había puesto a una profesora temporal hasta que a Hagrid deje de lado su tristeza. Al menos algo bueno podía hacer el director.
Obviamente esto provocó que el mayor llorara a mares y entendió de que nadie debía de opacar sus sueños de ser profesor de Criaturas Mágicas.
Este suceso tomó una gran cantidad de su tiempo, sin embargo, también estaba distraído en la relación extraña entre él y Harry, no en el mal sentido, sino cuando estaban juntos los rodeaba un ambiente romántico e íntimo. Le hacía tan feliz lo que les pasaba entre ellos, pero una parte de él se preguntaba si solo era un juego porque no formalizaban nada y se estaba poniendo un poco inseguro. El otro problema que lo acarreaba era sobre el huevo chillón, no encontraba una forma de descubrir la pista, por él iría a ciegas a esa prueba, pero Hermione estaba sobre él para descubrirla y se encuentre preparado.
“No puedes ser posible que estés aquí jugando con el Calamar Gigante en vez de estar descubriendo la pista” gruñó Hermione atrás de él con su rostro más furioso posible haciéndolo estremecer. En ese momento dejó de jugar con los gemelos y la criatura del lago, habían estado esquivando a sus juguetones golpes con sus tentáculos “Salimos de la clase de Herbología, nos dirigimos a la biblioteca como quedamos y nunca apareciste” ¿le creería si le dijera que se olvidó? “Y estás aquí perdiendo el tiempo” ¿así se sentía que una mamá te regañe? Atrás de Mione, Harry y Ron estaban susurrando que estaba muerto.
“¡Vamos, Hermione! Relájate, falta casi un mes” intentó calmar George, recibiendo la mirada más matadora del arsenal de su amiga “O… puedes llevártelo” lo aventó a las garras de su amiga que lo sujetó de los hombros con fuerza al estar a su alcance.
Fred terminó con un “No lo extrañaremos y nosotros no lo arrastramos aquí, para que conste” esos dos traidores que rápidamente se metieron en el castillo susurrando de las nuevas bromas que debían empezar a crear y que no podían permitirse morir antes de tiempo.
Entonces, completamente atrapado y a merced de una enfurecida Hermione Granger solo pudo pedir perdón “Lo siento, Mione, pero es que no me gusta estar en la biblioteca, sabes que paso ahí mucho tiempo por mi castigo y se ha creado en mí un pequeño rechazo” intentó poner su cara más tierna para no sufrir su ira. Cuando su amiga soltó un suspiro supo que ganó.
“¿Al menos has descubierto algo?” susurró Harry tomando el huevo que lo tenía en su bolso, era una costumbre llevarlo por todos lados para saber si a alguien se le ocurría una idea. Desafortunadamente no tuvo éxito.
“Intenté preguntarle a Gilderoy y Severus, pero ninguno sabía de qué se trataba. Obviamente el director ni siquiera iba a susurrarme la respuesta, aunque le rogara” gruñó molesto “Creo que deberíamos rendirnos, ya me he empezado a quedar sordo por todas veces que lo hemos abierto y…” en eso a las espaldas de sus amigos notó corriendo a los otros tres campeones hacia él “¿Eh?”
“¡Drraco!” Krum se detuvo frente a él con confianza hasta que vio que también estaba su amiga “¡Oh! Ho… hola Herr…mio…ne” el nombre de su amiga sonó tan extraño, un poco gracioso “¿Cómo has… has estado?” ¿A Krum le gustaba Mione? ¿En qué momento pasó esto? pensaba mientras Ron era detenido por Harry quien parecía listo de ir contra el búlgaro, mientras ignoraban el saludo de Cédric.
“Víktog dijiste que tenías una pista sobge el huevo” la francesa comentó sin interés ante el bochorno del buscador sobre su amiga leona “¿O nos hiciste pegdeg el tiempo?”
El búlgaro salió de su tartamudeo sacudiendo la cabeza y dirigirse a ellos “Mi dirrectorr me dio una pisa, debemos ponerr el huevo bajo el agua y escucharr” terminó de hablar listo para saltar al lago negro y por si acaso lo tomó del brazo, provocando que Harry frunciera el ceño… ¿estaba celoso? ¿por qué aquella mirada oscura hizo que un calor recorriera todo su cuerpo de forma placentera? Decidió ignorar aquel sentimiento para poder evitar que Krum saltara, ya que están empezando a forcejear.
“¿Quieres tener una neumonía? Eso es lo que obtendrás si entras al lago ahora mismo, debe estar helado” gruñó.
“¿Pego a dónde más podemos ir?” Fleúr estaba muy confundida porque no conocía otro lugar con una gran cantidad de agua para ingresar junto al huevo “Si estuviegamos en Beauxbatons en cualquieg baño hay una tina grande y hegmosa paga los estudiantes” presumía como siempre de su colegio su amiga francesa.
Estaba a punto de señalar sobre la habitación ‘necesito’, pero Cédric fue el primero en hablar “Podremos ir al baño de prefectos” ¿baño de prefectos? Nunca había escuchado de ello en su vida y ahora se encontraba curioso de conocer tal lugar, así que calló su sugerencia y decidió decir en su lugar:
“¿Qué estamos esperando para ir?” la emoción no pudo evitar salir en su voz. Lo siguiente que supo fue de que estaba corriendo detrás de Cédric junto a Viktor y Fleúr hacia el quinto piso, habían dejado atrás a sus amigos porque según los mayores esto era una aventura de campeones, obviamente sus leones estaban indignados, pero les prometió que si descubría como entrar en aque famoso baño los haría ingresar de contrabando. Eso pareció calmar a Ron y Mione, pero Harry no estaba muy feliz de que fuera a un baño a solas con tres adultos jóvenes. Obviamente le tuvo que decir que no pasaría nada, sin embargo, eso no evito de que su amigo pelinegro los amenazara de cuidarlo y que ni se les ocurra tocarle uno de sus rubios cabellos.
Ese tonto.
“Harry es un poco tenebroso, ¿no?” dijo Cédric deteniéndose en la cuarta puerta a la izquierda de la estatua de una tal ‘Boris el Desconocido’. No había forma de cómo defender al pelinegro después de aquella advertencia.
“¿Tú y él están juntos?” preguntó Fleúr todavía un poco pálida por la amenaza. Sonrojándolo por aquella duda, negó con la cabeza.
“No me imaginó como serrá cuando lo estén” tembló Víktor mientras Cédric decía frente a la puerta ‘frescura de pino’ y se abría para observar una gran bañera del tamaño de una piscina con diversos grifos de colores juntos a varios frascos que la rodeaban por su perímetro, además había muchas ventanas con azulejos que mostraban a sirenas moverse con vida. Era toda una locura “Wow” se asombraron todos menos el tejón quien parecía muy presumido por el baño que tenía la oportunidad de usar.
Cédric abrió uno de los grifos y rápidamente se llenó la tina, fue asombroso por el tamaño de la bañera. El agua salía con burbujas de jabón de diversos colores y la espuma era abundante. Era tan hermoso.
Sin perder el tiempo se quitó su túnica, corbata y zapatos para meterse en aquella agua tan tibia, era el mismísimo paraíso estar ahí, escuchó diversas risas para que luego los demás campeones también ingresaran a la bañera. Estuvieron por unos minutos ahí descansando, se sentía como si cada uno de sus músculos contraídos empezaran a relajarse poco a poco ante el agua tibia, era un suspiro de alivio hasta empezaba a dormitar flotando boca arriba.
Un movimiento a su izquierda le hizo levantar la cabeza para ver como Fléur que solo llevaba puesto su ropa interior -esto le hizo avergonzar y girar su rostro a otro lado para darle privacidad- se extendía fuera de la bañera para alcanzar el huevo de ella, para luego ponerlo dentro del agua.
Escuchó un leve murmullo, pero no lo entendía.
“No escucho nada” dijo Viktor mirando que se encontraba debajo del agua “¿Me habrrá mentido?”
“Creo que debemos meter también la cabeza” susurró zambulléndose y escuchar en francés:
Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos,
que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos.
Nos hemos llevado lo que más valoras,
y para encontrarlo tienes una hora,
también deberás lidiar con los demás
debido a que dos ofrendas se les obligará dar
Pasado este tiempo ¡negras perspectivas!
demasiado tarde, ya no habrá salida.
Víktor y Cédric parecieron perdidos porque no entendieron lo que se decía al estar en un idioma diferente, sin embargo, luego de un rato de traducirlo seguían igual de perdidos.
“¿Sobre la tierra no se oyen nuestros cantos?” dijo Cédric muy pensativo “La siguiente prueba será en el agua”
“¿El lago prohibido? Es el único lugar que veo se pueda hacer la competencia” susurró pensativo “Ahí hay criaturas, ¿no?” recordaba solo al calamar gigante, pero tal vez en las profundidades habría otras más con voces humanas ¿sirenas? “Pero eso de ¿deberás lidiar con los demás porque ofrendas se les obligará a dar? ¿Tenemos que llevar algo? ¿Tendremos que sacrificar lo que más valoramos?”
Fléur parecía no estar de acuerdo con él “¿No es eso una contradicción? ¿Por qué nos pedigían ir a salvaglo si al final debemos sacrificaglo?”
Tenía razón, no tendría sentido para nada.
“A menos que sean dos objetos que se lleven… dos objetos que amamos y que debamos sacrrificarr uno para salvarr al otro” lo de Víktor tenía razón “Aunque, ¿pueden hacer eso? ¿Obligarrnos a sacrrificar algo que aprreciamos?”
¿Él que objeto apreciaba? Su mente rápidamente pasó su pequeño dragón Jormün, lo amaba mucho y siempre dormía con él; también amaba mucho aquel portarretratos dónde estaba la foto de su familia, cada noche antes de ir a dormir admiraba la foto muy feliz; le gustaban mucho los regalos que sus amigos le habían dado, especialmente los que Harry le había regalado, siempre llevaba con él aquel medallón que el año escolar pasado su amigo le dio después de que los leones ganaran la copa de Quidditch.
No podía pensar en que alguna de ellas fuera sacrificada,
No quería que se llevaran sus cosas, eran muy preciadas y amadas para él. Le rompería el corazón solo pensar en dejar alguna de ellas atrás solo para ganar un tonto torneo. Al levantar la mirada entendió que el mismo sentimiento y pensamiento rodeaba a los demás campeones, ninguno quería sacrificar sus objetos amados, ninguno quería ser de esos ‘dos’ que estaban obligados a dar una ofrenda.
Si antes estaban muy amigables entre los cuatro, ahora con este nuevo conocimiento es como si todo su avance de amistad se hubiera resquebrajado. Tal vez esto es lo que querían los organizadores del Torneo. Lastimosamente habían obtenido un buen resultado, ya que los mayores sin decir una sola palabra se vistieron, secaron su ropa y se retiraron sin decir una sola palabra. La relación se había vuelto fría, desconfiada y llena de rivalidad.
Obviamente nadie quería sacrificarse, ¿quién querría?
Por su parte se quedó un rato más en aquel baño, flotando en las aguas que poco a poco se iban volviendo frías, pero no le importaba. Solo pensar que había una posibilidad de que se le sea arrebatado para siempre algún objeto que ama le estaba provocando un ataque de ansiedad, necesitaba silencio y respirar para calmarse, además de que sentir el agua fría en su cuerpo le hacía comprender de que estaba todavía ahí, que no se estaba perdiendo en sus pensamientos.
¿Por qué tenían que hacerle esto?
Él quien había tenido poco por muchos años y cuando le dieron sus primeros regalos los atesoró con tanto amor… sintió las lágrimas saliendo traicioneramente de sus ojos. Intentaba mentalizarse con que uno de sus tesoros le faltara y se sentía perdido, vacío. Pero, él era fuerte, podía sobrevivir sin uno de ellos, después de todo son solo cosas, ¿verdad? Son solo cosas materiales que lo más seguro es que haya muchos más en el mundo, varios lotes del mismo objeto y que muchas personas lo tengan. Nada verdaderamente especial.
Y si estaba convencido de ello, ¿por qué seguía doliendo?
“Son solo objetos… los objetos pueden reemplazarse” se decía una y otra vez, pero su corazón todavía seguía pesado “Deja de llorar, son solo cosas” se reclamó a sí mismo, tomando aire para intentar calmarse.
“Pero son cosas que te dieron con tanto amor, ¿verdad?” casi se ahogó al escuchar de la nada la voz de Myrtle “Hace tiempo que no hablamos, ¿eh? niño rubio bonito” lo último sonó arrastrada las palabras, era tan extraño.
“Hola Myrtle, casi me ahogo por tu repentina llegada” ante el sonido de gimoteos miró a la fantasma que estaba lista para llorar “¿Qué pasó? ¿Qué pasó? No llores, por favor” decía desesperado cuando la fantasma empezó a sollozar de forma dramática.
“¡Hablas de ahogarte! ¡Dejar de respirar frente a mí! ¡Cuando yo ya no… ya no puedo respirar desde hace tanto tiempo!” se tapó su fantasmal rostro con un pañuelo.
“Lo siento, yo no quería ser tan insensible” decía desesperado cuando el baño se llenó de los gritos de Myrte de que él era cruel, desalmado, sin corazón “En serio lo siento Myrtle, solo que estoy un poco ajeno a todo por culpa del Torneo y eso me hace un tonto para lo demás, especialmente para una linda fantasma como tú” intentó hacer un cumplido para que se calme, lográndolo con éxito.
“Te perdono, pero has estado aquí ya mucho tiempo. Ya es de noche y afuera del baño está el niño pelinegro con lentes feos esperándote”
“¿Harry?” ¿qué hacía él aquí?
“Te ha querido dar tiempo para pensar y hacer lo que debías hacer aquí, pero ha pasado mucho tiempo esperando afuera y me dio un poco de pena el pobre” flotó la fantasma cerca de él con un rostro desaprobatorio “Te está esperando” Draco rápidamente salió de la tina para con un hechizo cercar su ropa y cabello, luego ponerse encima su túnica.
Tomó todas sus cosas para salir de la habitación, pero antes de tomar el pomo miró de nuevo a Myrtle “Dijiste que eran cosas que me dieron con amor, ¿no?” susurró recordando como comenzó aquella rara conversación entre los dos.
La fantasma asintió “Un objeto recién obtiene valor cuando se regaló con amor, el amor es lo más valioso del mundo, ¿verdad?” dijo con un suspiro enamorado “Vale la pena pelear para mantenerlo”
Se había intentado convencer de que debía sacrificar sus objetos simplemente porque pueden ser fácilmente reemplazado, pero no estaba pensando en que aunque amara esos objetos, estos fueron regalados con amor hacia él… Jormün, los libros, suéteres, medallones, lámparas de Star Wars, su propio pin, todo se le dio porque a él lo amaban demasiado, así que esos objetos no solo estaban llenos de su propio amor, sino del amor de cada uno de las personas que se lo dieron.
Era mucho más valioso de lo que alguna vez creyó.
No podía sacrificar ninguno, no iba a permitir que alguno sea sacrificado.
“Gracias Myrtle, nos vemos luego” se despidió de su amiga fantasma quien le pedía que la visitara en su baño, le prometió hacerlo.
Afuera no había nadie, pero el aroma de Harry llenó aquel pasillo, además de que escuchaba una suave respiración, lentamente se acercó y quitó la capa de invisibilidad sobre su amigo. Se veía tan tierno durmiendo, pero no podía mantenerlo ahí así que sacudió con lentitud su hombro.
“Harry, despierta” susurró para no asustarlo y se volvió a enamorar con fuerza cuando aquellos ojos verdes se vieron tan desorientados por ser despertados “¿Qué haces aquí?” lo ayudó a levantarse, cuando estuvo de pie su amigo lo abrazó de la cintura.
“Estaba un poco preocupado cuando pasaban las horas y no aparecías, además de que no fuiste a la cena” comentó sacando del bolsillo de su túnica un gran pedazo de pie de manzana bien envuelto “Creí que podía tener hambre” tomó aquel postre agradeciendo por tal gesto, Harry siempre se preocupaba por él… ¿cómo no quererlo?
Empezaron a caminar por el oscuro corredor, mientras consultaban el mapa merodeador para saber que camino tomar para evitar a cualquier prefecto o profesor que vigilaban que ningún estudiante se encontrara fuera de sus camas. Los dos ya estaban castigados, él por su parte solo le faltaba una semana para que acabara su castigo en la biblioteca que duró 5 meses y Harry todavía le faltaba dos semanas, así que ninguno quería que a cierres de acabar su tortura le aumentaran.
“¿Qué hace aquí Bartemius Crouch acompañado?” susurró Harry concentrado mirando el mapa, no entendió la pregunta así que solo levantó una ceja para que le explicara “Hoy Bagman me arrastró para hablar con él, y me comentó que el señor Crouch había estado enfermo que ni siquiera pudo ir a su despacho a trabajar o estar en el baile de Navidad”
“Tal vez ya está sano” miró como el punto del señor Crouch estaba en el despacho de su padrino acompañado de una tal ‘Nhung’ sentía que había escuchado con anterioridad aquel nombre “¿Qué hace ahí?” ¿le estaban robando a su padrino? ¿Por qué un hombre de su calibre-por lo que había escuchado era alguien culto, elegante y de dinero- le estaría robando a un profesor de pociones? ¿Ingredientes? “Debemos de ir” susurraron los dos al mismo tiempo, para empezar a caminar ocultos con la capa de invisibilidad hasta aquel lugar, si en verdad aquellas personas estaban ahí para robarle a su padrino esperaba que recibieran lo merecido.
Nhung.
Escucharlo era como un deja vú, como si ya hubiera escuchado ese nombre tan extraño. ¿Pero dónde? ¿De quién?
“No éramos tan importante como tú o Nhung, aunque para ser sincero ella no era tan sobresaliente como lo fuiste tú, Draco” susurró con tristeza Thuban aquella vez que se encontraron en el bosque prohibido, esos días que creyó que nunca más iba a volver a verlo, cuando le rompió el corazón. Y como si le hubieran golpeado con un bloque de hielo lo entendió, Nhung era aquel experimento que una vez mencionó su hermano.
Al estar metido en sus pensamientos y la sorpresa de que un experimento entrara al colegio sin que él se percatara, no se dio cuenta de que se acercaba a una escalera por lo que al querer pisar el suelo y no sentir nada, se cayó, sintió como golpeó con su cuerpo cada uno de los escalones de forma brutal y concisa, lo único que pudo hacer fue proteger su cabeza para no recibir un gran impacto en aquella zona tan delicada.
“¡Draco!” escuchó decir a Harry mientras bajaba con rapidez para alcanzarlo ya que se encontraba en el descanso de la escalera. Le dolía todo el cuerpo por la torpe caída que había sufrido, y cuando su amigo llegaba a su lado para ver si se encontraba bien o no, parecía listo para levantarlo en sus brazos y correr hacia la enfermería, fueron interrumpidos por el grito del conserje Flich, que se acercaba a pasos rápidos hacia su ubicación, rápidamente se pusieron encima de los dos la capa de invisibilidad.
No se percataron de que el huevo verde había caído hacia la parte baja de la escalera de su bolso hasta que estuvo en las manos del conserje “¿Un huevo? ¡Esto es del Torneo y por el color debe ser del mocoso Malfoy!” decía mirando a la Señora Norris quien maulló en afirmación “Si este huevo hizo el ruido porque se cayó de las escaleras, entonces alguien tuvo que botarlo… por aquí debe estar el joven Malfoy” se agachó para acariciar la cabeza de la gata “Debemos encontrar a ese estudiante escurridizo, cariño.”
Mierda, Filch ya sabía que estaba fuera de la cama y si le decía al director su castigo tendría una nueva renovación.
Lentamente él y Harry empezaron a subir los escalones, mientras veían como el conserje con su gata también empezaban a subir y la Señora Norris los miraba como a punto de cazarlos, solo necesitaba que le dieran la orden y saltaría sobre ellos.
Estaban fritos.
“Cielo mío…” empezó a decir Filch, mientras la gata empezaba a ponerse en pose de caza, lo iba a decir, le iba a decir que los cazara y ellos no podrían correr porque o sino la capa de invisibilidad se les caería. Estaban atrapados “Ve a…” justo en ese momento se abrió la puerta del descanso de la escalera, apareciendo Severus con un largo camisón gris y con un ceño fruncido.
“Filch, ¿qué ocurre?” siseó su padrino.
“Solo un alumno fuera de la cama, profesor” dijo entre dientes Filch, ganándose una ceja levantada de Severus al notar el huevo verde en sus manos “Si, de su alumno especial, profesor. Disculpe, pero tengo órdenes de si el joven Malfoy está involucrado en un asunto en contra de las reglas debo notificarle al director, y que usted no puede involucrarse.”
“No creo que el joven Malfoy haya sido capaz de entrar y revolver los objetos de mi despacho”
“¿Por qué no cree que él pudo hacer eso?”
“Porque como dices Argus, es mi alumno especial y si él me pide un ingrediente se lo daría sin ningún inconveniente” sus palabras sonaron amenazadoras haciendo retroceder un poco al conserje “Así que alguien más tuvo que haber ingresado a mi despacho y tal vez esa persona también tomó el huevo que le pertenece al joven Malfoy para inculparlo” se acercó tanto al Filch que tomó entre sus pálidas manos el huevo “Por lo tanto, como esto no tiene que ver con mi alumno, debes irte a otro lugar a molestar mientras yo me pongo a inspeccionar de quién fue capaz de robar en mi despacho”
“Pe… pero…” el conserje se trabó en sus palabras, parecía temerle a su padrino “Bien, entonces me iré” dijo empezando a bajar las escaleras “Antes era más agradable pasar el tiempo con usted” soltó para desaparecer en la oscuridad del castillo.
Nunca creyó que aquellos dos hubieran sido amigos, pero ahora que lo pensaba tenían un mismo sentido del humor, todo cruel, malvado e inclinado al sufrimiento de otros.
“Sal de ahí Draco” no debía sorprenderlo que su padrino supiera que estaba ahí, así que lentamente se quitó la capa de invisibilidad intentando que no descubriera que Harry también estaba ahí presente “Y usted también, Potter” siseó, haciendo saltar a su amigo que su corazón se encontraba a punto salir de su pecho por lo rápido que latía al ser descubierto tan tarde con él en los pasillos “¿Puedo saber que están haciendo aquí, ustedes dos? Especialmente a la una de la madrugada” sus ojos negros estaban fijos en el visible Harry con desaprobación.
“Estamos regresando del baño de prefectos” soltó para responder la pregunta de su padrino “Severus vimos que en tu despa…”
“¿De dónde?” y si su padrino fuera un hombre cualquiera lo hubiera gritado a los cuatro vientos esas dos palabras, a cambio estaba horrorizado “¿Qué hacían ustedes dos ahí? ¿Qué le estabas haciendo a mi ahijado, Potter?” dijo listo para ahí mismo hechizar hasta la muerte a su amigo quien por precaución dio unos pasos para atrás.
“Solo fui a recogerlo del baño de prefectos, profesor. No debe preocuparse, todavía no pasa nada entre nosotros” se sonrojó por el ‘todavía’ que había dicho Harry, a diferencia del ceño fruncido que se iba pronunciando más en la frente de su padrino “¡Ah! Creo que no tuve que decir eso, ¿verdad?” aunque su amigo sonara arrepentido, su rostro mostraba una sonrisa divertida.
“Te voy a matar Potter” gruñó su padrino intentado acercarse a su amigo, pero los detuvo porque un aroma muy conocido se acercaba a ellos.
“El profesor Moody se acerca” susurró tomando el huevo para guardarlo y tomando la capa de invisibilidad para cubrirse.
Sin embargo, Harry lo detuvo agarrándole de la mano “Él puede ver debajo de la capa” eso lo sorprendió, aquel ojo era más peligroso de lo que había pensado y si podía ver detrás de todo, entonces huir sería completamente inútil. Ya sabía que estaban ahí los dos con su padrino.
“Entonces…” Severus lo tomó a él y a Harry a cada uno de sus brazos para empezar a arrastrarlos lejos de ahí, justo en ese momento el profesor Moody apareció.
“¿Puedo saber que está pasando aquí?” gruñó el loco profesor deteniendo su cojo andar.
“Nada que deba importarte Moody” dijo empezando a alejarse con ellos, pero obviamente el otro intento de profesor volvió hablar.
“¿Para qué te estás llevando a los alumnos Potter y Malfoy? ¿Qué hacen aquí tan tarde?”
“Cómo dije, no es de tu importancia” siguió subiendo las escaleras, pero el otro hombre gritó:
“¡Seguro que Malfoy ha estado haciendo de las suyas en la noche, ¿no? ¡Arrastrando en sus oscuros planes a Potter!” gruñó Moody intentando tomar al rubio de su brazo libre, siendo detenido por el cuerpo de su padrino y Harry.
“No lo toques” gruñó su amigo “No te atrevas a tocarle, y él no me ha arrastrado a nada”
“Debes dejar de culpar todo a Draco, Moody. Siempre crees que va hacer algo malo, sí, está aquí presente, pero es porque los dos estaban regresando de su clase de Astronomía” era obvio que Moody no sabía de qué ese día no tenían aquella clase y menos juntos, pero al parecer se la creyó “Cómo estos dos son unos tontos cuando están juntos se separaron de sus grupos, así que estoy escoltándolos a sus respectivas casas con una advertencia de que si vuelve a ocurrir su castigo aumentara” le dio a él y a Harry un empujón para que sigan avanzando, mientras Severus se quedaba frente a frente de Moody “Así que deja de decir tonterías de él a menos que quieras que le hable a los medios”
“¿Ellos que tienen que ver con este asunto?”
“Esas sanguijuelas están con las ansias de descubrir quién puso el nombre de Draco en el cáliz, ¿qué crees que pensarán cuando llegue a ellos la información de que aquí en Hogwarts hay un profesor que parece caerle mal? Una pista, lo harán su principal sospechoso” su padrino los arrastró para desaparecer detrás de una puerta, dejando al profesor Moody totalmente quieto y solo en los oscuros escalones, totalmente rojo de rabia, pero sin querer seguir refutando a su padrino.
Estaba divertido por el rostro enfurecido, pero mordiéndose la lengua de Moody. Ja, se merecía eso.
Siguieron caminando hasta que llegaron al despacho de Severus, notó que algunos muebles estaban abiertos y revueltos, además de que por primera vez la ventana se encontraba abierta haciendo que el aire frío les calara los huesos, pero llevándose cualquier aroma que pudo quedarse en aquel lugar.
Su padrino parecía listo para retomar la conversación que fue interrumpida por el profesor de Defensa, pero decidió cambiarla por el bienestar de Harry “Vimos por el mapa que en tu despacho entró el señor Crouch…” Severus parecía confundido.
“¿Crouch? Supuestamente se encuentra enfermo”
“Eso no es lo que me importa ahora, sino que junto a él estaba un experimento, Nhung”
“¿Un experimento?” preguntaron los dos sorprendidos.
“Si, o al menos creo que lo es porque aquel nombre es único y según Thuban así se llamaba el segundo mejor lote de los experimentos del doctor Novak”
“¿Segundo mejor?”
“Muéstrame tu mapa, Potter. Tal vez todavía esté cerca” ordenó su padrino, haciendo que Harry empezara a buscar en sus bolsillos de su capa aquel objeto sin éxito “¿Potter?”
Harry estaba desesperándose “No… no lo encuentro” luego abrió los ojos sorprendidos “Se me cayó en la escalera, tal vez todavía sigue ahí” dijo esperanzado y luego de una rápida búsqueda por parte de su padrino regresó al despacho sin nada en sus manos.
“Lo más probable es que el imbécil de Moody lo tenga” mierda. No lo habían cerrado, ¿verdad? Seguro ya estaba revisando cada uno de los pasillos “¿No lo puedes olfatear?” le preguntó, pero negó con la cabeza “Vamos a tener una conversación con Thuban para que nos de información sobre esta tal Nhung, también le diré a Gilderoy que se comunique con Crouch para que le saque información de forma sutil si sabe algo sobre estos experimentos porque es muy raro que estuvieran juntos, mientras tanto tú…” miraba fijamente al rubio “Sigue buscando la pista del huevo y…”
“Ya sé la pista, pero eso no es lo importante ahora, no si hay un experimento por ahí libre. No sabemos si es alguien bueno o malo…”
“Profesor, creo que deberíamos buscar en el bosque ya que por experiencia previa siempre se esconden ahí… tal vez llamar a Sirius para que esté inspeccionando aquel lugar en su forma animaga” le pareció muy útil la solicitud de Harry. Black podría inspeccionar al bosque prohibido y buscar si encuentra algo extraño, mientras tanto Severus y Gilderoy revisan dentro del castillo “Puedo comunicarme con él hoy mismo para pedir su ayuda, estoy seguro de que lo dará.”
Severus soltó un suspiro cansado y de sufrimiento “Está bien, llamarás a ese chucho para que revise el bosque cuando sepamos como es esta tal Nhung. Los aurores por el momento están ocupados más que nada en la competencia, así que tendrá el bosque libre” el mayor odió decir esas palabras, mientras Harry rápidamente sacaba un espejo de su propio bolso para empezar a hablar con Sirius sobre de que iban a necesitarlo en el colegio, especialmente en el bosque, en una esquina de la habitación sin darle mucha información sobre a quién buscar, contradiciendo la orden de Severus de que debía llamarlo al menos mañana “Draco” lo llamó haciendo que se acercara a él “Sé que vas a querer mantenerte informado, pero también debes centrarte en las pruebas ya has visto lo difícil que son y no deseo que te hagas daño” dijo acariciando sus rubios cabellos “No podría soportar que te pasara algo malo a ti o a Thuban, los dos son hijos míos, así que prométeme que mantendrás la mente fija en las pruebas y nos dejarás a nosotros sobre la búsqueda de Nhung. Prométemelo.”
Mordió sus labios porque eso iba hacer difícil, pero ver el rostro compungido de su padre tuvo que tomar la decisión de dejarles a ellos esto “Bien, lo prometo” susurró “Pero, a cambio debes prometerme que me mantendrás informado de todo lo que encuentres”
Severus le sonrió levemente “Lo prometo”
Miró a su Harry quien seguía hablando con un adormilado Black y Lupin “¿Me puedes ayudar con algo más?” le preguntó a su padrino quien estaba poniéndose de malas solo por escuchar a los hombres en el espejo. Su padrino asintió “¿Sabes algún hechizo, poción o cualquier otra cosa que me haga respirar debajo del lago por lo menos una hora?”
“¿Debajo del lago?” el cansancio se acumuló en aquel rostro grisáceo “¿Cuál es la segunda prueba?” luego de darle una explicación rápida sobre la pista que le dieron su padrino soltó un gruñido “Voy a matar a todos esos imbéciles”
“¡Este hechizo es imposible!” gritó estrellando su rostro en el escritorio con cansancio e impotencia “Lo he intentado por semanas y nada” estaba bajoneado por no haber logrado hacer el hechizo casco-burbuja, siempre había sido muy bueno y rápido en aprender cada hechizo y embrujo que le daban, pero este era tan difícil que empezaba a creer que no era tan bueno como creyó “No puedo, Gilderoy, no puedo” gruñó haciendo un berrinche.
“Lo estás haciendo bien, Draco. Ya hiciste correctamente la burbuja, solo falta que le pongas un poco más de resistencia” animaba sin mucho éxito su otro padre.
“¿No hay otra forma más fácil?” preguntó “Mañana es la prueba y no creo tener todo el tiempo posible para lograrlo”
“Le dije a Severus que no te lo diría, pero es bueno que sepas que hay otras alternativas por si en el futuro lo necesitaras, pero no son recomendables para la competencia” eso le ganó toda su curiosidad haciéndolo ver “Están las branquialgas que es una planta que al consumirla te hace aparecer unas agallas, ello te permitiría respirar bajo el agua”
“¿Y por qué no me dan eso?” tanto tiempo perdido cuando solo podía comer algo y respirar bajo el lago.
“Porque no te permitirá lanzar hechizos bajo el agua, todavía no sabes usar magia sin hablar por lo que estarías desarmado y según lo que nos has comentado sobre la pista de la primera prueba vas a necesitar lanzar algunos hechizos para defenderte”
“Eso no es bueno” iba necesitar pelear con los demás campeones con quienes no había vuelto a tener una comunicación desde aquel día en el baño “¿Hay otro?”
“Transformarte parcialmente en un animal acuático con un hechizo” eso le hizo estremecer al recordar cuando el jodido Moody lo transformó en un hurón blanco, el dolor de aquella transformación, de cómo su lobo se resintió y resistió de hacerlo hasta que sintió como cada uno de sus huesos tronaban “Por lo ocurrido con anterioridad, sabrás que ello ha sido descartado de forma inmediata”
“Si, no hay que ni siquiera tomarlo en cuenta. ¿Hay algún hechizo más?” ante la negación supo que lo único que le quedaba era aprender “Bien, sigamos practicando o sino terminaré ahogándome en el lago” el rostro desaprobatorio de Gilderoy le hizo comprender que no estaba a gusto con su mala broma “¿Lo siento?”
Siguieron practicando una y otra vez hasta la noche “Lo hiciste, lo hiciste” dijo emocionado su padre cuando su burbuja no se rompió por nada del mundo “Sabía que podías lograrlo” le decía con tanto orgullo que le hizo inflar el pecho por los elogios. Fueron interrumpidos por el golpe de la puerta al ser abierta y un furioso Severus Snape ingresó.
Eso solo significaba que había tenido un horrible día acompañado de Sirius Black.
Black había estado revisando por el bosque para encontrar a la tal Nhung, que según Thuban debía ser una mujer de 22 años pálida como la nieve, con el cabello y ojos negros, con rasgos orientales y muy bella, sin embargo, no sabía cómo era su transformación en sí, solo que era una sepia extraña -nunca había visto su transformación-. Que debían tener cuidado con ella porque era capaz de hipnotizar criaturas como lo puede hacer algunas sepias, además de que es buena camuflándose. Eso sí, recalcó que ello podía ser una pérdida de tiempo porque estaba convencido de que Nhung había muerto hace años. A Black se le dijo lo necesario del experimento con algunas mentiras porque él no sabía nada sobre el pasado de Draco, de que estaba en búsqueda de una nueva criatura mágica que estaba vagando por el bosque prohibido y que nadie a aparte de ellos lo sabían, obviamente él prometió guardar el secreto solo porque quería ayudar a Harry en lo que pudiera. No preguntó mucho y cada dos días debía reunirse con Severus o Gilderoy para darle un informe, su padrino luego de esas reuniones regresaba furioso, Gilderoy regresaba riendo.
Sobre el tema del señor Crouch se había leído en las noticias de que estaba muy grave, por lo que ya no podía salir de la cama sin desplomarse, esto solo provocó curiosidad del por qué salió su nombre en el mapa merodeador. ¿Estaba mintiendo el hombre mayor? ¿O él y Harry vieron mal? ¿O el mapa merodeador falló? Lastimosamente no podían ver si el señor estaba en el colegio o no porque el jodido de Moody tenía el mapa en su poder y no sabían cómo pedírselo o robárselo sin levantar sospechas, siempre lo terminaba de culpar a él de todo lo malo y si desaparecía el mapa obviamente le culparía.
“¿Qué hizo ese idiota?” fue la bienvenida de Gilderoy acercándose a Severus que parecía listo de romper todo.
“Ser Black, es fue lo que hizo” sabía que si se reía por aquella respuesta iba ser castigado, así que se mordió los labios para evitar soltar cualquier sonido “Ese maldito idiota no puede tomarse nada en serio, cada vez que debe informarse siempre tiene que soltar alguna broma o insulto”
“¿Sí? Cada vez que hablo con él parece que se quiere ir rápido, como si no deseara verme más de lo establecido” comentó Gilderoy acercándose a Severus, estando frente a frente.
“No entiendo porque parece temerte, ¡a ti!” en una vista externa Gilderoy había hecho algunas bromas -¿bromas?- hacia Black que seguro este ahora no quiere tenerlo ni cerca. Ese cobarde.
“Yo tampoco lo entiendo, soy muy adorable” Gilderoy agitó rápidamente sus pestañas para verse adorable ganándose una pequeña risa torcida de Severus “Soy un completo amor y me indigna de que ese hombre no quiera pasar tiempo conmigo, al menos tú si lo disfrutas, ¿verdad?” Draco giró el rostro para mirar la pared y darles privacidad a sus padres que se besaban suavemente. Sintió sus mejillas rojas ante la intimidad entre ellos, pero estaba feliz de que se quisieran tanto y complementaran.
Pensó ‘Esa es mi señal para irme’ empezando a alejarse a la puerta “Nos vemos mañana” salió de la habitación dejando a los adultos en su mundo de amor y flores… de alguna forma esperaba tener aquello.
Cuando llegó a su habitación notó a sus compañeros preparándose para dormir “¿Cómo te ha ido?” preguntó Blaise preocupado por él y la segunda prueba de mañana “¿Lograste hacer el casco?”
Un gemido enojado lo detuvo de hablar, Nott se sentó en la cama con una mirada enojada “Obviamente ya le salió un hechizo de sexto año, Blaise, o sino los profesores no le hubieran permitido dormir hasta que lo lograra” dijo celoso porque le estén enseñando algunos hechizos de grado superior.
Intentó ignorarlo poniéndose su pijama que la tenía doblada sobre su cama “Ya estoy listo, así que espero poder hacerlo bien mañana” sus palabras parecieron tranquilizar a su moreno amigo.
“Me alegro, no quería que nos hicieras ver mal en la segunda prueba” y traducido eso significaba ‘Me alegro, no quería que fueras lastimado en la segunda prueba’ se rio mientras empezaba a revisar en su baúl y contaba cada uno de sus objetos preciados.
Se quedó helado al no encontrar a Jormün por ningún lado. Revolvió todo el baúl sacando todo lo que tenía para saber si por algún extraño motivo se había escondido al fondo de todo, pero nada. No podía ser posible… había hechizado su baúl para que solo él pudiera abrirlo y si alguien lo intentara le mandaría una señal, pero no había sentido nada en todo el día, así que lo más probable alguien mágicamente más poderoso había burlado su hechizo.
Le dolía la pérdida de su primer peluche porque solo hoy en la mañana antes de ir a desayunar había guardado a Jormün con delicadeza y un beso en su cabeza, pero ahora no estaba y tenía miedo de que no lo estén cuidando como merece.
Se lo habían llevado para el torneo y no sabía si iba a resistir su felpa al estar mojado tanto tiempo.
Su respiración empezaba a trabarse.
‘Tranquilízate, mañana lo recuperarás y más les vale a todos esos organizadores que no le pase nada o sino yo mismo los voy a estrangular’ Siguió revisando sus objetos de su baúl intentando descubrir que más le robaron, pero no tuvo éxito. Estaban sus fotos, retratos, regalos de sus amigos… nada más le faltaba. ¿Entonces solo era un objeto de lo que más amaba? Eso no tenía sentido, ¿o sí? Se sentía tan confundido mientras guardaba todo en su baúl.
“Draco debes irte a dormir para que no llegues tarde a la prueba de mañana” sugirió Blaise apagando la luz de la habitación, sin más que hacer por la oscuridad se acostó en su cama y abrazó una de las almohadas que tenía pensando que era Jormün, sin embargo, no era igual.
Nunca iba ser igual y dormir fue difícil por no decir imposible sin sentir sus pequeño suaves cuernos en su mejilla o su calidez. No sabe a qué hora se quedó dormido, pero dejó de rodar en su cama cuando Nott le lanzó una almohada a su cabeza “Deja de moverte como si tuvieras pulgas, no me dejas dormir”
“Lo siento” susurró quedándose quieto en su cama mirando la ventana de su habitación dónde algunas algas se balanceaban con el agua del lago, pero aun así el sueño fue difícil de atrapar, no podía sin sentir a Jormün a su lado, siempre le gustó dormir con alguien más en su cama. La mayor parte era su pequeño dragón y cuando dormía en cama ajena siempre estaba con alguien, sus padres, sus amigos, su hermano, pero nunca solo.
Odiaba sentirse así, la cama era muy grande para él. Por su cabeza pasó ir a la habitación de Thuban, pero ya era de madrugada como para despertarlo, además había una parte de él que sentía que invadir la privacidad de Hélio -porque dormían los dos en la misma habitación- estaría mal.
El movimiento a sus espaldas lo alertó un poco hasta que notó que era Blaise quien con timidez se acostaba a su lado y tontamente no pudo evitar decir “¿Blaise?”
“Cállate y duerme” respondió el moreno y con saber que alguien que quería estaba ahí a su lado su cuerpo por fin sintió el cansancio, se quedó dormido, pero primero dijo:
“Gracias”
Se despertó por un movimiento fuerte de una Pansy agitada junto a unos pequeños Dobby y Tilsy quienes saltaban de un lado a otro preocupados y nerviosos “¿Que… qué pasa?” preguntó sobándose el ojo y soltando un bostezo, atrás de él podía sentir como Blaise también empezaba a despertarse.
“¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué pasa?!” gritaba su amiga a punto de arrancarse los cabellos de un tirón “¡Estás tarde!”
“¿Tarde?” los elfos asintieron con rapidez.
“¡El amito Draco tiene 8 minutos para ir a la prueba!” hablaba rápido Dobby. ¿Prueba?
“¡De prisa! ¡Debe cambiarse, amito Draco!” gritó Tilsy “¡O perderá la competencia!”
¡Mierda, la prueba! Se levantó rápidamente de su cama “¿Por qué no me levantaron con tiempo?” obviamente les culparía a otros en vez de a él, estaba cambiándose su pijama sin sentir vergüenza que lo vean en paños menores, estaba a punto de perderse la primera prueba y su querido Jormün podría quedarse para siempre en las aguas heladas del lago negro.
“¡Todos creímos que estabas meditando o intentando calmar tus ansias!” gritaba Pansy pasándole un muffin como lo único que iba a desayunar, para luego empujarlo fuera de la habitación “¡Corre o no llegarás!” ni flojo ni perezoso empezó a correr hasta el lago solo escuchando de Dobby un “¡Vaya por …!” lo último no lo escuchó porque se cerró la puerta de su sala común.
Iba tan rápido sin importar que chocara con los estudiantes que estaban yendo para observar la prueba y al mismo tiempo terminaba aquel express desayuno que se le había dado, al menos calmaría su hambre por no haber comido su desayuno. Llegó justo unos minutos antes de las 9:30 y se percató de que solo estaba faltando él porque los demás campeones junto con los jueces -menos el señor Crouch- lo esperaban con el ceño fruncido por su tardanza.
“¿Dónde estabas? Ya estamos a punto de empezar” regañó Percy con una voz severa, desde que el juez Crouch había caído por su enfermedad había estado mandando como representante al Weasley.
“Me quedé dormido, pero me apresuré a llegar y…” intentó justificarse, ganándose un grito indignado del pelirrojo y miradas desaprobatorias de los demás, así que mejor decidió quedarse calladito, esperando a que comience la prueba.
A las 9:29 Ludo Bagman tomó el micrófono para hablar a todos los espectadores “Comenzamos con la segunda prueba que se dará bajo el Lago Negro, nuestros campeones deberán rescatar lo que más valoran con una sorpresa extra. Ya con todos nuestros competidores listos dispondrán de una hora para recuperar lo que les han quitado, así que a la una…” junto a su voz estridente varios estudiantes también empezaron a contar hacia atrás “a las dos…” apretó con fuerza su varita lista para lanzar sobre él mismo el casco-burbuja “¡A las tres!” un silbato sonó por todo el lugar junto a los gritos y aplausos de los estudiantes que observaban en primera fila esta competencia.
Se quitó su túnica quedando solo en ropa de baño para lanzar sobre su cabeza el casco-burbuja, era un hechizo muy sensible porque si ponías demasiada presión podría terminar dañando gravemente tu cráneo en el peor de los casos, en el mejor solo te daría un dolor por tres días.
Cuando el casco se formó con delicadeza se adentró hacia el fondo del lago con la idea de nadar hacia las profundidades, podía sentir el agua helada en sus piernas, sin embargo, el frío era soportable, siendo contrariado por los demás campeones que en cada movimiento que hacían para también ingresar al lago lo hacían con pasos temblorosos y lentos por la temperatura del agua. Estaba agradecido en ese momento por su tolerancia al frío. Sin embargo, nadar nunca había sido su mayor fuerte en sus habilidades, se había estado preocupando más por como respirar bajo el agua que se había olvidado practicar nadar, lo único que podía hacer en el agua era flotar y lo que necesitaba en este momento era zambullirse al fondo.
Maldición.
Cada vez que se intentaba zambullir su propio cuerpo por defensa lo hacía flotar provocando las risas de los espectadores, decidió en no mirar las gradas para evitar más la pena y su ventaja se redujo cuando fue alcanzado por Fleúr y Cédric que se zambulleron como unos expertos y no volvieron a salir flotando, pero el frío del agua los ralentizaba demasiado, así que intentó imitarlos con mucho éxito para su sorpresa. Era bueno en todo lo que se proponía, se vanaglorió, pero todas las ovaciones que se estaba lanzando quedó en su mente cuando se percató como Krum con medio cuerpo transformado en un tiburón empezó a nadar con rapidez.
Debía concentrarse.
Mientras más bajaba a las profundidades la luz iba desapareciendo, así que sacó su varita y susurró un “Lumus” para iluminar su camino, asustándolo de ver algunos de esos magos que transmitían lo que veían cerca de él, no sabía de qué ese hechizo también podía funcionar debajo del lago. Decidió no darle importancia y seguir hundiéndose para rescatar a Jormün.
Las algas esmeraldas eran muy altas y estaba atento por si alguna criatura estaba escondida entre ellas, ya que era una buena zona de camuflaje. Dicho y hecho, en eso dos grindylow aparecieron de su izquierda para querer arrastrarlos de los tobillos hacia no sabe dónde, pero no iba a caer sin luchar. Esquivó a las justas el agarre y gritó “¡Flipendo!” golpeó con el hechizo a las dos criaturas que terminaron siendo expulsado a varios metros lejos de él, estrellándose con algunas rocas y haciéndoles gruñir de dolor.
Sin perder tiempo siguió nadando lo más rápido posible para alejarse de la zona de las algas porque al volver lanzar el hechizo “Lumus” varios ojos amarillos, blancos y verde le dieron la bienvenida. Debería haber al menos unos 30 grindylows que querían venganza por haber golpeado a dos de los suyos.
“Mierda” gruñó cuando esquivó a uno que lo iba a sujetar del brazo, pero el movimiento que hizo para alejarse lo aprovecharon otros dos para tomarlo de la pierna y su mano que tenía su varita. Con un fuerte sacudón de su brazo lo mandó a volar, mientras al otro lo golpeó con su pie sin sujetar en su ovalada cabeza para quedar libre del agarre mortal “Suéltame maldita sea” este momento de forcejeo lo aprovecharon las demás criaturas para sujetarlo de todas las partes de su cuerpo e intentaban llevarlo a un lugar desconocido. Tengo que pensar en algo, se decía mientras batallaba para que lo suelten siendo un trabajo difícil, debido a que las criaturas ya lo habían cubierto por todo su cuerpo. Sabía que debía actuar rápido antes de que rompieran su casco-burbuja que era fuerte, pero no tanto como para resistir todos esos golpes de las criaturas con sus cuernos afilados, que empezaban a rasgarle la piel.
Se iba ahogar si no se liberaba.
Se iba a desangrar si no se liberaba.
No podía mover su mano en dónde sujetaba con fuerza su varita, sus piernas estaban empezando a quedar inmovilizadas, de igual forma que sus brazos… tenía que pensar en algo rápido.
Piensa, piensa. Grindylow. Llevó clases de estas criaturas con el profesor Lupin… ¿qué es lo que dijo que uno debía hacer si era sujetado? ¿Qué dijo? ¿Dedos? Romperle los dedos para que se vayan lejos y no vuelvan a molestar.
Eso.
Con esfuerzo hizo un movimiento rápido de su varita “Contracturo” gruñó pensando en los dedos, solo en puros dedos de aquellas horribles criaturas que lo tenían agarrado. El hechizo golpeó a todas las criaturas que lo sujetaban por el pecho y extremidades superiores, haciéndoles chillar horrible de dolor y huir de ahí. Esto alarmó a los demás grindylows que lo soltaron con miedo. Solo tuvo que levantar la varita, haciendo un falso movimiento de que iba a lanzar un hechizo para que las ahora temerosas criaturas nadaran despavoridos lejos de él.
Sin perder tiempo decidió alejarse rápidamente de la zona de algas y la presión del mar empezaba hacer cada vez más difícil nadar, se sentía pesado y mover los brazos se hacían cada vez más difícil. Se sujetó de un pequeño tronco para tomar un descanso porque en serio se estaba cansando, además de que las heridas le estaban ardiendo. Miró cada uno de los cortes que le habían provocado esos pequeños, pero afilados cuernos y lentamente empezó a curarlos uno por uno, cerrando las heridas para evitar atraer con su sangre a más depredadores.
No sabía por dónde ir, ¿y si estaba nadando en círculos? ¿O si ya se había pasado donde se encontraba Jormün? ¿Por qué no pudieron darle un mapa ya que el lago era enorme? Estaba a un paso de entrar en pánico, especialmente porque el silencio e iluminación a esa profundidad era muy tenebrosa, además de que se encontraba agotado.
“Debes ir a la derecha” con el corazón galopando en su pecho giró rápidamente a la fuente de aquella voz con su varita lista para atacar, sin embargo, el rostro curioso de Myrtle le recibió. Que susto le había dado su fantasmal amiga.
“Hola Myrtle” dijo tocándose el corazón intentando calmarlo “¿Qué haces por aquí?”
“Estaba aburrida y quería ver cómo les iba en la prueba” decía risueña “Fue divertido ver como esas criaturas casi te arrastran”
“Me alegra que te diviertas de que casi me ahogan” dijo rodando los ojos “Dijiste que debía ir a mi derecha, ¿qué hay ahí?”
La fantasma le brindó una sonrisa de ‘sé algo que tú no’ para luego decirle “Por ahí está lo que te quitaron. No te acompaño más porque a las sirenas y tritones no les caigo bien” hizo un puchero, molesta.
“Gracia, Myrtle” terminó la conversación empezando a nadar hacia la dirección señalada, la fantasma le había dado dos datos valiosos, la ubicación y con quién le tocaba enfrentarse. Sirenas y tritones. Una forma de advertirlo de cómo actuar, solo esperaba que no fueran peligrosas.
Siguió nadando por unos 3 minutos hasta que un movimiento a su derecha lo volvió a poner alerta. Un gran tentáculo iba disparado hacia él, sin embargo, fue fácil esquivar. El calamar gigante se encontraba ahí haciendo movimientos como si quisiera golpearlo, pero de forma burlesca. Creía que estaba bajo el lago para jugar con él. Después de todo cada cierto tiempo se acercaba con los gemelos o sus amigos leones de su año al lago negro para jugar a esquivar los ataques de la criatura, con el tiempo el calamar gigante entendió que todo era una broma y lo hacían para divertirse entre todos.
“¡Ey, amigo!” dijo esquivando otro ataque “¡Lastimosamente no estoy para jugar! ¡Hoy no voy a jugar!” para su sorpresa la criatura pareció entenderlo, sin embargo, no se veía muy feliz “Tengo que encontrar mi objeto preciado, para la próxima si jugamos, ¿ok?” al fin y al cabo Hagrid tenía razón en decir que las criaturas mágicas entendían lo que uno le hablaba porque con cuidado lo tomó por su tentáculo y lo arrastró rápidamente hacia el destino que él había estado siguiendo. Una parte de él estaba listo para lanzarle un maleficio para que lo suelte, se detuvo cuando apareció frente a sus ojos una pequeña ciudadela en el que había murales de criaturas del mar peleando con lanzas y tridentes contra el calamar gigante, parecía una guerra sin fin entre estas especies.
Cuando a lo lejos observó a cuatro ¿personas? flotando, siendo sujetadas por una cadena en sus tobillos, además de rodeados por sirenas y tritones, le entró una fuerte preocupación, ¿se había confundido sobre su objeto preciado y en realidad era personas preciadas? Eso era mucho peor. Sin embargo, su preocupación quedó en segundo plano cuando el sonido de un gong se escuchó por todo el lago, también de que fue aventado con fuerza al centro de esa concentración de criaturas.
“¡Calamar!” cree haber escuchado cuando el mundo dejó de darle vueltas y las ganas de vomitar quedó fuera de su mente y sistema. Por sus lados pasaron diversas sirenas como una mancha borrosa verde intentando llegar al calamar gigante que se estaba yendo lejos del caos que había formado al tirarlo como trompo.
Ya no le iba a llevar pescados por al menos una semana. Se quejó mentalmente, aunque sabía que era una amenaza vacía.
Cuando su mundo estuvo estabilizado con precaución se acercó a los tritones apretaban con fuerza sus lanzas afiladas, conteniéndose en ir contra su enemigo jurado. Esa precaución se fue al caño cuando notó que sujetados por sus tobillos se encontraba Hermione, Chang, la pequeña hermana de Fleur que no escuchó en la fiesta bien su nombre y… y Harry.
Harry Potter.
En ese mismo instante supo que Harry era al que debía salvar, quién más podía ser, ¿verdad? Solo Harry, el joven que le gustaba tanto y si tenía la oportunidad en el futuro estar con él. Se acercó flotando para acariciar con suavidad sus frías mejillas, le dolía saber que había sido usado para esta tonta competencia, todo por su culpa, porque él lo quería, porque era una de sus personas más amadas. Solo esperaba que esto no le hiciera daño o sino nunca se lo perdonaría.
Los tritones no le hicieran nada más que solo verlo mal seguro por traer consigo al calamar y señalaron hacia la arena, observando que debajo de cada persona, había diferentes objetos.
Debajo de Chang, se encontraba una pulsera con dos dijes de la misma imagen extraña que antes le había visto puesto a la Señora Diggory, uno rosado y otro amarillo. De Mione, en sus pies había una antigua escoba de volar, nunca había visto ese modelo, pero se notaba que fue usada con mucha regularidad en sus momentos de gloria. Bajo la hermana de Fleur había un bello pingüino en miniatura hecho de cerámica. Y debajo de Harry estaba su pequeño Jormün. Los objetos a diferencia de las personas se encontraban completamente secos y en buen estado, eso lo tranquilizó.
A un lado de todos los rehenes -nadie le iba a cambiar aquella idea- había una gran copa negra que parecía consumir todo lo que se le acercara, era un poco terrorífica, pero algo dentro de él le decía que ahí era dónde uno debía poner la ofrenda.
Quiso no pensar en las ofrendas, solo rescatar a los rehenes e intentó romper las cadenas con un corte preciso de magia, pero este le rebotó y casi le da en toda la cara.
deberás lidiar con los demás
debido a que dos ofrendas se les obligará dar
Cantaron con voz gruesa y nada favorecedora los tritones.
Entonces de eso se trataba al final, ¿no?
No iba poder liberar a Harry a menos que destruya dos ofrendas, dos de los objetos preciados… pero si él lo rompía ¿los demás podrán liberar a sus seres queridos? Ya que solo quedaría un objeto porque obviamente se llevaría a Jormün con él.
No quería dejar a la suerte a Mione, ni a la hermanita de Fleur, y tampoco a Chang, aunque esta última no le cayera por razones egoístas.
¿Qué hacer? ¿Debía ponerlo en la copa?
Quería salvar a Jormün, pero ¿podría vivir con la conciencia de haber destruido algo tan valioso para otros como lo es su dragón para él?
.. ya ha pasado media hora, así que no nos des largas
si no quieres que lo que buscas se quede criando algas…
Mierda, mierda, mierda. Solo faltaba 30 minutos para salvarlos.
Tomó su varita apuntando a cada objeto para levitarlo hacia la horrible copa -menos el suyo- intentando decidir que objeto darlo como ofrenda.
¿El de Cédric? No, Cédric era su amigo, de igual forma que lo fue Víktor y Fleur. ¿Cuál? ¿Cuál elegir? ¿Tal vez la escoba de Krum, después de todo en el mundo hay muchas más y se podrá comprar otra? De igual forma que debe haber muchos peluches del dragón Opaleye de las Antípodas, sin embargo, el amor que se ha puesto en él lo hacía único.
Tenía que tomar una elección, y sabía que si o si debía algo mandar para la ofrenda… porque o sino no podría liberar a los rehenes, siempre iba ser mejor salvar la vida que unos objetos que amamos.
¿A quién dañar?
Mirar el rostro de Harry, tan relajado y en un sueño profundo le hizo preocupar. Necesitaba liberarlo. No quería que le pasara nada porque lo quería mucho, estaba enamorado de él, daría todo por él, y eso también era poner fuerte el corazón para poder dar las ofrendas.
Se acercó al pingüino de cerámica e intentó tomarlo en sus manos, pero en eso los tritones hicieron un movimiento a su alrededor, señalaban la zona de arriba, justo en el momento que Cédric bajaba nadando hacia él “¡Tenía que haber adivinado que ya estabas aquí!” se quedó flotando frente a él también observando las ofrendas y rehenes “Fleur y Viktor vienen detrás” dicho y hecho menos de 30 segundos después los otros dos campeones se acercaron nadando. Fleur y Digorry estaban usando igual que él el casco-burbuja, mientras Víktor tenía medio cuerpo de forma de tiburón.
“¿Desde hace cuánto tiempo estás aquí?” le preguntó Fleur mientras curaba algunos rasguños profundos que tenía en sus brazos “Gracias” dijo lo último en conflicto.
“Creo que hace 10 minutos”
“¿Y no has mandado nada para la ofrenda?” escribió en la arena del mar un sorprendido búlgaro “¿Por qué?”
Solo alzó los hombros queriendo restarle importancia, pero Cédric pareció entenderlo “No quisiste sacrificar algo nuestro, ¿verdad?” susurró mirando cada uno de aquellos objetos preciados “¿Cuánto tiempo nos queda?”
“Veinticinco minutos” que lento pasaba el tiempo cuando uno estaba indeciso. Intentó percibir los pensamientos y sentimientos del rostro de cada uno de los campeones, ninguno sabía que hacer ahora “Jormün es el primer peluche que me dieron” comenzó, creyó que cada uno debería decir algo sobre sus objetos favoritos para saber de quien se debería dar en ofrenda “Nunca me habían dado un regalo o un juguete hasta que tuve once años, no tuve una infancia fácil y este regalo fue el inicio de que mi vida podía cambiar para bien, que tenía una oportunidad para ser feliz con una familia que me amaba.”
Cédric acarició con cariño los dijes “A cada heredero de los Diggory se les da estos dos dijes, es como una reliquia familiar, el rosado es para darle al amor de su vida, mientras que el amarillo es para el mejor amigo, es una forma de demostrar que son las dos personas más importantes para nosotros” eso le sorprendió por tal motivo la señora Diggory tenía el dije rosado, era el más grande amor romántico del padre de su amigo.
Víktor escribió en la arena con un hechizo en su varita “Fue mi primera escoba, me la regaló el instituto y con ella practiqué cada uno de mis movimientos como Buscador. Fui a probar si podía ser seleccionado como representante de Bulgaria con esta escoba. Es mi escoba de la suerte”
“Este pingüino de cerámica me lo dieron mis padres cuando me dijeron que iba ser hermana mayor, cada vez que lo veo me recuerda que debo cuidarla, amarla y que voy a tener una amiga eterna a mi lado” comentó Fleur mirando al pingüino y luego a su hermana que tenía los ojos cerrados, completamente dormida e inconsciente de todo este problema.
“Entonces, ¿qué hacemos? ¿peleamos?” preguntó Cédric sin muchos ánimos de hacer ello.
“¿Peleag hasta morig?” Fleur dijo con dudas.
“Creo que es exagerado, ¿no?” por si acaso tomó su varita en su mano dominante para poder prepararse por una pelea, sin embargo, se detuvo ante varios chillidos que se acercaban rápidamente a ellos. Al girar su cuerpo notó como las sirenas que se habían ido a pelear con el calamar regresaban de forma agresiva y furiosa, aquellos ojos amarillos que poseían las criaturas ahora eran completamente blancos.
Nhung era capaz de hipnotizar criaturas.
Recordó aquella información que Thuban había dado hace unas semanas. Esos ojos blancos eran símbolo de que las sirenas no estaban completamente en sus sentidos, estaban siendo hipnotizados para atacarlos como una vez lo estuvo la dragona en la primera prueba. Las lanzas que cargaban las sirenas fueron empuñadas para atravesarlos a los cuatro “¡Protego!” invocó el escudo más fuerte y grande que podía hacer para que las filosas puntas de las lanzas no les hicieran daño.
“¡No debemos involucrarnos!” gritó el tritón que parecía el jefe de esta tribu intentando acercarse a las sirenas para que detuvieran el ataque.
“¡Cuidado!” gritó intentando tomar del brazo del tritón y que no se acercara a las hembras de su tribu, mientras atrás suyo escuchaba que tanto Cédric y Fleur parecían desconcertados por lo que pasaba. Todos se quedaron en silencio cuando la sangre morada del tritón brotó por un corte desde el pecho hasta su frente, la criatura se tocó el rostro totalmente sorprendido por el ataque. Lo jaló hacia su persona cuando la sirena que había atacado estaba planeando volver a cortarlo con la lanza “Están siendo controlados” le susurró al tritón para que no se desquitara con estas pobres sirenas que no sabían lo que estaban haciendo.
El tritón asintió para luego gritarles “¡Pongan su ofrenda y llévense a magos, nosotros vamos por ellas!” gruñó dándole luego una orden a los demás tritones para retener a las sirenas que estaban desquiciadas queriendo atacarlos, especialmente a él, esos horribles ojos blanco parecían dirigidos a su persona.
Nadó rápido hacia los demás campeones que estaban lanzando hechizos o cortando inútilmente las cadenas “Eso no va a servir más que nos rebote” dijo esquivando un maleficio que había rebotado como lo había dicho “Debemos decidir que ofrendas lanzar a la copa, solo queda 10 minutos” los cuatro miraron cada uno de sus objetos amados, era difícil decidir quiénes darían aquel paso. Miró el rostro inconsciente de Harry y supo que aunque amara a Jormün, amaba más a Harry y no podría seguir adelante si algo le pasara a su amigo, si no podría volver a ver aquellos hermosos ojos verdes esmeraldas, su sonrisa brillante y su presencia cálidas que siempre estaba a su lado, protegiéndolo, amándolo, haciéndolo feliz “Jormün, tiraremos a Jormün” dolió mucho decirlo y sintió las lágrimas conteniéndose en sus ojos mientras le daba un suave abrazo a su dragón de peluche “Gracias amigo por hacerme tan feliz en tan poco tiempo” susurró y le hubiera gustado darle un último beso en su cabeza felpuda, pero era imposible con el casco-burbuja en el medio “Ne… necesitamos un objeto más” su voz se había quebrado, pero nadie lo señaló. Lo agradeció. Dejando a un lado de la copa su pequeño dragón, todavía no lo iban a tirar hasta que seleccionaran la otra ofrenda.
Los tres jóvenes se miraron entre ellos, intentando decidir quién lo haría. No tenían tiempo para esto y cuando lo iba a señalar un gong resonó… ¿Cuándo lo había escuchado antes ese mismo sonido?
El ruido de un silbido atrás suyo y luego un grito de “¡Calamar!” le hizo voltear sin saber que estaba haciendo de nuevo aquí el gran calamar de Hogwarts, no creyó que regresaría a un lugar que se notaba lo odiaban con todo su corazón. Viendo a la criatura que se acercaba a ellos, se percató que no era su amiga criatura mágica la que estaba ahí nadando a velocidad hacia él… bueno, físicamente si lo era, pero mentalmente no. Aquellos ojos blancos lo confirmaron.
Era raro saber que la criatura que hace menos de 30 minutos lo había ayudado a llegar a la ciudadela de sirenas y tritones, ahora estaba con aquellos ojos tan espeluznantes y con una sed intensa de hacerle daño. Estaba nadando rápido, no iba a frenar, se iba a estrellar con los rehenes, con los campeones, con las ofrendas, solo para alcanzarlo a él.
“¡Elijan la otra ofrenda y sáquenlos a todos!” gritó mientras rápidamente se alejaba de los campeones que estaban preparados para inmovilizar -estaba seguro de que con nada de éxito- al calamar gigante, sin embargo, como lo había predicho iban por él porque cuando se alejó, la dirección de la criatura, de las criaturas -contando de las sirenas que se habían liberado de los tritones- también cambió hacia él.
Solo quería ganar la mayor cantidad de tiempo para que puedan liberar y poner a salvo a los rehenes. Quería y esperaba que pusieran también a salvo a Harry, su Harry.
“¡Draco!” escuchó que gritaron su nombre, pero él siguió nadando lo más lejos posible. Intentaba pensar cómo deshacerse de las criaturas sin lastimarlos, pero nada se le ocurría, afortunadamente notó como atrás de estas criaturas los tritones intentaban detener a las sirenas errantes. Al menos sabía que tenía unos aliados.
No iba a poder salir ileso de este lugar si no dañaba un poco a las criaturas. Esperaba que el calamar gigante no le resintiera por esto. Detuvo su nado para girar y lanzar un hechizo cortante, sin embargo, cuando lo hizo se asustó de que la criatura estaba más cerca de lo que creyó. El calamar intentó tomarlo en sus tentáculos, notando como sus ventosas eran afiladas, como una boca con muchos dientes. Nunca las había visto así antes, le asustó porque ello podía hacerle mucho daño si lo sujetaba, aunque sea débilmente.
A centímetros de que fuera tomado, un tridente se insertó con fuerza en el tentáculo. Como un héroe sin capa apareció el tritón en jefe nadando rápidamente para sacar el tridente y empuñarla contra el calamar que hizo un ruido enojado. En ese momento Draco esquivó una lanza que estaba dirigido a él, una sirena a la lejanía de igual forma e había lanzado su arma.
El Calamar Gigante tenía una piel sensible en esta época del año, aún recordaba como Mione había regañado a los gemelos hace unos años por hacerle cosquillas con un palo a la criatura debido a que su capa protectora se había cortado provocando que el calamar chillara de dolor, no apareció a jugar por lo menos un mes debido a que estaba muy molesto.
Estaban en una zona dónde había grandes rocas y troncos gruesos… podía usarlo a su favor. Cuando el calamar volvió a atacar lanzó un hechizo para hacer explotar las rocas más cercanas a la criatura y por consecuencia a él también, provocando que esta chillara al sentir cuando empezaba a ser cortado por las rocas filosas que se estrellaron contra su gran cuerpo, por su parte también sufrió algunos cortes.
Siguió así no sabe cuánto tiempo y cuando se le acabó las rocas, lanzó los hechizos cortantes más débiles posible, mientras atrás del calamar podía ver a algunos tritones terminando de atar a las sirenas que se movían enfurecidas, queriendo soltarse sin éxito, aunque se cortaban con las cuerdas, pero parecía no importarle. De igual forma el calamar que seguía con querer tomarlo entre sus tentáculos, pero cada vez que se acercaba era cortado una y otra vez, retrocedía, pero a los segundos regresaba por más… era casi masoquista, de igual forma que la dragona que no le importó que tuviera cortes en sus alas o que las cadenas le hicieran tanto daño, lo único en sus mentes era atacar sin importarles de su propio sufrimiento.
Era enfermo ver aquel dolor, especialmente en esta criatura que él había jugado y a veces dado de comer junto a Hagrid para pasar el rato. Le había cuidado con tanto cariño al calamar gigante, le dolía en el alma ser el responsable de su sufrimiento… cuanto odiaba a Nhung por esto, por orillarlo a lastimarlo.
Cuando volvió a escuchar el chillido del calamar, rompiéndole de nuevo el corazón, notó como las sirenas poco a poco sus ojos blancos empezaban a volverse su normal color amarillo… el tiempo de la hipnosis estaba acabándose. Eso era bueno porque solo faltaba poco para que el del calamar también desapareciera… no, no era bueno, concluyó cuando los tritones soltaron a las sirenas y nadaban hacia ellos, bueno más hacia el calamar gigante para atacarlo en su estado tan vulnerable, después de todo según el mural eran enemigos eternos y que mejor que acabar con él de una vez por todas cuando estuviera completamente herido y distraído con un concursante de este tonto torneo.
“¡No!” gritó interponiéndose entre las sirenas y tritones contra el chillante calamar que intentaba volver a atacarlo, pero al tener la capa protectora tan abierta y agrietada sus movimientos lo hacían lento y torpe “¡No se van a aprovechar!” gruñó blandiendo su varita, pareció que esto provocó miedo en estas criaturas, seguro sabiendo todo lo que le pudo hacer a su enemigo jurado tan fácilmente… no sabían que en esta época del año el calamar era delicado, más sensible al dolor “¡Si se acercan un poco más le juro que descargaré toda mi ira hacia ustedes!” su varita la blandía como una espada, para intentar verse más atemorizante. Sus siguientes palabras se ahogaron en el medio de su garganta cuando sintió las ventosas del calamar apretando sus caderas y torso, esperó sentir el dolor de los ‘dientes’ de esa zona, pero no fue así.
La criatura que lo tenía sujetado parecía entre querer lastimarlo o querer jugar con él… esos ojos blancos cambiaban de blanco a negro cada dos segundos, como si estuviera queriendo tomar control de su propio cuerpo.
“Por favor, amigo, gánale a esa idiota” susurró sin dejar de apuntar con su varita a las criaturas que esteban entre el temor y sus ganas de vengarse “Tú puedes, eres más fuerte de lo que crees” intentaba hablarle, después de todo las criaturas son inteligentes. Cuando aquellos ojos se quedaron completamente en negro supo que estaba fuera del trance “Lo hiciste bien, amigo” susurró acariciando su gran cabeza de forma repentina.
En eso escuchó un sonido de que algo cortara el agua a gran velocidad, después un dolor profundo en la esquina de su torso explotó, cuando bajó la mirada a la zona del dolor pudo ver como de ahí sobresalía la punta de la lanza de una de las sirenas, la punta manchada de su sangre que se iba disolviendo por el agua “¡No!” gritó el jefe tritón “¡No a estudiantes!” nadó rápidamente hacia él con un rostro ¿preocupado? No sabía si era por él o porque estaba yendo en contra de las instrucciones de los jueces del concurso “¡Subirlo!” gruñó al calamar que rápidamente, olvidando su propio dolor por las heridas abiertas, empezó a nadar hacia la superficie.
No sabía cuánto tiempo tardaron en llegar a la zona de arriba, lo más probable que solo segundos, sin embargo, los sintió como horas, horas largas y agonizantes. Le era difícil respirar, pero no tenía nada que ver con el casco-burbuja que estaba perfecto, además de que empezó a toser y el aroma a metal empezaba a llenar el espacio que dio la burbuja… le habían dado en el pulmón.
Todo se estaba volviendo negro, pero todavía no podía caer, no porque no sabía si Harry estaba a salvo. Necesitaba saber que lo habían sacado o si no volvería al lago para rescatarlo, Harry debía estar bien.
El brillo leve del sol golpeó su rostro y justo en ese momento el casco-burbuja se rompió con un pop. El aire fresco y frío le dio con fuerza, le escoció el cuerpo completo sintiendo como si diversas agujas se le clavaran. Desde las tribunas escuchaba bullicio y jadeos de los estudiantes.
“¡Por aquí!” la voz de Hagrid resonó por todo el lago o al menos eso le pareció, y el calamar se acercó lo más rápido posible a la fuente “¡Madame Pomfrey!” gritó su amigo medio-gigante cuando lo tomó en sus brazos.
“¿Harry?” susurró intentando mover la cabeza buscando a su amigo, solo veía puras manchas de colores… estaba perdiendo la consciencia poco a poco “¿Har…” cuando lo colocaron en un ¿camilla? notó a Madame Pomfrey poniéndose al lado de él para hacer una evaluación rápida sobre su torso. A un lado de él una mano sujetó la suya con fuerza, con las últimas energías que tenían giró su rostro encontrándose con esos bellos ojos verdes que estaban borrosos por las lágrimas “Harry” estaba bien, estaba a salvo su querido Harry.
La mano libre de su amigo se dirigió a su cabeza y rostro acariciándolo con mucho cariño “Todo estará bien, Draco, todo estará bien” repetía una y otra vez, no sabía si era para consolarlo a él o consolarse a sí mismo. Cuando la oscuridad envolvió su vista y sentidos, lo último que escuchó fue “Te amo”
Tal vez se lo imaginó.