Draco Malfoy y la sepia destituida

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y la sepia destituida
Summary
La vida va mejorando poco a poco, su pequeña y rota familia va aumentando con personas y amor, así que tal vez ahora todo podría estar bien. O eso creyó hasta que empezó el cuarto año.¿Cómo es que se la ingenia para caerle mal a tantas personas? ¿Es un talento oculto suyo?No lo sabe, pero cada vez se siente más agotado y cansado... la vida siempre ha sido difícil, nunca ha podido tener un verdadero respiro y normalidad, tal vez no había sido creado para eso, especialmente cuando es obligado a participar en un torneo, además de que su director junto con un profesor parecen odiarlo sin alguna razón... ¡Oh! se olvidaba de la nueva sombra que se avecinaba por él.
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Baile de Navidad

Se encontraba completamente con el corazón destrozado en su cama, no, en la cama de Severus, se había hecho bolita con las sábanas, mientras su padrino intentaba consolarlo acariciándole la espalda sobre las mantas y dándole palabras de aliento, sin embargo, no tuvo éxito porque en verdad había estado emocionado por ir a ese Baile de Navidad, se había imaginado tantos escenarios divertidos con sus amigos y ahora todo solo quedaría en eso, en su imaginación.

Un bello sueño que no se cumplió.

No supo cuando se quedó dormido, pero lo último que recordaba era de que sus ojos estaban tan hinchados de llorar que ya no podía mantenerlos abiertos porque le ardían. Sus sueños estaban plagados de aquellos ojos celestes del director, de cómo se sintió tan invadido en aquel breve momento en que se quedaron viendo fijamente hasta le había hecho que su dolor de cabeza fuera mucho más intenso de lo que estaba por aquella transformación de hurón, sí, le habían comentado que se había transformado en un pequeño hurón blanco. Odió esos ojos fijos en los suyos, fue como si desnudara cada uno de sus recuerdos y sentimientos, se sintió invadido en todo su pasado, pero… solo era parte de su cabeza, ¿no? Después de todo nadie podía revisar tus recuerdos, ¿no? 

Sin embargo, eso quedó en lo más profundo de su conciencia, en un segundo plano porque la tristeza opacaba cualquier otro sentimiento, ya que ahora debía decirle a Harry que buscara una nueva pareja para el baile, que le iba a quedar mal debido a su castigo. Solo imaginar a Harry bailar con alguien más hizo que su corazón se rompiera, no quería que bailara con nadie más que fuera él, de nuevo podía sentir las lágrimas rodando por sus mejillas ante tan horrible imagen mental. No quería que Harry fuera con otra persona, no quería que se divirtiera con alguien más como había estado destinado que se divirtiera con él, pero él no podía prohibirle nada a su amigo.

Con su corazón rasgándose ante la idea se despertó por unos susurros dentro de la habitación “¿Qué? ¿Cómo se atreve?” decía entre dientes Gilderoy, se estaba conteniendo para no gritar enojado debido a que creían que seguía durmiendo, decidió no moverse ni hablar porque quería escuchar que decían “Es que ese imbécil ya se está pasando con nuestra familia, solo da la orden y podemos mudarnos de forma inmediata a Estados Unidos, tal vez pueda conseguir exitosamente un traslado de colegio entre Hogwarts e Ilvermorny para Draco y Thuban par que no pierdan el año”

Se quedó paralizado ante eso, no quería irse a otro colegio o al menos no quería irse y dejar al resto de su manada en Hogwarts, especialmente con el profesor Moody que era una completa molestia especialmente para los Slytherin.

“Eso sería agradable, pero sabes que al menos por este año escolar no podemos mudarnos, Draco está metido en este Torneo y hay un contrato vinculante que le obliga a participar o sino podría perder su magia” comenzó Severus, al menos por este año todavía podía seguir en Hogwarts y esperaba poder terminar todo los que les quedaba con en este colegio, no por el director, sino por sus queridos amigos… ¿perder su magia?

“Bien, pero esta conversación la retomaremos después, no me gusta que tu sigas trabajando en este colegio donde el director te paralice y que ataque verbalmente a uno de nuestros hijos” un calor se acrecentó en el medio de su pecho al saber que él y Thuban eran considerados los hijos de Gilderoy, fue tan reconfortante de tener esta familia.

“Lo sé, lo sé, a mí tampoco me gusta que trate de esta forma a Draco, pero es de vital importancia que se quede al menos este año” un suspiro lleno de cansancio se escuchó por parte de Gilderoy, pero estuvo de acuerdo con Severus “Ahora lo que me preocupa es que Draco está llenándose de muchos sentimientos negativos, y si es cierto lo del celo…”

“Vamos a estar preparados, tú estás organizando una habitación especial en el colegio para que él pueda sobrellevarlo y yo todavía sigo revisando los libros para ver si hay otra respuesta a lo que le sucedió aquella vez, además de que ya le mandé a un amigo que habla griego para que nos traduzca la última parte del libro” Severus se relajó ante lo dicho por Gilderoy, era como si este fuera un calmante de todo tipo de preocupación y también fuera una ayuda ante sus problemas. Sintió una suave caricia en su cabeza que se encontraba cubierta por las sábanas “Así que no asistirá al Baile”

Severus negó con la cabeza “Le ha dolido más de lo que creí posible, lloró hasta quedarse dormir” el peso de su padrino se sintió en la cama “No me parece justo que lo haya castigado con eso”

“¿Desde cuándo él ha sido justo?” fue la respuesta inmediata de Gilderoy “Al menos Draco se va a salvar de la horrible decoración de Bagman, ese hombre ha decidido de que él solo va a encargarse de todo lo estético de la fiesta, no sé cómo quedará de alguien que cree que el uniforme de Quidditch puede servir como ropa de gala”

“¿Él solo va a decorar la fiesta?” los dos adultos siguieron hablando del poco gusto de Lugo Bagman, rajando del nefasto hombre. Se quedó dormido con el sonido de la voz de sus padres, era agradable ver que de nuevo estaban juntos y bien.

En la tarde estuvo caminando por los desérticos pasillos ya más calmado, había aceptado con mucho pesar de que no iba a poder ir al baile e iba a estar bien, no sería el fin del mundo si no iba. Ahora solo estaba buscando a Harry para poder decirle las malas noticias y que debe buscar una nueva cita para el baile, esperaba que hubiera alguien disponible porque solo faltaban tres días para tal dichosa fiesta.

Pudo percibir su aroma cerca de las escaleras que te llevaban a la Torre de Astronomía, así que se acercó y lo vio puliendo los escalones con mucho desgano “Harry” llamó acercándose a su amigo que al escucharlo se levantó e intentó secar el sudor que resbalaba por su frente.

Su amigo dio los últimos pasos que faltaba y lo abrazó por la cintura “Estaba tan preocupado, no sabes lo enojado que estaba con Moody por lo que te hizo” su voz se iba escuchando cada vez más furiosa “Y luego empezó hacerte rebotar como si fueras una pelota, ese hombre está loco” lo abrazó con más fuerza “Nada lo detenía, parecía desquiciado y disfrutando el hacerte sufrir” se quedó en silencio por unos breves segundos “Luego el director que solo le dio una reprimenda, ese maldito viejo” rio por el insulto “No sabes cuantas ganas tenía de insultarlo en su cara arrugada”

“Al menos tu tuviste el sentido común de callar, yo no lo hice” susurró sobre el hombro de Harry, ganándose de que se separar un poco con un rostro completamente curioso.

“¿Qué hiciste? ¿Qué le dijiste?”

Mordió sus labios, indeciso si debía o no decirlo, pero esos bellos ojos verdes que brillaban con curiosidad le dieron la respuesta “Viejo cabezudo” la risa salió del fondo de la garganta de Harry.

“¿Viejo cabezudo? Jajajaja, no puedo creer que le hayas dicho así” su amigo se soltó para empezar a reír a carcajada suelta hasta las lágrimas empezaban a salir de sus verdes ojos “¿Qué cara puso?” dijo sin aire.

Con una leve sonrisa dijo “Sus ojos casi se le salen por lo asombrado que estaba, creo que nadie nunca le había dicho algo así en su larga vida” lo que ganó fue más risas por parte de Harry

Luego de unos minutos se calmó “Creí que no me iba a reír así después de ese trago tan amargo” se secó las lágrimas “¿Cuántos meses más de castigo te dio? Te juro que te ayudaré a limpiar los libreros, no importa que el director no quiera que lo haga” fue su respuesta amable.

“No te preocupes, no me aumentó el castigo de la limpieza en la biblioteca”

“¡Oh! Eso es bueno, pero ¿qué hizo? No te vez muy contento”

“Me prohibió ir al Baile de Navidad” susurró intentando no llorar de nuevo, ya lo había superado se repetía una y otra vez en su cabeza.

Harry parpadeó lentamente “¿Te prohibió ir al baile?” tuvo que asentir lentamente para evitar los pensamientos negativos, ya había hecho las pases en no ir a ese baile, seguro iba ser aburrido y la música horrorosa “Pero… pero estabas tan emocionado en asistir, no parabas de decirme todo lo que íbamos hacer los dos con nuestros amigos”

“Solo será una fiesta aburrida, ¿no? No creo que vaya a ser un gran evento” intentó sonar tranquilo, como si no le importara, como si no le doliera “¿Te ayudo a buscar una nueva pareja de baile?” preguntó sin muchas ganas del mundo hasta que un foco se le prendió en la cabeza “Tal vez puedas ir con Ron, todavía no tiene pareja, ¿verdad?” de que vaya con su amigo pelirrojo disminuía aquel pesar en un pecho “Así los dos tendrían una pareja para…”

“¿No vas a ir al Baile?” interrumpió Harry asombrado, como si recién hubiera entendido que no era una mala broma “Pero… pero íbamos a bailar juntos, él no puede hacerte eso, hacernos eso” de solo recordar que sus sueños se habían roto el dolor en su pecho regresó con mayor intensidad “Draco” susurró, acercándose a él con delicadeza y pasando sus dedos por sus mejillas blanquecinas, ¿estaba llorando? No se había dado cuenta “Oh, Draco” lo abrazó y no pudo evitar llorar en el hombro de su amigo pelinegro, odiaba sentirse tan mal por el castigo que ese vejestorio le dio, pero estaba tan ilusionado por aquel baile, llámenlo dramático, pero estaba tan dolido.

Se separó luego de un rato “Lo siento, estoy aquí haciéndote perder el tiempo cuando deberíamos buscarte una pareja para el baile, no puedes ir solo y desperdiciar los pasos de baile que estuviste practicando con tanto ahínco”

Harry frunció el ceño “¿Crees que quiero ir sin ti?” preguntó como si fuera un ridículo en pensar ello.

“Pero es un baile especial, obviamente debes ir”

“Solo quería ir porque iba a bailar contigo, si no vas entonces yo tampoco quiero ir” sus palabras lo hicieron sonrojar furiosamente “Pero tú si querías ir y ese maldito viejo lo jodió todo” dio un golpe contra la pared, haciéndolo saltar impresionado por el arranque de enojo “Va a vérselas conmigo” empezó a caminar lejos de ahí, alarmándolo.

“Harry, ¿a dónde vas? Déjalo en paz, no merece la pena que vayas a reclamarle” lo sujetó del brazo para que no siguiera caminando hacia el despacho del director “Es un viejo solitario y molesto que para sentirse mejor debe molestar a los que no tienen autoridad, me da pena.”

“¿Pena? A mí me da rabia” gruñó “Pero ahora mismo voy a tener una conversación con él” intentó zafarse de nuevo de su agarre, obviamente no lo soltó y lo mantuvo en el mismo lugar.

“¿Y crees que le va a hacer caso a un estudiante de cuarto año? Déjalo así, solo te aumentará el castigo”

“No me importa”

“A mi si me importa. Así que deja de enemistarte con él, ya es suficiente de que te haya castigado con limpiar las escaleras para que aumente los meses” Harry pareció convencido y calmado, sin embargo, fue brutalmente engañado cuando en la tarde ya varios estudiantes sabían de que había sido expulsado del Baile sin ningún motivo justificable y estaban en contra de esta situación, no encontraban comprensible como un campeón podía estar vetado de su propio Baile que era a su honor.

Harry era un maldito chismoso.

Fue arrastrado a una esquina por Cédric, Víktor y Fléur, los otros tres campeones “¿Cómo es eso de que estás vetado del baile?” comentó el tejón sacudiéndolo de los hombros desesperado “Todos debemos aperturar el baile, ¿qué pasó?”

Se sintió un poco mareado por el movimiento “Solo fui castigado por Dumbledore, le falté el respeto, se enojó y me castigó. Fin de la historia.”

“Yo también le insultarría si me pusierra un puntaje tan bajo en la prrimerra prrueba, te puso 5 y eso que es tu dirrectorr, él debería estarr de tu lado sí o sí” Víktor dijo como si eso fuera lo más normal del mundo “Está contrra tuya, ¿eh?” alzó una de sus perfectas cejas negras.

Se soltó del agarre mortal de Cédric -quién no había dejado de sacudirlo con desesperación- para recostarse en la pared de piedra y no pasar vergüenza al caerse “Nunca le he agradado, pero este año su desacuerdo conmigo a aumentado hasta los cielos” ¿por qué Harry debería haberles dicho a todos de que no iba a estar presente? No quería ser interrogado, solo quería olvidar todo y pasar el mes con tranquilidad.

“Pego es una tradición que todos los campeones bailemos juntos en el Baile de Navidad” dijo con tristeza Fléur “No puedes faltag” se notaba la decepción en todo su rostro “Estaba pensando presentagles a mi hegmanita, ella es muy adogable”

“Puedo conocerla en la mañana del Baile, no te pongas triste” intentó calmar a su francesa ¿amiga?

“No es lo mismo” comentó con pena.

“Voy a hablar con nuestro director, tal vez si un prefecto y campeón le habla cambie de castigo o se dé cuenta que está yendo contra las tradiciones del Torneo” dijo Cédric empezando a alejarse de ellos.

“¡No, Cédric!” sus palabras fueron ignoradas por el tejón mayor que desapareció en un pasillo con rapidez “Al menos ustedes no van a ser un escándalo, ¿verdad?” giró a ver a los otros dos campeones, pero justo en ese momento también se iban yendo por el mismo lugar que Cédric había desaparecido “¡No, chicos!” gruñó enojado porque estaba seguro de que a esos tres no le iban hacer caso. Decidió ignorarlo, solo esperaba que no se metiera en ningún problema “Todos están locos” susurró yendo a la biblioteca a hacer la limpieza correspondiente.

Los días fueron pasando con lentitud y con cada vez más cerca la fecha de Navidad su depresión aumentaba. Intentó no pensar en eso pasando el tiempo con sus amigos, pero estos habían estado evitándolo como la plaga y no sabía la razón del por qué. Tal vez estaba exagerando, pero de sus leones ni sus luces veía por ningún lado, de igual forma que sus serpientes que cuando se veían en la sala común rápidamente se iban dejándolo solo. Ni Thuban estaba presente actualmente, todos, todos lo estaban evitando y no sabía la razón.

Se tiró cansado en la cama de Gilderoy quien se encontraba guardando algo apresuradamente en sus cajones “Me odian, papá, todos me odian” se quejaba sacudiendo sus brazos y piernas molesto, estaba exagerando, pero era una adolescente y para ellos todo siempre era una exageración “No hemos pasado tiempo juntos desde que me castigaron y cada vez que los busco siempre están ocupados, ni siquiera me han dicho con qué o si les puedo ayudar.”

“Draco ellos te aman, estoy seguro de que están dando los últimos arreglos a los regalos para Navidad, ya sabes que es mañana y todos están locos al envolverlos”

“Pero ¿todos? ¿y no quieren que yo les ayude?” hizo un mohín molesto “Me siento tan solo”

“¿Qué tal vas tú con los envoltorios?” negó porque todavía no terminaba de envolver los regalos de sus amigos y familiares “¿Quieres que te ayude?”

Asintió “Espérame, ya vengo con todos los regalos” salió corriendo de la habitación de su padre para ir a la suya y buscar en su baúl los regalos para sus amigos. Había comprado diferentes cosas para sus amigos; a Ron y a Blaise (porque este era muy goloso aunque no lo admitiera) les iba a regalar unos chocolates que había pedido de Francia ya que eran los más deliciosos que había probado en el mundo; a Hermione, su capitán y Hagrid les había comprado una colección de libros sobre ‘Aritmancia’, ‘Las mejores jugadas de Quidditch en el último siglo’ y ‘Diversas especies de dragones’, respectivamente; a Pansy y Ginny decidió comprarles unos vestidos para el verano; a los gemelos pensaba darles un sobre con dinero, esos dos estaban locos de obtener galeones de cualquier forma; a sus amigos los elfos domésticos les había comprado un nuevo conjunto de ropa (de todas las personas anteriores sus padres les habían ayudado comprarles sus obsequios porque obviamente él no tenía el dinero para poder brindarles tales regalos); a Thuban le había comprado un cuadro hermoso en donde había una foto de toda la familia; a sus padres les había hecho unos anillos a juego que había transfigurado con ayuda de diversos libros de Transfiguración, y a Harry… a Harry le había tejido con sus propias manos un gorro de invierno rojo con un forro interior azul.

Sentía todavía sus mejillas rojas por haber pasado los últimos días tejiendo aquel gorrito, siguiendo el libro de tejido que la señora Weasley muy amablemente le había prestado para esta ocasión. Al final luego de un arduo trabajo pudo terminarlo y quedó perfecto a su parecer, solo esperaba que a Harry le gustara mucho.

Durante su caminata hacia su sala común se percató de como los estudiantes cuchicheaban sobre el Baile de Navidad que se daría al día siguiente, hablaban de la ropa que iban a usar, de sus citas y como algunos pensaban subir un escalón en su relación. Le dio un poco de envidia, pero intentó ignorarlo para no dejarse llenar con sentimientos negativos de aquella desilusión. Lo que no pudo ignorar fue que en una intersección escuchó el murmullo inconfundible de Harry acompañada de una agradable risa divertida que no había escuchado antes, así que con curiosidad se acercó y se escondió en una estatua de piedra para saber con quién se encontraba su traidor amigo que lo había estado ignorando.

Ahí al fondo del pasillo estaba su amigo quién parecía avergonzado con una sonriente Cho Chang, no sabía de qué se estaba riendo la adolescente, pero su risa era contagiosa y muy cantarina, perfecta. Lo que le dolió más fue que se veían muy bien juntos, como si encajaran.

Apretó con fuerzas sus puños ante el dolor que creció en su pecho de forma vertiginosa, era superior al de no poder ir al Baile de Navidad y eso era decir mucho.

Luego la bella joven con ascendencia asiática puso su mano en el hombro de Harry “No debes preocuparte Harry, mañana vienes a mi sala común y todo resuelto” decía muy confiada. ‘Suéltalo, no lo toques’ quería pedir, quería gritar, pero mordió sus labios con más fuerza para evitar soltar cualquier palabra que revelara que estaba ahí viéndolos. ¿Todo resuelto? Lo único que le faltaba a Harry era buscar una pareja para el baile… ¿ella iba a ir con su amigo?

“¿Estás segura? Desde hace semanas me estás dando vueltas” gruñó su amigo con un rostro de sufrimiento. ‘¿Por qué tienes un rostro de sufrimiento por Chang?’ quería sacudir a su amigo para que deje de mostrarse así frente a ella, no quería que sufriera por esa chica “Creo que estás jugando conmigo” la asiática le dio una sonrisa de disculpa.

“Segurísima. No te olvides mañana ir a la sala común de Ravenclaw, nos vemos Harry ya que estás tomando mucho de mi tiempo, debo prepararme para el Baile” la Ravenclaw empezó a irse dejando a su amigo en medio del pasillo, quien soltó un suspiro para decir al aire:

“El baile es mañana” luego se fue por el camino opuesto a la asiática, dejándolo a él atormentado con sus pensamientos.

¿Por qué tendría Harry que ir a la sala de los cuervos? ¿Qué necesidad tendría para ir allá? ¿Cho Chang era su nueva pareja para el baile de Navidad? ¿Es por eso por lo que debía ir? Sintió las lágrimas fluyendo por sus mejillas. Harry dijo que desde hace semanas le ha estado dando vueltas, ¿es que primero le invitó a la joven asiática y como no le dio una respuesta le preguntó a él? Dolía mucho pensar que fue la segunda opción -su respiración se estaba volviendo errática- y de que ahora su amigo fuera con una chica tan linda como Chang. ¿Harry le había mentido? Espera… ¿Cédric no le había dicho que quería invitar a Chang? ¿Lo hizo? ¿Ella estaba jugando a doble mejilla con sus dos amigos?

Con pesar siguió su camino hacia su habitación, no había nadie presente así que con confianza se tiró a su cama y abrazó a Jormün contra su pecho, intentando buscar consuelo mientras sentía como las lágrimas fluían por su rostro. No le gustaba este sentimiento tan amargo en su pecho al recordar de como la Chang tocaba a Harry, de cómo fue la segunda opción para su amigo, que… que no era especial. Nunca iba ser especial.

Su corazón estaba apretándose con mucha fuerza en su pecho, le dolía tanto que quería arrancárselo de un tajo para dejar de sentir.

“¿Por qué duele, Jormün? ¿Por qué me duele tanto?” susurró sobre la cabeza de su peluche del dragón de Opaleye de las Antípodas “Solo era un flechazo que iba a superar fácilmente, ¿verdad? No quería que se volviera más profundo porque sabía que yo no le iba a gustar de la misma forma” dolía tanto, demasiado, quería gritar hasta que su garganta le doliera y lo único que pudiera sentir sea el dolor físico antes que el dolor emocional “Soy un tonto, un completo tonto” aquellos ojos de botón verde lo miraban con indiferencia “¿Por qué tuve que… que enamorarme? ¿Enamorarme?” sintió que aquellos botones se transformaban en esos bellos y preciosos ojos verdes que tanto le encantaban. Recordó las suaves caricias de su amigo en su mejilla, de sus abrazos, de cómo a veces se tomaban de las manos, de cómo cada toque hacía retumbar su corazón con tanta intensidad como nunca antes nadie lo había hecho, además de que últimamente él también buscaba con mucho ahínco aquellos toques; recordó cómo su voz que se iba volviendo grave lo hipnotizaba con tanta facilidad, su aroma era el mejor que había olido en el mundo y solo le gustaría restregarse en él por siempre; de que le gustaba poder perderse en esos ojos verdes por toda la eternidad; además de la intensidad de sus sentimientos y valores ante las injusticias, su valentía y confianza que lo hacía ver tan guapo; la sonrisa que solo le dedicaba a él; de su fragilidad y amor por su familia; la amabilidad que escondía dentro de él para las personas que ama… no era un flechazo, hace mucho tiempo lo dejó de ser “Sí, sí, estoy enamorado de Harry, me gusta, me gusta mucho, estoy perdidamente enamorado de él, yo una persona tan rota, alguien con un gran paquete emocional” no tuvo que haberse enamorado, especialmente de alguien tan amable y hermoso como lo es Harry, solo lo arrastraría con su dolor “Soy un tonto, Jormün, un tonto en enamorarme de alguien que no siente lo mismo por mí.”

Se sintió consolado por su pequeño dragón quien siempre lo acompañaba en las noches y no supo cuánto tiempo se quedó ahí reprendiéndose por haberse enamorado sin pensar en las consecuencias. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando abrieron la puerta de su habitación de forma estrepitosa, giró el cuerpo hacia la pared porque no quería que nadie lo viera tan vulnerable, con sus ojos y mejillas mojadas. Solo esperaba que la persona que entró se retirara rápidamente.

“Draco” la voz de Hélio Parkinson resonó en la habitación. ¿Qué hacía él aquí? Esta no era su habitación “El profesor Lockhart me pidió que te buscara aquí porque nunca regresaste con él” un peso extra se sintió en un extremo de su cama, el mayor se había sentado justo atrás suyo “¿Qué pasa?  ¿Por qué no fuiste con el profesor? Estaba preocupado” sintió su toque en su hombro con frialdad, pero se retrajo porque no quería ser tocado por nadie ahora “Lo siento, solo estaba preocupado y no volteabas a verme”

Se sentó dejando a Jormün en su regazo y estar cara a cara con Hélio “No, yo lo siento, solo me sentí un poco mal” dijo limpiándose las lágrimas de sus mejillas con su mano para darle un suave beso en la frente de su dragón y ponerlo de nuevo sobre la almohada “Ahora mismo voy con Gilderoy” se levantó para dirigirse a su baúl que se encontraba a los pies de la cama y empezó a sacar uno por uno los regalos junto con el papel que pensaba envolverlos. Para su sorpresa a su lado se colocó Hélio y empezó a guardar los regalos en su bolso “¿Qué haces?” dijo a la defensiva, se sentía mal y se estaba desquitando con el pobre.

“Solo quiero ayudarte, Draco” dijo calmadamente y se sintió culpable.

“Debes disculparme a mí, Hélio, estoy siendo muy grosero cuando solo has venido a ayudarme” soltó un suspiro para ver al hermano mayor de Pansy, quien solo le brindó una sonrisa amable “En serio lo lamento”

El mayor negó con la cabeza “No te preocupes, yo estoy feliz de ayudarte” no pudo evitar sonreír por eso, Hélio era una persona muy amable con él desde su segundo año, había sido muy considerado, además de que estaba seguro de que fue por él quien pudo generar lazos con los Slytherin de su año. Le estaba agradecido por eso eternamente. Siguieron guardando los objetos en su bolso, además de que se había ofrecido en llevar algunos regalos que no caben en su propio bolso. Cuando estaban a medio camino hacia la habitación de Gilderoy, Hélio rompió el silencio cómodo que se había acentuado entre ellos “Si no es mucha impertinencia, ¿por qué estás tan triste?” dijo deteniéndose en unos pasillos poco transitados.

Quería decirle que no era de su incumbencia, pero Hélio había sido tan amable con él todo este tiempo hasta se había dignado en ayudarlo que eso sería desconsiderado “Solo… solo problemas de adolescentes, supongo.”

“¿De adolescentes? No creo que el cambio de voz, aparición de granos te hayan hecho llorar así, ¿verdad?” intentó decirlo con un tono juguetón, pero solo logró asustarlo.

“¿Granos? ¿Tengo granos?” dijo tocándose el rostro, lo que ultimo le faltaba era que le apareciera el acné, hasta había pensado que esos cuidados de piel de Pansy evitarían aquellas bolitas de grasas, ella le había asegurado que no le saldrían. Sus manos fueron sujetadas.

“Era una broma, no tienes ninguna imperfección en el rostro, Draco” Hélio estaba demasiado cerca de él, hasta se había agachado levemente para que sus rostros se encontraran a unos cuantos centímetros de distancia “Tú rostro está completamente hermoso como siempre” ¿eh? Sus mejillas se sonrojaron ante sus palabras y los brillantes ojos celestes cielo del mayor lo engancharon. Desde que lo conoció le habían parecido muy bonitos “Entonces, ¿qué te molesta?” preguntó sin alejarse ni un poco de él “¿Problemas del corazón?”

“¿Cómo lo supiste?” dijo sorprendido de que justo haya adivinado, su pregunta provocó una sonrisa triste en Hélio.

“La mayoría del tiempo eres muy transparente” dijo como si fuera una verdad absoluta “Y es obvio que te gusta Harry Potter, ¿no?” lo que dijo lo dejó petrificado, hasta cree que se quedó con la boca abierto. ¿Cómo lo sabía si recién él se había enterado de que le gustaba? “Que afortunado”

“¿Qué? ¿Por qué dices eso?” estaba poniéndose nervioso, no sabía dónde esconderse porque si Hélio sabía sobre sus sentimientos, ¿alguien más lo sabía? “Yo… a mí no me gusta…” su garganta se cerró, se sentía mal negar sus sentimientos que tenía por su amigo, así que mejor calló.

El joven de ojos celestes se acercó un poco más “No puedes negarlo, ¿verdad? Duele hacerlo, te comprendo” sentía como si lo traicionara en negar sus sentimientos, aunque no esté presente “Pero, estás molesto. ¿Qué hizo ese idiota afortunado?”

“A él le gusta Cho Chang” dijo en un susurro y entre dientes, de solo recordar como interactuaban volvía a sentir esa acidez en su estómago y corazón “Yo nunca podré gustarle, ¿cómo podría gustarle siendo yo tan poca cos…?”

“¡Ey! No digas eso” lo detuvo Hélio de decir palabras tan negativas de él mismo “Eres una persona muy hermosa, Draco, la más hermosa de todas, completamente precioso porque tienes esos bellos ojos plateados que te cautivan a primera vista junto a ese suave cabello rubio blanquecino que se ondulan y mecen con el viento, además de una bella sonrisa que adorna bien tu rostro” decía con una voz cada vez más suave, como si te envolviera en una bruma “Pero lo tuyo no solo es lo físico, sino también tienes un gran corazón y carácter, eres capaz de perdonar a quienes te hacen daño sin guardar rencor, pero tampoco te quedas de brazos cruzados cuando te molestan, eres capaz de protegerte a ti mismo de cada insulto devolviéndolo con el doble de dureza y veneno como una verdadera serpiente; eres fuerte mágicamente, además de valiente. ¿Quién no podría enamorase de ti?” terminó con un suspiro para tomarlo delicadamente de la quijada “¿Cómo yo podría haber evitado enamorarme de ti?” eso lo dejó en completo shock, no esperó que Hélio le dijera que estaba enamorado de él, ¿cuándo pasó eso? ¿cómo pasó? ¿Le estaba jugando una broma? Su parálisis lo aprovechó su acompañante para desaparecer los centímetros que había entre los labios de los dos.

Lo besaron.

Había leído en los libros de amor de Pansy y Blaise -quienes negaban tenerlo, aunque los leían a escondidas- que el primer beso era como si unos caballos alados revolotearan dentro de uno y te hacían volar hasta las estrellas, que te llenaba de un calor intenso y tu corazón galopara hasta el amanecer. Lastimosamente lo que el sintió fue un frío recorriendo su cuerpo de forma rápida y cruda, era como si le hubieran bañado con agua helada en este clima tan invernal, se quedó paralizado contra los suaves labios del otro sobre los suyos.

¡Le estaban dando su primer beso! ¡Este era su primer jodido beso y era con Hélio Parkinson! Y deseo que no fuera él, no quería que su primer beso fuera con él.

Puso sus manos sobre su pecho y lo empujó con fuerza.

Tocó sus labios que estaban levemente húmedos, quería gritarle y golpearle, pero por la amistad que los había unido decidió no hacerlo “Hélio… yo, yo no…” intentó rechazarlo de la forma más delicada posible, pero el mayor solo negó con la cabeza evitando que siguiera hablando.

Tenía un rostro lleno de tristeza “Solo… solo quería que supieras que tengo sentimientos por ti” no podía evitar sentirse incómodo “Que dejes de verme como un simple amigo y que me veas como una posible pareja amorosa”

“Hélio…” debía rechazarlo, tenía que rechazarlo porque no creía que alguna vez pudiera tener algún sentimiento más que de amistad por él.

Sin embargo, la aceptación estaba grabada en aquel rostro “No, no debes decir nada más. Solo era mi forma de mostrar de que… me rindo, que no voy a pelear más por algo que nunca ganaré. Era obvio desde el inicio que perdería porque lo que sientes por Potter es algo que nunca se igualaría o compararía con alguien más, estuve condenado a perder, sin embargo, quise intentarlo pero no tuve ningún resultado positivo, sino que veía como lo elegías a él” susurró dando algunos pasos atrás para volver a darle espacio “Lo siento por el beso, solo quería sacarme la espina y al menos haberle ganado en algo a Potter” no sabía si debía sentirse o no enojado por lo dicho, a él no le gustó el beso, pero los sentimientos reflejados en aquel rostro lo detuvieron. Si Harry fuera a elegir a Cho Chang sobre él -estaba seguro de que eso pasaría-, al menos también le gustaría robarle un beso para el recuerdo, para intentar superarlo después.

Imaginar a Harry con Chang volvió a molestarlo con mucha intensidad “No te preocupes, solo no lo vuelvas hacer, ¿ok? Te aprecio como amigo, Hélio, pero nada más” dijo mirando el suelo porque no quería sonar cruel.

“No volverá a pasar, pero quería decirte que me has gustado desde que fuimos al bosque prohibido en tu primer año. Nunca me había sentido así con alguien antes y enamorarme de ti me hizo cambiar, quería ser una buena persona para tener tu atención, ser amable con los demás, poder ayudarlos desinteresadamente… me gustó la persona que me convertí por ti, pero siempre supe que iba ser unilateral. La forma en que mirabas a Potter era tan intensa e intenté convencerme de que podía cambiar tus sentimientos y redirigirlos hacia mí, de que él no podía quererte como yo lo hacía… me equivoqué estrepitosamente. Luego intenté comprobar de que él no valía la pena, que era un cero a la izquierda, pero lo conocí y aunque me da miedo, e notado que es una persona de honor y de palabra, con unos sentimientos mucho más intensos. En ese momento me dio por vencido, pero estoy agradecido de haberme enamorado de ti, Draco, porque gané un amigo, gané a verdaderas amistades y cambié para mejor” lo tomó suavemente de una mano “Así que gracias, Draco, por haber cambiado mi vida para bien, y no solo a mí, mi hermana ha empezado a dejar de lado aquellas discriminaciones con las que crecimos” lentamente le soltó de la mano con delicadeza “Gracias” Se sintió ahogado ante todo lo que le había dicho, no sabía que había cambiado tanto a una persona sin siquiera intentarlo. ¿Todo eso había hecho en aquel joven? “Así que, por favor, no digas que no mereces ser amado, que eres poca cosa porque fuiste todo para mí y me duele saber que tienes tan poco amor hacia tí mismo”

¿Cómo no pudo enamorarse de Hélio Parkinson quién fue tan amable con él? Lastimosamente parecía que estaba arruinado completamente para Harry Potter, no podía pensar en estar con alguien más que él y lamentaba no poder ni siquiera darle una oportunidad a la serpiente mayor que había sido tan amable con él.

En la puerta de Gilderoy decidió decir “También debo agradecerte, Hélio, siempre has sido como un ángel guardián en las sombras, me ayudaste el año pasado con Buckbeak, intentaste detener el acoso de Lesath sobre mí, te hiciste amigo de Thuban e hiciste que pudiera hacerme amigo de Pans y Blaise. Haz hecho muchas cosas para mí y agradezco haberte conocido” sonrió levemente manteniendo un espacio seguro entre los dos.

Hélio le brindó una sonrisa amable y comprensiva “Espero no haber arruinado nuestra amistad con ese beso, en serio lo lamento” negó con la cabeza, intentaba olvidarlo y pensar que nunca pasó “Y como amigo tuyo, te puedo asegurar sin lugar a duda de que no debes preocuparte por Chang, ella y nadie podría tener la atención de Potter, aunque lo quisieran con todo su corazón, él solo tiene ojos para ti. Es un poco escalofriante.”

“¿De qué estás hablando?”

“A veces eres tan denso, Draco, eso te hace adorable” se alejó de ahí a paso rápido. Huyendo como la rata que es.

Se quedó en silencio sin saber que pensar sobre las últimas palabras de Hélio, sin embargo, un aroma muy conocido lo distrajo de sus pensamientos “Sal de ahí, Ginny y ni siquiera te ocurra esconderte” gruñó volteando en una esquina de donde salió la joven pelirroja avergonzada.

“¿Cómo te diste cuenta?”

“No eres muy buena escondiéndote” mintió porque si no fuera por su avanzado olfato u oído ni siquiera la hubiera notado “Me has estado espiando desde hace rato, ¿no? ¿Qué viste?” solo esperaba que no hubiera presenciado el beso unilateral que se dio hace menos de un segundo. Todavía podía sentir el escalofrío cruzando por su cuerpo al recordarlo.

“Que Hélio Parkinson, el niño más aclamado de las serpientes, te besó en los labios” soltó un suspiro adolorido por la sorpresa y emoción en la voz de la pelirroja “Te besó uno de los niños más populares y guapos del colegio, un estudiante que ha estado atrás tuyo desde que yo comencé el colegio.”

“¿Populares y guapos?” intentó ignorar la última parte.

“Si, él es popular y muy guapo, no me sorprende que no lo hayas notado solo tienes ojos para una sola persona” ¡¿Era tan obvio?! “Se ha destacado mucho tanto en lo académico como en ser prefecto” dijo con una sonrisa, pero luego frunció el ceño “¿Ahora estás con él? ¿Eres su novio? ¿Lo aceptaste?”

“No, no, quedamos como amigos. Solo amigos y nada más” aún le calaba ese rostro de decepción y aceptación.

“Que bien” la felicidad resurgió de nuevo en Ginny, esa emoción le ganó una mirada en shock por su parte, ¿por qué estaba tan sonriente? “Digo…cof, cof, solo debes aceptar como novio a la persona que te gusta, si no sientes nada por él, entonces es bueno que lo hayas rechazado para no ilusionarlo más, así pueda comenzar de nuevo y tal vez conseguir a alguien que lo quiera tanto como él pueda querer” se escuchó tan sabia, como si ella hubiera vivido alguna vez un corazón roto “¿Tienes algo que hacer mañana en la noche?” cambió repentinamente la conversación.

“¿Mañana?” no sabía por qué le estaba preguntando esto Ginny, no creía que fuera para burlarse de su castigo, ella nunca había sido cruel después de todo “Solo dejarme consumir por mi miseria” intentó bromear, pero su voz salió demasiado dolida.

“Entonces no hagas más planes, como los estudiantes de tercero para abajo no van a poder ir, hemos decidido hacer nuestra propia reunión, pero vamos a ir lo más arreglados posibles así que más te vale ir bien vestido” advirtió.

“¿Una reunión?”

“No será tan hermosa como el Baile de Navidad, pero al menos no estaremos consumiéndonos por la miseria por no poder asistir, ¿verdad? Es mejor pasar el mal trago juntos que por separado” le guiñó el ojo “Así que no faltes o te voy a arrastrar de los cabellos, así que voy a recoger a las afueras de tu sala común a la hora que comience el Baile de Navidad, así que no intentes escapar o si no te buscaré hasta por debajo de las rocas si es necesario” iba a negarse a la invitación, pero le pelirroja le dio un poco de miedo. Y antes de que pudiera si quiera excusarse diciendo que se estaba sintiendo mal la pelirroja ya estaba huyendo lejos.

“¿Qué le pasa a la gente con irse de forma tan apresurada?” se preguntó antes de entrar a la habitación de Gilderoy para que lo ayude a envolver los regalos.

En la noche de Navidad se encontraba arreglándose de mala gana, no entendía porque debía ser arrastrado a la reunión aburrida de Ginny, pero la amenaza lo asustó demasiado así que ahí estaba cambiándose y dándole los últimos toques a su ropa e imagen. No quería que le jalaran de sus bellos y delicados cabellos rubios, no los había cuidado bastante para que sufrieran aquel cruel destino.

“Estás tan hermoso” decía Pansy entrando a la habitación de los niños sin sentir pena de que Goyle y Crabbe gritaran por solo estar en ropa interior “Lástima que no puedas ir al Baile, pero tal vez te diviertas más ahí.”

“¿En una reunión de niños de tercer año? Si, claro” dijo con ironía rodando los ojos, volviendo a acomodarse la pequeña trenza a un lado de su cabeza, pero no le encontraba forma “¿Y a qué hora piensan ir? Están tarde” miró el reloj que estaba en medio de la habitación, solo faltaba 15 minutos para que comience la gala y todavía dos de los presentes estaban cambiándose “Creí que querías ir primero para ganar las mejores mesas”

“Todavía hay tiempo, no te preocupes. Además, lo mejor se hace esperar” Blaise interrumpió la conversación con su voz tan confiada haciéndolo reír.

“Y obviamente, nosotros somos lo mejor” Pansy hizo una pose que seguro debía considerarse sexy, pero le hizo mucha gracia. Luego su amiga empezó a ayudarle en acomodarse su cabello para que quede bien en aquel pequeño sombrero que iba con su traje de gala “Perfecto, como un muñequito. ¡Oh! Cómo me hubiera gustado que nos hubiéramos conocido de pequeños para poder cambiarte con todas aquellas ropas bonitas de niños”

“De la que te salvaste” Blaise fue empujado por Pansy ante lo dicho, fue regañado por la adolescente.

“Creo que es demasiado para una reunión” tal vez estaba exagerando, pero como le hubiera gustado mostrarse así frente a todo el colegio en aquella fiesta. Hubiera sido la envidia de todos.

La reprimenda fue detenida “Obviamente, no. Nosotros los Slytherin debemos siempre sobresalir en cualquier reunión, así nadie podrá quitar los ojos encima tuyos” Blaise dijo desde una esquina, acomodándose su traje viendo como los demás compañeros de la habitación ya estaban listos “Debemos ya irnos o sino no conseguiremos buenos asientos” empezó a dirigirse hacia la puerta “Y recuerda divertirte, tal vez no sea como esperas esta reunión, pero disfrútalo”

“Blaise tiene razón, disfruta lo máximo que puedas y has que el director le dé un coraje porque creyó que te borraría la sonrisa” le guiñó el ojo muy divertida su amiga para tomar del brazo al moreno “Nos vemos, querido.”

Al quedarse solo se quedó mirando en el espejo por un largo rato ¿Disfrutarlo? Los de tercer año para abajo se habían esforzado para tener una reunión agradable entre ellos, no quería bajarles los ánimos con su tristeza, así que haría lo suficiente para poder mantener una sonrisa.

Tomó una respiración y salió de su habitación, notando como su sala común estaba completamente desolada. Todos ya se habían ido al Baile de Navidad. Estaba bien, ellos iban a disfrutar aquella gala y él disfrutaría una buena reunión con los de tercero, segundo y tal vez primer año. Iba a ignorar aquel pensamiento odioso de Harry bailando con Chang, lo iba a guardar en lo más profundo de su mente.

Afuera ya lo estaban esperando Ginny con un bello vestido hasta las rodillas de dos colores, rosado y verde, junto a Lovegood que llevaba un vestido largo de lentejuelas plateadas. Las dos de veían muy hermosas “Ya estaba a punto de entrar para arrastrarte de as greñas” fue el saludo de Ginny y por si acaso escondió unos mechones debajo de su sombrero.

“Ya te he dicho que están muy bellas las dos”

Ginny ignoró su cumplido, pero Lovegood sonrió amablemente “Gracias, Draco. Tú estás muy hermoso, el traje te queda perfecto” agradeció sus palabras y al segundo lo tomaron del brazo para arrastrarlo lejos de su sala común.

Pasaron por el Gran Comedor e intentó ignorar la suave música y murmullos que salían de ahí, junto a los estudiantes que salían en parejas hacia las afueras del castillo, besándose y tocándose de forma muy libidinosa… ¿qué pensaban hacer? ¿Una locura adolescente?

“Sigamos, sigamos” jaló Lovegood con un sonrojo en sus mejillas, luego sin previo aviso le cubrieron la vista con un pañuelo y la voz de Ginny susurró en su oído:

“No puedes descubrir dónde es el lugar secreto de los de tercer año, pero si te permitiremos entrar. Así que en silencio y cooperando, rubio” por precaución de que no le estén secuestrando inhaló los aromas de las dos presentes y no había nada extraño, si eran ellas así que con más confianza siguió el camino a oscuras, por si acaso y solo por si acaso caminaba sujetando su pin en su bolsillo.

Escuchó una puerta abrirse “Tarán” le quitaban el pañuelo del rostro y lo que vio lo dejó asombrado.

Lo que estaba frente a él era un paraíso mágico de invierno, la pared de aquella habitación estaba cubierto de escarcha plateada que disimulaba a la nieve y alrededor fue decorado con guirnaldas de colores plateados y grises juntos a diversos muérdagos. Había una mesa alargada a un extremo de la habitación con diversos bocadillos que se veían deliciosos, además de que se escuchaba una hermosa suave melodía por todo el lugar. En un extremo se encontraba el árbol navideño más grande y decorado hermosamente de gris que había visto en su vida. En el centro había una pista de baile igual de blanco que la nieve y en el centro parado se encontraba Harry James Potter con un hermoso traje negro con pequeñas líneas blancas y botones dorados, sobre sus hombros estaba una túnica igual de verde que sus ojos.

Se veía tan guapo con su cabello peinado de un lado, seguro se había pasado un largo tiempo arreglándolo para que sus mechones rebeldes queden más o menos controlados. Su respiración quedó atascada en el medio de su garganta y aquello bellos ojos brillaban con tanta intensidad por la luz de las velas que flotaban bellamente alrededor del salón. Harry parecía un príncipe esperando en medio del salón a su princesa para dar inicio al baile de inauguración de la fiesta.

Salió levemente de aquella ensoñación ante un pequeño resoplido de risa tan conocida, giró su rostro para encontrarse cara a cara con los gemelos Weasley y notó como varios de sus amigos estaban ahí. Estaban por parte de la casa de Gryffindor George y Fred con trajes graciosos de color marrón, Ron con un ¿vestido? bien feo y anticuado, Angelina Johnson y otra estudiante de año superior de la casa de los leones que estaban acompañando a los gemelos; por parte de Slytherin estaba su hermano sujetando del brazo a Millicent Bulstrode, Blaise y Pansy que tenían una sonrisa descarada, además de Hélio quien parecía un poco incómodo junto a un curioso Marcus Flint; además habían varios estudiantes menores que estaban mirando muy ilusionado la hermosa decoración.

¿Todos habían recreado una gala para él?

La música cambió a un vals que nunca había escuchado, pero Harry se acercó a él para extenderle la mano con una hermosa sonrisa, era un verdadero príncipe para él. Sin dudarlo la tomó con mucha confianza y fue arrastrado a la pista de baile entre pequeñas risas. De forma natural, como si lo hubieran hecho muchas veces, su amigo lo tomó de su cintura con firmeza y él por su parte colocó su mano en el hombro del pelinegro, mientras sus manos libres se entrelazaron.

Empezaron a moverse al son de la bella música.

Era como si bailara sobre las mismas nubes debido a que se sentía en el cielo. Sentir la mano fija de su amigo en su cintura, acariciando con su pulgar aquella extensión de su cuerpo era tan maravilloso y extasiante, sentir el abrazador calor corporal sobre sus extremidades y su pecho fue agradable y único logrando que todo sentimiento negativo que se había acumulado desapareciera de su sistema mágicamente. Además, de que estar en sus brazos lo hacía perder la realidad de los que le rodeaban, para él solo estaban los dos en aquella habitación, no había ni Gryffindor ni Slytherin ni ningún niño menor curiosos viéndolos bailar. Solo eran Harry, Draco y la música que los hacía bailar de un lado a otro como les habían enseñado los profesores.

Nunca creyó que podría ser tan feliz como ahora, rio un poco mientras daba vueltas, giros y lo levantaban en los aires, se sentía como un príncipe que bailaba con… con el amor de su vida, con quien querías un felices por siempre. Harry para su sorpresa le dió una leve inclinación para atrás, pero esta vez no se cayó, sino que fue bien sujetado y al levantarse sus rostros estaban a centímetros de distancia.

Fue atrapado en un trance cuando aquellas verdes esmeraldas brillaron al observarlo, era como si para Harry él fuera lo más precioso que tuviera. Y sintió la necesidad ardiente de que lo besaran, quería que Harry lo besara hasta dejarlo sin aliento, hasta que olvidara su propio nombre y que su mente estuviera impregnada solo del pelinegro delante suyo.

Los nervios aumentaron cuando se percató como el rostro tan definido de su amigo se iba acercando al suyo sin detenerse, su corazón galopaba como loco. ¿Lo iban a besar? ¿Harry lo iba a besar? ¿Le gustaba a Harry? ¿Tal vez sus sentimientos no eran tan unilaterales como creyó en un inicio? Sus preguntas no tuvieron una respuesta ya que la mano pesada y pecosa de Fred se posó en el ancho hombro de ojiverde.

Parpadeó para salir de este estupor que había sido envuelto “¿Fred?” dijo con un hilo de voz sorprendido y sin aliento, era como si hubiera corrido una maratón.

“El mismo que viste y calza” dijo divertido para luego susurrarle a Harry, creyendo inocentemente que él no escucharía “Sabes que para hacer esta fiesta el profesor Snape nos dio unas pautas a seguir o sino nos desaprobaría en su materia y castraría, así que por favor: manos fuera” la frase tan conocida para él resonó haciéndolo reír.

Harry gruño un “Está bien” para luego soltarse del agarre de Fred y seguir bailando con una leve distancia entre ellos, pero no la suficiente para sentirse incómodo. Alrededor suyo podía ver como las demás parejas se unían para bailar. No sabe cuánto tiempo estuvieron así juntos, pero fue el momento más hermoso y mágico que había vivido. Ante una canción lenta no pudo evitar descansar su cabeza sobre el hombro de Harry “¿Te diviertes?” susurró sobre sus cabellos con tanto cariño dando caricias suaves en su cadera.

“Me estoy divirtiendo demasiado” también susurró porque lo hacía sentir tan íntimo “Quisiera que nunca se acabe” él y su amigo se tambaleaban de un lado para otro con suavidad, ya ni siquiera se podría considerar bailar sino balancearse sin ritmo.

“Yo tampoco quiero que se acabe, si por mi fuera estaríamos así eternamente” su corazón retumbaba con cada palabra “Lastimosamente no será así” dijo entre dientes mirando sobre su cabeza rubia, así que giró para ver quién recibía aquella mirada matadora, siendo la ganadora Ginny Weasley con una sonrisa malvada.

“Vamos Harry, ya han estado más de media hora bailando, es momento de intercambio de parejas” dijo la pelirroja menor provocando que su amigo lo abrazara desde atrás por la cintura “No seas acaparador, hombre”

“No quiero” gruñó sujetándolo con más fuerza, encontraba divertida toda la situación.

“Al menos hay que conversar, desde hacer rato los otros campeones han querido hablar con Draco” eso le pareció extraño, ¿estaban aquí y no en el Baile de Navidad? Se puso a revisar por el salón a cada integrante notando como algunas bailaban en la pista de baile, otros hablaban en cerca de la mesa de bocaditos y pocos seguían admirando la decoración. Ahí cerca de aquel hermoso árbol estaban sus tres amigos campeones junto a ¿sus respectivas parejas?

Empezó a caminar hacia ellos, arrastrando a Harry con él quien no le soltaba de la cintura “¡Hey!” dijo agitando la mano. Estando cerca se percató que al lado de Cédric estaba ¿Chang? con un hermoso vestido estilo asiático, Fleúr estaba del brazo de un guapo estudiantes de Beauxbatons y Víktor sujetaba con delicadeza a ¿esa era Hermione? pensó sin creérselo, pero al ver a Ron rondando al grupo como un halcón se convenció de que era su amiga quien parecía una hermosa princesa con su vestido azul.

“Hermione estás hermosísima” dijo dándole un beso suave en su mejilla haciéndola reír con las mejillas sonrojadas, escuchó un carraspeo por parte de su amiga francesa “Tu también estás muy bella, Fléur. Las mujeres más bellas de la fiesta” dijo rápidamente antes de que le degollen sin contemplación. Su vista se fijó en la otra joven del grupo, Cho Chang, y sabía que debía brindarle un cumplido, pero no podía porque sabía que era su rival por Harry “Hola Chang” soltó sin ánimos, para luego mirar emocionados a los demás “¿Qué hacen aquí?”

Los mayores rieron “Solo aperturamos el baile, cenamos y nos vinimos de frente aquí. No nos parecía justo estar ahí estando incompletos” comentó Cédric con una sonrisa de mil volteos.

“Además que tu acompañante” Fleur señaló con la cabeza a Harry que se encontraba parada a su lado muy cerca “Nos invitó a tu fiesta” ¿su fiesta?

“Debo admitirr que esta fiesta es más diverrtida” dijo con una sonrisa Víktor mirando a todos bailando y a los gemelos haciendo bromas de un lado a otro “Sin muchas etiquetas, ¿verrdad?” miraba a una hermosa Hermione quien asintió para soltarse de su agarre y abrazar al rubio.

“Iba ser aburrido si no estabas con nosotros, así que aquí estamos todos”

Se la pasaron hablando, riendo, bailando y comiendo entre todos. Esto era todo lo que había imaginado. La estaba pasando genial con todos sus amigos y con Harry que siempre estaba a su lado sosteniendo su mano con tanto cariño. Intentó ignorar un poco la discusión que se estaba formando entre Ron y Mione, siendo secundado de vez en cuando por Víktor.

“¿Quieres escapar un rato?” susurró Harry directamente en su oído cuando estaban presenciando la cuarta discusión de sus otros dos amigos. Asintió emocionado y en eso cuando salieron de la habitación se percató que estaban saliendo del cuarto ‘Necesito’ ¿Era tan conocido? Caminaron hasta encontrarse afuera del castillo, observaban como bellamente caía los copos de nieve en el suelo que estaba creándose una gran capa blanca.

La nieve antes nunca fue uno de sus mejores recuerdos, pero con el pasar del tiempo descubrió que podía tener buenos y bellos momentos. Se inclinó para quedar al lado de Harry quien soltó un suspiro “¿Cómo lograron todo eso? ¿Y mi fiesta?” susurró no queriendo romper el bello hechizo que se había formado entre ellos.

“Fue mucha planificación, especialmente porque faltaban pocos días para el baile de Navidad y si o si quería bailar contigo” el calor de su aliento pasó sobre sus cabellos “Y bueno cuando dimos las invitaciones a alguien se le escapó de que era un regalo para ti, sería una sorpresa”

“Fue una gran sorpresa, no me lo esperaba. Hasta me estaba preparando para encerrarme en mi habitación y morir de aburrimiento”

“No iba a permitir aquello. ¿Te gustó?” la inseguridad se plasmó en el rostro de Harry.

¿En serio le estaba preguntando eso? “Me fascinó” dijo con la sonrisa más grande de su rostro “Gracias, Harry” su amigo parecía tan orgullos de hacerlo tan feliz. Luego aquella mente tan traicionera le hizo recordar aquella conversación entre Harry y Chang. No, no es momento para pensar en ello… deja de pensar en tonterías. Se reprendía una y otra vez porque no deseaba malograr el momento tan íntimo que estaban viviendo.

“¿Qué pasa?” preguntó su amigo quién parecía conocer cada cambio de ánimo de su persona “¿Estás molesto porque todavía no te entrego tu regalo de Navidad?” no quería pensar tampoco en eso porque cuando se despertó encontró regalos de cada uno de sus amigos, menos el de Harry “Lo tengo aquí, solo que se tardó en llegar” sacó una bella caja pequeña con una envoltura con imágenes de pequeñas snitch que agrandó cuando la puso en sus manos.

“¡Oh!” dijo al abrir el regalo y sentir la chalina más suave que había tocado en su vida.

“Lo siento por no habértelo dado en la mañana, pero Cho dijo que al ser un tejido único y con un material tan suave iba a tardar un poco en hacerse. Fue un mes completo para que terminaran, hasta creí que me habían estafado porque por semanas me daba vueltas y vueltas, pero el resultado fue hermoso, ¿no?”

“¿Chang?” dijo estúpidamente. ¿De eso habían estado hablando aquel día? ¿De su regalo?

“Su familia confeccionan ropa con las mejores telas, quería entregarte algo bonito y suave, sé que te gusta las cosas suaves, no por nada sigues durmiendo con tu dragón, ¿no?” lo empujó cuando sonó burlón, se rieron de eso. Su mano se quedó en el pecho de Harry y lentamente las risas fueron deteniéndose hasta que empezaron acercarse poco a poco.

Sentir el aliento de Harry acariciando su rostro, el delicioso aroma de su amigo inundando sus sentidos, solo podía pensar en Harry, solo y siempre en Harry. Con cada centímetro de distancia que iba desapareciendo solo podía escuchar su corazón latiendo como un loco enamorado, deseoso de ser besado solo por este hombre, por nadie más en su vida. La noche era perfecta y se cerraría con broche de oro si su hermoso príncipe y él se daban aquel beso de verdadero amor, como en los cuentos muggles. A un centímetro de sentirse la persona más feliz del mundo un carraspeo los hizo separarse.

A un lado de ellos se encontraba el director Dumbledore mirándolo a él con tanta desaprobación y antes de que dijera algo para lastimarlo, se mordió la lengua al fijarse en Harry a su lado. Sin decir una palabra el hombre mayor se fue negando con la cabeza.

“¿Qué fue eso?” dijo sorprendido hacia Harry.

“No lo sé” frunció el ceño porque no le creía nada “Ok, ok, solo hablamos y le hice entender de que lo que hacía contra ti era injusto. Así que prometió moderarse”

“¿Moderarse?”

“Hubiera preferido que fuera nulo, pero es un viejo obstinado” seguía mirando por el camino que se fue el director “¿Quieres seguir bailando?” le dijo con una sonrisa, asintió y regresaron a la fiesta.

Tal vez no recibió el beso que tanto esperaba, pero eso no evitaba que se sintiera la persona más feliz del mundo.


::Hélio Jeno Parkinson::

¿Saben lo doloroso que es un amor no correspondido?

Él nunca lo supo hasta que conoció a Draco Malfoy.

Creció en una familia amorosa, donde veía a su padre y madre completamente enamorado entre ellos, siendo el único y más grande amor del otro, pero disimulándolo frente a las demás familias sangre puras. Después de todo esta era la vida que se les había asignado al ser de una familia ancestral. No podía mostrar sus verdaderos sentimientos frente a los demás porque es un signo de debilidad.

Él y Pansy siempre buscaron ese mismo amor que sus padres se profesaban, pero mientras más crecía en los círculos de sangre puras se dio cuenta que ninguno era la persona por la que daría todo lo que tenía para hacerla feliz, pero hizo amigos, verdaderos amigos y pequeños niños que por alguna razón incomprensible parecían glorificarlo. Le era entrañable, pero ilógico. ¿Qué había hecho él para que los amigos de su hermanita lo vanagloriaban con aquellos ojos tan brillantes, cómo si él hubiera puesto las mismas estrellas en el cielo? Aunque fue adorable ver todas esas caritas regordetas asombradas cada vez que contaba algo nuevo que aprendía. Si le estaban enseñando un nuevo idioma, los pequeños empezaban también a aprenderlo; si empezaba a practicar tocar un instrumento, los demás estaban ahí practicando con él; si señalaba que le gustaba un postre, los niños repetían sus palabras con mucha intensidad. No pudo evitar reír e intentar ser lo mejor posible para darles un buen ejemplo a seguir.

Entonces su infancia fue agradable hasta que ingresó a Hogwarts.

Lesath había cambiado demasiado, hace unas semanas le decía lo emocionado que estaba por ingresar al colegio, pero últimamente se le notaba deprimido, decaído. Él y Gowry intentaron sacarle información de porque estaba tan cabizbajo, pero fueron ignorados brutalmente, era como si a su amigo le hubieran quitado el alma, como si hubiera recibido el mismísimo beso de un dementor -no sabía como se veían, pero había leído mucho sobre este beso así que podía relacionarlo- así que el segundo plan fue animarlo, intentaron hacer todo lo que Lesath había escrito en su lista de lo que iba hacer ingresando a Hogwarts, molestaron a estudiantes de su año de otras casas, intentaron revisar la sección restringida de la biblioteca, inspeccionaron diversas habitaciones en desuso del colegio, vieron a la criatura del lago. Pero nada lo animaba y no sabían el por qué.

Todo fue resuelto en la Gala de Navidad que todos los años los Malfoy eran los patrocinadores.

Escondidos en una esquina luego de robarse una gran bandeja de postres se encontraba él y sus amigos. Lesath comía sin muchas ganas aquellos deliciosos chocolates traídos de Francia, era un delito “No quería regresar a casa” le sorprendió aquello porque el rubio frente a él siempre había sido un niño de mamá y papá “Yo… tengo un hermano menor”

“¿Hermano menor?” susurró sin comprender “Tú no tienes hermanos”

“Hélio y yo somos los que tenemos hermanas menores, tú no Lesath. Tal vez ese chocolate estaba mal” contesto Gowry lentamente como si estuviera hablando con un idiota.

“¡Lo sé!” gritó provocando que varios adultos los miraran con desaprobación, estaban seguros de que tendrían una reprimenda cuando estén solos con sus padres “Lo siento” susurró entre dientes para luego ser ignorados de nuevo “Pero es la verdad, tengo un hermano menor”

“¿Y estás celoso por la llegada de un bebé? Amigo, tal vez te moleste en un comienzo, pero eres la adoraci…” fue interrumpido por un furioso Lesath.

“¿Bebé? Es menor que yo por un año”

“¿Tiene 10?” asintió Lesath con resentimiento “¿Dónde ha estado todo este tiempo? Nunca estuvo en las reuniones sociales y cada vez que veníamos a jugar a tu casa nunca lo vimos.”

El rubio mordió sus labios totalmente pensativos “Es… es un mocoso enfermizo que pone en vergüenza a la familia” no le creía, pero decidió callar, después de todo no era su problema familiar. Sin embargo, después de decirles eso Lesath volvió ser el niño caprichoso y creído de siempre.

Se sintió tranquilo. Además, ¿qué tanto daño podía hacer un mocoso de 10 años? Él vivía con uno y solo se te pegaban como chicle, un adorable y tierno chicle.

La primera vez que vio a Draco Malfoy -para su sorpresa sin un segundo nombre- se sorprendió en las diferencias notorias entre él y Lesath. Mientras su más cercano amigo tenía aquellos cabellos lacios y rubios, el hermano menor los tenía blanquecino dorado con una bellas ondas, como los cálidos rayos del sol que se balanceaban con el viento y le hacía ver tan adorable; si Lesath poseía aquellos ojos azules fríos, en menor de los Malfoy los tenía grises y completamente brillantes e hipnotizantes; además en la forma de sus rostros eran distintos ya que su amigo tenía facciones más definidas, mientras Draco aunque estaba delgado todavía tenía las facciones de un bebé, con mejillas levemente sonrojadas.

Sintió un pequeño latido extraño en su corazón, pero decidió interpretarlo como un odio intenso hacia aquel niño. Si Lesath lo odiaba, entonces él también debía odiarlo, ¿verdad? Siempre había sido así entre los tres. Si uno tenía una enemistad con alguna persona X, entonces los otros dos también tendrían la misma enemistad sin preguntar ni cuestionar.

Ayudó en cada una de las ideas de Lesath para molestarlo, dándole fuertes empujones en los pasillos haciéndolo chocar con la pared de piedra o si era afortunado al suelo, insultándolo con palabras crueles y que podía saber que le dolía al niño, atacándolo con algunos hechizos punzantes. Todo lo hizo intentando ignorar el dolor en su pecho cada vez que veía sus sonrisas hacia Harry Potter, cuando se tomaban con fuerza de las manos o comían juntos hasta se daban los alimentos a la boca… era repugnante y poco agraciado para una sangre pura, especialmente porque lo hacía para un jodido mestizo. ¡Por favor, Draco estaba insultando el honor de la antigua familia Malfoy! Solo estaba enojado con Draco Malfoy porque provocaba el enojo y deshonor en Lesath Malfoy, su mejor amigo.

Todo ello se derrumbó aquella noche en el bosque prohibido.

Que lo eligiera a él sobre a Potter para ir a ‘solas’ por aquel terrorífico bosque fue un sentimiento tan irreal, su corazón latió tan rápido que creyó se saldría de su propio pecho. Sin embargo, este galope de su corazón cambió a uno más rápido y frío cuando se adentraron a tal horrible lugar, tenía miedo, tanto miedo que no pudo evitar sujetarse del menor con vergüenza porque fue asustado por unas hojas que se movían solas.

“No ha pasado nada solo han sido algunas criaturas inofensivas del bosque, no hay nada peligroso” intentó calmarlo aquel niño, pero él solo pudo esconder su cara en aquellos cabellos rubios blanquecinos que olían a manzana y lo abrazaba de su brazo. Creyó que lo soltaría con desgano y asco porque le había hecho la vida imposible, pero no lo hizo. Draco lo dejó sujetarlo hasta pudo sentir como con delicadeza acariciaba su brazo “Todo está bien, ya nos alejamos de aquel lugar” susurró con tanta calma.

“¿Pero si siguen ahí?”

“Ya no están, te lo prometo” se sintió tan seguro cuando observó la sonrisa que intentaba hacerlo calmar, era tan dulce que levemente se fue soltando hasta encontrarse con Potter y la sangre sucia.

Ese momento algo cambió dentro de él.

Dejó de seguir a Lesath en sus bravuconerías contra Draco, solo contra él obviamente, no creía que podría volver hacerle daño después de que lo acompañara en el momento más aterrador de su corta vida. Todo lo que quedó de su segundo año fue en querer olvidar aquellos sentimientos, sí, estaba buscando de quién enamorarse, pero no podía hacerlo con el hermano odiado de su mejor amigo. No podía traicionarlo así.

“Uno no puede decidir a quién amar, pero si puedes elegir apartarte” fue lo que le dijo su madre con una bella sonrisa cuando le contó sobre su dilema “Debes poner en contrapeso que vale más, este amor o tu amistad” se sentía perdido porque él siempre creyó que el amor debería ser primero, bueno… el amor entre sangre puras.

“¿Apartarme?”

“Dejar de amar es difícil, pero no imposible. Tal vez por no ser correspondido o porque te hace daño a ti o un amigo, o porque simplemente está prohibido” respondió su padre tomando un vaso de whisky de fuego “Hay pocas personas afortunadas que pueden conseguir a su primer amor, Lesath, pero uno debe aprender cuando dar un paso atrás”

Sus palabras quedaron plasmadas en su cabeza por todo el verano y cuando volvió a verlo en el colegio, decidió que valía la pena pelear porque le gustaba esa lengua afilada que tenía para defenderse cuando alguien buscaba insultarlo, podía decir las palabras más crueles y ganar la discusión. Además, de que era increíble notar como su sonrisa resplandecía cuando estaba anotando punto por punto al jugar Quidditch, esa confianza, esa fuerza era tan llamativa que te atraía como un imán. Estaba cayendo muy rápido por él.

El primer y mayor obstáculo para él -que ingenuamente creyó- era Lesath Lucius Malfoy quien lo odió y golpeó -aún recordaba vivamente aquel doloroso golpe porque no creía que su amigo tuviera una mano tan pesada- al hacerle saber sobre el sentimiento que iba resurgiendo en él por su odiado hermano menor… pero es que como uno no podía gustarle. Draco había demostrado ser de un gran corazón con sus amigos -aunque no aprobaba muy bien la clase de amigos que tenía-, con la más hermosa sonrisa que había visto en alguien y una sonrisa que valía todos los galeones del mundo.

Fue un impulso el escribir aquella carta para San Valentín, pero detalló cada pensamiento que tenía.

Afortunadamente, Draco no se percató que fue él el responsable de tal misiva, aunque le molestó mucho saber que Potter también le había escrito. ¿Es que ese niño no podía dejar de ser un odioso? ¿Por qué debía involucrarse con Draco? ¿No entendía de que nunca podría ser correspondido porque Draco era un sangre pura y él solo era un sucio mestizo? Que los padres de Draco, aunque actualmente no tengan su tutela, nunca aprobarían una unión como esa, tan sucia, tan inmoral e indecente… así que él era quién tenía una mayor oportunidad. Sin embargo, tal vez sus padres tampoco estén muy felices porque Draco era un varón y no podrían tener un heredero, especialmente porque él sería la próxima cabeza de los Parkinson y si o si debería tener un hijo de su sangre.

“Todavía me parece una locura que te guste el hermano menor de Lesath, al menos parece que su enojo está disminuyendo” comentó Gowry comiendo un gran pedazo de pastel de chocolate “Pero si estás con él, ¿cómo podrás tener un bebé?”

Eso le hizo escupir sin mucha gracia la bebida que estaba tomando “¿Por qué… por qué preguntas eso?” sintió el calor subiendo a sus mejillas por lo avergonzado que estaba de la pregunta, no por su preocupación de un heredero, sino en la forma en que se hacen los bebés… no quería pensar en eso, todavía no porque seguían siendo unos niños.

“He escuchado que se puede alquilar un vientre, le pagamos a la mujer para que …”

Fue interrumpido por Lesath que soltó una risa nada divertida entrando a la habitación “¿Alquilar un vientre? ¿Y por qué no un hijo de los dos?” parecía engreído de saber algo que ellos no sabían.

“Porque eso es imposible, a menos que nos digas que tu hermano en realidad es una hermana” soltó en broma Gowry, pero la risa de mierda de Lesath le hizo sentir a él como a su amigo como unos idiotas “¿Qué sabes? Escúpelo”

Les contó sobre la ‘maldición’ de algunas familias de sangre pura.

“No estoy de acuerdo que te guste mi odioso y jodido hermano, lo odio y siempre lo haré, pero Hélio tú eres mi mejor amigo y en verdad quiero que seas feliz. No esperes que lo acepte, cada vez que estés cerca de él me alejaré… y por favor no me obligues a tratar con esa sabandija” fue una rara y desafiante aceptación, pero se encontraba aliviado porque ese era el comienzo de que retomaron su amistad.

Aquella nueva información que había obtenido por parte de su mejor amigo le hizo pensar en un futuro que deseaba se cumpliera, uno donde él y Draco criaran a su hijo en la mansión de los Parkinson. Se imaginó a Draco riendo rodeado de las flores que su familia cuidaba con tanto esmero en los invernaderos; mientras un pequeño niño rubio y de ojos celeste saltaba igual que los pequeños conejos que tenían ahí, buscando imitarlos; por su parte él llevaba a su hermosa familia un delicioso té y leche junto a diversos postres para disfrutar. Un sueño tan continuo que solo esperaba un día se hiciera realidad.

No previó que el verdadero obstáculo lo arrasaría y destruiría sin mucho esfuerzo, ese obstáculo tenía nombre y apellido y era del famoso mestizo Harry James Potter, lo había subestimado anteriormente.

Intentó de todas las formas que podía acercarse a Draco y ayudarlo con el hipogrifo hizo que su relación diera un gran paso a lo que él buscaba, una futura familia. No le importó estar horas leyendo libros buscando una salvación para aquella criatura, sino lo valioso que era pasar ese tiempo junto a Draco en la habitación, biblioteca, sala común.

Esas horas juntos lo hicieron conocer más, le encantó el niño que todavía dormía con un pequeño dragón de peluche -un dragón que él estuvo a punto de destrozarlo en el primer año de rubio-, le fascinó el joven que parecía hacerse cada vez más amigo de su hermana dejando de lado su enemistad y abriendo los brazos sin miedo o rencor, se enamoró del estudiante que no paraba de investigar y quemarse las pestañas solo para ayudar a un amigo -aunque sea alguien que como había dicho no aprobaba, pero que poco a poco empezaba a agradarle por aquella torpe inocencia-; se deslumbró al verlo descansar luego de un largo día de investigación, observar cada una de sus largas pestañas que acariciaban sus pómulos, esa nariz respingada que debes en cuando se movía de forma gracioso como si fuera un conejo y aquellas facciones que se iban alejando a la inocencia de un niño y daba pase a un hermoso joven.

Era feliz, sin embargo, Potter no lo era.

“¿Qué estás buscando con Draco, Parkinson?” le gruñó el mestizo aquella tarde de noviembre “Déjalo en paz, ni te atrevas a hacerle daño”

Rio divertido “¿Crees que me da miedo un mestizo más pequeño que yo?” ese mocoso no podría ni en un millón de años intimidarlo “Por favor, yo tengo la mayor oportunidad de estar con él que tú”

Sin previo aviso fue sujetado con fuerza hacia la pared de piedra, dejándolo sin aire por el impacto “¿Y eso por qué?”

“Él es un sangre pura, a nosotros nos crían para nunca fijarnos en mestizos asquerosos como tú” su voz sonó condescendiente debido a que sabía que su mayor rival sería este renacuajo inferior y debía destruirlo con sus palabras “Además, ¿crees que se fijará en ti? Mira tus cabellos desordenados, esa ropa desprolija y se ve que ni clase posees” se divirtió más cuando la inseguridad cruzó por esos horribles ojos color sapo “Así que mejor hazle un favor a Draco y desaparece de su vida”

“¿Yo? Por favor, él es mi mejor amigo, creo que el que debería desaparecer de su vida deberías ser tú, imbécil” recobró la confianza ese baboso, que mal, creyó que lo estaba intimidando.

“Ahora soy de vital importancia, idiota, ¿quién crees que lo está ayudando con el caso del hipogrifo?”

“Cualquiera puede hacer eso, no eres importante”

“¿Tú puedes conseguir un abogado para asesorarse?” solo había encontrado uno y no había sido de mucha ayuda, pero eso Potter no debería saberlo.

Eso pareció calmar al menor, él no podía desaparecer así por así cuando era de tanta utilidad “Si te atreves hacerle daño, tu menor preocupación serán los exámenes, no importa dónde te escondas o quién te proteja te juro que te voy a destruir y cuando te encuentren no serás reconocido ni por tu familia” supo que no era amenaza vacía, y por primera vez temió por su vida ante esos ojos se habían vuelto tan negros como un agujero negro. Lo asustó “¿Capisci?” no sabía que pudiera hablar en italiano, pero le dio más miedo aún, porque eso vino con un aura tan oscura y una magia descontrolada que le paralizó las extremidades. Solo pudo asentir con lentitud.

Perdió la primera batalla, pero no la guerra.

Todo su cuarto año no solo estuvo investigando sobre el hipogrifo, sino que cada vez que sus pasos chocaban con Potter los gruñidos, amenazas y magia salían entre ellos.

No entendía porque Potter estaba molestándolo, Draco obviamente debía elegir a la persona que siempre esté ahí ayudándolo con sus problemas, no solo quien pueda estar a su lado sin hacer nada porque eso puede hacerlo cualquiera. Él estaba haciendo todo lo posible para brindarle una solución ante el juicio que iba a tener el hipogrifo del profesor de Defensa, mientras ¿Potter qué hacía? Nada.

Él era el indicado para Draco, con sus conexiones podría brindarle tantas facilidades, sin embargo, entendió que no podía protegerlo porque era un cobarde, esto debido a que cuando Draco salió corriendo sin una razón hacia el bosque prohibido -durante aquella visita a Hogsmeade- no pudo seguirlo.

Su cuerpo se había paralizado de solo ver aquel bosque tan tenebroso y oscuro. Se fue por el camino de siempre para ir al castillo, se sintió un cobarde, pero no iba a entrar a aquel bosque por nadie.

En los pasillos de Hogwarts estuvo corriendo, buscando a un profesor para advertirle del alumno que se había adentrado al jodido bosque prohibido totalmente solo, en eso vio tres profesores, el desgarbado, el de la sonrisa brillante y su jefe de casa que estaban discutiendo, siendo presenciado por el tonto e inútil de Potter.

Lo ignoró y fue de frente al profesor de Snape para advertirle de que Draco había huido despavorido y casi sin poder respirar al bosque “Nos acercamos a la casa de los gritos, luego empezó a actuar extraño cerca de ahí y se fue corriendo hacia el bosque prohibido. Intenté detenerlo, pero era demasiado rápido. Lo siento, en serio, lo siento” mintió porque no quería quedar como un cobarde. A los mayores pareció no importarle o notar su mentira ya que fueron corriendo directo al bosque prohibido ordenándole a Potter que se quedara, obviamente el Gryffindor no les hizo caso. Por su parte él se quedó clavado en el suelo sin poder moverse detrás de ellos.

Repetía que era un cobarde.

Al día siguiente recibió un fuerte golpe a la realidad por parte de Potter, no se defendió porque se lo merecía. Merecía ser golpeado por cobarde, pero no entraría a ese bosque ni por nada y menos por alguien, aunque lo torturaran.

“¡Lo dejaste solo en medio de un ataque de pánico! ¡Eres un imbécil, está muy deprimido ahora!” sus peleas siempre habían sido discretas, solo entre ellos dos, sin embargo, esta vez tenían una audiencia que los observaban aturdidos y queriendo intervenir, pero también estaban tan asustados para hacer algo “¡Eres un completo imbécil!” lo era.

Se levantó del suelo sobándose su mejilla que seguro iba a empezar a hincharse dentro de poco “Lo sé, lo sé, no debes de recordármelo” lo aceptó y eso fue suficiente para calmar la rabia de Potter quien lo miró detenidamente para irse a los segundos.

Poco a poco se dio cuenta que tal vez y solo tal vez Harry James Potter podría ser de más utilidad al lado de Draco, que tal vez aquel Gryffindor lo quisiera más que él porque mientras él se paralizaba del miedo para ir a buscar a Draco, Potter se había lanzado a la boca del dragón -porque el profesor Snape daba tanto miedo como uno- para saber si se encontraba bien, no le importaba correr al mismísimo bosque prohibido para poder sacarlo de ahí, cuidarlo y abrazarlo sin ningún problema o bochorno, estaba seguro de que no le importaría al Gryffindor de cargar con esa responsabilidad y de que todos lo vieran. A diferencia de él, que no le gustaba cuidar ni a su hermana cuando estaba enferma porque tenía muchas cosas de hacer y además que por su educación si le daría vergüenza mostrar sus sentimientos hacia los demás.

Sin embargo, aun así no se rindió, no cuando podía ver claramente como Draco poco a poco se quedaba observando cada vez más a Potter, como esos hermosos ojos grises brillaban fuertemente al estar cerca del pelinegro o cuando se sonrojaba al tomarlo de la mano o abrazarlo, cuando antes ni siquiera coloreaba sus mejillas aquellas acciones. Se intentaba convencer de que era simplemente el frío, el frío invernal clima, intentando ignorar la voz cruel de su cabeza que le susurraba que había perdido.

No quería rendirse. Se aferraba a las suaves sonrisas que a él le brindaba, a sus conversaciones sobre los momentos divertidos y chantajeables de la infancia de Pansy, sobre lo que hacían en las vacaciones, sobre las familias.

“Es muy divertido poder pasar el tiempo contigo, Hélio” susurro Draco con la sonrisa más hermosa en sus rosados labios “Me alegra que podamos habernos dado la oportunidad de intentar ser amigos”

“También estoy feliz por ello” intentó tomarlo de la mano, pero este hábilmente lo esquivó, a diferencia de que, si hubiera sido Potter, Draco lo hubiera sujetado con tanto cariño y confianza.

No quería rendirse.

En su quinto año casi le da un infarto al ver a Draco vestido con aquella ropa. Siempre lo había considerado alguien adorable y hermoso, pero esa vez se le mostró alguien completamente sexy y que podía despertar los bajos instintos de uno. Pero se enojó mucho escuchar a unos enfermos hablar horrible de su cuerpo, sin respeto ni nada por el estilo “Nunca voy a olvidar aquellas sexys piernas, no sabes cuanto quisiera que rodearan mis caderas mientras lo follo” eso detuvo sus pasos, vio como un joven de cabellos negros y ojos dorados de Durmstrang decía a sus demás compañeros de instituto que estaba de acuerdo.

Intentó acercarse a reclamarles por decir todas esas estupideces a un estudiante de 14 años, por amor a Salazar, pero sus pasos estaban estancados. Tenía miedo porque eran un gran grupo de jóvenes mayores de 17 años mientras él solo acaba de cumplir hace medio año 15. Estaba atemorizado, pero Potter no lo estuvo debido a que se fue de frente a reclamarle a aquellos estudiantes por sus horribles y asquerosas palabras, especialmente al de ojos dorados hasta se habían maldecido por aquí y por allá, sin embargo, Potter no le importó enfrentarse a todos esos estudiantes, no le tembló la mano ni nada para proteger su integridad.

Lo odió porque él sí tuvo miedo. Estaba seguro de que si hubiera sido un estudiante de su casa los que decían cosas tan vulgares si les hubiera hecho frente porque era respetado en Slytherin, pero a personas externas él no podría enfrentarse para defenderlo porque a su parecer su propia seguridad era primero. Dicho y hecho cuando durante la primera prueba estaba a terminar unos Slytherin de año superiores empezaron a hablar sobre el cuerpo de Draco y con ayuda de Thuban, un amigo inesperado, se puso a callar a todos esos imbéciles.

Ese día se generó una alianza entre él y Potter ya que ninguno de los dos, junto con Thuban, quería que siguieran profanando con palabras soeces a su hermoso y tierno rubio. Obviamente él se quedó vigilando solamente a los Slytherin y Hufflepuff -era fácil intimidarlos a esos tejones, mientras que Thuban y Harry se dedicaban a las demás casas de Hogwarts y los estudiantes invitados.

“No debes de preocuparte por tener miedo” dijo Gowry cuando le contó su problema “Todos lo tenemos, lo que debes llamarte la atención es si puedes superarlo por él” no sabía si podría hacerlo.

Tener esa tregua con Potter le hizo entender que nadie lo iba poder amar a Draco como lo hacía aquel Gryffindor, quién estaba siempre defendiéndolo, haciéndolo reír, calmándolo. ¿En qué momento creyó que tenía una oportunidad? Solo era un completo idiota enamorado que estaba ciego al amor que estaba creciendo en Draco y no por él, sino por Potter.

Quería ignorar aquello, quería creer que podía tener, aunque sea una pequeña posibilidad, pero cuando Draco entró a la sala común con aquel rostro tan enamorado, con aquel brillo tan especial, como sus padres se veían entre ellos lo supo. Había estado peleando una guerra que siempre la tuvo perdida.

“Potter lo invitó al baile” le susurró Pansy aquella noche, no era necesario que le diga porque ya lo sabía, pero dolió más confirmarlo “Hermano, todavía puedes…”

Negó con la cabeza “Tu viste su mirada, ¿no?” su querida hermanita asintió “¿A quién te recuerda?”

“Eso no importa… todavía puedes…”

“A veces es mejor apartarse” fue su sentencia, debía dejar de lado aquel primer amor que le hacía tanto daño “¿Puedes dejarme solo Pans? Te prometo que mañana estaré mejor”

“No hagas promesas que no vayas a cumplir” fue lo último que escuchó de su hermana que desparecía por las escaleras.

Se quedó solo en la sala común de Slytherin siguiendo con la vista el movimiento del fuego que fluía en la chimenea. Se encontraba entumecido, no podía sentir nada ni el aire frío del invierno o las llamas que buscaban calentarlo. Era como si su corazón se hubiera cubierto por una capa de hielo protegiéndolo del dolor.

 

Luego escuchó un crujido dentro de él que rompió aquella capa de hielo y desbordó el sentimiento de dolor y pérdida como una avalancha.

Recordó su suave voz. Su forma amable de ser. Aquella lengua venenosa. Aquellos ojos tan hipnotizantes. Aquella sonrisa que solo le pertenecían a Potter. Esos ojos brillosos y hermosos que se las dedicaba a Potter. Sus toques que solo le permitía a Potter dar. Esas mejillas sonrojadas que él único que podría lograrlo era Potter. La confianza que le envolvía al estar con Potter. Potter. Potter. Potter.

Siempre iba ser Potter.

Nunca iba ser Hélio.

Siempre estuvo destinado a perder y ya no podía aferrarse a ninguna pequeña esperanza.

Nunca tuvo una oportunidad.

¿Por qué? ¿Qué tenía Potter qué el no tuviera? ¿Por qué tuvo que elegir a ese mestizo? ¿Por qué no pudo enamorarse de él cuándo tanto lo amaba?

Sintió las lágrimas cayendo por sus mejillas… no quería llorar, no era la conducta correcta de un sangre pura… pero sus lagrimales no lo entendían, seguían y seguían derramando aquellas gotas de agua.

Quería romper aquella relación que se iba formando entre Draco y el mestizo, podría ser el villano de aquella historia de amor y que nunca se realice, pero su mente le jugó sucio en aquel momento recordando cada momento que los había visto juntos. Draco y Potter caminando hombro con hombro, tocándose con timidez las manos. Los dos riendo o comiendo en el Gran Comedor con tanta naturalidad, como si fueran una pareja casada. Teniendo una complicidad única en el mundo que solo había visto en sus propios padres. Abrazándose como si fueran lo más importante para el otro. Potter amando a Draco a gritos, mientras que Draco poco a poco se iba dando cuenta que lo que sentía era amor.

Dolió, dolió tanto que quiso arrancarse el corazón de una porque no tenía el valor de dañar a Draco, no podía hacerle eso a su primer amor que había sufrido tanto, quien merecía felicidad más que nada.

Él también quería una oportunidad, él también podía hacerlo feliz, podía esforzarlo a darle aquella felicidad que se merecía Draco… pero estaba seguro que, aunque lo intentara con toda su alma aquel amor del rubio nunca se desviaría a él, después de todo él no era Potter y nunca podría ser Potter ni aunque le rogara al mismísimo diablo.

Su historia de amor estuvo destinada a fracasar e intentó tapar aquella verdad.

Era momento de apartarse, de dejar ir y avanzar, aunque ahora le doliera horrible el corazón.

Obviamente no lo hizo sin darle al menos un beso a Draco, al menos quería saber que tomó su primer beso y que Potter no podría tener todas sus primeras veces.

“Siento que firmé mi propia sentencia de muerte” soltó al aire sin dejar de tocar sus labios que hace menos de 5 minutos habían besados los labios finos de Draco “Pero al menos valió la pena” no era tan ingenuo en creer que dejaría de estar enamorado de aquel rubio de la noche a la mañana, pero al menos había dado su primer paso para superarlo.

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