10 Razones para odiar a Harry Potter

Harry Potter - J. K. Rowling
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10 Razones para odiar a Harry Potter
Summary
Todos ya están cansados de escuchar a Draco quejarse de Harry Potter así que cuando apenas escuchan su nombre salir de los labios del rubio se van con rapidez.Gracias a esto, Draco decide usar su viejo diario olvidado para escribir las razones por las cuales hay que odiar a Potter.¡Capitulos cortos!
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Sus ojos

Draco siempre buscaba provocar a Harry para obtener cualquier mísera reacción, ya sea enfado, desagrado, una mirada de frustración, consternación, un suspiro, lo que sea, solo quería que esos estúpidos y desagradables ojos lo miracen. 

Por eso estaba ahí, en los pasillos, de vuelta, intentando provocar a Harry con palabras burlonas. Potter solo le devolvía miradas tajantes y malas palabras, no podían batirse en duelo porque Draco era prefecto y eso lo metería en problemas, así que cada que Harry tocaba su varita, hacia algún comentario para distraerlo de eso. 

“Ya deja de molestar, Malfoy.” Gruño la comadreja, cansado de tener que ver la cara de Draco. 

"Mira, Potter, parece que tienes un defensor personal. ¿Acaso no puedes defender-?", intentó decir Draco antes de ser abruptamente detenido por el impacto de su cuerpo contra la pared.

Harry frunció el ceño y en los ojos de Draco se reflejó su característica cobardía. La plata y la esmeralda volvieron a encontrarse en un instante fugaz. Fue en ese día que Draco se percató del matiz particular de los ojos de Harry, pues a pesar de esperar un golpe, no pudo evitar captar la intensidad de aquellos estúpidos ojos.

Cuando Potter finalmente lo soltó, Draco tomó aire, lo retuvo mientras el dúo de amigos se alejaba, probablemente en busca de la tercera integrante faltante de su trío de insensatos.

Era inaceptable.

El resto del día se escucharon gruñidos de descontento provenientes de Draco, no fue hasta que finalmente llegó a su habitación. Bajo su almohada buscó y sacó un diario algo desgastado.


« Razón número 2: Sus estúpidos y malditos ojos de esmeralda semejantes a los de un anfibio. Son tan atrozmente desagradables que, en el caso de tener que contemplarlos nuevamente desde tan cerca, es muy probable que experimente un destino fatal, y no precisamente de una manera favorable. Anhelo fervientemente tener la capacidad de extraerlos y arrojarlos en el caldero de mi padrino, con el fin de poner a prueba su efectividad en comparación con los de las ranas. ¡Qué repugnancia me provoca! »


Mientras escribía eso, no quito ni titubeo su cara de asco, era tan desagradable el sentir todavía la respiración de Potter tan cerca que le daban ganas de vomitar. Jugó un poco con su pluma antes de agregar una pequeña nota. 


« Serían lindos si una chica de Slytherin los tuviera y no el estúpido de Potter. »


Con eso, cerró su diario. 


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