
Operación Maternidad
Hermione respiró profundamente antes de soltar el aire. Repitió el procedimiento un par de veces más, mientras escuchaba el suave tic tac del reloj.
—¡Muy bien! ¡Excelente!—una mujer joven, de ojos azules y cabello castaño terminó su ejercicio de respiración y bajó los brazos con gracia—Después de este momento de relajación para quitarnos el estrés de las clases, es momento de comenzar con nuestra primera clase de maternidad. Por favor, cada pareja debe tomar una de las bolsas de tela que se encuentran sobre la estantería de la esquina. Después elijan un par de cojines para sentarse y pónganse cómodos.
Blair Conway, era su instructora de maternidad. Una joven medimaga de San Mungo, que se encargaría de preparar a los padres primerizos durante las siguientes dos semanas. Después de eso, ella sería una de las encargadas de evaluar la salud y desarrollo de los bebés.
Habían dividido la clase de maternidad en cuatro grupos para evitar saturar la sala y que no afectarán las clases, algo que Hermione agradeció mucho. Pero, para su mala suerte, ni Harry ni Ron coincidían con ella.
Así que ahora estaba en esa sala, observando una de las escenas más extrañas que se pudiera imaginar. Uno de los salones del quinto piso había sido adaptado para parecer un acogedor centro de maternidad, con cojines afelpados, muñecos para practicar, pañales, biberones y otras cosas que Hermione jamás había visto. El lugar estaba decorado de colores neutros e infantiles, la luz entraba por los ventanales haciendo que pareciera mucho más familiar. Definitivamente estaba muy lejos de parecer un aula común en Hogwarts.
Las primeras valientes en tomar una de las bolsas de tela fueron Katie Brennan y Diane Westmeath, la pareja más popular de Hufflepuff. Hermione tenía que admitir que hacían una pareja adorable, las había visto interactuar un par de veces antes y siempre estaban tomadas de la mano, sonriendo de alguna tontería o caminando por los jardines.
—¡Por Merlín, son insoportables!—Pansy se quejó.
—Lo sé, pavoneándose por ahí como si fueran la pareja perfecta—Daphne soltó un bufido antes de tomar la mano de Blaise y encaminarse hacia la estantería. Pansy los siguió, ignorando completamente a su pareja.
Hermione estaba a punto de seguirlos. Necesitaba hablar con Pansy y aclarar las cosas, pero fue detenida por Lavender, la cual parecía sumamente emocionada.
—Hermione, esto es increíble. Este grupo es perfecto—dijo, mientras brincaba sobre las puntas de sus pies—Por Merlín, no puedo creer la suerte que tengo.
Hermione miró alrededor, intentando entender a qué se refería su compañera—¿De qué estás hablando?.
Lavender la miró, como sí le faltara un tornillo. Pero después sonrió antes de explicarle algo tan obvio.
—Hermione ¿ya viste todas las parejas que están en este grupo?—señaló con su mano alrededor—son dos terceras partes de las parejas más populares de mi blog. Tengo acceso, de primera mano, a todas las exclusivas que pasen en este taller.
Y en efecto, así era. Pero a Hermione eso no podía importarle menos. Ella solo deseaba que esta pesadilla terminara lo más pronto posible.
—¿Qué clase de exclusivas esperas conseguir en un salón de maternidad? Lo más emocionante de lo que se hablará aquí, es sobre cómo preparar correctamente un biberón.
—Oh, Hermione—Lavender se puso una mano en el pecho, dramáticamente—solo espera. Esto será un hervidero de polémica.
Antes de que pudieran continuar con su conversación, la clase recibió órdenes para tomar sus lugares y empezar.
Hermione buscó con la mirada a Parkinson. La encontró conversando con un chico que no conocía. Estaba de pie, con el uniforme para la clase que les habían proporcionado. Un conjunto de ropa deportiva negra, con el escudo de su casa y su nombre grabado en su espalda. Parkinson podría parecer aburrida o desinteresada sin perder esa elegancia que tanto caracterizaba a las familias de sangre pura. La forma en la que se paraba, lo cuidadosa que era con su imagen y el discreto maquillaje que utilizaba. Definitivamente verla en pants y sudadera era algo extraño. Y aún así lograba verse jodidamente bien.
Pansy se despidió del chico y la empezó a buscar con la mirada, ya que la mayoría de las parejas ya habían reclamado sus asientos.
—Granger—saludo, dejando la bolsa de tela a lado de sus cojines.
—Muy bien chicos, bienvenidos a su primera clase de maternidad—Blair extendió sus brazos para darles una cálida bienvenida—Mi nombre es Blair Conway y voy a estar a cargo de su aprendizaje durante las siguientes dos semanas. Como saben, durante la primera etapa del proyecto, aprenderemos cómo cuidar de las parejas gestantes correctamente, entendiendo los cambios hormonales por los que pasan, la alimentación adecuada que deben llevar, ejercicios para tener un mejor descanso y la manera en que sus cuerpos van a cambiar. Posteriormente—sacó un bebé de plástico de la bolsa que tenía a su lado—aprenderemos la forma correcta de cuidar de nuestro bebé ¿alguna pregunta?
La clase estaba en completo silencio.
—Yo tengo una duda—alzó la mano Mandy Brocklehurst, la pareja de Sophie—¿Por qué tendremos que aprender acerca de los cambios hormonales? si ninguna de nosotras está embarazada realmente.
—Esa es una excelente pregunta Mandy—la sonrisa de Blair se volvió maternal—es verdad que ninguna persona pasará por un embarazo real, pero eso no significa que no pasarán por una simulación de cambios psicológicos y hormonales. Esto es importante para poder estimular los cuidados correctos en la persona gestante.Así que, por favor—levantó tres pociones diferentes—todos tienen este set de pociones en sus bolsas, vamos a trabajar con ellas.
Hermione sacó las pociones con cuidado. Le recordaban más a tubos de ensayo de un laboratorio muggle que a los típicos frascos que utilizaban. Uno de los frascos era un liquido de color purpura, casí transparente. El segundo era de color ambar, un poco más viscoso que el primero. El último era completamente transparente, como el agua.
Hermione miró a Pansy, que parecía tan concentrada como ella.
—¿Para qué crees que son estas cosas Granger?—habló en un susurro.
—No lo sé. Jamás había visto pociones de este tipo—le extendió uno de los frascos para que pudiera evaluarlo.
—Muy bien, ahora voy a explicarles que contienen estos frascos—Blair se levantó de su silla para que todos pudieran verla—cada uno de ellos tiene una función específica y deben tratarlos con sumo cuidado o pueden tener reacciones adversas. El primer frasco—levantó el líquido púrpura para que todos lo vieran— es un estimulador, es el que va a provocar náuseas, fatiga, sueño, antojos o aversiones a la comida, cambios en el estado de ánimo y algunos síntomas más del embarazo.
Pansy dejó el frasco de inmediato, como si de un bicho asqueroso se tratara. Y no fue la única. Pronto el aula se llenó de susurros de protesta sobre la extraña poción.
—Al finalizar la clase, un miembro de cada pareja tendrá que beber la poción. Esta persona se convertirá en la persona gestante y es quien desarrollará los cambios típicos de un embarazo. En el caso de los chicos, como ustedes—se dirigió a Dean y Seamus— funciona exactamente igual, pero no se presentarán sensaciones de cambios físicos.
—¿A qué se refiere con sensaciones de cambios físicos?—preguntó Lavender.
—Algunas veces se presentan sensaciones de aumento de peso o crecimiento de algunas partes de su cuerpo. Pero, les advierto desde este momento, que solo serán percepciones de cada persona. Esta poción no los afecta físicamente.
—¿Entonces me voy a ver gorda?—Mandy reaccionó de inmediato—¡Ni de broma voy a tomar esa poción!
—Le repito, señorita Brocklehurst, que la poción no hace ningún cambio en su fisonomía. No tiene ese objetivo. Pero es normal, por los cambios que van a presentar, que la percepción de su propio cuerpo se vea alterada. Pero esto dependerá de cada persona. Esto pasa muy pocas veces, pero aún así debo mencionarlo.
Mandy se movió incómoda en su asiento, pero ya no dijo nada.
—Por lo general la mujer es la que suele pasar por el embarazo. Pero aquí tenemos algunas parejas diversas, así que tendrán que llegar a un acuerdo para saber quién beberá la poción—dejó el vial sobre la mesa—por favor les pido que tomen esto con madurez, esto no se trata de quién “se lleva la peor parte” porque un embarazo es un trabajo de dos y requiere de la misma cantidad de esfuerzo. Y la poción no sirve si la persona que la ingiere no quiere hacerlo, su cuerpo la va a rechazar y no tendrá efecto. Por lo que habrán fallado la prueba desde este punto y serán retirados del proyecto—Blair sonrió y se puso las manos en la espalda.
—¿Los efectos van a ser inmediatos?—preguntó Blaise.
—No, la poción terminará de ser absorbida por su metabolismo en el transcurso de la noche. Así que al amanecer ya sentirán los efectos del primer trimestre de un embarazo. Y durante las siguientes dos semanas evolucionarán paulatinamente.
—¿Nos van a hacer pasar por un parto? ¿Eso es realmente necesario? ¿Eso es legal?—La avalancha de reclamos se escucharon por todo el salón.
—Señoritas, por favor, con calma—Hermione no entendía cómo Blair podía actuar con tanta tranquilidad ante el caos—les pido que guarden silencio. Nadie va a pasar por un parto, ni siquiera sufrirán contracciones. Los síntomas se detienen alrededor de la semana treinta, así que lo más que llegarán a sentir es un cansancio anormal.
Astoria levantó la mano.
—¿Y qué pasa con el aumento de la libido? ¿También será uno de los síntomas? Sé que es algo que afecta a las mujeres embarazadas.
Se escucharon las risas varoniles de los presentes. En cambio las chicas parecieron bastante interesadas en el tema.
—Una pregunta astuta, señorita Greengrass. Pero no, la libido no se verá afectada. La poción no las induce a un estado de embarazo, sólo provoca síntomas típicos relacionados con esta etapa. Y en una escala muy baja. Los síntomas de un embarazo real son, por lo menos, tres veces más intensos.
—Pero el aumento de la libido es un síntoma típico de un embarazo ¿por qué no incluirlo?—Blaise puntualizó.
—Si, pero este proyecto es para crear conciencia sobre un embarazo, no intentamos volverlo real—Blair parecía bastante divertida—además, ustedes tienen entre dieciséis y dieciocho años, no necesitan aumentar su libido, su deseo sexual ya está por los cielos.
—Vaya Blaise, te acaba de conocer y ya logró describirte bastante bien—Pansy se cruzó de brazos y lo miró con diversión.
—El pequeño Blaise siempre tiene energía para lo que sea—respondió con descaro, mientras levantaba las cejas seductoramente.
—¡Por Merlin! No necesitábamos saber eso Zabini—Romilda Vane le lanzó un cojín, provocando la risa de todos.
—Oh, querida, tienes suerte de no estar en la sala común de Slytherin, es imposible no escuchar a este par—dijo Tracey señalando a Blaise y Daphne.
—¡Oye! Eso es privado Davies—esta vez fue el turno de la rubia para lanzar un cojín hacia su amiga—además, no hacemos tanto ruido—y se cruzó de brazos con fingida indignación.
Todos los Slytherin estallaron en risas. Incluso Daphne olvidó el drama del momento y besó cariñosamente a Blaise, mientras compartían una mirada de complicidad.
—¡Por Merlín! Consigan una habitación, no ven que hay niños no nacidos presentes—Pansy simuló una arcada. Y Daphne le sacó la lengua en respuesta.
—Muy bien, ya basta—Blair dio por finalizada la distracción del momento. Parecía haber disfrutado de la conversación, pero era momento de ponerse profesional de nuevo—hay que continuar con la clase. Al finalizar, las parejas homoparentales tendrán quince minutos para conversar y llegar a un acuerdo sobre quién será la persona gestante. Ahora hablaremos de la segunda poción—levantó el frasco que contenía el líquido ámbar.
Hermione miró a Sophie, sentada del otro lado del salón, sobre unos cojines color rosa, hablando con Mandy. Parecía bastante entretenida con la clase, como si fuera algo muy emocionante. Hermione no entendía la actitud de muchas chicas, esto no era algo para alegrarse, cuidar de un bebé durante los siguientes meses sería todo menos divertido.
—Esta poción es la que va a retirar todos los efectos del embarazo. Una vez que terminen las dos semanas podrán beberla para que desaparezcan los síntomas—sabiendo lo que le preguntarían, decidió darles la respuesta—y no, no se puede beber antes de tiempo, cada poción está asegurada. No tiene ningún sello mágico, pero si el vial es abierto antes del tiempo establecido se evaporará y no podrá ser reemplazada. Así que les recomiendo no intentar abrir ninguna de las pociones por su cuenta.
Hermione sujetó la poción de color ámbar como si su vida dependiera de ello. Ese era su boleto de salida.
—Y por último, tenemos la poción con la que trabajaremos en este momento—Blair alzó el último vial con el líquido transparente—mi favorito, por cierto. Con esta poción, vamos a diseñar a su bebé
Pansy fue la primera en sostener el vial con la poción, lo giró entre sus dedos como si estuviera frente a un objeto de estudio invaluable. Lo cual debía ser el caso.
—Los muñecos que ustedes deberán cuidar, son solo eso, muñecos. Para que los bebés puedan obtener características físicas de sus padres necesitamos algo fundamental ¿alguien sabe que es?
—Nuestro ADN—respondió Hermione sin dejar de mirar el vial que tenía Pansy en sus manos.
—Exactamente, señorita Granger. Y lo vamos a obtener con esta poción. Lo único que deben hacer es colocar su cabello dentro del frasco, para que así se pueda combinar el ADN de los padres.
Un sonido de sorpresa escapó de cada persona sentada en la sala. Esto era serio. Estaban a punto de combinar su ADN con el de su pareja para poder tener un hijo con características de ambos.
—Por favor, háganlo con cuidado, no deben derramar nada de la poción. Una vez que ambos cabellos estén dentro del vial, deben poner la tapa de nuevo y dejarlo sobre la mesa. Se darán cuenta que hizo efecto cuando vean que se combina su esencia.
Pansy miró a Hermione como si no supiera qué hacer, estaba nerviosa. Y Hermione se sentía exactamente igual, estaba a punto de combinar su esencia con la de Pansy Parkinson, era una locura.
—Bien, hagamos esto Granger, antes de que me arrepienta—con un movimiento de varita, Pansy cortó uno de sus cabellos y lo colocó dentro de la poción. No pasó nada. No es que supieran que esperar, pero al menos esperaban ver algo diferente. Y fue cuando lo escucharon.
—¡Por las barbas apestosas de Merlín! ¡Esto es asombroso!—Seamus y Dean fueron los primeros en gritar emocionados. Su poción, anteriormente transparente, se había transformado en un bonito color granate, moviéndose con tranquilidad dentro del vial.
Poco a poco el salón se llenó de expresiones de sorpresa, incluso de orgullo. Todas las pociones habían adquirido diferentes tonos, algunas más excéntricas y otras más simples. Daphne y Blaise habían conseguido un bonito color verde, similar al de los campos de aceitunas en Italia, que de alguna forma combinaban perfectamente con el cabello rubio de Daphne.
Hermione suspiró. No sabía que haría si su poción con Parkinson se volvía de color negro, tal vez sería un motivo suficiente para que las liberaran de este estúpido castigo.
—Granger, no tengo todo el día—Parkinson bufo con evidente fastidio, pero Hermione vio que estaba igual de nerviosa que ella. Sin querer retrasar más lo inevitable, cortó uno de sus cabellos y lo metió en el vial. Y en el preciso momento en el que la poción cubrió ambos cabellos, sucedió.
Fue como si vieran el nacimiento de una estrella. Los brillantes colores se movieron con intensidad dentro del frasco. Era como si pelearan por tener el control, pero no de una forma agresiva, era casi como si se estuvieran poniendo de acuerdo, fusionándose. Fue algo hermoso de ver. Poco a poco el color de sus esencias mágicas se combinó y un líquido de color dorado se movió tranquilamente frente a ellas.
—Wow, eso fue…—Pansy no terminó la frase, sin poder apartar su mirada de la poción.
—Asombroso—y realmente lo había sido. Hermione no podía dejar de maravillarse con lo que acababa de ver.
—¡Fantástico! Ya todos tienen su poción. Ahora por favor coloquen una etiqueta con sus nombres en el frasco y háganlo llegar al frente. Con cuidado.
Rápidamente Hermione sacó las etiquetas y se puso a escribir sus nombres. Una vez que la poción estuvo debidamente etiquetada fue a entregarla.
Pansy seguía molesta. Había ignorado a Hermione durante todo el fin de semana y no estaba dispuesta a firmar un tratado de paz hasta que sintiera que Hermione estaba realmente comprometida con esto. Pero aún tenía que llegar a un acuerdo con Granger para saber quién bebería la poción. Así que cuando Hermione regreso a su lugar, decidió hacer lo que mejor sabía hacer, negociar.
—Muy bien Granger ¿cuánto quieres por beber esa estúpida poción?—sus palabras fueron directas, como si de una reunión de negocios se tratara.
—¿Disculpa?—Hermione tardó unos segundos en procesar las palabras—¿qué te hace pensar que yo voy a beber esa cosa?
—Bueno, yo no pienso hacerlo. Es obvio que yo no nací para pasar por todos esos síntomas. Merlín sabe que necesito dormir bien o tendré un humor horrible, y créeme, no quieres cargar con eso.
—Pues yo tampoco quiero dejar de dormir o vomitar en cada comida—se cruzó de brazos—así que tendrás que hacerlo tú.
La mirada de Pansy se volvió aún más fría.
—Es por eso que te estoy ofreciendo un trato, tú pasas por todo eso durante las siguientes dos semanas y yo te doy una suma considerable de galeones. Es un ganar-ganar Granger.
—No me interesan tus galeones Parkinson, no todo se resuelve con dinero.
—No seas ridícula Granger, todo—enfatizó con una sonrisa burlona—se resuelve con dinero. Y es mejor obtener algo por tu sacrificio que hacer algo sin recibir nada a cambio. Estoy tratando de hacer esto bien, así que no compliques las cosas.
—¿Hacer las cosas bien? Sobornarme no es hacer las cosas bien.
—Te estoy ofreciendo un beneficio ¿qué demonios quieres?
—Tenemos que llegar a un acuerdo como equipo, esto no es un maldito negocio al que le puedas poner precio.
—Claro que lo es, debemos tener un hijo que ninguna de las dos quiere. Pasar por todo este proceso de cuidarlo, alimentarlo y evitar que se muera durante los siguientes meses. Y lo tenemos que hacer juntas, como si no fuera suficiente castigo lo primero—Hermione estaba paralizada en su lugar—así que madura Granger y dime cuánto quieres por beber esa poción.
Hermione sintió que se le secaba la garganta. Así no es como debería sentirse tener un hijo. Miró a Sophie, del otro lado de la habitación, sonriendo como si nada de esto fuera una locura. Era Mandy la que tenía la poción en la mano y no parecía nada consternada.
Aunque supuso que tener como pareja a Sophie no era algo para estar consternada. Ella sería una pareja increíble, atenta, amable, empática. No iría por la vida arrojándole dinero para resolver todo.
Incluso Draco y Astoria parecían tranquilos, riéndose de cualquier cosa que estuvieran hablando, sin darle mayor importancia a la poción. Tal vez si hubiera estado con un chico esto sería más fácil, no habría mucho que pensar, simplemente tomar la poción y ya. Pero no estaba con un chico, estaba con Parkinson.
Hermione miró el vial y suspiró. Sabía que tenían que estar acuerdo con esto o ambas reprobaron el proyecto incluso antes de empezarlo. Y McGonagall jamás le perdonaría algo así, fallar sin intentarlo.
—No vuelvas a ofrecerme dinero—su tono más serio de lo que esperaba— Voy a tomar la poción porque es obvio que tú no lo harás y no quiero reprobar. Lo único que espero es que cumplas con tu parte del proyecto y lo hagas correctamente—Pansy intentó decir algo, pero ella aun no terminaba de hablar—Te busque todo el fin de semana, intente hablar contigo para disculparme. Pero tú simplemente decidiste desaparecer e ignorarme. Así que no me hables de madures, Parkinson, al menos yo intente solucionar las cosas.
Cuando terminó de hablar se acomodó en su asiento y miró al frente, ignorando completamente a su compañera y futura madre de su hijo. Quería salir de ahí y no volver a saber nada de esto, quería regresar el tiempo y evitar ese estúpido duelo en clase de transformaciones.
—Muy bien ¿Están todos listos? ¿Alguien necesita más tiempo para conversar?—Blair esperó unos segundos, pero cuando nadie dijo nada continuó con las indicaciones—Perfecto, entonces comencemos. Recuerden que no van a sentir ningún síntoma hasta mañana por la mañana, así que hoy podrán cenar sin ningún problema. El director me pidió que les comentará que el colegio tiene completa disponibilidad para personalizar el menú de las señoritas y caballeros que así lo necesiten. De todas formas las cocinas seguirán con sus alimentos habituales, evitando platillos con aromas muy fuertes.
Blair mostró la poción de color púrpura y la destapo con sumo cuidado. Con un movimiento de su muñeca hizo girar el líquido dentro del vial y la volvió a tapar.
—Hay que revolver un poco la poción antes de beberla, para dejar que la poción respire y expulse los vapores que pueda contener. Con un ligero movimiento es mas que suficiente, una vez que lo hagan, deben beber toda la poción ¿Listos? ¡Hasta el fondo!
Cada persona destapó su poción. Incluso algunos chicos hicieron gala de su caballerosidad ayudando a su pareja. Hermione observó el contenido antes de quitar el corcho y vio salir el vapor cuando hizo girar el contenido. No quería pensar mucho en lo que pasaría mañana, pero era algo que tenía que hacer.
—Oye, Granger, yo…—Pansy balbuceo, como si no supiera que decir. Pero Hermione ya había escuchado suficiente, no necesitaba más discursos de negocios. Así que cerró los ojos y bebió toda la poción.
La poción no sabía a nada, pero dejó una sensación de frescura en su boca, como la menta. Fue como beber agua muy fría, pero que calentó su cuerpo. Hermione jamás había bebido algo así, fue extraño.
Cuando abrió los ojos se sintió completamente normal, nada había cambiado. Soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Aunque Blair les había dicho que no sentirían nada aún, no pudo evitar tener miedo de sentirse diferente.
Blair les dio algunas instrucciones más sobre el cuidado que sus parejas debían proporcionar a las personas gestantes y dio la lista del material que utilizarían al día siguiente en la clase. Hermione escuchó todo como si estuviera debajo del agua, sintió que la sensación de calor en su estómago desaparecía, dando paso a una estampida de hipogrifos furiosos. Sintió que su respiración aumentaba y que sus orejas se calentaban.
—Oye, Granger ¿estás bien?—escucho una voz a lo lejos, llamándola—¡Granger!—y después todo se volvió negro.
H • P • H • P • H • P • H • P • H • P • H • P
Hermione se movió en su cama. Estaba oscuro y hacía frío, así que debía ser de madrugada. Se cubrió lo mejor que pudo y aspiró el tenue aroma de pociones de curación. Abrió los ojos de golpe.
Esas no eran sus sábanas. Esta no era su habitación. Estaba en la enfermería.
Intento recordar cómo había llegado aquí. Y fue cuando la realidad le cayó como un balde de agua fría. Se había desmayado. Había tenido un ataque de ansiedad y se había desmayado frente a toda la clase de maternidad.
Escuchó unos pasos acercándose y buscó su varita instintivamente. No estaba por ningún lado. Hermione se sintió en peligro, no sabía por qué, pero necesitaba protegerse. Cualquier persona que intentara lastimar a su bebé sufriría las consecuencias…
Hermione se detuvo en seco, bajo la mirada y se dio cuenta de que tenía una de sus manos sobre su vientre. No sabía en qué momento la había puesto ahí.
—¡Hermione! ya estás despierta—una voz varonil la sacó de su transe. A pesar de su entusiasmo, estaba susurrando, como si no quisiera despertar a alguien.
Hermione levantó la vista y se quedó con la boca abierta. Parado frente a ella, con un pijama color rosa, una vela encendida y un osito de peluche estaba Theo Nott.
—¿Theo?
—Hey, sí. Perdona si te desperté, es que tenía que ir por unas cosas para Luna. Quiero que duerma lo mejor posible y tal vez su osito ayude—el chico le sonrió y se acercó a encender la vela de la mesita de Hermione—¿cómo te sientes?
—No estoy segura—Hermione noto que no había quitado su mano de su vientre y lo hizo con una rapidez innecesaria. Theo notó el movimiento pero no dijo nada, solo sonrió aún más en respuesta—¿Cómo llegué aquí?
—Oh, es verdad, puede que no recuerdes eso. Te desmayaste en clase de maternidad, así que Pansy y la señorita Blair te trajeron a la enfermería. Madame Pomfrey dice que tuviste un ataque de ansiedad, pero todo está bien, solo debes descansar.
Pansy la había traído aquí pero no estaba por ningún lado. Seguramente solo la había traído porque la señorita Blair se lo había pedido y decidió irse en cuanto pudo. Demasiados pensamientos estaban cruzando su mente, demasiadas preguntas. Pero al ver a su amigo parado frente a ella solo pudo cuestionar una cosa.
—Theo ¿por qué estás vestido así?—Hermione agradeció internamente que su pregunta no sonará grosera.
—¿Así como?—el chico bajó la mirada, intentando encontrar qué es lo que había mal en su atuendo.
—Así como un completo idiota—una voz respondió desde el otro lado de la cortina. Y antes de que pudiera preguntarse quién era, la cortina se abrió.
—¿Parkinson?—la pregunta de Hermione fue apenas un susurro.
—Lo que pasa, es que no entiendes mi nuevo sentido de la moda Pansy—respondió el chico con una gran sonrisa en su rostro. Parecía orgulloso de sus palabras.
—¿Nuevo sentido de la moda? ¿Desde cuándo parecer un accesorio de la tienda de té de Madame Tudipié es estar a la moda? —Pansy se cruzó de brazos.
—Qué graciosa Pans. Esto que ves—señaló su atuendo con la mano que sostenía la vela—es mi forma de conectar con mi paternidad. Demostrando mi lado más sensible, me preparo para la llegada de mi princesa, la pequeña Amelie.
Hermione y Pansy se miraron como si Theo hubiera perdido la cabeza. Hermione no sabía en qué clase de realidad alterna había despertado, pero definitivamente esto no era Hogwarts.
—Ahora, sí me disculpan—Theo sostuvo al osito contra su pecho—tengo que cuidar de la madre de mis hijos. Hermione, me alegra que estés bien, cualquier cosa que necesites estamos a solo un par de camas de distancia—dicho esto, se despidió con la mano y continuó su camino. Hermione pudo escuchar sus pasos, una cortina desplazándose y al final, solo silencio.
Cada cama de la enfermería estaba hechizada para que las personas pudieran hablar sin ser escuchadas y poder dormir sin escuchar ruidos externos. Era como estar dentro de una habitación privada.
Pansy cerró las cortinas para mayor privacidad y se sentó en el sofá que estaba a lado de su cama. Hermione no se pudo contener ni un segundo más.
—¿Dónde estabas Parkinson?—la pregunta tomó por sorpresa a Pansy, pero no le dio tiempo de responder ante la avalancha de preguntas que le siguieron—¿cuánto tiempo llevo aquí? ¿qué pasó con la clase? ¿desde cuándo hay sofás en la enfermería? ¿y por qué Luna está en la enfermería?—Hermione necesitaba respuestas, en este momento no le importaba sonar desesperada.
Pansy llevaba puesto un pijama de seda color negro de dos piezas, se había recogido el cabello y no tenía ni un rastro de maquillaje. Aparentemente había dormido en la enfermería con ella.
—A ver, primero que nada te desmayaste en la clase, así que Blair y yo te trajimos a la enfermería. Aparentemente sufriste un ataque de ansiedad por todo esto del embarazo. Pero dicen que estarás bien después de descansar. Has estado durmiendo aproximadamente—hizo algunos cálculos mentales—diez horas. Así que te perdiste la cena.
Hermione se sorprendió de la cantidad de tiempo que había estado fuera.
—Respecto a los sofás. Esta parte de la enfermería fue adaptada como área de maternidad, así que agregaron algunas amenidades para los acompañantes—se colocó una manta encima—Potter, la comadreja y mini Weasley vinieron de visita en la tarde, pero no los dejaron quedarse mucho tiempo. Así que amenazaron con venir a molestar por la mañana—giró los ojos para demostrar su disgusto.
Hermione se tensó de inmediato. Seguramente sus amigos se habían preocupado mucho, tenía que avisarles que estaba bien en cuanto pudiera.
—¿Y por qué Theo es rosa?—recordó Hermione.
—¡Por Merlín! Nott está en su etapa de padre amoroso y está convencido de que uno de sus hijos será una niña.
—¿Uno de sus hijos? ¿Tendrá más de uno?—Hermione parecía más perdida con cada nuevo dato que le proporcionaban.
—Todos le hemos preguntado lo mismo. Ha insistido en que tendrán gemelos.
—Pero nadie dijo nada sobre la posibilidad de tener gemelos, se supone que solo tendremos un bebé.
—Granger, no lo sé, me rendí después de media hora de escuchar las tonterías que estaba diciendo.
Hermione decidió no preocuparse por Theo. Aparentemente él y Luna tenían más en común de lo que pensaba.
—¿Por qué Luna está en la enfermería?—continuó con su interrogatorio.
—Bueno—Pansy dudo un poco—en realidad no lo sé. Ella estaba bien cuando terminó la clase. Pero en las últimas horas muchas embarazadas han entrado en un estado de ansiedad colectiva. Pomfrey asegura que pocas veces ha estado así de llena la enfermería.
El silencio las envolvió durante los siguientes minutos. Pansy pareció dudar sobre si debía seguir con la conversación o era mejor esperar a que Granger dijera algo.
—Te quedaste—Hermione decidió romper el silencio. Ningún ataque de ansiedad o un Theo completamente vestido de rosa superan el hecho de que Pansy Parkinson había permanecido a su lado toda la noche. O al menos eso es lo que parecía.
—Sí—Pansy dudo un poco—en realidad solo cumplo con mi parte del trabajo. Tomaste la iniciativa en tomar esa estúpida poción, así que solo hago lo que me toca, como me pediste—además de que la profesora McGonagall la había pillado al intentar regresar a su sala común esa noche, así que después de un discurso sobre responsabilidad y cuidado de la pareja, Pansy había vuelto sobre sus pasos directo a la enfermería. Pero eso era algo que podía omitir por ahora.
—Gracias—murmuró Hermione, sin saber qué más decir.
—Seguro—Pansy miró por la ventana—Ya está amaneciendo. Espero que podamos salir pronto de aquí, necesito darme una ducha.
—Si, yo también nece…
Hermione se tensó. Pansy la miró extrañada mientras esperaba que dijera algo más.
Hermione lo sintió, fue apenas perceptible, una sensación de que algo había cambiado en su cuerpo. Se sintió aturdida y mareada, con un hormigueo que le recorrió todo el cuerpo. La poción había hecho efecto. Y ahora sentía que su estómago necesitaba sacar el poco alimento que había consumido el día anterior.
—¡Por Merlín!—Hermione logró decir antes de salir corriendo directo al baño. Dejando a una Pansy muy confundida sin saber si debía seguirla o no.
H • P • H • P • H • P • H • P • H • P • H • P
Hermione bajó las escaleras hacia su sala común. Después de vaciar su estómago, se había despedido de Pansy para ir a darse un baño. Solo habían pasado unas horas desde que se activaron los efectos del embarazo y el colegio ya era un caos.
Después de escuchar el llanto de un par de chicas y la pelea entre dos compañeros de su casa, había logrado reunir fuerzas para iniciar el día.
Necesitaba comer, pero no sabía si su estómago toleraría algo más que un poco de jugo de calabaza. Salió por el recuadro de la Dama Gorda y se detuvo en seco cuando se encontró con Pansy recargada en el muro de piedra.
—Miren quién decidió salir—se acomodo la mochila en el hombro—estoy muriendo de hambre Granger.
—¿Qué estás haciendo aquí?—la miró con curiosidad. A Pansy le recordó el movimiento que solían hacer los puffskein cuando no entendía algo. Bastante tierno.
—¿No es obvio? Vine por ti para que vayamos a desayunar. Pero a este paso probablemente lleguemos a la cena.
Hermione no pudo evitar sonreír.
—¿Así que quieres desayunar conmigo?—decidió molestarla un poco. Pansy giró los ojos ante su comentario.
—Eso quisieras Granger. Pero lo único que quería era salir lo más rápido de mi habitación—empezaron a caminar—¿sabes lo complicado qué es lidiar con cuatro mujeres embarazadas?
—Sinceramente no puedo imaginar lo mucho que sufres—le respondió con ironía.
—Daphne no deja de gritar, Millicent ha estado toda la mañana en el baño y Tracey no para de mirar su barriga frente al espejo. Como si realmente hubiera algo ahí—pasó las manos sobre su cara, en evidente frustración.
—Bueno, en cuanto tengamos nuestra habitación no tendrás que preocuparte por eso.
—Esa es una de las cosas que más espero—la emoción la invadió. Compartir habitación con una persona, en vez de cuatro, era algo bastante positivo.
—Si, creo que sí—Hermione se sintió triste de repente. Tendría que dejar la habitación que había ocupado durante más de seis años.
—¿Estás bien?—Pansy notó su cambio de ánimo.
—Sí, solo que todo esto es un poco confuso. Siento que mis emociones están descontroladas, no sé cómo explicarlo.
—Tú …mmm—Pansy se acomodo la mochila al hombro, sin saber muy bien qué hacer a continuación—Yo… ¿quieres?—balbuceo—¿hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?
Hermione sonrió ante la pregunta. Sabía que no había sido fácil para Pansy decir eso, así que decidió darle un punto por su esfuerzo y agradecerle.
—Estoy bien, gracias por querer ayudar—le sonrió.
Caminaron en silencio durante unos minutos más, antes de que Hermione recordara algo.
—Parkinson ¿dónde vamos a desayunar?—sabía que todas las parejas debían comer en la misma mesa, pero no le emocionaba ni un poco comer rodeada de serpientes.
—Bueno, pensé que podríamos turnarnos. Comer un día en mi mesa y otro día en la tuya, así podemos avanzar con la primera parte del cuestionario.
—Si, creo que es una buena idea. Entonces ¿empezamos en mi mesa?—intentó.
—En realidad preferiría que iniciaremos en la mía. Hoy es martes.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Pues que hoy es el único día en el que se sirven muffins de Bath y jugo de arándanos. Y Merlín sabe que necesito un par de esos muffins rellenos para superar el día.
—¿Todo esto por unos muffins?—Hermione estaba bastante divertida. Hasta que se dio cuenta de algo—espera ¿ustedes no tienen el mismo menú toda la semana?
Pansy la miró confundida—Por supuesto que no Granger, todos los días hay un menú diferente—Pansy se detuvo—¿Ustedes siempre comen lo mismo?
Hermione recordó los cientos de comidas que había probado a lo largo de los años. Definitivamente no recordaba postres extravagantes o alguna receta diferente. No iba a mentir, sí había variaciones en los platillos, pero nada que se sirviera en días específicos.
—Definitivamente nunca he visto esos muffins de los que hablas. Creí que a todos nos servían lo mismo.
—No puedo creer que nunca los hayas probado. Me preocupa la clase de comida que les sirven a ustedes.
Una vez que llegaron al gran comedor, Pansy lideró el camino hacia la mesa de Slytherin. Hermione se dio cuenta que ya había muchos estudiantes sentados en otras mesas. Wayne Hopkins era uno de los pocos que estaba sentado en la mesa de los Slytherin.
—Hola Pansy—saludo Daphne en cuanto vio a las chicas—Hola Hermione, bienvenida—dejo un poco más de espacio en la banca para que se sentaran.
—Hola, Daphne—saludo cortésmente.
—Miren nada más, la flamante familia Parkinson—Blaise apoyó su rostro en sus dos manos y las miró con diversión.
—No las molestes Blaise—lo regaño Daphne—Ignóralo Hermione, solo está jugando.
—Pansy nos dijo que ya estás mucho mejor, ha estado muy al pendiente de ti desde que te desmayaste—Esta vez fue Tracey la que habló—Mi madre siempre dice, que no existe mejor remedio para la ansiedad, que un buen vaso de whisky.
—Claro, tu madre es la principal exportadora de Whisky de Fuego en Gran Bretaña. Cada vaso se traduce en galeones. Nadie puede tener ansiedad con esa fortuna—le recordó Millicent.
Todos se rieron por el comentario. Excepto Hermione, que no entendía porque la estaban tratando como si no la odiaran.
—Además, no es bueno beber cuando estás embarazada ¿no es así Hermione?—Blaise le sirvió un poco de jugo—puede afectar al bebé.
—Pero no estamos embarazadas realmente—Millicent lo señaló con su tenedor.
—Pero es como si lo estuvieran. Están pasando por muchos cambios emocionales y el alcohol solo puede disparar esas emociones.
— ¿Desde cuándo sabes tanto sobre embarazos?—Pansy lo miró sorprendida.
—Theo se la pasa leyendo en voz alta—se encogió de hombros.
Pansy escuchó en silencio, dedicándose a elegir su desayuno habitual de los martes. Un poco de fruta, avena y muffins de Bath.
Un aroma celestial a miel y frutos rojos envolvió a Hermione, atrayendo su atención hacia el plato que estaba sobre la mesa. La avena, dorada y cremosa, adornada con jugosas fresas brillaba con el mismo fulgor que el manjar más exquisito del mundo.
—Pansy—susurró para que solo ella pudiera escucharla.
—¿Qué pasa?—Pansy notó el uso de su nombre. Era la segunda vez que Hermione la llamaba así, aunque parecía no notarlo.
—¿Puedo probar un poco de tu desayuno?
—¿Qué?—su sorpresa fue evidente.
—Es que, se ve muy apetitoso.
—Pero tienes todos los ingredientes aquí—señaló la mesa—para prepararte un platillo igual o mejor.
—Pero eso no se me antoja—la miró suplicante. Pansy se sintió cohibida.
—Pero es lo mismo Granger, si quieres puedo ayudarte a elegir…
—Pero no quiero eso, quiero el tuyo—Hermione hizo un puchero.
Pansy se paralizó en su lugar ¿Hermione Granger estaba haciendo un berrinche? La chica de cabello castaño la miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, como si la hubiera ofendido de la peor manera al negarle un poco de su avena. Pansy no quería perder su desayuno, lo había escogido con sumo cuidado. Pero Hermione parecía decidida a quedarse con su tazón.
—Puedes probar un poco—ofreció.
Hermione aceptó el tazón tomando una cucharada con entusiasmo, deleitándose con la explosión de sabores que inundó su paladar. Cada bocado fue un festín para sus sentidos.
Pansy estaba bastante divertida. Hermione estaba comiendo como si llevara siglos sin probar un bocado. Cuando entendió que su desayuno ya no le pertenecía decidió preparar otro. Fue ahí cuando notó la mirada de todos puestas en ella.
—¿Qué?—Pansy amaba la atención, pero no le gustaba la forma en la que la estaban mirando.
Millicent la miraba como si le hubiera salido una segunda cabeza. Daphne y Tracey sonreían con complicidad. Blaise simplemente estaba sorprendido. El único que no parecía notar nada extraño era Wayne, que seguía comiendo ajeno a todo el asunto.
—¿Le acabas de dar tu desayuno a Hermione?—Millicent la miró con desconfianza— jamás compartes tu desayuno.
—Bueno—Pansy no sabía qué decir—ella pensaba seleccionar lo mismo que yo, así que solo le facilite el trabajo—mintió—No es gran cosa.
—¿No es gran cosa?—Millicent la fulminó con la mirada cuando Hermione agarró uno de los muffins que Pansy había puesto en su plato—Jamás me dejas agarrar nada que esté en tu plato—señaló como si fuera la única que entendiera la gravedad del asunto.
Millicent era una de las mejores amigas de Pansy. Se habían conocido desde que eran pequeñas, compartiendo la amistad de sus padres y conviviendo cuando se reunían para pasar las vacaciones en algún lugar de Italia o Grecia, o cuando sus madres se reunían los fines de semana para tomar el té. Fue complicado cuando Daphne y Tracey se sumaron a la ecuación. Millicent no tomaba bien los cambios y se sentía desplazada con facilidad. Pansy siempre había sido paciente con ella, pero nunca entendió del todo el comportamiento de su amiga.
—Recuerda que Pansy debe cuidar de Hermione—Daphne decidió intervenir—ella solo está cumpliendo con su parte Milli.
Millicent miró a cada una de sus amigas, deteniéndose en Hermione, que estaba terminando el tazón de avena. No estaba convencida de esa respuesta, pero no quería discutir por algo como eso. Se encogió de hombros y continuó con su desayuno.
Hermione dejó el tazón sobre la mesa, ajena a todo el conflicto que se había generado por esa simple acción. No recordaba haber disfrutado tanto un tazón de avena en su vida.
—Entonces, Hermione—Daphne continuó con la conversación—¿Cómo va tu primera mañana de embarazo?
—Hum, supongo que sin contar el vómito de esta mañana, lo estoy llevando bastante bien—respondió con timidez
—¿De verdad? Yo no me he sentido diferente. Tal vez un poco irritable, pero nada que sea muy notorio.
Pansy y Blaise compartieron una mirada de complicidad. Recordando el drama que había montado la rubia unas horas antes.
—¿Cierto Blaise?—buscó la aprobación de su novio.
—Por supuesto dolcezza, sigues siendo tan linda como siempre—le tomo la mano con cariño.
—Por favor, dejen de ser tan asquerosamente lindos—Pansy los miró con fingido enojo.
—Lo siento, no podemos evitarlo—Blaise le respondió con una enorme sonrisa, antes de besar a Daphne.
Daphne y Blaise eran conocidos por ser una de las parejas más estables de la escuela, y bastante lindos, aunque esa parte solo se dejará ver en su círculo más cercano. Habían sido amigos desde tercer año, cuando Pansy y Draco empezaron a salir. Con los años, su amistad se transformó en algo mas y empezaron a salir formalmente a finales del sexto año, justo después de la ruptura de los príncipes de Slytherin.
Pansy sacó el pergamino que les había dado McGonagall y lo extendió sobre la mesa, llamando la atención de Hermione.
—Muy bien, hagamos esto Granger—colocó el pergamino en medio de las dos para que pudieran leer al mismo tiempo.
—Ok, déjame sacar el mío.
—No es necesario, podemos hechizarlos para convertirlos en pergaminos gemelos, así lo que se escriba en uno automáticamente aparecerá en el otro—explicó—creo que es mucho más fácil que estar escribiendo en ambos. Y podemos trabajar en el mío por ahora.
Hermione reconoció que era una gran idea y se regañó a sí misma por no haber pensado en eso antes.
—Vale, trabajamos con el tuyo entonces.
—¿Qué es eso?—preguntó Tracey
—Es el cuestionario que nos mandó McGonagall, de todo lo que debemos conocer sobre la otra—Pansy los puso en contexto.
—Oh, que divertido. Yo quiero jugar—se sumó Daphne.
—Esto no es un juego Daphne—Pansy la miró como si se le hubiera zafado un tornillo.
—Claro que es un juego, es como “veinte preguntas”—se rió—es un clásico para conocer personas. Solo que en su caso tienen que responder…—busco entre las hojas de pergamino, para descubrir la cantidad de preguntas.
—Son doscientos cincuenta—Hermione decidió ahorrarle el trabajo.
—¿Doscientos cincuenta?—repitieron todos.
—¿En qué estaba pensando McGonagall?—Tracey le arrebató el pergamino a Daphne, para corroborar la información.
—Ese es el detalle, McGonagall no estaba pensando—Hermione respondió con frustración.
Todos la voltearon a ver. Hermione Granger, premio anual, chica perfecta, favorita de todos los profesores y protegida número uno de su jefa de casa, acababa de hacer un mal comentario sobre un profesor.
—Oh, vamos, todos pensaron lo mismo—respondió Hermione.
—Por supuesto que lo pensamos, eso no significa que no sea una sorpresa escucharte decir eso—respondió Blaise.
—Creo que convivir con Pansy ya te está afectando—dijo Tracey.
—Ese no es el punto—respondió la aludida—lo importante aquí, es que no hemos avanzado con esto.
—Vamos Pansy, no puede ser tan complicado. Las primeras preguntas son bastante simples—Daphne estaba leyendo junto a Tracey.
—Exacto, la pregunta número uno es tu nombre completo—Tracey sacó una pluma y anotó el nombre—Pansy Parkinson, obvió.
—¿Cuál es tu nombre completo, Hermione?—preguntó Daphne.
—Hermione Jean Granger—se sintió un poco extraña al revelar información privada al grupo de amigos de Pansy.
—Nombre interesante—pensó—creó que una de mis tías lejanas también se llama Jean.
—¿La que habla con los calderos?—preguntó Blaise.
—No, no, esa es Susan. Hablo de mi otra tía, la que se casó con un político muggle.
—¿En tu familia se casan con muggles?—Hermione se arrepintió en cuanto terminó de hacer la pregunta. Lo que menos necesitaba era una confrontación. Pero Daphe no pareció tomárselo a mal.
—Si, mi familia nunca se ha caracterizado por ser puristas de sangre. Nos fijamos más en otras cualidades, como el poder, el estatus o el dinero—enumeró—En realidad ninguna familia es cien por ciento pura Hermione, todas las familias han tenido que recurrir a matrimonios con muggles en algún momento de la historia..
—Creí que la sangre era demasiado importante para ustedes—se atrevió a decir.
—Para algunas familias lo es, o lo era. Como sabrás los Malfoy siempre han sido demasiado tradicionales en ese aspecto, afortunadamente Draco es mucho más flexible.
—Algo que le debemos agradecer a Narcisa, si me lo preguntas—complementó Tracey.
—Es verdad, Narcisa es una mujer encantadora. Estoy segura de que se llevarían muy bien.
—No lo sé—Blaise se rasco la ceja—sería un poco extraño que la ex de su hijo le presente a su novia actual ¿no creen?
Pansy se atraganto con su jugo en cuanto escucho eso. Hermione se tensó y Daphne solo pudo soltar una carcajada ante el comentario.
—Ellas no son novias—aseguró Millicent con molestia—¿o sí?
—Por supuesto que no—aseguró Hermione—solo somos pareja en este proyecto.
—Novias, madres, esposas ¿qué más da?—Daphne no dejaba de reír—lo importante es que son pareja.
—No somos pareja Daph, solo somos compañeras de equipo—Pansy se estaba empezando a sonrojar. Lo que provocó una carcajada aún mayor en Daphne.
—¿Podemos continuar con las preguntas?—sugirió Hermione
—Oh, sí, seguro—Daphne se limpio una lagrima. Volvió a leer el pergamino y leyó la siguiente pregunta—fecha de cumpleaños.
—Oh, yo me sé esa—respondió Tracey—Pansy cumple años el diez de agosto.
—¿Y tu Hermione?—preguntó Blaise.
—Diecinueve de septiembre
—Vaya, eso fue hace menos de un mes ¿cómo festejaste tu cumpleaños?—Daphne parecía cada vez más interesada.
—Bueno, no hicimos gran cosa—mientras pensaba en cómo responder a esa pregunta empezó a jugar con su servilleta—ese día hubo práctica de Quidditch, y literalmente todos mis amigos están en el equipo…
Hermione no supo como terminar la frase. Siempre recibía obsequios de sus padres y sus amigos, pero no hacían ninguna celebración.
—Vaya, una razón más para patearles el trasero en el siguiente partido—comentó Blaise—sin ofender—sonrió.
—¿Cuál es la siguiente pregunta?—Pansy se aclaró la garganta, para desviar la conversación.
—Casa a la que pertenecen—Tracey empezó a escribir sin esperar respuesta—y después el nombre de sus padres.
—Mi padre se llama Markus y mi madre Eirena, se conocieron en Italia—Pansy decidió dar un poco más de información, para olvidar el momento incómodo—mi padre estudió en Hogwarts y mi madre en Ilvermorny.
—Vaya, no sabía que tu madre era de otro país—Hermione estaba realmente sorprendida.
—Ella nació en Londres, pero pasó gran parte de su vida en Estados Unidos. Después de casarse con mi padre, decidieron viajar por el mundo durante un año y finalmente asentarse en Birmingham.
—Amo escuchar esa historia—el tono soñador en la voz de Daphne, llamó la atención de todos—es tan romántico.
—No existe mejor lugar para enamorarse, que Italia—aseguró Blaise—mi abuelo solía decir que la magia que tiene Italia no la puedes encontrar en ningún otro lado del mundo.
—Mis padres se conocieron en Praga—Wayne habló por primera vez—Y siempre han dicho que no existe mejor ciudad para el amor que esa—se encogió de hombros.
—Bueno, eso solo nos dice que el amor puede surgir en cualquier lugar—finalizó Tracey—cuando menos te lo esperas.
—Oh, y hablando de amor—la sonrisa que se dibujó en los labios de Daphne hizo que Pansy se tensara—Mcgonagall, eres un genio—murmuró
Hermione sabía lo que venía. Había leído el pergamino una docena de veces. Sabía que sería una conversación incómoda, pero nunca creyó que la tendría con cuatro Slytherins y un Hufflepuff.
—Interés amoroso—el brillo en sus ojos solo podía significar una cosa. Peligro.
—Esto se pone interesante—Tracey se acomodó en su asiento y miró fijamente al par de tomates rojos que tenía enfrente. Incluso Wayne dejó de comer.
—Diganme, señoritas—Daphne junto sus manos y entrelazó sus dedos, en gesto de concentración—¿hay algún mago, o bruja, que les haya robado el corazón?
Hermione intentó no mirar hacia la mesa de los tejones, pero su subconsciente la traicionó. Ninguna de las serpientes pasó por alto el gesto. Daphne fue la primera en mirar en la misma dirección.
—Un Hufflepuff—sentenció—interesante…¿Quién será?
Millicent giro los ojos. Hermione se puso un tono más rojo, estaba segura de que podría competir con Ron en ese momento. Y Pansy, bueno, ella solo pudo mirar hacía otro lado.
—No…no es…—el balbuceo de Hermione solo hizo que las serpientes afirmaran su “sospecha”.
—¿Es guapo?—insistió—¿es alguien conocido?
—No creo que sea Ernie o Justin—Wayne empezó a eliminar nombres mientras bajaba los dedos de su mano izquierda—porque ellos ya están saliendo con alguien. Evidentemente no soy yo, así que solo quedan Zacharias Smith y Nicholas Astor—miró a la castaña.
—Nicholas Astor no es. Él está saliendo con una chica de sexto—reveló Daphne—así que solo queda Zach.
—No lo sé. No estoy seguro de que le interesen mucho las chicas—la actuación de Blaise podría llevarse un Oscar. Pansy miró a sus amigos, fingiendo no saber sobre el interés amoroso de Hermione—A menos que sea alguien de sexto…
—O una chica—interrumpió Daphne, con la mejor cara de inocencia que tenía.
Hermione sintió que estaba a punto de desmayarse. Quería que la tierra se la tragara y la escupiera muy lejos de ahí.
—¡Hermione!—gritó Ginny desde la mesa de los leones, haciéndole señas para que se acercará. Hermione no podía estar más feliz.
—Oh, no. Vamos Hermione, no te puedes ir ahora—Blaise la miró con ojos suplicantes. Hermione no pudo evitar reírse.
—Tengo que irme, pero podemos continuar después—prometió.
Hermione se colgó la mochila y tomó un muffin más de la mesa. Pansy tenía razón, eran deliciosos.
—¿Te veo después?—le preguntó a Pansy.
—Seguro. Tenemos clase doble de pociones.
—Cierto, te veo más tarde entonces—se aclaró la garganta antes de despedirse de los demás—gracias por la ayuda. Espero verlos después.
—Seguro Hermione, cuando quieras—respondió Daphne.
Pansy vio a Hermione alejarse en dirección a su mesa. Sonrió cuando la vio mordisquear el muffin que se había llevado, mientras se sentaba junto a Ginny.
El carraspeo de Daphne la hizo salir de sus pensamientos.
—¿Qué?—desvió su mirada cuando se dió cuenta de que había estado mirando a Hermione más de lo necesario.
—Nada, solo que tengo que admitir que McGonagall es realmente brillante —le guiño el ojo, enfatizando la última palabra con un tono divertido.