
La serpiente y el tejón inflable.
La luz tenue se filtraba a través de las gruesas cortinas. El aroma a incienso y hierbas medicinales impregnaba el aire, mezclándose con el olor a pergamino antiguo. Las paredes, de un azul cerúleo, estaban adornadas con esquemas y diagramas del cuerpo humano y plantas mágicas. Algunos de estos esquemas se movían, mostrando los diferentes sistemas del cuerpo en funcionamiento.
Un escritorio de madera dominaba la habitación, cubierto de libros encuadernados en piel, frascos de pociones multicolores e instrumentos médicos de aspecto extraño. Hermione se sintió inquieta en esa oficina. Pansy, por el contrario, parecía bastante entretenida con todo lo que había en ese lugar.
Elsie Tanner, su medimaga, estaba leyendo las notas que se habían agregado a su expediente. Pansy y Hermione compartieron una mirada, convencidas de que esa letra era la de McGonagall.
—Correcto—dejó el pergamino en su escritorio y se acomodó las gafas—así que se metieron en este lío por un castigo.
—Si, algo así—respondió Pansy, sin saber muy bien qué contestar.
—Bueno, entonces tendremos que esforzarnos un poco más para que esto salga bien—les sonrió con complicidad—no queremos que McGonagall se enoje aún más. Es una mujer despiadada.
—¿La conoces?—Pansy se interesó de inmediato.
—Por supuesto, fue mi profesora cuando estudié aquí—les mostró un dije que colgaba de su cuello, una pequeña figura de águila con zafiros incrustados—Ravenclaw.
—Es hermoso—elogió Hermione.
—Gracias. Fue un regalo de mi padre cuando me gradué del colegio. Me ha acompañado desde entonces—sonrió con nostalgia mientras cubría de nuevo el dije con su túnica.
Elsie dejó ir los pensamientos nostálgicos y de inmediato adoptó un semblante profesional pero relajado. Le gustaba mucho trabajar con adolescentes y sabía que este proyecto, a pesar de ser muy extraño, tendría grandes beneficios para la madurez y la responsabilidad de los jóvenes magos.
—Muy bien, ahora hablemos un poco de ustedes. Leí sus expedientes antes de nuestra reunión y tengo que reconocer que estoy sorprendida, ambas son brujas muy interesantes, con excelentes calificaciones y habilidades mágicas excepcionales. Pero—hizo una anotación en su pergamino—parece que no se llevan muy bien ¿quieren que hablemos de eso?
—¿Es necesario?—Pansy se removió en su asiento—Quiero decir, Granger y yo no somos lo que se consideraría amigas, pero podemos trabajar con esto.
—Estoy segura de que es así. Pero sus profesores tienen un concepto muy diferente de ustedes dos. Aparentemente han causado algunos problemas.
—Fue una pequeña pelea en clase—Hermione decidió aclarar el asunto—y somos conscientes de que actuamos imprudentemente. Así que queremos lidiar lo mejor posible con las consecuencias.
Elsie se reclinó en su silla y las miro con diversión. Eran personas muy diferentes, pero parecían trabajar bien juntas, aunque ellas no lo notaran.
—Les voy a ser honesta. McGonagall me ha pedido un informe semanal de ustedes y ha sido muy específica en los aspectos a evaluar. Está convencida de que van a fallar, así que actuar con prudencia ya no será suficiente—se cruzó de brazos—No pretendo que se vuelvan amigas, pero necesitarán unirse realmente para superar esto. Y no lo digo solo por el bebé. Convertirse en madres, aunque sea un proyecto que llegará a su fin, les va a mostrar un panorama que no habían visto hasta ahora. Así que les propongo que seamos claras con lo que pretenden conseguir, porque solo así van a superar esto. Creanme—miró a Pansy—trabajar individualmente solo va a complicar las cosas. Así que hagan un esfuerzo por no ser su propio obstáculo.
Pansy se enderezó en su silla y evaluó a la mujer sentada frente a ella.
—¿Qué recomiendas?
—Una estrategia, por supuesto. Deben tener una coartada en el caso de que tengan algún conflicto y sea imposible ocultarlo. Ustedes ya cuentan con beneficios de casas—revisó los documentos que tenía en su escritorio—además de que el castigo les da ciertas ventajas. Porque pueden saltarse algunas reglas si eso significa comprometerse más con la otra.
—¿Qué clase de ventajas?—Hermione se sumó al interrogatorio.
—Al ser de casas diferentes, tienen libertad de horario siempre y cuando no descuiden sus clases y sea en beneficio de la madre gestante o del bebé. Acceso al baño de prefectos, aunque al ser prefectas ustedes ya contaban con ese beneficio. Salidas a Hogsmeade entre semana y una habitación compartida en cualquiera de sus salas comunes.—Las miro por encima de sus gafas—algo en lo que se deben poner de acuerdo, porque necesito informar a sus respectivos jefes de casa.
—¿Cómo que una habitación compartida? ¿Vamos a dormir juntas?—Hermione miró entre la medimaga y Pansy.
—Es más una necesidad que un premio. Sus compañeros que comparten casa tienen la ventaja de estar dentro del mismo espacio todo el tiempo, así que si requieren del padre o la madre sólo deben cruzar una puerta. Ustedes, por el contrario, deberían recorrer todo el castillo para llamar a la otra.
—Tiene sentido—susurró Hermione.
—Y es mucho mejor estar en un espacio seguro para ustedes tres.
—¿Y por qué tenemos salidas a Hogsmeade entre semana?
—Ese sí es un premio, por entablar relaciones con miembros de otras casas.
—Pero lo nuestro es un castigo, no fue voluntario.
—El profesor Snape y la profesora McGonagall decidieron dejarles ese beneficio. Por su excelente desempeño académico.
—Curioso—Pansy supuso que esto fue más un beneficio de Snape que de McGonagall—Entonces podremos salir del castillo en cualquier momento.
—No, necesitan un justificante emitido por cualquiera de sus profesores o su medimago asignado, es decir, yo—le guiño un ojo—Pero no voy a emitirles un permiso sin una razón válida, o podrían retirarles el beneficio.
—Entendido, las usaremos para lo estrictamente necesario—Hermione le dedicó una mirada de advertencia a Pansy. No necesitaban empezar a quemar cartuchos con alguien que estaba dispuesta a ayudarlas.
—¿Por qué nos quieres ayudar?—Preguntó.
—¿Por qué no lo haría? Son adolescentes y de un día para otro tienen que cuidar a una criatura de treinta centímetros que les va a cambiar la vida completamente. Ser padre o madre te obliga a responsabilizarse por una persona que depende completamente de ti—apoyó sus brazos en el escritorio—El objetivo de este proyecto no es hacerlos sufrir, es mostrarles todos los matices que implica traer a un niño a este mundo. Como todo, tiene sus cosas maravillosas, que les harán enamorarse de la vida y disfrutar de las cosas que antes pasaban desapercibidas. Pero también tiene un lado complicado, que asusta y requiere de mucha valentía y trabajo en equipo.—les sonrío con gesto maternal—Quiero facilitarles el trabajo, no que se sientan atacadas o vigiladas constantemente. Quiero que entiendan que no tienen porqué hacer esto completamente solas.
Pansy relajó los hombros y se pasó las manos por el cabello. Tenía que admitir que en esta ocasión estaba jugando a un juego que desconocía completamente, tener a alguien que pudiera convertirse en su mentor era una ventaja enorme. Por lo general hubiera recurrido a sus amigos o a sus padres, pero los primeros estaban igual de perdidos en este tema y los segundos, bueno, no eran precisamente una opción.
—Está bien—suspiro resignada—¿Qué sigue?
—Tenemos mucho en qué trabajar—la diversión estaba impresa en todo su rostro—Pero antes, voy a explicarles todo lo que necesitan saber sobre este proyecto—les entregó un pergamino con horarios, indicaciones y recomendaciones—A partir del lunes iniciarán con sus clases de maternidad, donde aprenderán los cuidados básicos del embarazo y del cuidado de un bebé. Al finalizar la segunda semana les será entregado un bebé ficticio, el cual tendrán que cuidar durante los siguientes cuatro meses. Tengo que advertirles que aunque los bebés no sean reales, van a actuar como si lo fueran, están programados para crecer y responder a los estímulos de su entorno. Así que si se sienten rechazados pueden enfermar y morir.
—¿No es un poco cruel hacernos pasar por eso?—Hermione interrumpió—Nos están dando una responsabilidad que no queremos y no buscamos. Tenemos que cuidar a un bebé que llegó de la nada a nuestras vidas y si algo le pasa tenemos que hacernos responsables de eso.
—Creo, señorita Granger, que acaba de describir correctamente lo que este proyecto busca concientizar. El objetivo no son los bebés, todo esto se enfoca en ustedes. Descubrir y entender su identidad sexual es fundamental, trabajar en su futuro, en sus metas, están en la edad correcta para descubrir experiencias que los hagan crecer y madurar. Tener un hijo debe ser, siempre, una decisión consciente y responsable. No queremos ser crueles, queremos ser reales.
—¿Y si se enferman de otra cosa?—sugirió Pansy.
—Los muñecos no se pueden enfermar por virus o bacterias, pues no son seres vivos. Solo responden a los estímulos emocionales. En conclusión, solo hay una forma de enfermar a un bebé y es hacerlo sentir como si no lo quisieran.
—¿Y cómo vamos a saber si lo estamos haciendo bien?
—Para eso estamos nosotros. Nuestro trabajo es guiarlos en el proceso. Nadie está realmente preparado para ser padre, no importa la edad que tenga.
—¿Y si nos equivocamos?—la inseguridad de Hermione se hizo presente.
—Oh, pero por supuesto que se van a equivocar, equivocarse es parte fundamental de aprender. Nadie espera que lo hagan perfecto, no se trata de demostrar que son los mejores padres o que tienen a la familia perfecta. Equivocarse no es malo, señorita Granger, es necesario. Lo importante es hacer lo mejor que podemos, cada día.
—Está bien—Hermione se relajó, asintiendo en comprensión—creo que puedo con esto.
—Perfecto—junto las palmas de sus manos—entonces no me queda más que darles las bienvenida, oficialmente, al Programa Oficial de Planeación Familiar y Sexualidad de Hogwarts.
Unos minutos más tarde, Pansy y Hermione estaban bajando las escaleras rumbo al patio principal. Cada una pérdida en sus pensamientos.
—Entonces ¿quieres ir a la biblioteca?—Pansy bajó con gracia los últimos dos escalones que faltaban—solo tengo que recoger unas cosas en mi habitación, pero podemos reunirnos ahí en quince minutos.
—¿A la biblioteca?
—Sí Granger, estoy segura de que conoces el lugar, literalmente vives ahí—giró los ojos—a menos que prefieras trabajar en otro lugar.
—¿Te refieres ahora?—la miró confundida.
—¿Por qué? ¿Tienes planes?
—Tengo una…tengo cosas que hacer—un leve sonrojo apareció en sus mejillas.
—Hum ¿cosas que hacer?—se cruzó de brazos—literalmente hace menos de dos horas me diste un discurso sobre el compromiso y la responsabilidad. Y eres la primera en evadir tus obligaciones.
—No estoy evadiendo mis obligaciones—se detuvo en seco—pero no habíamos hecho planes para trabajar esta tarde.
—No, pero ya escuchaste a Elsie. McGonagall no va a rendirse en su estupido plan de que nos volvamos amigas, nos va a estar vigilando constantemente. Debemos tener una estrategia y trabajar en las interminables preguntas de su cuestionario.
—Lo sé, pero no puedo cancelar esto—dudo un poco—tal vez…podemos ¿podemos hacerlo más tarde?
—¿Más tarde?—arqueó una ceja en señal de desaprobación. La comisura de su boca se torció ligeramente y sus ojos se entrecerraron—Sabes que Granger, haz lo que quieras. No me importa.
—Pansy, por favor…
—No te esfuerces, diviértete en tu cita—Sin esperar una respuesta se giró y empezó a caminar hacia su sala común. Escuchó la voz de Hermione llamándola, pero no tenía tiempo ni ganas para escuchar sus débiles excusas.
H • P • H • P • H • P • H • P • H • P • H • P
Pansy entró a las Tres Escobas, dejando escapar el sonido de las conversaciones y las risas. Mientras se quitaba la capa, observó los tarros de cerveza que levitaban lentamente en el aire para llegar a sus mesas.
—No puedo creer que tuvieras tanta suerte Pans—Daphne se quejó a su lado—A nosotros nos asignaron un medimago de lo más soso. No nos dijo ni la mitad de lo que te dijeron a ti.
—Elsie es una mujer interesante. Creo que entiende este programa de una forma diferente a los demás.
—El mundo necesita más mujeres como ella.
Eligieron una mesa cerca de la barra, seguidas por Blaise, Draco y Astoria que estaban terminando de acomodar sus capas en el perchero de la entrada.
Después de ordenar una ronda de cervezas de mantequilla, se sentaron a disfrutar de la tarde y comentar sobre los acontecimientos de la semana. Pansy se deja llevar por las risas y los chistes malos de sus amigos, riendo a carcajadas de las ocurrencias de Blaise y el drama de Daphne. Incluso Draco parece más relajado que de costumbre.
Una hora más tarde Millicent hizo su aparición con un montón de cajas y bolsas en los brazos.
—¿Qué es eso Milli?—preguntó Astoria, husmeando entre los envoltorios.
—Algunas compras que hice esta tarde. Mi padre me dijo que podía ir de compras este fin de semana sin preocuparme por el dinero. Es como una especie de recompensa por tener que pasar por todo este asunto.
—¿Sigue molesto por el proyecto?—preguntó Daphne mientras leía el resumen de uno de los libros que Millicent había comprado.
—Está furioso. Dice que Dumbledore es el peor director que ha tenido el colegio.
—Bueno, al menos sales ganando. Mi madre solo nos deseo suerte en la carta que recibimos esta tarde.
—Obviamente compre algunas cosas para compartir—sacó grageas y ranas de chocolate de una de las bolsas de papel.
—¡Millicent, eres la mejor!
La puerta de madera se abrió, anunciando la llegada de nuevos clientes. Pansy estaba seleccionando algunas grageas, evitando las que tenían color sospechoso o le daban mala espina, cuando Daphne le dio un codazo.
—¿Qué hace Granger con ella?—señaló en dirección a la puerta. Y ahí estaba Hermione, con cabello despeinado y sus labios hinchados.
—Hum, creo que ese par comparte mucho más que los apuntes de Herbología—Astoria se acomodó en su asiento, con la molestia impresa en su voz.
—Creí que te encargarías de ella—los ojos de Daphne la cuestionaron—no que la arrojarías a sus brazos.
Pansy ignoró los comentarios mientras seguía con la mirada a las chicas que buscaban una mesa libre. Hermione ni siquiera se dio cuenta de su presencia, riéndose de cualquier cosa que le estuvieran diciendo.
—¿Pansy?—Millicent le dedicó una mirada de confusión.
—¿Qué?—respondió cortante.
—¿Estás bien?
—Claro que estoy bien—se escuchó la risa de Hermione a lo lejos.
Pansy se consideraba una mujer paciente, complaciente en muchos casos. Le gustaba dejar que las cosas siguieran sin curso sin intervenir demasiado, solo moviendo algunos hilos cuando era estrictamente necesario. Siempre había sido mucho más flexible que sus amigos o incluso que su propia familia. Pero si había algo que Pansy no toleraba, era la osadía que tenían algunas personas para llevarle la contraría. Y aún menos, que alguien más disfrutara de lo que era suyo.
—Pero creo—sacó un frasco del bolsillo de su pantalón—que debo ocuparme de algunos asuntos.
La sonrisa de Daphne fue inmediata. Incluso Draco pareció emocionarse con el escenario.
—Tengo que admitir que la chica tiene agallas—comentó Blaise—lamentablemente eso no le servirá de mucho.
—Eso le enseñara a no meterse con un Slytherin—confirmó Millicent.
Pansy sacó su varita. No era complicado interceptar una cerveza de mantequilla cuando iba flotando hacía su mesa. Mucho menos ahora, que el bar estaba completamente lleno y con gente caminando por todos lados.
Draco y Astoria se levantaron con el pretexto de ir a buscar algunos bocadillos a la barra, dándoles el tiempo suficiente para secuestrar los tarros llenos del líquido ámbar. Una vez que Pansy vertió la poción, dejó ir el primer vaso.
—¿No piensas mandar el otro?—Millicent la miró con sospecha.
—Claro que sí Milli, pero si los mando al mismo tiempo corremos el riesgo de afectar Granger—señaló hacia la mesa.
Sophie hizo exactamente lo que esperaba que hiciera, ofreciéndole el primer tarro de cerveza a la castaña. Pansy giró los ojos. Una vez que estuvo segura de que Hermione tenía el vaso con el líquido que no había sido alterado, dejó ir el segundo tarro.
Draco y Astoria regresaron en cuanto Pansy guardó su varita. Sabían que la poción tardaría algunos minutos en hacer efecto, así que siguieron con su conversación sin perder de vista a la pareja del fondo. Fue hasta que escucharon como un tarro se rompía al caer al suelo que supieron que había comenzado.
Hermione miró a Sophie con los ojos aterrados. Su cuerpo se había comenzado a inflar de una forma sobrehumana. Las personas a su alrededor empezaron a percatarse de que algo pasaba, algunas brujas empezaron a gritar y de un momento a otro la silla donde había estado sentada Sophie cedió ante la fuerza y se rompió en varios pedazos.
Madame Rosmerta se acercó al escuchar el alboroto, pensando que eran algunos magos imprudentes que estaban demasiado alcoholizados, pero la escena que encontró fue bastante diferente. Para ese punto Sophie había triplicado su tamaño y estaba rodando por el suelo de piedra, incapaz de mover sus extremidades.
Hermione intentó ayudar, pero no podía acercarse lo suficiente, pues el enorme cuerpo de Sophie amenazaba con aplastarla. Algunos magos y brujas intentaron ayudar, lanzando hechizos para disminuir la inflamación o detenerla, pero nada parecía funcionar.
—Scott—Madame Rosmerta gritó cuando una mesa salió volando—envía un patronus de urgencia a Hogwarts. Diles que una de sus alumnas ha sido hechizada.
El chico salió corriendo de la taberna, para enviar el mensaje. El local empezó a vaciarse a medida que el tamaño de Sophie crecía. La gente empezó a arremolinarse alrededor del lugar, intentando ver por la ventana lo que estaba pasando.
Pansy observó la escena desde su mesa. Ninguno de ellos se había movido, observando todo el espectáculo desde primera fila. Era obvio que ningún hechizo serviría para detener el crecimiento de la chica, puesto que había sido provocado por una poción. Y la única forma de detener los efectos de una poción era con un antídoto. Era una regla básica de la magia.
—Salgamos de aquí Pans—le susurro la chica de cabello rubio—antes de que lleguen los profesores.
Cuando iban saliendo, Blaise utilizó el hechizo Accio, para atraer los pedazos del tarro de cerveza donde Sophie había estado bebiendo y los escondió entre su abrigo. Entre menos pruebas dejaran mejor.
H • P • H • P • H • P • H • P • H • P • H • P
Hermione se dejó caer en su cama. El fin de semana había llegado a su fin y había sido una auténtica locura. Pansy la había ignorado durante los últimos dos días, sin responder ninguno de sus mensajes. Había visto a algunos de sus amigos en el Gran Comedor durante el desayuno, pero no tuvo el valor de acercarse a preguntar por ella. Sabía que seguiría molesta.
Aunque Pansy no era la única que la estaba evitando.
Después del desafortunado suceso del sábado por la noche, la profesora McGonagall y el profesor Flitwick habían acudido a las Tres Escobas para rescatar a Sophie. Había sido afectada por una poción infladora, pero nadie tenía idea de dónde podría haberla bebido. Después de revisar los tarros de cerveza, no encontraron rastros de la poción por ningún lado.
Había sido llevada a Hogwarts flotando como un curioso globo que, según Harry, le había traído recuerdos bastante divertidos. Aunque Hermione no le veía nada de divertido a eso. El profesor Snape le había dado el antídoto y poco a poco había recuperado su tamaño normal.
Cuando intentó visitarla el domingo por la mañana se encontró con una persona muy diferente a la noche anterior, Sophie evitaba mirarla y se negó a hablar con ella. Hermione no entendía porque estaba molesta. Quería estar con Sophie, ayudarla de alguna forma, pero ella solo la alejaba.
Así que ahí estaba, acostada en su cama, mirando al techo y preguntándose cómo había terminado en esa situación. Siendo ignorada por las únicas dos mujeres con las que quería hablar en ese momento.
La habitación está oscura y silenciosa, solo iluminada por la tenue luz de la luna que se filtra a través de las cortinas. Poco a poco, la habitación se vuelve más oscura y los sonidos del exterior se desvanecen. Hermione siente como el sueño la envuelve, como una ola suave y cálida que la lleva a un estado de somnolencia.
Se imaginó en un lugar tranquilo y sereno, donde no hay bebés, serpientes enojadas y tejones inflables. Solo paz y descanso. Así es como Hermione se va a dormir esa noche.