Dos Parkinson y Medio

Harry Potter - J. K. Rowling
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Dos Parkinson y Medio
Summary
¿Qué pasaría si Hogwarts implementará un proyecto de paternidad para los estudiantes de sexto y séptimo? ¿Y si los bebés fueran reales? ¿Qué pasaría si Pansy Parkinson y Hermione Granger se vieran obligadas a ser pareja en este proyecto?Hogwarts implementa un proyecto de paternidad para responsabilizar a sus alumnos y promover la hermandad de las casas. Obviamente, nada sale cómo debería.
Note
Esta historia se desarrolla en un universo alternativo donde Voldemort es derrotado en el Ministerio de Magia, durante los eventos narrados en Harry Potter y la Orden del Fénix. A diferencia de la historia original, Dumbledore no muere y Harry, Ron y Hermione terminan su educación en Hogwarts sin mayores problemas, más allá de los típicos avatares de la adolescencia.Se trata de una comedia romántica, por lo que encontrarán mucho humor y drama a lo largo de la trama.Espero que disfruten de la lectura.
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Noticias Inesperadas

La semana había llegado a su fin. Durante el par de días anteriores se habían consolidado las parejas más populares de todo Hogwarts. Después del registro de la pareja formada por  Tracey Davies y Wayne Hopkins, le siguieron otras como Anthony Goldstein y Romilda Vane, algo que sorprendió a muchos ya que en un inicio Anthony había invitado a Pansy Parkinson. Slytherin no se quedó atrás, pues Draco Malfoy y Astoria Greengrass fueron otra de las parejas que nadie esperaba, obteniendo el segundo lugar en la lista de popularidad. Algo que Ginny no se tomó muy bien. 

 

Pero definitivamente, la pareja que nadie veía venir fue la formada por Theodore Nott y Luna Lovegood, que se había registrado el jueves por la tarde. Ni siquiera el profesor Snape estaba listo para ver a la singular pareja entrar a su despacho. 

 

Muchos de los estudiantes que habían fallado en la búsqueda de una pareja, decidieron registrarse con sus jefes de casa, para que pudieran encontrar a una persona adecuada para ellos. A Hermione le recordó mucho al proceso de selección del cáliz de fuego, pero este no evaluaba el coraje de los estudiantes, si no que analizaba su personalidad para encontrar al candidato perfecto. Todas esas parejas se darían a conocer después de la cena.

 

Hermione estaba leyendo tranquilamente en uno de los cómodos sillones de la biblioteca. Ese era uno de sus lugares favoritos para leer, un espacio escondido en el ala oeste del recinto, alejada de todos los demás, en completa calma. Un enorme ventanal proporcionaba luz natural, por lo que podía perderse por horas entre las páginas de cualquier historia, desde las primeras horas del amanecer, hasta los últimos rayos anaranjados del día. 

 

Escucho un par de pasos acercándose desde el pasillo. Esperó un poco, pero al ver que nadie se asomaba, asumió que era un alumno perdido entre el laberinto de libros y pergaminos. Justo cuando estaba a punto de continuar con su lectura, apareció una chica de ojos cafés. 

 

—¡Sophie! Hola.

—Hola Hermione, espero no interrumpir—su rostro se iluminó en cuanto vió a la castaña.

—Para nada, solo me sorprendió verte aquí. No sabía que visitabas esta parte de la biblioteca, pocas personas la ubican. 

—En realidad jamás había estado por estos pasillos—tomó asiento en uno de los sillones. Parecía nerviosa y Hermione no entendía porque—en realidad, Ginny fue la que me dijo donde podía encontrarte, espero que no te molestes con ella por decirme, fui yo la que le insistió mucho.

—Claro que no, no es ningún secreto—Hermione le sonrió para reforzar su punto—¿Querías hablar de algo? 

—¡Si!—dijo con demasiado entusiasmo—quiero decir, si, me gustaría hablar contigo de algo ¿si te parece bien?

—Si, por supuesto—Hermione cerró su libro y lo colocó sobre sus piernas, lista para escuchar lo que Sophie tuviera que decir. 

—¡Genial! Bueno, yo…—se pasó los dedos por el cabello—ya había practicado esto, no debería ser tan difícil—dijo en voz baja. Hermione apenas y la escucho. 

—Hey, está bien—Hermione quería decirle que no debía sentirse así y que ella la escucharía atentamente. Pero no alcanzó a decirlo, ya que Sophie la interrumpió. 

—Hermione ¿quieres ser mi pareja para el proyecto de los bebés? Me encantaría que fueras la otra mamá de mi hijo.

 

Hermione se quedó helada. No se había planteado la posibilidad de hacer el proyecto con una chica, aunque sabía que habría algunas parejas homoparentales, nunca contempló esa posibilidad. Pero ahora, con Sophie sonriéndole de esa forma, no se le hacía una mala idea. El estómago de Hermione se sintió extraño, como si pequeñas mariposas volaran entusiasmadas. Y al darse cuenta, solo logró que su cerebro colapsara.   

 

—No debes aceptar si no quieres—Sophie decidió romper el silencio—solo que, me gustas mucho Hermione y no existe otra persona con la que quiera hacer este proyecto más que contigo. Y sé que es extraño que te lo diga así, pero no quería dejar pasar esta oportunidad. —respiró profundamente antes de continuar—Pero quiero que sepas que aunque me digas que no, nuestra amistad no se verá afectada. Me gustas mucho y quiero seguir compartiendo momentos contigo—con un movimiento suave tomó la mano de la castaña, entrelazando sus dedos.

 

Hermione miró sus manos entrelazadas. Sophie estaba sudando un poco, pero se sentía cálida, agradable. Mil pensamientos estaban surgiendo en su mente, sus emociones empujando al límite. Así que cuando Hermione levantó la mirada, no pudo evitar perderse en los ojos de la otra chica ¿desde cuándo Sophie era tan linda? 

 

Sophie le sonrió, esperando pacientemente por una respuesta. Y Hermione no pudo evitar mirar sus labios ¿qué tan suaves serían? El asalto de este pensamiento la hizo retroceder un poco ¿en qué carajos estaba pensando?

 

—No tienes que responder ahora—Sophie se puso de pie. Y sin pensarlo mucho depositó un beso en la mejilla de Hermione—solo piénsalo ¿ok?

 

Hermione afirmó con un movimiento de cabeza. Sin saber qué más decir. Afortunadamente no fue necesario, porque después de una última sonrisa y un rápido asentimiento, Sophie salió tan rápido como había llegado. 

 

Un par de horas más tarde, Hermione salió de la biblioteca con una decisión en mente y con un nuevo descubrimiento sobre sí misma, que no le desagrado ni un poco. Sintió la adrenalina correr por su venas, fue como ver la luz después de un largo tiempo de oscuridad, como si cada pieza de sí misma hiciera clic. Brinco algunos escalones y saludo a más de un retrato en su camino al gran comedor, incluso podría bailar allí mismo. Estaba feliz. 



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Harry estaba sentado en la larga mesa de madera mientras picaba algunos bocadillos. A su lado Ginny,  sostenía su mano mientras terminaba de revisar sus apuntes de Astronomía. Frente a ellos, Ron devoraba una enorme pieza de pollo mientras se quejaba por quinta vez en los últimos treinta minutos.

 

—No puedo creer que me dijera que no. Se supone que nadie rechaza a los jugadores de Quidditch—dejo la pieza de pollo sobre su plato, mientras se servía algunas patatas extras—Ni siquiera me dejó empezar.

 

Ginny giró los ojos mientras escuchaba el berrinche de su hermano. Harper Byrne, había rechazado al pelirrojo desde el momento en el que abrió la boca, diciéndole que no estaba interesada. Y todos sabían que el rechazo era algo con lo que Ron no sabía lidiar. 

 

—Además aún no tiene pareja, me asegure de preguntarle a Lavender esta mañana —resopló con frustración—y estuvo coqueteando conmigo en clase de adivinación.

 

Harry tosió un poco—Bueno, en realidad solo te pidió que le pasaras uno de los cojines Ron, no sé si llamaría coquetear a eso.

 

—Es que tú no viste la forma en que me miro Harry. Su mano hizo contacto con la mía cuando tomó el cojín, esa es la forma de coquetear de las chicas, estoy seguro. 

 

Harry miró a su novia, que había dado por perdido a su hermano desde hace media hora. Ella simplemente se encogió de hombros mientras le robaba una papa frita y hacía anotaciones en su pergamino. 

 

Hermione llegó con una enorme sonrisa grabada en su rostro. Saludo a sus amigos mientras se servía jugo de calabaza y buscaba alguna pieza de pollo que no hubiera sido manoseada por Ron.

 

—¿Dónde estuviste toda la mañana Hermione?—preguntó el pelirrojo, sin preocuparse en ocultar su molestia.

—Estuve en la biblioteca, leyendo un poco—ignoró el tono mordaz de su amigo, estaba demasiado feliz como para permitir que Ron arruinara su momento.

—Creí que vendrías al entrenamiento de Quidditch, siempre lo haces—respondió el chico antes de regresar a su comida. 

—Hoy no tenía ganas de estar sentada durante tres horas en las gradas mientras ustedes practicaban. Además Luna no estaría allí, así que no podría pasar el tiempo con ella. 

—Pero podrías verme a mi—atajó el pelirrojo como si fuera lo más obvio del mundo.

 

Hermione lo miró con sospecha. Harry y Ginny estaban con la boca abierta. Todos sabían que Ron solo buscaba la atención de Hermione cuando perdía el interés en alguien más. Como si supiera que ella siempre estaría esperando por él. Y tanto Harry como Ginny sabían que su amiga ya estaba harta de eso. 

 

—Bueno, seguro que Hermione tiene mejores cosas que hacer que verte hacer el ridículo en la escoba Ronald—atajó su hermana, intentando desviar el tema—así que déjala en paz. 

—¡Oye!—señalando a su hermana con una pierna de pollo—no hice el ridículo. Solo estaba un poco entumecido de los brazos, por el frío. 

 

Los amigos se rieron de la justificación del pelirrojo, enfrascándose de lleno en una conversación detallada sobre la práctica de esa mañana y el siguiente partido contra Ravenclaw. Hermione pronto se distrajo de la conversación, era un caso perdido intentar seguirles el ritmo. Así que sacó su covenparch y le escribió un mensaje a Sophie. 

 

“Hey, tengo una respuesta.

¿Te parece si nos vemos antes de la cena en el patio central?”

 

Hermione envió el mensaje y dejó que una sonrisa se dibujara en su rostro. Cuando levantó la mirada, se cruzó con los ojos azules de su amiga, que la analizaba con detenimiento. Hermione sintió que un rubor cubría su cara. Intento decir algo, cualquier cosa que evitará que la audaz mente de Ginny empezará a sospechar. 

 

—¿A quién le escribes?—fue Ron el que preguntó—¿y por qué sonríes tanto?

 

Hermione se sonrojó aún más.

 

—Estoy hablando con alguien—enrollo su pergamino y lo metió en la mochila.

—¿Cómo que hablando con alguien? ¿con quién?

 

Hermione miró a Harry, que le dedicó una sonrisa de disculpa. Sabía que él siempre justificaba la actitud de Ron, argumentando que era una persona muy apasionada y que no se daba cuenta cuando cruzaba algunos límites. No lo podía culpar, ella también solía hacerlo. 

 

—Con mi pareja para el proyecto—soltó sin preámbulos—necesitamos ponernos de acuerdo sobre algunas cosas. 

 

La primera en salir de la sorpresa fue Ginny, que de inmediato soltó un grito de emoción y la miró con el auténtico orgullo Weasley.

 

—¡Por Morgana! ¿Quién fue el afortunado Hermione?—sus ojos brillaban con anticipación—¿si fue el misterioso chico de Hufflepuff?

—Bueno, hay un pequeño detalle al respecto—se sonrojo, no sabía cómo decirles que en realidad no era un chico. 

—Eso es genial Hermione, no sabía que ya tenías pareja para el proyecto—Harry le sonrió.

—En realidad no me lo esperaba. Hablamos hoy en…

—La biblioteca—Ron finalizó la frase por ella—¿no es así? Ahí es dónde estuviste metida toda la mañana hablando con tu nuevo amigo—Ron la miró con molestia—nos mentiste. 

—¿Mentirles?

—Dijiste que habías estado leyendo, cuando en realidad estuviste con él—las palabras del pelirrojo estaban llenas de reproche. 

—Estuve leyendo en la biblioteca Ron, no tengo porque mentirles. La invitación vino después y decidí aceptarla—su tono era bajo pero firme—Y no entiendo tu molestia, yo puedo hacer lo que quiera con mi tiempo. 

—¿Quién es?—Ron exigió saber.

—¿Por qué te importa saber eso?

—Porque me cambiaste Hermione. Quería que fueras mi pareja para este proyecto, pensaba invitarte…

—¿A sí? ¿cuándo?—la ironía de Hermione sorprendió a su amigo—Dime cuando Ron ¿después de que Harper te rechazó? ¿Después de qué me pediste consejo para invitarla al proyecto? ¿Cómo tu último recurso?—Ron puso los ojos en blanco, lo que enfureció más a Hermione. 

—No eres mi último recurso Hermione.

—Tienes razón Ron, no lo soy. Porque para serlo, primero deberías tener alguna oportunidad conmigo—sus palabras fueron crueles, pero necesarias.

 

Sus amigos la miraron con asombro. Durante unos segundos nadie dijo nada.

 

—¿Qué quieres decir con eso?—Ron la miró con el ceño fruncido. 

—Pues que no planeaba hacer este proyecto contigo Ron—mintió—las cosas han cambiado. Tú elegiste tu camino y yo el mío. 

—¿Qué ha cambiado? ¿De qué hablas Hermione? 

—No entiendo porque haces esto Ron. Es obvio que a ti te interesan otras personas,  pero cuando ves que yo estoy siguiendo mi camino vuelves. Se honesto, querías hacer esto con Harper no conmigo—Hermione suspiro—Yo no soy un premio de consolación al que puedes recurrir cada vez que te rechazan.

 

Ginny escuchó en silencio. Aunque quería a su hermano, sabía que necesitaba escuchar esas palabras, había abusado del cariño de su amiga a su conveniencia durante años, algo que ella nunca consideró justo. Pero sabía que Hermione tenía que romper con él ella sola. Su hermano era egoísta y ella no merecía a alguien así. 

 

—Pero, Hermione, no me puedes dejar solo—la desesperación en el rostro de Ron era evidente—tú y yo hacemos una gran pareja, aun podemos tener un bebé juntos. 

—Yo ya tengo una pareja, Ron. Y aunque no fuera así, yo necesito a alguien que me respalde, que me ayude a cuidar correctamente de ese bebé. Alguien al que no tenga que estar persiguiendo para cumplir con sus responsabilidades. 

 

La expresión de Ron se endureció y soltó un bufido de indignación. 

 

—¿Y tu nuevo amigo si es alguien en quién puedes confiar?—se burló—¿crees que solo porque se fijó en ti ya es una gran persona? 

—Ron—esta vez fue Harry el que decidió intervenir—creo que…

—Si Ron, ella—puntualizó—es una gran persona. Es amable, atenta y quiere estar conmigo, no solo para que le ayude con los trabajos, sino porque le gusto—Hermione decidió ignorar la cara de asombro del pelirrojo y miró a sus otros dos amigos—y creo que ella también me gusta.

 

Ginny fue la primera en armar el rompecabezas. Ella ya se había dado cuenta de que Sophie Crowdy estaba un poco enamorada de Hermione, pero la castaña no era muy hábil en detectar los sentimientos que generaba en otras personas. Así que cuando Sophie se acercó esta mañana para preguntarle dónde podría encontrar a su amiga, nunca pensó que sería para declararse. 

 

—¡Por Morgana! Estoy tan feliz por ti Herms—Ginny le sonrió—estoy segura de que tú y Sophie harán una hermosa pareja.

 

Hermione se sorprendió un poco de que Ginny descubriera la verdad tan pronto. Pero ella siempre había sido muy perspicaz con eso, así que solo se dejó llevar. 

 

—Eso espero—se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja—creo que este proyecto trajo más sorpresas de lo que esperaba. 

 

Ron se levantó de la mesa y salió del gran comedor con evidente indignación, empujando a todo aquel que se cruzara en su camino. Los tres chicos lo miraron con expresiones de cansancio. 

 

—Ya se le pasará—Harry la miró con una enorme sonrisa—pero quiero que sepas que estoy muy feliz por ti Herms. No importa lo que decidas, siempre te apoyaremos.

 

Hermione se dejó inundar por ese sentimiento de felicidad. Dejó caer la última columna que sostenía el enamoramiento que tuvo por Ron durante años. Contrario a lo que pudiera esperar, no se sintió como una pérdida, porque seguirán siendo amigos. Pero ya no estaría atada por un sentimiento que no la dejaba avanzar.  

 

Respecto a Sophie, aún no sabía que podría significar todo esto, pero estaba dispuesta a descubrirlo poco a poco. Aunque supuso que esa sensación de euforia que no la abandonaba, debía ser una buena señal. 




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El techo abovedado se impone en la altura, mientras la luz natural entra por los enormes ventanales. Distribuidas por todo el lugar hay diversas jaulas y estanterías, que resguardan una gran variedad de animales y objetos mágicos. 

 

En el centro, una docena de flamencos rosas caminan tranquilamente ignorando a todos. Los alumnos repiten el hechizo, casi como un mantra, concentrados en su tarea. La profesora McGonagall evalúa minuciosamente el movimiento de muñeca y la pronunciación de sus alumnos. La transformación de objetos y seres vivos, siempre había sido un reto para los jóvenes magos y más cuando sus mentes no estaban concentradas en la tarea a realizar. 

 

Pansy Parkinson dio un par de pasos lentos. Su concentración era palpable. Había estado cerca de transformar al bulto de plumas que tenía enfrente, pero por alguna razón que no entendía, el animal parecía resistirse. Eso estaba empezando a molestarla. 

 

Uno de los grandes retos de transformar flamencos, es que eran animales que podrían causar un alboroto a la menor provocación, por lo que debían de ser discretos, dóciles con sus movimientos y precisos con el hechizo. Un movimiento descuidado podía hacer que todos los animales volaran o atacaran a los presentes. Es por eso que odiaba tener que compartir esta clase con los de Gryffindor y con el torpe de Neville Longbottom,

 

Se sacudió los pensamientos distractores y miró al ave, que había decidido mirarla con indiferencia. Parecía estar a la expectativa, dudando de su capacidad de lograr algo más que solo un poco de brillo en su plumas. Pansy sabía que esa era su señal. Nadie subestima a un Parkinson. 

 

Se permitió sentir cómo la magia recorrió su brazo y se deslizó cómodamente por la madera que sostenía. La punta de su varita se iluminó con un resplandor lavanda. Y justo cuando se sintió triunfar, alguien golpeó su costado y le hizo desviar el hechizo.  

 

El rayo salió disparado hacia una de las jaulas que flotaban por la habitación. La criatura que se encontraba dentro profirió un grito de dolor. Los flamencos corrieron despavoridos y algunos se levantaron en vuelo chocando con otras jaulas y rompiendo algunas estanterías. Parkinson miró la escena con pánico. 

 

El imprudente de Weasley intentó detener a una de las aves sujetándola del cuello. Bruto. Esto solo ocasionó que el flamenco lo atacará con furia. Harry trató de defender a su amigo lanzando algunos libros a la ruidosa bestia. 

 

Daphne lanzó un hechizo para evitar que un grupo de copas de cristal, que Pansy estaba segura que en realidad eran ratones, cayeran al suelo. Y Dean Thomas intentaba quitarse de la cabeza a la feroz criatura que había sido golpeada con el primer hechizo.

 

En un intento de esquivar una de las jaulas que caían Parkinson chocó de nuevo con alguien.

 

—Fuera de mi camino…— y ahí estaba, el nido de pájaros andante—¡Granger!

 

Hermione la miró con disgusto. Un leve sonrojo se dibujaba en sus mejillas.

 

—¡Fuiste tú, rata de biblioteca!—todo hizo clic en la mente de Pansy. Granger había estado practicando muy cerca de ella, así que seguramente fue la persona que la empujo. Ella desvió el hechizo. 

—No me culpes de tu falta de talento Parkinson—refutó la castaña con furia.

—¡Mi hechizo era perfecto! Hasta que tú lo arruinaste—la miró con desdén— con tu ineptitud…

 

Hermione no permitiría que Parkinson le hablara así. Ya estaba harta de sus humillaciones. Esta vez, le demostraría a esa niña mimada lo que era capaz de hacer.

 

—¡Depulso!– atacó la castaña, fallando por muy poco.

 

Pansy la miró sorprendida. Pero su asombro se transformó en enojo cuando se dió cuenta de lo que había pasado. En ese momento Hermione entendió que no había marcha atrás. 

 

—¡Gusarajus!— respondió Parkinson con un movimiento rápido de su varita—te vas a arrepentir Granger. 

 

Hermione desvió el hechizo y contraatacó derribando una torre de jaulas vacías que se encontraban a espaldas de Pansy—¡Descendo!

 

Parkinson saltó, evitando la avalancha que provocó un estruendo al caer al suelo. Para ese momento los estudiantes que habían estado concentrados en el alboroto se dieron cuenta que se estaba desarrollando un duelo entre las chicas. 

 

—¡Everte statum!—esta vez el hechizo impacto a Hermione, provocando que cayera al suelo y rompiera las copas que Daphne había salvado minutos antes.

—¡Hermione!—gritaron Potter y Weasley al mismo tiempo. 

 

El coraje de Hermione aumentó. Se había descuidado por un momento y ahora estaba en el suelo, viendo esa sonrisa de satisfacción en la cara de Parkinson—¡Furnunculus!

 

—¡Pansy, cuidado!—Daphne empuñó su varita, en un intento de proteger a su amiga. 

—¡Ya basta!—con una impresionante demostración de magia, la profesora McGonagall detuvo el hechizo de la castaña justo antes de impactar en el rostro de Parkinson y transformó a todas las furiosas aves en percheros, tazas, cafeteras y diversos objetos que flotaron tranquilamente en el aire.

 

El aula se quedó en silencio. 

 

—¿Qué clase de comportamiento es este?—exigió la profesora mientras observaba al grupo de adolescentes. Todas las miradas se dirigieron a Pansy y Hermione.

—No fue mi culpa, ella me atacó primero—se defendió Parkinson levantándose del suelo.

—Porque tú me insultaste Parkinson—imitó los movimientos de su compañera—no es mi culpa que no mires por dónde vas. 

—Fuiste tú y tu torpeza de troll quienes provocaron todo este desastre para empezar—Pansy miró a la profesora y señaló con desdén a Hermione—ella fue quien desvió mi hechizo hacia las jaulas. Seguramente no pudo soportar ver que lo lograría antes que ella.

 

Hermione la fulminó con la mirada, ella no lo había hecho a propósito. Neville la había pisado sin querer y eso hizo que tropezará—Fue un accidente. 

 

—¡Silencio! Esto solo demuestra lo infantiles que son ustedes dos. No puedo creer que dos prefectas tengan este comportamiento en mi salón de clases. Esperaba mucho más de ustedes. Veinte puntos menos por cada una, como consecuencia de su total falta de juicio.– McGonagall las miro con una profunda decepción. 

 

Hermione se sintió apaleada ¿en qué estaba pensando? Había tenido un duelo el medio de la clase y había perdido veinte puntos justo cuando más los necesitaban.

 

—En cuanto a todos los demás, se comportan como un grupo de babuinos salvajes, corriendo por todos lados y destruyendo el salón con su imprudencia. Diez puntos menos por cada casa. Además de que van a limpiar todo el desastre que hicieron. Sin magia—puntualizó. 

—Señoritas—regresó su atención a sus alumnas—tomen sus cosas y síganme. Aún tenemos que discutir su castigo. 




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Hermione y Pansy se encontraban en la oficina de la subdirectora. No se habían dirigido la palabra desde que salieron de la clase. Hermione se sentía más miserable con cada minuto que pasaba. Solo podía pensar en lo que les costaría recuperarse de los puntos que habían perdido esa tarde. 

 

Pansy, por el contrario, estaba eufórica. Había hecho polvo a la rata de biblioteca en un duelo. Bueno, en realidad solo la había derribado, pero ella se sentía como si hubiera enfrentado y vencido al mismísimo Voldemort.

 

McGonagall entró unos minutos después, seguida de Snape. Cuando Pansy vio a su jefe de casa, supo que estaba perdida. 

 

—Señoritas. El profesor Snape y yo, hemos evaluado su comportamiento de esta tarde y después de hablarlo con el director, hemos definido su castigo. 

 

Colocó un par de pergaminos en la mesa. Hermione los miró con desconfianza, como si una enorme araña pudiera salir de ellos en cualquier momento. 

 

—¿Qué? ¿Tendremos que escribir un ensayo?—preguntó Pansy con escepticismo. 

 

—Sugiero—se escuchó la voz de Snape, apenas en un susurro—señorita Parkinson, que guarde silencio. Su irreverencia es lo que la trajo hasta aquí, y no pienso tolerar ningún otro desacato a partir de ahora— aunque su mirada estaba fija en Pansy, Hermione supo que también se dirigía a ella. 

 

—Respondiendo a su pregunta—McGonagall continuó con severidad—no es un ensayo lo que deberán realizar. Se trata de un examen, sobre su compañera—Hermione sintió que un hipogrifo pateaba furioso en su estómago—Durante los próximos meses, ustedes dos aprenderán a llevarse bien, se tratarán con respeto y no participarán en ninguna pelea dentro del colegio. No voy a sugerir el tipo de convivencia que deben de llevar a cabo, pero sí les informo que reunirse en la biblioteca a responder las preguntas no les servirá de nada. Esta actividad exige una verdadera relación de colaboración y fraternidad; descubrirán que algunas preguntas requieren de actividades específicas para obtener la respuesta. Confío en la notable inteligencia de ambas, para que puedan encontrar los métodos adecuados—los ojos de McGonagall evaluaron a las dos chicas frente a ella—En los pergaminos frente a ustedes está la información que tienen que aprender sobre su compañera. Yo misma realizare las preguntas que considere necesarias para saber si su convivencia fue real.

 

—Con todo respeto, profesora—puntualizó Pansy, sin mirar a su jefe de casa—nos está pidiendo algo imposible. Es insoportable, mandona, no tiene vida social además del par de bobos que la siguen a todos lados y su tema de conversación más relevante es la lista de los temas que vendrán en los exámenes. No existe nada en común entre Granger y yo.

 

Hermione la miró con indignación. El temario de los exámenes era de suma importancia. Fuera de eso, podía estar de acuerdo con Parkinson, no tenían nada en común. 

 

—No puede afirmar que no tienen nada en común, si aún no se da el tiempo de conocerla, señorita Parkinson— refutó la profesora. 

—No me interesa aprender nada de ella—las palabras de Pansy fueron tajantes. Hermione no pudo evitar sentirse herida. 

—Créeme Parkinson, el sentimiento es mutuo—contraataco la castaña con desagrado en su voz. 

—Es una lástima que piensen eso—respondió Snape, sonriendo con burla—de la futura madre de su hijo. 

 

La oficina se sumió en un profundo silencio. Hermione podría jurar que en ese preciso instante se detuvo la tierra y se congeló el infierno. Era eso, o se encontraba en una pesadilla. En la pesadilla más irónica y cruel que podría haber construido su mente. 

 

—¿Madr…? ¿Cómo qué…? ¿Granger?—Pansy balbuceo sin poder formar una frase completa. Su mirada viajaba entre las dos figuras paradas frente a ella. 

—Así es, señorita Parkinson. Será la pareja de la señorita Granger para el proyecto de maternidad del colegio. Y al ser parte de un castigo, serán evaluadas con mucho más precisión que sus compañeros.

—¿Qué?—soltó Hermione, con el pánico grabado en su rostro. 

 

McGonagall la miró con cansancio, como si hubiera esperado esa respuesta. 

 

—¿Algún problema señorita Granger?

—¡No voy a tener un hijo con Parkinson!—Hermione estaba perdiendo el control, esto debía ser una puta broma—no pueden emparejarme con una persona que piensa que valgo menos que el estiércol y que solo piensa en cómo combinar correctamente los diferentes tipos de verde que existen. Además—la mente de Hermione trabajaba a mil por hora, tenía que encontrar algo, lo que fuera, para evitar esto—además, ella, ella…ella me odia.

—Y justamente es por ese odio irracional que sienten por la otra, que deben aprender a convivir de forma civilizada. En alguna debe caber la prudencia. 

—Pero ella es la que empieza todos los conflictos, profesora. 

—Deja de acusarme a mí de todo Granger—Pansy había salido de su sorpresa y estaba lista para defenderse—no deberíamos tener ningún conflicto si te ocuparas de tus asuntos y me dejaras trabajar en mis cosas. 

—Lo de hoy fue un accidente Parkinson—la mirada de Hermione era furiosa. 

—Pues no escuche una disculpa de tu parte Granger.

—¡Jamás me disculparía contigo!

 

Hermione, se había levantado de su silla en medio de su arranque y señalaba a Parkinson como si le hubiera hecho el mayor insulto de su vida.

 

—¡Ya basta Granger!—McGonagall habló con severidad—Esto no es un premio para ninguna de las dos. El colegio se ha esforzado mucho en generar un ambiente de unidad para que todos se lleven bien, pero ustedes dos—las señaló con un dedo acusador—se han empeñado en discutir cada vez que pueden. Van a trabajar juntas en este proyecto, van a cuidar de ese bebé con responsabilidad, aprenderán a llevarse bien y van a presentar su examen de amistad. Y esa es mi última palabra. 

 

Veinte minutos después, Hermione estaba caminando hacia su sala común. Las palabras de McGonagall estaban dando vueltas en su cabeza. Odiaba este estúpido proyecto, odiaba a Parkinson por haber causado todo este alboroto y odiaba tener que convivir con ella. 

 

Recapitulo todos los acontecimientos de la semana. Primero la noticia sobre este estupido proyecto, después la indiferencia de Ron para que fueran pareja. La confusión con Theo. El misterioso Hufflepuff que quería invitarla a salir. La invitación de Sophie. La discusión con Ron. Y ahora, el tormento que tendría que pasar al ser pareja de Pansy “insoportable sangre pura” Parkinson.

 

Tendría un hijo con Parkinson.

 

Hermione sintió como un hipogrifo pateaba furioso en su estómago, impotente, letal. Tendría que pasar todo el proceso del embarazo y la maternidad con una de las personas más insoportables del colegio. Y además tendría que presentar un examen de conocimientos sobre la “futura madre de su hijo”.

 

Hermione desenrolló el pergamino que traía en la mano, el que les había dado McGonagall con la información que debían aprender sobre la otra. Y mientras caminaba como un condenado a la horca, se puso a leer detenidamente la lista. 



APPDA

Ejercicio de afecto personal, puro y desinteresado 

para forjar lazos de amistad. 

 

Prueba aplicada por la profesora Minerva Mcgonagall

Alumnos a evaluar: Hermione J. Granger y Pansy Parkinson

 

Instrucciones

La prueba consiste en tres niveles de conocimiento. 

El primer nivel, recopila información básica de cada individuo.

El segundo nivel, consiste en actividades en pareja, para poder forjar 

lazos de amistad y generar recuerdos en conjunto.

El tercer nivel fusiona los conocimientos de cada participante, así 

como prácticas en conjunto.

 

Nivel I

 

Información básica de cada individuo:

 

Nombre

Fecha de cumpleaños

Casa a la que pertenece

Nombre de sus padres

Interés amoroso

Equipo favorito de Quidditch

Asignatura favorita

 

Hermione se detuvo en medio del pasillo con una pregunta resonando en su cabeza ¿desde cuándo saber el equipo favorito de Quidditch de una persona, se consideraba información básica? 

 

Ella conocía parte de la información de la lista, así que solo tendría que descubrir el nombre de los padres de Parkinson y su equipo favorito de Quidditch. Aunque por mucho tiempo Malfoy había sido su interés amoroso, después de su ruptura no sabía si existía alguien más con quien estuviera interesada en salir. 

 

¡Por Merlin! esto sería agotador. Si alguien le hubiera dicho esta mañana, que terminaría el día preguntándose sobre cuándo sería el cumpleaños de Pansy y cuál es su asignatura favorita, le diría que estaba completamente loco.  

 

Cuando llegó a la entrada de su sala común, sintió que todo su mundo se desmoronaba. Respiró varías veces intentando tranquilizarse y esperó a  que el cuadro de la Dama Gorda se abriera. Con una última respiración entro. 

 

—¡Hermione!—la primera en correr a abrazarla fue Ginny, con la preocupación impresa en su rostro—¿qué pasó? Harry me contó sobre tu pelea con Parkinson—sus ojos la evaluaron para asegurarse que no estaba herida—¿estás bien? ¿te hizo algo? 

—¡Hermione!—Harry fue el siguiente en acercarse, seguido del pelirrojo—¿qué te pasa? Estás pálida.

 

Poco a poco se fueron juntando más personas a su alrededor. Podía ver una mezcla de confusión y emoción en sus miradas. Estaba segura de que muchos de ellos estaban impresionados con el duelo de la tarde, pero también sabían que el castigo de McGonagall sería implacable. Cuanta razón tenían. 

 

Y así sin más, lo soltó.

 

—Parkinson y yo vamos a tener un hijo.

 

Hermione lo vio. Ese microsegundo en el que la confusión le da paso al entendimiento. Pudo ver como cada mirada se desfiguro al entender la dimensión del castigo. Así que no le sorprendió cuando al unísono escuchó un fuerte y claro…

 

—¡¿Qué?!



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Para la hora de la cena todo el colegio ya sabía sobre la nueva pareja. En su camino al gran comedor, Hermione, pudo distinguir las miradas descaradas y nada discretas de todos con los que se cruzaba. Harry y Ginny la seguían en completo silencio, sin saber qué más decir.

 

Sabía que su nombre y el de Parkinson ya se habían agregado al blog de Gossip Witch. Ginny le había comentado que todos estaban hablando sobre ellas, superando el chisme entre Tracey Davies y Wayne Hopkins. Sin querer, de un momento a otro se habían convertido en la cuarta pareja más popular. 

 

Hermione no quería ser popular. Y mucho menos quería ser reconocida como la pareja de Parkinson. Ella solo quería terminar este proyecto sin ningún contratiempo para poder prepararse para sus exámenes finales. Lo cual ahora no solo parecía complicado, era prácticamente imposible. 

 

Una vez que cada estudiante estuvo sentado y la comida había aparecido en un parpadeo, Albus Dumbledore se puso de pie y llamó la atención de todos con el sonido de su copa. 

 

La mesa de los profesores se había ampliado. Alojando a un grupo nuevo de personas que conversaban animadamente entre sí. 

 

—Me gustaría hacer algunos avisos antes de dejarlos disfrutar de su cena—la sonrisa de Dumbledore era cálida—Nuestra primera semana del proyecto ha llegado a su fin, agradezco la participación de cada uno de ustedes, así como la de los profesores y el personal de la escuela. Para aquellas personas que se registraron con sus jefes de casa, la lista de las parejas asignadas ya está disponible en la pizarra de anuncios afuera del comedor. Una vez que terminen, pueden pasar a revisar los resultados. 

 

Un murmullo de anticipación se dejó escuchar por todo el lugar. Nadie confiaba en el juicio de los profesores para formar parejas, Hermione lo notó cuando un gran número de estudiantes miraron entre su dirección y la mesa de las serpientes. Si los profesores eran capaces de juntar a dos estudiantes tan diferentes, podían esperar cualquier cosa. 

 

—También me gustaría darles la bienvenida al escuadrón de medimagos especialistas de San Mungo, que se encuentran con nosotros esta noche y que vivirán en el castillo mientras dure el proyecto—Dumbledore señaló al grupo de jóvenes que estaban sentados en la mesa detrás de él—Ellos serán los encargados de impartir los cursos de sexualidad, maternidad y psicología, así como de revisar la salud de los bebés, una vez que nazcan. Les pido que los recibamos con un fuerte aplauso, por la noble tarea que realizarán en los siguientes meses. 

 

El aplauso fue torpe, nadie sabía cómo sentirse con la presencia de los medimagos. La mayoría eran jóvenes magos y brujas, vestidos con túnicas azules de cuello alto y algunos tocados en el cabello.

 

—Magnífico. Ahora, a partir de mañana cada pareja deberá asistir con su medimago asignado, en el horario establecido, para que puedan recibir los pergaminos con toda la información necesaria. Ellos están perfectamente capacitados para solucionar todas sus dudas sobre el proyecto—Dumbledore dejó su copa y unió sus manos—Sin más por el momento, que disfruten su cena. 

 

En el preciso instante en que el director se sentó, una cuarta parte de los estudiantes salieron a ver la lista de parejas que se habían formado. Se escucharon algunos gritos de indignación y un sinnúmero de quejas y suspiros de resignación. En la mesa de los profesores, McGonagall bebió de un solo trago el contenido de su copa, mientras que Flitwick y Sprout se miraban con cara de preocupación. Incluso Hagrid se veía incómodo, mientras pensaba en alguna excusa para salir de ahí. 

 

Hermione se cubrió el rostro con las manos, intentando estabilizar sus emociones. Sintió como Ginny le frotaba la espalda, en un vago intento de consolarla. 

 

—Hey, no es tan malo—trato de tranquilizarla. 

—¿No es tan malo?—Hermione la miró como si se hubiera zafado un tornillo—Voy a tener un hijo con Pansy Parkinson, una de las personas que me ha insultado por mi sangre y que se ha burlado de mi apariencia en innumerables ocasiones durante siete años ¿cómo eso, no puede ser tan malo?—Hermione sabía que estaba siendo dura con su amiga, ella solo intentaba subirle los ánimos. 

—Hermione, lo sé. Pero no es algo que puedas cambiar. McGonagall no es conocida por retractarse de sus castigos.

—Y al menos no te tocó Crabe—bromeó Harry.

—Exactamente—le siguió el juego la pelirroja—al menos Parkinson es atractiva, así que no te debes preocupar de que tu hijo tenga cara de mandrágora. 

 

Hermione intentó no reírse, pero falló miserablemente. Sus amigos tenían razón, pudo haber sido peor. Busco con la mirada a la futura madre de su hijo y la encontró conversando con algunos miembros de su casa, riéndose de algún chiste mientras disfrutaba de su cena. No parecía ni la mitad de preocupada que ella.

 

Un carraspeo la hizo regresar a la realidad. Harry miraba por encima de su hombro con una expresión de incomodidad. Cuando Hermione giró la cabeza para descubrir lo que estaba mirando, se quedó helada. 

 

Sophie la miró con una leve sonrisa, incómoda. 

 

—Hola, recibí tu mensaje. Quería esperar hasta después de la cena, pero creo que las cosas han cambiado un poco—miró a la mesa de las serpientes.

—Sophie, yo…—Hermione no sabía cómo explicarse. 

—Podemos hablar afuera, si quieres—ella tampoco se sentía muy cómoda de hablar frente a todos. 

—Si, seguro—Hermione se levantó y se despidió de Harry y Ginny. Ellos sólo le desearon suerte en silencio. 

 

Mientras Hermione y Sophie salían del gran comedor, Pansy las miraba desde su mesa. Había sentido la mirada de Granger un minuto antes y cuando decidió buscarla, se dio cuenta de que una chica de Hufflepuff ya estaba con ella. 

 

—¿Quién es esa?—preguntó Daphne a su lado.

—Es Sophie Crowdy, una chica de séptimo—respondió Millicent, antes de que Pansy pudiera responder que no tenía ni la menor idea de quién era. 

—¿Y qué hace con Granger?—insistió la chica de cabello rubio. 

—No lo sé, supongo que pedirle los apuntes de clase o algo así—respondió Pansy, quitándole importancia. 

—Hum, no lo sé, no me da confianza. Creo que deberías asegurarte de que no esté intentando nada con ella—concluyó su amiga. 

—¿Y por qué debería hacer eso?—Pansy la miró confundida. 

—Pues porque ahora Granger es la futura madre de tu hijo. No puedes dejar que cualquiera intente coquetear con ella, es obvio. 

—Eso no podría importarme menos Daph, solo estamos juntas en esto por el estupido castigo de McGonagall, así que lo que Granger haga o deje de hacer no es problema mío.

—Creo que te estás olvidando de algo importante. Castigo o no, Granger ya es tu pareja Pansy y eso significa que es un miembro importante de tu familia mientras dure esta locura. Además de que tienes un prestigio que cuidar y un puesto que defender.

—Daphne tiene razón Pansy—Tracey se unió a la conversación—Hace unos días estabas obsesionada con elegir a la pareja perfecta, alguien que te ofreciera suficientes beneficios para mantenerte dentro de la lista de los diez. Y creo que lo conseguiste.

—Exactamente, te quedaste con la chica dorada de Hogwarts—Daphne la miró con una sonrisa de complicidad—una Gryffindor y una Slytherin, dos opuestos que se atraen. Eso es perfecto para las portadas. Tienes un lugar asegurado en Gossip Witch.

—Pero, debes jugar bien tus cartas—Tracey le guiño un ojo—porque a nadie le interesa una pareja que solo está por los hijos. Y mucho menos cuando hay parejas tan poderosas en el campo. 

 

Pansy giro los ojos. Pero sabía que sus amigas tenían razón. Ella tenía un prestigio que cuidar, los Parkinson tenían un lugar en la sociedad mágica por el que muchos matarían. Y Granger era una carta poderosa para jugar. La mejor bruja de su generación, premio anual, excelente duelista, inteligente y la favorita de muchos profesores. Además de que era hermosa, algo que nunca diría en voz alta, pero sabía que muchos pensaban lo mismo. Definitivamente ella podría obtener bastantes beneficios de este castigo, solo tenía que jugar bien su papel. 

 

—Está bien, me haré cargo de la chica de Hufflepuff. Aunque dudo que sea una gran amenaza—aseguró.

—Bien, pero nunca está de más tomar las medidas necesarias. A las plagas hay que eliminarlas de raíz—la voz de Daphne fue peligrosa, como si estuviera construyendo un plan de respaldo. 

 

Daphne siempre había sido mucho más analítica que Pansy. Una estratega nata, que movía las piezas a su conveniencia y la de sus aliados. Eso la convertía en una de las personas más leales que conocía. Pansy, por el contrario, era una persona con un carácter sagaz y elegante, que elegía con cuidado sus batallas y estudiaba minuciosamente a sus enemigos. Eran la dupla perfecta, apoyándose siempre y cuidándose las espaldas. 



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Hermione se sentó en una de las jardineras. Habían salido al patio central para poder hablar. El aire frío de principios de Octubre trajo el aroma de las calabazas y la tierra húmeda que rodeaba el castillo. 

 

—Así que, Parkinson y tú—Sophie fue la primera en hablar. 

—Si, fue una sorpresa para todos. McGonagall decidió que era el castigo perfecto para nosotras—dijo sin mucho ánimo. 

—Lo sé, todo el colegio estaba hablando sobre su duelo en clase de Transformaciones. Al menos así fue hasta que…—el frío hizo que se abrochara mejor la capa mientras pensaba en qué más decir—hasta que se anunció que eran pareja. 

—Lo siento, de verdad quería hacer esto contigo, planeaba decírtelo después de cenar. 

—Me alegra saberlo, cuando recibí tu mensaje no sabía qué esperar. Tenía un poco de miedo de que me rechazaras. 

—¿Por qué pensaste eso?

—Bueno, eres una de las chicas más hermosas que he visto en mi vida. Y una de las más populares de la escuela…

—Difiero un poco al respecto—interrumpió Hermione—hay chicas mucho más hermosas en el colegio y más populares. Yo solo soy yo.

—Primero que nada, el ser solo tú ya es algo impresionante Hermione. Tal vez no eres de las chicas populares por el apellido de tu familia, los galeones que tienes en Gringotts o por desfilar por los pasillos del castillo como si fuera una pasarela de moda. Eso es superficial. Hermione tú eres increíble, eres inteligente, valiente y eres hermosa. Y no soy la única persona que piensa eso, muchos están secretamente enamorados de… 

 

Las conclusiones de Sophie fueron interrumpidas cuando Hermione la besó. Fue un beso rápido, suave. Apenas y se movieron los labios, simplemente se dejaron disfrutar de los segundos que duró el beso. 

 

—Wow…—la voz de Sophie salió como un susurró entrecortado cuando se separaron. 

—Creo que también me gustas—dijo Hermione sin alejarse mucho—aún no se como definir esto, pero me gusta estar contigo. 

 

Sophie sonrió y se acercó para darle otro beso a la castaña. Un poco más largo que el anterior, pero sin profundizar mucho. Hermione se dejó inundar por las nuevas sensaciones, besar a Sophie era dulce, el aroma de su perfume la inundó por completo y alborotó a las mariposas de su estómago. 

 

Cuando se separaron, Hermione tuvo una idea agradable.  

 

—Tal vez no podamos hacer este proyecto juntas, pero creo que podemos ir poco a poco—Hermione la miró con una sonrisa amable en su rostro—¿qué dices de una cita en Hogsmeade mañana?

—Creo que es una gran idea—Sophie confirmó con una sonrisa aún más grande.  

 

Después de despedirse, Hermione decidió irse a la cama, realmente no tenía hambre y tampoco quería seguir siendo objetivo de los chismes del colegio. Habían sido demasiadas emociones por un día.

 

Una vez que se puso el pijama y se metió entre las sábanas, decidió revisar los mensajes que tenía en su covenparch. Un nuevo chat se había agregado a su lista de conversaciones, uno que jamás pensó tener. El de Pansy Parkinson.

 

“Hey, Granger. 

Creo que necesitamos hablar. Pensar en alguna estrategia para trabajar en el castigo de McGonagall y en cómo nos vamos a organizar una vez que nos entreguen al bebé ficticio. Incluso poner algunas reglas necesarias y establecer acuerdos ¿estás libre mañana después del desayuno? Tengo el lugar perfecto para hablar” 

 

Hermione se mordió el labio mientras leía el mensaje por segunda vez y pensaba en la mejor forma de responder. 

 

“Hola, Parkinson.

Mañana después del desayuno está bien, creo que debemos dejar las cosas claras antes de iniciar de lleno con esto, ¿qué lugar tienes en mente?”

 

Una vez que envió el mensaje, se dedicó a revisar algunas notificaciones. Una de ellas llamó su atención, pero no estaba segura de querer abrirla. Después de un pequeño debate interno, decidió que no le haría ningún daño. 

 

Y ahí estaba, la página de Gossip Witch. Con sus titulares amarillistas y sus actualizaciones minuto a minuto. Deslizó hacia abajo para buscar la “Lista final y actualizada de las parejas más famosas de Hogwarts” y no tardó mucho en encontrarla. 

 

Las hermanas Greengrass seguían encabezando la lista. Lavender había sido desplazada hasta el puesto número ocho, algo que no iba a tomar muy bien. Y la nueva pareja de sus compañeros de casa, Dean y Seamus, cerraban la lista.

 

Las 10 parejas más aclamadas de Hogwarts.

 

 

  • Blaise Zabini y Daphne Greengrass 

 

  • Draco Malfoy y Astoria Greengrass 
  • Harry Potter y Ginny Weasley
  • Pansy Parkinson y Hermione Granger
  • Tracey Davies y Wayne Hopkins
  • Anthony Goldstein y Romilda Vane
  • Katie Brennan y Diane Westmeath
  • Oliver Walsh y Lavender Brown
  • Michael Corner y Padma Patil
  • Dean Thomas y Seamus Finnigan

 

 

 

Había una lista interminable de comentarios, que se hacía más grande con cada minuto que pasaba. Hermione no les dio mucha importancia y se deslizó por el blog buscando algo relevante. Fue interrumpida por un nuevo mensaje. Era Pansy.

 

“Excelente.

Te veo mañana después del desayuno en la entrada del gran comedor.

Descansa Granger”

 

Hermione se deslizó en su cama. Miro el techo de su habitación, sopesando todos los resultados de esta situación. Definitivamente tendría que poner algunos límites de convivencia y reglas para no arrancarle la cabeza a Parkinson durante los siguientes meses.  




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El sábado por la mañana Pansy bajó a desayunar con un plan perfecto en mente. Se había convencido de que tendría que firmar un tratado de paz con Granger mientras durara el castigo, no podía darse el lujo de reprobar alguna materia, no poder presentar sus exámenes finales o que McGonagall le castigará de nuevo.  

 

Todo el asunto de los bebés le había arruinado sus planes para un último año escolar tranquilo, donde no tuviera que preocuparse por guerras, torneos o eventos absurdos en el colegio. Había sido demasiado optimista. Porque ahora no solo tenía que cuidar de un muñeco con vida, sino que tendría que hacerlo con su némesis del colegio. 

 

Aunque, como todo buen Slytherin, sabía que el proyecto de los bebés tenía más beneficios que desventajas. Era una forma perfecta de reforzar alianzas con otras familias de sangre pura y de mejorar su posición en el mundo mágico desde el colegio. Muy pocas personas, fuera del círculo cercano de Pansy, se preocupaban por eso pero el prestigio era algo fundamental para la comunidad mágica. No importa lo inteligente que fueras o todos los galeones que tuvieras en Gringotts, sin buenos contactos, sin influencia y sin las relaciones correctas no tenías nada. 

 

Había recibido bastantes propuestas durante la semana. Diferentes magos se habían acercado a ella para poder generar alianzas poderosas. Incluso Anthony Goldstein se atrevió a invitarla, algo que la sorprendió bastante, pues sus padres no tenían una muy buena relación en el Ministerio. Pero si era honesta consigo misma, jamás se le cruzó por la cabeza la posibilidad de hacerlo con una bruja. 

 

No es que tuviera algo de malo, pero definitivamente no era algo común. Las familias homoparentales no eran una práctica común desde que la inquisición muggle persiguió y asesinó a un gran porcentaje de la comunidad mágica en Europa. Desde entonces la reproducción y la perpetuidad de las familias mágicas había sido un tema de suma importancia. 

 

Pero esto era el colegio. Y aquí esas normas sociales no importaban demasiado, mucho menos para un simple proyecto escolar. Pero sabía que sus padres no aprobarían ciertos comportamientos que pusieran en juego la reputación de su familia, así que tenía que poner algunas reglas, por escrito si era necesario. 

 

Cuando llegó al gran comedor se dio cuenta de que Granger ya estaba en su lugar habitual junto a su grupo de amigos. Excepto por el pelirrojo, que por alguna extraña razón estaba sentado en la mesa de Slytherin discutiendo con Alice Rowle, una chica de sexto año. Pansy se sentó frente a Blaise y Daphne, que estaban compartiendo una tarta de melaza y se reían de la evidente molestía del Gryffindor.

 

—Ya te dije que no pienso cambiar de opinión. 

—¡Eso no es justo! Es mi hijo, debe llevar mi apellido—respondió Ron, tratando de no alzar la voz. 

—No es obligatorio que lleve tu apellido. 

—Claro que lo es, yo soy el padre.

—Y yo soy la que tendrá que lidiar con todo el embarazo y los cuidados del bebé, así que lo justo es que tenga mi apellido, no el tuyo. 

—Pues voy a hablar con los profesores, no puedes hacer esto. 

 

Ron Weasley se levantó y salió del comedor hecho una furia. Alice suspiró de frustración y después de un par de segundos se levantó y siguió los pasos del pelirrojo. Las discusiones ya eran una actividad común dentro del colegio, así que los alumnos regresaron a sus actividades casi de inmediato. 

 

—¿Qué fue eso?

—La primera discusión de la nueva pareja Weasley-Rowle—respondió Blaise con su amplia sonrisa.

—¿Weasley fue emparejado con una Slytherin?—la sorpresa de Pansy era evidente.

—¿Puedes creerlo?—Daphne la miró con diversión—Aparentemente fueron bastante compatibles en los criterios de selección de los medimagos. Honestamente no sé en qué estaban pensando. 

—Pero es Weasley, es más simple que una roca y más torpe que un troll. Alice es una de las chicas más inteligentes de Slytherin. Merecía a alguien mucho mejor. 

—Eso lo sé. Pero alguien ya tiene a la bruja más inteligente de toda nuestra generación—Daphne cortó un pedazo de su tarta—Así que no es de extrañarnos que Alice fuera una candidata para ocupar ese puesto. Weasley siempre ha necesitado de una mujer fuerte e inteligente que le resuelva todos sus problemas. 

—Afortunadamente no será Granger—Astoria Greengrass se sentó en la mesa junto a su hermana. Ella y Malfoy no sólo habían hecho equipo para el proyecto, también habían formalizado su relación hace un par de días. 

—Honestamente no entiendo como Granger aguantó durante tanto tiempo al inepto de Weasley. Aunque lamento que alguien de nuestra casa tenga que sufrir las consecuencias.—Malfoy coincidió con su novia mientras se servía un poco de jugo. 

 

Pansy se quedó observando a su grupo de amigos. Muchas personas se sorprenderían si escucharan a un grupo de Slytherin defendiendo a Granger, principalmente a Malfoy. Pero ahora que ella era la nueva pareja de Pansy, aunque fuera como castigo, todo era diferente. La lealtad de las familias más poderosas no se basaba en sentimientos infravalorados y volátiles, se basaba en el cuidado colectivo de todos sus integrantes, en el valor que aportará a la comunidad. Si una decisión beneficiaba a la mayoría, esta sería bien recibida. 

 

Y todos sabían que Granger era una gran oportunidad. La pureza de sangre, había dejado de ser relevante para la comunidad mágica después de la derrota de Voldemort. Las hazañas de Potter y sus amigos habían sido bastante conocidas por todos en los últimos años, generando especulaciones sobre su futuro en la política y cómo se transformaría bajo su cuidado. Hermione Granger ya tenía un lugar en las altas esferas del Ministerio y ni siquiera lo sabía. 

 

—Lamentablemente no nos libramos de él. Pero Alice sabrá mantenerlo a raya—Daphne se levantó junto con Blaise—Ahora, si nos disculpan, hay un asunto que debemos atender.

—Nos vemos más tarde en Hogsmeade—le recordó su hermana antes de continuar con su desayuno—No llegues tarde, tenemos que ir a la oficina de correos a recoger el paquete. 

—Estaré a tiempo Ari, nos vemos más tarde—se despidió con un gesto de la mano y salió del gran comedor junto a su novio. 

—¿Qué paquete?—preguntó Pansy

—Mamá nos envió plumas de quetzal, de su último viaje a Sudamérica. Aparentemente el plumaje de esas aves era utilizado para vestir a reyes y magos de la antigüedad. Tienen propiedades mágicas extraordinarias y es un ave tan sagrada que sólo se producen unas 10 plumas al año.

—¿Y cómo consiguió unas plumas así tu madre?—preguntó Malfoy, bastante interesado en la conversación. 

—Tiene algunos amigos en Brasil y México. Curadores y vendedores de arte que le ofrecen algunas exclusivas a mi familia, así que podemos importar arte de todas partes del mundo. 

—Es complicado encontrar buenos curadores de arte de ese lado del mundo. Mi padre dice que la mayoría son demasiado exclusivos y son bastante leales a las familias con las que trabajan.—Pansy les comento mientras terminaba su desayuno—Incluso hay cosas que no pueden salir de sus países, así que son muy precavidos para no toparse con traficantes y magos oscuros. 

 

Pansy se dio cuenta cuando Hermione se levantó de su mesa. Sus miradas se cruzaron y supo que era momento de poner en marcha su plan. Bebió lo último que quedaba de su jugo y se despidió de Astoria y Draco. 

 

Cuando llegó a la entrada del comedor, encontró a Hermione revisando los horarios en la pizarra informativa. Ahí había sido colocado el pergamino con el horario y el medimago asignado a cada pareja.

 

—Nuestra primera reunión es a las once de la mañana—reviso su reloj—nos quedan un par de horas libres. Nuestro medimago asignado es Elsie Tanner.

—Perfecto, dos horas nos da suficiente tiempo para hablar—respondió Pansy—¿lista Granger?—la invitó con tono cortés. 

—Si, creo que sí—había cierta duda en su tono. No todos los días tenía una cita con Parkinson—¿a dónde vamos?

—Cerca del lago negro.—indico el camino. La expresión que hizo Hermione le dio a entender que no confiaba mucho en la idea—Tranquila Granger, no planeo que te vuelvas la botana del calamar gigante. 

—¿Por qué el lago?—preguntó mientras salían del castillo. 

—Porque hay un claro cerca de ahí, es bastante tranquilo así que podemos hablar sin que nos interrumpan.

—O sin que nos oigan—murmuró Hermione.

 

Pansy ignoró el comentario mientras lideraba el camino. Quería ofrecer una zona neutral para que Granger no se sintiera atacada. Sabía que algunos de sus requerimientos no serían bien recibidos, así que tampoco le convenía que las vieran discutir. O podrían aumentar su castigo. 

 

El cielo estaba despejado, así que era poco probable que lloviera. Pero el clima fresco de otoño hacía casi imposible salir sin capa. Hermione vislumbró las tenues olas que se generaban en el lago por el viento, moviéndose con delicada lentitud. Frente a ella Pansy vestía una elegante capa negra, que parecía modificada con magia para mantener el calor.

 

Al llegar al viejo roble donde muchas veces se sentaba a leer, desviaron el camino hacia las orillas del bosque prohibido. Un minuto más tarde, un claro las recibió con los delicados rayos de sol atravesando las hojas de los árboles e iluminando la tierra húmeda. Una calma inusual se instaló en el lugar. 

 

Hermione se detuvo, observando todo a su alrededor. Girando sobre sus talones para absorber todos los sonidos y aromas del lugar. 

 

—Ves, te dije que era un lugar tranquilo—la voz de Pansy interrumpió sus pensamientos.

—Lo está—estuvo de acuerdo—es perfecto. 

—Bien, entonces hagamos esto Granger—Pansy se sentó sobre un enorme tronco. Hermione imitó sus movimientos para quedar a su lado—Aún quedan dos semanas para que nos entreguen al muñeco, pero me imagino que tendremos que dividirnos los cuidados que necesite. Así que propongo que asignemos días específicos para cuidar de él, de esta forma es más fácil ponernos al día con las tareas. No tengo la intención de reprobar mis exámenes por cuidar de un pedazo de plástico y supongo que tú tampoco.

—Estoy de acuerdo con eso. Necesito tiempo para estudiar y ponerme al día con las actividades que interrumpa cuando cuide del bebé. 

—Bien, otra cosa—busco las mejores palabras para decir lo que quería decir—no es necesario que lo consideremos como un ser vivo ¿sabes? Porque solo es un muñeco alterado con magia. Y si involucramos sentimientos nos va a ser más difícil desapegarnos de él cuando todo esto termine. Solo debemos encargarnos de alimentarlo y evitar que muera. 

—No sé si vaya a ser tan fácil. Van a evaluar el nivel de amor que reciban los bebés, algo así como tiempo de calidad. 

—Son muñecos Granger, no es como si pudieran detectar los sentimientos que nos generan. Y los tendremos con nosotras todo el tiempo, para cubrir sus necesidades básicas, así que eso debe ser suficiente cuidado. 

—Créeme, no soy la más emocionada por cuidar del muñeco, pero realmente no creo que sea tan simple. Creo que es algo que podemos preguntar en nuestra reunión. 

—Estoy de acuerdo—asintió con un movimiento de cabeza—¿hay algo que quieras comentar sobre la división de tareas? 

—No, creo que dividir los días en este momento es un poco apresurado. Aún no tenemos toda la información, incluso no se que temas vamos a aprender con las clases de maternidad. No nos adelantemos. 

—Bien

—Pero si hay algo que debemos empezar a trabajar, el formulario de conocimientos básicos que nos proporcionó McGonagall—Hermione sacó el pergamino de su capa—nuestra primera reunión es en dos semanas y aún no hemos avanzado nada. Son demasiadas preguntas.

—¿Cómo qué nuestra primera reunión?—Pasy ladeo la cabeza, como lo haría un cachorro al no entender algo.

—La que viene registrada en el calendario…¿Leíste el pergamino que nos entregó McGonagall?—Hermione la miró con sospecha.

—Claro que lo hice Granger ¿por quién me tomas?—Pansy se cruzó de brazos—Pero no recuerdo algo de una reunión. Solo revise las preguntas.

—Hum, claro—sabía que estaba mintiendo—entonces supongo que ya conoces toda esa información básica sobre mí. 

—Creo saber lo necesario. 

—Bien, entonces supongo que ya sabes mi nombre completo. 

—¿Tú nombre completo?—Pansy dudo.

—Si, en dos semanas McGonagall espera que podamos responder las primeras cien preguntas de información sobre la otra. Y esa es la primera. 

—¿Cien preguntas? ¡Por Morgana! Esa mujer esta demente. 

—Sabía que no lo habías leído—fue el turno de Hermione de cruzarse de brazos—esto es importante, Parkinson. Si no pasamos este examen McGonagall no nos dejará presentar nuestros exámenes. 

—Para empezar no estaríamos metidas en este castigo si no me hubieras empujado Granger. Podría tener mi familia ficticia perfecta con cualquier otra persona, pero no, estoy atrapada aquí contigo.

—Pues yo también tenía la pareja perfecta Parkinson, alguien con quien hubiera preferido formar una familia. No eres la única que desea que esto nunca hubiera pasado—Pansy resopló, moviendo un mechón de su cabello.

—Vaya, no sabía que Weasley tenía un alto estándar en tu vida. Mira que pensar que es la pareja perfecta—se burló.

—No estoy hablando de Ronald—la miro con enojo. 

—¿Ah no?—esto se estaba poniendo interesante—¿Entonces de quién hablas?

—Eso no te importa Parkinson—refutó la castaña.

—En realidad, Granger, me importa mucho. Porque eres la futura madre de mi hijo y no quiero saber que estás teniendo una aventura—Obviamente estaba bromeando, pero Hermione parecía bastante molesta por su comentario. Pansy sonrió, podría molestar un poco a Granger.

—¿Una aventura? ¿De qué estás hablando Parkinson? Tú y yo no tenemos una relación, solo seremos pareja en este proyecto—una chispa de desafío se instaló en su mirada. 

—Eso no significa que puedas salir con alguien.—la confianza en su mirada desarmó a Hermione—No importa si esto no es real Granger, tendremos un hijo, eso significa que formarás parte de mi familia durante los siguientes meses. 

—¿Parte de tu familia? ¿Qué carajos significa eso?—el rubor cubrió sus mejillas. 

—Significa que a partir de este momento eres una Parkinson. Y te debes comportar como tal. 

 

Hermione se levantó en un solo movimiento y dio un paso atrás. Los ojos verdes de Pansy la miraban con inocencia, como si no hubiera esperado esa reacción. Busco un destello de burla o de asco, algo que le dijera que todo esto era una broma de mal gusto y que de un momento a otro se empezara a reír de ella por creer algo así. Pero eso no pasó. 

 

—No soy una Parkinson. Esto solo es un proyecto, no tengo porqué tomar tu apellido—se pasó los dedos por el cabello mientras empezaba a caminar por el lugar—debes estar bromeando. Dime que estás bromeando Parkinson—su mirada era suplicante. 

—No, no lo hago. 

 

Sabía que los profesores estaban registrando a las parejas con el apellido de uno de los integrantes. Pero jamás se le cruzó por la mente que tendría que adoptar el apellido de Pansy, era una auténtica locura. Todos los magos oscuros de la historia se revolcarían en su tumba si se enteraran de que…

 

—Una familia de sangre pura jamás le otorgaría su apellido a una sangre sucia—se cruzó de brazos con una mirada triunfal, que competía con la de Minerva McGonagall. 

—Tu sangre no podría importarme menos—cruzó la pierna mientras se acomodaba la capa—y por supuesto que les daría mi apellido a ti y a mi hijo. Jamás los dejaría desamparados.

—¿Tu hijo? Hace unos minutos te referías a él como un pedazo de plástico 

—Pero es un pedazo de plástico con mi apellido—sonrió con diversión. 

—Pues no lo quiero, no quiero pertenecer a tu familia—la terquedad Gryffindor se hizo presente—en todo caso, tú podrías tomar mi apellido. 

 

Durante unos segundos nadie dijo nada, solo se escucharon los suaves sonidos del bosque. Hasta que Pansy se empezó a reír, como si hubiera escuchado el chiste más gracioso del mundo. Hermione frunció el ceño, mientras veía a la joven bruja burlarse de sus palabras. 

 

—No estarás hablando en serio Granger—dijo después de un momento—¿Quiéres que tome tu apellido?

—No estoy bromeando Parkinson, es una opción tan válida como la tuya. 

—Pansy Granger—saboreo el sonido de su nombre—hum, no lo sé, no me gusta como suena. 

 

Hermione no pudo evitar el escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando escuchó a Pansy adoptar su apellido. Pero tenía que admitirlo, no se escuchaba tan bien. 

 

—Le falta personalidad Granger, poder. No es que tu apellido sea malo, pero tienes que admitir que Hermione Parkinson se escucha mucho mejor—se levantó del tronco donde había estado sentada y se acercó a la castaña—tiene presencia, es dominante.

—No sé escuchá tan bien como crees—dijo en un susurro, pero incluso ella notó lo terrible que sonó su excusa—además, esa es una tradición demasiado antigua y prefiero conservar mi apellido.

—Hmm, válido. Pero aún así nuestro hijo necesita un apellido. Y es mucho mejor que pertenezca a una familia poderosa.

—¿Piensas que la mía no lo es? Creí que ya no te importaba la sangre Parkinson. 

—Definitivamente tu familia no es poderosa Granger y eso no tiene nada que ver con la sangre, tiene que ver con la influencia y el dinero. Así es como las familias se hacen de un lugar en la sociedad mágica. 

—Puede que aún no sea conocido. Pero te aseguro que en algún momento mi apellido será mucho más respetado que el tuyo Parkinson.

—Estoy segura de eso—los ojos de Pansy brillaron con anticipación, alzó su ceja y su sonrisa mostró una expresión de satisfacción genuina—y te aseguro que cuando eso pase, estaré orgullosa de llevar tu apellido, Granger. 

 

Las mejillas de Hermione se sonrojaron. Sus hombros se tensaron y toda la seguridad que había sentido en algún momento, se esfumó. No pudo evitar pensar en lo que significaban las palabras de Pansy ¿Estaría orgullosa de llevar su apellido? ¿en el futuro? ¿qué significaba eso? 

 

—Pero hasta entonces—Pansy se alejó, de vuelta al tronco donde había estado sentada—mi apellido sigue teniendo mayor influencia. Así que solo tomalo Granger. Además, esto no es solo por el apellido—su rostro se iluminó con una sonrisa radiante de orgullo—también tenemos que buscar todos los beneficios posibles. Creo que ambas estamos convencidas de que este proyecto ya es complicado en sí mismo, además de que contamos con el reto de hacerlo juntas y que además tenemos que prepararnos para la prueba de McGonagall y los exámenes finales. Son demasiadas cosas.—su seguridad iba en aumento—Así que debemos ser inteligentes Granger. Ya tenemos beneficios por ser una pareja de casas diferentes, así que ¿por qué no aprovechamos los beneficios de una familia poderosa y rica combinados con los de una bruja inteligente y famosa del mundo mágico? 

 

Hermione lo sabía. Pansy estaba tentando a su ego con ese implacable discurso, demostrando los beneficios de unir ambas familias. Y tenía demasiada razón para su mala suerte. 

 

—Está bien, nos quedaremos con tu apellido—continuó antes de que Pansy la interrumpiera—pero solo para el bebé. Yo no pienso adoptar el apellido de tu familia, ni el de ninguna otra. Me he esforzado mucho en crear un renombre en este lugar como para perderlo solo por un proyecto o un matrimonio. Pero tienes razón en que necesitaremos todas las facilidades que podamos conseguir. Si necesito dejar que nuestro hijo lleve tu apellido, que así sea. 

 

Muchos pensarían que ella no aceptaría una estupidez tan grande. Pero Hermione no era tonta, sabía perfectamente cuando le ponían una buena oportunidad en bandeja de plata. Además, eso tendría feliz a Pansy, lo que haría que ella tuviera un beneficio a su favor en el futuro. Aprendía rápido. 

 

—¡Maravillosa respuesta Granger!—un guiño pícaro acompañó sus palabras mientras observaba a Hermione con los brazos cruzados—Ahora debemos establecer las reglas de esta convivencia. 

—Estoy de acuerdo—dijo girando los ojos por el exceso de confianza de Pansy—ya he pensado en algunas. 

—Soy todo oídos, Granger. 

—Bien—saco un pergamino arrugado de su bolsillo, como si hubiera sido doblado demasiadas veces—primero que nada, me comprometo a cumplir con las responsabilidades de mi rol en este equipo, antes y después de que nos den al bebé. Así que te pido que cumplas con tu parte de la misma forma, no quiero tener que estar persiguiéndote por todo el colegio para que cuides al bebé o decirte lo que tienes que hacer.—ambas miradas se cruzaron cuando Hermione dejó de leer—¿estás de acuerdo con eso? 

—Por supuesto, no planeo escabullirme por el castillo para evadir mis responsabilidades. Lamento que hayas tenido que lidiar con niños irresponsables todos estos años Granger—la acidez en sus palabras molesto a Hermione. Sabía que tenía razón, pero eso no lo hacía menos irritante. 

—Segunda regla—esta vez ni siquiera miró el pergamino—Debes dejar de hacer bromas sobre mis amigos, mi casa o sobre mí. Si queremos que esto funcione—señaló entre ambas—vas a tener que dejar de ser tan irritante.

—Disculpame, no sabía que decir la verdad se consideraba una broma—levantó ligeramente su cabeza—pero si tanto te molesta que diga la verdad sobre la comadreja y tus amiguitos, entonces no te dire nada. 

—No sé trata de eso Parkinson, realmente no los conoces. 

—No me interesa conocer patanes y niños con complejo de héroes. Tal vez no los conozco como tú lo haces, pero eso no significa que no veo sus comportamientos inmaduros. Además—se acomodó un mechón de cabello—si ustedes pueden juzgarnos solo por nuestra casa, creo que yo puedo hacerlo por su estupidez. 

—Nosotros no juzgamos por la casa a la que pertenecen, o por la sangre. Algo que ustedes siempre han hecho.—Hermione atacó. 

—Seguro, déjame recordar que fue lo que le dijiste a McGonagall. Algo como “No voy a estar con una persona que solo se preocupa por cómo combinar los diferentes tipos de verde que existen”—imitó la voz de Hermione.

 

Hermione se quedó inmóvil, con la cabeza ladeada y las cejas levantadas con evidente sorpresa. Intento decir algo, pero ningún sonido salió de su boca. 

 

—Es evidente que tampoco me conoces, Granger, pero siempre te has sentido con el derecho de juzgarme por la familia y la casa a la que pertenezco.—Cualquier rastro de broma había desaparecido de su expresión—Si me conocieras, sabrías que no soy tan superficial y simple como para tener una obsesión con el color verde. Estoy orgullosa de quién soy, Granger, y amo mi vida. Eso no es un delito. 

 

Pansy se levantó y se acercó a una Hermione que seguía sin saber qué decir. Le quitó el pergamino de la mano y se puso a leer con genuina curiosidad. Repaso un par de veces los puntos y cuando terminó se guardó la lista en el bolsillo de su capa. 

 

—Estoy de acuerdo con tus reglas Granger ¿Existe alguna otra además de las que están escritas en tu lista?

 

Hermione negó con un movimiento de cabeza.

 

—Bien. Yo espero que tú también cumplas con las cosas a las que te estás comprometiendo, porque necesito pasar este proyecto a como dé lugar. Así que mientras tengamos que mantener el juego de la familia feliz haré lo que sea necesario para no reprobar, espero el mismo compromiso de tu parte.—Pansy la miró con decisión—Es por eso que una de mis reglas implica que no tengamos ninguna relación romántica con alguien mientras dure el proyecto. Y antes de que inicies con tu sermón—levantó la mano para interrumpir los argumentos que Hermione estaba por soltar—quiero que escuches los motivos que tengo para pedirte esto. 

 

Hermione asintió con un ligero movimiento de cabeza. No estaba muy convencida de esta idea, pero lo justo era escuchar los motivos sobre esta regla. 

 

—Bien. Para empezar quiero que sepas que esto nos afecta a las dos y que no te pediré nada que yo no esté dispuesta a cumplir. Una relación siempre exige tiempo Granger, algo que no podemos estar perdiendo en este momento. Vamos a tener que trabajar el triple que todas las demás parejas y tendremos que aprovechar todo el tiempo libre que tengamos. Algo que se complica con una relación.

 

Hermione no se veía muy convencida con el argumento. Pansy sabía que el argumento era válido, pero supuso que no sería suficiente. Esta regla tenía más que ver con una cuestión de prestigio y popularidad, pero sabía que Hermione no pensaba igual que ella y consideraba todo el tema de Gossip Witch como algo “banal”. Así que tenía que asegurarse de que cediera, aunque tuviera que mentir un poco. 

 

—Además, mis padres no pueden saber que estoy haciendo este proyecto contigo por un castigo—puso su mejor cara de incomodidad—se supone que este año no me metería en ningún problema. Si se enteran que McGonagall nos castigó tendré problemas con mis padres. 

 

—¿A qué te refieres con que no se pueden enterar? ¿Planeas fingir una relación conmigo?—Hermione la miró con el ceño fruncido. 

 

—Por supuesto que no Granger. Solo no deben enterarse que esto es por un castigo. Y si tu empiezas a salir con alguien y ellos se enteran, empezarán a hacer preguntas y se enteraran de todo. 

 

—¿Y por qué a tus padres les interesaría saber con quién salgo? 

 

—Todos los padres son notificados sobre los proyectos del colegio Granger. Para este punto, ya deben saber sobre toda esta tontería de los bebés. Aunque pocas veces comenten sobre lo que hacemos, siempre están enterados y pueden solicitar cualquier información sobre sus hijos. Y mis padres son personas muy apasionadas por mi educación—Pansy se pasó las manos por la cara, recordando lo intensos que podían llegar a ser sus padres—por lo que siempre están preguntando sobre mis clases. Tú nombre no es ajeno para ellos Granger, estar en este proyecto contigo ya es algo diferente, si además de eso le agregamos que no nos llevamos bien y que estas saliendo con alguien más, no será muy complicado darse cuenta de que algo pasa. 

 

Hermione no pudo evitar recordar el Torneo de los Tres Magos, cuando Rita Skeeter escribió articulos sensasionalistas y falsos sobre ella, haciendola ver como una "Femme Fatale" que solo jugaba con los sentimientos de Harry y Viktor. En esa ocasión Molly le demostró lo fácil que era caer en chismes y cómo la gente actuaba en consecuencia sin conocer la verdad. Algo por lo que no quería volver a pasar. 

 

Sabía que los padres del mundo mágico podían ser muy sobreprotectores cuando querían. Aunque no sabía cómo serían los padres de Pansy, podía imaginarse a personas muy tradicionales que cuidaban demasiado el prestigio de su hija y el de su familia. 

 

Pero por otro lado, estaba Sophie. No quería dejarla cuando apenas estaban empezando a conocerse de una forma un poco más ¿íntima? Pero tampoco es algo que planeaba decirle a Parkinson. 

 

—¿Y qué pasa si ya estoy saliendo con alguien?—decidió ser directa. Pansy pareció sorprendida con la pregunta, como si no hubiera esperado algo así.  

—No sabía que estabas saliendo con alguien Granger. 

—Es algo reciente, pero es importante.

—Bueno, tenemos un problema con eso.—fingió pensar en otras opciones—pero creo que esta persona va a entender la situación. 

—Tal vez, pero yo no. No voy a terminar esto solo por evitarte problemas con tus padres.

—No te lo pedí solo por eso. No se como planeas verlo con toda la responsabilidad y carga de trabajo que tenemos ahora. Además él también debe concentrarse en su familia y su bebé.

—Eso es algo que podemos solucionar. 

—Bien, si eso es lo que quieres. Solo te pido que lo mantengas en privado. 

—¡No voy a ocultar mi relación!—Hermione la miró ofendida. 

—Entonces no tengas una. Es muy simple Granger. 

—No voy a dejar mi relación solo porque tú me lo pides. Eso es injusto. 

—No eres la única que va a dejar una relación—se cruzó de brazos—ya te dije que estas reglas no solo te afectan a ti. Y todo esto lo hago por un beneficio mayor, algo que pensé que entenderías mejor.  

 

Pansy no iba a dejar ninguna relación. En realidad solo estaba haciendo esto por la chica de Hufflepuff, tenía que sacarla del juego lo más pronto posible. Sabía que pedirlo directamente a Hermione sería una pérdida de tiempo, así que tenía que hacer que se diera cuenta de las complicaciones que tendría. 

 

—¿Y qué gano yo con eso?—Esta vez Pansy sí se sorprendió. Hermione Granger estaba dispuesta a negociar. 

—¿Además de salvarte de un posible corazón roto?—decidió bromear un poco para ocultar su sorpresa. 

—Dudo que me rompa el corazón—Se defendió Hermione sin ceder ante la broma. 

—Esa es una afirmación muy peligrosa Granger—se inclinó hacia delante—Pero ya que estás dispuesta a negociar, te propongo un fin de semana libre del cuidado del bebé. Así puedes descansar dos días completos de la maternidad y esas cosas. 

 

Hermione se sorprendió de la propuesta. Tenía que admitir que Pansy era buena negociando, además ella ya había aceptado todas sus reglas sin ninguna objeción. Tenía que hablar con Sophie y tomar una decisión al respecto, no podía arrastrarla a una situación así sin su consentimiento. 

 

—Lo voy a pensar. No te puedo dar una respuesta en este momento, pero no está descartada. 

—Está bien, pero necesito una respuesta antes del lunes. Las clases de maternidad están por comenzar y no podemos arriesgarnos más de lo necesario. 

—Ok, te informaré mañana por la noche.—Inhalo el aire era fresco y húmedo, con un aroma a tierra mojada, hojas secas y frutos otoñales—¿Hay algo más de lo que querías hablar? 

—No, es todo por ahora—se puso de pie. 

—Bien, porque debemos asistir a nuestra primera reunión con el medimago—miró su reloj—es en veinte minutos. 

—Muy bien, podemos hacer esto—miró en dirección al castillo soltando un suspiro—¿lista?

 

Hermione imitó sus movimientos antes de mirarla. Por alguna extraña razón, que jamás diría en voz alta, la mirada y la presencia de Pansy la tranquilizaron. Sacudió los pensamientos de su cabeza y se preparó para lo que venía. 

 

—Lista, hagamos esto.

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