
CAPÍTULO 10
1998.
—¿Draco, dinos él es Potter? —pregunto Lucius mientras veía al chico en el piso.
—no lo sé, padre—respondió Draco con rapidez.
—vamos Draco esfuérzate más— gruño con ira Bellatrix mientras tomaba el rostro de su sobrino con tanta saña que le dejo marcas de sus uñas en las mejillas.
Lucius solo observaba en silencio la escena, sabía que no podía hacer realmente mucho contra su cuñada, si se iba en contra de ella podría terminar ejecutado y su hijo quedaría desprotegido y a merced de un futuro incierto, también Narcissa se vería afectada. Narcissa, su esposa quien pese a mantenerse firme esta aterrada, sabe que tras esa mascara de quemeimportismo no hay más que una chiquilla asustada, de lo que podría ocurrirle.
El mismo estaba algo nervioso, pero los sentimientos como el miedo son patéticos solía decir su ahora difunto padre, sabe que las cosas no pintan muy bien para ellos, pero no mostrara miedo.
¡Paf!
El sonido de la bofetada sonó en la sala, pronto la piel blanca de su heredero comenzó a marcarse de un tono rojizo. Estaba por sacar su varita y hechizar a su cuñada sin importar las posibles consecuencias de sus actos cuando cayó la lampara de araña que adornaba su sala, el elfo domestico ocasiono eso y en cuestión de segundos el chico que sabía que era Potter junto a los suyos escapo quitándole la varita a su hijo.
—mira lo que has hecho Draco—grito fuera de si Bellatrix.
Ella parecía estar a punto de explotar en ira y lanzar crucios a diestra y siniestra.
—ya basta Bella—dijo Narcissa con voz firme pese a que él sabe que por dentro debe estar temblando.
—¡oh!, Cissi mi adorable hermana—dijo con una voz inusualmente dulce, con firmeza se acercó y poso su mano en la barbilla de su hermana con un agarre que parecía doloroso—¿sabes acaso lo que haces, Cissi?
—si lo sé, Bella— respondió soltándose del agarre de su hermana, pero sin retroceder más de dos pasos.
Su cuñada parecía casi sorprendida por la osadía de su esposa, Narcissa, ella no retrocederá y lo sabe, puede estar aterrada pero no lo hará, no dará su brazo a torcer y terminará haciendo algo imprudente que le costará muy caro.
—Narcissa, vámonos—dijo Lucius con firmeza— tú también Draco, vámonos, debo comentarles un evento dicho por nuestro señor.
Era una mentira, pero no podía arriesgarse a una posible pelea entre las hermanas Black.
—dije que es hora de irnos Narcissa— repitió con un tono de voz que no admitía replicas mientras tomaba el brazo de su mujer, ignorando la sonrisa burlona que traía su cuñada en el rostro.
Aplico algo de fuerza para mover a su esposa y salir junto a su hijo, no sin antes darle una última mirada a su cuñada, ella no lo enfrentara porque sabe que pese a que ante Voldemort el ya no tenga poderío alguno, como mago es bastante diestro.
Con rapidez salió de la sala junto a los suyos y camino por el largo pasillo casi jalando a su mujer e hijo. Ninguno decía nada y eso ya era algo, en pocos instantes estuvieron en su habitación donde ingresaron y cerró la puerta con un hechizo a pesar de que si Riddle quisiese pudiera entrar.
—¿Por qué me detuviste?
—estas demente Narcissa, ella te habría destrozado y contigo caemos nosotros.
Ella lo miro con furia, que con solo una mirada suya la amedrento.
—lo siento querido— dijo desviando la mirada de inmediato antes de caer en el piso de rodillas.
—no tienes que hacer eso, Cissa, levántate.
—casi comprometo nuestras vidas….
—levántate ahora, es una orden Narcissa y mírame cuando te hablo, eres una Malfoy y un Malfoy no agacha la cabeza—dijo casi gruñendo Lucius.
Ella hizo lo que dijo y con firmeza se paró frente al hombre con el que se casó y quien pese a las adversidades la mantiene con los pies en la tierra.
—Draco, volverás a Hogwarts esta noche y sigue con lo pactado inicialmente, no arriesgues nada que pueda perjudicar en gran medida, ¿entiendes Draco? — dijo Lucius dirigiéndose a su hijo quien se mantenía en silencio durante todo momento.
—si padre, descuida no hare nada impertinente.
—bien, nuestro plan sigue como fue trazado inicialmente. Ahora tú iras a Hogwarts y yo junto a tu madre iremos con Riddle a tratar de evitar que se moleste demasiado con lo sucedido en la sala.
Ambos rubios parecían estar de acuerdo, los ojos grises de su hijo brillaban mientras entrecerraba los ojos, sus labios se movieron en un susurro que decía:
“Tú sabes que mentí” y él movió los labios sin emitir sonido, afirmando que, si en efecto él sabía que el chico en la sala era Potter, siempre lo supo, pero confiaba en el juicio de su unigénito y si él consideraba que requieren a Potter vivo, él lo avalaría.
*
La guerra había avanzado de forma alarmante y había cuerpos por todos lados, los gritos eran ensordecedores y los destellos de los hechizos iluminaban el nublado clima.
Con rapidez caminaron buscando llegar a Malfoy Manor una vez los tres abandonaron Hogwarts. Narcissa se veía notablemente decaída pero fuera de eso estaba bien y su hijo estaba más delgado, pero nuevamente mantenía la firmeza de cada Malfoy.
—muévanse por aquí—dijo Lucius prácticamente arrastrando a su esposa e hijo, no podían darse el lujo de detenerse.
Ninguno protesto y caminaban con rapidez inusual, tomarían los distintos atajos que hay, recuerda que en su adolescencia solía correr por estos lugares con Thomas, espera que el este bien, la última vez que lo vio estaba bien, pero eso fue hace una semana y no ha sabido más de él.
<<—Thomas.
—Lucius, no mueras por favor promételo—dijo Thomas mientras lo veía con firmeza.
—Thomas, yo...
—promételo, Lucius.
—lo prometo, bien. No moriré, no antes que tú bien, ya que tu frágil corazón no soportara— Soltó una suave risa al final.
—eres un bastardo convenenciero y sé que venderías a tus propios hermanos si pudieses y sabes yo también lo soy, quería sobrepasar a Alexander y lo conseguí usando mis medios, cuando era joven quería saber que debilidad tenías Lucius, pero eso ya no es relevante, no caigas en la guerra y por cierto siempre supe que eras la luz y oscuridad de los Malfoy.
El soltó una risa hueca ante lo dicho por su amigo.
—Thomas, Thomas, siempre serás un maldito desgraciado y la oscuridad siempre te acompaña.
—¿se van a besar?
Ambos se dieron vuelta de inmediato, “Amycus Carrow” hacia entrada en escena, el idiota a pesar de los años no ha cambiado nada.
—sí, nos íbamos a besar. ¿quieres unirte? —dijo Thomas con ironía mientras veía con enojo al tipo.
—¡oh, vaya! Quién lo diría su excelencia Mr. Thomas Parkinson le gustan los tríos, bien si tanto insiste me les uniré.
—tarado—dijo Thomas.
Lucius solo rodo los ojos, esas peleas no han cambiado para nada desde la escuela.
—vámonos Thomas y deja de discutir.
—se van ya, bueno el trío se pospone. Adiós Primor y su cachorrito.
—imbécil, hijo de puta— grito Thomas mientras salían del lugar dejando al Carrow solo>>
—espero que el bastardo este vivo—susurro para sí mismo mientras con rapidez conducía a du esposa y a su hijo por el túnel que los dejaría cerca de Manor.