LUCIUS.

2000.

—te vez encantador, dragón—dijo Lucius ingresando a la habitación donde su hijo se preparaba.

El joven se dio vuelta y se acomodó esa especie de corsé que venía a conjunto con su lujoso traje de bodas. Hoy su hijo se casaría y pasaría a hacer historia con el legado Malfoy, mientras más veía a su hijo más denotaba el parecido a su madre. Su cabello largo y esos ojos grises penetrantes destacaban y realzaban toda su belleza.

—gracias padre— respondió con monotonía.

Si su hijo estaba molesto, un compromiso no es lo que él esperaba, pero su hijo debe saber una cosa y es que los matrimonios tácticos son mejores, en un futuro entenderá porque hace esto y no es por un extraño odio a él como este cree.

Lucius ubicará a su hijo tan alto que será intocable y nunca nadie podrá dañarlo, sabe que él todavía es joven y no comprende su accionar, pero, aunque muchos crean que él no ama a su hijo y solo lo ve como una herramienta a usar a su favor, no es así, de hecho, él lo adora e incluso ama a su unigénito, él es parte suya, de su sangre y magia, pero ni por todo el amor del mundo permitirá que los deseos fantasiosos de su hijo ensucien el camino que él le labro con firmeza.

—vamos ya es hora, Draco. —comento acercándose a su hijo.

—padre, yo…

—no Draco, eres un Malfoy y no voy a permitir que te dejes influenciar por deseos tontos. Vamos todos están esperando abajo. Tu futuro está a solo unos pasos—comento Lucius más como una orden que como un simple comentario al azar.

Su hijo quería arruinar su futuro firmemente trazado con alguna estupidez, primero tenía que estar el muerto para dejarlo echar a perder todo lo que ha construido para él, muchos verán esto como un acto egoísta y a él como el malo de la historia, pero realmente no le importa.

—sí, padre—dijo Draco, mientras se daba un último vistazo al espejo y salía junto a él.

Ambos caminaron por el pasillo en profundo silencio, Lucius sabía que su hijo no hacía mención de nada, Draco todavía era joven y consideraba que lo que él está haciendo es más que injusto, pero en un futuro se dará cuenta el porqué de sus elecciones y en ese momento cuando tenga todo resuelto se permitirá sonreír.

<<—¿matrimonio?

—sí, matrimonio, querida—respondió mientras seguía escribiendo en su agenda.

—Lucius, pero nuestro hijo es demasiado joven—comento con rapidez.

El dejo de escribir y centro su vista en su mujer, ella se veía un poco mejor que cuando estaban en guerra, incluso su piel volvió a tener ese brillo especial.

—no se casará ahora, Cissa, lo hará dentro de dos años, tiempo suficiente para forjar el plan táctico de dicha unión—comento como si del clima se tratase.

—nuestro hijo no es un objeto para que planees todo sobre el—respondió algo molesta y eso se denotaba en su rostro y en su tono de voz.

El soltó una ligera risa ante lo dicho.

—Narcissa, Narcissa. Tu ya sabias desde un inicio como serían las cosas y las decisiones que tomo son calculadas previamente, sin contar con que no tienes opciones más que cumplir con ellas, porque las ordenes no las das tu o Draco, si no yo—dijo mientras se señalaba a sí mismo.

—pero…

—querida, ahora no lo vez así, pero ubicare a Draco tan alto que será intocable y nadie jamás podrá hacerle daño—dijo con convicción.

—Lucius…>>

Ese recuerdo es algo que lo acompaña, si su esposa inicialmente estaba más que enojada, pero con el paso del tiempo fue viendo las posibilidades de dicha unión y hoy en día lo ha aceptado bastante bien, incluso participo de los preparativos para la boda.

Caminaron un rato más por los pasillos de la mansión, antes de bajar por las escaleras con lentitud, su hijo quería demorar este acto más de lo necesario, le permitiría este berrinche sin responder de forma brusca, después de todo lo entiende un poco, aunque si su difunto padre fuera el padre de Draco esta más que seguro que de un solo cinturonazo lo haría obedecer.

—vamos, es hora—dijo Lucius ofreciendo su mano una vez llegaron al final de las escaleras, ambos estaban a solo una puerta del lugar de la boda.

—si padre, vamos—dijo Draco tomando con firmeza la mano ofrecida.

Las puertas se abrieron dando paso al jardín que estaba decorado con rosas blancas y rojas, no había demasiados invitados puesto que a él jamás le gusto demasiado escándalo en las bodas. A medida que avanzaban sentía que su unigénito apretaba su mano con fuerza, ignoro dicha acción, era normal estar nervioso.

Caminaron y en cuestión de pocos minutos estaban frente al altar donde su hermano “Amadeus Malfoy” estaba junto a su esposa e hijo “James Castor I Malfoy Romano”, ambos hicieron contacto visual e hicieron una señal de aceptación.

Con suavidad le entrego la mano de Draco a Castor, su hijo le dio una última mirada de súplica, misma que fue ignorada. Lo dejo en el altar y se sentó en la primera fila junto a su esposa y demás familiares.

La ceremonia dio inicio, casi no escucho nada de la misma por perderse en su mundo de recuerdos.

<<papá, papá.

La voz de su hijo resonó desesperada atreves de las paredes antes de que ingresara de forma brusca a su oficina. Él se levantó de forma mecánica y rápida creyó que su hijo fue herido, pero se veía bien.

—¿Qué pasa Draco?, me asustaste pensé que te ocurrió algo—comento llegando hasta él.

Su hijo tenía un rastro de lágrimas.

—yo, escuche….

El no dijo nada su hijo aun soltaba sollozos y lo espero con paciencia.

—yo, yo escuche de mamá que me has comprometido con Castor, padre, por favor dime que no es cierto—dijo con la voz un tanto entrecortada por los sollozos que amenazaban con salir.

—es verdad, Draco. Te casaras con Castor.

Su hijo puso una expresión de puro asombro antes de mostrar esa mueca llorosa que le recuerda tanto a Narcissa.

—pero…

—pero nada Draco.

—no lo hare, no es justo—prácticamente grito con enojo y sin retener más las lágrimas.

El siempre trato de ser amable con su hijo, pero tampoco puede ser muy suave.

—mira, Draco. Yo no te estoy consultando o pidiendo tu opinión, esta es una decisión que yo tome y no me importan cuanto llores o te patalees, tu jovencito te casaras con Castor.>>

Si muchos pensaran que es cruel y si lo es no lo niega, jamás lo hizo. Su hijo es un criador y un criador Malfoy no ensuciara su linaje con cualquier tipejo, los criadores Malfoy para los mismos Malfoy.

La ceremonia termino en unos pocos minutos, realmente no sabe cuánto tiempo paso, solo escucho el “acepto de su hijo” y sabía que ya estaba hecho no había vuelta atrás.

*

—Lucius, vamos por un cigarro—dijo Thomas mientras enseñaba su cajetilla, señalando la puerta en signo de que salgan.

El solo asintió y siguió a su amigo afuera, ambos estaban en el balcón de la casa Parkinson, después de todo fue a visitarlo. El silencio se hizo algo incomodo.

—Lucius, ¿Cómo estás? —pregunto Thomas rompiendo el silencio, mientras le daba una calada a su cigarro.

—bien, estoy bastante bien. ¿Por qué preguntas eso Thomas?

—tienes casa sola, después de todo Draco se casó hace casi dos meses—comento.

El rubio solo asintió mientras le daba una calda a su cigarrillo, si se ha sentido algo solo después de todo su hijo siempre estuvo con ellos en la mansión y ahora que vive en Francia es un poco desolador pero las cartas no faltan.

—sí, pero si bien recuerdo, tú también estuviste solo, Pansy se casó y tu sobrino Francis también lo hizo—dijo Lucius recordándole dichos eventos.

Thomas también estaba algo solitario, su sobrino se casó hace como tres años y su hija hace un año. Con la muerte de Violet en la guerra, su amigo estaba un poco más solo que él.

—Sí, pero sabes que hablo con mi hija y también la visito. Francis vive aquí en Inglaterra, así que tampoco me hace sentir solo —comentó viéndolo directamente.

Su amigo desde joven tuvo esa mirada penetrante que intimidaría a cualquier persona, pero no a él, jamás a él, crecieron juntos.

—El chico Pucey, es un buen esposo para Pansy no como ese tipo de casta dudosa —comentó solo por decir algo, ignorando los penetrantes ojos verdes de su amigo.

—si lo es, jamás ensuciaría mi linaje de forma poco digna y la dama Carrow es bastante adecuada para mi sobrino. Castor también es bastante correcto para el dulce Draco; con ese chico Nott no habría llegado a nada.

Si ese “Nott”, sabe que salía con su hijo y luego de la guerra lo veía como si fuese basura, imbécil, su hijo era mucho para él, un simple campesino con suerte.

—aja.

Siguieron fumando un rato más antes de que el cigarro de cada uno se acabara, Thomas le ofreció otro y lo tomó.

—Lucius, ¿quieres fuego? —susurro y el vaho se veía saliendo de su boca por el frio que hacía.

El solo asintió y vio a Thomas acercarse a él, estaban solo separados por unos centímetros, con suavidad juntaron sus cigarros para compartir el fuego, si veías la escena desde otro ángulo parecería otra cosa.

<<—Lucius.

—Thomas, ¿de verdad eres tú?

—sí, yo pensé que moriste en la batalla—dijo Thomas viéndolo de arriba abajo como comprobando que no fuese una ilusión.

Su amigo se veía algo demacrado, pero fuera de eso, Thomas estaba bien solo con algunas heridas leves. Cuando lo abrazo no se sorprendió y se permitió disfrutar del momento, ambos estaban vivos.

Escuchar los suaves respiros de Thomas era relajante, estuvieron abrazados no sabe cuánto tiempo, estaban solos en uno de los pasillos de Hogwarts. Al poco tiempo se separaron.

—estas vivo, estas vivo.

—tú también, estas vivo Thomy—dijo Lucius desordenando sus mechones de cabello con su mano.

Thomas lo veía con esos ojos tan verdes, se acercó solo unos pocos centímetros, no era algo morboso, solo fue un toque de boca a boca, se permitió disfrutar del momento>>

—Lucius, vamos, hace frio—dijo Thomas, señalando al interior de la casa.

El solo asintió y entro junto al hombre, el interior era notablemente más abrigado.

—Lucy, ¿vienes?, Debo mostrarte algo.

El solo asintió.