LUCIUS.

Harry Potter - J. K. Rowling
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LUCIUS.
Summary
La historia relata algunos detalles sobre "Lucius", mostrando acontecimientos que sucedieron al pasar los años y las decisiones que tomo en su vida que contribuyeron a forjar su camino a la grandeza.
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CAPÍTULO 7


 

1985.

—papá— dijo la vocecilla del infante con emoción mientras corría a su encuentro.

Durante muchos años siempre lo llamaron Malfoy, el heredero Malfoy, Lord Malfoy y otros opulentos nombres, no le molestaba después de todo jamás le gusto que la gente sea impersonal con él, el uso de su nombre solo le permitía a los cercanos a él, tantos nombres, pero ahora sabe que “papá” es su favorito y más si viene de su adorable bebé.

Al escuchar ese adorable “papá” salir de los labios de su hijo, el solo sonrió y no esa sonrisa burlona y maliciosa que les daba a todos, sin duda la sonrisa que le mostraba al niño era una sincera y confiada.

—hola bebé dragón—dijo con dulzura mientras levantaba al niño en brazos.

—mira papá, yo y mamá pintamos cuadros—dijo mientras señalaba los papeles en el piso.

“Pintamos cuadros”, Lucius ahí recién reparo en la presencia de la mujer, quien sonreía de forma agradecida, ella siempre le sonríe así, le hace sentir como si él le hubiese hecho un favor y ella le debiese algo.

Con tranquilidad se acercó y vio un montón de papeles con pintura.

—dragón no tienes algo para papá—comento Narcissa con una sonrisa.

El niño frunció las cejas en signo pensativo

—sí, papá, yo pinte algo para ti—dijo con una sonrisa.

—¡¿vaya, en serio?!—pregunto con asombro para emocionar más a Draco.

El pequeño solo asintió con entusiasmo y con un gesto pidió ser bajado al piso, él lo hizo con suavidad y vio que el pequeño buscaba entre las hojas hasta que encontró lo que al parecer buscaba.

—mira papá, estos somos tú y yo, y mamá—dijo enseñándole un dibujo.

Apenas eran formas extrañas, pero de alguna forma la sonrisa de su hijo hizo que eso se viese como una obra de arte.

—es hermoso dragón, papá lo guardara por siempre—dijo tomando el dibujo ante la mirada ilusionada de los dos rubios.

Era increíble como las cosas habían pasado tan rápido. Black a quien siempre considero tan ajena al mundo y algo desequilibrada se convirtió en una especie de amiga para él y el bebé que crearon juntos, ese pequeño ser sin duda es alguien a quien pese a que en un inicio considero una misera herramienta también puede ser alguien más importante en su vida. Él jamás se consideró un hombre sentimental hasta que nació su hijo y lo cargo por primera vez en brazos, eso no quiere decir que sus lados más oscuros ya no estén presentes solo que jamás lo muestra frente a ciertas personas, pero sigue manteniendo el enfoque inicial.

—papá, también quería contarte que mamá me llevo al jardín y creamos flores amarillas y doradas.

Comenzó a contar las distintas actividades que hizo mientras él estuvo fuera trabajando, era emocionante ver como su hijo iba descubriendo todo de a poco, cada cosa era nueva para él.

 

<<—¿Cómo dijiste que se llama? —pregunto Thomas.

—Draco Lucius II Malfoy Black—comento sosteniendo al bebé en brazos con orgullo como si fuese un tesoro.

—¿Draco?, déjame adivinar, eso fue idea de Black—menciono con diversión.

Acaso el idiota de Thomas se estaba burlando del nombre de su primogénito, este tarado inculto esta ante el futuro Lord Malfoy.

—es bonito, su nombre es inusual como el tuyo—comento acercándose para ver al infante.

—claro que es bonito, después de todo es un Malfoy —comento como si fuese lo más obvio del mundo.

—cuanta humildad habita en ti Lucius, por favor salgamos de aquí que tu ego me está robando el oxígeno—comento con ese tono burlón que siempre tenía.

—tarado troglodita.

—idiota obsesivo.

—troll de las montañas.

—bashee oxigenada.

—ustedes jamás maduraran, en serio, cambiando de tema ahora que ambos tienen hijos porque no los comprometen y así cumplen su más loca fantasía de juventud, ya saben esa de casarse—comento Alexander con burla.

—¡¿Qué, puaj?! —respondieron en coro>>

 

—es un niño muy inteligente— comento Narcissa sacándolo de su ensoñación.

El rubio volteo a ver a la mujer quien traía esa típica sonrisa de ella, los ojos de arpía ya no lo incomodan como antes.

—si es brillante, no puedo creer que ya este tan grande—comento con suavidad viendo a su hijo correr por la sala mientras finge que hace volar a su dragón de peluche.

—sabes, para el todo es nuevo y cuando parece que ya lo sabe todo, te sale con un nuevo descubrimiento. Me recuerda a ti.

—¿a mí? —pregunto extrañado.

La mujer solo asintió antes de fruncir el ceño signo de que estaba pensando, ese gesto lo heredo Draco.

—sí, siempre caminas con tal seguridad que intimidas a muchos y en el colegio parecía que podías conquistar el mundo. Draco es igual, siempre camina con firmeza y actúa como si estuviese por conquistar el mundo, también le gustan los libros, aunque apenas entiende lo que dicen, disfruta la música de piano como tú y siempre parece estar alerta, sin duda alguna es una copiecita tuya—comento ella con tranquilidad sin dejar de ver a su retoño.

Narcissa era sin duda alguna extraña, en el colegio siempre se veía distante y parecía que era capaz de hechizar a cualquiera que se le acercara, no tenía amigos a excepción de una chica que no recuerda mucho, ahora que recuerda a pesar de ser bonita no la invitaron jamás a ningún baile celebrado en el colegio, el baile de invierno de último año es el que más tiene presente porque lo escucho de unas chicas.

 

<<—oíste que a Black no la invito nadie al baile, que feo.

—sí que horror, pobrecilla, pero entiendo a los chicos de cierta manera, ella es espeluznante como su hermana mayor y está loca, sabes que hechizo a un chico solo por un asunto tonto.

—si ella es malvada y tiene ese horrible cabello matizado—comento una de las chicas con burla.

—sí y sus ojos son feos, son de un azul aguado, seguro que es una Black y no es adoptada digo.

—jamás se casará con un partido decente y menos con ese aspecto tan desaliñado.

Luego de eso solo se escucharon risas.

—las mujeres sí que son crueles—comento Thomas.

—sí, son crueles.

—¿Lucius a dónde vas? —pregunto extrañado al verlo caminar hacia el baño de mujeres.

Un destello salió de su varita y luego solo se escucharon gritos>>

 

—Lucius, sabes yo nunca te agradecí—comento Narcissa viéndolo fijamente.

El enarco una ceja en signo de incomprensión, agradecerle porque exactamente, en serio la rubia a veces lo confundía.

—¿Por qué?

—por salvarme, sabes no lo niegues sé que lo debes recordar bien y también sé que el que Lina y sus amigas tuviesen piojos no es como muy común, conociendo lo mucho que cuidaban el cabello.

El solo se sorprendió, su esposa le sonrió y su expresión decía una sala cosa, “se mucho más de lo que tú crees”.

—bueno es hora del baño de Draco—comento la mujer antes de caminar hacia su hijo.

Él se quedó como en estado de trance, esa mujer nunca dejaba de sorprenderlo.

 

*

 

—feliz cumpleaños dragoncito—dijo Narcissa con una voz muy dulce mientras veía al menor soplar una vela en el pastel

Draco se veía feliz, Draco es algo arisco con los extraños, pero de una manera extraña e inusual parece que algunos le agradan.

—papá—dijo tomando de la túnica al mayor

—¿Qué pasa dragón? —comento, mientras mostraba una sonrisa agachándose a la altura del niño.

—¿Quién es el? —susurro viendo sin disimular ni un poco a uno de los invitados.

—él es Severus Snape, es un conocido—comento viendo al chico que desde su juventud siempre uso túnicas negras, misma razón por la cual le apodaron “murciélago”.

—¡oh!, es interesante, pero—susurro mientras se ponía un dedo en sus labios y fruncia el ceño.

—¿pero?

—pero nada papá, cierto mira lo que me regalo Lady Violet, ella es tan bonita—comento con ilusión mientras le enseñaba un libro de dibujos— se lo enseñare a mamá.

El solo sonrió y dejo el tema de lado, los niños son cambiantes y siempre olvidan que estaban diciendo; es gracioso ver como su hijo mira a la esposa de Thomas ilusionado, aunque bueno el solía querer casase con su nana y la mujer tenía como sesenta años.

—¿Por qué sonríes Lucius?, hiciste algo verdad, mataste a alguien acaso y su cuerpo está enterrado en tu patio o guardado en el armario de tu habitación—comento Thomas con burla mientras llegaba a él.

Si muchos escuchaban su conversación sabrían que ambos tenían un sentido demasiado retorcido del humor.

Ante lo dicho por su amigo el solo rodo los ojos.

—sí, sabes asesine a alguien y es Nora, tu adorada amante—dijo con ironía.

Era una broma entre ellos, Nora era una mujer viuda como de ochenta años que cuando estaban en el colegio siempre le regalaba dulces a Parkinson mientras decía con voz melosa “corazón compártelos con el rubiecito” o “mira como has crecido tesoro”,” te ves más guapo cada día tesoro” y demás frases cutres.

—¡oh no! Mi preciosa Nora, mi adorable uva pasa, como pudiste, eres un monstruo—dijo con exageración mientras se agarraba el pecho.

—lo siento no pude evitarlo—dijo con una cara de lastima más falsa que una moneda de dos y medio galeones.

—sabes Lucy, también debo confesar algo, tu adorable Rita te engaña y es con Kingsley un aurorsete de cuarta.

Claro Rita Skeeter, el idiota de Thomas no paraba de molestarle con la rubia mujer, solo porque siempre que lo veía le guiñaba un ojo en forma coqueta o suele guardarle una copia del periódico, o tal vez sea porque le regala galletas en ocasiones.

—en serio, como puedes levantar falsos sobre mí dulce Rita, mi pedacito de luz—dijo con falsa angustia siguiéndole el juego.

Siguieron con las bromas mientras hasta ser interrumpidos por la pequeña hija de Thomas, Pansy, la pequeña era la imagen de su padre en femenino, esos ojos vibrantes y juguetones de tonalidad verdosa destacan junto con sus sonrosadas mejillas.

La pequeña tomo la túnica de su padre llamando su atención.

—hola princesa—dijo Thomas levantándola en sus brazos.

—hola papá—respondió la pequeña antes de ver a Lucius y desviar la mirada mientras sus mejillas adquirían una tonalidad aún más rosácea.

Era algo gracioso, al igual que Draco, la pequeña Pansy tenía un pequeño enamoramiento por Lucius. Sus amigos siempre solían hacer burla de eso mencionando cosas como: “si te descuidas un poco, Thomas vas a terminar sin hija y sin esposa”.

—hola Pansy—dijo Lucius dándole una sonrisa similar a la que le da a Draco. La niña era adorable contrario a Thomas según él.

—hola Lord. Lucius—dijo con suavidad la niña mientras se acomodaba un mechón de cabello tras su oreja.

Su hija veía a su amigo con ilusión, si, ese enamoramiento extraño que tienen todos los niños por alguien.

—papá puedes bajarme, iré a jugar con Draco—dijo la pequeña removiéndose en los brazos de su padre.

Con suavidad bajo a la niña quien acomodo su vestido y se despidió con una sonrisa de su padre y dándole una sonrisa aún más enorme a Lucius cuando el acaricio su cabeza.

Lucius vio a la niña alejarse con tranquilidad para reunirse con su hijo y los otros niños, luego miro a Thomas con atención, su amigo había cambiado con el paso de los años, se volvió padre al igual que el, sigue siendo un bastardo astuto que usara todo a su beneficio, pero esa ligera sombra de tristeza en sus ojos siempre lo acompaña desde la guerra donde Alexander Parkinson junto a su esposa murieron dejando a Francis Parkinson huérfano y a cargo del padre de Thomas. Jamás lo niega el mismo se sintió triste cuando el Parkinson mayor falleció, aún recuerda vívidamente ver el rostro sin vida del mago en ese ataúd.

 

<< Thomas se veía agotado, la túnica que eligió parecía quedarle enorme o tal vez era solo que perdió peso durante la guerra, sus ojos estaban apagados y tenía surcos morados y oscuros bajo sus ojos prueba del insomnio.

Todos mantenían silencio mientras el solo podía ver el cuerpo del mago en ese ataúd, todo paso tan rápido. Desvió la mirada de la caja y vio a su amigo salir de la sala, con suavidad salió atrás de él.

—Thomas—dijo Lucius mientras se unía a su amigo quien salió al pasillo.

—Lucius. “La vida es efímera”, Alexander siempre decía eso—comento Thomas viendo a la nada. 

—Thomas, tu…

—Lucius en serio si hay otra guerra protégete, no quiero tener que asistir a tu maldito funeral; aunque no lo creas rubio tú eres valioso para mí—comento acercándose a él y viéndolo directo a los ojos— sabes Alexander siempre decía que cuando él muera, yo sufriré, somos hermanos después de todo, la sangre nos unía; pero también siempre decía que si tú mueres, yo no lo resistiré y terminaré por derrumbarme. ¿Es cierto? No lo sé, pero es algo que no quiero averiguar.

Él se sorprendió con dicha declaración, claro, aprecia a Thomas más de lo que le gustaría admitir, pero nunca lo diría en voz alta. Lo que más lo sorprendió fue el abrazo que le dio, la devastación del hombre le permitió darle un poco de consuelo pese a que nunca supo consolar bien a nadie, sintió la humedad en su cuello signo de las lágrimas que derramaba, con suavidad trato de calmar a su amigo dando suaves toques en la espalda.

—Está bien llorar, Thomas.

—Lo extrañaré, Lucius. Tú no mueras, aplasta a quien debas, pero no mueras.>> 

 

Nunca olvidaría eso, es un recuerdo que no abandona su mente jamás.

—Lucius, vamos a fumar un cigarro—dijo Alexander sacándolo de su ensoñación.

—¿eh?, si, si vamos.

 


 

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