
CAPÍTULO 3.
1974.
Los años pasaron rápido, estaba en sexto grado. Hoy el gran comedor estaba iluminado y el techo mágicamente tenía luciérnagas, lo cual, por supuesto quedó maravilloso y digno de admirar, el motivo de tales decoraciones en el lugar era la gran fiesta para dar la bienvenida a los recién llegados. La gigante puerta que conducía al comedor se abrió, dejando espacio para un nuevo grupo de magos.
“Son adorables” y “míralos, tan bonitos”, eran algunas de las cosas que decían las mujeres de las distintas mesas, claro que Slytherin era un poco más reservada que el resto, los niños se veían asombrados y algo nerviosos como alguna vez lo estuvieron ellos.
—oye Lucius, no te alarmes; pero hay un par de niños bastante particulares que no para de verte, parece que vieron un unicornio dorado que lanza arcoíris o algo así—dijo Thomas con ese tono algo burlón mientras señalaba sin recato alguno a los menores.
—el del cabello ondulado es un Black, es primo de la odiosa Andrómeda y la loca Bellatrix, en cuanto al otro no sé quién sea y tampoco me interesa—contesto secamente el rubio.
—lo sé, la loca Bellatrix se graduó cuando íbamos en tercer año del colegio y la detestable Andrómeda lo hará este año, un momento entonces este niñato también es primo de la rara de Narcissa Black, obviamente—dijo Thomas viendo a la rubia de reojo, ya que estaba sentada a cinco puestos de ellos.
—si son primos, no ves su parecido. Tienen los mismos ojos de arpía que cada Black posee—menciono el rubio con un gesto de desagrado.
—sí, eso sí, esos ojos de arpía poco favorecedores, las damas Black son algo espeluznantes. Por cierto, me olvidaba de contarte, escuche a mi padre decir que al parecer la loca Bellatrix se casara este año con uno de los hermanos Lestrange—susurro con ironía.
Pobres y desafortunados tipos, no era nada personal, pero no quisiera estar en su lugar, mira que tener que desposar a esa mujer, él preferiría ir de la mano del mismísimo monstruo del lago Ness o cogerse a un troll de las montañas con audiencia incluida; sin duda Bellatrix pese a no ser fea era un tanto desagradable para él.
Dicho dato no era del conocimiento de Lucius, con cuidado desvió su mirada hacia los Lestrange que estaban sentados a unos pocos asientos de él, Rabastan iba un año adelante y Rodolphus se gradúa este año; en serio pobres tipos. Aunque si lo piensa con detenimiento, era ventajoso casarse con la loca de los Black, las bóvedas serían de ellos y conociendo al viejo Augusto Lestrange está más que seguro que recibió una buena cantidad de dinero antes de siquiera aceptar que uno de sus vástagos se una con la Black.
—hay un lado bueno dentro de esa desgracia—susurro con diversión mientras Thomas solo enarco una ceja en signo de incomprensión ante las palabras dichas por el rubio.
En serio no había muchas ventajas en casarse con la loca Black, era malvada y en general los Black son algo espeluznantes, incluso más que Carrow.
“Alecto Carrow”.
Mierda escucho bien, así que otro Carrow ingresa, al parecer es hermana del bastardo de Amycus, ella es como él con ese cabello rojizo oscuro y los ojos demasiado espeluznantes, se dio vuelta y vio a Lucius quien tenía una mueca en su rostro, de seguro pensaba lo mismo que el “Otro maldito Carrow”.
La selección siguió y lo más extraño fue la del niño Black yendo a la casa de los leones, el niño parecía sorprendido y como si le hubiesen dado una bofetada. La noche siguió con normalidad y finalmente se dirigieron a sus dormitorios.
—ese niño es un mestizo—comentó Thomas.
—¿Quién?
—el que junto al mocoso Black te observaba en la selección, el tal Snupi—dijo con tranquilidad.
—era “Snape”, sí, es un mestizo; en fin, parece algo extraño—comento Lucius viendo al menor caminar unos pasos delante de ellos junto a los otros nuevos integrantes de la casa.
—lo sé, te observaba como si fuese un jodido unicornio, ¿estás seguro que su apellido no era Snupi? —dijo burlón.
—“Snupi”, en serio Thomas, eso suena estúpido y respondiendo a tu otra duda, tal vez “Snupi” no me observaba a mí si no a ti y quedo hechizado con tu belleza—contesto Lucius con cierta ironía.
—Pobre niñato, aunque no lo culparía Lucius, a las pruebas me remito—comento con falsa modestia mientras el rubio solo rodaba los ojos.
Ambos caminaron con tranquilidad hacia las mazmorras mientras susurraban sobre los distintos seleccionados a las casas, ignorando que alguien los veía con atención.
—¿Quién es él?
—¿Quién?
—el rubio, ¿Quién es?
—¡oh!, es un Malfoy, es un sangre pura y no le gustan los sangre sucia.
—¿Qué es un sangre sucia?
— joder, no sabes nada. Solo mantente alejado de él, no creo que tenga nada que ver contigo.
“Malfoy”
*
Por fin podían ser libres, la selección de casa fue hace unas semanas y no entendía como es que los maestros les hayan mandado muchas tareas los primeros días de clase cuando obviamente debían ser más permisivos, pero por fin podían ser libres y salir con tranquilidad del colegio.
—Lucius, vamos por cervezas de mantequilla en este momento, en serio siento que si sigo aquí enloqueceré, practique demasiados encantamientos esta semana que siento que incluso podría lanzar hechizos usando mi pe
—¡Thomas! — interrumpió de forma brusca el rubio— eres un tarado.
—¿Qué dije?, aquí el mal pensado eres tu Lucy. Yo iba a decir que incluso puedo lanzar hechizos usando “mi pértigo familiar”
La sonrisa socarrona que traía en rostro mientras repetía cada frase lo hacia mas falso que nada, Lucius solo rodo los ojos dejando escapar una risa suave.
Dejando las bromas de lado, ambos, una vez listos, salieron de las mazmorras y se disponían a ir por las cervezas de mantequilla.
—oye, ese no es el mestizo—señalo Thomas.
Lucius miró hacia arriba y vio al pequeño pelinegro siendo acosado por un grupo de cuatro chicos de Gryffindor. Otras veces ni se molestaba en intervenir, no era su problema y no le afectaba. Sin embargo, dolió un poco ver al mocoso tratando de protegerse de lo que parecían ser cuatro habitantes de las cavernas salvajes; el niño se veía algo patético.
—Expuso—dijo con tranquilidad y un destello azul emergió de su varita impactando contra los cuatro chicos.
El grupo se levantó sorprendido por el impacto. Thomas estaba sorprendido o más bien divertido con su accionar. Los cuatro leones los vieron.
—¿Quiénes se creen, tarados? —grito con enojo un niño con lentes.
—que te importa cuatro ojos—contesto Thomas con tono burlón, lo cual solo enojo más al niño.
—¿Cómo me llamaste?
—si quien rayos se creen, lárguense no es su jodido asunto—grito el niño Black.
—cállate mocoso y te llamé cuatro ojos—respondió con burla.
—Thomas, déjalos, son solo un grupo de críos—sugirió Lucius con tranquilidad mientras veía al grupo.
El Parkinson solo asintió y estaba de acuerdo con dejar a los mocosos, pero fue divertido molestarlos por un momento.
—Incendio.
Una voz se escuchó detrás de los dos mientras se preparaban para salir del lugar, lejos del grupo de niños, después de todo habían hecho su buena acción del día. Era poco probable que el hechizo los alcanzara, pero fue lo suficientemente efectivo como para enojar al rubio, Thomas sabía que Lucius estaba enojado.
Ni siquiera escucho que susurró el rubio, pero lo siguiente que supo es que el grupo estaba en suelo retorciéndose de dolor, no era un crucius, eso es seguro, conocía el hechizo a la perfección y no lo era, más bien, parecía que fueron azotados con fuerza, sabía que era, un hechizo viejo que los veteranos sangre puras usaban para disciplinar a sus hijos, sencillo, practico, pero demasiado doloroso y la guinda del pastel es que no deja ni una sola marca.
—Malfoy y Parkinson, ¡¿Qué están haciendo?!
Estaban en problemas, Minerva Mcgonagall se acercaba y se veía molesta con los dos, más Lucius no se veía arrepentido y bueno él tampoco, era gracioso ver a los mocosos idiotas adoloridos.
—quinientos puntos menos para cada uno y los quiero en mi oficina ahora—casi gruño la mujer.
Los dos solo rodaron los ojos ante lo dicho.
—¡¿a donde rayos van?!
—a la jodida oficina, no es lo que pidió “madame”—gritó Thomas, igual ya estaban en problemas.
—cien puntos menos para usted Parkinson.
“Malfoy y Parkinson” lo ayudaron a él, a un simple mestizo y hechizaron a los idiotas de los leones.
Los cuatro leones estaban sorprendidos de que ese par los hechizará y más que no les importará que la profesora Mcgonagall los castigue.
—eso dolió, ¿Qué hechizo era ese? —dijo James una vez de pie.
—no lo sé—respondió Remus también algo adolorido.
—¿ellos eran?
—Malfoy, Lucius Malfoy y el otro es Thomas Parkinson— respondió Sirius secamente, aún sorprendido porque el rubio mayor se haya atrevido a hechizarlos y más aún porque protegió a quejicus.
Ese día el rubio les dejo algo muy claro, Lucius Malfoy es de mucho cuidado y pese a que Parkinson no hizo nada, no se arriesgarían a averiguar de que es capaz el tipo.