
CAPÍTULO 2.
1971.
El tiempo pasó volando, aún recuerda cuando apenas ingreso a Hogwarts. Era un buen colegio para aprender lo básico de ser un mago, pero en ocasiones solo deseaba maldecir a ese estúpido colegio y sus tontas órdenes; a veces sospecha que la profesora McGonagall tiene algo en contra de la casa Slytherin. Siempre que sus amados leones hacían algo cuestionable, la vieja miraba hacia otro lado fingiendo demencia y si ellos hacían exactamente lo mismo aparte de los puntos que le quitaba a su casa, les ponía un castigo.
—todavía faltan demasiados frascos, no estás cansado Lucius—dijo Thomas mientras se arremangaba el suéter de su uniforme y se quitaba el ligero sudor de su frente.
—sí, estoy agotado. Mi padre me matará si se entera de que estoy castigado y fregando botellas cuál elfo doméstico—dijo con frustración.
—dímelo a mí, mi padre me arrastraría por todo el colegio—expreso Thomas.
No solo era cansado limpiar como mil frascos, sino que era verano y no es que en la gran Inglaterra hiciese demasiado calor, pero en la zona de pociones siempre se trató de mantener un ambiente templado y demonios estaba empapado de sudor provocando que su ropa se le pegue al cuerpo de una forma desagradable, su cabello estaba desastroso.
—pues desde mi punto de vista, ustedes dos si parecen elfos, los dos se ven como jóvenes elfos—menciono alguien.
Ambos se dieron vuelta para encarar al recién llegado.
—miren que tenemos aquí, si son nada más que su excelencia Mr. Thomas Parkinson y su magnificencia Mr. Lucius Malfoy. Los dos se ven espantosos, parece que fueron absorbidos por un tornado y sobrevivieron.
—pero si es el rey de los tarados “el gran Amycus Carrow”—respondió Thomas con cierto sarcasmo en su voz—te crees tan gracioso, en serio no tienes más cosas que hacer, porque no vas a molestar a alguien más.
—¿Por qué debo irme? ¿Interrumpo algo? —menciono divertido.
Lucius solo rodó los ojos, ese idiota de ojos perturbadores siempre busca provocar a los demás y él no va a caer en su jodido juego.
—que te importa, ahora largo—dijo casi gruñendo Thomas mientras señalaba la puerta.
El Carrow ignoro la advertencia y se adentró más en el cuarto, sentándose en el escritorio.
—no quiero irme, aquí es agradable.
—Dije que te vayas.
—y si no lo hago que Thomas, vas a llorar como un niño—dijo con ironía mientras le sonreía.
Lucius sabía lo que Carrow buscaba, parece que el tipo no puede estar sin pelear con alguien, es realmente molesto y lo peor es que Thomas tampoco se aguanta una sola cosa que el otro diga.
—vete Carrow—dijo el rubio hablando por primera vez—no tenemos tiempo para soportar tus bromas.
El susodicho desvío sus ojos del otro chico para posarse en el rubio, Amycus ladeo su cabeza y sonrió de lado, parecía una víbora.
—¡Oh, por Merlin!, si interrumpí algo ¿verdad?, ¿qué pasa? iban a besarse o algo así—dijo con un tono burlón sin desviar la mirada de los orbes azulados.
“Este idiota”, siempre busca pelea, en serio no lo entiende desde un inicio, siempre se acerca buscando molestarlos.
<< — Entonces eres Malfoy, vaya, tienes un nombre tan extraño. Lucius suena como “Luz”, no creo que vaya contigo.
El rubio sabía que el niño era Carrow, lo vio en el andén, acompañado, según entendió, por sus padres. Sus ojos eran de un tono azul oscuro que lo hacían lucir un poco aterrador, parecía que su mirada no era más que hoyos profundos, cualquiera que viera a este tipo con demasiado detenimiento se asustaría, pero él no, él era Malfoy.
—mi nombre no es raro. Sí, soy un Malfoy y eso qué importancia tiene, después de todo tú eres un Carrow.
El niño sonrió de lado antes de contestar.
—sí, tienes razón, yo soy un Carrow, mi nombre es Amycus Carrow.
—no te pregunte—dijo Lucius con firmeza.
El resto de niños estaban en silencio, había demasiada tensión en el aire.
—Te diré una cosa Lucius, tu cabello te hace ver como una niña—dijo Amycus, finalmente riéndose.
Lucius no podía creer a ese idiota, nadie le dice a Lucius Malfoy que se ve como una jodida niña.
—Así, pues tus ojos son horrendos y me desagrada tu sonrisa—dijo con enojo—vamos Thomas.
El Parkinson solo asintió y siguió al rubio dándole una mala mirada al otro chico, ese tipo sí que era un idiota, mira que llamar niña a Lucius, tiene suerte de que el menor sea algo pacifista o de seguro que le habría hechizado el culo.
—Adiós primor, cuida de tu precioso cachorrito—dijo Amycus viéndolos marcharse.
A lo lejos lo único que se escuchó fue un grito.
—vete al carajo imbécil cara de Troll >>
Sí, solo amargos recuerdos rodean a ese tipo.
—¿no te cansas de estar molestándonos, Carrow? —cuestionó Lucius con irritación, solo quería borrarle la sonrisa estúpida que traía el otro.
—no, es bastante entretenido.
—solo ignóralo Lucius, el tipo es un imbécil con complejo de rey—dijo Thomas.
Era verdad, no podían iniciar otra pelea que terminaría en castigo y arriesgarse a perder más puntos de la casa. El Carrow no pareció nada complacido con que lo ignoraran y salió hecho una furia del lugar.
Lo peor es que tenían que compartir cuarto con el tipo, demonios no quiere recordar nada de él y lo peor es del único que no logra saber qué debilidad tiene, lo mejor era concentrarse en terminar de limpiar todo para que ambos pudiesen ir directo a descansar, pasaron varias horas antes de que terminaran de limpiar todo.
—demonios, mis pobres manos parecen las de un vil campesino—se quejó Thomas mientras revisaba sus manos— están tan ásperas que parecen una lima para pies.
Lucius estaba agotado y quería darse un baño, solo le apetecía dormir, es más, ni siquiera saldría mañana que es fin de semana. Ambos caminaron con rapidez por el pasillo hasta llegar a las mazmorras.
“Sin pecado no hay una ganancia” susurro para que se abriera la puerta.
Entraron con silencio y no había nadie en la sala, eso era comprensible, ya eran casi las nueve cuando ingresaron. Los escalones que subieron para llegar a su habitación se hicieron interminables, pero por fin estaban ahí. Cuando ingresaron en la habitación, Thomas se lanzó de inmediato a la cama sin gracia alguna, mientras él buscaba un pijama y una toalla, quería ducharse antes de dormir.
—vaya, ya llegaron de su cita, ¿Cómo les fue?
—cállate Carrow— dijo Lucius pasando de largo encerrándose en el baño.
Mientras el agua caía por su cuerpo solo pensaba en una cosa “¿Qué debilidad tiene el imbécil de Carrow?”, durante los últimos dos años trato de descubrir el punto débil del tipo, pero parecía no existir, aunque sabe que eso es imposible, todos tenían un lado por el cual cojean. ¡Demonios era realmente difícil!, con el resto de personas no le toma más de unas breves charlas antes de ver las grietas, tal vez debe dejar pasar al tipo e ignorarlo como señalo su padre.
<< —Lucius, por tu carta supe que quedaste en Slytherin, no esperaba menos de un hijo mío—dijo Abraxas mientras su hijo estaba arrodillado en el piso de su oficina.
—si padre.
—bien tu madre me platico que eres “amigo” de este un chico llamado Jonas Parkinson o algo así.
—es Thomas Parkinson, padre—corrigió a su progenitor.
—si como sea, el chico es hijo de Arath Parkinson. El tipo es un bastardo infeliz sin corazón, sabes que el cruciaria a sus propios hijos si llegaran a fallarle. Yo jamás lo haría, a no ser que no sepas cuál es tu lugar claro está—comento Abraxas con tranquilidad, aunque había cierta advertencia en su tono de voz.
Lucius sabía eso, su padre no se anda por las ramas y claro él conocía a Arath Parkinson, era un hombre severo y muy orgulloso de su linaje y sus riquezas. Thomas se parece a él física y mentalmente.
—si padre, yo jamás te fallaría a propósito.
—lo se Lucius, no tienes que afirmarlo, solo espero y seas consciente de ciertos detalles, en fin, tampoco me meteré en tus intereses de amistad. Tu madre también me platico de que has tenido ciertos desacuerdos con uno de los Carrow.
En serio su madre jamás puede guardarse un solo secreto, ella todo se lo comenta a su padre.
—si padre, pero no es nada que no pueda resolver.
—correcto, bueno, solo recuerda mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca o si no simplemente aléjate de ello.
—si padre.
—bien, retírate.
—si padre. >>
Realmente debería dejar de pensar en las estúpidas debilidades de Carrow y centrarse en lo que es mejor para él y en cómo puede construirse un futuro decente; después de todo el tarado de Carrow solo hace niñerías que no le afectan en demasía. Con ese pensamiento en mente, cerró la ducha, se secó rápidamente y se puso el pijama. Apenas logró secarse el cabello antes de salir del baño. Los otros dos ya parecían estar dormidos.
—¿dormirás ya, primor?, ¿quieres que te arrope?
Lucius solo rodó los ojos y decidió ignorar el comentario malintencionado. Al ver la falta de respuesta por parte del rubio, el otro chico solo soltó un bufido antes de cerrar las cortinas de su cama. El rubio solo ignoró la acción del otro y se preparó para dormir, por lo que veía Thomas ya está muerto para el mundo, quien viese al siempre elegante Thomas Parkinson tirado en la cama como un misero vagabundo, si lo piensa bien es algo irónico que los dos sean cercanos sabiendo que ambos buscan siempre estar por sobre los demás y aplastar a quien se interponga en su camino.
Iba a recostarse, pero opto por cubrir a Thomas con una manta, el idiota se durmió sin siquiera cubrirse adecuadamente y las mazmorras son algo frías. Ahora que lo veía dormir se mostraba algo inocente, casi parecía incapaz de matar una mosca, pero él sabe que solo es una venenosa serpiente con traje de una mansa paloma.
—sí, Thomas, yo sé que llegarás muy lejos, escalarás alto, pero por supuesto no más lejos que yo— susurro al aire, viéndolo con cierta consideración mientras lo cubría con una manta.
No es un desalmado imbécil, él realmente apreciaba a Thomas, pero si tenía que competir contra él lo haría y vencería obviamente; es más, está seguro que el otro también haría exactamente lo mismo, después de todo ambos son unos malditos convenencieros y siempre pensaran solo en lo que les conviene sin tomar en cuenta las posibles consecuencias de sus actos.
Pero hay algo que él siempre recordaba antes de dormir y es una frase sencilla “No hay nadie que lo haga mejor que yo”, él siempre está por encima de todos y no le importara aplastar, aquí se interponga en sus objetivos; después de todo él es Lucius Abraxas II Malfoy Malfoy y está más que seguro que no solo es la Luz de los Malfoy, sino también es la basta oscuridad.