
CAPÍTULO 1.
1969.
—Lucius camina un poco más rápido, no te retrases—dijo Abraxas mientras aceleraba el paso por el transitado andén 9 3⁄4.
El menor solo rodó los ojos con aburrimiento ante lo dicho por su padre y siguió a su propio paso mientras observaba la cantidad de gente que había, era algo un tanto sorprendente para él, después de todo casi no sale de la mansión por lo que no está acostumbrado a ver tantos magos y brujas cuya edad es similar a la suya.
—enderézate Lucius—dijo Adelina dándole una palmada en la espalda al niño.
—eh, si madre.
—bien y camina un poco más rápido, en serio no quieres perder el tren. La puntualidad es una buena virtud recuérdalo.
—si madre, descuida siempre lo recuerdo.
Ella solo enarcó una ceja en signo de aceptación y siguió con su camino, siendo seguida por el menor. Lucius veía todo como analizándolo, de pronto sus ojos se posaron en un niño quien venía junto a los que sobreentendía eran sus padres, el niño tenía una mirada, algo "inquietante", sí, "inquietante" es la palabra adecuada y es más apostaba que si sonreía se vería como una víbora a punto de atacar, el niño también hizo contacto visual con él y le sonrió, lo sabía es un “Carrow”, no devolvió el gesto y retiro su mirada.
—Lucius, no te entretengas, es hora de que subas al tren.
—eh, si madre.
Sus padres eran conocidos por su poca o nula paciencia y sabe que ambos detestan que se pase desconcentrado o ignorando al mundo en general.
Vio que los demás niños abrazaban a sus progenitores e incluso algunos lloraban al despedirse, era raro ver eso, ya que dichas acciones son poco comunes en su casa, él solo hizo una reverencia ante su padre cuyo gesto fue correspondido con una simple seña con la mano y procedió a realizar la misma acción con su madre.
—Lucius.
—¿si padre? —dijo deteniéndose antes de subir al expreso Hogwarts.
—compórtate, no quiero problemas de tu parte.
—claro padre, sabre comportarme.
—una cosa más, Lucius, solo no nos avergüences y trata de concentrarte netamente en tus estudios, no hay motivo para que tu mente se centre en otra cosa que no sea la escuela —finalizo su madre.
—lose madre, prometo actuar adecuadamente, con el permiso de los dos me retiro.
Ellos solo asintieron, no sin antes recordarle que debía escribirles una carta para saber a qué casa fue seleccionado.
El interior del tren era algo anticuado y de colores ambiguos, camino con suavidad buscando un compartimento vacío, le gustaba tener su propio espacio, camino un poco hasta que encontró uno, ingreso de inmediato y se acomodó, sabía por lo que sus progenitores le explicaron que el viaje es algo largo así que es mejor relajarse. Sus padres ya deben haberse marchado y el tren todavía no partía, aún había niños despidiéndose de sus respectivos progenitores, pasaron algunos minutos y se estaba aburriendo por lo que saco un libro, apenas comenzó a ojearlo cuando su puerta se abrió bruscamente.
—Buenos días.
“Crabbe”, estaba casi seguro que ese niño pertenecía a esa familia, al abrir la puerta el niño le saco un buen susto, aunque procuro no mostrarlo, un Malfoy no hace rostros vulgares como esos de miedo.
—¿Cómo te llamas?, mi nombre es Thomas Julius Parkinson Crabbe.
—mi nombre es Lucius Malfoy, mucho gusto.
—¡oh!, es inesperado—susurro para sí mismo, aunque él lo escuchó—es gusto también, sabes no hay más compartimentos vacíos, ¿puedo quedarme?
Era un niño algo raro, pero si lo considera incluso podía tolerar su presencia, así que asintió con cuidado y volvió a su libro.
—eres demasiado pálido, no es una crítica, es más una observación— comento con tranquilidad.
Al parecer el niño no se detendría, así que dejo su libro para otro momento.
—Me agradan tus ojos, son azules.
—son celestes, en realidad, herencia de mi madre, supongo. Así que “Parkinson” es tu apellido; hay muchos que pertenecen a esa familia, así que iré directo al punto, ¿Quiénes son tus padres? ¿Cuántos años tienes exactamente?, y ¿a qué casa crees que entrarás?
Lo bien aprendido nunca olvida y si hay algo que le enseñaron demasiado bien es a hacer las preguntas que considere apropiadas antes de ni siquiera iniciar una conversación más profunda. Thomas pareció algo confundido, pero se recuperó rápido antes de sonreír y contestar.
—bueno, esas son tres preguntas muy concretas y algo peculiares—dijo con cierto tono “divertido”.
—en caso de que mis preguntas se consideran inapropiadas, usted está en el derecho de abstenerse a responderlas.
—jamás dije que fueran “inapropiadas”, solo dije que son algo peculiares—finalizo soltando una pequeña risa—bueno, respondiendo a tus preguntas, diré que mis padres son Julius Arthur III Parkinson Flint y mi madre es Alana Violet Crabbe Castelos; por ende, yo soy un sangre pura.
Un sangre pura, eso ya lo sabía antes de que el otro contestase, con solo escuchar sus apellidos ya conocía su origen. Un niño demasiado extraño si le preguntan, pero había algo en el que todavía no descifraba.
— Oh, sí, no respondí tus otras preguntas. Tengo apenas once años y creo que me quedaré en la prestigiosa casa de Salazar— respondió rápidamente, pero en una especie de tono cantarín – Lucius, ¿Qué hay de ti? ¿Por favor preséntate?
Si lo que el niño tenía en mente era "astucia", la astucia brillaba en cada palabra que este pronunciaba. Parecía ser un chico sereno e incluso “amigable”, pero en el fondo había un animal listo para atacar ante el menor descuido, un Slytherin después de todo. Lucius siempre ha sido bueno analizando a las personas, por lo que también conocía sus debilidades, pero ahora se pregunta qué tipo de debilidades tiene Parkinson y como le serviría conocer estas a futuro.
—ya te dije como me llamo, en cuanto a mis padres, ellos son Abraxas Oris I Malfoy Berke y Adelina Dalila Malfoy Birkeland.
Thomas no mostro sorpresa porque sus progenitores compartieran el mismo apellido, bueno, eso se debe a que es un sangre pura como él.
—iré a Slytherin— respondió con firmeza. No tiene más remedio que esta casa y tiene que entrar en ella, las otras casas no son ni siquiera una opción viable para él.
Si alguien los observaba con atención, captaría que no se veían en absoluto como simples niños conversando. Porque parecía como si dos animales estuvieran a punto de atacarse hasta la muerte: Lucius era la luz y Thomas la oscuridad. O tal vez fue al revés, ¿quién sabe? Quizás simplemente combinaron ambos. Estaban tan absortos en su análisis que no se dieron cuenta de que el tren empezaba a moverse.
Thomas había conocido a los Malfoy con antelación, todos eran rubios o no tenían color en el cabello, y sus ojos, si es que tenían algún color, siempre eran gris azulado. Aunque es una persona de sangre pura perteneciente a los Veintiocho sagrados que conoce demasiados magos, nunca ha visto a nadie con la "agudeza" de Lucius, y a su parecer su nombre es una contradicción en ciertos términos. Hay cierta oscuridad dentro del joven Malfoy, algo que lo hacía parecer capaz de casi cualquier cosa, no quiere criticarlo, después de todo, él es más o menos lo mismo.
“¿Qué tipo de debilidades tiene este tipo?”, fue el pensamiento compartido de los dos.
Debieron pasar varias horas antes de que les ordenaran ponerse los uniformes y salir correctamente para tomar el siguiente transporte a la escuela. Lucius y Thomas ya vestían el uniforme en cuestión, salieron juntos del compartimiento, ambos caminaban lentamente, Lucius seguía pensando demasiado en su extraño compañero, estaba tan absorto en su mundo que no notó la mano extendida hacia él, esta pertenecía a un Thomas más grande.
—está muy alto, dame tu mano, por favor, no querrás accidentarte el primer día—dijo el joven.
Lucius la tomo con cierta cautela y el extraño repitió la misma acción con Thomas, ahora él tenía muchas más preguntas.
—ven Lucius compartiremos canoa, por cierto, su nombre es Alexander, es mi hermano mayor, dijo que vayamos junto a él en la canoa.
“Hermano mayor”, así que Parkinson tenía hermanos mayores, él no era ajeno a eso, el mismo poseía tres hermanos mayores después de todo, él era el menor de cuatro, más sus hermanos lo superaban en demasía en términos de edad, pero Parkinson no lo sabía, le alegro saber algo de él y que Parkinson ignorara un dato suyo; siempre le gusta estar un paso adelante del resto. Él decidió seguir al pelinegro dejando salir una mueca o más bien una sonrisa ligera.
Una vez subió a la canoa, iba sentado junto a Thomas y su hermano mayor, además de ellos había otros seis ocupantes, iban en silencio y solo se escuchaba el agua, siendo golpeada por el constante remar de las distintas canoas; estaba oscuro y por lo que sabía era por lo menos una hora de viaje antes de llegar al colegio.
—¿eres un Malfoy? —dijo Alexander rompiendo el silencio.
La pregunta llamó la atención de todos los otros ocupantes, quienes posaron sus ojos en el menor; Lucius estaba más que acostumbrado a ser visto de esa manera. No sabía cómo responder a la pregunta, era obvio que Alexander Parkinson sabía que él era un Malfoy, pero porque preguntaba; él solo usó su mejor tono de Lord, uno que su padre usaba cuando quería intimidar a alguien.
—si soy un Malfoy, ¿Por qué la pregunta?
Fingir no saber las posibles intenciones que tienen los otros es su especialidad, muéstrate como un dulce conejo antes de sacar al lobo. El Parkinson mayor pareció algo cohibido por el tono que uso.
—te pareces a Lord Abraxas Malfoy. Tu padre es socio del mío en un negocio. Al parecer serás compañero de mi hermano Thomas, a quien ya conociste—dijo señalando al otro chico.
—sí, yo y Thomas intercambiamos unas pocas ideas en el viaje; ¿tú estás en último año?
El joven parecía divertido con las preguntas que le hacía y la confianza con la que le hablaba, los otros ocupantes de la canoa seguían absortos en la conversación que sucedía entre los dos.
—así es voy a último año. Sabes eres un tanto interesante Abraxas Jr.
—mi nombre es Lucius Abraxas II Malfoy, no “Abraxas Jr”.
El mayor solo soltó una risa algo sardónica que inquietó a todos a excepción de los dos menores.
—interesante Abraxas Jr—finalizó con una ligera risa, disfrutando ver al menor fruncir el ceño con enojo.
Luego de eso conversaron un poco más, los tres iban charlando, Lucius no tenía idea de que le esperaba en Hogwarts. Sabe que no debe decepcionar a sus padres y está seguro que jamás hará tal cosa. Poco a poco las luces del castillo iluminaron las aguas.
—Lucius, mira es Hogwarts—dijo Thomas con entusiasmo llamando la atención del rubio.
El castillo era sorprendentemente grande, claro, no más grande que la mansión Dumolt, casa de su hermano mayor, pero aun así era gigantesco. Así que aquí estudio su padre. En cuanto llegaron a una especie de muelle bajo de la canoa con ayuda del Parkinson mayor, quien se despidió de ellos y les indico que se unieran al grupo de los de nuevo ingreso.
Todo era maravilloso, había muchos otros niños de su edad, el grupo siguió a un maestro por un extenso pasillo y se detuvieron frente a unas puertas que debía medir por lo menos diez pies de alto.
—bienvenidos jóvenes. Yo soy el profesor Carl Spencer; vamos a entrar al gran comedor para que comience su selección. Guardar silencio y caminar en orden es lo único que pido—dijo el hombre.
Luego se abrieron las puertas y todo el grupo ingreso calmado, aunque no en silencio, como indico el hombre. Las mesas estaban llenas de comida y había un techo iluminado con lámparas flotantes.
—mira Lucius, el techo se parece a una noche estrellada—susurro Thomas— oye y no quiero alarmarte, pero hay un pelirrojo que nos está viendo demasiado, ya me está incomodando en serio—finalizo con una mueca.
—es un Weasley, solo ignóralo.
“Aléjate de todo Weasley” siempre repitió su padre y él jamás lo contradecía.
Poco a poco cada estudiante fue llamado para la selección.
—Lucius Abraxas II Malfoy Malfoy—repitió alto y claro la maestra que los llamaba.
El rubio paso firme y sin inclinarse, su madre le daría el típico golpe en la espalda si lo hiciese, una vez frente al taburete se subió solo ignorando la ayuda que ofreció la maestra. Todos lo veían y él solo quería que le colocaran el sombrero de una vez por todas.
—pero que tenemos aquí, un Malfoy. Brillante, muy brillante, aunque hay algo que lo opaca—susurro el sombrero una vez fue colocado sobre su cabeza.
—ya dilo, termina con esto y di Slytherin.
—interesante chiquillo, astuto, sagaz y feroz—dijo soltando una risa— bien, bien, basta de juegos, yo te pondré en “Slytherin”
Lucius solo rodó los ojos, él ya sabía que iría a dicha casa, vamos es obvio, no entiende el afán de suspenso que daba el sombrero.
La casa aplaudió con emoción a su nuevo integrante, el Malfoy camino con elegancia, y se sentó junto a Thomas y el hermano mayor de este.
—Malfoy parece que estaremos juntos en esto—dijo Thomas por fin con ese tono odioso que Lucius ya sabía que tenía y no con la amabilidad falsa que usaba antes.
—lose Parkinson, ya veremos a donde nos lleva esto—dijo mientras le mostraba una sonrisa de lado.