
Chapter 3
Sirius sube las escaleras con la cabeza hecha un lío.
James y Regulus están quién sabe dónde, juntos, y eso ya es lo bastante raro. ¿Qué hace Regulus aquí? ¿Por qué no tiene la marca en el brazo?
Y lo más desconcertante.
¿Por qué Effie y Monty lo tratan como si perteneciera allí?
Entra a su habitación y cierra la puerta tras de sí, soltando un suspiro largo. El desorden habitual sigue ahí, comienza a caminar de un lado a otro, murmurando para sí mismo mientras busca algo, cualquier cosa, para ocupar sus manos. En su inquietud, abre cajones y rebusca entre sus cosas sin un objetivo claro.
Al fondo del armario, encuentra una vieja caja de madera. La saca con algo de prisa y la abre. Dentro hay un montón de fotografías antiguas. Toma la primera y se detiene en seco.
Es de la primera Navidad que pasó con los Potter después de dejar atrás a los Black. Pero algo está mal. Effie y Monty están en el centro, como lo recuerda, Sirius en un costado, al lado de Effie, pero en medio de Monty y James está... Regulus.
Se queda mirando la imagen como si no pudiera ser real. En sus recuerdos, esa Navidad fue solo con los Potter. Regulus no estaba allí. Nunca estuvo allí.
Deja caer la foto a un lado y se frota la cara con ambas manos. "Esto no puede ser. Esto no pasó", murmura. Pero ahí está la foto.
¿Un sueño? ¿Un hechizo? ¿Qué demonios está pasando?
Vuelve a mirar la caja, su corazón late con fuerza mientras saca otra foto. Esta vez, es de su graduación en Hogwarts. Está él, con sus mejores galas, un brazo echado sobre los hombros de James, el otro sobre Remus, y Peter a un lado.
"Bien... algunas cosas están igual", murmura, sintiendo un alivio momentáneo. Pero entonces saca otra.
Es de un verano en un lago no muy lejos de la casa. Sirius recuerda esa imagen. Él y James están en el agua, bromeando y salpicándose mientras Effie los observa desde la orilla con una sonrisa. Pero esta foto tiene algo diferente. Ahí está Regulus, sentado junto a Effie, con un libro en las manos y un gesto tranquilo.
"Tú no estabas ahí", dice en voz baja, mirando la imagen como si esta pudiera contestarle. El Regulus de la imagen mira hacia Sirius y rueda los ojos, antes de volver a su libro.
Con más urgencia, saca otra foto. Esta es de Quidditch. Regulus aparece con su uniforme de Slytherin, levantando la Snitch Dorada con una expresión de orgullo. James lo abraza por los hombros, mientras el Sirius de la foto parece quejarse con una mueca exagerada.
"Esto tampoco pasó."
La caja parece interminable, y cada foto nueva solo hace que su mente gire más rápido.
Pero entonces sacó otra.
Sirius observa la imagen por un largo rato, incapaz de apartar los ojos.
En la foto están James, Regulus, Remus y él. No en Hogwarts, sino en algún momento después de terminar la escuela. Sirius no sabe cuándo, porque nunca pasó.
James y Sirius están en un lado, mientras Regulus y Remus ocupan el centro. Remus tiene esa sonrisa ligera que Sirius conoce demasiado bien.
La imagen mágica cobra vida: Sirius dice algo, Remus niega con una sonrisa resignada, y Regulus pone los ojos en blanco de forma exagerada, haciendo reír a James.
De repente, James se inclina y le da un beso rápido en la mejilla a Regulus. Sirius, en la foto, hace una mueca burlona y finge separarlos, pero Remus lo detiene, abrazándolo por la cintura y levantándolo del suelo.
Sirius presiona la foto en sus manos, parecen felices, cómodos... una versión de ellos que no reconoce.
"Definitivamente es un sueño", murmura, intentando convencerse a sí mismo.
Sus ojos se detienen por más tiempo en Remus. Está ahí, con esa sonrisa que no ha visto en años. Más relajado, más...cercano. Desde que dejó Hogwarts, Remus se ha distanciado. Hay menos risas, menos bromas… menos de todo.
La foto parece burlarse de Sirius, mostrándole una vida que nunca fue suya. Una donde Regulus no es un extraño. Una donde Remus no se ha alejado.
Sirius pone la foto de nuevo en la caja, en silencio, sintiendo el peso de todas las preguntas sin respuesta.
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Cuando James y Regulus llegan a la casa la adrenalina de la carrera todavía les recorre el cuerpo, dejando una sensación extraña, como si el aire fuera más ligero de lo normal.
“Vamos a desayunar. Tienes hambre, ¿no?”, dice James, entrando ya en la cocina.
Regulus lo sigue en silencio, mirando el desayuno en estasis sobre la mesa. James saca su varita y rompe el encantamiento antes de sentarse. Regulus lo imita, y ambos comienzan a comer en silencio.
Potter carraspea. “Tengo una reunión hoy. Volveré para la cena”, dijo, intentando sonar casual. No lo hacía muy bien.
Regulus lo mira fijamente mientras mastica. “No es nada de qué preocuparse”, asegura con calma. “Llamaron a papá a Gringotts y voy a ir en su lugar. Prefiero que se queden bajo las protecciones si puedo evitarlo, ya sabes”
Regulus asiente, sin saber qué decir, y Potter lo observa, extrañado.
“Creo que iré a descansar después de todo” dice Regulus para cambiar de tema, intentando no sonar cortante ni grosero. Es una de las cosas más difíciles que ha hecho.
Potter asiente y terminan de desayunar en silencio.
Cuando Potter se levanta y lanza un hechizo para que los platos se laven solos, mientras se mueve por la cocina vuelve a hablar. “¿Ya respondiste las cartas de tus amigos?”
“Aún no” responde Regulus, sin comprometerse.
Potter extiende la mano, esperando que Regulus la tome. Regulus duda. No quiere tomar la mano de James Potter.
Improvisa, dijo Sirius. Y, bueno, eso hace.
Cuando pone su mano sobre la de Potter, este sonríe de inmediato. Su tacto se siente correcto, como si encajara, y donde lo toca la piel de Regulus cosquillea. Potter da un paso hacia él y le da un beso en el dorso de su mano. Regulus trata de no apartar la mano, mirando a Potter con los ojos muy abiertos.
“Te prometo que veremos la forma de que puedas encontrarte con ellos pronto” dice Potter con suavidad.
Regulus siente las mejillas calientes ante los cálidos ojos café que lo miran, sin poder apartar la vista.
“Tengo que darme un baño ahora para llegar a tiempo” dice Potter, balanceándose un poco. Regulus aparta rápidamente la mano al escucharlo.
"Bueno...vete" dice fríamente. "También estoy ocupado", añade, girando y comenzando a caminar.
El problema es que Regulus no conoce la casa. Solo vio la cocina y la habitación en la que despertó. Se dirige hacia allí, subiendo las escaleras y cuando llega al último escalón, se encuentra con Sirius, quien sale de lo que supone es su habitación.
"¡Allí estás! Iba a salir a buscarte" dice Sirius en tono acusador.