El poder de un deseo

Harry Potter - J. K. Rowling
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El poder de un deseo
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Chapter 1

Antes de Hogwarts, Sirius no pudo haber imaginado que esta sería su vida.

 

James llegó a su vida para quedarse cuando ambos tenían solo once años y gracias a James, llegaron también Effie y Monty, los padres de James, quienes, sin dudarlo, lo aceptaron como parte de su hogar. Y ahora aquí estaba Sirius, en esta casa cálida y llena de amor, algo que nunca había conocido con sus propios padres.

 

Nunca dejo de sentirse agradecido por todo lo que los Potter le dieron. No importa cuántos años pasen, esa gratitud nunca desaparece.

 

 

A pesar de todo, cada año, en este día, algo dentro de él se retuerce, recordándole lo que había perdido. Y no, no se refería a lo material.

 

Sirius fue alguna vez el heredero de la noble y más antigua casa de los Black, y aunque nunca quiso soportar el peso de ese título, había algo, solo algo, que valía la pena en todo eso: su hermano menor, el único que alguna vez significó algo en esa casa llena de sombras.

 

Sabía que lo había perdido mucho antes de dejarlo todo atrás. Pero eso no hacía que el dolor disminuyera, ni mucho menos.

 

Su mente lo lleva de vuelta a Hogwarts, a esos primeros días en que, desde la ventana de su habitación miraba el cielo nocturno, pensando en su hermano pequeño solo con ellos en esa casa,. Lo extrañaba terriblemente. En su inocencia, con solo once años, pensó que el siguiente año estarían bien. Pero esa esperanza se desvaneció con el tiempo.

 

Solo en este día, Sirius se permite torturarse con la idea de que pudo haber hecho algo diferente, algo que hubiera cambiado el destino de su relación con Regulus.

 

Mientras Effie, Monty y James duermen profundamente, Sirius se encuentra solo, sentado en los terrenos de la casa. La noche es tranquila, y su mirada se pierde en el cielo estrellado, un sentimiento melancólico lo invade.

 

Recuerda aquellos años en los que al menos podía ver a su hermano desde lejos, saber que estaba a salvo en los muros de Hogwarts. Eso, al menos, le daba algo de paz. Pero ahora... ahora no tiene nada. Y no lo ha tenido desde que se graduaron, hace tres años.

 

Desearía poder decirle a Regulus "feliz cumpleaños", pero sabe que eso nunca será posible. No desde que todo cambió.

 

"Desearía que estuvieras aquí", susurró con pesar.

 

Sacude la cabeza para despejar su mente. No tiene sentido desear lo imposible.

 

Sirius solo podía imaginar qué tipo de persona será su hermano ahora, pero prefiere no hacerlo. La idea de que Regulus sea considerado digno del apellido Black lo enferma. No quiere pensar en eso. Hoy es un día especial y el podía extrañar al hermano que nunca podrá recuperar.

 

---

 

Regulus abre los ojos sintiéndose perdido, su cuerpo se tensa al notar que está en un lugar desconocido. La habitación está iluminada por la luz que entra por las ventanas, se acerca para ver el exterior y solo ve campo por todos lados.

Se mueve con cautela, y al ver su varita sobre la mesa al lado de la cama, la toma al instante. La sensación de incertidumbre lo acompaña mientras avanza hacia la puerta.

 

Lo único que sabe es que no está en el número 12 de Grimmauld Place.

 

Un sonido proveniente de lo que parece ser la cocina lo hace detenerse. Siguiendo el ruido con sigilo, entra, sin esperar lo que está por suceder. Allí está James Potter, el mejor amigo de su hermano, tarareando mientras prepara el desayuno, tan tranquilo como si nada estuviera fuera de lugar.

Regulus se queda parado en la entrada, su varita en alto, sin comprender cómo es posible que esté viendo a Potter en esta situación, quien no tarda en notarlo.

 

Su rostro se ilumina, y Regulus, en su desconcierto, solo puede sostener su varita con más firmeza.

 

"Buenos d.." empieza sin mostrar temor pese a  estar bajo la mira de su varita, aunque sí luce confundido. "¿qué pasa? ¿hay algo detrás de mí?" James mira atrás y luego lo mira de nuevo.

 

"¿Qué crees que estás haciendo?" Su voz es firme: "Te daré una oportunidad de explicarte."

 

James lo mira confundido, girando ligeramente el rostro como un maldito cachorro. "¿Explicar qué?"

 

Regulus siente que su cuerpo se tensa aún más, se prepara para lanzar un hechizo cuando de repente, su varita vuela violentamente antes de que tenga tiempo de reaccionar. La última persona que quería volver a ver.

 

Por supuesto, su hermano está detrás de todo esto. Todo en la vida de Regulus, de una forma u otra, siempre ha estado vinculado a Sirius, como una sombra constante que lo persigue, para bien o para mal

 

Regulus gira rápidamente, con la mandíbula apretada, dispuesto a controlar su expresión mientras observa a su hermano. La tensión entre ellos es palpable. Sirius tiene su varita y la de Regulus en mano.

 

De repente, la voz de James resuena detrás de él, alarmada. "¡Sirius!"

 

El sonido hace que Regulus se tense, aún más.

 

Lo acorralaron.

 

En ese momento, siente unas manos extrañas sobre sus brazos. Un escalofrío lo recorre. No puede respirar, sus ojos se dirigen a su hermano. Pero él no está mirando hacia Regulus.

 

Sirius centra su atención en Potter, claro que sí.

 

"¿Qué crees que estás haciendo?" La voz de Potter suena alarmada.

 

"¿Yo? ¡Te estaba apuntando con su varita! ¿Cómo demonios pasaste las barreras?" Ahora si mira a Regulus, como si él fuera la causa de todos sus problemas.

Regulus le dirige una mala mirada en respuesta.

"¿De qué hablas? ¡Baja la varita!"

Antes de que Regulus pueda reaccionar, James se mueve con rapidez, colocándose frente a él en un gesto protector. Su postura es firme, los hombros cuadrados, bloqueando la línea de visión entre los hermanos.

Regulus parpadea, aturdido. Durante años, Sirius fue quien se interponía entre él y cualquier amenaza. Pero esa época quedó atrás, y lo último que espera es que James Potter —de todas las personas— ocupe ahora ese lugar, por alguna razón que no puede entender. Algo en su pecho se aprieta.

"James, ¿qué estás...?" Sirius lo mira con incredulidad. "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Ha invadido la casa de tus padres, quién sabe con qué intenciones!"

"Sirius, no lo repetiré. Baja la varita. Podemos hablar, pero primero..."

Su voz es firme, pero tranquila. Parece surtir efecto, aunque Regulus solo puede ver la espalda de Potter.

"Bien, eso está mejor. Gracias. Vamos a calmarnos todos."

James mantiene su posición sin vacilar, pero gira apenas la cabeza para mirar a Regulus por encima del hombro. Su expresión sigue seria, aunque hay algo más en su mirada, algo que Regulus no sabe identificar del todo.

"Reg, ¿estás bien?"

Regulus tarda un momento en responder. Su mente se aferra a recuerdos de un tiempo en que Sirius se habría puesto exactamente en el mismo lugar donde ahora está James. Pero ese tiempo ya pasó. Asiente lentamente, aún sin saber qué hacer con esa extraña sensación en el pecho.

 

E inmediatamente aparta la vista, su expresión tensa "No invadí tu casa" decide aclarar contundentemente.

James se gira y una de sus manos alcanza su mentón suavemente. Regulus no puede evitar mirarlo, con los ojos muy abiertos, porque ¿qué carajos?

 

"Claro que no..." Susurra James con una voz suave, "Tú perteneces aquí, junto a mí, cariño". Regulus se siente completamente perdido. Todo en James Potter se siente suave y cálido: su voz, su tacto, sus ojos. ¿Por qué rayos lo mira así? ¿Qué tonterías está diciendo? ¿Qué está pasando aquí?

Regulus frunce levemente el ceño. No retrocede ni aparta la mirada. Todo en James Potter se siente... demasiado. Es extraño, desconcertante. Tanto que no puede encontrar palabras por un momento.

James le dedica una breve sonrisa antes de girar su rostro y volverse hacia Sirius, quien los observa con el rostro inescrutable.

"¿Cómo pudiste decir eso?" Potter se dirige a su hermano, su voz más firme ahora, con un deje de incredulidad.

Regulus se fija en la reacción de Sirius, quien a su vez dirige su mirada hacia Regulus, gris contra gris.

 

Ellos solían comunicarse sin palabras cuando eran niños. Regulus creía que ya no podrían hacerlo, pero ahora se da cuenta de que... vaya, pueden.

 

"Hablemos. A solas". La voz de Sirius es seria, sin expresión.

 

Regulus siente la mirada de Potter, su mano presiona la suya como un gesto de apoyo. Algo está muy fuera de lugar en todo esto, pero contra todo lo racional, Regulus asiente. Suelta la mano que lo sostenía y da un paso hacia Sirius, sintiendo lo extraño de la acción.

 

Sigue a Sirius hasta la biblioteca de la casa, sin atreverse a mirar alrededor, concentrado en su hermano, a quien no ha visto en... ¿cuánto tiempo ha pasado?

 

Sirius lanza unos encantos de privacidad a la habitación antes de hablar.

 

Por un momento, solo se miran.

 

Sirius aún está en pijama, y ​​Regulus, al mirar hacia abajo se percata de que él también está vestido de manera similar.

 

"Tú primero." Sirius rompe el silencio.

 

"Desperté aquí." Regulus dice lo primero que le viene a la mente.

 

Solo hay más silencio después de eso.

 

Examina la expresión de su hermano y sigue hablando.

 

"No sé cómo llegué aquí. Encontré a Potter en la cocina y estaba actuando... ya lo viste".

 

"¿Le diste una poción de amor?" Sirius se muestra desconfiado.

 

"¿Por qué demonios haría yo eso?" Regulus alza la voz, y Sirius hace una mueca.

 

"Es cierto, pudiste haberlo confundido. Eso tendría más sentido". Sirius murmura para sí mismo.

 

Regulus suspira, hubiera creído que Sirius lo ha sacado del número 12 de Grimmauld Place y está terminando ahora, pero eso no tiene sentido. Sirius no podría haber pasado las protecciones de la casa después de ser repudiado, y tampoco tenía un motivo. Sus caminos se habían desviado hace años.

 

Además... no recuerda dónde estaba antes de despertar, y no quiere pensar en lo que eso puede significar. ¿Tal vez querían sacar información sobre...?

 

Sus pensamientos se detuvieron cuando, de repente, se da cuenta de algo: se siente... libre.

 

Su respiración se entrecorta mientras observa su brazo cubierto. Su corazón late rápidamente. No puede ser.

 

Sirius dice algo, pero Regulus no lo escucha. Su mano tiembla mientras deja al descubierto su antebrazo.

 

"No está." Susurra.

 

La marca tenebrosa se ha ido.

 

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