
(Capitulo 2)
[ 𝑆𝑒𝑣𝑒𝑟𝑢𝑠 ♡ ]
Cuando me desperté en la mañana lo primero que hice fue revisar la hora, y al ver que contaba con el tiempo suficiente para alistarme con calma y dirigirme al comedor en tranquilidad, algo que no solía hacer ya que siempre buscaba la manera de evitar a James y compañía, decidí quedarme unos cuantos minutos más en cama para disfrutar de lo cálido de la sábana.
Pasada una media hora me levanté y me dirigí a la ducha. Me tomé mi tiempo, lavando muy bien mi cabello y cuerpo, gracias a qué Lucius decidió regalarme un poco del mismo champú que el utilizaba mi cabello dejo de verso tan brilloso, producto de los gases de las pociones que suelo crear cuando estoy aburrido o encuentro una que me ha llamo la atención y decidió hacerla por diversión.
Cuando estuve satisfecho salí de la ducha y dejé que mi cabello goteara un momento el excedente del agua que estaba en el, para después tomar una toalla y con ella secar mi cabello, cuando me asegure de que ya no estaba tan mojado, lo seque con un hechizo y luego lo peine. Mientras lo hacía estuve pensando en que por esta vez no dejaría mi cabello suelto, asi que buscara ligas para el cabello o algo con el que pudiera amarrarlo, en mi búsqueda encontre un listón muy lindo, pero era de un negro que fácilmente se confundiria con mi cabello, así que lo deje a un lado. Continúe buscando hasta que pude encontrar unas ligas, tome dos y empecé a trenzar parte del cabello que caía en los costados de mi cara, aún dejaba mechones sueltos por si iban de ocultarla, y cuando estuve listo, me mire por un momento al espejo, Estuve ahí durante varios minutos, contemplando el salir así o quitarme las trenzas y dejar mi cabello como siempre a estado, pero, en un impulso de valor, tome mis cosas y salí así, para así ya no darme el tiempo de deshacer las trenzas.
Camine con calma, tratando de ir por los lugares menos concurridos y, si me tomaba con alguien que me reconociera, esconderme hasta que la persona se fuera. Así fue como llegué al comedor, me quedé frente a la puerta por lo menos 10 minutos, después me escondí en una esquina, pensando si entrar o no, y al final, reuní el coraje necesario para hacerlo y, justo cuando salí de la esquina. en la que me había ocultado, escucha como gritaban mi nombre.
- ¡Severus! - Antes de poder darme la vuelta, sentí como un brazo se poso en mi cuello, atrayendome a un fuerte pecho. Al levantar la cabeza, pude observar a James, quien tenía una radiante sonrisa en sus labios. - ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?
— Si, lo hice —trate de alejarme un poco de James, pero no pude por su fuerte agarre— ¿Y tú? —decidí preguntar pues no creía que pudiera librarme de su agarre, en ese momento recordé dónde estábamos, así que empecé a mirar en todas las direcciones posibles, pues no quería que la gente empezara con sus ideas locas. Mientras tanto, esperaba la respuesta de James, la cuál no apareció en lo que yo terminaba de mirar para todos lados.— ¿James? ¿Estás bien?
— Si... ¡Digo-! —me sorprendí demasiado al ver cómo todo su rostro empezaba a teñirse de rojo, hasta el punto de parecer un tomate— Es solo que... Te miras muy bien, te ves... Lindo —Alguien puede pellizcarme? Siento que estoy en un sueño muy, pero muy extraño.
- ¿Que? —no tenía que ser un genio para saber que el calor que sentía crecer desde mi cuello hasta mis orejas era por culpa de un sonrojo y es que, ¿como diablos voy a responder a eso?
— Yo solo... Creo que te miras muy lindo así, el peinado te queda bien, aunque... —sin saber que hacer me quedó quieto, mientras él recorría con su mirada todo mi rostro— ¿Me dejas tocar tu cabello? Te juro que no es para algo malo.
Decidí darle el voto de confianza y asentí con lentitud y, después de captar mi gesto, ví como empezaba a buscar algo en su mochila— ¿Podrías darte la vuelta? —lo mire con sospecha pero aún así hice lo que me pidió, sentí como libero mis trenzas de la liga y pasaba sus manos por mi cabello, para después sentir como lo volvía a amarrar— ¡Termine!, ¿quieres verte? —volví a asentir con lentitud, esperando a ver cualquier cosa, algo que me dijera si estaba haciendo lo correcto o era mejor cortar cualquier lazo que me uniera a James.
Sin pensarlo, James tomo mi mano y empezó a jalarme sin llegar a lastimarme, caminaba a un ritmo rápido pero que se adaptaba bastante bien a mi ritmo. Estuvimos así hasta que llegamos a los baños de niñas, el cuál a estas horas estaba desierto, intento adivinar porque estábamos enfrente de estos hasta que James me empujó con delicadeza dentro y me posiciono frente al espejo.
— ¿Qué piensas? ¿Te gusta el lazo? —en ese momento, James tomó un pequeño mechón de mi cabello y lo acercó a su rostro, dejando delicadamente un pequeño beso sobre éste, con tanta calma que me hizo sonrojar.
— Si... —lo mire fijamente durante unos segundos, sintiendo como su mirada recorría mi rostro con dulzura. Si antes estaba como una fresa, ahora soy un tomate.— Es... Precioso, muchas gracias James. —No mentía, el listón era realmente hermoso, pero lo que más me gustaba era la forma en la que James lo había entretejido en mi cabello.
(Imagen alusiva al peinado de Sev)
(Continuamos)
— Me alegre de que te gustará, no estaba seguro de si sería de tu agrado. —Sonreí con suavidad, no sabía porque el accionaba de esta manera, pero me gustaría quedarme así para siempre.
— ¿Vamos a venir? —Tomo mi mano con suavidad y la alzó hasta su rostro para dejar un pequeño beso en mis nudillos, provocando otro sonrojo en mi.
¿Cuántos llevabas ya? Aún era muy temprano y yo ya me había sonrojado más que en todo el tiempo que llevo de vida.
— S-Si... Vamos —sonreí suavemente y dejé que el me guiará hacia el comedor, decidiendo que le daría la oportunidad a James, pero que siempre tendría la guardia en alto, por las dudas.
Durante el camino no hablamos para nada, más sin embargo, jamás soltamos nuestras manos. Incluso James tuvo el atrevimiento de entrelazar nuestros dedos, cosa que le permití porque me pareció tierna su reacción al esperar la mía.
Cuando llegamos a la puerta me detuve, esperando a que James soltará mi mano y así poder entrar por separado, pero tal parece ser que no compartimos pensamiento.
— ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? —no pude evitar pestañear con lentitud ante su preocupación, para después negar con la cabeza.
— ¿No me vas a soltar? Sabes que no podemos entrar así — alcé nuestras manos para enfatizar mi punto.
— ¿Qué tiene de malo? Tu y yo estamos juntos — ni siquiera termino de hablar cuando su rostro se puso rojo, de uno tan intenso como el de su corbata — ¡M-Me refiero a que somos amigos!, porque lo somos, ¿verdad?
Reí por su estupidez y asentí, acercándome a él para así poder acariciar su rostro. — Lo somos, pero sabes que los demás aún no saben de nosotros. — Pose mi mano en su mejilla y le di un pequeño tirón para después acariciarla. — Así que se bueno y suelta mi mano, ¿vale?
En un acto de valentía, me pare de puntas y bese la misma mejilla donde antes había estado mi mano, dejándolo petrificado pero con el rostro aún más rojo que antes.
— Nos podemos ver está noche cerca del lago, ¿está bien? — Lo ví asentir con lentitud, aún paralizado por mi acción anterior. — Entonces, entraré primero.
Solté su mano y empecé a caminar, abrí la puerta y me dirigió hacia mi mesa, dónde me senté en medio de Regulus y Lucius, quienes me miraban con curiosidad.
— Te ves feliz, ¿sucedió algo bueno? — Sentí como la mano de Lucius se posaba en mi hombro, dándome un ligero presionado que no lastimaba, ya que su objetivo era tranquilizarme y asegurarme de que no era un reproche el que me estaba dando.
— Es verdad, aparte, no te ví está mañana en la sala común — dirigí mi vista hacia el menor de nosotros. Regulus estaba haciendo un pequeño puchero, algo poco común entre los sangre pura de Slytherin, pero sabía que él se sentía seguro con nosotros y que por eso se permitiría hacer cosas que jamás haría en su casa.
— Prometo contarles después — en el plato que estaba frente a mi comenzó a ponerle comida, cosas que sabía que mi cuerpo no rechazaría — siempre y cuando prometan escuchar hasta el final sin hablar.
Decidí mantener en secreto mi encuentro con James por el momento y desvié la conversación hacia otro tema, asegurándoles a Regulus y Lucius que les contaré más tarde. A pesar de su palpable curiosidad, aceptaron mi respuesta y continuamos con nuestro desayuno, compartiendo risas y conversaciones ligeras. Mientras tanto, en mi mente, seguía analizando cómo manejar la situación con James y qué significaba este nuevo desarrollo en nuestra relación.
Una vez que terminamos de desayunar, nos dirigimos juntos a nuestras primeras clases del día. Durante las lecciones, mi mente divagaba entre los apuntes y los pensamientos sobre James, tratando de entender qué significaba este cambio arrepentido en nuestra relación.
Al final del día, cuando las clases finalizaron, nos encontramos nuevamente en el pasillo.— ¿Nos vemos esta noche cerca del lago? —preguntó James con una sonrisa nerviosa.
Asentí con una mezcla de emoción y nerviosismo. A medida que caminábamos hacia nuestros dormitorios, el peso de lo que estaba por suceder se asentaba en mi pecho. Estaba ansioso por hablar con James, pero también temía lo que eso podría significar para nosotros.
Al llegar a mi habitación, me senté en mi cama y dejé que los pensamientos me invadieran. ¿Qué quería realmente de esta nueva etapa con James? ¿Estaba listo para dejar entrar a alguien más en mi vida de esta manera?
A pesar de no sentirme preparado, pues solo Lily conocía suficiente de mi cómo para sentirme avergonzado de eso, Lucius y Regulus podrían saber algunas cosas, cosas que los hacían demasiado sobreprotectores conmigo, algo que agradecía pero que también me hacía sentir impotente.
Tantos pensamientos en mi mente hicieron que no me diera cuenta de que la noche llegó rápidamente y, cuando menos me di cuenta ya era la hora de encontrarme con James. Me levanté con rapidez de mi cama y me encontré caminando hacia el lago, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Cuando vi a James esperándome allí, su cálida sonrisa me reconfortó y supe que estaba listo para enfrentar lo que sea que estuviera por venir.
Sea lo que sea que pasaría con nosotros, estaba listo para enfrentarlo, así como para enfrentar el hecho de que James se haría parte de mi vida y que tendría que acostumbrarme a confiar en él. Siempre y cuando demostrará su madurez, se que podría estar siendo paranoico, pero después de lo que ha pasado entre nosotros, con la historia que tenemos, me es difícil ceder ante estos nuevos sentimientos que me hacen sentir cálido y confuso.
Sin darme cuenta la noche avanza con rapidez, pasa mi tiempo con James entre risas y anécdotas, contándonos más cosas de nosotros para así seguir en el proceso de conocernos mejor y dejar atrás todas esas opiniones que teníamos del contrario.
Cuando más hablaba con él, más pensaba en que antes no lo conocía para nada. Solo creía que era un idiota con dinero que encontraba satisfacción en molestarme por ser pobre, pero estaba muy lejos de la verdad. Me di cuenta de que James solo se había dejado influenciar por las opiniones viejas, opiniones de las cuales sus padres no compartían, pero que en algún punto de su vida creyó que si.
Me di cuenta de que entendía porque a Lily le gustaba el idiota y no pude evitar decirlo en voz alta. Al principio creí que se emocionaría o algo así, pero me equivoqué, solo me dió una suave sonrisa y evito el tema, como si no le importará saber que si tenía una oportunidad con la chica que había estado persiguiendo durante cuatro, casi cinco años.
Seguimos hablando de todo y nada a la vez, absorbiendo cada pequeño detalle que comprendíamos del otro hasta que apareció el primer bostezo, que fue de mi parte.
— Deberíamos irnos — susurro mientras se levantaba y es que, en algún momento de nuestra conversación, el se recostó en la hierba, cosa que terminar imitando unos minutos después de él.
— Si... Ya es muy noche — lance un tempus para saber qué hora era y me sorprendí al ver que eran casi las 3 de la mañana, nunca imaginé que pasaría tanto tiempo al lado de James y disfrutarlo.
— Andando — me tendió la mano, esperando a que la tomara para así poder levantarme e irnos. Le di la mano y eso hizo, pero en lugar de soltarme nada más estuve de pie, entrelazó nuestros dedos y nos escabullimos hasta llegar a la entrada de la sala común de Slytherin.
— Hasta más tarde... — dije mientras soltaba nuestras manos y depositaba un beso en su mejilla, ni siquiera espere respuesta pues estaba tan cansado que, al solo entrar me dirigió a mi habitación y solo alcance a ponerme la pijama para así dejarme caer. en mi cama y durmiendo.
Esa noche soñé con unos bonitos ojos avellana, que me miraban con ternura y, a la vez, con unas manos doradas, que acariciaban con amor mi rostro.
»»————- ★ - ★ ————-««
Noa_Castro ♡