Marriage

Harry Potter - J. K. Rowling
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Marriage
Summary
¡Malfoy y Potter se van a casar!Harry lo odia; Malfoy no tanto. Lavender tiene algo que decir al respecto.O en el que gracias a un adivinador de papel, ambos chicos tiene un pequeño vistazo de su vida matrimonial; que puede o no estar muy despegada de la realidad. OS inspirado en el capítulo "matrimonio" de Hey Arnold.
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Chapter 1

"R-o-s-a." Lavender deletrea, mientras juega con una figura de origami de forma rectangular, un poco extraña si le preguntan, moviéndola de adentro hacia afuera rápidamente. "Bien, ahora dime tú número de la suerte."

Harry miró fijamente a Padma Patil del otro lado de la mesa de Gryffindor, estaba sentada junto a su hermana, su uniforme azul destacaba de las corbatas rojas de los demás, se mordía los labios mientras completaba muy seriamente la pregunta. Finalmente, de lo que parecieron horas, la boca de Padma se abre, sus ojos llenos de alegría. "Supongo que el tres."

Lavender asintió con la cabeza y movió la misma figura de papel tres veces, contando en voz alta para  el disgusto de los Gryffindor a su alrededor, incluyendo a él y a sus amigos. Harry retomo la atención en su cena, tratando fuertemente de ignorar a las molestas chicas a su alrededor que eran demasiado ruidosas. Estaba haciendo un buen trabajo con ello hasta que Lavender dejó salir un grito agudo seguidos de risitas molestas.

"¡Por Merlin Padma! De acuerdo a mi infalible adivinado de bodas de origami." Habló más fuerte de lo necesario en su opinión. "Cuando crezcas te casaras con Antony Goldstein."

"¿Estás segura Lav? No creo que sea mi tipo."

"Sin duda alguna" dijo con un tono petulante. "El adivinador de bodas de origami nunca se equivoca. De acuerdo con mi propia investigación, esta cosa adivinara el futuro matrimonio de nuestros compañeros. Al final del día habré emparejado a cada estudiante de nuestro año." Lavender lucía bastante orgullosa de sí misma, como si estuviese haciendo algo realmente importante, como si su figura de papel no fueran solo un pedazo de pergamino que encontró entre sus cosas. 

Si le preguntaban a Harry diría que tanto Lavender como sus amigas, que escuchaba con atención todo lo que ella decía, habían perdido la cabeza. Pero en fin, quién era él para juzgarlas.

"¿Quién es el siguiente? ¿Que tal tu Bell? " Harry compartió una sonrisa burlesca con Ron,que tuvieron que ocultar al ver la cara horrorizada de Katie. Katie solo negó con la cabeza amablemente tratando de lucir tranquila pero el disgusto en sus ojos no pasó desapercibido para las otras chicas.

Harry decide que ha tenido suficiente con ellas y trata de ignorarla centrándose en sus propios amigos.

"Lavender está tan loca amigo." Se burló Ron, llevando un pedazo de pollo frito a su boca. Harry decide no mencionar que esa loca lo ha estado persiguiendo desde que comenzó el año. "¿A todo esto que está se supone que es eso?"

Harry que llevaba varios minutos preguntándose lo mismo solo se encogió de hombros y se centró en su propia comida, no interesado realmente en contestar la pregunta.

"Es un adivinador de papel." responde Hermione. Es parte de los métodos de adivinación muggle que la profesora Trelawney enseñó esta semana en clase." Harry se gira para mirarla, Hermione sigue tratando de concentrarse en el libro que tiene en sus manos, a pesar de que los exámenes están a meses de distancia, Hermione ha comenzado una rutina rigurosa de estudio de la que Ron y él han huido.

Ron frunce el ceño en confusión, y se rasca la nariz, mientras levanta el vaso de jugo de calabaza para tomar un sorbo. "¿Y tu como sabes eso? No se supone que habías abandonado la adivinación en tercer año."

Harry asintió con la cabeza de acuerdo, Hermione no había sido la única que había abandonado la adivinación; después de fallar su T.I.M.O.S el año pasado no se inscribió en la materia. No tener adivinación no era una tragedia para él, no es como que fuera fan de la materia, solo la tomó para tener una O fácil. El año hubiese casi sido perfecto, si se hubiese salido con la suya para abandonar pociones.

Hermione apartó su vista del libro y lo dejó sobre la mesa frustrada. "Olvidas que son mis compañeras de cuarto." Su mirada se oscurece y Harry nota su esfuerzo para no decir nada desagradable sobre las dos chicas."Es tan agotador. Lavender no ha dejado de hablar de ello desde su última lección con Trelawney. Cree que su pequeño jueguito puede predecir el futuro de las personas." ella resopla. "Como si eso fuera posible. Intento hacerlo conmigo en la mañana pero hui antes de que pudiera preguntar. No tengo tiempo para esos juegos."
 
"¿Por qué Hermione? ¿Tiene miedo a que no salga el precioso de Krum?" Preguntó Ron sarcásticamente.

Hermione volteó los ojos. "No empieces Ronald."

"Yo no empecé nada."

Sus amigos inician una pequeña pelea que Harry decide ignorar, desde que inició el año, no han hecho más que pelear. No es tan malo como en su cuarto año pero  comienza a hartarse de ello.

"No es verdad. ¿Cierto Harry?

Harry se encoge de hombros y decide ignorar la pregunta que Ron, no quiere meterse en las discusiones de sus amigos, una vez lo hizo y fue la decisión que ha tomado, así que se centra en su cena; esto no pareció importarle a ninguno de ellos porque enseguida retoma su pelea y hacen como que él no está ahí.

Las puertas del gran salón se abren y Harry levanta su vista para ver a Ginny entrar a la habitación. Aparece ese revoltijo en su estómago que ha sentido cada vez que la ve, siente pequeñas snitch revoleando en su interior.

Su cabello pelirrojo cae por toda su cara de manera desordenada pero de una forma en la que se ve cool, no como el de Harry que su cabello parece un nido de pájaros sobre su cabeza. Lleva el mismo suéter naranja que usó la noche anterior debajo de sus túnicas escolares. Con el pantalón el Bill en lugar de una falda.

Ella es bonita, piensa Harry. Incluso con la ropa de sus hermanos, y su falta de feminidad, ella logra destacar ante las demás chicas.

Las cosas han sido un poco incómodas entre ellos luego de que estos nuevos sentimientos aparecieran después de pasar todo el verano en la madriguera juntos. Le gusta la Ginny que conoció durante las vacaciones y no la niñita enamorada de él que no podía decirle más de dos palabras sin huir después. Era intrépida, valiente, ruda; era como tener un amigo más en realidad. No se atreve a ponerle nombre a esto que siente, porque sabe que las cosas se complicarían si lo hace. Y menos pensar en invitarla a salir por 4 simples razones.

1. En toda su vida había salido con una sola chica y las cosas terminaron en un beso húmedo y una cita desastrosa, que no quería volver a vivir.
2. Era la hermana de su mejor amigo, dudaba mucho que a Ron le gustase la idea de que saliera con su hermana pequeña
3. Ginny estaba saliendo con Dean y se veían felices.
4. ¿Ya mencionó que es la hermana pequeña de su mejor amigo?

No podía hacer mucho al respecto.

Como si sintiera la intensa mirada, Ginny voltea hacia su dirección y le sonríe, Harry se sorprende por ser atrapado por lo que riega un poco de jugo de calabaza en su boca, haciendo reír a la chica. Ella se aleja y se sienta junto a Dean.

Siente su cara caliente, por la vergüenza ¿Por qué siempre hace algo estúpido enfrente de la chica?

Para empeorar la situación, su mirada cae hacia la mesa de Slytherin por costumbre   donde Malfoy lo está observando.

Harry frunce el ceño de repente, su sonrisa es reemplazada a una mueca al ver al chico rubio viéndolo fijamente. Aunque le sorprende un poco, desde que el año escolar inicio Malfoy lo ha ignorado deliberadamente, pensó que Malfoy por fin había madurado y lo había dejado en paz, pero su extraño comportamiento solo lo hace pensar que está tramando algo. Hermione lo llama exagerado Ron lo llama obsesivo, pero él sabe que no es así. Malfoy está trabajando en algo, algo malo.

Y que lo ignore solo prueba su punto.

Esta es la única muestra que ha dado los últimos días que Harry sigue existiendo en su pequeño y estúpido mundo.

La mirada de Malfoy era feroz y asesina. Sus rasgos son duros, fuertes y audaces, Harry conocía de memoria cada uno de ellos. Su mirada ardía con furia mientras masticaba su comida e ignoraba a sus amigos. Era rabia y saña los que dominaban su cara. Su cabello rubio estaba perfectamente peinado hacia atrás, sin ningún mechón suelto por su cabeza ni en su cara perfectamente estoica. Su uniforme estaba limpio y pulcro, pero no tenía su corbata puesta. Estaba pálido rozando a lo enfermo, había enormes manchas alrededor de sus ojos y sus pómulos estaban incluso más marcados haciéndolo ver más afilado. Está tan delgado que nada en su uniforme. Lo único que sigue intacto es su cabello, que brilla bajo las velas del comedor.

Al conectar con su mirada Malfoy se burló de él, de forma petulante viendo de arriba hacia abajo como si Harry no valiera nada. La primera reacción de Harry fue retar al niño rubio, no bajando su mirada en  ningún instante. El sabe que debe mirar hacia otro lado, que no vale la pena el esfuerzo, pero hay algo en la cara de Malfoy que se lo impide.

"¿Es enserio, Harry?" gime su mejor amigo exasperado. Harry despega su mirada de Malfoy para ver a su mejor amigo. Ron parecía francamente horrorizado, sus cejas salían prácticamente de su cara y se combinaban con las raíces de su cabello.

"¿Qué?" preguntó, con los hombros encorvados hacia adentro a la defensiva.

"Ni un día" dice exaltado. "Ni un día puede dejar de mirar a Malfoy."

"El empezó Ron." Ron lo observa con una mirada incrédula, alzando una de sus cejas. "Está planeado algo, Ron ¿Qué no lo ves?"

"Siempre dices eso." responde Hermione. "Incluso cuando te ha estado ignorando todo el año."

"¿Te molesta que tu novio te ignore Harold?" Se burla Ron.

"Ron cállate" reprendió Harry molesto. 

Ron se ríe y lleva un pedazo de pollo frito a su boca. "Claro, pero eso no quita que sea verdad mi comentario."

Harry decide dejar para el comentario; era una pelea perdida con sus amigos. Les iba a demostrar a sus amigos que no estaba siendo exagerado ni obsesivo, iba a demostrar que Malfoy estaba tramando algo, así eso le llevará todo el año intentarlo. 

ºººº

 

Draco respiró profundamente ignorando la creciente irritación que se asentaba en su estómago.

Potter, Potter, Potter.

Nadie hablaba de algo más que no fuera Potter.

¿Quién se creía que era? Ah sí, el niño dorado, el elegido, el único mago capaz de derrotar al señor tenebroso. ¡Gran cosa! En su opinión Potter solo era la pequeña y perfecta marioneta de Dumbledore, la personificación de un Gryffindor cabeza hueca en carne y hueso. ¿Por qué todo el mundo lo creía perfecto y especial? Era un mago común y corriente con cero sentido de la moda, flacuchento, con un cabello desastroso y una cara horrible. No tenía nada de especial. Además de la cicatriz que le atravesaba la cara.

¿Y qué si derrotó al señor oscuro cuando tenía un año de edad? ¡Gran cosa! Cualquiera lo hubiese logrado con un poquito de la suerte que Potter tenía. Además, no había hecho un buen trabajo. El señor oscuro había regresado, estaba sentado en su puta casa, comiendo de su puta comida y amenazando su puta vida, jactándose de lo poderoso que era y lo listo que estaba para derrotar el niño escuálido que tenía enfrente..

Como lo odiaba.

Pavoneándose por todo el castillo, con los estúpidos de sus amigos, sonriéndole a los demás como si fuera alguna clase de Dios intocable. Coqueteando descaradamente con la chica más insípida de todo Hogwarts. Habiendo tantos prospectos tuvo que fijarse en la persona más aburrida de todo Hogwarts, Ginny Weasley, la zorra de Gryffindor. Sus gustos no mejoraron desde Chang al parecer.

¿Qué tenía Weaslette de especial?

Su familia apenas y tenía donde caerse muerta, sus notas eran deplorables y su rendimiento con el Quidditch era de lo peor, jugó contra ella el año pasado, sabía de lo que hablaba. Además, por lo que sabía la mitad de la población masculina había pasado por ella.

Ni que fuera tan bonita. Su cabello era el tono de pelirrojo más feo que hubiese visto, más común que hubieses visto, todo seco y sin vida, con puntas abiertas y maltratada. Su piel estaba dañada por la resequedad y estaba seguro de haber visto una que otra mancha de acné sobre sus mejillas. Su ropa era horrible y vieja y la mayoría era usada por sus hermanos mayores. ¿Qué tenía de interesante?

Sabía que Potter tenía mal gusto cuando se fijó en Chang. Pero fijarse en la comadrejita definitivamente era caer aún más bajo.

¡Oh si! Quería ver la sonrisa arrogante desaparecer de esos dos cuando Voldemort ganara la guerra y tomara el control del mundo mágico.

Claro, eso solo sucedería si Draco pudiese arreglar el estúpido armario Evanescente.

Tal vez si le usarás el tiempo que desperdicias en insultar a Potter en arreglar el armario ya estaría tu tarea hecha.  Sonó una vocecita en su cabeza que sonaba extrañamente a Pansy.

Oh cierra tu puta boca.

"Cariño, espero que seas consciente de que ese filete que tanto te esfuerzas por aplastar es simple carne y no la cara de Potter." Pansy se burla. Draco parpadeó confundido y luego aparta su mirada de Potter para dirigirla hacia su plato, Pansy tenía razón había masacrado su comida.

La carne estaba embarrada por todo el plato y parte de la mesa, las verduras fueron esparcidas por todos lados. Draco hizo una mueca de asco y dejó el plato aún lado, de todos modos, no tenía mucha hambre. En realidad, de no ser porque Pansy lo arrastró al comedor por su "falta de carne en los huesos" se hubiese perdido la cena para arreglar el maldito armario. Tenía cosas más importantes que hacer, que comer o ver a Potter hacerle ojitos de ciervo enamorado a la Weaslette.

"Creo que perdí el apetito. Iré a los dormitorios y me acostaré temprano." Se excuso. Ya había desperdiciado mucho tiempo, tiempo valioso para arreglar el maldito mueble, se estaba quedando sin tiempo, podía sentir la ira del señor oscuro a través de la marca oscura cada vez que fallaba.
 
"Pero si apenas comiste." replica Pansy, la preocupación de su rostro ya ni siquiera hace reaccionar a Draco. Ella no entiende por la presión que está pasando ¿Por qué lo sigue intentando? Cuando él ha sido más que un culo arrogante con ella desde que empezó el año.

Draco se encogió de hombros y estaba a punto de levantarse cuando Blaise dijo. "Dejalo Pansy que no ves que va a ir a perseguir a su novio."

El rubio frunció el ceño. "¿De qué mierda estás hablando?"

Blaise no respondió y luego compartió una sonrisa cómplice con Pansy.

Draco echa un vistazo a la mesa de Gryffindor buscando al niño con el nido de pájaros. Puede ver a casi todas las chicas de Gryffindors de su año reunidas en bolita junto a Brown (trió de locas), a la comadrejita siendo bastante cariñosa con Thomas (asco) y a la comadreja peleando con Granger (aburrido), pero no hay señales de Potter. Entonces la realización golpea su cara.

"Parece que no te bastó con mirar a Potter durante la cena." Se burló Pansy, sus labios rosas se enroscan en una sonrisa. "Ahora lo persigues. ¿Los viejos hábitos no mueren verdad?" Escucha a Blaise reír del otro lado de la mesa. "Te pierdes todas las cenas de lo que va el año escolar y cuando por fin te apareces, lo único que haces es mirar a Potter." El tono de burla no ha dejado su voz pero para Draco no pasa desapercibida la pequeña mota de preocupación en sus palabras.

"¿Por qué no solo admites que te gusta y te besuqueas con él?" dice el otro chico, levantando su copa hacia sus labios para tomar un poco de lo que parece jugo de calabaza.

"¡Qué buena idea, Blaise!" gritó Pansy con falsa felicidad, llamando la atención de algunos Slytherins a su alrededor. "Por favor Draco, cariño. Hazlo, nos ahorrarías tantas molestias." Pansy agitó su hombro más brusco de lo estrictamente necesario que provocó que su irritación aumentara.

No tenía tiempo para esto.

Hace un año solo se hubiese reído de las estupideces que decían sus amigos, ahora solo lo irritaba, no tenía tiempo para actuar como un niño, tenía cosas que hacer, armarios que arreglar y directores que matar.

"No digan estupideces." dice Draco fríamente. "¿Por qué es mi sano juicio me fijara en Potter? Es un un tipo ordinario, sin un pelo de gracia, con un cabello desastroso y una apariencia atroz. Ni siquiera porque me pagaran millones de galones aceptaría salir con ese neandertal."

"Tienes razón, lo harías gratis." Se burló Pansy. Blaise casi derrama el jugo de calabaza.

Draco volteó los ojos y tomó la sabia decisión de ignorar a sus amigos deliberadamente. Si se iba ahora, no dejarían de molestarlo los días siguientes, Draco no estaba de humor para esa mierda. Además, si Potter se acaba de ir significaba que Draco tenía una alta probabilidad de encontrarlo mientras iba de camino al tercer piso, últimamente el idiota tenía la costumbre de seguir cada uno de sus paso, al igual que un perro, siempre hallaba la forma de saber donde estaba Draco, se hubiese sentido halagado si no estuviese intentando matar al director. De  ninguna forma podía dejar que Potter descubriera lo que estaba haciendo.

Ojalá lo dejaran en paz. 

Así que se sentó, soportando la burla de sus amigos en consecuencia. Pasó un momento para que las risas cesaran, el silencio de Draco se hizo más fuerte mientras se pellizcaba el puente de la nariz con agotamiento. ¿Por qué tenía amigos a este par de idiotas?

Él y Potter por favor, no había chiste mas gracioso que ese. En ningún universo él y Potter pudieran funcionar como pareja. Era imposible, un mal chiste, una abominación, una...

Oh por favor ¿A quién quería engañar?

Potter era estúpido, un intento patético de héroe de pacotilla con el único propósito de arruinar su vida.

Y aun así no pudo evitar desarrollar un estúpido enamoramiento por el niño con gafas anticuadas.

Era su secreto mejor guardado, pero la realidad era que desde que descubrió que le gustaban los hombres, el único hombre en el que Draco había pensado era en Potter (y a veces en Viktor Krum en su uniforme de quidditch, pero ¿Quién no? Estaba seguro que hasta Weasley tenia sueños húmedos con él.)

Draco había pasado una cantidad insana de tiempo negando sus sentimientos, ocultándose con su máscara de odio e indiferencia, lo había logrado hasta después de haber recibido la marca que no pudo más, fue como si todo lo que lo hacía sentir miserable se juntara y lo único que lo hacía olvidar toda la mierda que tenía detrás suyo era su enamoramiento no correspondido por Potter, lo cual era patético.

Muchas Draco se preguntó cómo había llegado a desarrollar esos sentimientos, eran tan diferentes. El era un mago de sangre pura, hijo de una de las familias más respetadas en el mundo mágico, miembro de los sagrados 28, con un futuro por delante y obligaciones que cumplir y Potter era bueno...era Potter. Ni siquiera podían estar en la misma habitación sin maldecirse, golpearse o insultarse (comenzaba a creer que era masoquista) Fue muy estúpido tener este pequeño enamoramiento por el chico, sobre todo ahora que la oscuridad había ganado fuerza.

No tenía tiempo para esto, tenía una familia que salvar y un padre al cual hacer sentir orgulloso. Voldemort la mataría si llegase a enterar de esto, su familia estaba lo suficiente debajo de la cadena alimenticia como para que Draco llegara a empeorar todo con sus estúpidos sentimientos por el enemigo número uno del amo de su padre. (Su amo ahora.)

Draco estaba dispuesto a olvidarse de todo y enterrar su enamoramiento en lo más profundo.

Esto no impidió sentirse celoso de la Weaslette con sus encantos femeninos, bateando sus lindas y perfectas pestañas para llamar la atención del estúpido de Potter. ¿Que tenía ella que él no? Era más guapo, rico y de una mejor familia que la Gryffindor, cualquier mataría por un poco de su atención. ¿Por qué Potter no?

De acuerdo, tal vez no era simpático y no actuaba lindo ni dulce a su alrededor y tal vez prefería pelear con Potter antes de ser amable con él. No tenía el mejor historial con Potter, tal vez lo había hecho pasar tantas vergüenzas y se había burlado de él un sin fin de veces y siempre buscaba la manera de meterse bajo su piel y este año se la había pasado ignorándolo para salvar a su familia.

Sin tan solo el estúpido no fuera tan obtuso, y en lugar de buscar migajas en las chicas simples y vacías se atrevía a fijarse un segundo, tan solo un segundo en otro lado, se daría cuenta que todo lo que buscaba estaba frente a sus ojos.

Oh Merlín, que tonterías estaba diciendo.

La falta de sueño lo estaba afectando. Ya estaba actuando como las estúpidas chicas de los libros de romance que a Pansy le encantaba leer. Debía dejar de pensar en el idiota de Potter antes de que alguien mas se diera cuenta, antes de que Voldemort lo hiciera.Tenía que concentrarse en lo que en verdad importaba, salvar a su familia y poner el nombre de su familia de nuevo en el mapa.

De todas formas, no había manera de que las cosas entre él y Potter sucedieran.

Se había resignado hace tanto tiempo. Que era mejor dejarlo ir. Aunque a veces, era más reconfortante imaginar una fantasía que sabía jamás se haría realidad que enfrentar la vida real.

"Te lo digo la verdad Blaise, es real. Dile Draco."

Draco vuelve a la realidad en el momento que Pansy dice su nombre, tarda unos segundos en ponerse al día en la conversación que tienen sus amigos.

Blaise frunce el ceño haciendo que pequeñas arrugas aparecieran en su nariz y levanta una ceja.

Se detuvo a preguntar de qué diablos estaba hablando, ya que no quería que sus amigos se dieran cuenta que no había estado prestando atención en primer lugar.

"Oh Pansy" dice tiernamente Blaise, con una sonrisa condescendiente. "Pensé que Draco era el único que intimidaba con los Gryffindors."

"Yo no intimido con los Gryffindors." Jadeo Pansy indignada, antes de que pudiera dar una respuesta inteligente a su amigo, Pansy habló. "Te digo que me embosco. En realidad, ella y la gemela Patil lo hicieron. Estaba a punto de probar mi hechizo baboso en ellas hasta que dijeron algo interesante."

"Por favor, Pansy. No me digas que crees en eso. Eres más inteligente que esas dos."

"Sabes que hay magos y brujas de mi familia con sangre vidente."

"Si, pero estamos hablando de un artefacto muggle. Son inservibles. Solo estás dispuesta a creer todo lo que sale de la boca de esas niñas porque el resultado fue Theodore Nott"

"¡Eso no es verdad!" dijo Pansy horrorizada, tapa la boca a Blaise al instante, voltea hacia todos lados solo para comprobar que nadie hubiese estado escuchando la conversación. Afortunadamente para ella, ningún Slytherin estaba prestándoles atención, incluyendo a Theo que tenía su nariz enterrada en un libro diferente al de la semana pasada ¿En serio que le vio Pansy a ese nerd?

Draco, que se había mantenido al margen durante la mayor parte de la conversación, alzó una ceja perfectamente cortada, y vio a ambos como si hubiese salido una tercera cabeza. Fue Blaise quien respondió la pregunta no hecha.

"Lavender Brown, la loca de adivinación. Interceptó a Pansy hace unas horas para leerle el futuro o algo así. Según su prueba "Infalible" predecía la persona con la que nos casaremos en el futuro." comentó lo último haciendo un ademan con sus dedos. "Como si eso fuera posible."

Su primera reacción fue burlarse, no de Pansy, si no de Brown, Draco tuvo que contener la risa cruel que amenazaba con salir de su boca.

Era la cosa más estúpida que había escuchado, y había escuchado hablar a Goyle durante tres horas de sus teorías de conspiración acerca del triángulo de las Bermudas.

No lo malinterpreten, él creía en el arte de la adivinación, después de todo los Parkinson no eran los únicos con registros de sangre vidente en su familia. Se rumoreaba que su tara-tara-tara abuela por parte de su padre había sido una vidente reconocida en Francia. Sin embargo, dudaba que algún tipo de juego muggle tuviera la capacidad mágica para adivinar el futuro de las personas. Como si los muggles fueran tan inteligentes.

Y si lo fuera. ¿Por qué alguien lo usaría para algo tan mundano como saber quién sería la futura pareja de alguien?

Era estúpido.

Esa mierda no servía aquí. No cuando la mitad de la población escolar estaba envuelta en un matrimonio arreglado y la otra mitad (sangre sucia y mestizo) lo más probable era que se casarían un muggle random o algún mago que no haya asistido a Hogwarts.

Él por su parte, estaba seguro que no quería saber con quien se casaría, su matrimonio sería arreglado de todos modos, así que no le importa ese tema como a Pansy que vivía enamorada de Theodore Nott desde el cuarto año; en realidad la envidiaba un poco, debe ser genial vivir una vida en la que lo único te preocupa es si te vas a casar con el chico del que has estado enamorado en el instituto. Lo único que Draco quería saber es si sobrevivirá en esta estúpida guerra, lo cual dudaba conforme el tiempo pasaba.

"Es lo más estúpido que he escuchado, y tuve pociones dobles con Potter y Weasley hace rato." dice.

Blaise emite una carcajada y Draco lo siguió después. Hace mucho que no se reía así, hace mucho que no se sentía como el niño de 16 años que se suponía era, hace mucho que no se sentía libre.

Después de algunos segundos de carcajadas, Draco sintió un fuerte golpe en su hombro sacando un grito agudo de dolor.

"Pueden burlarse todo lo que quieran, pero cuando yo esté casada con Nott y ustedes terminen solos, viejos y pobres pagando un piso de mal a muerte en el callejón Knockturn yo seré la que se ría."

"Lo que te haga sentir mejor cariño." Fue la respuesta espinosa de Draco. Tendría suerte si ese terminará siendo su futuro. Con lo involucrado que estaba su familia en el lado oscuro dudaba que saliera vivo

Si el aparato de Brown predijera que tiene una segunda oportunidad en la vida para encomendar sus errores, le creería pero vamos, seamos realista ¿Quién ayudaría a un mortífago? Ni siquiera Potter con su corazón de oro lo haría. Estaba solo.

Pansy tomó sus cosas y se fue a grandes zancadas del comedor, Blaise y él vieron a la chica alejarse, Draco se aguantó las ganas de ir tras ella, tenía que aprovechar el momento para poder alejarse sin que sus amigos se involucran Se excuso con Blaise y rápidamente se dirigió al tercer piso. 

Tenía un armario el cual arreglar.

ºººº


Draco había sido tan tonto cuando acepto la misión que el señor oscuro le asignó. Debió imaginar que la única razón por la que se la había dado era para castigar a sus padres, verlo fracasar y tener una excusa para deshacerse de ellos (aunque el señor oscuro no necesitaba una excusa.)

No sabe en qué momento pensó que estar dentro de toda esa mierda sería divertido.

Ser mortífago no estaba siendo nada de lo que había imaginado.

Al principio se sentía orgulloso, era un honor seguir los pasos de su padre, servir una buena causa que pondría el nombre de su familia en alto de nuevo, a pesar de la mirada decepcionada  que su madre le dio cuando recibió la marca, Draco la portó con orgullo. Ahora todo eso parecía tan lejano, el orgullo que sentía al principio se fue apagando poco a poco conforme el tiempo para completar su tarea se iba acabando. Le hizo preguntarse si todo esto valía la pena, si todo esto le daría la gloria que le prometieron, si todo esto lo estaba haciendo sentir bien. Incluso en sus sueños más salvajes se preguntó si había elegido el lado correcto.

Había pasado el toque de queda cuando Draco iba de camino a Slytherin sin haber arreglado el bendito armario. Draco trabajó duro durante horas, hizo pergaminos y pergaminos con base a prueba y error, estudió libros de teoría mágica avanzada, pasó horas tratando de arreglar ese maldito armario y nada de lo que había hecho había funcionado. Se sentía roto, perdido cada vez que regresaba a su sala común sin ningún avance. Parpadeo las lágrimas que amenazaban manchar sus mejillas, porque él no lloraba, los Malfoy jamás lo hacían.

Sabía que estaba quedándose sin tiempo, pero ¿Qué opciones tenía?

No podía escapar, porque no tenía a donde correr y esconderse. Su padrino era un mortifago igual que su padre y estaba seguro que lo entregaría al señor oscuro si Draco desertara y Dumbledore no lo ayudaría después de saber que intentó asesinarlo durante todo el año.

Todo era una mierda.

Derrotado Draco caminó a través de los pasillos oscuros del castillo durante lo que parecieron horas. La luz de la luna se filtraba a través de las ventanas. No había nadie alrededor, más que él y sus pensamientos que poco a poco se hacían cada vez más fuertes en su cabeza.

Quería olvidar, quería no pensar, quería escapar.

Dobló en una esquina, cuando se detuvo en seco cuando escuchó voces. No era extraño que hubiese personas en los pasillos después del toque de queda, normalmente eran parejitas que se escabullían para besarse en los armarios o coger en los salones vacíos. Draco se topó con más de una de ellas durante sus rondas en su quinto año. Draco los odiaba, no por las razones que tu crees, lo hacía porque quería ser ellos, quería escabullirse con un chico (Potter) y besarlo en los pasillos o coger en el salón de encantamientos y tener como única preocupación que Flitch no los descubriera; no preocuparse por asesinar directores y enorgullecer señores oscuros.

No tenía la energía ni las ganas como para detener a los pobres idiotas que tuvieron la mala suerte de ser escuchados. Además, no había cumplido con sus tareas de prefecto desde el inicio de curso, dudaba que todavía tuviera ese papel. Estaba a punto de irse para el lado contrario cuando la voz se hizo más audible y Draco pudo reconocer la voz de Potter.

Sigilosamente Draco caminó hacia la esquina tratando de no hacer ningún tipo de ruido. Cuando se acercó pudo verlos de cerca. Potter, Weasley y Lavender Brown los tres Gryffindor en medio de un pasillo oscuro charlando totalmente ajenos al Slytherin que los observaba.

Draco pensó en dejarlos ir, pero luego imagino, la cara indignada de Potter y Weasley al ser detenidos, el rostro pecoso de Weasley contraído de furia y la cicatriz de Potter palpitando de ira que hizo que lo pensara mejor. Molestar a ambos Gryffindor tal vez harían que su humor mejorará. Lo dudaba pero valía la pena el esfuerzo.

El rubio se fue acercando sigilosamente hasta que pudo escuchar sus voces, se esconde detrás de una estatua burlándose de lo distraído que podían ser los tres Gryffindors, todavía no los atraparía primero averigua la razón de porque los tres
chicos estaban fuera de su cama: esperara que fuera algo vergonzoso, y no algo asqueroso que involucrara fluidos y un trío entre ellos.

"Podría ser Cho" escucho a Lavender con voz cantarina, tenía una sonrisa lobuna que se extendía por toda su cara mientras sostenía un pedazo de papel arrugado y lo movía de un lado a otro. Eso, supuso Draco, debe ser la basura que Brown hacía pasar como mágica. La cosa de la que se estaban burlando Blaise y Draco durante la cena, lo que Pansy estaba tan obstinada a defender.

"Es un tonto juego. No significa nada" Potter dice.

"¿Cómo lo sabes? ¿Qué tal si te equivocas?¿Y si tiene el poder mágico de predecir a la persona con la que te casarás algún día? " dice Weasley, golpeando a Potter en uno de sus hombros, animando, Potter no parece contento con ello así que aleja a Weasley bruscamente. Eso no parece desanimar a la comadreja a seguir hablando. "La persona que tendrá tu corazón, la que amarás, la que protegerás y mantendrá tu cordura antes de que Voldemort la tenga." Mientras más hablaba Weasley, y Draco se interesaba por la conversación por lo ridícula que era, no había forma que Potter cayera en esa patética excusa.

Pero se equivocó, a pesar de que todo lo que salía de la boca de Weasley era más en tono burlón, fue lo suficiente convincente para que Potter considerara su decisión.

Potter simplemente asintió. y dejó salir un suave suspiro antes de acercarse a Lavender que se veía radiante con todo esto.

¿Por qué no hacía esto en su sala común? Trio de idiotas. Granger estaría muy decepcionada.

"Vamos, Harry. No le tienes miedo a la verdad o si. La verdad de con quién te casarás." dijo Lavender enseñando de manera muy eufórica la cosa hecha de papel. A pesar de estar oscuro, Draco pudo ver mejor la figurilla de papel cuadrada, formaba una especie de pico, estaba coloreado con distintos tonos de rosa y algunos corazones.

Draco se estaba impacientando, no estaba pasando nada interesante entre los tres, tal vez era el momento de arruinar su diversión, asignarlos castigos y quitarle puntos a su casa, eso sin duda lo haría sentir mejor. Sin embargo, justo en el momento en el que iba a revelar su presencia, Lavender comenzó a mover la cosa de papel 

Potter cruzó los brazos y se apoyó en la pared. Mientras respondía la serie de preguntas que Brown le lanzaba. Preguntas estupidas como: ¿Cuál es tu color favorito? (era el rojo, que predecible) o ¿Cuál es su número favorito? (El siete, claro su número de equipo en Quidditch) o el día de nacimiento. (31 de julio, por favor todos saben eso. Draco lo sabes desde los cinco años) ¿De qué serviría saber esas cosas?

Brown era más patético de lo que pensaba.

Lavender contaba en voz alta a la par que Potter contestaba, al decir "rojo" la chica movía la figurilla cuatro veces, si Potter decía el número siete "contaba hasta el 7" y así hasta que terminó moviendo esa cosa más de 31 veces.

Cuando Brown terminó de contar, desdobló una de las esquinas de la figurilla con cuidado. Draco se inclinó un poco más de cerca para tener una mejor vista y pudo ver el momento exacto en el que los ojos de la chica se agradaron más de lo normal, su piel perdió todo el color rosa que tenía y su boca se abría lentamente en un estado de shock. Miró a Potter y a la comadreja por un largo momento, con los ojos bien abiertos, había muchas emociones atravesando su cara.

"¡Por Godric!" grito la única chica del grupo, llevó sus manos a su boca para evitar hablar más fuerte. Potter y Weasley estaban impacientes, esperaba algún tipo de respuesta que no fuera ¡Por Godric! Draco lo negara, pero estaban igual de impacientes que ellos por saber la respuesta. Había tantas posibilidades, el nombre que había salido podría ser el de Chang o mejor aún podría ser el de Weaslette. Sin duda sería tan incómoda la situación, pero lo que daría por ver la reacción de Weasley. No es como si eso fuera real todo ese circo, pero sin duda sería un festín ver pelear a los mejores amigos solo porque a uno de ellos se le ocurrió que era buena idea enamorarse de su hermana pequeña.

Decidió ignorar la pequeña punzada que sintió al imaginar a Potter enamorado de Weaslette y prestó atención a lo que sucedía.

Potter parecía nervioso por la respuesta, su aire relajado había desaparecido, parecía ansioso, más ansioso de lo que debería después de afirmar que no creía en nada de ello. ¡Qué patético!

"¡Por Godric!" volvió a jadear la chica, que al parecer era las dos únicas palabras que conocía.

"¿Qué?" pregunta Potter nerviosamente, sus ojos verdes recorren la cara de la chica y se acerca lentamente a ella; los berridos de Potter parecen sacar a Brown de su estado de impresión ya que su cara de sorpresa es rápidamente reemplazada por una de alegría del tipo que hostiga a los demás. Sus labios se transforman en una sonrisa gatuna, dejando ver un poco de labial rojo sobre sus dientes.

"¡Harry!! gritó Brown con exceso de felicidad. "¡Te vas a casar con Malfoy" mientras decía esto, Brown alzó su juguetito para mostrárselo a Potter. En efecto era su nombre, escrito con una tinta color rosa con brillitos en una bonita caligrafía.

"¡Malfoy!" gritaron Harry y Ron incrédulos, al mismo tiempo que Draco decía su propio nombre en voz más baja.

Pasaron muchas emociones por la cara de Potter; incredulidad y horror eran las que más destacan de todas ellas; sus ojos verdes lucían incluso más intensos a la luz de la luna. Su piel era pálida, ya no estaba cincelada ni ligeramente morena, parecía como si hubiese visto al mismísimo Voldemort frente de él. Pasó una mano por su cabello varias veces despeinándolo en el proceso.

Draco se reiría de él si no estuviese peor que el chico. A menos Potter se movía, Draco se quedó congelado en su sitio por unos segundos como si le hubieran arrojado un petrificus totalus encima, podía sentir como su boca se abría y se cerraba, tratando de decir algo, pero las palabras se quedaban atoradas en su garganta. Sus ojos grises recorrían entre Brown a Potter como si esperaba que fuera algún tipo de broma organizada por lo Gryffindor. Tal vez en algún momento los gemelos Weasley aparecían con fuegos artificiales y un cartel que diga "En tu cara Malfoy."

Pero por supuesto eso no pasó.

!Oh  Salazar¡

Se iba a casar con Potter

"Imposible, no me puedo casar con Malfoy" Potter gritó, haciendo que Draco volviera a la vida. Una mueca se deslizó por su cara al decir su apellido. "No hay magia en la tierra que haga que me case con ese idiota." Draco se hubiese sentido ofendido si no estuviera sorprendido al igual que el idiota de Potter. "Debiste equivocarte."

¡Si! Debía hacerlo, porque de otra forma no había manera que él y Potter funcionaran. (Por mucho que lo deseara.)

Brown negó con la cabeza y con bastante seriedad como si McGonagall estuviera explicando la teoría de la magia detrás de alguno de sus encantamientos o Snape analizando el resultado de alguna de sus pociones, dijo: "Mi adivinador de papel no se equivoca. Es completamente infalible. Te casarás con Malfoy, te guste o no."

Potter no respondió de inmediato. Draco quiere que hago algo, joder espera que haga algo, estaba seguro que el moreno es lo suficientemente terco como para quedarse callado.

"Quiero hacerlo otra vez." afirmó Potter, con voz fuerte y firme, sus ojos verdes inyectados con determinación.Parecía inflexible e insistente.

"Bien." Le responde Lavender indiferente, se encoge de hombros. Sacó su adivinador de papel y empezó a hacerle las mismas preguntas de un inicio. "Tu número favorito" . Draco pensó en irse, esto era una tontería, a decir verdad, estaba desperdiciando su valioso tiempo en esos idiotas, pero había algo que no permitía que sus pies se movieran del lugar en el que estaba.

"Cinco" respondió Potter.

Brown frunció el ceño y con tono molesto dijo: "Habías dicho que siete."

"El cinco también es mi número favorito." Afirmó Potter, más duro de lo que pretendía, sin apartar los ojos de la chica, Weasley soltó una risita, mientras Brown dejaba salir un quejido y volteaba los ojos contando a la par que movía el adivinador. "Uno, dos, tres..."

El resultado fue el mismo, Draco Malfoy.

"Otra vez" dijo Potter.

Draco Malfoy, decía el papel.

"De nuevo."

Draco Malfoy sigue apareciendo.

Potter cambió las dos primeras respuestas varias veces incluso obligó a Lavender contar varias veces en una ronda  y el resultado siguió siendo el mismo:

Draco Malfoy.

Los minutos se convirtieron en horas. Potter había hecho la misma prueba 50 veces, con diferentes respuestas en distinto orden, y en cada una de ellas, Draco Malfoy era la única respuesta.

Incluso después de la sexagésima vez, Draco no dejó de sorprenderse cuando su nombre salía en el pergamino; cada vez más sorprendido que la anterior.

A excepción de él y Potter, los demás se habían aburrido después de la trigésima vez que el moreno pidió repetir el juego. Brown estaba obligada a seguir, la niña sonriente de hace unas horas había desaparecido para ser reemplazada por una gruñona y cansada, incluso había intentado huir, pero Potter no se lo permitió. Weasley optó por acostarse en el piso al ver que su amigo no tenía intenciones de irse pronto a su sala común. Era una suerte que ni Flitch ni la señora Morris lo hayan encontrado.

Lavender se hartó en el momento que Potter repitió realizar el juego por nonagésima vez, su rostro no mostraba más que amargura y agotamiento, estaba seguro que se arrepentía de haberse acercado a Potter en primer lugar. Por supuesto, la terquedad del otro chico no le permitió que huyera tan fácilmente, estuvo como un minuto entero rogándole a Brown que usara su adivinador de papel una vez más, con la esperanza de que el resultado cambiará.

Brown se negó firmemente, guardó el juguetito de papel en su bolsa y comenzó a caminar hacia su sala común siendo seguida por un Potter molesto y un Weasley muy divertido.

En el momento que los tres Gryffindor se retiraron, Draco salió de su escondite, con sus ojos perdidos hacia la dirección que habían tomado los tres chicos. Dejó caer su cabeza contra la pared de piedra, mientras salía un suspiro tembloroso de su boca.

Una vez que el shock inicial desaparece, Draco puede pensar claramente.

Es una locura. Una tontería. Él y Potter dentro de un matrimonio era lo más ridículo que había escuchado. Casi vomita cuando escucho a Brown decir su nombre. Y la idea de confesarle sus sentimientos le enferma.

Sin embargo...

Hay una parte de él, muy pequeña, que no está siendo completamente sincera.

Admite que fue el primero en reírse de lo incrédula que fue Pansy. Y es consciente que pone los ojos en blanco cada vez que escucha alguna chica de Slytherin hablar de algún libro de romance, aunque él mismo fuera fan de ellos en secreto.

Pero ¿y si fuera verdad? Si por un momento, una fracción de segundos las palabras de Brown no solo fueran simples disparates. Si tan solo existiera un universo en él tuviera un destino diferente, uno en el que no estaría obligado a cumplir una misión imposible y se le permitiera ser una adolescente común y corriente, con emociones como la tristeza, la alegría, el amor.

Porque por más que lo negara, por más que se asqueado que se sentía con la idea de él y Potter juntos, aquel futuro imposible no era tan malo si lo comparamos con su vida en aquel momento.

Potter había hecho la prueba cientos de veces y a pesar de que el resultado le horrorizaba siempre le salía lo mismo, Draco no pudo evitar dejar salir una sonrisa temblorosa, pero desapareció en el instante al sentir un dolor familiar en su brazo izquierdo.

Respira hondo, levanta su camisa lo más que puede, dejando en exhibición la marca oscura. Viéndola de cerca es fea, puede sentir los restos de magia negra del señor oscuro bajo su piel, la mancha horrible de color negro en su brazo no lo hace sentir poderoso o superior o alguna de esas cosas que su padre dijo que lo haría sentir al obtenerla. Al contrario, cada vez que la ve manchando su perfecta piel blanca lo hace sentir enfermo, su estómago se retuerce.

Un futuro con Potter, qué tontería. 

ººººº

 

Harry nunca le había rogado a una chica en toda su vida hasta Lavender Brown. La siguió hasta la sala común para que rehiciera la estúpida prueba de amor (como ella lo había llamado) con su estúpido adivinador de papel con la esperanza que en algún momento de la noche se compadeciera de su patética actuación.

No lo hizo.

"Vamos Lavender, una vez más. Solo una más" rogó Harry por milésima vez, se veía patético, con el cabello por todos lados por todas las veces que lo jalo por el estrés, los ojos suplicantes como los de un cachorro. Era consciente del espectáculo que estaba haciendo, y se avergonzaría si alguien los estuviera viendo. Era un alivio que no hubiese nadie en la sala común además de ellos.

Lavender se volteó, lucía cansada y fastidiada; su perfecta cola de caballo estaba desecha y el labial rojo ahora solo lo llevaba en la esquina de sus labios, Harry suponía que estaba tan hastiada de su insistencia que la sonrisa molesta y radiante que le daba a todo el mundo había desaparecido hace horas. "No Harry" dijo con voz chirriante pero no por ello menos firme. "Te hice la prueba 90 veces, no lo haré más. Te vas a casar con Malfoy, te guste o no."  La chica piso firmemente el piso, haciendo un eco en la sala común. No le dio ni un segundo más a Harry para responder, se subió las escaleras hacia los dormitorios de chicas, sin dirigir una segunda mirada.

Se sentía estúpido por su comportamiento. No ayudaba que Ron no paraba de burlarse de él. Ojalá pudiera ver lo gracioso de todo esto.

Sin humor, Harry se sentó en uno de los sillones de la sala común y enterró su rostro entre sus manos. Unos minutos después, sintió como este se hundía por un peso extra.

"Esto es horrible. De ninguna forma podría casarme con Malfoy." dijo después que el silencio comenzó a tornarse incómodo.

"No lo sé amigo, puede que sea cierto:" comentó casualmente Ron, casi se fractura el cuello por lo rápido que volteo a ver a su amigo. El moreno lo vio como si le hubiese crecido una cabeza extra. Sus ojos vagaron por la cara de Ron buscando algún tipo de señal que le dijera que estaba jugando, pero el pelirrojo se veía muy serio. Tal vez era un farsante haciéndose pasar por su mejor amigo, pensó. Alguien bajo los efectos del Polijugo; tenía que estar atento por si su cabello se volvía rubia y su nariz se afilara.

El verdadero Ron sería el primero en horrorizarse al enterarse de un posible matrimonio entre Malfoy y él, este farsante se lo estaba tomando como si no fuera nada, como si Harry no se fuera a casar con su enemigo; el enemigo de ambos.

"¿Qué dijiste?" preguntó Harry, sintiendo la ira subir por su garganta, le estaba dando tiempo al falso Ron de revelar su verdadera identidad.

"Dije, que puede ser cierto." dijo sin titubear el pelirrojo. Harry no tenía ninguna duda de que su mejor amigo había sido reemplazado. "Quiero decir, tal vez en un futuro no tan lejano te enamorarás de Malfoy y lo amaras tanto que querrás casarte con él."

"Quién sabe tal vez después de la graduación te lo encuentres en las calles de Diagon y lo veas con otros ojos, lo invitaras a salir y luego se enamora. Y en cinco años tendrás una casa llena de pequeños hurones rubios corriendo por cada habitación."

Si no estuviera traumatizado por lo que acababa de oír se estaría riendo. Parpadea unas cuantas veces esperanzando que los efectos del poli jugo desaparecieran pronto, pero para su desgracia esto no pasó. Tal vez Ron había sido intoxicado, tal vez tenía que llevarlo al hospital, se preguntaba sin Madame Pomfrey seguía despierta.

"Pero qué diablos..."

Ni siquiera terminó su oración antes de que Ron comenzara a reír. Era una risa fuerte y escandalosa, del tipo que hace que te duela el estómago después de unos minutos. Su cara estaba roja y se retorcía en su lugar mientras sostenía su estómago.

Harry nunca odio más a su mejor amigo como en ese momento.

"Perdón, perdón. No me resistí." Ron apenas podía hablar, su respiración era agitada, tenía que hacer pequeñas pausas por cada palabra que salía de su boca. "Hubieras visto... hubieras visto tu cara."

Harry frunció el ceño, sus cejas oscuras juntándose en una línea recta, los labios enrollados en una mueca. No podía encontrar lo chistoso.

Casarse con Malfoy no era un chiste que pudiera disfrutar, era una completamente pesadilla.

Porque Malfoy era una persona horrible

Casarse con el imbécil rubio sería igual de malo que si Voldemort ganara la guerra.

Malfoy sería la última persona con la que Harry se casaría. Jamás podría estar con un idiota que le hizo la vida miserable durante cinco años, con el imbécil que buscaba cada oportunidad de burlarse de él. Jamás estaría con el mortífago que ayuda al sujeto que le quitó a sus padres, que le quitó a su padrino (aunque no estaba confirmado, estaba seguro que Malfoy seguiría los pasos de su padre que oh sorpresa estaba en prisión.)

Malfoy era cruel, egoísta, manipulador. Era mala persona y dudaba que pudiera cambiar. Dudaba que quisiera hacerlo.

Harry jamás podría enamorarse de una persona así.

Además, ni siquiera le gustaban los hombres. Le gustaban las chicas bonitas como Cho, como Ginny.

Harry le dirigió una mirada furiosa a su mejor amigo. "No le veo gracioso" comentó Harry con voz molesta. La risa de Ron seguía escuchando alrededor de la sala común pero con menor intensidad. "No puedo creer que te estés riendo en un momento serio como este."

"Oh vamos amigo, cálmate" Ron lo golpeó ligeramente en su hombro. "Empiezas a sonar como Hermione." Harry no contestó. "¿No fuiste el primero en decir que era solo un estúpido juego? Te estas preocupando por nada. Créeme te conozco y sé que Malfoy sería la última persona de la que te enamorarías."

"¡Exacto!" grito Harry más fuerte de lo que pretendía, con tono serio y decidido dijo, como si necesitara dejárselo en claro a todo el mundo, a pesar de que la sala estaba solo él y Ron. "Y eso ni un estúpido juego lo va a cambiar."

Ron asintió con la cabeza.  "Es bueno saberlo." El pelirrojo comenzó a levantarse de su asiento y bostezo enseguida. "Ya que aclaramos esto. Creo que es hora de irnos a dormir, no quiero escuchar el sermón de Hermione porque nos desvelamos en los días de escuela."

El moreno asintió con la cabeza y siguió al pelirrojo hacia el dormitorio de los chicos.

Ron tenía razón, no se estaba preocupando por nada. Era un estúpido juego sin relevancia, no es como si el juego tuviese magia de verdad ¿Por qué se preocupó por lo que una niña de 15 años dijera?

Solo tenía que olvidarse de ello y actuar como si no fuera nada.

Tenía cosas más importantes en las que pensar, derrotar a Voldemort y ganar la guerra y salir vivo, ponerle nombre a sus sentimientos hacia Ginny y descubrir lo que Malfoy estaba haciendo en el tercer piso.

Sin embargo, mientras caminaban hacia su cuarto, se ponía el pijama y se preparaba para dormir, Harry mentalmente no dejo de repetir todas las razones por las que no se casaría con Malfoy.

Por arrogante.

Por idiota.

Por ser un mortífago

Por ser mala persona.


Así estuvo hasta que cayó en la inconsciencia por el sueño; con pesadillas plagadas de un chico rubio, una boda y una vida miserable.

 

ºººº


Lo primero que Draco vio cuando abrió los ojos fue un hermoso jardín con un enorme pasillo lleno de pétalos de rosas por todo el suelo, lámparas con luces de hadas flotando a los alrededores y un enorme arco completamente hecho de peonias blancas. Le tomó unos segundos darse cuenta que se encontraba en uno de los tantos jardines de la mansión, el favorito de su madre.

La orquesta comenzó a tocar y sintió todas las miradas recaer sobre él. Había cientos de magos a su alrededor viendo con orgullo y admiración, otros con recelo y algunas brujas lloraban al verlo pasar.

Draco sintió un tirón familiar en su brazo mientras caminaba hacia adelante, volteo y vio a su padre sosteniéndolo del brazo, luciendo bastante feliz. Lucius se veía elegante, con sus túnicas verdes, su cabello recogido en una coleta baja, sin un pelo fuera de su lugar y el escudo familiar reluciente en su pecho. Tenía un rostro impecable, con un semblante serio y estoíco pero para Draco no pasó desapercibida la sonrisa secreta que amenazaba con salir ni la mirada cariñosa en sus ojos.

Cambio su vista hacia el frente y no pudo evitar el salto de anhelo que su corazón dio al ver a Harry Potter, luciendo hermosas túnicas de color verde que hacían resaltar sus ojos. Su piel bronceada brillaba bajo la luz del sol. Y su cabello, un desastre irreparable, se veía menos espantoso a sus ojos. Él estaba mirándolo de una forma en la que nunca lo había olvidado. Había una chispa inexplicable en sus ojos verdes que le regalaban cierta calidez a su mirada.

Es el momento en el que cae en cuenta que se encuentra en una boda, pero no es cualquier boda es su boda, su boda con Harry Potter. El pensamiento debe hacerlo sentir horrorizado, paniqueado, debe sentir la necesidad de salir de ahí; pero no lo hace, se siente tranquilo, en paz, libre, como si esto fuera lo que estaba destinado a hacer; así que en lugar de huir y humillar a Potter plantándolo en el altar, se deja guiar por su padre hacia adelante.

Cuando ambos rubios llegaron al altar, Lucius, con los ojos cristalizados con ninguna intención de limpiarlos, se detuvo por un momento, lo miró a los ojos con una sonrisa orgullosa en su rostro, una que no había visto antes qué hizo que su corazón se agitara en su pecho. Atrajo a su hijo a un abrazo, besando su cabeza rubia con cariño y susurro cerca de su odio. "Sé feliz hijo mío."

Draco se congela, siente las lágrimas salir de sus ojos, quiere decir algo, pero las palabras se atoran en su garganta; así que solo logra asentir con la cabeza.

Su padre le da una mirada helada y fría al moreno, mientras susurraba. "Lastimarlo y yo te lastimo a ti." Potter asintió firmante sosteniéndole la mirada a su padre y sin ningún tipo de vacilación dijo. "Jamás me atrevería señor." Conforme con su respuesta, Lucius se alejó hacia al asiento donde su madre lo estaba esperando.

Draco tuvo una mejor visión del jardín desde donde estaba parado. Todos los magos importantes estaban reunidos en el mismo lugar; desde trabajadores del Ministerio como el jefe de Seguridad Mágica o el jefe de relaciones internacionales, gobernadores de la junta escolar incluso vio a uno que socio de su padre que llegó a conocer en su infancia. Profesores de Hogwarts como Severus Snape y Minerva McGonagall. Sus amigos y familia ocupando los primeros lugares.

No había Voldemort, ni mortífagos alrededor


Del lado de Potter no había rastro de Dumbledore, o de algún Weasley, ni siquiera de Granger.

Esto era...era casi como un sueño.

Solo para comprobar, Draco se pellizco dos veces el brazo para despertar, pero no paso nada.

Draco se atrevió a mirar a Harry de nuevo. Las túnicas de color verde resaltaban la belleza de sus ojos y entallaban los lugares correctos de su figura, abrazaban sus fuertes hombros y los musculosos de su pecho. Tenía el escudo familiar bordado en el lado derecho de la tela acompañado de un pequeño pin en forma de serpiente que representaba a Slytherin debajo de él. Debía admitir que lucía muy guapo, ya no era el joven desaliñado y flacuchento que era en Hogwarts, se había convertido en un hombre fuerte y fornido.

Potter irradiaba una felicidad cegadora. Otra vez podía ver el brillo en la mirada de Potter. Lo veía como si Draco fuera todo su mundo, como si fuera la razón de su existencia y de su felicidad. La mirada de Potter hacía sentir a Draco como si fuese la única persona en el universo. Era una mirada de alguien que ha encontrado todo lo que estaba buscando en una persona. El sentimiento era abrumador, pero no del todo malo.

El ministro comenzó hablar, Draco lo puso en segundo plano porque lo único en lo que podía prestar atención era en Potter.

"¿Estás listo?" susurro Potter cerca de su odio, ignorado al Ministro.

"¿Listo para qué?" preguntó Draco. Potter se río como si Draco hubiese dicho algo gracioso ¿qué se creía ese patán? Potter suavizó la pequeña arruga que apareció entre sus cejas con los dedos y llevó su mano hacia su boca para besarla.

"Para comenzar esta nueva etapa de nuestra vida." Dice todavía sosteniendo su mano.

"¿Tú y yo?"

Potter río. "Claro que si tonto. ¿Los nervios te consumieron al fin eh?"

Draco no sabe si fue la intensa mirada de Potter sobre él. Las emociones que brotaban de su corazón, o la nueva oportunidad que se le presentaba ante sus ojos algo que no lo hizo dudar en ningún momento de decir: "Estoy listo."

Harry sonrió de nuevo, Draco no sabía que estaba en una relación con Potter, no recordaba cómo le había pedido matrimonio, los últimos años de su vida habían desaparecido de sus recuerdos, dejándolo con una nube borrosa de pensamientos en su mente, pero ¿qué importaba? cuando podía ver esa sonrisa en la cara de Harry dirigida hacia él para siempre. 

"Draco Malfoy" grito el ministro de magia, Cornelius Fudge. "Aceptas a Harry Potter como tu esposo."

Draco no lo pensó dos veces cuando dijo:"Acepto."

 

ºººº


El mundo de Harry se volvió oscuro, se encontraba caminando a través de un espacio negro sin principio ni fin. Se sentía confundido, desorientado y aturdido. No tenía ninguna idea de qué día era, ni de dónde estaba. Su vista era casi borrosa como si no tuviera gafas, aunque podía sentirlas en su cara

Comenzó a escuchar un molesto ruido en la parte posterior de su cabeza que provocó un dolor insoportable. ¿Esto acaso era Voldemort tratando de apoderarse de su mente como en el quinto año? ¿Era alguna clase de visión? ¿Un sueño?.

Los minutos pasaron y nada había cambiado, todo seguía igual, el mismo espacio negro, la misma sensación de hundimiento, el mismo dolor.

Hasta que una luz cegadora apareció iluminando un punto vacío. Harry caminó hacia donde estaba la luz. 

Harry tardó algunos segundos en recuperar su vista al cien por cien y para que el dolor de cabeza cesase, la luz lo llevó dentro de una habitación. Había bancas de madera cubriendo la mayor parte de esta, un enorme candelabro en el centro del techo con velas a los lados, imágenes de distintos santos y figuras de porcelana de estos mismos. Estaba en una iglesia.

Era la primera vez, en mucho tiempo, en la que estaba en una. Su tía Petunia asistía sin falta todos los domingos a una que estaba cerca de su casa, Harry pensó que era una forma de reivindicar todo el daño que le provocaba intencionalmente, una forma de borrar los pecados que ella sabía que estaba cometiendo, una forma de mantener su alma tranquila. Una vez lo llevó consigo cuando tenía cinco años con el fin de desaparecer el pecado de su existencia.

Harry sintió un escalofrío atravesar toda su columna vertebral cuando sintió una presencia a un lado, volteo rápidamente pero no encontró a nadie a su alrededor. Confundido siguió caminando, pero la sensación fantasmal de varias personas a su alrededor no desapareció.

Mientras iba caminando hacia el altar fue notando como personas de distintas edades aparecían entre los asientos, Todos vistiendo la misma ropa elegante y sofisticada con una mueca de desagrado en sus rostros. A decir vereda todos ellos le recordaban un poco a Malfoy, todos arrogantes y pretenciosos.

Pasó lo más rápido posible entre toda esa gente, volteando por todos lados buscando alguna cara familiar para que le dijeran que estaba pasando ¿Estaba en la mente de Voldemort de nuevo? ¿Esta era una clase de una retorcida ceremonia?

Sintió como el pasillo se hacía más largo e interminable, el altar se aleja cada vez más conforme Harry caminaba hacia él, podía sentir como su corazón salía de su caja torácica y su mente repetía "casa, quiero ir a casa." La desesperación que sintió lo hizo correr hasta que chocó con alguien.

El moreno levantó la cabeza y dejó salir un suspiro de alivio al ver a su mejor amigo. "Ron" gritó Harry, Harry casi llora al verlo, atrajo al pelirrojo hacia sus brazos solo para asegurarse de que este no se fuera de su lado.

Harry se relajó de inmediato en los brazos de su mejor amigo, incluso cuando este se alejó segundos después que iniciara el abrazo.

"¿Ron qué está pasando?" pregunto extrañado, su voz estaba temblando, sus manos sudorosas y su cuerpo tenso. "¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Dónde estamos? ¿Dónde está Hermione?" Ron lo vio como si le hubiese crecido una cabeza extra pero luego su rostro se relajó dejando salir una sonrisa suave.

"¿Cómo qué está haciendo aquí?" dice tranquilo. "Te vas a casar. ¿Lo olvidaste?"

Harry dejó salir una risa nerviosa, ¿qué estás diciendo? Tuvo que haber escuchado mal, piensa. No hay forma de que esta sea su boda. ¡Tiene 16 años! No puede casarse tan joven. Joder, hace un segundo estaba corriendo en una habitación oscura y ahora estaba en su puta boda. ¿Qué coño?

"¿Estás bromeando verdad?"

Ron solo niega con la cabeza sin decir una palabra, y Harry siente como su corazón cae.

Alguna fuerza invisible hace que baje su mirada hacia su cuerpo, y tiene que suprimir un grito de horror al ver el traje negro que estas usando. Es un simple conjunto de tres piezas con detalles en plata que ajustaban su cuerpo al punto de cortarle la respiración. La tela del traje es de tan buena calidad que no se parece en nada a algo que Dudley le heredó.

La corbata que traía era de un tono verde musgo que no hacía nada con el color de piel, en lugar de un accesorio se sentía como una soga alrededor de su cuello.

"Ca...ca...casarme. ¿Con quién?" Harry preguntó todavía creyendo que nada era real. Volteó por todos lados en busca de la dichosa prometida, pero solo encontró magos y brujas de aspecto tenebroso a su alrededor.

La imagen se volvió más clara y Harry tuvo mejor visión de los presentes. En la primera fila estaba Hermione sosteniendo un pañuelo limpiándose las lágrimas que salían de sus ojos. A un lado de ella estaba una Molly llorosa y de aspecto fúnebre, el señor Weasley sostiene a su esposa viéndolo con simpatía. Detrás de ellos están Bill, Charlie y los gemelos, estos últimos lo observan con una sonrisa de gato que le provocó un escalofrío en la espalda.

Del otro lado están sentados Dumbledore, Remus y para su sorpresa Snape que no deja de verlo como si prefiriera estar en cualquier otro lugar.  Más atrás estaba Hagrid, qué es el que más destaca de todos los presentes no solo por su altura sino por su extraña vestimenta.

"¿Como que con quién?" dice confundido el pelirrojo. Su vestimenta era igual de formal que la de Harry. Lleva puesto un traje de color café, con una corbata de color naranja similar a su cabello, su cabello estaba perfectamente peinado. Tenía ojeras debajo de sus ojos, lucía cansado y su aspecto lo hacía parecer mayor."De la persona que te enamoraste, por supuesto."

"¿Qué estás diciendo?" Berreo Harry más asustados, todos sus músculos se tensaron, sus manos abarrotadas de sudor al igual que su espalda. "¡No puedo casarme a los 16!"

"¿16 años? Compañero, tienes 23 años. ¿De qué hablas? Si que te afectaron los nervios."

"Pero yo..." Trata de replicar, pero Ron lo interrumpe de repente. "Shhh aquí viene."

Harry quiere que le conteste todas sus preguntas, quiere que le explique donde está y porque diablos piensa que es su boda. Sin embargo, Ron no le dirige una sola mirada, sus ojos caen en la figura que acababa de entrar a la iglesia.

Era una persona alta y delgada, con piernas firmes y brazos largos. Lleva puesto unas túnicas de color blanco de corte femenino con detalles en dorado en los botones y costuras, que le recordaron un poco a las que muchas chicas de Beauxbatons usaron durante el Yule Ball, el rostro lo tenía completamente cubierto con un velo largo que le llegaba hasta la espalda. Sostenía un ramo de flores blancas y caminaba con porte y elegancia hacia donde estaba Harry.

Harry se preguntó quién era aquella chica, debe de ser de Hogwarts, no conoce a ninguna otra chica fuera de los muros de la escuela. Pero nadie le gustaba lo suficiente como para casarse con ella.

A menos que sea Ginny.

Ahora que lo pensaba con claridad, Ginny era la única integrante de los Weasley que no estaba presente, eso debe significar algo. Ginny era una buena amiga, un matrimonio con ella sería divertido. No puede ser tan malo.

Cuando la chica se detuvo frente suyo, un poco más tranquilo e ignorando las protestas anteriores, Harry sonrió y tomó las manos delicadas de la pelirroja "¿Ginny?" dijo suavemente.

La chica soltó una pequeña risa que se convirtió en una carcajada llena de burla, odio y resentimiento, llevó sus suaves manos a la cara y se retiró el velo.

"No tienes tanta suerte cara rajada." Malfoy se jactó.

¡No!

Estaba seguro que Malfoy no podría ser la persona de la que se enamoró. Esto era un error.  Harry volteo hacia todos en busca de ayuda, pero ninguno de sus amigos lucía preocupado; en lugar de impedir la boda, todos lo veían con diferentes expresiones de felicidad. Ni siquiera Ron, movió un dedo cuando vio el claro disgusto en la cara de Harry, al contrario parecía muy feliz con su unión, como si casarse con Malfoy fuera el sueño de toda su maldita vida.

Tal vez podía huir, ya que al parecer sus amigos estaban lo suficiente locos para dejar que Malfoy y él se casaran, tal vez estaban bajo la maldición imperio, buscaría una salida y luego regresaría por ellos, si eso haría. Pero la puerta estaba cerrada y siendo vigilada por dos mortífagos bastante intimidades. Busco entre sus pantalones su varita, pero no la encontró, estaba completamente indefenso.

Harry volvió su mirada hacia Malfoy, solo para verlo sonriendo de diente a diente de forma arrogante

"¿Pensabas escapar?" pregunto usando un tono falsamente inocente, arrastrando las palabras. Harry intentó hacerlo, pero era casi como si sus pies estuviesen pegados al piso, tal vez lo eran, tal vez Malfoy lo hechizo, tal vez esto era un plan retorcido de Voldemort.

"No me veas así." dijo Malfoy. "Esta fue tu idea. ¿Puede empezar la boda padre?" dijo Malfoy con condescendencia. El cura ignoró cualquier protesta que Harry estuviese a punto de darle y comenzó la ceremonia.

Harry no estaba poniendo atención, toda su atención cayó en el perfil de Malfoy. Buscando cualquier imperfección en su rostro, encontró varios; como su barbilla demasiado puntiaguda, la nariz tan afilada como la hoja de un cuchillo, sus pómulos pronunciados, sus labios rosas y rellenos que se veían extrañamente hidratados, sus ojos grises demasiado grises y fríos sin un toque de vida y el lunar debajo de su ojo derecho. Todas aquellas características que deberían hacer al hombre menos atractivo... pero no lo hicieron.

Harry fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó la voz del cura pronunciar.

"Entonces Señor Malfoy acepta a Harry Potter, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la tempestad y la calma, en la ruina y la prosperidad hasta que la muerte los separe."

"Claro que acepto" afirmó de forma sarcástica, sus ojos fríos cayeron sobre él. Harry tragó.

"Y tu Señor Potter acepta a Draco Malfoy, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la tempestad y la calma, en la ruina y la prosperidad hasta que la muerte los separe."

"No. Esto está mal. Es una equivocación, no puedo. Debe haber un error." Empieza a alejarse, pero Malfoy es más rápido al agarrarlo de las manos y mantenerlo en el mismo lugar con su fuerza, entierra sus uñas provocando dolor. Harry no se asusta lo que parece enojar más a Malfoy

"Di que sí Potter. No hay ningún error, esta fue tu idea ahora cumple con tu palabra.

"Estás mintiendo."

"No lo hace Harry." interrumpe Lavender ¿De dónde carajo había aparecido esa chica? "Fue justo como el adivinador de origami lo predijo." Como prueba mostró el juguetito que había metido a Harry en esto en primer lugar.

"Ya la oíste Potter." Malfoy lo miró con molestia e ira en los ojos, la única emoción que se permitía en esos ojos grises sin vida.  "Ahora acepta."

"No lo haré." Se negó obstinadamente Harry. El ceño de Malfoy se profundizó haciendo que los músculos de su cara se endurecieran.

"Di que sí." Escupió con desdén.

Estuvieron así un buen rato hasta que Malfoy dijo: "Que no."

"Que sí."

"Te tengo." El rubio sonrió con suficiencia haciendo que la ira de Harry solo aumentará. Como había sido tan idiota para caer en un truco como ese. Malfoy tenía una sonrisa demasiado orgullosa que a Harry le gustaría borrar de su espantosa cara.

Para el padre fue una respuesta suficiente convincente para que en minutos después los declarara esposos. Antes de que Harry pudiera negarse, huir o buscar ayuda El sacerdote, con aspecto snob y frío cerró su libro de un portazo y dijo: "Bien, ahora pueden besarse los novios."

Ni porque le pagaran una puta fortuna, no sabía que podía sentirse más enfermo hasta ese momento. Una cosa era tocar a Malfoy, y eso solo era porque se metían en peleas regularmente, pero besarlo... era...ni siquiera podía describir la sensación. Tan solo la idea juntar sus labios con los de Malfoy lo hacían vomitar.

Volteo a ver a Malfoy y este tampoco parecía encantado con la idea de besarlo.

Malfoy se acercó y se agachó hasta llegar a la altura de Harry, aunque consideraba que el rubio estaba siendo mezquino ya que solo era un poco más alto por unos cuantos centímetros. Con una mueca y sus ojos iluminados de burla, dijo "Escuchaste al padre Potter, ahora bésame."

"Ni siquiera en tus mejores sueños."

"Pesadillas querrás decir."

Harry estaba a punto de decir algo igual de desagradable e hiriente cuando fue tomado por sorpresa de las solapas de su saco y sintió una presión desagradable sobre sus labios.

Besar a Malfoy era exactamente como imaginaba que sería (no es como si lo hubiera pensado alguna vez) era duro y áspero, no había sentimiento alguno además de odio. Ambos trataban de controlar el beso, ninguno quería ceder el control, era igual que sus peleas, como si estuviera tratando de demostrar quién mandaba. Los labios de Malfoy eran suaves, más que los propios Harry que se secaban con el frío, aun así, el toque no se sentía cálido, se sentía mal, muy mal. Era rudo, y rápido. Con mordidas y uno que otro rasguño.

Después de lo que pareciera una eternidad. Malfoy se alejó, su cara de asco reflejado en el pálido rostro; con la manga de sus túnicas se secó el resto de saliva de su boca de forma grosera. Harry copió el gesto, imitando la cara de desagrado que Malfoy le dio.

A nadie de la sala parecía importarle lo que ocurría entre ellos. Los gritos de alegría no se hicieron esperar y las felicitaciones por parte de ambos grupos de amigos tampoco. Las campanadas empezaron a sonar y todos parecían radiantes y felices, como si los novios no acaban de besarse con rabia y odio.

¿Por qué eran jodidamente ciegos?

Como no le quedaba nada más que resignarse a un vida llena de infelicidad, mientras los demás celebraban Harry se quedó viendo un punto vacío de la iglesia, observando cómo  su futuro se alejaba de sus manos de nuevo.

La música era lúgubre, el órgano se escuchaba muy fuerte en sus oídos, las risas y aplausos pasaron a segundo plano. Harry sentía que en lugar de estar en una boda estaba en un funeral.

Su funeral.

ºººº

Estar casado con Potter no era tan malo.

En su luna de miel Potter los llevó a París. Un cliché para algunos, un sueño para Draco que siempre soñó recorrer las hermosas calles parisinas con el amor de su vida (no es que Potter lo fuera, pero se parecía.) 

Desde el momento en que llegaron, Potter no dejó de sorprenderlo en lo absoluto. Para ser un mago que no recibió la misma educación que él era bastante culto. Siempre pensó que el moreno era un neandertal sin una pizca de modales, pero fue todo lo contrario.  Siempre tenía un dato interesante que soltar cuando veía un edificio antiguo mientras caminaban por las calles de París, tenía un exquisito gusto en la comida, además de que aprecia el buen arte.

Se la pasa dando datos random que nadie pidió, pero que amaba en secreto y que lo hacían reír. Era fascinante y un poco lindo verlo emocionado cada vez que le sacaba una sonrisa. Nunca creyó que tendría tantas cosas en común con Potter, y lo mucho que disfrutaba de su compañía.

Draco ama todo el empeño que Potter puso para darle el mejor viaje de su vida. Ama comer en los mejores y más exclusivos restaurante, ama caminar por los jardines de Chateau de Villandry  e ir de compras en las boutiques dentro de la parte mágica de la ciudad. Potter consintió y mimo a Draco como nadie lo había hecho.

¡Y Merlín! Cuando hicieron el amor por primera vez fue una experiencia maravillosa. Draco no recuerda haberse acostado con Harry antes de esa noche, parecía que ambos estaban explorando un nuevo terreno con los besos y las caricias, pero eso no lo hacía menos satisfactorio. Pensó que al ser ambos inexpertos sería un desastre, Draco solo había besado a Pansy en su cuarto año y las conquistas de Potter se resumen en Chang y Weaslette, pero aun así con su inexperiencia lograron que su noche de boda fuera maravillosa. Potter cambio la idea que tenia del sexo.

Cada día que pasaba sus sentimientos hacia Potter incrementaron. Su corazón parecía anhelar su presencia y extrañarlo en su ausencia. Sus mejillas toman un bonito color rosa cada vez que le daba la sonrisa que tenía exclusivamente para él. Disfruto ser el centro de su atención.

Cuando tenía 11 año, Draco quería eso, quería la atención de Harry fuera exclusivamente para él, quería que no pensara en nadie más, quería que se olvidara de él pobretón de Weasley y de la sangre sucia de Granger para estar con él, quería que su mundo se redujera en Draco. Que solo pensara en Draco. Que viviera y respirara por él. Ahora tenía todo eso, tenía su amor, su atención, su lealtad, su cariño y Draco no podía sentirse más feliz.

No es como si se lo fuera a decir, Merlín sabe que el niño tenía el ego bastante grande por la forma que derretía su cerebro cada vez que estaban juntos, así que mantendrá esto oculto, bajo un fidelio hasta el día de su muerte.

Un día antes de que tuvieran que regresar a Inglaterra, Potter lo sorprendió con un picnic cerca del lago Lac Daumesnil.

El moreno se encargó de cocinarles una rica cena y preparar todo lo que necesitaban mientras Draco se encargaba de que ambos lucieran bien. Después de comer, ambos se recostaron en la manta de seda que Draco había empacado mientras observaban el atardecer. 

Su cabeza se encontraba en el regazo de Potter, Draco cerró los ojos ante la sensación de los dedos de Potter pasar por su cabello, acariciaba cada hebra como si fuera seda dejando mechones sueltos por su cara haciendo un lío en su pelo, pero para su sorpresa no le importó. Las caricias se detienen, para disgusto de Draco, el rubio se levantó del regazo de su marido para exigirle que siga acariciando su cabeza, cuando es sorprendido con un hermoso ramo de flores.

Al no haber muggles alrededor, Harry apareció un ramo de dalias de color crema; la exhibición de magia sin varita siempre impresiona a Draco, no importa que no sea la primera vez que realiza este tipo de magia frente de él, siempre hace que aparezca pequeñas snitches en su estómago. Se las entrega con una sonrisa suave y los ojos verdes con ese brillo al que empieza a acostumbrarse. "Estos son para ti".

Draco las acepta y lleva las dalias a su pecho, las acerca a su nariz y las huele. Le encantan las dalias, de ese color en específico, le recuerdan a su infancia y cómo en cierta época del año los jardines de la mansión estaban repletos de ellas.

El problema de tener una piel tan pálida como la suya es que es difícil esconder el rubor que brota cada vez que Potter tiene un gesto lindo con él. La cara de Potter se suaviza, y se ve como siempre se ve en la primera plana del Profeta: noble y valiente, el pequeño héroe perfecto. Antes eso lo molestaba, ahora disfruta de cada una de las facetas de Harry.

"¿Qué piensas, amor?" preguntó suavemente Harry, tomando un mechón rubio suelto de su pelo para llevarlo detrás de su oreja.

Draco no contestó al instante, estaba tan abrumado por el momento que no encontraba las palabras correctas. "¿Por qué te enamoraste de mí?" La pregunta sale de su boca antes de poder detenerla.

Potter se encoge de hombros "Por hermoso y encantador." dice tocando la punta de su nariz con ternura.

Draco tiene que evitar las ganas de poner los ojos en blanco, pero no puede evitar la pequeña sonrisa que sale de su boca. "No idiota. Hablo en serio. ¿Por qué te enamoraste de mí? Fui un capullo contigo en la escuela y estaba del otro lado de la guerra.

La palabra guerra trae un estremecimiento a Draco el cual odia. Es la primera vez en todo este tiempo que han estado juntos que alguno de los dos lo menciona. Pero a diferencia de él, Potter no se ve afectado por las palabras, parece normal y tranquilo como si estuvieses hablando del clima. Le hace preguntarse ¿Cómo le hizo Potter para superarlo tan rápido?

Harry se pone serio, se aleja de Draco lo que hace alarmarse (lo arruinaste Draco)  pero en seguida se tranquiliza cuando Potter se sienta a su lado, sus rodillas rozando. Toma sus manos y comienza a acariciarlas como estaba haciendo con su cabello anteriormente. "¿Por qué no hacerlo?"

Draco siente una racha insegura, se acerca más a Potter solo porque puede en busca de un poco de seguridad. "No lo sé, dime."

"No eres mala persona Draco." Draco está a punto de replicar, pero Harry lo interrumpe. "Tomaste malas decisiones, pero no por eso eres mala persona."

"Pero yo intenté matar al director."

"Lo sé."

"Y debía dejar pasar a los mortífagos a Hogwarts."

"Lo sé."

"Yo soy un mortífago Potter ¿Como eso no me hace una puta mala persona?" Ante esto, Draco coloca sus manos sobre la marca oscura. 

Harry se ríe y le besa una de sus mejillas. "Lo sé amor, pero eras un niño, solo un niño metido en una puta guerra en la que no te tocaba pelear."

"Pero fui malo." dice Draco casi en susurros.

"Fuiste estúpido." Ok Draco no debía sentirse ofendido por ello, pero lo hizo ¿Quién se creía? "No sabias en lo que te estabas metiendo, hasta que estuviste dentro. Y era obvio que te querías salir." Harry hace una pausa.  "Lo que te diferencia de todos ellos fue que corriste cuando te diste cuenta que no era correcto lo que estabas haciendo. Eso no borra lo que hiciste, pero cuenta. Al menos para mí lo hizo. Tú ayuda nos sirvió para ganar la guerra. Eres un héroe Draco, un verdadero héroe." 

Draco no sabía que había sido valiente, no sabía que había corrido, no sabía que había elegido otra opción de la que suponía debía tomar. No se sentía valiente, no se sentía como un héroe, no sentía que mereciera a Potter.

Todo era falso, tan falso como una moneda de 3 knut.

"No creo que lo merezca"

Harry interrumpió sus pensamientos, quitando sus manos de la marca oscura solo para sostenerlas luego siente una presión humedad en sus labios que hace que se olvide de lo estaba por decir. "No seas ridículo Draco." Junta sus frentes hasta que puede ver cada detalle de su hermosa cara, como las pequeñas motas cafés de sus ojos verdes y las pecas alrededor de su nariz provocadas con el sol. Su tono es suave, su aliento se siente caliente en su cara y lo único que Draco quiere es besar el lunar debajo de su ojo derecho. "Todos merecen una segunda oportunidad, incluso los mocosos mimados que corren con su papi por cualquier inconveniente."

"No soy mimado" Es la simple y vaga respuesta que Draco da.

"Lo eres, pero eres mi mimado. "Harry vuelve a besarlo esta vez más lento, más apasionados, cuando Harry se despega del beso, lo deja con ganas de más. "Y espero hacerte feliz una fracción de lo que me haces a mí."

No sabe porque, pero le cree. Tal vez por el brillo de sus ojos o la forma en la que derrama su corazón ante él, pero algo hace que Draco le crea. No piensa que lo merece, pero eso no le impide creerle.

Draco no responde, pero a Harry no parece importarle, el moreno se aleja de él para acostarse en su regazo, Draco sonríe y pasa sus dedos por el desordenado cabello.

Puede que no recuerde el momento exacto en el que Harry se enamoró de él, pero si puede recordar el momento exacto en el que Draco se empezó a enamorar de este Harry.

 

ºººº

Malfoy lo obliga a cargarlo hasta la entrada de Malfoy Manor; no los deja aparecer en la entrada de su casa, usar la red floo o si quiera lanzarle un hechizo para hacerlo más ligero. Desde que se aparecieron de la iglesia a Wiltshire, Malfoy lo obligó a llevarlo en sus brazos, como según decía la tradición familiar para traerles buena fortuna (algo bastante muggle si le preguntan.)

Además de los comentarios sarcásticos ocasionales de Malfoy sobre su fuerza inexistente y su incapacidad de poder llevar a cabo una simple tarea, no hablaron en lo absoluto.

El jardín principal es inquietantemente silencioso, a excepción del crujido de las hojas al caminar sobre ellas. La reja por la que entraron se ve lejana desde la distancia en la que están. Grandes árboles cubren los alrededores, ocultándolos de cualquier rastro de civilización existente. El más mínimo toque del viento primaveral contra su piel lo deja temblando.

Una vez que llegaron a la puerta, fueron recibidos por un elfo doméstico que los dirigió a la sala principal donde los padres de Malfoy estaban esperándolos.

En rubio no hizo ningún esfuerzo por poner sus pies sobre el piso y Harry consideró muy seriamente tirarlo al suelo, una vez que sus pies tocaron la mansión. Sin embargo, no lo hizo. No porque ni quisiese sino porque sabía la antigua magia que protegían las casas familiares como Malfoy Manor o Grimmauld Place, no quería arriesgarse a recibir una maldición por lastimar al heredero. Aún.

La mansión Malfoy era tan y como la había imaginado; lúgubre, oscura, fría. Las paredes estaban decoradas y pintadas de colores neutrales que oscurecían la habitación; a pesar de la cantidad exorbitante de ventanales. En el techo había una enorme lámpara en forma de araña que se tambaleaba de un lado al otro por el aire que entraba de las ventanas. Los muebles eran anticuados, pero se veían caros y finos, nada de lo que estaba acostumbrado. Afortunadamente no había cabezas de elfos como decoración, aunque podría apostar que la mayoría de las decoraciones de la mansión estaban malditas.

Ya no estaban en Privet Drive eso era seguro.

Malfoy olfateó y cruzó los brazos sobre su pecho. "Es mejor a la pocilga que haces llamar hogar ¿No es así Potter? Mucho mejor que el mugrero de los Weasley" Harry contó hasta tres y dejó pasar el comentario, prefirió no iniciar una pelea con Malfoy.

No tardaron mucho en encontrarse con los padres de Malfoy. En medio del gran salón, estaban Lucius y Narcissa Malfoy esperándolos. Ambos luciendo imponentes e intimidantes: Lucius un hombre alto y delgado llevaba puesto túnicas de color negro con bordados plateados en sus puños, el bastón con la serpiente empotrada en la parte superior. Con sus ojos grises, iguales a los de Malfoy, pero más oscuros, profundos y fríos lo observaba como si no valiera la pena, como si Harry quitara la perfección de su hogar, como si fuera un mueble sucio del que se desharía en cuanto Draco se distrajera.

Narcissa, una mujer hermosa, era más baja que Lucius, pero no por eso menos imponente; traía consigo un vestido verde largo que tocaba el piso, su cabello perfectamente peinado cayendo por su espalda en una perfecta cascada rubia. Ella se veía incluso más aterradora que su marido, observaba cada paso que daba, siempre manteniendo su cara neutral y gris. Viéndola de cerca Harry pensó que Malfoy podía tener el carácter de su padre, pero tenía toda la apariencia de su madre.

El rostro de Malfoy se iluminó en cuanto vio a sus padres, rápidamente sin tener consideración de golpear a Harry se bajó de sus brazos y se dirigió hacia donde se encontraban Lucius y Narcissa con pasos elegantes.

"Padre" dijo, su voz arrastrada y petulante llena de alegría, alzó sus brazos para abrazar al hombre mayor, pero antes de que pudiera hacerlo Lucius le puso una mano enfrente para detenerlo.

"Draco" regaño Lucius, su voz era helada, su semblante se endureció y el agarre hacia el mango de su bastón se apretó. "¿Qué te he dicho sobre las muestras de afecto en público? Solo los traidores a la sangre y los sangres sucias hacen ese tipo de cosas." Escupió con desagrado.

"Te educamos mejor que eso Draco." completo Narcissa de forma aburrida.

Draco bajó los brazos de inmediato, parecía un cachorrito perdido.  Pero segundos después de aquel acto de humanidad volvió con semblante helado y aristocrático, alzando su nariz al aire con superioridad.

Harry casi siente lástima por el rubio, casi; hasta verlo de nuevo convertido en su viejo yo. Malfoy se pone a lado de sus padres y se une a ellos para ver Harry, como si fuese una basura que tenían que echar de su hogar ancestral; como si no perteneciera ahí, nada como la mirada cálida y familiar que los Weasley le daban cada vez que estaba en su casa; era casi como si estuviese viviendo con los Dursley de nuevo. Todo en la casa era nuevo, elegante y refinado, Harry no pertenecía a este mundo.

Como si le importara, pensó. El sentimiento de desprecio es mutuo.

En retrospectiva, los cuatro pudieron evitar ese incómodo momento; fue traído a este lugar a base de engaños y trucos sucios por parte de su hijo. Seguro todo era parte para recuperar su estatus. ¿No fueron los Malfoy los primeros en apoyar a Voldemort cuando regresó? No recordaba el final de la guerra, ni el cómo terminó, ni las consecuencias que tuvo, pero estaba seguro que la familia que apoyó activamente al genocida retorcido con cara de serpiente no quedó bien parada. Le sorprendía un poco que los tres no estuvieran en Azkaban en ese momento.

"La boda fue todo un éxito, no es así señor Potter" dijo Lucius, cuando el silencio se volvió insoportable. Uso el mismo tono petulante que usaba cada vez que se burlaba de Arthur Weasley y su economía. Sus ojos grises parecía querer perforar su cabeza. "A pesar de los invitados ... indeseados presentes."

"¿Habla de su familia señor Malfoy?" contestó Harry con falsa inocencia. Agitando las pestañas más rápido de lo que debería. Si Lucius pensaba que se quedaría callado estaba equivocado. El rubio no era consciente que esta no era la primera vez que estaba en un hogar donde no lo querían, sabía cómo manejar la situación.

Tal y como lo predijo, Lucius se alteró, sus rasgos se endurecieron haciéndolos más agudos, sus ojos grises se tornaron en una tormenta eléctrica. Alzó su bastón hasta la altura de Harry "Insolente muchacho." el moreno no se dejó intimidar, sacó su varita para defenderse del hombre mayor. (No era Malfoy como para tenerle miedo."

"¡Lucius! Basta" Narcissa dijo con voz firme, a regañadientes Lucius bajo su bastón solo por la mirada que Narcissa le dio, pero esto no evitó que lo viera de manera amenazante. Ella igual lo hizo, no sabía que tan buena era en Legeremancia, pero no se quiso arriesgar, trató de cerrar su mente lo más que pudo, aunque le era difícil ahora se lamentaba por no haberle hecho caso a Snape. Después de un rato, Narcissa dijo: "Por qué no dejas que los chicos se instalen. Deben estar cansados. Sobre todo, nuestro Draco" dijo esto con un tono extremadamente cariñoso que le recordó a su tía Petunia. "Que trabajó mucho para que la boda saliera perfecta." su sonrisa que no era para nada agradable, Harry odiaba la falsa amabilidad que quería aparentar Narcissa.

"Por supuesto querida." respondió Lucius, casi en automático con los dientes apretados, desde lo lejos se podía ver que el rubio mayor se estaba conteniendo las ganas de hechizarlo. Grito. "¡Daisy!"

Un elfo doméstico aparece en el sitio con un pop, tenía la misma ropa vieja y desgastada que Dobby usaba en su segundo año. Ahora entendía la desesperación del elfo doméstico por querer ser libre y deshacerse de los Malfoy lo más pronto que pudiese.

"Si maestro Malfoy" dijo el elfo, dando una reverencia al hombre mayor con devoción.

"Guía a mi hijo..." hizo una pausa para darle una mirada puntiaguda a Harry.  "Y a su cónyuge a su alcoba."

"Por supuesto, maestro" contestó la elfina, luego se apareció a un lado de Harry haciendo que este, diera un pequeño brinco por la repentina aparición.

"Por aquí joven Potter."

Harry no perdió el tiempo y siguió a la elfina hacia donde ella camina, sin siquiera volver a ver a Lucius y Narcissa. No bajó en ningún momento la guardia y profundizó el agarre de su varita conforme iban avanzando.

Los pasillos de la Mansión eran largos y fríos, al igual que toda la casa estaban iluminados con candelabros de aspectos antiguos y espeluznantes. Las paredes estaban decoradas con pinturas y cuadros de las distintas generaciones de Malfoy; cada uno de ellos dándole caras diferentes de desagrado al verlo pasar, hubo otros que no se aguantaron las ganas y lanzaron blasfemias contra él. Harry los ignoró a todos ellos y siguió su camino en silencio.

Malfoy se apareció a su lado y susurró su odio. "Bienvenido a casa Potter."

Harry no pudo evitar la burla que salió de su boca, esto no se sentía como casa, era casi como una prisión, era peor que Azkaban.

Para su buena suerte Malfoy no lo molestó el resto del camino, se esforzó en ignorar a Harry, así como Harry lo estaba haciendo con él. Cuando llegaron a lo que se suponía que era su habitación, Malfoy se le adelantó y cerró de golpe la puerta impidiéndole el paso a Harry; antes de que este pudiera reaccionar, la elfina lo tomó de la mano y lo dirigió a la habitación conjunto.

Para su buena suerte, Harry no tuvo que compartir habitación con el rubio y aunque estaban relativamente cerca cada una tenía su propia privacidad lo cual era un alivio. No cree que hubiese sobrevivido al despertar y ver la horrorosa cara de Malfoy a su lado todos los días de su miserable vida.

La habitación de Harry era grande, más grande de lo que había sido su cuarto con los Dursley, de hecho, estaba seguro que el tamaño de su cuarto era el mismo que toda la casa de sus tíos, al menos los Malfoy no lo hicieron dormir en un armario.
El cuarto era de un color verde Slytherin. No había retratos familiares (por suerte) pero sí pinturas antiguas y esculturas en una de las esquinas. La cama era grande, tamaño queen size con un bonita colcha de color gris y una cantidad exagerada de  almohadas (Realmente ¿Quién necesitaba tantas almohadas?)  No había ninguna señal de que la habitación fuese de alguien, no se sentía familiar, ni cálida, era un lienzo en blanco, algo que solo ves en las revistas de decoración que su tía leía.

Era todo tan frío y triste que Harry no pudo evitar sentirse mal por ello.

Joder no había pasado ni un día y Harry ya extraña su antigua vida.

La cena, fue la cena más incómoda que había tenido en toda su vida y vivió los Dursley por mucho tiempo.

Lucius no dejaba de verlo como si fuera un elfo doméstico que se rebeló y se sentó en la mesa junto a los señores de la casa mientras recitaba blasfemias en voz baja con toda la intención de que Harry las escuchara. Por otro lado, Malfoy no dejaba de jactarse de su riqueza, estado de sangre y el poder que poseía su familia a diferencia de los Weasley. Narcissa, por otro lado, era la más tranquila de los tres, quedándose en silencio durante toda la cena mientras escuchaba las estupideces de su marido y su hijo. Todos ellos vestían elegantes y estaban perfectamente peinados. Harry sentía que sus jeans rotos y las camisetas grandes de su primo desentonaba con el lugar.

Con los Weasley, la hora de la cena significa un ambiente familiar, donde hablaban de sus días, se reían de los chistes de los gemelos, escuchaban las historias interesantes del señor Weasley y no les importaría el que usar o cómo actuar en la mesa. Todo era demasiado cómodo y familiar. Con los Malfoy la etiqueta era rigurosa, un elfo doméstico llegó 20 min antes de la cena para darle a Harry un atuendo adecuado para ir a cenar bajo las órdenes de Lucius, ya que era inapropiado que comiera con su ropa habitual. Todos lucían serios, como si ni siquiera disfrutaban de su propia compañía. Era asfixiante, los primeros cincos minutos fueron suficientes para querer huir.

Al menos la comida era buena, aunque la mitad de los platillos eran desconocidos para él. La cantidad de comida era exagerada para cuatro personas y a pesar de la vasta comida, los Malfoy se sirvieron pequeñas percepciones e ignoraron el resto.

"Supongo" comenzó a decir Lucius, su voz helada y arrastrada habitual, Harry prefirió ignorarlo aunque eso no detuvo a Lucius para seguir hablando. "Que vivirán aquí." Su cara era igual a como si hubiese chupado un limón agrio.

¡Ja!

Primero muerto que vivir aquí. Malfoy estaba desquiciado si pensaba que Harry pasaría más tiempo de lo que era estrictamente en compañía de sus padres. El lugar era lúgubre y tenebroso y ni siquiera en sus peores pesadillas se atrevería a vivir aquí.

Una cosa era casarse con Malfoy y otra muy distinta era quedarse con su familia a vivir. Ya era difícil convivir con Malfoy, convivir con dos personas iguales a él sería una pesadilla. Antes de que siquiera tuviera la oportunidad de negarse. Malfoy habló.

"Por supuesto, padre. No hay mejor lugar para que un Malfoy viva que la mansión."

Harry dejó caer la cuchara de golpe, para disgusto de los presentes, sus nudillos se apretaron y sintió como los músculos de su cara de endurecía, la ira familiar en el comenzó a brotar desde fondo de su vientre ¿Cómo se atrevía?

"Me niego a..."

Lucius lo interrumpió. "Bien."

"Están locos si creen que viviré aquí." replica Harry, ignorando por completo a Lucius.

"Me temo que no tienes muchas opciones señor Potter." dice Narcissa, que habla por primera vez en toda la cena. Él está a punto de objetar, pero ella alza una de sus manos para callarlo, Harry no sabe porque lo hace. "Cuando usted se casó con Draco, no solo unió su vida con la de él, también lo hizo con su apellido. Lo que lo obliga a permanecer a su lado, para honrarlo y seguir las tradiciones que cada Malfoy cumplió durante generaciones hasta que alguno de los dos parta de esta vida. Después de todo, el apellido tiene un peso importante en nuestra sociedad como usted comprobará."

Él ni siquiera quería ser un Malfoy.

"¿Qué pasa si me niego?"

Narcissa lo observó, llevó la taza de té a su boca, le dio un sorbo y luego lo bajó lentamente de nuevo a la mesa. "¿Usted quiere a los Weasley, verdad señor Potter?"

"Si..." dijo lentamente el moreno.

"Las consecuencias de no cumplir con el acuerdo, son desgracias y maldiciones para usted y el resto de su familia." hace una pausa para sorber un poco más de té. Harry puede adivinar hacia dónde se irá la conversación y ya lo odia.. "Pero dadas las circunstancias...al ser los Weasley lo más cercano que tiene como familia me temo que ellos sufrirán las consecuencias. Estoy segura que no le gustaría que le pasara nada malo ¿o sí?"

Sabía que el papel de buena madre era solo fachada, ante sus ojos estaba el verdadero monstruo de la mansión, Narcissa era incluso peor que su marido e hijo juntos.

"Eso pensé" dice ella. Los hombres Malfoy lo observa con orgullo. "A partir de mañana acompañaras a Lucius al Ministerio y trabajaras de las manos con él, tu papel como el elegido nos facilitara muchos negocios que hemos querido empezar. Tienes un deber con esta familia que cumplir."

"Yo quiero hacer un auror señora Malfoy." dice estúpidamente, como si eso fuera a cambiar algo.

"¿Auror?" escupe Lucius con desdén.  "Por favor, ningún marido de mi hijo estará hasta abajo de la cadena alimenticia, ¿Qué dirá la gente? Por favor, es absurdo niño.

"Estoy segura que Harry no lo dijo enserio." Hay una sonrisa amable en su rostro, pero Harry sabe que hay una amenaza implícita en ella.

Harry no tenía muchas opciones, no sabían lo que ellos eran capaces de hacer con tal de obtener lo que quería, no quería arriesgar a que algo le pasara a los Weasley.

"¿Y Malfoy qué hará durante el día? Él también puede trabajar" Pregunto, terco aceptar fácilmente.

Malfoy se encogió de hombros despreocupado, prestando atención por primera vez a la conversación. "Saldré con mis amigos, iré de compras, trabajaré en mis opciones, mis asuntos no son de tu incumbencia. Además, no tengo tiempo para trabajar."

"Además" agregó Narcisa, con el mismo tono frío que el de su marido. "¿Por qué tendría que hacerlo?, si eso lo hará usted señor Potter. Se imagina lo que dirían de usted al enterarse que no es capaz de proveer a su propio marido, sería un escándalo para nosotros."

Harry no podría importarle menos lo que los demás magos de sangre pura tuviera que decir de su relación (o la falta de esta), pero con magos que vivían de sus aparecías no era de extrañar que a los Malfoy les preocupara tanto algo como ello.  A este punto Harry estaba molesto por la conversación, demasiado cansado y adormecido, la ira familiar no había desaparecido, al contrario, estaba aumentando, sus puños estaban tan apretados que dejó marcas de media luna en la palma de sus manos por la fuerza. No quería iniciar una pelea, no cuando estaba en desventaja.

Harry quería gritar que no iba hacer lo que le dijera, quería luchar por la poca libertad que tenía, quería decidir qué haría con su vida, donde viviría, ¡por Merlín! incluso quería decidir lo que se pondría para una puta cena. Quería mandar a la mierda a Lucius, a Malfoy incluso a su madre, quería ir con los Weasley, hablar con Ron y Hermione y pasar el verano con ellos.

Quería su vida de nuevo. ¿No es por eso que lucho tanto?

Pero al final no lo hizo. No tenía opción

Luchó para tener libertad y consiguió que lo encerraran en una puta jaula de oro. 

ºººº

Draco temía que cuando la luna de miel terminará las cosas fueran como antes. Que las peleas y los desacuerdos comenzarán, que volvieran a insultarse y pelearse por cualquier nimiedad, que Potter y él volvieran a la dinámica de odiarse y no poder convivir más de cinco minutos sin gritarse.

Para su alivio no fue así. Ambos rápidamente se adaptaron a su vida matrimonial.

Compraron una casa a las afueras de Londres, por petición de Draco; esté activamente se negó a vivir en la mansión con sus padres; los amaba y adoraba, haría cualquier cosa por ellos, pero prefería tener su propio espacio.

Para sorpresa de nadie, Harry estaba a punto de graduarse de la Academia de aurores.

Draco, por otro lado, tenía bastante tiempo libre, en lo que tomaba el lugar como jefe de la familia. No quería dedicarse al negocio familiar, era seguro, siempre quiso ser un famoso pocionista y tener su propio negocio en el Callejón Diagon, pero sabía que su padre jamás aceptaría ello, ya que no era digno de un Malfoy dedicarse a ello. Así que alargó lo más que pudo su iniciación al negocio familiar. 

A veces visita a su madre para tomar el té, otros días salía con Pansy y Blaise a bailar en algún club o cenar, en las mañanas dedicaba tiempo completo a sus pociones siempre tratando de mejorar las fórmula existente o creando los suyos propios, que Potter probaba como el buen marido que era.

De hecho Potter estuvo ahí, siempre estaba ahí.

Draco jamás imaginó lo buen marido que sería Potter

Cuando Potter llegaba de la Academia siempre le traía un ramo de flores: podían ser begonias el lunes y el martes hortensias, el miércoles le traía peonía, y el jueves eran rosas. No importaba que tipo de flores fuera, nunca dejaba a Draco sin su ramo del día. La mayoría de los rincones de su casa estaban decoradas con las flores que Potter le había traído durante la semana. Las flores no eran lo único.

Siempre comían juntos, no importaba lo ocupado que Harry estuviese, él siempre hallaba tiempo para pasarla con Draco. Los fines de semana salían a museos, o a parque, incluso una vez Potter se ofreció a llevarlo a Londres muggle, Draco se negó por su puesto; pero la idea lo intrigaba

Desde que se casó con Potter nunca más se sintió solo.  


Para algunos podría ser una vida monótona y aburrida, pero para Draco era una vida perfecta. Siempre vio el matrimonio de sus padres como un arreglo financiero que trajo beneficios a ambas familias, y con el tiempo tuvieron la fortuna de enamorarse, pero nunca lo sintió correcto, no se veía orgánico y natural. Fueron obligados a convivir y por fortuna nació el amor entre ellos. Harry y él eran distintos, de alguna forma lograron encajar juntos desde el día uno, como piezas de un rompecabezas.

Pronto, los meses pasaron, junio acabó, las hojas de los árboles pasaron de verde a naranjas y comenzaron a llenar los suelos.

Era una fría mañana, ambos estaban disfrutando de un exquisito desayuno en la terraza de su chalet en el sur de Suiza. En las últimas semanas han tenido que asistir a cientos de eventos del Ministerio, como galas o juntas (todos querían un pedazo de ellos) que cuando se les presentó su primer fin de semana libre en meses no dudaron en tener una escapada romántica.

Fue en medio del paraíso invernal, que Potter hizo la pregunta.

"Tu padre volvió a preguntar cuando te vas a hacer cargo del negocio familiar."

Se siente incómodo de repente, ha derramado un poco de té de manzanilla de su taza en su tostada. "¿Lo hizo?"

"Mhh."

Draco lleva su taza de té a su boca, le da un sorbo delicado mientras observa a Harry que está esperando una respuesta pero no se la da. Una vez que Draco ha tenido suficiente de su té, con una servilleta se limpia los rastros inexistentes de la bebida de su boca y habla. "¿Qué le dijiste?"

Harry tararea. "Lo mismo de siempre. Qué lo harías cuando te sintieras listo."

Draco tarareo en confirmación, sentía que se aproximaba una conversación importante e incómoda, del tipo que tanto odiaba. Draco no quería mirar a Potter, no quería ver su cara preocupada ni de simpatía; lo odiaba. Era bueno evitando el tema, siempre lo fue, así que lo intento. Desgraciadamente, Potter no tomó el mensaje.

"¿Cuándo le vas a decir?" pregunta con un tono extremadamente cariñoso. Argh Draco odia ese tono rara vez puede mantener las cosas para sí mismo cada vez que lo usa.

"¿Decirle qué?" Preguntó Draco, fingiendo demencia y prestando más atención a su tostada que a Potter.

"Qué quieres ser pocionista."

Draco le dio una mirada a Potter y fue tan malo como temía. Sus facciones estaban inundadas de preocupación y le estaba dando esa molesta mirada que perforaba agujeros en su cabeza.

"Él no lo entendería." Dice apartando sus ojos de los de Potter. "Él espera que sea el siguiente hombre de la familia y yo solo quiero..." Sus hombros se desplomaron. "En realidad a él no le importa lo que quiero."

Potter lo observó durante unos segundos, su rostro no mostraba ningún tipo de emoción, luego de lo que parecieron horas, extendió su mano aterrizando firmemente en su mejilla derecha.

"Tu padre y yo no somos los mejores amigos, sabes."

Draco resopla. "Como si no fueran obvios. Ambos tienen la discreción de un hipogrifo tratando de esconderse en un fajar."

Harry ríe, y Draco siente como sus hombros caen cuando escucha esa risa. "Si, supongo que sí." La mano se desliza hacía su pecho dejándola ahí. "Pero si tenemos algo en común. Nos preocupamos por ti. Y al igual que yo, lo único que queremos es verte feliz. Te lo mereces."

Draco no cree que lo haga, no después de lo que hizo. Pero decide no decirlo en voz alta, en cambio se acurrucó más cerca de Harry y colocó su cara cerca del pecho del moreno.

"Tienes la opción de elegir Draco." Dice cerca de su oreja. "Y ahí estaré apoyándote en cada decisión que tomes. Incluso si decides ser el siguiente señor oscuro."

"¿Y tú serás mi esclavo?"

"Seré el esclavo más leal de todos."

Draco no pudo evitar reír, todavía le cuesta creer que hay alguien como Potter tras suyo. Decide, como siempre, ignorar el problema y en cambio se sienta sobre el regazo de su marido para llenar su rostro con besos húmedos, algo indigno para cualquier Malfoy, pero joder solo quería cambiar de tema ya.

"¿Qué tal si estrenamos este nuevo jacuzzi? Y nos olvidamos de mi padre. " dijo Draco de forma seductora, desabrocho dos botones de la camisa de Potter y pasó sus largos y delgados dedos por la piel expuesta de su pecho. Harry no lucía convencido, era obvio que quería seguir hablando, pero luego Draco hizo ese puchero que el otro hombre adoraba besar que se le hizo difícil rechazar la oferta.

Harry lo atrajo a un beso caliente, con una pasión que quemaba todo a su paso; haciendo que se olvidase de todo durante el resto del día.

Oh si. 

Hay muchas que Draco quiere olvidar, la sensación de los labios de Harry sobre lo suyos, no es uno de ellos.

 

ºººº


Harry no la estaba pasando nada bien.

Estaba cansado, totalmente agotado; podía caer muerto en el piso en cualquier momento y no tendría la energía suficiente para quejarse por el golpe.

Estar casado con Malfoy era lo peor que le hubiese pasado.

Para empezar, tal y como fue amenazado, Lucius llevó a Harry al Ministerio a primera hora de la mañana. Hizo que los elfos los despertaran casi en cuanto saliera el sol. Su visita al Ministerio no fue nada a como lo imagino; pensó que su estancia sería aburrida y tediosa, asistirían a reuniones, programar juntas con los inversionistas de Lucius, tal vez tendría que conocer a uno que otro mago importante (racista y clasista) y aunque la gran parte de su día consistió en ello, también tuvo que hacerle de elfo doméstico.

Nadie le dijo que sería un esclavo. Hermione lo mataría por referirse a un elfo doméstico de aquel forma afortunadamente no estaba Hermione para regañarlo.

Entendía porque Dobby estaba tan desesperado por ser liberado, era como si estuviese de nuevo en la casa de los Dursley. Lucius lo trajo de aquí y allá, entregando documentos, ordenando su oficina, trayendo el puto café a él y sus colegas. Incluso lo obligó a ir el Callejón Knockturn para intercambiar algunos objetos oscuros con Mrs Borgin. Lo peor de todo es que no podía quejarse, la amenaza implícita de que los señores Malfoy harían algo contra los Weasley en caso de negarse seguía rondando en su cabeza.

No podía hacer mucho desde su posición. No hasta hallar una forma de salirse con la suya sin que alguno de sus amigos saliera...lastimado. 

Harry gimió agotado por quinta vez desde que salió de la oficina de Lucius, iba rumbo la cafetería que estaba casi al otro lado de la ciudad. Como era de esperarse, tanto Lucius como sus socios eran tan especiales a la hora de tomar el té que no podía tomar té o café barato de cualquier lugar, dios quiera que sus labios toquen los vasos de plástico barato de la cafetería del Ministerio.

¿Cuándo su vida se había reducido a esto?

El café favorito de Lucius estaba ubicado en una elegante cafetería cerca del Callejón Diagon. El lugar estaba abarrotado de personas, no era de extrañarse puesto que era la hora del almuerzo. Con los hombros caídos y la columna jorobada, Harry se formó en la fila donde estaban alrededor de 10 personas antes de él. Solo esperó a que fuera su turno.

Apenas llevaban tres días de matrimonio y ya sentía que todo se le escapaba de las manos, Malfoy era insoportable, siempre que regresaba de trabajar eran peleas, gritos y más peleas. La mansión Malfoy a pesar de ser un lugar excesivamente grande se sentía tan pequeña con la presencia de Malfoy que solo se dedicaba a agotar su paciencia.En realidad, el lugar era bastante pequeño para que pudieran coexistir en paz los dos.

Cuando llegó su turno, la chica de alrededor de unos 23 años le dedicó una sonrisa amable y preguntó: "Buenas tardes señor ¿Qué...?" ¿Señor? ¿Señor? ¡Tenían la misma edad por el amor a Dios!

"Tres cafés negros bien cargados calentados a 60 grado, uno con un toque de canela molida." dijo Harry antes de que la otra chica pudiera terminar de hablar, sabía que estaba siendo grosero, la chica no merecía que dejara salir su frustración con ella, pero estaba tan cansado como para importarle. "Ah y una rebanada de tarta de melaza. Todo para llevar."

La chica asintió, anotando todo rápidamente en su libreta a un con una sonrisa que lo hizo sentir un poco culpable, pero ese sentimiento desapareció de inmediato cuando ella empezó a preparar su pedido unos minutos después.

Pasaron unos 15 minutos para que su orden estuviera lista, Harry pagó y maniobrando un poco acomodó las cosas entre sus manos porque por supuesto había olvidado su puta varita.
Haciendo lo que pudo, Harry salió con todas sus cosas, pero no llegó muy lejos porque justo en el momento en el que abrió la puerta para entrar chocó con alguien haciendo que todo se cayera al piso.

"¡Mierda!"

Harry no tuvo tiempo para evitar que un poco de café cayera sobre su mano desnuda. El dolor era insoportable y el moreno tuvo que apretar los dientes para no gritar de nuevo.

"¿Harry?" dijo una voz chirriante, alzó la vista del piso. "O por Merlín ¡Harry!"

"¿Ginny?" dijo Harry sorprendido, al ver a la persona con la quien chocó, de repente el humor del moreno desapareció dejándolo con una sensación familiar.

"Oh Harry." Volvió a decir la chica, esta vez viendo hacía su mano que se estaba tornando un color rojo muy feo por la quemadura. "Lo siento, mucho Harry. Déjame ayudarte." Rápidamente Ginny sacó un pañuelo de su abrigo y comenzó a limpiar el café caliente de su ropa. "Esto todavía sirve, creo." dice Ginny con una sonrisa traviesa mientras le da una mirada lateral hacia el desastre del suelo, tratando de aligerar las cosas.

Al no tener nada mejor que decir deja que Ginny lo limpie. Inmediatamente sus ojos caen en Ginny. Ella lucía igual de bonita como la recordaba, llevaba su cabello en una coleta alta dejando caer mechones sueltos por toda su cara, su maquillaje es ligero apenas y lleva un brillo de labios y rubor en sus mejillas. Lleva un bonito abrigo azul oxford con unos pantalones negros. Lucia guapa y en forma, haciendo parecer que los años solo han sido amables con ella.

"Creo que ya quedó." dijo Ginny una vez que terminó de limpiar el café de la mano del moreno. La chica tiró el pañuelo en la papeleta y luego con un movimiento rápido limpio el desastre del piso.

"No tenías que hacerlo." sintiéndose de repente avergonzado por su aspecto sudoroso. A diferencia de ella, Harry tenía la camisa desfallecida, el cabello desordenado, mechones sueltos cayendo por todas partes y la cara grasosa por el sudor. Sintió un toque de vergüenza ante el recordatorio de su apariencia, Harry trató de aplanar su cabello lo más que pudo esperando que Ginny no notara el rubor que estaba apareciendo en sus mejillas.

Ginny sonrió. "Tu cabello siempre será un desastre, no es así." dijo sin soltar su mano.

"Supongo que sí." Harry se tomó un momento para mirarla; lucía hermosa con su cabello largo y su bonito atuendo, no pudo evitar preguntarse ¿Qué había sido de su vida estos últimos años?  A diferencia de él, Ginny lucía feliz, llena de vida, radiante y joven, él sólo era un vagabundo con ropa cara, el recordatorio hizo que su estómago se revolviera y quitó su mano enseguida, ella no dijo nada. 

"¿Cómo has estado, Harry?" preguntó con genuino interés la pelirroja.

Enojado, fue lo primero que pensó, frustrado, irritado. Estaba cabreado, molesto, indignado. Era un conjunto de emociones malas que pudrían su corazón; las sentía como una bola de nieve que iba haciéndose más grande conforme avanzaban los días y era tan frustrante que ni siquiera podía decírselo a alguien, porque justo cuando quería hacerlo las emociones se quedaban atoradas en su garganta; era como si su capacidad de hablar hubiese desaparecido. Quería decirlo, gritarlo incluso.

En cambio dijo:

"Bien. Me ha ido muy bien ¿Tu qué tal?" Harry trató mantener su expresión en blanco para que ninguna emoción se reflejaba en su rostro lo cual fue difícil sus amigos siempre dijeron que era como un libro abierto.

"De maravilla" la chica respondió, Ginny le sonrió y Harry sintió una sensación cálida extendiese por todo su cuerpo. "Debería salir pronto para ponernos al día. ¿Qué dices?"

Harry se ilumina con la propuesta, pero la sensación desaparece enseguida. No se siente cómodo aceptando, no sabe porque exactamente, estar con Ginny siempre fue divertido lo hacía sentir bien, ahora no siente que está haciendo lo correcto saliendo con ella. Usando toda la fuerza de voluntad está a punto de negar, cuando escucha que alguien grita su nombre.

"¡Potter!"

Merlín no.

Harry gime anteriormente al escuchar a Malfoy a lo lejos, parecía casi poético como Malfoy encontraba el momento perfecto para aparecer, tiene miedo de voltear porque sabe exactamente lo que encontrara. Tal vez si lo ignora lo suficiente, Malfoy desaparezca (de su vida de preferencia) Por supuesto, no tiene tanta suerte, porque a pesar de que Harry está haciendo todo lo posible por ignorarlo, vuelve a gritar su nombre, esta vez más fuerte y más grave que hace que todos los clientes de la cafetería volteen a verlo. Puede ver la cara de Ginny oscurecerse de molestia al ver al rubio, pero antes que incluso ella pueda decir algo, Malfoy llega a su lado.

Malfoy estaba furioso, sus ojos grises ardían con una rabia diferente a la que estaba acostumbrado a ver. Lleva un conjunto de túnicas tan ajustadas, que se pregunta cómo puede respirar en ellas (tal vez eso hace que su humor empeore, la falta de oxígeno en su cabeza.) Al igual que Ginny, su cabello está recogido en una cola de cabello, solo que, a diferencia de ella, de alguna forma su cabello parecía más brillante y largo. Por un momento pensó que, de no ser por su ceño fruncido y su mueca de asco, en realidad Malfoy era atractivo (el pensamiento lo horroriza y lo saca de su cabeza al instante.)

Harry nota que el hombre trae consigo un pequeño bulto en su mano derecha y una pequeña mochila de color verde colgando en su hombro.

Malfoy mira entre Harry y Ginny, dándole a esta última una mirada letal, como si tratara de asesinarla sólo con sus ojos. Luego de unos segundos la ignora completamente y redirige su rabia hacia Harry.

"Potter, ¿Puedes decirme qué diablos estás haciendo?" grita el hombre, lleva su mano desocupada a su cintura.

"Comprando café."

"Claro" dice en un tono frío, sus rasgos se endurecen y la mueca de su boca se hace más grande. "Supongo que es muy difícil comprar café porque necesitamos la ayuda de la Weaslette para hacerlo." Malfoy abre la boca de nuevo, seguramente para decir algo incluso más desagradable; Harry, cegado por la ira, antes que pudiera hacerlo, responde. "Bueno ¿a ti qué te importa? No veo porque ese sea asunto tuyo.

Malfoy se burla. "Creo que se te olvida Potter, que soy tu marido." levanta su mano izquierda para mostrar el anillo resplandeciente en su largo y pálido dedo (no recuerda haber puesto eso ahí) ignora el jadeo de sorpresa de Ginny que es el único indicio que la chica seguía ahí.

Harry se burla de la insinuación de Malfoy. "Ahora si soy tu marido."

"No sé de lo que estás hablando." Aparece una pequeña arruga en su nariz.

"No sabes de lo que estoy hablando." Casi hecha reír ahí mismo, Malfoy lo ha tratado como todo menos como un marido, ni siquiera como un igual, no es como que a Harry le encante la idea, pero al menos agradecería de que lo trataran con un poco de decencia humana. Una parte de él, la parte racional, trata de calmarlo para que no haga una escena en una puta cafetería donde más de un mago puede verlos. Otra pequeña parte, la parte enojada, le ruega por salir; trata de hacerle caso a su parte racional por su puesto. "Todo lo que has hecho desde que nos casemos es arruinar mi vida." Grita. Sabe que más de una persona los está viendo discutir. A Harry a estas alturas no le importa.

"Tu punto es..." Malfoy parecía divertido ante la situación, una sonrisa cruel se extendía por su cara.

"Malfoy eres un ..."

Harry no sabe qué le molesta más la indiferencia de Malfoy o Malfoy en general; hace todo para contener su ira, siente un monstruo resurgir de su interior, respira hondo y trata de calmarse. No quiere explotar delante de todos, no quiere hacerlo. En contra de su mejor juicio, sale del café, dejando a Ginny y Malfoy de ahí, solo para irse. Pero por supuesto que Malfoy no entiende el ultimatum y lo sigue afuera de la cafetería.

"¡Potter ven aquí!" Harry no volvió a dirigirle una segunda mirada a Malfoy, ni siquiera se molestó en voltear. Sintió como una mano huesuda le tocó el hombro, e inmediatamente el moreno reaccionó quitándosela de encima.

"¿Qué? ¿Qué es lo que quieres?" Estaba furioso podía sentir sus ojos verdes enredarse en una ira abrumadora, sus músculos tensos y su cara arrugada de ira. No estaba seguro porque estaba tan enojado en primer lugar, era una bomba de tiempo en ese momento. Tenía que controlarse, suprimir el enojo, Harry no había tenido este tipo de rabia desde la muerte de Sirius cuando destruyó la oficina del director. Podía hacerle daño a Malfoy, mucho daño, era todo lo que quería, pero no era un monstruo, no era malo por muy imbécil que fuera, no quería lastimarlo

Malfoy, por otro lado, no parecía inmutarse por el comportamiento de Harry, al contrario, parecía tranquilo alrededor, como si supiera que Harry no era capaz de lastimarlo..

Harry contó hasta diez, tratando de tener pensamientos bonitos, Malfoy con los ojos aburridos bostezo y luego le entregó el bulto que traía cargando junto con la mochila. "Ten." Harry lo tomó muy rápido en sus manos. "Estoy cansado."

Toda la ira se dreno de la cara al ver lo que estaba cargando. Era un bebé. Un puto bebé
Era una pequeña cosa rosada, con rasgos suaves y una pequeña nariz de botón, estaba dormido mientras sus pequeñas manitas se aferraban a la cobija con la que estaba envuelto.

"¿Qué es esto?" pregunto tontamente.

Malfoy volteó los ojos. "Es un bebé Potter, es una pregunta estúpida aún para ti."

"Se que es un bebé" contesta de forma amarga. "¿La pregunta es por qué tienes a este bebé?"

"Es nuestro bebé."

Harry casi se desmaya de la impresión. En piloto automático empieza a negar con la cabeza en repetidas veces mientras ve a Malfoy con incredulidad y miedo. "Estoy seguro que no tengo un hijo y menos contigo. Es humanamente imposible, ni siquiera te he tocado." Sin mencionar que eres hombre, quiere decir.

Malfoy pone los ojos en blanco, de nuevo. "Jamás permitirá que me tocaras con eso que llamas polla, prefiero morir virgen antes de tener sexo contigo. La cigüeña lo trajo esta mañana, y no ha dejado de llorar. Sus gritos me estaban volviendo loco. Creo que el viaje lo canso porque no ha gritado, pero estoy seguro que en cualquier momento volverá a berrar peor que una banshee."

"¿Por qué me estás dando esto?" dice sin procesar nada todavía.

"Eres más tonto de lo que imaginaba Potter. Obviamente te lo estoy dando para que lo cuides."

"No puedo cuidar al niño Malfoy, estoy ocupado. Tengo que volver a comprar el café de tu padre y hacer algunos recados que me pidió ¿por qué no te quedas con el niño?"

Malfoy se encogió de hombros, con una actitud totalmente desinteresada, el niño en brazos impedía que lo hechizara en ese momento. "Estoy ocupado, no tengo tiempo para eso." dijo moviendo su mano desdeñosamente.

"Pero..."

"No me importan tus problemas Potter." Lo interrumpe antes de tener la oportunidad para hablar. "Resuélvelos tú. Iré a cenar con Pansy."

Sin permitirle decir algo más, Malfoy se fue, sin ninguna preocupación.
Harry lo vio irse, hasta que el cabello rubio se perdió entre la multitud. No lo detuvo estaba tan cansado de pelear que ni siquiera intentó hacerlo. La ira que sintió hace unos momentos fue reemplazada por una ráfaga de miedo al tener un sujeto tan pequeño a su cuidado.

¿Qué se suponía que debía hacer con esto?

Nunca se sintió más solo como en ese momento.

Y justo cuando pensó que su vida no podría ir peor. El bebé empezó a chillar

Como odiaba su vida.

ºººº

 

Otro día, otra pesadilla.

Le dolía la espalda, Lucius lo había puesto a limpiar su oficina sin dejarlo usar su varita ya que tenía muchas reliquias delicadas que no podía arriesgarse a que las arruinara con la forma tan salvaje con la hacía magia. Maldito imbécil

No se había sentido así de cansado, desde la vez que tuvo que cocinar una comida completa para la pequeña reunión que su tía tenía por el cumpleaños de Dudley.

Lo único que quería era acostarme y dormir y de preferencia no despertarse hasta dentro de 10 horas o tal vez nunca.

Su vida había empeorado desde su encuentro con Ginny.

La actitud de Malfoy era 10 veces peor, buscaba cualquier cosa para meterse con Harry; era como si su único objetivo era hacer su vida miserable. Eso combinado con las noches de desvelo por los llantos del bebé que Harry tuvo que calmar porque el rubio ni siquiera levantaba un dedo para hacerlo, hacían que la cordura de Harry se fuera por un precipicio.

Malfoy no era de ayuda. Ni siquiera se dignaba a hacer algo por el niño como alimentarlo o cambiarle el pañal. Todo lo que hacía era quedarse en casa haciendo quien sabe que, teniendo fiestas de té con su madre, o asistir a cenar elegantes con sus amigos snob, dejando a su hijo al cuidado de los elfos domésticos.

Se atrevía a decir que desde esa vez que lo fue a dejar en la cafetería no había vuelto acercarse al niño. Ni siquiera se dignó a darle un nombre, se dirige a él como "ese mocoso" o "esa cosa." Harry lo llamó James.  Malfoy, al igual que sus padres, lo odian lo sabe por las muecas que hicieron los tres cuando Harry lo llamó así en su presencia por primera vez, pero no les importa lo suficiente como para cambiarlo.

Harry hace todo el trabajo; se ocupa de que coma, que esté limpio y que duerma lo suficiente para que no esté de mal humor. Al menos no tiene que llevarlo a trabajo, no porque su suegro fuera un hombre benevolente o algo por el estilo, sino porque no odia tener a un mocoso chillando a su alrededor. No le sorprende que Malfoy fuera como es con un padre como Lucius.

Por un momento, uno muy tonto, pensó que, al tener la misma sangre, Harry pensó que Malfoy se involucraría en su cuidado; pero no fue así. No le sorprende, pero ese impide sentirse un poco decepcionado. Algo se agita en el fondo de su mente, un recuerdo de su infancia... la forma en la que Malfoy ignora a James es la misma forma en la que Petunia lo ignoraba durante toda su niñez.

Harry está de regreso a casa, si se le puede llamar así, 10 minutos antes de lo que normalmente llega. Por un momento piensa en no entrar y sentarse en el portón esos 10 minutos para descansar y dormir un poco sin ser molestado, pero el sonido del llanto y platos rotos lo hace entrar de inmediato.

No necesita ni siquiera 10 segundos dentro de la casa para darse cuenta de lo desastrosa que está.

Platos rotos en el suelo, manchas de comida en la pared y en el piso, cojines y juguetes de bebe por todas partes. Los cuadros desacomodados, las cortinas de las ventanas tiradas y un bebe llorando en medio de la habitación siendo sostenido por un elfo doméstico que trataba de calmarlo.

Su primer instinto fue tomar al bebé y buscar a Malfoy.

No tuvo que ir muy lejos, el idiota estaba en el jardín principal de la mansión tomando el té con sus amigos como si no tuviera a un bebé llorando en la otra habitación. Malfoy se veía tan contento y relajado con sus bonitas túnicas de marca, ignorando lo que pasara alrededor por estar disfrutando de los malditos pequeños sándwiches (¿Por qué carajo eran tan pequeños?) y un té con sabor a culo.

Harry siente como las lágrimas se acumulan en sus ojos; no de tristeza, sino de rabia, rabia pura hirviendo desde lo más profundo de su estómago, tratando de explotar en forma de un monstruo que está dispuesto a rasgar, golpear y lastimar.

Malfoy arruga su nariz cuando los llantos llegan a sus oídos, deja a un lado uno de los sándwiches y volteo hacia su dirección, solo para fruncir su ceño cuando lo ve del otro lado de la habitación. La cara de rubio se agria de disgusto.

"Por Salazar Pinkie. Calla a ese niño." Grita. Un elfo aparece a su lado, sacándole un grito para nada varonil, le quita al bebé de sus brazos y antes de poder evitarlo se lleva al niño a otra habitación. "Hasta que te apareces, cara rajada." dice Malfoy, una vez que James está fuera de su vista.

"Estaba trabajando." contestó Harry con los puños apretados, siente un pequeño tic en su ojo izquierdo.

Malfoy lo inspecciona de arriba hacia abajo con una clara burla en la comisura de su boca luego Malfoy lo ignora para tomar la taza de porcelana de la mesa y llevarla a su boca. Harry puede sentir dolor de cabeza que se avecina solo por escuchar el sonido que los labios de Malfoy hacen al succionar el té de manera desagradable. Después de lo que pareció una eternidad, deja la taza sobre la mesa y se limpia la comisura de la boca con una servilleta.
Se para lentamente, y camina hacia su dirección, hay una parte de Harry que piensa que Malfoy se compadeciera del pequeño Jamie e iría tras de él a donde el elfo lo llevo, pero esa esperanza se desvanece de inmediato cuando el hombre rubio se detiene frente a él.

"Tu cheque" dice extendiendo su pálida y larga mano. "Padre dijo que te daría tu primer sueldo hoy." El cual era una miseria comparada con todo el dinero que los Malfoy tenían.  Malfoy deja su mano extendida esperando a que Harry le diera algo.

Harry ve entre la mano de Malfoy y Malfoy; luego sin aviso empieza a reír histéricamente confundiendo al otro chico. Ve a Malfoy profundizar su ceño. "Vamos que esperas, no tengo todo el día. Pansy y yo planeamos ir de compras." Está seguro que todo su sueldo se iría en una sola de sus comidas.

Harry sigue riendo, es una risa incontrolable, ruidosa y molesta, ríe hasta que ya no tiene aire en sus pulmones. Sin dejar de reír, voltea a lo que es su vida, la casa es un infierno, odia su trabajo, a su pareja, odia su vida. Sabe que si se mira en un espejo no va a reconocer, solo será un rastro de lo que era, un hombre que perdió cualquier respeto por sí mismo, que perdió todo en lo que creía.

Pero ha tenido suficiente de esto.

Harry se rompió, llámalo débil, o cobarde pero no podía seguir viviendo así. Dudaba que alguien pudiera hacerlo.

"No" dice Harry tajantemente.

Malfoy parece sorprendido y un poco perdido ante el cambio de actitud, pero enseguida se recompone; con su mirada y expresión fría, busca algo en su cara, algo que le diga que está jugando, por supuesto no encuentra nada ahí.

"¿No?" pregunta incrédulo el rubio, sus ojos se vuelven negros de furia, endereza su porte y su cara enrojece de rabia. Se acerca lentamente a Harry de forma amenazadora, tal y como en todos sus años en Hogwarts, pero al igual que ellos Harry no se inmuta incluso a pesar de que Malfoy es unos centímetros más alto que él.

"Potter no creo que estés entendiendo la situación en la que estás." dice cuando está lo suficientemente cerca de Harry para sentir como sus respiraciones se combinan en el aire.

"No Malfoy" lo interrumpe Harry. "Tú no entiendes la situación en la que estamos." enfatiza lo último, realizando un ademán con las manos para señalar. Harry siente los ojos curiosos de Parkinson y Zabini sobre ellos, no queriendo espectadores indeseados, ya que esto era entre él y Malfoy, tomó su varita del pantalón y lanza un muffliato sobre ellos.

"¿Qué crees que estás haciendo?" grita indignado el rubio, cuando ve lo que Harry acaba de hacer.

"Estoy tomando control de esta pesadilla." dijo con total honestidad. "Si tengo que ser tu esposo las cosas van a cambiar." El ceño del rubio se profundiza, se puede ver como los engranes de la cabeza de Draco comienzan a trabajar.

"En primer lugar, ya no trabajaré para tu padre. Puedes decirle que consiga otro elfo doméstico, porque ya no haré ese trabajo. Segundo nos mudaremos de esta casa de putos locos y finalmente empezaremos a compartir responsabilidades. Si no quieres trabajar, bien no lo hagas, no te lo pido, pero tendrás que ayudarme en otras cosas.

Malfoy lo ve con cara de burla, cruza los brazos con una actitud de aburrimiento total.

"Blah, blah, blah" Se jacta con un toque de maldad, es todo lo que Malfoy dice; esté solo le da una mirada rápida y luego rompe el hechizo al que Harry los sometió y dándole una segunda mirada desinteresada al moreno, se empieza a alejar hacia la mesa con sus amigos. Sin embargo, Harry no lo deja irse, es como si el monstruo furioso lo poseyera al fin, lo toma de la muñeca un poco más fuerte de lo necesario solo para acortar la distancia entre ellos luego lo tomó de los hombros y grita. "¿Qué quieres de mi? ¿Te gusta verme miserable? Es una forma retorcida tuya de llamar mi atención ¡Qué es! ¡Dime Malfoy! ¿por qué me odias tanto?" No puede contenerse, no puede dejar de gritar, el agarre se profundiza tanto que sabe que dejará moretones en sus hombros. Está fuera de control, está tan enojado y luego:

Es justo en el momento que lo tiene frente a frente, cuando ve los ojos grises sin vida de Malfoy que que una nueva emoción en su cara. Hay miedo, miedo reflejado en ellos, Malfoy le tiene miedo.
No lo disfruta, no como pensó que lo haría, lo hace sentir culpable y malo, como... Voldemort, lo hace sentir como su tío Vernon.

Es todo lo que necesita para que el monstruo se extinga y la furia se drene de su cara. Harry relaja el agarre de Draco y lo deja libre.

Él ignora el malestar que siente cuando escucha el suspiro de alivio que el otro hombre deja salir, en cambio dice: "¿Por qué haces esto?" pregunta apenas en un susurro. "Sé que no eres tan frío, ni desconsiderado o malo." Cuando las palabras salen de su busca se da cuenta que lo piensa en verdad, nunca creyó que Malfoy fuera malo en realidad, solo molesto. "Sé que en el fondo te preocupas por Jamie, sé que te preocupas por tu familia. Puedes actuar como un verdadero capullo, pero en el fondo, muy en el fondo tienes sentimientos. Y si tenemos que estar casados, entonces me gustaría que empezaras a mostrarlos."

Se nota que las palabras tomaron desprevenidos a Malfoy, se queda callado durante un largo momento, mientras su fría expresión comienza a descongelarse justo delante de sus ojos, pequeños signos de vulnerabilidad comienzan a mostrarse por su cara, aunque el rubio hace todo lo posible por ocultarlos.

Malfoy le da la espalda al moreno, en cuanto comienza a sentirse expuesto.  "No sé de qué hablas." contesta al fin después de un largo momento, la confianza y altanería que tenía hace solo unos minutos ha desaparecido siendo reemplazada por inseguridad y fragilidad. Malfoy se ve tan frágil en ese momento, como un niño asustado.

"Si lo sabes, Draco. ¡Por qué te cuesta admitirlo! No eres tan malo. ¡Se que no eres como tu padre!"

Harry

"Si lo soy." dice sin atreverse a mirar a Harry.

"No" dijo Harry, extiende su mano lentamente dándole tiempo suficiente al otro chico para detenerlo, al ver que Malfoy no lo hace, coloca su mano en su hombro y lo deja ahí para enfrentarse al rubio. "No lo eres."

Harry

Draco lo ve como si lo estuviera viendo por primera vez, sus fríos ojos se ven cálidos y amigables, hay una pequeña lágrima que amenaza con salir de ellos, pero la retiene lo más que puede. Se ve frágil e inseguro, nunca pensó ver a Malfoy en ese estado. Pero esa era la cuestión, tal vez no estaba viendo a Malfoy en ese instante, estaba viendo a Draco.

"Tal vez tengas razón." dice lentamente, el agarre de Harry se afloja con miedo a que el rubio vuelva a irse, Draco no huye tampoco se mueve, se queda inmóvil en su lugar, frotándose uno de sus brazos ansioso. "No puedo ocultarlo más. Viste a través de mi fría apariencia, hasta mi sensible sentimental interior." Malfoy parece horrorizado con dicha declaración, pero una vez que habla no puede parar. "No puedo creer que de todas las personas hayas sido tú.

"La verdad es que no soy tan malo, no soy tan cruel; creo que temía mostrar mi verdadero yo por miedo a decepcionar a mi padre." Malfoy resopla. "Patético ¿No crees?"

Es en ese momento Malfoy se atreve a ver la plata fundida a través de sus pestañas se reflejan. "Pero siempre supiste ¿no es así? Tenía que ser el gran Harry Potter de todas las personas en enmascarar al temible Draco Malfoy." una sonrisa irónica sale de su cara. "Sé que puedo ser un poco grosero."

Harry se abstiene de las ganas de resoplar en cambio se encuentra dándole  una sonrisa, una verdadera.

Harry

"Pero soy una buena persona" continúa Draco. Harry no sabe porque, pero le cree, quiere creerle desesperadamente, quiere que sea real tan mal. "Y en realidad... en realidad no te detesto, de hecho, me agradas, bueno...en realidad no solo me agradas...medio me gustas...en realidad me gustas mucho y... ¡Salazar! me gustas tanto que podría decir que hasta te... te am...te am..."

"¡Harry!"

Harry se levanta de golpe al sentir un golpe en su cara. Su cuerpo está empapado en sudor, desde las raíces de su cabello hasta la punta de los dedos de sus pies. Puede ver una figura borrosa moviéndose alrededor de su cama, Harry toma sus lentes de su mesa de noche para mejorar su vista.

No se sorprende cuando la figura se convierte en un Ron bastante somnoliento y molesto.

"Vamos Harry, es tarde." dice una vez de comprobar que está lo suficiente despierto para escucharlo. "No nos dará tiempo de desayunar, si no sales de la cama ahora llegaremos tarde. Y Snape tendrá nuestras pelotas si volvemos a llegar tarde a su clase y amo demasiado mis pelotas para dejar que eso suceda amigo."

Snape, susurró para sí mismo

Es cuando la realización la golpea como un balde con agua fría. Rápidamente, Harry quita la cobija de su cuerpo, no puede evitar el jadeo de alegría que sale de sus labios al ver la camiseta y short de gran tamaño (ambos de su primo) en lugar de las túnicas costosas y los zapatos apretados.  Harry mira su mano para darse cuenta que está vacía, además de las cicatrices y uno que otro lunar, no hay una banda de metal ahorcando su dedo. ¡No hay anillo!

¡No hay anillo!

"Ron, ¿qué año es?"

Ron lo ve como si le hubiese salido otra cabeza mientras dormía. "¿Qué año es? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Te encuentras bien?¿Debería llevarte a la enfermería amigo?"

Harry lo ignora solo para volverme acostar en la cama plácidamente. Había sido un sueño. Todo había sido un sueño. No tenía un trabajo horrible, ni unos suegros que lo querían muerto. No vivía en un lugar donde reinaba la oscuridad, ni una vida miserable. Pero, sobre todo, no se había casado con Malfoy.

Solo había sido un sueño.

Joder.


Harry soltó una pequeña sonrisa de alivio, que se convirtió en una carcajada maniaca después.

Ron lo vio preocupado, seguramente alarmado por su extraño comportamiento.

"¿Seguro que no quieres ir a la enfermería?" pregunta Ron.

Harry, con una enorme sonrisa en su cara solo niega con la cabeza y dice:"¡Joder! Todo fue un sueño." dijo tratando de regular su respiración.

"Debió ser un sueño fantástico, llevo 10 minutos tratando de despertarte."

Oh Ron no tenía ni idea.

ºººº

Harry nunca había estado tan feliz de caminar hacia artes oscuras un viernes en la mañana para ver la horrible y grasienta cara de Snape. En realidad, nunca antes había estado tan feliz como en ese instante. 

Todo se siente correcto, en el lugar que debe de estar. Ignorando que tenía un maniático asesino tratando de matarlos respirando en el cuello casi podía admitir que estaba feliz de regresar a su vida.

"Te lo digo" Exclama Ron, haciendo que Harry vuelva al presente. "Eso no fue un sueño amigo, fue una verdadera pesadilla. No me imagino el terror que sentiste al saber que te casaste con Malfoy."

Durante el desayuno, Harry le contó a sus amigos acerca de su extraño sueño, hablo y hablo durante minutos enteros tratando de contar cada detalle del que se acordara. Pasó la mitad despotricando acerca de su sueño con Malfoy y la otra mitad burlándose de las reacciones exageradas de sus amigos...bueno de la reacción de Ron. No había dejado de hablar de ello desde que salieron del comedor.

"Ron" dice en tono de advertencia Hermione. "No pudo ser tan malo."

"No Hermione, Ron tiene razón. Incluso me engañaba para casarme con él. Fue horrible"

Hermione frunció los labios. Abre la boca para protestar, pero la cierra enseguida al pensarlo mejor.

"Pero debo admitir que no todo fue tan malo." dice al final. "De alguna manera extraña la pesadilla dio un giro y terminó... bien."

Ron se paró abruptamente. Haciendo que ambos tropezaran. Hermione lo vio con reproche, pero el pelirrojo la ignoró por completo. Estaba horrorizado, sus cejas estaban tan alzadas que casi llegaban a su cabello. "Es una broma ¿no?"

Harry negó con la cabeza y volvió a retomar el camino. "No, en serio. Sé que es una locura, pero al final del sueño, él resultó ser agradable."

"¿Agradable dices? Malfoy será de todo menos agradable."

"Estoy de acuerdo con Ron, Harry." replica Hermione. "Desde el primer año lo único que Malfoy ha hecho es molestarte.

Harry se encoge de hombros. "No lo sé."

"Entonces" dice Ron. "Estas diciendo que al final Lavender tenía razón y nuestro Harry se casara con el hurón."

Los tres caminaron en silencio y antes de poder contenerlo, Harry dice. "Se que apenas tengo 16 años y primero tengo que sobrevivir a una guerra antes de decidir con quien casarme, pero... supongo que sí es Malfoy no estaría tan mal."

"No puedes basar tu futuro en un sueño Harry." Lo repente Hermione.

"No es eso, se que es imposible pero supongo que no puede ser tan malo."

"Estás perdido amigo. ¿Cómo un simple sueño te puede hacer cambiar de opinión tan rápido del hurón?"

"Todavía creo que es molesto pero..." antes de que pudiera continuar una voz cantarina lo interrumpe. "Hey Harry tienes un minuto."

 

ºººº

La conversación que estuvo temiendo todo ese tiempo llegas más rápido de lo que le hubiera gustado. Potter dijo que no podía alargarla más y llegaría un momento en el que tendría que enfrentarse a su padre. La respuesta madura de Draco fue mandarlo a chupar sus bolas y salir de casa en medio de la discusión.

Era la primera pelea que tenían como pareja casada y aunque no era la primera vez en su vida que se gritaban, se sentía solo por no tener a Potter a su lado se había acostumbrado tanto a su presencia que se sentía perdido ahora que no lo tenía. Era un poco patético, pero nadie podía juzgarlo.

Fue por esa manera que terminó en la oficina de su padre en medio de la madrugada al no saber más donde ir. Era algo que siempre hacía cuando era pequeño y algo lo molestaba; al parecer la costumbre no había desaparecido.

Ambos rubios estaban en total silencio, Lucius todavía llevaba puesta su pijama, a pesar de eso, su postura era recta y su cara impaciente. Draco se siente como un niño pequeño bajo su mirada con sus pantalones de vestir negros y uno de los suéter de Potter sobre él.

Lucius recorrió con sus ojos distintos puntos de su oficina y luego recaen a él otra vez, esperando a que hablara. Draco no podía leer la cara de su padre, nunca pudo, siempre estaba en blanco con una mirada estocada que asustaba a cualquiera, incluso a su propio hijo.

"Draco." Dice despacio, todavía con la mirada fija en Draco. "¿Por qué en nombre de Salazar invocas una reunión en medio de la noche?"

"Me peleé con Harry." Es su simple respuesta. Draco aclara su garganta cuando ve a su padre alzar una ceja y le da una sonrisa tensa. "Estaba siendo terco."

"¿Y no se te ocurrió hablar con él como el hombro maduro que eres?"

Draco solo se encoge de hombros lo que hace a Lucius suspirar. Puede ver el momento exacto en el que la vena de su frente comienza a palpitar. El silencio era inquietante, a pesar de que la chimenea estaba prendida y Draco tenía un hechizo para mantener el calor sobre él, la habitación todavía se sentía fría.

Vamos Draco es ahora o nunca, dile que no quieres ser el heredero, dile que te quieres dedicar a las pociones, dile que no quieres el futuro para el que te crió. Di algo gilipollas.

"Sabes Draco" su padre empieza hablar antes que pueda decir algo. Cobarde. "Esta vida no es la que me imagine para ti cuando eras un niño" su voz no revela ningún tipo de emoción lo cual Draco odia. "No te mentiré, no me sorprendió cuando anunciaste tu compromiso con el señor Potter y lo acepté porque sabía que si me rehusaba harías un escándalo que quise evitar por mi propio bien. No quería repetir el incidente de cuando tenías once años." Draco se enrojece hasta la raíz de su cabello, el hecho de que su padre le recordará como reacción cuando Potter rechazó su amistad era humillante. "Sin embargo, esa unión resultó ir mejor de lo que pensé. Él saca lo mejor de ti hijo y tú sacas lo mejor de él."

Deja que las palabras cuelguen ahí dejándolos sin aire. Draco no sabe qué decir, siente sus mejillas calientes ante la declaración, nunca pensó que su padre  hablaría tan bien de algo que él decidió por su cuenta. 

Es después de un momento tenso que su padre dice: "Se que me ocultas algo Draco. Nunca has sido bueno con los secretos."

Draco sintió un escalofrío atravesar su columna vertebral, las palabras se asentaron en lo más profundo de él; se retuerce en su asiento incómodo, él lo sabe. Draco respiró hondo y se desplomó en su asiento para disgusto de su padre. Se resigna que la honestidad es la única opción que tiene ahora.

"Así que lo sabes." dice, en algún lugar en el fondo de su mente, Draco siente un tenue zumbido en sus odios que se convierte en un dolor de cabeza minutos después.

Su padre no parece sorprendido por la afirmación, junta sus manos y las coloca sobre el escritorio. Deja salir un suspiro cansado mientras se soba las sienes de su cabeza. "El señor Potter mencionó algo el otro día respecto a lo que quieres hacer en el futuro."

Maldito traidor.

"Ese hijo de puta" comienza a decir, levantándose de su asiento abruptamente ignorando por completo sus modales. "Cuando llegue a casa lo hare dormir en el sillón, ese puto y desconsiderado traidor."

"Draco..."

"Oh cuando lo vea voy a hexagonarlo hasta que no quede rastro de él."

"Draco..."

"Lo voy a matar, escuchaste lo voy a matar..."

"¡Draco!" Draco se calla cuando escucha a su padre decir su nombre por tercera vez. Se le queda viendo por un momento y luego se sienta de nuevo en el sillón tímidamente.

La cara de su padre no deja salir ningún tipo de emoción, su intensa mirada se quema a través de él. Deja salir un respiro largo y lento. "Soy la última persona en defender a Potter. Salazar sabe que prefería morir antes de hacerlo, pero el chico se preocupa por ti, la cual es la única razón por la que me lo dijo." Hace una pausa para darle tiempo para procesar todo. "¿Por qué no me lo dijiste?"

"¿Por qué hacerlo? Jamás lo aprobarías." dice de forma tajante con los brazos cruzados evitando que sus ojos conectan con los suyos. Hay una pausa entre ellos, que Draco odia. Piensa que este es el momento exacto en el que su padre le dará el típico discurso que oyó desde que era un niño acerca de la responsabilidades que tiene con la familia. Así que no está preparado cuando su padre dice:

"Draco lo único que quiero es que seas feliz."

"Por favor." replicó Draco incrédulo. "Jamás te sentirías orgulloso de un Malfoy que prefiere ser un pocionista en lugar de ser el heredero de la familia."

"Ahí es donde te equivocas hijo" dice lentamente Lucius. Draco levanta la cabeza para ver a su padre y ve que este lo está observando, hay una mirada extremadamente cariñosa que solo ha visto dos veces: la primera cuando entró a Hogwarts y la segunda el día de su boda. "Yo ya estoy orgulloso de ti."

"¿Tu qué?"

"Estoy orgulloso." Vuelve a decir Lucius, esta vez más fuerte. Hay una pequeña sonrisa que se escapa de su cara; podría confundirse con una mueca pero Draco, que conoce cada uno de los rasgos de su padre, sabe que no lo es.

Draco no dice nada, las palabras se mueren en su garganta cuando intenta abrir la boca, cientos de cosas atraviesan su cabeza. Realmente ha pensando en este escenario un millón de veces; es por esa razón que tomó la marca, todo con el fin de enorgullecer a su padre. Ahora, que ha escuchado esas dos palabras al fin, no sabe qué hacer con ellas. Sinceramente pensó que jamás lo haría.

"Estoy muy orgulloso de lo que has logrado." dice sin perder la vista de sus ojos, ante su silencio. "Repito esta no es la vida que tenía planeada para ti cuando eres un niño, pero has sabido salir adelante sin mi ayuda y enorgullecer el apellido a tu manera."

"Pensé que estabas decepcionado." dice Draco, es más un susurro que otra cosa, pero es lo suficientemente fuerte para llegar a los oídos de Lucius.

"Draco, jamás me has decepcionado. Desde el día que naciste he estado orgulloso de todo lo que has logrado."

No sabía cómo se sentía en ese momento. Era como si volviera a ver a su padre por primera vez después de años de no haberlo hecho, cuando pensó que lo había perdido. Delante suyo, no estaba Lucius Malfoy, el hombre frío y cruel que todo el mundo pensaba que era. El hombre que no le mostraba ni una gota de afecto. El hombre que seguía a un bastardo con cara de serpiente. Estaba Lucius, el padre que lo bañaba cuando era joven. El que beso sus heridas y prometió destruir cualquier monstruo que le hiciera daño. El padre al que recurría cuando algo malo le pasaba. El que compró su primera escoba. El hombre que protegía a su familia y que la amaba.

Ese era el padre que recordaba amar.

Draco no sabe porque pero sale de su asiento en automático, como si una fuerza lo atrajese sin que él pudiera evitarlo; se agacha a la altura de Lucius y la abrazó aferrándose a él como si fuera un niño. Su padre se tensa al principio, parece sorprendido por la repentina muestra de afecto, pero pasando los segundos se relaja y envuelve sus manos alrededor de su cuerpo.

Draco siente el calor familiar en el abrazo; la última vez que lo abrazó fue a los once años cuando regresó a casa por las vacaciones de invierno más de una década. No sabía que escuchar a su padre oir eso lo haría tan feliz, tan completo, era una tontería porque era un hombre adulto pero no le importo.

"Gracias, gracias, gracias." dijo sin saber porque solo sentía que era lo correcto. Lucius no dice nada pero a Draco no le importa cree que ya dijo todo lo que quería escuchar.

Después de lo que parecieron horas, su madre apareció en el estudio de su padre.

"Alguno de ustedes me quiere explicar porque el Sr Potter está en la recepción con una cesta de chocolates luciendo como un crup perdido."

Ambos rubios se apartan del abrazo, se ven entre sí y luego minutos después comienzan a reír.

Después de esa noche, Draco trabajó por su sueño.

Fue el trabajo más duro pero más satisfactorio que ha hecho en toda su vida. Hay algo en hacer las cosas por él mismo que hace que valore más todo el empeño que le ha puesto. Conseguir una tienda en el Callejón Diagon sin la influencia de su padre o marido fue difícil. Acondicionarla para que estuviera presentable y de acuerdo a sus gustos fue aún peor. 

Tanto Harry como sus amigos ayudaron para que el lugar quedará impecable; aunque muchas veces tuvo que correr a Potter porque lo distraía mientras realizaba alguna reparación, que Draco puede o no haber provocado.

Estaban a días de abrir la tienda; Harry estaba limpiando las estantes de la parte de enfrente cuando Draco apareció con una canasta de picnic entre sus manos. La cabeza de Harry se levantó de repente, encontrándose con sus ojos, con ese brillo amoroso con el que poco a poco se  ha estado acostumbrando.

Draco levantó la cesta y con una sonrisa suave dijo: "¿Estás ocupado?"

Potter lo pensó por un momento, como si en realidad estuviese considerando la pregunta, el bastardo.

"Depende de lo que lleves ahí."

El rubio se encogió de hombro. "Es una sorpresa. Vamos" dice señalando con sus ojos las escaleras que conducen al segundo piso. Potter se ilumina por eso y sin replicar sigue a Draco a la parte de arriba.

Una de las cosas que hizo que se enamorara de su tienda fue, además del amplio espacio y la excelente ubicación (y el hecho que  Florean Fortescue solo estaba a dos tiendas) fue de hecho, la pequeña terraza en la parte de arriba. Cuál fue de los primeros lugares que repararon a decir verdad.

Estaba iluminada con luces de hada flotando a los alrededores y una pequeña manta con varios cojines en el centro. Ambos chicos se sentaron en el y no pasó mucho tiempo para que Draco sacara la comida que él mismo (los elfos) preparó. Unos sándwiches de jamón serrano con queso, fresas cubiertas de chocolates, y un vino rosado traido directamente del viñedo familiar.

"¿Hiciste esto tú solo?" pregunta incrédulo Harry, alzando una ceja negra perfectamente recortada. Toma un sándwich de la cesta y lo lleva a su boca. Draco sonríe al ver la cara de deleite que el moreno da en cada mordida.

Draco asintió con la cabeza y tomó un sandwich para el mismo. "Tal vez los elfos domésticos ayudaron un poco."

"Eso explica el sabor." Draco golpeó ligeramente a Potter con uno de sus pies en el pecho pero a este no parece importarle, es más usa esto para acercarlo a su lado; Draco mentiría si dijera que puso algún tipo de resistencia. 

"¿Qué estamos celebrando?" dice después de tomar un segundo sándwich para sí mismo.

"La apertura de mi tienda, por supuesto." contesta de forma petulante.

La cara de Harry se suaviza, y mira a Draco perdiendo totalmente el interés en su comida, deja su sándwich a un lado y toma sus manos haciendo pequeños círculos con sus dedos en estas. "¿Estás feliz?" pregunta.

"Siento una manada de hipogrifos saltando sobre mi corazón." Harry se ríe y Draco piensa que nunca antes se había dado cuenta de lo hermoso que es Potter cuando lo hace. Sus labios son suaves, aunque parezca todo lo contrario y hay un bonito rubor en sus mejillas que adornan su piel bronceada.

"Creo que los muggles le llaman taquicardia"

Draco le dio otro golpe en el pecho. Pero el bastardo ni siquiera se tambaleo.

Ambos chicos se quedaron en silencio por un momento. La noche era fría, había cientos de estrellas iluminando el cielo, Draco sabe podía ver su constelación si se esforzaba lo suficiente para encontrarla. Se siente en paz, más de lo que lo ha hecho en los últimos años. El suspiro, jamás pensó que se sentiría de esta forma después de la guerra.

No es para sorpresa de nadie, que Potter interrumpe el momento.

"¿Así es como te imaginabas la vida?" Una pausa. "¿Después de la guerra? Quiero decir."Hay un pequeño tono de incertidumbre que no pasa desapercibido para Draco.

"Honestamente" Draco se ahoga con sus palabras. "No pensé que sobreviviera."

"Yo tampoco" Potter lo miró y Draco sintió una docena de snitches volando alrededor de su corazón, pensó que con el tiempo este sentimiento desaparece pero solo se hace más grande, Draco ya no lo odia, ya no como lo hizo antes. "Pero me alegra haberlo hecho."

"¿Eso le dices a todas tus conquistas?" pregunta de forma burlona, una forma de hacer que su corazón se calmara.

"Solo a las bonitas rubias con carácter terrible."

"Idiota."

"Tu idiota."

Si, solo mio.

Hay una parte de él que todavía siente que no se merece esto, que no merece ser feliz por todo lo que hizo en el pasado. Todavía hay días en los que trabajó en ellos. Pero hay otros días, días como hoy cuando se toma un momento para mirar atrás, que piensa que no cambiaría nada de lo que hizo si el resultado seguía siendo el mismo.

"Draco." Potter acaricia su mejilla, llevó uno de sus mechones sueltos a la parte de atrás de su cabello con ternura. "Te quiero."

Tontamente, Draco siente su cara caliente, está esa mirada en la cara de su mirada que hace que sienta que es la única persona que importa en el mundo. Él quiere responder, quiere hacerlo. Pero se siente tan abrumado que lo único que se le ocurre hacer es atraer a Potter a un beso. "Ven aquí idiota."

Harry le devuelve besó y se siente en casa. Se siente como si se estuviera derramando su corazón y alma en el gesto; como si estuviera perdiendo poco a poco el control sobre su cuerpo, esta vez no le importa, te siente tan jodidamente feliz que no le importa derretirse sobre la boca de Potter o sobre su cuerpo. Esta vez no. Draco siente su sonrisa en el beso y no hace nada para ocultarla.

Siente  como si estuviera en el final de la historia de esos cuentos de hadas que le encantaba leer cuando era pequeño, esos donde el príncipe derrota al mago oscuro y rescata a la princesa. Esta vez, Draco no es el mago oscuro.

En lo que a él respecta estaba viviendo una vida de ensueño, era un hombre exitoso, con un trabajo respetable, una pareja que lo amaba y tenía alrededor de su dedo, una vida increíble. Era rico, guapo y sobre todo era feliz, del tipo de felicidad que no se puede fingir.

Nunca se había sentido así, se sentía mágico, como la primera vez que lanzas un hechizo correctamente, o la sensación de sostener tu propia varita por primera vez. Era un sentimiento tan irreal y extraordinario, que apenas se puede explicar con palabras. Era casi como un sueño.

Un sueño.

Draco despertó de golpe, sus ojos estaban adoloridos por la poca luz de las mazmorras que se filtraban por la cortina de su cama. Draco se maldice a sí mismo mientras se frota los ojos. Está sudoroso sobre su pijama de seda y más frustrado de lo que ha estado en mucho tiempo. Había tenido un vistazo de una vida en la que Harry Potter no lo miraba con odio o asco, sino con admiración y amor. Lo había besado y amado. Y no solo eso; era mundo en el que Draco había hecho las cosas bien. Un mundo en donde era una persona diferente; que lo hizo deseoso de mas.

Había sido lo suficientemente tonto como para creer que era real.

Oh mierda debió imaginarlo ¿Por qué pensó que todo lo anterior había sido real? Harry Potter amarlo, ja que fantasía. Su padre tenía razón, a veces su imaginación podría ser demasiado irreal.

Draco trató de decirse a sí mismo que no significa nada, mientras se levanta de la cama, trato de fingir que no importó descubrir que todo era un sueño. Desde el comienzo del sexto año despertar nunca había sido su parte favorita del día, ahora donde había probado una pizca de una realidad diferente donde era feliz, era menos que agradable.

Debió sentirlo como una pesadilla, pero no lo fue, fue delicioso, enloquecedor y aunque por nada del mundo lo admitiría en voz alta Draco despertó con el deseo de que fuese real.

Pero ahora estaba de nuevo en su realidad. Una realidad donde no había flores todos los días, ni poemas hermosos, no había escapadas románticas ni un matrimonio dichoso. No tenía el orgullo de padre, ni la bendición de su madre, no tenía a Potter ni un futuro diferente

No tenía nada.

Bueno tenía a un loco maniático en su espalda y una amenaza de muerte, que era lo menos que merecía.

"¿Draco?" el rubio dejó salir un gemido de frustración al escuchar la voz de Pansy detrás de la puerta, se preguntó si podía fingir seguir durmiendo, no tenía los ánimos para verla o alguno de sus amigos en realidad, quería estar solo. Desgraciadamente, conocía bien a Pansy y sabía que el hecho de que el siguiera durmiendo y una puerta cerrada no evitaría que entrara a su habitación, en realidad si estaba tocando la puerta era por pura educación.

"¿Sí?" Respondió con desganas.

"Es tarde ¿Vendrás a desayunar con nosotros?" Draco miró alrededor de la habitación y se dio cuenta que todas las camas estaban vacías.

Era la primera vez en meses que dormía más de tres horas.

"Los alcanzó más tarde." Dice débilmente.

"¿Estás seguro?"

Draco no contestó y espero que esa fuese una respuesta lo suficientemente convincente para que Pansy se fuera. Después de unos minutos que no escuchó la voz de la chica, Draco se volvió acostar en su cama, cerró los ojos fuertemente con la esperanza de volver a quedarse dormido.

Quería volver a soñar, quería volver a sentirme importante. Quería volver a sentirme amado... Quería volver a sentirse...feliz.

 

ºººº


Draco se saltó el desayuno y fue directamente al salón de DADA.

No tenía ánimos para ver a Potter, tenía el orgullo herido, así que discúlpenlo por querer evitar ver a la razón de esto el mayor tiempo posible. 

Tenía demasiada mierda en la que pensar y prefería estar solo.

Trató de olvidarse del sueño con Potter, pero le fue imposible, parecía que mientras más trataba de olvidarse de ello más lo recordaba. Las imágenes se habían sentido vividas y los sentimientos eran reales en su cabeza que siempre volvía ahí. 

Pensó tanto en ello que llegó a considerar que eso podía llegar a ser real. Tal vez era una señal, una señal que el universo le envió para mostrarle que había otra opción. Que Draco podía cambiar su futuro. Que había una forma de salvarse junto con su familia. 

¡Salazar! Incluso consideró recurrir a Potter una vez que las clases terminara porque después de todo Potter era el héroe de todos, no se opondría a salvar a Draco ¿Verdad? Potter tenía a los Weasley, a Granger, a Dumbledore, Draco no tenía a nadie más que a sus padres que estaban en la misma situación que él, pero... si Potter reaccionaba medianamente parecído a como el Harry del sueño reacción, como su Harry,  podía tener esperanza de un futuro diferente ¿Verdad? Podía ser que incluso el sueño de anoche no fuera solo eso, sino un vistazo del futuro que podía tener. Tal vez el estúpido adivinador de papel de Brown era mágico de verdad.

Él tomó su decisión, por miedo, por orgullo, por lealtad a su familia y creencias estúpidas que ahora que veía la gravedad de la situación se arrepentía. Pero podía cambiarlo, realmente podía cambiarlo

Solo tenía que ser valiente, solo eso. Ser valiente por una puta vez en su vida 
Y luego...


Tendría una pequeña probabilidad de salir vivo de la guerra. 

Tal vez todavía podría ser salvador.

Podía tener una segunda oportunidad

Una segunda....

"Entonces era falso." 

Draco se paró abruptamente cuando escuchó la voz de Potter en el corredor. Deja salir un gemido lamentable al verlo junto con Granger, Weasley y Lavender Brown. La situación resultaba aterradoramente familiar.

Antes de que los tres notaran su presencia, Draco se esconde detrás de una de las columnas de piedra. Sí, era consciente que hace cinco segundos estaba dispuesto a acercarse a Potter, pero no mientras estuviera rodeados de Gryffindor, todavía tenía algo de auto conservación muchas gracias.  

"Lo lamento tanto Harry. No quise meterte en problemas, durante la noche encontré una falla en el adivinador de papel." Lavender hace una pausa para quitarse el cabello de su cara. "El hecho es que los resultados se anularon: Parvati no se casará con Antony, Luna no se casará con Neville y tu Harry en definitiva no te casarás con Malfoy. Tenías razón, lo lamento tanto."

Draco sintió el momento exacto en el que su corazón se rompió. Parpadeo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, cada palabra de Lavender era como una puñalada al corazón.

"Está bien Lavender." Contesto Potter. Brown se alejó por el pasillo dejando al trió dorado solo con Draco.

"Vez amigo, te dije que no había nada que preocuparte." 

Draco no se quedó a escuchar más, no podía soportar otra puñalada en el corazón, respiró profundamente y derrotado, retomo su camino, pero esta vez del lado contrario del salón de DADA, se saltaría la lección ya que no se sentía lo suficiente bien como para mantener sus emociones en orden durante la clase.

Lo que Lavender dijo solo confirmó lo que ya sabía.

No tenía a donde correr ni donde esconderse. A nadie a quien recurrir para pedir ayuda o un poco de consuelo. Era obvio que Potter no reaccionaría de la misma forma en la que lo haría el Harry de sus sueños.

Estaba solo.

Si desertaba ahora no solo lo matarían a él, matarían a su padre, matarían a su madre y Draco no podía perder a las únicas dos personas que se preocupaba por él. 

Se detuvo en un pasillo vacío y al comprobar de que no hubiese nadie, se arremango la camisa; dejando ver la marca oscura: negra, fea y dolorosa. Paso la yema de sus dedos sobre ella y esta vez no se contuvo, derramó las lágrimas que trató de contener por mucho tiempo.

¡No! Basta Draco. No puedes llorar. No tienes derecho a llorar.

Tomaste tu decisión y se acabó. Enfrente las consecuencias.

Jamás sería el mejor pocionista del país, ni haría sentir orgulloso a su padre, no tendría una familia a la que hacer feliz, no se casaría con Harry Potter, pero sobre todo no tenía una segunda oportunidad para remendar sus errores. Tal vez ni siquiera sobreviva al final del curso. 

Esto era lo único que le quedaba hacer, no importa que decisión tomaste, no habría otra opción para él.

Potter siempre será el elegido y Draco... 

Draco siempre será un mortífago.

Y los mortífagos no merecen segundas oportunidades.

 

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