
Epílogo
Lavender dejó salir suspiro contento cuando terminó de leer el artículo en el que estaba trabajando. Tenía hasta las cinco para enviárselo a su editora y que esta le diera el visto bueno para publicarlo. Personalmente, Lavender creía que había hecho un excelente trabajo; pero conocía lo perfeccionista que era Katherin y a menos que ella no lo leyera por lo menos 10 veces para asegurarse que todo estaba correcto, no lo vería publicado en la siguiente edición de "Corazón de bruja" , lo que sería una pena; todo el mundo debía de leer lo que su horóscopo les tenía planeado para esta semana.
Tomó un sorbo de vino, y frunció el ceño al darse cuenta que su copa estaba vacía. Había estado tan concentrada en su trabajo que debió vaciar su copa sin que se diera cuenta. Lavender se levantó y se dirigió hacia su cocina para rellenar su vaso y tal vez hacerse un emparedado, ya que habían pasado varias horas desde su última comida y estaba hambrienta, cuando se percató que un búho real se acercaba a su ventana.
El animal se veía majestuoso, sus plumas eran tan blancas como la nieve, tenía un pico largo y hermoso. Había una pequeña mancha de color gris en una de sus alas extendidas que decoraba su piel nívea.
Lavender frunció el ceño al ver al animal, este con su pico comenzó a golpear su ventana con mucha insistencia. Ella se acercó a la sala para abrir su ventana y dejar entrar al búho. En cuanto la abrió el búho entro al igual que una ráfaga de viento, se paró sobre la mesa, poniendo sus patas sobre los cientos de borradores que Lavender había desechado mientras escribía y la vio ofendido, como si ella lo hubiese insultado de alguna manera, dándole una mirada demasiado altiva para un búho. Tenía una mirada bastante humana para ser un animal. Tal vez era un animago, pensó. Sin embargo, las probabilidades eran mínimas.
Ella trató de identificar al búho en su memoria, pero no lo reconoció; tampoco era que tuviera una gran lista de personas que le mandara correspondencia hoy en día, además de su editora Katherin y Parvati nadie más le escribía. Fue una de las consecuencia de convertirse en medio mujer lobo.
Las cosas para ella no fueron iguales después de que la guerra terminara.
En realidad no hay mucho que contar de su vida. Afortunadamente sobrevivió al ataque de Greyback durante la batalla de Hogwarts. Además de las cicatrices, las secuelas y los horribles días en San Mungo durante meses, las consecuencias de su ataque no fueron tan graves. No era una mujer lobo, si se lo preguntaban, no se convertía en una "horrible bestia" durante las noches de luna llena ni atacaba inocentes como el Profeta la hacía ver; solo había desarrollado un buen olfato, un oído agudo y una pequeña obsesión por comer carne cruda.
No era tan malo si lo pensabas o eso creía.
Su condición como "no mujer lobo" o "casi mujer lobo" le trajo muchos problemas una vez que la guerra terminó. A pesar de que Harry se encargó de matar al señor tenebroso y sus mortífagos, todavía existían muchos prejuicios dentro de la comunidad mágica que no fueron erradicados por completo.
No podía salir a la calle sin que un mago o bruja se detuviera a ver su cara con cicatrices, a diario recibía insultos hostiles de personas que odiaban la idea de que una mujer lobo viviera entre ellos, ningún trabajo quería contratarla por su condición. Poco a poco las personas fueron apagando su brillo. Después de estar al borde de la muerte Lavender quería vivir, quería reír, quería amar , pero al parecer no tenía ese derecho. Ya no.
Lavender escapó al mundo muggle en el verano del 2000. Intentó vivir en Londres por un tiempo, pero nunca dejó de ser un bicho raro; aunque los muggles no la veían con odio e ira en los ojos, había pena, miedo y tristeza; lo que la hacían sentir mucho peor. Por un tiempo no encajó en ningún lado, no era lo suficientemente humana para permanecer en la comunidad mágica pero tampoco lo suficientemente lobo para pertenecer a una manada. Vivió en un bucle de tiempo en el que no podía pertenecer a un solo sitio sin ser juzgada, Entonces se alejó.
Tardó años para poder establecerse en un solo lugar.
Por coincidencias del destino llegó a Canterbury, un pequeño pueblo rústico a las afueras de Londres, no pasó mucho para que Lavender se enamorara del lugar y con el dinero que sus padres le dejaron compró una pequeña pero acogedora cabaña que llamaba hogar. No todo ha sido tan fácil, su vida ha sido una montaña rusa de emociones de las que ha tenido que adaptarse pero poco a poco ha logrado salir adelante.
Está contenta con su vida como lo es ahora mismo. Le gusta levantarse a la misma hora todas las mañanas, beber el mismo té, tener a la misma gente a su alrededor, y dedicarse tiempo completo a escribir sus horóscopos para su pequeña sección en el "Corazón de brujas " sin tener que salir de casa. En retrospectiva es una buena vida si se lo preguntan.
Un ululato indignado hace que Lavender vuelva al presente. Veía el búho sobre la mesa; se veía bastante molesta (¿Qué clase de persona sería dueña de un búho como aquella?) Sin perder más el tiempo, Lavender le quita la carta del pico. Sin esperar a que le diera algún tipo de golosina, el búho se fue por el mismo camino por el que llegó; no sin antes darle una mirada altiva.
Lavender se rasca la nariz cuidadosamente, deja la carta sobre la mesa para rellenar su copa, luego regresa y levanta la copa de vino a los labios para tomar un sorbo, absorta en sus pensamientos.
Su vida era reservada y tranquila. No tenía muchos amigos, además de Parvati por lo que no recibía mucho correo, muchos no estaban emocionados con la idea de ser amigos de una mujer lobo.
Dándole otro sorbo a su copa, la chica abre el sobre con cuidado. En este hay otro sobre dentro, pero este es diferente. Es de un material bastante costoso, la textura es suave al tacto, es totalmente blanco con un sello de color dorado en medio con la impresion de un escudo familiar, que no reconoce de inmediato. Lavender le da la vuelta al sobre para buscar al remitente de este pero no encuentra nada, solo un espacio vacío además de el dibujo de un lirio y un narciso en medio. Llena de curiosidad abre el segundo sobre. En este hay dos hojas, una más gruesa que la otra.
La primera era una hoja opalina color hueso con detalles dorados en las esquinas. Puede ver escritos los nombres de Harry Potter y Draco Malfoy en grande con letra cursiva.
No tarda mucho en conectar los puntos para darse cuenta que es una invitación de boda. Más específicamente la boda de Harry Potter y Draco Malfoy.
Ella deja salir un grito de sorpresa que casi hace que tire la copa de vino sobre su alfombra. Si fuera honesta, cuando recibió el sobre pensó en todo menos en esto; aunque no le sorprendió del todo. Recordando sus años de escuela, pasaron por sus mentes cientos de escenarios que involucran a los chicos; a decir verdad siempre les vio potencial como pareja y siempre creyó que existía cierta tensión sexual entre ellos, a veces cuando los veía pelear en los pasillos no estaba segura si se lanzarían algunos golpes o se fundirán en un beso ardiente. Sería mentira que no pensó más de una vez que se convirtieron en pareja una vez que se graduaran. En realidad, había una puesta en la torre de Gryffindor: esos dos terminaran casándose o matando con el tiempo. Ella votó por la primera opción.
La sorpresa no fue por la próxima boda, sino el hecho de que la invitaran. Nunca había sido cercana a ninguno de ellos, no habían convivido mucho en realidad. Eran conocidos que a veces se saludaban por los pasillos. Su yo adolescente hubiese estado fascinada con dicha invitación, sobre todo porque siempre quiso acercarse a Harry Potter, ahora le parecía extraño.
Estaba segura de que rechazaría la invitación cuando recordó el otro papel que venía anexado a la invitación. Este era más sencillo, era una simple hoja de pergamino cualquiera un poco arrugada por los dobleces. La letra era descuidada y desordenada, si era sincera le costó un poco leer el mensaje completo. Estaba segura que la había escrito Harry, dudaba que Malfoy, siendo el mago sangre pura que era, escribiera así de feo .
Querida Lavender.
Soy yo, Harry.
(Lo sabía.)
Potter... en caso de que conozcas a otro Harry. Tu compañero de Hogwarts. No creo que existan muchos Harry Potter por ahí pero tenía que especificar en caso de que lo hicieras.
(¿Ese era el tipo con el que Malfoy se estaba casando?)
¿Cómo has estado? Espero que te encuentres bien...donde quiera que estes.
Posiblemente te preguntes porque te estoy escribiendo después de años de no hacerlo...en realidad se que nunca te he escrito antes, así que lo anterior no tiene sentido. ¡Merlin! Soy malísimo en esto. Draco tenía razón, debí haber solo enviado la invitación sin ninguna nota. Soy malísimo en esto.
Iniciaré de nuevo.
Tal vez no lo recuerdes, no te culpo si no lo haces, pero hace siete años me acorralaste en un pasillo vacío para jugar algún tipo de juego que predeciría a la persona con la que me casaría
Al principio me negué, porque seamos sinceros, era demasiado escéptico a que eso fuera real, además no me apetecía perder mi tiempo en tonterías como esas, tenía un mundo mágico que salvar y todo eso.
(Pff hombres.)
Jamás olvidaré lo que sentía cuando el nombre de Malfoy salió por primera vez. Ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta. ¡Merlin! ¿Cuantas veces salió su puto nombre? ¿1000? No lo recuerdo, lo que sí recuerdo fue la sensación de malestar que viví, se sentía como toda una pesadilla. Estaba horrorizado con el resultado ¿Como en el nombre de Merlín yo Harry Potter terminará casándose con Draco Malfoy? Era una locura.
(Lavender no pudo evitar sonreír ante el recuerdo, fue uno de los momentos más divertidos de toda su vida, tener al elegido tras suyo rogando que cambiará el resultado de un papelito. Fue hilarante.)
Yo y Draco Malfoy ¿te lo imaginas? Supongo que sí.
Ese día no lo creí, pero tenías razón.
Me iba a casar con Draco Malfoy
No te mentiré, no nos enamoramos al instante, no fue amor a primera vista; nos odiamos por mucho tiempo, incluso después de la guerra hubo muchas asperezas entre nosotros que tuvimos que dejar aun lado para poder llevarnos mínimamente bien. Ambos arrastrábamos un pasado complicado.Incluso en el octavo año tuvimos nuestros desacuerdos, fuimos enviados a la oficina de la directora McGonagall más veces de las que puedo contar. Después de todo, convivir con Malfoy no era nada fácil.
Los insultos se convirtieron en silencios incómodos y los silencios incómodos se convirtieron en largas conversaciones a las tres de la mañana sobre el futuro. Y cuando menos me lo espere ¡Pum! Me enamoré de Draco Malfoy.
La verdad es que enamorarse de Draco Malfoy fue igual que volar. Aterrador al inicio pero jodidamente fascinante una vez que sientes el aire golpeando tu cara.
Fue difícil, ambos estábamos demasiados dañados, al principio pensábamos que lo nuestro no iba a durar.... pero lo hizo. Tal vez fue la soledad que vino después de la guerra, las similitudes que existían entre los dos, la forma en la que nos completamos a pesar de ser totalmente diferentes, o el destino que nos juntó. Sea como sea de alguna forma logramos funcionar
Y nunca he sido más feliz.
¡Como sea!
Esta no se suponía que era una carta de amor, no se suponía que te contaré nuestra historia de amor, estoy seguro que no estas en lo más mínimo interesada en saber cómo nos reunimos. Sería muy descarado de mi parte suponer lo contrario, no te escribí esta carta para contarte todo ello. Lo hice porque... en realidad no lo sé.
Se que es una locura pero estoy seguro que esa noche significó para mi algo mas de lo que pensé; llámalo magia, profecía o simple estupidez, pero incluso cuando dijiste que todo era una farsa, creo que mi percepción de él cambió esa noche a pesar de que no me di cuenta hasta tiempo después. Creo que recordar aquella noche hizo que fuera más fácil aceptar que el chico tenía un corazón, uno pequeño, congelado y magullado por toda la mierda que pasó.
Todavía no estoy seguro si creo en todo eso de la adivinación, menos si viene de los muggles, pero creo que todo ese juego tiene algo de real.
En fin.
Espero no haberte aburrido mis divagaciones, puedes hacer lo que quieras con ella.
Gracias por el pequeño empujoncito Lavender, lo creas o no cambiaste nuestra vida esa noche.
Pd: Por cierto si te preguntas cómo es que logre dar con tu ubicación, fue gracias a Parvati, encontrarme con ella hace algunas semanas en el Callejón Diagon hizo que mis recuerdos se desempolvaron un poco. Por favor no te enojes con ella por darme tu dirección, fue totalmente mi culpa, quería enviarte esta carta incluso cuando Draco y yo nos reunimos, pero no logré dar con tu paradero. Juró no revelar tu ubicación a nadie más.
Es una promesa.
-Harry.
Lavender dejó el pergamino sobre la mesa y recargó su cabeza sobre sus manos. Se tomó un minuto para respirar, posó su vista hacia la ventana donde había entrado el búho. Después de unos minutos una sonrisa apareció en sus rasgos que rápidamente se convirtió en una suave risa que se convirtió en una fuerte carcajada.
"Merlín, esos chicos"
Lavender suspira y toma un sorbo de su copa. Siempre se preguntó por qué le mintió a Harry acerca de la veracidad del adivinador de papel, cuando ella creía fielmente en ello. Tal vez inconscientemente lo hizo para no alterar su destino o alguna mierda así.
Con la guerra, la época donde podía hacer adivinadores de papel quedó olvidada. Quien diría que años más tarde se cumpliría su pequeña profecía.
Supongo que sus destinos siempre estuvieron destinados a entrelazarse. Como si sus corazones siempre hubieran sabido esto, incluso si tuvieron que pasar años para reencontrarse. A veces el destino actúa de manera extraña.
Lavender vio la carta sobre la mesa y sonrió.
Tal vez era tiempo de ver a los chicos de nuevo.
Fin