Capítulo 4
Las dos entidades cabreadas habían llegado justo a tiempo para ver como la morsa estaba apunto de apalear a golpes de bate al niño inconsciente, mientras los otros dos solo miraban extremadamente contentos.
Un gruñido de Offenderman los había hecho girarse y pegar el grito de su vida, intentando obviamente escapar de lo que estaban viendo.
No iba a ser tan sencillo, no al menos cuando los tentáculos de la entidad con gabardina te estaban colgando en el aire boca abajo.
La otra entidad, por otra parte se mantenía curiosamente silenciosa, un silencio que quien lo conociera, sabían que era la cosa mas espeluznante que jamás podía pasar.
Una tercera entidad apareció, era un hombre extraño con el pelo azul y vestido de payaso, quien silenciosamente y con mucho cariño levantaba al pequeño niño inconsciente y acunándolo contra su pecho dijo una simples palabras que habían desatado el desastre.
-Slenderman dice que la casa esta protegida, nadie intervendrá. Dice que se diviertan y que castiguen como se merecen a estos cerdos mal educados- Y sin mas se fue hacía la casa donde los demás lo estaba esperando para atender al pobre niño.
Solo habían bastado esas palabras para que la entidad silenciosa levantara la cabeza lentamente y se viera como poco a poco su cara iba rompiéndose y creando una abertura grotesca en la zona de los labios, mientras sus ojos se volvían de un rojo espeluznante y largos y filosos dientes iban apareciendo.
-¿Te crees muy listo pedazo de mierda?- esa voz extrañamente ronca y sin ningún rastro de la felicidad que suele caracterizar a dicha entidad era escuchada por todos, incluso Offenderman estaba mas tieso de lo normal, un Splendorman en modo berserker era de temer.
-¡NADIE TOCA LO QUE ES MIO!- Y ese grito de ultra tumba, cargado de una ira incalculable era, lo que había hecho que acabaran viendo esos tres al verdadero monstruo que tenían delante.
-Seamos francos, de normal estaría mas interesado en los juegos previos antes de partirte por la mitad y hacer un nuevo tapete con tu piel, pero me has cabreado, entonces pienso; que mejor manera de hacerte sufrir que la forma en la que querías hacer sufrir al pobre niño que nada te ha hecho, solo porque la bola de grasa que llamas hijo no sabe mantenerse callado.- Mientras decía eso Offenderman iba moviendo sus tentáculos de tal forma que los padres quedaran lejos del niño al que llamaban hijo.- ¿Enserio creías asquerosa morsa que tus pensamientos eran solo tuyos?, después de todo un depredador sexual reconoce a otro de su misma clase, ¿verdad?, que mejor manera de enseñarle a alguien quien manda que utilizarlo como juguete, cuando la frígida de tu mujer ya no te satisface ¿no?, sería una pena que yo decidiera hacerle eso mismo que estabas pensando a tu hijo, ¿no?- No había acabado de hablar cuando había atravesado empalando al hijo de los Dursley de principio a fin con uno de sus tentáculos antes de que nadie pudiera reaccionar mientras sacudía el, ahora cuerpo sin vida, estampándolo contra paredes, suelo y techo sin ningún remordimiento.
Soltando al fin el saco de boxeo improvisado, se limpio dicho tentáculo como si le diera un asco inmenso lo que acababa de tocar.
-El resto es para ti Splendy, te espero en casa con los demás- y sin decir mas había desaparecido entre las sombras dejando a un loco y vengativo Splendorman con dos muy aterrados y traumatizados humanos, los cuales estaban implorando para que los dejara con vida.
Obviamente, eso no había pasado, el ático y parte de la casa se había vuelto el escenario de una masacre extremadamente sangrienta, donde ninguna parte de la familia Dursley era reconocible a simple vista.
Un poco mas relajado, decidió volver a la casa para ver como estaba su pequeño bebe.
Porque Harry era suyo.