
Recuerdos de verano
James se quitaba las hombreras de su uniforme de quidditch, dejándolas en el suelo. Se sentó en la banca para quitarse lo más complicado de su uniforme, las botas. Los cordones no eran de su agrado. Pero no le impedía que amara hasta el más mínimo detalle de su uniforme, después de todo sería su último año como capitán de quidditch.
—James. -Lily lo llamó desde la puerta. La pelirroja le sonreía de una manera diferente a la que recordaba.
Pensó que estaba solo en los vestuarios, ¿cómo había entrado ella sí solo podían entrar los miembros del equipo?
—¿Evans?
La bruja se acercó a él con picardía, desabrochando su corbata escarlata. Potter no reaccionó hasta que Lily enredó la corbata en su cuello con sensualidad y le dio un lento beso en la mejilla. Sus suaves labios se sentían como se los había imaginado.
—¿E...Evans? -Tartamudeó con las mejillas ruborizadas. Estaba confundido. —¿Q...qué estás...?
Lily acarició su mejilla con su delicada mano para mirarlo, en sus ojos verdes había picardía disfrazada de inocencia. Ella abrió sus piernas para sentarse en su regazo, su dulce sonrisa provocó que se alejara un poco de ella. Su determinado movimiento era demasiado para él.
—Creí que no caerías tan fácilmente con mis encantos...
James no pudo completar sus palabras debido a los repentinos besos en su cuello por parte de la bruja. Alzaba su cabeza para disfrutarlos mejor. Apretó la madera de la banca con sus manos. Cada segundo que transcurría era una tortura para su cuerpo, el calor lo invadía lentamente. Soltaba pequeños gemidos por los suaves besos y los movimientos que hacía la bruja con la corbata.
—Por Merlín...-Entrecerró sus ojos un poco, disfrutando del placer. Sintiendo las manos de ella bajar hacia sus muslos. —Si continúas así...
De pronto la bruja se detuvo, alejándose para mirarlo. Sus facciones habían cambiado completamente, sus ojos verdes se habían oscurecido un poco. Sintió que su corazón latía con más fuerza, pues ella desabrochaba su pantalón sin apartarle la mirada.
—¿Asustado, Potter? -Incluso el tono de voz había cambiado, demasiado seductor para sus oídos.
Podía resistirse a los encantos de la mujer que estaba sentada en sus piernas, pero era imposible negarse a ella. Sólo un idiota podía rechazarla y él había sido ese idiota, una palabra demasiado corta para describir como se sentía. No dejaba de pensar en ello, desde ese día de verano. James agarró delicadamente las mejillas de la bruja, admirando cada parte de ella sin darse cuenta que el color de la corbata había cambiado. Y sin más, la besó como antes, estaba muy arrepentido de lo que había hecho, quería regresar en el tiempo para no ver lo que había visto y poder evitar la decisión que lo orilló a romper el vínculo que habían creado en tan pocas semanas. El sabor de sus labios eran exactamente tal y como los recordaba. El beso se prolongó que tenía que separarse para respirar. Pero no podía parar, la extrañaba demasiado. Su piel y su cabello lo hacían perder la razón, obligándolo a que bajará sus labios para besarle el cuello. Su olor era una delicia, le encantaba la idea de que el perfume de ella penetrara su piel cuando tenían contacto. Ella sumergió sus manos debajo de la camisa para tocar su piel. James podía sentir la frialdad de los anillos que portaba.
—Como te he extrañado.
No mintió.
Rodeó su cintura para sostenerla por la espalda. Su mano se metió entre la entrepierna llevándose la sorpresa de que ella no llevaba sus bragas. Sonrió sin alejarse de los labios de la bruja y presionó su pulgar en la zona específica que le gustaba. Su cuerpo estaba grabado en su mente, ¿Cómo podía olvidar aquel momento íntimo con ella? Ella abría sus labios disfrutando su toque, haciéndoselo saber. Movía su pulgar suavemente alrededor de su coño mojado y con sus demás dedos jugaba con la vulva abriendo sus labios, disfrutando lo mojada que estaba. La bruja tampoco se quedaba atrás, movía su cadera en pequeños círculos. Encajando sus uñas en la espalda del mago. Ella estaba tan excitada como él. Su magia sexual era tan poderosa como la recordaba. Las piernas de la bruja presionaban las suyas para cerrarlas, sus manos se deslizaban por la espalda y su boca estaba entregada a la de Potter. Era como si reviviera un recuerdo de aquellas noches de verano.
—Potter
La mano que sostenía a la bruja desabrochó rápidamente los botones de su camisa, su sostén negro contrastaba con su suave piel. Los encajes eran iguales a los de su última noche juntos. Bajó sus labios recorriendo cada centímetro de su piel, su cuello era su favorito, pues le encantaba escuchar los gemidos que le provocaba. Ella llevaba puesto su regalo, un precioso collar de plata con un pequeño corazón verde. James bajó un poco más y sin dudarlo besó los pechos de la bruja con lujuria, su suavidad era tal y como lo recordaba. Le encantaba que ella cuidara cada parte de su piel. Mordía y chupaba como un animal hambriento. Disfrutaba el sabor y el tacto en su boca, los gemidos femeninos retenidos solo aumentaban más su deseo. Los movimientos alrededor del coño de la bruja aumentaron un poco la velocidad.
Ella era todo lo que alguna vez había deseado, era todo lo que él quería. Nunca creyó que podría sentir algo así, algo más fuerte que su atracción por cierta bruja. Pero nada dura para siempre. Jaló el collar al mismo tiempo en el que se alejaba para verla. Las manos de la mujer subieron hasta sus mejillas para acariciarlas con su pulgar, su dulce tacto transmitía el amor que llegó a sentir por él.
—Potter
Los mechones rizados caían sobre su rostro. Las esmeraldas oscuras de sus ojos brillaban con intensidad. Inclinaba su cadera hacia delante para frotarse contra la tela de la ropa interior del mago. Se movía en círculos alrededor del duro miembro. Su sexo mojado traspasaba la tela, incitando los deseos de James Potter. La bruja se frotaba contra él con más fuerza sin apartarle la mirada, sus labios entreabiertos formaron una maliciosa sonrisa. James no podía hacer otra cosa más que mover la cadera, sus manos recorrieron los pechos de la bruja hasta llegar a la cintura para sostenerla. El calor de su cuerpo se volvió insoportable, quería arrancarle las prendas para que pudiera ser suya una vez más. La acercó más a él para recargar su cabeza para concentrarse en el placer.
—Fran
James abrió los ojos lentamente con pesadez. Suspiró fuertemente y colocó las manos en su rostro. Había sido un sueño, que a pesar de que le gustó, no le agradó tenerlo. Aquello estaba en el pasado y debía de permanecer ahí. Su siesta de la tarde se había arruinado.
"Mi tercer día aquí y ya tengo estos estúpidos sueños", pensó.
Agarró sus anteojos, sin levantarse, para ver el desorden en su cama, principalmente en las sábanas. Tomó su varita del pequeño mueble que tenía al lado y con un hechizo lo desapareció. Era algo muy fácil de arreglar, comparado con su otro problema. Su polla estaba dura. No tenía otro remedio más que complacerse. Dejó su varita en el pequeño mueble de mala gana. Agradecía que tenía el hechizo silenciador en su cama y que las cortinas rodeaban lo rodeaban. Una vez que bajó un poco sus pantalones y tomó su miembro, miró el techo con los labios fruncidos.
¿Qué podía imaginarse?, no quería pensar en su querida pelirroja porque le daba vergüenza, no porque no sintiera atraído hacia ella, sino porque no quería que fuera víctima de su perversa imaginación. Pensó en las mujeres de una revista muggle muy popular entre los varones y comenzó a mover su mano; sin embargo, por cada imagen que recordaba de la revista, los rostros de las mujeres cambiaban a ella. Si quería dejar el pasado atrás, tocarse no sería la solución, en especial si la bruja era la protagonista de su fantasía. Intentó un buen tiempo sentir el placer de su sueño, pero de alguna u otra forma, no escapaba de ella. La razón de su mal humor no era porque no podía dejar de imaginarla, si no que cada vez que su mente jugaba con él, sé excitaba aún más. Hasta que finalmente se rindió y se autocomplació haciendo un poco de ruido.
Se levantó de su cama apoyando ambas manos en el colchón para regular su respiración. Se sentía peor consigo mismo por verla de esa manera. Su perspectiva había cambiado desde aquel cruel verano.
—¿Qué me hiciste bruja? -Se dijo para él mismo antes de correr la cortina.
Sonrió levemente al ver que el sol aún no se había ocultado, tenía que patrullar los pasillos del castillo por su cargo de Premio Anual. Estiró sus manos hacia arriba con un fuerte suspiro.
—Creí que no despertarías Prongs.
James se sobresaltó al oír la voz de Sirius, este se encontraba acostado en su cama. En las delgadas manos de su amigo se encontraba el mapa merodeador, su arma secreta para hacer bromas. Potter cubrió su parte baja con la sábana con vergüenza.
—Pensé que estabas con Moony y Wormtail en la biblioteca.
—Me aburrí y vine aquí. -Respondió Black sin apartar la vista del mapa. —Además necesitamos saber a qué hora podremos hacer nuestras bromas, Snivellus, Mulciber y Avery están en el lago, Wilkes y Nott en Hogsmeade. Si más tarde se reúnen en el pasillo del cuadro parlante podría arrojarles la bomba de pintura de unicornio. -Sonrió con maldad dirigiéndose a él. —El rosa les quedaría de maravilla...¿y esa cara?
—¿Cuál? -Respondió intentando ocultar su incomodidad.
—Por Merlín Prongs, esa cara. ¿Y por qué te tapas con la...? -Black abrió sus ojos dándose cuenta de la situación y soltó una estruendosa carcajada que hizo ruborizar a James. —Supongo que tuviste un placentero sueño, ¿no es así? Ya decía yo que no era normal que tu siesta durará más de media hora.
—Cierra la boca Pads. -James rodó los ojos metiéndose nuevamente a la cama para cambiar sus pantalones. Si hubiera sabido que no estaba solo en la habitación, no se hubiera dejado llevar por sus deseos.
—Tranquilo Prongs, es algo natural en nosotros -Escuchó decir a su mejor amigo —no te culpo, una vez soñé que una bruja me enseñaba sus...
—No quiero oír nada de eso. -Lo interrumpió James intentando no sonreír. —Ya he oído suficiente de tus aventuras.
—Me ofendes, Prongs. Como sea, Evans está en el comedor con sus amigas por si te interesa.
James sonrió levemente al imaginarla. Lily Evans invadió sus pensamientos como de costumbre; pero su lugar en la mente del mago se fue haciendo a un lado sin que este se diera cuenta.
◇◇◇
—¡Por Merlín Evans! -Exclamó con una sonrisa. —¿Segura que no quieres salir con el capitán de quidditch de Gryffindor que casualmente es Premio Anual y tu compañero?
—Creí que habías dejado de presumir tu puesto de quidditch. -Alzó una ceja la pelirroja con una sonrisa coqueta.
—Bueno Evans, muy pocos pueden ser Premio Anual y capitán de quidditch. Considerado, te vendría muy bien en tu currículo.
James y Lily habían estado juntos casi toda la tarde. Potter se las había ingeniado para persuadir a la testaruda pelirroja de que lo acompañara a hacer sus labores de Premio Anual. Y a pesar de que hacían su trabajo en serio, el mago no podía evitar coquetear con ella, después de todo Lily Evans era su primer amor platónico. Además estaba siendo de alguna manera correspondido, Evans en ningún momento se quejó de sus halagos.
—Es curioso que de toda tu personalidad, tus alardes sobre quidditch no hayan cambiado. -Comentó la bruja acomodando un mechón detrás de su oreja, sus preciosos aretes dorados resaltaban de su piel.
—No podía deshacerme de lo que me caracteriza Evans.
—Lo digo en serio, James. Cambiaste.
Sonrió aún más ante el comentario de la bruja. Ella no se equivocó, había cambiado con la finalidad de madurar y conquistar así a la bruja de sus sueños. Le costó dejar atrás gran parte de su arrogancia y narcisismo, a pesar de que le encantaba ser así.
—Bueno Evans, me di cuenta que mis acciones infantiles no me llevarían a ninguna parte. -Colocó sus manos detrás de la cabeza.
—Lily -Lo corrigió ella con su dulce voz.
James no pudo evitar ruborizarse, había esperado mucho tiempo que ella le dijera qué la llamara por su nombre. Sintió un cosquilleo en todo su cuerpo, que si no se controlaba iría a buscar a sus amigos para contarles aquel suceso. Sonrió torpemente y asintió, tratando de contener su felicidad. Apenas era el tercer día de clases y ya estaba conquistando a la bruja de sus sueños. Y a pesar de estar contento, no lo sentía del todo.
—Hasta aquí te acompañaré, tengo que ver a Slughorn. -Se detuvo ella dispuesta a dar la vuelta, resaltando la placa dorada de Premio Anual.
—Me encantaría acompañarte, Lily. -Susurró el nombre de la bruja con timidez haciendo reír a la pelirroja.
—En otra ocasión será, nos vemos en la cena. -La bruja se despidió de él dirigiéndose a otra dirección.
James la miró hasta que desapareció de su vista, sin importarle que algunos alumnos lo miraran con curiosidad. Todo el mundo sabía que él estaba enamorado de Lily Evans desde que habían oído su nombre. Se preguntó si no tardaría mucho con Slughorn para poder hablarle otra vez.
—Potter
Su sonrisa desapareció en cuanto escuchó aquel peculiar tono. Lentamente se giró para ver a la dueña de la voz. Franchesca Nott estaba a unos metros de él. Su cabello rizado se alació y su largo fue cortado hasta los hombros. ¿Creyó que no había notado que su corte era el mismo de Lily?
—¿Se te ofrece algo? -Su tono había sido más duro de lo que pretendía.
—No me hables así, yo tengo más derecho de hablarte así. -Franchesca frunció sus cejas unos segundos antes de relajarse. —Pero no voy a desperdiciar mi tiempo en ti, me salen arrugas y soy demasiado joven como para tenerlas. -La bruja acomodó un mechón detrás de su oreja dejando ver sus pendientes blancos. —Como sea, quiero hablar de algo contigo.
Bruja narcisista, pensó.
—Bien. ¿Qué es? -Cruzó sus brazos.
—No quiero que el rumor de Blanche llegue fuera de Hogwarts.
James alzó una ceja, era una extraña petición. —¿Quieres?, es algo que no puedo controlar. Los chismes van y vienen, además creo que a Malfoy le vendría bien aprender algo de muggles.
—Creí que los Premio Anual se preocupaban por los alumnos, mestizos, muggles y puros. -Franchesca se acercó a él con molestia. —Además de que ninguno sufra de acoso, lo que también se me hace irónico es que el líder de los acosadores sea Premio Anual. Dime Potter, ¿Snape merecía que le cayera el bote de pintura o qué le arrojarán a Mulciber, Nott, Avery y Wilkes bombas de pintura de unicornio?, ¿acaso culpaste a Black o le echaste la culpa a la torpeza de los estudiantes que trabajaron con ella?
James no le apartó la mirada. No quería que su amigo fuera a detención la primera semana de clases, pero tampoco quería ser un mal Premio Anual. Y aunque ella tenía razón, tampoco era inocente. —¿Crees que puedes decirme lo que es acoso? Te recuerdo las veces en las que tú has hecho llorar a las estudiantes por su forma de vestir. Además quieres proteger a una acosadora como tú.
—Al igual que tú con Black, Potter. No me vengas a echarme en cara lo que tú también eres. Y lo admito, si he dicho comentarios hirientes como Blanche. No lo voy a negar. Pero a diferencia de tu grupo de amigos, no les hacemos bromas. Es injusto que abuses de tu autoridad como Premio Anual. Dime Potter, ¿crees que mereces ese puesto? Sé sincero por una vez en tu vida.
—Me eligieron los estudiantes, a diferencia de ti que todo el mundo te detesta y no los juzgo en lo absoluto. Además hablar de sinceridad no es algo que te quede bien. ¿Y sabes algo?, me alegra saber que admites lo insoportable que eres. -Franchesca lo miró sin decirle nada, James se dio cuenta que había llegado muy lejos con ella. A pesar de su coraje, no merecía decirle algo así. Intentó suavizar su tono. —Escucha Nott...
—Mira quién lo dice. -Lo interrumpió ella sin apartarle la vista. —Vengo aquí, a pedirte algo ignorando lo egoísta que puedes ser. Soy una idiota al pensar en que me escucharías. -Ella sonrió con frialdad. —Y que bueno que me muestres lo estúpido, arrogante y basura que más puedes llegar a ser. Olvida mi amable petición, Potter. Yo me las arreglaré explotando lo insufrible que puedo ser. Gracias por perder mi tiempo Potter, al parecer se volvió una costumbre, ¿no es así?
James no dijo nada al respecto, agradeció que nadie estaba en el pasillo para responderle y aún así no sabía qué decirle. —Nott, escucha...
—No.
Franchesca se dio media vuelta y James, a pesar de que no quería, corrió hacia ella para agarrarle la muñeca con suavidad. Ella se giró para verlo, sus ojos esmeralda brillaban como aquellas noches de verano. Potter no pudo evitar mirar sus labios, su corazón latía lo suficientemente fuerte como para ignorarlo. ¿Cómo ambos se habían enamorado en aquel verano?, si ambos se odiaban desde el primer momento en que se vieron. Él sabía que la había herido, como ella a él. No podía olvidar e ignorar sus sentimientos tan fácilmente. Y estaba seguro de que pudo haberla besado si sus amigos no hubieran llegado.
—¿Qué más, Moony? -Gritó Peter. —¡Queremos detalles!
Franchesca se zafó del agarre de James inmediatamente. Nadie sabía lo que pasó entre ellos, ni tendrían que saberlo. Ninguno de sus amigos lo sabía, ni siquiera Sirius y en especial él. Su romance de verano, a pesar de haber terminado, tenía que seguir siendo un secreto. Además, nadie en su sano juicio pensaría que ellos alguna vez tuvieron algo.
—Intentaré mantener los chismes en el castillo. -Le susurró sin apartar la mirada. Su corazón gobernó su mente en contra de su voluntad.
—Es lo mínimo que puedes hacer. -Respondió ella mirándolo unos segundos hasta que se dio media vuelta y caminó por el largo pasillo hasta desaparecer.
—Eso fue todo Wormtail. -La voz de Remus expresaba fastidio. —No hay nada más que contar.
—¡Vas a tener novia! -Exclamó Peter con voz chillona.
—Por Merlín, Wormtail. Mary solo es mi amiga y mi "cita" es una tarde de estudio. -Respondió Remus.
—¿Estás bien, Prongs? -Sirius colocó su mano en el hombro de Potter. —Mira tu cara. ¿Con quién hablabas?
A veces odiaba que Sirius lo conociera perfectamente.
—¿Con Evans? -Preguntó Peter con una sonrisa.
—Con Nott. -Respondió James intentando mantener la compostura. Dirigiendo a sus amigos al otro lado del pasillo, alejándose de Sirius.
—¿Theon? Me sorprende que se haya quitado la pintura con facilidad. -Sonrió Moony con burla, haciendo reír a Peter.
—No. Franchesca. -Carraspeó intentando cambiar de tema. —¿Entonces tienes una cita Moony?
—¿Y qué te dijo? -Sirius lo miró con curiosidad, al igual que sus amigos.
—Me reclamó por tu broma. -Respondió con una sonrisa forzada. Reconocía que no era bueno mintiendo, pero era un excelente actor. Sólo tenía que creer sus palabras. —No le gustó para nada que a sus amigos les quede mejor el color rosa que a ella, no soporta la idea de que brillen más que ella. Como sea, ¿quieren saber cómo me fue con Lily?