Querido Gryffindor, cuanto te odio

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
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Querido Gryffindor, cuanto te odio
Summary
Blanche Malfoy y Franchesca Nott son las abejas reinas de Hogwarts, las perfectas sangre pura. Apesar de tener todo a su favor, hay una cosa en la que no están satisfechas. Y es que están comprometidas con alguien que no aman. Su último año ha comenzado para vivir sus vidas antes de la gran catástrofe. Pero qué sería peor que enamorarse de un Gryffindor y que encima sea mestizo o que sea un traidor se sangre. ¿Cuál será peor para que una abeja reina caiga?
Note
Como algunos saben, cambie de plataforma por ciertas políticas. Disfrútenlo!!!Hola! Este es el segundo fanfic que escribo pero el primero que hago de este tipo jajaja. La perspectiva de las principales puede ser un poco molesta por su personalidad "fresa" o mandona al principio, pero cambiarán.
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Calderos y Gryffindors

Franchesca se miró por última vez en el espejo. Mojaba su rostro con agua tibia para disimularlo mejor. Esperaba que no tuviera aquellas estúpidas reacciones, tenía que controlarse. No podía llorar cada vez que recordaba pequeños fragmentos de su verano. Su orgullo no podía ser derrotado por sus sentimientos. Sin más, se aplicó el nuevo labial mágico y forzó su sonrisa antes de salir del abandonado baño de mujeres. 

—Por Merlín, creí que tardarías más tiempo. -Rodó los ojos Avery con molestia. El mago recargado en la pared no se dio cuenta de su triste mirada, y aquello era bueno. —Así tendríamos excusa para llegar tarde a pociones.

—Por Merlín, Avery. Ni siquiera pones atención en clase. -Franchesca rodó los ojos. —No te molestas en ocultar lo mucho que odias la clase.

Ambos caminaron por los pasillos hasta llegar a la clase de pociones, para la suerte de Franchesca, compartía la clase con los Gryffindor. No era la única clase que compartía con ellos, también Defensa Contra las Artes Oscuras. Creía que era una especie de karma que ella estaba pagando justamente. No sería agradable después de la pequeña conversación que había tenido con él, era la primera vez que intercambiaban palabras después de ese suceso. Tomó aire antes de entrar al salón buscando con la mirada a su grupo de amigos, evitando por completo evitar a cierto grupo. Su hermano, Snape, Wilkes y Mulciber los esperaban en una de las bancas más cercanas. Su grupo solía sentarse en la parte de atrás del salón para no llamar la atención. 

—Ojalá y el profesor se pierda otra vez en los pasillos. -Comentó Theon al darle una mordida a una manzana verde.

—Confío en Merlín que así será. -Avery le arrebató la manzana para darle una mordida, provocando que Theon frunciera los labios. 

—Espero que no, Slughorn prometió enseñarnos este año pociones nuevas. -Severus acomodaba sus pergaminos en una de las mesas con seriedad. —Además, escuché que alguna de ellas es acelerar el crecimiento de la conocida ves…

—¿Y qué tiene de interesante acelerar el crecimiento de una planta? -Wilkes se recargó en el hombro de Franchesca, interrumpiendo a su amigo. Esta escuchaba atentamente a sus amigos.

Snape alzó la mirada con molestia. —Si aprendemos esta poción podemos dejar algunas plantas carnívoras en la biblioteca, -y después sonrió con maldad — en la sección de muggles.

—Me interesa la idea. -Mulciber se cruzó de hombros con una sonrisa. —Será interesante la materia después de todo.

—Sería más interesante si no la compartiéramos con ellos. -Comentó Franchesca con indiferencia. —Hubiera preferido llevar esta materia con los Ravenclaw.

—¿Y qué Nott se distraiga? -Wilkes le dio un pequeño golpe en el hombro a Theon que solo sonrió. 

—¿Más? -Bromeó Avery guiñando un ojo. 

Los Slytherin se burlaron de Theon hasta que el profesor llegó al salón. Enseguida los estudiantes se acomodaron en los asientos que habían elegido. Franchesca no pudo evitar mirarlo con discreción, era imposible ignorar a James Potter. Casi no prestó atención a las palabras del profesor, ya que eran las mismas que todos los demás decían. Aprovechar al máximo su último año, estudiar bastante para aprobar los exámenes y divertirse. Ella no se sentía nostálgica como su amiga, su último año de libertad antes de casarse con un mago que no conocía, no parecía ir como lo esperaba. Empezando su último año escolar con un corazón roto no era un buen inicio. 

—Y por supuesto, nuestros Premios Anuales. La señorita Evans y el señor Potter. Ambos Gryffindor,  qué gran coincidencia, ¿no lo creen? -Sonrió con alegría el profesor Slughorn. —Esperamos mucho de ellos en esta clase, como en todas las demás. Confió en que la señorita Evans liderará bien esta materia, pues es su especialidad…o tal vez alguien más pueda ser el estudiante estrella en esta clase.

Lily sonrió con timidez al mismo tiempo en el que Potter la miraba desde otra mesa con una sonrisa. No la veía como ella, ni tampoco le sonreía de la misma manera. Los brillos en sus ojos no podían ocultarse cada vez que miraba a la pelirroja. Franchesca agarró un mechón de su cabello mientras observaba a Evans. ¿Cómo podía competir contra una sangre sucia?, ¿cómo una simple muggle fue preferida encima de ella?, ¿acaso era su cabello rojo o sus ojos verdes claros?, no lo entendía. Ella siempre había menospreciado a Potter, ¿y sólo en pocos meses pretendía de él?, era confuso. Pero siempre lo era cuando sus celos la cegaban.

—¿Es necesario que les eleven el ego en cada clase? -Le susurró Avery mientras dibujaba garabatos en su pergamino con aburrimiento.

—Antes de que comience la clase, ¿alguien quiere comentar algo? -Sonrió Slughorn con mucho ánimo. Y Wilkes levantó la mano. —¿Si, señor Wilkes?

En cuanto los alumnos se giraron para verlos, Franchesca apartó su mirada.

—¿Es necesario que en todas las clases alaben a los Premio Anual?, ya todos tenemos claro que son los favoritos. -El tono de Wilkes no fue agradable para los Gryffindor, ya que enseguida lo miraron con molestia. 

—Bueno señor Wilkes, pocos tienen las cualidades de los Premio Anual y pocas veces los dos son de la misma casa. -Dijo Slughorn con tranquilidad. —Si mis comentarios no son del agrado de los estudiantes, solo lo diré esta vez. 

—Yo pienso que lo mencione más veces profesor. Después de todo, no es tan común que los Premio Anual sean de la misma casa. -Comentó Sirius Black con cierta arrogancia, haciendo sonreír a Potter.

—Por Merlín, Black. No creí que fueses sordo. -Avery sonrió con maldad.

Sirius entrecerró sus ojos mirándolo fijamente. — Y yo no creí que te quedaba bien el rosa, ambos estamos sorprendidos. ¿No es así, Snape?

Aquel comentario hizo reír a la clase, menos a los Slytherin, en especial a Snape que se ruborizó. 

—¡Black! -Lily intentó llamarle la atención ocultando su risa ante el profesor. Y James empujó suavemente a su amigo.

Slughorn llamó la atención de los estudiantes intentando mantener el control de la clase. —¡Muchachos!, no lo dije para causar una disputa, fue un simple comentario. Nadie tiene porqué sentirse ofendido. Y le recuerdo, señor Black que está prohibido en mi clase ese tipo de comentarios.

—Me disculpo, profesor. -Sirius alzó los hombros con gracia. —Pero no por mi opinión de los Premio Anual.

—Pienso lo mismo, profesor. Tal vez así promovería la competencia entre las demás casas el próximo año. -Aclaró Potter con altanería. —Y hablando de que Lily y yo seamos los únicos con este gran honor, sería bueno recordarlo, jamás había pasado antes.

Franchesca llevaba reteniendo su coraje y aquel comentario fue el que colmó su paciencia. Abrió la boca sin antes recordar lo que Potter le había prometido. El secreto de Blanche era más importante que joderlo. Así, cerró la boca con mucha molestia. Se concentró en ella mientras que sus amigos discutían con Potter y Black, llegando a la conclusión que en cuanto tuviera la oportunidad, conjuraría al último. Después de un breve tiempo empezó la clase, Slughorn asignó a cada estudiante una pareja con la que trabajarían todo el ciclo escolar, como era de esperarse Potter y Lily quedaron juntos. 

—Y por último la señorita Nott y el señor Black.

Franchesca pensó que bromeaba, hasta que Slughorn ignoró su reacción y ordenó que cada pareja se juntara en una mesa. Ella no se movió a pesar de que sus amigos la miraron con lástima y con odio a Black, que sólo tomó asiento al lado de ella sin decir nada. En la expresión de ambos podía verse su incomodidad y gran desagrado por parte de la bruja. Aunque ese desagrado, que se volvió tristeza, provenía de la pareja de Gryffindor que estaba en la primera fila. No escuchó la explicación del profesor, ni se dió cuenta cuando los materiales aparecieron frente a ella; sin embargo, ya sabía que hacer por Blanche, su querida amiga le había comentado lo que harían en clase.

Oprimió sus emociones apartando la mirada de la pareja y leyó en voz alta la poción que harían. Para su sorpresa Black no opuso resistencia alguna, lo cual era mucho mejor para ella.

—Después de agregar la piedra caliza, se tiene que dejar enfriar tres minutos. En ese tiempo, cortaremos los trozos del ópalo para acabar más rápido. -Dijo ella agarrando el ópalo más bonito de la mesa.

—Tenemos que esperarnos, en cuanto cortemos el ópalo, lo agregamos al caldero. -Respondió Black al menear la mezcla con aburrimiento.

—Si lo cortamos de una vez, acabaremos rápido. -Franchesca agarró el cuchillo filoso para empezar a cortar, pero Black le agarró la muñeca sin fuerza.

—No, si haces eso, explotará el caldero y tendremos que hacerlo de nuevo. -Los ojos grises de Black eran un poco intimidantes y ese día eran menos que de costumbre. —Escribe las observaciones.

—Era una prueba para saber si pusiste atención Black. No quiero estropear mi promedio por alguien como tú. -Franchesca se alejó de su agarre con brusquedad. — Y no me digas que hacer.

—No te preocupes, no echarás a perder tu promedio por mi. Si no por ti. -Black forzó una sonrisa y esta se expandió en cuanto la bruja empezó a tomar apuntes. —Me reclamas por ordenarte y aún así lo haces, te diría que eres un dulce pero ni siquiera te acercas a uno.

Franchesca lo miró y con sarcasmo se llevó una mano al pecho. —¡Ouch! -Rodó los ojos y continuó escribiendo, mirando por el rabillo del ojo a la pareja Gryffindor que susurraban entre ellos con una sonrisa. 

En cuanto dejó la pluma para empezar a cortar el ópalo reprimió su enojo. Mientras encajaba el cuchillo en la piedra, pensaba en las falsas palabras que alguna vez le llegó a decir. ¿Cómo podía él estar bien mientras que ella sufría en silencio?, no le gustaba esa palabra, pero era la verdad. Potter había sido el único y primer mago al que le abrió su corazón y ahora él estaba riéndose con la chica que siempre iba a amar inevitablemente. Su cuchillo cortaba con más fuerza conforme recordaba la forma en la que le habló cuando le pidió guardar el secreto de Blanche. Era una tonta en seguir sintiéndose así, cuando él la odiaba. 

“¿Crees que iba a fijarme en ti, cuando siempre he estado enamorado de Lily?”

—¡Nott! 

Ella volvió en sí en cuanto escuchó a Black.

—¡Por Merlín, échale los trozos de ópalo y mira como los cortaste! -Black echó los pequeños y afilados trozos que ella cortó. Franchesca estaba avergonzada, pero no se disculparía con él. —Admito que me sorprende lo bien que puedes ignorarme, pero al menos haz tu trabajo bien. Creí que los de tu clase prestaban más atención a lo que hacían.

Franchesca miró al Gryffindor con molestia unos breves segundos, no sólo porque el tono despectivo, sino porque menospreció su casa de Hogwarts.

—Al menos mi clase no brilla por su estupidez. 

Sirius sonrió con molestia al echar el último trozo al caldero. —¿Segura? Los brillos que llevas te han cegado.

Franchesca se enfureció apretando los dientes. Respiró profundamente para mantener la calma, no iba a perder los estribos por los comentarios de un Gryffindor. 

—Incluso tú admites que brillo, no creí que llegarías a halagarme Black.

—No te emociones, una babosa es más linda que tú.

—Tienes razón, las babosas son lindas -Franchesca apoyó sus manos en la mesa acercándose al mago con una arrogante sonrisa —, pero yo soy hermosa. Cuando entiendas la diferencia entre linda y hermosa, me diriges la palabra Black.

La bruja se alejó sin antes agarrar el caldero para acercarlo al profesor. Mantuvo su frente en alto mientras caminaba, su corazón se aceleraba poco a poco al acercarse a Slughorn, que a su mala suerte se encontraba con Potter y Evans.

—Excelente trabajo, señorita Nott. -Sonrió amablemente el profesor. —Veo que terminó antes de la señorita Evans y el señor Potter. -Slughorn le guiñó un ojo a la pelirroja que se ruborizó levemente. —Bien, por favor regrese con su pareja señorita Nott.

—¿Ya nos podemos retirar? -Preguntó con un tono calmado, no quería que fuera evidente que le disgustaba ver a Potter y a Evans juntos.

—Hasta que termine el resto de la clase, señorita Nott. Por favor vuelva a su asiento. -Le indicó el mago.

Franchesca no tenía opción, se dio media vuelta y se dirigió de vuelta a la mesa de mal humor. Por el rabillo del ojo miró a sus compañeros, ninguno había terminado la práctica y se divertían tontamente. Incluso Snape se estaba divirtiendo. 

—¿Qué te dijo Slughorn? -Le preguntó Sirius.

Ella arqueó ambas cejas, había olvidado que él estaba a su lado. —¿Ya sabes la diferencia entre linda y hermosa, Black? -Después de unos segundos, Franchesca lo escuchó reír. No era su habitual risa burlona que le desagradaba, debido a ello lo miró confundida. —¿De qué te ríes?

Sirius apoyó su brazo en el asiento sin borrar su sonrisa; sin embargo, había algo de picardía en sus ojos. —¿Tengo que decirte la diferencia para que te hable?, porque por lo que veo tú me estás hablando y ni siquiera te las he dicho.

Franchesca rodó los ojos con molestia. ¿Acaso el Gryffindor no paraba de joder? 

—Aún así, ¿quieres que te diga la diferencia, de todos modos no entras en ninguna categoría a mi parecer? 

La bruja se rio cruzandose de brazos. —No me sorprende que ningún Gryffindor tenga buenos gustos.

—Y no me sorprende que los Slytherin sean narcisistas. Aún así, no dirías lo mismo si te digo en qué categorías entras.

—No te preocupes, yo te digo la tuya. -Ella guardó su pergamino en su preciosa bolsa, al igual que su pluma.

—¿Debería de ofenderme? -Sirius alzó una ceja.

—Depende de tus gustos. 

—Entonces no debería ofenderme.

Esta vez Franchesca alzó una ceja. —Dudo que tus gustos sean agradables, empezando con la mancha de tu corbata. Aún no puedo creer cómo las chicas persiguen a alguien que descuida su aspecto.

—Soy muy atractivo, que puedo decir. -Comentó con arrogancia. —Además, a todas les atrae alguien rebelde. Vamos, admite que te gusto a ti también.

Ella se rió de verdad por primera vez en la semana. —No te importan mis gustos Black, además no entras en mis estándares. -Franchesca acomodó su cabello con altanería. 

—¿No?, entonces la que tiene pésimos gustos eres tú. 

Por primera vez estuvo de acuerdo con él. —No tengo pésimos gustos, si los tuviera no implementaría moda, ni tampoco cada bruja usaría alguna prenda parecida a la mía. 

—¿Te refieres a ese feo gorro verde?, por Merlín, apuesto que ni siquiera la bruja más hermosa lo usaría.

—Se llama boina, Black. Pero como te dije, hasta que sepas la diferencia entre esas palabras, me diriges la palabra.

Era la primera vez que conversaba con más tiempo con él. A pesar de ser desagradable e insoportable para ella, tenía que admitir que era entretenido hablar con él; sin embargo, sintió la mirada pesada de Snape. E inmediatamente decidió terminar la conversación, no era justo para su amigo, aunque tampoco lo fue cuando se veía a escondidas con Potter. Al pensar en el último bajó la mirada evitando por completo mirar hacia donde él estaba. De pronto, escuchó un zumbido y levantando la barbilla miró a Black. 

—¿Dijiste algo?

—¿Quieres saber por qué no eres guapa? 

Aquel comentario la hizo enfurecer y como si se desprendiera su magia, un caldero explotó. Ambos miraron al frente junto con sus compañeros, Lily Evans estallaba a carcajadas y Potter estaba inmóvil. Le había explotado el caldero, su revoltoso cabello estaba de puntas y el contraste del blanco de su camisa con el negro de la ceniza era algo llamativo. Slughorn se acercó a ellos con preocupación, mientras que los Gryffindor se reían levemente, en especial las mujeres.

—¡Por Merlín, Evans!, deja de distraer a James. -Gritó una chica rubia de nombre Marlene Mckinnon, que inmediatamente hizo que el salón completo se riera, incluso su compañero se rió.

Franchesca sintió una presión en su pecho, por un momento pensó en verlo para saber si se encontraba bien, hasta que Potter se giró para ver a la pelirroja reírse de él con una sonrisa. Su corazón era un frágil vidrio que se rompía cada vez más que los miraba a ellos, aunque sabía que era parte de su proceso de superación de aquel vínculo de verano que sólo ella había sentido. Porque él nunca fue de ella, no fue suyo a pesar de que tenía la esperanza de que funcionaría. En cuanto escuchó la carcajada de Peeves supo que la clase había terminado. Inmediatamente tomó su bolsa y se dirigió donde estaban sus amigos. Tenía que salir de ahí sin dramatismo, a pesar de que lo adoraba secretamente.

—¿Nos vamos?, necesito hacer mi tratamiento de belleza para la cara y quiero un voluntario para probar la poción anteojeras.

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