
¿Un Malfoy en "Estudios Muggles"?
—¿Cuál labial debería de ponerme?, ¿explosión cereza o escama de dragón? -Blanche le enseñó ambos labiales a Emmeline Vance, su única amiga y compañera de Ravenclaw.
—Ni quiera me he levantado. -Bufó la bruja que aún estaba en la cama, como sus compañeras.
—¿Y?, es el primer día de nuestro último año y no pienso perderme cada detalle. -Blanche abrió los ojos, a veces le sorprendía porque sus compañeras podían ser un poco flojas. Ella ya tenía su uniforme puesto, su cabello estaba perfectamente arreglado y su mochila estaba lista. —Responde Vance.
La bruja se sentó de mala gana y apuntó el labial rosa. —Explosión de cereza.
Blanche sonrió y se dirigió a su tocador blanco para aplicarse el labial. En él tenía una pequeña caja plateada con su apellido escrito, en ella guardaba sus joyas especiales para la escuela. A su lado su cepillo esmeralda y en el cajón unos cuantos cosméticos y sus adornos para el cabello. Una vez que se aplicó el labio sonrió al ver su reflejo acomodando su diadema y con un movimiento de varita, su tocador poco a poco se fue encogiendo hasta el tamaño de un vaso de vidrio. Con cuidado lo colocó debajo de su almohada. Movió su varita nuevamente para lanzarle un hechizo protector a su cama. Agarró su mochila y se dirigió a la salida.
—Nos vemos más tarde Vance.
Atravesó el largo pasillo pasando por las puertas de los otros grafos, al final del recorrido abrió la puerta. Por unos momentos se cegó por la luz de la sala común. Las grandes ventanas iluminaban los estantes de libros que había leído. Todo Ravenclaw debía de leerlos. La bruja bajó por las finas escaleras plateadas que conducían a la sala común, arriba de ellas colgaba un gran candelabro que le daba un toque elegante. La planta baja tenía sillones en los rincones, pequeños escritorios, la estatua de su fundadora, un precioso tapiz que combinaba con las cortinas y algunos instrumentos musicales como el arpa. Sonrió un poco al notar que algunos alumnos ocupaban la planta baja. Se acercó a una caja que generaba los horarios establecidos para cada estudiante.
—Qué horror, tengo historia de magia en treinta minutos. -Exclamó un chico de cabello verde.
—Y yo pociones. -Se quejó otro estudiante.
Blanche rodó los ojos, no podía creer que sus compañeros no le dieran importancia a las clases. Y no era porque era Ravenclaw, si no porque consideraba que cada aprendizaje era importante aunque fuera la más mínima cosa. Metió su mano en la caja y sacó su horario, este era un pergamino con su nombre escrito en él. Lo leyó rápidamente y sonrió al ver que el lunes no tenía ninguna clase. Aprovecharía ese día para dedicarse a ella misma. Salió de la sala común respirando fuertemente antes de seguir su camino. Iría al gran comedor para encontrarse con Franchesca, si tenía suerte podía platicar con ella sobre su verano con más detalles. Bajó las escaleras con su mente ocupada en Hogsmeade, tal vez iría a esa nueva cafetería o se pasaría el día leyendo las nuevas ediciones de Corazón de bruja o Moda Lechuza.
Sin darse cuenta ya había llegado al gran comedor, no había tantos alumnos como esperaba. Tomó asiento en la mesa de Ravenclaw y apareció un plato con pan, huevo y salchicha y a su lado un jugo de naranja. Dejó su mochila a su lado y suspiró antes de agarrar los cubiertos para empezar su desayuno.
No hay nada mejor que un desayuno, pensó.
Alzaba la mirada de vez en cuando hacia la mesa de Gryffindor. Ninguno de sus compañeros de grado se encontraba. De pronto, entró Franchesca con un pequeño moño blanco en su cabello recogido.
—Préstame tu moño, Fran. -Le dijo Blanche cuando su amiga se sentó frente a ella y su desayuno apareció.
—Préstame tus pantalones de campana. -Respondió Franchesca dándole un sorbo a su jugo. —¿Cómo quedó tu horario?, tengo clases todos los días…pero con el tiempo suficiente para enfocarme en mi. -Ambas brujas intercambiaron horarios con emoción.
—Quedó tal y como esperaba Fran, tengo los lunes libres para poder hacer lo que yo quiera. -Blanche leyó el horario de su amiga con una sonrisa. —Llevaremos muchas clases juntas…y podemos ir a Hogsmeade a platicar sin que ninguno de nuestros amigos nos interrumpa. ¿Sabes? Aún no puedo creer que llevaremos unas cuantas clases con las demás casas. -Cortaba su desayuno en finos cortes sin dejar de hablar, podía hacerlo por horas si se sentía segura. —Supongo que lo hicieron para tomarnos unas fotos y publicarlas en los anuarios para recordar que no hay rivalidad con ninguna casa cuando claramente los más molestos son los Gryff…
—¿Estudios Muggles? -Franchesca la interrumpió con el ceño fruncido.
—¿Qué? -Ella estaba confundida.
—Blan, -Franchesca la miró con horror enseñándole el pergamino —¿por qué elegiste llevar estudios muggles?
Blanche agarró el pergamino, se levantó de su asiento al leer Estudios Muggles en su horario del lunes. —¿¡Qué?!
No era posible. ¿Un Malfoy llevando esa clase? Aquello no podía suceder, no era posible y no tenía sentido. ¿Por qué una sangre pura como ella llevaría una clase que tendría que ver con muggles? Arruinaría la reputación de su familia purista, sería una traidora de sangre. Su día perfecto se había arruinado por completo. Sintió que se desmayaría al pensar si alguien más se daba cuenta.
—Tenemos que ir con tu jefe de casa, esto no puede suceder. -Franchesca se levantó al igual que su amiga y ambas salieron del gran comedor con molestia.
El tacón de las zapatillas de las brujas hacía ruido por los pasillos conforme caminaban. Sus cabellos volaban por la velocidad a la que iban. No corrían porque no era su estilo, las brujas habían perfeccionado su estilo de caminar para diferenciarse entre las demás. Algunos alumnos se hacían a un lado para que ellas pudieran pasar, ninguna de ellas se limitó a mirarlos siquiera, estaban molestas y nadie debía de dirigirles la palabra. Al llegar al salón de encantamientos, abrieron las puertas y entraron sin importarles que algunos estudiantes de Gryffindor y Hufflepuff los miraran con curiosidad. El profesor Flitwick estaba al frente hablando con Lily Evans y James Potter.
—Profesor Flitwick, ¿puedo hablar con usted? Ha habido un error en mi horario y quisiera que se corrigiera. -Blanche interrumpió la conversación que tenían los Gryffindor con Flitwick.
—Por supuesto, señorita Malfoy. Por favor acompáñenme. -Flitwick les sonrió haciéndoles una seña para que los siguieran a su oficina.
Al entrar a la pequeña oficina, Blanche tomó asiento y le mostró el horario al profesor mientras que este se sentaba para verlo. La oficina estaba repleta de libros, algunos de ellos estaban acomodados en el suelo que servían como pequeñas escaleras para el pequeño profesor. No podía esperar a hacer sus prácticas con él, para poder darle un retoque más ordenado a su oficina.
—Perdonen, que interrumpa. ¿Pero qué están haciendo ellos aquí? -Franchesca se dirigió a los Gryffindor que los habían seguido, Blanche no se dio cuenta de ello, estaba preocupada por llevar una clase de muggles.
—Somos Premio Anual, si hay un problema entre los estudiantes es nuestro deber saberlo. Y revisar si ustedes fueron las únicas que tuvieron un error en sus horarios. Aunque no te agrade la idea, Nott. -Respondió Evans con cierta arrogancia en su voz. Franchesca no ocultó su disgusto, pero a Blanche no le importaba, le daba igual quien era Premio Anual. Quería arreglar su horario.
—¿Cuál es el problema, señorita Malfoy? -Flitwick hizo caso omiso a la conversación de las brujas.
—Han agregado una materia extra a mi horario. -Blanche apuntó Estudios Muggles con su delgado dedo. Potter y Evans se asomaron para ver el horario. —Quisiera saber si lo pudiera borrar de mi horario, porque yo no he pedido agregar esa materia.
—Ya veo…-Flitwick alzó una ceja. —¿Está segura que no la ha pidió?
Blanche se ofendió. —Por supuesto que no profesor. ¿Por qué querría llevar una materia de muggles cuando vivo en una comunidad mágica? Además no la necesito.
Lily la miró con molestia cruzándose de hombros, ella era una bruja muggle. Por otro lado, Potter sonrió con ironía.
—¿Se puede hacer algo para borrarlo?, puedo inscribirme a otra clase otra reemplazarla, pero no puedo llevar esa materia. -No ocultó su disgusto, era una Malfoy. Estaba en su genética menospreciar a los muggles y a los de su altura.
Flitwick suspiró unos largos segundos antes de entregarle el pergamino a el pergamino a la rubia platinada. —Me temo que no puedo hacer nada señorita Malfoy, los horarios ya están establecidos y no puedo cambiarla aunque quisiera.
—¿Qué? -Franchesca se acercó sorprendida. —¿No puede cambiarlo?
—Me temo que no puedo señorita Nott, el proceso de horarios se realiza con cuidado. La señorita Malfoy tendrá que llevar la materia y si se niega su promedio bajará.
Blanche quería desaparecer. Pensó en la decepción de su familia y sintió un escalofrío en su espalda. —¿Seguro que no puede hacer nada, profesor?, no puedo llevar esta materia.
El profesor Flitwick agarró las muñecas de la bruja con amabilidad, entendiendo la angustia de la bruja. —Lo lamento señorita Malfoy, no existe otra opción.
—Supongo que llevarás la materia, Malfoy. -James cruzó sus brazos con victoria. Potter no se llevaba bien con los Malfoy o con cualquier Slytherin que se le cruzara en el camino.
—No te preocupes Malfoy, tal vez la clase no será tan mala. Aprenderás más de muggles. -Comentó Lily con cierta maldad.
—Deberías llevarla Evans, después de todo, vives en ese mundo. Encajas mucho mejor. -Respondió Franchesca defendiendo a su amiga. Flitwick carraspeó mirándola con grandes ojos, ella rodó sus ojos. —Lo siento, Evans.
—Cinco puntos menos para Slytherin. -Comentó James mirando a Franchesca, ella no respondió como esperaba Blanche. Aquel comentario fue incómodo, incluso el profesor lo miró. —Ya que este asunto acabó, nos gustaría a Lily y a mí continuar con nuestra plática, profesor.
Blanche se levantó mirando a ambos Gryffindor con molestia. —Sé que ustedes lo disfrutan porque soy una Malfoy, pero les advierto que…
Flitwick carraspeó, haciendo sonreír a ambos Gryffindor.
—Vámonos, Blan. No mereces dirigirle la palabra a los Premio Arrogante. -Franchesca jaló del brazo a su amiga y ambas salieron de la oficina, atravesando el salón de clases.
Una vez que salieron, Blanche se recargó en la pared. —¡Mi padre va a matarme si se entera que me inscribí a una clases de muggles!
Su padre odiaba a los muggles, como su abuelo, su madre y su hermano. Si se enteraban, sería etiquetada como una traidora de sangre. No podría ocultarlo por mucho tiempo, ahora que los Gryffindor lo sabían, lo contarían y llegaría a los oídos de su padre. Imaginó que era echada de la familia aunque fuera una suposición muy exagerada.
—Tranquila Blan. Podemos ir con Dumbledore para que pueda arreglarlo.
—El director me va a decir lo mismo que el profesor Flitwick. Tendré que convivir con los…-Blanche se tragó sus palabras —muggles de esta escuela. No tengo otra opción más que llevar esa estúpida materia. -Ella abrió los ojos con terror. —¡Seré la única sangre pura en la clase!
Franchesca colocó sus manos en los hombros de su amiga para calmarla. —Blan. -Malfoy la miró. — Aún puedes hablar con él profesor de esa clase, para decirle que fue un malentendido.
—¿Y si se enteran que tomé esta clase?, Fran, sabes bien lo que papá me hará si se entera. -Blan sentía que su corazón latía muy fuerte. Podía imaginarse la furia de su querido padre. Abraxas Malfoy podía ser un cariñoso padre, pero cuando se enojaba no había nada que pudiera calmarlo.
—No lo sabrán, yo me encargaré de eso Blan. Lo prometo. Tu padre no lo sabrá. -Franchesca era su mejor amiga, podía confiarle cualquier cosa, a excepción de una. —Ven, vamos a desayunar.
Así ambas brujas se alejaron del salón de Encantamientos. Blanche aún se sentía angustiada si su padre se enteraba; no podía pensar en otra cosa hasta que empezará esa clase.
Estoy jodida, pensó.
◇◇◇
Blanche fue la primera en llegar a su salón. Estudios Muggles tenía un salón muy grande como para ser una clase extra. Esperaba impacientemente a sus compañeros, se había preparado para los posibles comentarios que le pudieran hacer.
“Si te ríen de ti, diles que son afortunados de tener una sangre pura en su clase.” Le dijo Franchesca.
“No lo diré si el profesor es muggle o mestizo, me va a sacar del salón.”
“Entonces critica su estilo mezquino. Tranquila Blan, me aseguraré que tus padres no se enteren.”
Sacó su espejo para verse en él, sus cejas seguían acomodadas y su labial seguía intacto. Sus nervios se estaban operando de ella, hasta que ocho alumnos entraron por la puerta. Todos ellos eran hijos de muggles. Ellos se sentaron en los asientos más alejados, murmuraban a sus espaldas pero ella los ignoró. A cada uno de ellos los había ofendido por su vestimenta. Y a pesar de ello, no se arrepentía de sus comentarios.
—¿Malfoy tomando clases muggles?, que alguien me despierte. -Comentó una Hufflepuff con burla.
—¿Por qué querría llevar esta materia? -Preguntó un Ravenclaw.
De pronto, el profesor Eric Catwhort entró por la puerta, el único profesor mestizo que consideraba atractivo y su profesor de coro. Después de él Remus Lupin. Al ver al último, cerró su espejo e inmediatamente lo guardó en su mochila. ¿Tendría clases con Lupin? Aquello no había pasado por su mente. Se recargó en su asiento con la vista al frente.
—Buenas tardes alumnos, soy el profesor Eric Catwhort y seré su profesor de Estudios Muggles. -Explicó el profesor mientras escribía en el pizarrón con su varita. —Y el joven Lupin será mi asistente durante el ciclo escolar. Así que si no entienden alguna cosa, busquen tutoría con mi joven estrella.
Blanche, con los brazos cruzados, resopló con ironía. Sabía que Lupin era inteligente, pero no para ser llamado “joven estrella”. Además, ¿qué estaba haciendo ese mestizo con el profesor?, de todos los maestros, pudo haber elegido a alguien mejor.
El profesor Eric abrió sus ojos al ver a la bruja. Estaba sorprendido al igual que el resto de los estudiantes a excepción de Remus que inclinaba un poco la cabeza con curiosidad. —Señorita Malfoy, vaya sorpresa. -Eric sonrió cruzándose de brazos. —¿Le atrajo el conocimiento muggle?
—En realidad, hubo una equivocación en mi horario. Estoy aquí por error, no porque lo desee. -Respondió ella con una falsa sonrisa. —No tenía otra opción.
El profesor volvió a sonreír, apoyando sus manos en el escritorio. —Los errores no existen, señorita Malfoy. Si está aquí es por una razón…aún así me alegra tenerla en mi clase. Espero que muestre su desempeño como en el coro.
Eric Catwhort siempre halagaba la voz de Blanche, pues tenía una preciosa voz y no lo contradecía. Malfoy disfrutaba las clases del profesor, aunque a veces se distraía mirándolo. Ella tenía un problema, su fijación en los magos mestizos. Y eso mismo la condujo a que se inscribiera en esa clase de manera accidental. Era su culpa y afrontaba las consecuencias.
—Juntense muchachos, son un grupo pequeño. -Indicó el profesor.
La clase empezó sin ninguna expectativa, pero al avanzar, Blanche se dio cuenta que no era tan mala o aburrida como pensaba. Era interesante. Nunca había pensado que los autos muggles fueran tan interesantes. Ni tampoco en el motor mágico que hacía funcionar el objeto muggle. Tomaba notas en un cuaderno y las escribía con una llamativa pluma color zafiro. Era una pluma especial que Lucius le regaló en su cumpleaños.
—Por favor, dibujen este motor y de tarea quiero que investiguen las partes del motor y un resumen de su historia. -Indicó el profesor al colocar una gran imagen del motor en el pizarrón por medio de su varita. —Acérquense, por favor.
Blanche fue la primera en levantarse para acercarse al escritorio y poder dibujarlo mejor, sus compañeros hicieron lo mismo, pero alejados de ella. No importaba que estuvieran amontonados, ninguno quería estar cerca de ella. Ella no se sintió mal; sin embargo, sintió incomodidad. Se hincó de rodillas para estar más cómoda y acomodó un mechón detrás de su oreja. Estaba acostumbrada a esos tratos, después de todo ella se lo había ganado. Además no los necesitaba, solo eran compañeros y ya tenía los amigos necesarios para el resto de su vida.
—Hay más espacio muchachos. -Intervino el profesor dándose cuenta de la situación.
—Aquí estamos bien, profesor. Gracias. -Respondió otra chica Hufflepuff de un grado más abajo.
Malfoy siguió dibujando cada detalle con dedicación. Sentía las miradas juzgadoras de sus compañeros, pero no podía hacer nada más que ignorarlos. Al deslizar su cuaderno, la tinta se cayó del escritorio. Su falda se manchó. Su día no podía seguir empeorando. No le sorprendió que no recibiera ayuda de sus compañeros que solo la miraron. Levantó el pequeño envase y lo dejó en el escritorio, sus manos estaban llenas de tinta.
—Esos envases son muy resbalosos.
Ella se giró para ver a Remus acercarse a él con un trapeador mágico que controlaba con su varita. El trapeador comenzó a limpiar la tinta del suelo con rapidez. Lupin le ofreció la mano. Blanche lo miró confundida y aún así agarró su mano para levantarse. Su mano era cálida, más de lo que había pensado.
—¿Se encuentra bien, señorita Malfoy? -Eric le ofreció un pañuelo mágico y Blanche lo aceptó alejando su mano de la de Remus.
—Si profesor, gracias. -Respondió ella al limpiarse la tinta en sus manos.
Y aunque ella se sentía molesta por la tinta en su falda, no pudo evitar mirar de nuevo a Remus que seguía a su lado. Jamás había estado tan cerca de él de esa manera. Veía mejor cada detalle de su rostro, en especial las cicatrices con las que tanto soñaba.
—Bien, termine de dibujar señorita Malfoy. -El profesor se alejó dirigiéndose hacia los otros alumnos que la miraban con curiosidad.
El trapeador terminó de limpiar la gran mancha del suelo y desapareció en segundos. Aquello solo hizo que Blanche apartara la mirada de Remus.
—Gracias Lupin. -Carraspeó un poco dejando el pañuelo en el escritorio, sus manos estaban limpias. Su voz había sido tímida y aquello no le gustó para nada. —Por cierto, ¿tienes los sickles que te preste?
Remus frunció sus cejas. —¿Qué?
—Mis sickles, Lupin. -Blanche sonrió con arrogancia. —El chocolate que te di. ¿Lo recuerdas?, te dije que si nos volvíamos a ver me pagarías.
—Oh sí…-Remus metió una mano a su túnica. Y sacó un chocolate idéntico al que le había dado para dárselo. Malfoy borró su sonrisa. —Ten.
Ella estaba confundida. —¿Qué es esto?
—Te compré un chocolate nuevo. Pensé que sería mejor darte uno para que no me molestaras.
Blanche sintió que su alma abandonaba su cuerpo. Su mente estaba en blanco. Por primera vez, no sabía qué responder. En otra situación tal vez le hubiera contestado…mentalmente.
Remus dejó el chocolate en el escritorio y lo empujó hacia ella, para después alejarse. Malfoy estaba confundida, sentía algo en su pecho que no entendía. Y antes de que pudiera acomodarse para seguir dibujando, la clase se había acabado. Sus compañeros se dirigieron a sus asientos para guardar sus cosas, Blanche hizo lo mismo con las palabras del mago en su pensamiento. ¿Había sido muy dura con él?, ni siquiera lo molestaba como sus amigos. ¿Por qué le había dicho eso? Sus compañeros salieron antes que ella. No había nadie en el pasillo, solo escuchaba los murmullos de sus compañeros.
Se recargó en la pared mirando la barra de chocolate. ¿Lupin pensó que lo acosaría?, ella no era así. Por supuesto que no.
—La próxima semana me ayudarás a explicar las partes de un automóvil, te daré los temas y los practicaras. -Le dijo el profesor Eric a Remus mientras cerraba la puerta. —Sería todo por hoy, Lupin.
—Gracias profesor Catwhort. -Le respondió el mago con una tímida sonrisa.
El profesor le sonrió y dio media vuelta para irse. Lupin hizo lo mismo dirigiéndose a otro lado. Blanche no dudó en acercarse a él.
—No te hubieras molestado por el chocolate. -Remus la miró con sorpresa. —Si te lo di fue porque te vi desesperado por uno. -Blanche caminó a su lado, evitando la mirada del mago. —Y…si te ofendí por tu ropa, lo siento.
Ella jamás se disculpaba. Ni siquiera cuando era necesario; sin embargo, le había lastimado el comentario de Lupin. No le gustaba la idea de que él pensará que era una acusadora como sus amigos.
Remus se detuvo en secó. Y ella hizo lo mismo alzando la mirada. —¿Qué?, ¿nunca habías escuchado una disculpa? -La bruja alzó una ceja con molestia.
—¿Qué estás tramando? -Lupin parecía asustado de alguna manera. —Primero me lanzas un chocolate a la cara,después me dices que mi apariencia es descuidada y que debería de ahorrar,me amenazas con entregarte unos cuántos sickles,te inscribes a una clase que tiene que ver con muggles cuando tú los odias y ahora me pides disculpas.
Blanche rodó los ojos. —Para empezar, lo de la clase fue un error. Un idiota quiso pasarse de listo inscribiéndome en esa estúpida clase. Y te di el chocolate porque sentí lástima por ti porque estabas desesperado. -Cerró los ojos unos segundos para suspirar. —Yo no odio a los muggles para que te quede claro, yo no los acoso. Y si te estoy pidiendo disculpas es porque de verdad siento haberte dicho eso aunque no lo creas. Además lo de los sickles no era en serio. -Malfoy le ofreció el chocolate a Lupin. —Tómalo. No quiero tener una deuda contigo.
Remus seguía mirándola, aunque su expresión aterrorizada había cambiado por una confusa. Sin embargo, él agarró el chocolate rozando sus dedos con los de Blanche, está inmediatamente apartó su mano.
—Bien. -Ella acomodó su cabello hacia atrás. —Entonces nos vemos después Lupin. Mi dibujo está arruinado por la tinta y necesito la imagen que proyectó el profesor Catwhort. Y dijo que si necesitaramos tutorías acudiríamos a ti. Te buscaré en esta semana. Nos vemos Lupin.
Dicho aquello la bruja caminó más rápido sin mirar atrás. Su corazón latía muy rápido. Esperaba contarle a Franchesca cada detalle sobre su clase; sin embargo, no le contaría como se había cuando Lupin le agarró la mano, ni tampoco que se sintió nerviosa cuando le habló. Blanche Malfoy se sentía secretamente atraída a los mestizos y tenía una fuerte atracción hacia Remus Lupin. El mago había sido la razón por la que Blanche había escrito la materia en el pergamino de sus materias deseadas, fantaseaba con la sonrisa del mago y gracias a ello pagaba las consecuencias. Y aunque le aterraba la idea de que sus padres se enteraran, estaba contenta de tener una excusa para hablar con Remus.