Misterios

Harry Potter - J. K. Rowling
F/F
M/M
G
Misterios
Summary
Los Merodeadores, liderados por James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew, se embarcan en una intrépida aventura al descubrir un antiguo pergamino que revela secretos ocultos de Hogwarts. A medida que desentrañan enigmas mágicos y pasadizos secretos, se topan con misteriosos eventos del pasado de la escuela, desencadenando el desafío de proteger a Hogwarts de fuerzas oscuras que amenazan con resurgir.Pero también juntando sus destinos con los príncipes de Slytherin, lo que ocasiona descontentos pero también surge el amor.
All Chapters Forward

XIII Rescate

Narrador omnisciente

Mientras James y Remus avanzan por el oscuro pasillo, sienten el peso de la incertidumbre apretando sus corazones como garras frías. Cada paso parece resonar en el silencio cavernoso, como un eco de su propia indecisión. Remus, con la mirada perdida en la penumbra del camino, lucha por mantener viva la llama de la esperanza en medio de la oscuridad abrumadora.

—Remus, ¿realmente deberíamos confiar en ellos? —pregunta James, su voz apenas un susurro en el aire cargado de tensión.

El castaño aprieta los labios, su mente girando en un torbellino de dudas y temores. ¿Cómo podrían arriesgarlo todo confiando en sus antiguos rivales? Sin embargo, una parte de él anhela creer en la posibilidad de que Lucius y los demás estén realmente dispuestos a ayudar.

—No lo sé, Prongs. Pero si hay una oportunidad de salir de esta cueva con vida, tenemos que tomarla —responde Remus, tratando de mantener la determinación en su voz a pesar del nudo de ansiedad en su estómago.

Siguen avanzando, cada paso una batalla contra la oscuridad que amenaza con consumirlos. El eco de sus propios pasos les recuerda la fragilidad de su situación, como si el abismo mismo estuviera esperando para devorarlos si dan un paso en falso.

En medio de la penumbra, una luz tenue brilla en la distancia, iluminando el final del pasillo con una promesa de esperanza. Los dos Merodeadores intercambian miradas cargadas de determinación, sabiendo que el desafío que enfrentan está lejos de terminar. Pero mientras el resplandor de la esperanza guíe su camino, están dispuestos a enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en su camino hacia la libertad.

—Esta prueba se ve incluso más sencilla que el puente— las palabras de James parecieron tener peso en aquella gran habitación donde en el centro se encontraba aquella piedra color amatista encerrada, brillaba de forma constante y cautivó la atención de los únicos dos Gryffindors en la sala. —La tomamos y vamos por esa puerta— y justo cuando el de cabellos marrón se impulsa a dar un paso es detenido por un brazo que lo sostiene.

—Mira el suelo, Jamie— el susurro analítico del castaño más claro hace que tome conciencia sobre el suelo que estaba a punto de pisar. Este estaba dividido en cuadrados lo suficientemente grandes como para poder pararse sobre uno de ellos, pero cada uno tenía un dibujo tallado. Había 6 figuras diferentes por todo el piso, y se repetían de forma constante.

Una bella serpiente enroscada en una rosa, un caracol con su caparazón decorado, un zorro sentado con expresión arrogante mostrándose imponente, un cuervo dejando caer sus plumas, un alacrán con un brillo en su aguijón y una araña trepando una superficie extraña. Todos esos dibujos les causaron cierto asombro y sobre todo curiosidad. ¿Qué tendrían de especial aquellos símbolos?

Ante la intriga de los símbolos tallados en el suelo, James y Remus intercambian miradas cargadas de incertidumbre. Se acercan con cautela para examinar más de cerca los extraños grabados, sintiendo la tensión palpable en el aire mientras se adentran en el corazón de la sala.

—¿Qué crees que signifiquen estos dibujos? —pregunta James, deslizando los dedos sobre el grabado de la serpiente enroscada en una rosa.

Remus frunce el ceño, su mente trabajando a toda velocidad para descifrar el enigma frente a ellos. Examina cada figura con atención, tratando de encontrar algún patrón o conexión entre ellas.

—No lo sé, pero parece que representan alguna clase de símbolos mágicos. Tal vez sean claves para desbloquear el camino hacia la piedra —especula, su voz llena de concentración.

Mientras tanto, el tiempo sigue avanzando implacablemente, recordándoles la urgencia de su misión. Se dan cuenta de que no pueden quedarse parados indecisos por mucho más tiempo. Es hora de tomar una decisión y actuar.

—Quizás debemos probar algo —sugiere James, mirando alrededor en busca de alguna pista que los guíe.

Remus asiente, su mente trabajando a toda velocidad mientras considera las posibilidades. De repente, una idea le golpea con fuerza, como un rayo de luz en la oscuridad.

—Creo que sé qué debemos hacer. Cada uno de estos símbolos representa una virtud o una cualidad. Si elegimos el camino correcto, nos llevará hacia la piedra. Pero si nos equivocamos...

La advertencia queda suspendida en el aire, cargada de un significado ominoso. Saben que no pueden permitirse cometer errores, que el destino de su misión y, posiblemente, las vidas de sus amigos, depende de la elección que hagan en este momento crucial.

—Entonces, ¿cuál crees que debemos elegir? —pregunta James, su voz apenas un susurro en el aire cargado de tensión.

Remus frunce el ceño, sus ojos escudriñando los símbolos en busca de alguna pista que los guíe. Reflexiona sobre las virtudes que representan cada uno de ellos: la astucia de la serpiente, la perseverancia del caracol, la valentía del zorro, la sabiduría del cuervo, lo reservado del alacrán y la paciencia de la araña.

—Creo que debemos elegir con cuidado. Cada una de estas cualidades es importante, pero solo una nos llevará por el camino correcto —responde Remus, su voz llena de determinación.

James asiente, su mente trabajando a toda velocidad mientras considera las opciones. Sabe que están ante una decisión crucial, una que podría determinar el éxito o el fracaso de su misión. Se concentra en los símbolos, buscando cualquier indicio que los ayude a tomar la decisión correcta.

—Creo que deberíamos elegir la sabiduría del cuervo, hablando de virtudes —propone finalmente James—. Es una virtud que siempre nos ha servido bien, y podría darnos la claridad que necesitamos en este momento.

Remus asiente, confiando en el instinto de su amigo. Con un gran suspiro se acerca a aquel cuadrante del piso y se posa arriba de el, esperando una señal de que lo que ha hecho es correcto, al ver que nada pasa le hace una seña a James para que esté también se dirigía a otro cuadrante igual al de él.

 

...

 

—¿Cómo vamos a ayudarlos? — la pregunta de Barty quedó flotando en el aire mientras Severus se perdía entre las escasas opciones disponibles.

—¿Por qué se fueron Potter y Lupin? —el tono de Regulus denotaba su clara molestia antes esa decisión. —Menuda amistad.

—Recuerda que tienen una "misión", Reg. La Pluma lo mencionó —la voz de Lucius recobró fuerza tras el tenso silencio que se había instalado. —Probablemente Sirius les dijo que continuaran, que estarían bien. Ya sabes cómo son los Gryffindor —restó importancia mientras se acercaba lentamente a Severus, tratando de descifrar lo que su inteligente amigo estaba ideando o comprendiendo. No podían tomar decisiones a la ligera.

—Vamos a hacer esto, Barty. ¿Recuerdas el hechizo de levitación a larga distancia? —Barty emitió un sonido afirmativo. —Perfecto. Aquí está el plan: Lucius, usa el hechizo que usaste cuando Regulus se rompió una costilla en el partido de Quidditch. Nos ayudará a reconstruir el puente. Parece que se partió en dos y nuestra mitad está colgando de un solo tronco. La cuerda era débil y la madera estaba gastada. Intenta volver a unirla al otro tronco —señaló con su varita mientras daba las instrucciones.

—Cuando lo hagas, Reg, necesito que intentes unir nuestra mitad del puente con la de ellos. Para eso, necesitas que no haya tanto peso, así que ahí es donde entra Barty. Usarás el hechizo y harás levitar a Sirius y Peter, dándole tiempo a Regulus de unir temporalmente el puente. Cuando lo haga, los traeré aquí —todos estuvieron de acuerdo con el plan, conciso y, seguramente, eficaz. Podrían salvar a los dos leones sin poner sus vidas en peligro, actuando a distancia.

—Evitemos mirar hacia abajo —la declaración de Barty dejó a todos atónitos, y justo cuando Lucius iba a preguntar, el castaño continuó —He utilizado Sonus Auris, y escuché a Peter mencionar eso. Si miras hacia abajo, crea alucinaciones que te incitan a saltar a la muerte. Así que eviten hacerlo —encogió los hombros sin cuidado, agradecido de que sus amigos evitaran hacer preguntas sobre por qué usaba el nombre de pila del pequeño merodeador.

—Bien, hagámoslo a las tres —contó Severus, planteando un plan claro y decidido.

—Uno.—

—Dos.—

 

...

 

Remus miró a su amigo, buscando algún indicio de hacia dónde ir a continuación. ¿Sería el zorro? ¿O tal vez la serpiente? ¿O quizás... el alacrán, o la araña? Tal vez.

—Remus, ¿recuerdas nuestros desafíos? —preguntó el de lentes, examinando las opciones disponibles. Su voz, en un intento inútil de parecer firme, no lograba su cometido.

—Claro, la primera fue la llave perdida. Justo el primer desafío fue el laberinto de espejos —respondió, tratando de que su voz no sonara tan inestable como la de su compañero. Sin embargo, su corazón latía desenfrenado y el sudor resbalaba por sus manos. Si no fuera una persona emocionalmente estable, estaría entrando en pánico.

—¿Por qué en esta misión estamos los cuatro juntos? —la pregunta del más alto pareció responderse sola. Era más que claro: el primer cuadrante lo habían adivinado por pura suerte, pero ahora debían seguir un orden, y qué mejor que los desafíos que habían enfrentado.

—¿Cómo describirías tu desafío? —cuestionó James, mirando las opciones frente a él.

—Ese día, miré a Moony, al lobo frente a mí, frente a un espejo... También vi todos los recuerdos donde lo culpaba de todo lo malo en mi vida, donde lo llamaba monstruo, todo lo que guardaba... —frente a él, solo había tres posibles opciones: la araña, el alacrán y el caracol. ¿A qué se parecía su desafío?

—Intenta pensar, Moony. Yo enfrenté la sabiduría que tengo, tú pudiste enfrentar algo en ese momento, quizás —James buscaba, en un intento desesperado, ayudar a su amigo a pensar más rápido. No tenían todo el tiempo del mundo.

—El alacrán es reservado, siempre guarda todo para sí mismo... Eso fue lo que enfrenté en ese desafío, que no todo debo guardarlo para mí ni etiquetarlo —con un intento mísero de confianza, puso su pie derecho en el cuadrante del alacrán. Se escuchó un leve chasquido, pero no ocurrió nada.

Los dos en aquella sala exhalaron el aire que no tenían idea de haber contenido. Avanzaron sin problemas, unos dos cuadrantes más y tendrían la piedra en sus manos. El problema era que ahora no tenían a sus amigos para preguntar algo que relacionara específicamente sus desafíos.

 

...

 

Todos siguieron el plan a la perfección. Una vez que el puente comenzó a moverse, Sirius dirigió su mirada al otro extremo del abismo. Sus ojos grises se encontraron con los oscuros de Severus y, por más que quisiera negarlo, sintió seguridad. Afianzó la muñeca de Peter con más fuerza y le brindó una sonrisa para calmarlo.

—Estaremos bien, Worms —dijo, recibiendo una cálida sonrisa de su amigo, una que necesitaba ver.

Lucius reinstaló el puente desde su extremo, mientras Barty hizo levitar suavemente a Peter con un cuidado que incluso el temblor de sus manos no pudo interrumpir. Peter, al sentirse ligero, miró en dirección a Barty, maravillado por el rostro imperturbable del castaño que se había vuelto tan cercano a él.

Regulus lanzó varios hechizos leves de reparo con precisión, buscando devolver el puente a la normalidad, aunque sabía que con el nivel de magia que empleaba apenas llegaría al 30% de su estado original. Severus, confiando en sus amigos, puso un pie en la madera rechinante y avanzó dos pasos hacia la otra mitad del puente, que aún se encontraba un poco caída. Con sumo cuidado y dedicación, murmuró un hechizo inaudible para todos los presentes.

Segundos después, los dos Gryffindors se encontraban en la firme superficie del débil puente, pero eso no duró mucho. Barty, sin pensarlo, se acercó a ellos y, utilizando el hechizo de levitación en Peter, lo acercó a él abrazándolo.

Una vez que el puente estuvo completamente estable y el hechizo se deshizo, el castaño, junto al menor de los Black, se acercó a abrazar a su hermano, siendo correspondido al instante. También se pudo apreciar los aliviados suspiros de Severus y Lucius ante la situación. Una vez que el rubio levitó hasta sus brazos, deshizo el hechizo, sintiendo cómo el mayor le abrazaba la cintura, esperando confirmar que estaba allí. Así que no dudó en envolverlo más fuerte y colocar su nariz entre esas rubias ondas con calma, respirando el cálido olor de amapolas del Gryffindor.

—Te tengo, Pecas —dijo al tiempo que jalaba levemente a su rubio y se acercaban lentamente a la otra orilla, hacia donde James y Remus se habían ido.

—Sirius, ¡eres un demente! —gritó Regulus, golpeando débilmente a su hermano en medio de aquel abrazo, justo en el momento en que todos se encontraron a salvo en tierra firme.

—Lo sé, pero créeme que no todos los desafíos fueron así de peligrosos —respondió Sirius con una sonrisa arrogante, lo que solo ocasionó que Severus se acercara a él con una mirada de incredulidad.

—¿Peligrosos? Black, ¡si no estuviéramos allí, habrías muerto! ¡Tú y Pettigrew! —reclamó Severus con una pizca de preocupación.

—Snape, eso no pasó. De igual manera, Remus y James completarían la misión y regresarían con sus varitas cuando salieran por la ruta de emergencia. Estaba planeado, incluso ante cualquier fallo —dijo Sirius con calma, pero su voz se vio interrumpida por el sonoro ruido del puente cayendo a pedazos. Todos miraron espantados, incluso tentados por la profundidad a la que había caído la construcción.

—No miren —dijo el pequeño de pecas con una mirada de seguridad, separándose débilmente de aquel de ojos verdes que lo seguía abrazando con más calma.

—¿Crees que James y Remus necesiten nuestra ayuda? —preguntó Sirius, encontrándose con los azules de su amigo.

—Nos llamaron a los cuatro, por algo ha de ser —respondió Peter, dirigiendo su mirada hacia el pasillo. Incluso después de aquella vivencia tan peligrosa, tenían en mente terminar la misión que se les asignó.

—Vengan, pero, ¿preguntas al final, sí? Para nosotros esto también es relativamente nuevo —dijo Sirius, caminando con determinación hacia la otra habitación, seguido de Peter, quien se deslizó del suave agarre de Barty.

—Si piensas que no preguntaremos, estás muy equivocado, Black —la voz de Lucius habló por todas las serpientes presentes, quienes emitieron un sonido afirmativo algo silencioso, el cual fue ignorado por los Gryffindors, obligándolos a seguirlos.

—Después de esto, ustedes se tendrán que explicar —acusó el de cabellos lisos con un dejo de disconformidad.

—Mejor expliquen ustedes, ¿cómo nos encontraron? —la mirada que Black y Snape se dedicaron dejó a más de uno con la sensación de que sobraban en aquella escena.

—Sirius, me equivoqué —la voz de Peter sacó al mencionado de su guerra de miradas. —Aún tenían otro desafío, así que de verdad agradezco que hayan venido, sea la forma que sea —la suave mirada que les dirigió el rubio les causó una calma infinita.

—Peter, Sirius, qué bueno que llegaron —mencionó James, quien se encontraba sentado en un cuadrante de piedra tallado en aquel piso.

—Resumen: el piso tiene exactamente 6 figuras talladas: un zorro, un alacrán, una araña, una serpiente, un caracol y un cuervo. Si pisan el cuadrante equivocado, pasará algo malo, eso seguro, pero no hemos podido averiguar qué —la voz de Remus captó la mirada de todos los presentes, pero más la del platino, quien lo miraba incrédulo. —Deducimos que es por las habilidades que los animales poseen.

—La sabiduría del cuervo, lo reservado del alacrán, la perseverancia del caracol, la valentía del zorro, la paciencia de la araña y la astucia de la serpiente —aquello último salió de los labios de Potter, enfocando su mirada a sus nuevos acompañantes. —El orden tiene que ver con los desafíos que hemos experimentado; el primero fue el cuervo, mi desafío fue el laberinto de espejos —con eso dicho, resolvió algunas dudas y creo incluso más preguntas. Las dudas resueltas llevaron a los dos Gryffindors a ponerse de pie en el cuadrante del cuervo, avanzando sin problema, confiando fielmente en su amigo.

—En el laberinto de espejos, Jamie contestaba preguntas: historia de la magia, artes oscuras, adivinación, transformaciones, hechizos, de todo, probando así su sabiduría —le siguió Remus a la par que se sentaba en su cuadrante, imitando a James.

—Vaya, nunca pensé que Potter tuviera cerebro —el comentario venenoso que lanzó Severus tuvo un efecto leve en el ambiente, pues todos se mantuvieron callados.

—Continuando, el siguiente es el alacrán, ¿por qué fue mi desafío? Enfrentarme a lo reservado que pueda ser, por eso estamos en este cuadrante, pero siguen ustedes, y aunque nos contaron sus desafíos —la voz del de cicatrices se apagó, al tiempo que le dejaba un tenue espacio a Sirius para acomodarse a su lado, lo mismo que hizo James con Peter.

—No se acerquen, por favor, no sabemos qué pasará si pisan algo mal —la suave mirada que Remus les dedicó a las serpientes fue suficiente para que estas decidieran no intervenir. De igual manera, estaban analizando todo lo que los Gryffindors contaron.

—Después fui yo, veamos... ¿qué será? —Sirius pensaba con cuidado cuál animal representaba su desafío. —La perseverancia, sin duda, aunque si no hubiera sido por aquella alucinación de Regulus, seguramente habría navegado en recuerdos pesimistas —comentó mientras avanzaba hacia aquel cuadrante de manera despreocupada.

—Espera, ¿una alucinación mía? —preguntó el menor, mirando incrédulo a su hermano.

—Sí, mi desafío fue a costa de alucinaciones, mayormente de madre. Se sentía tan real —un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Sirius, quien incluso sintió temor en ese momento. —Digo, los crucios se sentían muy reales, y el abrazo que me dio ese Regulus también se sintió real. Mi perseverancia ante mi madre y sus palabras, eso identificó mi desafío —la mirada que Sirius le dio a Regulus fue intensa, llena de emociones y sensaciones flotando en el aire.

—Así que no fue un sueño... Hace unas semanas yo, yo soñé contigo, justo en esa situación —la mirada de los dos hermanos podía incluso parecer una mirada de comprensión y de un sentimiento fraterno que los dos se tenían.

—Gracias a ti pude completar mi desafío, tal vez para mí fue una alucinación y para ti fue solo un sueño, pero era muy real— con calma Sirius dejó caer todo su peso en aquel cuadrante, dando media vuelta para poder mirar a todos los demás.

—Incluso en sueños sigues siendo un dolor de cabeza, Sirius —bromeó Regulus, aunque su sonrisa reflejaba un deje de emoción al recordar aquel sueño.

—Bueno, ahora es turno del caracol —intervino James, intentando mantener el ambiente ligero. —Pero antes de avanzar, ¿alguien más tiene alguna revelación de sueños que compartir?

Hubo un momento de silencio, roto solo por el ligero murmullo de la cueva. Todos parecían absortos en sus propios pensamientos, recordando fragmentos de sueños y visiones que habían tenido en el pasado.

—No me digas que soñaste conmigo, James —bromeó Sirius, tratando de romper la tensión que se había formado.

—Bueno, quizás no contigo específicamente, pero sí tuve un sueño extraño en el que estábamos en una clase de Pociones y...— iba a empezar a hablar con una sonrisa socarrona la cual causó que la mayoría de los Slytherins rodaran los ojos.

—Hablen de eso luego, sigue Pete— sin emitir ninguna palabra el más pequeño de los merodeadores acompañó a Sirius en la plataforma del caracol y con una sonrisa pasó a la plataforma del zorro, sin siquiera cuestionarse lo.

Con una calma absoluta estiró su mano algo gordita y tomó entre sus dedos la piedra que habían luchado tanto por encontrar.

—Tuve que enfrentarme a mis miedos, a mis inseguridades, fue horrible, pero hubieron personas que me ayudaron a ser valiente y dejar de escuchar lo que me atormentaba— con la piedra en su mano pudo notar el hermoso brillo que emitía pero eso no evitó que viera de reojo a aquellos ojos verdes que recordaba de aquel desafío.

—Bien, por fin, ahora, nos vamos— la orden de Lucius fue interrumpida por los merodeadores acercándose a ellos.

—¿No quieres respuestas, teñida?— la pregunta que salió de la boca de Potter no hizo más que lograr que el pulcro rostro de aquella serpiente se contrajera en un ceño fruncido.

—Sí, pero lejos de este lugar, claramente no es seguro— y con un golpe de sorpresa una puerta secreta se abrió ante ellos, revelando nuevamente el bosque prohibido que ciertamente habían estado extrañando sin saberlo.

—Worms, trae la piedra, guárdala bien —con un asentimiento de cabeza, el más pequeño hizo caso al de lentes, quien lideró a todos hacia la superficie, donde el aire fresco se respiraba de forma calmada, donde las hojas de los fijos árboles bailaban acompañadas de olores, secretos, susurros y misterios.

—Y si...hablamos de todo por la mañana? Estoy cansado, digo, estuve colgando de un puente destruido salvando mi vida y también salvando a Pete, necesito dormir—.

—También necesitas curar tus heridas, Sirius, no te salvas de eso— el regaño de Remus con su voz firme asombró a las serpientes, pero nada las asombró más como la respuesta dócil que el otro había dado, inclinando su cabeza como si de un perro se tratase.

—Bien, hablemos mañana, después de las clases— la mirada de Regulus se dirigió a todos los presentes, deteniéndose levemente en el de ojos marrones mirándolo de forma fija. —Ustedes pongan el lugar—.

Forward
Sign in to leave a review.