Misterios

Harry Potter - J. K. Rowling
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Misterios
Summary
Los Merodeadores, liderados por James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew, se embarcan en una intrépida aventura al descubrir un antiguo pergamino que revela secretos ocultos de Hogwarts. A medida que desentrañan enigmas mágicos y pasadizos secretos, se topan con misteriosos eventos del pasado de la escuela, desencadenando el desafío de proteger a Hogwarts de fuerzas oscuras que amenazan con resurgir.Pero también juntando sus destinos con los príncipes de Slytherin, lo que ocasiona descontentos pero también surge el amor.
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II La llave perdida

Narrador omnisciente

—Aceptamos gustosos todo lo que tengas para ofrecernos —habló en voz alta el chico de cicatrices después de leer aquel mensaje escrito en el pergamino.

"Queridos curiosos, vamos a iniciar con una profecía que les va a encantar."

Las palabras se fueron escribiendo poco a poco, bajo la tenue luz de las lámparas provenientes de la esquina de Sirius y ayudadas con la luz de la luna que se colaba entre las ventanas. Los Merodeadores se miraban inquietos, esperando a que el pergamino volviera a mostrar alguna palabra. Cuando poco a poco se reveló un título resplandeciente en la cúspide de aquel viejo papel: "La llave perdida".

James, elevando con su dedo anular sus anteojos característicos, fue el primero en leer en voz alta. —"En la sombra de tres torres..."— Sus ojos centelleaban de emoción mientras sus amigos se agrupaban a su alrededor, ya que le había quitado el pergamino a Sirius sin cuidado, capturando las miradas de sus amigos antes de que otro continuara.

—¿Tres torres?— preguntó con duda el pelinegro. —¿Cuáles torres podrían ser?—

—La torre de astronomía.—

—La torre de Gryffindor.—

—La torre de lechucería.—

Respondieron sus tres amigos sin despegar su mirada del pergamino, el cual seguía escribiendo por arte de magia letras doradas que hacían que sus caras brillaran, y no solo de emoción y curiosidad.

El más reflexivo de los Merodeadores frunció el ceño mientras continuaba la lectura. —"Una llave perdida abrirá puertas a destinos entrelazados."— Una pausa llena de significado llenó la sala.

—"Cuando el lobo y el ciervo se unan, el equilibrio de las sombras revelará el camino quebrantado"— lo leído por el pequeño de pecas hizo que todos dirigieran su mirada a Remus y James, que se miraban con sorpresa no disimulada ante aquello que hablaba aquel papel.

Sirius soltó una risa irónica. —Vaya, parece que somos protagonistas de nuestra propia leyenda mágica.—

—Parece que esta profecía nos involucra más de lo que pensábamos —Remus sonrió con complicidad pero algo de temor mezclado.

—Bien, entonces Rems y yo somos parte de esta primera profecía... ¿ustedes creen que lo hizo a propósito?— preguntó el de ojos cafés a sus amigos.

—A propósito, ¿qué?— cuestionó Padfoot.

—Poner nombres de nosotros para que nos diera más curiosidad —formuló el de cicatrices mirando con duda ese pergamino, claramente era algo misterioso y asombroso al mismo tiempo, aunque debía admitir que tenía cierto temor por el objeto que se encontraba en sus manos en ese momento.

—Bien, entonces le funciona porque tengo ganas de encontrar esa maldita llave —respondió el heredero Black, causando una risa grupal; eso había calmado los ánimos. Con cuidado, James enrolló aquel papel y lo guardó con precaución.

—Worm, el mapa —pidió amablemente el azabache de anteojos con una sonrisa en el rostro.

El rubio le entregó el objeto mágico, y juntos recitaron las palabras correctas para que la tinta revelara los caminos de aquel castillo al cual llamaban hogar.

—La torre de astronomía está por aquí —señaló Remus con calma mirando el mapa.

—La torre de lechucería está relativamente cerca, pero la de Gryffindor está un tanto...— habló titubeante Peter, buscando encontrar algo que exclusivamente él leyó en aquel pergamino.

—Alejada —acompletó el mayor de los Black.

—"El equilibrio de las sombras revelará el camino quebrantado"— dijo el chico de cabello indomable.

—Es técnicamente imposible que eso pase, si acaso las sombras de estas dos logran hacerlo —señaló las dos más cercanas.

—Técnicamente —repitió el de pecas mirando con más atención el mapa. —Recuerda que es una profecía, Moony; puede que no lo tengamos que ver tan literal —recordó enfocando su vista en algo que para él era curioso.

—¿Qué ves, Pet?— el de ojos cafés pasó su brazo por los hombros de su amigo queriendo averiguar qué estaba viendo.

—Es solo que, tal vez no se refiera a las torres literalmente —con rapidez se levantó de aquel cojín en el suelo y casi corrió hasta la librería de Lupin. —Pueden ser torres metafóricas —volvió a hablar tomando un libro de aquel estante.

—Ya entiendo —dijo con una sonrisa de satisfacción el joven de ojos cafés verdosos, mirando con atención el libro que tenía el menor en sus manos. "Los tres pilares fundamentales para la vida".

—Yo no, explica Worm —el rostro de Sirius era un poema debido a la confusión que tenía en ese momento.

—En este libro se habla sobre los tres pilares de la vida, el pilar del conocimiento, el pilar de la dualidad, el pilar de la amistad, y si lo piensan bien, tiene sentido que la profecía señale a Prongs y a Moony —dijo acercándose a sus amigos y mirándolos con un brillo particular. —El pilar del conocimiento es también llamado pilar de la curiosidad; algo te llevó a ti a encontrar este pergamino, James, y ese algo fue curiosidad. Mientras que el otro nombre representa tu afán de conocer y aprender de diferentes cosas, personas, lugares y culturas. El pilar de la dualidad es de Remus, su dualidad con Moony y la complejidad de su relación; es la dualidad entre un lobo y un hombre, si lo vemos en formas simples, aunque de eso tiene poco —razonó con calma señalando a sus amigos.

—Y el pilar de la amistad es muy obvio —completó Sirius, recibiendo un sonido aprobatorio de parte del más pequeño.

—Bien, pero ahora explícame lo de las sombras —el ojicafé interrogó con una ceja alzada y aunque el rubio iba a hablar, Padfoot lo interrumpió.

—La sombra del conocimiento es la "ignorancia", la sombra de la dualidad es la "unidad", y la sombra de la amistad es "enemistad" —al mirar a su mejor amigo perdido en su explicación continuó. —Tal vez dentro de Hogwarts hay lugares que representen esas "sombras" —propuso.

—La ignorancia podría estar en el campo de Quidditch, ahí muchos son muy ignorantes —dijo con una risa divertida el licántropo, logrando sacar muecas del rostro de sus dos amigos aficionados.

—Muy gracioso, Moony —comentó con una risa fingida el animago de ciervo.

—Lo sé, "unidad" bien podría ser el gran comedor; ahí todos nos juntamos para las comidas aún si hay rivalidades —continuó deteniéndose a pensar en qué otro lugar podría ser.

—Enemistad, la sala común de Slytherin —al soltar eso, todos sus amigos se le quedaron viendo como si le hubieran salido tres cabezas. —O algo relacionado con ellos —dijo con suspicacia, ya que fue lo primero que se le vino a la mente.

—¿Les parece si mañana revisamos esos lugares para ver si encontramos algo? —preguntó el heredero Black, recibiendo una sonrisa de sus amigos.

—Tal vez, si no encontramos nada, le preguntamos al pergamino —dijo el de ojos azules, al mismo tiempo en el que todos se ponían de pie para abandonar aquella sala.

—Hay que ponerle nombre al pergamino —dijo divertido el de anteojos.

—Eso lo podemos ver en la habitación James. Ahora entra a la capa, Pet, el mapa; tenemos que llegar a la sala común —con algunos chistes malos de parte del primer mencionado, todos regresaron al castillo sin ser vistos, era parte de su arte.

El día siguiente era sábado, por lo que aprovecharon que la mayoría de la escuela asistiría a Hogsmeade para revisar algunos lugares que tenían en mente.

—Vamos a separarnos. Si encuentran algo, busquen a los demás, ¿entendido? —susurró James en el gran comedor, evitando que no se escuchara su voz resonar en las gigantes paredes que ahí había.

Al recibir la afirmativa de sus amigos, decidieron dónde iban a ir. Por normativa, Remus y James irían juntos, por lo que Peter y Sirius serían pareja de investigación, o algo así había dicho aquel pelinegro con rizos perfectos.

 

...

 

—Quitarme ese color de cabello fue un asco —habló con tono altivo el joven Crouch.

—Ni que lo digas, aún creo que tengo la piel verde —la mueca de disgusto que se vio en Malfoy era claramente algo que fotografiar.

—Aunque fue gracioso ver a Rebastan intentar quitarse aquellas manchas —rió levemente el menor de los Black, sacándole una sonrisa a todos los presentes.

—Es bueno no ser el centro de sus bromas —mencionó el joven Snape con un gesto de alivio. Después de ser torturado por años, el recibir bromas de vez en cuando donde no era él el centro de ellas o el enfoque de las burlas le hacían ver lo poco divertida que era la situación, o bueno, lo divertido era burlarse de sus amigos.

—Solo te gusta burlarte de nosotros, Severus —respondió el heredero Malfoy. Todos miraron con tranquilidad cómo el nombrado asentía con una sonrisa de lado.

—No me malentiendan, seguimos siendo su centro de mira por ser Slytherins, y no quiero seguir aguantando esto 3 años más —volvió a hablar el de cabello liso, mirando desganado a sus amigos.

Todos los que estaban en la habitación privada de Lucius, cortesía de Abraxas Malfoy, lo miraron con afirmación. Era claro que querían pasar aunque sea un año tranquilo; tres eran mucho pedir, pero no imposible.

—¿Y si...evitamos las bromas? —insinuó Regulus, quien estaba sentado en un pequeño sofá color verde salvia, recibiendo la atención de sus compañeros. —Hablo de enterarnos antes de que vayan a hacerlas, cuándo las van a hacer y dónde las van a hacer —completó.

—Eso...podría ser muy útil —afirmó Malfoy con un brillo en sus ojos casi indescriptible.

—Podría trabajar en algo —todos dirigieron su mirada al castaño en la habitación, el cual estaba pensativo, sentado en el suelo y mirando a un punto fijo en la habitación.

—Habla —decretó el hijo de Eileen.

—Creo poder crear un hechizo para poder interceptar sus pláticas —los verdes ojos de Barty miraron, ahora sí, directamente a sus amigos. Esa mirada gélida era muy curiosa, ya que acababa de soltar información valiosa como si nada.

—¿Cómo piensas hacer eso? —cuestionó el menor de los Black.

—Digamos que...llevo un tiempo trabajando en algo —apareció en su rostro una curva de labios que destila un encanto oscuro, donde la mezcla de un rastro de malicia se entrelaza con una seducción intrigante.

—Barty, ¿has trabajado con magia oscura? —preguntó el heredero Malfoy, mirándolo con un deje de orgullo en sus ojos tan verdes como las hojas de un árbol.

—Digamos que, McGonagall dijo que tenía potencial, y desde ese día quise crear algo, le iba a dar otro uso, pero —Severus no lo dejó terminar, debido a la forma tan abrupta en la que lo interrumpió.

—Crouch, di el maldito hechizo —.

—No está 100% confeccionado, pero lo nombré Sonus Auris. En general, permite que la persona que lo conjure pueda escuchar conversaciones a distancia sin ser detectado, se asemeja a la audición de los canes, ya saben...escuchan hasta cuando una pluma cae —explicó, levantándose del suelo y metiendo sus manos despreocupadamente en los bolsillos de su pantalón. —Solo que como aún no está del todo confeccionado, su uso excesivo cansa y desgasta la energía de quien lo practique, y se debilita la habilidad debido a las barreras mágicas y a la distancia a la cual decidas emplearlo —alzó levemente sus hombros, mirando a sus amigos de forma despreocupada, aunque en el fondo tenía curiosidad por saber sus reacciones a su creación.

—Tampoco es que lo usaremos mucho, solo cuando los veamos hablar entre ellos de forma sospechosa —dijo el de rizos iluminado por el asombroso brillo de la curiosidad.

—Las artes oscuras no son un juego, Bartemius. Me alegra que las tomes en serio —la pequeña curvatura en los labios de Lucius reflejaba orgullo, algo que hizo que el joven Crouch se alegrara internamente, porque claramente no lo demostraría.

—Soy genial, lo sé —alzó levemente sus hombros, rodando los ojos, haciendo soltar a Black y Snape una risa pequeña.

—¿Lo probamos? —

—¿Estarán en el gran comedor, no? —sin temor ni prisa, salieron de aquella habitación, manteniendo un porte elegante digno de su casa, pero con dirección a aquel gran salón donde, para su sorpresa, se encontraron solamente a Pettigrew y al Black mayor.

—Bien, solo será para probar, ¿no? —los cuatro entraron al gran comedor de forma normal y se sentaron en la mesa correspondiente a su casa, fingiendo hablar de las clases que tenían pendientes para el lunes y escuchando a Regulus hablar sobre el partido de Quidditch.

—Hazlo, Barty —avisó el rubio, mirando cómo aquellos dos leones ni se inmutaron al verles siquiera.

Con un leve asentimiento de cabeza, el castaño fijó su mirada en aquel par de Gryffindors, concentrándose solo en ellos. Con su varita escondida debajo de aquella mesa, recitó la palabra para conjurar el Hechizo. —Sonuvox —lo había intentado varias veces, lo había probado y probado hasta obtener una beta decente y de ahí empezar a perfeccionarlo, como le había dicho a sus amigos, no estaba listo, pero lo que tenía ahora servía incluso para escuchar las pláticas secretas que tenía su padre con otros aristócratas que no le daban buena espina. Solo tenía que enfocarse mentalmente en qué quería escuchar.

—Sirius, no creo que esté aquí lo que buscamos... —escuchó la suave voz de aquel chico de pecas de una forma clara, a pesar de que este susurraba.

—¿Entonces qué puede ser, Worm? —una sonrisa apareció en sus labios y sus amigos pudieron notarlo.

—No lo sé...¿recuerdas lo que decía? —iba a dejar de escuchar al ver que su hechizo había funcionado y también al percatarse de que no estaban hablando de algo que le interesara.

—"En la sombra de tres torres" —aunque eso último le llamó la atención, decidió dejar de conjurar el hechizo.

Noevox —recitó, y observó el mirar disimulado de sus amigos que demostraba impaciencia. —Funciona, no sé bien el tema principal del cual hablaban porque los empecé a escuchar en media conversación, pero nada que parezca una broma —cerró sus ojos cansado por haber conjurado tal hechizo, pero satisfecho al por fin mostrar su habilidad para las artes oscuras y su utilidad.

 

...

 

—Tal vez no se refiera a ir a tres lugares distintos, Pads. ¿Cuál es el único lugar que tiene enemistad, unidad e ignorancia? —cuestionó, mirando a su amigo, el cual se quedó pensando, colocando una mano levemente en su barbilla y rebuscando entre la idea de varios lugares en Hogwarts que tuvieran esas características.

—¡Pads, Worm! —a lo lejos, entrando en aquella sala, se encontraban los otros dos merodeadores, quienes venían corriendo como si el diablo los estuviera persiguiendo.

—El único —respiró —lugar —respiró —donde están los tres —respiró —es el campo de Quidditch —mencionó con mucha dificultad el castaño de cicatrices, a medida que recuperaba el poco aliento que tenía.

—Eso tiene sentido —afirmó el Gryffindor mayor, elevando sus hombros como si lo que había dicho su amigo fuera incluso demasiado obvio.

—¿Por qué venían corriendo? —cuestionó el rubio de ojos azules, mirando a sus amigos y evitando reírse de su situación.

—Encontramos algo —mencionaron juntos, después de recuperarse casi por completo del increíble maratón que se habían aventado. Sin duda, sí era bastante.

—¿Qué encontraron? —los ojos grises cual neblina plateada se posaban en sus dos amigos, esperando que resolvieran con detalles la pregunta que acababa de plantear.

—En los vestidores de los jugadores, vimos una compuerta —habló el licántropo.

—Fue mucho más difícil de lo que suena —culminó el de lentes.

—Vayamos a ver, pero sin correr, que igual no es como que la compuerta se vaya a mover de lugar. Mientras, cuéntennos los detalles —después de que el menor dijo eso, todos asintieron, comenzando a caminar hacia la salida del gran comedor bajo la intensa mirada de cuatro serpientes. Pero eso no era importante en esos momentos.

—Encontrar eso fue más como un "accidente" —hizo comillas con sus dedos levemente, mirando cómo una risa se dibujaba en su amigo de ojos cafés verdosos, quien le dedicaba una mueca de disgusto.

 

...

 

 Remus y James exploraban los cambiadores del campo de Quidditch, sus pasos resonando en la vacía estructura de madera. La luz dorada del sol filtrándose a través de las ventanas creaba patrones intrigantes en el suelo polvoriento. Los rayos de sol danzaban en el aire polvoriento, creando una atmósfera mágica que resaltaba los detalles en la estructura de madera antigua.

Mientras inspeccionaban los casilleros, Remus notó una pequeña pero notable diferencia en la pared. Se detuvo y examinó más de cerca, sintiendo una leve corriente de aire.

—Prongs, ven aquí y ve esto —su amigo de enredados cabellos dirigió su mirada a él, y el licántropo solo pudo señalar la pared con un ceño de asombro.

El morocho pasó su mano ligeramente por la superficie de la pared —Esto es raro —señaló, sintiendo debajo de sus dedos las grietas de la aparentemente sólida pared hasta que su visión enfocó un pequeño trozo de panel suelto. Con una sonrisa, lo movió haciéndose a un lado para que el de cicatrices viera su descubrimiento.

—Una compuerta secreta... interesante —con cuidado, los dos tomaron aquel panel por completo y lo quitaron de la pared con cuidado.

Asomaron sus cabezas levemente, mirando cómo detrás de aquella pared se encontraba una vieja escalera. La escalera, revelada tras la apertura de la estrecha compuerta en los cambiadores del campo de Quidditch, emanaba una sensación de antigüedad y misterio. Cada peldaño, desgastado por años de uso.

La madera, en algún momento resplandeciente y pulida, mostraba las huellas del tiempo. La superficie rugosa y áspera evidenciaba décadas de historia, como si la escalera misma hubiera sido testigo de innumerables secretos y descubrimientos. Aquí y allá, astillas desprendidas contaban historias silenciosas de los muchos exploradores que habían pasado antes.

La luz tenue que se filtraba desde la escotilla revelaba motas de polvo suspendidas en el aire, destacando la silueta desgastada de la escalera. A pesar de su apariencia envejecida, la escalera exudaba un encanto atemporal, como si estuviera esperando pacientemente a que alguien más descubriera los secretos ocultos que guardaba en sus sombras.

—¿Vamos? —preguntó el de cicatrices con una sonrisa.

—Vayamos por Pads y Worm —respondió sonriendo como solo Pads y él podían hacerlo, con esa sonrisa que significaba peligro, pero también significaba emoción y aventura.

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