
Chapter 1
Su año había sido una reverenda mierda a decir verdad. Participó en un maldito torneo suicida en contra de su voluntad, todos lo trataron como un egocéntrico que sólo busca acaparar la atención. En especial los Hufflepuff, ellos fueron los peores.
Incluso pusieron algún tipo de veneno en sus comidas para incapacitarlo, más no para asesinarlo. No querían ir presos a Azkaban.
Claro que eso no fue lo peor desde su punto de vista; ese año logró ver la verdadera cara de Ronald Weasley, descubriendo que es un idiota envidioso. Sí, su amistad es sincera, pero fue un gran golpe el saber que Ron lo envidiaba por su fama, su dinero, su popularidad, etc, etc.
Claro, como si él hubiese pedido que un maldito sin nariz asesinara a sus padres, lo dejase huérfano y en consecuencia lo mandaran a vivir con sus tíos muggles que odian la magia, lo maltratan, lo golpean, y básicamente lo tratan como un elfo doméstico.
Si el mundo supiera eso, ¿Lo tratarían igual?
Y, por si fuera poco, Dumbledore no lo dejó irse a vivir con la única persona que parece preocuparse genuinamente por él, sin importarle las apariencias, la fama, el dinero y el peligro; Sirius Black demostró ser mejor para cuidarlo, siendo mejor que Molly. No es un malagradecido, Molly lo ha tratado bien, le ha demostrado cariño, lo recibe en su hogar, lo trata como uno más de la familia... Pero después de ver el verdadero comportamiento de Ron hacia su persona, algunas actitudes de la señora Weasley resultaron ser algo sospechosas. Cómo cuando le habló sobre los problemas económico que estaban atravesando la temporada pasada, y él, y su corazón de pollo, lo apoyaron con dinero. También hubo esa vez en la que Ginny no tuvo dinero para comprar libros nuevos para su primer año en Hogwarts, después del alboroto que se armó en la librería gracias al señor Nott, Molly y Ginny se quejaron con él sobre lo triste que era su realidad, el poco dinero que provee Arthur a su familia, etc. Y sí, volvió a darles dinero.
No entiende cómo es que no se dió cuenta antes de la hipocresía que hay en esa mujer.
Bueno, probablemente nunca se hubiese dado cuenta si no hubiera leído ese diario en primer lugar.
El diario.
Fue en su primer año cuando lo encontró, en navidad, cuando pasó las vacaciones en Hogwarts. Espiando a Snape terminó en un lugar recóndito de la biblioteca cuando uno de los libros salió volando hacia él, golpeando su espalda. Casi como si hubiese esperado por años a qué él se cruzara por ahí para llamar su atención.
—¿Pero qué...? —Y ahí estaba, un libro tirado a su espalda, pero que extrañamente no hizo ningún sonido al caer en el suelo. Cualquier persona lo dejaría ahí tirado por mero enojo, o porque simplemente no les interesa. Pero para él fue completamente diferente, podría jurar que una voz lo llamaba, le suplicaba que abriese el diario porque, efectivamente, lo estaba esperando a él.
"D.L.M.B" cita en la parte superior de la pasta. Al principio no le pareció un libro tan impresionante, ni tan único, ni siquiera destacable en algo. Para él era un libro más del montón... O lo sería de no ser que al momento de tomarlo entre sus manos éste brilló de un color verde esmeralda inigualable.
No lo pensó mucho, se lo llevó a su habitación. Ron estaba dormido así que no tuvo que dar explicaciones del por qué regresaba tan tarde por la noche. Subió a su cama y cerró las cortinas, en la privacidad de su pequeño espacio abrió el libro por fin.
"01 de Septiembre de 1970.
¡No puedo creerlo, por fin iré a Hogwarts!
Esperé durante once largos años a que ésto pasara, lo estuve anticipando y soñando desde el primer día de mi existencia.
Padre dijo que estaba orgulloso de que llegase el momento, y que estaba esperando con ansias saber cuál casa sería a la que fuese enviado. En sus palabras, cualquier casa estaría bien, pero sería aún mejor si termino en Slytherin o Ravenclaw.
Bueno, me temo que tendré que terminar de escribir por ahora. ¡Me están llamando a desayunar!, en un dos por tres pronto estaré e el expreso a Hogwarts.
Se despide, Draco Malfoy."
Notó que la letra era increíblemente perfecta para un niño que decía tener once años. Ni siquiera Hermione tiene una letra tan prolija.
—Draco Malfoy... Wow, ¿En serio un Malfoy dejó algo como éste libro aquí?— Se preguntaba el motivo. Era increíblemente personal, y muy descuidado de su parte dejar algo tan privado como su diario en la biblioteca del colegio. No sabe mucho de los Malfoy, pero Ron le contó que son una familia millonaria, con grandes secretos y que son amantes de la magia negra.
Aunque gracias a Luna Lovegood se enteró que el actual heredero Malfoy es un misterio, sí, se sabe su nombre, pero por alguna razón nadie puede pronunciarlo.
—Lo único que sé es que es un hombre atractivo, y que se casó hace casi catorce años con otro hombre... —Y tampoco se sabe la identidad de ese hombre. —Ahora que lo pienso, tampoco se sabe de su hijo. Creo que estudiaba en Durmstrang. —En fin, sería bueno saber un poco de ellos, quién sabe si la información en éste diario pueda servir.
Y siguió leyendo toda la noche hasta que llegó al día 28 de Diciembre de 1970. El mismo día en el que él se encontraba.
En ese momento decidió leer una hoja por día, para que su vida y la de Draco coincidieran. Podría tomarlo como un amigo por correspondencia que le escribe de todo lo que vive día a día, alguien que busca charlar con él de forma anónima. Una nueva amistad.
No se lo dijo a nadie, porque por primera vez decidió ser egoísta. Se guardaría éste diario para sí mismo sin importar qué.
Durante cuatro largos años de su vida, ese diario lo ha estado acompañando.
Es prácticamente su mejor amigo; jamás lo diría en voz alta, Ron o Hermione lo matarían. O lo
—Draco Malfoy... —Saboreó el sonido de su nombre entre sus labios, en un susurro inaudible. Abrió el diario una vez más; hoy era su último día en Hogwarts, quería irse con un buen recuerdo.
Y olvidar el casi asesinato de Cedric Diggory.
"No sé qué día, ni qué mes, ni qué año. Francamente hoy no fue mi maldito día.
De nuevo, una chica se me declaró abiertamente en el comedor. Fue la cosa más humillante de mi vida, y claro, cuando la rechacé yo quedé como el malo, egocéntrico e insensible.
¡¿Cuántas veces tendré que gritar el que me gustan los hombres para que entiendan?!
A este paso tendré que decirle a Perseus que finja ser mi novio para callar unas cuantas bocas..."
—Perseus Parkinson ésto, Perseus Parkinson aquello...— Gruñó molesto. —Siempre hablas de él, y no puedo hacer absolutamente nada porque ni siquiera existía en ese entonces. Agh...—¿Qué diría el mundo si supiera que el famoso Harry Potter está enamorado del chico de un diario? —Probablemente iría a parar a San Mungo. —Hay que entenderlo, pasó un año prácticamente solo, abandonado por los que creía eran sus amigos. Su único consuelo era ese diario, Draco fue su único consuelo. Estuvo ahí para él sin importarle nada, incluso a veces parecía que realmente entre sus líneas lo consolaba.
Y, bueno, también está eso de que el chico tomó como pasatiempo tomarse fotos a escondidas y... Demonios, era tremendamente atractivo.
Sólo imaginarlo hace que le quiera dar una erección.
Maldita pubertad y sus hormonas.
Piel palida, mejillas ligeramente sonrosadas, cabello rubio platinado, ojos grises, lunares exquisitos en su cuello, mejilla y cerca de sus labios...
—Draco Malfoy, si tuviésemos la misma edad y hubiéramos nacido el mismo año, ¿Podríamos llegado a ser amigos?, ¿O algo más?
De verdad lo desearía, pero no hay manera de lograrlo, no existe tal cosa como poder viajar al pasado-
Un momento.
...
¡Claro que la hay!
Se levantó de la cama más rápido que el superhéroe de los cómics, flash. El repentino movimiento asustó a sus compañeros de habitación, pero a él no podría impirtarle menos.
—¿Harry, a dónde vas?
—¡Debo buscar a Hermione, luego termino de empacar, Ron!
Salió tan rápido que no les dió tiempo de hablar, ahora debe encontrar a Hermione.
Afortunadamente está justo donde pensaba, en la biblioteca. Merlín, agradece que ella no haya seguido su consejo de pasar menos tiempo metida ahí, sino no la hubiese encontrado.
Antes de llegar a donde ella, procuró parecer lo menos interesado, obvio, y cansado de correr, no quería levantar sospechas por la pregunta que estaba a punto de hacer.
—Hola, Hermione. — Saludó. La chica sonrió al verlo sentarse frente a ella.
—¡Harry!, ¿Qué haces aquí?, creí que estarías empacando.
—Ron se quedó dormido y está roncando demasiado, así no puedo empacar en paz. —Mintió. Pero era una pequeña mentirita, una que parece verdad absoluta.
Eso se lo enseñó Draco, al mentir siempre decir una verdad que nadie cuestione.
El siempre guardar las apariencias, siempre ser tú, pero ocultando una gran parte de tu personalidad para que el mundo confíe en tí. Siempre parecer que no dañarías ni a una mosca, actuar de manera impulsiva y pensar en voz alta; eso le da un aire descuidado e inocente, una apariencia para que los demás nunca duden de tí, porque eres "confiable".
—Puedo imaginarmelo. —Resopló risueña. —Viktor me dijo que me contactaría en vacaciones, también mencionó que si quiero me llevará a conocer Hungría. —Menciona de repente, sus mejillas se sonrojan un poco ante la mención de este chico. Qué, siendo franco, es mucho mejor partido que Ron (aunque claro que nunca dirá eso en voz alta).
—¿En serio?, eso es genial. Deberías ir, podrás aprender sobre la cultura de otro país en primera persona, y no desde tus libros. —Hermione quiso, al parecer, negarse, hasta que lo escuchó mencionar el conocer otro tipo de cultura.
Bingo, logró hacer que el tema de conversación cambiase hacia la cultura de otro lugar. Ahora debe relacionarlo con el pasado, aunque eso implique que Hermione no pare de hablar durante horas sobre las diferentes civilizaciones antiguas.
—Siempre he querido viajar a Canadá, o a Rusia. Creo que tienen una historia intrigante, al igual que los países latinoamericanos con su historia de conquista por parte de España, y también su independencia. —Su amiga concuerda con un asentimiento.
—¡Lo sé!, lo que más me gusta son sus civilizaciones, como la Inca, que vivieron en gran parte de Perú, Colombia..., o la Azteca de México. —Hay un brillo en sus ojos que hace que se cuestione un momento si de verdad quiere hacer lo que está pensando en hacer.
¿De verdad cambiará la vida que conoce por un chico?, Hermione sí es una amistad sincera, al igual que la de Luna, la de Blaise, la de Astoria, o la de Ron (con sus fallas y todo). Desde el inicio lo apoyaron... Bueno, Blaise no, él era un idiota, lo sigue siendo, pero antes le hizo la vida imposible.
¿De verdad está dispuesto a irse?
Bueno, no se iría por mucho tiempo, si no muere en el lapso que existe de 1975 (al comiendo del quinto año de Draco) a 1995 (el comienzo de su quinto año), se puede concluir que en este momento hay otro Harry Potter ahí afuera, existiendo al mismo tiempo que él. Pero entonces, ¿Dónde está/estoy?
No había pensado en eso, pero seguramente se encuentra oculto, hasta que él se vaya a los años 70's. Sólo esperaba que su yo del presente/futuro no tenga razones para no hacerse ver cuando él ya no esté.
Bueno, basta de sobrepensar, está enamorado de Draco Malfoy, de su vida, de su escencia, de él (aunque ni siquiera lo conozca), y realmente está desesperado por verlo frente a frente al menos por un minuto, si es que no tiene otra que regresar al presente.
—¿Te imaginas poder verlas, al menos una vez en tu vida?, es decir, sí podríamos. Si usamos un giratiempo seremos capaces de conocer todas esas culturas. Lastima que esté prohibido. —Hermione lució algo desanimada por eso último. —Hablando de giratiempos, sigo sin poder creer que tú usaste uno sólo para tomar todas las materias optativas.
—Agh, ni me lo recuerdes. —Gruñó avergonzada. —De sólo recordarlo me duele la cabeza. Eso de jugar con el tiempo no está bien.
—Sí, lo sé. ¿Dónde quedó el giratiempo?, jamás supe qué pasó después de todo el asunto con Sirius. —Mencionó con voz preocupada, como si temiera por el paradero del giratiempo y quién pudiese tenerlo en su poder.
—Oh, lo tiene la profesora McGonogall. El ministerio firmó un contrato con ella para prestartarlo por tres años, para cuando acabe ese tiempo, la profesora tendrá que regresar el giratiempo. Ya sabes, papeleo, tecnisismos... Creo que lo guarda en su habitación. —Dice algo distraída cuando algo capta su atención en el libro que minutos antes leía.
—Pues me parece perfecto, con la profesora McGonogall resguardando esa cosa, nadie se atreverá a intentar tomarlo. —Pensó por un instante, ¿Qué más podría decir para que su conversión no acabara en el tema del giratiempo?, no quiere que eso parezca sospechoso a futuro. —¿Sabías que volverán a cambiar de profesor de DCAO? —Se le ocurrió.
—Oh, era de esperarse... ¿Cuando tendremos un profesor fijo? —Se queja cruzando lo brazos, apartando de manera definitiva su libro para seguir charlando. —Primero Quirrell, luego Lockhart, después Remus y ahora Moody, ¡Merlín!, a este paso tendremos siete profesores.
Harry no puso estar más de acuerdo.
Esa noche, después de su larga conversación son Hermione, otra pequeña con Ron, y una muy incómoda con una tal Cho Chang (que ahora recuerda, es la buscadora del equipo de Ravenclaw), se dirigió a él despacho de McGonogall ya que ahí estaba la puerta hacia su habitación. Bajo la capa de invisibilidad caminó cuidadosamente por los oscuros y silenciosos pasillos hasta que llegó.
Fue difícil, debe de admitirlo, pero no imposible. En menos de treinta minutos ya tenía el giratiempo entre sus manos.
Fue directo a la sala de menesteres, pidió una pequeña sala cómoda para sentarse frente a la chimenea para pensar una última vez si lo que quiere hacer está bien, no porque fuera moralmente incorrecto enamorarse de alguien mucho mayor que él (al menos ahora en los años 90's), o porque se hubiese enamorado de las historias del día a día del chico, o por la hermosa apariencia de este en las fotos. No, estaba más preocupado por alterar de laguna forma la línea temporal, causar paradojas, etc, etc.
Aunque, si lo piensa bien, ahora podría estar otro Harry Potter existiendo al mismo tiempo que él. Y que él sepa, no ha pasado nada raro con el espacio y tiempo desde los 70's, entonces todo debe de estar bien, no cometió ningún error.
O tal vez murió.
O quedó atrapado en un limbo.
Cualquiera de esas opciones puede ser correcta.
—Draco Malfoy... —Abrió una última vez el diario, leería todo su quinto año para saber qué pasa y cómo reaccionar cuando los sucesos que narre pasen.
Primero, se dió cuenta sobre que su escritura parecía un poco tosca, porque en sus palabras, hay una persona que lo está molestando de forma excesiva y no lo deja en paz.
Aunque para después de vacaciones de navidad de su quinto año, Draco parece estar... Raro, eso es algo que puede afirmar.
—Bueno, tal vez pueda averiguarlo en cuanto lo use.—El giratiempo destella gracias a la luz del fuego de la chimenea, en su mano pesa un capricho, una estúpida idea adolescente. —Mmh... En los anexos dicen que el primer paso es reconocer tu vicio; yo reconozco que ésto es la peor idea que voy a tomar en toda mi vida. —No porque sólo le vaya a afectar a él, sino probablemente a todo el mundo, si algo sale mal.
Cerró sus párpados con fuerza, intentando pensarlo de nuevo. Pero siempre llegaba a la conclusión de que no sólo quiere hacerlo, sino que debe hacerlo.
—Esto es ridículo, hace tres años lo habría hecho sin dudar, pero ahora con todas éstas personas que me quieren, y toda la responsabilidad que sigue en mí por ser el "famoso" niño-que-vivió... —Comenzó a girar el artilugio, pensar en esa estupidez del niño-que-vivió lo convenció. —Draco Malfoy, Draco Malfoy, Draco Malfoy... —Repite constante, como un mantra.
Entonces el mundo se detiene, le dan náuseas, su cabeza quiere estallar. Se arrepiente por un segundo y todo se vuelve oscuridad.
Tal vez pasó una hora, o un día, o una semana, o incluso un año, no puede saberlo pero el caso es que estuvo inconsciente durante mucho tiempo hasta que el familiar aroma de la enfermería llenó sus fosas nasales.
Genial, no sirvió. De seguro no soportó la magia y se desmayó, será expulsado de Hogwarts por el hurto del giratiempo y romperán su varita.
—Ah... Carajo.
—¿Ya despertó, señor Potter?, necesito que se tome una poción para el cansancio mágico. —Reconoció la voz al instante. Madame Promfey, a la que tanto visita en sus años escolares; aunque su voz suena un poco más suave de lo normal, anteriormente lo recibe con regaños por ser tan descuidado.
Sus párpados se abrieron lentamente, la luz del sol lo recibió a través de los cristales.
—¿Puede sentarse por su cuenta, o necesita ayuda?
—No, creo que puedo hacerlo yo solo-
—¿Señor, Potter?
—¿Madame Promfey? —Preguntó más sorprendido de lo que esperaba, pero ¿es que hay forma correcta de reaccionar al ver a una persona que conoces desde hace mucho de repente rejuvenecer un par de décadas? —¿Qué día es?-, No, no, no, mejor dígame, ¿Qué año es?
—Oh Merlín santo, parece que tú agotamiento fue más del que creí. Hoy es primero de septiembre de 1975 joven Potter. —Responde a su pregunta a pesar de su preocupación inicial.
1975.
No lo puede creer.