
Chapter 2
—A ver si entendí. —Toma una gran bocanada de aire. —Les llegó una carta de mi tutor, que dice, que llegaría un estudiante de intercambio de Durmstrang llamado Harry Potter, y que por favor lo recibieran.
—Exacto.
Eso no tiene sentido, afortunadamente ellos no parecen cuestionarle el que no recuerde nada. Supuestamente viajó hasta Hogwarts con un traslador defectuoso que consumió parte de su magia, y que, en consecuencia, borró su memoria temporalmente. A saber quién demonios de cree semejante estupidez.
O quién carajos la inventó para él.
—¿Entonces, seré seleccionado a otra casa? —Pregunta. Tiene un horrible dolor de cabeza que no lo deja pensar de forma correcta, ni siquiera se dió cuenta de su pequeño error al formular aquella pregunta, hasta que Dumbledore preguntó:
—¿Otra casa, señor Potter? —Maldición. Definitivamente debe pensar antes de hablar de ahora en adelante, porque cualquier cosa que diga podrá cambiar terriblemente el futuro.
—¡Ah, sí!, en Durmstrang también nos dividimos en casas, están los Olsson, los Galkin y los Darfor...—Jamás creyó que admitiría esto, pero, ¡Gracias torneo de los tres magos!, haber conversado con Krum sobre Durmstrang le ayudó en esta situación.
—Ah, ya veo. —Dumbledore acepta su respuesta sin rechistar. —Entonces sí, será re-seleccionado.
La conversación tuvo que detenerse ahí, Madame Promfey se acercó para decirle que tiene que descansar, o su núcleo mágico se verá afectado por lapso de tiempo prolongado.
Dumbledore le dió una larga mirada antes de dejarlo en paz.
Ahora que está solo, puede detenerse a pensar más con claridad sus siguientes movimientos. Veamos, está en el año 1975, recuerda que Dumbledore se hizo director de Hogwarts por estas fechas, sino recuerda mal, entre el 65 y el 71. No tiene mucho tiempo como director.
—Disculpe al director, señor Potter. —La mujer interrumpe su línea de pensamientos. —Desde que obtuvo el puesto de director ha estado muy paranoico y estresado con respecto a la seguridad de sus estudiantes. Aunque no lo parezca, desde que fue encontrado por el señor Malfoy en el quinto piso, Dumbledore no se despegó de usted hasta asegurarse de que estaba vivo, y bien. —La mujer rebusca entre cajones repletos de frascos hasta dar con uno color café, que seguramente hará que se lo trague, porque no sería la primera vez. Sólo puede gemir frustrado de tener que probar esa cosa una vez más.
—Espere, —Reparó en algo. —¿Dijo, señor Malfoy? —Su corazón golpeó su caja torácica repetidamente, rápido, fuerte. Sintió calor subir a su cabeza. Estaba aquí, era real, podrá conocerlo.
—Así es, es un estudiante de Slytherin de quinto año. Me parece que fue hacia los baños del quinto piso y lo encontró a usted, pero no dijo nada más. —Madame Promfey le tendió el frasco maloliente, no puso "peros', sabe que con ella no sirven de nada. Se lo tomó de un solo trago.
—Agh, asqueroso... —Tal y como recuerda, pero ayudará a recuperar su magia más rápido.
—Muy bien, el director traerá el sombrero seleccionador ya que usted se perdió del banquete.
Le ordenó tomar una siesta mientras tanto.
Está seguro que ni bien cerró los ojos, Dumbledore ya había llegado. Ni estando a más de una década de conocerlo en el futuro puede descansar del viejo.
Les ahorró las explicaciones diciendo que conoce muy bien la manera de seleccionar de Hogwarts, además de sus casas y las cualidades de cada una de ellas. Sólo quería que esto se acabara, entre más rápido fuese, más pronto se acoplará al lugar y tendrá la dicha de conocer a Draco.
Aunque no tomó en cuenta algo, algo que seguramente Draco sí hubiera recordado si la situación fuese inversa.
—Ah... Harry Potter, veo que esta no es tu primera vez siendo seleccionado... Interesante. —Ups. Sí, tal vez debió haber planeado esto con más anticipación, no debió viajar sin un plan primero. Bueno, por algo es Gryffindor y no Ravenclaw. Con su voz ronca, el sombrero rió bajo, con burla en su voz dijo: —Oh señor Potter, en eso tiene razón, no perteneces a Ravenclaw.
—¿Eso tengo que tomarlo como una ofensa? —Pregunta con sarcasmo. Afortunadamente Dumbledore no parece oírlos en lo más mínimo, tal y como pasó en su primera selección, el sombrero sólo puede escucharlo a él, y él sólo puede escuchar al sombrero.
—Un Ravenclaw no sólo destaca por su inteligencia, señor Potter. También por su creatividad, su mente abierta, su sabiduría y su comprensión del mundo. —Explica aún divertido, no puede evitar rodar los ojos. —Mmm... Pero tampoco perteneces a Gryffindor, al menos no ahora, tal vez lo fuiste en tu... "pasado-futuro", pero ahora no. Tampoco eres un Hufflepuff, has perdido parte de tu empatía, no porque seas un insensible, sino porque antes de sentir lastima o preocupación, primero analizas la situación y si verdaderamente merece tu compasión... —Se lo esperaba, desde que encontró el diario sabe que no es el mismo de antes, gracias a la manera de pensar de Draco fue que cambió. Probablemente influyó en él más de lo que cree, pues no se puso a pensar demasiado sobre las personas que dejaría por este enamoramiento de un chico mucho mayor que él (bueno, mayor en el año 1995). —No eres el mismo, estás más cerca de ser un Slytherin, tu capacidad para almacenar información y utilizarla a tu favor para fines ambiciosos me lo dice.
—Entonces, ponme en Slytherin.—Practicamente rogó. Ahí es donde pertenece Draco.
—Tu corazón late por una causa caprichosa, joven Potter. Pero no te negaré nada, es interesante esta situación y me gustaría saber qué te depara en el futuro... ¡Slytherin!
—Joven Malfoy, déjeme presentarle a el Señor Potter. —Perdón Dumbledore, molestame todo lo que quieras de ahora en adelante, pues si pudiera te besaría los pies ahora mismo por dejarme el camino más fácil hacia Draco Malfoy presentándome a él directamente, piensa Harry realmente agradecido. Toda su magia rugió feliz, nadie pareció darse cuenta. —Señor Potter, él es Draco Malfoy, prefecto de Slytherin. Será su guía a lo largo de esta semana para ponerlo al día de cómo llevamos las cosas en Hogwarts.
—Buen visto, heredero Malfoy. —Inclinó su cabeza un poco, mostrando respeto al apellido. Se regocijó desde su interior al ver el rostro de Draco mostrar satisfacción hacia el saludo educado.
—Buen visto, heredero Potter. —Regresó su saludo.
Sin duda no esperaba verlo tan pronto, de nuevo un gracias a Dumbledore, así que no tuvo tiempo de idear una buena primera impresión, por lo que realmente se siente alegre de haberla logrado.
Draco sonrió.
SONRIÓ.
Casi se derrite ahí mismo.
Draco Malfoy es mucho, muchísimo más guapo en persona que en las desgastadas fotos sin color del diario. Su rostro de verdad gritaba sangre pura por todos lados. Su cabello era de un rubio platinado hermoso, sus ojos grises logran eclipsar incluso a las estrellas, su piel palida cual porselana le invitaba a acariciarlo, sus labios rojizos sin duda también eran su perdición, además de las preciosas pecas casi invisibles sobre sus mejillas...
También es capaz de sentir su magia, su mismísima alma. Nunca antes había sentido algo así, algo tan puro, algo tan corrompido a la vez, algo tan sabio, tan brillante y tan lleno de deseos, de ambiciones.
Ahora puede jurar, prometer, incluso hacer un juramento inquebrantable asegurando que, como Draco Malfoy, no hay ningún otro. Imposible que alguien más pueda poseer su belleza, no esa tan banal como la física, sino aquella que va más allá de lo visible, de lo que simples ojos humanos pueden llegar a apreciar. Draco Malfoy bien puede ser la definición de perfección, por el equilibrio que emana de sus poros. Magia blanca y negra danzan en un compás hipnotizante, lo atraen, le susurran que se acerque, que se entregue a él.
Es casi como si fuesen compulsiones, esos pequeños hechizos que manipulan a las personas para pensar diferente a como realmente piensan, algo un tanto parecido al imperius.
Un recuerdo desagradable entra en su mente, hace memoria. Fue cuando Ginny usó una compulsión en su jugo de calabaza para sentir rechazo hacia los hombres y comenzar a interesarse por las mujeres, específicamente las pelirrojas de un año menor a él. Claro que fue atrapada, pero como las compulsiones no son ilegales como las imperdonables, pues sólo recibió un castigo menor.
Basta de estúpidos recuerdos, se perdió tanto en su mente que no se dió cuenta en qué momento Dumbledore y Draco comenzaron a hablar. Fácilmente logró decifrar qué decían, lo cual no era mucho, el director le dió instrucciones de a dónde llevarlo, mostrarse las aulas, darle un recorrido en las instalaciones, etc, etc.
—...es fin de semana, por lo que le confío a usted que a partir de hoy le de una vuelta por el castillo para que el joven Potter pueda orientarse.
—Por supuesto, Director Dumbledore. —El hombre de la una última mirada a ambos, se despide, camina por el pasillo hasta perderse en una esquina.
Draco entonces chasqueó los dedos, un elfo doméstico apareció repentinamente. Se avergonzó, su cara se puso roja cuando se sobresaltó al momento de la aparición de la criatura. Se dió golpes contra la pared mentalmente al notar que Draco alzaba una de sus cejas de manera burlona.
Incluso luciendo arrogante, Draco se asemejaba demasiado a una Veela. Incluso puede decir que es mucho más hermoso que una de ellas.
—Printemps, por favor, ¿Puedes llevar el equipaje del heredero Potter hacia su habitación?, también prepara un uniforme escolar para él. —La elfina aplaudió en respuesta, luciendo feliz de recibir órdenes de Draco.
—¡Printemps lo hará, señor!, Printemps irá a buscar el equipaje del señor Potter, Printemps preparará el uniforme y la habitación. —Dicho ello, la elfina desapareció de su vista en un chasquido.
—¿Qué equipaje? —Sus palabras salieron más rápido de lo que su mente pudo procesar antes de soltarlas. Draco hizo una mueca llena de confusión. Demonios, debe ser más cuidadoso. Pero de verdad, ¿De qué equipaje hablan?, él no llevó nada, de hecho ni siquiera pensó en llevar nada, ni un libro, ni una hoja. Nada. Además, ¿quien carajos dijo que él viene de Durmstrang?
—Oh, sí. Dumbledore me habló de tu pérdida temporal de memoria. —Casi suelta un suspiro de alivio; de nuevo, ¡Gracias Dumbledore!
—Un traslator defectuoso. —Se queja. ¿Traslator?, más bien un giratiempo que consumió más energía de la que creyó posible.
—Me sorprende que haya llegado completo, heredero Potter,—Comienza a caminar por el pasillo, Harry no tarda en seguirle el paso, apenas a un metro de distancia de él. —con un traslator defectuoso, era más probable que tu cuerpo se hubiera partido en miles de pedazos, —Continúa diciendo, algo en su voz le hace estremecer, suena como si estuviese sospechando algo, como si fuese imposible ocultarle un secreto— más, en lugar de ello, usted apareció sano y salvo, con tan solo una pérdida de memoria leve.
Harry comenzó a sudar frío, su corazón se aceleró notablemente, sus manos tiemblan dentro de sus bolsillos, su aliento se atasca en su garganta. Mira detenidamente la espalda de Draco mientras éste sigue avanzando, esperando una respuesta. Francamente no sabe qué decir, su rostro probablemente lo diga todo en ese momento.
Draco se detiene entonces, gira para verlo con esa sonrisa arrogante suya, que se desvanece al instante en que sus miradas se encuentran. Todo, literalmente todo su rostro se pinta color carmesí al ver su expresión.
—¿P-Potter, se encuentra bien? —Luce nervioso, eso activa algo dentro de Harry. No tiene idea de cómo es que luce como para que Draco se vea tan... indefenso en estos momentos. Pero extrañamente le gusta.
—Estoy perfectamente bien, Malfoy. — Él mismo puede percatarse de que su voz salió más grave de lo que debería ser a pesar de decirlo casi en un susurro, acercándose lentamente al chico, quien se mantiene firme en su lugar mirándolo fijamente, a pesar de sus lindas mejillas sonrojadas y sus ojos un tanto cristalinos.
Interesante, gracias al diario de Draco, se había hecho una imagen un poco más diferente sobre la actitud del chico, lo imaginaba más... "Hijo de puta", sin ofender a su madre claro está.
—Si ya terminaste de coquetear, Potter, —Entonces es él quien se acerca más, a su rostro específicamente. Y, ay Merlín santo, se va a desmayar ahí mismo, la presencia, la magia, la escencia de Draco es sofocante, embriagadora. —le agradecería que siguieramos con el recorrido. —Quiere gritar, maldición, gritar tanto como cuando Lavander fue invitada al baile de los tres magos por un muy caliente, escandaloso y guapo búlgaro.
—De acuerdo. —Apenas y es capaz de formular palabra. Entonces se separan, Draco sigue su camino sin verlo, indicándole con un ligero movimiento de cabeza que lo siga.
Entonces lo ve sonreír, de reojo. Casi desfayese ahí mismo.
Por favor, Draco Malfoy, no seas tan encantador o podría morir de un ataque al corazón.
—Te mostraré todo el castillo, lo más que pueda, si nos queda tiempo nos dirigiremos al campo de Quidditch, al invernadero... el bosque prohibido queda fuera de discusión, en éstos tiempos no debemos alejarnos del castillo. —Harry asiente lentamente, confundido.
—¿En éstos tiempos?
—Sí, ya sabes, por la guerra mágica. —Se encoge de hombros, disgustado. No parece ser un tema que le agrade.
Y ahí se dió cuenta de alto terrible, algo que no se había planteado antes.
Lily Evans, James Potter, Sirius Black, Remus Lupin, Peter Pettigrew... ¡Todos se graduaron de Hogwarts en el año 1978!, y ahora él está en el año 1975.
Maldición, eso significa que eventualmente se encontrará con ellos. Oh, maldita sea su suerte.
Esperen, entonces hay dos Potter. ¿Eso no lo hace sospechoso para nadie?
Wow, felicidades Harry Potter, ahora sí que la cagaste. Pase lo que pase, añore lo que añore a sus padres, no debe involucrarse con ellos, o podría cambiar significativamente el futuro, y con ello, su nacimiento.
—¿Heredero Potter, se encuentra bien?, se ve pálido. —Draco parece verdaderamente preocupado, pero también se da cuenta de que sus ojos brillan de forma peculiar...
Maldición, algo sabe, probablemente más de una persona sabe algo de él, de su presencia.
Demonios, esto no puede terminar bien de ninguna forma.