En la oscuridad

Harry Potter - J. K. Rowling
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En la oscuridad
Summary
-Cuando dejes de perseguir la luz que huye y te repudia, podrás aprender a disfrutar de las bellezas que hay en la oscuridadSeverus prestaba atención a cosas que la parecían interesantes, Lily llamó su atención cuando hizo magia frente a él, pero Mulciber era, por mucho, el ser más interesante que había visto hasta el momento
Note
El nombre de Mulciber aquí es Klaus Mulciber.
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Erupción

Cayó al suelo, el golpe sacando todo aliento de sus pulmones.

A su lado, Klaus cae de forma similar.

Ninguno hace nada por levantarse, ya demasiado cansados. Después de horas de práctica sólo han logrado la primera parte del “Khony subya”, es decir, separarse a nivel molecular, han primero fue un brazo, después una pierna y después de una sesión, el cuerpo completo, pero no logran mantenerlo, no logran separarse del suelo antes de perder la concentración y regresar a ser sólidos.

El cambio abrupto les hace perder el equilibrio y caer cual viles borrachos. Ambos en un valle abierto en medio del Bosque Prohibido, hechizos de protección a su alrededor para evitar cualquier accidente o encuentro inesperado, por lo que ambos se permiten quedarse acostados en el suelo.

Ve junto a Klaus el cielo estrellado.Ambos sin decir nada.

—Verus— rompe el silencio Klaus— ¿Puedo preguntarte algo un poco grosero?

—Ya tuviste la cortesía de pedir permiso antes, dime.

—Eres un mestizo, ¿No?

—Correcto— si alguien más se lo pregunta, Severus estaría a la defensiva, pero lo que sea que quiere saber Klaus, no puede ser malo.

—¿De qué lado es?

—Bueno, mi padre es un Muggle, pero mi madre es una bruja. —cuenta, algo en esa oración llama la atención de Klaus, pues este se ladea para verle.

—¿Cual era el apellido de soltera de tu madre?

—Prince.

Y como si tuviera un resorte, Klaus se sienta de golpe, cualquier cansancio olvidado.

—¡¿Prince?! ¡¿Tu madre es Eileen Prince?! —pregunta como si fuera la noticia del año, confundiendo un poco a Severus, quien se sienta también.

—¿Sí? ¿Qué tiene de importante?

—¡Sabía que había algo en tí! ¡Sabía que esa magia no era la de cualquier nacido de Muggles! —celebra su victoria al acertar en algo. —¡Y eres un Prince!

Klaus parece demasiado feliz y entusiasta con el apellido de su madre, algo que su madre definitivamente no comparte, ella esconde su apellido hasta de la misma luna, demasiado temerosa. Él sabía que su madre provenía de una buena familia, diría que una familia casi totalmente sangre pura, pero no pensó que fuera tanto así como un sangre pura real, los Prince no estaban entre los sagrados veintiocho.

Lucius y Narcissa sonrieron abiertamente cuando menciono su apellido y comentaron lo bueno que era tener la sangre de tan respetable casa, dijeron algo sobre como los Prince ya no habitaban en Inglaterra por razones de negocios. Qué la línea de los Prince está casi tan muerta como la de los Gaunt, y era un alivio ver que no estaban del todo extintos.

Klaus sonríe, tomando los hombros de Severus.

—¡¿Sabes lo que significa?!

—¿Que voy a tener iniciales aún más raras? —Klaus se ríe ante su respuesta.

—¡No! ¡Que Dolohov y toda su panda de cabrones van a tener que retroceder! No pueden meterse con los vástagos de otras líneas— casi canturrea.

Severus sonríe un poco, al menos algo bueno saca de su mierdera situación.

—¿Y donde dice eso?

—¡Ah, en todos lados! ¡Por eso no lo golpeé cuando me hizo enojar!

—Lo hubieras hecho.

—Lo haré la próxima vez.

—Eso, de hecho, es muy bueno.

—¡Lo sé! —-rien un poco, aliviados de que al menos tienen una excusa para zafarse de Dolohov. —Pero, pero, también responde qué pasa con tu magia cuando te lastimas.

Severus lo ve con una ceja alzada.

—No veo la conexión.

—Verus, sabes que pasa con la magia en sangre puras, nuestra magia es más fuerte y actúa como una segunda piel. Incluso si eres un mestizo, la sangre de los Prince es poderosa, no es sorpresa que se adhiera a ti y reaccione sin palabras.

El comentario de Promfey de repente tiene sentido, como le es fácil recuperarse de golpes a la cabeza, ya había escuchado que no es normal que la fatiga dure tan poco o sus contusiones sean pasajeras, pero eso significa que los golpes que sufre su madre son aún peores. Prefiere no pensar en eso, prefiere concentrarse en Klaus, por lo que sonríe de regreso.

—Nunca lo había pensado así.

Ambos vuelven a la paz de antes, viendo las estrellas en el cielo.

—¿Estás cansado? Podemos dejarlo hasta aquí por hoy y regresar—ofrece Klaus, a lo que Severus asiente. Ambos se levantan, Severus con ayuda de Klaus, y se dirigen de regreso a la escuela.

—Fue un día pesado, y todavía le debo una disculpa a Lily.

Klaus resopla irritado ante su mera mención.

—¿Una disculpa? ¿Y ahora por qué? ¿Te pasaste mucho tiempo a mi derecha?

Severus suspiró.

—Por lo que pasó en el tren, no estuvo bien de mi parte irme así cuando el problema no fue ella.

—Pero ella lo causó, —reniega Klaus. —McKinnon es insoportable.

—Concuerdo, pero Lily no tiene la culpa de eso.

—Que Merlín prohíba que la hagas responsable por sus acciones—sisea. Severus voltea ante sus palabras.

—Te recuerdo, que la situación que pase con ella no es tan diferente a la que tu me hiciste pasar— le recuerda con un tono venenoso, Klaus se detiene en seco, como si le hubiera dado un golpe antes de refutar.

—Pero yo sé que eso fue mi culpa y me disculpe contigo,— defiende—, esa roja cree que tu debes disculparte con ella por no lidiar con las faltas de respeto que tiene sus amigas contigo. Te puedo apostar que ni siquiera se le pasa por la cabeza. ¡Además! ¡Los de su casa y sus amigos te tratan horrible! ¿Y no es ella la que todo el tiempo te jode por estas con nosotros? ¡No se pudo esperar a que estuvieras sano para comenzar a joder y tratar de arrastrarte lejos!

—¡Ella no lo comprende!

—¡Incluso así! ¡Si no lo comprende debería retroceder! ¡No hacerte un puto show porque fuiste a una fiesta!

—¡¿Y tu como sabes eso?! —No esperaba que se mantuviera como un secreto, menos siendo que estaba a la mitad de un pasillo, pero Klaus no había mencionado nada al respecto. Asumió que el rumor se torció y fue ignorado.

—Tu pequeño Black estaba preocupado porque te fueras a enojar con él y me fue a preguntar, —claro, tras su distancia, Regulus buscaría garantizar que no era su culpa y Klaus era el más cercano a él. —¡Sé que te detuvo para gritarte sobre estar conmigo en una fiesta! ¡Sé que ella me odia pero lo que yo odia de ella es su maldito sentido de derecho e hipocresía moral!

—¡Está preocupada! ¡No puedo culparla por eso! —le dice la excusa que se dice así mismo cada noche, cada vez que recuerda como Lily se niega a escuchar e insiste en que lo que hace, al tener esos amigos, está mal.

—¿Está preocupada porque estas conmigo, que no alzó la varita en cuanto te veo? —pregunta sarcástico, —Ella solo me odia— sisea Klaus, porque es cierto, Lily detesta a Klaus, es como si esos dos estuvieran en una competencia de quien odia a quien más.

—Mucha gente te odia y tú no te ayudas a que ella se confíe.

—La diferencia es que esa gente no se mete donde no le importa, y tu no estas obsesionado con complacer a esa gente. La confianza de un montón de extras me importa un carajo, me importa la tuya. No voy a jugar a ser un “buen chico” para ganarme la aprobación de una estupida que no se mete en la cabeza, que ella no manda en los valores generales.

—¡Nadie te está pidiendo que lo hagas! ¡Solo que le tengas paciencia!

—¡No! ¡Porque tenerle paciencia para ti significa ceder y dejarla obligarme a jugar bajo sus reglas!

—¡Ella no–!

—¡Claro que sí! ¡Todo el tiempo esta jodiendote con que “La magia oscura esto”, “No está bien aquello”, “Deberías hacer lo opuesto”! ¡Y bien sabe que las reglas que ella tanto ama te dejan desprotegido! ¡Según ella, ni siquiera deberías quejarte cuando Potter y sus pendejos te atacan!

—¡No estoy más protegido en los círculos en los que estás! ¡Todos podrían matarme y nadie pestañearia!

—¡Pero no lo estas! ¡Porque te probaste inteligente! ¡Mirate! ¡Tienes a los Carrow, tienes a Black, incluso tienes a los Malfoy de tu lado! ¡Te hiciste un lugar entre nosotros incluso con tu estatus de sangre y eso es un logro! ¡No un puto insulto! ¡Lo único que ella hace es hacerte sentir culpable de tus capacidades y ambiciones! —podría decir más, mucho más, podría decir cómo quiere alejarlo, como quiere acaparar y rebajarlo a su nivel, pero Klaus aún teme de esa línea en la paciencia de Severus. —¡Y jode porque ella hace lo mismo! ¡Se codea con McKinnon, con Meadowes! ¡Ella también busca darse un lugar entre la alta sociedad! ¡Pero como tú elegiste acercarte de otro modo, te tacha de tapete!

—¡Lily no piensa de mí como un tapete!

—¡Repítelo hasta que te lo creas! ¡Pero yo lo sé! ¡Yo se que en cuanto dejes de jugar y fingir ser quien no eres, ella se irá! ¡Su lealtad es de cristal! !¡Te dará la espalda y se irá!

Severus suelta un gruñido frustrado y se voltea, enojado, frustrado, porque Klaus tiene razón en muchas cosas, pero Severus no quiere soltar a Lily, no quiere, ella fue la primera en aceptarlo, en verlo y apreciarlo, fue la primera que se tomó unos segundos para hablarle y fue la primera que decidió que serían amigos. La primera en tratarlo como un ser humano.

Klaus se acerca y lo rodea para quedar de nuevo frente a Severus.

Severus se relaja ante la cercanía, incapaz de hacer cualquier otra cosa. Respira y alza la cabeza, encontrando los ojos dorados entre la noche. Como un sol en medio del frió.

—Dejemoslo por la paz, Klaus, no quiero pelear, Lily es mi amiga, la quiero y me importa demasiado, quiero conservar su amistad. Eso no te afecta a ti y no debería ser un problema si es terca sobre lo que cree está bien o mal, si quiero complacerla no es diferente a cuando te complazco a ti.

Klaus suspira, tomando el hombro de Severus, entonces se acerca más y susurra:

—Cuando dejes de perseguir la luz que huye y te repudia, podrás aprender a disfrutar de las bellezas que hay en la oscuridad.

—Klaus…

— Yo jamás te daré la espalda, así tardes años en darte cuenta o elijas otra cosa, estaré contigo.

Klaus no dice nada más, el camino de regreso al castillo es silencioso, a excepción de un “Buenas noches” cuando llegan al dormitorio y van a sus respectivas camas.

Las palabras de Klaus rebotando con mucha más fuerza en la cabeza de Severus.

 

 

 

 

 

 

Disculparse con Lily fue problemático, ella se disculpó por las palabras innecesarias de McKinnon. Pero claro, fiel a sus ideales, no las contradijo.

—Es cierto que les permites mucho solo por el dinero.

Solo ignoró el comentario.

Después de esa noche, hizo una especie de tradición con Klaus para salir a practicar durante la noche, poco a poco iban logrando mantener la forma, iban logrando concentrarse por periodos más largos de tiempo, por ende, su cercanía crece.

Y por ende, la molestia de Lily a ello crece.

 

 

 

 

 

 

—Te dije que era mala idea.

—Auch.

—Deja de quejarte.

—¡Torturalo Sev!

Severus apunta su varita a la nariz sangrante de Regulus, un pequeño hechizo y esta se arregla, claro que eso lleva un chasquido y un quejido de parte de Regulus. Al instante Severus empuja la toalla fría en su nariz, aún si el hechizo alivia la fractura, el frío ayuda a quitar el dolor residual y evitar que se inflame. Regulus acepta la atención con sumisión

Realmente no tenía asuntos ahí, pero perderse la oportunidad de ver a Klaus practicar era algo que su estupido corazón de enamorado ya no le permitía hacer, por lo que lo siguió y tomó asiento. Klaus estaba contento con su presencia ahí y eso fue suficiente para que decidiera quedarse. Claro que no espero presenciar un accidente tan ridículo.

Ahora estaban los tres sentados en las gradas del campo de Quidditch mientras el equipo terminaba su práctica.

Resulta que Regulus si que practicó su caída en picada pero Barty no practico esquivar a un Black volador.

—Gracias, Sev— sonríe lo mejor que puede con la sangre en su rostro y la toalla contra su rostro antes de darle una no muy amable ceña a Barty.

No tiene que girarse para saber que Barty la está regresando, gira los ojos y se volteó, encontrándose el rostro lleno de tierra y sangre seca, parece muy contento.

Lo más herido es el corte en su ceja y su labio. Eso hasta que Barty sonríe y es un show de sangre.

—¿Te rompiste un diente? —pregunta, lanzando un hechizo adormecedor alrededor de la mandíbula.

—Uhh, se siente bien, y si, creo que sí—responde Barty, dejando a azabache maniobrar con su cara.

Al igual que hizo con Regulus, quitó la tierra con un trapo mojado y a punta de varito se encargó de los cortes menores.

—¡VERUS!

Severus voltea ante el llamado, Klaus va trotando a donde ellos, la escoba en mano. Le dedica una sonrisa en cuento está cerca y Severus se la regresa.

—La práctica acabó, es mejor irnos ya— comenta mientras recupera el aliento. Severus ladea su cabeza algo confundido pero asiente mientras se levanta y junta sus cosas.

—Vas a tener que ir con Promfey para ese diente. —le avisa a Barty.

—¡¿Ya ves que causas, tarado!? —le reclama a Regulus mientras le propina un golpe en el hombro, Regulus se queja y empuja al rubio.

—¡Tu que no te fijas, idiota! —le regresa Regulus, pero en cuanto Barty, siguiendo su juego pesado, le da un fuerte golpe en la espalda, Regulus se encoge. Llamando la atención de Severus, que abandona su huida y ve a Regulus.

—¿Tu espalda duele? —Reg asiente y Severus acerca su varita de nuevo, picando un poco.

—Verus— se queja Klaus, pero es ignorado por el azabache.

—Mhm, los dos tendrán que ir, parece un esguince. Nada de peleas de camino allá.

—Sí, Sev— responden los dos al unísono.

—¡Ya! ¡Fuera de aquí! —escucha a alguien gritar.

De repente las palabras de Klaus toman sentido: el equipo de Gryffindor.

Nott se mantiene imperturbable ante los gritos de los leones, mostrándose como una columna inamovible y limitándose a dar instrucciones a su propio equipo. Puede ver a Evan haciéndose gestos con Potter, nada infantil, por supuesto, (notese el sarcasmo).

Pero antes de poder hacer algo, los ojos de Black caen sobre él.

Los ojos grises van de Regulus a Severus, y de Severus a Klaus, que ya se giró para encarar a los recién llegados. Su ceño se va arrugando hasta dejar en claro que está furioso, a segundos de sacar su varita pero es evitado por la presencia de tantas serpientes.

“Pasame tu mochila, nos vamos” escucha la voz de Klaus en su mente.

Sin mayor pensamiento, avienta la mochila hacia Klaus, este la atrapa y la cuelga sobre su hombro. Klaus mira la distancia de las gradas al suelo y sonríe.

“No” responde Severus antes de que Klaus tenga tiempo de preguntar.

Ni de chiste va a saltar.

“Valía la pena intentar”

Severus se gira a Barty y Reg.

—A la enfermería, después nos vemos.

Y por fuerza de hábito deja una suave palmada en la cabeza de Regulus y se va, al bajar las escaleras, Klaus ya lo está esperando.

—¡NOTT! —grita Klaus para llamar la atención de su capitán y señalar su dirección de salida— ¡Me voy!

Nott asiente y se concentra en sacar al resto del equipo sin tener accidentes con los recién llegados leones.

La mirada gris de Black no abandona a Severus hasta que salen del campo, no es hasta que están cerca del castillo que Severus se relaja por completo, está lejos de Black y Potter, está lejos de ese peligro.

—Tarados desesperados, la práctica no lleva más de 2 minutos de haber terminado y ya actúan como ancianos testarudos— se queja Klaus, sacando una risa de Severus.

—Y que lo digas.

—¿Qué tan mal quedaron Black y Crouch?

—Esos dos van a tener suerte de abandonar Hogwarts en una pieza. —Klaus se ríe, el largo historial de accidentes que han tenido esos dos pesa detrás de esas palabras. Se han caído de las escaleras, hecho estallar bastantes calderos, explotar varias cosas y otros muchos tipos de accidentes que dejan a Severus con una gran práctica para curar.

Pero claro, no puede pasar una cosa sin que llegue otra.

Mientras pasan por los pasillos con dirección a las mazmorras, se encuentran con alguien.

El ceño de Klaus se frunce y Severus se tensa solo un poco.

Lily.

Ella sonríe al verlo pero vuelve a estar seria cuando nota la presencia de Klaus.

Pero contra todo pronóstico no se mueve, sino que endereza su postura, se acerca y habla directamente a Severus.

—Sev, ¿Puedo hablar contigo un momento? — da una dura mirada hacia Klaus antes de agregar—A solas.

“No vayas, quien sabe porque te querer regañar ahora”

Severus mira a Klaus, es obvio el desagrado e irritación en él, direccionado hacia Lily. Ella lo mira insistente. Casi pidiendo en voz alta que mande a Klaus lejos pero manteniendo discreción.

“Adelantate al dormitorio, de todos modos te tienes que bañar” responde manteniendo la mirada.

“Verus” se vuelve a quejar Klaus, a ojos ajenos Klaus se enojó más, a ojos de Severus, el hombre quiere una tarde de holgazanear sin interrupciones.

“No tardaré mucho, ve” lo anima.

“Bien, pero si te regaña otra vez–”

“Klaus, ve”

“Voy”

Klaus re ajusta la mochila en su hombro y sigue de largo, despidiéndose con una leve sonrisa de Severus y una mueca de irritación hacia Lily, la única razón por la que Lily no cayó cuando Klaus pasó a su lado sin importarle pedir permiso es porque la pelirroja supo quitarse de enmedio a tiempo.

Lo ve desaparecer en el pasillo antes de volver su atención a Lily, al instante los nervios se instalan en su estómago cuando ella no se relaja al estar solo los dos.

—¿Qué pasa Lily? —pregunta con suavidad.

Lily suspiró y se peinó el cabello.

—Pensé que te ibas a alejar de Mulciber.

Carajo. No otra vez.

—¿De eso querías hablarme? —se les escapa la pregunta más rápido de lo que puede frenar su lengua.

—Sí, de hecho sí, —rebate ella— ya me enteré que ustedes dos se escapaban después del toque de queda y van a quien sabe donde.

¿Quien los vio? Cada vez que salían Klaus se aseguraba que no hubiera moros en la costa, no habían visto a nadie andar ni siquiera en el mismo pasillo que ellos y eran cuidadosos de que sus pasos no se escucharan, incluso llegaron a tener un trato con el Barón sangriento para que este alejara a Peaves. Genial, ahora los prefectos estarán más atentos.

—Eso…no es bueno—, es lo único que se las ingenia para responder, mala decisión.

—¡Claro que no es bueno! ¡Severus! ¿¡Qué hacen en ese tiempo?! ¡Eso no es alejarse de Mulciber! ¡¿Qué estabas pensando?!

—¡No es nada malo! ¡Lo juro!—, no va a decir nada sobre el hechizo que intentan lograr, que tampoco tiene nada de malo, pero ya había practicado antes que decir en estos casos.

—¡Si tiene que ver con Mulciber es malo! ¡Te lo he dicho tantas veces que no entiendo porque te aferras a no hacerme caso!

Esas simples palabras despiertan la memoria de Severus. Hacerle caso, obedecerla y jugar con sus mismas reglas. La discusión de hace meses con Klaus regresa con fuerza.

No, él no es un tapete.

—Porque me gusta estar con Klaus— confiesa, aunque es obvio para cualquier persona con un par de ojos.

—¿Te gusta estar con Klaus? ¿¡Qué puede gustarte sobre estar con un supremacista privilegiado y pomposo?!

—¡Ay, no lo sé! ¡Tal vez me trata bien, no se burla de mí, de hecho me apoya, me ayuda y me trata como un ser humano! —cuenta, cada cosa dicha respaldada por un recuerdo de Klaus haciendo justo eso, siendo la persona que Severus admira y ama, que ama ver y platicar.

—¡Te trata como a un perro! —Lily tiene sus mejillas sonrojadas del coraje, y eso no ayuda a la situación. —¡Te lleva con su grupito de por-ser mortifagos como su llavero personal! ¡Los vi ese día! ¡No eres más que su mascota!

Mascota, Lily lo llamó la mascota de Klaus, Dolohov lo llamó exactamente igual, ¿Por que todos lo llaman así menos el mismo Klaus? ¿Por qué el problema de la sangre preocupa a todos menos a Klaus? Klaus está muy complacido con su sangre, está contento con su apellido materno y eso fue suficiente para que marcara la diferencia.

Ya sabe de memoria que él no tiene oportunidad con Klaus, pero ¿Qué derecho tiene Lily de hablarle así?

Tomando aire, mira directamente a los ojos de Lily y decir algo de lo que no está orgulloso

—¿Entonces para ti es peor que yo sea la mascota de Klaus que ser la perra de Potter? —Lily reacciona como si le hubieran dado una bofetada.

—¡¿Qué?! ¡Yo no dije eso! ¡Yo—

—¡No! ¡Dices que me trata como su mascota pero te callas como ese parece ser el mejor trato al que puedo aspirar en todo este puto lugar! ¡¿O qué?! ¡¿Cual es tu maldita alternativa, eh?! ¡Me reclamas por estar con ellos! ¡¿Pero qué se supone que haga?! ¡¿Con quien se supone que me junte?! ¡¿Se supone que finja ser sonrisas y abrazos para estar con los mismos Gryffindors que les importa un carajo la justicia y solo quieren atacarme?! ¡¿Se supone que vuelva a estar solo mientras tu te rodeas de amigos?! ¡¿Eh?! ¡¿O es que crees que soy tan desagradable que solo me queda ser la mascota de alguien más?!

Lily lo ve con la boca abierta y pronto su cara se llena de vergüenza, apenas entendiendo el peso de sus palabras, ¿Se acaba de dar cuenta del clasismo en sus palabras o cree que solo fue inoportuna? ¿Realmente le molesta que Klaus sea un sangre pura o le molesta que Klaus pueda hacer una excepción por Severus pero no por ella?

—Nunca, nunca, vuelvas a llamarme “mascota”— no lo pide, lo exige, porque puede perdonar muchas cosas pero una falta de respeto así es difícil de ignorar aun con todos los años de amistad—, no tienes derecho a juzgar mi relación con Klaus cuando solo lo conoces de rumores de quinta.

—Lo siento, Sev— se disculpa ella, sus ojos verdes dando ese brillo de tristeza que siempre mueve a Severus a perdonar absolutamente todo.

Pero ese brillo verde no se ve como el brillo dorado cuando buscan perdón.

—Yo solo…me asusta que te acerques a Dolohov, Dolohov es tan cruel y asqueroso.

—Sí, Dolohov es una mierda de persona, pero Klaus no es Dolohov— aclara una cosa obvia, se miran unos segundos antes de suspirar, no vale la pena pelear. —, no quiero pelear contigo, por favor...déjame disfrutar esta cosa buena. Incluso si solo soy el entretenimiento momentáneo de Klaus, me la paso bien a su lado y el imbécil de Potter me deja en paz cuando estoy con él. Incluso si es una amistad temporal y con claros límites, quiero disfrutarla mientras dura.

Lily solo asiente a lo que dice, incluso si parece que va a refutar o contradecir ,no lo hace, acepta lo que pide Severus.

—Me tengo que ir, nos vemos.

—Adiós Sev.

Y se van por caminos separados.

Tal vez así tuvo que ser desde el comienzo.

Severus camina el trayecto que queda hacia las mazmorras. Evita a todos y va directo a su dormitorio, al estar vació supone que Klaus aún está en la regadera.

Simplemente va a su cama y se acuesta.

Su madre alguna vez dijo que su espalda es muy delgada para el peso del enojo, no entendió hasta ahora. Está enojado, está ofendido y está herido,

Lily, de entre todas las personas a su alrededor, lo llamo la mascota de Klaus.

De entre todas las personas, ella lo hizo.

Había sido insultado de muchos modos a lo largo de su vida, muchísimos, era una paria a donde fuera, un simple pobreton entre los muggles y un sucio mestizo entre los magos, no había parte donde pudiera salvarse de eso. Pero de entre todos los lugares, siempre pensó que podría confiar en Lily, confiaba en ella. Ella que venía un buen vecindario pero aun así lo trataba con respeto, que no lo veía con malos ojos pese a sus bajos recursos, ella que estaba en la misma posición de sangre y hasta un poco más abajo que él en Hogwarts. Ella que se hace de palabras contra los de su propia casa cuando sus varitas se alzan contra Severus, ella dirige esa palabras en su contra.

Y duele tanto porque Severus daría lo que fuera para hablar con ella. Siempre han sido el confidente del otro, en ella ha confiado su odio hacia su padre, su lealtad hacia su madre, su ira ante su situación, así como ella a confiado en él sus peleas con su hermana, su enojo y dolor por su rechazo, el ligero crush que arrastra por Farewell, y ahora, tener algo tan grande entre sus manos como su primer enamoramiento y no poder decírselo duele.

Como si le arrancaran esa felicidad que siente, se sintió bien hablar de esos sentimientos con Edmund, no dudaría que sería increíble hablarlo con Lily.

Pero ella no lo entendería, lo juzgaría y rechazaría, rechazaría que el objetivo de sus afectos sea un Slytherin sangre pura con la reputación e historial de Klaus en vez de alguien más. No entendería, así como no entiende la magia oscura, no entendería que hay varias cosas de una persona que pueden ser amadas.

La puerta se abre y Severus se endereza en su lugar.

Evan viene platicando con Edmund, riéndose del accidente de Quidditch, pero detrás de ellos viene Klaus.

Libre de su uniforme de Quidditch y con un cambio de ropa fresca, mucho más relajado y recuperado, la mochila de Severus aun en su hombro mientras sigue a Evan y comenta como Barty cayó de rostro a la tierra.

Al menos hasta que nota la presencia de Severus y va a donde él, dejando la mochila a pies de su cama.

—Ah, ya lo perdimos— rueda los ojos Evan en cuanto nota a donde va Klaus, yendo a su propia cama. Edmund le manda una mirada conocedora a Severus que el otro ignora en son de su dignidad.

Klaus se deja caer en la cama de Severus, convenientemente dejando caer su cabeza sobre sus piernas como si fueran una almohada.

—Verus, dile a Edmund que no estoy mintiendo y que de verdad Regulus derribó a Crouch.

—¡Te digo que es imposible tan siquiera espantar a ese mago! ¡Es como si tuviera ojos en la nuca! —refuta Edmund

—Para mí que Crouch se dejó derribar para atrapar al pequeño Black— comenta Evan, a lo que Klaus se ríe.

—Para tener esas atrapadas, mejor lo hubiera dejado caerse.

—Tú querías que yo saltara de las gradas al suelo— contraataca Severus, a lo que Klaus abre la boca ofendido y Edmund se ríe desvergonzado.

—¡A diferencia de Crouch! ¡Yo SÍ te hubiera atrapado! —Severus hace un esfuerzo casi físico para no imaginar cómo hubiera sido saltar y ser atrapado por Klaus, sentir sus brazos a su alrededor con muchas más firmeza que un simple abrazo.

—¡Entre sus dos fuertes brazos para jamás dejarte caer otra vez! —dramatiza Evan desde su puesto.

—Jodete, Evan, soy el doble de fuerte que tú— presume Klaus mientras le muestra el dedo de enmedio.

—Los celos no te van, —completa Edmund.

Evan lo ve indignado.

—¡Traidor! —acusa.

Severus ríe cuando esos dos empiezan una tonta discusión que Klaus empeora con cada comentario, pero lentamente su mente se va a alejando, como si se desentendiera de su alrededor y quedará en una pequeña burbuja.

La herida de ese día continúa, el enojo y la tristeza, tristeza de que Lily empieza a sonar como todo el mundo.

Es capaz de participar en la plática, de seguirles el ritmo como siempre. Deja que Klaus lo guíe a cenar, se sienta a su lado y come ausente su cena, su cabeza hecha un desastre.

Por un lado ama estar a un lado de Klaus, ama ser su cojín personal y se siente narcisista de ver como es el único que obtiene ese trato del más alto, pero por otro lado, no puede sacudirse ese frío sentimiento de que no es relevante, es solo un peluche. Una mascota.

—Verus— la voz de Klaus lo saca de sus cavilaciones. Parpadea un par de veces para reaccionar. ¿En qué momento se fue toda la tarde? ¿En qué momento ya estaban en pijama y listos para irse a dormir?

Se detiene frente a su cama, Klaus está a su lado.

Es insignificante, pero sus ojos caen al pijama de Klaus. Dos piezas de ropa, una camisa de tirantes y un pantalón, ambos guangos y no haciendo otra cosa más que remarcar el tamaño de Klaus. De un profundo color verde y tan brillantes, un set que seguro le costaría una década de trabajo. Mientras que él apenas puede darse por bien servido con un duo blanquecino y deslavado que encontró en un mercado. Otros iguales a ese en su closet porque los encontró de oferta.

Qué abismal diferencia.

Pero no puede perderse de nuevo cuando Klaus lo hace mirarle a los ojos.

—¿Qué pasa? Has estado así desde la tarde— pregunta.

—Nada, estoy bi—

—No estás bien— le corta su mentira, da un paso más cerca y toma su hombro. —Dime.

Severus mira a Klaus, quiere decir, quiere ser honesto y responder sus preguntas, incluso si Klaus se lo advirtió desde que vieron a Lily, siente la necesidad de decirle la verdad. Pero teme su reacción y teme ser descubierto por los demás.

Sus ojos se desvían del cálido dorado hacia la habitación, Edmund y Evan están más ocupados intercambiando y comparando pergaminos, seguro algún tipo de plan para que Mcgonagall no note que se copiaron la tarea. No estaban prestando atención pero si Severus comenzaba a hablar, era seguro que lo escucharan.

Klaus parece adivinar su inseguridad.

“Muestrame”

Y Severus ya no puede decirle que no. Como si se tratara de una película, sus recuerdos se reproducen uno tras otro sobre su discusión con Lily, desde lo que sucedió en el tren, el monólogo interior, el dolor de escucharla decir esas palabras, como la voz de su mejor amiga se convirtió en la de Dolohov cuando las dijo.

Cómo dejó una huella que no puede borrar tan fácilmente.

Klaus sale de su mente casi con prisa, da un par de pasos para atrás mientras de da la vuelta, toma una gran bocanada de aire y peina sus rizos hacia atrás, en ese movimiento, Severus puede ver como las uñas de sus dedos se afilan y vuelven a ser garras. La magia alrededor de Klaus se vuelve densa, dura y oscura. Como una torrente, algunas plumas que Severus tenía en su escritorio flotan, víctimas de la mini tormenta de magia.

Klaus se ríe, y cuando vuelve a encarar a Severus, este tiene el mínimo impulso de retroceder ante la expresión de completa ira y una sonrisa rabiosa. Sus ojos dorados brillando más que nunca.

—¡Ella de verdad–! ¡Esa maldita hija de—! ¡¿Cómo se atreve a–?! —Klaus vuelve a reírse, incapaz de formular ninguna otra palabra, Evan y Edmund voltean confundidos, pero callados, cautelosos de no dirigir la ira de su compañero hacia ellos mismos.

Edmund lo mira, buscando respuestas pero Severus niega, no vale la pena intentar mediar con Klaus ahora. Edmund se toca la frente, una pregunta a la que Severus asiente.

Acto seguido puede escuchar a Edmund en su mente.

“Sácalo del cuarto”

“No me va a hacer caso ahora”

“¿Se enojo contigo?”

“No estoy seguro”

“Entonces dí que quieres un té para relajarte, vayan a las cocinas y que él se tome un litro para que ya se relaje”

“¿Crees que funcionara?”

“Es Klaus, siempre funciona”

La conexión se rompe y Severus se gira a Klaus, que aún sigue soltando maldiciones e insultos por lo bajo.

Tentativo se acerca, una cercanía que Klaus acepta.

—No creo que pueda dormir mucho…voy a la cocina por un té de Jazmín, si—

—¡Voy contigo! —no lo deja terminar antes de tomar su muñeca y sacar a ambos del cuarto, sin importarle azotar la puerta tras de él.

Dejan en silencio la habitación.

—¿Van a foll—

—No aun.

Resulta que es muy fácil infiltrarse a las cocinas, los elfos se emocionaron por un par de segundos ante la oportunidad de servir directamente a jóvenes amos, eso al menos hasta que Naackú se encargó de mandarlos a volar y pedir indicaciones. Unas que Klaus no se molesta en dar antes de tomar asiento en una de las mesas cercanas.

—Yo ...creo que a Klaus le gustaría un poco de té de jazmín— pide dubitativo, inseguro si el elfo se tomará bien una orden de alguien que no es su amo.

Contra todo pronóstico, Naackú alza una de sus orejas y pregunta:

—Enseguida, ¿El joven amo Verus también desea tomar el té? —no puede leer del todo el tono del elfo.

—Lo toma con una cucharada de miel, Naackú— responde Klaus en lugar de Severus, el elfo al instante baja más su cabeza— y si es posible, trae también unos buñuelos.

—Al instante, amo Klaus. Naackú no tardará.

Naackú se pone manos a la obra, dejando a los demás en silencio. Severus suspiró y tomó asiento al frente de Klaus. Cuando las tazas de té aparecen frente a ellos, siguen sin decir nada. No es hasta que Naacku deja los buñuelos sobre la mesa y se va con una reverencia que el silencio se rompe.

—No lo eres.

Severus alzó la mirada. Klaus tiene sus ojos fijos en su té, viéndolo como si lo hubiera ofendido personalmente.

—¿Qué? —pregunta en un susurro.

Klaus alza la mirada, cualquier irá disipada en preocupación y honestidad.

—No eres una mascota para mí. —suelta la bomba.

El nudo en el estómago de Severus se aprieta y su garganta se cierra, trata de disimularlo dando un trago a su taza, pero Klaus no cede.

—Dolohov es un racista de mierda, no me hablaría si no estuviera interesado en hacer tratos con las empresas de mi padre, su prejuicio hacia mí es solo por el color de mi piel, su prejuicio hacia tí son dos distintos. Pero Evans…es injusto. —Klaus entonces se endereza,— Verus, es cierto que soy un sangre pura y tu eres un mestizo, pero incluso así, no cambia que te aprecio como un amigo, te respeto como respetó a cualquier otro de mi circulo.

—¿Y si no fuera de tu círculo? ¿Me respetarias? —Ha visto cómo se divierte Klaus asustando a los otros mestizos y nacidos de Muggles menores o de su misma edad, como usa su magia, su apariencia y su nombre para crearse una imagen imponente a la que nadie se quiere enfrentar. No hay seguridad de que Klaus lo respetara si las circunstancias no los hubieran traído juntos. Pero Klaus suspira y asiente.

—Sí, porque tú me respetas a mí.

—Lo dijiste tú mismo, soy un mestizo y tú un sangre pura Klaus, no hay opción de no respetarte, sé que no es lo mismo, soy parte de lo que tus costumbres rechazan y odian— le dice mientras mueve su taza.

—No voy a mentirte, no estoy en desacuerdo en que la pureza de la sangre es importante, pero mis razones arrastran una herida histórica más que la quema de brujas, si no me agradan los nacidos de muggles es porque todos ellos crecen pensando que está bien tratar de la mierda a los que son como yo. La familia de mi madre está en este continente por su puta culpa, solo salvadas por el mundo mágico. Los muggles son seres salvajes, violentos y crueles, todo lo que hacen es lastimar y aquellos que se crían entre ellos y llevan su sangre se comportan exactamente igual, igual a como hizo Evans.

Severus se remueve incómodo por la mención de lo que pasó.

—No soy tan distinta a ella, mi padre ...tengo su sangre también. —y jamás podría perdonar eso, perdonar tener la sangre de un hombre tan detestable como Tobias en sus venas, porque Tobías de verdad es un maldito animal.

—Pero tú…incluso si su sangre corre por tus venas, incluso si hablo de mestizos, no eres igual. —Klaus toma su muñeca, primero se sobresalta por el contacto pero cede a él, la mano de Klaus es tan gentil con la suya—.La sangre de los Prince te aleja de ellos y te acerca a nosotros. Eres un increíble pocionista, habilidoso mago e inteligente persona. No eres una mascota, nunca te he considerado una mascota y jamás he considerado a nadie una mascota. Sí, los considero inferiores a los magos, pero no a los humanos, y si odio algo más que la opinión de Evans en nuestra relación, es el hecho de que te hace sentir menos cuando eres más, mucho más.

Severus le mantiene la mirada, no hay nada más que honestidad en las palabras de Klaus, no hay nada más que el cuidado y preocupación con el que siempre lo trata, el respeto de Klaus hacia su persona, porque incluso con la diferencia económica y racial, Klaus lo trata como una persona de su mismo nivel.

Es por eso mismo que se enamoró de él.

—Gracias, Klaus. Por todo.

Entonces Klaus sonríe, no su sonrisa que acentúa sus colmillos o advierte de peligro, no, la sonrisa que hace que se le marquen los hoyuelos en sus mejillas y sus ojos se achiquen un poco.

—De nada, Verus, te dije que estoy para ti. Ahora, tienes que probar uno de estos— soltó su muñeca para acercarle los panes que Naackú preparó— son increíbles.

Severus río por el abrupto cambio de tema pero lo acepto.

Mientras come el delicioso pan, solo puede observar a Klaus, atesorar sus palabras y calmar su corazón. Porque ahora está bastante seguro de que está profundamente enamorado de él.

 

 

 

 

 

A la mañana siguiente, todo parece ir bien, despertar, desayunar e ir a clase, desde su plática la noche anterior Klaus ha estado aún más cerca suya, claro que sin quejas de parte de Severus. Ni una sola.

Durante el desayuno, Regulus y Barty se acercaron a sentarse con ellos. Klaus los saluda con un seco “hola”, y sigue con su desayuno, pegando su plato al de Severus.

—¿Cómo les fue en la enfermería? —es lo primero que pregunta.

Barty sonríe, mostrando su dentadura perfecta y sin ningún diente faltante.

—Pues…tenías razón, yo tenía el hombro esguinzado, Barty arregló su diente y nos regaño como si no hubiera un mañana sobre cómo tenemos que aprender a no caer de cara y agarrarnos de la escoba, pero estamos de nuevo en una pieza— le cuenta tranquilamente, moviendo su comida.

—Las pociones de Promfey saben horribles— se queja Barty, antes de acercarse a Severus, parpadeando con ojitos brillantes,— ¿La próxima vez nos das de las tuyas, Sevy? –le pregunta en un tono casi infantil.

Klaus hace una mueca y pasa su brazo por detrás de Severus para alejar a Barty, importando poco y nada poner su mano en la cara del mago más joven y de ahí empujarlo.

—Claro…—Barty sonríe antes de que Severus continuará— si la próxima vez tienen cinco galeones.

—¡Sev! —se queja, Klaus se ríe malicioso ante esa respuesta.

—Soy el único que obtiene pociones gratis de Verus— le presume Klaus a Barty.

—¡¿Ah?! ¡¿Y eso por qué?!

—Por que soy su favorito— dice en ese tono pomposo, bastante orgulloso de sí.

—No es cierto, Reg es el favorito —y para probar su punto, extiende la mano para dejar una palmada en la cabeza del susodicho. Regulus se ríe tímido ante la atención.

—¡Verus!/¡Sevy! —se quejan al unísono Klaus y Barty, uno de los dos alejando su mano de Reg, (nótese que no fue Barty).

Tanto Severus como Edmund y Evan proceden a reírse de la expresión de esos dos. Entonces el desayuno acaba y se van por caminos separados.

Como cualquier Martes, tienen Transfiguraciones con Gryffindor, por lo que Severus se pega más a Klaus y Edmund en todo el camino para allá.

Vio a Lily a un lado de McKinnon, McKinnon le dedicó una dura mirada mientras Lily lo saluda con duda, se relaja al ver que Severus le regresa el saludo pero no puede hacer más cuando Klaus lo jala lejos. Lo jala hasta donde normalmente se sienta, delante de ellos, Edmund y Evan toman asiento.

—Klaus…

—No me importa, ella empezó— ignoro el posible regaño.

El salón se llena, él perfectamente oculto entre los cuerpos de sus compañeros, incluso con su ridícula altura es capaz de confundirse con la pared por un rato.

Pero incluso desde su posición, siente que algo está fuera de lugar, su magia está erizada, algo a su alrededor le causa ansiedad y no sabe porque…hasta que se da vuelta.

Los ojos grises de Black están clavados en él, la ira casi saca chispas de él, su normalmente postura relajada está olvidado en son de tener la misma que una figura de madera, tensa y alerta.

Otros huirían de esa mirada, pero Severus le mantiene la mirada.

Severus se atreve a decir que la clase es divertida, más cuando el tema es la transfiguración de seres vivientes y los riesgos de esto.

Comparte una sonrisa con Klaus, ambos MUY conscientes del tema y su importancia.

Todo está tranquilo, hasta que no lo está.

El grito de una chica interrumpe el salón entero, todos voltean en su dirección.

Lo que antes fue su mano ahora es un tenedor. Ella grita asustada mientras su compañera de asiento hace lo posible por calmarla y revertir el hechizo, rápidamente siendo ayudada por McGonagall, pero la chica está tan alterada que su misma magia repele los débiles intentos de las dos brujas por ayudarla.

—¡Vayanse, muchachos! ¡Quiero un pergamino de 25 centímetros de largo sobre el tema de hoy! ¡Calmese, jovencita Santoral! Señorita Wang, ayúdeme.

Y entre las dos mujeres pudieron sacar a la asustada muchacha del salón, seguro camino a la enfermería para darle una poción calmante y ahora si poder revertir el daño a su mano.

Ni lentos ni perezosos, todos salen como gallinas de un gallinero, decididos a aprovechar la media hora libre disponible. Severus se hunde de hombros y sale del salón, escuchando a Edmund y Evan burlarse entre sí de tan ridícula situación, pero Klaus se detiene en seco, llamando la atención de Severus, que se gira para saber que pasa.

—Olvidé mi pluma— dice mientras ve en su mochila. Solo para sonreirle a Severus en disculpa— espera aquí, no tardo.

Y dicho eso se regresó al salón, todos los demás moviéndose para no estar en el camino de Klaus.

Severus acomoda su mochila, decidido a esperar a que Klaus regrese, pero un fuerte empujón lo manda al suelo.

—¡Tú, maldito Snivellus!

Severus se gira en el suelo, nada sorprendido de ver a Sirius Black, respirando como un perro rabioso. La falta de la varita apuntada en su dirección resalta en la imagen, no era un punto que Severus no fuera a explotar.

—Jodete, Black.

—¡Oh! ¡Entonces conmigo es “Jodete, Black”, pero con mi hermano es “Pequeño Reggie”!

—Solo uno de los dos heredó el encanto familiar—sisea, lentamente levantándose del suelo.

—No te quiero cerca de Regulus, puto mortifago, no quiero ver tus asquerosas manos pasarles cerca.

—¿O qué? —pregunta, sintiendo la ira bullir.

Black avanza hasta quedar casi encima de él, nota con gran satisfacción como Black tiene que alza la cabeza para encontrarse con su rostro, una diferencia de alturas invisible a la distancia pero tan obvia en esa cercanía.

—O haré tu vida un maldito infierno hasta que tú mismo ruegues por piedad.

Severus se ríe cínico, ladeando su cabeza.

—¿Así como Regulus ruega tener un buen hermano?

El primer golpe fue soltado.

 

 

 

 

 

Lily se ríe del comentario de Marlene, no mentiría, si era un poquito cruel, pero no podía evitarlo, el humor de Marlene era uno tan oportuno e inesperado que siempre lograba sacarle una risa. Ambas aún en el salón, se tomaron su tiempo para recoger sus cosas, para guardar sus cuadernos y libros, total tenían el periodo siguiente libre, por lo que podrían darse el lujo de ser más lentas.

Ella recoge su último libro de la mesa, distraída.

Hasta que el mismo libro que estaba recogiendo es azotado en la mesa, sus dedos quedando debajo y sin oportunidad de zafarse. Al instante voltea, lista para echar bronca a quien sea el gracioso, pero apenas encuentra al responsable, su garganta se cierra y el sudor frío corre por su espalda.

Mulciber.

A su lado, Marlene se queda igual que ella, las dos congeladas ante la cercanía del otro.

Mulciber era gigante, alto y fornido, pero lo más aterrador era la peligrosa sonrisa que les dedicó, combinada con los ferales ojos dorados que las ven como si fueran solo un bocadillo o un ratón con el cual jugar. Su mano sobre el libro ejerce la presión de un yunque, evitando que Lily pueda soltar sus dedos.

—Hola, Evans, ¿Cómo estás? —Pregunta con falsa educación, pero al instante alza su otra mano, acallando cualquier respuesta que Lily fuera a decir—.De hecho, no, no respondas, me importa una mierda. Vine porque, según entiendo, tú y yo tenemos un asunto sin resolver.

—¿Y-Yo?

—¿Hay otra Evans presente, idiota?

—¡Jodete, Mulciber! ¡Lily no-! —Marlene intenta meterse, pero la magia misma de Klaus la empuja al suelo, su boca sellada y su ropa pegada al suelo, incapaz de irse o decir algo sobre lo que pasa.

—¡Cierra la puta boca, McKinnon! ¡Esto no es contigo! —prácticamente ruge hacia su amiga, su voz se escucha como un trueno en todo el salón. Entonces regresa a sonreír hacia Lily.

Lily ve la sonrisa de Mulciber, el doble par de colmillos que lo asemejan tanto a un animal.

—Nuestro asunto sin resolver tiene que ver con un muy querido amigo mío, Severus, claro, creo que lo conoces— sigue hablando, entonces la sonrisa se baja, el brillo furioso de sus ojos ahora concuerda con la expresión de su rostro—O al menos solías hacerlo.

—¿Que tiene Severus que ver con esto? —no sabe de donde encuentra voz para responderle al mago, pero su valor llega hasta ahí cuando Mulciber suelta una risa venenosa.

—¿Qué tiene que ver Severus? No lo se…—entonces Mulciber se endereza, como si fingiera pensar hasta que chasquea los dedos como si una idea viniera a su cabeza— ¿Tal vez que tus constantes estupideces sobre cuál es su lugar en este mundo lo tienen sintiéndose de la mierda? Tan buena Gryffindor que haces lo tuyo, poniendo los valores de otros en el maldito suelo. Te las das de buena, inteligente y brava cuando no eres más que una gata soltando zarpazos a cualquier cosa que se deje. Normalmente me limitaría a ignorarte, pero me tienes harto con tus mierderos discursos de moral y creyendote tanto como para decidir con quién se junta Severus.

—Eres un maldito mortifago, Severus no tiene porque estar contigo, tu ni siquiera lo ves como una persona, lo ves como un—

—¿Una mascota? —la interrumpe, una nueva ola de magia iracunda azotan las sillas cercanas. — No, no, aquí, la única que trata a Severus así eres tú.

—Solo porque trato de ayudarlo y alejarlo de tí no significa que lo trato como tu y tu panda de supremacistas. —le cuesta mucho hablar, el miedo de saber que Mulciber puede hartarse en cualquier momento actúa como una piedra sobre su lengua y una soga sobre su garganta. La misma que se aprieta con el mero movimiento de Mulciber alzar el kabio en un gesto de asco.

—Escúchame bien, Evans.Te lo voy a decir una sola vez; me importa un carajo como tus muggles padres te enseñaron a que puedes tratar a los demás, aquí, YO estoy arriba de tí, —Mulciber va hablando más serio, su voz perdiendo cualquier fachada de amabilidad o educación, sus ojos fijos en los de ella—Si me entero que te atreviste a llamarlo una mascota, un juguete o cualquier modo similar, de nuevo, me encargaré de que tú seas la siguiente mascota de Dolohov. —Mulciber se acerca más, incluso si Lily quiere alejarse, no puede por el libro que Mulciber aun presiona sobre la mesa, sus dedos duelen por la presión inmisericorde—Y creo que todos sabemos que Dolohov no es tan amable como yo con las ratas sangre sucias como tú.

Y con eso, Mulciber aleja su rostro del de ella, otra vez una sonrisa puesta en su cara.

—Verus se enojara conmigo si se entera que discutimos, no lo pongamos en la penosa situación de no hablar con ninguno de sus mejores amigos. Y si esta linda conversación sale de aquí, habrá mayores… —Los ojos de Klaus bajaron a la mano que presiona el libro—consecuencias.

Lily siente el aire faltarle en los pulmones cuando esa oscura mano ya no tiene uñas, si no alargadas garras negras, tan afiladas que un papel se cortaría en mil pedazos con tan solo rozarlas. Su corazón late desbocado, asustada, no puede alcanzar su varita, Marlene está en el suelo y no hay nadie más en el salón que pueda atestiguar que Mulciber la atacó.

—¿Entendido?

No tiene tiempo de responder cuando un montón de gritos fuera del salón interrumpen.

Mulciber suelta el libro y Lily lleva su mano a su pecho, un aliento tembloroso saliendo de sus labios mientras ve la sangre pura ver en dirección de la puerta, intrigado y alerta. Al menos hasta que un rubio entra corriendo y le avisa a Mulciber.

—¡Black está peleando a golpes con Snape! —casi grita.

Ante la mención de Snape, Mulciber manda todo al demonio y corre en dirección del escándalo, apenas haciendo un ademán con la mano para liberar a Marlene del suelo.

Ambas intercambian solo una mirada antes de seguir el ejemplo de Mulciber y correr a donde está la pelea.

Los alumnos se aglutinan y se vuelven una muralla, todos gritando algo distinto. Lily tiene que empujar a muchos para poder llegar al frente y ver qué está pasando, sus ojos se abren ante lo que ve.

Sev, su amigo que siempre evita los conflictos, delgado y con poca fuerza física, está en una salvaje pelea con Black, su nariz sangrando llena de sangre su rostro y ropa, pero Black, contra todo pronóstico, no está mejor, ya con un ojo morado.

Black empuja a Severus y Potter se mete, intentando atacar a Severus por la espalda, sin contar que Rosier sería más rápido en reaccionar. Rosier, con toda la ira que siempre carga, derriba a Potter de un puñetazo, y no conforme, lo sostiene de las solapas para tener oportunidad de soltar otros más. Todo está pasando en cuestión de segundos y ella no puede obligarse a reaccionar.

Un chico de Ravenclaw llega desde el otro lado del pasillo, la insignia de prefecto brilla en su pecho mientras se apresura a llegar e intentar frenar la pelea, sus gritos son ignorados así como su presencia. Lily solo puede ver la forma en la que Black y Severus se enrollan en una pelea que los manda al suelo y Black se coloca sobre Severus, sosteniendo su cuello para obligarlo a quedarse abajo, listo para encestar un golpe más fuerte.

Pero se detiene de golpe.

Todo el tiempo se detiene para Lily. Pues Severus encajó sus uñas en el costado de Black, la sangre mancha la camisa blanca del Gryffindor y el dolor dobla su cuerpo. Y cuando Severus desencaja sus manos, Lily se encuentra con una vista de pesadilla: las uñas de su mejor amigo, de su callado Sev, son garras negras que ahora están manchadas de sangre.

¡Expelliarmus!

Black no puede hacer nada contra el hechizo lanzado, se estrella con el suelo a pies del prefecto de Ravenclaw, solo segundos antes de que Rosier aventara a Potter en la misma dirección. Haciendo al chico estrellarse con su amigo herido.

Al instante, la vista de Severus es cubierta por el cuerpo de Mulciber, que sin reparo se arrodilló a su lado, insistiendo en revisar su nariz. Lo ayuda a pararse y Severus se queda recargado en la pared cercana, Mulciber a su lado cubriendo su nariz con un pañuelo, pasando su mirada entre Severus y los dos merodeadores.

Avery llega al mismo tiempo, conflictuado entre ir con Rosier o con Severus, pero por fin se decide en Rosier, viendo que Severus ya tiene suficiente ayuda.

—¿¡Qué está pasando aquí?! —gritó el prefecto, ya que los gritos se bajaron, su presencia por fin es reconocida. Se concentra en agacharse y ayudar a Potter y Black, Pettegrew y Lupin corren en esa dirección, llegando para ayudar a sus amigos.

Black se sienta como puede y levanta su camisa.

Donde las garras de Severus se encajaron ya no sangra, si no que se vuelve una tonalidad totalmente negra, con distintas venas siguiendo lo mismo, como una enfermedad que se aferra y se esparce por su piel.

—¡¿Qué carajo?! ¡Ese hijo de perra usó magia oscura! —acusa Potter mientras Lupin intenta mil y un cosas para sanar a Black.

Severus. Severus causó eso. Severus usó magia negra.

—¡Snape! ¡¿Usaste magia oscura en un compañero?! ¡¿Estás consciente del daño que pudiste haber causado?! No tengo otra opción más que llevarte con el director, este asunto no puede—

—Ah, Johnson, el hombre que estaba buscando— Avery interrumpe el discurso del prefecto, saliendo de detrás de Rosier. Al verlo, el color del prefecto se drena por completo. Avery ladea su cabeza y sonríe, acercándose como una serpiente a su presa. —ay, es una pena que nos encontremos cuando Black y compañía de Gryffindor atacó a un gran amigo mío al más puro estilo animal, y dos contra uno. Tsk, ojalá fuera otro momento.

—¿Sí? ¿Y eso por qué? —Lily siente el asco, asco de la forma en la que toda autoridad es arrebatada de ese prefecto por la misma presencia del sangre pura. Como él se agacha e intenta hacerse más pequeño en son de no molestar a Avery.

Avery se ríe como cualquier millonario rico del medio.

—Porque estoy trabajando en convencer a mi padre que renueve el contrato de renta que tiene con tu familia, por supuesto— y si antes Lily sintió asco, ahora lo que tiene son náuseas. Nauseas al ver el terror pasar a un rayo de esperanza y pesar en los ojos del chico, terror porque el destino de su familia está en las manos de un arrogante cabrón al que no le importa nada más.

—Eso es considerado, yo–

—Pero claro, me desvelo al escribir esas cartas y Severus hace las mejores pociones para dormir, y mi buen amigo no puede ayudar mucho si tiene la nariz rota.

—Pero…él…la herida.

—¿Oh? ¿Ese pequeño rasguño? A veces la magia hace cosas locas. No es más que una ligera pérdida de control que se irá en un segundo.

Y como si ese fuera un código, Severus apunta su varita a Black y susurra algo. Black se retuerce en su lugar mientras esu herida suelta una especie de humo negro, pero encuanto termina…ya no hay nada. Los otros merodeadores ven donde estaba la herida y después a Severus, Mulciber cubriendo la vista al interponerse entre ellos y Severus.

Y Severus…se oculta en la espalda de Mulciber, lo deja cubrirlo y protegerlo.

Johnson ve eso con ojos tan grandes como platos antes de que Avery tomará su hombro como si fueran amigos.

—El castillo tiene protecciones para evitar que la magia negra sea practicada dentro, así que eso que viste fue solo la magia de mi amigo desesperado por protegerse. —dice Klaus con esa falsa amabilidad y sonrisa de advertencia.

–Entonces— sigue Avery— Johnson, ¿Qué dices? ¿Severus me ayuda a convencer a mi padre para ceder el contrato o me veo en la necesidad de dejarlo tomar la decisión solo?

Un suave apretón de esa mano es todo lo que se necesita para que el pobre chico se rompa.

—30 puntos menos a Gryffindor por atacar físicamente a un compañero, pasará el reporte a McGonagall para que ella decida el castigo. El resto ya váyanse, no hay nada que ver aquí.

—Bien pensado— felicita Avery con una palmada en la espalda antes de regresar con su grupo de serpientes. El alumnado se disipa y Potter y Black son arrastrados por el Ravenclaw hacia la oficina de McGonagall.

El grupo de serpientes no se va. Un grupo de serpientes donde también está Severus. Rosier se rie de los Gryffindor mientras se limpia la sangre de la comisura de los labios y Severus les dedica una sonrisa que se esconde entre el pañuelo de su nariz.

—Gracias Ed— agradece Severus. Y Avery le quita importancia con un mover de su mano.

Severus le agradece a un ricachón usar su poder para amenazar a un chico con destruir todo por lo que su familia trabaja. Como si fuera nada, se lo agradece como si le hubiera dado la hora, después de que Severus usó un hechizo tan horrible en los pasillos de la escuela.

Entonces Severus voltea y se encuentra con su mirada.

Lily no puede creerlo.

Severus se junta con Mulciber, con alguien tan jodidamente aterrador y violento como él, alguien que no teme amenazar a otros, a su mejor amiga, y lo deja influenciarlo.

Las uñas, los dientes, Mulciber va perfilando a Severus a ser una copia de él y Severus no hace más que ceder, obedecer y enojarse cuando ella señala como lo sigue tan ciego como una oveja.

Y ahora incluso usa el poder y cinismo que ellos tienen, se zafa de responder por sus acciones como cualquier sangre pura lo haría. Y lo peor, piensan que no es nada, que no es relevante.

Severus se separa de su grupo de amigos, acercándose a ella, extendiendo su mano hacia ella, intentando alcanzarla.

—Lily, espera, no es lo que parece, yo—

Pero en la mente de Lily, esa mano con garras pertenece a Mulciber, pertenece a un cruel, aterrador y peligroso ser.

—¡No me toques! —gritó, alejándose.

Entonces los ojos dorados vuelven a ser negros, Severus la ve, preocupado, herido y sorprendido, encogiendo su mano ante su reacción, pero Lily no puede quitar la vista de sus uñas, las que ella penso que eran postizas, las que penso que eran inofensivas y nada más que una elección de moda, era armas.

—Eres…¡Eres igual a ellos! —es lo único que puede decir antes de salir corriendo, ignorando los llamados de Marlene y de Severus.

¿En que se está convirtiendo Sev? ¿De dónde viene toda esa crueldad? ¿Por qué se deja guiar por un camino tan oscuro? ¡¿Por qué no puede detenerlo?!

Severus ve a Lily irse corriendo, McKinnon corre detrás de ella, y él lo hubiera hecho de no ser porque la vista de Lily horrorizada con él, con lo que hizo y después dándole la espalda caló fuerte en él. Simplemente se queda parado, observando por donde se fue.

Hasta que siente el calor de alguien más a su lado. No tiene que voltear para saber quien es.

—Klaus…

—Aquí— confirma él.

Severus solo asiente, no tiene nada que decir, solo quería asegurarse.

Klaus sigue la misma trayectoria por donde se fue la pelirroja, enojado pero dentro de toda esa ira, es fácil notar el aire satisfecho antes de tomar los hombros de Severus, animándo a regresar con ellos.

—Ven, es mejor que descanses antes de la siguiente clase.

Y Severus se dejó guiar, se dejó llevar a donde Edmund y Evan y se sentó en el balcón del castillo. Tanto él como Evan son sanados con simples hechizos, y Severus se quita el suéter ensangrentado. Se quedó con ellos, intentando distraer su mente de lo que sucedió.

 

 

 

 

 

Klaus se considera a sí mismo un hombre razonable. En su mayoría. Viniendo de una familia como la suya, es imposible no serlo. Con el futuro de manejar grandes empresas no tiene de otra más que aprender a marcar sus objetivos, e ir por ellas de la forma más inteligente posible, con la menor pérdida a cambio de la mayor ganancia, la paciencia es una virtud importante, así como el tiempo.

Y ese consejo se aplica a muchas cosas.

Pero si una cosa le jode como los mil demonios de las historias de su madre, es la gente metiche que arruina sus planes, que arruina su trabajo. 

Odia compartir, desde pequeño ha sido un problema y es una maldición personal. Todo hombre y mujer Mulciber odia compartir.

Su padre odia compartir el tiempo y amor de su madre con el mundo, con problemas se lo permite a Klaus, que es su hijo. Desde pequeño se notó sus problemas, no era anormal que Klaus peleara con los otros niños cuando intentaban tomar sus juguetes, acariciar a sus mascotas o pedirle cosas a Naackú, porque Klaus tenía un fuerte problema de posesividad.

Conforme creció, su problema se aliviano, con tantas cosas que llaman su atención y encontrando divertido hacer cosas con más personas, la ligera irritación por tener que compartir sus cosas es mínima. Pero no espero que el lío que tuvo antes con soltar lo que atrapó regresará mucho más fuerte de lo que jamás sintió.

La primera vez que vio a Severus, al instante llamó su atención.

No mentiría, le llamó la atención por todas las razones equivocadas. Un mestizo criado entre Muggles parecía la presa perfecta para divertirse un rato, usando sus ojos o los mismos prejuicios del otro, lo veía como otro de los inferiores magos que aspiran al mundo mágico sin entenderlo y querer convertirlo en una copia del mundo muggle. Pero cuando el otro lo vio por primera vez, no hizo nada.

Severus Snape no reaccionó en lo absoluto a estar frente a Klaus Mulciber.

Y esa reacción derribó todas las ideas de Klaus.

No se le acercaba, lo evitaba como a todos los demás sangre puras, ni siquiera reaccionó la gran cosa esa noche, cuando descubrieron que serían compañeros de cuarto. Entonces lo ignoraba.

Hasta que, de algún modo, Severus se la ingenio para ser aún más atractivo.

Su valor para enfrentarse sin temor a los otros tarados de la casa opuesta, no retrocedía y no parecía dispuesto a dejar a otros pasar encima de él.

Ese pequeño mestizo tenía a los Malfoy volando a su alrededor como aves encandiladas con un espejo, Lucius Malfoy haciendo presión para que nadie lo molestara y Narcissa Malfoy constantemente a su lado, la influencia de ambos le dio un nuevo aire al otro que, a ojos de Klaus, no pasó desapercibido.

A Klaus le gustó, le gustó el modo en que ese mestizo se llenó tanto como pudo del conocimiento del lugar y lo puso en práctica. Era espectacular en pociones, fluido, casi experto pese a penas haber empezado. Pero lo que terminó de jalar a Klaus hacia él, fue verlo leer libros de magia oscura.

Ese mestizo, pese a su sangre, pese a su alrededor y educación, estaba entrando al mundo de la magia con la fluidez de un pez en el río, los leía, los anotaba y los analizaba, le gustaban, él no estaba interesado en la infantil división de luz y oscuridad, sombra y luz.

Él estaba ahí por la magia, y eso es algo que Klaus puede respetar.

Pasó tiempo cazándolo, paseando a su alrededor en busca de una entrada, de una forma de acercarse, de hablarle para tenerlo más cerca. Como cualquier proceso de cacería, toma tiempo.

Le tomó tiempo que Severus se acostumbrara a su compañía, que se acostumbrara a su “buena fe”, que bajara un poco más la guardia. Le tomó acercamientos clandestinos y unas cuantas conversaciones con Edmund y Evan para que ellos también cedieron. Entonces Severus notó sus uñas, Klaus se encantó y le mostró cómo tenerlas, casi como una prueba.

Una cosa es interesarte por la magia oscura y otra es atreverte a hacerla.

Debió haberse quedado cerca para evitar lo que pasó después, pero el placer de ver que Severus no solo lo intentó, si no que modificó el hechizo para que se adecuara a sus deseos, fue enorme.

Se quedó para el segundo intento y fue un éxito.

Luego vino la primera señal.

Escuchó a Severus llamar a Evan, Edmund y a los Malfoy por su nombre mientras él seguía siendo “Mulciber”, solo Mulciber.

Eso lo llevó a buscar un modo de entrar, entrar en la confianza de Severus,esperó hasta que se le fue servida en bandeja de plata. Claro que la tomó, saltó sobre ella como un león sobre su presa.

Uso su deseo de cambiar para entrar en su mente, en su normativa, y después se aferró, quería que viera que valía la pena tenerlo como amigo, cuido de él durante el proceso de cambio para que viera que Klaus es su mejor oportunidad alrededor, que dejara de intentar mantener una distancia y cediera. Y funcionó.

Ya lo tenía. Lo tenía en su círculo de amigos.

Era feliz, tenía a Severus como su amigo, constantemente sentía la necesidad de extender la mano y tocarlo, solo para confirmarse que es verdad, que son amigos.

Segunda señal.

Todo el tiempo buscando encontrarlo y tocarlo, al inicio sus toques eran recibidos con una postura tensa y una mirada dudosa, pero con el tiempo, el otro comenzó a aceptarlos, normalizarlos, se acostumbró a ser tocado por Klaus. Y Klaus no se aguanta la sonrisa de ver como Severus se tensa cuando los demás lo tocan pero no cuando Klaus lo hace.

Tercera señal.

Preferencia. Se regocijaba de ver que Severus tenía preferencia por él. Puede estar con Edmund, puede estar con Rosier, pero Severus elige estar con él, elige ser su pareja de pociones por un precio tan bajo como cuidar el caldero, prefiere su compañía, lo sigue y no se molesta en lo absoluto cuando Klaus lo sigue.

Se ve hasta relajado con la misma presencia de Klaus cerca.

Hasta que llega la presencia de alguien más.

Cuarta y más potente señal: celos.

Puede perdonar al pequeño Black, aunque la primera vez lo hizo estrellar los dientes y morderse la lengua por como su Verus se movía y lo tocaba tan cómodo. Pero una mirada al menor y ve la necesidad de ese niño de aprobación, al igual que el mismo Klaus, Verus sostiene entre sus delgadas manos la cura por una herida personal. Por lo que es mucho más sencillo dejar a Verus con él o con Crouch.

Llegado ese punto, ya está plenamente consciente de que lo que siente dejó de ser mera amistad y orgullo.

Es consciente como es feliz por la invima atención que Severus le preste, como está estático de recibir sus atenciones, como casi se desmaya de alegría la primera vez que Verus comenzó el contacto, acariciando su cabello, una memoria que Klaus no puede borrar, todas las noches la recuerda y busca excusas para repetirla. Tiene a Evan harto de charlas sobre lo bello que es Severus y este no se da cuenta, de sus virtudes, cualidades y pequeños defectos que Klaus encuentra adorables.

Estaba celoso de todos los que recibían un trato familiar de parte del mestizo, pero cuando se trata de de Regulus y Barty no le molesta tanto, Evan y Edmund son amigos que se comportan como tal, incluso con Burbage y Sinistra puede dejarlo pasar.

Pero la otra….

Odia esa maldita sangre sucia como no ha odiado a nadie en mucho tiempo.

Con sus estúpidos aires de moralidad y superioridad, queriendo arrancar a Severus de todo lo que ha logrado, de la red de amigos que consiguió. Esa bruja quiere arrancarle a Severus a Klaus.

Y como no lo logra, porque Klaus no cede, claro que esa cualquier recurre a trucos baratos, recurre a usar la cercanía que comparten para lastimar a Severus.

Una vez que Klaus lo convence de ir a una fiesta, llega esa perra y hace sentir a Severus como una mala persona por bailar con él, lo hace sentirse mal al punto de alejarse de todo, sus palabras y presiones lo lastiman al punto de ignorar su propio cuerpo por los gritos de su mente.

La odia porque Verus no puede estar tranquilo a su lado, porque siempre tiene que fingir y forzarse a jugar un papel que dejó de ser suyo el día en que Klaus llegó. Verus ya no era un niño solitario que solo tiene una amiga en el mundo, ahora tiene a Klaus y los demás. Y ella lo hace sentir como una mierda por no estar solo, por encontrar gente que apoya y comparte sus intereses y ambiciones, como si las ambiciones de ella no fueran más huecas.

La odia porque cuando está con ella, Verus sale herido por la panda de cabrones de Gryffindor.

La odia por cómo lo mira, por como es fácil asustarla pero no hacer que se vaya.

Incluso cuando su Verus consiguió otras amistades, no puede evitar ese odio.

A Burbage y Sinistra no las odia, Burbage odia a Klaus con cada hueso de su ser, pero no molesta a Verus por estar a su lado, cada vez que Verus regresa de estar con ellas, regresa contento y tranquilo, regresa tan feliz como se fue y no tiene problemas en acompañarlos como siempre, pero cuando regresa de estar con Evans, regresa disociado y distante, evasivo de pasar tiempo con nadie más.

Y llamarlo mascota.

Recordarlo lo hace enojar tanto. Porque eso habla más de ella que de Klaus, habla del modo en que ella no puede concebir que alguien pueda encontrar agradable a su supuesto mejor amigo, habla de que ella de hecho puede ver a los demás como sus mascotas.

Y lo que más le enoja, es que, incluso con todo el dolor que su cercanía le trae, Verus aún intenta mantenerla.

Lo ha visto perseguirla, intentar disculparse por lo que sucedió en el pasillo. Compara sus garras con una varita, como es solo un simple pedazo de madera si no lo activas, como las uñas son un método de defensa contra su padre cuando está fuera de Hogwarts, pero ella, como gallina sin cabeza, corre en círculos sobre lo mismo. Solo le importa que Verus tiene ese tipo de garras y no se preocupa por las razones que lo llevaron a tenerlo en primer lugar. Está gritando porque Avery logró sacar a Verus de problemas pero no dice nada sobre como un Gryffindor, Black, jugador de Quidditch, un sangre pura igual que ellos, lo atacó a golpes. Nada importa más que Verus tiene ese arma a su alcance para defenderse de ataques así.

Es tan estúpida que Klaus tiene problemas para mantener la paciencia.

Klaus jamás trataría a Verus así, Klaus no saldría huyendo cuando está sangrando solo porque hizo algo cuestionable, Klaus no lo jode por tener amigas que no le agradan.

¡Él debería estar pasando el tiempo con Verus! ¡No esa sangre sucia!

Y eso es lo que lo mueve a pararse en tiempo récord de su cama y atrapar a Verus antes de que salga, en busca de ser rechazado y humillado otra vez.

—¡Verus! Espera, espera, no tan rápido.

—Klaus, tengo que ir con Lily, hoy tal vez—el nombre de esa rata sigue saliendo, Klaus se fuerza a no hacer una mueca al respecto y mantener una sonrisa.

—Hoy está igual de enojada que ayer y estará igual de enojada mañana. —le quita pesadez al asunto— deja que se le pase un poco. Que le fluya el aire en la cabeza. Si ahora vas solo se va a volver a enojar. —Porque parece que con cada intento de Verus, esa roja se encabrona más.

Verus acepta sus palabras, pero puede ver la duda y ansiedad, sus manos comienzan a pellizcar los hilos de su ropa.

—Supongo que tienes razón— suspira el otro, dando un paso atrás de la puerta, da un ligero tirón de su muñeca, pero Klaus no cede. Verus lo ve, la pregunta en la punta de la lengua pero Klaus se adelanta.

—Has estado muy desanimado, ven conmigo,

—¿A dónde?

—Tu confía en mí.

Verus tarda microsegundos en asentir a ese pedido y Klaus sonríe a un más.

—Siempre.

—¡Estas completamente demente!

—¡No tan rápido Verus!

Klaus se ríe mientras separa los pies de Severus del suelo. Los dos en medio del campo de Quidditch, el clima ni tan caliente ni tan frió y con una decente cantidad de aire como para que volar sea cómodo. Y Verus jamás ha estado en una escoba, menos con Klaus, no se avergüenza de admitir que el motivo oculto es para tener a Severus aún más cerca.

Claro que, en cuanto el azabache se dio cuenta de sus intenciones, se dio vuelta e intentó escapar. Con tan solo rodear su cintura con sus brazos, mermó el escape. En situaciones así, Verus parecía un gato erizado desesperado. Pero Klaus se enorgullece de decir que, si Verus de verdad quisiera escaparse de su agarre, ya lo habría hecho. Verus podrá ser muy delgado pero es alto y ágil.

—¡No! ¡No subiré a esa cosa! ¡La última vez casi me muero! —reniega Verus.

—¡Tenías once años y te separaste un metro del suelo! —recuerda claramente esa clase, un pequeño Verus temblando sobre la escoba porque no tiene la fuerza para mantenerse estable, para ser justos, eso asusta a cualquier niño.

—¡Tengo miedo a las alturas! —intenta, pero Klaus niega.

—No es cierto. —Y por fin pone al otro en el suelo, sin soltar del todo su cintura para que no escape. Verus no regresa su mirada, sus ojos en el suelo y sus delgadas manos sobre su pecho, pero no se aleja. Klaus ve su cabello negro caer a los lados de su rostro, ha crecido bastante en el ultimo tiempo, y si su otra mano no estuviera ocupada en sostener la escoba, ya habría peinado los mechones negros tras su oreja. —Verus, necesitas despejarte, volar puede ayudarte a distraerte un rato de todo lo que te agobia.

—Nunca lo he hecho— farfulla.

—Por eso estaré contigo. —promete.

Klaus, contra gran parte de sus deseos, suelta la cintura de Verus, da unos pasos hacia atrás y se monta sobre la escoba. Se acomoda en ella y hace espacio, una vez tiene todo seguro, extiende su mano a donde Verus.

Verus lo ve, dudoso pero intrigado, y Klaus no puede evitar sonreír. Tiene miedo pero su curiosidad puede más que ello, ve de su mano a la escoba varias veces hasta que cede, tomando la mano ofrecida.

Klaus lo ayuda a montarse sobre la escoba, Verus sigue las indicaciones no dichas, se mueve a como Klaus se lo indica hasta quedar sentado justo enfrente de él. Klaus deja caer su mandíbula en su hombro, pegando su pecho a la espalda del más delgado y cruzando un brazo para dirigir la escoba y el otro en enrollado en la cadera de Verus, funcionando como extra seguro.

—Si te asusta, bajamos, y si sientes que te caes, aférrate a mí— le dice al oído. Verus asiente a lo dicho, sumido en sí.

Klaus los sube solo un poco, no fue un movimiento abrupto, lentamente se va separando del suelo, Verus se tensa cuando ganan más altura, pero no dice nada, no tiembla y se aferra al palo de la escoba.

“Relájate, Verus, estoy justo aquí” susurra en su mente mientras aprieta un poco su brazo, buscando darle un poco más de seguridad.

Da unas vueltas alrededor del campo, lo suficiente para que la altura pierda su imponencia y Verus poco a poco se va relajando.

“Voy a subir un poco más”

Y al no recibir una negativa, Klaus los sube aún más, los sube hasta que el campo de Quidditch es tan pequeño como la palma de sus manos.

Quiere mostrarle, quiere mostrarle lo bello que se ve el mundo desde el cielo y desde la altura, quiere mostrarle que tan pequeño es todo y cuán libre puede sentirse cuando está lejos. Verus entonces se tensa y se pega a Klaus, un desliz de nervios ante la altura y el vértigo, pero no pide que se detenga, su mente no busca la suya y no siente miedo. Aún no.

“¿Estás bien?”

“Sí, es solo…el piso esta muy…lejos”

“Solo un poco más, cierra los ojos si sientes ansiedad, estás a salvo”

Klaus está acostumbrado a esas sensaciones, insensibilizado por ser jugador de Quidditch, por lo que es cuidadoso al llegar a la altura, dejar la escoba en una posición que se sienta estable para Verus.

Se relaja ante la sensación del viento golpeando su piel y la vista a su alrededor. El imponente castillo de Hogwarts se muestra en toda su gloria, una construcción tan majestuosa que irradia magia y vida, rodeada del profundo y extenso bosque, el reflejo del lugar en el agua realza el porqué es tan bello. Como un templo en medio de una montaña, la escuela se muestra como lo que se supone que es: magia pura. Esa vista que él ya conoce y busca cada vez que sus emociones toman lo mejor de él…o lo hacía hasta que el mago frente suyo apareció en su vida. Con la mano que todavía tiene en la cadera de Verus, acaricia la piel, intentando llamar su atención.

“Abre los ojos, prometo que valdrá la pena”

Verus respira profundo un par de veces alza la cabeza, sus ojos abiertos.

Klaus espera pacientemente pero emocionado a que Verus vea alrededor, su largo cabello negro es empujado por el viento, fuera de su cara y da la oportunidad de mostrar su rostro en toda su plenitud, su boca se abre solo un poco y mira alrededor con tanta curiosidad como un niño, puede ver el rostro de Verus perder todo miedo para llenarse de admiración, los ojos negros brillar con cada detalle que atrapan. Klaus sonríe cuando Severus lo hace.

“Klaus, ¿estás viendo esto? Es…precioso” le dice. Viéndose tan tranquilo, tan feliz y tan cómodo, tan…hermoso

“Sí, lo es”

Verus se voltea, el rostro de ambos a escasos centímetros uno del otro, casi respirando el mismo aire. Están tan cerca que Klaus puede ver claramente la diferencia entre el iris y la pupila en los ojos de Verus.

Entonces Verus gira la cabeza otra vez, alejándose. Klaus casi lamenta la acción, recarga más su cabeza en el cuerpo del otro, un sutil intento de compensar la cercanía anterior. Verus se lo permite.

“Gracias, es realmente hermoso”

“De nada”

Siempre lo es, pero su Verus no lo ve.

Simplemente disfrutan de la vista por el tiempo que a Klaus le toma sobrevolar los alrededores sin activar los bloqueos mágicos en las escobas, alterna la altura, jugando un poco con los nervios del azabache, recibiendo miradas de falso enojo y suaves risas.

Al menos hasta que el cielo comienza a nublarse y el viento sopla más fuerte, advirtiendo la cercanía de una tormenta.

Y aunque Klaus ya tiene experiencia volando en medio de la lluvia, no cree que Verus aprecie la experiencia. Por lo que, para pesar de ambos, dejan hasta ahí el vuelo.

Bajan hasta el mismo punto de donde salieron.

Ayuda al otro a bajar primero antes de desmontarse de la escoba él mismo.

—¿Te divertiste? —pregunta, a lo que Verus le dedicó una sonrisa y un asentimiento.

—Nunca pensé que pudiera sentirse así de…libre— le dice, y escucharlo tan calmado y asombrado es como una caricia para Klaus.

—Cualquier día que quieras, estaré encantado de llevarte— ofrece, a lo que Verus ríe un poco.

—Gracias, Klaus, es…amable de tu parte.

Llámenlo obsesionado pero algo en la voz de Verus cambió al final de esa parte, al instante Klaus gira su cabeza cual lechuza.

Verus tiene esa sonrisa lejana, la que pone cuando se pierde en sus pensamientos y no encuentra forma de comunicar, pero sus ojos lo traicionaban al mostrar un brillo de tristeza que no estaba ahí.

—Verus, ¿Qué pasa? —se acerca cauteloso.

Verus niega.

—Nada, solo estoy pensando…no pensé que me volvería a subir a una escoba.

—Bueno, no te encanta el deporte y no es tan cómodo como parece para viajar— intenta empatizar. Klaus lo observa un momento más hasta que lo nota. La amargura se siente pesada en su estómago y se vuelven ácidos celos, porque Klaus conoce esa mirada. —Pero lo dices porque ella te dijo que no te volvieras a subir a una, ¿no?

Verus reacciona de su trance, mirándolo de regreso con sorpresa y un ligero tinte de ansiedad.

—¿Qué?

—¿De verdad estás pensando en sus palabras ahora? ¡Verus! ¡El punto es que te liberes de sus palabras, no que te hundas en ellas!

Verus cruza los brazos, un gesto ansioso que tiene cuando está incómodo, como si intentara resguardarse del mundo, y en esta situación, de Klaus.

—No es lo que piensas, —se defiende en un susurro.

—¿No lo es? ¡Estás dejando que su influencia te afecte otra vez! ¡Te arruina un momento feliz conmigo porque no puedes ignorarla un rato! ¡Parece que es exactamente lo que pienso! —Piensa en ella cuando debería estar pensando en Klaus, arruina el buen humor que Klaus logró darle con solo un fantasma de su presencia.

¿Por qué la escucha? ¿Por qué no lo ve?

—Estás exagerando.

—¡Llevas tres semanas, Verus! ¡Tres semanas tras de ella! ¡Pidiendo su perdón por algo que no es tu culpa! ¡Disculpándote y dando explicaciones de tus logros y ambiciones! Por algo que no tienes control! ¡Llevas cancelando todos tus planes conmigo tres semanas! ¡Y el único momento donde puedo divertirme contigo, ella lo arruina!

—Ella es mi amiga, y no es lo que crees…— y ahí va a dar el mismo discurso de siempre, uno que a estas alturas Klaus odia escuchar. Ella no necesita esa cantidad de tiempo, atención, dedicación y cuidado solo por ser su amiga, menos cuando no las agradece ni las aprecia, si no que las da por sentadas y se enoja cuando no las recibe.

Su vena egoísta salta en su cuello, porque Klaus debería tener esas cosas, debería tener la atención, cuidado y tiempo de Verus sin ella arruinarlo, sin ella joderlo todo, él si las apreciara y regresaría, él sería un mejor candidato a ese cariño. Mierda, incluso Burbage, que odia hasta el aire que exhala, no lo jode así. No puede concentrarse en las palabras que dice Verus, porque sabe que cada una de ellas solo van alrededor de excusar su obsesión por esa Gryffindor, porque parece ser más importante, porque no la suelta, porque no deja a Klaus tomar su lugar.

Y en cuanto escucha las palabras “Es porque a ella le importa”, explota, explota su autocontrol y manda todo el carajo, porque si a alguien le importa Severus, es a Klaus.

—¡A ella no le importas! ¡¿Por qué mierda la persigues?! ¡Te lastima, la sigues y a mi me ignoras! ¡¿Por qué mierda la escuchas a ella y no a mí?! ¡¿Por qué te importa ella más que yo?! ¡¿Acaso no te he demostrado ya que soy sincero?! ¡¿Que te respeto y aprecio?! ¡Severus! ¡Estoy justo aquí! ¡¿Por qué me ignoras?! ¡¿Por qué no me eliges?! ¡Yo jamás te he tratado así! ¡Jamás lo haría! ¡Puedo ser mejor si lo pides! ¡Pero, por Merlín! ¡Mir–

Klaus se congela de pies a cabeza, no se atreve ni a respirar, cualquier enojo, frustración se desvanece en el aire por la sorpresa.

Los labios, suaves y perfectos, de Verus están sobre los suyos.

Verus lo está besando.

Sus ojos negros estan cerrados y sus palidas manos sosteniendo su mandibula y mejillas. Perdido en las sensaciones. La magia del Prince lo rodea como una bufanda, densa y exaltada por las emociones de su dueño, la suya, por primera vez, se queda quieta, receptiva por la incapacidad de Klaus de carburar que está pasando.

¿Está soñando? ¿Es un delirio por su insana obsesión?

Quiere responder, quiere regresar el beso, pero tan efímero como placentero, Verus se separa de golpe. Verus aleja sus labios y suelta a Klaus como si se quemara al tacto.

Sus ojos casi tan abiertos como los de Klaus y llenos de miedo y sorpresa, observa con terror sus manos, después a Klaus y da un paso para atrás. Después otro y Verus se gira, el segundo intento del día de escapar de sus sentimientos y de Klaus.

Pero Klaus no está dispuesto a eso.

Verlo alejarse hace reaccionar su cuerpo como un relámpago, de repente su cuerpo se mueve por sí solo. La escoba cae al suelo cuando Klaus atrapa el brazo de Verus y lo jala de regreso, su brazo se enreda en la cintura del mestizo, aprisionadolo contra su pecho, con su otra mano sostiene su mejilla y alza su cabeza, ahora siendo Klaus quien besa a Verus.

Verus suelta un sonido, sorprendido, entonces cede.

Klaus podría saltar de alegría cuando siente los brazos de Verus enrollarse en su cuello y al otro responder al beso. Ambas magias se entrelazan entre sí, vibrantes por la conexión, se mezclan y los juntan más, como mil mariposas dentro y fuera de su estómago.

Se separan por falta de aire, pero sus frentes se juntan.

Entonces Verus ríe bajo, una risa contenta y aliviada que se contagia a Klaus. Lo atrae más hacia sus brazos en un abrazo de oso al que Verus se aferra, demasiado metidos en su felicidad, de par de tortolitos enamorados.

Por que ahora, Klaus Mulciber puede llamar suyo a Severus Snape, y Severus Snape puede disfrutar el cálido amor de Klaus Mulciber.

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