
Una importante conversación. (Parte 1)
Pdv: Elvira
“Madre, ¿qué puedo prepararles como obsequios a mis hermanitas? Porque no tengo mucho tiempo para preparar algo para ellas”. Mi hija Heidemarie preguntó algo ansiosa.
Después de nuestra conversación con lord Ferdinand, me siento mucho más tranquila, pese a todo lo sucedido el día de hoy. Y esto se debe, a que Heidemarie a dejado por completo su prejuicio hacia mis hijas. De hecho está muy ansiosa por verlas mañana.
“Bueno hija, creo que si les prestas uno de los libros de tu colección, estoy segura de que eso les gustará muchísimo”. Yo dije en respuesta a la ansiosa Heidemarie.
“¿Un libro? Claro, ellas dijeron que el libro que me dieron, era su tesoro más preciado, verdad? Y ellas, ¿aún así me lo obsequiaron? Pero que tonta he sido, dejé que la gracia de Mestionora me abandonara… Y tal ofensa a la Diosa de la sabiduría, debe ser pagada con un libro como ofrenda, por eso no se los prestaré, se los regalaré. Lo siento madre, me retiro, debo preparar el obsequio enseguida”. Dijo Heidemarie saliendo a toda prisa, para preparar su obsequio y dárselos a mis hijas mañana.
‘Solo espero que todos estos conflictos se solucionen, y no surjan más problemas como los de hoy’.
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Al día siguiente, a la cuarta campanada, llegaron mis hijas junto a lord Ferdinand. Y al mirar a las niñas con preocupación por lo sucedido ayer, creyendo que se mostrarían desconfiadas o resentidas. Pero lo que pude notar en ellas, es que se veían de muy buen humor, aunque Cattleya miró con cautela a Heidemarie. Sin embargo, como no vio la hostilidad de ayer, se relajó un poco. ‘Este buen ánimo, de seguro se debe a que estuvieron al cuidado de su familia adoptiva’. Y por alguna razón, éste pensamiento me produjo un poco de celos, debido a la relación tan cercana que tienen mis hijas con ellos. Sé que esto es una tontería, aun así, no pude evitar tener tal sentimiento…
Una vez que mis hijas nos hubieron dado sus saludos nobles correctamente y en perfecta sincronía, pasamos al comedor, donde se nos sirvió el almuerzo. Entonces presencié la verdadera personalidad de mis hijas; la familiaridad de Cattleya y la calidez de Rozemyne. Esa relación tan cercana que tienen las hermanas, fue algo muy impresionante e inusual de ver. El como terminaron las frases de la otra, o hablaron en perfecta sincronía, todo lo que me habían contado sobre ellas era cierto.
Mientras las observaba, de pronto miraron a Heidemarie, quien se había mantenido en silencio, tratando de encontrar el momento de disculparse, sin arruinar más las cosas. Pero mis increíbles hijas notaron esto, por lo que ellas mismas le dieron la oportunidad a Heidemarie para disculparse.
Ellas luego de notar la incomodidad de Heidemarie, se miraron entre ellas a los ojos por un momento. Eso fue como si hubieran tenido una pequeña conversación, sin emitir palabra alguna. Y después asintieron con la cabeza, como si hubieran llegado a un acuerdo mutuo. Finalmente miraron a Heidemarie, diciendo. “Ok, hermana mayor Heidemarie, ya conoces nuestras historias completas, no es así? Entonces, ¿aún piensas lo mismo sobre nosotras? ¿O has cambiado de parecer?”. Cattleya fue la primera en preguntar, y de forma muy directa.
“Si, hermana mayor Heidemarie. Dinos, ¿aún crees que queremos destruir esta familia?”. Luego Rozemyne continuó con las preguntas, igual de forma demasiado directa, sin sutilezas.
Heidemarie, quien se veía sorprendida ante las repentinas preguntas de mis hijas, respondió algo avergonzada. “Yo… bueno, lamento mucho haber perdido la gracia de Duldsetzen y Mestionora… Lo que quiero decir, es que no debí haberlas juzgado sin conocerlas, dejé que mis prejuicios y resentimiento nublaran mis sentidos. Me di cuenta de que estaba en un error, y me disculpo profundamente por mis acciones del día de ayer”. Se disculpó sinceramente Heidemarie.
Y después de las disculpas, ella dijo. “Como compensación por mi error y para disculparme de forma adecuada, yo preparé un obsequio para ustedes”. Mientras Heidemarie decía esto, le indicó a su asistente que les entregara el regalo a sus hermanitas.
“¿Un obsequio de la hermana Heidemarie?”. Ellas preguntaron al unísono con un poco de incredulidad. Luego lo recibieron algo conmovidas, pero a su vez, muy emocionadas.
Y para cuando desenvolvieron el obsequio, ambas niñas abrieron mucho los ojos con sorpresa al ver el libro. “¡¡¡Wooow!!! ¡Un libro, muchas gracias hermana Heidemarie!”. Exclamó Rozemyne con ojos brillantes y mejillas sonrojadas por la emoción.
“¡¡¡Genial!!! ¡Un libro de plantasfey, esto es como un libro de magia. Ok, hermana Heidemarie eres la mejor!”. Cattleya exclamó igual de emocionada abriendo el libro, ansiosa por saber su contenido.
“Oh mi, bueno, les explicaré hermanitas, este es algo similar al libro que me obsequiaron. Pero en efecto, es un libro de magia, ya que con él, podrán preparar pociones básicas. Espero que les sea de utilidad…”. Heidemarie respondió algo abrumada por el entusiasta agradecimiento de las gemelas.
“¡Un libro de magia! ¿Para preparar pociones, dices? ¡Superincreíble!”. Exclamó Cattleya con un brillo eufórico en sus ojos.
“¡Nuestro primer libro de magia, hermanita! ¡Debemos leerlo lentamente y a nuestro propio ritmo!”. Continuó diciendo Rozemyne con tal pasión, que cualquiera diría que Bluanfah bailó para ella por ese libro… por lo que cualquier pizca de resentimiento o desconfianza hacia Heidemarie se fue bailando con Jugereise… Increíble.
“Guarden la compostura par de tontas, o se derrumbarán con fiebre”. Lord Ferdinand las regañó con severidad, indicándole a lord Justus que les quitara el libro. “Lo leerán más tarde, bajo la supervisión de Elvira, entendido?”.
“Entendido Ferdinand”. Respondieron al unísono de mala gana.
Luego pude oír murmurar a Cattleya. “Mentor aguafiestas…”. Mientras miraba a lord Ferdinand con molestia. Quien la miró de vuelta con un brillo burlón en sus ojos dorados pálidos.
Cuando terminamos de almorzar, nos sirvieron el té con algunos dulces y bocadillos. Entonces Cattleya, con una sonrisa traviesa se volvió hacia lord Ferdinand y le preguntó. “¡Oye mentor~! Sabes ¿Por qué lloraba el libro de matemáticas~?”. Ante la extraña e inesperada pregunta, lord Ferdinand la miró levantando una ceja con incredulidad. Como si le estuviera preguntando, ¿en serio harás esto aquí?
Sin embargo, Rozemyne respondió en su lugar. “No. ¿Por qué lloraba?”. La niña preguntó, inclinando la cabeza lindamente.
“Pues, ¡porque tenía muchos problemas! Jajajajaa…”. Cattleya exclamó soltando una sonora carcajada.
“Pffffajajaja…”. Rozemyne en cambio, contuvo su risa con elegancia.
Y cuando Cattleya miró a lord Ferdinand, ella dijo. “¡Oh, vamos mentor! Si fue gracioso”.
“Para nada”. Lord Ferdinand respondió de forma burlona.
“Si que eres un hueso duro de roer, eh? ¡Pero no me rendiré, y haré reír a mi aburrido mentor!”. Cattleya declaró con el puño en alto.
“No tienes remedio…”. Rozemyne y Lord Ferdinand dijeron esto con resignación al mismo tiempo.
Ante este extraño intercambio, Rozemyne nos explicó que su traviesa gemela se había puesto como objetivo, hacer reír a lord Ferdinand para molestarlo. Es por esa razón, que le dice chistes o cosas graciosas de vez en cuando, pero que no ha logrado hacerlo reír. ‘Oh, mi Dios ¿Qué tan cercanos son estos tres, como para tener este tipo de juegos?’.
Notando esta familiaridad, mi Suegro exclamó celoso. “¡En ese caso, puedes decirme chistes a mí, yo si me reiré, mi querida nieta!”. Él declaró, mirando desafiante a lord Ferdinand.
“¡Ja! Para eso primero tienes que entenderlos, Bonifatius”. Lord Ferdinand respondió al desafío de mi Suegro, con una expresión de suficiencia en su rostro.
“¡¿Qué estás queriendo decir Ferdinand? ¿Qué no entenderé los chistes de mi nieta?!”. El molesto y celoso anciano caballero preguntó, a un lord Ferdinand imperturbable.
El cual respondió. “No lo estoy queriendo decir Bonifatius, yo lo dije claramente”.
“¡Que! ¿Por qué solo le cuentas chistes a Ferdinand? Hija, yo también puedo reírme de tus chistes”. Karstedt le reclamó igual de celoso a Cattleya, porque él también quería que le contara de sus chistes.
“Haaah… Y aquí vamos de nuevo”. Rozemyne dijo esto soltando un gran suspiro de cansancio, mientras negaba con la cabeza. Pero a mí me pareció, que la pequeña niña parecía más un lindo Shumil resoplando. ‘¡Oh, mi, que ternura!’.
Mientras yo veía esta tonta, pero adorable discusión entre los hombres Linkberg, e increíblemente también lord Ferdinand y mis hijas, sentí una agradable calidez que inundó mi pecho.
Asimismo, pude ver a lord Justus y a mi hijo Eckhart tratando de reprimir la risa muy divertidos. Luego miré a Rozemyne, quien le estaba explicando el chiste a Cornelius y Lamprecht sobre problemas matemáticos… Los cuales se comenzaron a reír, cuando lo comprendieron. ‘Claro, ahora entiendo porqué cada vez que tienen oportunidad van al templo, si se lo pasan en grande con mis hijas. Que envidia’. Yo pensé con un poco de molestia de no poder ir allí, por culpa de la mala reputación del lugar.
Aun así, viendo esta escena frente a mis ojos, me sentí agradecida deseando preservar y proteger esta calidez y alegría. Por eso, en ese momento, me volví hacia mi hija Heidemarie, quien al igual que yo, miraba la escena con una sonrisa cálida en su rostro. ‘Y cuando vi esto último, lo decidí. Lucharé para proteger estos momentos felices con mi hermosa familia, junto al regalo que se me ha dado, a mis dos maravillosas hijas’.
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No quería interrumpir la animada charla, pero teníamos una importante conversación con las niñas. Entonces interrumpí, e hice pasar al salón de té, a todos los que estuvimos en la reunión del día anterior. Como la reunión era de extremo secreto se usó una herramienta mágica anti escuchas de rango específico. Cuando todo estuvo servido y listo, se limpió la habitación de asistentes para comenzar la importante conversación.
Primero comenzamos explicándoles a las niñas, que serían bautizadas por su padre Karstedt y por mí, pero que inmediatamente después, serían adoptadas por su abuelo Bonifatius, para convertirlas en candidatas a archiduque. Con el fin de proporcionarles más protección. Ante esta noticia tanto Rozemyne como Cattleya se mostraron sorprendidas, pero luego su alegría y entusiasmo era más que evidente. En especial Cattleya, quien obviamente admira y adora a su abuelo.
Hasta este momento todo está bien, pero el próximo tema a discusión es más complicado y difícil para las niñas. Entonces comenzamos a explicarles que existe otro peligro por el cual podrían sacarlas del ducado, tanto la soberanía como uno de los grandes ducados, podrían pedir sus manos en matrimonio. Y Como Ehrenfest es un ducado medio y rural, no podría negarse a esta petición. Ellas debían saber que tarde o temprano se darán cuenta de su gran cantidad de maná, de sus tendencias e industrias, por lo que querrán sacarlas de Ehrenfest por este medio, sobre todo un gran ducado como Ahrensbach.
Por eso debemos comprometerlas dentro del ducado, con otro candidato a archiduque y los disponibles son lord Ferdinand y el propio Aub Ehrenfest. En cuanto a lord Wilfried, queda descartado, ya que se bautizará la primavera del próximo año, eso y porque mis hijas destrozarían al pobre niño. Esto solo deja dos opciones, a lord Ferdinand y a lord Sylvester. Aunque esta última opción no me agrada del todo, aun así, no podemos descartarla tan pronto. Por eso, veremos como reaccionan mis hijas a los candidatos a prometidos.