
Conociendo a madre Elvira
Pdv: Rozemyne
Hoy era el día en que por fin conoceríamos a madre Elvira. Para Cattleya sería la primera vez que conocerá a madre Elvira, pero para mí, sería la segunda vez. En cuanto a la hermana mayor Heidemarie, sería la primera vez para ambas, en que la conoceríamos. Aunque estoy muy emocionada con esta reunión, también estoy un poco nerviosa, ya que este primer encuentro tiene que ser perfecto.
Cattleya y yo, habíamos preparado obsequios tanto para madre Elvira como para la hermana mayor Heidemarie, y como olvidar al hermano Cornelius. ‘Bueno, al final terminamos preparando obsequios para todos’.
****
El día en que Ferdinand nos informó de nuestra primera reunión con madre Elvira. Le consultamos a él y al hermano Eckhart, qué tipo de regalos deberíamos preparar para las dos damas nobles.
Y ante nuestras dudas, ellos nos aconsejaron, que le obsequiáramos algunos de nuestros productos de belleza a madre Elvira. En cuanto a la hermana Heidemarie, nos aconsejaron que le obsequiáramos papel vegetal o de nuestra nueva tinta, ellos aseguraron que ambos le gustarían. Entonces el hermano Eckhart nos contó, que Heidemarie venía de una importante familia de eruditos, por lo que estos nuevos productos le gustarían mucho.
‘Al oír eso, yo recordé el libro del mercado, ese libro le pertenece a su familia, verdad?’. Con esto en mente, yo pregunté. “Hermano Eckhart, y si le obsequiáramos a la hermana Heidemarie un libro, eso le gustaría?”. Yo pregunté, sabiendo que ya habíamos hecho una copia exacta del contenido del libro, con la ayuda de Wilma que copió maravillosamente todo el arte del libro.
Como Cattleya lo estaba utilizando demasiado con sus experimentos, productos, pociones, etc… Lo estaba dañando mucho, y como es un libro antiguo mal conservado, tarde o temprano se arruinaría. Por eso lo transcribimos en papel vegetal. El cual imprimiremos en el futuro, cuando tengamos nuestra primera imprenta.
“Si Rozemyne, eso le gustará muchísimo más que el papel vegetal”. El hermano Eckhart respondió con una sonrisa cálida en su rostro.
“Bien está decidido, le regalaremos nuestro tesoro más preciado a la hermana Heidemarie”. Yo dije muy emocionada de tener, otra hermana ratona de biblioteca.
“Ok hermanita, tú te encargas del regalo de la hermana mayor Heidemarie. Y yo me encargaré de crear los mas increíbles, únicos y supermejorados productos de belleza, para madre Elvira”. Cattleya dijo esto muy motivada.
“Eso se oye peligroso, Justus encárgate de vigilar a Cattleya para que no haga ninguna de sus locuras”. Ferdinand ordenó a Justus, quien se veía bastante complacido ante la idea de ver los experimentos de mi gemela.
“¡Oye! No haré nada loco, solo haré unos productos de la más alta calidad, eso es todo mentor”. Ella se quejó con fingida inocencia.
Pero Ferdinand la miró con ojos agudos y el rostro serio e inexpresivo, sin creerle ni una sola palabra. ‘¡Vaya! Ferdinand está empezando a conocer a mi traviesa hermanita, quien siempre tiene más de un plan en mente…’. Pensando en esto, yo asentí con la cabeza, en apoyo a la decisión de Ferdinand.
“Y al hermano Cornelius, le llevaremos obsequios?”. Cattleya preguntó desviando el tema, porque era demasiado obvio que estaba tramando algo más. ‘No tiene remedio…’.
“Mmm… A Cornelius solo llévenle dulces, eso lo hará feliz”. El hermano Eckhart respondió esto de forma pensativa.
“Si, esa es una muy buena idea hermano Eckhart, y podríamos llevarle un Juego de Karuta, de los que Wilma estaba pintando”. Yo dije, ya que habíamos pedido a Lutz y a Wilma que hicieran algunos prototipos, para enseñarles a los niños del orfanato a leer, y también algunos naipes para enseñarles los números. Pero de igual forma, estos serían el trabajo de invierno del taller del orfanato.
Con los regalos que les llevaríamos a nuestra familia noble ya decididos, comenzamos a prepararlos ese mismo día, después de nuestras clases. Y como no eran muchos los preparativos por hacer, ya que solo llevaríamos obsequios a los que aún no habíamos conocido… o eso fue lo que yo pensé, porque mi gemela tenía otros planes en mente. De todos modos, para el resto de la familia les llevaríamos un montón de dulces y bocadillos deliciosos.
****
Mientras pensaba en todos los obsequios y dulces que habíamos preparado, pronto estuvimos listas para partir a la reunión con nuestra familia noble. Los atuendos nobles que llevábamos puestos hoy, eran unos de los vestidos, que nos preparó madre Elvira.
Los cuales, estaban hechos de tela mucho más gruesa y de la mejor calidad, eran de tonos otoñales, con; ocres, marrón anaranjado y verde musgo. Ambos vestidos eran idénticos, con; mangas largas y acampanadas, de estilo lolita, que nos hacían ver como dos muñecas de tamaño real.
Tuuli y mamá nos habían hecho nuevas horquillas, para la temporada de otoño que combinaba muy bien con nuestros atuendos. A pesar de que las horquillas eran de los mismos colores, las flores eran diferentes, las mías eran rosas y las de mi gemela eran orquídeas Cattleyas.
Como Ferdinand nos acompañaría hoy, teníamos que reunirnos con él, en la puerta del templo que da al barrio de los nobles. Donde Ferdinand ya estaba esperándonos, y cuando vio nuestros atuendos, asintió satisfecho. Y como también llevaba a Justus, él se encargaría de los obsequios.
Pronto todos estuvimos en el carruaje, camino a la mansión Linkberg, por lo que Ferdinand nos estaba llenando de advertencias y más advertencias, diciendo. “Cuiden sus modales, saluden correctamente y sean prudentes al momento de hablar, sobre todo tú Cattleya, por favor abstente de decir tus tonterías de siempre o de hacer travesuras”.
“Oh, vamos mentor, puedo portarme bien, sabes? Me portaré como una digna dama noble”. Mi tonta hermanita dijo esto último, adoptando una pose digna y una sonrisa noble, luego continuó diciendo. “Ves, nada mal, no?”. Y ante las tonterías de mi gemela, Ferdinand se frotó la frente exasperado, la cual era la versión noble, de la palmada en la frente.
“Hermanita, mejor déjame a mí las conversaciones, bueno?”. Yo dije esperando que mi gemela me dejara la reunión con madre Elvira a mí.
“Ok hermanita, como quieras. Pero no confían en mí, que triste”. Cattleya dijo esto desplomándose con decepción.
“Mi Lord, ¿si me permite?”. Justus preguntó a su señor, quien le indicó que continuara. Por lo que él, dijo. “Yo creo que las princesitas lo harán muy bien, y se ganarán fácilmente el afecto de lady Elvira”.
“¡Oh! Justus, tú si confías en mí, verdad?”. Mi gemela preguntó, mirando a Justus con esperanza de que alguien confiara en ella, pero Justus solo la miró con diversión.
Cuando el carruaje estaba apunto de llegar a la mansión Linkberg, Ferdinand envió un Ordonnanz avisando que llegaríamos pronto. Poco después llegó la respuesta del padre Karstedt, diciendo que nos estaban esperando.
Cuando llegamos y el carruaje se detuvo, Ferdinand bajó primero para luego ayudarnos a bajar con mucho cuidado. Y justo antes de dirigirnos a la entrada, yo tomé la mano de mi hermanita, y al ver sus ojos, pude entender lo que decían con facilidad. ‘Por fin llegamos hasta aquí, hermanita’. Por lo que yo asentí con la cabeza y dije en respuesta. ‘Así es, hermanita’. En una conversación silenciosa.
‘Había sido un largo camino, el que habíamos recorrido juntas, hasta este momento’. Con esta reflexión, yo comencé a caminar junto a Cattleya hacia la entrada de la residencia Linkberg, donde nos esperaban el padre Karstedt y madre Elvira.
En cuanto estuvimos en frente de nuestros padres nobles, Ferdinand nos presentó. “Elvira, estas son tus hijas, ella es Rozemyne y ella es Cattleya”. Ferdinand dijo esto, señalando correctamente a cada una de nosotras para que madre Elvira no se confunda de gemela.
“Rozemyne, Cattleya, ella es su madre Elvira”. Él continuó con las presentaciones.
Luego hincamos la rodilla en el suelo, diciendo. “¿Podemos orar por una bendición en agradecimiento por este encuentro fortuito, ordenado por los fructíferos días de Schutzaria, la Diosa del viento?”. Saludamos al unísono correctamente a madre Elvira.
“Pueden”.
“Oh Schutzaria, bendice a madre Elvira”. Dijimos dando una gran bendición con nuestros anillos, ya que Ferdinand nos permitió usarlos para practicar con ellos, el tamaño de nuestras bendiciones.
“Es un placer conocerte, madre Elvira”. Dijimos finalmente al unísono, poniéndonos en pie.
“Oh, mi, es un placer conocerlas también, hijas”. Saludó madre Elvira, tapando delicadamente su boca con la mano en un elegante gesto, mientras nos miraba con un brillo de emoción, curiosidad, pero también había calidez en su mirada.
Luego saludamos al padre Karstedt, quien se veía algo nervioso, pero se relajó al ver que lo hicimos bien. Por lo que después de los saludos nobles, entramos a la mansión donde nos encontramos con el resto de la familia.
Donde en realidad, toda la familia Linkberg estaba aquí; el abuelo Bonifatius, los hermanos Eckhart, Lamprecht y Cornelius, por último la que debería ser la hermana Heidemarie. A esta última no la había conocido en la línea de tiempo anterior, ya que había muerto antes de poder conocerla. Y era una chica linda, de cabello castaño claro e inteligentes y agudos ojos púrpuras.
Entonces nosotras saludamos correctamente a todos los que no habíamos conocido aún, y también a los que ya conocíamos. Todos ellos nos recibieron con mucha amabilidad y cortesía, luego nos hicieron pasar al comedor para tomar el té.
Cuando todos nos sentamos en el comedor, con; madre Elvira, el padre Karstedt, el abuelo Bonifatius, el hermano Eckhart y la hermana Heidemarie, en frente de nosotras. En cuanto a Cornelius y Lamprecht estaban sentados de nuestro lado de la mesa, al igual que Ferdinand, quien estaba a mi lado izquierdo y Cattleya a mi lado derecho. Por lo que nos tomamos de la mano para usar nuestro código secreto de apretones, en el caso de tener que utilizarlo. Y al tomar su mano, noté que Cattleya estaba algo tensa. ‘¿Estará nerviosa? Bueno, si comenzamos a entregar los regalos tal vez se calme un poco’. Pensando en esto, yo indiqué a Justus que trajera los dulces y bocadillos, junto con los demás obsequios que preparamos.
Al final Cattleya hizo un montón de Rimsham; para el abuelo Bonifatius, el padre Karstedt, para los hermanos Eckhart y Lamprecht. Con esto en mente, yo comencé a presentar los obsequios, diciendo. “Madre Elvira, hemos traído algunos obsequios que preparamos para ustedes, los cuales esperamos que sean de su agrado. Y para acompañar el té, también trajimos algunos dulces y bocadillos”. Y entretanto yo decía esto, Justus se movió rápido y comenzó a servir los bocadillos, para acompañar el té.
Y en cuanto estuvieron servidos, yo comencé a hacer la prueba de veneno. Pero el padre Karstedt y el abuelo Bonifatius se lanzaron a por sus bocadillos favoritos, sin esperar a que terminara de hacer la prueba de veneno. Por lo que madre Elvira los regañó por ser demasiado impacientes.
Mientras miraba la escena con un poco de diversión y también nostalgia, al ver a madre Elvira, mirando al padre Karstedt con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Pero de todos modos, los demás siguiendo el ejemplo del abuelo y del padre Karstedt comenzaron a comer los dulces también.
Y entretanto yo miraba a los hombres Linkberg disfrutar de los dulces, sentía que algo andaba mal. ‘¿porqué?’. Ignorando este sentimiento yo continué hablando. “Madre Elvira, Cattleya te preparó un montón de productos de belleza, exclusivamente para ti”. Yo dije indicándole a Justus, que le entregara a madre Elvira los productos.
Sin embargo, quien los recibió y los inspeccionó detenidamente, fue la hermana Heidemarie, quien estaba sentada al lado de madre Elvira. ‘Se nota que es una erudita, es igual de curiosa que Ferdinand y Justus’.
“Heidemarie hija, ¿me das mis obsequios?”. Madre Elvira preguntó algo molesta.
“Si, madre enseguida, ¿pero antes debería hacerles algunas pruebas, para descartar cualquier… sustancia peligrosa?”. Heidemarie preguntó a madre Elvira, mientras miraba las botellas de Rimsham con sospecha.
Pero quien respondió a esta pregunta, no fue madre Elvira, sino que Justus. “No es necesario Heidemarie, yo estuve ahí, cuando los productos fueron elaborados”.
Después de este extraño intercambio, el ambiente se tornó algo tenso. Y cuando madre Elvira recibió sus obsequios, los miró con curiosidad y agrado en sus ojos marrón oscuro. Ella los olió uno por uno disfrutando de los aromas, luego dijo con una sonrisa cálida en su rostro. “Muchas gracias hijas, Karstedt me ha entregado todos sus maravillosos obsequios, pero estos definitivamente huelen delicioso”.
Al oír el sincero agradecimiento de madre, yo me sentí muy feliz y orgullosa de mi increíble hermanita. Entonces continué entregando los obsequios, esta vez fue el turno de padre Karstedt, luego al abuelo Bonifatius y por último a todos nuestros hermanos. Los cuales nos agradecieron, por los obsequios muy conmovidos, en especial el abuelo. Él se veía realmente agradecido y abrumado, por haber recibido un obsequio de sus queridas nietas.
En cuanto a Cornelius, a quien no lo había visto en esta línea de tiempo, recibió su Karuta felizmente. Aunque pude notar, que estaba más interesado, en atiborrarse de dulces. ‘En serio es bueno verlo de nuevo’. Yo pensé con un poco de nostalgia.
“Gracias hermanitas, lo apreciaré”. Cornelius agradeció con una expresión de admiración y gratitud en su rostro. De seguro no esperaba recibir un obsequio de sus pequeñas hermanitas.
“De nada hermano Cornelius, luego podemos jugar un poco si quieres, verdad hermanita?”. Yo pregunté a mi gemela, quien me estaba poniendo un poco nerviosa con su silencio.
‘Creo que se tomó demasiado en serio, lo de portarse bien y dejarme hablar a mí’. Yo pensé volteando a verla, y en cuanto la miré, ella asintió con la cabeza al hermano Cornelius. Pero luego volvió su mirada a la hermana Heidemarie completamente en guardia. ‘¿Esto se debe a lo que dijo la hermana Heidemarie de sus productos?’. Mientras me hacía esta pregunta, también pude notar que seguía estando tensa. Así que le pregunté con un apretón; “¿Estas bien?”. A lo que ella respondió con un apretón; “Estoy bien”. Con esta respuesta, yo continué entregando los obsequios.
“Hermana mayor Heidemarie, para ti, Cattleya y yo te hemos traído como obsequio nuestro tesoro más preciado, nuestro primer libro”. Yo dije indicándole a Justus que se lo entregara.
Yo estaba muy feliz y emocionada de que el libro por fin volviera a manos de su legítimo dueño. Lo había identificado por un sello que tenían algunos de los libros de la biblioteca de Ferdinand. Pero lo que imaginé en mi mente, con lo que sucedió en la realidad, fueron dos cosas muy diferentes.
Al recibir el obsequio, Heidemarie abrió el envoltorio con recelo, pero una vez que miró su interior. Su rostro primero fue de una completa conmoción, ella abrió mucho sus ojos con sorpresa. Cuando yo vi esto, pensé que la habíamos sorprendido gratamente, pero no, nada estaba más lejos de eso…
Porque luego sus ojos se humedecieron, pero no de felicidad, sino que de ira, mientras decía. “¡¿Se están burlando de mí? ¿Y de la caída de mi casa?! ¡¿De dónde obtuvieron esto?!”. Exclamó varias preguntas en rápida sucesión muy alterada, preguntas que no tenían sentido para mí.
“¡Heidemarie cálmate! Ellas no tenían la intención de ofenderte, yo fui quien les dijo que darte ese libro, era una buena idea. Pero creo que me equivoqué”. El hermano Eckhart explicó rápidamente en pánico.
Pero para la hermana Heidemarie no fue suficiente esa explicación, por eso continuó diciendo. “No Eckhart, te equivocas, estoy segura de que esto es un mensaje, no? De que ustedes terminarán con lo que comenzó su madre, y terminarán destruyendo esta casa, como fue destruida la mía, no es así? Pues no lo permitiré, a mí no me engañarán”. Terminó de decir de forma hostil la hermana Heidemarie.
‘¿Q-qué? ¿Por qué esta pasando esto? No entiendo nada’. Yo me pregunté, mientras escuchaba en un completo aturdimiento, las palabras cargadas de odio de la hermana Heidemarie.
En ese momento sentí los tres apretones de Cattleya, “Retirada”. ‘¿Qué? ¿Tan grave es la situación?’. Entonces miré a mi hermanita, quien tenía una mirada de dolor y tristeza, en sus enormes y expresivos ojos dorados.
“¿Por qué me miras así?”. Heidemarie preguntó con irritación a mi gemela.
“¡Heidemarie, ya basta, es suficiente!”. Madre Elvira la reprendió con severidad.
“Pero madre, tienes que creerme, yo lo sé, ellas…”. Ella continuó asegurando que nosotras teníamos malas intenciones, y realmente no entiendo porqué, la hermana Heidemarie piensa que nosotras queremos destruir a la familia Linkberg.
Y aunque no entiendo por completo esta situación, debo aclararla pronto o Cattleya se enfadará, y esta situación se puede salir de control. “Hermana mayor Heidemarie, no entiendo porqué dices todo esto, y no conozco la historia de tu casa. Pero Cattleya y yo no teníamos la intención de ofenderte, solo queríamos compartir contigo, algo muy preciado para nosotras”. Yo expliqué con firmeza para dejar claro, que nuestras intenciones jamás fueron de ofender a nadie.
“Hijas, no necesitan explicar nada, podemos ver que se esforzaron mucho preparando estos obsequios para nosotros. Es más, me disculpo por esta situación…”. Padre Karstedt se disculpó algo complicado, tratando de hacernos sentir mejor, con una expresión de culpa en su rostro.
“Así es mis queridas nietas, ustedes no hicieron nada malo, este es un problema de los adultos, que tendremos que solucionar más tarde…”.
Después de que el abuelo dijera esto, hubo un silencio muy incómodo. El cual rompió Cattleya, quien habló después de haberse mantenido en silencio, todo éste tiempo. “Hermana mayor Heidemarie, no sé que fue lo que te pasó a ti, ni a tu familia, pero si conozco el odio y el resentimiento muy bien. Verás, guardar esas cosas en el corazón, se vuelve una carga muy pesada, que solo te daña a ti misma. Por experiencia puedo decirte, que es mejor perdonar y dejar todo atrás… Deshazte de esos malos sentimientos y avanza, no te quedes atrapada en ese pasado doloroso. Porque ahora tienes una nueva familia muy hermosa, y la dañarás sin darte cuenta… Hermana Heidemarie, el odio destruye, pero el amor construye”. Después de decir esto, Cattleya enterró su rostro en mi cuello, ocultando sus lágrimas de los demás.
Ahora entiendo los tres apretones. Esto estaba afectando mucho más a mi hermanita de lo que pensaba. Después de oír su historia, puedo entender el profundo sentido de las palabras que le dijo a la hermana Heidemarie. Porque de seguro, ella se dijo a sí misma, cada una de esas palabras.
Cuando miré a mi alrededor, pude ver el rostro de la hermana Heidemarie en una completa confusión, porque definitivamente no esperaba escuchar un consejo como ese, de una niña de 6 años.
En este momento, creo que la única que puede solucionar esto, es mamá Effa, pero cómo decirlo sin ofender a madre Elvira. Esto está siendo más complicado y difícil de lo que esperaba, pero madre Elvira no puede consolar con un abrazo a mi hermanita, eso no va con los nobles. ‘Tendré que tomar una decisión’.
Lo lamento mucho por el padre Karstedt, por el abuelo Bonifatius, y en especial, lo siento mucho por madre Elvira, pero yo debo proteger y priorizar a mi hermanita. Con esta decisión tomada, yo dije. “Padre Karstedt, madre Elvira, no quiero ofender a nadie y agradezco mucho su amabilidad, pero… podemos retirarnos ya? Mi hermanita y yo no nos sentimos bien”. Yo pedí permiso para retirarnos, y así, poder ir a casa.
Ante mis palabras, fue como si todos hubieran salido de su aturdimiento momentáneo, causado por las palabras de Cattleya. Padre Karstedt se veía realmente culpable, al igual que madre Elvira, y los demás miraban a la hermana Heidemarie con enojo y molestia. Sobre todo Ferdinand, ya que miraba a la hermana Heidemarie con una ira fría en sus ojos.
Sin embargo, yo no quería seguir causando problemas, por eso, yo pedí. “Ferdinand, ¿podemos regresar al templo?”.
Y ante mi pregunta, Ferdinand me miró con una expresión culpable en su rostro, luego asintió con la cabeza, y dijo. “Las llevaré devuelta al templo. Karstedt, Elvira, Bonifatius, tenemos que hablar de esto más tarde, por ahora me llevaré a las niñas”. Mientras Ferdinand decía esto, se puso en pie y luego nos tomó en sus brazos a las dos y se dispuso a salir.
Pero antes de salir se detuvo para decir. “Heidemarie, te lo advertí”. Él dijo esto con voz y mirada tan fría como el hielo, y eso me dio escalofríos. Después de esa aterradora amenaza, Ferdinand se puso en marcha.
Cuando estuvimos en el carruaje, yo le pregunté, si podíamos ir a casa con mamá Effa. Entonces él respondió. “Lamento mucho lo que sucedió… No se preocupen, yo mismo las llevaré con su familia adoptiva”. Y con estas palabras, Ferdinand tomó toda la responsabilidad de lo sucedido, como siempre lo hace.
********************************************
¡Hola nobles y plebeyos, brujas, magos y Muggles también! 😉
Éste capítulo es solo el comienzo, de una serie de varios episodios en los que se resolverá este conflicto.😬 ¿Cómo se resolverá? 🤔¿Acabará todo bien?😔 ¿Qué nuevos cambios ocurrirán, después de esta situación desastrosa?😅
Debo mencionar que desde este punto de la historia, yo hice muchos cambios y reestructuré por completo estos capítulos. Para no solo comenzar a incluir la magia de Harry Potter🪄, sino que también para incluir el romance, que tanto me pidieron🥰. Y que hasta el momento parece gustarles.🤷♀️
Próximo episodio. “Efecto mariposa” con un punto de vista de Cattleya.
Y sin nada más que decir, travesura realizada ¡Gracias por leer mi fic! 😘