
La chica invisible
Pdv: Gertha
Yo era una huérfana devoradora, que nació y creció en el templo. Nunca conocí nada más que el orfanato, un lugar frío y mal oliente, que no quiero recordar...
En aquellos días, tenía el estómago vacío, al igual que el corazón. Yo solo deseé morir cada día, no era considerada humana y no era necesaria para nadie, daba igual si moría o vivía... No, en realidad era mejor estar muerta, entonces así, sería una boca menos que alimentar.
Pero esto no siempre fue así. Antes de cumplir los 6 años, los dones divinos eran cada vez más escasos. Luego las Sacerdotisas grises que nos cuidaban, se fueron y nos abandonaron para morir encerrados en el sótano del orfanato. Allí pude ver a muchos de los niños menores morir de hambre y frío. Yo era muy consciente de que en cualquier momento, sería la próxima.
Esa era mi realidad, antes de mi bautismo. Recostada en un frío y sucio piso de piedra, con la mirada perdida y una fiebre que me devoraba lentamente por dentro. Pero no lo suficientemente rápido, porque ni por más que deseé y esperé que acabara mi miserable existencia... eso nunca sucedió.
En aquel entonces, no estaba ni viva, ni muerta. Cuando recuerdo esos días, solo recuerdo el intenso dolor del hambre o de la fiebre. Pero las cosas mejoraron cuando cumplí los 7 años, y fui sacada de ése sucio sótano.
Una mañana, vino una sacerdotisa gris adulta, y se llevó a todos los niños que habíamos sobrevivido, y cumplido 7 años. Me limpiaron, luego fui bautizada y me dieron túnicas grises. Al estar bautizada y ser considerada humana, tuve derecho a recibir dones divinos más abundantes, y podía dormir en una cama en el edificio de las niñas.
Cuando estuvimos presentables, nos llevaron ante el Sumo Obispo, para que él escogiera a las niñas más bonitas de entre nosotras, y el resto fueron desechadas. Yo por alguna extraña razón sobreviví una vez más. Después él escogió, a la más hermosa de nosotras, para que le sirviera como asistente o como flor.
Las que quedamos fuimos enviadas de regreso al orfanato, para ser sometidas a un estricto entrenamiento, para servir correctamente a los nobles. Era difícil y debía trabajar muy duro, pero al menos tenía dos comidas diarias, y en días buenos hasta teníamos tres comidas. Algo que en el sótano del orfanato, donde nos tenían encerrados, no pasaba, allí no comíamos todos los días...
Como mi condición mejoró, las fiebres no vinieron tan seguido, y pronto me recuperé por completo. Solo tenía que aprender rápido y trabajar duro, para llegar a ser una asistente de alguno de los sacerdotes azules. Esas eran las aspiraciones, de todos los sacerdotes y sacerdotisas grises en el templo.
Sin embargo, para ése momento, no habían muchos sacerdotes azules, y yo no era tan bonita como las demás niñas del orfanato para servir como flor. Yo era pequeña e invisible, muy pocas personas notaban mi presencia. Eso en ocasiones era bueno, porque cuando algo malo sucedía o cometíamos algún error, nunca tocaba la reprimenda o los castigos en la sala de reflexión. No como Gil, él siempre se las arreglaba para meterse en problemas.
En cambio yo, era invisible. Solo notaban mi presencia, cuando hablaba para anunciar que había terminado el trabajo. Pero fuera de eso, yo jamás hablaba, me movía por los pasillos del templo sin que nadie notara mi presencia, y yo odiaba eso... era como si en realidad no existiera. Eso me daba una sensación de vacío que dolía, se sentía como si fuera a desaparecer en cualquier momento, en la nada... y que nadie lo notaría, ni le importaría. Por eso yo pensé. 'Si me riñeran como a Gil, al menos me daría la sensación de existir'. Por eso deseé con todo mis fuerzas, que alguien me viera de verdad y que se fijara en mí, aunque solo fuera una vez.
Los días pasaron sin novedad, y todo fue monótono. Mi interés en las cosas pronto desapareció, junto con mi esperanza de obtener un puesto de asistente. El solo pensarlo era absurdo, y era demasiado invisible e insignificante para ser una flor. Pronto las fiebres regresaron, no eran tan frecuentes, pero eran muy dolorosas. Y como era de esperar, nadie ni siquiera notaba mi ausencia en el trabajo, y llorar por ello no tenía sentido.
Pronto un año pasó, y mi condición no mejoró, sino que todo lo contrario, las fiebres aumentaban en intensidad y en frecuencia. Tanto, que un día mientras limpiaba, caí inconsciente y nadie se percató de ello. Cuando volví a mis sentidos, no había nadie en la capilla donde había estado limpiando...
'¿Cómo era eso posible? La capilla del templo, era un lugar muy importante. Allí se guardaban los objetos divinos, jamás dejarían a alguien dentro ¿Pero era yo alguien? Ése día comprobé que en realidad no era nadie...'.
Encerrada en la capilla del templo, y por lo oscuro que estaba, era muy tarde en la noche. Y entretanto esperaba a que amaneciera para que abrieran la puerta, y poder salir de allí. Yo me acerqué a uno de los objetos divinos y pedí a los Dioses, si realmente existían, que alguien me viera de verdad y que notara mi presencia, aunque fuera una vez.
Luego toqué la lanza de Leidenschaft. Yo sabía que eso estaba prohibido para los aprendices de asistentes, pero como estaba sola, nadie lo sabría. Entonces sucedió algo extraño, fue como si esa fiebre o lo que la provocaba, hubiera sido absorbido por el objeto divino. El cual, brilló levemente por un instante.
Yo creí que los Dioses me habían curado, porque después de ése día, me sentí mejor. Pero pronto la fiebre regresó, sobre todo en días especialmente malos para mí. Eso quería decir, que no me habían curado, y esto ni siquiera me extrañó... '¿Por qué los Dioses, se molestarían en curarme?'. Yo me pregunté.
Entendiendo esto, yo solo me resigné una vez más a mi realidad. Aunque el alivio que me ofrecían, era un regalo divino que estaba dispuesta a tomar. Por esa razón yo cada vez que tenía fiebre, me escabullía a escondidas en la capilla para tocar la lanza de Leidenschaft o el bastón de Flutrane. Y me recuperaba por un tiempo.
****
Sin embargo, eso tampoco duró por mucho tiempo, porque una de las asistentes principales del sumo obispo, me descubrió. Ella entró en la capilla, justo en el momento en el que estaba tocando el bastón de Flutrane, el cual brilló por un momento. Al ver esto, ella preguntó el porqué estaba allí, sin autorización y tocando los objetos divinos.
Ella me tomó fuertemente del brazo y dijo. "Te llevaré con el Sumo Obispo, él sabrá que hacer contigo". Yo en ése momento, creí que moriría, que ése era mi fin.
Justo cuando había descubierto, una forma de calmar mis dolorosas fiebres. Y cuando nunca nadie me veía, justo ahora que deseé desaparecer, fui más visible que nunca. Yo había deseado que alguien me viera, aunque no de ésta manera.
Mi deseo se había cumplido, y alguien me había visto y se había fijado en mí. La sacerdotisa gris, me llevó a rastras ante la presencia del Sumo Obispo, quien preguntó al verme de rodillas frente a él. "Mi querida Jenni, ¿qué me has traído hoy? Esta niña es bonita, pero no es de mi gusto. Si la han rechazado como flor, solo deséchala". Dijo de forma despectiva el Sumo Obispo.
Entonces la asistente del Sumo Obispo, la hermana Jenni, le contó lo que me había visto hacer. Yo en ése momento, creí que ordenaría mi ejecución en el acto, pero no, el anciano Sumo Obispo me miró con una sonrisa amable en su rostro, mas la mirada desagradable en sus ojos, me dio escalofríos. Luego dijo en un tono alegre, que yo era una niña con mucha suerte, porque hacía poco que un noble le había encargado un niño "devorador", y que aunque yo era una niña, lo más probable es que de igual forma le sirva.
Esa fue la primera vez que escuché lo que yo era, una "devoradora". Entonces el Sumo Obispo Bezewanst, me explicó que las personas con maná se venden muy bien, y que yo le haría ganar una buena cantidad de dinero. "Pero no pongas esa cara Gertha querida, trabajarás para un noble, y eso es un gran honor. Además pensaba deshacerme de ti, pero como has probado serme de utilidad, te perdonaré la vida y por eso deberías estarme agradecida". Dijo el Sumo Obispo Bezewanst, ahora pareciéndome una buena persona.
Ser comprada por un noble para servirle, eso quería decir que saldría del templo. En ése momento esta noticia, no se oía nada mal. 'Tal vez, los Dioses si existen y respondieron a mi plegaria'. Yo pensé con gratitud y un gran alivio para mis adentros.
Mas en cuanto salí de las cámaras del Sumo Obispo, esa idea de que tal vez todo mejoraría se esfumó, cuando Jenni me miró con burla, mientras decía. "¡Oh! Pero, ¿por qué tienes esa cara tan feliz? ¿Si serás la esclava de un noble? No sabes lo que eso significa, no es así?". Ella preguntó.
Ante sus preguntas, yo negué con la cabeza completamente confundida. Entonces ella respondió, con esa misma sonrisa y mirada burlona. "Pues eso quiere decir, que serás tratada como basura, porque con lo poco agraciada que eres, de seguro no te querrán como flor. Y si cometes un pequeño error, allí no hay sala de reflexión, por lo que te darán duros castigos o te ejecutarán en el acto. Tu único valor, es el maná en tu cuerpo. Pobre niña estúpida e ilusa, ni siquiera llegarás a tu mayoría de edad. Aaajajajaja...". Se rio de forma burlona y despectiva, luego agitando su mano con desdén me despidió.
Al oír la verdad de lo que significaba ser la esclava devoradora de un noble, sentí que esa luz de esperanza, se apagaba de súbito, dejándome en la absoluta oscuridad. Me venderían como un cerdo al matadero, no había esperanza, no había nada...
Después de eso, no sé cómo regresé al dormitorio de las niñas. Mi mente estaba en blanco, y sentí lo mismo que sentía cuando estaba en el sótano del orfanato, en ése frío piso, esperando morir. El dolor de la fiebre regresó y solo deseé que me devorara de una buena vez.
Tenía mucho miedo, de todo lo que había dicho Jenni y el Sumo Obispo Bezewanst. Él dijo que en tres días vendría el noble por mí, para ser una esclava "devoradora", y lo que sea que eso signifique. Por lo que dijo Jenni, era mejor el templo, aquí al menos tenía una esperanza de vida más larga.
En el templo, es sabido que los nobles son muy crueles con los plebeyos. Y que la mayoría de los que vienen al templo, lo hacen para buscar ofrendas florales. Aunque hay muchas sacerdotisas grises que aspiran a eso, yo nunca lo quise ni aspiré a ello, me conformaba con ser una buena asistente, de alguna doncella del santuario de túnica azul o un sacerdote de túnica azul.
Pero todo eso ya no importaba más, porque pronto me iré de aquí. Y ya no me haré ilusiones tontas, de que todo mejorará para mí. Con estos pensamientos, yo esperé que llegara el día en que el noble viniera por mí, estaba completamente resignada a mi destino. Destino que nunca llegó.
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Entonces en uno de los pasillos, oí a dos sacerdotes grises adultos hablando sobre el alboroto de la noche anterior. Ellos como de costumbre no notaron mi presencia, y por esa razón pude oír toda su conversación privada. Al parecer, el comandante de la orden de caballeros, irrumpió en el templo con un grupo de caballeros y arrestaron al Sumo Obispo Bezewanst, junto a todos sus sirvientes adultos. Pero también arrestaron a otros sacerdotes de túnicas azules que eran muy cercanos a él.
Todo esto me desconcertó un poco, aunque al comprender que no sería vendida al noble, yo sentí un gran alivio. Podría quedarme en el templo, pero eso también tenía un problema, que tenía muy preocupados a todos los sacerdotes y sacerdotisas grises. El cual era, la alarmante disminución de sacerdotes de túnicas azules. Con éstos acontecimientos, muchos sacerdotes grises volverían al orfanato, y eso solo significaba una disminución en los dones divinos.
Habría una gran escasez de dones divinos, y ni hablar de la nula posibilidad de ser asistente. Esto tenía a todos muy preocupados, muchos de ellos estaban en un completo pánico. Luego de todos estos acontecimientos, las cosas comenzaron a cambiar, y hubieron días difíciles después del arresto del Sumo Obispo Bezewanst.
Pero afortunadamente esto no duró mucho tiempo. Las cosas comenzaron a mejorar en el orfanato, que ahora estaba bajo la dirección del Sumo Sacerdote. Escabulléndome por el templo, en mis quehaceres, escuché muchas cosas interesantes sobre la situación. Y como esto era de mi incumbencia, me esforcé en poner atención y en escuchar los distintos rumores que corrían por los pasillos del templo. Como; la ejecución del Sumo Obispo Bezewanst, junto a los sacerdotes azules y grises que le eran fieles a él.
Asimismo escuché las quejas tontas de Delia, quién lloriqueó por el arresto y ejecución del Sumo Obispo, ya que había sido elegida por él hacía poco tiempo, y ella aspiraba a servirle y ser su amante. También escuché, las preocupaciones de los sacerdotes grises, que tuvieron que regresar al orfanato, porque los Sacerdotes de túnicas azules a quienes habían servido, habían sido arrestados y ejecutados.
Mas, Delia no fue la única que pensaba así, muchas de las chicas que tenían éstas aspiraciones, estaban igual de preocupadas, ya que era sabido que el Sumo Sacerdote, no aceptaba ofrendas florales. También se decía que él, era muy frío y estricto, no toleraba la incompetencia o los errores, para llegar a ser su asistente tenías que hacer el trabajo a la perfección.
Por ésta razón sus asistentes eran los mejores, entrenados por él mismo. Y muy pocos resistían o pasaban éste difícil entrenamiento. Aunque a mí, no me extrañó oír esto, después de todo él era un noble, y para ellos nosotros somos basura desechable. Si no es útil lo eliminas o desechas, así son las cosas...
Pero de todos los rumores que escuché, hubieron algunos que llamaron mi atención. Y se lo oí decir a uno de los mismos asistentes del Sumo Sacerdote, al hermano Fran. Él mencionó, que debía esperar a unos nobles que visitarían el templo, al Sumo Sacerdote.
Esto fue extraño, porque el hermano Fran no se dirigió a la puerta de los nobles, sino que a las puertas de las cámaras del director del orfanato, que dan a la ciudad baja. Pero después de esto, los sacerdotes grises adultos nos advirtieron, que tuviéramos cuidado con los nobles que estaban visitando el templo muy seguido.
Por ningún motivo, debíamos hacer algo que los ofendiera. En aquel momento, todos estábamos muy tensos en el orfanato, las cosas estaban cambiando muy rápido. Cada día habían noticias o cambios, como la repentina limpieza del orfanato, e incluso el Sumo Sacerdote ordenó limpiar a los niños pre bautizados y ese horrible lugar.
Yo no quería ir allí una vez más, pero era mi deber cumplir las órdenes. Ayudé en la limpieza del edificio, aunque se me revolvió el estómago mientras lo hacía. El volver allí me hizo sentir enferma, en cambio Gil y otros niños se veían realmente aliviados, limpiando el lugar. Y ver que los niños habían sido limpiados y alimentados con sopa, esto no era mucho pero eso mejoró un poco su condición. El hacer este trabajo nos hizo sentir bien a todos los que habíamos vivido en el orfanato, éstos últimos años.
Todos estos cambios eran extraños, sobre todo viniendo de un noble. Pero lo más raro de todo esto, era que lo hicieran en momentos tan complejos, como los que está atravesando el templo en estos días. Entonces ése mismo día al terminar de limpiar el orfanato, el hermano Fran y el hermano Arno, trajeron las nuevas órdenes del Sumo Sacerdote. Las cuales eran, que nos preparáramos para recibir la visita del Sumo Sacerdote y de otros nobles.
Después de éstas órdenes todos en el orfanato, estábamos muy preocupados. No sabíamos que esperar, de todas esta seguidillas de sucesos extraños e inesperados. Sin embargo, la limpieza del orfanato ahora tenía sentido, si lo visitarían nobles entonces es lógico que nos ordenaran limpiar.
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Al día siguiente, fue la tan temida visita de los nobles. Aunque nada fue como imaginamos que sería, sobre todo para mí, porque desde entonces mi vida cambió por completo.
En el momento en que se abrieron las puertas y entró el Sumo Sacerdote, con un pequeño grupo de nobles, todos nosotros nos arrodillamos respetuosamente. Pero entre ellos venían dos niñas siendo cargadas por uno de ellos. Como las niñas traían puestas túnicas azules, para todos nosotros fue obvio, que ellas eran doncellas del santuario e hijas de un noble importante, que habían ingresado al templo recientemente.
Las cuales necesitaban asistentes de túnicas grises, por eso estaban aquí, entendiendo esto yo me quedé hincada en mi lugar esperando. Yo sabía que jamás me escogerían a mí, no entre tantas opciones. Cuando el noble las dejó en el suelo, las niñas se acercaron saludando con elegancia. "Hola a todos, es un gusto conocerlos". Dijeron al unísono.
Luego se presentó, una de ellas como la hermana Myne y la otra niña se presentó como la hermana Katy. Y al mirarlas más detenidamente, las niñas realmente eran idénticas. '¿Cómo saber quien es quien?'. Yo me pregunté para mis adentros, algo preocupada de ofenderlas, si por alguna razón, una de ellas me hablaba. Entonces para evitar esto, traté de hacerme lo más invisible que me fue posible en ése momento. Todo mientras el Sumo Sacerdote escogía a la hermana Rosina y a la hermana Wilma, quiénes ya habían servido a una sacerdotisa de túnica azul, anteriormente.
Entretanto una de las niñas escogía a sus asistentes, y como era de esperar escogió a niños muy llamativos. 'Aunque Gil es un montón de problemas, al igual que Delia'.
Pero mientras yo pensaba todo esto, me percaté de que la otra niña me estaba observando. Cuando me di cuenta de ello, bajé la mirada y entré en pánico, ya que no tenía muy buenas experiencias con los nobles. '¿Por qué me está mirando?'. Yo me pregunté.
Al ver esto, su hermana le habló en un idioma que no pude entender. Para entonces mi nerviosismo estaba por los cielos, solo deseaba que esto acabara pronto y no cometer ningún error que me costara la vida. Entonces, la niña me señaló con su dedo y preguntó. "Oye niña tú, la de cabello negro ¿Cuántos años tienes?". Cuando ella me preguntó, yo respondí rápidamente, y dije mi edad.
Al mirar los ojos astutos de la pequeña niña, yo sentí que me había atrapado, que no podía ocultarme de esos enormes ojos dorados, que me escudriñaban como si pudieran ver a través de mí. Y eso era justo lo que había ocurrido, ella me había estudiado a fondo y había visto mi utilidad.
El problema fue, cuando me preguntó mi nombre, entonces yo no sabía quién de las dos niñas me estaba hablando. En ése momento, creí que esta vez, si sería mi fin. Pero no fue así, ella se rio de mi falla con diversión, diciendo que no importaba, que con el tiempo aprendería a diferenciarlas. Luego dijo que ella era la hermana Katy, y que esperaba un buen servicio de mi parte.
Ése nombre, y ése momento, se quedaron profundamente grabados en mi mente y corazón. Ellas eran como un amanecer, de un hermoso día. '¿Cómo podían ser ellas nobles? Los nobles son egoístas y aterradores, pero ellas no eran nada como eso'.
Entonces yo pensé. 'No hay forma en que sean nobles, ellas son algo diferente, tendrán algo que ver con los Dioses? Si eso es así, entonces los Dioses existen?'. Al hacerme estas preguntas, yo comprendí, que los Dioses son reales y que habían respondido mi plegaria. Por esta razón, yo en ése momento, acepté servir a la hermana Katy, con todo mi corazón.
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¡Hola nobles y plebeyos, brujas, magos y Muggles también! 😉
¿Qué les pareció este punto de vista de Gertha? Éste es uno de mis personajes originales, y lo creé con la intención de volverlo una pieza clave, en el espionaje, como un “Ninja” o “Kunoichi”.🥷
Este episodio es la primera parte, de un capítulo extra que corresponde subirlo al final del primer libro. Pero quise subirlo ahora, porque en esta parte se narra lo acontecido en el templo durante el torrente de cambios que se vivieron allí, antes y durante la llegada de las gemelas Linkberg.
Espero les haya gustado ver, todo lo sucedido, a través de los ojos de una huérfana devoradora del orfanato del templo. Si, lo sé, fue un poco triste pero esa era la realidad en el templo😢, antes de la llegada de nuestros Shumil 🐰🐰traviesos.
Próximo capítulo: “Una charla con Sylvester”
Y sin nada más que decir, travesura realizada. ¡Gracias por leer mi fic! 😘