
Caos en el ducado. (Parte 2)
Pdv: Ferdinand
Al día siguiente de mi reunión con Sylvester. Poco después de la cuarta campanada, mientras estaba sumido en el papeleo como de costumbre. Fran había traído mi correspondencia bastante tarde el día de hoy. Pero no me quejaré por eso, ya que por alguna razón al portero se le pasó una carta que estaba dirigida al sumo obispo Bezewanst.
Decidí leerla cuando vi el remitente. Era una carta de Wolf, pude reconocer su letra y su sello, no cabía la menor duda de que era de él. Pero ¿porqué le enviaría una carta a Bezewanst? Y ¿Qué relación tendría con él? ¿No se supone que estaba muerto?. Eran demasiadas preguntas sin respuestas, y la única forma de averiguarlo era leyendo la carta.
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Estimado sumo obispo Bezewanst
Le escribo esta carta, con la esperanza de que la información que poseo le sea de utilidad en el futuro, porque me temo que para mí, ya es demasiado tarde.
Lamento informarle, que lady Verónica se ha enterado, de nuestros negocios con su sobrina lady Georgine. Creo que alguien nos ha traicionado, y le han informado sobre los pequeños cálices que han estado enviando desde Ahrensbach, para ser llenados en el templo, bajo su mando. En este momento, lady Verónica me está buscando, y no se cuanto tiempo permaneceré con vida. Pero he dejado instrucciones a uno de mis camaradas de más confianza, para que le haga llegar esta carta a usted, en caso de que yo no pueda hacerlo personalmente.
Asimismo, me gustaría pedirle como un último favor, que le informe de estos acontecimientos a lord Grausam de la provincia de Gerlach y a lord Sidonius de la provincia de Wiltord. Para que estén atentos a los movimientos de lady Verónica. De esta información, usted podría sacar un buen provecho.
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Esta era solo la primera parte de la carta, y ya tenía un enorme dolor de cabeza.
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Además, quisiera informarle algo de lo que me enteré recientemente. Se trata de un antiguo sirviente de la casa Joisontak, que contraté en mi tienda hace ya algunos años. Él me contó una historia de lo más interesante, sobre su antigua ama lady Rozemary. La cual en aquel entonces, era la tercera esposa de lord karstedt de la casa Linkberg.
Según el ex sirviente, la dama en cuestión, tuvo un conflicto con las otras esposas del caballero ya mencionado. Por lo que se retiró a la casa de su familia, pero esa no fue la única razón. La principal razón de su huida, fue que la dama noble estaba embarazada y por lo que me dijo el ex sirviente, la dama ocultó su embarazo hasta el final, dando a luz gemelas. Pero por desgracia, las niñas nacieron demasiado débiles y sin el suficiente maná, para quedarse en la casa Joisontak y mucho menos en la casa Linkberg.
Por esta razón, lady Rozemary le pidió al sirviente que se deshiciera de las niñas. El hombre obedeció la orden de su señora, y tomó la pequeña canasta, en la que las metió la esposa del sirviente, llevándoselas niñas para deshacerse de ellas. Pero el no pudo hacerlo. En cambio decidió mantenerlas con vida, e ir al templo de Ehrenfest, para dejarlas allí.
Mas cuando llegó a la puerta, ya era muy tarde en la noche, eso sumado al llanto de las niñas. Si intentaba entrar le harían muchas preguntas, así que se arrepintió en el último momento. Dejando a las niñas a su suerte, cerca de la puerta y huyó del lugar, esperando que las niñas murieran en medio de la noche, y que al día siguiente encontraran solo sus piedras mágicas.
Cuando estuvo de regreso, y poco antes de llegar a la casa de su ama, se enteró de que la dama había subido la imponente escalera, junto a todos sus sirvientes, ya que habían sido purgados, incluida su esposa. Él por supuesto huyó y se escondió en la ciudad baja de Ehrenfest, y fue allí donde buscó trabajo conmigo.
Sin embargo, lo más importante fue lo que me contó después. Él dijo que había visto a las gemelas con vida, al parecer las vio en una de las puertas de la ciudad hablando con un soldado. El sirviente aseguró que eran ellas, que es imposible que se confundiera, ya que nunca podría olvidar a esas niñas.
Él las describió, como unas niñas muy pequeñas para su edad, pero eso solo confirma la veracidad de la información. Las niñas se ven de más o menos 4 años, aunque deberían tener más; piel blanca y pálida, ojos dorados y cabellos largos azul medianoche. También dijo que el soldado de la puerta, tenía un cabello azul similar al de ellas. Si el hombre en cuestión, las encontró y las crió, perfectamente pudo pasarlas por sus hijas.
Sumo obispo, le entrego esta información esperando que usted las busque, ya que yo en mis circunstancias actuales, no puedo hacerlo. Si las encuentra, tal vez le sirvan como ofrendas de paz, entregándolas a lady Verónica para apaciguar su ira, y si para entonces aun sigo con vida, interceda ante ella por mí. Aunque siempre puede tenerlas como rehenes si lo desea.
Atte a usted Wolf
P.D: no se preocupe por el sirviente y cualquier fuga de información, porque yo ya me encargué de silenciarlo.
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Para cuando terminé de leer la carta, no podía creer lo que había leído. Gerlach y Wiltord traicionaron a Verónica? Robo de maná de Ahrensbach a Ehrenfest?
‘¡¿Qué demonios está pasando?!’.
Si esta información, hubiera llegado a manos de Bezewanst, no quiero ni imaginar lo que habría pasado con esas niñas. Si todo lo que estaba escrito en esta carta era real por supuesto. Pero ahora no es momento de cuestionar la veracidad de la carta, ya que los únicos que pueden corroborar esta información son Sylvester y karstedt.
Por esta razón, debo darme prisa y hablar con ellos lo antes posible. Así que envié un ordonnanz con un mensaje a karstedt, para reunirnos los tres esta noche, y por lo secreto de la conversación, será mejor reunirnos en mi mansión.
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Cuando llegué a mi mansión, Lasfam y Justus me recibieron en la entrada. ‘¿Qué hace Justus aquí?’. Yo me pregunté, pero la respuesta era obvia. Lasfam lo llamó para que lo ayudara a hacer los preparativos para la reunión de esta noche.
“Bienvenido lord Ferdinand, ya casi tenemos todo preparado para recibir a sus invitados de esta noche”. Saludó e informó Lasfam con una sonrisa amable en su rostro.
‘Tan eficientes como siempre’. Pensé mientras me dirigía directamente a mi habitación.
“Bien hecho, Lasfam. Ya puedes retirarte y continuar con los preparativos”. Yo respondí despidiendo a mi sirviente, para que continuara con sus quehaceres. “Justus, tú ayúdame a cambiarme para mi reunión”. Continué dando órdenes a mis sirvientes, mientras entraba a mi habitación.
Una vez listo, me dirigí al comedor para recibir a mis invitados, los cuales llegaron justo a tiempo para la cena. Aunque para mi sorpresa, no vinieron solos, ya que Eckhart mi caballero de la guardia venía con ellos. A pesar de lo inesperado de estos acontecimientos, yo solo suspiré con cansancio y acepté que se quedara.
Después de los nobles saludos, los hice pasar al comedor para que comenzaran a servirnos la cena. Y como era de esperar, tanto Justus como Eckhart, tomaron sus posiciones detrás de mí, para poder servirme. Decidí dejarlo pasar por esta vez, y concentrarme en la conversación que teníamos por delante.
Comenzamos con una charla ligera. Pero luego, yo mismo instalé un dispositivo anti escuchas de rango específico, y le pedí a Justus y Eckhart que se quedaran dentro a escuchar la conversación. De todos modos necesito que estén al tanto de toda ésta información, ya que necesitaré su ayuda si resulta verdadero el contenido de la carta.
Entonces comencé a contarles, cómo por casualidad había llegado a mis manos, una carta del maestro del gremio de tinta Wolf, dirigida a Bezewanst. Cuando les informé de esto, ambos abrieron mucho los ojos y se veían sorprendidos, por las dos personas que nombré, pero también de que leyera la correspondencia privada de alguien más.
‘¿Por qué habría de sentir culpa por leer la carta de un hombre que ascendió a las alturas imponentes? Además, lo que tenga que decir Bezewanst al respecto me tiene sin cuidado’. Pensando en esto, yo respondí a sus escandalizadas reacciones. “No es como que me arrepienta de haberla leído, y ustedes tampoco lo harán, cuando lean su contenido”. Yo dije con ironía, entregándoles la primera parte de la carta.
Sylvester la tomó con un poco de recelo, pero de igual forma comenzó a leerla. Y mientras avanzaba en la lectura, su rostro rápidamente perdió el color, y para cuando terminó de leerla se agarraba el abdomen, como siempre lo hacía cuando algo lo estresaba demasiado. Cuando levantó el rostro y me miró pude ver el miedo e incredulidad en sus ojos, mientras decía. “Esto no puede ser verdad ¡Ferdinand, por favor dime que esto es una broma de mal gusto!”.
“¿Qué es?”. Preguntó karstedt con preocupación.
“Toma, léelo por ti mismo”. Dijo Sylvester entregándole rápidamente la carta a karstedt, como si quisiera deshacerse de ella y no haber leído su contenido jamás.
Karstedt leyó la carta frunciendo el ceño con molestia y luego dijo en un gruñido. “¡Esto es traición! ¿Cómo se atreven a robar las bendiciones de Flutrane, a nuestro Geduldh? Si Elvira se entera de esto... o mi padre, Bezewanst no llegará a juicio con vida”.
“¡Maldita sea! ¿Qué deberíamos hacer con esta información, Ferdinand?”. Preguntó Sylvester cada vez más estresado. “¡No podemos permitir que esto salga a la luz. El tío Bonifatius, no, todos los Leisegang… pedirán la cabeza de mi tío Bezewanst. ¡No entiendo, porqué está pasando todo esto?!”. Exclamó Sylvester acunando su cabeza entre sus manos, en un completo pánico. Un gesto muy poco digno, de un noble y mucho menos de un Aub.
Por esta razón, yo lo regañé. “Cálmate Sylvester, no es momento de perder la compostura. Lo que está escrito en la carta, es solo la confirmación de lo que ya sabíamos. Bezewanst y otros nobles de la facción de Verónica, traicionaron a tu madre en favor de Georgine”.
“Mi lord, disculpe la intrusión ¿Puedo echar un vistazo a la carta?”. Preguntó Justus con curiosidad.
“Adelante, y tú también Eckhart, e informen de cualquier cosa que vean que parezca sospechoso”. Yo respondí tomando la carta de las manos de Karstedt y luego se las entregué.
Después continué hablando sobre el contenido de la carta. “Yo puedo confirmar lo que está escrito sobre los pequeños cálices. Ya que para la dedicación de invierno, Bezewanst ha estado trayendo cálices extras, a pocos días de terminada la ceremonia. Y se los lleva con él, antes de la oración de primavera. Yo sabía que estaba haciendo negocios turbios con ellos, pero dentro del ducado y en favor de la facción de Verónica. Nunca pensé, que eran de Ahrensbach y mucho menos, en favor de Georgine”.
“Mi lord, si me permite?”. Preguntó Justus. A lo que yo asentí con la cabeza y le hice un gesto con la mano para indicar que hablara.
“Según la información que poseo. Lord Grausam sirvió a lady Georgine, cuando era candidata a archiduque de Ehrenfest, y probablemente sea un nombre juramentado”. Informó Justus algo sumamente alarmante.
“Ya veo, eso tiene sentido. Entonces debemos asumir que todo lo que está escrito en esta carta, es cierto”. Yo dije en voz alta lo que ya sabíamos, y corroborando la veracidad de la carta. “Bien, esto es lo que haremos”. Luego comencé a explicar los siguientes pasos a seguir.
“Con esta carta, y la información que he recopilado durante estos años sobre la corrupción y traición de Bezewanst, tenemos pruebas suficientes como para arrestarlo e interrogarlo. Asimismo, podemos usar la herramienta mágica para leer la mente, y con eso obtener más información sobre los movimientos de Georgine y Grausam dentro del ducado. Con esto podrás ordenar la ejecución de Bezewanst por traición, antes de que esto se salga de nuestro control”.
“¡¿Qué?! ¿Dijiste ejecutarlo? P-pero el tío Bezewanst… Madre no lo permitirá, enloquecerá si hacemos eso”. Respondió Sylvester muy alarmado y sudando frío, ante la idea de ejecutar al hermano menor de su maliciosa madre. “No podemos solucionar esto de otra manera, hermano? No quiero hacer enojar aún más a madre, ha sido un dolor estos días lidiar con sus rabietas y arranques de paranoia”.
“Sylvester. Ferdinand tiene razón, no podemos dejar esto así. Si no haces nada ahora, esta situación se nos saldrá de las manos”. Advirtió karstedt con una expresión mortalmente seria en su rostro.
“No te preocupes por tú madre, Sylvester. Ella está enemistada con Bezewanst en este momento. Y tal vez ella misma esté planeando quitarlo del camino por traicionarla. Es por eso que lo mejor es actuar antes de que ella lo haga”. Yo aconsejé, tratando de persuadir a Sylvester para que de la orden, de arrestar a Bezewanst lo antes posible.
“En realidad crees eso, Ferdinand? Madre sacaría del camino a su propio hermano?”. Preguntó Sylvester lo obvio, ahora con el rostro sombrío, negándose a creer el alcance de la malicia de la mujer que tiene por madre.
“Pues comprobémoslo. Ordena su arresto y veamos cuanto está dispuesta a apoyar a Bezewanst, ahora que conoce su traición”. Yo respondí de forma astuta, para poner en evidencia a la verdadera Verónica.
Luego continué diciendo, para darle el último empujón a mi ingenuo hermano. “Con éste movimiento político, podemos culpar a Bezewanst y hacerlo responsable de la falta de bendiciones de Flutrane, para nutrir nuestro Geduldh, enviándolas a un ducado extranjero. De esta forma puedes castigar a Bezewanst, y al mismo tiempo ganar apoyo político de tú lado, Sylvester”. Yo expliqué como podríamos sacar ventaja de toda esta desastrosa situación.
“Pero más importante, le quitaremos uno de los pilares principales de apoyo político que tiene Georgine, dentro de Ehrenfest. También, debemos poner bajo vigilancia al vizconde Gerlach y al vizconde Wiltord, e investígalos para obtener pruebas suficientes de su traición, y poder castigarlos en consecuencia”. Con esto último, Sylvester parecía convencido. Teníamos demasiados enemigos moviéndose en las sombras, como para quedarnos quieto sin hacer nada.
“Bien, confiaré en tu consejo, Ferdinand. Daré la orden de arrestar a Bezewanst de inmediato”. Al decir esto Sylvester, se levantó de su asiento y con la espalda recta, levantó su rostro poniendo su expresión más seria y digna de Aub Ehrenfest.
Al ver esto, Karstedt se levantó rápidamente de su asiento, e hincando la rodilla en el suelo, con una expresión recia en su rostro de un experimentado caballero, esperó las órdenes de su señor. “Karstedt, arresta a al sumo obispo Bezewanst de inmediato”.
“¡Si, señor!”. Respondió Karstedt poniéndose en pie y dando dos golpecitos en su pecho, se dispuso a salir para cumplir con su deber.
Justo cuando Karstedt estaba apunto de salir del comedor, a cumplir con sus órdenes, yo lo detuve. “Espera Karstedt, aun no a terminado esta reunión. Hay algo más que debes saber, antes de ir a cumplir con tu deber”.
Luego me volteé hacia Eckhart, y dije. “Tú también Eckhart. Este asunto le concierne a la familia Linkberg. Así que por favor toma asiento”. Yo ordené señalando los asientos frente a mí.
Una vez que los dos caballeros Linkberg y Sylvester tomaron sus asientos, yo saqué la segunda parte de la carta. “Esta es la otra parte de la carta. Creo que será mejor que la lean”. Yo dije entregándole la carta a karstedt.
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¡Hola nobles y plebeyos, brujas, magos y Muggles también! 😉
Espero hayan disfrutado de éste nuevo episodio, donde nos enteramos del contenido de la carta más importante de todas. La cual llevará a la nobleza a nuestros Shumil 🐰traviesos.
También debo mencionar que para esta parte, me inspiré en otros fanfic que he leído. Pero al estilo de Juego de Shumil gemelos. 🤭
Próximo capítulo: “Caos en el ducado. (Parte 3)
Y sin nada más que decir, travesura realizada ¡Gracias por leer mi fic!😘