
Verdades Dolorosas
9. Verdades dolorosas
El catorce de febrero quedó atrás rápidamente. Todo avanzó con rapidez. Febrero terminó sin ningún petrificado. Millie seguía brillando en los entrenamientos. Luna seguía llevándose los talismanes que creaban en las tardes de primos practicando magia negra. Theo se había vuelto más distante con Draco. El trio de oro seguía buscando al heredero.
¿Qué hacía Draco?
Disfrutaba sus momentos de paz. Decidió dejar que el año acabara. Con el libro en su poder, no tendría que preocuparse por futuras Hermiones petrificadas o una pelea en la cámara de los secretos. Estaba pecando de confiado, pero estaba muy cansado. Además, su leona había aceptado su lejanía de manera tranquila luego de tanto drama.
Paz antes de la tormenta.
Las primeras horas del lunes pasaron con normalidad. El aire se sentía tranquilo mientras practicaban transformaciones con Ravenclaw.
Pero Draco se comenzaba a sentir enfermo.
Un presentimiento extraño crecía en su pecho. Podía sentir un aura extraña a su alrededor y su varita parecía extrañamente inexpresiva. McGonagall parecía menos severa cuando se dirigía a él.
Curioso.
El almuerzo a pesar de tener una normalidad que lo tranquilizaría, no sentía absolutamente nada. Además, pronto se acercaba el tiempo para escoger tus asignaturas para el siguiente año. Debía estar concentrado en eso y vivir con normalidad los siguientes meses mientras el libro esté en su poder.
Las clases de defensa fueron extraños, por no decir casi exasperantes. Lockhart parecía mirarlo con una tristeza que Draco no comprendía, pero odiaba. Si lo seguía viendo así, iba a explotar.
“¿Sabes qué le pasa a este imbécil?” pregunta frustrado a Theo al ser este su pareja.
Theo mira a Lockhart. Lo analiza por un momento y regresa su atención al niño rubio.
“Draco, dijiste que tu abuelo estaba enfermo ¿verdad?”
Draco no tiene tiempo de entender el obvio mensaje. En la puerta entra un cansado Severus que buscó por toda la habitación hasta verlo a él. Su mirada se suavizó al encontrarlo. Nadie lo notaria más que Draco. Ese hombre solía tener el mismo rostro, pero esos ojos no podían escapar de él.
Draco sintió el miedo crecer en su interior.
“Profesor Lockhart, el director pide la presencia del señor Malfoy” dice con indiferencia al dirigirse con el profesor de defensa.
“Oh, por supuesto. Señor Malfoy adelante, puede retirarse” dice el profesor con una radiante sonrisa “Suerte con el gran jefe” dice tratando de alentarlo.
Severus parece amargo por esas palabras, antes de colocar su mano en su hombro y sacarlo del salón. Draco mira a Millie, Theo y Hermione. Los tres parecen conflictuados.
Mientras salía, podía escuchar los murmullos de los estúpidos gryffindor apuntándolo como el heredero y al fin el director descubrió su travesura. Antes de salir por completo, Lockhart los callaba, diciendo sobre el motivo por la cual lo llamaron, pero Draco no alcanzó a escuchar al ser sacado con mayor rapidez por parte de su padrino mientras murmuraba sobre lo idiota que podía llegar a ser el profesor de DCAO.
“Padrino, ¿Qué pasa?” pregunta Draco cuando no quedan alumnos por los pasillos.
“Será mejor que esperes, Draco” habla Severus sin llamarlo problemático ahijado, denotando la seriedad del asunto.
Por supuesto, su abuelo seguramente murió y al solo tener doce estaban tomando la situación con mayor delicadeza, a diferencia de su anterior vida cuando le enviaron una carta a los quince años. Una persona de su edad debía ser tratado con la seriedad correspondiente ante una muerte.
Entraron al despacho del director con la clave de algún dulce que Draco no tomó importancia. Su mente por primera vez estaba en blanco.
Draco parpadea al ver a su madre ahí. Ella luce perfecta con su vestimenta negra. No lleva el maquillaje que suele usar para salir al exterior. Su cabello está suelto y lleva el anillo de Lady Malfoy en el dedo. Ella luce tan miserable como si hubiera perdido a su padre en vez de su suegro, lo cual Draco no comprende porque su abuelo nunca le dirigió más de un saludo cortes en las pocas cenas que tuvieron en familia.
“Cariño” saludó Narcissa con la voz claramente cansada.
“Tome asiento, Señor Malfoy” dice el director con seriedad.
Draco obedece en completo silencio. Su corazón late apresurado mientras contempla la necesidad de gritar. No sentía nada por su abuelo, pero estaba igual pasando por la pérdida de un familiar. Todo tan caótico y complicado de asimilar.
“director, madre” saluda tomando asiento.
“Lamentamos mucho haberlo sacado de clases tan importante como es la defensa contra las artes oscuras” habla el director con calidez y tristeza en su voz.
Por supuesto, Dumbledore también fue director de su abuelo. Lo habrá conocido en su época más inocente y humana, si es que tuvo una.
“Le informo que le concedo mi permiso para que pueda estar libre de las clases por una semana. Los profesores están informados. Ahora le dejo para que hablen y luego pueda ir a recoger sus cosas” habla el director con una sonrisa compasiva.
Madre e hijo quedan en la habitación.
Narcissa parece entristecerse con cada segundo.
“Oh, cariño” comienza Narcissa, pero Draco la interrumpe.
“¿El abuelo murió?” pregunta Draco serio.
“Sí, en la madrugada dejó este mundo” confirma su madre con tristeza “Pidió que toda su familia esté presente” aclaró.
Por supuesto, no lo sacarían de las clases si no fuera de otra manera.
“Buscaré a Luna” dice serio.
“¿Quién es Luna?” pregunta Narcissa sin esperarse eso.
Draco cierra los ojos. Había olvidado que su madre no debía de saber eso, pero Luna merecía saberlo. Ella también era nieta de su abuelo. Ella tenía que estar en el funeral y la leída del testamento. No podía ignorar esto.
“Es mi prima, mamá” dice volviendo a mirarla a los ojos.
Ella no parece impresionada, solo decepcionada.
“Todo lo que te dijimos en vacaciones ¿No te importaron? Contactarte con tu prima desterrada” hace una pausa para apretarse la nariz mostrando el estrés que estaba pasando “¿Es en serio Draco Lucius Malfoy?”
“¿Sabías que tenía una prima desterrada? ¿Por qué no me lo dijeron? Tenía derecho, es mi familia”
“No, no es tu familia. Ahora vete a recoger tus cosas y hablaremos en casa” ordena Narcissa.
Draco siente rabia y era la primera vez que su madre provocaba esa emoción. El niño obedece y sale de la sala del director. Ignora al mismo junto a su padrino, caminando amargado hacia las mazmorras. Pasó por el salón de DCAO para recoger sus cosas. Podía sentir la mirada de todos, recordando como Lockhart estaba explicando su situación, aunque no debería.
Imbécil.
La mirada de tristeza de Potter lo hace enojar más.
“Draco” dice Millie acercándose “¿Es verdad?”
“Mi abuelo murió, Mills” dice Draco lo suficiente fuerte como para que los entrometidos se enteraran y piensen dos veces antes de apuntarlo “Estaré fuera una semana, por favor cuida de Luna por mi” pide.
Millie lo abraza. Theo lo ayuda arreglar sus cosas y luego también lo abraza fuerte antes de huir del salón sin despedirse de Hermione con la mirada, aunque hubiera deseado hacer eso.
Corre a las mazmorras a ordenar lo que necesitaría. Sus materiales para terminar sus trabajos, porque no debía descuidar sus notas. Va a buscar debajo de su cama el libro y se queda quieto al no sentirlo. Se agacha pálido y no encuentra nada
“Mierda, no” dice con un nudo en el estómago.
Draco iba a estar fuera una semana y el maldito libro no iría con él. No podría cuidar a Hermione así.
Comienza a buscar, quita sabanas, desordena sus pergaminos y revisa sus cajones. Va a la cama de Theo y rebusca sin encontrar nada. Se estaba quedando sin tiempo. Con la varita escribe una nota a Theo.
Theo, Millie y Luna:
El jodido libro fue robado de nuevo. Búsquenlo mientras no estoy. Cuiden a Hermione por mí.
Draco Malfoy
Siente frustración y la dobla para dejarla sobre la cama tendida de Theo.
Con su magia arregla su desorden. Pone a Libra en su transportadora y el baúl con las cosas que necesitará la encoge para poder cargarlo en su espalda con ligereza. Mira la habitación enojado.
Jodido libro del demonio.
Camina directo al despacho del director. En el camino se cruza con Pansy. Ella luce triste mientras lo mira.
“Suerte con lo de tu abuelo” escucha de la niña antes de huir lejos de él.
Draco no intenta comprender a Pansy Parkinson. Su mente está tan llena de pensamientos como para agregar más alrededor de la niña que en navidad le dijo tantas cosas hirientes. Sigue su camino hasta ver a su padrino y al director.
“Cuídese profesor Snape” dice como despedida. Iba a ser corta, pero sentía que regresaría siendo alguien diferente “director, cuide a los alumnos de los ataques” pide más por Hermione que por el resto del alumnado.
Dumbledore asiente con una sonrisa satisfecha ante sus palabras.
“Eso es un pedido muy amable de su parte, suerte en su descanso” le desea el viejo.
Draco hace una mueca sin evitarlo. Esto no era para nada un descanso.
Cierra los ojos por un momento antes de soltar el aire que retenía y abre la puerta para ver a su madre parada frente a la chimenea. El niño avanza hasta queda a su lado, agarra un puñado de polvos flu y espera las indicaciones de tu madre.
“Podremos hablar tranquilos. Tu padre sigue en escocia viendo como podremos trasladar a tu abuelo a la mansión para seguir con las tradiciones fúnebres” dice Narcissa seria.
Draco y Narcissa pasan por la red flu en silencio. La mansión está con mucha más actividad de lo acostumbrada. Todos los elfos se movían alrededor del salón principal colocando las decoraciones fúnebres, flores blancas y asegurándose que la placa con el nombre de Abraxas Malfoy quede en lo alto. Draco caminó por el salón y cogió una rosa blanca para girarse a ver a su madre. Ella está parada en medio con la mirada perdida.
“Vamos al jardín a hablar” dice Narcissa seria “Nixie, lleva el equipaje de Draco” ordena para comenzar a dirigirse al patio.
Draco mira a la elfina y suspira. Le agradece en voz alta y camina detrás de su madre. Llegan al jardín y nota una parte del bello jardín se encontraba vacío, las flores que crecieron allí habían sido cortadas para la decoración principal.
“Hablemos” dice su madre sin ese tono molesto que usó en el despacho del director.
Draco suspiró y asintió. Su madre caminó y se sentó en una de las sillas antiguas que decoraban el jardín. Draco solo se acercó sin intentar sentarse, su madre comprendió que su hijo estaba molesto.
“Cariño, quiero entenderte” comienza la mujer “Pero simplemente no puedo. Todo lo que haces estos últimos meses… tú padre y yo nunca te educamos para que actúes de esta manera tan desagradable”
“Madre” interrumpe Draco “Me enseñaron la importancia de la familia… tú me enseñaste que es importante la familia... que la familia no se abandona” dice sin querer escuchar el discurso de su madre que su padre a golpes le dejó grabado “Por la familia dejé de lado a mi amiga, Hermione Granger. Por la familia me controlé este año, pero Luna Lovegood es familia”
“No es familia” corrige con paciencia Narcissa “No está en el árbol Malfoy ni el Black, quiero que entiendas eso”
Draco pestañea ante las palabras de su madre. Le molestó… estaba diciendo que su linda Luna no era familia y eso no lo permitiría. Ella le había dicho tanto de cómo debía ser una familia, que simplemente no podía quitarse esas palabras de la cabeza. Iba a luchar por defender su lazo con su prima. No peleó por Dora, no haría lo mismo esta vez.
“Madre, ella es mi prima” dice molesto.
“Tú no tienes primos” corrige Narcissa con la misma paciencia “Mi hermana Bellatrix y mi primo Regulus no tuvieron hijos, tu padre no tiene hermanos ni primos directos”
¿No tiene primos? Draco Malfoy tenía dos primas afuera de la mansión. No tendrán el apellido Malfoy o Black, pero tenían su sangre. Eso es lo que más amargó a Draco, que su madre tal vez sepa de Dora y aun así podría decir que no tenía ningún primo como si no valieran como para reconocerlas.
No era justo. No era lo que ella le enseñó.
“Madre” dice tratando de controlarse “Tengo una prima” decide dejar de lado a Dora por el momento “Una prima dulce y sangre pura llamada Luna Lovegood Rosier. La familia no se debe abandonar” gruñe.
“No, cariño entiende por favor” pide tranquila.
“Tiene mi sangre. Es hija de la hermana de mi padre” intenta dar la explicación más lógica.
Narcissa parece molestarse por ese comentario, pero lo oculta con una tranquila sonrisa como si estuviera tratando con un niño. Draco se ofende por eso.
“Tu padre no tiene hermanos y la sangre no es de importancia, ellos fueron expulsados hace décadas” habla Narcissa con paciencia, como si lo que estuviera diciendo no sonara horrible.
Podía ver claramente que eso era tan hipócrita. Eso enfadó a creces a Draco.
No podía sumergirse en la negación y la esperanza de que su madre podría cambiar. La rabia invadió su corazón. Era Luna, su prima.
“¿Si importa la sangre cuando se trata de nacidos de sangre?” pregunta Draco molesto, atacando como sabe hacer “¿Si importa la sangre en esos casos, madre? Eso es hipócrita de nuestra parte”
Narcissa no pestañea ante eso. Parece ponerse más triste con cada palabra que salía de Draco.
“Eres tan joven como para entenderlo. A nosotros los Black y Malfoy nos criaron para dar honor a la familia y el apellido. Si eres expulsado es porque no fuiste suficiente para la familia, Draco. Eres mi hijo, siempre serás suficiente para mí” la mujer se levanta y camina a su hijo “Eso nunca lo dudes, mientras yo viva eres y serás un Malfoy y un Black, pero Luna Lovegood no es tu prima. Su madre no fue suficiente como para que siga en su árbol familiar” acaricia la mejilla de su hijo “Solo quiero que entiendas eso. Ella no es tu prima y jamás lo será. Son personas que no importan y solo te arruinarán la vida. Aléjate, por favor. Hazlo por mamá”
Draco no cree esas palabras. Su madre amaba tanto a su padre que podría aceptar su decisión de expulsar a su único hijo. Ella era joven aún, podrían fácilmente reemplazarlo con un bebé al cual criar para que sea mejor que Draco. La idea de un hermanito en plena guerra no le gustaba a Draco. En sí, ser reemplazado le parecía aterrador.
Quitó la mano de su madre. Eso hirió el corazón de la bruja.
“Madre” dice dolido Draco “Ella es mi prima” responde decidido. Ignoró todos esos pensamientos, no se iba a atormentar por algo que no ha pasado.
“¿Por qué dices eso? ¿Qué tiene de bueno Luna Lovegood?” pregunta su madre tratando de entender.
“¡Es mi prima! No tiene que tener nada de bueno para que la defienda. Es mi familia, madre. La familia no se abandona, tú siempre me lo decías” pierde los papeles y se aleja de su madre. Recuerda las palabras de Luna sobre la familia “La familia no debería ser algo que merezcas por lo que tienes o eres, la familia son las personas que te aman y te cuidan como tú los cuidas y amas” camina a ver las flores. Luna amaría ese lugar.
Recuerda las palabras de Luna sobre la familia. Ella se expresaba tan bien de ella, que Draco confiaba plenamente en que el padre de Luna (su tío) era un buen hombre que había criado a la niña con el doble de amor para que la niña no sintiera tanto la falta de su madre. Eso era triste. Draco tiene a los dos padres y nunca había comprendido tanto el significado de la familia como lo hizo Luna.
Por un momento deseó eso, aunque eso implique tener otras figuras paternas.
“Somos sangre pura, así no funciona hijo. Hay tradiciones que debemos respetar” explica su madre “Las conoces cariño. Eso es lo único que te pido. Sigue las tradiciones y enseñanzas que te dimos.
“¿Y si no lo quiero hacer más, madre? ¿Y si decido simplemente irme de casa? ¿Me quemarías?” Draco se gira para ver a su madre.
La imagen tranquila de Narcissa se transforma a una más amarga y dolida. Su mirada por un momento deja de estar ahí y se pierde en sus recuerdos. Seguramente recordando a su hermana y primo que se fueron de casa muy jóvenes.
“Nunca le harías eso a tus padres” responde con tranquilidad luego de minutos.
“no” dice sincero “Pero si fuera otra persona ¿qué harías?”
“No necesito responder eso porque nunca pasará” dice Narcissa como respuesta final “Cariño, por favor” ella se acerca “No me gusta cómo estás hablando, eres mi hijo. Si esas amistades que tienes te están cambiando, dímelo y haremos algo al respecto” suplica “Quiero a mi hijo bien portado de vuelta”
Draco no comprende. El Draco del pasado había sido una persona horrible. Fue cruel y abusivo con la mayoría de los alumnos de Hogwarts. No respetó ni la opinión de sus amigos. Mimado y egocéntrico. Se convirtió en un mortifago. La vida se lo cobró quitándole a sus padres. Mereció morir en Azkaban por todo el dolor que causó. No entendía como la vida le dio una oportunidad.
¿Por qué su madre quería a ese niño de vuelta?
“Madre, soy una mejor versión de Draco Malfoy” dice sin dudar ni un segundo.
Tiene a Hermione Granger que lo comprueba. Antes de que su madre niegue eso, Draco continua.
“Solo no te gusta que ya no sea un supremacista de sangre que debe creerse mejor por ser un sangre pura” su madre se aleja estupefacta “No me malentiendas, siempre amaré mi cultura mágica. Criare a mis hijos con las costumbres Malfoy y Black, quitando el lado malo” mira a los ojos grises azulados de su madre “Y Luna Lovegood será su tía” ella hace una mueca, eso lo molesta más “Seguiré siendo su lindo heredero sangre pura, eso no te preocupes. Me casaré con una bruja sangre pura como las hijas de los Greengrass” piensa en Astoria como una esposa que podría apoyar su decisión de alejar a sus hijos de esas enseñanzas arcaicas “Seré el Lord que mi padre quiera ¿Bien?”
Narcissa no responde. Draco siente como sus mejillas se humedecen, mira al cielo y nota que no está lloviendo. Está llorando.
“Cariño” dice Narcissa.
“No madre” dice Draco limpiándose las lágrimas “Ya dijiste lo que tenías que decirme. No importa. De todas maneras, para mi Luna es mi prima. Si para ti no es tu sobrina, bien” mira al piso “Solo déjame estar con ella. Ella es tan dulce y amable, no merece simplemente que la deje de lado como hice con Hermione sin explicación. No me quiten esto también”
Eso parece herir a su madre, porque asiente sin decir palabras.
“Ve a arreglar tus cosas, cariño” dice Narcissa con la voz apagada “Trataré de ver si ya están por traer el cuerpo de tu abuelo”
Draco asiente y comienza a caminar.
“Dragón” vuelve a ser llamado por su madre “No le digas nada a tu padre. Esto quedará entre los dos. Si quieres seguir perdiendo tu tiempo con esa niña, te dejaré hacerlo” eso no mejora el ánimo de Draco “Solo no hablemos de esto con tu padre presente. Si él se entera, tendremos que aceptar lo que él decida ¿comprendes?”
Draco no responde, solo retoma su camino sin despedirse de su madre. Cuando llega al salón principal mira la decoración. El negro en todas partes lo enfermó. No debería estar molesto con su madre. Debía estar agradecido con tenerla viva.
Era un mal hijo.
Con tantos pensamientos en la cabeza llegó a su cuarto para acostarse. Pidió a Dobby que acomodara todo y se quedó dormido.
Soñó con Hermione siendo petrificada y como era expulsado de su casa al terminar las clases para luego quedar completamente solo.
Draco fue levantado por Dobby. Draco preguntó qué día era y se sorprendió al notar que lo dejaron dormir el resto del día porque ya era otro día nuevo al que enfrentarse. Draco se sentó y suspiró al ver su desayuno servido en la mesita de su habitación. El mensaje era más que claro y el niño rubio no le importó. Aprovechó el momento y desayunó en pijamas mientras disfrutaba la sensación de tener el cabello libre de crema para peinar.
Al terminar, caminó a su closet y notó el traje que iba a usar colgado y plancheado. Draco se dirigió al baño a cambiarse. Notó que su cabello había crecido hasta cubrir toda su nuca y las puntas comenzaban a ondularse. Así que así era su cabello. Cuando lo tenía corto era lacio como el de un Malfoy. Cuanto más largo, más rizos se formaban.
Si ahora no odiara parecer a su padre, se lo hubiera dejado crecer.
Con un hechizo se cortó el cabello y se duchó para quitarse el resto de cabello mientras trataban de relajarse.
Salió cambiado al piso de abajo. En el camino podía escuchar el típico sonido de muchas personas en una misma habitación. Cuando bajó, notó a las visitas vestidas de negro presentes.
Draco saludó a muchos con la diplomacia que muchos padres con hijos de su edad o mayores envidiarían. Alagó a muchas señoras y fingió conocer a los hombres. Así se desplazó hasta llegar donde su madre se encontraba. Ella lucía satisfecha con su comportamiento.
Draco suspiró aliviado al ver que su padre estaba ocupado como para notar su presencia. Podía celebrar al notarse solo luego de saludar a todos los presentes. Decidió explorar la habitación por curiosidad. Notó a lo lejos el ataúd y lo que más llamaba la atención, el retrato de su abuelo.
Draco gimoteo y caminó con elegancia hacia el lugar para observar el cuadro. Por un momento creyó que no era un cuadro mágico por la falta de movimiento, pero se sorprendió cuando observó esos ojos azules de su abuelo dejar de ver el horizonte para observarlo a él.
“¿Eres mi nieto?” preguntó la pintura.
Draco no mentiría al decir que esa era la primera vez que escuchaba la voz de su abuelo en casi una década, si contaba los años que vivió antes de retroceder. Draco asintió incomodo. Había notado que no sentía casi nada por su abuelo. Si lo había afectado, tal vez era porque él había perdido a sus padres en otra vida y este suceso solo hizo traer ese sentimiento de regreso.
“Ya veo, eres casi igual a Lucius cuando era un niño” comenta el cuadro “Solo que tienes mucho de Narcissa” al decir eso, su abuelo sonrió aliviado. Draco no entendió y al parecer su expresión hizo comprender a su abuelo “Es mejor que sea así, nieto. La sangre Malfoy no tiene tanta suerte estas últimas décadas”
“¿Por qué?” pregunta Draco incomodo.
“Es algo que los niños como tú no deberían saber. Regresa cuando seas adulto. Pareces menos terco que Lucius, tal vez podría salvarte”
Draco nota la tristeza en esas palabras.
“¿De qué o quién?” pregunta Draco sin comprender.
El abuelo no respondió. Solo lo observó en silencio. El niño rubio no dijo nada. Analizó esas palabras por mucho tiempo. Nada tenía sentido.
Su abuelo era conocido por ser un sangre pura que odiaba a los muggles. Recordaba perfectamente como su padre una vez, mientras Voldemort vivía en su hogar, le habló sobre cómo se había unido a Voldemort por su padre. El destino había sido tan bromista que lo mismo le pasó a Draco, uniéndose a Voldemort por su padre y su madre.
Draco suspira cansado al respecto. Mira el ataúd una vez más y decide acercarse a ver a su abuelo.
Siente tristeza al notar la gran diferencia entre la pintura y el cuerpo. Su abuelo de la pintura lucia lleno de vida y una fortaleza digna de un Malfoy. El rostro del cuerpo estaba más delgado cuando usualmente los rostros se hinchan. El cabello estaba opaco y la palidez indicaba una clara ausencia de calor en la piel. Draco quiere apoyarse en la madera para contemplar mejor la imagen, pero siente unos dedos evitar que se acerque más al cristal.
Draco gira asustado y suspira al ver solo a la prima de Millie. Magna Bulstrode se encontraba ahí con el cabello negro y rizado muy parecido al de Millie si se lo dejara crecer. Tenía los ojos azules apagados y usaba un bonito vestido negro que cualquier dama sangre pura usaría.
“¿Magna?” pregunta Draco confundido.
“El profeta informó la perdida de tu abuelo” comenta la niña con tristeza “Sabía que estarías aquí y Millie estaría angustiada en el colegio por ti” sonríe pensando en la bruja “Eres el mejor amigo de mi prima, así que decidí pedirles a mis tíos asistir. Ellos solo lo hicieron porque de cierta manera están en deuda con mis padres por cuidar de Millie sin ir a los medios a divulgar eso”
Draco comprende.
“No era necesario” dice incomodo.
“Tú hubieras hecho lo mismo por mi prima” comenta la pelinegra “Además, comprendo lo difícil que pueden ser estos momentos estando solos. Tus padres estarán muy ocupados con la ceremonia y todo lo demás. Necesitas a alguien que te sostenga y para eso estoy yo. No soy Millie, pero al menos puedo ser tu pañuelo de lágrimas”
Draco se siente conmovido. Asiente y la lleva a uno de los asientos libres. Puede sentir la mirada de muchas mujeres que seguramente hablarán del tema para después solo por respeto a la familia. No importaba. Ella había venido para apoyarlo y estará agradecido en toda la visita.
“¿Cómo te sientes?” pregunta Magna.
“Honestamente” comienza Draco para luego acercarse a su oreja “No estoy triste”
“¿por qué? Digo, era tu abuelo” pregunta curiosa.
“No lo conocí realmente. Solo lo vi un par de veces en cenas importantes o cuando le pasó el título de Lord a mi padre” explica Draco en susurros “No puedo llorar a algo que no me dio la oportunidad de querer”
“Oh, pero parecías algo triste mirando al cadáver” dice Magna “Por eso te alejé. A esa edad no es bueno quedarse viendo por mucho tiempo a los cuerpos de nuestros seres queridos. Deja marcas que a veces no se curan”
Draco comprende. La imagen de su madre en el piso luego de ser golpeada por una avada kedavra siempre viviría en sus pesadillas.
“Solo estaba sorprendido. Minutos antes hablé con su retrato. El contraste entre la pintura y el abuelo me dejó sin palabras” confiesa honesto.
“Entiendo” dice Magna “Entonces, ¿estarás bien? Así puedo enviar una lechuza a Millie para tranquilizarla”
“Querida, dile a es bruja que se concentre en los estudios. Se acercan exámenes y no debería preocuparse por este mago que pronto estará de regreso” comenta con una sonrisa fingida.
“Ella dijo que fuiste el primer lugar en su primer año. Ya entiendo que no mentía” comenta con una sonrisa.
“Le diré que pensaste que era una mentirosa” comenta Draco con una sonrisa.
Magna ríe para luego cubrirse la boca y lucir avergonzada.
“Merlín, olvidé que estoy rodeada de puros chismosos estirados” dice avergonzada para luego mirarlo con pánico “Perdón”
“Créeme, sí son muy estirados” y comienza a hacer mímicas como si agitara un abanico grande mientras sostenía un vaso invisible al cual removía como si se tratara de una copa de vino.
Magna sonrió.
“Eres encantador, Draco Malfoy” comenta la niña “Lastima que seas menor que yo como para imaginarme salir contigo sea asqueroso” se burla la pelinegra.
“Lástima que, si tuvieras mi edad, de todas maneras, no me fijaría en ti” comenta con el mismo tono.
“Lo sé, el rumor de que el único heredero Nott te está cortejando llegó hasta la familia” eso hizo que Draco dejara de reír. No pensó que se esparciría por todas partes “Tu cara por Merlín” la niña se tapa la boca “Sí, fue la comidilla de las mujeres sangre pura por mucho tiempo. Pasó demasiado tiempo desde que alguien importante de los sagrado veintiocho decidía cortejar a alguien de su mismo sexo. El padre de Theo parecía orgulloso que su hijo persiga a un gran pez gordo como tú, Draco. Sigues siendo el hijo de Lucius Malfoy después de todo”
Draco gimotea y se cubre la cara roja de la vergüenza. Ni siquiera era un cortejo. Para eso, Theo tendría que pedir permiso a sus padres. No pasaría porque lo había rechazado. Draco mataría a Theo si lo hiciera de todas maneras.
Si fuera Potter…
No, iba a olvidarse de ese idiota.
“No es cortejo, lo rechacé en privdo” comenta Draco incomodo.
“Eso es muy valiente de tu parte, me encanta” Magna aplaude “Creeme que muchos prefieren dejar que tus sentimientos crezcan sin decir realmente que nunca tendrás una oportunidad. A veces que te sean honestos te ayuda a avanzar”
Draco asiente incomodo.
“No es como que no sepa de eso” murmura molesto.
“¿Sigues enganchado con Harry Potter?” pregunta la adolescente.
Draco detiene la respiración antes de apresurarse a cubrir la boca de Magna con horror antes de mirar a todas partes y suspirar al ver a todos los adultos lejos de ellos. Nadie podría escuchar como entierra su cuchillo de mantequilla en la garganta de Magna por decir eso sin cuidado.
“¿Te lo dijo Millie?” pregunta horrorizado “Y no lo digas alto, hay oídos presentes”
“No, parecías matarme con la mirada en el cumpleaños de Mills cada que el pobre niño que vivió suspiraba por mi ¿no es gracioso eso? Harry Potter suspirando por la versión femenina y mayor de Draco Malfoy. Una lástima que no haya nada entre ustedes, hubieran sido una encantadora pareja” sonríe al notar como el niño rubio y pálido la mayoría del tiempo se sonrojaba mientras trataba de cubrir la cara.
Draco no pudo evitar sonreír al escuchar esas palabras. Se sentía halagado que alguien opinara que sería una encantadora pareja para San Potter. Toma eso Ginevra Weasley.
“Ay bebé, sí que te gusta. No abandones tus anhelos. Quien sabe, tal vez es bisexual” aconseja Magna.
“No, créeme. Nunca tendría una oportunidad. Ni aunque retrocediera en el tiempo. Me odia” confiesa amargo pensando en el idiota de Potter que lo rechazó dos veces.
“Eso es duro, pequeñín” parece reflexionar “¿Sabes por qué lo hará? No eres un mal chico como para que te odie así”
“Dice que me parezco en actitud al primo que lo acosó de pequeño, aunque creí que dejó de verme así el año pasado” responde Draco con rencor.
Magna parpadea un rato.
“Creo que es algo que no deberías haberme dicho” responde con calma “Pero ahora puedo entender”
“¿Qué?” pregunta Draco avergonzado.
“Muchas veces tendemos a rechazar todo lo que se asemeja a lo que nos lastimó. Tal vez lo que le hizo su primo fueron cosas horribles y quiere protegerse de ti porque le recuerdas a él”
“Pero ya demostré que no soy como ese muggle” gruñe Draco.
“¿Cómo sabes?” pregunta Magna.
“Él lo dijo. Dijo claramente que puede ver que no soy como él y que tal vez nos llevemos mejor, no entiendo que habré hecho para que me vuelva a ver como alguien así de horrible”
“Millie dijo que te distanciaste de la niña nacida de muggles que vino a su fiesta. Lo siento, me pidió consejos para lidiar con todo. Será muy fuerte, pero sigue siendo una niña y lo mejor es que los niños tengan adultos con responsabilidad emocional que los ayuden en sus vidas” aclara “Seguramente, él vio como lastimaste a su amiga en cuanto bajó la guardia y por eso volvió a verte como esa persona que lo lastimó. No es excusa, pero a veces los traumas nos convierten en personas hirientes para protegernos de futuras heridas. Además, es Gryffindor. Ellos suelen ser demasiado dramáticos aunque lo nieguen. Muy pasionales. O te aman demasiado o te odian para toda la vida. Se dejan guiar demasiado por sus impulsos”
Draco comprende. Él había sido cruel con Pansy antes solo para evitar que molesten a Hermione hasta hacerla llorar como él lo hizo. Comprende como el cuerpo puede reaccionar ante traumas. Tenía ataque de pánico por amor a Merlín. Además, Draco también hubiera odiado a cualquiera que lastimara a sus chicas.
“¿Crees que algún día pueda dejar de verme así?” pregunta triste.
“Eso solo dejémoslo a él, pero si sigue lastimándote, lo sano es apartarte” aconseja para pasar un brazo por los hombros de Draco “Eres un chico listo, sabrás cuando debas alejarte o quedarte”
Draco suspira incomodo, pero asiente con una sonrisa.
Había pasado cuatro horas desde el sepelio del ataúd con el cuerpo de Abraxas Malfoy en la capilla de la rama principal de los Malfoy. Draco estuvo acompañado de Magna en todos esos días, llegando a entablar una amistad y promesa de enviarse lechuzas. Sus padres no comentaron nada al respecto, metidos en sus papeles como Lord y Lady Malfoy.
La mansión volvió a estar vacía y fría como todos los días. Los elfos se encargaban de limpiar todo el desorden en un silencio sepulcral por el miedo de perturbar a un volátil Lucius Malfoy, quien se encontraba bebiendo su wiski de fuego observando el retrato de su padre en completo silencio antes que se lo llevaran al pasillo que conducía al corazón de la mansión y las protecciones mágicas.
Draco se encontraba parado detrás de su padre en completo silencio. Curioso al ver como su abuelo que le había dirigido algunas palabras no parecía interesado a hablarle a su padre, a pesar de ser solo un cuadro con los recuerdos de Abraxas Malfoy.
“¿Qué quieres, Draco?” pregunta Lucius cansado de sentir la presencia de su hijo detrás de él.
Draco parpadeo confuso. No sabía que quería al permanecer detrás de Lucius por tanto tiempo. Su respiración se aceleró.
¿Qué iba a decir?
Su padre se giró. Lucía tan vulnerable con esos ojos azules tan parecidos a los de su abuelo. Se notaba que había llorado. Draco se queda sin palabras por eso, era la primera vez en toda su vida que había observado a su padre así de sensible. Ni siquiera cuando estuvo a punto de morir lo vio así de cansado y débil.
¿Podría?
Alguien vulnerable era fácil de convencer. Si Draco se abría completamente, tal vez podría conseguir que su padre se une al lado de la luz. Si le remarcaba que la única familia que le quedaba era su madre y él, podría al fin dejar atrás ese futuro con Voldemort solo para cuidarlos. Podría cambiar a su padre, su futuro.
El enojo desapareció, para volver a la negación de su presente.
“Solo quedamos los dos, ¿verdad, padre?” pregunta Draco avanzando para estar a su costado observando el cuadro. Lucius vuelve a mirar el cuadro como su hijo.
Cualquiera a la distancia estaría conmovido con la imagen de un padre y su hijo idéntico a él en la misma posición compartiendo el dolor de la perdida juntos.
“Sí, Draco. Somos los únicos Malfoy’s en Gran Bretaña” responde su padre cansado sin quitar la mirada de su padre que no se movía ni siquiera para observarlos hablar.
“Eso quiere decir que” Draco siente un pánico invadirle el cuerpo…
No iba a ser un cobarde.
“¿Qué? ¿Qué no te voy a expulsar de la familia?” pregunta Lucius “Aunque estoy decepcionado de tu poco empeño este año para demostrarme que realmente quieres estar en el árbol, veo que si te importa. En otras circunstancias, no sería tan benevolente, pero en vista de tu ventaja como mi único heredero creo que estas a salvo”
Eso no lo ayuda. La amenaza sigue presente. De todas formas, no era eso lo que buscaba.
“Si eso querías intentar hablarme, retírate y déjame solo” gruñe Lucius bebiendo de su vaso.
“No padre, no era de eso lo que quería hablarte” toma valor y mira a su padre “Como somos los últimos Malfoy con vida, creo correcto decirte esto por nuestro futuro. No quiero seguir tus enseñanzas de supremacía de sangre y creo que por el bien de esta familia deberíamos alejarnos de esos pensamientos. No soy tonto, padre. Sé que seguiste al señor tenebroso sin que usen imperios sobre ti, no quiero que si un mago oscuro vuelve a intentar conquistar el mundo mágico nuestra familia se vea involucrada”
Draco espera gritos, risas sarcásticas o un golpe con el bastón, pero solo se queda con el terrorífico silencio. Su padre no lo mira, sus ojos siempre están en el cuadro.
“¿Por qué mi hijo cree tal estupidez?” escupe Lucius sin mirarlo por el momento.
“padre, esta familia caerá a pedazos si seguimos las ideologías de Voldemort” sigue Draco sacando la valentía de un gryffindor “Creo que aún estamos a tiempo de recapacitar y volver al camino de la luz”
“¿Mi hijo es un asqueroso Hufflepuff? Porque eso es lo que estoy escuchando” lo interrumpe Lucius.
“Es por supervivencia, padre” corta Draco “No digo que nos volvamos como la escoria Weasley y abracemos a los muggles como si no tuviéramos dignidad” se apresura “Solo digo que los ignoremos, dejemos que el resto del mundo se destruya. Seamos como los Zabini y pongámonos en el lado neutral”
“¿La asesina de maridos? Esa bruja acaba de ser sentenciada a Azkaban ¿Eso quieres para tu futuro?” contrataca frío Lucius.
Draco recordó en su vida pasado los buenos lazos entre su padre y la madre de Blaise solo porque ella era mejor amiga de Narcissa. ¿Dónde quedaba ese aprecio? ¿ese corazón de piedra era tan fuerte como para olvidar el hecho de que estaba hablando de la madre del ahijado de su esposa?
“Los Greengrass, ellos también son una familia neutral” decide ignorar la amargura por esas palabras a una supuesta amiga de la familia.
“Solo porque esté mejor que los Weasley no significa que sean un ejemplo de familia, Draco” vuelve a soltar su veneno “Que puedo esperar de mi hijo el idiota. Creí dejarte muy claro con mis enseñanzas que el camino correcto es el que tu madre y yo nos encargamos de educarte durante toda tu vida” se toma todo el contenido del vaso antes de arrojarlo a la pared y girarse “¿Por qué eres tan estúpido como para decirme esto en la cara, Draco?”
“Porque creo que mi padre puede cambiar” Draco retrocede “Confió en que puedo cambiar a esta familia. Salvarla de morir"
“¿Qué dices, Draco?” comienza a caminar hasta acercarse a Draco “No me hagas reír, solo eres un mocoso ¿qué sabría un niño sobre lo que es mejor para la familia? ¿Acaso te crees mejor que tu padre? ¿Es eso? Porque no sabes nada. Estoy llevando a esta familia a la gloria”
“¡Creo tu estúpida supremacía de sangre está arruinando a esta familia!” grita con temor solo para no acobardarse y huir “No me creo mejor que tú, padre. Creo que eres mejor que yo como para que entiendas la verdad sin necesidad de pasar por cosas horribles”
Si necesidad de que viva lo que vivió Draco para que mire la verdad. Los recuerdos, los golpes y crucios que acumuló en los últimos años de su vida pasada había hecho que Draco dejara esos pensamientos enfermizos atrás. Su padre era mucho más inteligente y poderoso que Draco, podría entender si solo escuchara.
No pasa.
Draco cae al suelo luego de sentir la mano pesada de su padre en su rostro. Se lleva incrédulo a la mejilla afectada. Podía sentir el calor en la zona. El ardor recorrerle todo el cuerpo. Su padre jamás le había golpeado con mano propia. Siempre lo hacía con la parte metálica de su bastón o hechizos cortantes. Nunca hubo contacto piel con piel.
Eso lo hizo más doloroso.
“Escúchame bien, Draco, porque esta conversación no se va a repetir” espeta Lucius poniendo la punta de su bastón sobre la espalda de Draco con una fuerza que el niño tenga que dejar de acariciar su mejilla lastimada para evitar caer sobre su cara por la fuerza “Yo nunca voy a cambiar, porque solo las personas que están mal cambian. Sé la verdad y sé que este lado ganará” Lucius se agacha para coger del cabello de su hijo que casi idéntico al suyo pero sin los pequeños rizos que se estaban comenzando a formar “Y yo no estoy mal, oíste. Tú eres el error aquí. Deja esas estúpidas esperanzas de que me harás cambiar. Soy un adulto, sé perfectamente que estoy haciendo con mi vida. Mi elección es la correcta y cuando llegue la hora, tendrás un lugar seguro al cual retornar”
“Papá” apenas dice entre el dolor por la agresión y la tristeza.
Lucius lo suelta para limpiarse la mano en su traje caro y volver a mirar el cuadro de Abraxas Malfoy.
“Si crees por un minuto que serás capaz de cambiarme, pierdes tu tiempo. Somos Malfoy, nacimos para escupir a la gente sucia como los asquerosos muggles. Nuestra sangre limpia debe ser respetada”
“Estamos mal, padre. Yo no… no estoy de acuerdo. Si crees que los futuros Malfoy crecerán con esas ideas, tendrás que tener otro hijo porque yo no criaré a los míos como tú lo estás haciendo conmigo” dice firme “Padre, por favor. Tenemos tiempo. Voldemort nunca será la salida”
Draco vuelve a sentir la suciedad del piso por un bastonazo por parte de su padre. Esta vez no se levanta porque se queda observando como la sangre que escurría de su boca caía gota a gota en la alfombra.
“Deja de decir estupideces. Me enfermas” gruñe Lucius “Solo eres un inútil niño, no lograrás cambiarme nunca. Abandona esos estúpidos sueños porque no te llevarán a nada. Los adultos sabemos bien lo que hacemos como para escuchar a mocosos como tú. Si crees que tu discursito ridículo o el hecho de que seas mi único hijo signifique mágicamente voy a cambiar, no solo me decepcionas como hijo, sino como Slytherin. Así que deja de avergonzarte. Verás que cuando él se levante, agradecerás que esté de su parte”
Draco no llora. Solo siente la decepción. No por su padre. Sentía decepción consigo mismo por haber creído ciegamente que existiría una posibilidad. Su padre tenía razón. Nadie podía cambiar porque le digan. Tenía que nacer de uno mismo y su padre, Lucius Malfoy, no parecía querer cambiar.
¿Valía la pena obedecerlo?
Comenzaba a dudar de todo lo que hizo hasta el momento. Su madre tampoco parecía ser la persona que Draco creyó que sería.
Se sentía un fracaso. Intentó negociar con su padre a que lo dejara ayudarlo a ver el camino a la salvación de un futuro tan oscuro que terminó con la muerte de una de las familias de sangre mágica más antiguas de Gran Bretaña. Con su fracaso, solo le quedaba sumergirse en la terrible tristeza.
“Ahora párate, ve a que te curen y pretenderemos que esto nunca pasó. Tu madre y yo no tenemos tiempo para tener a otro heredero que reemplace tu patética existencia” exige.
Draco se sienta y mira a su padre con la mirada perdida. Comienza a llorar en silencio, siendo observado por su padre.
Lucius caminó fuera del cuarto dejando a su hijo desmoronándose en silencio. Solo gira para ver como su hijo se quebraba en el piso.
Draco se llevó la mano a la boca dejando que el dolor lo embriague. Comienza a reír de la impotencia. Era tan gracioso su ingenuidad. Debía simplemente quedarse callado, pero necesitaba tener esta conversación.
Necesitaba confirmar que su padre iba a ser un caso perdido.
Mientras ríe como desquiciado en el piso de una mansión fría y vacía como su alma, comienza a llorar. Llora por sus padres, por su futuro y por todo lo que no podrá evitar porque si algo tenía razón su padre, era que él no podía controlar a ambos. Ellos no cambiarían por su hijo. Son adultos. Humanos con la capacidad de elegir sus acciones sin la influencia de otros si no la quieren o necesitan.
La respiración se acorta y el pecho duele. La cara arde y solo quiere terminar con su dolor por un instante. Piensa en Luna y la conversación con su madre.
¿Sus padres querían verlo solo e infeliz?
Piensa en sus amigos. En Hermione estando ahí apesar de que él elegigió a las personas que no dudarían en dejarla morir aunque tuvieran la oportunidad de salvar a una niña.
Se lleva la mano a la garganta mientras lucha por regularse antes de buscar entre su ropa un frasco con filtro de paz. Su varita parece nerviosa y lo entiende, podía sentir su magia comenzar a descontrolarse.
Piensa en el libro. La posibilidad de regresar y encontrar a Hermione petrificada.
Esa idea provoca que tire el anillo que estaba en su dedo. Sintió por un momento que el metal dorado le quemó entre los dedos. El logo que su padre seguramente usaba mientras le daba a Ginevra el libro que petrifico a su amiga en otra vida.
Amaba tanto a su familia, pero le enfermaba tanto cuantas cosas horribles iba descubriendo de ellos.
¿Cuánta maldad generó su familia? ¿Cuántas personas sufrieron por sus acciones? ¿Cómo no lo vio antes?
Encuentra el frasco con filtro de paz, lo bebe desesperadamente mientras comienza a gimotear. Toda la oscuridad comienza a desaparecer. Se hace un ovillo en el suelo deseando que este lo trague y nunca lo deje salir. Su cabeza que era un mar de gritos y pensamientos autodestructivos se calla.
Todo pierde sentimiento alguno.
Siente como si dejara de ser él mismo. Uno de los grandes efectos del filtro era como te quitaba la capacidad de sentir algún sentimiento por un par de horas. Comenzabas a actuar de forma robótica y casi antipersonal. Todo es borroso por momentos y se sientes extraño de la usencia de tus deseos de morir. Sabes perfectamente que cuando se acabe el efecto regresarán y sientes el vacío de su ausencia.
Draco gira y mira el cuadro. Se queda observando como su abuelo lo mira con tristeza.
“Lo siento tanto por las cosas que te dijo mi hijo” dice el viejo mago al notar la atención de Draco sobre él “Es mi culpa que sea así”
“Tú lo educaste, es evidente que es tu culpa” responde cortante Draco, sentándose para intentar abandonar la habitación.
“No, no lo hice. Lamentablemente tomé la decisión de dejar su educación a mi adorable esposa” escupe con veneno.
“Por supuesto, estabas más ocupado engañándola y teniendo hijos bastardos” responde Draco. Intenta sonar cruel, pero es incapaz de ser expresivo.
“¿Sabes realmente la historia?” pregunta Abraxas.
“Sí. Como tuviste hijos y los quemaste porque son imperfectos y arruinan el hermoso árbol Malfoy. Mi padre los usó para amenazarme. El ciclo se repite” gruñe Draco cruzándose de brazos.
“Así que por eso obedeces, tienes miedo a que te quemen” dice el anciano comprendiendo a su nieto.
“Por supuesto. Nadie quiere ser quemado si eso significa ser odiado y olvidado por tu familia” gruñe Draco “Tengo dos primas que son prueba viviente de la vida que no deseo. Quiero poder llegar a la mansión en cada tiempo de descanso para abrazar a mi madre y no sentirme miserable porque mis padres me odian y nunca más podré usar el apellido con el que nací” gruñe Draco.
“Oh, ¿conociste a la sobrina de Narcissa?” pregunta el anciano.
Draco parpadea ante eso. Su madre hubiera saltado a negar la existencia de dicha sobrina. Su abuelo no parecía sorprendido ni disgustado de que su nieto haya llamado prima a la bruja hija de una hermana exiliada de su madre.
Curioso.
“Dora Tonks, el año pasado fue su último año en Hogwarts” dice Draco interesado en hablar con su abuelo.
No era lo mismo, pero al menos era mejor que nada.
“La única hija de Andrómeda Black. Sí, recuerda a la adolescente en las reuniones para coordinar el matrimonio de tus padres. Buena muchacha, tenía mucho de mi Amelia en su mirada” comenta Abraxas con una sonrisa “¿En qué estaba? Ser quemado”
“¿Qué con eso?” pregunta a la defensiva el niño rubio.
“Que no solo puedes ser quemado porque no merezcas estar en el árbol. El mundo es muy distinto para cada persona. Las cosas puedes tener un significado diferente según la ocasión. Para tu padre ser quemado significa deshonor y vergüenza. Para tu madre, significa traición a la familia. ¿Qué significado le quieres dar, Draco Malfoy?”
“¿Qué?” pregunta confundido Draco.
“Ven, siéntate” pide el cuadro “Te contaré una historia”
Draco se apresura a sentarse. Su corazón late con fuerza ante la conmoción.
¿Podría darle su propio significado el ser quemado? ¿Podría dejar de tenerle miedo a esa amenaza?
¿Podría dejar de atormentarse y temer?
“Bueno, el árbol. Perdió mucho su valor. Una verdadera lástima” hace una pausa para mirar detrás del niño rubio que tenía de frente “Narcissa, querida. Tantos años y sigues igual de bella” saluda el cuadro con una sonrisa sincera.
Draco gira rápido para ver a su madre. Ella se encuentra parada observando entre el cuadro y Draco intentando entender la situación. Parece algo pálida mientras avanza hacia él. Narcissa parece querer decir algo a la situación. No lo hace al notar la mejilla de su hijo. Avanza rápido y patea el anillo que ella misma le regaló por yule. La mujer va y recoge la joya sin entender por qué estaba tirado.
“¿Qué?” dice Narcissa casi en un susurro de la impresión. Vuelve a mirar a su hijo y sus ojos vuelven a posarse en su mejilla. Retomó su camino a revisar a su tesoro.
La última vez que vio a su madre moverse así de rápido con ese rostro tan triste fue cuando Draco salió de su reunión con Voldemort con la marca fresca en el brazo. Lo siguiente se pareció tanto que el niño rubio tuvo que morderse la mejilla para recordar que no había nada en su brazo. Lo único que contaminaba su piel era la marca en la mano derecha.
“¿Qué te pasó? ¿Draco? ¿Estas bien?” pregunta desesperada su madre mientras con su mano examina la piel roja y aun caliente de la mejilla de Draco.
Las palabras de su padre ordenándole que se vaya a curar la mejilla de inmediato llegan a su memoria. Era más que evidente que su madre desconocía la manera violenta que su padre había adquirido para corregirlo. Sintió lastima al saber que su madre confiaba tanto en Lucius como para no preguntarle directamente a Draco si fue su padre quien le hizo esas heridas, aun conociendo el hecho de que solo ellos dos estuvieron en esa habitación después del entierro.
No podía romper esa burbuja de amor. Sus padres eran el único motivo por el cual Draco deseaba amor así y dolió cuando su corazón pidió a Potter. No podría tener eso especial que sus padres viven.
“Mamá” quiere decir que fue su culpa, pero con ese toque de su madre todo lo que vivió llegó.
Vivió por tanto tiempo en negación sobre la situación de su padre que creyó tontamente que podría ayudar. Se enojó con su madre, porque su comportamiento puso en peligro su burbuja de esperanza. Intentó negociar con su padre y fracasó. Ahora, teniendo de nuevo a su madre de cerca puede notar la gran tristeza que su mente estaba suprimiendo.
Era el inútil mayor del mundo mágico.
Narcissa se congeló al ver después de muchos años como su hijo se rompía entre sus brazos. La mujer recordaba tener a un Draco de seis años llorando porque su padre había dejado de jugar con él. Ella no pudo hacer nada, su esposo acaba de asumir el puesto de Lord y creyó que cuando asimilara el cambio volvería a ser ese padre amoroso. Con el paso de los años, ignoró esa esperanza al notar que Draco lo superó como el niño fuerte que ella había criado por su cuenta. Ver nuevamente como su hijo se rompía, hizo descubrir a la pobre mujer que no sabía nada de cómo lidiar con esto. No sabía cómo podría consolar a su bebé.
“Mamá” gimoteo Draco, impulsándose a abrazar a Narcissa “Mamá, perdóname” suplica.
No se disculpa por no ser el heredero perfecto. Su gran pena por el resto de los años que le quedaban sería que no podría hacer nada para cambiar a sus padres. Lucius seguiría siendo el mismo cruel hombre con personas como Hermione y su madre lo seguiría porque lo amaba. Draco no significaba lo mismo que Lucius. Recordaba lo miserable que quedó su madre cuando encerraron a su padre. Estaba complemente solo.
Ya no confiaba en sus padres, pero seguía amándolos. Estaba tan perdido. No sabía que hacer.
No podría dar un paso atrás. Eso implicaría dejar a Luna y en esos meses se convirtió en parte de su familia. Ser el hijo que sus padres quieren sería herir también a Hermione y Millie. Tal vez solo las haya tenido a ambas en su vida por casi dos años, pero habían iluminado su existencia a tal punto que una gran parte se negaba a dejar atrás.
“Amor, no hay nada que perdonar” dice Narcissa “Eres mi bebé, solo estas creciendo y aprendiendo lejos de papá y mamá” siente las caricias en su espalda “Críe a un niño bueno y sé que todo lo que haces y harás serán acordes a esos valores. Nunca dudes de eso. Este momento solo es un recuerdo oscuro para el futuro” ella besa la frente de Draco “Volverás a ser el mismo y seguiremos siendo la familia perfecta. Solo debes cambiar”
Draco llora más. Se libera, porque las palabras de su madre no era lo que necesitaba escuchar. Debía cambiar, eso era verdad, pero ese cambio era dejar atrás la esperanza de llevar a sus padres a la luz. Aceptarlos también era amar. Su sacrificio sería el doble, pero ya no se lastimaría creyendo en un futuro que no pasaría.
Debía crecer.
Aceptar también implicaba ir en contra de ellos, porque no podría seguir sus pasos en esos ideales. El riesgo de ser quemado debía dejar de importar, porque sus vidas estaban en riesgo.
“Te amo, mamá” vuelve a gimotear.
“También te amo, dragón” corresponde Narcissa “¿Quién te lastimó? Dile a mamá para poder encargarme. Perdóname tu a mí por no estar cuando te lastimaron, amor”
Draco niega. No podía destrozar esa burbuja.
“Nadie, fue un accidente” comenta Draco secándose las lágrimas.
“Lucius lo hizo” la voz de Abraxas suena fría “Narcissa, tu esposo fue quien golpeó a mi nieto”
Narcissa se queda quieta. Ella parpadea poniendo su atención en el cuadro. Draco es espectador de como su madre cambia de tener una expresión de incredulidad a una de completa rabia. Cuando ella lo mira, sabe perfectamente que no podría engañarla. Solo deja que invada sus escudos mentales y observe en silencio la escena de Draco cayendo al suelo. Esa escena viviría en su cabeza por muchos días hasta que acepte todo de una mejor forma.
“Lucius” nombra la mujer a su esposo con la voz rota y decepcionada.
Narcissa acaricia una vez más la mejilla de su hijo.
“Mamá arreglará esto, dragón” habla con una rabia contenida “Vamos, a tu habitación” pide en un hilo de voz.
Draco mira el cuadro de su abuelo antes de asentir. Mientras caminaba a su cuartó, observó a su madre caminar director al despacho de su padre.
Antes de terminar de subir las escaleras, escucha a su madre gritarle a su padre.