
Protego Diabolica
6. Protego Diabolica
Draco huyó de la enfermería al siguiente día. Corrió directo su sala común. Theo le recibió en la habitación mientras estaba leyendo con Libra entre sus piernas durmiendo cálidamente.
“Yo que tú no salgo. Pansy aún no se despierta, pero cuando lo haga seguirá con las burlas de tu caída de ayer” recomienda el niño sumergido en su lectura mientras a su lado un pergamino con su tarea casi lista indicaba que estaba ocupado.
Draco suspira cansado. Era demasiado temprano para lidiar con la vida de un slytherin repudiado.
“¿Me quieres robar a mi gato?” pregunta mirando como Libra ni siquiera se había levantado de su agradable siesta, a pesar de que movió las orejas indicando que había escuchado la voz de su dueño.
“Podríamos tener una tutela compartida” pregunta para después sonrojarse.
“Sí, podríamos” acepta con una sonrisa, queriendo hacer feliz a Theo.
Theo parece quedarse en un momento de trance. Draco suspira y se va al baño para huir de sus acciones. Se da una ducha mientras sus pensamientos eran un caos total. Idiota. No podía hacerle eso a Theo. Debía dejar de ser encantador
Sale del baño y se queda quieto al ver a un Blaise completamente ojeroso y pálido. Lo deja pasar al baño mientras una Libra ya despierta corría a sus brazos.
“Veo que decidiste abandonar tu otro hogar” le recrimina. La felina le lame el rostro.
“Deberíamos ir a desayunar” propone Theo fingiendo demencia de lo que pasó.
Draco asiente. Llevándose a Libra solo porque era domingo.
Los dos caminan juntos. Salen a la sala común y ven a la niña pelinegra junto a Vincent y Greg.
“¡Miren! ¡La razón por la que perdimos el juego!” chilla Pansy “¿Qué Draco? ¿Tanto quieres parecerte a los Weasley que también le copiaste su manera de jugar? ¡No! ¿O tal vez te estas volviendo un squib como Longbotonto”
Draco suspira y avanza. Sale de la sala común con su gatita en brazos.
“Deberías hacer algo con Pansy” aconseja Theo “Si quieres que tu padre deje de considerar sacarte de tu árbol familiar, podría comenzar con hacerte respetar. Los Parkinson no son tan poderosos como tú familia o la mía. Ella no debería tener tanta libertad en intimidarte”
“Déjala. Se cansará cuando no le dé la atención” dice confiando Draco. No iba a tratar mal a Pansy más de lo que hizo en el primer entrenamiento como buscador. No iba a ser como ella.
Llegan al gran comedor. Draco mira por un momento a la mesa de gryffindor y hace una mueca al no ver a Hermione. Tal vez la niña poco a poco comenzaba a olvidarse de Draco. Esperaba ver a la niña ansiosa por saber cómo estaba, pero al parecer, ese no era el caso.
“¡Draco!” chilla Millie.
Draco sonríe al ver a su amiga. Ella debía de sentirse culpable, después de todo, su golpe había hecho que la jodida bludger le golpeara el pecho.
“Mills” decide usar su apodo para dejar en claro que no estaba molesto. Un Draco del pasado tal vez la hubiera insultado o humillado, pero ahora solo trataba de aliviar la culpa de la niña.
“Oh cuanto lo siento. Me siento tan mal que mi golpe haya llevado a la bludger a tu pecho” dice la niña.
“Eso no es verdad. La budger giró directo a Draco. Tú la golpeaste a otro lado” habla Luna tratando de consolar a la pelinegra.
Libra maulló y saltó directo a los brazos de la rubia. Draco sintió mucho cariño al ver a sus dos princesas convivir. Sí, ahora para él Luna era su princesa. Era lo más cercano que tendría a una hermana menor.
“Además, estaba encantada por mi elfo” gruñe Draco al respecto.
“No sé cómo puedo sorprenderme” comenta Theo, sirviéndose comida.
Draco lo mira mal.
“Ahora me estoy pensando si fue una buena idea aceptar la tutela compartida de Libra” gruñe Draco.
Se queda quieto al ver como Millie parece sospechar algo con la frase de Draco. La niña parece llegar a una conclusión antes de dejar de lucir culpable para pasar a estar cansada. Lo mira mal, regañándolo.
“Draco, te quiero” dice Millie cansada “Pero estoy comenzando a creer que hubiera sido mejor idea juntarme con Lily y Tracey” se lleva la mano a la frente.
“¿Cómo pasamos de que te sintieras culpable a ofenderme?” pregunta Draco ofendido.
“¡Cállate! ¡ya me había dejado de sentir culpable!” chilla la niña.
“¿Qué? ¿Puedes usar tu cerebro de trol para eso, Millicent?” habla Pansy llegando al comedor junto a Daphne y un ojeroso Blaise.
“Cállate, Parkinson” dice Theo dejando de lado su comida para mirar a la niña.
“Buh, el pequeño come libros quiere defender a la Oni” chilla la niña con una sonrisa maliciosa.
“Escucha Parkinson” se levanta Draco.
“Malfoy, venga conmigo. Debemos hablar” dice Snape metiéndose a la futura pelea.
Draco miró enfadado como la niña pelinegra celebra triunfante con los brazos cruzados, aunque veía cierta culpa en sus facciones. Draco no pensó mucho en eso.
“Perra” escuchó a Millie decir mientras se alejaba detrás de su padrino.
Llegaron hasta el despacho de su padrino. Draco observó como el lugar y se sintió contento de ver una pila de frascos con la etiqueta de filtros de paz.
“Sabes que pelearte con la señorita Parkinson no es bueno en tus intentos de no ser quemado del árbol” comienza su padrino con severidad.
Draco gimoteo. Tuvo que contarle a su padrino. Sentía que debía decirle a un adulto. Snape no le dio los consejos que deseó escuchar, pero tampoco le hizo sentir culpable por alejarse de Hermione. Solo le dijo que tenía que hacer lo necesario como un slytherin y que los lloriqueos se los dejara a los Hufflepuff.
Palabras crudas, pero necesarias para su alma.
“Lo sé” dice Draco frustrado “Pero ella no me está ayudando”
“Si sigues dejando que tus impulsos te ganen, comenzaré a pensar que eres un patético gryffindor” se burla con acidez.
Draco se atragantó. ¿Por qué ser así de grosero?
“Me harás vomitar” se queja Draco con los labios apretados de la impotencia.
“Es lo que me haces pensar, problemático ahijado” dice Snape “Toma, tu lote de filtros de paz. Tenías que venir ayer”
Draco las agarró con una sonrisa.
“También, no podré enseñarte más el uso de tu varita” Draco parpada confundido “Lamentablemente” el sarcasmo era claro “El nuevo caso de petrificación obligó al personal calificado a aumentar las guardias. Eso implica que no me queda tiempo para gastarlo en un mocoso. De todas maneras, en este tiempo me demostraste al fin que no eres un idiota con la varita. Le informé a tus padres sobre tu dominio de la varita. Si me agradeces por mejorar la opinión de tus padres sobre tí, te quitaré tu permiso para venir a mi despacho” gruñe al ver la alegría en Draco.
“Sí, gracias padrino” dice mientras reía al ver el rostro de su padrino.
Antes de que Severus le gritara que se fuera. La puerta se abre para dejar ver a Lockhart.
“Profesor Snape, me gustaría discutir el tema que tenemos pendiente” dice el mago, sin notar la presencia de Draco “Solo piénselo, podríamos discutir sobre la posibilidad de abrir un club de duelo mientras hacemos guardia juntos. Además, yo lo protegería si el heredero decidiera atacarlo”
Draco boqueó ofendido por eso. Miró mal al mago rubio ¿cómo se atrevía a pensar que sus precarios conocimientos podrían superar a un gran dualista como era su padrino? Ese hombre había matado a Dumbledore en su otra vida. Fue un espía doble ¡Era obviamente mejor que la mierda con patas de Lockhart!
“Vete, señor Malfoy” gruñe su padrino.
Draco se retira, solo para dejarle el camino libre a su padrino de asesinar al idiota rubio.
Caminó con su lote de filtros de paz, pero se detuvo al ver al trio de oro. Ellos lo veían. Potter parecía evitarlo con la mirada, mientras Ronald parecía cansado y Hermione triste.
“¿Qué llevas ahí?” pregunta Potter acercándose cuando nota su caja.
Draco suspiró. Se acercó para terminar con el estúpido asunto de una maldita vez. Además, lo que dijo el profesor Lockhart le estaba dando una idea perfecta para buscar el libro.
“Filtro de paz” dice serio.
“Me alegro que al fin le tomes la seriedad que merece tu estado” dice Hermione con alivio, empujando levemente a Potter para estar cerca de Draco.
“¡Hermione! ¿Cómo puedes seguir alegrándote con él? Es el heredero” dice Potter.
“Harry” dice molesta y cansada. Tal vez no era la primera vez que tenían esa conversación.
“Te va a volver a dar con un libro” murmura Ronald bajo, pero no tanto como para evitar que Draco escuche y sonría orgulloso de su leona.
“Gracias, Hermione” dice y no solo se refería a los intentos de callar a Potter.
“Lamento lo que te habrá dicho Harry” añade la niña sincera.
Draco negó con la cabeza. Vio a lo lejos como se acercaban serpientes, seguramente con la intención de ir a su sala común.
“Lamento todo lo que hice y haré” dice con una mueca “Déjame en paz, Granger” gruñe molesto “Llévate a tus mascotas fuera de las mazmorras. Estoy cansado de apestar a león sucio”
Se giró y caminó a la sala común sin mirar atrás.
“Eso fue estúpido” dice Millie sin poder resistirse el lunes cuando se lo contó.
Draco pasó el resto del domingo practicando sin cesar hechizos de ataque mientras trataba de calmar el dolor en su vientre por todo. Desde la desconfianza de Potter, las cosas que le estaba haciendo a Hermione y la carta de su madre. Llegó un punto donde perdió parte de su consciencia y acciones terminando completamente solo en su cama mientras se llenaba de filtros de paz hasta desmayarse.
Ahora tenía un terrible dolor de cabeza como si tuviera resaca, no teniendo más opción que contarle a Millie. Agradecía no haber bebido demasiado como para que sea mortal. La vida aun le tenía algo de aprecio.
Draco rodó los ojos al ver a su amiga mirarlo con su mueca de regaño.
Tenía mayores problemas que atender, como la carta que le llegó esta mañana (otra razón para hablar con Milie)
Su madre se estaba comenzando a molestar. A diferencia de su otra vida donde no pudo a regresar con sus padres debido a un viaje fuera del país al país de Albania, en este año su madre había dejado en claro que no debía ir mientras siguiera en contacto con Hermione. Al parecer, Draco se equivocó al pensar que el suceso no llegaría a sus padres. Tan metido en el asunto del heredero como para hacer las cosas bien.
Theo dijo que debía tomarse en serio todo y tenía razón. Gruñó al tener que poner más seriedad al hecho de que deba alejarse de Hermione.
Mientras estaban en la clase de transformaciones, se comenzó a sentir incomodo por todo. Su varita parecía estar intranquila y eso no le agradaba. Suspiró cansado por todo lo que podría significar eso. Problemas iba a ser su segundo nombre si seguía así.
“parece que en cualquier momento vas a vomitar todo tu desayuno” dice Millie incomoda de ver a su amigo “Por Merlín, dime que el gemelo que está brillando solo es parte de su decoración y no es un problema” gruñe la pelinegra apuntado su manga derecha.
Draco parpadea y mira su brazo. Su corazón se congela al ver que el gemelo con la inicial de Hermione estaba brillando fuertemente.
Ella estaba en peligro.
“Hermione” dice sin aliento. Su corazón late con fuerza.
No… el jodido heredero no se atrevería a petrificarla antes de tiempo. Así no iba la historia. Se suponía que tenía meses para encontrar al jodido heredero. No podía quitarle así a Hermione sin que Draco peleara.
“¿Qué? ¿Draco?” dice Millie totalmente asustada “No me asustes”
“Debo buscar a Hermione, ella está en peligro” gruñe Draco sintiéndose horrible.
“No puedes, McGonagall no te va a dejar salir sin alguna razón buena. Y si dices que Granger está en peligro, todos sabrán que aun te preocupas por ella” habla Theo siendo el único capaz de pensar en ese momento.
Draco comenzó a perder la capacidad de pensar. No sabía qué hacer. El miedo de la amenaza de su padre era fuerte, pero Hermione estaba en peligro. Cuando estaba a punto de gritar a la profesora sobre el peligro en que estaba su amiga, Millie apuntó su varita a la mano de Theo provocando que los dedos del niño se doblaran hasta que los dedos se rompieron.
“¡Millicent!” grita Theo más por el miedo, ya que, el hechizo no le provocó ningún dolor.
“Magna me lo enseñó, un hechizo que siempre usaba antes de llevar clases con profesores que odiaba” explica rápido.
Theo finge gritar del dolor, mientras Millie comenzaba a lamentarse en voz alta.
“¡Señorita Bulstrode!” gritó McGonagall severa “Señor Malfoy, lleve al señor Nott a enfermería a que le arreglen los dedos. Señorita Bulstrode cinco puntos menos y por la tarde tendrá un castigo”
Draco se apresuró a llevar a Theo. Miró como Millie lo miraba con una sonrisa mientras McGonagall seguía reprendiendo a la serpiente. Draco sintió que le debía dar un buen regalo de yule a aquella niña que solo seguía demostrando que su decisión de invitarla a desayunar fue uno de los mejores sucesos de su nueva vida.
“Vete, voy solo a enfermería” dice Theo “Más te vale que tu comportamiento gryffindor no te haga salir herido”
Draco no puede evitar darle un beso en la mejilla a Theo. Joder, no entendía como el niño podía hacer esas cosas por él, pero estaba agradecido. Sin duda, su nueva vida le había permitido mirar más allá de su trasero para conocer más afondo a personas maravillosas.
Corrió siguiendo el camino que su gemelo le indicaba. Su corazón parecía querer consumir todo su cuerpo en dolor y miedo. La señal no había parado, lo que significaba que Hermione aún estaba a tiempo de ser salvada. No gritó su nombre solo porque no quería desperdiciar el sacrificio de sus amigos.
Sus piernas comenzaron a cansarse cuando la vio. La niña con cabello esponjoso se estaba acercando al baño de niñas con un libro grande.
Sintió que iba a llorar en estos momentos.
Cierra los ojos. Usa el fuego
Draco sintió el frío recorrerle al escuchar una voz susurrante en su cabeza. No era como ninguna otra. El sonido parecía como hubieran combinado muchos susurros de mujeres roncas en uno solo. Era casi de ultratumba.
“¡Hermione agáchate!” grita Draco antes de cerrar los ojos y saltar a rodear a Hermione.
La niña salta de su lugar, pero obedece cuando está entre sus brazos. Draco la aprieta mientras alza la mano con la varita palpitante deseosa de ser usada. La imagen de llamas azules llega a su mente y puede sentir el mensaje claro.
“Protego diabólica” dice en un susurro.
Las llamas llegan a cubrirlo todo. Draco abre los ojos y antes de que todo se llenara de un azul brillante, vio una sombra alargada y otro más humanoide cubierto con una túnica del uniforme.
La criatura era alargada como serpiente. Ahora que estaba cubierte y con Hermione en brazos, pudo notar claramente el sonido inconfundible de una serpiente. Era la lengua parsel. Draco la reconocería incluso a la lejanía. El recuerdo de Harry Potter usándolo vivió en su mente de doce años por mucho tiempo en una vida que ya no era la misma, pero viviría por siempre en su cabeza mientras Draco viviera.
“¿Draco? ¿Qué es esto?” habla Hermione sacándolo de su estupor.
“Mione” dice con la voz quebrada, antes de abrazarla fuerte. Dejó de hacer el hechizo, pero el fuego se mantenía imperturbable.
“¿Por qué estamos rodeados de fuego azul? ¿Por qué me gritaste que me agachara?” pregunta la niña mientras correspondía el abrazo.
“Perdóname Hermione. Perdóname por favor” comienza a derrumbarse negando a soltar a Hermione.
Si hubiera llegado tarde… Si tan solo se hubiera tardado minutos más pensando cómo salir sin demostrar que iba a buscar a Hermione. Él solo hubiera encontrado su estatua.
Todo por temor a la amenaza de su padre. Todo por ser un cobarde.
“¿Por qué lloras?” la voz de Hermione suena dolida “Oh, Draco. Si es por lo de ayer, no importa. Tú amiga me hizo entender que debo de confiar en ti. Si me tienes que tratar así, debe haber un gran motivo. ¿Es tu padre verdad? Harry dijo algo así pero cuando regresó de la enfermería comenzó a decir cosas malas. ¿Tenía razón? Espera, no, me lo dirás cuando estes listo” habla la niña consolando a Draco acariciándole la espalda.
Draco comienza a llorar en el hombro de Hermione. El fuego no se disipa. Parecía que intentaba proteger a ambos niños de ojos curiosos más que de la amenaza del heredero.
“Perdóname” vuelve a suplicar “Si solo fuera más valiente”
Si tan solo no tuviera una deuda, hubiera destruido el libro y tu no correrías este peligro.
“Eres el chico más valiente que conozco junto a Harry” dice Hermione en cambio.
Y a Draco le duele que Hermione lo viera así. Si ella supiera el verdadero motivo por la cual Draco se debe de alejar… pensaría como Potter. Otros de los motivos por la cual no quiere decir nada a la leona. Teme que ella lo mire como Potter.
No lo soportaría. Sus esperanzas colgaban en las manos de la gryffindor. Mientras ella crea que él es bueno, significaría que había hecho un cambio importante y podría salvar a sus padres. No podía sacrificar todo así.
Era un cobarde.
“El heredero te iba a atacar” dice, decidiendo ser honesto con eso. Hermione debía de saber que iban detrás de ella. Ella tiene que protegerse cuando él no pudiera.
“¿Qué?” dice la niña.
“No sé” miente. No podía revelar lo del libro, eso también haría quedar mal a su padre y a él mismo “Solo sé que el heredero es uno de los slytherin que asistieron a la práctica donde Millie le rompió la nariz a Pansy. Todos se enfurecieron cuando los amenacé para protegerte y darte a respetar. Obviamente irían detrás de ti para vengarse de mí y mi falta de respeto” la agarra de las mejillas para que la niña lo mirara a los ojos. Un gris tan tormentoso por la angustia “Es mi culpa que ahora te quieran petrificar”
“Tú no eres responsable de las acciones del resto, Draco. El heredero eligió atacar a alumnos de origen muggle, tú no tienes nada que ver en eso” dice la niña como puede al tener las mejillas apretadas “Pero que creas eso me demuestra una vez más que no eres responsable”
“Solo cuídate” no es capaz de aceptar esas palabras de un ser tan bueno.
Draco no merece su amistad, pero hará todo lo posible para conservarla junto a Millie y ahora Luna.
“Le demostraré a Ron y Harry que no eres el heredero. Te lo prometo” dice la niña en cambio “Creo que slytherin tiene clases a esta hora. Vete a hora, no es posible que te saltes clases así” dice molesta la niña, pero con una radiante sonrisa.
Draco le besa la mejilla, antes de correr a su clase.
El gemelo no brilló durante el resto del día. Millie le pidió todos los detalles luego de cumplir su castigo, mientras Theo era consentido por una asombrada Luna ante la fuerza del niño al soportar el dolor de los dedos quebrados que el niño narró (Millie no intentó corregir eso, como muestra de agradecimiento a Theo por no quejarse por la maldición)
Draco se sintió con ganas de vomitar al firmar la lista para quedarse en vacaciones de invierno. Su padrino no pareció consternado por su firma, estaba más que informado del castigo que tenía el niño.
Millie, Theo y Luna se quedaron. Luna alegó que quería pasar un yule con su único primo. Theo no dijo nada al respecto y Millie solo se encogió de hombros murmurando que ella al igual que él no podía regresar a casa.
“Esta será el primer yule que la pasaré con amigos” dice Luna en el desayuno con una sonrisa radiante.
Draco hizo una mueca por eso. No entendía porque el mundo había decidido ser cruel con aquella niña tan dulce. Draco sabía perfectamente que la niña le había prometido decirle sobre los zapatos desaparecidos, pero nunca lo cumplió.
Debía de encargarse de eso cuando salieran de la época de evaluaciones previo a vacaciones de invierno.
Bueno, a quien engañaba. No tenía cabeza para nada.
“¿Qué le pasó a tu corbata, Luna?” pregunta Millie.
“Nargles, son muy traviesos en esta época del año. Pronto comenzarán a jugar alrededor de las esferas de navidad” dice la niña con una bella sonrisa.
Theo suspira aun sumergido en su lectura. A este punto el niño castaño se había acostumbrado a las cosas raras de Luna. Dejó de buscar sobre las criaturas que la niña nombraba y elegio el camino que Draco escogió: Ignorar lo raro y querer a la niña de todas maneras.
“Espero que esos nargles puedan ser controlados” gruñe Millie, mirando a Draco.
La niña también parecía sedienta de venganza.
Draco miró a Luna. En ese tiempo que llevaban practicando magia oscura en el cuarto de menesteres, solo había hecho cosas sencillas. Draco solo buscaba tranquilizar sus deseos de sumergirse en la magia oscura de cualquier manera, mientras la niña solo sacaba a flote su lado curioso. Lo que Draco le tenía fascinado era como la niña a pesar de tener un talento natural para la magia oscura, tenía una magia tan gentil y cálida como cualquier mago de la luz. Albus Dumbledore debería sentirse celoso de que esa pequeña Ravenclaw tenga una mejor aura que él.
“Sabes, creo que deberíamos encontrar maneras de espantar nargles” dice Luna “Padre me dijo que podríamos usar collares con corchos de botellas” propone la niña “Debería hacerles uno”
“Por supuesto, Luna” dice Draco con una sonrisa, retomando su comida.
Las clases con Severus fueron un total desastres. La posición de Goyle había provocado un horrible accidente que había dejado la nariz de Pansy hincada como pelota. Millie se rio tan fuerte que la afectada no tuvo mejor solución que saltar a intentar jalarle en cabello a su amiga. Draco terminó con la mejilla roja mientras Severus lo regañaba por meterse en cosas que no le llamaban. Millie prometió romperle de nuevo la nariz a Pansy y Hermione por alguna razón le dio una nota pidiendo disculpas por ello.
“¿Qué dices?” dice Millie.
“Lo pensé perfectamente. Algunos alumnos del equipo de Quidditch se quedaron para estudiar para sus TIMOS o EXTASIS” habla Draco con una sonrisa “Y nadie se perdería un club de duelo creado por la estrella del momento. Si no van por curiosidad, irán por interés de llamar la atención de Lockhart y ganarse lazos con el profesor” Luna ríe por eso “Es buen momento para revisar sus recamaras”
Millie parece encantada por la idea. Luna acepta, siempre dispuesta a seguir al grupo con una sonrisa radiante.
“¿Qué pasa si algunos regresan?” dice Theo “¿Cómo avisaríamos”
Draco maldice en voz baja. Luego, recuerda un objeto que compró.
“Bien, tengo esta correa” dice Draco con una sonrisa “Está vinculada con mi varita, podría vincular un mago más” dice.
Theo alza la ceja confundido.
“Esta correa para guardar varitas también puede traerlas desde una larga distancia. El otro mago vinculado podría pedir que venga y en cuanto mi varita salga de mis manos, será la señal para escondernos”
“Eso es brillante” dice Millie “¿Quién será la persona que haga vigilancia?” pregunta.
“Luna” dice sin pensar Draco. Ella sería la única a la cual confiaría el poder de llamar su varita cuando tuviera la posesión de la correa.
Ella no había dicho nada de sus prácticas. Hasta el momento, los dos slytherin creían que era momento entre primos, como Dora reclamaba el año pasado.
Joder, se había olvidado que había roto su promesa de meñique con la Hufflepuff. No iba a pensar en eso por el momento.
“Parece que estás pensando en algo triste” comenta Luna “Se te fue el brillo en los ojos, como cuando miras a Harry Potter”
Draco se sonroja y mira Theo con disimulo. El niño había fruncido el ceño, pero no parecía querer decir algo.
“Sí, cualquiera se enojaría con las acusaciones que está diciendo” gruñe Draco, usando su rabia para ocultar la incomodidad.
Luna parece tararear. Si le creyó, no lo dijo.
“Bien, vamos Luna. Hay que vincular tu mente a mi cinturón” anima Draco.
Mientras los niños se ocupaban de hacer el hechizo que Draco se memorizó. Millie se hecho en la cama y dejó que Libra se subiera a su pecho. La niña miró por un rato la habitación y suspiró al ver como Blaise Zabini los miraba en silencio. Se notaba triste y cansado.
“¿Saben que le pasa a Blaise?” pregunta la niña, mirando a Theo en específico.
“Su madre está siendo investigada” responde Theo “Al parecer, la señora Zabini se olvidó la regla básica de nunca confiarse cuando asesinas y dejó rastros leves de veneno”
“¿La van a sentenciar?” pregunta Millie con tristeza.
“No lo sé, esto lo escuché de padre antes de venir a Hogwarts” explica Theo.
Draco termina su hechizo para parpadear. Eso no pasaba en su línea del tiempo. Algunas cosas parecían simplemente suceder sin que él tuviera que hacer algo al respecto.
Mira levemente a Blaise y nota lo cansado que está. Se siente mal por él. ¿Por eso no le llegó ninguna carta?
“Pero ¿qué hay de los rumores? No ha sonado ninguno” dice Draco dejando a Luna para que vaya a jugar con Libra.
“Parkinson se encargó del control de daños” informa Theo “A mí me amenazó en una de las reuniones a la que mi padre asistió y me llevó”
“¿Por qué diablos no dijiste nada?” pregunta Millie “Le hubiera roto la nariz en ese momento”
“En primer lugar, no estabas en esa reunión. Draco y tú no están en una posición buena en estos momentos, claramente no asistirían. En segundo lugar, no me importa lo que tenga que decirme Pansy” es completamente honesto “Solo es una mocosa llorona”
Draco no dice nada al respecto. El año pasado la hubiera defendido, pero este año tenía el corazón roto por sus padres, Potter y ella. Solo quería hacerse pequeño y huir como una rata.
“Creen que, si le pido a un unicornio su cabello para tejer bufandas para yule, ¿me lo dará?” pregunta Luna cambiando por completo el tema.
Millie ríe en voz alta. Theo solo niega mirando al techo y Draco solo la abraza enternecido.
Pansy se quedaba en Hogwarts. Eso hizo enojar a Draco. La niña comenzó a presumir que sus padres estarían más ocupados preparando el baile principal de yule.
Draco sabía perfectamente que ese año iba a ser de sus padres, luego viajarían a Albania. Que los Malfoy dejaran de hacer la fiesta más importante, era un escándalo que no era bueno.
La razón del por qué sus padres no organizaron la fiesta fue por su abuelo. La enfermedad había aumentado a tal punto que sus padres tuvieron que mudarse a una casa cercana a Escocia para ver el estado de su abuelo y guardar apariencias. No podía organizar una fiesta para luego celebrar un funeral. Era de muy mal gusto.
Que Pansy se burlara de eso, fue lo que Draco dejó completamente furioso.
El niño corrió al séptimo piso solo para practicar de su magia oscura. No podía quitarse la rabia de otra manera.
Luna nuevamente apareció su camino.
“¿Te vas a las prácticas sin mí?” pregunta la niña triste.
Draco no puede lidiar con nadie en estos momentos.
“Luna, por favor. Solo quiero un momento a solas” dice Draco.
“Eso es lo que dice su cabeza” habla la niña “Pero eso no es lo que quiere tu corazón” lleva su pálida mano a su pecho “Quiere hablar con alguien que te está lastimando. Le quieres reclamar tanto, pero no puedes”
Draco gruñe. Nunca iba a entender como Luna podía leerlo tan bien. Era como si ella viera cosas que él no. Deja que Luna le siga solo para no hablar de eso. No quiere sufrir más por Pansy.
Los dos niños rubios entran a la sala de menesteres. Draco no lleva el libro para aprender hoy. Se va directo a la caja de cristal y comienza a lanzar desesperando hechizos de fuego. Deja la magia fluir mientras su alma se quema como las llamas que salen de la punta de su varita.
¿Cómo puede ser tan cruel? ¿Qué le hizo?
Draco solo quería salvar a sus padres. No quería volver a comerte sus errores.
Sus pesadillas eran de esos nacidos de muggle gritando e implorando a su mansión por salir con vida. No pedían ser castigados, imploraban su vida. Como si los sangre pura tuvieran el derecho de quitarles eso… como si no valieran nada.
Draco cayó en sus rodillas mientras le faltaba el aire. La caja se estaba encogiendo.
Esos muggles sintieron y vivieron el verdadero significado de “No eres nada” en el mismo techo en el que Draco aprendió a caminar… luego, el karma vino y le hizo experimentar lo mismo al quitarle a sus padres sin piedad. Ellos fueron asesinados como si no valieran nada…
Draco se quitó la corbata. Unas manos lo rodearon y lo apretaron en su pecho. Draco sentía como todo perdía color.
Pansy se había convertido en esas miradas del tribunal. La Pansy que lloró por él antes de que le llevaran a su juicio había desaparecido por completo.
Y una canción se escuchó entre la oscuridad.
Draco volvió en sí mismo cuando el tarareo de Luna llevaba la mitad. El niño alzó la mirada y vio el mentón de la niña moverse con cada tonada.
Ella estaba ahí. No lo había abandonado. Tenía su sangre y no lo veía con asco por estar roto.
“Ya, Draco” dice la niña rubia “Todo pasará, pronto volverás y dejarás de estar mal”
Draco vuelve a ocultar su rostro en el vientre de la niña. Respira el olor a pudín de la niña.
“¿Mejor?” pregunta Luna.
“Sí” dice Draco sin querer alejarse aún.
“Solía tener esos episodios también cuando perdí a mamá” cuenta Luna sin mostrarse afectada “Papá solía hacer lo mismo. Me abrazaba y me cantaba la misma canción de cuna que mamá usaba”
“¿Cómo lograste curarte?” pregunta Draco.
“No hay una cura física ni rápida” eso preocupa a Draco “Simplemente dejarás de tenerlo cuando encuentres la paz”
“¿Cómo haré eso?” pregunta desesperado.
“No lo sé, eso tienes que averiguarlo tú” la respuesta lo decepciona “Y cuando lo halles, serás una persona completamente diferente”
“Gracias, Luna” dice Draco.
“Para eso está la familia. Para aceptar lo malo y lo bueno, amar sin condiciones, cuidarse entre todos y apoyarse sin dudar”
Esas palabras le duelen a Draco, porque en su familia no es posible eso. Él debía ser bueno, estaba condicionado a ser perfecto por el amor de sus padres y… sus padres no lo apoyaban en su nueva vida.
“Sí, eso hace la familia”
“No te sientas mal, Draco. La familia no solo es la que compartes sangre” eso hace parpadear a Draco “La familia también la puedes crear tu. Mientras haya amor, la familia siempre existirá”
“¿Cuánto tiempo crees que tendremos?” pregunta Millie mientras regresaban de asegurarse que el club de duelos haya comenzado.
“Supongo que un par de horas” dice Draco, dejando a Luna en la sala común con Libra en sus brazos y el cinturón en su pecho para hacer más rápido el aviso.
“Creo que es mejor separarnos” comenta Millie.
“¿Cómo te avisaremos, tonta? Si vemos salir volando la varita de Draco, será más fácil huir” replica Theo serio.
Millie le saca la lengua a Theo ofendida. Draco indica que es mejor comenzar con el cuarto del capitán. Draco sabe perfectamente que ese no es el lugar, no siente nada extraño. Por alguna razón, ese es su indicador de que ese cuarto estaba libre de libros malditos.
Millie y Theo buscan minuciosamente. Draco hace el intento, pero siente que está perdiendo el tiempo. Debían ir a otro cuarto.
Millie chilla mientras encuentra una caja de condones. Theo hace la misma pregunta que se hizo Draco el año pasado ¿Cómo encontraban un lugar para tener sexo? Era estúpido.
“Tenemos doce” gruñe Millie.
“Mills” dice Draco “¿No te dieron la charla?”
“Mis padres ni siquiera me hablan” la niña vuelve a meter la caja prohibida en su lugar avergonzada.
Draco piensa que los suyos tampoco lo hacen, pero decide no agregar nada.
Draco encuentra el diario de Flint. Se siente tentado a buscar información de chantaje y lo hace. Lee impresionado como muchas de las páginas eran dedicadas para el capitán del equipo gryffindor, junto a su claro miedo a su futuro y su rechazo a la prometida que tenía. Draco se siente mal por eso, porque ese iba a ser su destino. Deja el diario en su lugar.
“Miren” dice Theo sacando un cuaderno negro.
Draco se acerca. Está bloqueado con magia, pero es fácil ver que no es el diario de T.M Riddle.
“No es” dice Draco.
Continúan con la búsqueda en silencio. Millie se queja en voz alta de lo desordenados y sucios que podían llegar a ser los hombres. Theo la acusa de ser igual de desordenada por como tenía muchos de sus pergaminos y la niña le lanza una almohada enojada.
Pasan al siguiente cuarto en silencio. Draco tampoco siente que este sea el lugar. Millie chilla al ver los restos de comida en el piso. Draco dedujo que si no encontraban comida guardada por semanas era por la limpieza de los elfos. Theo muestra interés en los libros de encantamiento del de ese año. Draco mira el libro de pociones y quiere quejarse al encontrar dibujos de penes.
Si tan solo Severus revisara los libros y no solo los pergaminos. Sería tan hilarante escuchar los rumores de castigos por dibujos de penes.
“Me dibujó a la perfección” dice Draco mostrando un dibujo de un pene casi perfecto.
Millie finge ahorcadas mientras le lanzaba un hueso de pavo. Theo solo sonríe encantado del humor de Draco.
Joder, debía dejar de ser encantador. No podía aumentar los sentimientos de Theo.
Siguen en la búsqueda y Draco parpadea totalmente sorprendido de ver cosas claramente muggles en una de las camas de un claro heredero sangre pura. No sabía si sentirse ofendido de la hipocresía de muchos sangre puras o estar triste por ver a otra posible personas oprimida por el miedo de ser apuntado y expulsado como le estaba pasando a Draco.
Revisaron último cuarto antes de rendirse, porque Draco notaría si el libro estuviera en su cuarto.
Millie rio al ver la revista de corazón de bruja entre las sábanas del dueño de la cama con un corazón en la foto de Lockhart. Expresó en voz alta los malos gustos del slytherin y Draco solo sonrió evitando sentirse frustrado de no tener resultado. Theo mostró un juego de ajedrez mágico y su claro interés.
Draco ya sabía que darle al niño por yule.
Draco observó muchos productos para la piel en cada cuarto. Le hizo acordarse de que debía comenzar a cuidarse, pronto comenzaría a manifestar su adolescencia y odiaría andar por todo el colegio con granos. Era un Malfoy después de todo. Debía lucir presentable.
Y luego su varita salió volando de su cintura.
Los tres niños se miraron entre sí con los ojos abierto. Theo sin dudar agarro la mano de Draco junto a la de Millie para salir corriendo. Los niños se refugiaron en el cuarto de los chicos. Estaban a punto de salir a buscar a Luna al ver su tardanza, pero la niña entró con Libra entre brazos.
“Al parecer, Harry Potter habla parsel” dice Luna tranquila “Eso escuché que dijeron por los corredizos mientras esperaba un poco para entrar” agrega con una sonrisa.