Draco Malfoy y El Árbol de Los Malfoy

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y El Árbol de Los Malfoy
Summary
Draco Malfoy tuvo un primer año complicado y sobre todo: nada planeado.Desde que hizo un trato con un anciano completamente desconocido en Askaban para viajar el pasado y así lograr un mejor futuro (salvar a sus padres de morir sobre todo), su vida se ha visto en vuelta en situaciones que no planeo y tiene que solucionar sobre la marcha.Ahora, en su segundo año en Hogwarts, tiene que lidiar con el heredero de su casa Slytherin para evitar que Hermione Granger (su querida amiga leona) sea petrificada mientras trata de evitar ser quemado de su árbol familiar y cumplir con la parte del trato que le corresponde con el anciano.
Note
Este libro como cada uno de los capítulos va dedicado a mi querida beta:Majo <3
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El cumpleaños de Millie.

Capitulo 2: El cumpleaños de Millie.

Draco no come bien los siguientes días. Una nueva carta de Dora llega y la quema de inmediato. Dobby venía a avisarle que la comida estaba lista y le gritaba que se largara. Estaba demasiado estresado como para actuar civilizado. Necesitaba urgente una torre donde lanzarse. ¡No! Subiría a una escoba y escogería la altura para tirarse.

¿Las escobas pueden salir de la atmosfera? Lo averiguaría.

Para lo único que utilizó la poca energía que su cuerpo generaba fue para elegir el regalo de Millie. Ya lo había pensado, solo tuvo que mandar a hacerlo y aplicarle los hechizos.

Cuando su madre regresó de su viaje a visitar a Bellatrix, Draco solo la saludó y se volvió a encerrar en su habitación a releer la frase. No había más. Al parecer, el anciano iba a aumentar sus pedidos en cada año que se vendría. Cómo si hubiera algo bello en el suspenso. Es ridículo. No había nada divertido en esperar.

Se sentía alguien horrible. Si tan solo no hubiera entablado una amistad con Hermione, podría ser más sencillo cumplir el mandato. No destruir el libro implicaba que todo eso pasara. Quería gritar y maldecir al anciano.

No… El libro no dañaría a nadie mientras él lo tuviera. Si él lo guardaba para toda su vida, ningún mago o bruja sería afectado por la extraña magia del objeto y la cámara de Salazar Slytherin jamás sería abierta. Podría hacerlo.

Sí, se volvería el guardián de ese objeto. Nadie lo podría robar en su guardia.

Así que después de casi una semana solo comiendo y durmiendo, Draco tuvo una nueva motivación.

Solo que su madre ya se había preocupado por el estado de su hijo.

La mujer habló con su esposo el mismo día que llegó. Decidida a parar las clases sobre exigente en su hijo. Exigió que Draco descansara el resto del año y asistiera al cumpleaños de la menor de los Bulstrode y Lucius solo obedeció. Nadie en esa casa podía negarle nada a Narcissa Malfoy.

“Cariño” dijo su madre, entrando a su habitación mientras Draco buscaba en su biblioteca personal una manera de bloquear el acceso al libro maldito que tenía oculto en su armario en su cajón privado.

“Madre” dice, alejándose de su librero.

“Estuve hablando con tu padre y llegamos a la conclusión de que descansarás el resto de las vacaciones, solo si tú me prometes algo” dice la bruja con cariño.

“Sí” dice, invitándola a seguir.

“¿Me prometes que te alejarás de esas amistades que formaste este año? Tu padre solo aceptará si cumples tu promesa” dice incomoda al recordar la conversación con su marido.

Draco de todas maneras había decidido alejarse de Hermione solo para evitar ser quemado. No podía ser de otra manera. Con el tiempo, solucionaría eso. Ayudaría a su padre a cambiar y las cosas mejorarían.

Ahora, tenía que asegurarse de que nadie pudiera tocar ese maldito libro. Se quemarán las manos quienes pongan un dedo en la tapa.

“Sí, madre” acepta.

Su madre parece encantada al respecto. Acarició su mejilla y le comentó que se iría a una fiesta de té con la señora Zabini y le sugirió acompañarla para visitar a su amigo Blaise Zabini. Draco se negó. Blaise no le hablaría de todas maneras y sabía que en esas fiestas Pansy siempre estaba presente para prestar atención a los chismes del círculo social.

Narcissa frunció el ceño al ver su negativa. No insistió y solo se despidió.

Draco leyó sobre hechizos de protección. No las que normalmente implican en una batalla. Él conocía las básicas, entre los hechizos de protección básicos como protego o protego duo y otros más oscuro como el protego diabólica que su tía Bella le había enseñado junto el uso de las imperdonables. Nunca lo había conseguido realizar con su varita anterior.

Draco parpadeo al sentir su varita palpitar al respecto. Saca su varita curioso pensando que le iba a indicar un lugar donde buscar y nada pasó

Protego Diabólica

Draco parpadea al respecto. Alza el brazo confundido y comienza a mover el brazo. Su mente viaja al pasado. Puede verse a él mismo temblando en el piso mientras veía a su tía mover la varita delicadamente entre sus dedos como si se tratara de una batuta y ella fuera la directora de una orquesta.

“Querido sobrino. Gellert Grindelwald dejó entre sus escritos antes de ser capturado que el encanto en este hechizo es el delicado movimiento” dijo su tía asombrando a Draco. Por un momento, podía escuchar una versión de su tía menos loca. Una persona amante de la magia oscura, pero no mala. No desquiciada. Humana.

¿Cuánta gente Voldemort llevó a la locura?

Comienza a imitar el movimiento entre sus manos. Busca repetir la misma danza. Cierra los ojos y solo dice la maldición. Sus ojos se abren sin aliento al ver como su habitación se rodea de llamas azules, pero nada se quema en realidad. Todo parece casi mágico.

Un fuego que elimina a tus enemigos.

¿Potter podría pasar a través de él? ¿Pansy?

Se queda haciendo el hechizo por un tiempo. Mira el libro a la distancia. Camina hacia él ignorando el mensaje que le había dejado el anciano.

El libro no parece afectado, cuando el fuego lo toca el hechizo se detiene abruptamente y Draco es impulsado hacía atrás por la magia de su hechizo al rebotar hacía el. El golpe le hace perder la consciencia.

Dobby lo levanta preocupado. Comienza a balbucear sobre haber escuchado un fuerte golpe desde su habitación. Draco se deja tratar por su elfo, le agradece y se disculpa por el mal trato que le había dado. Dobby acepta las disculpas lloros, admirando el buen corazón de su pequeño amo.

Draco no piensa lo mismo.

Iba a ser una persona horrible este año.

“Sí. Creo que no te aplicaré ningún hechizo. Odiaría que me rebotara de nuevo mi magia a la cara” gruñe una vez estando solo.

Draco por curiosidad lo abre y se queda observando lo que dice.

T.M Riddle

En lo único que está escrito. Draco se frustra por eso. Otro jodido libro al cual sacarle información. Lleva su varita a una de las hojas, intentando ver si puede revelar algo. Sintiéndose tan tonto de no haber revisado el contenido del libro anteriormente. Un simple hechizo para revelar tinta invisible era un lugar correcto donde iniciar. La varita no parece responderle. Draco se frustra y deja el libro en su cama.

Se va en búsqueda de un lapicero, ya que, sentía la necesidad de escribir en él. La varita parece reaccionar, cerrando el libro de golpe provocando que Draco reaccione.

“Correcto, no quieres que escriba dentro de él” dice sonriendo al ver como su varita ronronea al ser entendida “Bien, si no puedo usar magia ni tampoco puedo destruirla, guardémosla para que nadie la encuentre” habla, llevándolo a un cofre al cual selló con hechizos protectores y un hechizo de sangre como precaución que siempre usaba para ocultar sus cartas cuando vivía con el señor tenebroso.

 “Bien, es todo lo que puedo hacer” dice inseguro.

No es mucho, pero tal vez con el tiempo sepa cómo resolverlo.

Draco siente que su varita está interesada en hacer hechizos oscuros. Una vez por día intentaba el protego diabólica, solo para sumergirse en aquel bello sentimiento que provocaba usar esa magia. Podía sentir el vínculo con su varita fortalecerse a cada momento.

Era como si la varita deseara que practicara esa magia. La magia oscura lo llamaba por primera vez, muy diferente a su otra vida donde se sentía enfermo cada que veía a su tía practicarla.

Su madre parecía encantada al verlo más brillante. En lo que cabe, Draco dejó de sentirse triste. Aún estaba la presión el pecho por volver a Hogwarts, pero el tiempo y sus pensamientos había ayudado.

Estaba siendo un inútil, pero había intentado lo posible para dejar de serlo. No era consolador, pero tampoco sentía culpa.

Su padre había informado que su abuelo había contraído la gripe de viruela de dragón. Draco se queda sin palabras por ello. Su abuelo había contraído esa enfermedad años después, no este año. Era tan extraño. Había cosas que parecían cambiar en su nueva vida sin que él hiciera algo al respecto.

Vio a su padre afectado. Lo conocía tanto como para notar lo perdido que se encontraba entre su periódico por las mañanas o minutos antes de ir al ministerio. Podía entenderlo. Abraxas Malfoy estaba muy anciano y no saldría de la enfermedad.

Tenía los días contados. Con él se iría la verdad de los dos hermanos. Una lástima, porque Draco deseaba al menos saber sus nombres.

El cumpleaños de Millie era lo único bueno por el momento. Su regalo era precioso. Uno bello collar con la letra de su nombre, pero la caligrafía era de Draco. También había mandado a hacer a Hermione una H pero esta vez en una pulsera. Draco por su parte, tenía unos gemelos que usaría con su uniforme de Hogwarts. Una manera de tener presente a su leona aun separados y los hechizos colocados eran un añadido único.

Querido idiota.

Hermione está más que preocupada por tu estúpida carta. ¿Qué es eso de estar castigado? Claramente es una vil mentira, porque también me lo hubieras dicho a mí. ¿Qué? ¿Quieres ser como la perra de Pansy y romper tu amistad con Mione?

Te quiero. Eres mi primer amigo, pero Mione no merece esto. Ella es nuestra amiga. Somos serpientes, debemos proteger a la imprudente leona. Somos sus grillos consejeros cuando los trolls que tiene de amigos hagan tonterías.

Sé que dijiste que me lo explicarás, pero no esperes que te reciba con un abrazo en mi cumpleaños.

Hermione, Ronald, Potter y Theo junto a ti sin contar a mis tíos y mi prima serán los únicos invitados. Espero que no faltes o me escucharás en el tren a Hogwarts. Te perseguiré hasta tener tu cadáver de alfombra.

Con cariño,

Millie Bulstrode.

La carta vino junto a una invitación en papel muggle. Draco tuvo que hacer una réplica con un pergamino y corrió a mostrarse lo a su madre. Ella encantada le dijo que lo llevaría, porque los tíos de Millie no tenían red flu y tendrían que aparecerse cerca.

Draco podía, pero eso su madre no sabía.

El día llegó. Draco se vistió como todo un sangre pura, pero esta vez decidió no usar el gel para copiar el peinado de su padre. Sería la última vez que usaría un peinado así. Se apreció por un buen tiempo en el espejo. Podía ver a un Draco Malfoy de sexto año reflejarse en esos ojos grises.

Joder.

El regalo estaba bien seguro en una caja clásica con el sello Malfoy.

Su madre lo esperaba usando un traje fácil de camuflarse con los muggles. Su padre no se apareció a despedirlo. Se aparecieron en un callejón cercano al hogar del lado oculto de los Bulstrode.

Draco observó encantado las calles muggles. Por primera vez, no sentía absolutamente nada mágico alrededor. La sensación de magia danzando por el ambiente era nulo. Podía recordar Azkaban, pero esto era más cálido.

Si hubiera decidido seguir y su cabeza no hubiera estado perdida, tal vez hubiera elegido vivir en el mundo muggle. Podía verse decorando un departamento sin usar magia. Ropas holgadas y unas manos bronceadas sostener su cintura para alcanzar las partes altas. Harry Potter pondría tu toque colgando pinturas de partidos de quidditch que cambiarían a paisajes cuando muggles por razones distintas entraran a su hogar. Draco se ocuparía de lo demás. Una vida que comenzó mal, pero había mejorado. Un hogar para dos huérfanos que siguieron adelante a pesar de su dolor.

Lástima que nunca sucedió.

Y sintió la magia regresar. Sus ojos se dirigieron a un hogar de dos pisos de colores apagados, típico de muchas casas de Londres. Narcissa se sorprendió al ver como su hijo caminaba hacia la casa como si hubiera ido antes, pero lo siguió.

Tocar el timbre fue sencillo. No había ningún hechizo para ocultar la casa como la ancestral casa de los Black. Pasaron minutos cuando la puerta se abrió y una Millie más grande acompañada de un perdido Theo detrás.

Draco quiso maldecir a Millie por no avisarle de su cambio. La muchacha que antes tenía un cabello azabache profundo, ahora estaban pintadas con mechones morados y sus rizos estaban más definidos. Tenía las uñas pintadas de negro con purpurina plateada y usaba ropa claramente muggle y unas tallas más grandes de lo que es la niña robusta. Estaba más alta y hermosa. Draco le dio rápidamente una mirada a su madre, pero ella había puesto la máscara de inexpresión que tanto usaba al salir de casa.

“Draco, pasa” dice contenta, quedándose quieta al ver a Lady Malfoy acompañando a su heredero “Señora Malfoy, un placer tenerla” hace una reverencia, siendo imitada por Theo.

“Bien cariño, te vendré a recoger más tarde” dice después reconocer el saludo.

Draco entra y observa la sala de la casa. Se queda sin palabras al ver todo tan diferente a la mansión Bulstrode. Las pinturas que decoraban las paredes no se movían, había sofás muy distintos a los sangre pura y en sí todo era tan distinto. Lo que más destacaba, eran los globos de distintos colores que tenían el nombre de Millie junto a “Feliz cumpleaños”

“Veo que te gustó mi decoración. Magna me ayudó” presume la muchacha.

Draco mira a Theo, quien luce muy incómodo.

Draco no entendía por qué la niña había invitado al niño. Recordaba ver a ambos niños pelear por su atención en las clases. Theo no solía hablar mucho con Millie y viceversa si no era para eso. Otra cosa que no entendía, ¿por qué Theo asistió?

Porque estaba interesando en Draco. Eso recordó el niño rubio y se sintió incomodo.

“Millie me invitó, no podía negarme” dice simple Theo al notar su cara.

Bien, debía trabajar en su mascara para ocultar sus emociones que solía usar en su anterior vida.

“Toma Millie” dice, ignorando la apariencia de la muchacha.

Ella parece decepcionada, pero acepta el regalo que el rubio le tiende. Va y lo deja en una caja grande que también tiene el nombre de Millie.

“Abriremos mis regalos después del pastel” dice la niña.

Draco asiente y observa el lugar.

“Dijiste que vives con tus tíos, ¿están?” pregunta curioso Draco.

“El pastel tuvo un retraso, así que aún están en la pastelería esperando” es lo único que dice la niña.

Draco asiente. Se siente incómodo. No debería ser así, es el cumpleaños de Millie.

“¿Qué hay de tu nueva apariencia?” decide hablar por fin del elefante en la habitación.

La niña chilla encantada, empujando a Draco al sofá grande. Theo se sienta antes de que la niña intente lo mismo.

“El mundo muggle es tan encantador, Draco” comienza.

Theo suspira ante eso. Parece incomodo de que la niña hablara de eso. Draco recuerda que Theo también fue criado para ser un supremacista de sangre, aunque, también había evitado llamar sangre sucia a Hermione cuando Potter lo había ofendido y había decidido retornar con sus serpientes.

“Nada de suspiros Theo, sé que amarás el mundo muggle” apunta al niño castaño.

“Lo dudo, Millicent” dice serio Theo.

“Los muggles también tienen libros. Muchos libros. Ellos crean sus propios mundos y los narran en historias con personajes ficticios” dice la niña con orgullo.

Draco aplaude eso de Millie. La niña era tan observadora al momento de notar los intereses del resto y atacar desde ahí. Debía de serlo, cuando no tenía amigos, la niña observaba el gusto de las serpientes para poder agradarles.

“¿Qué?” dice interesado Theo.

La niña sonríe contenta y corre a un lugar específico de la casa.

Theo mira confundido a Draco. Este simplemente niega con la cabeza. Millie iba a probar su punto y sabía cómo lo haría.

La niña llegó con varios libros en los brazos. Algunos eran delgados, otros de muchas páginas. Todos con portadas interesantes.

Draco observa y nota que uno de los libros es “Orgullo y prejuicio” que recordaba era el título del libro que recibió de Hermione. La toma y lee la contra portada. Deja de hacerlo cuando Theo agarra uno de los libros y los gira. “Fruta Prohibida de Jeanette Winterson” decía la portada junto a una portada muy peculiar. Theo se queda observando la contra portada por mucho tiempo.

“¿Puedo quedarme con esto?” dice sin emociones.

“¡Sí, llévate todo lo que quieras! Los compré para que todos entendieran la importancia de un buen libro”

“Sonaste como Hermione” dice divertido Draco.

“¿A Granger le gusta leer?” dice asombrado Theo.

“Ella es la niña que se casaría con un libro si eso fuera posible y no seas ridículo, porque también es la niña más amante de hacer las cosas correctas que conocí, aunque no dudaría en romperlas si es necesario” dice Millie.

“Hermione es tan compleja, como todo mago o bruja que exista. Y sí, ama mucho leer. Su lectura ligera es un libro de este grosor” hace un gesto con las manos.

Theo parece consternado. Como si le hubieran abierto una puerta y tuviera miedo a entrar.

¿Sería este un paso para que la serpiente entendiera que todos los magos y brujas pueden compartir cosas en común? Draco puede sentir la emoción vibrar en su corazón.

Lástima que no se desarrollaría por su cuenta, él no podrá estar cerca de Hermione hasta asegurar que su nombre en ese jodido árbol continuara.

“¿De qué trata esto?” dice Draco mostrando un libro con el título “Good Omens de Terry Pratchett y Neil Gaiman”

La niña chilla y comienza a contar el resumen junto a especulaciones de que los protagonistas Aziraphale y Crowley tenían una clara atracción por el otro. Draco pretendió no sospechar de Theo, cuando este le quitó el libro de las manos y pidió quedárselo de igual manera.

Pasaron hablando de libros Muggles. Draco no pidió quedarse con ninguno. Theo parecía impresionado por ello, mientras Millie lo miraba con sospecha.

Hermione acompañada de su dúo de idiotas llegó media hora tarde. Ella se disculpó alegando que Ron se había tardado en ir a recogerla junto a sus padres. Molly Weasley entró para saludar a Millie, quien cortés mente la recibió sin invitarla a quedarse, no la quería ahí. Algunas costumbres como repudiar a los Weasley eran difíciles de dejar. La mujer lo observó por un momento al notarlo. Draco entendió. Estaba vistiendo demasiado formal, a diferencia de su hijo que seguramente tenía algunas partes del pantalón con agujeros cosidos.

Hermione corrió a abrazarlo en cuanto lo vio. Le dijo que luego hablarían para saber el motivo de porque lo habían castigado. Ronald chocó las manos con él y Draco solo hizo una reverencia indiferente a Potter. Molly pareció sorprendida por eso, pero bastante contenta. Abandonando el departamento momentos después de que Ronald le diera algo avergonzado el regalo a Millie. Hermione le dio un regalo y Potter otro.

Todos se fueron a sentar en los sofás. Hermione, Draco y Millie se sentaron en el sofá más grande. Ron y Harry se sentaron en el sofá para dos y Theo se quedó solo en uno con los dos libros en sus piernas.

Hermione noto los libros en la mesa.

“¿Ese es orgullo y prejuicio?” dice la niña agarrando el libro “Uno de mis primeros libros grandes que leí. Mi profesor de primaria estaba muy asombrando cuando le mostré mi resumen. Por eso te lo regalé, Draco. Quería que este fuera tu primer libro muggle” comenta orgullosa.

“Toda una niña prodigio” comenta Draco, decidido a disfrutar su último día cerca a Hermione y desviar el hecho de que no había leído el libro por falta de tiempo.

“¡Tú! ¿Cómo es que te castigaron, Draco Malfoy?” dice la niña sin tacto.

Ronald ríe sin pena. Potter hace una mueca al ver a su amigo, molesto por reírse de la situación de Draco por alguna razón. Millie parece recordar algo y le dedica una clara mirada de “tenemos una charla pendiente Draco Lucius Malfoy”. Theo es el único que parece interesado aparte de Hermione.

“Es por la última aventura” mentira con verdad “Fue sencillo al inicio. Luego, padre se enojó porque decía llegaban muchas cartas a la mansión. Alegó que mi desobediencia no debería ser premiada con permitirme tener comunicación con mis amigos. Así que me cortaron la mensajería. Siempre hacen eso. No es la primera vez” dice, mirando a Theo.

Él parece creerle. Theo sabía cómo el resto de sus serpientes, que los castigos de Lucius Malfoy eran de ese estilo. Solía ser aislado por semanas, hasta que su madre creía suficiente e intervenía llevándose a su hijo a las reuniones sociales de sus amigas, donde estaban los niños que ella escogió como amigos para su hijo.

“¿Te hizo estudiar las reglas de los sagrados veintiocho?” pregunta Theo, conociendo la respuesta.

Los leones miran a Theo. Se nota claramente que es la primera vez que notan la presencia del niño castaño en la sala. Ronald se tensa al verlo, mientras Potter y Hermione solo miran con curiosidad al niño.

“Me conoces tan bien, Theo” responde Draco aliviado de ser respaldado.

“Como no hacerlo, con todas las estupideces que haces” reprende molesto Theo.

“Por eso eres mi mejor amigo” decide bromear y calmar el temperamento del castaño.

“Mentiroso, ese es Blaise” no parece dolido ni ofendido por eso.

Draco deja de sonreír. Blaise. Él tampoco le había enviado una carta. Eso dolía. Pansy y Blaise dolían.

Theo parece notarlo, porque añade.

“Pero podría serlo” dice “El que se fue de la villa, perdió su silla. Ser amigo de Draco es una gran ganancia” dice llevándose la mano al mentón.

Hermione parece ofendida por eso. Draco no, Theo así se expresaba. Solía copiar demasiado de su padre, como él. Ambos niños siguiendo ciegamente la educación de sus padres. Ellos los aman, Nunca les enseñarían algo que pueda perjudicarlos, ¿verdad?

“Las amistades no son ganancia” dice Hermione incapaz de callarse, cruzándose de brazos y adquiriendo su pose de estar dando un sermón importante “Las amistades deberían ser porque te agrada la persona y a ella le agradas tú. Los intereses son para los negocios. Amistad y negocio nunca debería mezclarse. ¿Cómo habría confianza de esa manera?”

Theo parece impresionado por lo que dice la leona. Reconoce a la chica por eso.

“No me malentiendas, Granger” esta vez no escupe el apellido de la niña “Quiero a Draco, sinceramente. Nos conocemos desde niños. Conozco lo suficiente de él y te aseguro que tengo más que un interés de poder” mira profundamente a Draco.

Es la primera vez que Draco nota el doble sentido en eso. Mierda.

Casi todos en la sala miran incrédulos al niño y su clara indirecta. Hermione boquea sorprendida para mirar a Draco y suspirar al notar el claro pánico en su amigo rubio. Millie sonríe maliciosa mirando entre ambos niños y frotándose los dedos en el proceso. Ronald hace una mueca de incredulidad para mirar a su amigo en busca de ver que no era el único que encontraba demasiado extraño la situación, topándose con un Potter mirando curioso todo, claramente sin entender la indirecta.  

“¿Monopoly?” dice Millie, cortando la situación, apiadándose de Draco, aunque no quisiera cortar la divertida situación. Su amigo era más importante.

“¿Qué carajo es monopoly?” dice Draco.

Ronald sonríe, siendo quien explique el juego. Siendo la primera vez que Ronald sabe algo que Draco no y como lo disfrutaba el maldito. Preguntando a Draco de vez en cuando, aumentando su jubilo al ver como Draco gruñía al no poder responder.

Hermione fue la banquera por obvias razones. Ronald fue el coche, Draco; el sombrero de copa, Theo; el perro, Millie; el gato, Hermione; el bolso y Potter; el zapato.

“Bien, Ron ya explicó las reglas. No quiero ninguna estafa o trampa de su parte” amenaza la leona.

El juego avanza al principio con lentitud. Draco aplica todos sus conocimientos en inversiones, comprando lo que más le beneficiaba. Theo parecía también interesado en derrotarlo. Con el paso del tiempo, algunos cayeron, quedando solo Draco y Theo de pie después de casi una hora. Potter fue el primero en caer avergonzado al quedar en bancarrota. Millie cayó después, seguido de Hermione y por último Ron. Los únicos en pie eran Theo y Draco. Draco se encontraba en prisión, mientras Theo perdía dinero, ya que, ambos tenían casi la misma cantidad de propiedades en lugares con mayor posibilidad de caer. Theo gruñó cuando se quedó sin dinero, apuntando a Draco por elegir la opción de quedarse en prisión para no pagar alquiler.

Intentaron iniciar otro partido, Millie se quejó de que no quería pasar la tarde viendo a dos niños pelear por ver quien era el mejor negociante.

Era momento del karaoke. Draco se quedó preguntándose qué diablos quería decir con eso.

“Bien, como parece que no conocen el arte de la música moderna” Millie le guiñó un ojo a Hermione, quien sonrió satisfecha de saber “Mi prima Magna se encargó de educarme en la música estadounidense. Draco, hay una cantante que amarás” lo apunta.

Draco dramatiza, llevándose exageradamente la mano al pecho mientras fingía sorpresa. Potter ríe de fondo. No es como a Draco le importe.

“Millie, sorpréndeme” dice contento de ver a su amiga brillar.

“¿Dónde te pintaste el cabello?” pregunta Hermione, mientras la niña prendía un aparato extraño para Draco.

“Mi prima, ella quiso teñirme de rubio platinado y le dije que no quería parecer la prima perdida de Draco Malfoy” se burló de su amigo.

Draco sonríe incomodo. Primas perdidas, tenía una que conoció el año pasado y esperaba ser la única. Saber que existían dos Malfoy expulsados, no era muy bueno que digamos. Su padre nunca le especifico cuando murieron ambos magos o brujas.

“Desearías tener mi cabello, Mills” se burla.

“A mí me parece hermoso” dice Hermione “Aunque creo que deberías cambiarlo para Hogwarts. Puede que vaya en contra de las reglas de vestimenta junto a exceso de maquillaje” dice la niña.

“El profesor Snape no dirá nada” dice Theo, mirando cansado a Hermione, pero sin sonar grosero “Si Millicent quiere usar eso, déjala. A ella le llegará un vociferador si la regañan”

“Y pensé que me estabas defendiendo, Theo” dice la niña “Listo, les presento a Madonna”

Draco se asombró con el inicio. Era una música muy diferente a las bandas modernas de los magos. Había instrumento que no había conocido antes.

“You are my lucky start” canta Millie comenzando a moverse, apuntando a Draco.

Draco comienza a mover la cabeza siguiendo el ritmo de la música. La letra es pegajosa, no lo niega. Puede sentir que Millie le dedicaba esa canción, porque por él, ella había conocido a los leones y había hablado más con Theo. Siente también que Theo lo miraba mientras sonaba la música.

Millie lo invita a unirse, Draco solo lo hace porque es su cumpleaños. Ambos comienzan a cantar mientras se mueven como idiotas. Millie invita a Hermione y ella avergonzada de une a un baile extraño con la niña. Draco se mete en la música, comenzando a cantar sobre la música. Finge que su mano es un micrófono y Millie le apunta la mesita pequeña de madera que estaba en el centro de la sala, Draco salta y sigue cantando mientras se mueve. Mira por un momento a Potter, quien estaba viéndolo con diversión genuina. A diferencia de Ronald, que si se estaba riendo de lo ridículo que estaba actuando Draco. Potter se estaba divirtiendo con él. Draco se queda miran a Potter, mientras cantaba “You may be my lucky star, but I'm the luckiest by far” en el segundo coro para dejar de verlo.

Draco no lo invita a unirse, no es su amigo. Mira a Theo, quien parece brillar al sentir la atención de Draco sobre él. Draco lo invita a unirse. Theo niega, avergonzado. Draco salta y comienza sonar la segunda canción.

Draco se sienta en sofá donde antes estaba. Deja que la letra de la canción suene de fondo mientras veía a Hermione cantar la canción, al parecer, conocía la letra. Millie la aplaude mientras lo mira.

Sí, podía identificarse un poco con la canción. Borderline sin duda sería una canción que cantaría en su otra vida, aunque, Potter nunca le había dado esperanzas. Todo era por observación de Draco. Nunca hubo una confesión directa.

Joder. No iba a deprimirse.

Theo se levanta y se sienta a su costado.

“¿Qué?” dice Draco.

“Deberías aprender a controlar tus expresiones. No es bueno que un heredero sea tan fácil de leer” no parece celoso, sino le daba un consejo sincero.

Draco asiente.

Over the Borderline.

La siguiente canción es mucho más energética. Millie chilla, corriendo a apagar y prender las luces, alegando que así se debía escuchar la canción.

Burning up.

Draco mira a Theo, quien parece muy interesado en la letra. Podía verlo identificarse. Él también lo hacía.

“Burning up for your love” canta Theo bajo. Draco tararea “Creo que este mundo no debe ser tan malo si puede crear cosas así” eso deja quieto a Draco. No esperaba esa confesión.

Joder. Sí.

Draco se levanta y jala a Theo por lo emocionado que estaba de la posibilidad de tener a otro sangre pura a su lado. Este grita que lo soltara. El mago ignora a Theo. Comienza a moverlo de los brazos mientras el también de movía como creía que se debía bailar la música. Hermione aplaude y Ronald comienza a carcajearse por la cara que puso Theo durante el resto de la canción.

Así pasaron el resto del álbum. En un momento, Potter y Ronald se unieron al baile contagiados por la energía de Millie y los bailes en pareja de Draco y Theo.

“Dray, ayúdame a buscar mis frascos con pintura para uñas” dice Millie mientras todos descansaban.

Draco que estaba descansando en el hombro de Hermione, asiente. Sabe que iba a pasar. La charla pendiente no sería olvidado por Millie.

Ambos niños se van, dejando de fondo un álbum de ABBA sonando para mantener el ambiente. Theo no parece tenso al estar con puros leones. Parecía enamorado con la canción de fondo llamado “¡Gimme! ¡Gimme! ¡Gimme!”

Llegaron al cuarto de la niña. Draco se le calentó el corazón al ver mucho de la esencia de la niña en el cuarto. Se notaba perfectamente que su serpiente era amada por sus tíos. Lo que más destacaba aparte del morado, eran posters del equipo de las arpías de Holyhead. Su escoba estaba colgada como un trofeo encima de la cabecera de la cama bien tendida.

“Es lindo” dice el niño, acariciando al gato de Millie con cariño.

La niña asiente encantada por eso.

“No te quise aconsejar por carta. Deberíamos hablar de esos temas en persona. No sabes cuanto me preocupé cuando Hermione me envió una carta preocupada por ti y tu supuesto castigo” comienza la niña directa “Y no sabes cuanta rabia sentí, porque estamos hablando de Hermione. Luego, pensé que algo te pasaba y necesito saberlo.”

Draco asiente. Se sienta en la cama y recuesta.

“Padre me amenazó con sacarme del árbol familiar y exiliarme si sigo cometiendo errores como ser amigo de Hermione Granger” es sincero. No podía darle vueltas a algo así.

Millie bufa por eso. Draco mira como la niña se cruza de brazos y mira severamente hacía él.

“¿Entonces qué? ¿Piensas dejar de lado como la perra de Pansy hizo contigo? ¿Volverás arrastrándote hacia ella solo porque tu padre es un imbécil supremacista? ¿Dónde queda el Draco que dejó en claro que defendería lo que cree?”

Draco no se ofendió. Como con Pansy, era difícil que se enojara con sus amigas. Millie parecía hablar más por su lado protector a su amiga leona. Estaba seguro que le hablaría así a Hermione si ella pareciera querer traicionar a Draco.

A veces recibir esas preguntas crudas eran necesarias.

“No, fuera de eso también que quería hablar contigo. Yo no tengo nada con que trabajar. Absolutamente nada para asegurar que no me expulsen. No puedo poner a mi madre en una posición difícil con mi padre” se sienta para ver mejor a Millie “No intentaré solucionar mi separación con Pansy, decidí hacer mi último acto de amor de hermanos hacia ella respetando su deseo. Mierda, Millicent. Me estoy odiando por lo que te voy a decir” se desordena el cabello “Me distanciaré de Hermione” cierra los ojos.

Millie no intenta golpearlo. Draco abre los ojos y la niña sigue parada en su lugar. No parece furiosa, estaba esperando que diga el resto para decidir si lo que su amigo estaba haciendo era correcto.

“Solo lo haré hasta que logre solucionar mi problema con mi padre. Te necesitaré por eso. Soy un cobarde que no podrá hacer esto solo. Saltaré de la torre de astronomía si paso demasiado tiempo solo, no podré con mi mente” dice sincero “Me volveré loco si tu no me haces compañía. Me están obligando a perder a Hermione, pero tú eres quien aún queda. Madre aprobó nuestra amistad, no habrá problemas en mi futura expulsión. No digo que, si no te aceptaran, me alejaría… solo que no aumentarán mis posibilidades de quedar en la calle” la niña parece triste por eso “Sé lo que te diré sonará cruel, pero tú eres la segunda hija. No entiendes cuanto batallé el año pasado para ignorar el hecho de que estaba decepcionando a mis padres. Ahora con esta amenaza clara” se frota la cara, claramente desesperado “Sigo pensando que la supremacía es una mierda” Hermione había demostrado estar a la talla de un sangre pura y esos ideales mataron a sus padres “Pero no quiero ser quemado. No si eso significa que mis padres deseen que desaparezca. Quiero que cuando acabe todo esto” la guerra, piensa, pero no dice. “Ellos me abra las puertas a mi hogar y vivir feliz el resto de mi vida, sabiendo que los salvé”

Millie no parece pensar mucho en lo que dice al último. Ella se acerca y se sienta en su costado. Hermione lo abrazaría y le frotaría la espalda para consolarlo. Millie… ella lo empuja con cariño dedicándole una sonrisa comprensiva.

“Al menos no quieres dejar a Hermione porque pienses que está mal. Pensé que tus padres te habían lavado el cerebro en estas vacaciones” dice sincera “Bien. Disfrutemos esta fiesta. Una despedida silenciosa” dice caminando a su cómoda “Luego en Hogwarts… diremos adiós sin explicarlo” lo último dice triste.

“Tú podrías seguir hablando con Hermione” dice Draco.

“¿Dónde quedó tu ingenio? Si todos me ven hablando con Hermione, el chisme se esparcirá y también te exigirán dejarme de lado. Si vas a jugar a ser el heredero de papi, vamos a hacerlo bien” agarra la caja “Y creo que Theo estará más que contento de unirse a nuestro pequeño grupito mientras vemos como amenazar a tu padre” añade decidida a todo por su amigo “Joder, creo que preguntarte por Potter en estos momentos no es bueno”

Draco asiente. Sonríe cansado mirando a su amiga con una nueva luz.

Eso sin duda era fidelidad verdadera.

“No, creo que eso ya no importa más” dice apretando los labios “Bien, muéstrame esas pinturas con brillo que tanto hablabas en cartas” cambia la conversación, abandonando el cuarto mientras la niña avanzaba rápido a la sala principal.

“Tardaron mucho” se queja Ron.

Hermione mira con sospecha a ambos niños. Draco podía ver con claridad como el cerebro de la niña estaba trabajando en ese instante.

“¿Estuvieron hablando de algo que no me quieren decir?” dice la niña sin tacto como era costumbre.

Millie ríe ante eso. Deja la caja en el medio de la mesa y toma asiento.

“Querida Mione, jamás hablaríamos algo importante en el que no puedas dar tus opiniones certeras” dice Draco sentándose en el piso, sin importarle que su pantalón de diseñador sea ensuciado.

“Ven, Theo. Se que te encantará un gris precioso que tengo” dice Millie decidiendo poner punto final al cuestionario de su amiga de cabello esponjado. La niña parecía disgustada, pero decidió también elegir el camino de la paz.

Theo se sienta a su costado. Parecía aliviado. Al parecer, el ambiente que habían dejado no fue suficiente para que el niño no comenzara a sentirse ansioso de tener una cara amigable en la habitación.

“¿No creen que es demasiado para nosotros?” dice Hermione mirando incomoda los frasquitos.

“Estarás cumpliendo trece en un mes, Mione. Si no es ahora, ¿Cuándo?” comenta Millie mirando a su amiga con reproche.

“Ese es el espíritu, prima” dice alegre una voz interrumpiendo el ambiente.

Una chica con los ojos azules casi grisáceos entraba. Llevaba casi todo el cuerpo tapado por pesados abrigos y una sombrilla que ponía en un embace destinado a guardar el objeto. Draco siente que pierde el aire al ver como un cabello largo y rubio platinado era liberado del gorro de lana.

Era el tono de su cabello.

Joder. ¿Era posible?

“¡Mira, Draco!” dice burlón Ronald “Encontraste a tu hermana perdida” bromea con gracia.

Todos se ríen menos Draco y Theo. Draco puso su mascara de heredero después de mucho tiempo. Observó a la prima de Millie quitarse todos los abrigos que cargaba, mientras los dos adultos caminaban a la cocina cargando una caja pesada.

“Sí que se parecen” comenta Hermione con sinceridad.

“¿Qué dices? Magna tiene el cabello tan dañado por la decoración” aclara Millie burlándose de su prima, parándose para saludar a la recién llegada.

¿Decoloración? ¿Su cabello no es natural?

“¿No es natural?” pregunta Potter por él, luciendo hipnotizado por la muchacha. Sus ojos verdes brillaban. Draco rápidamente reconoció esa mirada, así miraba antes de la buscadora de Ravenclaw cuando no eran nada y ella estaba con Diggory.

“¡Claro que no! Solo los Malfoy tienen ese tono de cabello en Gran Bretaña” se burla Millicent “Tan pálidos como fantasmas” le saca la lengua a su amigo.

Ronald se ríe por el comentario de Millie, llevándose las manos al estómago. Potter hace una mueca. Se notaba que este estaba tratando de ser mejor con Draco, la culpa de sus acciones del año pasado lo atormentaban claramente.

“Pálidos como vampiros” añade el niño.

“Pálidos como pergamino” sigue Millie.

“¡Basta!” los calla Hermione “Dejen de molestar a Draco. Eso es de mal gusto” los corrige.

“Déjalos, Mione. Se divierten con mis sentimientos” dramatiza Draco, tratando de ignorar el pequeño momento de pánico que tuvo.

Sí, debía dejar de pensar que existían primos por ahí regados. No tenía tanta mala suerte.

“Oh, eres un Malfoy” dice la niña, caminando a sentarse en el sofá.

Draco asiente.

“Bien, al fin podemos decir que estamos rescatando a la generación del mañana” comenta la chica aliviada. 

Parece de la edad de Dora. Sin duda, se llevarían bien. Podía ver que la chica era muy relajada por su forma de hablar y sentarse en el sofá. No había sido criada como una sangre pura. La diferencia más clara era en su manera de moverse. Millie, Theo y él se movían con gracia y delicadeza, haciendo el mínimo ruido posible. Millie a pesar de ser la más extrovertida, se había sentado de forma correcta, con los tobillos y las rodillas tocándose, mientras su prima se cruzó las piernas se recostó toda su espalda en el sofá.

Magna se presenta con propiedad. Cuanta sus vivencias en estados unidos y aclara lo diferente que era entre ambas escuelas de magia. Añade con gracia como celebró enterarse que la edad permitida para beber era diecisiete (Hermione parecía disgustada por eso) y comentó que iba a postularse a los Aurores si su carrera como buscadora en las arpías de HolyHead no despegaba como buscaba.

Y fue como despertar algo que Draco odiaba de Potter. El niño rubio observó con disgusto como el niño pelinegro parecía brillar con algo más de interés mirando a la bruja presumir sobre sus habilidades. Potter comentó que también era buscador para su equipo y Magna prometió un partido más adelante. El niño de cicatriz parecía sonrojarse con eso. Suspirando encantado mirando a la niña rubia.

Joder. No creía que Draco fuera merecedor de su amistad, pero suspiraba por una chica tan parecida a él. Que jodida ironía.

La hora de cantar el feliz cumpleaños y partir el pastel llegó de manera rápida. Draco aplaudió orgulloso con sus dedos pintados de un hermoso verde slytherin con dorado gryffindor que Millie le prometió que iba a amar y así fue.

El pastel muy bello. Tan Millie, que Draco aplaudió ante el buen gusto de los tíos al saber que fueron ellos en escoger el diseño.

Mientras todos comían el paste, Millie abrió los regalos.

El primer regalo fue de los tíos, que le regalaron una Nimbus 2001. Magna le regaló un nuevo equipo de protección para la niña y le gruñó que, si no se unía como golpeadora para el equipo de Slytherin, iría a Hogwarts a quitarle su regalo. Draco apoyó eso, diciendo que él mismo enviaría con Pólux de regreso el regalo si la niña no cumplía. Recibió un golpe en la nuca por parte de Hermione y Millie, diciendo que se callara.

El regalo de Potter fue una bufanda verde, algo muy impersonal propio de un niño que no había hecho el intento de conocer a Millie. Otro motivo por el cual Draco no le había dirigido nada más que miradas frías al niño durante toda la fiesta.

Hermione le regaló un bello libro a la muchacha sobre técnicas de Quidditch. Millie agradeció el libro, comentando que era la primera vez que se alegraba de recibir un libro. Hermione se sintió contenta con esa respuesta, prometiéndole buscar más libros para que la niña aprendiera a ser una gran golpeadora. La cumpleañera no pudo evitar abrazar fuertemente

Ronald le dio un suéter tejido a Millie. Explicó como su madre suele tejer suéteres personalizados a cada miembro Weasley y los amigos cercanos. Potter apoyó a su amigo, comentando que tenía un suéter con la letra de su nombre en verde. La tía de Millie dijo que el lugar estaba protegido para desactivar las alarmas en el ministerio por el uso de magia de menores. Draco aprovechó y cambió el color celeste de la prenda en un bonito morado. La letra “m” era negro como los ojos de Millie. La niña usó el suéter el resto de la fiesta y Ronald sonrió agradecido a Draco por mejorar su regalo.

El regalo de Theo fueron muchos juguetes para gato. El niño dice inexpresivo que él mismo había escogido los juguetes pensando en el gato de Millie y añadió que también le compró cosas a Libra y se las daría en su habitación en Hogwarts. Millie agradeció contenta mientras Draco asentía incomodo. No sabía cómo rechazar al muchacho antes de que esto se hiciera más grande.

El regalo de Draco fue el último. La niña abrió la cajita y suspiró encantada al ver el collar de oro con su dije personalizado. Se lo pone apresurada y comenta acerca de los hechizos calentadores que podía sentir. Draco orgulloso comenta que el collar tenía también encantamientos de protección junto a un pequeño hechizo que haría palpitar al collar cuando la persona estuviera en peligro y mostró en su manga de su vestimenta costosa dos gemelos explicando que uno de esos gemelos brillaría en un rojo intenso si su serpiente estaba en peligro. Millie lo empuja y se burla de lo blando que sonó con eso.

La fiesta terminó de manera amena. Ronald mencionó que Potter se quedaría en su casa y Draco se mordió la lengua para comentar algo sobre la obvia falta de espacio que debía de haber en esa casa y ni hablar de la comida. No iba a hacer eso. Ya se ganaría el odio de Ronald cuando ignore a Hermione.

“Nos vemos en el tren” dice la niña despidiéndose de Millie con un fuerte abrazo.

La niña asiente. Insegura de que eso se cumpliría. Mira a Draco y este suspira triste.

“Espero que la situación con tu padre mejore” dice sincera la niña dirigiéndose a Draco esta vez “Cuídate Draco, te quiero” la niña abraza a su amigo fuerte.

Draco la abraza de vuelta sin saber cuándo volvería a abrazar a su amiga. La niña se va confundida por ese gesto tan amoroso y Draco se queda observando la puerta deseando que el día no se acabe.

“Te distanciarás de Granger, ¿Verdad?” dice Theo detrás de él.

Millie no parece sorprendida por las palabras de su amigo. Theo siempre fue mejor que ella leyendo a las personas.

“Sí, es lo mejor” dice Draco, mirando al chico esperando que el niño aplauda al respecto y dijera cosas relacionada con el alivio de que Draco haya recuperado la razón. Apretó su puño dispuesto a golpearlo en la cara.

El chico parece mirar con tristeza a Draco.

“Pero tú no quieres” dice lo obvio “Y Granger parece no ser mala persona, solo es imprudente” no parece querer ofender con eso, solo dice lo que piensa. Así es Theo.

“¿Por qué dices todo eso? ¿Qué cambió?” pregunta Draco con verdadera curiosidad.

Theo mira un momento el libro que había agarrado antes con verdadero interés.

“Tal vez, los muggles no sean tan distintos a nosotros. No te daré esperanzas, pero si logro entender mejor todo eso, puede ser que sea capaz de tolerar a Granger sinceramente” dice sincero “¿Ser amigos? Eso lo dudo bastante, no me agradan los Gryffindor’s”

Tolerar. Así comenzó él. Un pequeño paso para comprender un mundo de grises que ahora amaba. Theo podría comprender eso si Draco lo seguía guiando. Eso aumentó sus esperanzas de cambiar a sus padres y seguir negando la realidad obvia.

No todos podrían cambiar.

Draco no puede evitar no sonreír.

“Bien, creo que tenemos al tercer miembro de herederos contra el sistema” dice Millie, abrazando por primera ambos chicos por iniciativa.

“Pero si tú no eres una heredera” dice Theo confundido.

“Solo cállate, Theo” dice Draco mirando como Millie se preparaba para empujar a Theo. Millie lo empuja de todas maneras.

Los tres niños se quedan para ayudar a ordenar, conversando sobre sus vacaciones. Millie narró su recorrido por el Londres Muggle. Theo habló sobre su padre tomándose demasiados viajes ese verano. Ninguno notó que el niño rubio había quedado callado, evitando contar los meses fuera de Hogar. Si lo hicieron, respetaron su decisión de mantener su vida en privado.

El día de hacer las compras llegó. Narcissa acompañó a su esposo e hijo. Diferente a su vida pasada. La mujer se vistió como toda una Lady Malfoy, combinando con Draco y Lucius en tonos azulados.

El niño usó el gel, sabiendo perfectamente que se encontraría con sus leones. Fue listo para avisar a Millie que iría ese día. La niña le dijo que estaría esperándolo de manera disimulada cerca del callejón Knockturn con mejor presencia. Draco no entendió lo último, pero imaginó que la niña usaría muchas de las ropas que usó en su vida pasada para ser la perfecta niña heredera.

“Querida, adelántate a ver a Madame Malkin para escoger las túnicas de Draco” pide Lucius con un leve tono de cariño a su esposa.

Narcissa asintió y usaron de la red flu para llegar al callejón Diago para después separarse. Draco sabía que su padre lo iba a llevar a vender objetos. Otros de los motivos por el cual Lucius accedió parar con sus clases fueron las redadas que estaba haciendo el ministerio en la mansión que comenzaron después del cumpleaños de Millie. Draco no notó mucho de ello a diferencia de su vida pasada. Eso se debía más a que el niño ya no salía de su cuarto, más concentrado en pasar desapercibido y observar el libro maldito. Tampoco podía hacer magia, sabiendo perfectamente que se metería en problemas.

Tiempo perdido. Daba igual, no podía hacer nada de todas maneras.

Draco caminó con su padre. Estaba concentrado en tararear en su cabeza una de las canciones de Madonna. Se había enamorado de la cantante. Su padre ignoró su comportamiento, más concentrado en vender todo lo que le inculpara. La copia del libro maldito estaba en esos objetos. Ahora Draco sabía que no lo había sacado para venderlo, sino darlo a un niño sangre pura cualquiera.

Entraron a la tienda de Borgin y Burkes. La varita parecía extasiada por la magia oscura que bailaba en el lugar. Draco cerró los ojos, dejándose sumergir en el sentimiento. Podía sentir que era recibido cálidamente.

“No toques nada, Draco” dice su padre con el ceño fruncido.

Draco asiente. Explora el lugar con autentica curiosidad. Comienza a ver los objetos en las vitrinas.

“¡Ah, Señor Borgin!” dice su padre cuando el vendedor de la tienda hace acto de presencia.

Draco se dirige al lugar con más magia negra. Draco observa los libros con títulos de magia oscura. Su corazón late fuerte al estar tentado a llevarse uno. Sonríe contento ver distintos títulos.

“Magia negra: La iniciación para cualquier mago oscuro” “Magia de sangre: Tomo de la diosa Hécate” “Como iniciar en el aquelarre de Circe”

Y ahí estaba. Con una tapa negra, pero se notaba en letra plateada.

“Magia oscura a través del tiempo”

Draco la agarró y se ahogó el grito al ver el índice. Ahí se encontraba registrado todos los magos existentes en Gran Bretaña junto a algunos importantes en otras partes del mundo. Fue al de Gellert Grindelwald y no solo tenía una biografía detallada del mago, sino sus hechizos más famosos. El resto del libro tenía desde hechizos básicos para iniciar en la magia oscura, sino también para crear criaturas como basiliscos y una sección decía magia de sangre. Era simplemente una recopilación de la magia oscura de diferentes ramas. Trasfiguraciones y pociones no se salvaban, encontrándose también un lado oscuro en ellos dos.

Ese libro debía ser suyo.

Draco corrió al ver a su padre. Lucius está negociando con el vendedor de forma seria.

“¿Puedo tener esto?” dice dejándose influenciar por el deseo de poseer ese libro.

Su padre le miró furioso por atreverse no solo a desobedecerlo, sino pedirle algo. Su rabia se disipó al ver a su heredero agarrar un claro libro de magia oscura. Siendo este un seguidor del señor Oscuro, no podía simplemente negar a su hijo aventurarse en el mundo que le apasionaba.

“Veo que el Señor Malfoy hijo tiene buen gusto en las lecturas. Es mi única edición. Se dice que puede enseñar a cualquier mago a controlar la magia oscura en diferente aspecto. Un libro muy educativo”

“Ponlo en la mesa. Vuelve a tocar algo más y tendremos que hablar en la mansión” dice serio

Draco dejó el libro por primera vez feliz con su padre. Vuelve a sentir ese calor que siempre sentía cuando su padre le hablaba. Le dedica una sincera sonrisa y su padre parece perderse en su mente un momento. Luce como si la sonrisa de Draco le hubiera hecho recordar algo, pero vuelve a su papel de Lord, sigue con su conversación con el señor Borgin.

Draco vuelve a caminar por el lugar más ligero.

Recuerda la primera vez que vez que vino en su otra vida. Recuerda haber sido regañado por estar en segundo lugar por debajo de Hermione. Tal vez si hubiera repetido la historia, su padre no hubiera aceptado comprarle el libro. Era lo más seguro.

Draco se queda quieto al ver el armario. Por primera vez, notó la magia de Potter bailar alrededor del él. Draco se acercó curioso por eso. Su mano se tienta a abrir, cuando una rendija se abre y ve esos ojos verdes mirarlo con suplica.

“Potter” dice sin aliento.

“Ayúdame a salir de aquí” pide el niño en un suplica lastimera.

Draco mira a su padre. No podía arriesgar su libro. Que se joda Potter.

“Espera a que me compren mi libro” gruñe.

Cuando se padre paga y le llama, Potter sale. Draco quiso saltar del lugar más alto al ver lo sucio que estaba Potter. No podía presentar a su padre a un mestizo así. No había glamour ni etiqueta, era un total desastre. ¿Cómo se fijó en esa cosa fea?

“Espera” gruñe Draco. Agarra su varita y susurra un hechizo de limpieza para la ropa. Estaban a salvo de activar las alarmas del ministerio. Draco repara el lente del niño y este se asombra con eso, pidiéndole que le diga el hechizo. Draco saca un pañuelo de mano que siempre lleva su traje y limpia rápidamente el rostro del niño. Potter cierra los ojos y se deja hacer de forma tranquila. Draco suprime cualquier emoción.

“¡Draco!” grita su padre.

Draco empuja a Potter y le indica con la cabeza que lo siguiera.

“Padre, me encontré con un conocido de Hogwarts” dice fingiendo disgusto.

Potter parece lastimado por eso. Se lo merece, exclama su parte molesta con el muchacho.

“Puedo verlo. Un placer conocerlo señor Potter” dice su padre con un claro tono que decía lo contrario.

“Un gusto, señor Malfoy” dice incomodo el niño, extendiendo la mano por educación.

Su padre obviamente lo ignora. Mira a su hijo y Draco baja la cabeza al sentir la rabia de su padre. La calidez que había sentido antes se evapora lentamente con cada segundo.

Potter nuevamente estaba arruinando sus planes. Joder.

“Vamos Potter, salgamos de aquí” dice Draco invitando al niño a unirse a él y su padre, en vista de que su padre no parecía dispuesto a eso.

Potter lo sigue incomodo. Draco nota a lo lejos a Hagrid.

“Por favor, no llames a Hagrid” suplica Draco en un susurro “Colócate donde mi padre te pueda cubrir”

“¿Por qué?” dice Harry, tratando de entender a Draco por primera vez. El Potter del pasado hubiera visto mal al chico sin buscar explicaciones “¿Qué te hizo Hagrid?”

“Potter” lo calla “Es mi padre quien se enfadará y me meterás en problemas. Ya tengo problemas con ayudarte a salir. Si Hagrid viene y decide saludarme con una pisca de cariño, estarás condenándome” dice triste.

Potter parece entender eso último. Obedece al ver el claro miedo en Draco.

“Sí, la conversación que tuvieron en la enfermería me dejó claro cómo son tus padres” dice el niño con cicatriz con tristeza.

“No sabes nada, cállate” ordena Draco avergonzado. Odiaba que las personas le tuvieran lastima.

Salén del callejón sin llamar la atención. Caminan un poco cuando Millie hace presencia.

Draco se siente enfermo al ver a su amiga. El brillo que tenía la niña en su cumpleaños se había visto completamente borrado. Su cabello suelto con mechones morados había desaparecido para dejar su natural color negro con un peinado que su madre solía usar para salir. Usaba túnicas con un corte que la familia Bulstrode solía usar como su estilo personal. Llevaba el collar que Draco le regaló y tenía unas botas de cuero, diferentes a las zapatillas morada que usó en su cumpleaños.

Toda una niña de sangre pura bien portada.

“Buenos días, Señor Malfoy, Draco y…” parece sorprendida de ver a Potter “Señor Potter” dice fingiendo disgusto.

Chica lista.

“Señorita Bulstrode” su padre la saluda, reconociendo su presencia.

“Un placer estar en la presencia de la sagrada casa Malfoy. Vi a Draco a la distancia y no pude evitar acercarme a saludar a mi amigo” explica la niña su presencia.

“Un placer tenerte Millicent” dice Draco “¿Quieres acompañarme?” pregunta.

Su padre parece estar en desacuerdo.

“Buenos días, Señorita Bulstrode” saluda su madre uniéndose a la conversación. Parecía encantada con la apariencia de la niña.

Muy diferente a su mueca en el día del cumpleaños. Era claro el alivio que tenía su madre al ver a una amiga de su hijo nuevamente siguiendo el camino correcto.

“Lady Malfoy, un placer” la niña se reverencia.

El único que parecía totalmente sacado de la situación era Potter. Lucía totalmente sorprendido por toda la interacción de Millie. Draco entendía perfectamente su reacción. Un niño que no creció en este mundo fácilmente podría ver ridículo el cómo las dos personas que conocía fingían la voz y salían totalmente de su personalidad para tratar con los dos adultos presentes.

“Veo que mi hijo ya la invitó a acompañarnos, pero extiendo su invitación para también pedirle lo mismo. Estoy agradecida con su amistad con mi hijo” dice la mujer.

Estaba agradecida de que ella sea una sangre pura. Eso quería decir.

“Su hijo ha sido el perfecto heredero que una señorita como yo está encantada de tener como amigo” dice la niña con sinceridad.

Narcissa parece encantada con eso. Nota por fin al niño pelinegro que se encontraba cerca de su hijo.

“Oh, mis disculpas señor Potter. Soy Lady Narcissa Malfoy” se presenta su madre con elegancia y sin la calidez con la que trató a Millie. Millie hace una mueca, mientras Draco comienza a pedir a Merlín que el niño se comporte con su madre.

El niño parece embobado viendo a su madre. Rápidamente le dedica una mirada a Draco y regresa su mirada a Narcissa, repitiendo la acción un par de veces para notar los rasgos iguales que el niño había sacado de su madre. Parecía enrojecer luego de un momento.

¿Qué estará pensando Potter?

Draco mira curioso como su madre por primera vez sonríe encantada a otro niño que no sea del círculo de amigos que ella eligió minuciosamente. No podía culparla, Potter tenía ese efecto y por eso se robó su corazón.

“El gusto es mío, Señora Malfoy” dice nervioso, extendiendo su mano que es recibida por una divertida Narcissa.

“Madre, busquemos a la familia de Potter” dice Draco.

Los Weasley serían su familia. Estaba destinado a estar con Ginevra.

Así la familia Malfoy, Millie y Potter caminan por el callejón. Potter se despide al divisar a los Weasley a lo lejos. Draco se siente aliviado de que no se tuvieron que acercar a la familia antes de tiempo.

“Te vez ridículo con ese peinado” dice sincera Millie a su oído, mientras ingresaban a Flourish y Blotts.

El lugar estaba totalmente rebosante de magos y brujas. Draco sonrió sorprendido al ver que la niña ni siquiera se detenía a mirar el letrero que anunciaba la presencia del peor profesor que tuvo Hogwarts: Gilderoy Lockhart.

Draco sí se detuvo a admirar la belleza del mago. Lástima que a Draco no le interesaran los rubios, hubiera sido interesante enfocar sus sentimientos en un mago diferente. Debía comenzar a olvidarse de Potter, porque este no era su Potter.

Faltaría mucho para que se vuelva su Potter.

Draco gimoteo al ver muchas personas. Su madre estaba disgustada por la situación. Propuso comprar las cosas por lechuza. Su padre no aceptó eso, alegando que ingresarían de forma rápida por su alto estatus. Su atención se dirigió a un mago en específico que parecía igual de abrumado por la cantidad de personas: Arthur Weasley. Bien, esto iba a pasar. Habría una pelea violente en que Draco saldría perdiendo no solo la dignidad.

Los Malfoy entraron sin tener que esterar. Los propios magos se hicieron a un lado. Millie parecía encantada por sumergirse en el poder de su familia. Ya podía escuchar los susurros sobre el posible compromiso entre Millie y él por tener a la niña agarrada de su brazo en paso casi nupcial, aunque ese tipo de amor nunca se daría.

“Sabes, podría considerar el matrimonio solo para seguir siendo tratada como princesa” dice Millie en su oído.

Draco se mordió la lengua para evitar decir que esperara un par de años. Cuando la guerra termine. Draco aceptaría si Millie se aleja cuando vea cuanto odio el mundo tendría por los Malfoy. Draco estaba seguro que Hermione se quedaría y ese sería su escudo más fuerte.

Había perdido las esperanzas de ser amigo de Potter. No lo quería.

Draco observa con Millie el espectáculo que armó el mago rubio con Potter. La niña se sería maliciosa, mientras Draco imitaba las muecas de Potter solo para aumentar más las risas de Millie. Su madre parecía levemente disgustada por su falta de decoro, pero lo dejó ser.

Draco sintió molestia al ver como Potter le regalaba sus libros a la niña Weasley. Lo debía de suponer. Su historia de amor de debía preparar adecuadamente desde los inicios. Había sido tan tonto de no pensar en el tiempo que Potter pasó con los pelirrojos.

“¿Quién diría que Potter podía amar tanto la atención?” dice Millie con malicia.

“¡Déjale en paz, él no lo ha buscado!” chilla la única pelirroja.

“Solo está bromeando” salta a defender Draco “Ella puede hacerlo porque es amiga de Potter, no sé si tú lo entiendas”

La niña parece dolida con esas palabras. Draco se sintió muy bien con ello. Había herido en el lugar correcto.

“Draco, deja a mi hermana por favor” pide Ronald “No pensé que era tu estilo meterte con niñas chiquitas. Bueno, dicen algunos que es bueno meterte con personas de tu tamaño” comenta lo último burlón.

Draco suprime una risa. Niega con la cabeza.

“Vamos Mills” dice ignorando a Ronald para su sorpresa.

“¡Draco!” dice Hermione.

Draco siente la atención de sus padres sobre él con ese grito. No puede enojarse con Hermione. Ella no sabe. Millie parece gimotear, perdiendo su sonrisa para mirar a Draco en busca de una guía.

“Millie, camina” ignora el saludo de Hermione.

La niña parece notar eso. Quedándose quieta.

“¿No me vas a saludar?” pregunta herida la niña.

Millie camina hacía el, tomándolo del brazo para avanzar.

“¡¿No saludarás a Mione?!” dice ofendido Ronald.

“¡Ron!” reprende su padre metiéndose a la situación.

Draco maldice. Ve a su padre acercarse. Su madre detrás sin expresiones. Mirando alrededor para ver quienes iban a ver ese espectáculo.

“¿Draco? ¿Millie? ¿Qué pasa?” dice la niña acercándose.

Draco baja la mirada. Puede ver a su padre y al señor Weasley pelearse de fondo. Millie apretó más el agarre en su brazo. Estaba comenzando a ponerse nervioso. La varita punzando no ayudaba.

“Mione, lo siento. No podemos” dice Millie.

“Millie” advierte Draco.

“¿Por qué están vestidos así? ¿Qué le pasó a tu cabello, Draco?” pregunta Hermione.

“Granger, solo deja este tema en paz” dice Draco sintiendo la mirada de su madre sobre él mientras dejaba a su padre hablar con Weasley.

“¿Qué?” dice herida su amiga. No esperaba ser llamada por su apellido.

“¿Qué dices Malfoy?” dice molesto Potter metiéndose al escuchar el tono dolido de su amiga.

“Déjennos en paz” dice Millie “Basta, no pueden hacer este escándalo en público. Solo estamos aquí comprando libros como personas civilizadas”

Escucho de fondo como los gemelos gritaban palabras para alentar a su padre. Draco mira y ve a su madre llamar a su esposo en un tono decepcionado. Millie maldice por él.

“Draco” dice Hermione una vez más “¿Qué pasa?”

“Lo que pasa Granger, es que no puedo permitir que me sigas hablando así en público” siente como Millie se tensa.

Era mejor así. Cuando Hermione entendiera que no debía acercarse a Draco, facilitaría las cosas a Draco.

“Solo somos compañeros de Hogwarts. Ya me metí en bastantes problemas por intentar ser civilizado. Solo tengamos una relación cordial. No te molestaré y espero que hagas lo mismo”

“¿Cómo te atreves?” dice Potter molesto al ver como la niña comenzaba a llorar.

Draco sintió su corazón romperse. Millie solo jaló de él. Caminaron hacia su madre, que miró agradecida a su hijo. Ella había observado todo y estaba contenta con ello. Draco miró a Hermione siendo consolada por un Potter bastante molesto.

Podía escuchar sus pensamientos. Sabía que en ese momento Potter se estaba retractando de todo lo que le dijo a final de año. No importaba, solo le dolía saber que hizo llorar a otra de sus amigas.

Caminó el resto del tiempo fuera de la mansión sosteniendo la mano de Millie. Ella era la única amiga que le quedaba y estaba agradecido por ello.

Solo esperaba que todo esto valiera la pena.

 

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