
Alfombra roja y plan de venganza
“Sirius tranquilo, de verdad que va a ir bien, voy a estar contigo todo el rato.” James posa una mano sobre su rodilla inquieta. Está sentado junto a él en la parte trasera del coche que les lleva hacia el teatro donde tendrá lugar el preestreno de la película de Marlene.
“Estoy tranquilo, super relajado, sereno incluso, por qué piensas que no lo estoy. Me encantan las alfombras rojas, solo estoy emocionado, extasiado.” le replica hablando muy rápido y sin girarse para mirarle, demasiado concentrado en la multitud de gente que ya se empieza a distinguir aunque todavía les queden unos minutos hasta llegar al lugar exacto. ¿Cuántos de ellos serán fans de wolfstar? ¿Cuántos estarán esperando a que ocurra cualquier cosa para alimentar el shippeo?
“Vale vale lo pillo” se ríe James dándole unos golpecitos en la rodilla que todavía seguía subiendo y bajando.
“Cariño, como te estropees una de mis uñas de tanto golpetear el dedo contra la puerta, te estrangulo” le sonríe Mary desde el asiento del copiloto.
Mary es increíble, pero da miedo. Y Sirius no se había dado cuenta de que estaba haciendo eso, así que para inmediatamente una vez es consciente. Vale, está algo nervioso. No es el primer evento al que acude desde su vuelta, y nunca ha dejado de estar presente en las alfombras rojas junto con James y Marlene. La prensa ya lleva semanas hablando de él, esto no debe suponerle un problema, objetiva y aparentemente no hay razones para que su cuerpo esté respondiendo de esta manera, pero no puede evitarlo.
Va a estar en el mismo espacio que Remus Lupin, y no puede anticipar exactamente qué va a pasar, tampoco si algún periodista le dirá algo al respecto. Sirius se conoce perfectamente, no le ha ido bien cuando le han preguntado sobre cosas de las que no estaba preparado para hablar. Solo sabe reprimirse ante lo meditado y planificado, de lo contrario su cuerpo se adelanta a su mente, es impulsivo, energético y pasional, y cada una de las veces acaba diciendo cosas de las que luego en frío se arrepiente.
Pero es cierto que no está solo. James no ha retirado el apretón de su rodilla, brindándole una cálida, y más que bienvenida, sensación de seguridad. Sabe que su hermano no va a permitir que Sirius se humille a sí mismo, ni que ningún periodista haga preguntas inadecuadas.
Así que todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a estar bien.
El coche se detiene, acaban de llegar. Todo va a estar bien. Sirius le da un último apretón a la mano de James antes de que este la retire para agradecerle y hacerle saber que de verdad está bien. Porque todo va a estar bien. Toma aire y lo expulsa sonoramente justo antes de que desde fuera un trabajador abra la puerta del gran coche negro y todos los gritos de los fanáticos y paparazzis, antes amortiguados, entren de lleno en sus oídos, y las luces y los flashes de las cámaras empiecen a bombardearlos mientras se apean del vehículo.
Es como atravesar un portal, entrar en una nueva dimensión. El ruido de los gritos y el clickeo constante de las cámaras se mezclan en una sinfonía caótica que resuena en sus oídos y retumba en su cabeza. Es una sensación abrumadora, excitante. Cada miembro de su cuerpo comienza a vibrar de emoción por la sobreestimulación.
Mientras saludan, sonríen y agraden a las eufóricas personas que se acumulan detrás de las vallas que delimitan el área de llegada, varios miembros del equipo de relaciones públicas y de seguridad del evento acuden a su llegada para dirigirlos a la zona de alfombra roja.
Todo aquello siempre pasa muy rápido en su cabeza, la adrenalina recorre cada pequeña parte del cuerpo de Sirius, se siente hipnotizado por la energía electrificante que rodea el lugar, invencible y vulnerable al mismo tiempo. Realmente adora aquello, es una sensación muy difícil de explicar, podría decir que es como una especie de droga. Todos los nervios de la anticipación se han desvanecido en cuanto ha pisado el lugar. La multitud ruge de emoción, y los flashes de las cámaras parecen una lluvia de estrellas fugaces iluminando su camino.
Por suerte, no tienen que hacer cola para el photocall. No tardan en localizar a Marlene que sonríe a las decenas de cámaras que la apuntan, está resplandeciente con un magnífico vestido satinado con la espalda totalmente descubierta y un escote de escándalo, con el pelo rubio recogido en un moño desenfadado que destaca aún más sus hermosas facciones. Se le ilumina la cara cuando un miembro del equipo se le acerca para hacerle saber que James y Sirius han llegado y que se le van a unir.
Un estruendo ensordecedor vuelve a surgir cuando los tres se alinean juntos. Los fotógrafos chillan sus nombres implorando que miren en su dirección, les lanzan cumplidos que les hacen reír, o se empujan y gritan los unos contra los otros para que les permitan fotografiar al trío desde un mejor ángulo.
Sirius no puede evitar mostrar la sonrisa genuina que aparece en su rostro. En esos momentos se encuentra realmente de maravilla, el calor de los focos le arropa, una sensación familiar que le llena de la tranquilidad que necesitaba, el ruido le atolondra el cerebro y le impide pensar más allá de lo extasiado que se siente, se encuentra con las personas que más quiere del universo, los tres se ven absolutamente increíbles y la gente lo adora.
Se siente realmente bien en el conjunto que Mary ha preparado para él, unos pantalones y chaqueta abierta de traje negros que a simple vista podrían parecer bastante corrientes pero que en realidad, a parte de realzarle de maravilla la figura, hacen que toda la atención vaya dirigida a su torso desnudo, completamente a la vista, y envuelto en una abstracta y compleja red de finas cadenas e hilos de los que cuelgan cientos de piedras brillantes de diversos tamaños, que seguramente estarán resplandeciendo con los flashes. Este es un patrón que Mary ha repetido constantemente por el cuerpo de Sirius, la oscuridad que ensalzaba la luz. Se ve en su peinado efecto mojado que arrastraba su negra melena detrás de las orejas y deja ver todos los brillantes que le cuelgan de estas, además de algunas que otras piedras pegadas sobre pelo engominado, se ve en las sombras de tonos oscuros difuminadas sobre sus parpados que hacen que sus ojos grises brillen con un resplandor gélido, se ve en su traje, que aunque sea completamente negro tiene un poco de purpurina que solo se deja apreciar desde ciertos ángulos y con determinados movimientos, se ve en sus zapatos y en sus uñas, se ve en el propio Sirius, su apellido y su historia.
James tampoco se quedaba atrás, su estilista Alice le ha vestido con un traje azul celeste que contrasta con su piel morena y una camisa blanca con encaje y transparencias que también deja poco a la imaginación, ha cambiado sus gafas por unas de alambre dorado para que vayan a juego con la fina joyería que adorna su cuello y dedos, y alistado su pelo de una forma que le hace verse aún más atractivo de lo que ya es. Si le preguntan, James siempre dice que los smokings negros típicos le parecen aburridos, aunque Sirius es consciente de que en un primer momento, ya años atrás, James había empezado a experimentar con su estilo como apoyo hacía Sirius y su lucha contra los estándares y la expresión de género, luego realmente encontró aquello con lo que se sentía más él mismo y ya no solo lo hace por su mejor amigo. Sirius no puede sentirse más orgulloso. Es una de las muchas razones por las James Potter es su persona favorita del universo.
Siguen avanzando, pero llega el momento en el que Marlene tiene que unirse al resto del elenco de la película, se despide de ellos con un beso y la promesa de encontrarse después para la proyección. James y Sirius continúan por su cuenta por la alfombra, saludando tanto a fans como a conocidos y compañeros que se van encontrando, posando y respondiendo a las entrevistas de los periodistas que los apuntan con los micrófonos.
“Es un verdadero honor y placer poder estar aquí hoy, apoyando a nuestra queridísima Marlene y a las fantásticas personas que han formado parte de este increíble proyecto, que afortunadamente hemos podido ir siguiendo de cerca, y estoy absolutamente seguro que no dejará indiferente a nadie.” sonríe James al reportero.
“Sí wow, realmente agradecido con esta calurosa bienvenida de parte de los fans. Estar aquí es una experiencia emocionante y sentir todo el amor de la gente, de verdad me llena de alegría” le responde Sirius con ilusión a una periodista.
“Definitivamente estamos muy emocionados por ver el resultado final en la pantalla grande-” contesta James.
“Y más emocionados aún por irnos a celebrar su éxito después de la proyección” añade Sirius guiñando un ojo y contoneándose con la risa de James a su lado.
“Mary Mcdonald es tu nueva estilista, pero lo que muchos no saben es que trabajó junto con tu prima Bellatrix Black hace unos años. ¿Hay alguna intención detrás de esta nueva colaboración entre vosotros dos? ¿Tal vez transmitir un mensaje a tu familia que te dió la espalda?” pregunta una reportera sin ninguna clase de vergüenza ni pudor. Claramente esto ha ofendido bastante a James que parece furioso y se dispone a decirle unas cuantas palabras, pero Sirius sí está preparado para esta clase de comentarios.
“Sinceramente, Mary es una extraordinaria profesional cuya visión en la moda coincide bastante con la mía. Creo que realmente vamos a hacer un muy buen equipo juntos, como espero que estéis comprobando. Yo solo quiero verme bien, lo creas o no, no tengo a mi familia biológica constantemente en la cabeza.” le contesta respetuosamente y con una amable sonrisa en los labios. James sigue mirando con el ceño fruncido a la reportera.
Están charlando con Pandora Lovegood, una youtuber de moda ahora bastante conocida que empezó a hacer vídeos caseros para su propio canal hace años y que ha logrado tener millones de seguidores y abrirse camino en el mundillo, llegando a colaborar con marcas de renombre para entrevistar a famosos en los eventos. Les está preguntando sobre sus outfits y su inspiración, cuando un murmullo de anticipación se extiende entre los presentes al correrse la voz de que cuatro personas están a punto de hacer su entrada. Poco después, la multitud vuelve a rugir y Sirius puede detectar enseguida la causa del repentino enloquecimiento de la gente por los nombres que claman.
¡Dorcas, Dorcas! ¡Aquí, Dorcas! ¡Sois fantásticos! ¡Bartyyyy! ¡Dame un saludo, por favor! ¡Barty! ¡Wow chicos estáis increíbles! ¡Evan, Evan! ¡Te amamos! ¡Remus míranos! ¡Remus aquí! ¡Remus danos un momento!
El tiempo funciona de forma extraña en los eventos, lo que decía, es como entrar en otra dimensión. James y él han llegado hace tiempo pero en la mente de Sirius solo ha sido un revoltijo de unos cuantos minutos. Ahora el grupo pasa escoltado por detrás de donde se encuentran, a unos pocos pasos de distancia, y el tiempo se ha ralentizado. Inconscientemente Sirius se gira en su dirección, en el momento justo en el que Remus levanta la cabeza del suelo para hacer contacto visual, por lo que parecen minutos en vez de un corto instante, y lo que hace que Sirius pueda percatarse con detalle de cómo cambia la expresión de Remus de jovial a sorprendida, su postura se tensa y acto seguido aparta la mirada con repentino nerviosismo.
El tiempo vuelve a la velocidad normal, Sirius sigue al grupo, que ya se aleja, con la mirada, muy satisfecho con lo que acaba de averiguar. Así que divertido ¿eh Lupin?, no me lo has parecido. Oh, se va a enterar.
La voz de la chica lo saca de sus pensamientos y James comienza a responder la pregunta que se había quedado en el aire por el pequeño escándalo. Este ahora le rodea los hombros con un abrazo que desde fuera podría parecer simplemente fraternal, pero que Sirius sabe que significa que James, ajeno a sus nuevos pensamientos, está preocupado e intenta tranquilizarlo. Sirius continúa con la entrevista con el mismo entusiasmo y le deja saber a James que se encuentra perfectamente bien.
Se pasa el resto del recorrido de la alfombra vibrando de emoción. Su mente no deja de anticipar el momento en el que podrá asaltar a Remus Lupin y hacerle tragarse sus palabras. A la mierda el ignorarlo, eso es exactamente lo que le gustaría. Después de lo que ha visto, se siente con una inmensa confianza para hacer que ese capullo se arrepienta, no solo de lo que ha dicho a la prensa sobre los nepobabies, sino también de su fanfarronería acerca de todo aquello relacionado con el fancast y el shippeo, que oh claro que lo sabe, sino no se habría acobardado de aquella manera al cruzarse con la mirada de Sirius.
Le es imposible centrar su atención en la trama de la película, excepto en las partes donde aparece Marlene, que Jesús, está increíble. Verdaderamente sus amigos son las personas más talentosas de la industria y podrá debatirlo con cualquiera que ose llevarle la contraria. No se cansa de verlos en la gran pantalla, con personalidades y looks completamente diferentes a los que él tanto conoce, llevando a cabo de una manera tan impecable el trabajo que tanto les apasiona. A la mierda los que opinen que no se merecen estar donde están solo por haber nacido en un entorno privilegiado. Sí, el dinero abre muchas puertas y que se conozca tu apellido no viene mal, pero también arrastra inconvenientes.
Nadie sabe por lo que ha tenido que pasar Marlene para conseguir ser actriz, su padre no tiene precisamente una buena fama entre las personas que no apoyan el conservadurismo extremo. Y Richard Mckinnon no es un hombre al que le haya hecho gracia que su niñita quiera “tirar por la borda su futuro siendo una actriz de pacotilla”, por lo que nunca se lo ha puesto fácil. Aunque Marlene ha dejado claro desde el principio su completa oposición hacia el fascismo, le ha costado desvincular su imagen de los pensamientos políticos de su familia, y ha tenido que luchar para que su simple presencia no suponga una declaración ideológica o activismo político, lo que alejaba a muchas productoras de considerar su participación en sus proyectos.
James, bueno, ciertamente ha tenido que luchar menos en ese aspecto, porque en todo momento ha contado con el amor y apoyo incondicional de sus padres, lo que en opinión de Sirius es el verdadero privilegio, pero ha cargado con el peso de las expectativas del resto del mundo. En los primeros años de su carrera, esto verdaderamente le aplastó, tanto que estuvo a punto de rendirse y darse por vencido. James tenía talento, para otros eso habría valido. Era bueno en lo que hacía y eso era más que visible, pero parecía que el hijo del matrimonio Potter debía ser mucho mejor que bueno, estar por encima de cualquier otro. Se le criticaba duramente por hacer simplemente una buena actuación y no una que mereciera ser nominada a los Oscars, aunque fuesen sus primeros trabajos y solo tuviese dieciséis años. El mundo se hubiese arrepentido de tratar así a James si esto hubiese terminado con él abandonando la actuación, lo bueno es que no existe un mayor cabezota que James Potter. Así que, por supuesto, esto solo hizo que se esforzara el quíntuple para poder dar lo mejor de sí mismo y contentar las duras condiciones que el público le exigía.
El caso es que Sirius se pasa toda la proyección cambiando el interruptor de su cerebro, alternando entre la elaboración de su plan de venganza y las apreciaciones a Marlene. Cuando termina la película casi salta de su butaca.
***
Esta vez comparten transporte con Marlene para dirigirse a donde se llevará a cabo la recepción de la celebración privada por el estreno de la película. Aire fresco y bullicios del exterior entran por las ventanillas bajadas del vehículo mientras recorren las concurridas calles de Los Ángeles, James está abriendo una botella de sidra, Marlene y Sirius intentan poner a salvo sus cabezas del impacto del temible proyectil de corcho entre risas y el sonido de burbujas efervesciendo.
Sirius, con una sonrisa radiante y orgulloso, levanta su copa cargada y mira a sus amigos, su familia. Se le llena el corazón, los dos resplandecen, siente que si los quiere más, explota. “Por vosotros, mis queridos hermanos, las personas más putamente brillantes y jodidamente talentosas que existen. Marlene eres una puta diosa de la actuación. Chin Chin ¡Esta noche es solo el comienzo de todo lo que está por venir!”
James asiente emocionado y choca su copa contra las de sus amigos. “¡Por los tres! No podría haber pedido mejores compañeros de viaje en esta increíble aventura. Marlene has estado increíble, no puedo esperar a verte recibir un Oscar por esto. Sirius, hoy, literalmente, has brillado, que le jodan a tus padres, estoy super orgulloso de tí.”
“Aaah ¡Os quiero joderrrr!” exclama Marlene lanzando sus brazos hacia ellos sin importarle lo más mínimo que la carísima bebida se derrame o los manche.
***
Llegan a la azotea del prestigioso hotel donde se desarrolla la fiesta, el lugar está decorado con un estilo elegante y minimalista, con luces tenues que resaltaban la belleza arquitectónica del espacio y dejan que se aprecie mejor las increíbles vistas de la ciudad en la noche.
La música animada y los murmullos de la multitud llenan el aire, creando una atmósfera vibrante. La conversación fluye en todas partes: se puede escuchar a los invitados intercambiando elogios y opiniones sobre la película, compartiendo risas y anécdotas, a famosos y colegas de la industria, brindando por el presente y el futuro.
Hay camareros que se pasean elegantemente, ofreciendo exquisitas bandejas de canapés y copas de champagne, que Sirius no puede rechazar. Rebosa emoción, las fiestas son su elemento, su hábitat natural, y es perfectamente consciente de cómo se ve en ellas. La noche le sienta de maravilla. Casi le da un poco de pena el joven camarero que con entusiasmo le ha ofrecido una copa y que casi se desequilibra tras haberle guiñado un ojo como agradecimiento. Sirius sabe que es atractivo, llevan diciéndoselo toda la vida, desde que su familia lo expuso al mundo y a la opinión pública tras prácticamente el nacimiento. Sabe qué aspecto tiene cuando ladea la cabeza, cuando pestañea lentamente, cuando se toca delicadamente el pelo, el efecto que le dan las luces de colores en la oscuridad, los contrastes entre su fina y pálida piel contra su cabello oscuro. Sirius sabe lo que puede hacer, y ha aprendido a utilizarlo a su favor. Esta noche no va a ser menos, tiene un plan. No de conquista por supuesto, de ¿intimidación?, sí, de intimidación.
Allí no hay cámaras, y por tanto, ningún riesgo de que imágenes vayan a ser publicadas y utilizadas para bochornosos montajes. Pero no va a precipitarse, tampoco puede parecer desesperado, así que espera. Se pasa las primeras horas pegado a sus amigos, saludando y charlando con algún que otro conocido, miembros del elenco o de producción de la película, y ya sea dicho, dejándose ver y acercándose a personas con las que le podría interesar trabajar en el futuro, además de huyendo de las miradas y murmullos de aquellos más partidarios a defender la opinión de su familia respecto a él.
El momento llega cuando pasadas las dos de la madrugada, su vista localiza a cierto larguirucho recostado contra la barandilla de la terraza, charlando con un miembro de su banda. Remus Lupin y el batería de los Death Eaters, Evan Rosier. No le cuesta distinguirlos, los cuatro músicos suelen llevar looks bastante extravagantes a los eventos y esta noche no ha sido la excepción. Además, Remus podría ser fácilmente de las personas más altas allí presentes y Evan, aunque normalmente mantiene sus rizos castaños naturales decolorados de un rubio claro, ahora lleva la cabeza rapada y teñida de un tono azul eléctrico que fácilmente le diferencia entre la multitud.
No se lo piensa dos veces, le susurra a James que enseguida vuelve y le deja con expresión de confusión mientras él se aleja hacía su objetivo.
Agarra otra copa de champán de la bandeja del sonrojado camarero y se dirige a la terraza contoneándose y repitiendo el diálogo en su mente: Vaya, hola Remus, solo pasaba a saludar. Veo que te diviertes, es curioso, últimamente te lo pasas en grande. Me llegó la noticia de que te hace mucha gracia todo lo relacionado con los fancast de esta saga tan famosa. ¿Sabías que los fans también hablan de mí últimamente, y hasta nos shippean? Para partirse de risa, la verdad. Aunque bueno, cualquiera hubiese esperado que no te hubiese hecho demasiada ilusión que te relacionaran conmigo, ya sabes, al fin y al cabo solo soy un malcriado sin talento que ha conseguido lo que tiene por el dinero y la ayuda de papi.
El primero que lo ve acercarse es Evan Rosier, a quien se le forma en la cara una sonrisa burlona que Sirius no comprende demasiado, pero que decide aceptar, siguiendo la corriente. Seguramente Evan también sepa lo del shippeo, Marlene reaccionaría exactamente igual que él si fuese Lupin el que se acercara a hablar con Sirius.
Evan le da un pequeño codazo a Remus, pero cuando este se quiere dar cuenta, Sirius ya se encuentra entre ellos dándole otro sorbo a su copa.
“Sirius Black, es un verdadero placer” dice Evan calmadamente mientras levantaba su bebida en señal de saludo, no una copa de champagne sino una cerveza, y se lleva el botellín a la boca sin intentar reprimir la sonrisa que se le dibuja en los labios mientras alterna la mirada entre Sirius y su amigo. Es la primera vez que Sirius ve a Rosier tan de cerca, no puede evitar reparar en los dos pequeños tatuajes que tiene en la cara, uno debajo del ojo y el otro en la frente junto a la línea del pelo azúl chillón, son bastante chulos, muy rock n´rollescos.
“Igualmente” brinda Sirius sonriéndole amablemente “solo pasaba a saludar. Hola Remus…”
Se gira entonces, para poder mirar a la cara a su víctima y comenzar con su pequeño discurso de venganza, pero para su asombro, Remus, que se ha enderezado en cuando Evan le había nombrado, parece estar entrando en pánico mientras recorre de arriba a abajo a Sirius con la mirada, con los ojos muy abiertos, la boca ligeramente entreabierta y las cejas tan alzadas que se esconden entre los tirabuzones despeinados que le bajan por la frente.
Sirius se queda unos segundos callado, asimilando la hilarante reacción que para nada había anticipado. Este inicio es mucho mejor de lo que habría podido imaginar, definitivamente ha sido una buena decisión utilizar el elemento sorpresa, y con más confianza que nunca se dispone a continuar con su plan. Está mentalmente preparado para las posibles contestaciones y el tono arrogante de Remus, sus miradas presuntuosas y engreídas, sus silencios juzgadores. Él también podía luchar esa batalla y empezaba con ventaja. Solo en ocasiones como estas es cuando agradece a sus padres esta ayuda para ganar debates que su físico le proporciona.
“…Veo que-”
“Eh mmmh sí, hola…, sí, em lo siento mucho, la verdad es que estaba… hablando de algo importante con Evan. Si nos disculpas” le interrumpe Remus, mirando algún punto detrás de su hombro.
Sirius parpadea confuso. No termina de asimilar lo que está escuchando, ahora es él el de las cejas levantadas y la mandíbula ligeramente floja.
Dicho eso, Remus agarra a Evan del brazo y lo arrastra lejos de allí con prisa. Sirius solo es capaz de parpadear unas cuantas veces más para intentar darle sentido a la realidad, escuchando mientras los dos se alejan, las carcajadas amortiguadas de Evan y las disculpas que este parece que le lanza por encima del hombro mientras es literalmente conducido al otro extremo del recinto. Sirius se queda allí plantado, con la palabra en la boca y con cara de estúpido.
Qué.
Cojones.
Acaba.
De pasar.
“¿Qué le has hecho?”
Se sobresalta cuando James se apoya sobre su espalda, rodeandole los hombros y el cuello, y apoyando sus cabeza, esperando divertido a que Sirius diga algo.
“¿Qué le he…” duda Sirius, todavía recuperándose, todavía flipando “¡Nada! ¡Me he presentado!” exclama girándose para poder mirar a James, zafándose de su agarre, y viendo como Marlene también se acerca hacia ellos.
“¿Estás diciendo que ha salido corriendo en cuanto te has presentado?” Marlene le enarca una ceja juzgadora, por su expresión está claro que no le cree. Tanto ella como James, le conocen mejor de lo que se conoce él mismo, seguramente se habrán dado cuenta hace tiempo que algo rondaba por la mente de Sirius, y era obvio hacia donde habían estado dirigidas sus miradas furtivas aquella noche.
“¿Lo habéis visto verdad? ¡No me ha dado tiempo!” Sirius no puede decir mucho más, sigue dándole vueltas a lo que acaba de pasar minutos atrás. Realmente no le ha dado tiempo a hacer o decir nada, simplemente… había estado allí. Lo que significa que esa reacción había sido por él, por su presencia.
“Le habrás asustado”, se burla inofensivamente James. “Puedes parecer bastante intimidante colega”.
Lo sabe, ese había sido el plan, intimidar a Remus, solo un poco para que sus dotes de debate, chulería y fanfarronería quedaran amortiguadas. La gente a veces se pone nerviosa ante su presencia y olvidan ligeramente lo que tienen que decir, pero no salen corriendo como si fuese un monstruo del que hay que esconderse.
“Yo no asusto, dejo alucinada a la gente”, le señala Sirius aunque más cabizbajo de lo que le gustaría. Luego suspira, bromas a parte, ¿qué narices le pasaba a ese tío? Le ha mirado como… bueno no sabría expresar que transmitía esa mirada, pero desde luego no perdió el tiempo en alejarse de Sirius ¿era incomodidad? ¿asco? De repente se le forma un nudo en el estómago. “No quería hablar conmigo y salió con una excusa absurda. ¿Quién se cree? ¿Demasiado bueno para hablarme?” murmura, no sabe si para sí mismo o también para James y Marls.
De repente, no le apetece estar más en aquel lugar. La fiesta ya no es divertida, le duele la cabeza por toda la sidra y el champán, el cansancio empieza a atacar y ya no le parece tan buena idea renunciar a sus horas de sueño y tener que ir de empalme al aeropuerto para coger el avión de vuelta a Nueva York por la mañana.
Si antes había sentido como si flotara, ahora le pesan los hombros, los pies y las piernas. Si antes se había sentido eufórico y poderoso, ahora se ve pequeño y fuera de lugar.
James le está diciendo algo, pero su voz suena lejana. ¿Dónde está Peter? ¿Se enfadará con él si se marcha sin avisar? Se concentra en el brillo azul de la pantalla de su teléfono, pedirá un uber y se alejará de allí.