Draco Malfoy y El Diario de R.A.B

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y El Diario de R.A.B
Summary
El segundo año para Draco Malfoy fue dificil. Vivir con el miedo constante de ser repudiado de su arbol familiar fue estresante, pero su tercer año no es mejor.Tener como tío a Sirius Black, un fugitivo de Azkaban, no es un paseo en el parque ni mucho menos un día tranquilo.Ahora, Draco tendrá que lidiar con el querer proteger a sus amigos leones, porque ¿Adivinen qué? Sirius Black va detrás de Harry Potter. Podrá no tener la mejor relación con el niño que vivió, pero Draco Malfoy es humano y su deseo de proteger a las personas que les importa siempre será su debilidad.Todo eso mientras lidia con preparar a sus amigos para la guerra, tener que seguir al pie de la letra ordenes que el estupido anciano le dejó a finales del año escolar y lidiar con ser un adolescente con sentimientos confunsos.
Note
Este libro va dedicado a mi querida Beta: Majo y a mi querida Gala, quienes me acompañaron en la escritora de este libro capitulo por capitulo :3
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Un Tapiz Incompleto

11. Un Tapiz Incompleto 

 

El sentimiento de la aparición nunca antes había mareado tanto a Draco. Se notaba que la persona que hizo el hechizo estaba completamente desequilibrado, porque el viaje había sido demasiado para su cuerpo. Al momento de caer al piso frente a un lugar lleno de casas inglesas, Draco solo puede sentir como sus piernas le fallan por el mareo y cae al piso para vomitar.

En el piso, comienza a sentir dolor en varias partes de su cuerpo. Se trata de limpiar la boca, pero nota ardor y como sus labios se humedecía. Se mira la mano y nota varios cortes y algo todavía más aterrador.

Piel quemada formando el triángulo, el circulo y la línea media. La marca del anciano había ardido hasta quemarle la piel para dejar una marca.

El calor corporal lo abandona. Trata de buscar su varita, pero recuerda que la tiró y luego se arrastró en el suelo para rescatar a su Libra. Trata de levantarse para ponerse alerta, pero siente como si hubiera recibido muchos hechizos cortantes. Mira sus brazos y nota la ropa muggle que usó para ir a Hogsmeade desgarrada en varias partes y alrededor se teñía de rojo.

Aparecerse casi lo desparte. Los cortes no eran tan profundos.

Y su mente recuerda de que él no se apareció por elección.

La furia le gana y busca al responsable. Black estaba también en el piso vomitando. Se veía lastimado, pero no como él.

Parecía que todas las consecuencias fueron para Draco. Su suerte nuevamente se manifestaba.

Draco aprieta los puños. Comienza a ver rojo cuando Black se levanta mientras se limpiaba la boca. El responsable de pasar los peores días de su año estaba ahí. Quien se atrevió a llevarse a su princesa en pleno invierno de Escocia sin ninguna consideración o aviso. Un ladrón.

Y padrino inocente de Potter.

Eso no impidió a Draco estampar su puño cobre la quijada derecha de su tío fugitivo. Mientras Black caía de nuevo al piso, el mago rubio soltó una maldición y se llevó la mano al pecho mientras sentía el ardor reclamarle por su estupidez.

Había golpeado al responsable de sus nuevos problemas con la mano quemada.

“¿Qué carajos?” escucha que dice el mago loco.

Draco quiere gritarle que se callara. Quería reclamarle por traerlo aquí.

Pero su mano dolía. La quemadura le impedía decir algo. Eso era hablar con Sirius Black.

Estaba jodido.

“Joder, niño” escucha que dice, pero finge que no escuchó.

No le iba a hablar.

En cambio, vuelve a golpearlo con la misma mano. Black cae al suelo y Draco se agacha para cogerlo de sus harapos, provocando así que se miraran a los ojos.

Ambos grises. Ambos Black.

“¿Me quieres matar, sobrino?” pregunta Black sin cordura.

Draco quiere responder. Quiere escupir mil improperios en su contra y luego estampar su cabeza contra la pared más cercana… pero no puede hablar, así que solo estampa la cabeza guardándose sus palabras.

Vivió días horribles preocupado por su gata. No le pidan piedad.

Sirius ríe en el piso. No parece realmente afectado.

“No me mates, aún no lo hagas. Déjame vengarme de esa estúpida rata y luego te dejaré que hagas lo que quieras” dice Black, girándose para mirar a Draco “Aunque eso significa que dejes sin familia a tu querido Harry Potter”

Draco retrocede dos pasos mientras su garganta se seca.

¿Qué quiso decir con eso?

Lo triste es que no puede preguntar.

“Oh, sé que estás enamorado de mi ahijado. Sé que estuviste investigando de mí rebuscando entre las cosas del imbécil de Lucius Malfoy. Sé que estás cerca de descubrir la verdad” se burla Black, parándose para tambalearse por el golpe en la cabeza que Draco le ocasionó “No mires así, Malfoy. Si no querías que nadie sepa, debiste cerrar la boca incluso con tu gato”

Draco abre la boca. Su corazón da un vuelvo y recuerda las palabras de Millie.

Ella simplemente comenzó a correr detrás de un perro grande y negro y la perdimos

Su gata… Ella… ¿cómo es que hasta ahora se detenía a pensar en esas palabras.

“Jajajaja” Black ríe como el lunático que es “Tienes una gata muy lista. Ella me contó todo lo necesario para entender que te necesito, sobrino. Tú eres mi llave a acercarse más al traidor de Peter. Juntos vengaremos a los padres de Harry. Podrás lucirte con él de ese modo. Solo tienes que escuchar”

Draco retrocede. Se da la vuelta y comienza a correr.

No podía lidiar con eso. Ni siquiera debería de haber escuchado a Sirius Black.

Siente la magia de Black acercarse. Logra esquivarlo de un salto y retoma su recorrido. Se gira para ver como Black lo sigue con la varita en mano.

Debía de romperla.

Vuelve a esquivar, pero como había notado antes con los duelos que tuvo con Blaise, su cuerpo no estaba acostumbrado. No tenía la ligereza de antes o la elasticidad. El porte que Bellatrix Lestrange tanto perfeccionó con crucius y hechizos cortantes en su espalda. Así que mientras corría y esquivaba, sus pies se enredan y cae al suelo. Rueda unas cuatro veces antes de sentir como un hechizo lo golpea y queda completamente congelado.

Escucha unos pasos, pero Draco no levanta la mirada del piso. Una mano toca su cabello. Su tío ríe. Una risa tan parecida a la de su tía Bella. Las dos tan inquietantes. Dolorosamente inquietante.

“Oh, Malfoy. Veo que no me tienes miedo. Vamos. Entremos a nuestro querido hogar” hace una pausa. Draco es alzado con un hechizo para levitarlo “La casa 12 de Gimmauld Place. La casa ancestral de los Black”

Al nombrar el nombre. A la mente de Draco llegan recuerdo de su infancia dentro. Su madre visitando a su tía enferma y solitaria. Esa bruja depositando todas sus esperanzas en él para continuar con la pureza de la sangre, ya que, solo quedaban ellos en el mundo.

La casa Black. Una casa tan vieja como la familia a la que pertenece. Tan oscura como la sangre y el apellido. Tan mágica como la última vez que visitó el lugar.

Y a pesar de todo eso. El dueño real, Sirius Black, lo nombraba como si fuera el mismo infierno.

“Vamos, apresurémonos o nos encontrará”

Draco es llevado sin poder hacer nada al respecto. Al entrar al lugar, Draco solo podía tener un concepto para el lugar.

Oscuro. En todos los sentidos.

Dentro, el lugar estaba no solo sucio, sino era mucho peor. El olor a moho, humedad y abandono era fuerte. Las telarañas aportaban a la imagen abandonada del lugar. La magia oscura era lo único que parecía dar vida al lugar de una manera para nada favorecedora.

Era como cuando su varita le indicó que vaya a recibir a su padre y todos sus sentidos se concentraron en el diario que tenía Dobby. Era la misma magia pesada, oscura y contaminante.

Era como… como un dementor.

La casa Black. La casa de los fantasmas torturados por la supremacía que predicaron.

“¿Lindo? ¿No?” el sarcasmo en Sirius Black sacó a Draco de la ensoñación.

No era lindo. Era desolador.

Una casa que representaba el futuro real de los Black si Draco no hacía nada. La desolación. La muerte. El abandono.

La extinción.

Una voz dentro de él decía que entrara más allá. Algo lo llamaba. Una parte de él reclamaba que encontrara algo. La marca en su mano volvía a arder.

Era como estar el inicio de las escaleras con el diario de Ryddle en casa, pero antes creyó que era ocasionado por la varita, ya que, era un Horrocrux. Un peligro para Draco.

Y sintió como caía al suelo. Deja de sentirse paralizado, pero no tiene tiempo de levantarse. El jodido Black lo había detenido con las piernas de gelatina.

“He esperado demasiado tiempo. Eres mi llave a obtener a esa estúpida rata. Vamos niño Malfoy. Tu gata dijo que no eras como tu estúpido padre. Demuéstrame eso”

Draco comenzó a arrastrarse. Se arrastró el corredor principal. Llegó hasta un extraño pie con paraguas dentro. Agarró una y se giró para apuntar a Black.

Black comienza a reír como un loco.

“Eso no me va a detener niño. Esperé doce años por mi momento. Por hacer pagar a esa rata” comienza a acercarse.

El cuerpo de Draco seguía sediento de sangre. Sin dudar arroja el paraguas. Black lo esquiva, pero Draco lanza otro con un mando de oro que cae directo a la cabeza de Black. Black se lleva la mano a la cabeza y se queja. Draco aprovecha y tira un objeto más pesado en el pecho de Black, provocando que este tire su varita sin pensar demasiado mientras se queja.

Draco no duda en arrastrase rápido y coger el objeto para luego sujetarlo con ambas manos. Iba a romperlo.

Que se joda. Estaba totalmente enojado.

“¡Espera!” grita Sirius como puede “¿De verdad piensas que voy a creer que un niño sangre pura supremacista va a romper una varita? ¡jajaja! No me hagas reír, Draco Malfoy. Tú y yo sabemos cómo nos criaron. Jamás romperías una varita, aunque eso te salve la vida. Eres un Slytherin y un supremacista. Hijo de mortifagos”

“¡No soy un supremacista!” grita enojado y rompe la varita.

En ese instante. La marca en su mano ardió todavía más, la sentía caliente. El calor en su cuerpo se va, porque todo es helado.

Había hablado con Sirius Black. Le había roto la varita.

Todo se vuelve oscuro. Draco siente como lo jalaban del estómago y caía al agua. Abría la boca para gritar, pero el líquido extraño en el que se había sumergido entra por su boca. Escucha gritos siendo amortiguados al tener las orejas tapadas. Al mirar hacia arriba, solo ve espíritus moverse con la corriente y una especie de silueta de barco navegando. Quiere gritar por ayuda, pero es jalado con todavía más violencia. Su cuerpo deja de sentir el agua pesada y comienza a caer.

La oscuridad lo devora.

Y Ahí, lo ve. Al anciano esperando a que caiga.

Y no pasa. Es elevado antes de que toque el suelo y se despedace por la velocidad en la que caía.

Draco es tratado como un muñeco de trapo. Su cuerpo gira y es colocado en el piso para luego su espalda sea empujada y caiga de cuclillas.

Estaba reverenciando al anciano.

“Draco Malfoy” escucha la voz del anciano muy diferente.

Menos gentil. Más enojada.

A pesar de que Draco tenía las orejas tapadas de agua, la voz parecía ser escuchada directamente en su cabeza.

“¿Qué haré contigo, Malfoy? ¿Qué castigo te puedo imponer?”

Draco quería suplicar, pero simplemente no se podía mover. Estaba en estado de shock. La parálisis en su cuerpo era el resultado de su miedo.

Estaba jodido.

Muy jodido.

“Un trato” el anciano vuelve a hablar “Unas simples órdenes y no cumpliste. Lo del giratiempo lo di por alto. ¿Qué importaba que lo usaras? Pero esto. Esto no es aceptable”

Una mano huesuda se pone en su cabellera. Draco quiere decir que no lo tocara, pero no dice nada. Esa mano aprieta fuertemente hasta sacarle un quejido y obliga a que alzara la cara para mirar directos a esos ojos oscuros y profundos.

Era como ver su final en esa oscuridad. Podía ver a su Boggart antes de que se derritiera. Él vistiendo un uniforme de Azkaban.

“¿Quieres que te regrese a ese mundo?” pregunta furioso.

Draco niega, pero las lágrimas caen. No puede respirar.

“Porque eso es lo que te mereces. Estas cerca de entrar en terreno que no te compete, Malfoy. Metiéndote con mi trabajo”

Draco no entendió lo último, pero el agarre se hizo más fuerte, bloqueando cualquier pensamiento que no sea evitar gritar por el dolor.

“Lo siento” dice.

“No hay nada que lamentar” la voz de alguien se escucha.

Draco cae al piso. El anciano lo había soltado abruptamente.

Draco mira al lugar, pero todo es oscuridad.

“Déjalo ir y olvidaré lo que pasó” la voz nuevamente se escuchó.

Draco no podía reconocer la voz. Sus orejas seguían muy tapadas, pero sí podía entender el mensaje.

Alguien lo estaba protegiendo.

“Maestro, es mi trabajo el que está en peligro” gruñe el anciano.

“Reclamas por un trato roto, pero acá veo que rompes tú uno. Quedamos en algo”

Draco vuelve a buscar al responsable, pero no hay nadie. No puede sentir ninguna magia.

Nada, absolutamente nada.

“¿Me amenaza, señor?” pregunta el anciano con impotencia.

“Te estoy advirtiendo. Deja a Draco en paz”

El anciano se gira para ver al nombrado. Draco gatea para retroceder. Tenía mucho miedo al notar la expresión en el anciano.

“No lo podrá proteger si pasa lo que te advertí” dice el anciano.

“Tengo tres cosas que te importa destruir. Hazle algo y me encargaré de vivir eternamente”

El anciano parecía agriarse con esas palabras. Se gira para caminar hacía Draco.

“Levántate, Malfoy. Hoy no pagarás por tus errores”

Draco abre la boca. Quiere decir algo, pero la mano huesuda del anciano se posa sobre su hombro y le susurra.

“El trato sigue de pie. Cumple con mis ordenes o llegarás a donde no te conviene y de ahí no habrá nadie que te salve”

La voz del anciano salió como un susurro aterrador. Una advertencia.

Pero no hubo consecuencias por su error. Alguien lo había protegido.

Alguien que podía controlar al anciano lo protegió.

Draco miró al anciano antes de ser jalado. Esos ojos parecían coléricos, impotentes. Esos ojos Draco los conocía porque le beneficiaba.

Era de alguien que estaba amenazando al vacío. Alguien que no tenía realmente poder.

Y Draco sintió un poder recorrerle.

Era intocable. Jodidamente intocable.

Draco es jalado nuevamente. Pasa por el conjunto de agua espesa y cuando sale al exterior, puede ver que era un río que parecía no tener final. No puede ver nada mejor, porque al siguiente parpadeo está viendo sus manos sujetar una varita partida en dos.

Joder. Sí había roto la varita de Black a la mitad. Ahora solo era madera inútil.

“Lo hiciste” escucha la voz de Black.

Draco alza la mirada y ve al hombre lucir orgulloso. Sin duda, era un lunático.

“No soy un supremacista” repite, con la colera recorriendo cada parte de su cuerpo.

La marca ya no ardía, pero su corazón sí. Ardía por demostrar que era mejor que un purista… no era un mortifago. Iba a ser un héroe de guerra.

“Es por eso que te traje” dice Sirius acercándose “Tu querida Libra me dejó en claro tus deseos de ser como nosotros. Pelear la guerra en el lado de la luz, como el Black rebelde que naciste para ser. Somos solo tú y yo, Malfoy. Debemos ayudarnos. Somos iguales”

Draco aprieta la varita rota entre sus dedos.

“No” dice con rabia “No lo somos. Jamás seremos iguales. Yo jamás abandonaría a mis padres por alguien. Ellos son mi familia, Sirius Black. Yo jamás huiría de casa como tú. Jamás me atrevería a traicionarlos”

Black camina y se acerca para agacharse.

“¿Ni por Harry Potter? La única razón por la cual tu mascota me convenció de pedir tu ayuda fue eso. Malfoy, somos iguales. Cuando llegué el momento, tendrás que elegir y lo elegirás a él, como yo hice con mi Potter. No es el mismo amor, pero es amor que te ayudará a ver la verdad como yo lo hice. Que nuestros apellidos son una porquería y te alejarás. Te salvarás como yo”

Draco no duda en empujar a Black lejos. Su corazón late rápidamente.

“Te equivocas” dice sin dudar.

Él no tendría que elegir, porque no había otro camino que él ser un héroe de la luz. Cuando termine la guerra, salvaría a sus padres. Él ganaría.

No perdería nada. Tendría a su familia. Su final feliz.

“Yo amo a mis padres más que a nada. Ellos son mi familia. Ellos son mi mundo, Sirius Black. Nadie más está dentro” Black lo mira como si le tuviera pena, provocando que Draco le lanzara la varita contra su cara “No necesito ser salvado, porque no hay nada que salvar. Lamento que tu estupidez sea tan grande como para que notes que no todos perdemos la cabeza por un hombre”

Sirius parpadea para luego reír.

“Aún no lo vez, pero cuando lo hagas entenderás mis acciones” dice Sirius “Pero estás en ese camino, Malfoy. Llegará el día en el que tengas que escoger y me entenderás. Entenderás todo. No escapé de casa, fui a buscar la mía, como tú que ya encontrarás la tuya en Harry”

“No” dice con seguridad “Ya tengo una casa, no necesito buscar más”

Black parece decepcionarse.

“Que tristeza. Ahí está la puerta. Vete cuando te recuperes de las piernas de gelatina. Veré la manera de recuperar a la estúpida rata sin tu ayuda. Te regresaría a Hogwarts, pero rompiste mi varita”

Draco se queda ahí en el suelo, viendo la espalda de Black alejarse.

“Pero” Black se detiene “Si alguna vez entiendes mis palabras, estaré ahí. Espero que no te des cuenta demasiado tarde como mi hermano”

Draco abre los ojos por esas palabras.

“Se parecen demasiado”

Y así Black desaparece en los pasillos.

Draco se arrastra hasta llegar a la puerta cerrada. Intenta estirarse para agarrar el picaporte y salir, pero no encuentra realmente la manera de llegar.

Una parte de él pedía a gritos que diera la vuelta y buscara lo que su cuerpo exigía que encontrara. Una magia extraña lo seducía a adentrarse al lugar.

Pero debía regresar a Hogwarts. Sus amigos debían de estar tan preocupados.

Potter tal vez buscando la manera de salir del castillo para buscar a Black para pelear contra él. Que haya sido secuestrado por el supuesto asesino de sus padres era una perfecta excusa para salir a buscarlo.

Draco mira el picaporte una vez más. Suspira derrotado y se da la vuelta.

Comienza a arrastrase por el lugar para seguir el llamado de la magia. Gruñe cuando miras las escaleras.

“Joder, ¿Dónde están los elfos?” gruñe molesto.

No pasa mucho tiempo cuando el sonido típico de esas criaturas apareciendo cerca de ti se escuchan. Draco se queda sin palabras al ver a un elfo domestico demasiado anciano y gruñón.

La cara amargada de la criatura cambia a una de total felicidad cuando lo nota.

“Un miembro de la noble casa de los Black. Kreacher estará contento de servirle al hijo de la ama Cissy” dice el elfo como si Draco fuera un tipo de deidad antes sus ojos.

Draco no es tonto.

“Tengo el hechizo de piernas de gelatina. Quítamelo, Kreacher, por favor” apunta a sus piernas.

Siente la magia del elfo sobre él. Mucho más oscura y fría que la de Dobby, pero no menos efectiva.

Draco flexiona sus piernas aliviado de tener el control sobre sus piernas. Se levanta y se limpia la suciedad de su ropa con la delicadeza de una persona de su clase, para maravillar aún más al elfo. Siente el ardor de los cortes en el proceso.

“Kreacher esperó tantos años para este momento. Kreacher está tan feliz de poder servir a un miembro digno de la noble casa de los Black” dice el elfo con emoción “Amo Draco Malfoy, Kreacher será su más fiel elfo”

Draco no intenta negarle nada al elfo. Arruga la cara para mirar mejor el lugar. Todo estaba tan sucio para tener a un elfo domestico dentro. No, no iba a juzgar el trabajo de Kreacher.

“Gracias, Kreacher. Puedes descansar” dice con cansancio.

El elfo hace una reverencia y desaparece.

Draco mira las escaleras y suspira al ver las cabezas de elfos como una especie de adorno común entre sangre puras que ahora le parecía cruel. Él mataría a alguien si se atreviera a hacerle eso a la cabeza de Dobby.

Cierra los ojos y concentra sus sentidos en captar la presencia de Black. Parecía estar muy lejos.

Draco intenta subir las escaleras, pero se detiene. Toma el pasillo al costado de las escaleras y termina llegando al comedor lleno de telarañas y un mueble con la bajilla llena de polvo. La humedad había hecho sus estragos en el lugar. La magia no había sido suficiente para defender el lugar.

Draco continúa caminando. Sale de la habitación y llega a otra puerta en el extremo más alejado del vestíbulo de entrada. Baja por una escalera de piedra y llega al sótano. Draco mira el lugar. Entra y siente la necesidad de encender un lumos, pero no tiene varita. Sale y encuentra la cocina. No se molesta en ver demasiado de aquel lugar. Vuelve al corredor para subir las escaleras, pero nota los retratos cubiertos de cortinas.

A diferencia de su hogar, donde los retratos de sus antepasados no estaban cubiertos. Debería mandar colocar algunos cuando se convierta en Lord.

Sube las escaleras sin voltear a ver por segunda vez las cabezas de elfo. Nuevamente es llamado por la magia oscura. Apresura su camino y casi tropieza para llegar al nuevo piso y sentir la respiración entrecortada al sentir una magia todavía más espesa. Decide ignorar la necesidad de explorar lo que le pertenecerá en el futuro.

Llega a lo que parece ser un salón principal. Puede ver los muebles sucios y llenos de telaraña no sorprenden a Draco. Puede ver una chimenea olvidada en la pared central. Había un escritorio y un candelabro que llamaban la atención.

Y entre las paredes se extendía elegantemente un tapiz. Lo único de la habitación que estaba completamente limpio. Draco dejó de sentir la magia en el instante en que sus ojos se posaron en aquel tapiz en el que diseñaron un árbol que se actualizaba cada que nacía un miembro de la familia Black.

Su árbol familiar.

Draco camina rápidamente allí. Su corazón se oprime al ver como la rama de su madre destacaba para él. De ella se unía a otra donde el nombre de su padre se podía leer, pero sin ninguna pintura que lo retratara. Entre ambos, nacía su rama. Su retrato no hacia justicia a su bella apariencia. Sin poder evitarlo, llevado sus dedos a su imagen y el retrato sonríe.

Sin duda, era un Black. Heredero principal.

Sus ojos se posan en las demás ramas cercanas.

Su corazón se oprime cuando nota el nombre de tía Andy ahí, pero sin su retrato porque estaba quemado. No existía una rama para Dora, aunque por derecho debería tenerlo.

Solo era Draco… Draco, su madre y Bellatrix. Los únicos Black's retratados dentro.

Draco mira la rama principal y descubre por primera vez como pudo ser la apariencia de su tío Regulus Black. Un chico que murió con tan solo diecisiete años. Piel blanca y cabello negro completamente rizado como la mayoría de los Black.

El heredero que murió yendo en contra de Voldemort para redimirse.

Piensa en él. En el deseo de que Voldemort pagará por lo que le habrá hecho a su elfo.

Le dio la razón a Sirius Black. Se arrepintió de no haberlo seguido.

Su corazón se detiene por eso. Mira alrededor de la habitación y suspira.

Sabía que se iba a arrepentir, pero iba a ayudar a Sirius Black.

De todas formas, quería saber qué diablos se refería con una tal rata y vengar a los padres de Potter. Además, estaría en el ministerio en dos años muriendo de maneras desconocidas para Draco. Si no era un sirviente de Voldemort, debía ser importante.

Ganarse la confianza de Black podría traerle más información a futuro.

Mira el tapiz incompleto una vez más. Faltaban nombres ahí… nombres que él se encargaría de poner cuando herede todo.

Cuando gane la guerra.

Intenta salir de la habitación, buscar a Black y aceptar lo que sea que vendría más adelante… pero se detiene nuevamente a sentir la magia a su alrededor.

Esa magia tan oscura y nauseabunda. Asfixiantes y corrupta.

Retrocede en sus pasos. Camina a uno de los muebles. Su mano llena de cortes y la quemadura de la marca toman de la manija y abre la puerta.

La magia se esparce como si se hubiera acumulado por más de una década. Siente como su cabello en crecimiento se ondea.

Y luego es jalado hacía atrás de manera violenta.

Draco cae al piso. No rueda por un milagro. Mira al responsable y encuentra a Kreacher delante del mueble totalmente molesto.

“Kreacher lo siente tanto, joven amo Draco Malfoy, pero no le puedo permitir buscar en ese mueble. Solo cumplo con la orden de mi joven amo Regulus Black” explica el elfo.

Draco se soba la pierna más afectada. Se para cómo puede y mira al elfo.

“Kreacher” dice “¿Qué hay dentro?” pregunta.

El elfo no responde. Parece dispuesto a ir en contra de él.

Lástima que estaba lidiando con Draco Malfoy.

“Kreacher, es una orden. ¿qué hay dentro?” pregunta más firme.

“Kreacher no dirá nada ¡no dirá nada!” grita recto.

Draco no sabe que responder a eso.

“Kreacher. Sé lo que hay dentro” dice, tomando otro camino.

Decide jugar con la mente de Kreacher.

El elfo se queda quieta. Baja las orejas y mira a Draco sin saber que decir.

“Kreacher no le cree” dice, para luego fruncir el ceño “¡Kreacher no desobedecerá la orden de su amo Regulus!”

“Sé que tu amo traicionó a Voldemort” decide jugar esa carta.

La última orden de Regulus. Que Kreacher regresara con vida y que lo ayudara a destruir un Horrocrux. Si se equivocaba, no importaba. Eso significaba que era algo que a Draco no le importa.

“¿Cómo el amo Draco lo sabe?” pregunta Kreacher.

Bingo.

“Quiero destruir ese Horrocrux, Kreacher. Sé sobre ellos y sé que por eso murió tu amo. Regulus fue valiente y quiero terminar con lo que comenzó”

Kreacher se gira sin hablar. Abre la puerta del mueble, rebusca y saca un objeto que se parece tanto a un collar.

Draco siente el deja vu. Puede ver a Dobby con el diario de Tom Riddle. La diferencia estaba en que Kreacher le ofrecía el objeto, mientras que Draco se tuvo que robar el diario.

Draco no duda en sostener el objeto. Lo observa de mejor manera y nota que es un guardapelo con una serpiente en el centro formando una “S” de manera perfecta. Un objeto maldito. Podía sentir la magia oscura salir a creces entre sus dedos.

Su cuerpo se volvió pesado. Sentía mucha incomodidad.

Era como en primer año cuando el anciano se encargaba de reunirse con él. Sentía sus defensas subir.

Sí, esto era peligroso.

Podía recordar la información que recaudó de su libro de magia oscura. No permitir que el horrocrux tenga la mínima oportunidad de meterse en su cabeza.

Sin duda, sube sus protecciones mentales.

“Kreacher le pide al joven amo Draco Malfoy que destruya el objeto. Kreacher no pudo seguir la orden del amo Regulus. Es indestructible. Kreacher intentó con todo” dice el elfo molesto.

Draco solo tenía que bajar a la cámara para buscar el veneno de Basilisco. Sería sencillo.

Draco no duda en ponerse el guardapelo en el cuello.

Un Horrocrux menos. Faltaban cinco.

“Está bien, Kreacher. Me encargaré. Tu amo podrá descansar en paz” dice con una sonrisa.

“Kreacher siempre estará agradecido con el amo Draco. Siempre le seré su más fiel sirviente” dice brillante el elfo.

Draco mira el tapiz.

“Kreacher. Si pudieras investigar la manera de devolver personas al árbol familiar” pide.

“Kreacher lo hará”

“Cuando regrese, me lo dirás”

Draco camina por la casa. Busca a Black, pero no lo encuentra.

Comienza a frustrase.

El mago no pudo haber ido a otro lugar. No había escuchado que abrieran la puerta y no tenía varita. Prácticamente eran en ese momento un par de muggles con cero ideas de como carajo sobrevivir sin magia.

Bueno, gracias a las clases muggles Draco sabía cómo encender una cocina.

Su búsqueda lo trajo a las habitaciones. Dentro de este pasillo lleno de puertas a cuartos siente la magia de su tío. Comienza a caminar rápido y abre la puerta menos afectada por el polvo. Casi parecía haber sido limpiado con frecuencia.

Ahí, en una cama también arreglada y limpia, estaba Sirius Black sentado en una cama ordenada.

“Black” dice entrando.

“Oh, te recuperaste rápido” dice Black sin realmente sonreír “Que cortés, vienes a despedirte. No intentes volver a golpearme. Tengo que verme presentable para Severus”

Draco arruga la cara para ignorar eso por su salud. Imaginar a su padrino con alguien era extraño. Siempre creyó que era una especie de ser asexual y antiamor.

Pero no puede evitar preguntar.

“Pensé que estabas enamorado de James Potter” murmura “Por eso escapaste de casa”

Sirius escucha eso, parpadea y comienza a reír. Palmea al lado de la cama y Draco camina para sentarse ahí.

Entre ellos dos, Draco fue quien le dio dos golpes a Sirius Black.

“Para nada. Amo a James, no lo voy a negar, pero nunca sería algo así… es como un hermano para mí. Por eso dije que mi amor a un Potter es distinto al tuyo. Ese amor por James me salvó”

Draco mira como los ojos de Black se quedan observando un lugar.

Draco sigue la línea de visión y se topa con un trofeo brillante con el nombre de Regulus Black.

Oh… estaban en el cuarto de Regulus Black.

“El que estaba enamorado de James era Reggie” dice “El idiota creía que no lo sabía, pero era demasiado evidente. No lo podía culpar, James era demasiado apuesto como para que Regulus no se fijara en él. Luego… Merlín, cuanto me arrepiento de no decirle”

Draco mira el nombre de Regulus sin palabras.

Se parecía todavía más a Regulus. Ambos enamorados de un Potter… y ambos terminaron de forma trágica, solo que Draco sí tuvo su segunda oportunidad.

“Él estaba enamorado… en su diario no parecía estarlo. Él sonaba tan molesto y con rencor… Los odiaba. Tiene como dos hojas describiendo maneras de como matarlos sin ser inculpado”

Sirius ríe, pero no hay gracia. Luego, solo hay un silencio que molesta a Draco. Parecía que Black no quería hablar de eso.

“Si no estabas enamorado del padre de Potter, ¿por qué abandonaste tu casa?”

“Porque lo amaba. Existen varias formas de amar”

“Lo sé, yo también amo, pero jamás sería capaz de dejar a mis padres”

“Cissy está haciendo un gran trabajo entonces” responde Black “Ella siempre dijo que cuando sea madre sería mejor que nuestros padres”

Draco se siente culpable, porque una parte de él simplemente dijo que no. Su madre no hizo un gran trabajo por dos años, pero sería ser injusto con ella.

“Sí, un gran trabajo”

“Mis padres no hicieron un gran trabajo. Así que, sin tener a nadie que me amara acá ¿para qué quedarse? Me fui para buscar un hogar… y lo perdí, pero me queda Harry. Con Severus, no creo que pueda reparar algo así”

Draco no dijo nada al respecto. Usaría la carta de Regulus Black, pero hasta ahora todo lo que había leído era odio y arrepentimiento por Sirius. Un anhelo por querer estar con Black que fue rápidamente opacado por deseos de venganza por ser reemplazado. No creía que ese Regulus Black le haya suplicado a Sirius quedarse.

“Te voy a ayudar” dice sin esperar más.

Tenía suficiente como para querer ayudar a Sirius Black.

Tal vez sí se fue, pero Black parecía estar tan destruido como esa casa. Causaba pena.

“¿Por qué?” pregunta Black.

Porque Draco sabe lo es quedarse sin una familia de la noche a la mañana… pero no responde eso.

“Porque veo que te importa Potter y ese idiota necesita una familia. Tú eres lo único decente” responde simple.

Black parpadea. Ríe como si hubiera escuchado la mejor broma.

“Eres extraño, Malfoy”

“Draco, solo Draco” pide.

“Bien, Draco. Robemos a una rata”

Draco rueda los ojos. Se cansó.

“¿Qué rata? ¿De qué hablas?” pregunta Draco harto. Si volvía a escuchar la palabra rata una vez más, perdería los estribos.

“El traidor de Peter Pettigrew. Colagusano, la persona en la que confiamos y nos traiciono como la sucia rata en la que se transformó” responde Black con los brazos cruzados.

Draco siente que se le va la respiración.

Peter Pettigrew. La supuesta víctima de Sirius Black.

Colagusano… Cola-

¡El mortifago! Ese hombro gordo, con cara de roedor y una mano plateada.

“No puede ser verdad…” sale de sus labios.

¿Cómo pudo olvidar eso?

A su mente le llega el mapa del merodeador… ahí estuvo el nombre todo ese tiempo y recién cae en cuenta de eso. Idiota.

Idiota.

“Sí, Peter Pettigrew es la rata que tu amigo pelirrojo tiene. Una asquerosa rata. ¿cuánto tiempo viven las ratas comunes, Malfoy? Tres años. Esa rata lleva doce años. Por eso te necesito. Tú puedes robarte a la rata sin llamar la atención. Hasta yo sé que los Slytherin son muy efectivos en planes malvados”

Draco frunce el ceño por eso, pero tenía un punto.

“Bien, robemos a una estúpida rata” suspira cansado.

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