
Sirius Black
10. Sirius Black
Draco siente que su alma abandona su cuerpo. Sus manos tiemblan y su corazón comienza a latir rápido.
No. Su princesa. Su Libra Malfoy.
“No” dice Draco con la voz rota “no… no es gracioso Justin. ¿Dónde está mi princesa? ¿Dónde está mi Libra?” intenta negarse a aceptar la realidad.
Quería negarse a aceptar que su gata estaba ahí afuera en peligro de animales salvajes y mágicos. Ella era una gata muggle. Ella no estaba diseñada para sobrevivir al mundo mágico. No podía perder así a su princesa. No sabría que hacer sin ella. Como iba a lidiar con sus demonios sin su mascota de compañía. Ella siempre estuvo ahí en su nueva vida.
Era su mascota. Su bebé.
“¿Qué pasó?” pregunta Hermione acercándose al ver como Millie se rompía a llorar y se abrazaba a un lloroso Justin. Theo era el único de pie luciendo avergonzado y culpable. Estaba dispuesto a asumir la responsabilidad completa de la perdida de Libra “¿Por qué lloras? ¿Qué te hicieron? Vamos, informémosle a la profesora McGonagall” exige tratando de llevarse a Millie.
“Libra se perdió” dice Millie, provocando que la leona abriera la boca sin palabras.
“Es verdad” dice Justin comenzando a llorar del pánico respondiendo a la pregunta que hizo Draco “Fue el grim. Era el Grim. Un perro grande y negro. Libra corrió tras de él”
“Amigo, ¿quién se murió?” pregunta Ronald acercándose con Potter al lado. Hermione le regaña con lágrimas en sus ojos. Les cuenta a ambos magos lo que pasa, pero Potter es el único que parecía en otro lugar fuera de ahí.
“Draco” dice Theo “Lo lamento tanto. Si no me quieres volver a hablar, lo entenderé. Me encargaré de que Libra esté de nuevo contigo y me alejaré. Sé cuánto amabas a tu gata”
Draco no quiere pensar en Theo. Solo quiere a su gata con él. Se gira y mira a Potter, quién está ahí se queda parado, pero su mente parecía perdida. Sin superar el descubrimiento de Black y sus padres. Triste como un niño normal debería sentirse.
“Dame tu mapa” gruñe acercándose.
Harry parpadea. Lo mira como si nuevamente saliera de su trance para fruncir el ceño.
“¿Qué pasa? ¿Draco? ¿Por qué lloras? ¿Qué te hicieron?” pregunta molesto, caminado para verlo mejor. Sus manos se extienden para tocar sus mejillas húmedas.
Y Draco las aparta. No necesitaba de eso ahora. Su gata. Quería a su Libra.
“Solo dame el mapa. Mi gata está perdida. Solo quiero ver si… si ella está por Hogwarts, no quiero que le pase algo”
“Hermano, es un gato. Tienen muchos instintos” dice Ronald tratando de tranquilizar a su amigo rubio.
Eso quebró a Draco.
“¡No!” grita girándose para ver al pelirrojo, mientras ignoraba que todo se veía borroso por las lágrimas “¡Ella es una gata muggle! ¡No es como Crookshanks ni el señor bigotes! ¡Ella ni siquiera debe de saber cómo cazar un estúpido ratón!” recuerda lo fácil que Potter pudo agarrar a su niña “¡Ella va a morir si pasa una noche afuera! Y yo me moriré si eso pasa. Ella es mi gata. Mi princesa… ella… ella fue lo primero que realmente me compré porque quise y no por mis padres… ella… No, Merlín” comienza a balbucear y deja de hablar porque su garganta se cierra.
Estaban perdiendo el tiempo así. Era invierno. Su damita se debía de estar congelando.
“Draco, por favor” dice Millie con la voz rota “Perdónanos. De verdad la buscamos. Sucedió tan rápido” habla Millie de nuevo mucho más culpable.
Potter le da el mapa dudoso y preocupado. Draco la abre y busca el nombre de su gata con la esperanza de encontrarla. No sabía si podría verla, pero era la forma más rápida de saber algo. Cualquier cosa, Draco la tomaría.
“Draco… Libra no se verá. No se puede ver mascotas ahí” dice Potter triste.
Y a Draco no le importa. No le importa nada. Solo quería tener un rayo de esperanza.
Pero no hay nada, solo el nombre de Sirius Black en los límites de Hogwarts corriendo a toda velocidad.
Sirius Jodido Black.
Y su alma viajó. Su mente se desconectó de su cuerpo se transportó a una zona profunda del bosque repleto de nieve de diciembre. Veía a un perro correr a toda velocidad con un gato negro sobre su lomo. Ambos con el tono de pelaje tan parecido, porque si no fuera por el collar del felino, se mezclarían perfectamente.
Luego, el perro se detiene. El gato baja y le maúlla contenta, mientras el perro le ladra y se transforma en alguien que era buscado por todos.
Sirius Black.
Ese infeliz toma en sus brazos al gato negro. Ese gato negro era su Libra, porque lo último que ve antes de volver a su cuerpo son esos ojos verdes esmeralda de su princesa.
Vuelve a Hogwarts. Vuelve a su cuerpo y mira el mapa ya sin el nombre de Black ahí.
“Sirius Black” dice en un susurro mientras su corazón se parte en miles de pedazo y su mente se nubla.
Quiere sangre.
Quiere hacer mierda a un imbécil.
¿Cómo pudo?
Su mano va a uno de sus bolsillos de su ropa muggle. Saca un frasco de filtro de paz. Necesita estar bien para buscar a su niña, pero la furia puede más y termina arrojando el frasco al suelo antes de gritar totalmente enojado. Grita tan fuerte que los pájaros emprenden vuelo y se alejan de ahí.
Gritan tan fuerte porque su mente ya no puede con tantos gritos internos. La furia se apodera de él. Lo ciega por completo. Deja de ser él mismo.
“¡Maldito infeliz !” vuelve a gritar, cayendo al piso mientras el vidrio se entierra en sus rodillas “¡¿Cómo te atreves?!”
Escucha algunos gritos de fondo, pero deja de ser importante. Pierde el control por un instante hasta que alguien le manda un hechizo que lo termina desmayando.
Draco despierta temprano al día siguiente en enfermería. Su padrino está ahí parado frente a él con los brazos cruzados y la maleta de Draco a su costado.
“Al fin, mi dramático ahijado ha decidido honrarnos con su consciencia luego de hacer el ridículo como un patético Gryffindor en las puertas del castillo. Que lamentable todo lo que se dice de ti. ¿Así es como representas a esta casa? ¿Mostrándote como un lunatico frente a todos?” habla Severus lentamente, arrastrando cada palabra con indiferencia.
Tal vez si fuera una situación diferente, Draco se hubiera disculpado. Habría prometido cambiar y dar una mejor imagen a la casa Slytherin. Tal vez minimizar a las personas que hablaran de él. Mostrarse digno. Pero, no era una situación común.
El vacío en su alma lo quemaba por dentro. Las palabras de su padrino solo aumentaron esos deseos de matar a Sirius Black. Como ese mago no estaba ahí, Severus sería la víctima del dragón herido.
“Me importa una mierda representar una casa” dice sin sentimientos en realidad.
Severus alza una ceja. No parece molesto realmente. Estaba sorprendido, pero vuelve a su postura de indiferencia.
“Pasaré por alto tu falta de respeto, porque veo que su lamentable incidente lo ha dejado sin la suficiente capacidad mental para notar a quien le estás hablando” habla indiferente.
“No, sí sé que estoy diciendo. Me importa una mierda. Si eso es lo que quería decirme, padrino. Váyase y déjeme en paz. Tengo asuntos personales que atender” dice furioso “Ya veo que aquí con usted no obtendré lo que necesito”
“Draco” dice Severus con total frialdad “He sido más que paciente contigo y tus berrinches, poque sé perfectamente como te han criado tus ineptos padres, pero ellos no están aquí. No hay nadie en esta habitación dispuesto a aguantar a un mocoso malcriado, así que contrólate. O me veré en la obligación de bajarle puntos a Slytherin”
“Oh, lo sabe” dice Draco con una sonrisa “¿Dónde estuvo entonces? ¿Cuándo mi padre me golpeaba el año pasado o me lanzaba hechizos para cortarme la espalda? No hay nada más bello que malcriar a tu hijo con deffindos” mira a esos ojos negros como todo de Severus “Será mi padrino, pero nunca fue realmente uno. No me conoce, ni siquiera intenta conocerme y tampoco es como espere eso de usted, pero no hable como si fuera así. No pretenda conocerme, porque no sabe nada. Le apuesto que ni siquiera sabe porque estoy en enfermería o porque tuve un ataque en plena entrada”
Severus se queda de pie mirándole a los ojos. Draco podía sentir sus barreras ser atacadas. Las sube y bloquea a Severus. Había aprendido oclumancia de él, su madre y Bellatrix.
“Solo quiero un adulto que deje de hacerme sentir un error” dice rompiéndose “Que deje de decir cosas que lastiman. La tía Andy es buena, pero no es realmente ella a quien tenía en mente y duele, Severus. Duele tanto” mira sus manos “Mamá está intentando y me siento tan mal porque no puedo confiar en ella como antes. Ahora mi gata está perdida. Ella a pesar de ser un animal estuvo en la mayoría de mis ataques. Ella siempre me escuchaba, a diferencia de todos los adultos en mi vida. No me pidas compostura cuando mi princesa está perdida. Solo vete. Déjame solo”
Severus no se va. Se queda ahí y con su varita desaparece la maleta que tenía a su costado.
“¿Terminaste de lloriquear?” pregunta arrastrando las palabras, como si ver a su ahijado romperse no le hubiera afectado en nada “Límpiate, no saldrás de esta enfermería viéndote así. Ya la mayoría del alumnado esta de camino a Londres en ese burdo tren, pero no significa que saldrás así. Iremos a mi despacho y avisaremos a tu madre que te quedarás hasta que ese gato aparezca mientras yo hablo con Dumbledore. Si en tres días no aparece, tendrás que ser fuerte y aceptar las cosas con la cabeza en alto. Ningún ahijado mío se va a derrumbar por eso”
Draco miró a Severus. Se levanta de la cama y corre a abrazar a Severus, siendo totalmente esquivado, pero no importaba.
“Oh, Severus. Gracias. Padrino, de verdad. Gracias” dice con el corazón latiendo fuerte.
Severus rueda los ojos.
“Draco” dice antes de salir de la enfermería con su ahijado ya arreglado “Si tu padre vuelve a poner Sus manos encima tuyo, tienes mi permiso para atacarlo y me llamas inmediatamente por la red flu”
Draco no cuestiona nada. Asiente y sigue a su padrino directo al despacho.
Draco sale del despacho luego de hablar con su madre. Ella lucía devastada, pero no le impidió quedarse en Hogwarts. Se verían en Pascuas. No habría excusas. Ella en verdad lo quería en vacaciones.
Eso esperaba Draco. Un momento con su madre y sus amigos allí ayudando a su madre a cambiar.
Su padrino lo observa mientras sale del despacho. El pecho de Draco se aprieta al verlo ahí paciente. Una parte de él le dice que confíe en él. La voz de Magna diciéndole que todo niño necesitaba un adulto. El recuerdo de su padrino matando a Dumbledore por él y ahora esto.
Su padrino sí se preocupaba por él. Severus Snape podría ser un horrible profesor y una persona con muchos errores, pero estaba demostrando quererlo y Draco estaba demasiado desesperado.
“Padrino” dice mirando a Severus, tomando su decisión “Fue Sirius Black”
Draco jamás vio a su padrino pasar de estar indiferente a mostrar una rabia tan profunda. Sus ojos mostraban un rencor que Draco solo veía en su antigua vida mientras se miraba en el espejo al pensar en Harry los primeros años en Hogwarts.
Rencor. Odio. Dolor. Sentirse herido y humillado.
“¿Qué tiene que ver un despreciable criminal en el asunto de tu gato, Draco?” pregunta arrastrando las palabras, escupiendo cada palabra con odio.
“Fue él quien se llevó a mi gato. Lo vi. Era un perro… Sirius Black es un animago, lo vi transformarse. No sé cómo explicarlo, solo lo vi. Una visión mientras buscaba a mi gata por el castillo”
No especifica que buscaba a su princesa en el mapa de Potter. No. No traicionaría así a Potter. Ahora eran amigos.
Severus se quedó parado ahí. Sus ojos negros se oscurecieron aún más. Si estaba enfadado antes por escuchar el nombre de Black, ahora lucía traicionado.
“un animago” repite para sí mismo, con mucho rencor.
“Un perro. Un perro negro”
“Y es un canino” dice Severus para luego inhalar y mirar a Draco con una máscara de indiferencia “vete. Busca a esos mocosos sin gracia a los que llamas amigos. No hagan esperar al director. Ya mucho drama estas causando teniendo a Dumbledore acompañándolos a la búsqueda de Sirius Black”
Draco asiente. Corre lejos. Luego pensaría en su padrino y su relación con Sirius Black.
Ahora su prioridad era su gata. Su niña preciosa.
Draco llega su sala común. Todos lo miran y comienzan a murmurar. Nuevamente se siente como a finales del año pasado. Solo que ahora no lo miraban con temor, sino con burla. Algunos haciendo gestos de él perdiendo la cabeza.
“¿Qué? Vamos, díganmelo en la cara” dice molesto, parándose al medio “Vamos, un valiente. Díganlo en mi cara lo que piensan, adelante”
Solo se quedaron en silencio. La amenaza de Draco en segundo año llegó a sus mentes.
“Eso es lo que creí. Porque sé ahora mucho más. Puedo decir sin dudar quienes aquí son hipócritas y hacen cosas que creen que está mal” gruñe, retomando su camino a su habitación.
Entra al cuarto y mira a Blaise con los brazos cruzados. Parecía que lo había estado esperando.
“Malfoy” dice Blaise “¿Vas a desechar a Theo? Vamos, Hazlo. Libera al chico de tu basura. Le harás un favor. Al menos, no quedará solo, como hiciste conmigo”
Draco mira a Blaise. Mira directo a esos ojos marrones.
“Lo siento, Zabini. Amo a Theo” dice sin dudar “Y jamás lo abandonaré”
Zabini no dice nada. Draco mira a su cama y nota la ausencia de su princesa.
Vuelve a doler.
Se mete al baño, se alista y al salir no está Blaise.
Draco divisa a lo lejos en la mesa de Gryffindor están todos menos Theo y Justin. Millie está siendo abrazada por Luna, mientras Hermione parece estar hablando de algo. Ronald picotea su plato de comida y Potter ni siquiera intenta comer algo. Parecía pensativo y algo sonrojado.
Draco mira a la mesa de Slytherin. Ahí está Theo con Pansy, quien parece estar tratando de hablar con él. Blaise está ahí.
Draco camina hacía Theo. No lo culpaba. Ayer tal vez debió dejar en claro eso.
“Theo” llama al mago castaño.
Theo lo mira. Sus ojos están rojos y con ojeras. Lucía pequeño y culpable, muy diferente al Theo de siempre. A Draco no le agrada.
No quiere ver a ninguna de los suyos así. Nunca.
“Draco” dice con la voz rasposa.
“Vamos, hablemos” dice tranquilo.
Theo se apresura a levantarse. Corre para estar cerca de él. Draco siente la mirada de Blaise sobre él, pero su mente solo piensa en Theo.
Su Theo. Su chico. Su serpiente. Su mejor amigo. Su amistad con él que se había fortalecido desde el año pasado había hecho que tuviera esos sentimientos y no podía dejarlo ir. Su corazón de dragón exigía tener a todas sus personas protegidas.
“Draco” escucha que lo llaman, pero Draco ignora para caminar con Theo.
Ambos terminan llegando al lago. Draco mira el agua moverse.
“Lo lamento tanto” habla Theo con la voz cansada “Hablaba en serio. Te ayudaré a encontrar a Libra y me alejaré si eso quieres. Fue mi culpa. Debí sujetarla mejor, pero es que ella nunca había hecho algo así, pero no es justificación”
La calidez en el pecho de Draco se extendió. Draco agarra las manos de Theo y este lo mira. Verde y gris.
No el que estaba destinado a ser en lo profundo del corazón de Draco, pero en el resto se sentía bien. Estará bien.
“No te estoy culpando” dice Draco con calma “Jamás te culparía. Theo. Sé cuánto quieres a Libra. Culparte sería demasiado cruel, porque estaría ignorando todo lo que sientes por mi princesa y no te quiero lejos, jamás te querría lejos. Theo, te amo. No sé cómo, pero sé que es amor. Encontraremos a Libra. De nada me va a servir encontrarla si te pierdo a ti después. No quiero perder a nadie que amo”
“También te amo, Draco. No sé, pero podemos averiguarlo juntos”
Draco le agarra la mano más fuerte.
“Sí, juntos”
Theo lo jala y se besa. Un beso tierno.
“¿Quieres ser mi novio?” pregunta Theo decidido y tembloroso.
Draco asiente. Vuelven a besarse. Se juntan, apoyando la frente en la cabeza del otro, un solo equipo.
“Y no importa si descubrimos que no es amor romántico. Amo esto. Amo a nuestros amigos, pero no viviré arrepentido por no haberlo intentado” dice Theo serio. Un dialogo muy parecido al que dio después de San Valentín.
“Lo sé. Ahora lo entiendo. No importa el mañana, disfrutemos el ahora” dice Draco “Pero primero hallemos a Libra”
Ambos se miran a los ojos una vez más. Se abrazan. Ahora eran pareja. Draco esperaba que ese calor opacara a los latidos que su corazón daba por Potter.
Tenía esperanza entre toda la mierda que sentía en ese momento.
Ambos chicos llegan a la mesa de Gryffindor con las manos sujetadas. Todos los miraban, no importaba.
A Theo no le importaba que el mundo supiera su sexualidad. Draco… a él en ese momento se sentía más aliviado de no sentir que iba a perder a Theo como para notar al resto.
“Chicos” dice Hermione aliviada “Pensamos lo peor. Lo siento Draco, pero ayer… ayer nos asustaste” confiesa avergonzada “Le gritaste a Luna, tú nunca… nunca te habíamos visto así”
Draco hace una mueca por eso.
“Lo siento. Lo último que recuerdo es arrojar el frasco” admite avergonzado.
“¿Qué viste en el mapa?” pregunta Ronald “Amigo, estuviste en trance mirando un punto, no nos dejaste acercarnos a ver, pero gritaste “maldito infeliz” y perdiste la cabeza” comenta incomodo.
Draco vuelve a sentirse agrio. La tranquilidad de recuperar a Theo se va. El dolor y la rabia regresan.
Sirius Black. Si un dementor no lo besaba, su varita se encargaría de quitarle el alma.
“Sirius Black se llevó a mi gata” dice molesto.
“¡¿Qué?!” gritan todos menos Theo.
“Siéntate, Draco. Come algo” ordena Theo con cariño.
Draco toma asiento. Pansy llega para evitar que el revuelo inicie.
“Draco, ¿qué pasó?” pregunta pálida “Theo dijo que perdió a tu gata, sé que es un idiota, pero no le puedes culpar. La encontraremos”
Draco hace una mueca. Claramente todos creían que iba a pelear con Theo. Eso hubiera pasado a inicios del año pasado, pero ahora no. Era su Theo.
“¿Por qué voy a culpar a mi novio?” dice en voz alta.
Todos se quedan en silencio. Cada cosa que salía de la boca de Draco dejaba sin palabras al grupo.
“No” dice Pansy con la boca abierta “¡Tú, bastardo! ¡Pensé que estarías devastado por tu gata, pero comienzas una relación con Theo!”
“No, te equivocas. Estoy devastado, pero mi odio por Sirius Black, es más. Ayer no tuve un ataque de pánico, tuve un ataque de rabia. Quiero su cabeza. No solo por Libra, sino por Potter también. Por sus padres”
Potter suelta un sonido, para luego empujar su plato y mirar a Draco con una mirada extraña. Parecía que recién reaccionaba.
“¿Hablas en serio?” pregunta Harry mirando a Draco con muchas emociones en su mirada.
“Potter, somos amigos. Lo lograste, ahora estás en mi lista de personas que voy a cuidar. No irás con nosotros a buscar a Libra, eso si te lo estoy aclarando”
“Draco” dice Hermione antes de que Potter abriera la boca para quejarse “No entiendo nada de lo que estás diciendo, pero sé que estás molesto y esto no es la salida. Tú mismo lo dijiste, no irás a buscar a Black solo porque es peligroso y tonto”
“Sirius Black, estás bromeando” dice pálido Neville “El asesino… Dios mío” comienza a temblar del miedo.
“¿Cómo?” pregunta Pansy con la boca abierta. Millie le comienza a susurrar cosas aun con los ojos tristes y rojizos.
“No lo haré solo, buscaremos a mi gata juntos. Dumbledore autorizó una búsqueda. De hecho, nos reuniremos para ir a Hogsmeade a las 10, solo los que tienen autorización. Black es un-” su lengua se pega a su paladar.
Una especie de Langlock. Un hechizo de su padrino aplicado hacía él, pero es extraño. La magia no es de él, es de su varita.
Y entiende el mensaje. Sus chicos no pueden saber que Sirius es un animago. La cuestión era, ¿por qué?
Nuevamente, a su mente no le importa. Su gata es su prioridad.
“Lo sabemos, hermano. Es un bastardo. Bien, pero piénsalo. Es simplemente absurdo ¿por qué se llevaría a tu gata?” se cuestiona el pelirrojo sin poder entender al igual que todos.
“Es más que obvio” responde Theo “Draco iría por su gata. Potter no ha sido el más inteligente, yendo detrás de Draco buscando patéticamente su amistad. Claramente es una trampa perfecta. Donde esté Draco, hay una gran posibilidad que esté el idiota de Potter”
“Maldición” dice Ron “Nott tiene razón. Bien, al menos sabemos que Harry no irá. No creo que Sirius Black aparezca con Dumbledore en la búsqueda ¿Verdad?”
“merlín quiera que no, comadreja” dice Pansy pálida.
“Draco” dice Millie hablandole por primera vez.
Draco mira hacia ella. Su Millie y su Luna. Ambas abrazadas. Luna parecía estar muy asustada.
“Lo siento. No tienen nada que disculpar. No fue su culpa. Perdónenme a mí por ser un imbécil”
Y siente como le golpean la nuca. Draco se queja, mira a Pansy. Ella se cruza de brazos.
“No te llames así” dice molesta.
“Es verdad” dice Hermione “Para mostrarte amor propio, debes dejar de decir esas cosas de ti. Puedes disculparte sin tener que estarte insultando así”
Draco se soba la nuca. Vuelve a ver a sus chicas y suspira.
“Lo lamento. No tienen la culpa de nada y si las ofendí, estaba molesto. No con ustedes” aclara.
“Oh, Draco. No te preocupes” dicen a la vez ambas brujas.
“Fue interesante” añade Luna “Tu aura. Fue la primera vez que deje de ver tu aura por completo. Cuando tuviste el mapa, fue como si te robaran el aura y cuando regresó, no parecía ser tuya. Era tan oscura”
Draco hace una mueca.
“Draco, encontraremos a Libra” dice Millie con la voz rasposa “Y nunca más volverá a pasar esto. Lo sentimos tanto. Justin está en las cocinas preparando un pastel de disculpas”
Draco sonríe imaginándose a su tejón. Sí, exceso de ternura.
“Está bien. Si sacamos algo de esto, con todo lo que pasó, pudimos Theo y yo dar un paso grande y somos novios” decide desviar el tema a eso.
Ser novios. Era gracioso como dijeron a inicio de año que iba a ir lento. Habían pasado dos meses de eso. Sí, para tener trece años dos meses sí era mucho tiempo.
“¿Novios?” dice Potter en un hilo de voz.
Draco trata de ignorar la mirada de Potter como si le hubieran dado la peor noticia de su vida.
“SÍ” dice Theo con una sonrisa.
“Amigo, no es por sonar homofóbico. Sabes que tengo un hermano gay llamado Charlie” balbucea Ronald, para luego sonreír con malicia “Pero que gustos más raros tienes”
Draco ríe, le da un beso en la mejilla a Theo.
“Jamás me imaginé saliendo con Theo, lo admito” dice en voz alta y calmada “Pero su amistad me permitió conocer cosas de él. Sí, me gusta Theo” dice en voz alta para hacerlo más real.
Theo le ordena que coma mientras se sonroja terriblemente. Draco dirige una leve mirada a Potter, quien apretaba su tenedor con una fuerza que provocó que se doblara un poco. Parecía realmente molesto.
“Son jóvenes” dice Hermione “Pero lo que te haga feliz Draco, está bien”
“Es verdad” dice Millie para luego mirar a Pansy “Me debes diez galeones”
“No te voy a pagar. Haces trampa, Draco es tu amigo” dice Pansy con los brazos cruzados.
“Me puedes pagar de otras maneras” responde Millie, provocando que todos miran a la pelinegra totalmente sin palabras “necesito a alguien que lave mi uniforme de la manera correcta o no me durarán toda la temporada” completa.
Pansy se sonroja. Bufa y se cruza de bazos.
“No soy un elfo domestico” aclara.
Draco solo se acurruca sobre Theo. Estar con sus amigos alivia un poco su preocupación por Libra. Cierra los ojos un momento cree oír a Potter regañarse a sí mismo por no haber aceptado la amistad de Draco en primer año.
Sí, el cansancio lo estaba afectando. No podía ser real. Potter jamás estaría celoso de él.
Todos salen a buscar a Libra menos Potter. Dumbledore no tenía problemas en llevar al niño que vivió, pero Severus se puso estricto con eso. Potter lo enfrentó como un buen Gryffindor haría, terminando con diez puntos menos y un castigo para limpiar calderos por una semana por la insolencia. Potter siguió insistiendo a pesar de eso, hasta que Draco cansado de perder el tiempo intervino.
“Potter, te vas a quedar aquí pedazo de idiota con complejo de salvador” Potter parecía preparado para refutar eso “Ya escuchaste a Theo. La mejor manera de joder a ese infeliz es que su plan se vea arruinado contigo aquí en el castillo. Así que deja de que perdamos el tiempo, mi bebé sigue allí afuera” agarra del hombro a Harry “Así que deja de portarte como un niño” sus caras quedan muy juntas, pero no era una escena romántica.
Solo dos personas chocando miradas con enojo.
“Pero” dice Harry sin doblegarse.
“Harry James Potter, te vas a quedar. No hay discusión”
Potter parecía bastante enojado por eso, pero asiente cediendo por fin. Draco se aleja y se da la vuelta para unirse con todos en los carruajes para ir al pueblo, solo para quedarse quieto con todos mirándolo a ambos con miradas raras.
Draco no se iba a sonrojar para nada. Corre a abrazar el brazo de Theo, quien acepta algo tenso.
En el camino se acordaron formar dos grupos. El primero con el director y el segundo con Severus.
Dumbledore se llevó a Hermione, Ronald y Luna a explorar el pueblo en búsqueda del gato. Severus se llevó a Draco, Millie, Theo, Pansy y Justin a buscar cerca de la casa de los gritos y parte del bosque.
Theo le sujetó de la mano de Draco, mientras el rubio trataba de intentar tener nuevamente una visión parecida, pero no había nada.
Severus ocupó su magia para tratar de localizar al felino, pero al ser de origen muggle parecía no haber buenos resultados. Pansy se subió a un árbol con una elegancia que sorprendió a todos, porque ¿quién diablos sube a un árbol viéndose así de fino? Mientras que Justin pegado a Millie se encargaba de mover objetos pesados que pudieran crear escondites perfectos para Libra o un perro grande.
Nada.
Draco comenzaba a frustrarse. Regresarían a Hogwarts a la cinco. Perderían un día y el peligro sobre Libra aumentaría.
No se podía permitir.
Se soltó de Theo y comenzó a acercarse a la parte del bosque. Ignoró como sus botas de piel de dragón se ensuciaban y de la nieve del lugar hacía que el brillo del sol rebotara sobre los ojos grises de Draco.
Ni, aunque la mayoría del lugar sea blanco, había señales de una bolita de pelos negro.
Draco sintió el frío del lugar. No podía permitir que su gata vagueara con Sirius Black en ese frío. Ella se enfermaría y Draco no querría obligar a Madame Pomfrey a atender a su felina.
Pasaron las horas, no había señales. Draco comenzaba a tener pensamientos violentos.
Regresaron a Hogwarts. Potter los recibió y se acercó a Draco ignorando el querido espacio personal para pegarse al mago rubio y preguntar de Libra preocupado. El director era el único que sonreía divertido por la escena (claramente parecía saber algo que el resto no), mientras Severus se amargaba con cada minuto que Potter tuviera sus manos sobre su ahijado.
“¿No tuvieron suerte?” pregunta Potter demasiado cerca.
Draco sintió el aliento cálido de Potter chocar contra su cara fría por caminar en el exterior por tanto tiempo. Su nariz roja estaba aliviada de algo de calor.
“Nada, ni una señal” responde, tratando de alejarse.
“Si me hubieran dejado ir, hubiéramos cubierto más lugar” gruñe mirando mal a Severus.
“Por supuesto, la intervención del glorioso héroe Harry Potter hubiera hecho la gran diferencia para todos. Discúlpenos su majestad por querer evitar que sea secuestrado. Cinco puntos menos a Gryffindor por ser un soquete” dice Severus “Y otros cinco puntos menos por no respetar el espacio personal de tus compañeros de clase”
Potter quería renegar de eso, pero Dumbledore solo ríe.
“Vamos, Severus. Son jóvenes, déjalos ser libres. Esas etapas se van tan rápido”
Draco siente que el director lo dice con melancolía, pero no le importa Dumbledore en lo absoluto. Para Draco le daba igual que Dumbledore se hundiera en su dolor, mientras no tocara a sus personas, podría hacer con el mundo lo que quisiera.
“¿En verdad no hallaron nada?” pregunta Potter.
“No, nada en lo absoluto” y no se refiere a Libra, sino a Sirius Black.
Potter hace una mueca, pero asiente. No parece querer alejarse, pero ahí estaba Theo para hacerle el favor de moverse. El mago castaño empuja sin cuidado a Potter y jala Draco para que se cubriera con su capa.
“Estás helado, vamos adentro a que todos se calienten” dice el mago.
“Buena idea, señor Nott. Cinco puntos a Slytherin por la muestra de compañerismo del señor Nott” dice Severus mirando específicamente a Potter, quien parecía tan molesto.
Draco no puede dormir. La pequeña presencia que siempre se acostaba a su lado faltaba. No podía imaginarse una vida sin ella. Duele tanto, la extraña. A ella y sus maullidos intensos.
Era extraño como notas la fuerte presencia de alguien en tu vida cuando la pierdes.
Tan solitaria se sentía la cama que no tuvo más opción que salir de ella y caminar despacio hasta la cama de Theo, quien medio dormido lo jaló para dormir juntos. Draco se aferró al calor que desprendía Theo mientras temblaba de miedo. Tenía mucho pavor de pensar que su Libra la esté pasando mal. Theo lo calmó con caricias en la espalda, muy parecidas a las que le daba su madre cuando tenía pesadillas y corría a la cama de sus padres a los cuatro años.
La mañana de Nochebuena, Draco se siente miserable. Ahora estaría en su hogar comiendo con sus amigos, tal vez tratando de avanzar con Theo prendiendo la vela juntos. Luna hubiera ayudado en la decoración…
Todo ahora vivía en su imaginación. No intentó celebrar el yule, no lo sentía correcto sin su gata.
Volvieron a salir a Hogsmeade a buscar a Sirius.
Los mismos grupos.
Esta vez Severus decidió llevarlos a todos dentro del bosque.
Draco saca su varita y se pone alerta. Confía en sus amigos. Habían desarrollado buenos escudos y saldrían vivos si Black atacaba. Podría ir tras de él sin temor a dejar a sus chicos atrás.
Para eso los había entrenado. Para que ellos sobrevivieran mientras Draco daba todo de él en la guerra.
La varita estaba intranquila. Apuntaba al lado opuesto en el que Draco junto a su padrino y amigos avanzaban. Parecía desesperada porque Draco se alejará de la zona. Comenzaba mostrarse algo electrizante entre sus dedos.
No, Draco no podía permitirse eso. Debía acabar con Sirius Black.
Caminan más y Draco lo siente.
Magia Black. Muy parecida a la de su madre, pero diferente en sentidos que Draco no podía describir, pero se parecía a la de él.
Un Black.
Draco camina a esa dirección olvidándose de avisar. Solo avanza, mientras su varita parece exigirle que se diera vuelta y se alejara de ese camino.
No obedeció. Su gata era mucho más importante.
Sentía como cada paso, la nieve se volvía un poco más espesa y en zonas donde había hierba seca, esta parecía cobrar vida para tratar de enredar sus pies y que quedara inmóvil, pero era inútil, porque se deshacían con cada paso que Draco daba.
Era lamentable.
La magia se hacía más fuerte y cuando llega a un prado abierto, entre la nieve está un perro negro junto a un gato del mismo color, pero con ojos verdes que la diferenciaban.
Su Libra estaba sana y salva. Algo sucia, pero parecía complacida de tener a Draco ahí.
El perro ladró. Draco aprieta la varita.
“Sé que eres tú, Sirius Black” dice furioso.
El perro comienza a cambiar, dejando ver a un hombre tan delgado, sucio y desquiciado que a asustaría a cualquiera. La perfecta imagen de un loco que perdió las esperanzas en el futuro. Sus ojos grises no parecían tener otro sentimiento más que la de locura propia de un Black con el corazón roto.
Y, aun así, le sonríe a Draco como si hubiera esperado que él viniera.
“Tienes una mascota muy interesante, Malfoy” dice con una voz rasposa por la falta de uso en ella “Dijo que estaba buscando entre las cosas de Reggie, veo que encontraste demasiadas cosas. Así que, ven. Ayúdame a matar a una rata, tal vez eso te ayude a tu problema”
Draco se queda congelado.
¿qué?
Quiere hablar, pero la lengua nuevamente queda pegada a su paladar. Una voz que ahora sabe que proviene de su varita le dice claramente.
No hables con Sirius Black.
El trato. Una de las ordenes que le dejó el anciano en su libro. Tan claro que era imposible fallar. Solo dos órdenes. Con una se pudo salir con la suya, pero en esta no había errores que lo salvara.
Hablarle a Sirius Black le condenaba a romper un trato. Todo lo que hizo y vivió hasta ahora sería en vano. Sus padres… no podía.
“¿Qué? ¿La rata se comió tu lengua?” pregunta con una risa desquiciada “Vamos, matemos a esa rata y recuperaremos todo lo que nos robó”
Draco aprieta su varita. Tenía tantas ganas de peguntarle que pasa, pero no puede.
Su gata maúlla.
Draco mira a su niña mientras la varita extiende su magia hasta su hombro, evitando así que Draco pudiera controlarla. Su mano se mueve por obra de la varita.
¿qué está pasando?
“Ya veo. Es la varita” dice Sirius mirando a su gata, quien vuelve a maullar.
Draco lleva su mano libra a su varita. Siente que está temblando. Puede sentir la magia acumularse y por un momento cree ver magia parecida a la que se forma cuando usas el avada kedavra.
Apuntando todo directo a Libra. Su Libra.
Sirius ríe. Puede escuchar que lo llaman. Pasos acercándose.
Pero no había tiempo. Podía sentir como la magia de la varita recorre cada nervio de su mano. Sube rápidamente a su cabeza y de ahí se dirige por la parte de su hueso temporal, pasa por su mejilla y se instala en su boca.
Pierde el control de toda su cavidad bucal.
No.
Su gata vuelve a maullar. La varita hierve entre sus dedos de su mano con la marca que se ganó al viajar en el tiempo.
Y con la mano libre, logra tirar la varita.
Y siente una corriente recorrerle cada parte de su cuerpo. La varita quería matar a su gata. A su Libra. En castigo por evitarlo, lo había cruciado.
Déjame cuidarte. La gata sabe demasiado.
“¡Draco!” la voz de Millie se escucha.
Draco tenía razón. Si hubiera esperado a que llegaran, la varita hubiera lanzado un avada kedavra a su felina.
La hubiera perdido.
Sirius deja de parecer un loco. Sus ojos grises se fijan detrás de Severus Snape.
Parecían anhelantes. Enamorados.
Draco siente que el mundo se detiene en ese momento. Nada de lo que sabía hasta ese momento tiene sentido. Esos ojos no deberían ser dirigidos a su padrino. Sino a James Potter. Si no era así, ¿qué significaba todo lo que leyó hasta ese momento? Si Sirius no estaba enamorado del padre de Harry, ¿por qué la traición?
Una rata. Su mente recuerda como Black parecía obsesionado con ese animal.
Animagos. Sirius era un animago. Nada impedía que existieran otros. Que el mismísimo James Potter sea uno… que conocieran a uno con esa habilidad.
Alguien cercano.
“Severus” dice Sirius con mucha más cordura de la que había mostrado antes.
Eso solo confirma las sospechas de Draco.
Puede ver como los ojos de su padrino se amargan y le indican algo claro.
Agáchate.
Draco no lo duda. Se agacha. Severus le da directo un hechizo a Black, pero este lo bloquea.
Puede escuchar los gritos de Justin. Siente la magia amarga de su padrino, mientras que Black lo esquiva con naturalidad. Como si conociera cada técnica de su oponente.
Auror contra mortifago.
“Draco” llama Theo, tratando de acercarse.
Le extiende la mano, pero el maullido de Libra se escucha.
No podía dejarla ahí. Nada tendría sentido de todo esto si la dejaba.
Draco comienza a arrastrase en el piso para tratar de conseguir a su gata. Ella retrocede, como si quisiera que Draco se moviera a un lugar específico.
Cerca de Black.
La lengua de Draco ya no está pegada. La varita dejó de tener poder sobre él luego de ser cruciado.
“Cariño, por favor. Tenías razón. Debí confiar en ti, pero estabas acusando a uno de mis mejores amigos. Ellos son importantes para mí. Yo también los amaba. No tanto como te amo a ti, pero no podía simplemente aceptar esa traición. Escúchame” escuchaba que hablaba Black, tratando de protegerse de los ataques.
Nunca atacando.
Su padrino no decía nada. Parecía más enfocado en herir. No matar, lastimar. Cada hechizo que usaba no iba a matar a Black. Solo causarle tanto dolor como pudiera.
Draco siguió arrastrándose.
Y su gata se quedó quieta. Maulló de nuevo y Black se acercó.
“No” dice Severus “No te atrevas a llevarte a mi ahijado. Black, no te atrevas” dice Severus totalmente enojado.
Draco siente que pierde los colores de su mundo. Puede sentir la presencia del anciano en el lugar. Algunas partes se tornan oscuras.
Vete
Una orden.
Toma la varita y vete.
Otra orden.
Draco quiere alejarse, per tomar la varita con su gata cerca era peligroso. Nada le garantizaba que su varita no lo vuelva a intentar… y una parte de él quería saber más.
Saber la verdad.
Toda. De alguien que sigue vivo. No de Regulus.
Era el padrino de Potter y posiblemente realmente sea inocente.
“Lo siento” dice Sirius “Por tanto. Pero él es mi llave a estar cerca de mi venganza”
Draco mira a sus amigos. Todos con la varita en mano haciendo sus protecciones. Millie está en estado de shock sosteniendo a Justin. Theo es el que estaba más metido en la zona de batalla. Draco puede ver cuando este se deshace de su escudo para intentar lanzar un maleficio a Black, que seguía bloqueando los ataques de Severus mientras retrocedía.
Vete.
Le vuelve a ordenar. Cada vez todo se torna más oscuro.
Pero Draco no tiene que decidir. El maleficio de Theo es esquivado por Sirius y rebota en Severus, quien es expulsado hacia atrás, dándole el tiempo a Black de llegar hacía él. Lo toma del cabello y se aparecen en otro lugar.
Solo Black y él, sin Libra o una varita para que lo proteja y un trato pendiendo de un hilo.