
Un amigo Tejón
5. Mi amigo tejón
El siguiente día llega. Libra se encarga de despertarlo con maullidos dramáticos. Draco desea empujarla para seguir durmiendo. Olvidarse que tiene un año por delante, un diario que leer, dementores asechando a Harry Potter, problemas con sus padres, Blaise molesto y herido por su culpa y una amistad que reparar con Pansy Parkinson.
Oh, no se olviden del criminal inocente que por alguna razón buscaba a Potter.
“Libra” se queja porque su gata no entendía sus deseos de fusionarse con su cama y olvidarse del mundo.
Vuelve a intentar dormir cuando deja de sentir la presencia de Libra sobre él. Solo tiene tranquilidad un par de minutos, porque unas manos le tocan el cabello. Puede sentir la magia de Theo fluir en cada dedo que recorría su cabeza dándole caricias amistosas.
“Déjame dormir” se queja Draco, pero sin realmente intentar alejar la mano de su amigo.
“Millie luego vendrá a despertarte. Además, vas a tener que hacer demasiado hoy con tu maravillosa idea de seguir todos los cursos. De Granger lo entiendo, es un Gryffindor, pero ¿tú?”
Draco rueda los ojos y se quita la mano de Theo que estaba sobre su cabeza. Lo empuja para salir de la cama y se estira. Mira a Libra, quien le maúlla molesta y se aleja para subirse a la cama de Theo.
Nueva habitación, pero la ubicación de las camas era igual.
“¿Qué hora es?” pregunta Draco.
“Suficiente tiempo para desayunar y que corras a nuestra primera clase de Aritmancia o elijas dejarme e ir a Adivinación” responde Theo también parándose ya vestido.
Draco va al baño a cambiarse. Al salir se topa con Blaise, quien lo empuja para pasar. Draco no dice nada, decide ignorar eso por su bien. Theo en cambio observó la interacción con una ceja levantada.
“Nunca nos dijiste porque Blaise no regresó contigo” murmura.
Draco niega. Le toma del brazo y lo jala para irse al comedor.
“Buenos días” saluda Luna con un nuevo estilo de cabello.
Ahora estaba trenzado. No como el año pasado que tenía dos especies de donas de cabello a cada lado de la cabeza. Su varita como siempre siendo sostenida en su oreja. Llevaba los aretes que Draco le regaló y su collar de corcho para protegerse de los nargles.
“¿Qué clase tenemos primero?” pregunta Millie.
“No nos dieron el horario hasta ahora, Millicent, pero en el horario de Draco dice que tengo Aritmancia a primera hora” responde Theo tranquilo.
Millie lloriquea molesta cuando le llega su horario, cubre su cabeza con sus brazos. Luna la consuela con cariño, mientras que con una mano picaba sus panqueques con mantequilla y se los metía a la boca.
Draco no tuvo tiempo de reír, porque Hermione se para frente a su mesa teniendo detrás a Potter. Draco mira a la mesa de Gryffindor donde estaba Ronald sirviéndose cantidades abismales de comida con alegría.
“Creo que es mejor desayunar juntos” dice Hermione con una sonrisa, mientras su mano descansaba sobre su pecho.
El giratiempo.
“Eres tan lista. Vamos” halaga Draco.
“Hola, Draco” saluda Pansy nerviosa.
Draco le sonríe.
“Pans” le saluda con un asentimiento. La mirada de Blaise le agria el momento.
“Bien, tengo mi plato de panqueques, vamos” dice Luna con una sonrisa “Será agradable saludar a Ginny”
Draco mira a sus dos serpientes. Millie suspiró y se levantó para caminar mostrando su pereza al andar encorvada.
“Millicent, así no camina una dama” canturrea Pansy mirando con superioridad a Millie.
Draco hace una mueca. Él había aceptado esto. Pansy era así, no podía cambiar lo que era ella. Una criticona y chismosa, pero era suya. Su amiga… bueno, iba a volver a serlo.
“¿Qué sabe una perra de ser una dama?” pregunta Millie mirando mal a Pansy.
Pansy se sonroja y frunce el ceño.
“Millie, déjala” interviene Hermione “No vale la pena”
“Pansy, por favor” pide Draco mirando a la chica que estaba a punto de replicar.
“Claro, Draco. Suerte en la mesa de Gryffindor” se acerca para darle un beso en la mejilla y se va a su nuevo lugar como alumnos de tercer año.
“Sigo creyendo que esta es la idea más estúpida que has tenido” dice Millie en el camino a la mesa “¿Qué de bueno puede tener Parkinson para que le des una oportunidad? De Potter lo entiendo, el niño viene en el paquete Hermione, pero Parkinson podría pasar el resto de nuestro tiempo en Hogwarts sin hablarnos y ni lo notaríamos”
“¡Ey!” se queja Potter ofendido.
“¿Qué? Solo estoy siendo honesta” dice inocentemente la pelinegra.
Draco suspira.
“Yo lo notaría, Millie. Pansy es importante para mí y yo quiere darle esa oportunidad. No se preocupen, si ella vuelve a lastimarlos… será un adiós definitivo”
“¿Qué hay de ti? ¿Qué hay de como lastimó a nuestro Draco?” pregunta Luna.
Draco mira a la niña. Ella estaba seria. Una parte de él se puso alerta por eso. Ella siempre estaba risueña y con la mirada perdida, pero ahora estaba muy despierta… como cuando confesó que tenía sentimientos por Theo.
“Draco quiere esto” responde simple.
Luna no parece satisfecha, pero asiente. Corre a abrazar a Ginny, quien la recibe contenta de la atención de la niña rubia.
Draco siente la mirada del niño que vivió sobre él. Esos ojos verdes parecen brillar de admiración.
Idiota.
Antes de que pueda decir algo, el brazo de Theo lo rodea y evita que siga mirando a esos ojos de un verde único, un verde avada.
“Está bien. Si quieres darle una oportunidad a Pansy, hazlo. Pero si te vuelve a lastimar. A ti. No nosotros. Dejarás que intervengamos ¿bien?” dice Theo serio.
Draco deja descansar su cabeza en el hombro de Theo, derritiéndose por esas palabras.
La calidez regresa.
Vuelve a mirar a Potter. El niño dorado parecía levemente molesto, pero Ronald lo jala para comenzar a hablar con él apuntando el horario de Hermione.
“¿Cómo lo hará?” escucha de la boca de Ronald “Son demasiados cursos”
“Está bien. Les dejaré intervenir” responde a Theo. El adolescente castaño asiente satisfecho.
Draco se sienta y agarra un plato. Se sirve tostadas y trata de alcanzar la mermelada de manzanas. Estaba demasiado cerca de los dos trols. Potter deja de prestar atención a Ronald para darle el embace.
“Solo tienes que pedirlo” dice con una sonrisa amable.
“yo te pedí la mermelada primero” escucha a Hermione decir de fondo, pero no presta demasiada atención para apresurarse a tomar el envase de mermelada de las manos de Potter.
Draco ignora como sus dedos se rozan. Lleva el pote de mermelada cerca suyo y lo unta en su tostada.
El resto del desayuno no dice nada, solo observa en silencio. Los búhos llegan y a Theo le llega una carta que lee para luego arrugarla y meterla en su túnica sin darle demasiada importancia. Cuando Hagrid aparece, recuerda al estúpido pollo diabólico.
No, no pasaría por eso de nuevo. Se alejaría de la gallina con esteroides y vería al resto de niños ser despedazados a gusto. No, mejor. Tomaría a Millie y Hermione para que los dos trols de su leona lidien con los pollos.
Sí, era mejor.
Con su leona camina para ir a su primera clase de Adivinación. Ambos compartiendo el mismo horario, por lo tanto, Draco sería la única serpiente en esa clase de leones como Hermione sería la única leona cuando la clase sea solo para serpientes.
Potter y Ronald estaban dirigiendo, hasta que Draco notó como iban por un camino que no era.
Idiotas.
“No tengo tiempo para ustedes. Síganme” dice rodando los ojos.
“Si sabias el camino, ¿por qué no dijiste nada?” pregunta Hermione.
“Tenía esperanza en tus trols, para que luego no te quejes que no soy amable” responde Draco con una sonrisa.
Hermione suspira. Draco ofrece su brazo como el caballero que es y ambos comienzan a caminar juntos, sumergiéndose en su propia burbuja, ignorando a los otros dos.
Cuando llegan, Ronald y Potter se adelantan para buscar la puerta.
“Creo que te equivocaste, Draco. Acá no hay nada” dice Ronald.
Draco apunta hacia arriba.
“Sybill Trelawney. Profesora de Adivinación” lee Potter “¿Cómo vamos a subir ahí?”
Draco ríe y observa satisfecho como la escalera baja. Avanza y comienza a subir para luego extender su mano a Hermione. Ella acepta encantada por ese trato. Draco cree escuchar un bufido por parte de los dos trols. No es culpa de Draco ser un mejor caballero que ellos dos.
Cuando entran al salón, Draco deja que los niños observen el lugar.
“¿Dónde está la profesora?” escucha a Ronal preguntar.
Draco lleva a su leona a una mesa. La profesora hace acto de presencia y saluda a todos.
Nota la presencia de Longbottom, porque este lo saluda con la mano. Algo curioso responde el saludo. Era agradable.
La clase no fue tan importante. Solo otra señal de que Potter necesita una limpia de su suerte, porque solo a él se le adivinaría un futuro tan terrible como tener a un Grim en su taza.
Cuando la profesora deja de hacer su espectáculo. Se acerca a él y su taza. Mira como Hermione frunce el ceño cuando la profesora le pregunta si necesita ayuda.
Puede notar que esta será la clase menos favorita de su leona. No la culpaba, la profesora era una completa chiflada.
Draco deja que la profesora tome su taza.
“Oh, querido” dice la profesora mirando su taza “Cuanto lo siento. Una cruz y una calavera en una misma taza”
Draco mira a la profesora, no entiende.
“Penalidad y sufrimientos junto a un peligro en tu camino. Las tazas nunca mienten”
Draco mira la taza. Se centra y observa la cruz junto a una borrosa calavera. No va a decir nada, a este punto las desgracias ya deberían ser parte de él.
“Bueno” dice cuando la profesora se aleja para mirar a sus leones “Pudo haber sido peor, digo. No me tocó el Grim” mira como Potter se cruza de brazos y frunce el ceño.
“No es gracioso. No es divertido que te digan que vas a morir mirando una taza” se queja San Potter.
Draco recuerda como Voldemort había gritado a toda la comunidad que Harry había muerto. Claramente era mentira, porque Harry se levantó para acabar con ese monstruo. Pero en ese breve momento donde creyó que Harry había muerto… no desea repetir el sentimiento.
“Créeme, Potter. Son tonterías. Tú no vas a morir”
Potter le mira a los ojos y asiente confiando en sus palabras.
“Draco tiene razón. Ni siquiera creo que se parezca a un Grim” interviene Hermione.
“Que alivio, creí que era el único que miraba a un burro en la taza de Harry” habla Ronald llevándose la mano al pecho “No puedo desaprobar este curso. Mamá me entierra vivo si pasa”
La profesora acaba con la clase minutos después.
Hermione le jala del brazo, ambos se miran seriamente. Era momento de usar el giratiempo para ir a Aritmancia.
Theo. Una clase con Theo.
Se lleva a Hermione con él a la clase. Podía recordar perfectamente a Blaise quejarse de tener que seguir el camino a esa clase.
Ventajas de que a sus amigos les gustaran cosas distintas.
“Pensé que tenían adivinación” dice Theo curioso de ver llegar a los dos a la clase.
Hermione se tensa, pero Draco solo se sienta al costado de Theo.
“¿No te alegra tenerme aquí? Pésimo amigo”
Theo solo alza la ceja para después rodar los ojos y volver a su lectura. Draco le sonríe a Hermione, quien más tranquila se sienta a su costado para atender la clase.
Draco ignora como Blaise se luce en esa clase, usando el mismo porte que su padre y la manera de arrastrar las palabras que jamás había escuchado de los labios del mago.
El rumor del futuro de Potter se esparce como pólvora. El pobre niño que vivió se veía miserable todo el tiempo, aunque menos preocupado por las palabras de Draco.
El momento de volver a ver a su viejo enemigo, el pollo diabólico, llega.
Draco se va para atrás con Millie. Theo tampoco seguía esa clase. Eso lo decepcionó, solo tuvo una mañana para estar con él. También extrañaba a Luna.
Hagrid se encarga de abrir su clase. Cuando llega la mención de los libros, Draco hace una mueca al recordar que tenía que acariciar el jodido libro.
“… Asegúrense de que tengan una buena visión. Lo primero que tienen que hacer es abrir sus libros”
“¿De qué modo?” pregunta Pansy arrastrando las palabras, mientras Blaise mostraba el libro moverse furioso.
“¿Qué?” pregunta el mago.
Draco no se siente mal por el semigigante. Era un idiota por haber elegido ese tipo de libros. Existían otros muchos mejores que tenían también una buena información de criaturas mágicas.
“¿Cómo vamos a abrir estos libros? Son demasiados violentos” se vuelve a quejar Pansy.
“Pensé que entre animales se llevarían bien” escucha que Millie dice murmurando con humor.
Draco suspira.
Da un paso adelante y saca su libro atado con un cinturón, comienza acariciarlo con cuidado y el libro se abre. Un pequeño paso en su camino a ser una buena persona.
“Así es la forma, Pansy” dice mirando a la bruja.
Pansy parpadea sorprendida. Repite la acción y hace una mueca al ver como se abre el libro. Mira a Hagrid como una fiera apunto de atacar para luego soltar todo su veneno en un suspiro cansado. Regresa su mirada a Draco y retrocede.
No dijo nada contra el semigigante por él. Eso calentó el corazón de Draco.
“Sí, así es. Muchas gracias, Draco" dice Hagrid mostrándose brillante.
Draco vuelve a su lugar. Mira como Hermione le sonríe agradecida y a Millie rodar los ojos mientras en sus labios podía leer “Presumido” de forma cariñosa. Draco se siente bien por eso. No semigigantes tristes.
Solo quedaba el pollo del diablo.
Hagrid sigue con la clase más emocionado que nunca. Draco mira eso con cierto orgullo. Él hizo que el semigigante no volviera a fracasar.
Sí, pequeños pasos exitosos al camino de convertirse en un mago de la luz.
Cuando Hagrid se adentra en el bosque, toma la mano de Millie para tranquilizarse. La niña le corresponde con curiosidad.
Y ahí, a lo lejos, podía ver a los hipogrifos acercándose detrás del semigigante.
Una de ellos lo había atacado en otra vida.
“¿Por qué estás así de nervioso?” pregunta Millie.
“Odio a las gallinas” responde.
Millie no entiende. Hermione lo mira curiosa porque también escuchó.
“No te preocupe, Draco. Yo te puedo cuidar” dice Potter con seriedad.
Draco está por decirle que se callara, porque no le hace bien a su corazón, pero Hagrid anunciando que podían acercarse a las criaturas.
“¡Hipogrifos!” dice Hagrid alegremente “¿A que son hermosos?
Draco da un paso atrás. Millie se pone en su delante para crear así una barrera con esos animales.
“Draco, si no te sientes bien… podríamos ir a la enfermería” propone Hermione.
Draco niega. Saca de su túnica su filtro de paz y se lo toma de una sola.
“Yo puedo” murmura.
“No tienes que quedarte si no quieres. Piensa en ti, sabía que la decoloración te llegaría a afectar” gruñe Millie.
“Si quieren acérquense un poco” propone Hagrid.
“Vayan. No hagas sentir mal a Hagrid” pide Draco.
“No te vamos a dejar así, amigo” dice Ronald igual preocupado “Estas más pálido de lo normal. Si tenemos que llevarte a la enfermería, mejor hacerlo contigo caminando”
Draco frunce el ceño.
“Potter, ve” ordena al chico “Apoya a tu amigo Hagrid”
“No, te ves mal. También quiero quedarme contigo” dice Potter serio.
“Potter” repite haciendo énfasis en que lo obedezca.
Potter frunce el ceño, pero no se mueve.
Draco gruñe. Odiaba esto. No necesitaba que todos se preocupara. Lo hacían sentir débil. Él es quien debe cuidarlos… no puede gastar el tiempo y la atención de sus amigos de esta manera. Así que es él quien da el primer paso para acercarse con cautela. Hagrid parece feliz por ver eso. Comienza a explicar la naturaleza de los hipogrifos, mientras Draco siente los efectos de los filtros de paz calmarlo. Siente los ojos de todos sus amigos (y Potter) sobre él, pero finge indiferencia.
“¿Quién quiere ser el primero?” pregunta Hagrid emocionado.
Nadie parece intentar dar un paso al frente. Draco puede entenderlos. Solo un idiota podría dar un paso adelante con el propósito de acercarse a esas cosas con alas y esas estúpidas garras.
Jodidos Pollos. Malditos. Desagradables. Extínganse.
“Yo” la voz de Potter lo hace saltar. El niño que vivió se gira para verlo “Te demostraré que no hay nada que temer” dice decidido.
Draco quiere decirle que no tiene que ser un Gryffindor idiota, pero esos ojos verdes con brillo intenso le quitan la capacidad de hablar.
“Harry” escucha que dice Hermione y Ronald, pero él no es capaz de decir algo.
Solo se queda ahí, observando.
Su alma se va de su cuerpo cuando mira como Potter saluda al Hipogrifo como indica Hagrid. El deja vu del pasado lo ataca, pero esta vez era diferente.
Esta vez… Potter no lo hacía por su amigo Hagrid… lo hacía por él. Draco Malfoy.
Su corazón late por eso. Su corazón grita. Harry. Harry. Harry. Pero su mente solo quiere matar al mago con cicatriz por ponerse en un peligro innecesario.
“Va a morir” escucha que dicen una de las gemelas Pavarti junto a una asustada Brown.
Niñas ridículas.
“Él no va a morir” salta a decir Hermione molesta “no digas esas cosas a la ligera”
“Yo sí creo que va a morir, Mione” acepta Millie pálida “Lo siento, Draco. Tan joven para quedar viudo”
Ronaldo no puede evitar reír por eso, aunque también estaba igual de pálido.
Cuando Hagrid hace que Potter monte al pollo y el animal lo lleva, cierra los ojos. No ve nada hasta que nuevamente cara rajada regresa sano y salvo. Cuando se acerca nuevamente a ellos, Draco no puede evitar empujarlo molesto.
“Escúchame. No me importa si eres el estúpido niño que vivió con suerte para evitar la muerte, jamás vuelvas a hacer esa ridiculez” le reprende.
“Pero así te mostré que no hay nada que temer” dice Potter mirándolo serio “Eso es lo que hacen los amigos, ¿verdad? Tú también hubieras hecho lo mismo si uno de tus amigos se hubiera asustado”
“No, Potter. Soy un jodido Slytherin. Me hubiera llevado a mis amigos lejos de esas cosas si ellos estuvieran asustados, no me acercaría como un suicida. Pudiste haberte lastimado. Tienes al jodido Grim en tu taza de té, no puede arriesgarte así. Deja de querer morir por hacerte el héroe”
Potter frunce el ceño. Abre la boca para refutar molesto e iniciar una pelea, pero Hermione interviene cansada.
“Niños, ya basta” se mete Hermione “Pero Draco tiene un punto, eso fue peligroso, Harry”
“Millie, ayúdame por favor” escucha de fondo a Longbottom.
Draco se aleja dejando que Hermione se encargue de él tonto uno. Observa como Millie sigue al Gryffindor insegura porque lo seguía mirándolo mientras caminaba. Le hace una seña que indica que irá con ellos, pero Ronald se acerca.
“Eso fue intenso hermano” se acerca Ronald “Sabes que lo hizo para hacerte sentir mejor ¿verdad? Solo hubieras agradecido” le aconseja incomodo.
“Si le agradezco, él seguirá haciendo cosas estúpidas” dice serio.
“No sé si será porque no nos vimos por casi un año, pero has cambiado bastante”
Draco no responde. Solo observa como Millie se acerca cuidadosa junto a un tembloroso Longbottom que le había pedido que la acompañe, ya que, el resto de Gryffindor’s estaban con su propio grupo de amigos y el pobre niño no había sido incluido.
Sí, podría adoptar a Longbottom.
“Longbottom, espera” dice serio.
Pero lo que sucede pasa en cámara lenta. El pobre niño al girar a verle, no se da cuenta que lo hace de una forma brusca, asustando a la criatura. Millie retrocede gritando, provocando que la criatura se altere más.
Draco corre. Mira como la criatura se prepara para usar sus garras en contra de lo que tiene delante y ese es Longbottom. De forma ágil jala al niño del brazo y lo empuja más atrás de él. Suficiente distancia para que esté a salvo, pero no existe espacio para él. Solo siente nuevamente como su brazo es desgarrado y el suelo frío.
“¡Draco!” escucha que grita alguien, pero queda opacado por su propio grito de dolor.
“¡Mierda!” dice llevando su mano a su herida. Siente como la zona se humedece “¡Estúpido Pollo! ¡Lo sabía! ¡Sabía que volvería a pasar!” grita enojado.
Siente como las personas a su alrededor gritan. Millie está gritándole a Hagrid, puedo entenderla levemente en su propio pánico. Hermione también está gritando y siente unos brazos alzarlo.
“¡Suéltame! ¡No me toque!” grita.
No. No lo pueden tocar así.
Lo último que ve es el verde de Harry y luego, despierta en la enfermería. Pomfrey aparece y todo pasa como antes, pero él elige irse en vez de quedarse a fingir que se estaba muriendo. Tiene que tener el brazo descansando porque las garras del hipogrifo provocaban que los nervios en esa zona no regeneraran con rapidez por las pociones. Si quería una recuperación absoluta, debía tenerlo reposando.
Llega para la cena.
Puede sentir la mirada de todos.
Nota que todos sus amigos estaban en la mesa de Slytherin. Pansy también estaba ahí junto a Daphne y la pequeña Astoria.
Camina rápido y se sienta junto a Luna y Theo. Su prima mira su brazo vendado.
“¿Por qué siempre que creemos que tendremos un año decente te pasan estas cosas?” pregunta Theo molesto “Un jodido Hipogrifo. No. Estoy enojado. Ese maldito jardinero debe ser despedido ¿Cómo permitió esto? Iremos a escribirle a tía Cissa en este momento”
“Ella ya lo sabe” se mete Millie igual de furiosa “Yo misma me encargué que la profesora McGonagall me prometa que le avisará a tía Narcissa. No puede ser posible esto. ¿Cómo pensó que esos animales eran una buena idea? ¿Es que acaso ese profesor no piensa?”
Draco mira como los leones escuchan todos avergonzados, no podían decir nada para defender a su amigo, porque era verdad. Solo les queda escuchar todo en silencio y esperar que Draco se niegue a tomar represalias.
“No” decide ser él quien defienda a Hagrid.
Recuerda como fue enviado a Azkaban siendo inocente. Alguien que sobrevivió a ese lugar repleto de dementores siendo inocente no merecía ser despedido.
“¡¿No?!” dicen Theo, Millie y Pansy al mismo tiempo, para mirarse entre los tres sorprendido por un instante y ponerse de acuerdo en su alianza para vengar a Draco.
“¿Estas bien de la cabeza, Draco Malfoy?” dice Pansy furiosa “¡¿O es que ese pollo te dejó mal la cabeza?! Pudiste haber perdido el brazo ¡Pudo herirte el jodido cuello y ahora te estaríamos velando! ¿Y dice que no? ¿Es que acaso le tienes pena a ese idiota gigante?”
“Parkinson tiene razón” dice Millie comenzando a sonrojarse de rabia “No puedo… tus gritos… no puedo dejar de recordar tus gritos. No nos pidas tener piedad por el mayor responsable de esto. El hipogrifo tiene que morir. No estaré tranquila hasta que ese maldito animal derrame la sangre que tu derramaste”
“Sí” dice Theo igual de frío “Es lo mínimo. Draco, las cicatrices de ataques de hipogrifo nunca se evaporan. Lo mínimo que podemos tener de todo esto es el despido del jardinero y al hipogrifo muerto. No podemos-”
“Eso es horrible” habla Hermione interrumpiendo a Theo “Ustedes suenan horrible. Es solo un animal. Sí, fue horrible lo que le pasó a Draco, pero solo estaba siguiendo sus instintos. Hagrid tampoco sabía que esto pasaría. Sabemos que Draco está herido, pero…”
“No” dicen Millie y Pansy a la vez “Ese hipogrifo debe de pagar/¿Es qué no piensas, Granger? Mira el brazo de Draco”
“Granger” dice Theo furioso “Si te importa más un estúpido animal y un incompetente profesor, no mereces ser amiga de Draco. Mira su brazo. Recuerda sus gritos ¿cómo quieres que estemos tranquilos?”
“No le hables así a Hermione” salta a defender Potter a su amiga “Sí, estamos molestos todos, pero no le puedes hablar así, Nott”
La leona se encoge y comienza a llorar en silencio.
“Amigo. No hablan en serio, ¿verdad?” pregunta Ronald pálido, mirándolo a los ojos “Eso es…”
“Draco” interrumpe Luna “No quiero que le hagan daño al Hipogrifo… pero si eso lo que tu deseas por cómo te lastimó”
Draco no sabe que decir. Busca una respuesta en los ojos de Potter. Él está tan asustado, enojado… pero no con deseos de sangre como sus serpientes. Era demasiado noble como para desear la muerte de un animal.
“No, no quiero esto” dictamina serio.
Todos se quedan callados, menos Potter.
“¿Qué quieres?” pregunte el niño que vivió.
“Quiero que el pollo viva” dice serio “Y que Hagrid no sea despedido. No deseo eso en mi consciencia”
“Draco” dice Hermione en un hilo de voz mientras lo miraba aliviada.
“Draco” en cambio sus serpientes parecen totalmente enfadas por eso.
“Nada. Ya dije. Si mi madre quiere iniciar un juicio, la detendré. Fue un jodido accidente. Yo elegí rescatar a Longbottom de ese destino. Así que soy responsable también de esta herida”
“Millicent, quiero hablar contigo” dice Pansy roja de la furia.
Millie mira a la bruja y asiente. Ambas se alejan.
Draco no sabe que pensar por eso, pero Theo llama su atención agarrándolo de las mejillas.
“No sé qué pretendes con esto, Draco. Me cuesta creer que dejarás pasar esto así, pero me estas cansando. No te cuidas. Un día simplemente nos dirán que moriste por alguien, porque todas tus acciones me hacen pensar que eso puede ser una posibilidad y me da miedo. Eres… eres mi mejor amigo”
Draco quiere decir algo, pero el llanto de Luna lo interrumpe.
Todos miran a la niña rubia llorar. Nadie sabe por qué.
Draco se apresura a verla. A cuidarla.
“¿Luna?” pregunta asustado.
“Theo tiene razón” es lo único que dice la niña, abrazando a Draco mientras sigue llorando.
El niño rubio no sabe qué hacer. Mira a los leones, quienes también están como él.
Millie y Pansy regresan. Ambas niñas parecen serias.
“¿Por qué Luna está llorando?” pregunta Millie mirando a la niña sollozar abrazada a Draco.
“Nada, Millie” responde Draco.
El resto de la cena es en silencio.
Cuando Draco quiere alejarse para descansar, Potter se acerca.
“Eso es de admirar, Draco” dice mirando sus ojos “Gracias por no querer perjudicar a Hagrid, nosotros nos encargaremos de hablar con él para que mejore y deje de lado las criaturas peligrosas. No volverá a pasar, te lo prometo”
Draco asiente.
“Que consuelo, Potter” habla Theo furioso “Pero el daño ya está hecho. Si quisieras de verdad ayudar a Draco, hablarías con ese… ese idiota y le pedirías que renuncie por respeto y para proteger también el resto de alumnos que llevarán con él”
Potter frunce el ceño. Mira furioso a Theo.
“Cállate, Nott” dice con rabia.
“Vamos, Theo. Deja a Potter y vayamos. Estoy cansado y solo quiero ir al cuarto”
Theo suaviza su mirada. Le sostiene del brazo y mira por última vez a Potter, quien le dedica la mirada de odio más potente que tiene.
No importa, Draco está demasiado cansado como para que le importe.
Su padrino se entera del accidente. Lo llama a su despacho y le pregunta cómo está su brazo. Le da pociones para disminuir la intensidad de la cicatriz que la herida dejará y le grita cuando Draco dice que no quiere consecuencias para Hagrid. Le exige que se vaya de su despacho por comportarse como un Hufflepuff y obedece.
En su camino al comedor, Longbottom se cruza en su camino.
“Yo solo quería… Quería agradecerte por haberme salvado del hipogrifo” dice con nerviosismo.
Draco mira al mago. Una parte de él no entiende como ese mago se convirtió en el asesino de Nagini. La otra, le grita que se haga su amigo. Más héroes de guerra para ayudarlo a salvar a su padre de Azkaban.
“Sí, de nada” dice “Pero deja de ser un idiota y valora más tu vida”
Longbottom asiente. Lo mira con admiración y Draco lo invita a comer con sus serpientes. Theo y Millie lo miran raro, pero Luna recibe al niño Longbottom con cariño, preguntándole cosas extrañas que el niño responde dudoso, aliviándose cuando la niña no lo corrige si está equivocado.
Los siguientes días pasan en automático. Llega el jueves con rapidez.
En las clases de pociones, su padrino obliga a Potter y Ronald que corten sus ingredientes. Ronald estaba molesto, pero no se quejó en voz alta, mientras Potter, a diferencia de su otra vida, estaba concentrado en hacer bien su trabajo.
Así las clases con el profesor Lupin llegan.
Draco decide ponerse al último. Desean ignorar el hecho de que posiblemente se revelará su Boggart. Ignora la explicación del profesor.
No deseaba nada de hombres lobos. No importaban si era un mago de la luz. Ver a Lupin le hacía ponerse nervioso, tal como con Greyback. Había pasado por demasiadas torturas a su cargo como para que su misma magia se pusiera arisca con seres así de asquerosos como los hombres lobos.
No lo quería cerca, como a los Hipogrifos.
Cuando Lupin los guio al armario, se puso al último sin dudar, pero los ojos de ese profesor se posaron sobre él.
“Señor Malfoy, ¿le gustaría ser el primero?” pregunta Remus con amabilidad.
Draco quiere negarse, pero uno de los Gryffindor's a su alrededor lo empujar.
“Profesor, no puede obligar a un alumno a ser de voluntario así” habla Pansy molesta “¿Qué hay de la privacidad? No podemos revelar nuestros miedos así, podrían utilizarlo en nuestra contra”
“Parkinson tiene razón. Además, está herido” dice Millie seria.
“Tranquilo chicos, usualmente los miedos que tienen a su edad no son serios. No se preocupen” dice el profesor con una sonrisa “Estos cambian conforme vamos creciendo. Estarán bien. Lo que les atormenta hoy, puede dejar de asustar cuando sean adultos. Además, es necesario que sepan enfrentarse a un Boggart, vienen en sus TIMOS”
“Profesor, quiero ser voluntario” da un paso al frente Potter.
“No te preocupes, Harry. Draco lo hará ¿verdad?” pregunta el profesor con una sonrisa amable.
Draco camina. Se coloca delante del armario y saca su varita.
Está temblando. Su varita en sus manos arde de rabia. Era un misterio como no se encontraba humeando o esté quemando la mano de Draco.
“Bien, recuerda. Usar el Riddikulos pensando en algo gracioso. Vencer a un Boggart con una buena carcajada” los niños ríe por eso “Comencemos por cosas sencillas, ¿cuál es tu mayor miedo?” pregunta cálido.
“no lo sé” responde serio.
Lupin parpadea sorprendido, pero sonríe compresivo.
“Bien, ¿qué es lo que más te da felicidad? ¿Qué te hace reír?”
Draco no piensa demasiado. Se sorprende que lo primero que venga a su mente son sus amigos en su jardín junto a su madre. Todos disfrutando en la competencia de Quidditch. Potter y él volando mientras eran aclamado. Él sintiéndose el rey del mundo, deseando que jamás acabe.
“Mi familia, rio mucho con ella” responde sincero.
“Bien, eso es lindo, pero no podemos trabajar con eso. ¿mascotas?” pregunta.
“Una gata negra y muy quisquillosa”
Todos se ríen por eso, sobre todo Millie.
“¿Ella tiene alguna ropa? ¿Algún accesorio gracioso como un sombrero tonto?” pregunta.
“Sí, demasiados”
“Bien, sea lo que salga del armario, imagínalo usando esos accesorios”
Draco asiente, se prepara.
El profesor abre la puerta.
De ahí, una mano pálida sale primero. Esa mano avanza hasta ser un brazo completo cubierto por una manga de una ropa común para un prisionero de Azkaban. Sale otro brazo igual. Una pierna larga y vestida con el mismo uniforme. Luego, sale todo el Boggart completo.
Era él. Su versión de Azkaban. Su mirada de miseria pura y sufrimiento. Sin padres y el amor de su vida que lo acompañen.
Completamente solo.
Completamente infeliz.
Los murmullos comienzan a esparcirse por la habitación.
“vamos, Draco” escucha que dice el profesor.
Draco no se mueve. No podía creer que se estaba viendo. Se veía tan destruido, tan delgado… tan muerto en vida.
“no” susurra “¡NO!” grita.
Siente como su magia se expande.
El Boggart suelta un sonido extraño, se comienza a mover y a caer en el suelo, pero seguía teniendo su forma. Los gritos de la mayoría se escuchan, pero nadie se mueve. La criatura se retuerce y luego se derrite y el líquido se esparce por el suelo, siendo absorbido por la madera del piso.
Recuerda al Dementor y como se evaporó.
En ese momento su mano arde. La mira y observa como en el dorso donde está su marca que lo conecta con el anciano brilla como si lo estuviera quemando.
No correrás peligro. No puedes morir
Draco se queda quieto. Retrocede y mira al profesor Lupin. Este está parado ahí sin palabras.
“Chicos, creo que esto es todo por hoy”
Draco se apresura a recoger sus cosas.
“¿Qué fue eso?” pregunta Hermione antes de que Millie lo haga.
“Derretiste al Boggart. Literalmente lo derretiste” dice incrédulo Ronald.
“Draco, ¿qué sabes?” pregunta Millie.
Draco se siente apunto de gritar que se aparten, pero es jalado.
“Lo están sofocando, idiotas” gruñe Pansy “Vamos, recoge tus cosas”
“Draco, quédate por favor. Quiero hablar contigo” pide el profesor.
“Lo siento, profesor” gruñe Pansy “Entenderá que un suceso así de traumático debe ser procesado por una persona de trece años. Hablará con usted cuando se calme, ahora déjelo respirar aire”
“Draco” llama Theo.
Pansy pone todas las cosas en la mochila de Draco y lo saca del lugar. Ignora a Daphne, Blaise, Greg y Vicent.
Draco se quita su corbata y comienza a tratar de respirar. Pansy lo observa en silencio.
“Eso fue una mierda” dice la niña.
Draco asiente. Se desabotona los primeros botones de su camisa y comienza a tratar de controlar su respiración.
“No sabes cuanto” murmura.
“Todos los profesores son unos idiotas. Estás claramente teniendo un ataque de pánico y quiere hablar contigo. Merlín, que rabia”
“Gracias… por sacarme de ahí”
Pansy frunce el ceño.
“Si no lo hacía, te iba a tragar tu pánico para tranquilizar a tus amigos, porque eres un idiota”
“¿De qué hablaron tú y Millie?” pregunta, porque ella tenía la razón. Lo hubiera hecho.
“Solo encárgate de tranquilizarte, ¿Bien?”
Draco no vuelve a preguntar. Solo se queda mirando el lago en silencio.
No sabe cuánto tiempo pasa, pero sí el suficiente para estar tranquilo. Entre el movimiento del lago por las criaturas que viven ahí, escucha como se acerca una persona.
“¿Estás mejor?” pregunta Luna.
Draco deja que la niña se sentara entre Pansy y él.
“Sí” responde.
“Están todos preocupados en la biblioteca. Es gracioso como sin ti no pueden hacer la bulla que quieren. Nadie sabe que hechizos usas para ocultar nuestros ruidos de la bibliotecaria” comenta Luna “Millie intentó replicarlo, pero no le salió. Los torposoplos están comenzando a ser molestos, pero no te pediré que vayas a sacarlos si no te sientes bien”
“vamos, liberemos a todos de esas feas criaturas” Dice Draco levantándose.
“No, podríamos armar coronas ¿Quieres una, Pansy?” pregunta a la bruja.
Pansy no entiende nada de la conversación, pero asiente.
“Siempre es bueno reconocer a una reina cuando la ven” dice simple.
Draco vuelve a sentarse. Luna se encarga de armar coronas y colocarlas en las cabezas de ambos. Cuando es ya de noche, ambas serpientes van a dejarla a su torre.
Llegan a las mazmorras. Ahí está Millie y Theo esperando en el sofá.
“Draco, estábamos preocupados”
“Millicent, déjalo. Está cansado” pide Pansy, quitándose la corona de la cabeza.
Draco solo le da un beso en la frente de Millie y se va a acostar.
Antes de eso, saca de su baúl el diario de Regulus Black. Debía comenzar a leer. Pronto de acercaría Halloween.
Siente la mirada de Blaise sobre él. Le regresa la mirada y este lo vuelve a ignorar para meterse a su propia cama.
Libra maúlla. Draco deja el diario de su tío sobre su cama, se mete y acaricia a su princesa hasta quedarse dormido.
Draco falta al desayuno. Coloca protecciones para que nadie pueda abrir sus persianas y saca el diario de Regulus Black para distraer.
Al inicio de cada página hay fechas y su edad. Ignora bastantes páginas, no le interesa indagar en los pensamientos de un niño de ocho años. Se queda en una página que tenía varios borrones y la letra demasiado desordenada.
“25 de junio de 1978- 16 años
Hoy es mi cumpleaños número dieciséis. Madre está emocionada. Dice que pronto me reuniré con el señor Tenebroso para adquirir la marca. Claro, soy el reemplazo de Sirius.
Lo tomaré. No seré como él. Con la futura victoria de Lord Voldemort, nuestras familias Black, Malfoy y Rosier se alzarán y se llenarán de la gloria como los principales seguidores. Con la marca, podré salvar a mi tonto hermano cuando regrese arrepentido de haberme traicionado de esa manera. Con la marca, James también será perdonado por atreverse a ser un auror de la luz.
Idiotas. No saben lo que les conviene.
Traidores, pero soy mejor que ellos. Mucho mejor.
Pandora me propuso huir juntos a una cabaña que les perteneció a sus padres en Escocia. No lo haré. No puedo dejar sola a mis padres. Soy el único hijo que les queda. No puedo ser como Sirius y abandonar a la familia.
No. Soy mejor.
Así que, eso es todo. En unos días tendré la marca y podré tener acceso a todo. Ser un mortifago. Luchar en la guerra para que mis padres no lo hagan.
Puedo con esto. Tengo a Evan, barty y Severus. Ellos también tendrán la marca. Pandora se irá y regresará para disfrutar de la gloria. Así pasará.
Tengo miedo”
Draco sintió como se le hunde el estómago. No puede seguir leyendo esto. Esas palabras… le recordaba tanto a su vida pasada. La madre de Luna tratando de escapar era Blaise yéndose a Italia para escapar de la futura guerra… Los amigos de su tío siendo Pansy y Astoria ahí para él.
Sale de su cama dejando el libro ahí. Se va a vomitar y se lava la cara.
Usa un tempus y se apresura a su primera clase. Estudios Muggles. Un curso que le recuerda perfectamente que ya no tendrá ese futuro y que ya no es más esa persona que creyó que los ideales de Riddle ganarían y le traerían beneficios, ignorando toda la sangre que se derramaría después.
Draco nota que Hermione está sentada con Longbottom. La niña lo mira para luego mirar molesta a Longbottom. Draco niega y avanza hasta encontrar el único asiento vacío.
Justin jodido Flinch-Fletchley.
“Hola” dice nervioso el tejón.
Draco arruga la cara. Bufa y se sienta en el lugar vacío.
“Ten cuidado, Flinch. No se me ha olvidado tu estupidez del año pasado. No me importa si te petrificaron y estás traumatizado, no dudaré en descubrir la manera de petrificarte de nuevo” amenaza molesto.
El tejón comienza a temblar como una hoja de papel. Comienza a jugar con sus manos mientras pequeñas lagrimas se formaban.
Draco ignora al tejón durante toda la clase. Mientras la profesora se presentaba energética, un pequeño papel le llega a su mesa.
Debemos hablar después. Todos nos reuniremos en la biblioteca.
Draco suspira. Arruga el papel y sigue mirando las clases.
Draco sale del aula con sus cosas. Quiere huir y no tener una conversación, pero una mano lo jala.
Era el tejón.
“Yo… yo… quiero hablar” lo último lo dice con rapidez.
Draco quiere negarse, decirle que se pudriera y que vaya a ofender a otros lejos de él, pero de fondo ve a Hermione acercándose.
“Usualmente me negaría. Me pareces patético y no me agrada hablar con personas patéticas, pero estas de suerte. Vamos”
El tejón asiente con temor. Draco ignora el llamado de Hermione y se lleva al tejón a uno de los salones vacíos para hablar.
“Bien, di lo que tengas que decir y vete” se cruza de brazos.
El tejón se queda parado. Sus manos tiemblan y parece querer gesticular palabras, pero no podía decir ni una palabra.
Era irritante.
“yo…” se arma de valor “Quería disculparme. Cuando fui despetrificado, entendí que mis palabras no fueron buenas y que estaba siendo una persona demasiado insensible”
“Lo cual para pertenecer a la casa de Hufflepuff, la más noble y trabajadora, resultaste ser toda una decepción. Únete al club” comenta Draco exasperado “¿Terminaste?”
“No. Lo que dije fue terrible. No pensé en nada, estaba muy asustado por todo y no pensé que mis palabras te pudieron lastimar te a ti o a todos los amigos de Granger… unas simple disculpas no van a bastar, pero eso es todo lo que puedo ofrecer. No sirvo para nada… yo… soy un cobarde, no sirvo ni como Hufflepuff, nadie me quiere hablar ahora porque los cansé con mis miedos, pero de verdad lo siento tanto. Por favor, Malfoy. Discúlpame. Me iré a disculpar con Granger, con Potter, con todos tus amigos. Solo quiero que de verdad me perdones. Sé que dices que para ser un Hufflepuff, no actué como uno, pero… no lo soy. Realmente no sé qué soy, el sombrero me puso ahí porque no sabía a donde más ponerme. Soy un… un error. Ni siquiera debería estar aquí”
Draco se queda parado. Siente pena. Ante él solo está un niño asustado… alguien que no va a sobrevivir cuando la guerra comience… aunque bueno, es un nacido de muggles. Ni siquiera va a estar en el castillo cuando la última batalla inicie.
Por alguna razón, se siente identificado. Él también se siente un inútil y un cobarde. No podía simplemente negarse a sus disculpas… porque sería muy cínico de su parte. Además, como ese tejón se expresaba de sí mismo provocaba que el instinto de Draco se activara y lo deseara ayudar. Que no se vea como un error.
Que nadie se sienta como él.
“ya, deja de llorar Flinch-Fletchley. Estas perdonado” se acerca para jalarlo de la túnica y lo apunta con la varita “Pero vuelves a hacer lo mismo y te juro que tus padres muggles van a tener que aprender cómo funciona San Mungo para que te saquen de ahí, ¿entiendes?”
El tejón asiente asustado, pero aliviado.
“Creo que Granger quería hablar contigo” murmura.
Draco hace una mueca.
“No quiero hablar con ellos ahora. Quiero un descanso”
“Podríamos ayudar a los elfos… a ellos les disgusta un montón, pero los estuve ayudando desde que inició Hogwarts para no estar tan solo. En las cocinas hay muchas cosas que podemos hacer”
“Merlín, cuando hable con los idiotas de mis amigos vendrás a comer con nosotros, pero primero te disculparás con Mione”
“Sí, lo haré” promete el chico.
Así, Draco permitió darle la oportunidad a un Hufflepuff a ser un posible amigo, solo porque se sintió identificado. Daba igual.
Gracias a él logró evitar a sus amigos el resto del día. No quiso regresar a las mazmorras, así que el chico lo metió a su sala común para permitirlo quedarse a pasar la noche en el sofá con muchas mantas.