
Dementores y Giratiempos
4. Dementores y Giratiempos
Draco, sus padres y Blaise llegan al Anden 9 ¾ temprano, como toda familia educada hace.
Draco tiene su baúl cargado. No deseaba que Nixie se molestara en algo que él podría hacer solo.
Cuanto había cambiado.
Por otro lado, Blaise ni siquiera le dirigía una mirada al elfo que le dieron. Estaba más ocupado mirando a todos altivamente, de la misma forma que lo hacía su padre. Ambos pareciéndose como una vez Draco y Lucius se parecieron en otra vida.
Draco no iba a dejar que le afecte. Se lo merecía.
Su madre estaba acercándose a él para decirle palabras de aliento antes de dejarlo ir al tren a iniciar un nuevo año, pero Pansy llega lentamente.
“Draco” dice la niña, acercándose con su querida elfina Tinnie que cargaba su maleta “tía Narcissa” saluda evitando llamarla por la versión más cortapor la mirada día que le derige la progenitora de Draco.
“Pansy” saluda de forma cortante su madre, llevando protectoramente su mano al hombro de Draco.
“Quería saber si podríamos compartir compartimento. Sé que por lo de Sirius Black suelto te gustaría estar con la… Millicent, te gustaría estar con Millicent y tus demás amigos, pero no me iba a quedar con las ganas de preguntar”
Draco mira a la chica parpadeando. Una idea le llega a la cabeza.
“No te preocupes” se niega y la abraza para susurrarle discretamente en el oído “Invita a Blaise, no quiero que esté solo”
Pansy finge que no escuchó nada. Mira a Blaise con cariño luego de alejarse de Draco.
“Blaise, vamos. Daphne estará esperando” no era una invitación.
¿Por qué Pansy invitaría a Blaise a sentarse juntos si lo estaban haciendo desde hace dos años?
Draco observa como Blaise parecía de cierta manera aliviarse. La culpa lo envuelve nuevamente.
“Quiero despedirme” dice educado.
Pansy se queda parada esperando con los brazos cruzados.
Draco es abrazado por su madre y besado en la cabeza. Ella trata todo lo posible que él centre su atención en ella, pero no lo logra. Draco puede observar cómo Lucius se despide de Blaise como si fueran padre e hijo.
Como antes Lucius se despedía de él.
“Manda una lechuza si no entiendes nada del libro que te regalé y no me decepciones” Lucius dice serio al mago moreno.
Draco aprieta la tela de la túnica de su madre. Deja de ver a ambos y esconde su cabeza en el cuello de su madre.
“Lo siento tanto, dragón. Si pudiera hacer algo” su madre le susurra en el oído “Pero Blaise también anhela un padre”
“Pero es el mío” se permite hacer una rabieta disimulada.
Se permite ser más abierto con su madre.
“Y siempre lo será”
“Pero no me trata así. No me volverá a tratar así nunca más” y eso lo mata por dentro. Él eligió esto para salvarlo… por sus amigos también, pero no lo hacía menos doloroso.
Y se siente miserable. Un perdedor.
Su madre lo aprieta más Desde esa posición, puede escuchar el corazón de su progenitora acelerarse y su respiración cortarse. Estaba luchando para mantenerse firme.
Draco la imita. No iba a llorar.
Cuando siente que está perdiendo la guerra contra sus lágrimas, el grito de una de sus personas favorita es como un alivio a su alma.
“¡Draco!” la voz de Luna se escucha clara.
“¡Draco!” le sigue la voz de Millie.
Draco deja de ocultar su cara en el pecho de su madre y siente como cae una única lagrima, pero sus ojos se iluminan al ver a sus chicas y Theo correr hacia él teniendo detrás a Magna.
Millie, Luna y Theo.
“No sabes cuanto llegué a apreciarlos por devolverte ese brillo, dragón” escucha decir su madre, pero no le toma importancia.
Él también quiere correr, pero solo da un par de pasos antes de ser tacleado por ambas brujas, pero evitando caer gracias a Theo que jala de las ropas de ambas chicas hacía él para después unirse a ese abrazo.
“No sé porque mierda no fuiste a las compras. Tuve que soportar a los dos tontos de Hermione sin tener a una de mis serpientes conmigo. Me preocupé” reclama Millie, sin importarle estar haciendo una escena.
“Lo sé, no me sentía bien… pero ahora estoy mejor”
No puede evitar sentirse contento al estar nuevamente rodeado de sus amigos.
Theo se acerca y le toma de las mejillas.
“No te ves bien. Eres un pésimo mentiroso” dice directo.
Draco no cree que sea eso (bueno, también) sino había convivido tanto con ellos tres que ellos habían adquirido el talento de Pansy y Blaise de ver a través de sus mentiras. No le molestaba, confiaba en ellos.
Tenerlos cerca le hizo volver a sentir que todo valía la pena. Que todo se sentía tan…
Brillante.
No había notado cuanto sus amigos habían llenado su corazón. Iba a protegerlos, no importaba que.
“Señor Nott” la voz de su padre hizo saltar a Draco.
Theo no lo soltó en ningún momento, solo dirigió sus manos que estaban en sus mejillas a agarrarlo del hombro para mirar a su padre firme. No le tenía miedo en absoluto. Eso emocionó a Draco. Un leve recuerdo de Millie con esa expresión hablando con su madre llega a su mente y la calidez en su pecho aumentaba.
¿Era así como se sentía ser protegido por las personas que amas?
“Señor Malfoy” saluda.
“Conozco a su padre y créame que sé perfectamente que él no lo educó para que vaya faltando el respeto de esa manera a herederos como mi hijo” su padre dice frío, mirando el agarre de Theo en el hombro de Draco receloso. No había asco en esos ojos, sino algo que Draco no reconocía.
“Señor, para mi Draco no es un heredero. Es mi amigo y soy así con mis amigos. Si él se sintiera incomodo, lo dejaría de hacer ¿te sientes incomodo, Draco?” pregunta Theo con tranquilidad y cortesía, pero sin dejarse intimidar por Lucius Malfoy.
Draco siente que la mano de Theo quema de una manera familiar.
Tal vez es el amor naciendo.
“No, para nada” responde con una sonrisa brillante.
Pensar en Theo ahora era brillante.
Draco solo observe como su padre arruga la mirada y dedica la peor de las miradas a la mano de Theo sobre el hombro de Draco.
“Cariño, suerte en Hogwarts” dice Narcissa, tapando a su esposo para agarrarle de las mejillas.
Draco no había notado cuanto había crecido hasta ese momento. Su madre ya no se tenía que agachar para mirarlo a los ojos.
“Te esperaré para el Yule. Si quieres puedes traer a tus amigos, la mansión estará abierta para ellos”
“¿Qué hay de los bailes?” pregunta Draco.
“No, quiero un yule en familia esta vez. Ya me perdí demasiadas vacaciones de invierno de tu maravillosa presencia, mi dragón”
Draco asiente. Su corazón late fuerte. Tiene que ser jalado por Theo para no correr a aferrarse a su madre y llevársela con él al tren.
“ven, Draco. Regresemos a Hogwarts” escucha que Luna dice, agarrándole de la mano.
Draco sostiene esa pálida mano. Se despide de sus padres y mira como Pansy y Blaise avanzan por el Anden en otra dirección.
Hogwarts. Se sentía contento de volver.
No, se sentía contento de estar con sus amigos una vez más juntos. Solo faltaba un grupo de leones y sería como estar en casa.
Millie consigue un compartimiento para los cuatro.
“Amo a Mione, pero ya soporté de Gryffindor's la semana pasada. Además, no cabremos todos un compartimiento” se queda la pelinegra.
Draco nota como su amiga ahora se cruzaba de piernas. Ella nunca antes había hecho eso, pero bueno.
Mujeres. Crecían de formas diferentes.
“Lo tienes nuevamente negro” dice Draco notando el cabello de Millie en su estado natural y corto, pero esta vez no de forma exagerada. Se notaba que no se lo cortó en vacaciones, porque estaba creciendo.
Igual le seguía quedando precioso.
“Sí, la población estudiantil de Hogwarts no está preparada para mi fabuloso cabello”
Theo rueda los ojos.
“Lo que digas, Millie. Para mí parecías animadora de fiestas infantiles muggle” dice sarcástico el castaño.
Draco parpadea por esa referencia muggle. Quiere preguntar, pero Millie bufa ofendida.
“¿Por qué de todos los herederos elegimos a Theo?” pregunta Millie exasperada.
Draco frunce el ceño. Un sentimiento de disgusto se coloca en su estómago, olvidándose de su curiosidad. No le gustaba imaginarse una vida sin Theo.
Sí, todo estaba siendo demasiado extraño.
“No digas eso. No puede imaginarme una vida sin tener a Theo” reprende Luna en vez de Draco “No deberíamos hacer esas preguntas. Pueden ser broma, pero también son crueles. Además, en la carta que le llegó la semana pasada mencioné eso”
“Ravenclaw, tenemos a la mejor Ravenclaw” anuncia Theo sonriente.
Draco ríe. Debió imaginarse. Claramente sus amigos también se enviarían cartas.
“Luna la mejor” sigue.
Ambos niños se miran por un instante.
“Por supuesto, Luna es nuestra águila distinguida. La creme de la creme para nosotros los Slytherin”
Draco comienza a sentirse relajado. Deja que todo el estrés por Blaise se vaya de su cuerpo. Se olvida de pensar en el diario que tiene en su baúl con los pensamientos de Regulus Black
Se comienza a sentir demasiado cansado. Las ganas de dormir aparecen.
Estos últimos días no había descansado bien. La culpa de lo que pasó con Blaise lo martirizaba. Decide acomodarse mejor sobre Luna y comienza a escuchar los murmullos de sus amigos.
“Shh, Draco quiere dormir” es lo último que escucha por parte de Luna antes de quedarse dormido.
No sabe cuánto tiempo lleva dormido. No sabe si ya estaban cerca de llegar a Hogwarts. Lo único que sabe es que está a punto de iniciar un sueño.
Puede ver uno de los compartimientos del tren. Estaba a oscuras y podía ver demasiadas personas para un compartimiento tan pequeño como el resto. La imagen se acerca, pero por alguna razón puede sentir frío incrementando en el lugar como el calor estuviera siendo absorbido lentamente y logra identificar a las personas que más importan en todo el panorama.
Hermione, Potter y Ronald.
Nota después a los otros leones y al profesor Lupin. Un hombre lobo.
Draco no tiene el tiempo de decir algo, porque la imagen cambia y se muestra una puerta abriéndose para dejar entrar a un dementor. Draco siente como su alma sale de su cuerpo y el mundo se congela por completo. De la capa surgía una mano gris, viscosa y con pústulas. Era evidente que eso estaba muerto.
Un dementor en el compartimiento. Ya lo podía recordar. ¿Cómo pudo olvidarse de eso? Se burló de Harry demasiadas veces por ese suceso.
Lo único que escucha es un grito. No sabe de quien es y no le importa. Es jalado lejos y recorre los pasillos del tren hasta entrar a su compartimiento para estamparse contra su cuerpo.
Siente el frío del piso. Se había caído al suelo y al abrir los ojos solo había pequeñas zonas iluminadas.
“¡Draco!” Millie grita “No sabemos qué pasa, se ha ido la luz”
“Cuida a Luna. Chicos. Cuídense” intenta decir apresurado mientras se levanta.
Saca su varita y la ilumina. Su estómago se hunde y siente que va a vomitar.
Un dementor con sus leones. Con Hermione. Con Ronald… Potter.
“¡¿A dónde vas?!” escucha que grita alguien.
No puede quedarse. Debía salvarlos. No podían ser besados.
Corre por los pasillos del tren. Empuja a quien se le atraviese. Deja que algo extraño dentro de él le guíe.
Y lo ve.
Un dementor. Un ente encapuchado y malvado que se alimentaba de las pesadillas, miedos y otras cosas negativas de los humanos. Un beso suyo podía robarte el alma, siendo tan irónico porque hace unos meses un beso de Harry le devolvió la vida.
¿No era eso demasiado gracioso? Lo esperanzador y peligroso que puede llegar a ser un beso.
Draco ocupa su oclumancia. Su necesidad de salvar a sus amigos le hace ignorar esos recuerdos. Podía ver por el rabillo del ojo una luz verde y la silueta de su madre caer al piso, pero no para.
¿Podría usar un patronus? Nunca hizo ninguno. No creía que tuviera los recuerdos necesarios
No parpadea en ningún momento cuando la criatura vuela directo a él. Escucha como alguien lo llama, pero no importa.
Lo último que mira es el rostro esquelético del dementor. Ojos negros y profundos que te muestran tu propio final en sus manos. Solo dura un momento, porque luego se espuma, como si hubiera sido una ilusión hecha de nubes que al tocar a Draco se hubiera evaporado.
El dementor antes había extendido su mano huesuda y asquerosa para intentar tocar a Draco. Solo le llega a rozar un poco de su piel cuando todo el cuerpo de la criatura oscura se evapora. Deja de existir en ese momento y los restos se dispersan como polvo.
Su mano arde, pero no piensa demasiado en eso en su búsqueda por sus leones.
“Merlín” dice alguien.
Draco no se detiene. Avanza y nota como de un compartimiento sale el hombre lobo. Remus Lupin.
“Regresen a sus compartimientos, es peligroso” escucha que dice.
Draco sigue avanzando, pasa sobre el profesor e ingresa al compartimiento.
Ahí en el suelo está Harry Potter, mientras Mione y Ronald están a su alrededor asustados.
“¡Chicos!” grita. Todos dentro lo miran asustados.
“¡Draco! ¿Qué haces aquí? Es peligroso. Hay una criatura que hizo que Harry se desmayara. Si te hubiera atacado” regaña Hermione desde el piso.
Draco se arrodilla y mira a Potter. Saca la varita y nota que sus manos tiemblan.
“no está muerto” dice más para sí mismo que para el resto.
Comienza a aplicar hechizos médicos que recordaba. Verifica su estado, solo para poder tranquilizarse.
“Niños, no debieron salir”
“Lo siento, señor. Solo vinimos a ver a nuestros amigos” dice bastante molesta Millie, entrando al compartimiento seguido de Theo quien tenía de la mano a Luna y la varita en la otra preparado para pelear.
“¿Qué? ¿Qué le pasó a Potter?” escucha que uno pregunta.
Draco mira a todos y abraza a Hermione para tranquilizarse por completo.
“Están bien. El dementor no les hizo nada” vuelve a repetir.
“¿Dementor? ¿Quién diablos dejaría dementores cerca de un tren donde van niños?” escucha que Theo pregunta enfadado.
“No salgan de aquí, iré a ver cómo está el resto de los niños” Lupin pide, saliendo del compartimiento.
Draco deja que Hermione le acaricie la espalda. No sabe cuánto tiempo está así, pero regresa a la consciencia cuando Potter se despierta. La luz había regresado, así que nota levemente la presencia de Longbottom y Ginevra que estaba abrazando a Luna. Lupín había regresado.
“¡Harry! ¡Harry! ¿Estás bien?”
Draco deja los brazos de Hermione para agarrarle la cara a Potter, mientras la molestia le llegaba.
“¿Estás bien?” pregunta mirándolo a los ojos.
Potter no responde. Solo se quedan viéndolo a los ojos.
“Te preocupas por mí” escucha que dice en vez de responder su pregunta.
Draco recién nota su comportamiento. Deja de tocar las mejillas de Potter y se levanta.
“Claramente estás bien si es capaz de decir esas tonterías”
“Harry” escucha decir a Hermione “¿De verdad estás bien?”
“Sí, ¿Qué pasó? ¿Dónde estaba ese… ese ser? ¿Quién gritaba?”
Draco mira confundido a Potter. Él también había escuchado que alguien gritaba.
“No gritaba nadie” responde Ronald.
“Draco” dice Millie “¿Qué pasó? ¿Cómo es que sabias que estaba pasando esto?”
Draco jala a sus serpientes y águilas a una esquina, dejando que los leones se encarguen de Potter.
“Lo vi, Draco” dice Theo “Ese dementor se evaporó cuanto te tocó. Eso es imposible. ¿Qué hiciste?”
Draco no responde. Su mirada se dirige a la marca en su mano. Brillante y permanente en el dorso de su mano.
“No lo sé… solo soñé que el dementor entraba aquí”
Eso ya le había pasado antes. Entre sus sueños vio a su madre morir. Entre sueños vio el mismo destino pasarle a su padre.
“Vamos, Draco. Salgamos de aquí” dice Millie al ver lo afectado que estaba Draco.
Draco deja que sus amigos se encarguen de llevarlos.
“¿A dónde van?” pregunta Hermione.
“Granger, encárgate de tu león como nosotros nos encargaremos de nuestra serpiente” dice Theo, siendo él quien se encarga de cerrar el compartimiento.
“Draco, ¿quieres hablar sobre eso?” pregunta Luna en el camino.
Draco mira a su prima y asiente.
“Lo soñé. Vi como el dementor se acercaba y… escuché también ese grito que mencionó Potter… pero no… no sé”
No se sabe explicar.
“Bien, investigaremos” dice Theo serio “Eso y tu capacidad de sobrevivir a dementores”
Draco asiente.
Llegan a Hogwarts. Comienzan a prepararse para bajar del tren con sus túnicas y se van juntos en la búsqueda de un carruaje. A lo lejos mira a Astoria Greengrass caminar junto a primer año. Pansy camina junto a Daphne, un callado Blaise, Vincent y Greg. Los tres parecían incomodos al estar juntos.
Nuevamente tiene problemas para subirse a su carruaje. Los Thestrals comienza a jugar con él y su cabello libre de gel, mientras Luna se unía a acariciarlos.
A lo lejos, observa a Hermione mirarlo nuevamente curiosa. Esta vez Ronald y Potter están presentes para ver a Draco flotando, aunque en realidad estaba luchando por bajarse de uno de los Thestrals que lo quería llevar al castillo cabalgando.
Draco baja de su carruaje. Los rumores de Potter desmayado se pueden escuchar como un murmullo. En su vida pasada recorvada haber buscado a Potter solo para molestarlo.
Sí, ahora lo quería ignorar.
“Joven Malfoy, venga conmigo” McGonagall lo llama de forma seria.
“La policía, suerte” dice Millie, agarrando a Luna y a Theo para alejarse, abandonando a Draco.
Sí, esa era su serpiente.
Draco camina detrás de la profesora y a lo lejos devisa al trío de oro.
Perfecto. Que bella suerte tenía.
“¡Potter, Granger, quiero hablar con ustedes!” grita la profesora.
Draco se queda callado observando como ambos niños se giran sorprendidos. Se siente incómodo cuando ambos ojos se posan en él y no en la profesora. A veces ser así de llamativo era cansado.
“No tienen que asustarse. Solo quiero hablar con ustedes tres en mi despacho” dice la profesora cuando el trío se acerca “Ve con los demás, Weasley”
Ronald no parece convencido, porque se queda observando como los tres se alejan siguiendo a la profesora.
Era demasiado extraño. Usualmente eran Ronald, Hermione y Potter quienes iban detrás de McGonagall. Nunca una cabellera rubia se había unido a eso. Solo en primer año en su vida pasada, pero a Draco lo atraparon solo, mientras que los leones fueron atrapados unidos como un grupo.
Como la vida cambiaba con pequeñas acciones.
En el despacho, Draco parpadea sin saber que decir cuando Potter le cede su asiento al costado de Hermione.
Ella pudo haberse sentado en el medio. No había necesidad de hacer eso. Ahora, Draco era quien estaba sentado en el medio, porque Potter jaló un asiento alejado para ponerlo al costado de él, ya que, solo eran dos los asiento que estaban cerca del escritorio.
Nuevamente, innecesario.
“El profesor Lupin ha enviado una lechuza comunicando que te sentiste indispuesto en el tren, Potter”
Draco observa como la enfermera entra. Sí, debían de asegurarse que su niño dorado se encuentre en perfectas condiciones. Solo sonrió malicioso cuando Potter se sonrojó y lo miró para sonrojarse aún más.
Divina comedia.
“Estoy bien” se apresura a decir Potter “no necesito nada”
“Ah, eres tú” dice la enfermera “Supongo que has estado otra vez metiéndote en algo peligroso”
Draco no puede evitar reír. Siente como Hermione le dedica una mirada de muerte, así que se cubre la boca, pero las risas siguen.
“Señor Malfoy, si usted se va a estar burlando de esa manera de un asunto tan delicado como es que su compañero de clases haya sido atacado por un Dementor, le pido se retire de mi oficina. Lo llamaré para escuchar lo que le tenga que decir”
“No, no me está molestando” salta a defenderlo Potter.
“Una disculpa, profesora McGonagall. Draco es así” también se mete Hermione para defenderlo.
Draco mira ofendido a Hermione.
¿Qué quiso decir con eso?
“Un dementor” dice Madame Pomfrey sin creérselo “Poner dementores en un colegio. No será el primero que se desmaya. Sí, está empapado en sudor. Son seres terribles, y el efecto que tienen en la gente que ya de por sí es delicada”
Draco se muerde el labio para no reírse por eso. Delicado ¡Ja!
Si tan solo hubiera escuchado eso en su otra vida.
“¡Yo no soy delicado!” se queja Harry ofendido.
Draco vuelve a sentir esos ojos verdes sobre él. Le dedica una mirada maliciosa y Potter se desinfla en su asiento.
Adorable.
Draco siguió escuchando la revisión de Potter en silencio. Cuando McGonagall saca a Potter, se siente decepcionado.
“Bien, Granger y Malfoy. ¿Son verdaderamente conscientes de la enorme responsabilidad que será seguir todas las asignaturas nuevas?”
Mione le agarra de la mano y Draco la aprieta.
“Sí” dicen a la vez.
Juntos. Un equipo.
“Está bien. No es la primera vez que un alumno me pide seguir más del límite de asignaturas que los alumnos deben de seguir” comienza a explicar, abriendo un compartimiento para sacar un par de hojas que claramente eran sus horarios y una caja que estaba sellada con magia.
Draco podía sentirla desde su asiento.
“Pero es teóricamente imposible. Existen cursos que se dan al mismo tiempo que otros. Por ellos, me tomé la molestia como en esos casos anteriores de solicitar al ministerio un giratiempo”
Draco se queda completamente congelado.
Un giratiempo.
No.
No debería tocarlo. No debería usarlo.
El trato.
“Ahora, jóvenes. Le estoy confiando un objeto poderoso. Todo poder viene con una responsabilidad. Solo deben usarlo para seguir sus clases. Si noto un uso inadecuado del objeto que les estoy entregando, personalmente me encargaré de quitárselos y junto al director decidiremos que castigo imponerles”
Siente la mano de Hermione temblar.
Él no puede consolarla. También estaba entrando de pánico.
No podía usar ese giratiempo.
No sabía que consecuencias podría traer usar ese giratiempo. Si hubiera sabido que esto pasaría, él jamás… No quería enfrentar alguna consecuencia… pero quería estar cerca de Mione para cuidarla de Black.
No. Era arriesgar a sus padres. Su futuro. Tenía que elegirlos a ellos siempre.
Mientras McGonagall les explicaba las consecuencias del mal uso del giratiempo, Draco estaba buscando las palabras para salirse de esto.
Luego, una pequeña voz en su cabeza le hizo recordar que el diario solo le pedía no usar un giratiempo para ayudar Sirius Black.
No hablaba nada de la escuela.
Y algo que Draco sabía muy bien era encontrarles fallos a los tratos para su conveniencia. De esa manera, podía elegir a sus padres y a Mione, su amiga.
“¿Entienden?” pregunta McGonagall seria.
“Le aseguro, profesora McGonagall, que no usaré ese giratiempo para otra cosa que no sea seguro” dice serio Draco.
“Sí, lo prometemos” le sigue Hermione seria.
McGonagall les entrega el objeto.
“Úsalo tú, Mione” dice en voz alta “Siempre has sido la bruja más responsable que conozco”
Así disminuye las posibilidades de él usarlo. McGonagall parece satisfecha por esa acción. Siempre buscando favorecer a su casa. No la podía juzgar, era mucho más justa que su padrino en esos aspectos.
Hermione sale radiante para reunirse con Potter. Este es quien no se mueve hasta que Draco esté cerca como para caminar juntos. Todos bajan al comedor.
“¿Quieres comer con nosotros?” pregunta Potter amablemente.
“¡Nos hemos perdido de la selección!” se queja Hermione.
“No, unos traidores me están esperando” responde, provocando de Potter asienta poco convencido.
Se aleja sin mirar atrás. Camina a su mesa que está al otro lado del comedor. No comprendía como lograba ver a sus leones con esa distancia, pero aprecia su experiencia observando a Harry en su otra vida.
Pasa por primer año, acaricia la cabeza de Astoria en su trayecto. La niña parece encantada por eso. Llega donde están sus serpientes y su águila, quien había ignorado las reglas para estar con su primo y sus amigos. Se sienta entre ellos y disfruta de la cena.
Mientras Dumbledore explicaba sobre los dementores y su naturaleza. Draco mira a la mesa de profesores emocionado por ver a su padrino una vez más. Él hombre siempre de negro no lo veía, en cambio, toda su atención estaba sobre Lupin. Draco podía entenderlo.
Era un hombre lobo. Esas criaturas salvajes eran peligrosas.
¿Cómo Dumbledore permitió algo así?
No era una sorpresa que el director sea un completo lunático en algunas ocasiones, pero esto pasaba el límite que se le permite a un director. Permitir una bestia que podía contagiar a los alumnos cuando llegara luna llena.
No. Era inaceptable.
“Es la primera vez que veo a tu padrino así” murmura Theo mirando también al profesor.
Draco asiente. Se acomoda mejor en su lugar y deja de mirar a su padrino. No podía hacer nada. Solo esperar que el secreto del nuevo profesor de defensa salga a la luz para tener un motivo para sacarlo. Él no divulgaría el secreto, porque sería demasiado sospechoso y lo último que quería era a Dumbledore observándolo.
Luna lo distrae con una pregunta sobre puertas y llaves talladas a manos, dejan atrás eso y dando la bienvenida a un nuevo año escolar.
No importaba que pasara. Draco tenía a sus amigos y libertad (ignorando un trato en pie) para lidiar con todos los problemas que viniera.