Draco Malfoy y El Diario de R.A.B

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y El Diario de R.A.B
Summary
El segundo año para Draco Malfoy fue dificil. Vivir con el miedo constante de ser repudiado de su arbol familiar fue estresante, pero su tercer año no es mejor.Tener como tío a Sirius Black, un fugitivo de Azkaban, no es un paseo en el parque ni mucho menos un día tranquilo.Ahora, Draco tendrá que lidiar con el querer proteger a sus amigos leones, porque ¿Adivinen qué? Sirius Black va detrás de Harry Potter. Podrá no tener la mejor relación con el niño que vivió, pero Draco Malfoy es humano y su deseo de proteger a las personas que les importa siempre será su debilidad.Todo eso mientras lidia con preparar a sus amigos para la guerra, tener que seguir al pie de la letra ordenes que el estupido anciano le dejó a finales del año escolar y lidiar con ser un adolescente con sentimientos confunsos.
Note
Este libro va dedicado a mi querida Beta: Majo y a mi querida Gala, quienes me acompañaron en la escritora de este libro capitulo por capitulo :3
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Visitas a la mansión

Capitulo 2: Visitas a la mansión 

 

Sus chicas llegan puntuales.

Draco se encarga que cada parte de la mansión que puedan acceder sus chicas esté impecable. Digno de para las personas que el adora.

La primera en llegar es Luna, porque Millie había escrito que traería a Hermione junto a Magna.

El padre de Luna parecía muy tenso al lado de su única hija. Pidió un momento para hablar con su madre, quien diplomáticamente acepta dejando a los dos niños saludarse con un fuerte abrazo.

“Hola, primo” dice risueña Luna “Puedo ver que estas mucho mejor” lleva una de sus manos a la mejilla de Draco “Me siento tan feliz por ti. Tu aura es mucho más cálida”

“Te extrañé, Luna” comenta brillante, dejándose mimar por su prima.

Luna tararea contenta cuando se aleja para mirar a los alrededores con curiosidad.

“Ven, esperemos comiendo galletas a que nuestros padres terminen de hablar” propone “O podeos pedir pudín” añade esa opción, provocando que Luna se emocionara.

“Pudín” comenta contenta.

“Nixie, trae pudín, por favor” ordena a la elfina con amabilidad.

“Nixie traerá lo que el amito Draco quiera” anuncia la elfina alegre.

“Oh, hola” saluda Luna mirando a la elfina “Eres muy bonita”

Nixie chilla halagada y desaparece muy feliz.

“¿Cómo te va?” pregunta Draco.

“Uhm, padre no estaba contento cuando le conté que estuve contigo todo el año” responde “Y aprendí a tejer zapatitos de bebé. Me pregunto si agrego más lana, los zapatitos se vuelvan para adultos o tal vez tenga su propio método, será interesante descubrirlo” añade pensativa.

Draco solo sonríe. Estaba demasiado acostumbrado a Luna como para perturbar lo extraño de la conversación.

“¿Qué hay con los talismanes de magia negra que creamos?” pregunta en un susurro.

“Oh, las tengo guardadas entre mis calcetines” responde con una sonrisa, aun pensando en cómo tejer zapatos para adultos.

Draco solo ríe por eso. Solo Luna pensaría en usar ese cajón entre todos los lugares.

“Me da miedo preguntar” bromea.

“¿Por qué? Creo que es un lugar apropiado. Los nargles no escondieron mis cosas desde que llegué a casa, así que los usaré para proteger mis cosas, es perfecto” explica contenta.

Draco siente que se le rompe el corazón, pero asiente. Este año ya se ocuparía de proteger correctamente a su prima. No más distracciones, solo amenazas de muerte a esos malnacidos que se atrevieron a amenazar a un ángel.

Ser un mejor amigo y primo.    

“Hija, te quedarás con tu… tía una semana. No más ¿Okey?” comenta el hombre rubio cansado pero amoroso con su única hija.

“Eso es encantador, gracia papá” la bruja rubia se acerca a abrazar a su padre.

Narcissa camina a abrazar a su hijo. Lucía algo molesta aun teniendo su mascara que ocultaba sus emociones. Draco no quiso saber.

Pero no le quitaba lo curioso.

“Gracias, madre” dice Draco solo siendo escuchado por la bruja.

“Es mi sobrina” dice Narcissa tensa, pero con una sonrisa. De verdad lo estaba intentando.

“Ven, Luna. Exploremos la mansión”

Su madre los acompaña solo por la curiosidad de conocer a la pequeña Luna. Draco la lleva a conocer todos los lugares que le interesaría a Luna. La pequeña bruja rubia quedó maravillada con los pavos albinos. Preguntó por sus nombres y Narcissa terminó nombrando a todas con una tonada melodiosa como solía hacerlo cuando Draco era muy pequeño. Draco creía recordar que esa tonada la inventó su padre, pero no pensó demasiado en ello. Al final, Luna nombró a uno de los huevos de los nidos de los pavos con el nombre de Altair, una estrella perteneciente a la constelación de Draco, ganándose el corazón de Narcissa sin saberlo.

Narcissa dejaba entrar a su corazón protegido a cualquiera que mostrara verdadero amor a su hijo.

Draco pidió a su madre explorar el corazón de la mansión solo para que Luna conociera el sagrado árbol de los Malfoy. Narcissa pidió a su nuevo elfo que le trajera su anillo y partieron a ese lugar. Abrió la puerta dorada y caminaron por los pasillos. Los recuadros murmuran ofendidos y disgustados mirando a la niña rubia. Draco quiere quemar a cada uno de ellos por intentar lastimar a su prima, pero ella no se muestra afectada y estaba con la cabeza en alto. Si Luna no le importaba, a él tampoco le debería importar.

Ella sin duda era muy fuerte.

“Ven, te quiero presentar a alguien” Draco la sostiene de la mano, provocando sonidos de enojo.

Luna solo se deja jalar. Su cabello comienza a moverse como si se hubiera dejado sumergir en agua, como el cabello libre de gel de Draco. Narcissa era la única que conserva su cabello perfectamente peinado. Eso lo hacía aún más mágico, que solo afectara a los Malfoy.

Hacía todo tan especial.

“Abuelo, ella es Luna” dice con una sonrisa.

Abraxas, que había sido colocado casi al costado de la entrada al salón más importante de la mansión Malfoy y sus alrededores, parpadea antes de sonreír sincero. Se acomoda en su asiento.

“Hola, nieta” saluda con alegría sincera “Veo que sacaste la belleza de tu madre” comenta orgulloso “Y escuché que eres una Ravenclaw. Una buena casa para mentes brillantes. Estoy contento”

“Oh, un gusto conocerte abuelo Abraxas. Mamá solía contar mucho sobre ti y la abuela antes de que te fueras” comenta sin ninguna pizca de enojo o sentimiento negativo, siendo solo Luna “Veo que tenía razón, el tío Evans se parecía mucho a ti”

Abraxas solo ríe fuerte.

“Oh, Narcissa” dice Abraxas notando a su nuera “Querida, te vez muy bien. Toda una bella flor” halaga.

“Padre” saluda Narcissa “gracias, por todo” comenta con una sonrisa melancólica demostrando que sufrió la perdida.

“vamos, hija. Estoy bien. Gracias a ti por aguantar a mi hijo” bromea el anciano.

Luna ríe. Draco se muerde el labio sin saber que más decir. Narcissa solo suspira.

“Sí” solo dice la bruja dándole la razón a su suegro.

“Ven, vamos a ver el árbol” jala a Luna, evitando ver a su madre así de triste cuando antes brillaba cuando le mencionaban a su padre.

“Niños” alcanza a escuchar.

Ambos niños corren hasta quedar frente al árbol. Luna se queda mirando la ramita quemada de su madre con cariño.

“Algún día, Luna” llama la atención de la pequeña niña “Seré el Lord Malfoy y te regresaré al árbol del que nunca debieron sacarte. A ti y a tu madre. Lo prometo” dice con seriedad.

Luna asiente.

“No importa, pero si eso es lo que quieres hacer, está bien”

Los tres salen de ese lugar. Abraxas pide que regresen para contar historias y Narcissa suspira sacándose el anillo de Lady Malfoy para dárselo a Draco. Draco se lo pone y descubre como el anillo se ajusta mágicamente a su dedo.

Era hermoso.

Millie y Hermione llegan una hora después acompañadas de Magna, quien usaba un hermoso vestido muy sangre pura de su parte junto a su cabello naturalmente negro.

“¡Draco!” saluda Millie, quien como puede dejar ver su cara que estaba detrás de una caja grande y algo pesada.

Draco se apresura a ayudar a su serpiente, frunciendo el ceño al sentir lo pesada que estaba.

“¿Qué carajos?” dice desconcertado.

“Draco” advierte su madre “Un placer tenerlos en la mansión Malfoy, señorita Bulstrode… señorita Granger”

Draco hace una mueca al notar el cambio cuando saludó su leona, pero no podía hacer nada.

“Señora Malfoy” responde Hermione, haciendo una bella reverencia digna de cualquier heredera de clase alta.

Draco siente su pecho inflarse de orgullo. Su pequeña leona era un genio, porque su madre parece satisfecha al notar una costumbre que más había luchado para que su hijo haga perfecto sea replicado por una persona como Hermione con el respeto adecuado.

“un placer tenerlas en la mansión” comenta sincera Narcissa esta vez.

Draco quiere gritar al ver el asentimiento de su madre para comunicarle que está bien. Sus amigas habían recibido una aprobación por el momento.

Draco deja la caja. No duda en correr a cargar a Hermione y abrazar a Millie con un brazo libre, provocando que ambas niñas se quejaran por su brusquedad.

No importaba, estaba jodidamente feliz.

“Draco, harás que las bolsas del supermercado se caigan” se queja Hermione como puede al estar siendo alzada por el adolescente.

Draco nota las bolsas blancas con un logo extraño. Deja que Hermione se pare correctamente para volver a abrazarlas.

“Merlín, niños” dice Magna con gracia “Hola Draco” saluda cariñosamente.

“¡Magna!” devuelve el saludo “¿Te quedarás con ese cabello?” pregunta emocionado.

Magna alza una ceja y ríe.

“Eres un pequeño celoso. Lamentablemente no, amo mi bello color rubio” murmura.

Draco quiere quejarse, pero no lo hace solo porque su madre estaba ahí. No entendía de que hablaban, pero escuchaba atenta.

“Al menos un tono más oscuro” intenta negociar.

“O podrías tu teñírtelo” bromea la bruja, provocando una mueca de disgusto en Draco.

Nadie tocaría su cabello. Crecería y se convertiría en su bella cabellera con risos suaves, brillante y libre de friz.

“Atrévete” gruñe Draco apuntando a Magna, provocando la risa de Millie.

“De hecho, tengo cosas que podrían interesarte” murmura Millie apuntando la caja.

Draco rueda los ojos. Se despide de Magna con la mano y nuevamente carga la caja, olvidándose que existía la magia. No importaba, estaba bien así.

Con todas sus chicas en su hogar, se dirige a la sala solo para dejar la caja en la mesa más cercana y después estirarse la espalda.

“¡Libra!” saluda Millie emocionada “lamentablemente, no traje al señor bigotes” se lamenta.

Libra parece maullar molesta por eso, provocando risas por parte de Millie y Luna.

“Oh, está muy grande” menciona melancólica Hermione “Es demasiado extraño verla nuevamente, no creí que extrañaría tanto a Libra” dice triste acercándose a su mascota para cargarla.

Draco recuerda que Hermione adoptaría un gato ese año.

“¿No pensaste pedir uno para tu cumpleaños?” pregunta.

Hermione parece brillar por esa idea, porque comienza a murmurar sobre un plan para convencer a sus padres de dejarla adoptar un gato. Draco se siente satisfecho con su hazaña y se va a sentar en el sofá.

Su madre toma un asiento lejos, pero no tanto como para que no pueda escuchar su conversación completamente curiosa de ver esa faceta libre, risueña y dulce de Draco con alguien que no sea ella.

Estaba bien. No habría problema alguno que se enterara de algunas cosas.

“Así que” dice Millie “¿Abrimos la caja de las cosas raras y muggles?” pregunta maliciosa.

Draco puede escuchar un sonidito de disgusto provenir de su madre. Eso le pareció gracioso al joven rubio.

“Claro, Mills. Abramos tu caja de cosas raras” sonríe.

“Me parece adecuado, Dray” responde con elegancia “Como ya tenemos trece todos y Hermione está próxima a llegar a los catorce, creo adecuado cosas para nuestra edad”

Draco se muerde el labio para no preguntar sobre consoladores. Iba a ser de muy mal gusto para su Mione y no quería que su madre se cuestionara de donde diablos sabe de esas cosas.

Sí, esperaría a poder decir esas bromas con libertad a los quince o dieciséis, si sus vidas no se van a la mierda por Voldemort.

La caja de abrió y como se esperaba Draco, Millie dejó que todo cayera en el la mesa sin ningún orden.

“Que comience la semana del descontrol” chilla Millie, agarrando unos collares de plumas de colores, colocándolos en Luna, Hermione y Draco con rapidez “Magna siempre que salía de fiesta, venía con estos collares” dice orgullosa “Nunca me dijo de donde diablos los compraba, porque eran más coloridos” dice frustrada “Pero esto es lo que se acerca”

Hermione parece ser la única que sabe, porque se lleva la mano a la boca para tapársela y cubrir parte de su sonrojo.

“¡Mione sabe!” apunta Draco con malicia.

“Collares de bares gays” es Luna quien responde con una sonrisa.

Las dos chicas restantes y Draco miran a la pequeña águila sin palabras. Una parte de Draco quería gruñir por saber quién diablos estaba enseñándole esas cosas su prima. Ella no debería saber de bares a esa edad ¡Es una bebé!

“¿Cómo sabes?” pregunta Hermione horrorizada.

“El Quisquilloso te hace conocer personas tan excéntricas” responde Luna con una sonrisa “Es interesante como conocen el mundo los periodistas. Pensaba que hablaban con un oráculo, pero preguntan a las personas, lo cual lo hace todavía más entretenido”

Draco no se siente menos tranquilo con esa respuesta.

“Vale, ahora no quiero saber porque diablos Magna va a esos lugares” dice para sí misma, como si hubiera descubierto algo que nunca se había imaginado.

Pero para Draco era como recibir la mejor noticia del mundo.

Lo siento Harry Potter, te quedaste sin oportunidades.

“Puede que sea bisexual” interviene Hermione “Leí mucho del tema por Draco y existen diferentes orientaciones sexuales. Las más comunes son la homosexualidad y la bisexualidad. Para hombre el ser gay, para mujeres el ser lesbianas si te gusta el mismo sexo. Bisexuales para los dos géneros” comenta como si repitiera una información leída en alguna parte.

Draco deja de celebrar internamente al recordar eso.

¿Por qué diablos Harry Potter no puede descubrir su bisexualidad ahora? Por Merlín, su versión grande lo había besado demasiadas veces como para que Draco se negara a aceptar que ese hombre sea hetero.

Bueno, si lo fuera a aceptar ahora, nada aseguraría que se vuelva a fijar en Draco. Que lo quiera de amigo ya era un paso enorme cuando se trataba del niño que vivió para odiar a Draco Malfoy de estos tiempos.

“¡Ja! Gay” se burla Millie apuntando a Draco, dejando que siguiera pensando en el niño con cicatriz.

Draco puede escuchar claramente como su madre deja caer el libro que estaba leyendo. Sí, la vida lo odiaba.

Adiós hijo bisexual, hola hijo homosexual.

Estaba evolucionando en la cadena de desgracias para sus padres. Bueno, su madre dejó en claro que no importaba. La mayoría de sangre puras no eran homofóbicos, solo clasistas, racistas e intolerantes con las personas no mágicas, pero jamás homofóbicos… lo cual era triste porque completarían la tarjeta de odio que podían tener en la cabeza. Cuando hablaba de desgracias, se refería a Draco solo interesado en un chico.

Bueno, estaba lo de Theo.

¡Theo!

“Chicas, hablando de eso” dice con una sonrisa.

Se sentía emocionado. Su burbuja de paz.

“¡Al fin te vas a confesar a Harry Potter!” chilla Millie con malicia.

“¿Qué? ¡No! Sobre mi cadáver. Además, no me gusta Potter” chilla Draco totalmente sacado de honda por eso.

¿El confesarse? Bueno… estaba desesperado, pero no iba a hacer tal tontería teniendo en cuenta que tenía el orgullo herido.

Sí, no confesiones hoy ni nunca. Que se joda su lado ansioso por ser novio de Harry James Potter.

“Draco todo Hogwarts sabría que te gusta Harry con solo verte. No eres el mejor disimulando, lo cual me pone a dudar tu crianza sangre pura” se burla Millie con una sonrisa maliciosa “Oh, te encantaría ser llamado señor Potter. Recuerda mis palabras”

Draco siente la mirada de su madre sobre él.

¿Por qué creyó que era una buena idea? Claramente tener a su madre escuchando no lo ponía cómodo.

Ahora deseaba privacidad.

“Vamos a mi cuarto, ahí aclaramos todo” dice con una mueca.

Con su varita junta todas las cosas de la mesa y lleva flotando la caja. Luna agarra su mano y Millie con Hermione solo se miran entre sí dudosas por lo que puedan escuchar.

Dramáticas.

Luna y Libra se acuestan en el piso alfombrado. La niña usaba short muggles bajo el vestido muy al estilo de los escoceses.

Millie apunta al centro para dejar caer las cosas. Draco observa varios frasquitos de pintura para uñas rodar. Se apresura a agarrar unos y sonreír al ver que eran sus favoritas.

Verde con brillos dorados.

“¿Qué hay en las bolsas?” pregunta Draco curioso.

“Oh, cariño. Dile hola a la Coca-Cola” anuncia Millie con orgullo, agarrando una de las bolsas de Hermione para sacar una botella de vidrio que decía Coca-Cola con un fondo rojo.

Era interesante.

Draco se apresura a agarrar la botella. Frunce el ceño al notarlo frío. Alguien le había hechizado para que mantuviera la temperatura, podía sentir los hilos de magia danzar por la botella. Era magia de un núcleo mágico de luz. No había ninguna maldad.

“Magna les puso hechizos para que no se calentaran. Esto se bebe frío” explica Millie.

“Creo que tiene demasiadas azucares y calorías malas para el cuerpo. Si vamos a tomar, debemos hacerlo con responsabilidad. No importa si tenemos el metabolismo más rápido por nuestra edad, nada no salva de tener diabetes” dice recta Hermione con los brazos cruzados.

Draco no entiende nada. Agarra la botella, la destapa y bebe por curiosidad.

Joder, era el paraíso.

¿Besar a Harry? ¡No! Esto era su nuevo recuerdo favorito.

Podía sentir como su cerebro almacenaba un nuevo sabor que estaba dispuesto a probar para toda la vida. Podía sentir las burbujas quemar levemente su lengua.

Joder, que nunca paren de fabricar estas botellas.

“Perdimos a Draco. Ahora se volverá un adicto y saldrá en la televisión” dramatiza Millie.

“No digas eso” reprende Hermione, para luego reír al ver la cara que había puesto Draco.

“Esto sabe gracioso” comenta Luna “Es como tener muchas hormiguitas en la lengua” comenta pensativa.

“Eso es imposible” dice Hermione “No se pueden parecer ambas cosas”

“Mione, déjala” interviene Millie seria.

Hermione deja de intentar corregir a Luna. Se queda quieta al ver lo protectora que se había puesto Millie con la pequeña águila.

Draco dejó de disfrutar su bebida por el bien común. Debía evitar que las cosas se pusieran incomodas.

“Creo que se asemeja más al ardor de que te pasen hielo por la lengua” intenta decir algo más lógico por el bien de Hermione.

La bruja castaña suspira y asiente.

“Eso tiene más sentido” dice agradecida.

“Perdón, Mione. No quería hablarte así” se disculpa Millie al notar como le había hablado a la leona.

“No, está bien” murmura la castaña.

“Veo un disturbio en la fuerza” murmura Luna “¿compraron galletas? Draco tiene pavos reales albinos, creo que amarán las galletas”

Draco observa como Hermione intenta controlar su boca y no decir cosas para corregir a Luna. Así que él es quien lo hace para no causarle algún mal a su pobre leona.

“Luna, los pavos reales no comen galletas” comenta “Pero gracias por intentarlo. Es mejor que coman lo que se les da, si se enferman… padre no estará feliz”

Luna observa a Draco y asiente.

“Creo que sería interesante leer sobre ellos”

“Luego iremos a la biblioteca” dice Draco mirando a Hermione, quien brilló por la mención de un lugar que tenga que ver con libros “Hay mucho sobre la historia de la magia, Mione”

“Oh, Draco. Gracias” agradece la bruja con una sonrisa sincera.

Draco suspira aliviado al nuevamente estar en sintonía. Sí, debía trabajar en la relación de Luna y Hermione por el bien de todos.

“Theo” dice Millie, haciendo que salte Draco. La niña también había notado el leve incidente y quería ayudar como ella lo sabe hacer “Y Potter. Que romántico, un trio” se burla.

“No hay ningún trio, porque primero. No me gusta Harry Potter” no puede continuar, porque Hermione lo interrumpe.

“Draco, eres uno de mis mejores amigos. Te gusta Harry, no hay nada de malo en eso” comenta Hermione con paciencia, mirando con cariño a su serpiente.

Draco se sonroja, baja la cabeza y bufa.

“Sí tiene mucho que ver. No sé cómo me puede gustar con todo lo que dijo en mi contra. Me sentí humillado por él, Hermione”

Hermione suspira.

“Lo sé, él está muy arrepentido. No sabes cómo pasó todo el tiempo en el que estuviste petrificado preguntando maneras en como buscar tu perdón. Él te regaló la Snitch que más le gustaba tener por alguna razón. Siempre jugaba con ella en la sala común” cuenta la bruja, para luego suspirar “No debí decir eso” agrega.

Millie ríe.

“Mira, Draco. Tendrás tu historia de amor adolescente al estilo de Romeo y Julieta. Tú siendo Julieta”

Draco agarra una almohada y le lanza.

“Deja de bromear. No lo puedo perdonar” dice frío.

“Es parte de madurar. No puede estar molesto por siempre con Harry. Él se equivocó, es verdad… pero está arrepentido y quiere de verdad ser tu amigo. Si supieras como se la pasó preguntando por ayuda. Ron tuvo que irse con Neville solo para descansar de las insistencias de Harry” dice desesperada “Ustedes son mis mejores amigos, me gustaría que mis mejores amigos se lleven bien”

“no se trata de madures, Mione” interviene Millie molesta con San Potter “Se trata de orgullo. Somos Slytherin, gánate nuestro odio y tendrás un enemigo de por vida” Draco asiente “Da gracias que Draco simplemente se negó a darle su amistad cuando su orgullo ha sido herido varias veces y en frente de Ron”

Draco suspira molesto por eso, porque tenía razón.

“Si fuera Draco, yo lo maldigo hasta dejarlo internado en San Mungo siendo incapaz de ser reconocido si no fuera por su fea cicatriz” Hermione pone su mejor cara de espanto “Te amamos Mione, que te tratemos como una reina no significa que seamos unos santos. Somos serpientes. Hiere nuestros sentimientos y buscaremos tu cabeza, no importa si es de forma física o social. Tener una tasa con tus lagrimas será nuestra medicina”

“Dios” dice Hermione totalmente asustada “¿Draco?”

“Somos Slytherin, Mione” decide apoyar a Millie porque tiene un punto “Si no te agrada, entenderemos” se acomoda mejor “Pero no te preocupes. Solo me negaré a amistarme con Potter. Eso es algo leve con todo lo que pude haber ideado en su contra” intenta bromear, pero Hermione no le encuentra lo gracioso.

“Lo sé, solo quiero que lo dejes intentar” murmura.

“Le dije que lo toleraría, eso ya es demasiado viniendo de mi” responde serio.

Hermione no parece satisfecha, pero asiente.

“Creo que deberías dejar a Draco lidiar con eso, Hermione” se mete Luna, que tenía a Libra en sus brazos “Conocemos como es Draco, no podrá estar enojado con Harry por mucho tiempo. Solo deja que Harry se encargue de sanar esas heridas. Draco tampoco puede perdonar a Harry si no lo siente en el corazón, eso no es sano para ninguna de las dos partes”

Hermione mira a Luna sin palabras. Draco se acerca a abrazar a su prima. Siempre tan lista.

“Mi Ravenclaw favorita” dice sin dudar.

“Oh, primo. Eres un encanto” ríe Luna en medio del abrazo.

“Es lindo que tengan una buena relación” comenta Hermione tratando de cambiar el tema.

Draco besa la frente de Luna y regresa a su sitio.

“Creo que me está comenzando a gustar Theo” suelta, no queriendo aplazar más esto.

Hermione abre la boca sin palabras. Millie se lleva ambas manos a cada cachete mientras su boca se abría en una graciosa sonrisa de emoción. Luna parecía mirar alrededor de Draco con el ceño fruncido, antes de suspirar y abrazar a Libra en vez de decir algo muy de su estilo sobre el amor y la ilusión a esa edad.

Draco decidió ignorar eso por su salud mental

“Carajo” dice Millie siendo como siempre la que rompe el silencio.

“Millicent, deja de decir tantas malas palabras” regaña Hermione con cariño “Eso es tan dulce, felicidades Draco” es lo que dice “Pero creo que somos demasiados jóvenes para estos temas. Si esperaran un año más”

“Merlín en bicicleta, Hermione. Tenemos treces, tu cumples catorce en setiembre ¡Ya somos adolescentes!”

“Recién entramos, eso no significa que debamos quemar etapas” se cruza de brazos Hermione “Pero soy tu amiga, así que te apoyaré si quieres una relación con Theodore” aclara.

“No, solo dije que me está comenzando a gustar. No quiero decir que iniciaré una relación, solo quería sacarlo de mi sistema para que sea más real” explica.

Una posibilidad de olvidar a Potter.

“¿Por qué dices que te está comenzando a gustar? ¿Qué cambió?” pregunta Luna, siendo la más curiosa.

Draco parpadea al ver a su prima mirarlo de forma más directa y no perdida en pensamientos.

“No lo sé, solo sentí demasiada calidez con él y jamás me sentí así con ningún hombre… ni con Potter” añade.

Con Potter era más feroz. Un deseo insaciable de estar a su lado, ser suyo y que el niño que vivió sea de él. De protegerlo contra todo y que él lo proteja de la misma manera. Amar y ser amado con la misma intensidad.

El sentimiento con Theo era más cálido. Como si hubiera llegado a casa luego de caminar en las sombras por mucho tiempo junto a alguien conocido, pero no demasiado. Como si supiera que quería a Theo en su vida para siempre y protegerlo. Algo parecido a sus chicas, pero no en esa intensidad.

Además, nunca se había fijado en nadie más que no sea Harry. Tal vez se había olvidado como se siente volver a enamorarse y nuevamente lo estaba experimentado. No importaba, tomaría cualquier esperanza de dejar atrás sus sentimientos.

“¿Estás seguro? Creo que es hermoso, primo. Pero muchas veces solemos confundirnos cuando hablamos del corazón” murmura Luna mirando a su primo a los ojos.

Eso por alguna razón enojó a Draco.

“Luna, te amo, pero creo que soy perfectamente capaz de saber cómo me siento” dice serio.

Luna parpadea y asiente.

“Ey, tampoco seas así de rudo” se mete Millie “Solo queremos cuidarte a ti y tu corazón”

Draco hace una mueca y mira a Luna.

“Sí, perdón” murmura.

“Solo preguntaba. Me alegra que estes así de seguro” dice Luna son una sonrisa “¿Hay más de esa bebida que hace sentir hormiguitas en la lengua?”

Hermione le pasa una botella.

“A todo esto” dice Draco tratando de escapar de ese momento incómodo “¿Cómo es así que aprendiste a reverenciarte? ¿quién te enseñó eso?” pregunta Draco.

“Millie, le pregunté y me enseñó” responde Hermione “Creo que es responsabilidad mía saber y respetar tus costumbres, como tu respetas las mías. Dar y recibir, así dicen los libros que se debe de hacer para tener una amistad buena”

Draco asiente encantado. Su leona tan lista e inteligente.

“Oh, Mione. Te extrañé” y no se refiere al tiempo separados por vacaciones.

“Yo también”

“Hablando de extrañar, ¿qué tal con Dora? ¿Arreglaste todo?” pregunta Millie curiosa.

Draco suspira incomodo.

“Quiere que hable con mi tía” responde.

Millie silba ante eso. Luna solo mira curioso a su primo y Hermione frunce el ceño.

“¿No le mandas cartas a tu tía?” comenta molesta la bruja castaña “¡Draco! Eso es muy descortés. Ahora iremos a que escribas esa carta”

Draco no se da tiempo de decir que ya le escribió a su tía, porque es jalado por los pasillos. Era gracioso, porque Hermione no conocía la lechuzería.

Millie comienza a reír en el camino.

“¿Qué es lo gracioso, Millicent? ¡No le manda mensajes a su tía! ¡Está mal!”

“¿De qué cartas hablas, señorita Granger?” pregunta Narcissa apareciendo entre los pasillos, viendo curiosa a la bruja “Entiendo que no lo sepa por sus orígenes, pero mi hermana Bellatrix está en Azkaban, un lugar al que llaman cárcel en su mundo” comenta algo disgustada por tener que hacer una referencia muggle.

Hermione parpadea mirando a Narcissa. Boquea al darse cuenta que había cometido un error en decir eso gritando. Mira a Draco arrepentida, pero este niega resignado.

“Es la tía Andrómeda, madre” responde “Mi prima Dora cursó su último año en Hogwarts cuando asistí. Nos conocimos y hablamos. Dejé de hacerlo cuando… bueno, dejé de hacerlo en las vacaciones del año pasado, lo volví a retomar, pero me pidió que le escribiera a la tía Andy” comenta “Vamos, Mione. A la lechuzería”

Narcissa solo se queda quieta en el corredizo sin saber que decir.

“Lo siento, no sabía que tu madre no sabía” dice arrepentida Hermione mientras se alejaban “De hecho, no sé nada de tu familia, ¿cómo lo hubiera supuesto?” comenta triste.

“¿Leíste todo sobre los sangre pura?” pregunta cuando llegan a la lechuzería y entran.

“Por supuesto, cada libro disponible de Hogwarts” comenta “Cuando Millie me contó cómo te amenazaron con ser sacado de tu árbol familia, supe que debía de saber más de tu cultura porque eres mi amigo y si está en mi posibilidad demandar a tus padres por negligencia a través de la cultura mágica, lo haré. Sabré todo de tu cultura si así me asegura mejorar nuestra relación” dice decidida.

Draco suspira con una sonrisa. Lleva su mano a su pecho para evitar lanzarse a abrazar a esa Gryffindor de corazón valiente. Cualquiera les temería a dos adultos con poder, pero esa niña no. No dudó en ningún momento en reunir información para protegerlo.

“Te amo, Hermione” dice sin dudar.

“También te amo, Draco. Mejores amigos” responde decidida.

“Cursi” bromea Millie.

“Millie, déjalos” reprende Luna “Eso es importante. Decir te amo a las personas es muy hermoso” comenta Luna sonriente.

“Te amo, Luna. Te amo, Millie” añade Draco.

“Te amamos, rubio” responde Millie “Mi pequeño Draco Malformado”

“También te amo, primo” responde Luna con los ojos brillante “Soy tan feliz de estar aquí” comenta.

Hermione suelta un sonidito que indicaba que sentía demasiada ternura por la pequeña Luna.

Draco se sintió lleno con las personas que conoció en su nueva oportunidad. Por primera vez sintió que hacer un trato así de malo con un ente extraño valía la pena.

Cuidaría a sus chicas.

“Sigue, Draco” pide Hermione.

“Bien, ya que sabes mi cultura. Sabes bien como les encanta desterrar a los sangre pura a sus miembros menos apreciados, por así decirlo” comenta, por no decir traidor de sangre “Mi tía se volvió un problema para sus padres. Ella era la primera en ser ofrecida a mis abuelos paternos para que se casara con papá. Ella terminó escapándose con un nacido de muggles y fue quemada”

“¿Por amor? ¿Tus abuelos le quitaron el apellido a tu tía porque escogió el amor?” dice totalmente sorprendida y levemente molesta.

Draco notó la magia de su madre en el lugar. Las palabras de Hermione hicieron que Narcissa delatara su presencia sin notarlo. Ella estaba escuchando detrás de la puerta de la lechuzería. El mago rubio solo suspiro por eso. Se sintió mal por su madre.

“No, Mione” comenta, decidiendo ser honesto para que su madre escuchara “Para los Black, ella traicionó a la familia. Los Black solemos valorar demasiado a la familia. Amamos demasiado” añade recordando las palabras que lo que su madre siempre le dijo “Eso hace que cometamos locuras. Bien dicen que existe la locura Black. El amor enloquece. Mira a mi tía Bella, se enamoró de Voldemort y ahora está en Azkaban pudriéndose entre dementores, pero ese no es lo que nos interesa” murmura molesto “La tía Andy no era la excepción. Se enamoró del tío Ed, la locura Black la cegó y huyó para poder vivir ese amor en libertad. Ella traicionó a la familia que le dio la espalda al no apoyarla y construyó su propia familia que nunca va a traicionar” suspira pensando en eso.

“Mierda” dice Millie “Tú tía es mi nuevo ídolo. La entiendo” comenta triste “Cuanto daría por tomar mis cosas y huir de mi familia, pero mis tíos son tan buenos conmigo” baja la cabeza “A veces deseo haber nacido en esa rama familiar”

“Millie” dice serio Draco y fuerte para que su madre escuchara “Yo seré tu familia. Cuando acabe Hogwarts, no estarás sola. Estaré ahí. Siempre estaré ahí, porque soy un Black y te amo” mira a sus chicas “Soy un Malfoy Black y las amo. Daría mi vida por ustedes”

“Yo también daría mi vida por ti, Draco” comenta seria Millie “Daría todo por la persona que me cambió la vida”

Hermione comienza a llorar. Abraza a Draco y Millie por igual.

“me duele tanto” comenta “Me duele que no puedan tener familias como la mía. Somos niños, por amor a Dios” se queja llorosa “Si alguna vez necesitan algo, mis padres podrían ayudar. Ellos solo son dentistas, pero podrían comunicarse con algún abogado. En casa tenemos habitaciones vacías, nunca faltará comida”

“Joder, Mione” dice Millie “Gracias”

Draco envuelve amorosamente a Hermione, mira por el rabillo del ojo la puerta cerrarse. Sí, esperaba que algo bueno saliera de esto.

“Chicas, yo ya le envié una carta a mi tía” murmura Draco.

“¿Por qué carajos no dijiste algo?” se queja Millie.

“Creo que necesitaban tener esta conversación” dice Luna “Nunca pasan las cosas por gusto, Millie”

Millie se queja de lo tierna que podía ser Luna. Hermione solo asiente de acuerdo y Draco sonríe mirando a las lechuzas y búhos dormir tranquilas.

La caja de cosas raras y muy muggles es nuevamente observada por Draco. Millie sacó cosas y comenzó a explicar cada una.

Mascarillas para el cuidado de la piel, ya que, los granos y la piel grasosa serían su nuevo problema como adolescentes. No importa si eres casi albino y tienes la piel suave de bebé. Crema para definir rizos para el cabello de Hermione, ya que, Millie se hizo su propio reto personal embellecer esa cabellera salvaje de la leona. Un set completo para pintarse el cabello a la manera muggle con todo y recibientes junto a guantes para evitar que los químicos dañaran la piel de la mano a contacto directo que Millie planeaba usar para desteñirse el cabello y pintarlo de lila. Ropa variada para que crearan sus propias pasarelas. Un toca discos junto a muchos discos de vinilo de cantantes que eran desconocidos para Luna y Draco.

Dulces, demasiados dulces y bebidas.

“Creo que tendremos que cepillarnos los dientes demasiadas veces para disminuir el peligro de tener caries” gruñe Hermione mirando la pila de galletas que creó Luna al estar organizando todo en secciones mientras tarareaba.

“¿Cepillarse?” pregunta Draco, quien antes estaba observando curioso una de las mascarillas para disminuir las arrugas.

Podría darle a su madre algunas. No es que su madre tuviera, pero siempre era bueno iniciar con los cuidados.

“¿Cómo que no sabes qué es eso? ¿Cómo se cuidan los dientes lo magos?” pregunta Hermione incrédula.

“¿Magia?” responde Millie por todos.

Luna deja de organizar para alzar la mano pidiendo el turno de hablar, siendo concedida por Draco.

“No la necesitamos. Si se caen los dientes podríamos usar la poción crecehuesos ¿verdad? Los dientes son huesos, lo leí mientras buscaba información de los efectos de los nargles si llegaran a morder” dice con una sonrisa encantadora.

Hermione abre la boca sin saber que decir. Draco no puede evitar comenzar a reír pensando en esa opción. Luna y su creatividad.

“¿Por qué es que Ron jamás me dijo que no se cuidan los dientes?” murmura molesta Hermione “Bien, les daré unas clases de higiene bucal” dice decidida.

Así, mientras Millie preparaba mascarillas caseras en un recipiente, Luna comía galletas en formas de animales muggles y Draco cepillaba el cabello de Libra, escuchaban a Hermione Granger dar una catedra completa del cuidado de dientes, patologías (enfermedades) que pueden sufrir si no se la cuidan y técnicas del cepillado que solo una hija de dentistas podría conocer.

Dejaron la caja a un lado, solo porque Luna comentó lo bello que sería pasar el resto de la tarde a las afueras de la mansión siendo una tarde tan soleada. Draco mencionó la cancha de Quidditch y Millie agrandó su escoba para rugir emocionada sobre practicar sus golpes.

Las niñas siguieron Draco a un lugar a las afueras de la mansión de dónde sacó dos escobas más para Luna y Hermione.

Luna aceptó la escoba emocionada, alegando que podría llegar a tocar las nubes y ver si eran como el algodón de azúcar. Draco tuvo que distraer a Hermione para que evitara explicar sobre la composición de las nubes.

Su madre se unió a ellos, pidiendo a su elfo que le trajeran una silla de su jardín junto a la pequeña mesa con un paraguas que la cubriera del sol.

Era la primera vez que Draco notó cuanto podía brillar el cabello rubio bajo la luz solar. Antes, no se tomaba el tiempo de apreciar esos pequeños detalles.

Millie se subió a su escoba y comenzó a calentar haciendo piruetas en el aire mientras era aplaudida por Hermione. Luna se fue con su propia escoba a buscar nubes bajas que tocar.

Draco sentía la necesidad de subirse a una de las escobas para vigilar a Luna, pero el miedo estaba ahí en su pecho.

“¿No volarás, dragón?” pregunta su madre curiosa.

“No, prefiero quedarme con Mione” se excusa con naturalidad.

Hermione le dedica una mirada, pero no dice nada. Lo jala para observar a Millie practicar como la futura golpeadora de cualquier equipo de Quidditch que tuviera las suficientes neuronas para ver a una jugadora con potencial.

“Tienes miedo, ¿verdad?” pregunta su leona a su oído para nada disimulada.

Draco solo suspira.

“Solo no estoy de humor” decide responder, aunque era claramente una mentira.

Luna regresa con su escoba, comenzando a contar sus descubrimientos con emoción. Draco usó un hechizo para secar sus cabellos húmedos y Hermione solo comenzó a explicar con paciencia la composición de las nubes ya que Luna parecía más interesada en saber porque eran solo vapor acumulado.

Millie terminó cayendo de su escoba al estar distraída viendo a sus amigos pasarla mejor en tierra que en el aire.

Narcissa tuvo que usar sus hechizos curativos en la muñeca de Millie, mientras la regañaba como solo una madre amorosa podrí hacerlo. Millie terminó mirando a la madre de Draco con anhelo de tener ese amor maternal por parte de su verdadera madre, terminando siendo abrazada por la bruja rubia al reconocer esa mirada.

Draco solo negó con la cabeza cuando su madre le cuestionó con la mirada.

No era algo que él le debía de contar a su madre.

No hubo nada en la noche. Luna terminó durmiendo luego de ducharse, haciendo que todos decidieran dormir junto a ella y dejar la diversión para los siguientes días.

Draco y sus chicas pasan el resto de todo el siguiente día en la biblioteca solo para consentir a Hermione. Luna agarra del tema al que tenía tanta curiosidad saber. Millie chilla al ver un libro de Quidditch viejo y decide leerlo. Hermione se llevó libros de todo tipo a la mesa y comenzó a leerlo con rapidez, como si no hubiera más días para regresar al lugar.

Nixie nunca los dejó, siempre atenta a cualquier pedido de sus niños. Draco evitó como pudo que Hermione preguntara sobre la pequeña criatura más allá de lo inocente.

Por su cuenta, siguió buscando la dichosa agenda de su padre. Estaba seguro que existía, pero el problema es que no sabía cómo era o donde estaría.

¿Estaría oculta en el corazón de la mansión? Debería ir mañana a revisar, porque hoy estarían en la biblioteca.

Cuando salieron, su madre les pidió que comieran con ella. Draco se sintió mal al notar que su padre no hizo ni el intento de mostrar su sombra en todo el día.

No, estaba con sus chicas. Se iba a concentrar en eso.

Hermione aprovechó la cena para pedirle a Narcissa permiso de poder llevar a Draco al Londres muggles para que conociera a sus padres y su hogar junto a algunas actividades “educativas” para pasar el tiempo. La bruja palideció y se negó, antes de disculparse y decir que lo pensaría mejor.

Era un no por el momento.

Triste, pero no sorpresivo.

Millie terminó contando sus aventuras en el metro de Londres y como se terminó perdiendo y acabando al otro lado de la ciudad. Hermione le preguntó asustada si no sospechó que se estaba alejando demasiado por el tiempo dentro del transporte público y Millie simplemente respondió que eso era admitir que estaba perdida y su orgullo no lo permitía.

Sí, por algo era una de sus mejores amigas.

Su madre solo escuchaba atenta a Millie, mirándola con cariño cuando la pequeña comenzaba a pavonearse y usar el humor Slytherin que tanto amaba Draco usar a veces.

Draco terminó ayudando a Luna a comer sus ostras, sacándolos con una cuchara porque la niña terminaba jugando con ella como si fueran castañuelas para un baile flamenco. Ignora como su madre lo observaba curiosa, porque joder… no sería así de gentil con otras personas, pero se trataba de su pequeña prima.

Regresaron a la biblioteca. Millie volvió a intentar suicidarse con un separador de papel, siendo detenida por una malhumorada Hermione al ver como arrugaba ese separador tan elegante.

Luna terminó abriendo un libro de magia oscura, provocando que miles de sombra volaran por la biblioteca desordenando los libros. Draco tuvo que hacer malabares para desaparecer esas cosas mientras Millie protegía a una Luna emocionada mirando el show y Hermione con su varita también utilizaba sus propios conocimientos, siendo menos efectivos por su falta de conocimiento en magia negra como Draco o Luna.

Así, entre muchos sucesos terminaron dormidos en un rincón, siendo llevados por Narcissa y se encargó de arropar a cada uno de manera maternal.

Draco se despierta solo. Arruga la cara al no ver a sus chicas con él, así que baja a buscarlas.

Nota su cuerpo pesado. El exceso de magia usada ayer para acabar con las sombras había hecho estragos en su ser. Aún estaba creciendo, su núcleo de magia no habían madurado lo suficiente, debía recordar eso para los siguientes enfrentamientos.

Llega a la biblioteca y solo observa los libros que dejaron abierto colocados en orden y las sábanas dobladas en uno de los asientos. Imagina que su madre tiene que ver con eso, así que no le da importancia.

“¿Chicas?” dice en voz alta, caminando para quedarse quieto al ver a su padre.

Estaba en el pasillo que lo lleva a su despacho.

Su padre estaba bien vestido y con una agenda entre sus manos. Lucía cansado, apagado y levemente molesto.

“Padre” saluda Draco, sintiéndose levemente mal por cómo iba vestido.

En pijamas y con el cabello desordenado. Tan metido estaba en tener a sus chicas cerca que se olvidó de arreglarse.

“Vete a cambiar Draco, pareces un vagabundo así” dice su padre serio, pero sin intentar ser realmente venenoso. Draco lo podía notar.

Vivió un año con comentarios verdaderamente hirientes por parte de Lucius. Reconocería cuando no intente hacer mierda su corazón.

“Sí, lo siento” murmura incomodo.

Lucius solo asiente y continua con su recorrido.

Draco lo observa alejarse. Su varita vibra y retoma su camino alejándose de su padre yendo por la dirección contraria.

Esa agenda en sus manos le interesaba bastante.

Llega a la cocina y mira su madre bien vestida con el cabello recogido. Millie estaba cubierta de una capa de polvo blanco (harina) que se esparcía con más fuerza en su cabello rizado y corto. Hermione usaba un delantal con el logo “Besa al cocinero” que sospechaba era muggle y de uno de sus padres por lo grande que le quedaba a la niña. Luna estaba amasando algo mientras tarareaba una canción de cuna que las madres sangre puras suelen cantarles a sus hijos como parte de la cultura mágica.

“Hola, Draco” Luna es la primera en saludar.

Draco es incapaz de formular palabras.

Jamás en su vida había visto a su madre tan tranquila viendo su comedor hecho un desastre de ingredientes y niñas sucias tratando de cocinar.

“¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?” alcanza a decir.

Su madre suspira y mira con cariño a su hijo.

“Luna quería hacer galletas con la receta de su madre” responde la bruja rubia. Draco puede notar la ternura en ese enunciado.

Sí, nadie podía negarse a su bella Luna.

“Mira, casi igualo tu pálides” bromea Millie modelando su cabello lleno de harina como si lo hubiera hecho apropósito.

“Millie, dejaste caer la bolsa de harina, deberías lavártelo” dice Hermione, quien era la más limpias después de su madre.

“Mione, traición” se queja Millie, fingiendo sufrir un flechazo en el corazón.

“Madre, ¿estás bien? Yo limpiaré si es molestia” dice Draco acercándose a su madre preocupado.

Narcissa niega. Mira a su hijo con cariño y lo abraza.

“No, la mansión nunca estuvo tan viva como ahora. Creo que podría pedir que se quedaran para siempre” confiesa “Y me agrada tu amiga Granger. Sin ella creo que hubiera encontrado el lugar totalmente destrozado”

Draco ríe y se derrite entre los brazos de su madre.

“Mione siempre fue así. Sin ella creo que un par de leones no hubieran sobrevivido” piensa en cierto pelirrojo y un niño con cicatriz.

“Draco, ya que estas despierto. Necesitaré tu ayuda. No sé qué le regalaré a Harry por su cumpleaños” se acerca Hermione totalmente desesperada “Ron está en sus vacaciones en Egipto, no le llegará mi carta pidiendo ayuda hasta después del cumpleaños de Harry”

Draco parpadea. Siente que el agarre de su madre disminuye y le permite acercarse a su leona.

“podríamos crear una poción que le aumente las neuronas. No, existen pociones para que deje de usar esos horribles lentes” comenta Draco malicioso.

“No sé porque creí que esto sería una buena idea” suspira Hermione “Al menos no dijiste que le envíe veneno como Millie” mira molesta a la bruja.

“Solo dije que sería una idea creativa” se justifica la pelinegra.

Draco ríe sin poder evitarlo.

“No te rías, también deberías estar pensando en que darle. Él te dio un regalo por tu cumpleaños, creo que por educación deberías darle uno” dice Hermione mirando a Draco.

Draco pensaba hacerlo, pero sin que nadie se enterara… bueno, al diablo.

“¿Qué veneno querías darle, Millie?” pregunta mirando a Millie.

Hermione le termina pegando con un cucharon de madera. Su madre ríe por primera vez de esa reacción violenta, provocando que Draco se sintiera más ligero.

La madre de Draco salió para ver el asunto de Blaise, pero le recomendó a Hermione comprarle algo relacionado con las cosas que podría gustarle a Potter y Draco no pudo evitar decir en voz alta que un kit de cuidado para la escoba del niño que vivió sería perfecto, sonrojándose con la risa burlona de Millie, la sonrisa victoriosa de Hermione y la ceja alzada de Narcissa.

Sí, odiaba cuando decía cosas sin pensar.

Se llevó a sus chicas al corazón de la mansión.

Si de por sí los cuadros habían tratado mal a su Luna, comenzaron a gritar de horror junto a palabras muy fuertes en contra de su leona, provocando que tanto su magia como la varita hirvieran deseosas de quemar cada cuadro, no importaba si eso significaba quemar parte de su historia familiar.

Imbéciles puristas.

“Draco, no importa. Como tu dijiste antes. No soy menos por mi sangre” intenta calmar Hermione a un muy molesto Draco.

Millie fue menos paciente. Se sacó un arete y amenazó con rasgar cada pintura con un objeto muggle, provocando que más de un cuadro bufara ofendido y se callara. Otros, solo se escondieron por temor.

Esa era su chica.

Llegaron al cuadro de Abraxas.

“Hola abuelo” saluda Luna con alegría.

“¿Viniste para escuchar mis historias? Podría… Hola, personas extrañas” dice el viejo Malfoy de buen humor al ver nuevamente a sus dos únicos nietos.

“¿Quién es el anciano?” pregunta Millie en un susurro a Draco.

“Chicas, les presento el cuadro de mi abuelo” dice emocionado Draco.

Hermione parpadea y mira el retrato curiosa.

“¿Cómo puede contar cuentos si los retratos realmente no pueden hacer eso? Solo pueden decir frases a lo mucho tener el comportamiento de las personas que la retrataron… pero nada de recuerdos” murmura la niña pensativa.

“Magia” bromea Millie.

“Oh, vemos aquí a una Ravenclaw” comenta Abraxas con humor “Siempre buscando la lógica a todo”

“Oh, no. Soy Gryffindor, señor. Hermione Granger” se presenta la bruja con una reverencia.

Abraxas parpadea por un momento.

“No eres de los sagrados veintiocho. Nunca oí un apellido de una familia mágica sangre pura como la tuya, debes ser nacida de muggles” hace la observación el anciano con curiosidad “Y aun así haces una reverencia tan digna como cualquiera de la clase social de los Malfoy. Que encantadora señorita” halaga al último.

Draco infla el pecho y abraza por los hombros a su amiga.

“Solo lo mejor de lo mejor escojo como amigos” dice brillante Draco, sintiendo como su leona se derretía con esa frase.

“Por supuesto, Draco” dice sarcástico Abraxas “Gryffindor, interesante casa. No es mi favorita ni creo que lo será, pero es bueno ver que las nuevas generaciones de esa espantosa casa están mejorando en su educación. Demasiados salvajes” no puede evitar despotricar en contra de la casa de los leones.

“Draco, ¿Cómo es que ese cuadro tiene tanta vida? La capacidad de los retratos no es así de buenas”

“Somos Malfoy’s” responde Draco “Tenemos hechizos especiales. Los magos y brujas antes de morir de manera natural y no repentina crean un último retrato depositando sus recuerdos, pensamientos y sabiduría en sus retratos para que los siguientes Malfoy´s puedan venir a pedir consejos. Una manera de seguir estando en la gloria” explica Draco.

Piensa en como su padre no pudo pintar su retrato.

“Eso es muy inteligente. Jamás creí que pudiera existir algo así” murmura sorprendida Hermione.

“Créeme, Hermione. El mundo mágico es demasiado extenso como para que tu con solo tres años conociéndolo puedas saber todos sus secretos” murmura Luna totalmente enamorada de su mundo y la magia.

“Ya veo”

“Son realmente encantadores ustedes cuatro. Me recuerdan mucho a mi Pandora y sus amigos” dice pensativo “Siempre acompañada de su hermano, un tal Barty Jr y el pequeño hijo de los Black, Regulus”

Draco siente que se le hunde el estómago. Podía recordar como su abuelo mencionó que él se parecía a Regulus, lo cual no era agradable ya que por su madre sabía que su tío estaba muerto y sin un cuerpo al cual pudieran haber velado.

“¿Tío Barty, tío Reggie y tío Evan?” pregunta Luna “Oh, sí. Papá me dio por mi cumpleaños número diez el álbum de fotos de mamá y ahí estaban” dice emocionada.

“¿Cómo sabes de eso? ¿No que no podías acercarte a ellos?” pregunta Draco realmente curioso.

“Solo los vi cuando recogía a Lucius cuando regresaba a la mansión y mi Amy me mandaba cartas” se encoge de hombros “Te las arreglas para ver crecer a tus hijos”

“Dios” escucha a Hermione decir.

Draco abre la puerta que le dejaba entrar al salón más importante. El cabello de luna comenzó a hondear con más intensidad, provocando que Millie y Hermione se acercaran asombradas por lo mágico que se veía.

Draco nunca se había arrepentido tanto de haberse cortado el cabello como hasta ahora.

“Chicas, luego regresamos a hablar con mi abuelo. Quiero que conozcan el corazón de la mansión” dice orgulloso.

Hermione es la primera en entrar solo para casi chillar al ver otra biblioteca dentro. Millie chilló al ver la fuente mágica y el enorme cristal rotando teniendo por delante un atril donde estaba un libro abierto.

Draco podía sentir la magia del lugar renovado y antes ese atril no tenía ningún libro abierto. Su padre había estado ahí para renovar las protecciones.

Y ahí, estaba descansando una agenda al lado del libro sagrado de magia para manipular las protecciones.

Draco no pudo disimular. Corrió a ver esa agenda. La ojeó de cerca y celebro al ver los contactos y direcciones de aliados de su padre. No eran los mortifagos, pero eran personas de negocios. Eso significaba que las posibilidades que existiera una agenda con los nombres de todos los mortifagos que hayan servido a Riddle dentro de la mansión eran altas.

“¿Por qué lees la agenda de tu padre?” pregunta Luna, mirando por detrás de su hombro con curiosidad.

Hermione deja de revisar los libros para mirar a Draco. Millie se acerca curiosa.

“Curiosidad. Quería ver si tendría tiempo de verme en vacaciones” responde avergonzado.

“Pero estabas revisando la lista de sus contactos” dice Luna sin realmente notar que Draco no quería decir nada.

Draco suspira.

“Nada, solo es algo Malfoy” dice, suspirando al ver que sus chicas no entendían esa frase. Pansy si lo hubiera hecho “Personal, quiero decir personal”

“Oh, eso suena curioso, pero está bien” murmura Luna, alejándose para ir a ver el árbol.

“Sí, Draconis tiene sus propios secretos” murmura Millie con una sonrisa “¿Ese es tu árbol familiar?”

Draco dejó la agenda para caminar hasta estar al lado de Luna. Millie se unió y detrás también estaba Hermione. Los cuatro miraban al mismo lugar, el pequeño retrato de Draco junto a su nombre y su fecha de nacimiento. El apellido Malfoy brillando encantadoramente, como siempre debía ser.

“Sí. Es mi árbol” dice orgullosamente.

Se pasan el resto de la tarde con Draco contando sobre todo lo que le enseñaron de su historia de los Malfoy, cuidando que Hermione tratara con delicadeza los libros viejos del lugar, mientras discretamente buscaba otra agenda igual. Antes de salir, se quedaron unas dos horas escuchando al abuelo Abraxas narrar sus aventuras en Escocia solo para alegrar a Luna.

Millie fue la que se durmió primero cuando llegaron a la habitación de Draco.

La noche previa a que todas regresaran a sus casas dejando nuevamente solo a Draco llegó. Millie decidió sacar su toca disco, colocando el disco de vinilo de Michael Jackson, dejando enamorado a Draco con no solo las canciones, sino la imagen del cantante como portada de su álbum.

No lo podían culpar, era un adolescente con hormonas.

Luna terminó improvisando un baile extraño, mientras Draco dejaba que Millie trabajara con su cabello alegando que con esos tratamientos crecería más rápido y con sus rizos naturales definidos. Hermione tenía los rulos colocados para así dejara de tener el cabello esponjado, mientras comía los últimos dulces que quedaban mientras observaba curiosa el baile de Luna, reconociendo pasos de algunos libros que leyó en Hogwarts para aprender sobre la cultura sangre pura.

Era perfecto.

“¿Qué le enviaste a Harry, Draco?” pregunta Hermione.

Draco suspira. Le había enviado un libro de técnicas de Quidditch que Millie había puesto el ojo en su exploración a la biblioteca Malfoy. Era algo vieja, pero se sentía demasiado avergonzado como para comprarle algo.

“¿Por qué debería haberle enviado algo?” dice en un bufido.

Hermione solo suspiró y negó con la cabeza. No dijo nada, solo siguió observando a Luna bailar antes de tocarse el cabello y gruñir al sentir lo pegajoso estaba con los rulos puestos.

“No sé porque me pusiste esas cosas” murmura mirando a Millie.

“Porque tienes un cabello largo y hermoso que está todo esponjado porque no defines tus rizos y eso es un insulto al Dios del buen cabello” responde Millie “Ya casi termino con tu cabello, Draco. Me ayudarás luego con mi cabello a desteñírmelo, lo quiero de lila” dice decidida.

“Creo que la belleza del interior y los conocimientos son más importantes que la apariencia. Las personas huecas se fijan en su apariencia y no deberías desteñirte tu cabello siendo joven, terminará quemada” comenta la niña insegura.

“No digas eso, Mione. Soy una profesional, leí un libro” dice seria Millie “Además, la presentación también es importante. Duele, pero es tu mejor presentación al mundo. Además, cuidarte también ayuda a tu autoestima” decide usar un argumento que Hermione consideraría aceptable “Y tu eres muy hermosa, solo debemos apiadarnos de ese esponjoso cabello. Definiremos tus rizos y lo rescataremos de su sequía. Lo tienes muy seco”

Hermione parece enojarse por eso.

“Creo que esto es una pérdida de tiempo” insiste.

“Mione” esta vez habla Draco “Millie tiene razón, la presentación también es importante. Todo lo que te ayude a ganar la confianza de las personas es importante. En el mundo de los negocios, tu imagen tanto pública y personal pueden ayudarte o destruirte en minutos. Además, no pienses eso. No eres hueca por preocuparte como te vez, no te ofendas así”

No seas como mi yo del pasado- piensa.

Hermione lo mira conflictuada, pero asiente.

“Perdón, no sabía que estaba siendo ofensiva” murmura.

“Lo sabemos, Mione. Por eso te lo decimos” comenta Millie mientras dejaba de sacar objetos de su caja “Sería diferente si lo hicieras con el propósito de herir”

“Sí” habla Luna quien estaba jugando con Libra en ese momento “No son las palabras lo que hieren, sino como las dices” tararea contenta.

Hermione asiente aliviada.

“¿Quieres usar maquillaje, Draco?” pregunta Millie.

Draco frunce el ceño.

¿Por qué no? Será interesante.

“Solo si tú me maquillas, lo siento Mione, pero creo que estoy a salvo con Mills”

Hermione hace un puchero ofendida.

El sonido de un clip junto a una luz espontanea asusta a todos.

Millie sostenía una cámara y de ella salía una pequeña cosita parecida al papel, la agarra y la agita mientras sonríe.

“Creo que capté tu mejor puchero, Mione” bromea.

“¡Millie!” chilla Hermione roja.

“¿Qué?” pregunta Draco sin comprender.

“Leí sobre eso” comenta Luna alegre “Es una cámara instantánea muggle. Papá tiene varías que no sirven”

“Tengo que inmortalizar todo” comenta Millie con una sonrisa.

Draco suspira contento al ver los frascos con pintura para uñas. Las suyas ya se estaban acabando, elegiría los mejores colores. Le daría galeones a Millie para que reponga lo perdido.

“Bien, tu cabello está listo. Coloquemos el decolorante de cabello en mi pelo y te vamos a vestir. Tienes piernas largas, te quedará preciosa la ropa muggle que compré”

Draco solo asiente. Se ocupa del cabello de Millie con sus indicaciones. Hermione es liberada de los rulos y deja caer unos bellos rizos. Millie agarró una tijera y se encargó de darle forma, coronando a la leona con su diadema en forma de corona que Draco le regaló por yule y Luna trenzó los cabellos de la niña mientras Draco se vestía para la pasarela improvisada.

Pasaron el resto de la noche aplaudiendo a Draco por sus distintas ropas muggles. Narcissa tuvo que entrar al cuarto de su hijo solo para verlo en una pose nada masculina mientras Millie lo fotografiaba, Luna abanicaba para que sus cabellos se movieran y Hermione se tapaba los ojos mientras reía bajito. Ninguno notando la presencia de la bruja. Ella solo cerró la puerta con lentitud, alejándose del cuarto de su hijo con demasiadas preguntas.

Al siguiente día. Draco se despidió de ellas con tristeza.

La primera en irse es Luna. Draco no se separa de ella hasta que su padre incómodamente la lleva lejos de él.

“Nos veremos en casa de Mione” dice la niña.

Draco se siente mal, porque no le dieron permiso.

“Cuídate. No te olvides de mandarme cartas en todos estos dos meses que faltan” dice Draco triste.

Las siguientes en irse son Hermione y Millie. Magna le agradece quedarse con su pulga violenta.

“Señorita Granger. Me gustaría que sus padres me enviaran una carta explicándome más a detalle cómo piensan cuidar a mi hijo para poder dejarlo ir más tranquila” dice Narcissa antes de que las tres brujas de vayan de la mansión.

Draco siente que podría abrazar a su madre y saltar como un niño pequeño.

“Por supuesto, señora Malfoy” responde Hermione “Cuando llegue a casa, le diré a mis padres”

Así sus dos mejores amigas se despiden. A la distancia podía ver el cabello lila de Millie volverse una manchita antes de que salieran de las protecciones de la mansión para usar la aparición.

“Madre… muchas gracias” dice Draco sincero viendo a su madre con los ojos llorosos “Y no solo por intentarlo, sino por tratarlas bien”

“Cariño, sé que no entenderé todo de ti… pero soy perfectamente capaz de reconocer a las personas que aman a mi hijo y esa bruja es capaz de dar todo por cuidarte y eso suficiente para dejarte ir a un mundo que desconozco. Además, no son malas. Son encantadoras y eso es muy importante”

Draco asiente. Se acerca abrazar a su madre, dejando que ella acariciara su cabello con olor a frutilla gracias a Millie.

“Cariño” dice su madre.

“¿Sí?”

“¿Qué pasó con plantar las flores en el jardín Malfoy?” pregunta Narcissa divertida.

“Mierda” suelta Draco sin pensarlo.

Narcissa termina mirándolo severa por esa palabra, provocando que Draco escondiera su cara en el hombro de su madre al seguir siendo más bajo que ella.

Sí, fue la mejor semana de su vida.

Blaise llega el lunes de la última semana de junio. Parecí haber bajado mucho de peso y sus ojos eran incapaces de producir una emoción positiva.

Draco sintió una gran tristeza de ver su viejo amigo así. Recuerda perfectamente que la última vez que habló con él. Recordaba haber sido protegido de que Hermione y sus dos Trols se acercaran luego de que Potter lo hicieran sentir tan mal.

¿Dónde quedó ese amigo leal?

“Blaise, eres libre de explorar toda la mansión. Este es tu nuevo hogar” habla maternalmente Narcissa, abrazando por el hombro al adolescente.

“Gracias, madrina” dice con la voz apagada.

“Ve, Draco. Lleva a tu amigo a su nueva habitación” pide su madre mirando a Draco dulcemente.

Draco asiente incomodo.

Su mente le seguía recordando que Blaise no le había enviado ninguna carta.

Ambos chicos suben las escaleras en silencio. Ahí, en el pasillo principal del segundo piso estaba su padre vestido elegantemente.

“Es un gusto tener a un nuevo miembro digno de esta casa” saluda su padre con orgullo mirando a Blaise.

“Es un gusto estar aquí, padrino” saluda Blaise incomodo, haciendo una reverencia, provocando que Lucius se irguiera más.

“Bella te educó bien, sigue así” es lo único que dice Lucius antes de alejarse sin mirar a Draco en ningún momento.

Draco no se permite sentirse mal.

“Vamos, Blaise” murmura.

Su amigo solo lo mira en silencio y asiente.

La caminata sigue siendo demasiado incomoda.

Draco suspira aliviado al llegar al cuarto en el que se quedaría Blaise. La abre y mira a uno de los elfos de la casa acomodar cosas del baúl de Blaise.

“Espero que puedas disfrutar de la mansión” dice honesto Draco “Y que podamos retomar nuestra amistad” decide ser él quien dé el primer paso.

“No, no lo necesito. Te vez demasiado feliz con tu nuevo grupo de amigos y no quiero ser un estorbo” responde Blaise serio.

Draco parpadea sorprendido para después arrugar la cara.

“¿Qué dices?”

“Sí. Tus amigos con los que haces pijamadas sin preguntarme, aunque sea por cortesía, si me quiero unir aun sabiendo que era supuestamente un amigo tuyo y de Theodore. No importa. De todas formas, no quiero tener amigos así”

“¿Qué? ¡No me enviaste ni una carta en las vacaciones pasadas! Al menos Theo se acercó a mí, tú no hiciste nada para que hablar los dos” gruñe molesto.

“Bueno, lo lamento señor. Mi madre está en Azkaban” gruñe dolido “No tengo espacio para ocuparme de proteger al niño que decidió traicionar a sus amigos y es premiado por eso”

“¿Qué dices? ¡Si me hubieras escrito, hubiera ido a darte apoyo con lo de tu madre!” grita ofendido, perdiendo los papeles.

Bien, no había notado que estaba tan dolido con Blaise. Al parecer, el resto de sus problemas habían sido tan duros que no le dio espacio para saborear la amargura de su relación con Blaise.

“¿Qué? ¿Para qué? Bien que pierdes tu dignidad yendo detrás de una gryffindor. No necesito a alguien así de idiota”

“¿Qué?” gruñe molesto.

“¡Que extraño a mi viejo amigo! ¡Mi Draco hubiera puesto muy en su lugar a Harry Potter cuando lo insultó! ¡Mi Draco no hubiera dejado que hablaran peste de él todos estos años! Tu solo eres un mocoso deprimido” escupe con asco “¿Cómo podría acudir a tu ayuda, cuando no te puedes ayudar ni a ti mismo?”

“¡Porque eres mi amigo! ¡Buscaría la forma! Yo quiero cuidar a mis amigos” dice triste Draco.

“¿Abandonando a Pansy? ¿Dejándote pisotear como ese día en primer año yendo a fingir que estabas bien solo para contentar a Granger?”

“Lo sé. Estoy enmendando mi error con ella. Ambos estamos arreglando nuestra amistad. Y lo de Hermione, no sabes nada. Mi problema era con Potter, ella no tenía nada que ver ¿por qué estamos discutiendo esto?”

“Porque como tu estas molesto conmigo, también lo estoy yo. Éramos mejores amigos, Draco, y te aseguro que en esos dos años no te detuviste a sufrir lo mismo que con Pansy” murmura dolido “Y seguramente supiste del caso de mi madre por meses y no pudiste acercarte, pero con Pansy y Granger si eres capaz de renunciar a tu orgullo. En estos dos años no hiciste más que lloriquear y sentirte miserable. Sorpresa, la vida es dura.”

Draco se queda sin palabras. Sale del cuarto de Blaise sintiendo la boca agria por esa conversación.

Pasa toda la tarde pensando en las palabras de Blaise mientras acariciaba una y otra vez el pelaje de Libra, tratando de evitar que sus manos tiemblen.

Y por primera vez, notó que no solo Blaise había fallado. Él también pudo haber enviado cartas.

 

 

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