Draco Malfoy y el rapto

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y el rapto
Summary
Quinto año de Hogwarts y la noticia del resurgimiento de Voldemort junto con la aparición de un nuevo maligno ser no se ha esparcido por Inglaterra Mágica, por lo que comenzarán el año escolar con un gran dolor de cabeza, los ánimos decaídos, el dolor de la pérdida, el trauma por lo sucedido en aquel cementerio y siendo tachados como mentirosos cuando intenten advertir a todos sobre el mal que se acerca, sin embargo, los problemas no se detendrán ahí, nunca algo puede detenerse en sus vidas.
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Adolescentes

“Me alegra mucho que pudiéramos arreglar el problema de la segunda prueba” susurró Cédric acariciando a Aquiles “No me gustó mucho de qué nos distanciamos, eres un preciado amigo y no me gustaría perder nuestra amistad.”

Draco y Cédric hablaban en la Lechucería días después de la prueba en el Lago Negro. Le parecía sorprendente volver a hablar con su amigo tejón porque creyó que luego del sucio truco de la segunda prueba la confianza no regresaría, pero estaba feliz de que volvieran a hablar.

“A mí tampoco me gustó” se acercó para acariciar la pequeña cabeza de Aquiles quien parecía tan feliz de los mimos, le gustaba ser en centro de atención a este búho mimado “Me alegra que lo arregláramos… pero ¿por qué no sacrificaron a Jormün?” no se quejaba de la decisión, aunque si lo tenía confundido.

“Nos sorprendió que fuera tu primer peluche, especialmente que te lo dieran a los once” susurró “Cuando lo abrazaste para despedirte percibimos el amor que le tenías, el gran recuerdo y cariño que transmitía este sobre ti. Nos ayudaste tanto y no creíamos que fuera justo que te alejaras de lo que más amas.”

Recordó aquel sentimiento de pérdida al creer que su pequeño dragón se había ido para siempre “Severus me lo dio” susurró al recordar como su papá le había dado tanto sin siquiera pedírselo “Nunca hubiera creído que fuera capaz de darme un peluche, creo que lloré ese día porque sentí que alguien me amaba”

“Lo quieres mucho, ¿no?”

“Severus es mi papá, es el primer adulto que se dio el tiempo de conocerme y amarme como ninguno quiso hacerlo, como un verdadero papá. Lucius nunca me quiso, nunca me amó y lo único bueno que hizo por mí fue hacer a Severus mi padrino, todo cambió ese día” recordó la emoción de felicidad cuando Severus le había dado la noticia de que ahora él tenía su tutela, se sintió protegido por fin por un adulto, por su papá.

“Y quién iba a creer que el profesor Snape saldría con el profesor Lockhart, todavía me parece una locura” comentó entre risas, mientras los rayos de sol golpeaban su rostro haciéndolo ver angelical “Son tan opuestos”

Rio porque siempre era un contraste gracioso verlos juntos, especialmente cuando Gilderoy seguía usando túnicas de diversos colores llamativos, mientras Severus usaba las túnicas negras de siempre. Era una vista graciosa cuando un emocionado Gilderoy mostraba su alegría tan físicamente, mientras Severus se crispaba y avergonzaba ante las muestras de amor. Como un perro golden retriever y un gato negro. Pero al mismo tiempo cuando los veías a solas sabías que se acompañarían siempre, que confiaban en el otro y en verdad se amaban, los dos habían sufrido, pero sanaban sus heridas juntos mientras se amaban cada día con más intensidad.

“Puede ser que sean opuestos, pero al mismo tiempo se comprenden tan bien, como nadie podría comprenderlos” dijo porque amaba a sus padres juntos, enamorados y felices “Es una de las relaciones más hermosas que he visto, me gustaría un día tener algo así, aunque sea un poco”

Cédric lo miro serio “No debes esperar algo menos” comentó seriamente “Algo igual o mejor, pero no menos, no debes conformarte con algo menos nunca” dijo solemnemente como si fuera un hecho de la vida.

Se sorprendió ante lo dicho, pero no pudo evitar sonreír “Tienes razón, debo buscar algo igual o mejor. Gracia Cédric”

El castaño le guiñó el ojo “¿Y hay algún candidato? Tal vez un Gryffindor de ojos verdes y una cicatriz particular” Draco no pudo evitar sonrojarse ante lo dicho, últimamente el ambiente que lo rodeaba a él y Harry era más íntimo y agradable, teniendo más ganas de poder besarlo, aunque sea breve, pero sabía de qué era todo solo su imaginación o su querer. Cédric se rio ante sus mejillas rojas “Cuándo ustedes dos piensan dar el paso, ¿eh? Ya está dando un poco de pena verlos tan enamorados y sin que ninguno haga algún movimiento”

“¿De… de qué estás hablando? Harry… no creo que le guste” ¿Por qué le gustaría a su amigo? Él que tenía tantos problemas, Harry podría tener a cualquiera porque terminaría eligiendo al chico con problemas.

“Estas bromeando, ¿verdad?”

“Por supuesto que no. Harry es asombroso, valiente, un caballero, alguien increíble y muy amable… ¿por qué me elegiría a mi sobre todos los demás?” 

“¿Por qué no lo haría? Harry sería un idiota si no viera la increíble persona que tú eres, y te aseguro que Harry no es un idiota” dijo el tejón posando una mano sobre su hombro “Además, te aseguro de que ese Gryffindor nunca se ha comportado con otras personas como lo ha hecho contigo, él en verdad te quiere mucho”

Draco se quedó mirando la sonrisa confiada de Cédric, se veía tan confiado ante sus palabras que le empezó a creer, aunque sea un poco.

“¿Y si… y si al final me rechaza?” ese era su mayor miedo “No quiero perder su amistad”

“Si eso llegara a pasar, pero te aseguro que lo dudo mucho, entonces me tendrás a mí, a tu hermano, a tus otros amigos para consolarte. Comeremos helados, compraremos todos los dulces de Honeydukes y te presentaré otros chicos mucho más guapos que Potter para que lo pongas celoso y vea lo que se perdió” dijo despeinándole los rubios cabellos, haciéndolo reír por el plan de consuelo “Nos tendrás aquí para reconfortarte, me tendrás aquí, después de todo eso hacen los amigos, ¿no?” la sonrisa blanca y deslumbrante de Cédric le llegó al corazón… amaba mucho a su amigo tejón… sin que Draco lo buscara ese joven se había incluido a fuerza a su manada sin que pudiera percatarse, ni detenerlo. Sin embargo, no deseaba sacarlo, no podría porque Cédric se volvía rápidamente parte de su vida.

“Si, eso es lo que hacen los amigos” Draco comentó abrazándolo, inhalando su aroma que al igual que los miembros de su manada le traía tanta paz. Sintió a Cédric tensarse porque nunca había hecho esto con él, pero rápidamente devolvió el abrazo con cariño. Mientras Aquiles ululaba alrededor de los dos junto a Afrodita.

Amaba a todos los miembros de su manada.

Deseaba pasar toda su vida con ellos, con Cédric, con Aquiles.

El cuerpo de Cédric golpeó el suelo.

Muerto.

Aquiles dando su último graznido al querer ayudarlo.

Muerto.

Corrió con fuerza para alcanzar a su amigo, quien tenía a Aquiles en su hombro. El camino era oscuro, pero no estaba dispuesto a dejarlos ir, no de nuevo.

“¡Cédric! ¡Aquiles!” gritaban estirando su mano para llegar a ellos, para evitar de que se los llevaran. No iba a permitir que se fueran de su vida… por favor, no a los miembros de su manada, no a sus seres amados. “¡Cédric! ¡Aquiles! ¡Por favor! ¡Por favor no te lleves a nadie más de mi manada!” no sabía con qué se tropezó, pero cayó de rodillas y cuando intento levantarse una masa negra lo envolvió evitando de que se moviera, evitando de que los alcanzara.

Intentó con todas sus fuerzas rasgar aquella masa negra, de que lo soltara para poder llegar a dos miembros de su manada.

Nada, no podía hacer nada.

“¡No se vayan!” gritaba mientras se iban alejando, mientras la oscuridad lo iba envolviendo rápidamente “Por favor, no te los lleves por favor” susurró abrazando sus rodillas, la masa negra lo iba consumiendo cada vez más, ya ni siquiera podía verlos. No podía escucharlo, no podía sentirlos.

Ya no estaban ahí.

Nunca volverían.

Los había perdido, había perdido a una parte de su manada.

Cerró con fuerza los ojos creyendo que esta era una horrible pesadilla, que cuando despertara Cédric le contaría sobre alguna cita que haya tenido con Chang y que Aquiles le picaría los dedos por no haberle peinado sus plumas.

Estarían ahí presentes, juntos.

Sin embargo, su cerebro le susurraba que era una mentira, que lo que imaginaba era una cruel mentira.

Lloró y lloró.

Su corazón se había roto… nunca era fácil poder despedirse para siempre de un miembro de su manada, nunca lo fue, nunca lo será.

‘Si no hubieras sido débil, Aquiles no habría querido salvarte, Cédric no hubiera querido salvarte’ alguien susurraba en su oído ‘Los mataste por tu debilidad, porque nunca eres capaz de salvarte a ti mismo’

“Cállate, cállate” lloró intentando proteger su resquebrajado corazón.

‘Siempre debes ser salvado por alguien más’ una mano tomó su mentón y se obligó a abrir los ojos observando su propio rostro con un semblante tan cansado ‘Eres débil, siempre débil. Fuiste creado para ser el más fuerte, el mejor de todo el mundo, pero eres simplemente una vergüenza, un completa vergüenza”

Siguió llorando, intentando soltarse del agarre sin éxito.

‘Débil, por eso todos a tu alrededor morirán, como lo hicieron Naranja, Azul, Rojo y Morado, los irás perdiendo poco a poco hasta volver a estar solo. Naciste solo, morirás solo’ el aire fue escapando de sus pulmones, tenía miedo de que fuera verdad, pero un lobo blanco saltó hasta separarlo con esa mala copia suya y le ladró con fuerza haciéndola desaparecer.

El lobo acercó su gran cabeza a su mejilla, pero a centímetros se detuvo para alejarse rápidamente y correr lejos de él. Siendo envuelto en la oscuridad.

Lloró de nuevo por quedarse solo.

Siempre solo.

:::

“Draco, ¿tienes todo listo?” la voz de Gilderoy se escuchó afuera, despertándolo de la pesadilla. Cuando llegaron a La Hilandera le ordenaron guardar todo de valor en su baúl para llevarlo a la nueva ubicación donde viviría.

“Falta poco” susurró lo suficientemente fuerte para que su padre lo escuchara “Ya bajo” los pasos alejándose de Gilderoy lo instigaron a seguir guardando lo último que quedaba. No quería despedirse de su casa, no quería irse, pero sabía que debían hacerlo. Severus lo había ordenado cuando acabó el año escolar para luego aparecerse no sabe dónde, dejándolos a él, Thuban y Gilderoy solos.

Se quedó observando el techo de su habitación, en donde estaban brillando las estrellas dibujadas. Iba a extrañar todo esto, pero esto era lo planeado por sus padres, pero no quería estar en otra casa que no era la suya, extrañaría La Hilandera, extrañaría a su familia unida, extrañaría a sus vecinos.

Todo había cambiado en tan poco tiempo.

Dolería no ver a la anciana señora Morris que repartía deliciosos muffins y cariño a todos los niños de La Hilandera; sería raro no escuchar el toque desesperado de los hermanos Jones en la puerta de su casa, desesperados para que se una a jugar con ellos y los demás infantes; de no ver al vecino Dixon que siempre arrastraba a Gilderoy y Severus para hablar sobre básquetbol o cualquier otro deporte que estuviera interesado en ese momento; de los establecidos señores Taylor quienes tenían un sonrisa amigable para todos los vecinos; y demás vecinos que siempre habían sido amables con su familia aunque los vean un par de meses al año.

Dolía no estar cerca de Severus… no saber si se encontraba bien, de si todavía sigue vivo. ¿Por qué tuvo que seguir siendo un espía? ¿Por qué tuvo que irse y dejarlos solos? Alejarlos de su vida.

No iba a poder sentirse seguro en aquel lugar temporal, no era su casa.

Cerró su baúl con fuerza intentando suprimir aquella pesadilla… aquel recuerdo. Apretando en su mano el pequeño juguete de Aquiles, sintiendo el frío del dije en su dorso, recordando que era lo único que les quedaba de ellos. Que nunca iban a volver, que habían roto a su manada.

Salió de la habitación llevando consigo su baúl y mientras iba caminando por los pasillos se percató de que cada objeto que había vuelto esta casa en un hogar ya no se encontraba “¡Papá, papá!” bajó corriendo porque las fotos, sus adornos, lo colorido en la casa ya no estaba. Este no era su hogar, estaba vacío, todo gris “¿Dónde está todo?” comentó preocupado observando que la sala también estaba muerta, gris.

Gilderoy que se encontraba hablando con Black giró a verlo “Tenemos que llevarnos todo, Draco, no podemos dejar nada atrás”

“Pero… pero cuando papá regrese se va a sentir triste, sabes que él amaba la casa como estaba, se quejaba de que podía estar muy rara para su gusto, pero disfrutaba todo” decía rápidamente intentando abrir el baúl donde sabía debía estar todo “Debemos dejarle algo… hace años que la casa no se veía así”

Thuban que había estado sentado en el sillón dijo aun mirando el suelo “¿Estamos abandonando a Severus?” levantó el rostro mostrando sus lagrimosos ojos azules “¿Lo estamos dejando atrás? ¿Por qué tiene que quedarse a ser un espía? ¿Por qué no nos eligió? ¿No fuimos lo suficiente?”

Ante aquellas palabras sintió un dolor punzante en el corazón… ¿no suficiente? Sintió de nuevo las lágrimas acumularse en sus ojos.

“¿Qué? No, no” Gilderoy los acercó a él y a Thuban para poder abrazar a ambos “Severus los ama, son lo más importante de su vida… solo que ahora con el regreso de Voldemort debe regresar a ayudar a detenerlo porque quiere un mundo donde ustedes no sean lastimados, un mundo libre” abrazó con más fuerza “Son todo para él, así que no se sientan mal, lo verán pronto porque Black me ha dicho que donde nos vamos a alojar es la sede de la Orden de Fénix, ahí serán las reuniones de este grupo y podremos ver de nuevo a Severus, pero por ahora debemos irnos, ¿ok?”

Asintió levemente “¿Pero las cosas?”

“Sev me dijo que podría haber ocasiones que lo obliguen a alojar a otros miembros de los mortífagos, así que no quiere que nadie vea nuestra dinámica familiar”

Despedirse de la última casa de La Hilandera fue difícil. Un gran cambio de vida y esperaba que esto sea temporal, que un día regresen a este humilde, pero bello barrio que había podido tener una familia, donde él y Severus empezaron a tener un hogar, que se hizo más grande con la incorporación de Gilderoy y Thuban.

De esa forma se mudaron al 12 de Grimmauld Place, los días siguiente no había podido dormir correctamente… su cerebro solo traía en sí su preocupación por Severus, lo sucedido en el cementerio, la imagen de doctor Novak experimentando con más personas. Siempre se despertaba por las pesadillas, por el recuerdo. Odiaba sentirse tan vulnerable, pero no podía evitarlo, no cuando no pudo proteger a dos de sus seres amados y uno no se había comunicado con ellos en tres semanas.

“¡No, no quiero salir!” gritaba Thuban desde su habitación temporal, su voz se escuchaba muy bestial y enojada, mientras Gilderoy intentaba calmarlo y rogarle que al menos lo dejara ingresar o dejarle algo de comida. Su cabeza empezaba a doler, no dormir le estaba pasando factura y se estaba poniendo un poco sensible ante lo que ocurría. Además, de que observó como la puerta de salida seguía desaparecida.

Después de su segundo intento de huida, Black había decidido desaparecer la puerta de la casa para que no lo intentara una vez más, también había escondido los polvos flú por lo que usar la chimenea estaba fuera de cuestión. Pero… ninguno entendía que debía buscar al doctor Novak, no podía permitir que siguiera libre y haciendo todas las barbaridades que ese horrible monstruo provocaba a las personas, usando sus cuerpos para modificarlos a su propio deseo.

“Al amo Draco le traigo un delicioso té de manzana, como me dijo que le gustaba” apareció con un ‘puff’ Kreacher.

Con otro ‘puff’ apareció Tilsy quien traía un gran pedazo pie de manzana “Yo le traje un delicioso postre amito Draco, cómalo, cómalo” decía de forma saltarina la elfina con una sonrisa gigante.

“Dooby le trajo unas deliciosas manzanas acarameladas, son deliciosas” comentó Dobby quien también apareció con una bandeja con tres deliciosas manzanas.

“¡No, tome el té, amo Draco!” gritó molesto Kreacher acercándole la bandeja con la taza caliente.

“¡No, coma el pie, es delicioso!” Tilsy también se acercó rápidamente casi pisándole los dedos de los pies.

“¡Agarre las manzanas, puede comer todas si quiere!” Dobby por casualidad había empujado con su codo a Kreacher que empezó también a empujarlo, y luego los dos empujaron a Tilsy. Una guerra a gritos siguió a ello.

“¡Ustedes deben largarse, Kreacher es el elfo doméstico de la distinguida y ancestral familia Black, no necesitamos más!”

“¡Bueno, eso no le importa a Dobby, nosotros somos familia del amito Draco, no puedes atenderlo!”

“¡Tilsy y Dobby siempre le hemos servido no porque es nuestro deber, sino porque queremos!”

Los tres elfos siguieron rodando por toda la sala hasta salir de esta gritándose entre ellos, mientras Morpy divertido observaba todo el caos, era la primera vez que lo veía tan feliz a ese elfo gruñón.

“Iré a vigilar que no rompan algún adorno de la casa” dijo el viejo Randy yendo detrás de los cuatro elfos domésticos que estaban haciendo caos en la casa.

Draco se tapó los oídos porque todo lo estaba sobrepasando, los gritos constantes de la casa, su falta de sueño, sus pesadillas y recuerdos, sus fallidos intentos de huida, la falta de no ver a Severus.

Quería llorar, quería gritar también.

Un silbido sorprendido se escuchó cerca de él. Black acaba de bajar las escaleras y presenció todo el caos “Los traes locos, ¿eh?” dijo con burla, por su parte Draco intentó ignorar las ojeras prominentes debajo de los ojos grises del hombre “No había visto a ese viejo elfo tan animado de servir a alguien desde hace muchos años, tal vez desde…” tosió en su puño “Si, un buen tiempo” se sentó junto a él en el sillón mientras se cubría la vista con el antebrazo y tiraba su cabeza hacia atrás.

El silencio los invadió, ninguno de los dos se agradaba lo suficiente para poder estar en un ambiente amable cuando se encontraban solos. Era incómodo.

Se sobresaltó cuando escuchó de nuevo un grito sobre ellos, esta vez de Thuban quien volvió a gritar que quería estar solo.

No pudo evitar soltar un suspiro cansado mientras el aroma a bosque de Thuban inundaba la casa. A su hermano se le había adelantado el celo, durante esa etapa uno era sensible, y sumándole de que justo aquella semana las pulseras dejaron de funcionar por falta de impregnación mágica de Severus y Gilderoy, entonces ahora se encontraba en su forma licántropa. Sumar estar sensible, más su depresión por no poder tener un cuerpo humano le estaba pasando factura a Thuban, queriendo que nadie ingrese a su habitación, ni siquiera para darle sus comidas o agua, no quería que lo volvieran ver así. A su parecer era ridículo, había conocido a Thuban en su versión licántropa, pero su hermano estaba sensible. Obviamente esto preocupaba a Gilderoy y a Draco, pero sin importar cuantas veces intentaron ingresar eran arrojados con la comida en el rostro.

Estaba cansado.

“¿Cuándo volveré a tener silencio en esta casa?” Black lo susurró, al parecer ni siquiera pareció darse cuenta de que lo dijo en voz alta, sin embargo, ahora se sentía más molesto. Sabía que eran unos colados en su casa, pero… pero él se ofreció en dejarlos venir y ¿ahora se arrepentía?

Se levantó del sillón de forma inmediata, sintiendo los punzones en su cerebro. Caminó hacia la cocina para servirse un vaso con agua y calmar su enojo.

Sabía que estaba mal suprimir sus sentimientos, le estaba pasando factura, pero… pero solo quería correr, huir de esta casa. Decidió ir con su vaso a su habitación temporal y encerrarse ahí para no volverse loco, pero lastimosamente pasó por la pared donde se encontraba un cuadro familiar.

“Todavía no entiendo como dejaste convencer de que ese asqueroso traidor que tengo como hijo te convenciera en venir a esta casa que ha sido plagada por sangre sucias, criaturas y traidores a nuestra sangre” comenzaba de nuevo Walburga Black con mucha condescendencia “Tú eres un hijo legítimo de la familia, deberías tomar posesión de esta casa qué te pertenece por derecho”

“No la quiero, esta no es mi casa, ustedes no son mi familia” gruñó una vez más, ya había tenido esta conversación con aquella mujer varias veces esas semanas.

“¡Cómo te atreves a despreciar a la ancestral y distinguida familia Black! ¡Deberías sentirte orgulloso de que nuestra sangre corra por tus venas, niño ingrato!” gritaba deformando su cara ante la ira “¡Y aunque no la quieras según la sucesión familiar eres el siguiente en poseer esta casa, no el traidor de mi hijo!”

Soltó un lamento ante lo dicho “Eso es mentira, mejor deje su casa para quien lo quiera” se fue rápidamente, subió las escaleras para ir a su habitación, sin embargo, los pasos de Black lo detuvieron.

¿Ahora qué quería?

“Ella no miente, ¿sabes?”

“Black, en serio, no me importa si dice o no la verdad sobre el propietario de esta casa. Para mí este nunca será mi hogar, es solo un refugio temporal y cuando toda la mierda sobre los mortífagos, Voldemort y Novak desaparezcan nunca pienso regresar aquí, ni muerto” siguió su camino escuchando un suspiro cansado del mayor.

Lo ignoró porque todo estaba mal y solo quería regresar a su habitación, a su casa, querer regresar cuando creía que el doctor estaba muerto y su única preocupación era poder sobrevivir en sus años de Hogwarts. 

Quería a toda su familia junta. A su manada.

Lastimosamente todo su estrés lo descargó en la persona que no quería dañar, en la persona que menos quería lastimar.

“Oh, Draco” Gilderoy se acercó con una sonrisa… algo se rompió dentro de él. ¿Cómo podía estar feliz en un momento como este? ¿No estaba preocupado en verdad por Thuban? ¿No estaba preocupado por no tener noticias de Severus? ¿Por qué se veía tan fresco y sonriente con toda la mierda qué estaba pasando? “Lamento que hayamos desaparecido la puerta, pero no quiero que te vayas a buscar al doctor sin saber dónde buscar, y menos solo. Esperemos un poco más para obtener información, ¿si? Severus está investigando” lo dijo tan calmado, tan fresco, sin miedo o preocupación en su voz.

Parecía tranquilo, como siempre.

“¿Cómo…?” la pregunta se quedó trabada en su garganta, el rostro confuso de su padre lo hizo explotar “¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo con lo que nos está pasando? ¿Sonriendo? ¿Fresco? ¿Es que en verdad no te preocupa que nuestra familia esté rota?!” escuchó los pasos de Black acercarse, los pasos de los elfos. Todos observando su arrebato “¡Es que en verdad eres tan buen actor que fingiste todo este tiempo que nos querías, que te preocupabas por mí, por nosotros!”

Sintió las lágrimas de impotencia acumulándose en sus ojos.

“Draco… no es…” Gilderoy intentó acercarse, tomarlo del hombro, pero Draco lo esquivó. Los ojos azules del mayor se plagaron de dolor, pero eso el menor no se había percatado encimado en su sufrimiento.

“¡Obviamente no estás preocupado porque este estúpida resurgimiento de Voldemort y el doctor no te afectó antes!” Cállate, cállate, por favor, estás mintiendo porque Gilderoy si sufrió por esta guerra, por culpa de lo lleno que se encontraba San Mungo su madre no fue atendida porque primero revisaron a los aurores. Gilderoy perdió a su madre. Lamentablemente algo dentro de él lo impulsó a seguir “¡Así que no vengas a pedirme que espere más, no cuando ese maldito debe seguir experimentando con más personas! ¡Es ridículo que pienses detenerme, porque al final y al cabo eres mucho más débil que yo, nunca puedes aportar en una pelea porque debemos rescatarte!” giró a ver a Black “¡Después de todo no saben lo que es estar en el otro lado de la mesa de ese laboratorio y…!”

“Lo siento…” se detuvo ante la voz quebradiza de su padre, lo vio romperse ahí frente suyo “Lo siento tanto” dijo acariciando sus cicatrices por el ataque de Lupin a finales de su tercer año.

En ese momento supo que lo había arruinado, se desquitó con su propio padre. Con el hombre que lo había amado incondicionalmente sin esperar nada a cambio.

Lo había hecho llorar.

Corrió a su habitación y se encerró, ignoró cada llamado de su nombre pidiéndole hablar, solo se recostó en su puerta para arrastrarse al suelo y llorar abrazando sus piernas.

Me odia, estoy seguro de que ahora me odia. Soy un tonto, un completo idiota.

:::

No sabe en qué momento se durmió, pero podía sentir sus ojos hinchados y el rastro húmedo en sus mejillas. Se sentía como mierda, pero se lo merecía debido a lo que le dijo a Gilderoy. 

Su papá no merecía ese trato, pero… pero se sentía un inútil sin poder hacer nada, encerrado en esta casa. Creyó por su Semblante tranquilo que no le importaba nada de lo que pasaba, pero ahora… luego de llorar por horas entendió de que era su forma para no preocuparlos, de demostrar templanza y tranquilidad, no quería romperse frente a sus hijos y quería traerles a ellos paz cuando todo se estaba derrumbando.

Gilderoy había estado por días intentando hacer salir de la habitación a Thuban sin ningún éxito, había intentado sacarlo a él de su entumecimiento tampoco sin éxito, estaba intentando mantenerse cuerdo al no tener información de Severus. Le estaban haciendo todo difícil a su papá, pero aun así mostró una sonrisa para que no lo vean cansado.

Se desquitó con Gilderoy porque su propio cuerpo se sentía tan pesado, sin querer moverse si no era para ir a buscar al doctor.

Todo se sentía tan roto.

Tan perdidos.

Le dolía seguir llorando a solas, necesitaba el abrazo de su padre y que le digan que todo estaría bien. Quería sentirse amado, aunque sea un minuto, quería olvidar el dolor.

Caminó por la oscura casa hasta llegar a la habitación que había sido dada a Gilderoy, pero antes de llegar se detuvo cuando alguien ingresó al pasillo. Black se encontraba con grandes sombras oscuras debajo de sus ojos, además de que esas horas parece haber envejecido más, rápidamente. 

Se preocupó, no por él, sino por Harry que poco a poco iba queriendo a este hombre. No deseaba que perdiera a un adulto que lo amaba mucho.

“¿Malfoy? ¿Qué haces aquí en la madrugada?” dijo sorprendido para luego mirar a una habitación varias puertas más alejadas “Oh… ibas a ver a Gilderoy, ¿no?” soltó una pequeña risa que no le llegó a los ojos “Ese hombre se encuentra muy preocupados por todos ustedes, su familia, le tuve que dar una poción para dormir porque no había dormido en semanas” empezó a caminar hacia la escalera “No me agrada mucho, siempre me saca de mis casillas y es terrorífico a veces, pero el semblante que se cargaba era tan triste, me dio un poco de pena, especialmente después de los gritos que le diste” se sintió más culpable.

No pudo evitar preguntar “¿Se encuentra mejor?”

Black alzó los hombros “No lo sé, solo que al final con esa poción se pudo dormir. No sabes cuánto lo necesitaba, dormir”

“¿Así como tú?”

Las palabras de Draco detuvieron el andar de Black, se quedó quieto por varios minutos hasta podría apostar de que no respiraba. Luego soltó una risa rota “Si, como yo” como el mayor le estaba dando la espalda solo pudo presenciar el leve temblor en sus hombros.

Black estaba llorando y se sintió tan culpable.

Solo estaba causando dolor por su propio dolor.

“Lo siento” susurró.

“No, no, esto no es tu culpa. Solo es que creo que todo me rebasó” decía con una voz entrecortada “¿Quieres tomar un poco de té conmigo? No estás obligado si no quieres” empezó a bajar las escaleras, Draco por su parte analizó si eso era lo que quería. 

Observó por última vez la habitación de su papá y decidió no molestarlo, tal vez necesitaba un respiro de él. Todos estaban con sus problemas y no quería molestarlo más. 

Al llegar a la cocina Black ya había puesto en la encimera dos tazas de té junto con unos bocaditos.

“¿Sabías que iba a venir?” se sentó frente al hombre que tenía los ojos irritados por llorar, tal vez. Black negó “¿Por qué dos tazas?” tomó un sorbo lentamente disfrutando del calor que impregnaba su cuerpo.

“Era por si bajabas, si no lo hacías, entonces me hubiera tomado las dos tazas”

Se quedaron en un incómodo silencio. No sabía que hablar con este hombre, ni siquiera le agradaba mucho, pero ahí estaban juntos sin ningún tema de conversación en la madrugada.

“Harry… él me ha hablado mucho de ti” levantó la mirada y se sintió peor al darse cuenta de que en todas esas semanas no había pensado en su amigo que debía encontrarse con sus horribles parientes “Se encuentra muy preocupado por ti, y no sabes cuantas veces ha querido venir aquí para estar a tu lado, pero Dumbledore lo prohibió”

Frunció el ceño confuso “¿Por qué lo prohibió?”

“Por su seguridad, Voldemort ha regresado y no debe encontrarlo por nada del mundo”

“¿Es más seguro que se quede en un barrio muggle, que en esta casa qué se esconde a plena vista y habitada por magos que lo pueden defender?” era ridículo que se encontrara más protegido allá qué acá. 

“Para Dumbledore es mejor tener a los dos objetivos lo más alejados posibles, además de…”

“¿Objetivos?” ¿lo estaban considerando a él como un objetivo? “No soy un objetivo” espetó molesto “¡Harry también debería estar aquí! Es tu ahijado, ¿acaso no lo quieres a tu lado?”

“Pero Dumbledore dice…”

“¡Qué se joda Dumbledore!” gritó molesto “¡Él no puede ordenarte o si! ¡¿Qué es más importante?! ¡¿Tu ahijado o él?!”

“¡Obviamente Harry, pero tiene un jodido hechizo protector qué le obliga a estar con esa horrible familia!”

“¡Lo obliga a Harry estar con ellos, pero ¿te obliga a ti estar lejos de él?! ¡¿Me obliga a mí estar lejos de él?!” gritaba “¡Lo hemos alejado de nosotros, dejado de lado, él también ha sufrido, ha presenciado lo sucedido en el torneo, en el cementerio y solo me he enfocado en mí!” se sintió roto porque Harry había estado preguntando por él, pero Draco no preguntó cómo se encontraba. Se había olvidado completamente de su amigo y se sintió la mayor basura del mundo.

No había intentado comunicarse ni con Harry, Ron, ni Hermione. No había ayudado a Thuban, había ignorado y gritado a Gilderoy…

“No sé qué te pasa, antes eras más aguerrido, ahora te ves tan triste y no lo entiendo” Draco no sabía si lo que dijo fue para él mismo o para Black.

Black parecía confundido por el cambio de tono en la conversación, luego le dio una risa rota “Cuando escapé de Azkaban solo pensaba en matar a Peter para luego morir en paz, pero nada de eso se logró… Luego creí que podría mejorar, me encontré con mi ahijado, con un viejo amigo y más familia, pero… mi ahijado por su seguridad debe estar lejos de mí, la relación con mi viejo amigo se agrio por una discusión tonta, mi familia, bueno nunca pude tener una buena relación con ellos… todo es un asco, especialmente porque sigo extrañando a James, a Lily, extraño esos días donde sabía que podía regresar a una casa llena de amor, extraño el pasado, lo extraño tanto” respiraba entrecortadamente como queriendo evitar llorar frente a él “¿En qué momento todo se fue a la mierda?”

“La vida es así, ¿no? Todo puede estar bien, pero luego se va a la mierda… siempre a la mierda” dejó la taza en la encimera “Quitándote personas, sumándose otras. Pero al final, el dolor, el dolor es eterno” dijo tocándose el pecho, en la zona del corazón “Mientras tengas esto, mientras siga latiendo siempre sentirás dolor. Es lo normal, lo que te perseguirá hasta tu muerte” cerró los ojos mientras imágenes claras de los miembros de su manada que ya no estaban ahí aparecían, cada rasgo, casa hoyuelo, cada peca era tan notoria, a tan fácil alcance, pero no importaba lo que hiciera, nunca iba a volver a abrazarlos, reír con ellos, sentir sus aromas… solo le quedaba avanzar con el dolor ante sus partidas “Es la carga que se nos da por seguir vivos” sintió las lágrimas derramando por sus mejillas "Una carga pesada que solo irá aumentando cada vez más, que podremos dejarlos descansar en paz cuando el causante de su ida sea detenido, neutralizado, asesinado.”

De forma repentina, tomándolo de sorpresa Black colocó su mano sobre la de Draco para darle un suave apretón. 

“Una carga que aumentará, pero… pero tendrás personas, familia, que estarán felices de poder ayudarte con ello” Black dijo con una leve sonrisa.

Él solo se había apartado cuando su manada estaba ahí para él… no todos, dolorosamente, pero había miembros que todavía seguían ahí con los brazos abiertos para llorar a su lado.

No debía pasar por este sufrimiento solo, no cuando su papá ha querido ayudarlo desde hace mucho.

“Ve con Gilderoy, estoy seguro de que no le importará que lo levantes en la madrugada” comentó Black tomando las tazas y poniéndolas en el fregadero.

Empezó a subir las escaleras.

“Deberías hablar con el profesor Lupin, si dices que la discusión fue una tontería… entonces por qué seguir peleados, ¿no?” dijo y desapareció de la vista de Black.

Abrió lentamente la puerta de la habitación que le habían dado a Gilderoy temporalmente. Su padre se encontraba dormido y lentamente se acostó con él. Al parecer el movimiento lo alertó porque despertó para verlo.

“¿Draco?” preguntó sorprendido. 

Sintió las lágrimas surgiendo con fuerza por sus ojos “Lo siento, lo siento tanto” dijo enterrando su cabeza en el pecho de su padre “No tuve que comportarme así, no tuve que decir nada de eso y no creo nada de lo que dije, eres increíble, asombroso. No lo merecías cuando estabas hablando con mucha razón y yo solo me dejé llevar por mi enojo” aceptaría cualquier cosa: una reprimenda, un grito molesto, un castigo físico, aceptaría todo con tal de que su papá no lo odie.

“No hay nada que lamentar, ni perdonar, sé que dijiste todo cuando estabas molesto, pero me alegra que estés aquí conmigo y por ti solo hayas comprendido tu error” lo abrazó y Draco se sintió reconfortado luego de varias semanas, se sintió tranquilo y acompañado “Te amo tanto Draco”

“Te amo papá” susurró “¿Puedo por esta noche dormir aquí?” preguntó luego de varios minutos en silencio solo escuchando el constante latido del corazón de su padre, mientras le acariciaba con cariño sus cabellos.

“Me ofendería si no te quedaras”

Luego de semanas una sonrisa surgió de él. Y el dolor de su corazón poco a poco iba disminuyendo.

Ahora el sueño fue reconfortante, no hubo pesadillas mientras era abrazado por su papá. Tuvo que haber hecho esto hace mucho.

:::

Los días siguientes fueron mucho más tranquilo, especialmente cuando la casa empezó a ser habitada por más personas. Los Weasley y Hermione habían llegado.

Se sintió mejor de tener a más miembros de su manada cerca de él, pero sabía que algo le faltaba, personas esenciales. Su otro papá y Harry. Los extrañaba, pero según Gilderoy dentro de unos días Severus por fin iba poder acercarse a la casa Black para dar un informe y pasar el tiempo con ellos, mientras el caso de Harry… bueno, era casi imposible poder tener un contacto con él sin ponerlo en peligro.

Pero le dolía, le dolía mucho.

No le gustaba no ver a Harry, no le gustaba no poder darle, aunque sea una carta especialmente cuando su cumpleaños era hoy. Y todavía se sentía culpable de no haber pensado en él.

Se encontraba levemente deprimido con Ron y Hermione en su habitación-

“Extraño a Harry, es tan raro que no esté cerca” dijo Hermione recostada en la cama “Y me molesta de que nos hayan prohibido comunicarnos con cualquier medio, todas mis cartas fueron devueltas a mi”

“Igual, no he podido mandarle ninguna carta a Harry y no quiero que pase su cumpleaños con los idiotas de sus parientes, no merece pasar solo o castigado” Ron estaba sentado en el suelo recostando su espalda en el colchón.

Por su parte Draco quien estaba tirado en la alfombra estuvo de acuerdo “No podemos permitir que celebre su cumpleaños solo, él nunca dejó que nosotros lo hiciéramos” comentó levantándose y saliendo de la habitación a paso decidido.

“Draco, ¿estás loco? No te quieren a fuera”

“Bueno, van a tener que darme un pase libre al menos por hoy” gruñó mientras sus dos amigos empezaban a seguirlo, los días que la casa había sido llenada por más miembros de la tal Orden del Fénix le habían designado el trabajo de calmar a la tía abuela Walburga Black debido a que esa mujer parecía apreciarlo mucho por ser el heredero de esta casa.

Según lo que había entendido era que Black al ser repudiado perdió todos los derechos y obligaciones del apellido, por lo tanto, el que tenían el completo derecho era el hermano menor de Back, un tal Regulus, él era el verdadero heredero de la familia, pero lamentablemente había fallecido por lo que según las ramas genealógicas de esta ‘ilustre’ familia el siguiente en sucesión debería ser los hijos de las sobrinas de Walburga. Una de ellas no tenía hijos; otra había tenido una hija, pero con un hijo de muggles; y al final estaba Narcisa Malfoy quien tuvo dos hijos: el heredero Malfoy quien es Lesath, mientras que por otro lado estaba Draco quien podía exigir sus obligaciones y derechos a la casa Black, pero al hacerlo tomará ese apellido.

Ser un Black completamente.

No era algo que le gustara, pero si tomaba la posesión de la casa, entonces podría ordenarle lo que quisiera, como aparecer la puerta.

“En verdad está demente, Hermione, tomar el apellido Black solo para escapar” gruñó Ron a su amiga “Ni siquiera te gusta el apellido” intentó convencer para que retrocediera en su decisión.

“Si no hacemos esto, no podremos salir. Esta casa hace caso completamente a Black y él le mandó que desapareciera la puerta y me escondiera los polvos flú”

“¿Pero sacrificarte en tomar la posesión de esta casa? Ni siquiera te agrada la casa, serás infeliz y Harry se molestará más” Hermione lo tomó de la mano “Podemos pensar en otra forma de salir”

“Espera… ordenó que escondiera los polvos flú a ti” comenzó Ron.

“Si, eso dije”

“Pero no le ordenó que lo escondiera para nosotros” se detuvo ante lo dicho, no lo había pensado “Si Hermione y yo lo buscamos, entonces podremos encontrarlo”

“Así podríamos ir al callejón Diagón para luego ir por tren subterráneo hacia lo más cercano a la casa de Harry” una sonrisa apareció en el rostro de Hermione, mientras jalaba a Ron a buscar por la casa los polvos flú “Espéranos, no hagas una tontería”

Y aunque su conversación fue discreta, uno no puede esconderle todo a sus padres. Gilderoy había escuchado todo, sin embargo, su padre no se encontraba sorprendido.

Su padre solo suspiró “¿Me prometes que solo irás a su casa?”

¿Eh? “Si, ¿a dónde más iría?”

“¿A buscar al doctor?”

“No lo buscaré por ahora, dijiste que no había pistas y que cuando las tuvieras me las dirías inmediatamente, recién de ahí formaríamos un plan. Fue un trato entre los dos, ¿no? No pienso romperlo” su padre lo observó, intentando percibir alguna mentira en su mirada, no la encontró por lo que se acercó y le estiró la mano entregándole un pin, el mismo pin de Luke Skywalker “¿Cómo…?”

“Cuando lo perdiste decidí hacer uno nuevo, pero ahora mejorado. Tienes las mismas especificaciones que la anterior, pero si presionas su cabeza y pies al mismo tiempo podrás aparecerte cerca mío o de quien desees, pero que tenga también uno, por ahora no intentes aparecerte cerca de Severus, sigue en su misión de infiltración y no sabemos lo que hace” tomó el pin y se lo colocó en la camiseta “Cuídate, ¿ok? Si nota algo extraño, aunque sea leve, promete que vendrás rápidamente, como la casa se encuentra resguardada por encantamientos te aparecerá lo más cerca posible” lo tomó de las manos “Prométeme que regresaras y solo te diriges dónde Harry con tus amigos”

“Lo prometo” dijo con una sonrisa mientras lo abrazaba “Pensé que irías en contra de este plan.”

“Voy en contra cuando quieres ir a buscar a ese hombre sin ayuda, sin un plan, solo, pero… pero sé que buscar a Harry es diferente, además de una pelea que voy a perder, aunque me duela” soltó un suspiro de lamento “¿Nos vas a dejar por él?” lloriqueó falsamente haciéndolo reír y sonrojar al mismo tiempo.

“Solo deberán a aprender a vivir juntos”

“Lamentablemente, si Severus se entera le dará un ataque, ya me lo puedo imaginar” rieron levemente por eso, era agradable poder tener momentos felices aun cuando todo todavía seguía doliendo.

En eso los pasos rápidos de Ron y Hermione se escucharon acercándose a ellos “Draco, lo encontra…” se quedaron en silencio cuando se percataron de su padre “Nada… no encontramos nada”

Gilderoy solo fingió tener un dolor de cabeza y suspirar cansado “Ustedes niños me van a dar un susto de muerte, en serio, siempre deben preocuparme. Me harán envejecer muy pronto”

“Ya lo sabe, así que no lo escondan” sus dos amigos estaban avergonzados, por su parte Gilderoy se acercó y también les dio a ellos dos sus propios pines, mientras le explicaba cómo usarlo “Oh” se percató de que Hermione tenía uno de la princesa Leia, mientras que Ron tenía a Han Solo.

“A Thuban le voy a dar uno de Obi-wan cuando salga de su habitación, a Harry dale esto” le entregó otro y se rio porque era de C-3PO.

“Gracia, papá” lo abrazó.

“Gracias, profesor Lockhart” dijeron Hermione y Ron colocándose el pin sobre sus ropas “Esto es increíble” su amigo pelirrojo miraba a su personaje “Han Solo, me agrada él”

“Siempre me parece increíble su inteligencia profesor, espero que cuando regresemos me enseñe como hizo esto” Mione se encontraba emocionada de saber más sobre el artefacto mágico.

“Cuando regreses te enseño como lo hice desde el primer paso” guiñó el ojo “Por mientras será mejor que se vayan, iré a distraer a los demás” empezó a marcharse “Cuídense y si hay algún problema, ya saben lo que deben hacer” asintieron.

El camino hacia la casa de Harry fue tumultuoso, especialmente porque Ron nunca había viajado por el tren subterráneo… y bueno, él tampoco porque siempre iban con taxi o caminando o apareciéndose a cualquier lugar por lo que fue una experiencia única.

Hermione disfrutó mucho verlos tan sorprendidos, también se le veía contenta de poder ayudarlos pasando su tarjeta para que pudieran pasar al tren.

“¡¿Ese es el tren?!” se asombraron Draco y Ron porque el único tren que conocían era el de Hogwarts, pero este que se encontraba frente a ellos era tan moderno y con una forma extraña “¿¡Dónde está la chimenea?!”

“Es un tren eléctrico, no necesitan una chimenea” comentaba divertida mientras ingresaban al tren a pasos temblorosos.

“¿Tampoco hay compartimientos? ¿Eso significa que estaremos todos los ciudadanos juntos?” eso no le gustó del tren, esperaba que fuera más privado como el expreso Hogwarts. Los tres se sentaron juntos, afortunadamente a esa hora parecía no haber muchos muggles.

“¿Cuándo va a pasar la señora de los dulces?” preguntó Ron a Hermione quien negó con la cabeza.

“No hay ese servicio en este tren”

“Que mal” dijo haciendo un puchero “Hubiera sido agradable poder comer algo dulce en el largo viaje”

“No se preocupen, el viaje no es muy largo, tal vez unos 20 minutos exagerando” dijo con calma Mione, mientras veían como en un letrero aparecía el nombre de diversas calles que iban pasando a una gran velocidad. A mitad de camino, cuando el tren llegó a una parada de su ruta varias personas empezaron a bajar.

Ron se levantó, pero Mione lo detuvo “No, esta no es nuestra parada, todavía falta un poco”

“¿No todos bajamos en el mismo lugar?” su amiga negó con la cabeza “Que raro son los trenes muggles, prefiero el expreso Hogwarts”

“Igual” estuvo de acuerdo, sin embargo, un milagro cayó del cielo o más bien de un buen samaritano quien antes de bajarse le entregó una barra de chocolate con un papel “¿Gracias?” comentó mientras el joven, no podía tener más de 17 años, le guiñaba el ojo para irse luego con sus amigos que lo esperaban fuera del tren “¿Tan amable son los muggles? Ni siquiera tuve que pagarle” comentó abriendo el chocolate para repartirlo entre todos.

“Eso no fue amabilidad, fue un incompetente intento de coqueteo” Hermione dijo mientras mordía el chocolate y leía la nota que estaba adjunto al regalo “Te dio su número de teléfono y según esto se llama: Edward White, te escribió un simple ‘Llámame’ con un pequeño corazón” leyó sobre el hombro el papel y se sorprendió.

“Si le decimos esto a Harry le agriaremos el cumpleaños” dijo después de un silbido asombrado Ron “¿Pero podemos obtener más cosas gratis mediante Draco? ¿Así de simple es obtener algo en el mundo muggle?”

Draco se señaló así mismo “¿Eso no se llamaría venderme?” la indignación sonó en su voz.

“Nadie va a vender a nadie, además ya llegamos” Mione se levantó y guardó la nota en su bolsillo mientras salían del tren, luego caminaron desconcertados por las calles hasta que decidieron pasar por una pequeña tienda de conveniencias para comprarles una torta a Harry “¿Tienen algo de dinero?” comentó mientras sacaba su monedero.

“Papá me dio esto” sacó unos cuantos billetes “Podemos comprarle más cosas a Harry para comer juntos, una pequeña fiesta” despilfarraron en cualquier bocadito que vieron.

Siguieron su camino riendo sobre como el encargado del establecimiento parecía curioso de ver a adolescentes con tanto dinero, pero no dijo nada porque eso iba a ir para su bolsillo.

Estando cerca de Privet Drive observó a lo lejos al inconfundible primo horrible de Harry rodeado de suponía sus amigos mientras lanzaban rocas a unas ardillas “El gordo es Dudley” ese nombre tensó a Ron y Hermione, ellos habían escuchado historias sobre este horrible adolescente, tampoco se olvidaban de ese horrible encuentro a finales de primer año. 

“Es despreciable, ese canalla. Todavía no entiendo como Harry puede estar relacionado con él” comentaba Hermione caminando lo más lejos de aquel desagradable joven, si no fuera porque no querían levantar sospecha de su llegada a esta calle lo hubieran hechizado por matón.

“Me da asco solo verlo” Ron intentó cubrir con su cuerpo tanto a Hermione como a Draco del grupo de desadaptados que empezaron a silbar hacia ellos “Ignórenlos” gruñó cuando uno se terminó acercando.

“No son de aquí, ¿verdad?” ignoraron la pregunta, empezando a caminar más rápido. Lamentablemente aquel joven también aceleró “Vamos, queremos conversar con ustedes, especialmente con tus dos amigas” inmediatamente los tres se detuvieron, se miraron entre sí con un mismo pensamiento ¿Creen que soy una chica? / ¿Creen que es una chica?

S giró directamente a ese idiota “No queremos conversar contigo, así que mejor lárgate a perder tu tiempo y vida siendo un jodido abusador de animales, sin aspiraciones, sin futuro y sin sueño. No eres ni remotamente interesante para mí, ni para mis amigos, así que no nos hagas perder aliento con alguien tan insignificante como tú” el adolescente estaba sorprendido y sin habla, emprendieron su camino de nuevo “Además de idiota, eres ciego porque soy un chico” gruñó dejando atónito al joven que luego, cuando se encontraban lejos de este, los amigos del idiota se acercaron para preguntarle qué había pasado y si se sentía bien.

Estando lejos de oídos indiscretos se rieron.

“¿Vieron su cara? Era tan cómica”

“Lo dejaste sin palabra, ni siquiera pudo replicar nada”

“Se lo merecía, un golpe de la realidad no le hace mal a uno” Draco miró su reflejo en una ventana de un carro. Llevaba su cabello suelto y siendo sujetado algunos mechones por sus ganchos de colores, estando libre su cabellera esta ya le llegaba a mitad de espalda. Además, de que vestía un jean con una correa marrón que sujetaba su cintura con un suéter de lana beige holgada que la había metido dentro del jean, pero dejando un poco suelto la parte superior, junto a ellos unos botines marrones “¿Es como me visto?” preguntó porque en serio no entendía del porque lo confundían.

“Yo no veo nada de malo como te vistes” dijo Ron al terminar de examinarlo “Todo el conjunto gritas que eres tú, Draco”

“No les hagas caso, te ves bien y ellos están celosos porque ni en un millón de años se verían tan bien como tú” reconfortó su amiga.

“Gracias, ustedes también se ven muy bien” dijo pasando sus brazos sobre sus hombros, los tres rieron mientras seguían su camino hacia el número 4 de Privet Drive “Bueno, entremos por atrás” fueron lo más silenciosos posibles para no alertar a los desagradables parientes, estando atrás con cuidado escalaron por la casa hasta llegar a la habitación de su amigo que afortunadamente no tenía rejas.

“Psst, Harry, Harry” susurró Ron mientras golpeaba despacio la ventana despertando al pelinegro quien estaba dormido en la tarde, se acercó sorprendido.

“¿Draco, Ron, Mione? ¿De verdad están aquí?” le dolió un poco ver la irritación debajo de sus ojos, seguro porque había estado llorando o sin dormir bien esas últimas semanas. Lo entendía.

“Amigo abre la ventana antes de que nos caigamos con todos los alimentos, no podemos ni queremos aplastarlos”

“Y no podemos hacer ruido para que los Dursley nos escuchen” comentó Hermione, inmediatamente Harry abrió la ventana, ayudándolos a ingresar a su habitación.

Draco fue el último en ingresar por lo que al tocar el piso fue abrazado con fuerza por parte de Harry, inmediatamente lo abrazó también, enterró su rostro en el cuello de su amigo inhalando su aroma. Sintiéndose seguro en aquellos brazos.

“Y a nosotros que nos parta un rayo” dijo divertido Ron, Hermione le dio un codazo para que se callara.

Lentamente se separaron, ingenuamente pensó que ahora se iba a disponer a saludar a los demás presentes, pero Harry lo tomó de la mejilla con tanta delicadeza, como si fuera lo más preciado para él en su vida y lo besó.

Su corazón como cada vez que estaba cerca de Harry latió más rápido, inundándose de tanto amor por él, de sentir su calor, su aroma, de saber que estaba ahí a salvo, sano y feliz. Devolvió el beso, fue un beso intenso, duradero y que tranquilizó su alma.

Besar a Harry siempre sabía a gloria, felicidad, amor, calma.

“Esperen, esperen. Pido tiempo, tiempo” se separaron lentamente, ahora mirando los rostros sorprendidos de Ron y Mione. Harry pasó un brazo por su cintura y sintió sus mejillas arder, pero no quería alejarlo, era como si así debiera haber sido siempre “¿Esto cuándo pasó?”

“No nos dijeron nada. ¿Ya están juntos? No puedo creerlo” se notaba tan emocionada su amiga luego de salir del shock inicial.

Aún con las mejillas rojas negó con la cabeza “Todavía no somos oficiales… Harry prometió que iba a pedirme ser su novio de una forma… especial” cuando terminó de hablar recordó de dónde se prometieron eso, en la última prueba, en la noche que murieron Cédric, Aquiles, Nhung. Lentamente se separó de Harry para abrir las bolsas que trajeron, intentando no agriar la situación “Trajimos muchos bocaditos y un pastel para tu cumpleaños, Harry” dijo con una sonrisa que esperaba se viera genuina mientras empezaba a sacar todo y ponerlo en el pequeño y viejo escritorio de la habitación “Feliz cumpleaños” dijo tomando su mano, lo arrastraba a su lado en la cama para darle un suave beso en la mejilla.

El tema sobre el beso fue olvidado al cantarle el ‘Feliz cumpleaños’ a su amigo e intentando contar varias de sus anécdotas en conjunto, antes de lo sucedido a fines de su cuarto año.

Comieron hasta saciarse, contaron chistes y rieron lo más silenciosamente posible para no alertar a nadie abajo, fue un buen cumpleaños, especialmente cuando la sonrisa de Harry se veía genuina, mientras olvidaban lo sucedido hace más de un mes.

Solo siendo unos adolescentes.

Fue un consenso que al menos por hoy no hablarían sobre el regreso de Voldemort, no querían agriar un día como hoy, el cumpleaños de Harry, hablando sobre un tema delicado y que estropearía el clima de la pequeña reunión.

No se dieron cuenta que la noche había llegado y que sus risas empezaron a ser más estridentes, alertando a unos parientes gruñones de Harry y que al Draco estar tan distraído por la situación no escuchó acercarse.

“¡¿Qué mierda?! ¡Te hemos dicho miles de veces que no debes traer a mi casa a tus asquerosos amigos!” la rabia estaba reflejada en el rostro regordete del hombre, como recién se acaban de despertar, se sobresaltaron y corrieron lejos del hombre que los perseguía con una maldita escoba.

Todavía tenían en mente aquella advertencia que el Ministerio le dio a Harry y Draco por atacar a los muggles a sus inicios de tercer año, sin importar si era para defenderse por tal motivo con el dolor de sus corazones no levantaron sus varitas sobre ese horrible hombre y simplemente escaparon de la casa.

Estando lejos del hombre que no pudo seguirles el paso por estar tan obeso, empezaron a reír, se rieron por la situación tan bizarra que vivieron hace menos de un minuto.

“¿Vieron cómo su cara se iba poniendo roja simplemente al bajar las escaleras?”

“Creo que es el ejercicio único al año del tío Vernon”

“¿Del año? Creo de la década”

“¿De la década? De toda su vida”

Rieron tanto y se sentaron en una pequeña banca para poder tomar aire porque reír tanto les estaba agotando “Oh, mierda” gruñó Ron cuando a lo lejos observaron como Dudley se iba acercando con su grupito de amigos “¿Por qué deben estar molestando?”

“¿Ese no es tu primo, gran D?”

“¿Gran D?” Draco y sus amigos se dijeron entre ellos pensando que era un apodo estúpido.

Dudley frunció la nariz “Lejano, un primo lejano” soltó con asco, haciendo enojar a los amigos de Harry por lo despectivo que sonó.

“Eso sería bueno, eres tan despreciable que es imposible seas pariente directo con Harry”

“Una basura como tú ni debería estar en su árbol familiar”

“Lárgate, nos da asco estar cerca de ti”

El ‘Gran D’ parecía avergonzado por las palabras de Ron, Mione y Draco, mientras sus ‘amigos’ se encontraban divertidos ante los insultos que recibió.

“Será mejor que te largues a otro lado ‘Cachorrito’, con tus amigos, no necesitamos que interrumpas nuestra reunión” dijo Harry burlonamente, todos se rieron especialmente en la parte de ‘cachorrito’, obviamente menos Dursley quien estaba avergonzado.

“¡Tú…!” lo que sea que iba decir Dursley fue silenciado cuando el adolescente que había hablado con ellos en la tarde interrumpió “¿Malcon?”

“Vamos ‘Gran D’, no te enemistes con ellos, especialmente porque quiero hablar con esos dos” dijo señalando con la cabeza hacia Draco y Hermione quienes dieron un paso atrás por la mirada extraña de ese horrible adolescente les lanzó.

“Ni te atrevas acercarte, malnacido” Harry gruñó mientras daba un paso adelante junto a Ron, poniendo una barrera contra Malcon.

“No nos va a temblar la mano en golpearte” Ron al ser más alto que los presentes fue un poco más intimidante.

El tal Malcon alzó una ceja divertido “¿Ustedes dos contra nosotros cinco? No nos hagas reír”

Dursley estaba en conflicto, sin saber si los amigos de su primo sacarían sus varitas o pelearían a mano, en la primera era obviamente que perderían, en la segunda ganarían contundentemente… pero, estaban prohibidos de usar aquella cosa, ¿no?

“¡Ellos no están solos, también estamos nosotros aquí para pelear!” gritó Draco molesto de que no lo contaran en la pelea.

Otro amigo de Dursley rio “Vamos, cariño, los dos no son ni siquiera una molestia, seguro con un solo golpe se desmayarían, pero no queremos lastimar sus lindas caritas… así que mejor cierra esa boquita o lo puedes usar para satisfacer…” un puñete lo silenció, Harry se había lanzado sobre ese imbécil, la pelea comenzó.

Draco no sabía a qué se refería aquel idiota, pero sus ojos brillosos y asquerosos solo le hizo comprender que estaba siendo un cerdo con él y Hermione. Saltó en la espalda de otro amigo de Dursley que estaba por golpear a Harry para obligarlo soltar a Malcon, lo empezó a golpear también. Ron estaba agarrándose con otros dos amigos mientras era ayudado por Hermione que los golpeaba con su bolso cuando estaban desorientados.

Cuando Malcon quedó desmayado, Harry se abalanzó sobre Dursley que había estado estático por lo que estaba presenciando. Era como algo que se tenían aguantando esos dos, se golpeaban con todas sus fuerzas, Draco por su parte terminó también desmayando al rubio más grande de ese grupo de estúpidos, sin embargo, cuando iba a ayudar a Harry se percató de que el cielo azul oscuro de la noche que era alumbrado por la media luna se oscurecía, era totalmente negro, el aire bajo muchos grados, los faroles y luces colindantes se apagaron.

Los corazones de todos se detuvieron por este gran cambio en el ambiente, para luego latir rápidamente asustados.

Escucharon los gritos de los demás miembros todavía despiertos de la pandilla de Dursley, pero eso no les preocupaba, los estudiantes de Hogwarts ya habían tenido este sentimiento anteriormente, uno con más experiencias que otros, pero el temblor en sus manos, el miedo que recorre el cuerpo siempre iba ser el mismo.

Dementores.

 


EXTRA

Severus se encontraba cansado, agotado y dolido. Había estado por semanas en aquel extraño laboratorio del Tíbet descongelando cada pequeña esquina, rescatando cualquier información necesaria mientras era ‘guiado’ por Voldemort, en todo ese tiempo no había podido encontrarse con el doctor, no había asomado su nariz en la restauración de su laboratorio.

Una parte de él deseaba tenerlo delante suyo para poder matarlo por todo el daño que les hizo a sus hijos, pero sabía muy dentro suyo de que si lo encontraba debía controlarse porque necesitaba toda la información de aquel hombre, si tenía a más personas cautivas para sus experimentos, dónde se estaba quedando, qué estaba planeando.

Sin embargo, no importó cuanto preguntó, cuanto intentó obtener alguna información, Voldemort no planeaba decir nada, era como si hablar de Novak fuera un tabú, un misterio.

Siguió lanzando hechizos hacia las grandes capas de nieve, pero sus manos se encontraban temblorosas porque había sido hechizado por varios ‘cruciatus’ por parte de Voldemort cuando le informó que en ese momento no tenía la custodia, ni tutela de Draco ni de Thuban. Que ellos habían sido llevados de su lado porque no se le confiaba completamente su cuidado a un ex-mortífago y tenían un nuevo cuidador. Obviamente esto no le gustó a nadie por lo que fue castigado por su incompetencia, por no poder mantener a sus ‘soldados’ a su lado, pero prefería los castigos a que pusieran sus asquerosas manos en sus hijos. Nunca lo permitiría.

Luego de cuatro semanas en aquel horrible lugar pudo regresar a su hogar.

Solo deseaba descansar.

Al abrir su puerta esperó las risas de su familia. De que sus hijos se encontraran frente a la televisión con el viejo elfo Ranry y Morpy riendo por cualquier tontería que vieran en esta, respirar el aroma de la cena que iban cocinando Gilderoy y Dobby, mientras la pequeña Tilsy estuviera acariciando a Aquiles. Lo que lo recibió fue … frío.

Sin risas.

Sin color.

Sin amor.

Tomó aire para calmarse mientras cerraba la puerta detrás de él. Su familia se había mudado porque este no iba a ser un lugar seguro, era mejor que estuvieran alejados para no ser lastimados.

Era lo mejor, no quería que los atraparan, especialmente porque sus dos niños eran un objetivo de Voldemort.

“Están mejor lejos, cuando todo esto termine regresarán aquí” se dijo a sí mismo, pero con cada paso que daba sentía su corazón romperse. Esta era su casa, la casa dónde había vivido toda su vida, en dónde regresaba durante las vacaciones de Hogwarts, ¿por qué le parecía tan diferente, tan fría, tan poco habitable?

Caminó por la sala, el comedor, la cocina y extrañó el bullicio, las risas, el calor y … amor, amor que desde que Draco llegó a esta casa empezó a impregnarla, que fue aumentando con cada nuevo miembro de la familia que se iba sumando. Volviendo a la casa de su niñez vacía y fría a una amorosa, cálida, un verdadero hogar.

Pero ahora… ahora volvía a estar solo.

Sus pasos lo llevaron hacia la refrigeradora que se encontraba vacía y desnuda, sin ningún dibujo que Draco o Thuban hubieran hecho de la familia. Las lágrimas empezaron a caer.

Se sentía solo, como hace años no se sentía.

Extrañaba a su familia. Los extrañaba mucho y contaba los días antes de poder tener aquella reunión en la sede de la Orden del Fénix y poder abrazarlos.

Ese era su único consuelo.

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