Que Tal si el Universo nos hubiera querido juntos

Harry Potter - J. K. Rowling
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Que Tal si el Universo nos hubiera querido juntos
Summary
Dicen que el destino a veces no te da lo que tu deseas, pero…¿Qué hubiera pasado si este hubiera querido que Draco y Harry tuvieran su final feliz?Aquí una mini historia de la vida de Draco si hubiera decido seguir en su línea original y siendo salvado por Harry Potter.
Note
Advertencias: Esta historia contiene un final feliz, pero a lo largo de la historia veremos temas controversiales y sensibles para muchas personas como son los deseos suicidas, depresión, ansiedad e intentos de suicido subliminales pero que pueden afectar al espectador. Contiene escenas de sexo consentidas, leer con precausión.Disfruten si están deacuerdo con todo esto. Espero que en verdad les agrade. No soy una experta en salud mental, pero fui paciente y muchos de estos sucesos los viví (no piensen demasiado en eso por favor) así que más que una investigación sobre como es la mente humana, son conocimientos que adquirí sobre el ver la complejidad del ser humano. Si no están de acuerdo del como abordé el tema de la depresión y el luto, los invito a comentar con respeto. Estaré allí para responder todo.Ahora sí, disfruten.

Que Tal si el Universo nos hubiera querido juntos

 

Draco observa la mano del anciano frente a él. Podría simplemente sostenerla y reescribir su vida de nuevo. Salvaría a sus padres y podría solucionar su relación con Harry Potter.

Podría ser feliz.

Se queda viendo la mano. Alza la suya para aceptar.

Algo le dice que no lo haga.

Un trató así era demasiado. No sabría que es lo que pediría. Podría arruinarlo más.

De todas maneras, iba a morir y volver a ver a sus padres en el más allá.

“No gracias” se niega “Solo quiero morir, estoy cansado” explica.

El anciano parpadea totalmente sorprendido. Se queda observándolo por un largo momento. Draco comienza a sentirse intranquilo. Luego, el extraño ríe ligero.

“Sí, creo que tendrás una buena vida” comenta “Veré la manera de destruirlas” fue lo último que comentó antes de desaparecer.

Draco vuelve al mundo real con la misma experiencia de ser llevado en una aparición. Observa su celda en silencio. El anciano volvió a parecer inconsciente. Lo ignoró para perderse en la ausencia de ruido.

El tranquilo silencio antes de la tragedia.

Draco se acomoda. Recuerda la posición que tuvo su padre antes de morir. Quería irse de este mundo como él. Digno, sin perder su dignidad suplicando su vida. Simplemente dejaría de existir bañado en aquel brillo verde como lo hicieron sus padres. Aquel tono que vive en su cabeza desde sus primeros años de Hogwarts. Un color que le pertenecen a unos ojos que siempre lo perseguirían a donde vaya.

¿Harry Potter lo extrañará?

No lo sabe, no importa de todas maneras. Iba a morir completamente solo en una celda sucia y odiado por el mundo.

El fin de la familia Malfoy y Black.

¿Quién lo diría que ese fin llegaría por asesinato y no por el hecho de que era irremediablemente gay como para tocar a una mujer?

Draco no sabe cuántas horas pasan. No sabe ni siquiera si es de día o de noche, solo espera en silencio y en soledad. Los ruidos del exterior son inquietantes, porque no hay nada.

¿Qué es peor que vivir completamente solo con tus pensamientos autodestructivos?

Llega un punto entre las horas que transcurren donde Draco se quiebra. Saber que su madre ya no estaba. Su padre murió dentro de este lugar, cuando había una pequeña esperanza que salga en veinte años

¿por qué?

Draco sabía la razón, pero eso no lo aliviaba.

El llanto era tan desgarrador que cualquiera que cruzara por esa puerta se sumergiría en una tristeza que solo provenía del mago rubio.

“mamá” llamó entre lágrimas, pero sabía que ella nunca más le respondería el llamado.

Así se quedó dormido.

Draco despertó por un ruido de una explosión. Se trató de limpiar el rostro para enfrentar a la muerte de forma digna como su padre. Trató de poner su mejor mascara de indiferencia. No iba a permitir que nadie observara sus sentimientos.

Pansy y Astoria serían las únicas que sabrían del verdadero y vulnerable Draco.

El polvo dejó de estorbar. Una figura alta y delgada se reveló.

Era Ronald Weasley.

Draco frunció el ceño. Estaba a punto de peguntar que hacía aquí, pero su mente rápidamente llenó la falta de información.

Por supuesto, nada mejor que un integrante cercano al niño que vivió para ejecutar su muerte. Seguramente Potter ahora estaría celebrando un matrimonio con Ginevra como para que venga a ser el su propio verdugo.

Por algo Potter estuvo en sus visiones. Mintió a su madre y usó su soledad para acabar con ella. No había otra explicación.

“Weasley” dice usando su voz por segunda vez en mucho tiempo.

El ahora adulto de diecinueve años lo mira por un momento. Lo analiza en silencio y chasquea la lengua.

“Joder, tendremos que engordarte o Harry se volverá un idiota ansioso por tu salud” se queja apresurándose a él.

Draco alza la cabeza y cierra los ojos.

No iba a morir viendo ese color verde muerte. No iba a permitir que sus últimos segundos se centraran en Harry Potter. Pensaría en sus padres, las personas que lo amaron y que ya no estaban.

“¿Qué? No te voy a matar, Malfoy. Aprecio mucho mi integridad física” gruñe Weasley, cortándole las cadenas con un hechizo simple. Lo carga y pone el cuerpo entre sus hombros para salir corriendo fuera de esa celda que lo mantuvo cautivo por demasiado tiempo.

En el exterior se estaba dando una pelea intensa. Draco se quedó sin palabras al ver volar en diferentes direcciones una gran cantidad de diferentes hechizos claramente asesinos y peligrosos. Gimoteo al reconocer el rojo del cruciatus entre la lluvia de maleficios.

“¿Ron? ¿Lo tienes?” escucha la voz de Hermione Granger.

“Cariño, créeme que lo tengo” responde el pelirrojo tratando de moverse con un peso extra en la espalda.

“¡Harry! ¡Lo tenemos!” grita la chica.

Draco se queda completamente quieto al escuchar como lo nombran. Intenta moverse para verlo, pero es inútil.

“Merlín, al menos sabemos que Harry no es el único loco con sentimientos” escucha que se queja el pelirrojo enfermo.

“Ron, no es el momento” regaña Granger molesta.

Draco quiere gritar cuando siente como es tirado al suelo.

“Ten, lucha para salvar tu trasero” gruñe Weasley extendiéndole la varita que una vez le perteneció a su madre.

Draco la sostiene. Se la queda viendo por un buen rato. Tiene ganas de llorar de nuevo, pero la esencia de algo lo tranquiliza.

De alguien, mejor dicho.

“Son demasiados” escucha la voz de Potter acercarse a ellos.

“Te dije que debíamos planearlo mejor” regaña Granger molesta.

Draco quiere decir algo, pero reconoce al otro lado a un mago.

Uno de los prisioneros que vivió en su mansión por mucho tiempo. Podía recordar sus gritos pidiendo piedad mientras su tía le enseñaba el arte de la tortura. Podía verse a él mismo aplicarle esas torturas.

Ahora venía a por su alma.

Draco miró la varita de su madre. No podía pensar en nada más que en saber que su madre tal vez murió a manos de ese sujeto.

Trató de mantener con vida a ese sujeto para que este regresa a quietarle la vida a sus padres.

Draco se para, puede escuchar que lo llaman, pero no sabe nada más que su dolor.

Está furioso. Está arrepentido por su pasado. Está herido por todo.

Al salir nota que hay más magos que una vez fueron torturados en terrenos Malfoy. Se siente enfermo por todo, pero ellos se atrevieron a tocar a su madre. Su padre tal vez tiene más culpa que él, pero jamás se dejó doblegar por esos sentimientos. Él también estaría parado solo para acabar con los asesinos de su madre.

¿Luego qué?

La muerte, por supuesto.

Draco moriría de todas maneras. No iba a vivir.

No podía vivir con esta soledad y tristeza en su espalda. No podía continuar estando solo.

Estando sin una familia.

Mataría a todos y luego moriría. Así debían ser las cosas.

“¡Draco Malfoy! ¿Viniste a morir en nuestras manos?” se burla uno de esos magos con harapos.

Alguien indigno se había atrevido a lastimar a su refinada madre.

“¡Avada Kedavra!” grita colérico Draco.

“¡Draco!” escucha que lo llamaba Potter de fondo.

El mago que se atrevió a burlarse de él cae al piso. Los otros magos gritan para iniciar el ataque hacia él.

La mente de Draco viaja a sus entrenamientos con su tía Bellatrix. Como ella lo educó a base de crucius, hechizos cortantes e imperios. Ella le enseñó el arte del ataque a matar y el esquivar ataques como si fueras una flexible bailarina. La magia negra siempre presente en cada lección, en cada muerte que ella le enseñó.

Le había convertido en una máquina para matar, pero nunca tuvo el valor para serlo realmente. Sus miedos bloqueaban esas habilidades en el momento del combate. El deseo de vivir evitaba que se volviera en ese monstruo que su tía tanto quería regalar al señor Tenebroso.

Draco esquivó cada uno de ellos. Su mente pedía sangre.

Podría usar un protego diabólica para acabar con todo, pero eso sería un final tan sencillo para unos imbéciles que merecían que la piel se les quemara y presenciaran la muerte de sus seres queridos como él lo hizo.

“¡Dragón!” volvió a ser llamado.

Su madre lo llamaba así.

Cuando parpadea, observa el cuerpo de uno de los magos en el piso. Puede observar el gesto de espanto en su rostro lleno de sangre. Una maldición oscura, eso había sido lo que le había lanzado a ese sujeto. Sus huesos se derretirían y todo saldría por sus orificios de la manera más grotesca. Lástima que algunos órganos no tenían nervios sensitivos, hubiera sido más placentero saber que sufrió por completo.

Siente como un mago lo apunta, lo esquiva con gracia. No lo suficiente, porque siente una cortada en su mejilla que quedaría con cicatriz.

Ya tiene demasiadas, no importa.

“Creyeron que podrían tocar lo que más amo sin consecuencias” dice, apuntando a todos “Por Merlín, son tan imbéciles. Soy un mortifago” brama molesto “Fui entrenado para matar, que no lo haya hecho fue porque no lo creía correcto” comienza a reír “¿Qué me recompensó eso? Si los hubiera matado como mi querida tía Bella hubiera deseado, mis padres seguirían vivos. Ahora ellos están muertos, ¿por qué seguir siendo una buena persona?”

“Draco, vamos. No hagas esto” escucha a Potter decir.

“¡Traidor!” grita uno de esos magos “¡Amante de asesinos! ¡Si solo fueras justo!”

La pobre alma no puede decir nada más, porque Draco ya había acabado con él.

Nadie iba a hablarle así a su Harry en el poco tiempo que le quedaba vivo.

El resto de sucesos pasan de forma borrosa. En un momento estaba atacando a unos malnacidos y al otro todo daba vueltas. La voz de Granger regañando a Weasley fueron los últimos de sus recuerdos.

Abre los ojos en una habitación blanca. Se sienta de golpe y mira todo en desesperación. Se revisa y parpadea al notarse completo.

Estaba vivo. Por el momento, no había esperanzas de morir. Podía encargarse de eso.

Draco se intenta levantar, cae al piso. Quiere decir algo, pero termina vomitando.

“Malfoy” escucha la voz de Granger llamarlo preocupada “Señora Tonks, venga” pide en desesperación.

Draco vuelve a desmayarse sobre su vomito.

Despertarse por segunda vez es mucho mejor. Deja de sentirse cansado por completo y esta vez no está solo. Harry Potter está en la habitación durmiendo con la cabeza sobre sus brazos apoyada a un costado de su cama mientras una de sus manos sujeta su mano la que lleva la marca tenebrosa.

“¿Potter?” pregunta con la voz lastimada.

Cree recordar que había vomitado.

Harry Potter se despierta de golpe. Lo mira por un largo momento. Draco se siente mareado al ver esos ojos verdes brillar por él.

Eso nunca se lo había imaginado.

“Dios, Draco” dice aliviado “Estas despierto”

“Sí, eso es lo que se supone que haces cuando ya no quieres seguir inconsciente, Potter” dice incomodo Draco, tratando de dejar de mirar a esos ojos verdes o a las manos unidas en esos momentos.

“Te extrañé” dice con una sonrisa “Llamaré a Mione ¡Y a tu tía Andrómeda!” comenta, antes de llevar la mano de Draco a sus labios para depositar un beso sobre ellos y corre fuera de la habitación.

Draco dictaminó en esos segundos que estaba en el cielo. Había muerto vengando a sus padres y de recompensa le permitieron vivir una de sus miles de alucinaciones. Era la única explicación a tanta locura.

“merlín, gracias” dice satisfecho.

En cualquier momento vería a su madre y a su padre. No existía paraíso en donde no estén ellos.

La puerta se abre y deja ingresar a una Hermione Granger con vestimenta de aprendiz de medibruja. A su costado, una señora de cabellos castaños y una cara muy parecida a su tía Bellatrix ingresa con un bebé de dos años en su brazo.

El corazón de Draco se resintió. En su paraíso jamás tendría a Hermione Granger parada junto a la copia viva de su tía Bellatrix.

“Bien, Malfoy. Veamos si tus núcleos mágicos volvieron a la normalidad. Sufriste un severo caso de cansancio mágico. Esos ataques que hiciste y de los que te protegiste fueron demasiados para ti y tu magia. Si no hubieras acumulado tanta magia durante tu tiempo en Azkaban, hubieras muerto. No lo vuelvas a hacer ¿Bien?” lo regañan de forma casi maternal.

Draco se siente enfermo, pero asiente.

Granger comienza a aplicarle hechizos médicos que Draco puede reconocer. Evita recordar a su madre enseñándole como usarlos para cuidarse en misiones que el señor tenebroso tenía planeado para él cuando ganara la guerra.

¿Y si Voldemort hubiera ganado la guerra? ¿Sus padres seguirían vivo?

Eso significaba que Harry Potter hubiera muerto.

No importaba que caminos hubiera tomado, Draco siempre saldría perdiendo.

Si tan solo tomara su corazón y lo quemara en el fuego maldito como le pasó a uno de sus amigos.

Amigos.

“Pansy” dice en voz baja “Si no me van a matar, quiero ver a Pansy Parkinson” exige.

Si lo van a matar, simplemente esperará a que llegue su final. Se despediría adecuadamente de sus amigos antes de irse.

“Por supuesto, hablaré con Harry. Seguro podremos darte la red flu de su casa” acepta tratando de satisfacer las necesidades del mago rubio.

“Sí, gracias Granger” responde dejando que su mente dejara de prestar atención en su presente.

Mañana tal vez tenga suerte de no estar vivo.

“¿Draco?” una voz lo hace parpadear.

Draco alza la cabeza confundido.

¿Por qué no solo lo dejaban en paz?

La mujer que se parecía tanto a su tía Bellatrix lo mira aun con el extraño bebé de cabellos azules en sus brazos.

“¿Qué?” dice frío y a la defensiva.

“Buenas tardes Draco, soy tu tía Andrómeda Tonks, Black de soltera. La hermana mayor de tu madre” se presenta la mujer.

Por supuesto, solo un Black podría tener esa apariencia y ese porte.

Draco se queda mirando por un largo tiempo a su tía exiliada. Esos ojos tan parecidos a los de su madre cuando lo sentenciaron a Azkaban. A pesar de que no compartía los rasgos más fuertes de Narcissa Malfoy, Andromeda Tonks perfectamente podría ser reconocida como la hermana de su madre.

Eso rompió más el corazón de Draco.

“Sé cómo te debes de sentir” comienza la mujer.

Sí, ella podría. Su abuela materna llevaba muerta bastante tiempo. Pero ella murió de manera natural rodeada de paz. Su madre, Narcissa, dejó ese mundo en plena pelea siendo golpeada por un imperdonable.

No era lo mismo.

Andrómeda Tonks había escogido abandonar a su familia, los Black, por un hombre. Draco jamás se atrevería a siquiera desobedecer a sus padres, siempre buscando el hijo que ellos querían de él. Sacrificando su propia felicidad por ver una sonrisa en su madre.

Tomó la marca tenebrosa solo por ellos. Se unió al bando que intentaba matar a la persona que su corazón deseaba. Dio hasta la última lagrima solo para que su madre no las derramara.

Andrómeda nunca sabría lo que él sentía. Nadie podría.

“Sé que no me crees” comenta Andrómeda leyendo perfectamente los pensamientos de su sobrino sin la necesidad de usar magia “Perdí a mi esposo y a mi hija en esta guerra”

Draco parpadea antes eso.

Perder un hijo debía ser duro. Ahora si podría reconsiderar la posibilidad de sentir el mismo dolor.

Nadie debería enterrar a sus propios hijos.

“Ella se llamaba Nymphadora Tonks” mira al bebé en sus brazos “Pero antes de irse, me dejó un regalo por el cual seguir viviendo. Sé que ahora mismo estás pensando en morir, créeme yo lo hice cuando me avisaron de la muerte de mi esposo y solo aumentaron cuando trajeron el cuerpo de mi hija. Los Black pecamos de amar demasiado. En nuestra sangre está la lealtad de un Hufflepuff, la soberbia de un Gryffindor, suspicacia de un Slytherin y la inteligencia de un Ravenclaw” la mujer parece sonreír ante sus palabras.

Draco cree que estas palabras también se las dijo a su hija alguna vez. Parecía estar recordando conforme la mujer hablaba más.

“Los Black podremos estar rodeados de oscuridad, pero entre toda esa bruma solo nos tenemos a nosotros. A las personas que amamos y consideramos familia. Yo construí la mía, me la quitaron, pero aún me queda algo” comienza a mecer al bebé.

“A mí no me queda nada” responde con la voz rasposa.

“¿Qué hay de esa tal Pansy a la que pediste llamar?” pregunta su tía con paciencia “Los amigos se pueden volver familia. Siempre que haya amor mutuo, una familia puede nacer. Si no la tienes, puedes construir una por tu cuenta” besa la cabecita del bebé “Tus padres ya no están, pero se fueron sabiendo que estarías vivo y alguien te protegería. Al menos, tu madre se fue sabiendo eso”

“¿Qué?” dice si aliento Draco.

Andrómeda sonríe maternalmente. Se acerca y acaricia la mejilla del niño. Ese tacto nunca igualaría el amor de su madre, pero le llenó algo de su vacía alma.

“Una madre siempre se asegura de dejarte algo antes de partir” sonríe “Si te rindes ahora, nunca sabrás que hizo” comenta “Yo te lo daré, eso me lo confió ella. Solo lo haré si sigues este camino. No caigas” deja de acariciarle la mejilla para sostener mejor al bebé “Jamás caigas. Los Black siempre siguen adelante”

Ver a la bruja que presentaba un parecido extraordinario con la mujer que más amaba y la mujer que más lo atormento le deja mil pensamientos corriendo en su cabeza para ser interrumpidos por última vez por la misma. “un Black siempre tendrá la mente en alto, el corazón bien asegurado y consumirá aquello que lo quiera dañar y todo eso sin dejarse tirar, sobrino”

Draco no sabe que decir. Era difícil seguir estando así de destruido. Las vidas que tomó antes de caer desmayado.

Todo lo que hizo en los tiempos de guerra.

Debía morir.

“No busques un sentido ahora, solo continua” aconseja su tía una vez más “Un paso a la vez. Ahora no lo vez sencillo, pero hallarás tu camino. Encontrarás amor”

“¿Y si no lo encuentro?” pregunta con la voz rota.

Se siente un niño pequeño despertando de una pesadilla sin sus padres para ser consolado. Tenía tanto miedo por lo que pasaría después. Solo quería morir.

“Ya tienes amor” comenta Andrómeda “Solo que ahora no lo verás. El luto nubla todo lo demás. Vive tu luto, como yo viví el mío. Nadie puede negarte el derecho de estar triste, Draco” el pequeño bebé comienza a murmurar cosas mientras jugaba con el cabello esponjoso de la mujer “Cuando aceptes ese dolor y comiences a vivir de nuevo, notarás que siempre estuvo ahí el amor esperando por ti”

Draco se queda sin palabras. Solo siente como las lágrimas caen por sus mejillas, mientras su garganta se aprieta y comienza a soltar pequeños suspiros al intentar retener el llanto.

Andrómeda lo abrazo y el bebé comienza a jugar con su cabello.

No sabe cuánto tiempo está llorando en los brazos de su tía, pero la puerta se vuelve a abrir.

Draco mira sin soltar a la mujer. La figura de un chico que Draco conoce bien porque vivía mucho en su cabeza es lo que observa.

Harry Potter está ahí, sin saber si debía entrar más al lugar al ver la escena tan privada entre dos miembros de una familia rota. Parece triste y cansado.

Andrómeda mira al chico. Le entrega a su sobrino el bebé que carga, quien tímidamente acepta en sus brazos. La mujer ahora con otro brazo libre la extiende para invitar al chico al abrazo. Harry avanza avergonzado.

“Solo quería decir que la chimenea está lista” murmura a la mujer, pero Draco escucha.

“Vamos Harry, un abrazo” insiste Andrómeda.

Harry parece querer aceptar, pero mira a Draco buscando se permiso. Draco se queda quieto sin saber que hacer. Acomoda al bebé mejor y con un brazo libro jala a Harry para unirlo al abrazo. De forma apresurada esconde su cara en el pecho del muchacho y se queda ahí por el resto del tiempo.

Nunca supo cuando Andrómeda y el bebé los dejan, solo está concentrado en Harry.

Su Harry.

“¿Mamá fue feliz los últimos meses que vivió?” pregunta por fin cuando agarra fuerzas.

Harry parece tensarse por el momento, sorprendido porque pensó que el mago rubio estaba durmiendo.

“Sí. Estaba contenta de reconstruir la mansión para darte de la bienvenida como el nuevo Lord Malfoy” comenta, llevando nerviosamente la mano a la espalda de Draco con la intención de acariciarlo. Hacer el abrazo más íntimo.

“Te vi ayudándola” comenta sorbiendo su nariz sin querer aun apartar la cara del pecho de Harry.

“Lo sé” murmura Harry.

Draco no indaga mucho en eso. No quiere saber nada.

“Vi morir a papá también” comenta destrozado. Necesitaba contarle a alguien.

“Lo sé” vuelve a responder, aumentando las caricias.

Draco vuelve a llorar, quedándose dormido en el proceso.

No tuvo pesadillas. Los brazos de Harry junto a su magia lo cuidaron durante el tiempo en el que estuvo durmiendo.

Vuelve a despertar. Siente los ojos hinchados y delicados, pero no importa. No puede sentir nada en realidad. Al despertar, la indiferencia lo saludó.

Salió del cuarto, sorprendiéndose al notar que estaba en la antigua y sagrada casa de los Black. Se queda quieto por un momento.

¿Cómo tenían el derecho de estar en un lugar que le pertenecía? Era su sangre, debía heredar el lugar.

Hace una mueca. La amargura de que invadan un lugar de su historia familiar se va rápidamente. Demasiado cansado y molesto como para defender algo que nunca quiso en realidad.

Camina por los pasillos. Hay una tranquilidad propia de un lugar abandonado.

Recuerda que su tío Sirius murió, así que no debería de haber nadie viviendo aquí.

Mientras camina, nota en las paredes pequeños dibujos de ramas con hojas. Cuanto más avanza logra notar que pertenecían al tapiz del árbol de los Black. Involuntariamente camina hasta llegar a una sala con el árbol principal con a la rama de su madre unida a la de su padre. Ambos con fecha de nacimiento y de deceso.

Sus dedos comienzan a seguir las líneas más firmes que forman los dibujos de ambos retratos. Cuando termina de recorrer los nombres de los dos, su mano comienza a temblar. Ambos le sonríen con amor. Los retratos lo saludan como si ellos siguieran ahí con él.

“Vamos, Malfoy. No te hagas eso” la voz de Granger se escucha de fondo.

Draco no puede. Simplemente su cuerpo no puede dejar de ver a sus padres en ese árbol.

Rápidamente mira a la rama de la que debe ser su tía. Nota con tristeza como está se encuentra quemada. Al menos él tendría a sus padres por siempre en esas ramas. Nada de la familia Black reconocía a los Tonks como parte de su árbol. Su tía Andrómeda jamás vería a su hija en aquel árbol.

Draco se moriría si lo repudiaran del árbol Malfoy. No sabría que hacer si pasara. Había nacido para permanecer a esa rama.

“Ven. Podrás hablar con Parkinson. Ya nos contactamos” insiste Granger.

Draco se acerca y besa ambas ramas de sus padres. Se queda en silencio por un momento y se aleja para ser llevado por una incómoda Granger a la chimenea prendida.

En la red Flu la voz de Pansy se escucha. Se nota molesta.

“Me importa una mierda Potter, quiero a mi maldito amigo en mi casa ahora. No hagas que vaya a buscar tu puta guarida de mierda y crucee a tus mascotas de mierda que llamas amigos” habla enfadada Pansy.

Draco empuja levemente a Granger para correr a hablar con su mejor amiga.

“Pansy” dice aliviado y destrozado.

El silencio se hace por un momento. Se podía escuchar los suspiros de Pansy al otro lado.

“Hola Dray” se escucha la voz de Astoria reemplazando a su mejor amiga “Pans está un poco indispuesta ahora”

Los murmullos de fondo claramente le indican a Draco que su amiga había comenzado a llorar y estaba siendo consolado por una voz que Draco cree reconocer, pero no sabe dónde ni cómo.

“Tory” dice aliviado “Mierda, Tory” suelta un suspiro lastimero “Chicas, las extrañé demasiado”

“No te pongas sentimental, Malfoy” responde molesta Astoria “Si me pongo a llorar yo, solo quedará Mills en la llamada”

Draco parpadea.

Millicent estaba con ellas. Eso era muy extraño. Nunca habían sido cercanas a Bulstrode en Hogwarts.

“Tory, no llores. No seamos Hufflepuff llorones” se queja Draco, sorbiendo la nariz.

Había una normalidad en esa llamada.

“Claro cariño, seamos serpientes fuertes” concuerda la pequeña Astoria en un hilo de voz.

“¿Dónde están?” pregunta queriendo ir por ella.

La sagrada Casa Black se caracterizaba por tener un hechizo de ocultamiento que lo tenía alejado de muggles indeseables o magos molestos. El hechizo de fidelius podría romperse si Draco decía la dirección, pero no lo sentía correcto.

No sentía el lugar como su hogar.

“En la casa de Pans, Dray” responde.

Draco asiente. Corta la llamada.

Se gira a ver a Harry con sus Gryffindor's. Iba a ser la última vez que lo vean.

Sus deseos de morir no se irían por una conversación con Andrómeda. Se sentía tan destrozado que no creía que podría recuperarse nunca.

“Gracias” dice cansado “Por sacarme de ese lugar. Pansy vendrá a darles una recompensa” explica.

“Draco” llama Harry.

“No, Potter” lo corta mirando al suelo “Es mejor así. No quiero que estén cerca de un ex mortifago. El mundo no permitiría a los héroes de su mundo se contaminen conmigo” sonríe apretándose el brazo contaminado.

“No seas imbécil, Malfoy” gruñe Weasley “Venga, dejemos el dramatismo. Harry quiere hablar contigo” intenta intervenir por su mejor amigo.

Una amistad que Draco siempre anheló.

“Ron” intenta callarlo Granger.

“Una pena, Weasley. No tengo nada más que decir” miente Draco.

Si se quedaba… no sabía que pasaría y le aterraba.

“Entonces déjame darte tu varita” habla Harry con tristeza.

Draco niega.

“Quédatelo, no lo necesito” se niega.

Un muerto no necesita una varita. Eso solo son para los magos que quieren vivir.

Camina a la chimenea. Agarra un puñado de polvos y mira por última vez a Harry y sus amigos. El maravilloso trío de oro. Nunca un cuarteto. Nunca Hermione, Ron y Harry como los amigos de Draco Malfoy.

Aparece en la casa de los Parkinson. Parpadea al notar que estaba vacío. Avanza por el lugar sin comprender porque sus amigas no estarían en la sala junto a la chimenea en la que se apareció.

Y luego aparece Tinnie, la elfina de Pansy.

“Joven amo Draco” dice brillando de felicidad la elfina.

Draco hace una mueca. Los recuerdos de su niñez siendo cuidado y mimado por Tinnie llegan a su cabeza. Cuando las cosas eran más sencillas.

“Tinnie, hola ¿Dónde están las chicas?” pregunta.

Tinnie siempre había sido tan dulce como para que sea capaz de tratarla de forma cruel. Además, Pansy le enterraría la cabeza en la basura del comedor si se atrevía a hacer tal horror.

“Oh, amo Draco. Tinnie lo lamenta” la elfina parece entristecerse “La ama Pansy dejó la mansión Parkinson hace meses y fue desheredada por sus padres” comenta con tristeza.

Draco parpadea sin palabras.

“¿Dónde vive ahora?” pregunta.

Tinnie le dice sobre la nueva ubicación de Pansy. Draco parpadea por eso.

¿Eso no era el mundo muggle?

Draco usa nuevamente los polvos flu y llega al nuevo hogar de Pansy.

Al salir de la chimenea es tirado al piso. Puede sentir la respiración de dos personas sobre él y se siente lleno por primera vez después de un largo tiempo.

“¡Draco! / ¡Dray!” llaman sus dos serpientes al mismo tiempo.

Draco se deja dominar por su dolor y comienza a llorar siendo sostenido por sus dos mejores amigas. Nuevamente se siente miserable.

“Vamos, Dray” trata de tranquilizar Tory con tristeza “La tía Cissy te amó mucho, odiaría verte así”

“Déjalo, Astoria” una tercera voz se une a la situación “Déjalo llorar. Perder a tus padres en menos de un año, no sabemos cómo se debe de estar sintiendo”

Draco no sabe quién es la persona, pero se siente agradecido que otra persona le permitiera llorar. A veces solo podía sanar así.

Draco vuelve a quedarse dormido rodeado de brazos protectores.

Cuando despierta, nota a sus dos amigas dormir en el piso mientras él se encontraba en el sofá. Extrañamente Pansy se encontraba mejor protegida del frío que Astoria, como si alguien la hubiera envuelto con mucho amor mientras su amiga dormía en el frio piso.

Draco sigilosamente besa las frentes de ambas chicas, acaricia sus mejillas y las admira por última vez.

Ya las vio, podría irse en paz.

Va a la mesa y se sorprende a ver libretas muggles en vez de pergaminos. No quiere pensar en eso por el momento, arranca una hoja de ella y usa una de las plumas que si se encontraban ahí junto a un frasco con tinta negra.

Así Draco comienza a redactar su carta de suicidio.

Primero, comenzó, como todo buen heredero, redactando su testamento. Recordó al pequeño bebé que su tía Andrómeda sostenía.

El último heredero Black, aunque no tendría el apellido como él.

Le dejó todas las tierras Malfoy, las bóvedas que él debía estar reclamando al morir sus padres, pero jamás tendría el valor de hacerlo. Cada propiedad que Draco se aprendió en su juventud la estaba escribiendo con la letra tembloroso y mal hecha.  Otra señal de que simplemente ya no era lo que solía ser en los primeros años de Hogwarts.

Para Pansy y Astoria dejó todas las joyas de su madre. Lo único que se quedaría para él serían los anillos Malfoy, pidiendo ser enterrado con ellos.

Su ropa sería donada a los afectados de la guerra, si deseaban usar ropas de un mortifago claro estaba. Solo las ropas de sus padres serían quemadas para que nadie más tuviera acceso a algo sagrado de ellos.

La parte más personal fue la más difícil de redactar.

Pidió disculpas a sus chicas. Incapaz de escribir una despedida dos veces, así que la dirigió para ambas.

Comienza a llorar cuando es incapaz de despedirse apropiadamente. Por primera vez, las palabras de su tía le llegan al corazón.

Morir implicaba dejar a ambas.

Pero no sabía cómo iba a vivir con esa soledad y dolor que sus padres dejaron.

Vuelve a escribir su carta. Vuelve una vez más a disculparse mientras promete que en otra vida las buscarías para nunca más abandonarlas. Jura que no tienen la culpa de su decisión y pide que continúen sus vidas sin lamentarse por él. Que él deseaba esto.

Así firmó una última vez como Draco Malfoy.

Lo dobla como puede en un origami de cisne que tanto le caracteriza y abandona la mesa.

Camina por la casa de su amiga. Aprecia en silencio los pequeños detalles que caracterizan a su amiga en el lugar, tratando de no pensar en lo obvio que era que alguien más vivía allí. Su amiga nunca fue realmente fan del Quidditch como él.

Bien por su Pansy. Encontró el amor.

Cuando llega a una azotea, se queda observando el cielo nublado. Una prueba perfecta de que están en el Londres muggle. Solo los muggles se las arreglarían para contaminar los cielos y así ocultar las estrellas.

“Estás despierto” la voz de Millie lo sorprende.

Draco gira y mira a una muchacha un poco más baja que Pansy. Cabello negro con mechones morados y rizado cortado hasta casi tenerlo rapado por los costados y una ceja tenía una raya sin pelos que parecía haber sido dejado así apropósito. Era de contextura rellena como siempre fue la Slytherin.

Draco recordaba a una niña menos segura, callada y observadora en su pasado.

“Millicent” saluda incomodo.

Quería morir con todos en la casa completamente dormidos. No iba a intentarlo para fallar porque lo evitaron.

No iba a ser regañado por querer morir, muchas gracias.

“Malfoy” regresa el saludo de forma cortes.

La bruja avanza, lo observa por un momento y bufa.

“Merlín en bicicleta, si planeas morir no lo hagas en mi casa, por favor” se queja.

Draco parpadea sin palabras.

¿Su casa?

“Pensé que era casa de Pans” comenta incomodo.

La bruja rueda los ojos.

“Tan denso como siempre. Metido en tus propios problemas como para notar al resto” gruñe “No sé si serás idiota, pero hay más de un cuadro de mi bruja favorita y yo en la sala en la que estuviste lloriqueando”

Draco mira incrédulo a la bruja. Deja de sentirse vacío por un momento.

“¿Tu eres la pareja de Pansy?” dice sin palabras.

¿Pansy no era esa cosa que llaman hetero?

“Sí, si no fuera tan claro tu enamoramiento en Hogwarts por Harry Potter creería que lo comentas por homofobia” se burla la bruja.

“¿Cómo?” pregunta sin palabras.

“Creo que eso solo debería contártelo Pansy, ya que, no somos amigos como para que te cuente toda mi historia de vida” responde encogiéndose de hombro.

Draco asiente.

“No pensabas suicidarte saltando de este balcón, ¿verdad? Es muy bajo, solo te romperías una pierna o a lo mucho si la muerte tanto te desea una costilla se clavaría en tu pulmón, lo cual te daría una muerte lenta y dolorosa”

Draco se encoge de hombros.

“Solo quiero morir” responde simple.

“¿Por qué?” la muchacha realmente parecía curiosa.

Draco solo mira al cielo.

“Extraño a mis padres” responde “no sé cómo voy a vivir sin ellos”

“Créeme, con el tiempo lo aprendes” responde la muchacha.

“Yo que sepa los Bulstrode están vivo y no fueron acusados de ser mortifagos” responde a la defensiva Draco.

“Sí, bueno. Tu dejaste de tener padres porque murieron. Yo dejé de tener padres porque ellos escogieron por mí. Ellos eligieron simplemente dejar de tener una hija, pero nunca me lo dijeron de frente. Simplemente dejaron que me pudriera en dolor de niña”

“Pensé que no éramos amigos y no me contarías tu historia de vida” Draco no puede evitar decir eso con sarcasmo.

No lo podían culpar, es un idiota en luto.

Millicent solo sonríe divertida.

“Cariño, eso ni siquiera es una historia de vida” su burla “Mis padres me odian y técnicamente podría cambiarme el apellido a vivan las lesbianas y ellos nunca dirían nada porque no les importa” se ríe ella misma de su propia broma “No es una gran historia de vida, solo algo común entre slytherin ¿No crees?”

Draco hace una mueca.

“Pero siempre hay excepciones. Como tú. Supongo que sí tienes motivos para sentirte triste. La señora Malfoy sí que te amaba, todos los que tenían ojos para mirar, lo notaban”

“¿Qué quieres, Millicent?” pregunta a la defensiva Draco.

No quería que nadie nombrara su madre. Nadie tenía el derecho a hablar de ella. Ella fue demasiado para este mundo.

“No lo sé, creo que solo no quiero que estes solo”

“No te preocupes. Pensaba desaparecer y morir en mi mansión donde mi mamá lo hizo” responde molesto “Así que deja de intentar fingir que te importa un mortifago”

“¿Mortifago? Por favor, Malfoy. Tu eres todos menos un mortifago” responde Millicent sin burlas, solo seguridad “Ladrando que odias a los muggles, pero jamás siendo capaz de odiarlos realmente como uno”

“¿Cómo sabes? No me conoces” dice molesto Draco.

“Pero conozco a mi novia y ella es tu mejor amiga. Me gusta pensar que las personas se reflejan mucho en sus amigos” se encoge de hombros con indiferencia “Personas malas se juntan con personas malas y buenas con buenas. Por algo existen bandos” se estira para subirse al barandal y sentarse dejando que sus piernas colgaran en el vacío.

Draco parpadeo, miró al cielo una vez más. Las nubes grises se comenzaban a mover.

“Yo estuve rodeada de gente mala” responde Draco.

“¿Realmente lo hiciste?” pregunta Millie “mira, no soy ningún genio o terapeuta para hablar de tus claros traumas” Draco bufa “Pero soy observadora, así que respóndeme Draco Malfoy. ¿Realmente elegiste tu bando?”

Draco parpadea.

“Por supuesto, lo hice. Elegí el bando que mis padres eligieron” responde simple.

“Ahí tu respuesta. No eres un mortifago, porque nunca los escogiste a ellos. Elegiste a tus padres. Serías más un huérfano triste que un mortifago en estos momentos” responde simple, abriendo los ojos al darse cuenta “Mierda, perdón”

“Te llevas burlando de mí todo este tiempo” responde Draco incrédulo.

“Sí, no sé porque me disculpe” bufa Millicent, antes de empujarlo.

Ambos se quedan en un silencio pacifico. Draco sigue observando como el cielo se mueve.

“¿Cómo es vivir sin tener a tus padres en tu vida? ¿tienes miedo el mañana?” pregunta Draco con curiosidad.

Millicent parpadea por uno instantes.

“Por las tetas de Merlín” murmura incrédula Millie “No sé, de niña lo hacía porque no era dependiente de mí misma. Cuando te vuelves autosuficiente dejas de necesitarlos. El mañana deja de asustar cuando confías en que estarás bien”

“¿Qué hay del amor?” pregunta Draco.

Millicent lo mira por un momento. Ella lo mira a los ojos.

“Creo que eso jamás podré responder, porque no tuvimos los mismos padres” dice con obviedad “Pero créeme que podrás seguir sin ellos. Si te amaron como parece que hicieron por como estas ahora, usarás ese amor para seguir. Además, no estás solo. Pansy me abandonaría si me negara a dejarte quedarte en nuestra casa”

Draco por primera vez ríe. Mira a Millie y siente un cierto confort con ella.

“¿Ya no te quieres morir?” pregunta Millie esta vez notándose realmente preocupada.

Draco asiente.

“Sí, creo que si quiero morir aún” responde

“Bueno, le romperás el corazón a mi Pansy” responde triste.

Resignada.

Draco mira sus manos.

“Ella te tiene, creo que está bien. Eres buena en los sentimientos” comenta.

“Ay no, puse todo de mi en mis palabras para ti” se queja.

Draco vuelve a sonreír.

“Adiós, Millicent” se despide.

Millicent lo mira y suspira.

“Adiós, Draco” se despide.

Así Draco se aparece en su mansión. Se queda quieto al sentir la magia de su madre impregnada en una mansión a medio construir. Inhala el aroma del lugar y cierra los ojos por un momento.

Podía verse de niño escapando de los pavos reales albinos mientras llamaba a su mamá. Su padre aparecería para regañarlo por molestar a los pavos y su madre lo cargaría para cantarle una canción de cuna que tanto amaba porque tenía un dragón en ella.

“Hijo” la voz de su mamá le hace abrir los ojos.

Draco mira y se queda quieto al ver a su madre y su padre parados ahí, como fantasmas. Extrañamente la magia de Harry Potter también se sentía alrededor de ellos.

“mamá” dice sin poder creérselo.

Narcissa extiende sus brazos. Draco va y corre a ellos.

No va a negar que el frio en esos brazos le rompió el corazón, pero su corazón está tan agradecido.

“Hola hijo” saluda Narcissa “Mi bebé”

“mamá, papá” los llama como solía hacerlo de niño.

“Draco, estamos aquí” responde su padre con leve cariño en su voz.

No sería su padre si mostrara realmente sus sentimientos.

“Los extraño, ya estoy en camino” dice Draco.

“No, Dragón. Pronto nos veremos, pero eso no será hoy. Tienes una vida feliz que vivir” dice destrozada Narcissa.

“¿Cómo puede ser feliz si no los tengo?” pregunta Draco realmente perdido.

“Porque habrá más personas que te amen” comenta “Tu debes seguir viviendo, no por nosotros. Debes seguir por ti, porque mereces vivir. Nosotros ya tuvimos una buena vida teniéndote como hijo, amor. Te toca a ti seguir por tu cuenta. Perdónanos más bien por ser una piedra en tu zapato por tanto tiempo” trata de disculparse Narcissa.

“No digas eso, mamá. Jamás serían algo así. Yo elegí mi vida”

“Hijo, deja a tu madre seguir” lo corrige su padre “Tiene razón, cargaste con responsabilidades que no eran tuyas. Estoy orgulloso del hijo que críe, un digno heredero que vivió todo con la cabeza en alto” lleva su mano a la cabellera rubia y desordenada de su hijo “Y cómo te críe, seguirás viviendo con la cabeza en alto. Saludarás a la muerte como un Malfoy digno”

Draco mira a su padre.

“Porque eso es lo que mi hijo, mi orgullo personal, va a hacer” completa Lucius mirándolo a los ojos “Tu madre y yo te amamos y queremos que sigas” Draco siente un nudo en la garganta “Vive Draco, ese es nuestro último deseo. Queremos que vivas”

Draco vuelve a llorar, siendo abrazado por Narcissa.

“Está bien” responde.

Así sus padres miran y sonríen entre ellos.

“Y pido que al menos un nieto mío tenga nuestro apellido” añade Lucius resignado.

Draco quiere preguntar a qué se refiere, pero su madre le besa la frente antes de desvanecerse con su padre.

“Los amo” dice viendo como lo dejaban una vez más.

“También te amamos, Draco” dicen ambos a la vez.

Esta vez Draco no se siente deshecho. Siente el vacío en su pecho, pero no se siente destruido.

Tal vez necesitaba despedirse de sus padres para continuar. O tal vez, solo quería tener un motivo y ahora lo tenía. Viviría cumpliendo el deseo de ambos.

Se queda mirando el cielo en las ruinas de su mansión. Desde ahí se observaban las estrellas y las constelaciones de la noche. No se va hasta que la última estrella del lugar deja de brillar.

Vuelve a la casa de Pansy. Toma la carta y la quema de forma discreta. Mira a Millicent abrazar a Pansy mientras Astoria se hace una bolita con una nueva manta que seguramente la pelinegra le dio al notar lo mal abrigada que estaba Tory.

Como puede regresa a su sofá.

A partir de mañana viviría una vida sin sus padres, cumpliendo con el deseo que ellos quisieron. Tal vez en ese camino, encuentre su motivo para seguir viviendo por su cuenta.

Millicent a la mañana siguiente lo mira aliviada cuando Draco se despierta. Ambos se prometen con la mirada no hablar de los sucesos de anoche con nadie. Sería su secreto.

Lo cual permitió que se volvieran amigos. Dos personas no podían ocultar un secreto así sin formar lazos amistosos en el proceso.

Pansy se encargó de bañarlo apropiadamente. Tory le peinó su cabello que estaba llegando a la altura de su barbilla obedeciendo el deseo de Draco de llevar algunos accesorios para cabello que su madre solía usar. El anillo de Lord Malfoy le quemó el dedo levemente.

Usualmente cuando un nuevo Lord se alzaba, debía ir a declarar su nuevo poder en las protecciones familiares en el corazón de la mansión.

Pero esas protecciones ya no existían.

Tory le prohibió continuar su vida sin tener un momento para el mismo. Ella lo abrazó mientras Draco se derrumbaba.

Cuando la semana pasó, Draco acompañado de sus chicas partieron a Gringotts para poner en orden sus bóvedas y establecer su poderío sobre todo lo que perteneciera a los Malfoy.

Envió una carta a Andrómeda Tonks para pedir el permiso de poner como heredero de sus propiedades al pequeño bebé que le enseñó. No creía que tendría hijos, así que dejaría que la persona que llevaba algo de su sangre se quedara con todo.

Si Harry Potter se quedaba en la vida de su tía y el bebé, sabría que dejaría la herencia Malfoy en mejores manos.

Usó la varita de su madre para firmar todo y sellar las protecciones.

Ir al ministerio fue incomodo.

Ahí estaba Harry Potter vistiendo de auror con un café en la mano junto a Ronald Weasley.

Potter dejó caer su café cuando lo vio.

Draco no tuvo tiempo de pensar en una excusa para alejarse, porque Pansy le sujetó de la mano como si fuera un niño al que llevar y caminaron hacia el lugar para firmar los papeles de defunción de sus padres y otros como el nuevo Lord Malfoy.

El puesto de su padre dentro del ministerio claramente ya había sido ocupado por un mago con menor polémica. Una mierda total.

Podía sentir que era observado, cosa que fue confirmada por una molesta Millie mientras Pansy solo tarareaba fingiendo ignorar toda la situación, como si supiera algo que el resto no.

Sospechoso.

Draco se tuvo que morder la lengua varias veces ante las claras miradas y murmullos de la gente.

¿Por qué diablos estaba ahí en primer lugar?

Había escapado de Azkaban siendo llevado en la espalda de Ronald Weasley. No había cumplido su castigo por completo.

Debía estar siendo llevado por los aurores en estos momentos.

“Escuché que Harry Potter amenazó al ministro de magia para que el mortifago fuera liberado” escuchó uno de los murmullos.

Draco hizo una mueca. Frunció el ceño y miró a sus chicas.

“Disculpen chicas, buscaré el baño” dice.

Ninguna le creyó. Tory solo lo miró con curiosidad. Millie solo asintió sin darle importancia. Pansy, a diferencia de las dos, parecía leerle la mente con solo mirarlo.

“Draco Malfoy, si te atreves a hacer una escena al nuevo jefe de los aurores” gruñe molesta.

“¿Qué? ¿Para qué diablos quiero yo ir a ver al nuevo jefe?” pregunta Draco extrañado.

Millie abre los ojos y sonríe como un gato obteniendo su crema.

“Oh, el jefe de los aurores Potter. El más joven en toda la historia” canturrea Millie.

Tory ríe ante eso.

“Dicen por ahí que solo lo aceptó para sacar a cierto prisionero” canturreó Tory siguiéndole la corriente a Millie.

Draco podría haber dicho que mejor se hubiera suicidado si le hubieran dicho que tendría que soportar a dos serpientes odiosas, pero eso implicaba tener una charla incomoda. Iba a guardarse sus chistes.

“Jodanse” alcanza a decir antes de alejarse molesto.

Llega hasta el departamento de aurores, Ignora los ojos ajenos y amenazantes en sus diminutos cubículos, caminando hasta la oficina principal.

“Señor Malfoy, no puede entrar” la voz de una mujer lo detiene.

Draco quiere maldecir a la mujer, pero solo suspira y se gira a encararla.

“¿Por qué?” pregunta frío.

Podía sentir el número de intrusos mirarlo.

“El señor Potter solo atiende a personas con cita agendadas y autorizadas por él. No le gusta que lo molesten sin que esté informado” explica la bruja con nerviosismo y temor.

Por supuesto, le debe de temer al mortifago.

“Es urgente, solo le gritaré un par de cosas y saldré” responde Draco con el ceño fruncido.

La mujer parece temer y niega.

“Lo siento, ahora está con el auror Weasley. Tendrá que esperar”

Por supuesto, Ronald Weasley unido a Potter a la cadera como siameses.

“Deja, no importa” dice furioso.

Encontraría la manera de gritarle a Potter.

No sabía porque estaba molesto, solo quería verlo.

Cuando Draco se digna a salir del lugar, la puerta se abre dejando ver a Ron Weasley ojeroso y triste. Ambos se ven por un tiempo en silencio.

“Mierda” es lo que dice Weasley antes de volver a entrar a la oficina del auror principal.

Draco no entiende que pasó, solo sabe que en pocos segundos un Harry Potter incrédulo abre la puerta para salir y verlo.

“Draco” dice sin creérselo aún.

Draco en ese momento nota que Harry Potter lo llama por su nombre.

¿Por qué?

“Potter, hablemos” dice molesto.

Algunos suspiros indignados y murmullos se escuchan de fondo. Podía escuchar las claras palabras poco agradables ser dirigidas a él por tratar de esa manera a su héroe dorado.

“Oh, Merlín. Suerte hermano” escucha decir Weasley con burla.

Harry Potter se sonroja mirando a su amigo, antes de notar a los intrusos.

“¿Qué no tienen trabajos por hacer?” pregunta molesto Harry “Si no me entregan sus informes hechos esta tarde, los mandaré a misiones de novatos” amenaza “Ven. Draco. Hablemos adentro. Oh, Helena, Draco puede entrar a mi oficina cuando quiera. Solo evítelo cuando esté en reuniones importantes, por favor” añade nervioso.

La bruja parpadea. Mira por un momento a Draco, quien está sin palabras por todo lo que está pasando. La bruja sonríe.

“Claro, señor Potter. Disfrute” dice de forma tranquila.

Draco no tiene tiempo a sentirse celoso, porque es rápidamente jalado dentro de la oficina del jefe de aurores.

Draco quiere derretirse del placer al sentir la magia de Harry en todo el lugar. Cierra los ojos y respira y se deja embriagar completamente por el sentimiento.

Por primera vez en todo ese tiempo tan horrible podía sentir paz.

“¿A que viniste?” dice nervioso Harry.

“Verás Potter” comienza tratando de fingir que no estaba contento con sumergirse en la magia ajena “¿Qué pretendes? ¿Quieres mi dinero? ¿las tierras de los Malfoy? Porque eso lo único estoy dispuesto a ceder” pregunta sin miedo.

Era un Malfoy y sobre todo un slytherin. Estaba mostrando los dientes al sentirse amenazado.

¿Qué? No, claro que no ¿por qué dices esto, Draco?” pregunta Potter totalmente confundido.

“¿Por qué me ayudaste a salir Azkaban? ¿Por qué fuiste a abogar por mi familia en los juicios de la segunda guerra? ¿Qué pretendes realmente, Potter?” pregunta acercándose a Harry.

Harry no retrocede como espera Draco. Solo lo mira en silencio.

“¿De verdad crees que hago todo esto por malas intenciones?” pregunta Harry dolido.

“Potter” lo corta Draco molesto “No te conozco realmente. Hasta donde sé, nos odiábamos en Hogwarts, luego” se lleva la mano a su brazo contaminado “El señor tene- Voldemort” no pensaba volver a llamar así a ese monstruo “Revive y estamos en bandos distintos. Por supuesto pensaría lo malo de ti, porque somos enemigos” responde cortante “Nunca fuimos amigos, ni siquiera nos hablábamos bien en Hogwarts”

“Draco, ¿realmente crees que yo haría algo con segundas intenciones?” pregunta esta vez acercándose a él, sin apartar esos ojos verdes de los suyos.

Mierda, el olor a Amortentia llega a la nariz de Draco.

“No” dice por impulso “No lo sé” se corrige mientras su corazón comienza a latir con fuerza.

Harry parece decepcionado, mas no molesto.

Se quedan así por un tiempo, para la percepción de Draco. Solo ellos en este basto mundo.

Joder, sonaba el paraíso ahora sí.

“Bueno, haré que cambies de opinión” dice de forma valiente Harry, con una determinación que asustó a Draco.

Una parte de Draco comenzó a emocionarse. La otra que aún seguía sufriendo simplemente no le importó. Una gran parte entró en negación.

No debe mentirse. Jamás sería suficiente para el salvador del mundo. Era un mortifago, en su brazo estaba la prueba máxima de que jamás sería digno para Harry Potter. El mundo mágico haría hasta lo imposible para evitar eso.

Además, estaba Ginevra Weasley.

“Deja de las drogas o pociones, Potter. Estas alucinando” gruñe, cambiando su atención a otra cosa que no sean esos ojos verdes.

Maldito Harry Potter y sus ojos hipnotizantes.

“Hablo en serio” comenta coqueto Potter, acercándose más a Draco.

Una de las características de las serpientes es que, si pueden elegir huir para protegerse, lo harán.

Draco retrocede con la cabeza en alto, aunque por dentro estaba a punto de caer al piso por tener las piernas temblorosas.

¿Se estaba excitando?

Joder.

“Como digas, Potter. Suerte con eso” gruñe. Tampoco huiría así. Debía ser él quien diga la última palabra “Solo te advierto que quieres sacar algo de mí, sé claro y vayamos a Gringotts. Dejemos de perder el tiempo como si fuéramos mocosos”

“¿Te vas?” pregunta entre la decepción y la altanería.

Draco no sabe a quién tiene en frente, pero lo tiene desconcertado.

“Estoy hablando en serio, cara rajada” gruñe.

Siente que es empujado a la pared. Quiere gritar, pero siente que se ahoga al ver esos ojos tan cerca.

“Yo también” susurra Harry, pero al estar tan cerca Draco lo escucha demasiado alto.

“No parece, cuatro ojos” gruñe aun sin ceder.

Ninguno aparta la vista de los ojos del otro, se sumergen ambos en una competencia de miradas muy íntima.

“Draco, créeme. No necesito nada de dinero” Harry es el primero en romper el silencio.

“Que humilde, Potter” responde con sarcasmo Draco.

Harry ríe, baja la mira y Draco se relame los labios.

“Escuché por Andrómeda que quieres que Teddy sea tu heredero” mete una conversación fuera de lugar solo para escuchar la voz de su dragón.

“¿Eso que tiene que ver? Y sí, claramente me gustaría que una persona con mi sangre herede mis cosas. Me revolcaría en mi tumba si se lo quedara el ministerio. Lastimosamente, no hay niños que me llamen papá”

“Podríamos intentar” dice acercándose más.

“¿Intentar qué, idiota?” pregunta.

Harry solo suspira. Draco quiere quejarse cuando se aleja.

“Nada, estoy comenzando a delirar del cansancio” responde.

“Dime algo que no sea obvio” responde cansado Draco “Solo deja de hacer cosas así, Potter” se arregla el terno con elegancia “No eres un niño pequeño para que te recuerde que en el mundo mágico hay demasiada gente mal pensada. No quisiera arruinar tu reputación con noticias falsas en el profeta”

Draco no tiene tiempo de pensar, es jalado de su saco negro y solo siente los labios ajenos en un instante.

El beso es profundo, salvaje y apasionado. Draco se deja mientras cierra los ojos, confiando por completo en el responsable de su primer beso. Su mente no puede pensar demasiado, solo sede mientras su pelvis se pegaba a la ajena al ser sujetado con confianza de la cintura. Gime ligeramente cuando le muerden levemente el labio y deja que la lengua ajena lo someta.

Sí, esto era sin duda el paraíso.

“Harry” dice cuando se libera para tomar aire.

Siente los brazos de Harry elevarlo para depositarlo en el escritorio del pelinegro. Harry en ningún momento libera sus labios.

“Nunca arruinarás mi reputación, Draco” dice dejándolo recuperarse “No me importa nada con tal de tenerte. Tu siempre serás la más brillante estrella en este mundo y cualquiera sería afortunado de que escojas tener a tu lado”

Draco solo puede emitir sonidos, su cerebro su funde cuando siente un rose en sus partes bajas.

Merlín, no le puede estar pasando eso. Se supone que estaba de luto.

Draco esta vez inicia el beso, incapaz de decir algo. Se besan hasta conocer cada espacio de la boca del otro. Las manos de Harry no se quedan tranquilas, moviendo las caderas de Draco a su antojo en busca de esos sonidos que de vez en cuando Draco soltaba, incapaz de controlarse.

Y luego, la puerta se abre.

Entra Hermione Granger seguida de su novio, Ronald Weasley, quien parecía molesto.

“Harry, Ron me dijo que-“ se queda quieta, mirando a ambos chicos aún con los labios unidos.

“Mione, te dije” gruñe Ron, tapándose los ojos en el proceso.

Los cuatro se quedan quietos.

Draco se siente humillado. Empuja a Potter, se arregla el terno con elegancia y sale de lugar con la cabeza en alto. Camina todo el sector de los aurores con dignidad. Una vez fuera, comienza a correr en busca de sus amigas.

“¿Qué pasó?” pregunta Tory preocupada.

Draco gimotea. Se lleva la mano a la boca sin creerse realmente lo que pasó.

“Quiero irme de Londres” decide huir.

No estaba listo para esto. No lo sentía correcto. No quería comenzar una nueva vida aún.

Debería hablarlo con Harry, pero en realidad no siente que deban hablar. No son nada realmente como para Draco se sienta con el derecho a decir algo.

Cualquiera podría besarse de esa forma con un poco de calentura.

Harry nunca sería suyo realmente. No quería entregar su corazón para ser nuevamente lastimado. Si hablaban y eso pasaba, Draco no sabría como continuar.

Aun debía vivir por sus padres.

“¿Qué?” dice Pansy totalmente sorprendida.

“Pansy” dice en un hilo de voz.

“Mierda” dice Pansy acercándose a abrazarlo “No estas listo, está bien. Buscaremos a donde mudarnos”

Draco asiente, agradecido realmente con Pansy por estar ahí.

Así, al siguiente Draco y sus serpientes parten a Escocia.

La vida en Escocia es extraña. Draco decide comenzar desde cero. Pansy le propone trabajar para distraerse y no caer en la dura depresión, como cualquiera haría si perdiera a sus padres.

Tory, en cambio, le propuso iniciar una carrera. Ella podría coordinar todo para que Draco tomara sus EXTASIS y así poder iniciar la carrera de pocionista que tanto deseaba Draco.

Y así fue.

Draco dio sus EXTASIS. Se sumergió tanto en sus estudios que simplemente dejó de sentirse triste porque su cerebro no tenía espacio para nada más.

Cuando aprobó todos con la máxima nota, volvió a sentirse vacío.

Sus amigas le celebraron una pequeña fiesta solo siendo ellos cuatro. Con un pequeño pastel casero que Millie y Tory prepararon con mucho amor. Draco sintió que el vacío lo dejó por momentos.

“Sabes” dice Millie cuando quedan ambos a solas mientras Pansy y Tory lavaban los platos que usaron para los pasteles.

“¿Sí?” pregunta Draco aun con su plato a medio comer.

“Gracias por no hacerlo” le dice.

Draco miró a la chica pelinegra.

“¿Qué?”

“Draconis Malfoyado” lo llama por un tonto apodo que ofendió a Draco.

No es que pudiera contradecir eso, nunca había follado con alguien. Las pajas no contaban, aunque desearía que sí. Tocó las estrellas con sus dedos mientras pensaba en el agarre en su cintura por manos morenas que bien conocía.

“habla Millicent” gruñe Draco.

“Draco, gracias por seguir viviendo. Sé lo difícil que es hacerlo sin familia” ella pasa su brazo por sus hombros en un abrazo fraternal “Y elegiste hacerlo, así que gracias. Siempre que necesites cualquier cosa, estaremos aquí Pans y yo”

Draco mira a la pelinegra. Se siente conmovido. Se deja abrazar dejando de sentir ese vacío desgarrador en el vientre.

“Gracias, Millie. De verdad, muchas gracias” lo dice bajo.

Si Millie lo escuchó, no dijo nada.

“¿Quieren escuchar quien está embarazada en nuestra generación? No van a creerlo” la voz de Pansy se escucha fuerte “Quien viera a los Ravenclaw. Tan inteligentes, pero no tanto como para saber que los bebés te arruinan la vida”

 Draco nota como Millie luce lastimada por las palabras de Pansy. No dice nada al respecto, problemas de parejas son privadas. Solo espera que, si Millie quiera niños, hable claro con Pansy. Draco siempre supo que su Pans no era material para ser una madre amorosa. Tal vez una tía empoderada que te enseñe a tener a los hombres bajos tus pies, pero no la común y hogareña madre.

Draco tiene su primer ataque de pánico fuera de Azkaban un día antes de comenzar sus clases como pocionista. Siente que le falta el aire y que iba a morir ahogado en sus propios pensamientos. Tiene que ser llevado de emergencias por sus amigas al no saber cómo controlar esto, temiendo un envenenamiento.

Imposible, pero entre el pánico no se detuvieron a razonar.

La medica le receta filtro de paz y una cita con el psicomago. Draco compra los suficientes filtros que se le permitieran llevar y quema la dirección y el horario del psicomago.

No iba a entrar a un lugar así. No estaba loco.

Ninguna de sus chicas dice nada. Las tres solo lo juzgan de forma obvia, haciendo comentarios pasivo agresivos para convencerlo, pero Draco no se doblega. Una lástima, si hubiera una persona capaz de generar la empatía suficiente como para hablarle a Draco con calma sobre la importancia de sanar tus traumas, tal vez lo hubiera considerado.

Las clases de pociones fueron inesperadas para Draco. En ella estaba Theo, su ex compañero y amigo.

Theo parece pálido al mirarlo, evitando estar cerca de él. Esperaba que Draco eligiera su asiento en los salones para tomar la silla más lejana.

Era molesto.

Otra de las características inesperadas de su nueva vida como futuro pocionista era que Longbottom era un ayudante del profesor. Al parecer, su profesor de pociones era un familiar del muchacho y le había dado trabajo para que lo ayudar con las plantas que se usaban en cada clase.

Draco se mordió la lengua para no gritarle al gryffindor que el nepotismo estaba fuerte. Debía madurar y dejar ese humor denigrante que tanto usaba.

Cuando Longbottom lo miró como si fuera basura al final de la clase, Draco supo que hizo bien al evitar molestar a uno de los héroes de la segunda guerra.

También, quiso pensar que ahora Harry sabría dónde estaba luego de huir de Londres sin decir alguna palabra.

Draco se sentía completamente desolado con forme las clases avanzaban. Nadie intentaba ser educado con él. Debía hacer los trabajos en grupo completamente solo, porque ni sus profesores intentaban ser amables.

Ese trato lo estaba asfixiando.

Su madre lo hubiera abrazado y arrullado con amor. Le hubiera consolado y dado las fuerzas para seguir.

Luego, recuerda las palabras de Millie.

Como puede se levanta y va a la habitación de Pansy y Millie. Toca la puerta para evitar quedarse con alguna escena traumática y es rápidamente atendido por Millie con una mascarilla verde en la cara.

“¿Qué pasa rubia?” pregunta Millie con una sonrisa.

“¿Puedo estar con ustedes un momento?” pregunta como si tuviera cinco años y buscaba protección de sus pesadillas.

“Ven, Malfollado. Estamos viendo a las chicas de oro” explica.

Draco entra al cuarto. Mira a Pansy en su pijama de un estilo muy sangre pura junto con unas mascarillas muggles y el cabello trenzado al tenerlo largo.

“Draco” dice Pansy con una sonrisa “ven, el episodio recién comienza”

Draco se queda completamente callado al ver una televisión muggle en la habitación.

Draco se sienta. Deja que Millie le peine el cabello y le coloca rulos que le quedaban al tener ella el cabello más corto que Draco.

“Cuando te dejas crecer el cabello, se te forman risos que no están definidos” explica Millie “Podrías usar geles mágicos para que los cuides mejor. No sé dónde quedó ese Draco que se preocupaba por verse bonito” se queja Millie “Recuerdo verte siempre mirándote en el espejo de Pansy antes de salir a alguna parte”

“Es que ya no tiene a un cuatro ojos para impresionar” se burla Pansy.

“Debí ir con Tory” se queja Draco avergonzado.

Millie ríe encantada.

“Vamos, Draco. Solo bromeamos” le pica la mejilla y sigue con su trabajo de salvar el casi blanco cabello de Draco Malfoy.

“¿Quieres elegir tu mascarilla?” pregunta Pansy “Ay algunos que te dejan la piel suave y tierna, otras brillantes para ir a cazar hombres” dice con picardía.

“Que Potter no te escuche. No quiero dejar llorando al niño que vivió dos veces si intenta atacar a mi princesa” le sigue la corriente Millie encantada.

Draco se siente solo y patético. No puede evitar extrañar algo que nunca fue suyo realmente.

Recuerda los besos en su escritorio.

¿Y si se hubiera quedado?

“Merlín en bicicleta, Draco reacciona” La voz de Millie lo saca de su trance mientras era empujado por la bruja.

“Mierda, Millicent. ¿Me quieres matar?” se queja Draco llevándose la mano al corazón.

“Deja de pensar demasiado en la noche de chicas” se queja Millie mirándolo de mala forma.

“Soy un chico, Millie” le corrige ofendido Draco.

“Da igual, igual sé que te gusta recibir” Pansy responde dándole en la dignidad de Draco.

“Me dan ascos tus prejuicios” dice ofendido Draco.

Ambas chicas comienzan a reír.

“Por supuesto que sabemos que eres hombre Draco” dice Millie dejando de reír “Solo que nos gusta molestarte”

Draco bufa y se deja consentir por ambas chicas.

La serie pasa de fondo. Draco se queda enamorado de la picardía de aquellas mujeres muggles que pasaban por aquel aparato llamado televisión.

¿Cómo funcionaba esa cosa?

Sentía bastante curiosidad.

Cuando menos se lo espera, Millie se encuentra dormida abrazada a Pansy.

“Pensé que tú serías la primera en caer dormida” comenta Draco.

Pansy ríe ante eso. Draco se queda encantado al ver lo risueña que se había vuelto su amiga teniendo a Millie en su vida.

“Ella es un osito cariñosito” comenta Pansy con amor “No sé cómo era mi vida sin ella” comienza acariciar la cabeza llena de rulos de la pelinegra.

Draco observa ese cariño y devoción. Vuelve a sentirse solo.

“¿Qué hay de las cosas muggles?” pregunta curioso.

Pansy lo mira por un largo momento.

“No lo sé. Simplemente decidí que las cosas con Mills se dieran con naturalidad. Ella un día me llevó a una cita en el mundo Muggle y yo solo acepté” ella parece recordar con amor esos sucesos “Lo recuerdo perfectamente. No podía negarme, porque vi como esa supremacía hizo contigo y tus padres. Yo no quería seguir con esa cadena de odio que me arrebató a mi mejor amigo. Millie fue mi puerta a escapar de ese mundo” cuenta mirando a Draco “Como sé que Potter fue tu puerta para salir de eso también”

“Él no tiene nada que ver” comenta cansado “Solo quiero ser yo, nada más. Quiero aprender a ser simplemente Draco en mi cabeza” comenta cansado.

“Tu problema Draco Malfoy, es que amas demasiado” comenta maternalmente “Eso te destruyó antes con tus padres. Sé lo que intestaste esa noche, confié en que Millie te detendría. Ella siempre fue buena en esas conversaciones”

Draco nota lo enamorada que estaba su mejor amiga. Se siente feliz por ella.

Si él hubiera decidido morir ese día, sabía que su amiga estaría bien. Pansy se levantaría gracias a Millie y con eso, Tory también lo haría por Pansy.

“no pienses eso, Draco Malfoy” eso parece asustar a Draco “Jamás pienses que serás superado. Nunca volveríamos a ser las mismas sin ti, como tú no serás el mismos sin tus padres. Llámale golpe bajo a mis palabras, pero es la verdad” dice Pansy “Así que deja tu lloriqueos y se la perra que vi crecer”

Draco sonríe sincero por esas palabras.

“Creo que el mundo muggle sería interesante de conocer”

“Créeme, su alcohol es tan variado. Sus sujetes sexuales son sublimes” comenta encantada Pansy “podríamos llevarte a un bar gay, solo para que explores”

“No, estoy bien”

Draco quiere gritar de rabia cuando es jalado en un curso de su carrera. Siente la sangre hervirle cuando ve la clara injusticia su boleta de notas. Las lágrimas se retienen por la rabia en su sistema.

Iba a dejar esta carrera. No podía más.

“Imbécil” despotrica cuando sale del aula.

Puede sentir las miradas de superioridad y burlonas de su alrededor. Se encoge frustrado por eso, no era justo. Se sentía patético. Sentía que quería morirse.

“¿Qué pasa, Malfoy?” la voz de Longbottom lo hace saltar.

Deja de pensar en autodestruirse.

Draco mira al ex Gryffindor parado con demasiadas macetas para ser llevadas a la vez.

Draco alza la varita de su madre cuando nota como de las manos del chico comienzas a fallar y dejan caer todas esas plantas.

Longbottom lo mira agradecido mientras Draco se asegura que ninguna pisca de arena caiga al piso.

“¿Dónde?” pregunta por cortesía.

Longbottom parpadea y lo mira por un momento.

“Al almacén” responde.

Draco camina adelante del rubio más oscuro que él. Puede sentir como es analizado, pero no le importa. Siempre con la cabeza en alto.

“Déjalos en la mesa, por favor” responde Longbottom.

Draco los deja ahí, se gira y mira al chico con indiferencia.

“Listo, te hubieras ahorrado todo esto si solo usaras tu varita. Por algo eres un mago, usa tu magia” dice irritado Draco.

No iba a fingir amabilidad. No iba a hacer nada que le haga ver bueno. No lo era, solo iba a vivir sin ser el de antes, nada más.

Longbottom parece avergonzarse por eso.

“Se hubieran caído algunas en el camino” murmura el rubio.

Draco parpadea. Recuerda los cientos de accidentes que tuvo el pequeño Longbottom en Hogwarts.

“¿Quieres un consejo, Longbottom?” dice Draco sin poder evitarlo.

El rubio lo mira con desconfianza, pero asiente curioso.

“No es normal que tu edad tu magia siga siendo descontrolada. Ve a que te revise un medimago o cámbiate la varita, haz algo. No seas un inútil” añade lo último al sentir que estaba siendo demasiado amable con el eslabón más débil del grupo de héroes de guerra.

“La varita le pertenecía a mi padre” gruñe Longbottom molesto.

Draco se queda asombrado por la confianza que había ganado el chico. Matar a Nagini traía sus ventajas.

“Cámbiatela, entonces” dice simple “No puedes seguir avergonzándote a ti mismo y permitir que el resto se burle de ti por tu falta de dominio”

“¿Qué? ¿Cómo tú lo hacías?”

Draco se queda callado ante eso. Mira impresionado al Gryffindor. El antiguo Longottom hubiera durado más tiempo soportándolo antes de que un Ronald Weasley o un Harry Potter saltaran a darle valor para comenzar una pelea en el que el pobre niño rubio y gordito terminara en enfermería.

“Sí, como yo lo hacía” tampoco Draco iba a ponerse a lloriquear por eso.

No iba a ser dejar vulnerable su corazón así de fácil con Longbottom. Además, estaba molesto por ser jalado en un curso cadena.

“¿No sientes vergüenza?” dice colérico Longbottom.

“Sí, lo hago” responde simple “Pero no me voy a poner a lloriquear por eso. Simplemente dejaré de hacerlo” se encoge de hombro al ver como dejaba sin palabras a Longbottom “No puedes seguir siendo el mismo luego de una guerra, Longbottom. Mírate a ti, con más confianza. Mira a mí, completamente en la miseria”

“Tu familia no perdió ni un centavo de tus bóvedas. No sé qué le hiciste a Harry, pero él se encargó de proteger cada patrimonio tuyo” se queja claramente por eso “Arrastrando a Hermione y Ron en todo esto”

“Créeme, Longbottom. No sé qué le hice” vuelve a ser honesto con Longbottom “Creo que algún día me lo va a cobrar” confianza.

Tal vez consiga algo de Longbottom.

“No sé qué decirte” dice Longbottom mirándolo como si él supiera algo que no creía que no supiera Draco.

Eso molestó a Draco.

“¿Por qué estabas con cara de que querías maldecir a alguien?” pregunta Longbottom tratando de que no haya silencios incomodos.

Draco suspira. Necesitaba una bebida fuerte.

“Necesito alcohol” comenta derrotado.

Longbottom lo mira por un momento.

“Solo conozco bares muggles por la zona” comenta como si intentara probarlo.

“Podría disfrutar de un buen whisky escoses” murmura Draco, siendo escuchado por Longbottom “guíame Longbottom, pero te advierto que no soy un buen bebedor”

Ambos magos avanzan en búsqueda de alcohol.

Draco solo puede recordar estar quejándose de su estúpido profesor que resultó ser un tío tercero de Longbottom que no sabía un carajo de plantas y que odiaba a todas las familias de mortifagos.

Sí, eso explicaba todo.

De ahí, no sabe cómo diablos termina teniendo el número de Longbottom y a Millie explicándole emocionada sobre la magia de los teléfonos en pleno inicios de los dos mil.

Sale con Longbottom cada fin de semana para beber. En una de esas salidas los ataques de pánico se manifiestan, ya que, al parecer el alcohol neutraliza los filtros de paz. Estar rodeado de personas simplemente son un añadido para dejar indefenso a Draco.

La primera vez fue vergonzoso de muchas maneras. Draco quería morirse al dejarse ver vulnerable con Longbottom, pero él demostró ser mucho mejor persona. Lo ayudó a tranquilizarse y lo acompañó de regreso a su hogar.

Millie se encargó de enviarle pasteles que ella y Tory hornearon. Pansy solo se burló de él, como una mejor amiga de verdad haría.

Draco creyó que sus pequeñas salidas con Longbottom acabarían ahí. De cierta manera se había encariñado con el héroe de guerra, así que ese vacío en su vida que creía llenado de cierta manera por el alcohol volvía a estar desolado.

Hasta que la llamada de Longbottom acordando un nuevo bar con menos personas lo dejo con cierta calidez que no esperaba sentir.

No lo juzgó.

Las siguientes veces fueron menos intensos los ataque, pero de todas formas golpearon en el orgullo de Draco. Entre esos momentos, Longbottom estaba ahí sin planes de dejarlo solo.

Así comenzó a ser llamado Neville.

Cuando las clases comenzaron nuevamente. Draco tuvo más tiempo libre al no tener todos los cursos completos, ayudando a Neville de forma disimulada a cultivar las plantas. Tener charlas de anécdotas de Hogwarts que Draco maquillaba levemente para no incomodar al gryffindor con corazón de Hufflepuff.

Neville fue quien le convenció de mandarle una lechuza a su antiguo amigo Blaise y a acercarse a Theo.

Claramente Draco no haría esas cosas demasiado fuera de sí por su cuenta.

La carta la redactó con el Gryffindor al su costado. Ambos tratando de ignorar a tres serpientes burlonas que comenzaban a narrar en voz alta una carta de amor llena de drama. Neville solo lo observó con respeto por vivir entre aquellas mujeres.

Draco comenta en broma que lo gay en su sistema noquea las ganas de estamparse la cabeza contra la mesa. No había nada de glamour ahí.

Neville solo ríe y le alienta a seguir. No lo sabía, pero con esa aceptación tan natural Draco se siente mucho más cómodo.

Una carta de Blaise le regresa tiempo después, aceptando su propuesta de volverse a reunir en un futuro.

Draco le envía una carta con la el nombre de la ciudad en la que se estaba quedando y una lista de restaurantes italianos que le podrían interesar si prefería la comida de sus tierras. Otra lista con restaurantes variados se suma por si Blaise se ofendiera.

Tratar de sanar asperezas con Theo es más complicado. La serpiente parece querer huir de él cuando intentaba acercarse.

“Neville, tú serás un gryffindor y todo lo que quieres, pero hasta para tu casa esto ya es perder la dignidad” trata de no ser hiriente con el rubio.

La culpa por los años de acoso le evitaban soltar su humor ácido con el muchacho.

“Vamos, solo una última vez” pide Neville.

Desde que aumentaron los lazos de confianza, Neville se mostró dulce y amable. Totalmente sorprendente y enternecedor para el Slytherin.

“Neville, somos serpientes. Lo que estoy haciendo ya es demasiado. Si sigo así, comenzaré a contraer una enfermedad” comenta fingiendo debilidad.

Neville lo mira molesto, pero asiente.

La salida con Blaise llega.

Draco se siente totalmente fuera de sí al ver a un elegante Blaise Zabini llegar al local de comida italiana que escogió como lugar para reunirse. Lucía ropas que no debería usar si quería pasar desapercibido entre los muggles y su reciente moda al estar en un nuevo siglo.

“Draco” saluda con una sonrisa.

Draco se siente inseguro. No vestía así de elegante. Había dejado de ser ese orgulloso sangre pura que solía ser hasta quinto año.

“Blaise” saluda.

Ambos se sientan y comienzan a pedir. El silencio es incómodo. Antes no existían esos silencios entre ellos. Siendo mejores amigos, era natural que tuvieran siempre una conversación.

“¿Cómo esta Pans?” pregunta Blaise.

Draco parpadea. Era verdad. Ambos habían salido los últimos años de Hogwarts. Otro motivo por el cual le sorprendió que saliera con Millie. Su amiga parecía siempre estar más que dispuesta a jugar con muchos penes a la vez si pudiera, aunque le diera cierto asco pensar eso tratándose de su mejor amiga. Uno nunca le gustaría ver a su hermana coger. Ella solía llamarse la catadora especial de Slytherin, traumando más a Draco entre cada broma.

“Bien, está en una relación” responde tratando de dejar en claro que su Pansy no estaba soltera.

Amaba a Pansy más que a nada, pero Millie se ganó un lugar en su corazón.

Blaise parpadea por un momento. Mira incrédulo a Draco, antes de reír.

“lo sé, salió en los profetas mientras estabas en Azkaban” comenta cuando para de reír “Salió en todas partes. Fue uno de los primeros escándalos que trajo la normalidad al mundo mágico. Deberías haber visto la foto que usaron” vuelve a reír “Tuve que enviarle un aullador con mis risas a Pans”

“¿Qué? ¿Cómo es que no sabía nada?”

Eso fue lo que ayudó a romper la incomodidad.

“Joder” dice Draco mirando a su amiga en la espalda de Millie que llevaba el uniforme de golpeadora para las arpías de Holyhead, de fondo saliendo Ginny Weasley aplaudiendo, antes de que Pansy por querer jugar con Millie se terminara cayendo de la escoba, así volviéndose a repetir la imagen, porque el motivo por el cual Pansy cayo era por un inocente intento de besar a Millie.

Una clara etapa de Luna de Miel que alegró a Draco.

“Necesito una copia. Neville debe de verlo” comenta brillante.

“¿Longbottom? Quien te viera Draco, expandiendo sus amistades” se burla Blaise sin notarse realmente molesto que hable con el enemigo como Draco hubiera dicho si no hubiera tenido la vida de mierda que le tocó vivir.

“Soy demasiado magnifico como para estar escondido en Azkaban, Zabini. Ahora que salí, nadie me detendrá” dice haciendo una pose.

Blaise comienza a reír, llamando la atención de varias personas.

Draco comenzó a sentirse observado, pero el gusto por tener nuevamente a Blaise le hizo ignorar eso.

¿Qué podrían decir de él? La muerte de sus padres puso la vara de desastres horribles para Draco en lo más alto.

“Por supuesto, Draco. Siempre viviendo en tu realidad alterada” se burla con una encantadora sonrisa.

“Vete a la mierda, Blaise” le responde sintiéndose bien.

Extrañaba hablar con su serpiente favorita.

Amaba a sus tres damas Slytherin, pero simplemente no tenían esa elegancia para insultar de Blaise Zabini. Un sarcasmo que Draco siempre vio atractivo hasta cierto punto.

“Solo si me acompañas, sabes el camino” responde.

Esta vez él es quien ríe fuerte.  

“Te extrañé, Blaise” dice en un ataque de honestidad.

“yo también, Draco” dice honesto Blaise “Si mi madre me lo hubiera permitió, hubiera estado ahí para ti durante todo esto, hasta en los juicios. Creo que por eso nunca te envié una lechuza. Elegí a mamá sobre ti, cuando eras tu quien estaba en más peligro”

Draco asiente y suspira. Mira al mago.

“Diría que no importa, pero eso es una mentira muy obvia y vergonzosa” responde Draco “Creo que lo mejor será olvidar eso y comenzar de cero. Fuiste mi mejor amigo Blaise, entiendo lo que es escoger a tu familia sobre todas las cosas” dice con la seriedad y la diplomacia de un heredero.

Blaise lo mira y sonríe con calidez.

“Veo que maduraste, Draco. Estoy feliz por ti”

“Cuando no tienes a nadie madura en quien apoyarte, te toca crecer con rapidez” responde Draco haciendo alusión a su dolorosa perdida.

“¿Puedo verlos? ¿Ellos tiene una tumba? Quiero mostrar mis respetos a mis padrinos” dice Blaise apenado “Ahora que su hijo me perdonó, creo que es momento de despedirme de ellos”

Draco asiente.

Terminan de comer y van a un callejón. Draco no nota cuando un escarabajo verde se posa en su cabeza cuando se aparece en el cementerio de magos en la zona de apariciones.

Blaise compra narcisos blancos y damasquinas. Draco nota que esa es su flor del nacimiento, lo cual lo confunde bastante.

Llegan al panteón de los Malfoy. El escudo de su familia se alza en grande. Draco sonríe por eso.

Draco le lleva hacia ellos. Era la primera vez que estaba ahí. Era demasiado extraño el sentimiento que estaba experimentando al ver los nombres de sus padres en esos trozos hermosamente tallados de concreto.

Blaise coloca los narcisos en la parte que le correspondía a su padre, mientras las flores que le correspondían a su fecha de nacimiento las coloca en la parte de su madre.

“Hola tía Narcissa” saluda Blaise con cariño “Espero no te molestes por la tardanza” añade con cariño “Tío Lucius, no me mires así, solo fueron casi dos años de tardanza” Draco ríe por eso, porque tenía razón.

Su padre siempre odió las tardanzas.

“Ven, sentémonos” pide Blaise indicando el asiento tallado que está al frente de las tumbas de los padres de Draco.

Ambos magos se quedan en silencio mientras el sonido de los pájaros se encargaba de hacer menos asfixiante el momento.

“Tía Narcissa siempre dijo que nos tendríamos el uno al otro cuando ella no esté” comenta Blaise mirando el nombre de su madrina tallado en letras plateadas.

Draco deja de ver las flores que Blaise escogió para sus padres solo para ver a su amigo. Ambos se miran por un largo tiempo.

Blaise abraza a Draco por impulso.

Ambos se quedan abrazados por un largo tiempo.

Para Draco toda la experiencia le resultaba extraña. Podía saborear la amargura y el dolor, pero no con esa intensidad de los primeros días fuera de Azkaban. El sentimiento de querer morir para estar con sus padres no estaba. Solo la tristeza de la perdida, pero eso nunca lo dejaría a no ser que dejara de amarlos y extrañarlos. Cosa que nunca pasaría.

¿Eso es lo que se refería Andrómeda? ¿Millie?

“¿Sabes que siempre me tendrás? Me fui porque sentía tanta vergüenza de dejarte, pero ahora no pienso dejar a mi pequeño hermano solo” dice Blaise.

“Cállate idiota, solo son un par de meses” no puede evitar molestarse por ser llamado pequeño “Lo sé, serías un pésimo Slytherin si abandonas a tus amigos por segunda vez” no intenta herir y eso lo nota Blaise, porque ríe.

“¿Cómo vas?” pregunta dejándolo libre de su abrazo “¿Qué sientes ahora?”

“Aun duele” responde “Pero ya no siento que me quiero morir. Sigo vacío, pero podría seguir” mira las flores una vez más “Ellos me pidieron que siga, pero ahora creo que podría seguir sin que ellos me lo hubieran pedido. Sigo teniendo miedo, pero sigo vivo ¿eso no es una señal de que todo podría salir bien? Tal vez no consiga lo que deseo, pero los tengo a ustedes”

“Somos tu premio de consolación” canturrea Blaise.

“No, digo” se da cuenta que Blaise solo estaba siendo un tonto para hacerlo reír. Suspira y le sonríe “Sí, mi premio favorito”

Blaise aplaude por eso.

Ambos chicos van a la casa que, entre Tory, Millie, Pansy y Draco, compraron para hacerlo su hogar en Escocia.

Pansy presenta orgullosa a Millie como su novia. Blaise bromea sobre Pansy siendo seducida por el uniforme de Quidditch de las Arpías de Holyhead. Millie comenta de forma natural su deseo de regresar, porque seguía demasiado joven como para abandonar un sueño como ser la mejor golpeadora entre las mujeres. Pansy suspiró enamorada y Tory solo hizo una mueca de asco fingida, comentando lo sola que se encontraba.

No es difícil ponerse al día entre todos. Blaise es todo un experto en socializar y manejar la conversación para evitar tocar puntos que arruinaran el ambiente. Millie tampoco parece perturbada de que uno de los tantos ex’s de su novia este en su ambiente privado como es estar con sus dos amigos y su novia.

Y así, Draco por esas horas dejó de sentirse vacío por completo. Ni siquiera recordó que estaba triste.

El día siguiente, Draco fue a sus clases. Todo el mundo lo observaba y lo juzgaba. Draco notó esta vez era mucho más intenso, pero lo ignoró.

Theo se acercó ese día por primera vez sosteniendo El profeta entre sus manos.

“¿Es verdad que sales con Blaise?” pregunta directo.

Así siempre fue Theo.

“Buenas tardes, Theo” saluda sarcástico, pero deja su enojo al notar el título del diario.

Draco le quita el diario a Theo de las manos, la abre en la página que le interesa y lee totalmente incrédulo mientras la foto en movimiento de Blaise y él abrazándose amorosamente y algo posesiva por parte de Blaise se repite sin parar.

 

 

AMORÍO DESCUBIERTO EN EL PANTEÓN MALFOY:

Informa Rita Skeeter, corresponsal de El Profeta.

No se ha visto un escándalo mediático tan grande en el mundo mágico desde la declaración del regreso de Voldemort a nuestro mundo. No obstante, no es sorpresivo que uno de sus muchos seguidores más cercanos y leales sea el responsable de tal revuelo que ha mantenido preocupado a gran parte de la comunidad mágica de Gran Bretaña por nuestro querido Salvador, Harry Potter. Todos deseando, desde lo más profundo de nuestros corazones, que sus arrebatos por querer proteger a una familia fiel al quien-no-debe-ser-nombrado solo sea una más de sus acciones caritativas que en ese entonces el joven jefe de aurores acostumbraba a realizar por la nobleza de su ser.

Draco Malfoy, antiguo miembro activo del grupo terrorista conocidos como Mortifagos, se ha visto en vuelto en polémicas graves desde ser sentenciado por sus actos como seguidor de quien-todos-sabemos junto a sus padres mientras era defendido por el-niño-que-vivió-dos-veces hasta escapar de Azkaban orquestado por el los héroes del mundo mágico: Harry James Potter, Hermione Jean Granger y Ronald Bilius Weasley. Siendo liberado de todos sus cargos en las pocas horas al asalto en tierras de Azkaban dejando muertos sin tener alguna explicación a seis personas.

La reciente polémica en la que se viene envuelto Draco Malfoy resulta ser nada más y nada menos que una amorosa.

Se conocía perfectamente un secreto a voces que implicaba no solo al ex mortifago, sino también a nuestro adorado Harry Potter. Entre la comunidad mágica se rumoreaba de una posible relación secreta entre ambos miembros más conocidos en el bando de la oscuridad y la luz. Rumores que resultaron ser falsos y solo impuestos para desacreditar el buen corazón de nuestro héroe del mundo mágico y su capacidad de perdonar hasta a su peor enemigo. Además, todo quien conociera a Harry Potter sabía perfectamente que se encontraba en una relación pública con otra heroína de guerra, Ginny weasley, quien murió lamentablemente en 1999 a la edad de dieciocho años.

Desde ese momento de su completa liberación, Draco Malfoy huyó de Inglaterra. Varias fuentes nos habían indicado que se mudó a Escocia en compañía de una antigua amante de Hogwarts Pansy Parkinson junto a su (igualmente polémica) pareja Millicent Valery Bulstrode y la menor de las hijas del matrimonio Greengrass, Astoria Dalia Greengrass. Ahora estudia en la academia mágica para futuros pocionistas de Escocia y tiene una pareja de su mismo estatus de sangre, siguiendo con las terribles tradiciones sangre puristas que familias como los Malfoy era principal partidaria.

Blaise Facio Zabinni, heredero principal de la fortuna Zabini, es el nuevo amante que se le vio a Draco Malfoy en los terrenos del panteón de su familia. Un joven sangre pura e hijo de la controversial viuda Bella Rina Zabini. Según fuentes cercanas al joven, también fue pareja de Pansy Parkinson, lo cual nos hace pensar acerca de los extraños lazos que se forman entre una de las generaciones de Slytherin que asistió al prestigioso colegio de Hogwarts.

¿Qué hacían en los panteones de la antigua casa Malfoy?

Según fuentes antiguas de costumbres de familias de sangre pura. En ausencia de padres, los magos y brujas que deseen casarse para unir sus familias van y hacen rituales para pedir su bendición de casarse en las criptas de los padres de su prometido o prometida.

Con esto, no debemos de sorprendernos de una futura unión entre las familias Malfoy y Zabini. Una nueva generación de niños sangre puras están en camino. Solo deseamos que los errores del pasado no afecten a los niños del mañana.

Para más información de rituales y costumbres sangre pura, consultar la página 19.

 

 

Draco no podía creerse lo que estaba leyendo. Se sintió humillado.

Maldita Rita Skeeter.

“No” dice frío “Salir con Blaise jamás. Sería incesto” gruñe molesto.

Theo parpadea y suspira para luego reír.

“Si que te jodieron, Draco Malfoy. ¿Tendrás problemas en el paraíso?” pregunta.

Draco parpadea.

¿Problemas? ¿Con quién?

“Estoy tan solo como Tory. A este paso estoy planeando fundar un centro de protección para magos y brujas soleteras” gruñe devastado.

Theo lo mira incrédulo.

“Pensé que tendríamos una relación en secreto con el salvador del mundo mágico” no parece bromear con eso.

Draco lo mira molesto.

“Mis padres murieron hace casi dos años, Theo. Lo último que deseo es iniciar una relación en estos momentos” comenta molesto “Además, Potter jamás se interesaría en mí de esa manera, no seas un trol”

Theo lo mira totalmente incrédulo.

“¿Quieres un café?” pregunta Theo.

Draco no lo entiende. No intenta hacerlo.

“Whisky Escoces” propone “Conozco un bar muggle donde no nos estén jodiendo”

Theo parece sorprendido por su propuesta, pero no comenta nada que incomode a Draco y lo haga querer huir.

Ambos van, se emborrachan terminando por saltarse el resto de las clases.

Draco se despierta en un departamento que no es suyo. Se queja y casi grita al ver a un elfo domestico mirarle. Se había olvidado que esas criaturas existían.

“Señor Malfoy, el joven amo Theo pidió a Eru que ya lo despertara” comenta nervioso el elfo.

Draco gimotea. Le duele la cabeza y siente terribles ganas de vomitar. Se lleva las manos a los ojos, porque a pesar de tenerlos cerrados podía sentir la molesta luz entrarle por alguna razón.

“Eru, ¿tienes posiciones para la resaca?” pregunta con la voz ronca por tanto tomar.

“Eru se lo trae, señor” así desaparece la criatura.

Draco se sienta y se mira. Tiene la ropa desordenada, pero no sentía nada de molestia.

Por alguna razón se sintió aliviado.

Observó muchas fotografías en el cuarto. La magia de Theo se sentía impregnada en el lugar. Debía ser su habitación al notar la fotografía de la madre de Theo con un pequeño bebé en brazos mientras lo arrullaba con amor.

“Eru trajo su medicina” volvió a aparecer la criatura.

“Gracias, Eru. Dile a Theo que estoy bajando” responde con educación.

Eru asiente feliz, terminando por desaparecer.

Draco se bebe el contenido y suspira aliviado mientras cierra los ojos.

No recuerda que diablos hizo al cuarto vaso de whisky mezclado con tequila, una combinación que cree no debió hacer.

Se arregla en el espejo más cercano y baja. Se queda sorprendido al ver a Pansy y Millie allí con los brazos cruzados. Tory se encontraba sirviendo los platos en la mesa.

“Draco Lucius Malfoy” dice Pansy colérica “¿Qué carajos crees que pensabas, señor?” pregunta cómo solo una madre molesta podría hacerlo, lo cual hubiera puesto en buen humor a Draco si no temiera por su vida.

“Estuvimos preocupadas todo el bendito día. Si no hubiera salido un artículo del profeta en el que salías borracho siendo alzado por muchos hombres con Theo tratando de atraparte, nos hubiéramos vuelto locas” completa Millie, sacando el diario y dejándolo en la mesa.

“¿Despedida de soltero? ¿Es enserio Draco?” añade Tory triste “¿Por qué no nos dijiste que te veías con Blaise?”

Draco gimotea al ver el título en grande.

 

DRACO GRITA EN BAR MUGGLE: ME VOY A CASAR

 

“¿Qué demonios se supone que hice ayer? ¿por qué no me detuviste Theo?” dice molesto.

Theo se encogió de hombros con indiferencia. Parte un pan y le comienza a untar mantequilla.

“Comenzamos a bromear que estábamos en tu despedida de soltero, unos muggles nos escucharon y te armaron toda una pantomima” comienza a agregarle mermelada al pan “Y simplemente comenzaste a gritar que te casabas”

“Merlín” dice derrotado.

Entre los artículos al costado, estaba una fotografía del sector de aurores completamente destrozado junto al título de “EXPLOCIÓN INEXPLICABLE EN OFICINA DEL AUROR PRINCIPAL”

Ahí trabajaba Harry.

“¿Qué hay con la explosión?” pregunta Draco sin poder evitar disimular algo.

Todos se miran entre sí. Tory se mete un pan a la boca mientras Theo tomaba de su te.

“¿Es enserio? Te decimos que estábamos preocupadas y tú… Merlín, para que necesito hijos si te tengo a ti” Pansy mira al cielo en busca de paciencia “Escucha oxigenado de mierda” Draco la mira ofendido “Jamás vuelvas a hacernos esto o lo siguiente que aparecerá en ese diario será mi juicio por asesinarte”

“Sí, Pans” responde nervioso.

Tory comienza a reír, terminándose atorando con el pedazo de pan que tenía en la boca.

“¿Así que no te casas con Blaise?” pregunta Tory recuperándose.

“¡No! ¡Astoria!” responde ofendido Draco.

Draco termina contando todo. Desde los planes del tonto de Neville, hasta reunirse con Blaise teniendo su visita a los panteones porque Blaise también tenía derecho al ser el ahijado de sus padres.

Theo alza una ceja sorprendido de escuchar a Draco admitir en voz alta que Neville era su amigo. Draco promete que los iba a presentar, pero Theo niega.

Eso no detendría a Draco.

Draco sostuvo los dos diarios que más le afectaron en estos días. Miró la fotografía de Blaise y él abrazándose. Pasó su dedo por la zona de su cabello, observando cómo se notaba tan feliz entre los brazos de Blaise.

Sí, era demasiado extraño verse así.

Sus padres ya habían dejado este mundo hace casi dos año. No lo había pensado sobre eso, ni mucho menos lo celebró. Al morir en diferentes días, simplemente no tuvo un día para sufrir a ambos, porque no se creía capaz de celebrar sus fechas por separado. Ellos se amaron tanto que debían compartir esto también.

Para distraerse, leyó el articulo donde fue un desastre total. La imagen de él siendo alzado como si fuera el rey del lugar mientras Theo extendía sus brazos para estar listo para atraparlo si Draco caía hizo reír al rubio. El articulo era corto, pero no lo hacía menos vergonzoso.

¿Harry lo habrá leído?

Luego, recordó el artículo de la explosión en el departamento de aurores.

Va a la página y se queda sin palabras al ver el desastre que era mientras Ronald Weasley salía con las ropas sucias y la cara enfada, seguramente molesto que le estuvieran fotografiando. Harry salía de fondo con la cara siendo tapado por ambas manos en posición de derrota total. Parecía estar realmente sufriendo.

 

 

EXPLOCIÓN INEXPLICABLE EN OFICINA DEL AUROR PRINCIPAL

A tempranas horas de la mañana, en el segundo piso del emblemático ministerio de Magia, sucedió una explosión debido a una explosión de magia accidental.

 “Fue terrible, la oficina del nuestro querido jefe Harry Potter simplemente explotó” comenta con preocupación uno de los aurores que se encontraban presente durante el terrible suceso.

“Harry Potter parecía estar completamente molesto cuando llegó a su oficina en la mañana. Antes de que sucediera la explosión, el auror Weasley entró a hablarle. Creo que nombrar a su novia fallecida lo tuvo así” añade otro auror cercano a nuestro querido héroe Harry Potter…

 

 

Draco deja de leer para darse cuenta de lo que leyó. En su mente el antiguo articulo donde lo emparejaban con Blaise llega.

Ginevra estaba muerta.

Salta de su cama y busca a sus chismosas favoritas.

“¡Chicas!” grita.

Tory quien se encontraba practicando yoga antes de irse a bañar para dormir se cae de espaldas por el susto, mientras Millie chilla y Pansy solo se quita los audífonos para ver a Draco.

“Dime cariño” Pansy es la única que no se había asustado con su escandalosa llegada.

“¿Ginevra Weasley está muerta?” pregunta de forma directa.

Pansy deja de ver a su amigo para ver a una Millie que comenzaba a entristecerse. Tory solo suspira y se apresura a levantarse.

“Draco, por favor. Ginny y Millie fueron amigo” dice Tory incomoda.

Draco parpadea y mira a la bruja.

Millie hace una mueca.

“Nos hicimos amigas, porque nos postulamos al equipo el mismo día. Ella como cazadora y yo como golpeadora. Yo quedé como principal y ella como suplente, ya que, el tiempo de guerra la usé para entrenar mientras ella luchaba en una guerra” defiende las habilidades de la pelirroja.

“Mierda” dice Draco, tomando asiento.

“Sí, falleció el mismo día murió tu papá” Pansy hace una pausa para ver si Draco quería que siga, él asiente “Potter asumió el puesto como auror que el ministro tanto le quería dar cuando tu madre murió. Bueno, quería que sea jefe de aurores, pero en ese entonces a Potter solo le interesaba… no importa” comenta con una mueca triste “Usó a todos los aurores que le permitieron para investigar ese ataque a tu madre. Porque si se atrevieron a atacarla con el héroe que acabo con Voldemor presente, era porque había algo muy retorcido sucediendo en las narices de los aurores”

“Pocos aurores quedaron para cuidar a la comunidad” se metió Astoria “Así que comenzaron a reclutar a más aurores y graduar a los que aun seguían en entrenamiento en la academia”

“Ginny dejó el equipo para unirse a los aurores junto a Granger” comenta “Una mala combinación, porque Granger jamás tuvo prudencia”

Draco asiente. No conocía a Granger del todo, pero conocía su carácter. El golpe en su nariz en tercer año lo dejó más que claro.

“Ginny siempre me escribía para que Pansy también supiera como iba el caso de tu madre. Todos estábamos enfadados. Blaise mandó dinero para que Potter financiara mejores detectives. Todos trabajando en conjunto. Si fueron a por tu madre con Potter siempre cerca, porque se llevó a tu madre a vivir con él cuando salieron de los juicios y ambos comenzaron las construcciones de tu mansión” añade Millie “Si sabiendo todo eso” retomó su oración anterior “hicieron lo que hicieron, nada garantizaba que tu padre y tu estuvieran a salvo”

Draco puede entender. 

“Así que Granger investigó por su cuenta con Ginny” Millie hace una mueca “Claramente descubrieron algo, nunca supe porque Ginny murió a los días junto a tu padre en diferentes lugares. Simplemente salió en el profeta y cuando intenté comunicarme con los Weasley, ninguno me abrió la puerta y no me dejaron ir a su funeral. Sus prejuicios me impidieron despedirme de mi amiga”

Pansy la abraza con cariño y mira a Draco con seriedad.

“Lo único que sabemos es que Potter desapareció después de eso y solo volvió a aparecer contigo en brazos y con seis cadáveres por un enfrentamiento en Azkaban”

Draco asiente.

Baja la mira y mira sus manos por alguna razón. Se queda más obsesionado con su mano derecha.

“Entiendo, jamás me besaría si fuera de otra manera” murmura.

“¿Qué?” dice Tory confundida.

“Nada, creo que iré a dormir” comenta, yéndose a su cuarto.

Las pesadillas esa noche lo hicieron gritar. Tory terminó durmiendo con él.

Neville actuaba extraño los siguientes días. Draco podía sentirse molesto si no estuviera tan triste como para hacerlo.

“Creo que moriré, Draco” comenta Neville en el bar que siempre iban “Me van a matar”

“¿Qué? ¿Con quién diablos te metiste Longbottom?” pregunta preocupado Draco.

Neville gimotea y se cubre la cabeza entre los brazos.

“¿En serio te vas a casar con Zabini? No me malentiendas, estoy feliz por ti y tu felicidad, pero estoy muerto si fui el responsable de unirlos de nuevo” chilla.

Draco lo mira y suspira.

“No, Blaise es lo más cercano a un hermano que tengo” responde solo para tranquilizar al lloroso gryffindor.

“Gracias, Draco” dice aliviado Neville.

“¿Por qué? ¿Por mi soledad?”

Neville lo mira y niega.

“Déjalo así, mejor te cuento como casi pierdo un dedo hoy” cambia de tema.

Draco sonríe maliciosamente, comenzando a acumular bromas sobre falta de dedos que pudiera usar mientras Neville comenzaba a contar todo.

“¿Te molestaría si te presento a un amigo?” pregunta entre la conversación.

Neville lo mira.

“¿Theo?” pregunta inseguro.

Draco sonríe.

“Vi como lo miras en cada clase” canturrea Draco, bebiendo de su vaso al notar como el gryffindor se sonrojaba.

“Te odio” murmura.

“Pero si yo te amo mucho, Neville. Mi Gryffindor favorito” le coquetea levemente, sonrojando más al chico.

“No digas eso” intenta callarlo, mirando al lugar paranoico.

Draco frunce el ceño, pero no le toma importancia. Con el alcohol en su sistema sus demás sentidos se apagan.

“Hablo en serio, te lo presento. Solo quiero ser el padrino de sus hijos y el testigo de su boda” pide con el pecho inflado.

“¡Cállate!” chilla más rojo, provocando la carcajada en Draco.

Presentar a Neville y Theo fue sencillo. Theo casi lo asesina después de la primera reunión, pero comenzó a acompañarlos en cada salida. Draco solo sonrió al ver como su existencia había unido a dos personas que tal vez nunca se hubieran hablado sin su intervención.

Un poco de sentido a su vida le daba el ayudar a las personas.

Así pasaron los meses. Neville parecía cada vez más enamorado de Theo, mientras el muchacho solo parecía indiferente a todo. Atento con el león, pero no demasiado como para que Draco celebre su victoria como casamentero.

Las salidas con Blaise tampoco pararon, aunque las estúpidas mentiras de El Profeta seguían. A veces saliendo en la portada junto a él en fotos claramente usadas para alimentar el rumor.

Luego, Neville anuncia que se va a trabajar como profesor en Hogwarts.

Draco se siente devastado por eso. Millie le murmura que sería buen momento de ir a terapia, porque no era normal como había tenido un bajón.

Draco le gritó y se encerró en su habitación.

Theo solo lo miró extraño los primeros días en los que Neville dejó la academia. Draco no comía bien y parecía siempre estar ojeroso.

Estaba pasando por una terrible depresión. No sabía por qué.

Simplemente dejó de sentirse seguro la academia. Volvió a notar los malos tratos de las personas, las miradas prejuiciosas y los comentarios ofensivos.

No podía soportarlo.

Theo le propuso sincero que dejara la academia, porque no parecía estar feliz.

Draco al inicio se molestó. Peleó con Theo y faltó toda la semana. Se encerró en su cuarto, mirando el paisaje de su ventana pensando de como Neville mejoró la academia. Ese vacío que llenó ahora se sentía vacío.

Entre esos días, la puerta se abrió. Draco quería gritar que lo dejaran en paz, pero se quedó sin palabras al ver a Neville ahí con comida casera y dos latas de cerveza.

“Pansy me pidió que hablara contigo” dice tímido Neville.

Draco solo suspira y le deja entrar. El gryffindor deja su plato en su mesita. Se queda observando las revistas de moda muggle que Millie siempre le traía a Draco con la esperanza de que abandonara la moda de los magos.

“Millie cree que estás deprimiéndote de nuevo” comenta.

“¿Qué importa? Si les molesto, me mudaré” dice molesto sin apartar la mirada de la ventana.

“¿Por qué estas triste?” pregunta Neville nervioso “No sé si sea el indicado, pero somos amigo”

El silencio se instala. Draco solo se queda pensando en esa palabra.

Amigos.

“¿De verdad crees que somos amigos?” pregunta Draco.

Neville lo mira extrañado por un momento.

“¿Qué crees que éramos?” pregunta sin comprender.

Draco solo mira sus manos.

“No lo sé. Salimos a beber y hablamos, supongo que eso también lo pueden hacer los compañeros” murmura “Al menos mi padre y mi madre hacían eso con sus aliados. Pocos realmente fueron sus amigos… ¿Cómo es con los gryffindors?” pregunta mirándolo.

Neville frunce el ceño. Se queda observando a Draco por un momento y suspira.

“A veces me olvido que fuiste criado por puristas” comenta triste “Sí, somos amigos. Solo a mis amigos les cuento mis problemas o dejo que se metan en mi vida amorosa, Draco” explica con paciencia “Y no debería ser diferentes, ya no estamos en Hogwarts como para estar separados por casas”

Draco asiente.

“Pero ahora te vas ahí y ya no te veré” comenta. Tal vez sentía que la vida nuevamente le quitó algo que le daba estabilidad en un lugar tan hostil.

Neville parece por fin usar su cerebro.

“Draco… solo tienes que llamar e iré a donde me pidas” dice sincero “Seguiremos siendo amigos, aunque estemos lejos. ¿No es así con Blaise? No porque me vaya significa que te dejaré atrás” comenta.

Draco asiente. Su amigo viviría en Italia por muchos años hasta que acabe sus propios estudios como medimago.

“Sí, no sé porque me puse así” responde cansado.

“¿Eres feliz?” pregunta Neville.

Esa pregunta saca del panorama a Draco. Mira a su león por un largo momento. No sabe que responder. Por momentos era completamente feliz, por otras la melancolía y la pena agriaban sus días.

“No sé” decide ser honesto.

“¿Qué es lo que te molesta?” pregunta serio.

Draco mira sus manos.

Le molestaba bastante cosas. Primero, le molestaba que hasta la fecha parecía nunca superar a Harry Potter. Era joven y hermoso, podría tener a quien quiera a sus pies si lo deseaba, pero realmente su corazón solo quería a una persona que jamás sería suyo. No deseaba ser una segunda opción ni premio de consolación para el héroe del mundo mágico. Segundo, le molestaba no tener a sus padres. A veces simplemente necesitaba los abrazos y palabras de su madre o las miradas serias de su padre que le impedían rendirse. Tercero, le molestaba la estúpida academia. Todos esos ojos mirándolo y juzgándolo.

Le molestaba sentir que no estaba mejorando.

“Muchas cosas”

“Tenemos toda la tarde” bromea Neville, recibiendo un bufido de Draco.

Draco le cuenta todo. Por primera vez se sincera y narra los momentos donde se intentó suicidar. Solo se guardó para él los recuerdos en la oficina de Harry.

Neville parecía palidecer con cada palabra que le contaba Draco. El pobre Gryffindor desconocía por completo lo roto que estaba realmente Draco. Por un momento podía sentir la tristeza en esos ojos cafés. Por otros, el enojo por cómo el mundo estaba tratando a Draco.

“¿No pensaste en ir con psicomagos?” pregunta Neville.

“No” dice serio Draco “no lo necesito, solo estoy triste. La tristeza no es enfermedad mental” murmura incomodo.

Neville solo suspira.

“Entonces, podrías dejar la academia de pociones” sugiere.

“¿Qué?”

“Por lo que me dices, Draco, no pareces realmente disfrutar el lugar. Creo que deberías buscar lo que realmente ame”

“Tú amas las plantas y serás profesor en Hogwarts. Yo amo las pociones” dice molesto Draco.

Neville suspira derrotado.

“Sí, pero existen muchas carreras que impliquen pociones y que tengan más cosas que adores” parece frustrase al no saberse explicar “Quiero decir. Podría haber sido un Herbologista profesional u otra cosa. Ser maestro implica más que saber plantas, ¿Sabes? También me encanta enseñar, creo que es por mis años en Hogwarts” Draco siente que tiene que ver en eso “Y todo el acoso, quiero ser un maestro como la profesora McGonagall y estar ahí para mis estudiantes. Quiero hacer un cambio en esos niños pequeños”

Draco se queda pensando. Él quería ayudar. No solo ayudar a sus amigos. Deseaba pagar todos sus pecados siendo útil en esta sociedad. Como pocionero podría crear pociones que curen enfermedades, pero eso tampoco lo satisfacía.

“Quiero algo que me haga sentirme útil” dice “Algo que compense el daño que hizo mi familia dándole alojo a Voldemort”

Neville lo observa por un momento.

“¿No pensaste en ser medimago? Los medimagos también deben saber de pociones” comenta nervioso.

Draco parpadea.

Medimago. Eso sonaba bien en su cabeza.

“Creo que tienes razón” comenta.

“Podrías ir con Blaise. En otro país con un nuevo idioma el acoso sería menos, podrías tener una vida mejor” le aconseja.

Draco se queda pensando en las palabras de Neville. Ahora podía entender mejor porque había tenido ese episodio de depresión. Había dependido tanto de Neville como su zona de protección en una academia tan hostil, que cuando él se alejó todo ese ambiente tan cruel lo golpeó. Theo no era Neville, no tenía esa calidez de su gryffindor favorito.

No podía seguir así.

“Creo que viajaré antes de estudiar” comenta “Solo, quiero aprender a vivir solo”

Neville sonríe y asiente.

El rubio lo acompaña a hablar con sus chicas. Draco se sincera y comenta sobre su deseo de comenzar a ser independiente. Millie comienza a llorar y abrazarlo mientras le comenta que siempre estarían ahí para él. Pansy parece estar demasiado insegura al respecto, pero le hace jurar que la llamaría todos los fines de semana y le avisaría si tenía que ir a patear traseros con sus tacones de aguja. Tory solo lo abrazó en un largo silencio mientras le decía cuan orgullosa estaba de que quisiera avanzar.

Los primeros países que visito fueron la India y Nepal. Aprendió las costumbres mágicas y se enamoró de las danzas tradicionales. Dejándose influencia por el maquillaje y los pasos fluidos con movimientos de cadera atrayentes a la vista.

Pansy bromeo más de una vez sobre abrir un bar con temáticas distintas solo para poner a bailar a Draco usando ropas que harían llorar a cualquier madre de bien. Draco solo sonrió al imaginarse eso y negar avergonzado.

No, ni por un millón de galeones.

El siguiente país fue Australia.

Ahí volvió a ver a Luna Lovegood.

La bruja seguía conservando ese misticismo. Ojos saltones e inocentes siempre amables y sin ninguna pizca de maldad. Su forma tan extraña de hablar y su caminata casi como si se dejara guiar por un ente extraño.

Draco tuvo un ataque. Luna lo ayudó sin siquiera detenerse a cuestionarlo. Ayudándolo a respirar y siendo tan amable. A pesar de ser Ravenclaw, no le cuestionó absolutamente nada por sus crisis.

Draco avergonzado se disculpó por todo lo que permitió en la guerra.

“¿Por qué?” pregunta Luna con ojitos abiertos y sinceros “Tú nunca me torturaste o gritaste. Me traías comida y nos curabas las heridas” tararea contenta “Creo que yo debería agradecerte a ti”

Draco solo negó sin intentar comprender a la extraña Luna Lovegood. Le deseó lo mejor y abandonó Australia al siguiente día temprano.

Dejó el continente de Oceanía para ir a América. Se quedó sin palabras al no tener problemas en conseguir con traslador por su pasado como preso y terrorista.

En Estados Unidos, se dejó sumergir por el mundo muggle por completo.

Cumplió veintidos celebrando en un bar, donde terminó besándose con un extraño por primera vez. Se sintió tan vivo que comenzó a besarse con diferentes personas cada que salía.

Consumió demasiadas cosas en New Jersey. Se emborrachó en los bares gays de dudosa salubridad y bailó en muchas mesas canciones de Britney Spears, Christina Aguilera y otras divas del momento. Comenzó a usar ropa muggle muy apretada y se tatuó las fechas de sus padres en su mano derecha. Pero eso solo era un breve resumen de su vida en Estados Unidos.

Las fiestas de cierta manera llenaron su vacío más que sus amigos, así que comenzó a ir a demasiadas. Creía que podría vivir así por mucho tiempo. Cuando no estaba entre los excesos, la resacas y el malestar físico impedían que se sumergiera en la tristeza y soledad, era perfecto.

¿quién dice que necesitas psicólogo? Por favor, estaba perfectamente bien.

Llegó un punto en el que dejó de llamar a sus amigos. A ignorar cartas. Ignorar su antigua vida.

Hasta que un día fue demasiado. Comenzó a notar que no era suficiente, así que pasó los límites y terminó despertando en el bosque sin memoria más que de él con una tarjeta creando rayas.

Vomitó demasiado en aquel bosque desconocido. Sentía que le faltaba la respiración. Lo último que vio fue a un ángel en medio de esa oscuridad. Una dama de cabellos casi blancos como su piel y una luz saliendo de lo que parecía ser una varita.

Despertó en el hospital mágico de Australia.

El medimago le comunicó que, si no fuera por la extraña bruja que le trajo hasta el hospital, hubiera muerto con sobredosis y que necesitaban comunicarse con su contacto de emergencia, porque tenía un severo caso de agotamiento de magia que no se podían explicar.

Draco sí podría. Aparecerse desde un bar en los Ángeles hasta cualquier bosque de Australia implicaba demasiada magia y él no era Harry Potter para hacerla sin sufrir consecuencias.

Draco no dijo nada. Ningún nombre salió de su boca. El medimago lo dejó porque se comenzaba a molestar y dejó que la extraña entrara.

Era Luna Lovegood.

Perfecto, en su trance viajo al bosque donde volvió a ver a Lovegood. Joder.

“Hola, Draco Malfoy” saluda la mujer con una sonrisa “Que encantador verte de nuevo despierto. Fue interesante como tu aura se descontroló por la madrugada en la que apareciste. Rolf no me lo creía”

“Lovegood, deja de ser extraña por una vez y vete” gruñe Draco, quitándose la almohada de detrás de la cabeza para cubrirse la cara y así tratar de olvidar que casi muere.

Imbécil.

Podría fumar un poco de hierba para calmarse.

“Tú también eres extraño” responde Luna “Puedo ver como en tu aura hay muchos lazos, pero tú los estas cortando ¿eso no es de extraños? Las personas buscan amor, pero parece que tu estas huyendo” hace la observación, tomando asiento.

“Lovegood, de verdad” se saca la almohada de la cara “Para, te juro que no estoy para esto. Solo” se lleva la mano a los ojos “Déjame, quieres. Me hubieras dejado morir en ese bosque” dice lo último porque era lo único que deseaba.

“¿Por qué quieres eso?” pregunta la bruja con una voz tranquila.

“No sé. A veces siento que mejoro, pero, luego me hundo. Yo no” se sienta para cubrirse mejor la cara “Yo no sé lo que realmente quiero. No sé… no sé porque estoy así. Theo perdió a su madre y está perfectamente bien. Neville tiene a sus padres en San Mungo y está bien… Potter… solo quiero estar bien”

Luna no dice nada, eso permite que Draco siga hablando.

“Me fui de casa donde estaba mejorando porque cuando Neville se fue de la academia me derrumbé. Me di cuenta que estaba dependiendo demasiado de ellos, estaba creando una vida estable con persona que también tienen vidas propias, deseos propios. Me fui por eso, porque tenía miedo seguir construyendo algo así para que cuando ellos decidan irse, volviera a quedar en nada” comienza a sobarse la cara para evitar llorar “Pero ahora que estoy completamente solo, casi termino con mi vida ¿por qué? ¿De qué sirve seguir si no puedo solo?”

“Pero no necesitas estar solo para sanar” responde la bruja cuando Draco ya no dice más “Puedes sanar con amigos y como dices, construir tu mundo seguro con ellos dentro o no. ¿no pensaste en ir con un psicólogo? A veces, no necesitas solo amigos, sino mucho más. Mamá decía-“

“¡Que no estoy loco! ¡Soy un jodido Malfoy! ¡No solo estoy chiflado como los Black!” grita mirando colérico a Lovegood “¡Dejen de decir que necesito uno! ¡No quiero!”

“Oh, Draco” dice Lovegood con tristeza “¿Quién dice que los psicólogos son para locos? Ellos son más como un guía para que te comprendas y superes tus problemas emocionales. Nosotros podemos seguir viviendo con toda la carga emocional, pero si nunca la superamos estamos desperdiciando lo que realmente significa vivir. Tú solo estas sobreviviendo, Draco, y eso no es bueno”

Draco se queda callado.

“Tus padres seguramente quieren que vivas, pero tú solo sobrevives día a día. Vivir implica también ser feliz. La vida es un carrusel de emociones, no puedes quedarte siempre en la tristeza”

“No quiero ir a un psicólogo”

“¿Entonces cómo quieres vivir? No puedes solo y no somos expertos como para ayudarte a reconocerte y aceptarte, Draco” responde Lovegood por primera vez frunciendo el ceño, sorprendiendo a Draco “Ellos son guías, están ahí para escucharte y darte consejos que realmente te ayuden a avanzar. Tú puedes decirles tus problemas a tus amigos, eso es dulce y una perfecta muestra de confianza, pero solo con un profesional podrás realmente escuchar lo que necesitas para tú por tu cuenta sanar de forma correcta”

Draco se queda callado.

“Además, las drogas no son bonitas” hace una mueca.

“No, no lo son” responde, pero en su mente está deseando un vaso de vino “Creo que jodí más mi cerebro”

“Pero el cerebro es un órgano, los órganos sanan con el tratamiento temprano”

“Creo que el mío ha sido muy tardado” contrataca Draco.

“Pero nunca es tarde” responde Luna sonriente “Jamás será tarde si realmente quieres vivir. La vida es hermosa, llena de cosas maravillosas. Podríamos ir a explorar los bosques de Australia” ofrece con cariño.

Draco solo ríe y niega, se limpia la nariz y nota cuanto le dolía.

“Que encantador, ya no tienes tantos torsoplos como antes. Buen augurio”

“Creo que iré al psicólogo” responde Draco.

Luna aplaude.

“Gracias, Luna” dice sincero Draco.

“¿Por qué? Solo dije lo que necesitabas oír” dice simple Luna “A veces necesitas más de una perspectiva para encontrar una salida”

“Creo que comenzaré a sanar de forma correcta en Londres, de donde no debí salir”

“No digas eso, a veces uno necesita vivir estas experiencias para crecer” lo regaña Luna con dulzura “Bien, vamos a Londres. Avisaré a Rolf”

“No es necesario”

“Me siento más tranquila si te dejo con alguien responsable” responde honesta la bruja.

Draco jamás la había visto tan despierta como en ese momento. Tal vez sí había asustado a la pequeña bruja que conoció en los calabozos de su mansión.

Draco es abrazado fuertemente por Pansy, mientras Tory agradece a Luna por traerlo a casa sano y salvo. Millie se encarga de llevar la maleta de Draco a su antiguo departamento del Londres muggle. Neville estaba usando ropa formal, lo que significa que estaba dando clases cuando le avisaron que Draco había aparecido luego de un par de meses desaparecido. Blaise usaba su ropa de aprendiz de medimago, así que él también había dejado sus clases solo por él. Theo era el único en pijama que estaba viendo todo con los brazos cruzados.

“Draco Lucius Malfoy Black, nunca más me vuelvas a hacer eso, imbécil sin corazón” llora Pansy “Pensé lo peor, Potter se volvió loco cuando fuimos a pedir ayuda porque no sabíamos dónde estabas. Te buscó, dijo que estabas en los Ángeles y al siguiente día simplemente desapareciste cuando él fue a buscarte para traerte a casa”

“¿Qué?” dice sin palabras Draco, mirando a su amiga.

“¿Qué querías que hiciéramos? Te dimos tiempo para que volvieras a llamar, pero simplemente no dabas señales y, Draco, teníamos tanto miedo” explica Tory triste.

“Yo fui quien fue a pedirle a Harry que te trajera a casa” se mete Neville enojado “Porque sabíamos que no podrías solo, pero necesitabas esto”

“¿No confiaban en que sanaría por mi cuenta?” pregunta Draco sintiéndose herido porque era verdad.

“Draco, yo necesité terapia para superar la muerte de Ginny, una de mis primeras amigas” gruñe Millie “Claramente tú necesitarías con todo lo que viviste, idiota. Pero de nada serviría que te llevemos obligado, no funciona si no lo quieres”

“Millie fue quien nos dijo que te dejáramos ir” dice furiosa Pansy “¡Nunca te hubiéramos dejado ir solo si hubiéramos sabido que te ibas a desaparecer de esa forma!”

Sus amigos claramente no sabían de las drogas, eso fue lo que más le dolió a Draco. Saber que no solo sus amigos tuvieron razón en creer que no podría solo, sino que casi muere por elección. El eligió consumir tanto esa noche.

“Pensé que su cerebro de segundo lugar de nuestra generación era un seguro a que no haga idioteces” gruñe Millie mirando molesta a Pansy “No voy a pelear, tuvimos ya esta charla. No sabes cuanto me arrepiento”

“Lo siento” dice Draco viendo como sus amigas peleaban por su culpa “Los siento. Iré al psicomago, tienen razón. Necesito uno y quiero tomarlo aquí en Londres”

Draco no se espera que todos lo abracen, hasta un Theo incomodo. De la fuerza, Draco deja de tocar el suelo al ser alzado.

“Estarás bien, Dray” dice Tory.

“Estaremos aquí, Draco” añade Millie.

“No volverás a salirte de mí vista” gruñe Pansy.

Draco es llevado por todos a dentro. Luna y su novio Rolf Scamander son invitados a comer por parte de Millie.

Draco es llevado por Pansy al baño a darse una ducha, arreglarse y ponerse lindo. Pansy nota las huellas en el brazo de Draco, pero solo dice que con ungüentos mágicos podrían eliminar las marcas de agujas como la marca en su mejilla en esos días tan oscuros desde que salió de Azkaban.

No había sido juzgado, eso tranquilizó a Draco.

Harry llegó diez minutos después.

Draco se quedó completamente inmóvil cuando volvió a ver a Harry luego de tanto. Un Harry Potter de veintidós años tenía puesto el uniforme de jefe de aurores, tenía ojeras muy marcadas y un ramo de flores en la mano que parecía levemente maltratadas por haber corrido por las calles de Londres.

“Draco” dice tratando de recuperar la respiración.

Draco se levanta, no iba a tener una conversación con Harry entre todos sus amigos. No iba a ser víctima de Millie con sus bromas o las insinuaciones de Pansy de comprarse bragas cuando nunca pasaría.

“Quieres hablar Potter, sígueme” dice con la cabeza en alto.

Las viejas costumbres del viejo Draco Malfoy siempre regresaban cuando se trataba de Harry James Potter Evans.

Draco lo lleva al balcón donde tuvo su primera conversación con Millie. Deja el aire de Londres enfriara su nariz lastimada.

“Draco” repite Harry, como si decir su nombre lo calmara.

“Sí, ese es mi nombre. No lo gastes” responde Draco serio, antes de suspirar y darse vuelta.

Es abrazado por Harry. Draco se queda quieto al sentir como la magia del héroe del mundo mágico lo encierra en una burbuja de protección que no sabía que tanto necesitaba.

“Tuve tanto miedo” dice Harry apretándolo más “Hermione me dejó en claro sobre los procesos de luto cambiaban para cada persona, pero mierda. Te extrañaba tanto, pero quería que sanaras a tu manera y si era manera no era conmigo, lo aceptaría” dice dolido.

Draco lo abraza fuerte. Lleva su nariz al cuello de Harry y aspira. Se siente aliviado de que no jodió sus sentidos del olfato y deja que el perfume de Harry lo embriagara.

“¿Dragón?” pregunta Harry a la falta de respuesta.

“Solo quiero… abrázame, Harry” pide necesitado de ese cariño.

El héroe del mundo lo sujeta mejor, como siempre debió ser.

Draco no sabe cómo, pero se queda dormido entre esos brazos. Demasiado afectado por las secuelas del agotamiento mágico y la sobredosis.

Al levantarse, las flores que Potter trajo estaban en su habitación junto a una carta y una caja.

Millie explica que Potter tuvo que regresar al trabajo. Pansy no hace insinuaciones como esperó, solo le mencionó que Potter había sido quien sacó una cita con uno de los mejores psicomagos de la región solo por él.

“Pansy” pregunta Draco “¿Tú crees que Potter realmente siente amor por mí?” le pregunta a la bruja más experta que conoce en esos temas.

Pansy parpadea y lo mira como si hubiera perdido la cabeza.

“Olvídalo, tienes razón. Jamás sería competencia para Ginevra Weasley” responde triste.

Millie es quien golpea la mesa.

“Escúchame bien, Draco Malfoy. Nunca más vuelvas a decir esta estupidez. Deja a Ginny descansar en paz, ella nunca fue tu competencia. Tú tienes a Harry Potter comiendo de tu mano desde siempre, solo que eres un idiota que le gusta sufrir y vivir en la negación”

Draco mira a Pansy y ella rueda los ojos.

“A veces me olvido que perdiste mucho de tu adolescencia con los mortifagos. Sí, Draco. Potter no solo está enamorado de ti. Fue capaz de asustar el mismísimo ministro de magia para que te quitaran la condena. No solo te ama, es capaz de quemar el mundo por ti ¿bien? Así que ahora acepta que tienes al héroe del mundo bajo tus pies y haz algo de una jodida vez, que me está comenzando a dar pena”

Draco mira a Tory y ella bufa.

“Si ellas dos no te convencen, no mereces mis palabras. Acéptalo de una vez, Draco. Harry Potter siempre fue para ti”

Draco solo regresa a su cuarto. Mira las flores y comienza a reír. Su corazón late demasiado rápido, se apresura a abrir la carta y suspira enamorado al ver la letra de Harry. Siente que era la primera vez que lloraba de alegría en mucho tiempo.

Últimamente lloraba por todo.

 

Querido Draco:

Hola, espero que no te moleste mi carta.

Solo quería escribirte, porque en verdad te extraño, Draco. Sé que sonará tonto, porque como tú dices, nunca fuimos amigos, pero quiero serlo. Quiero ser todo para ti, solo si tú me dejas.

Hermione dice que salir ahora es apresurado para ti y tiene razón. Jamás haría algo que te asustara, ya aprendí mi lección cuando te fuiste de Londres luego de lo que te hice en mi oficina, lo siento. De verdad no sabes cuanto lo siento.

No volverá a pasar. Iremos a tu ritmo, solo si tú quieres darme esa oportunidad.

Te amo, Draco. Te lo quería decir en el juicio, pero no lo pude hacer. Sé que piensas que no es algo que un Gryffindor haría, pero no quería decírtelo y que te vayas a ese lugar. En primer lugar, me molestaba que no haya logrado salvarte de ese lugar. Lo lamento de nuevo, pero creo que, si te hubiera salvado, hubieras estado cuando atacaron en tu mansión.

Así que mi consuelo es ese. Azkaban te protegió hasta que descubrimos todo lo que pasaba.

Si te digo con esta carta que te amo, es porque quiero que sepas que voy en serio. Quiero que tú me conozcas, porque yo siento que conozco todo de ti. Salgamos si tú quieres. No lo hagamos, no importa. Seré feliz con lo que te haga feliz.

Te amor, siempre te lo diré.

Con amor,

Harry J. Potter.

Pd. En la caja está tu varita. Todos estos años usando la varita de tu madre. Es momento que tu varita regrese a ti. Espero que la uses. Ella es mucho más útil en tus manos.

 

Draco comenzó a reír de felicidad. Abrazó la hoja y corrió a escribirle. Cada letra salió apresurada. Iba a decir que lo amaba, que quería todo… pero luego, a mitad de la carta, los pensamientos intrusivos de su mente agriaron el momento.

No podía hacerle esto a Harry. Estaba demasiado roto.

Arrugó el pergamino y lo tiró a la basura, inició otro siendo sincero.

 

Querido Harry:

Tu carta fue hermosa, lo admito, pero no puedo.

Estoy demasiado roto como para ser suficiente para ti. Quiero primero sanar para poder darte lo que mereces, porque para mí tú eres más de lo que merezco por todo lo que hice en mi pasado. Lo lamento tanto.

No te pediría que esperes, porque no sería justo para ti.

Espero que seas feliz.

Con amor,

Draco L. Malfoy

 

Envió la carta con la lechuza de Pansy y se quedó viendo cómo se alejaba. Se sentó despacio en el suelo y se abrazó.

Estaría bien. Iba a vivir.

Abre la caja con la varita. La examina y nota un pequeño tallado en la parte del mando en forma de corazón. Mete en la caja la varita de su madre y piensa en la posibilidad de visitar nuevamente el panteón Malfoy para enterrarla junto a su dueña.

Las primeras sesiones fueron incomodas. La psicóloga era muy amable, atenta y no lo veía como el resto de magos. Nunca se sintió juzgado o burlado. Era muy cálido el lugar, pero no eran sus amigos.

Y Draco era pésimo abriéndose con extraños, por no decir que era un desastre.

Las sesiones las pagaba Harry. Draco quiso quejarse, pero Pansy solo dijo que dejara al pobre hombre hacer lo que quisiera para que esté bien. Draco no lo entendió, pero tampoco quería enviarle una carta a Harry luego rechazarlo. No quería ilusionarlo por la carta y que viera que solo era un reclamo.

Su siguiente carta sería pidiendo una cita. Si él aceptaba, sería porque sí estaban destinado a estar juntos.

Las sesiones comenzaban a la hora, siempre puntuales como reloj suizo. Draco a veces llegaba temprano para evitar que su mente tuviera excusas para faltar.

Ahí conoció a un Hufflepuff de su edad.

Justin Finch-Fletchley.

Su psicóloga para tratar sus problemas para socializas le había aconsejado conversar con otras personas que no sean sus amigos. De esa manera, podría descubrir por su cuenta que el mundo no era tan hostil. Draco al principio creyó que era ridículo, pero también le había mandado a externalizar sus emociones más reprimidas en un diario. Las dos cosas las hizo, así que ¿por qué no esa?

Su psicóloga le había menciona sobre su pérdida de identidad o deseos reales de vivir debido a la perdida de sus padres. Le habló sobre todos los síntomas graves de un complicado duelo como era el sentir un vacío emocional, la falta real de objetivos propios para vivir o la depresión severa que lo llevó a ir con un psiquiatra para tomar antidepresivos. Una mierda, pero así de jodido estaba.

El consumo de drogas hizo que su caso se agravara y aumentara sus meses de terapia. Al menos no lo internalizaron por su depresión o sus claras adicciones que desarrolló.

Tuvo que vivir con Tory, porque la psicóloga dejó en claro que no podía estar solo. Cuando más avanzaran, podría revaluar la posibilidad de estar solo.

Sus amigos también tuvieron que tomar responsabilidad. Fueron guiados para saber cómo tratarlo por cualquier situación.

Draco realmente tenía bastante control a pesar de estar en un estado mental tan lamentable.

Volviendo con el Hufflepuff. El pobre se veía fatal y estaba solo como Draco.

Sintió lastima por el pobre mago.

Al principio, era incomodo. Porque el muchacho también había sido una de sus víctimas. No como Longbottom, pero sí llegó hacer llorar al tejón.

Ahora sí sentía culpa. Demasiada, pero tampoco se pondría a lloriquear. Tenía bastantes problemas como para que eso lo quebrara más.

Las veces que coincidían eran pocas, pero suficientes como para que la incomodidad se transformara en indiferencia. 

Hasta que Draco consideró usarlo para practicar los ejercicios que le dejó la psicóloga.

Así esa vez que lo vio, se sentó a su costado y vio al pobre tejón temblar totalmente aterrado.

“No te haré nada, deja el dramatismo” rodó los ojos Draco “Estamos igual de jodidos, entre rotos debemos cuidarnos” responde simple.

“No, no quiero hablar contigo Malfoy” dice el pobre chico con temor “Ya no te tengo miedo” repite, aunque parecía todo lo contrario.

“Por supuesto, se nota claramente que no me tienes miedo” dice sarcástico “tiemblas de la felicidad”

Sí, se estaba yendo al carajo su ejercicio. No lo podían culpar, al menos lo estaba intentando.

“Déjame en paz” chilla el pobre chico.

Draco solo suspiró.

“Sí, no vine a molestar” dice “Solo es curiosidad. Podríamos intercambiar traumas como cartas de presentación” añade en broma.

El pobre chico negó con los ojos cerrados.

Draco solo suspiró y asintió.

No sé alejó, tampoco iba a ser una buena persona sentándose en otro lugar. Eso era ridículo. Solo se levantó cuando lo llamaron.

Cuando cumplió dos meses de terapia. Sus amigos hicieron fiesta. Draco rodó los ojos por eso, ridículos.

Pero fue feliz porque tenía amigos que se alegraban por él.

El alcohol en la fiesta faltó. Solo fueron sus chicos, un pie de manzana que tanto amaba Draco y música muggle.

Así se repitió en su cumpleaños, solo que recibió una caja enorme por parte de Harry. Eso solo hizo de Draco se derritiera.

Dentro de esa caja había varias cosas. La nota decía que por cada mes que esperaba, iba recolectando un regalo que le hubiera dado si hubieran salido. Tan romántico que el pobre Slytherin no comprendía, pero le encantaba.

Lloró cuando vio un retrato de él con sus padres. Lo colgó en su habitación vacía y cambio el ramo de rosas casi secas que solo sobrevivían con su magia. Este nuevo ramo eran narcisos blancos. El peluche grande de un gato negro fue su compañero por las noches en ausencia de un cuerpo cálido que tanto quería cerca.

En las sesiones, su psicóloga comenzó a preguntarle sobre sus padres. Recuerdos felices en específico, pero no pudo. No quería recordar eso.

No podía. Sentía que toda su recuperación se iba a ir por la borda.

Así, cuando salió de la sesión terminó en el parque cerca del lugar llorando abrazado a sus piernas.

Se sentía tan indefenso, pero no podía regresara casa así.

Sintió que alguien se sentaba a su costado.

“¿Estas bien?” la voz de Hufflepuff le sorprende.

Claro, tejones. Estaba en su naturaleza ser amables.

“No” responde. Su psicóloga le había dejado en claro que no podía negar sus sentimientos. Debía aceptarlos para poder superarlos.

“Pensé que dirías que sí” responde el pobre tejón totalmente sorprendido.

Draco pestañeó, antes de suspirar. Finch-Fletchley era un idiota.

“vete” gruñe.

El pobre Hufflepuf tembló, pero negó.

“No puedo, no quiero dejar a alguien así. Podría pasarte algo y… no puedo” dice el pobre chico hecho un manojo de nervios.

Hufflepuff y sus deseos de ayudar.

“Escucha, solo quiero sentirme patético porque no puedo superar la muerte de mis padres ¿bien? Déjame en paz” gruñe mirando mal al pobre chico castaño.

Finch-Fletchley se quedó quieto. Parecía que las palabras de Draco golpearon en un punto sensible para adulto, por la forma como parecía que se sumergió en un letargo emocional por como tenía la mirada perdida y había adquirido un rostro libre de emociones.

“Yo también perdí a mis padres” dice en un hilo de voz “hace seis meses, en un accidente de tránsito”

Draco parpadea por eso. Deja de abrazar sus piernas para hacerse a un lado. El hufflepuff se sienta y es él quien abraza sus piernas esta vez.

“Mierda” dice Draco “Por eso vas a terapia”

“Sí… ellos, fue mi culpa. Yo me mudé a otro país para estudiar alquimia. Ellos querían que me quedara en la ciudad estudiando una carrera muggle, como ellos. A mamá nunca le agradó que fuera un mago” cuenta.

“¿qué? Ser mago es un milagro para ti por tus orígenes” gruñe Draco “Ella debió estar agradecida de tener un hijo como tú. Cuantas enfermedades que pueden evitar con tu magia”

El tejón baja la mirada mientras hace una mueca.

“Pensé que dirías algo más hiriente, por lo de tu familia siendo… seguidora de quien-no-debe-ser-nombrado” murmura.

Draco entiende. Cualquier persona con neuronas funcionales pensaría eso de él.

“No, aprendí a la mala. Digo, tampoco es que sea amigo de un nacido de muggles” mira al tejón “Sin ofender. Solo dejé de creer que son menos”

Finch-Fletchley lo vea antes de reír y luego abrir los ojos para hacerse más pequeño.

“Perdón, no me quería burlar” dice asustado.

Draco suspira. No sabía cómo tenía tanta paciencia para tratar con un ser tan débil. Ni él con sus padres muertos llegó a ser así. Seguía conservando su carácter de mierda. Lo hermoso compensaba tantas imperfecciones que tenía.

“Va, deja de parecer un cervatillo asustado” gruñe “Tienes ¿Cuánto? ¿Veintitrés? Deberías tener más carácter”

“Siempre le tuve miedo a todas las cosas, por eso cansé a mis amigos” dice triste “Comenzaron a ignorarme en tercero. Cuando me petrificaron, me volví más cobarde y se cansaron de soportarme. Solo se contactaron para ver que no me matara y me metieron a estas terapias” comenta.

“Hasta en las mejores casas tienen basura humana” comenta Draco mirando al pobre chico “No eran tus amigos, si te dejaron. Créeme, sé sobre buenos amigos” no quiere, pero presume de sus chicos.

Era afortunado y no iba a ser un imbécil que no lo reconozca.

“Me alegro por ti” comenta con una sonrisa cálida “¿Cómo murieron tus padres?” pregunta inocente.

Por supuesto, era un mago nacido de muggles. Tal vez no era como Granger que decidió quedarse entre magos por sus amigos y su novio. Tal vez regresó a su hogar y se desconectó del mundo mágico en esos meses donde no se dejaba de hablar de la caída de la poderosa familia Malfoy-Black.

“Los asesinaron” comenta agrio “Ellos murieron con la maldición asesina, la que nos enseñaron en cuarto año”

El tejón parece ponerse verde.

“Eso es… Dios, lo siento tanto” comenta honesto.

“Sí, yo también lo lamento. A veces creo que es mi culpa” comenta.

Si tan solo hubiera sido cruel como su tía y hubiera matado a esas personas, sus padres hubieran vivido, porque no existiría persona que crea que son mejores para enfrentarlos. Si no se hubiera mostrado débil, tal vez…

“No, decir que es tu culpa le quite responsabilidad a esos asesinos” esas palabras sacan a Draco de sus pensamientos “Si buscas culpables, maldice a esos asesinos. Yo si estuviera en tu lugar… yo los maldeciría. Culparme es quitarles responsabilidad a personas crueles ¿no?” dice lo último bajito y con temor.

Draco jamás lo vio así. Lo mira por un largo tiempo y asiente.

“Sí, quien viera que los Hufflepuff pueden almacenar odio” comenta porque así evitaba abrirse con un desconocido.

El tejón parpadea y sonríe al notar que era una broma. Asiente.

“Mi mamá solía decir eso cuando le conté sobre mi casa y me molestaba” comenta con una sonrisa.

“Mi madre solía decir que los Hufflepuff eran tiernos” dice sin pensar, imaginándose a su madre joven mientras le contaba sobre las casas “Cuando comencé a tener manifestaciones de magia, ella siempre iba en las noches a contarme sobre el niño-que-vivió, Hogwarts y las casas. Ella estaba segura que terminaría en Slytherin pero que si estaban en otra casa estaría bien mientras fuera feliz”

“Tu madre suena maravillosa” halaga el hufflepuff.

“Ella era la mejor de las madres” comenta.

Pasan minutos en silencio. Draco en ese tiempo se da cuenta que pudo hablar sobre su madre sin que doliera, es más, sentía tanta calidez en su pecho que jamás creyó volver a sentir. Era como si sus padres siguieran vivos.

Le gustaba, no había dolor.

“Creo que tendré mucho que decir mañana en terapia” murmura, pero es escuchado.

“¿Por qué?” pregunta el Hufflepuff.

“Nada. Tengo que ir a casa o comenzarán a buscarme y lo último que quiero es que llamen a Harry” murmura pensando en cierto Gryffindor.

“¿Harry Potter? ¿Tú eres amigo de Harry Potter? ¿No eran algo así como enemigos?” pregunta totalmente asombrado.

Draco ríe. Piensa en la carta deHarry.

Si tenía a Harry Potter completamente enamorado de él, ¿por qué no ver a un Hufflepuff como un potencial de amistad? Así, estaría cumpliendo con el ejercicio de su psicóloga.

“Me caes bien” decide ignorar sus preguntas y alzar su mano “Soy Draco, un gusto”

No dice su apellido. No es que no quisiera, pero creía que era mejor así.

“Justin” dice nervioso, aceptando su mano.

“Nos vemos mañana Justin” responde Draco, alejándose.

Así, con esa conversación, pudo hablar sobre los recuerdos que tenía con sus padres y antes de cada sesión hablaba con el tembloroso Hufflepuff. Era tierno, endulzó el corazón de Draco.

Cuando supo que el chico vivía solo, a pesar del que psicólogo había también recomendado que esté acompañado, Draco se lo llevó a su departamento con Tory.

Draco cumplió un año de terapia.

Todo era tan diferente. El vacío había disminuido bastante gracias a la ayuda de la psicóloga con las sesiones y las tareas. Su mayor meta en esos momentos era volver a ir a la tumba de sus padres. Luego, tratar de celebrar los aniversarios como todos y no solo ignorarlo. Eso era parte de la aceptación que debía tener. Un duelo sano.

Justin también mejoró. Los dos convirtiéndose en una especie de ayuda mutua. No eran mejores amigos, pero Draco veía al tejón como un hermano menor al cual cuidar. Tan dulce y temeroso.

Justin se enamoró de Tory.

Draco se burlaba de eso. A veces mencionando la diferencia de edad de dos años entre ambos, provocando que Justin se aterraba de ser visto como una especie de aprovechado, lo cual dejaba ver claro su buen corazón.

Todo un rollo de canela.

Su fiesta de veinticuatro años estaba cerca. Iban a celebrarlo como siempre. Nada exagerado y con las personas que Draco quería.

Neville y Theo confirmaron que tenían una relación. Draco se sintió el mejor cupido de todos, así que ahora iba detrás de Tory y Justin. Nadie podría estar soltero con Draco Malfoy.

Con respecto a Potter. Draco dudaba demasiado. A veces solo quería enviarle una carta, pero luego se arrepentía porque creía que era demasiado pronto.

Así que le pidió ayuda a Justin.

Era un Hufflepuff, tal vez daba buenos consejos.

No funcionó, el chico era pésimo en el amor y Draco solo se sintió identificado, aumentando su cariño fraternal con el muchacho.

Habló con Pansy y ella gruñó sobre como torturaba a Harry. Draco le cortó la llamada porque su psicóloga le había dejado en claro que debería cuidarse mucho más y dejar todo lo que le lastimara. Pansy no trataba de ser cruel, pero pico una herida que Draco tenía. La culpa de rechazar a Harry siempre dolería hasta que le enviara una carta pidiéndole salir.

Millie fue más sabia. Se rió al principio, pero luego le dijo que debía invitarle a su cumpleaños. Draco consideró ese un buen paso.

Dejar que Harry entrara a su vida así. Con amigos. Nada tan íntimo.

Ahora, el problema era redactar la carta.

Draco se la pasó mirando el pergamino por un largo tiempo. Gruñó molesto cuando notó que el miedo no le dejaba ser honesto.

¡Joder!

Era Draco Malfoy. No podía dejarse ganar por una estúpida carta. Iba a invitar a Harry Potter a su puta fiesta, lo besaría, aunque tenga que acabarse todo el ponche de frutas, porque el alcohol seguía estando prohibido para él.

Tal vez nunca más vuelva a tomar.

Querido Harry:

Me dirijo a ti luego de un año desde la última vez que nos vimos para invitarte a mi fiesta de cumpleaños en mi departamento en Londres.

Me encantaría tenerte como invitado. Hablar si es posible.

No hay mucho que decirte a través de palabras, así que lamento no darte una carta extensa como tú me diste una con esas hermosas flores.

Con amor.

Draco L. Malfoy.

La fiesta llegó.

Millie se encargó de la decoración y la música, siendo la única que se aclamaba tener buen gusto.

Tory y Justin prepararon la comida. Tory estaba encantada con tener a alguien que apreciara un buen platillo. Draco sentía como sus bebés estaban creciendo.

Sí, veía a Tory y Justin como sus bebés. Hermanitos pequeños que conocen el mundo bajo su ala, aunque Tory viva con él para evitar alarmas de posibles suicidios.

Pansy fue quien se encargó de ponerlo más bello. Le aplicó brillo dorado en los ojos y alabó su elección de ropa muggle de jeans y un top que dejaba ver su ombligo. Ella le peinó el cabello y lo cortó en capas solo porque Draco dijo que quería causar impacto. Usó el anillo de Lord de su padre en una mano y en la otra la de su madre. Así los tendría consigo. Destacando junto al esmalte verde con brillos dorados que había aprendido a aplicarse.

Su primer cumpleaños que lucía tan brillante.

“Te ves feliz” comenta Pansy mientras colocaba adornos en su cabello con rizos definidos en las puntas.

“Lo estoy” responde sincero Draco “Gracias Pansy, por jamás abandonarme”

“No tienes que agradecer nada. Te amo, Draco. Tú debes tener el crédito de todo. Luchar por vivir a pesar de sentirte como la mierda. Fuiste valiente” Pansy se rompe y lo abraza “Eres nuestro dragón valiente”

Draco se deja abrazar. Se mira al espejo por primera vez se ve a él mismo, como era antes. Un joven brillante, feliz y hermoso.

Iba a comenzar a cuidarse más. Arreglarse para salir como antes.

“Sí” dice apretando el brazo delgado de su chica “Creo que debemos salir. Ya habrá llegado Neville con Theo o Blaise y su novia”

Pansy le besa la cabeza y los dos salen.

Millie lo abraza y le susurra que cierto Gryffindor estaba en la sala esperando. Draco siente que podría desmayarse, pero camina con dignidad a la sala.

Cabeza en alto. Todo un Malfoy.

“Draco” dice Harry quedándose sin respiración en el proceso.

Draco se sintió derretir con esa reacción. Su autoestima subió más. Podría volver a ser el egocéntrico y narcisista que fue si Harry seguía viéndolo de esa manera.

“Harry” saluda. No sabe cuándo comenzó a ser Harry, pero no retrocedería “Hola”

“ten, te traje flores” dice avergonzado.

Torpe. Tierno.

 “Gracias” responde encantado respirando las rosas rojas.

El reemplazo de los narcisos marchitados.

“Ven, vamos” extiende su mano.

Harry rápidamente la toma. La aprieta para asegurarse de que todo era real.

Draco lo guía a la cocina, donde Justin corre a abrazarlo sin notar que Harry estaba atrás.

“Dray, dile a Tory que el pudín para Luna está bien ¡No debemos dar mucho para que sea delicioso!” grita rojo de la vergüenza, mirando a una Tory con los brazos cruzados.

“Draco, dile a este tejón que no se trata de mucho. Es perfeccionismo. Somos chef, no cocineros callejeros” gruñe.

Draco arrulla a un Justin lloroso. Suelta a Harry para abrazar a Justin.

“Tory” regaña como una madre hablando con su hija “Discúlpate con Justin. Él le quiere dar un pudín como a Luna le gusta” explica, conociendo a su Luna tan sencilla y risueña.

“¡Dray!” chilla Tory.

“Astoria” repite más serio.

“Disculpa, Justin” responde Tory con los brazos cruzados.

“¿Ves? No moriste, ahora dejen de pelear”

Justin deja de abrazarlo, pero se queda petrificado.

Draco frunce el ceño. ¿quién se atrevía a asustar a su pollito de color?

Se gira y siente un calor en el vientre al ver la mirada más intensa que jamás creyó ver en el héroe del mundo mágico. Harry Potter estaba matando con la mirada a su tejón.

No podía molestarse. Se estaba calentando.

“Justin, creo que es mejor que vayas con Tory” murmura.

Justin huye y se esconde detrás de una burlona Astoria.

“Hey, león. Deja de asustar a mi tejón que es medio zarigüeya” le dice burlón “Ven, quería que vieras el pastel, pero creo que por el bien de la presión arterial de Justin será mejor que vayamos a otro lugar”

Harry se sonrojó, pero asintió para ser ahora él quien sujetara su mano y la besara.

Volvió a derretirse.

No importa que Harry sea más bajo que él, simplemente Harry era demasiado para Draco.

Los dos caminan de vez en cuando apretando la mano para asegurarse que era real. Terminan nuevamente en el lugar donde tuvieron su última conversación. Draco suelta la mano de Harry y se apoya en el barandal para respirar el aire del verano en Londres con las nubes igual de grises, pero por alguna razón sentía que era un día soleado.

Bueno, tal vez era porque tenía a su sol al lado.

“Ven, hablemos” dice.

Harry se apresura a ponerse a su costado mirándolo solo a él mientras Draco miraba los techos de las casas de Londres con paz.

“Creo que decirte que estoy listo y esperar a que me aceptes sería demasiado” comienza Draco “Pero es la verdad, no quería que lidiaras conmigo el año pasado. Tú no mereces a alguien así, siendo tan… Potter. No solo por ser el héroe de una guerra, sino por como eres. Tienes un gran corazón, Harry. Sufriste demasiado, no quería ser parte de ese sufrimiento más de lo que hice en la escuela”

“Draco, con todo respeto. Pero creo que yo soy quien debería ver eso. Tú jamás serías una carga. Si crees eso, es porque no me conoces realmente” dice serio “Pero podrías conocerme”

“¿Por qué me amas? ¿Por qué dices que me conoces bien?”

Harry parpadea. Observa a Draco y sonríe con cariño.

“Digamos que estuve obsesionado contigo en sexto año” dice avergonzado “Y digamos, en un escenario hipotético, que te seguía a todas partes. Que hipotéticamente, me aprendí todos tus horarios y notaba hasta cuando dejaba de brillar tu cabello”

Draco se quedó sin palabras. Abrió la boca, pero nada salió.

Jodido Harry acosador Potter.

“No me mires así. En ese entonces creía que era porque sospechaba de ti” balbucea “Luego, cuando te llevaron” dice agrio por esos recuerdos “Joder, no era lo mismo. Dejaste un vacío difícil de llenar en la mesa Slytherin y en mí. Ginny” Draco frunció el ceño por escuchar como Harry nombraba a esa bruja “Se cansó de mí y me gritó que era claro que me gustabas. Algo sobre que mi cicatriz no solo estaba marcando mi frente, sino mi cerebro. Lo que sea, sus palabras me dejaron pensando”

Draco se sintió incomodo de querer aplaudirle a esa bruja pelirroja. Si no tuviera tantos celos, tal vez hubiera visto de forma agradable a la única hija mujer de la familia Weasley.

“Y cuando tuve visiones de ti con Voldemort, joder. Solo quería ir a esa maldita mansión y sacarte de ahí. Hermione lo evitó, siempre siendo la voz de la razón. No hubiera sobrevivido un día sin ella”

“Claramente, Granger siempre ha sido la más lista entre ustedes par de trols” no puede evitar comentar, provocando que Harry ría.

“Sí, tienes razón. Creo que me enamoré cuando a pesar de saber que era yo, te negaste a delatarme. Esa valentía, sabiendo que con eso le devolverías estabilidad a tu familia… protegiéndome a mi y de paso a mis amigos. Supe que podría amarte toda la vida y jamás arrepentirme de elegirte como mi esposo. Fuiste tan valiente y leal, pero siendo un Slytherin. Simplemente en mi mente todo lo que creía y pensaba de ti se combinaron para dejarme ver algo que me encantó y nunca más olvidaré”

Draco se sonrojó. Recuerda perfectamente como se odió mirándose al espejo por haber hecho esa estupidez. Elegir al chico que le gustaba por sobre su familia. Fue un idiota enamorado.

“El tiempo con Narcissa, me hizo conocerte más. Ella me contó tanto de ti. Tus gustos, tus aventuras con los pavos. Sí, creo que me gustaría verte bailar un vals o escucharte tocar el piano para siempre. Tal vez si me enseñaras a bailar, no lo harías solo”

Draco mira como Harry le extiende la mano.

“Si me pisas” advierte Draco sin poder mantener su lengua atada.

Harry ríe apenado. Draco acepta la mano y deja que la mano de Harry nuevamente le sujete la cadera.

“Mamá Cissy solo me enseñó lo básico. Ella dijo que era para que no te irritaras cuando me enseñaras el resto” explica recordando a esa bella mujer que llamó suegra aunque en ese momento no era nada de Draco.

Narcissa estuvo encantada.

“Mi madre siempre fue una mujer inteligente. Evitó que te matara a la tercera pisada” comenta pensando en su madre.

No dolía, ya no. Solo la extrañaba y siempre lo haría.

“Bien, bailemos un vals simple. Nada complejo o digno de sangre puras” murmura mirando a Harry “Solo no me hagas caer, son pantalones blancos”

“Jamás, dragón” murmura.

Ambos comienzan a bailar sin música. Draco cuenta los pasos en voz alta para que Harry no se perdiera. La música de la sala comienza a sonar, pero era más movida que el baile lento que ellos estaban haciendo. Solo ellos dos en su burbuja especial llena de amor.

Harry lo hace girar y Draco se deja con el corazón latiendo.

Se pegan más cuando Harry lo jala después de aquel movimiento. Draco lleva ambas manos para sujetar el cuello de Harry. La diferencia de alturas permitía que Draco sea quien se acerque a Harry hasta rozar sus narices en un beso esquimal.

Draco deja de contar. Harry deja de mirar el piso para evitar pisar los pies de su dragón. Solo son el gris y el verde chocando de forma intensa.

Y se besan.

Nuevamente. Luego de demasiados años lejos. Ellos se besan.

El beso es lento, porque sabían que tendrían todo el tiempo del mundo para seguir besándose.

Se separan. Harry deja que Draco apoye su frente contra suya mientras sigue con los ojos cerrados.

“Quiero conocerte, Harry” dice Draco por fin “Si aun no es tarde”

“Jamás será tarde, Draco” corrige Harry apretándole la cintura “Te amo, eso significa que te esperaría toda la vida. Tengo a mis amigos, a Teddy, pero solo quiero formar una nueva familia contigo”

Draco piensa en eso. Él tiene también desea eso. Ya tiene una familia. Sus amigos se volvieron su familia, pero tener algo que venga de Harry sonaba tan encantador.

“Podríamos comenzar con citas” no evita decir.

“Citas” repite Harry.

Draco le da un beso casto. Harry se lo devuelve con mayor intensidad hasta hacerlo gemir.

Millie aparece diciendo que el cumpleañero falta. Le importó una mierda ver a Draco siendo un desastre, se lo llevó a la sala seguido de un Harry tan feliz.

Draco observa a todos sus amigos. Neville y Theo llegan con un enorme regalo por parte de ambos. Blaise le da una bolsa de regalo elegante y cara que tenía esa esencia italiana. Explica que volvió a quedar soltero, provocando que Draco mencionara su falso matrimonio ganándose la risa de todos y un foco explotó minutos después. Draco tuvo que ser sujetado de la cintura el resto de la fiesta por su chiste, no se quejó.

Millie lloró cuando todos comentaron que su elección de música era perfecta. Tory le siguió cuando Luna prefirió su pie de manzana por encima del pudín de Justin, quien aceptó derrotado mirando a Draco, quien negó a abrazarlo porque sentía que esta vez provocaría más al león. No se iba a quejar, estaba encantado, pero no era justo. A él tampoco le gustaría que Harry le hiciera lo mismo.

Luna aplaudió cuando vio las auras de Draco y Harry combinarse perfectamente. Draco infló el pecho y se acurrucó en Harry.

Luego, Millie lo llamó.

Draco besó la mejilla de Harry y siguió a su amiga.

“Draco” dice nerviosa “Sé que es tu momento, pero quería aprovechar que todos estaban para hacerlo. Entendería si tu no quieres. Es tu cumpleaños. Yo podría organizar una cena, pero eso solo me pondría más nerviosa y Pansy lo descubriría y”

“Millie, dilo. Deja de balbucear” corta Draco deseando regresar a los brazos de Harry.

“¿Puedo pedirle matrimonio a Pansy en tu fiesta? Por favor” le ruega.

Draco abre la boca por eso. Se siente tan feliz. Abraza a Millie.

“Merlín, Mills. Sí, ve y ata a esa perra al matrimonio” dice sin pensar, provocando que Millie ría “Hazlo. Vamos. Pero si no soy el padrino, juro que te maldeciré Millicent Valery Bulstrode” amenaza.

“no sé, Neville se ve buen candidato” bromea Millie, provocando un gimoteo indignado. Ella lo abraza y le agradece.

Draco regresa a Harry. Se acurruca con ansioso y observa el espectáculo.

“Pans” Millie entra a la habitación.

Draco quiere gritar, oculta su cara en el pecho de Harry. Si él lo mira raro, no importa. Si quería algo con él debería conocer su nueva faceta de casamentero Malfoy.

“¿Millie?” pregunta Pansy dejando su copa de vino.

Sí, había suficiente confianza en Draco para traer pocas botellas de vino. Draco no tomaba ninguna copa. No volvería a hacerlo.

Millie se arrodilla y saca una pequeña cajita.

Tory grita y comienza a zarandear a un pobre Justin. Blaise silva emocionado y Theo deja caer su vaso.

“¿Me dejarías ser tu esposa?” pide nerviosa la pelinegra de rizos.

El silencio se instala. Pansy deja caer su copa y se derrama el vino por la alfombra.

“¡Mierda, sí!” grita.

Draco es el primero en gritar en celebración. El resto lo sigue con más gritos, silbidos y aplausos. Draco comienza a llorar cuando su Pansy salta a besar a Millie de forma intensa. Mira a Harry, quien solo lo ve a él.

“Bienvenido a la familia de serpientes, águilas y tejones. Solo faltabas tu para completar las cuatro casas” comenta Draco.

“Será un placer siempre ser el león” dice para luego besar a Draco, siendo correspondido.

Draco deja que Harry se quede a dormir, ignorando las bromas de las recién comprometidas. Draco se satisface al notar como Harry llena su habitación con su magia y se llevó al gato de peluche a su sofá. Solo quería al héroe en su cama, nada más.

“Creo que, si me dejas quedarme, no podré irme” bromea Harry cuando Draco sale con su pijama.

“Ese es el plan, Potter” dice usando su apellido para reírse más de Harry.

“Como digas, Malfoy” contesta con el mismo tono.

Se besan, Harry le pregunta sobre cosas triviales y Draco se acurruca entre sus brazos. No saben a qué hora durmieron, pero estaba bien. Harry faltaría al trabajo, aunque no le dijo a Draco que iba a hacerlo.

Draco sale de su sesión con su psicóloga contento, porque pasó toda su hora hablando sobre Harry. Ella le escuchó atenta y le ayudó cuando los pensamientos intrusivos nublaron por momentos su felicidad.

Estaba bien. Podía salir con Harry. No iba a lastimarlo con sus problemas mentales si seguía por ese camino. Iba a tener una buena vida con Harry.

Draco estaba dudoso, pero su psicóloga le aclaró que era normal tener esas dudas. Si no las tuviera, ese sería otro tema.

Draco parpadea cuando ve a Harry afuera usando ropa formal y tenía el cabello peinado como si una vaca lo hubiera lamido. No pudo evitar reír.

“Merlín, Harry” se acerca, sostiene el ramo de jacintos y con la otra mano libre desordena el cabello negro de Harry con cariño “Te ves ridículo así” comenta sin poder evitarlo.

Está enamorado, pero no ciego.

“Hermione” murmura avergonzado.

“Creo que es momento que dejes a la pobre bruja en paz. Si todas nuestras citas tienen que ver algo ella, creo que me enamoraré de Granger” comenta con malicia.

Harry rueda los ojos.

“Claro, enamorarte de Hermione. Gracioso” murmura entre dientes.

Draco mira los jacintos.

“Déjame adivinar, Granger te dio una clase del lenguaje de las flores” huele el ramo.

“De hecho, fue Cissy quien me enseñó” contesta.

“Veo que alguien no está haciendo su tarea” responde burlón Draco, dejando que el calor de saber algo nuevo de su madre lo arrulle. Realmente la extrañaba, pero ya no dolía.

“Claro, tú sabes mucho del mundo muggle” contrataca con una sonrisa.

Draco solo ríe. Era extraño conversar de esa forma con Harry. No esperaba que fuera así. Pensó tener a un manso león, pero parecía que podía responder como un Slytherin. Eso Draco lo sabía. Tuvieron bastantes peleas como para que Draco no sepa cómo se defiende Harry, pero él nunca usó ese sarcasmo con cariño y picardía.

Eso lo enamoraba más.

“¿A dónde me llevarás?”

Harry sonríe. Apunta una motocicleta y Draco siente que morirá. Era tan caliente.

“No sabía que manejabas” dice sincero.

“Dragón, yo también viví mientras tu estabas sanando” responde honesto, jalándolo para acercarlo a la moto “Aprendí con Ron. Él lo dejó y decidió ir por algo más seguro como un auto” se queda callado, pero Draco notó que quería agregar algo más.

“Déjame adivinar” dice con una sonrisa maliciosa “Es igual de pésimo”

“No puedo mentirte” responde fingiendo pena, pero su sonrisa lo delataba.

Draco se carcajea. Llama la atención de las personas. Todos comienzan a murmurar al notar al niño que vivó y al hijo de mortifagos nuevamente juntos.

Draco se siente incómodo. La marca quema en su cabeza, pero la mano morena de Harry lo regresa.

“Ignora. Aprendí a hacerlo, tú también puedes. Eres mucho mejor en esas cosas” lo halaga.

“Podría amenazarlos con ir tras sus bebés” murmura.

“Por favor, no lo hagas” le sigue la broma.

Draco aprieta el agarre.

“Si me dejas caer, mi alma te perseguirá”

“Creí que primero irías a ver a tus padres” comenta Harry con una ceja alzada.

“Por favor, Potter. Poco me conoces. Una buena venganza siempre es mi prioridad. Te joderé un rato, luego iré al más allá a buscar a tus padres para acusarte por provocar mi final cuando finalmente regresaron mis ganas de vivir” revela su plan de venganza con la seriedad que merecía.

Harry solo lo besa encantado.

“Bien, no arruinemos mi reputación con mis padres. Además, no te dejaría caer jamás”

Ambos se suben a la moto. Draco deposita toda su confianza en Harry y el casco que este le entregó.

Harry lo comienza a dejar y recoger de cada sesión. Gracias a sus citas, las sesiones de Draco se redujeron a tres por semana. La psicóloga estaba encantada con Harry Potter por cómo había provocado cambios en Draco.

El mago rubio le contó todo. Como cada cita era tratado como un príncipe. Las conversaciones llenas de bromas que para otros serían pesadas, pero para Draco y Harry compartían los mismos traumas de ser huérfanos. Los bailes en la sala de Draco, porque Harry aún no lo invitaba al lugar donde se estaba quedando.

Draco sospechaba que seguía en la antigua casa de los Black.

También, sobre sus pequeños momentos donde hablaban de sus sentimientos, planes. Harry fue quien lo terminó por convencer para estudiar medimagia, cosa que fue totalmente aplaudida por la psicóloga.

Así, Draco terminó en la misma academia que estudió Hermione Granger, quien había acabado la carrera y ahora atendía en San Mungo en el área de emergencias.

Tory y Justin se mudaron. Ambos diciendo que no querían quedar traumados si seguían quedándose en el nuevo nido de amor entre la serpiente y el león.

Sí, solo faltaba que realmente confirmen su relación.

“Ven” dice Harry usando una ropa formal.

Ese día se cumplía un mes de citas. Draco se puso bonito por eso. No eran novios oficiales, pero eso no hacía menos importante la fecha.

Draco salió de su departamento para darse cuenta que en vez de una motocicleta, estaba un auto nuevo.

“¿Qué?” pregunta Draco sorprendido.

“Sí, quería que sea más especial esto” responde nervioso Harry.

Draco alza una ceja, pero no dice nada. Entra en el asiento de copiloto y observa como Harry maneja con un pequeño tic en los dedos sobre el volante.

Llegan a un restaurante mágico, por las iluminaciones flotantes y el letrero con letra cursiva dorada que tenía brillos propios de la magia. Draco baja y se queda anonadado al reconocer el lugar.

Sus padres solían venir mucho al restaurante. De hecho, su padre le pidió cortejar a su madre en ese restaurante.

Es llevado a una reservación especial lejos del público, lo que significa que esta cita realmente había sido planeada por Harry, muy diferente a las citas espontaneas que tuvieron en el pasado.

Draco gimoteo al notar como la habitación especial estaba especialmente decorada para Draco. Con la flor de su nacimiento componiendo el adorno de la mesa y la música tradicional de los sangre pura que tanto le encantaba de niño.

“Ven, pedí tu plato favorito” le llevó de la mano para que se sentara.

Draco sonrió. Dejó que Harry fuera el manojo de nervios que estaba amando.

“Bueno… ¿qué tal el clima?” pregunta Harry, comenzando a maldecir al darse cuenta de su estupidez.

Draco no rió, solo rodó los ojos divertido.

“Ahora vivimos en la misma ciudad, Harry. Dímelo tú” responde solo para avergonzar más su león, triunfando al verlo gimotear.

“Cállate, estoy nervioso” respondes frustrado “No estás siendo amable conmigo” hace un puchero.

Draco se levanta para besarlo. Un hombre tan tierno merecía eso y mucho más.

“No hagas preguntas estúpidas, cariño. No soy de piedra” se justifica.

“Sí, lo tengo claro” rueda los ojos Harry, para luego besarle la mano “Pero aun siendo de piedra seguirías siendo tan hermoso”

Draco se sonroja, provocando que Harry ahora lo mire malicioso.

“¿Qué pasa, dragón? ¿por qué tan rojo?” lo provoca.

Draco gimotea indignado, se aleja y se sienta.

“Bien jugado, Potter” le deja ganar, solo para que Harry ría encantado.

“La comida ya está lista, señor Potter” interrumpe uno de los mozos.

Draco observa todo tal como en los viejos tiempos. Las cucharas, tenedores y cuchillos en sus lugares correspondientes. Ponen los platos con el agua para sumergir la punta de sus dedos. Luego, servirían en el vino.

“No tomo, gracias” dice Draco cuando mira que el mozo intentaba destapar una botella.

“Guárdalo, por favor” pide amable Harry.

El mozo asiente nervioso, disculpándose.

“¿Por qué todo esto? Sé que me lo merezco por soportarte tanto, pero hasta para mi es demasiado”

Harry niega y mira los cubiertos con horror.

“Cissa me enseñó” aclara cuando Draco intenta decir algo al respecto “Me enseñó todo lo que te gustaría, Dragón”

“Bueno, han pasado ya cinco años desde que la vi por última vez, creo que sus conocimientos se oxidaron” responde simple, sintiéndose triste de decir la realidad. Su madre se quedó con la versión clasista de su hijo.

Ahora, él con una película en la televisión y una sesión de besos se daría por bien servido.

“Lo sé, pero quería que fuera especial. Llámame cursi, soy así” se encoge de hombros.

Draco suspira.

“No me estoy quejando, solo te lo estoy diciendo. No pienses que amo esto, cualquier cosa que me des es suficiente. No necesito estúpidas tradiciones estiradas para estar feliz”

Harry parece brillar por eso.

“Creo que podría tomarte aquí” dice sin pesar el pelinegro, antes de sonrojarse y morderse el labio.

Draco también se sonroja, podría aceptar, pero tenía algo de decoro.

“Si quieres podríamos dejar esto para la casa” ofrece en un golpe de valor.

Harry parpadea, antes de sonreír engreído.

“Lo que mi dragón quiera” responde entregado a la situación.

“Sí, que sacrificio” se burla Draco.

La cena continua. Cuando estuvo a punto de finalizar, el mozo trae una pequeña cajita rodeada de más flores de su nacimiento. Draco siente que podría morir de felicidad.

Era demasiado pronto para el matrimonio, pero si toda su vida iba a ser así de bello como ese mes, lo aceptaba sin dudar.

“Sé que debes estar asustado con esto, pero no es lo que crees. Primero quiero que te den de alta con el psicólogo, porque sabré que realmente quieres esto” Draco se siente decepcionado.

Nueva meta, superar sus traumas para ser dado de alta.

“Pero quiero asegurarme que seas mío para siempre, como yo soy tuyo” dice de forma intensa.

Draco ya se había acostumbrado. Así amaba a su Harry.

“Así que, quiero formalizar esto. Quiero ser tu novio y que seamos una pareja oficial”

“Sí, quiero eso” responde Draco antes de que Harry haga la pregunta.

Harry besa la mano de Draco, abre la cajita y saca un bello anillo de promesa con el logo de la casa Potter en ella.

“Creo que ahora sí podríamos ir a mi departamento a celebrar” comenta Draco encantado.

Harry ríe a carcajadas. Paga la cuenta y se aparece con Draco en brazos dentro de la habitación.

Draco se alzado. Puede sentir los resultados de la vida como auror de Harry de forma práctica. Es devorado con cada beso, podía tocar el cielo con cada roce entre el miembro de Harry contra su trasero mientras su león avanzaba a pasos pequeños a su cama.

Cuando siente las sábanas, abre las piernas, ya que, no tenía que sujetarse de Harry para no caer. Se mueve para acomodarse mejor y Harry comienza a besar su mejilla.

Sí, fue bueno que Tory y Justin se fueran de su departamento.

“Harry” suspira cuando el nombrado llega a su oreja.

Nunca duden de las buenas descargas de placer que puedes sentir cuando te besan la oreja, aunque Harry la estaba destrozando con cada mordida.

“Hueles bien, dragón” dice cuando llega al cuello pálido de Harry.

Draco gime notoriamente cuando siente la primera mordida y succión en su piel. Comienza a mover las caderas, rozando varias veces la virilidad de su novio contra su trasero, siendo correspondida con falsas embestidas, que solo provocaban más sonidos vergonzosos.

“Harry” gimió mientras era llenado de marcas.

“Eso, di mi nombre” dice dejando tranquila la piel del cuello y comenzar a desabotonar cada botón de la camisa de Draco, dejando ver su torso. Draco se deja sacar la camisa y deja en descubierto cicatrices del pasado.

Harry sostiene el antebrazo izquierdo y lo alza para besar sobre la marca tenebrosa.

No lo sabe, pero con esa acción sana una parte que Draco jamás creyó que sanaría. Si el niño más afectado por Voldemort era capaz de besarlo en ese lugar aceptando es aparte de su pasado, todos deberían hacerlo. Tal vez el mundo mágico no lo entendería, pero para Draco solo le bastaba con tener a Harry. Solo él.

“Harry” vuelve a repetir “Vamos, te necesito”

Harry sonríe engreído, vuelve a besar su hombro y reparte besos por uno de sus pectorales hasta llegar al pezón, para succionar y morder lo suficiente para causar más sonidos en Draco. Las embestidas aumentan, hasta tal punto que Draco deja de tocar la espalda de Harry para llevar sus manos al pantalón de Harry y desabrocharlo, cayendo para dejar el bóxer como única barrera entre el pene de Harry con el exterior.

“Impaciente” se burla Harry, estremeciendo a Draco por el aliento de Harry sobre su pezón erecto y sensible.

“Deja de ser un león presumido y lléname de una vez” se queja sin pudor, deseoso.

“Sí, Hermione me dio mucho para leer”

“¿Por qué mencionas a tu jodida mejor amiga en esto? Es como si yo mencionara a Pansy o Millie O Tory” gruñe avergonzado Draco, dándose cuenta que ya lo hizo.

“Lo hiciste” comenta Harry mordiéndose el labio para no reír.

“Te odio, esto ya no es sexy”

Harry ríe, aprieta el trasero de Draco y hace que él gima.

“Disfrutemos el momento” dice simple.

Sí, disfrutar el momento. No necesitan ser sexis, solo dejarse llevar como los inexpertos que eran.

“Bien… eh.. ¿lubricar? ¿Tienes lubricante?” pregunta Harry.

“Claro, como tengo sexo todas las semanas con tu pene mientras duermes” responde sarcástico Draco “Por supuesto que no, Harry. Pensé que tenías planeado todo”

“La cena la planeé, esto nunca me lo imaginé” responde nervioso “Creo que nuevamente fuimos espontáneos”

“No me digas”

Harry vuelve a apretar una nalga, provocando que Draco se callara.

Mierda, sí.

“Abre” pide Harry mostrando dos dedos.

Draco podría negarse, decirle que era asqueroso y acabar con esto para planearlo mejor, pero su lado más vengativo sale a flote.

Comienza a lamer los dedos en vez de solo dejar que se metan a su boca. Los succiona como si fueran una paleta dulce y los saca bañados en su saliva antes de volver a repetir una y otra vez.

Harry esta vez es quien gime.

“Joder, te necesito de rodillas” dice sin más.

Draco pestañea y sonríe para con una pierna empuje a Harry lejos de su trasero, se sentó y se amarró el cabello, dejando que algunos mechones más cortos de su corte en capas caigan sobre su cara. No importaba.

Tenía algo que chupar.

Harry se queda sin respiración cuando los dedos pálidos de Draco juegan con el elástico. Lo baja lentamente antes de que el glande quede expuesto.

Draco se muerde el labio y baja toda la prenda. Besa el glande mientras mira a Harry de forma intensa. Abre la boca y comienza a lamer de poco a poco.

Lo admitía, no sabía una mierda, pero por la reacción de Harry, él tampoco sabía cómo debía de sentirse una mamada bien hecha. Ventajas de que ambos tuvieran su primera vez juntos.

Harry le agarra de los cabellos, provocando que Draco se metiera todo el pedazo de carne a la boca o bueno, lo que pudo caber sin que se ahogara, pero pequeñas lagrimas se acumularon en los ojos. Comienza a subir y bajar lento, sintiendo que se sofocaba, pero no de una manera que asustara. Era el jodido paraíso.

No sabe cuánto estuvo así, solo sentía las rodillas comenzando a resentirse. Se saca el miembro de Harry de la boca para escupirla y mojar todo lo que podía con las manos, comenzando a subir y bajar en el proceso.

“Ven, cama” dice Harry sin tener todo el cerebro funcionando.

Draco se intenta subir, pero resbala con el pantalón de Harry y termina cayendo de cara sobre el colchón. Harry ríe y lo ayuda a ubicarse. Coloca una almohada debajo de la espalda de Draco y deja que su serpiente se acomode.

“Me dices si quieres que pare” avisa, comenzando a bajarle el pantalón a Draco.

“Sí, lo haré” no solo lo dice por las palabras de Harry. Él lo haría porque debía cuidarse.

Queda sin ropa interior. Harry amasa su trasero con ambas manos, provocando un suspiro en Draco.

¿Debían usar condón?

Draco deja de pensar cuando mira un par de dedos nuevamente acercarse a su boca. Las chupa y lubrica con su saliva. Boquea cuando siente el primer dedo.

¿Por qué no se detuvieron a buscar un jodido lubricante?

Draco se muerde el labio para no asustar a Harry y parar esto. Si el dolor empeoraba, hablaría.

Los primeros minutos son torpes. Harry tiembla, Draco podía sentirlo. El dolor pasa a ser incomodidad, pero podía soportar.

“Más” pide, sin saber porque lo hacía, pero dejando a sus instintos seguir.

Siente el segundo dedo. El mismo suceso. Al tercero, Draco comienza a gemir porque podía sentir descargas placenteras.

Hasta que una corriente lo recorre.

“Harry” grita, retorciéndose al arquear la espalda, siendo reprendido por Harry al sentir una nalgada que sujeta su trasero para volver a alzarlo “Sí” suspira queriendo más, así pasa.

Harry se encarga de tocar ese punto por mucho tiempo. Draco comienza a lagrimear del placer.

“Harry, Harry” gime cuando siente que no va a poder seguir así “Ahí, sí. Lléname, por favor”

Deja de sentir los dedos, se queja como un niño al que le quitaron su dulce.

“Solo avísame, ¿bien?” escucha, pero no le da tiempo a entender cuando lo siente.

Boquea. Arquea la espalda y blanquea los ojos por un momento.

Duele como la mierda.

“Avísame” pide Harry quedándose quieto.

Draco comienza a mover sus caderas cuando el dolor pasa. Sería más fácil si tuviera el control.

Podría tenerlo.

“Harry” dice como puede “Quiero montarte”

“Sí, lo que quieras” dice como puede Harry también sumergido en el placer.

Siente un vacío en su trasero. Como puede se levanta y deja que Harry se heche. Se sienta con ambas piernas a los costados del cuerpo de su novio y con la mano libre de tatuajes guía levanta el pedazo de carne que quiere enterrar en su jodido trasero.

Al principio vuelve a doler, pero pasa rápido. Comienza a mover inexperto las caderas. No sabe lo que hace, pero Harry le ayuda sujetándolo de las caderas.

“Eres hermoso” susurra Harry acariciando la piel que sostiene.

Draco siente que de derrite y aumenta la velocidad de los movimientos de cadera. Al principio solo se balancea y deja que su cadera ruede como hacía con los caballos cuando practicaba equitación. Luego, con mayor confianza comienza a dar saltos como si hiciera sentadillas, evitando dejar caer su peso sobre su novio gracias a esas manos firmes que siempre lo sujetaban.

“Más rápido, Dragon” pide Harry, apretando nuevamente su trasero.

Draco y Harry se apresuran. La velocidad en aumento solo demostraba lo cerca que estaban por acabar.

Draco gime el nombre de Harry antes de caer rendido sobre el pecho de su león, dejando que Harry lo embistiera hasta llenarlo. No importaba, podría limpiarse después.

Harry se encarga de mover a Draco a una posición que no le provocara más dolores a futuro a su novio. Lo mima un rato y espera a que Draco duerma en sus brazos para cubrirlos a ambos. Observándolo en silencio hasta que él queda dormido también.

Su relación se hace pública. Harry Potter no podía salir a lugares concurridos con Draco sin esperar que las personas se enteraran. No importaba, estaba contento.

Draco Malfoy era su novio. Pasarían años para pedir que fueran esposos, pero daba igual. Tenían toda una vida por delante.

Draco comenzó las clases de medimagia. Se sorprendió de ver a Granger siendo profesora a tan corta edad. Se sintió alegre por ella. La bruja lo saludaba incomoda por los pasillos, ya que, dictaba cursos más elevados que los que llevaba Draco en esos momentos.

La vida de Draco resultaba ser demasiado buena. No iba a autosabotearse, para eso tenía a su psicóloga que se encargaba de guiarlo. Comprenderse y aceptarse.

Luna se mudó a Londres. La boda de Millie y Pansy iba a celebrarse a finales del año. Theo y Neville se muraron juntos. Tory y Justin comenzaron una relación informal pero sincera. Solo Blaise seguía siendo un alma libre que visitaba cada cama al que le permitiesen entrar.

“Creo que deberíamos comprar una casa” dice Millie a Pansy, en una de las reuniones de amigos que tenía.

Harry parpadeo, miró a Draco. El mago rubio se encogió de hombros. Ellas tenían su departamento, pero podía entender el deseo de una casa propia. Un jardín al cual cuidar, habitaciones más grandes. Un lugar para iniciar una familia.

Él hablaría con Harry para retomar la reconstrucción de su mansión.

“Podríamos, pero debemos ahorrar ¿Sabes cuánto cuesta una casa, Draco?” pregunta Pansy mirando a su amigo rubio curiosa.

Draco niega. Siente una mano de Harry juguetear con su pierna, lo deja ser mientras piensa.

“Podrían consultar con un mago de bienes raíces o un muggle, si quieren tener una casa en el Londres muggle” responde.

Draco se muerde el labio al sentir como las caricias eran más provocadoras, patea a Harry con el pie en su tobillo, provocando que Harry ría bajito para luego detenerse satisfecho de haber molestado a su novio.

“Me enferman” dice Millie fingiendo asco “Amor ajeno, que asco”

“Claro, al menos a mí no me fotografiaron casi cayendo de una escoba para besar a mi pareja” responde con una sonrisa encantadora.

“Draco Malfoy” dice furiosa Pansy.

“Ey, cuidado” advierte Harry protector, pero a la vez bromeando.

Millie arruga la mirada.

“no amenaces a mi prometida y mejor amiga de tu novio si sabes lo que te conviene” advierte.

Draco hace una mueca al ver como Pansy se derretía y besaba a Millie encantada de ver el lado más protector de su chica.

Sí, podía entender a Millie. Asco.

Harry no se queda atrás, besando la mano de Draco.

“Deja, no es competencia” regaña Draco antes de darle un casto beso a Harry “Podría ayudarte. No tengo mucho que hacer. Este año en medimagia está resultando ser más sencillo” explica.

Recuerda lo horrible que fue estudiar en aquella academia de pocionistas en Escocia. En este nuevo lugar, lo trataban como una persona normal. Tal vez era porque era el novio de Harry Potter, pero daba igual. Iba a aprovechar esa ventaja, no iba a fingir que no le gustaba.

Millie y Pansy se despiden. Pansy debía ir a ver cómo iba la confección de su vestido, mientras Millie tenía entrenamiento de Quidditch.

Solo quedaban Harry y Draco.

“Creo que podríamos salir con mis amigos uno de estos días” comienza Harry “Hermione muere por conocerte… Ron, bueno él está dispuesto a hablar” explica.

Draco no está seguro. Quiere negarse ante esa terrible idea, pero luego recuerda que hace unos minutos Harry estuvo en una reunión con sus amigas. Evidentemente se aburrió, porque sus chicas solo se concentraron en dar detalles de la boda, pero no lo abandonó.

Sí, debía hacer lo mismo.

“Sí, podríamos” responde con una sonrisa tensa.

Harry lo besa contento. Durante el camino al departamento de Draco, escucha los miles de planes de Harry soltaba mientras manejaba el auto.

Draco pasó los siguientes días mirando a la nada, creyendo que tal vez era un terrible error.

No canceló, Harry lo merecía.

“Así que, Malfoy” dice Weasley mirando mal a Draco.

Draco quiso decir que no lo nombrara. Pudo haber insultado la horrible manera de vestir del mago o el feo corte de cabello de hongo que tenía. Cualquier cosa, pero la emoción de Harry le hizo callar.

“Weasley, Granger” saluda.

El silencio se prologa, hasta que la única bruja suspira exasperada.

“Esto es infantil, somos adultos” se queja Granger con los brazos cruzador.

“Pero Mione” intentó decir Weasley.

“Ronald Weasley, atrévete” lo reta la bruja de forma severa.

Draco ríe al ver como el pelirrojo baja la cabeza regañado.

“¡Se está riendo!” se queja el pelirrojo.

“Ron, honestamente estás siendo una molestia” salta a defender Harry con los brazos cruzador.

“Hermano, estamos hablando de Malfoy. ¡Malfoy!” dramatiza “Sé que te hace feliz y bla bla bla, no lo tienes que decir o vomitaré mi comida”

“Estas siendo un asno, Ron Weasley” se queja Granger “Harry es un adulto. Si él está bien en una relación con Draco Malfoy, como sus mejores amigos debemos apoyarlo. No es nada de malo el estar enamorado. Debemos estar felices por él, ¿entiendes?”

“¿Por qué Malfoy?” se queja.

“Weasley, sé que no tienes suficiente materia gris en tu cerebro, pero es de mala educación expresarse así con la persona presente. No, es estúpido. Podrías decir todo esto a mis espaldas, como las personas normales hacen”

“No gracias, quiero vivir” dice enfadado mirando con los ojos entre cerrados a Harry.

Draco sonríe sintiendo el poder sobre Weasley. Era maravilloso.

Sin disimulo se acerca a Harry y lo besa mirando a Ron con superioridad.

“¿Y eso?” pregunta Harry embobado.

“Uhm, es divertido ver verde a Weasley” comenta con su sonrisa más encantadora.

“Tú te lo ganaste, Ron” dice Granger al ver como el pelirrojo parecía dejar de funcionar en ese momento.

La cena sigue. Weasley y Draco tienen más de una pelea de miradas. Granger es quien trata más de mejorar las relaciones. Cuando solo quedan Granger y él, porque el pelirrojo le pide hablar a Harry a solas, la chica toma aire para hablar sin miedo como una Gryffindor que es.

“Solo quiero agradecerte, Malfoy” dice seria “Gracias por devolverme a mi amigo”

“¿Qué?” pregunta Draco sin comprender.

“Harry, temía por él en la guerra. La pérdida de su padrino, Sirius”

Draco sabe sobre eso. Entre las conversaciones con Harry, esos temas salieron. Draco por fin se enteró de la inocencia de su tío y le maravilló.

No toda su familia estaba realmente mal.

“Esa pérdida lo cambió. Dejó de querer vivir, decía que se había quedado nuevamente sin familia y dolía, porque es mi mejor amigo. Luego, comenzó a obsesionarse contigo y lo dejé ser porque tenía un motivo para seguir”

Draco entendía. Sus chicas dejaron que se postulara a la academia de pociones.

“Después, comenzamos con la guerra y Harry estuvo más decidido a acabar con Voldemort para liberarte. Mi mayor temor era que terminara la guerra y mi Harry se quede sin objetivos. Tenía miedo de perderlo cuando debía tener paz luego de una vida tan horrible”

Draco baja la cabeza. Se siente mal. Lo había rechazado por tanto tiempo. Huyó de Londres cuando se dio su primer beso con Harry.

Fue egoísta.

“Pero, no fue así. La guerra terminó y Harry se levantó un día para ir a proteger a tu familia en los juicios, solo llegamos para abrazarlo mientras lloraba al haber perdido tu caso. Verte en Azkaban lo destrozó. Solo tu madre logró consolarlo como un hijo más, tuvo una figura materna que jamás había tenido antes”

Draco aprieta el puño. Perder nuevamente a una persona que podría haberte guiado y amado como una madre. ¿Cómo Harry pudo pensar en él y no derrumbarse?

“Buscó a los responsables. En mi desesperación ayudar, terminé investigando sola con Ginny y ella murió, no fue mi culpa” dice seria “Con el tiempo y ayuda lo entendí”

Draco mira a Granger rota, lleva su mano a la de la chica para consolarla.

“Sé lo que es cargar con culpa” murmura.

Granger devuelve el agarre y sonríe.

“Solo quiero decir, que gracias. No solo por estar en su vida ahora, sino también yéndote para que sane por su cuenta. Si te hubieras quedado, él hubiera hecho de ti su mundo. No me malentiendas, te ama con locura, pero no es sano depender emocionalmente de alguien. Se destruyen”

“Lo sé, lo viví con Neville. Dependí de él para que mi vida en la academia de pociones dejara de ser una mierda y cuando se fue, no lo soporté” explica.

Granger parpadea.

“Vaya, Neville dijo que eran amigo, pero no creí cuan profunda es relación. Me alegro por ustedes. Las amistades son importantes”

“Sí, lo sé” corta Draco el discurso de Granger “Gracias por esta charla. Estoy feliz de que Harry los haya tenido”

“Estoy feliz de que Harry haya encontrado su otra mitad en ti. No eres malo como eras antes. Creciste como todos y soy capaz de iniciar de nuevo por Harry” la bruja extiende su mano.

Draco la acepta.

“Draco Malfoy”

“Hermione Granger”

Hermione le cuenta a Draco sobre el proceso de Harry. Como ella le habló sobre las terapias. Cuenta con una mueca el episodio de la explosión del escritorio por los celos del chico con la noticia del matrimonio, sanando levemente la inseguridad de Draco con respecto a Ginevra Weasley.

¿Cuándo se cerraría por completo?

Draco parpadeó al saber de cómo Harry curaba su soledad con el exceso de trabajo y mandando personas a vigilar a Draco solo para tranquilizarse. Con ayuda de la terapia logró dejar esos comportamientos y de paso hizo las paces con las muertes de sus padres y su padrino.

Ahora Draco entendía porque Harry nunca se enteró que emprendió un viaje por el mundo.

Cuando Harry y Weasley regresan. Harry estaba brillante mientras Weasley estaba pálido.

“Dragón, ¿quieres ir a casa de los Weasley? Molly quiere conocerte” explica radiante.

Draco deja de sentirse tranquilo.

¿Por qué quería Harry que conociera a la familia de su ex novia?

Era una pésima idea. Muy aparte de su inseguridad que debía trabajar con terapia, estaba el problema claro. Estaba saliendo con Harry Potter, lo que antes pudo haber sido un integrante oficial de su familia. Iba a ser juzgado por una familia. Iba a ser visto como el reemplazo de su hija perdida.

“Harry, quiero ir a casa” dice Draco.

Harry deja de sonreír, asiente.

“Nos vemos en la cena” dice Harry, aceptando la cena por Draco.

Eso le disgustó.

Cuando se aparecen en el departamento de Draco, el mago rubio se cruza de brazos.

“Pudiste haber esperado a que habláramos antes de aceptar por mi” reclama Draco molesto.

“Es mi familia, Draco. Quiero que conozcas a mi familia. Estamos en una relación seria, eso es lo que las relaciones serias hacen” responde Harry cansado, pero dejando en claro su punto.

“Sí, por supuesto. Tu familia” suelta con algo de veneno “La misma familia de la que proviene Ginevra, tu ex novia”

“¿Ella que tiene que ver en todo esto?” pregunta Harry poniéndose tenso.

Eso le dolió a Draco, quien notó cuanto le preocupaba Harry su antigua novia. Sabía que eso también podía deberse a una amistad previa al romance, pero la rabia lo ciega.

“¡Todo! ¡Ellos me harán mierda! Dirán que soy el reemplazo de su hija, me humillarán” admite.

“Son mi familia, no hables así de ellos sin conocerlos. Draco, por favor” pide molesto.

“¡No! Eso es lo que pasará y no me defenderás porque como dices, ellos son tu familia, yo no lo soy”

Draco se tapa la boca al decir eso.

Harry parece dolido, Baja la cabeza y suspira.

“Hablaremos más tarde” dice, comenzando a caminar a la puerta.

“Harry, perdón. No quise decir eso. Sí seremos una familia, solo es que los Weasley’s” intenta excusarse, pero Harry se voltea.

“Te amo, Draco. Pero ellos me dieron un hogar cuando no tenía a nadie. Me abrieron las puertas de su casa a pesar de que no tenían mucho. Me enseñaron lo que es el cariño. Si no los aceptas, creo que no podremos seguir”

Harry se va. Draco cae al piso y se aparece en el apartamento de Pansy y Millie.

Pansy lo ve en el pido hecho un desastre. Suspira y lo lleva a su cuarto para hablar mientras le arreglaba el cabello que estaba hecho un desastre.

Draco le cuenta todo. No puede llorar, estaba en shock.

“Creo que tiene un punto al sentirte así” comienza Pansy “Pero también debes de entender que no solo es Ginevra parte de esa familia. Harry conoció primero a Weasley y él le presentó a su familia. Además, Potter te dejó en claro que terminó con su novia porque sentía cosas por ti. ¿qué importa lo que esa familia opine? Deja que Harry tome su decisión de seguir con ellos si ellos te traten mal. Tu estas cumpliendo como buen novio yendo a presentarte a ellos. Harry hará su parte si ellos te lastiman. Si no, Millie ira a patearle el culo”

Draco siente que va a vomitar. Eso tenía bastante sentido.

Abraza a Pansy y se va al ministerio. Había almorzado con Hermione y Weasley, ellos como Harry debían estar en el trabajo.

Llega al sector de Aurores. Mira a la secretaria, quien le deja pasar sin avisar a Harry como él había avisado hace años.

Draco mira a Harry hecho un desastre de papeles, olor a tinta y un rostro triste.

Se le rompió el corazón saber que era el responsable.

“Harry” decide anunciar su presencia así.

Harry deja de mirar a los pergaminos para verlo. Lucía sorprendido, pero aliviado de verlo.

“Draco” dice.

“Yo… quería disculparme. Tienes razón, ellos son tu familia. Soy tu novio, te amo y haré lo que te haga feliz como tú lo haces conmigo. Iré a esa cena, conoceré a tu familia, fui un idiota”

“¿Hablas en serio?” dice Harry.

“Solo pensé en Ginevra, lo siento tanto. Solo que tu relación con ella, a veces recuerdo como suspirabas por ella y los rumores de que se besaron frente a su equipo de Quidditch, no sé. Solo sigo inseguro, cuando debería dejar descansar en paz a la bruja. Es solo que, tal vez si hubiera hablado con ella”

“Escúchame, Draco Lucius Malfoy” dice serio Harry “Jamás vuelvas a decir una tontería así. Ostras, nunca llegue a amar a alguien como te amo a tí. Deja a Ginny en paz, jamás sentí algo así por ella como lo siento por ti. Por eso quería que conocieras a los Weasley, quiero que conozcan a mi futuro esposo y padre de mis hijos ¿entiendes? Nadie, escúchame” lo sujeta de las mejillas “nadie me hará de cambiar de opinión”

“Sí, lo siento” vuelve a repetir.

“Está bien, es bueno dejar en claro esto” dice comprensivo.

Draco lo besa. Ambos se besan intensamente y terminan teniendo sexo en el escritorio, concluyendo algo que dejaron pendiente años atrás.

Llegan a la madriguera. Draco siente que va a vomitar del miedo.

Percy Weasley los recibe.

El pelirrojo de lentes se presenta junto a su esposa. Draco saluda incomodo, porque recuerda a ese pelirrojo con rencor por los años de escuela.

Al siguiente que conoce es a Charlie Weasley. El hombre más caliente que jamás haya conocido. Siente la magia posesiva de Harry sobre él cuando se queda estupefacto al ver a aquel adonis. No lo podía culpar, era humano.

“Que suerte Harry, tu novio es bonito” bromea el pelirrojo, quedándose quieto al ver la mirada de odio que le lanzó Harry. Ríe nervioso y huye anunciando que iría a avisarle a su madre que los invitados llegaron, aunque Percy ya había ido a hacer eso.

La esposa de Percy se apiada de él. Le da unos pequeños consejos de cómo sobrevivir con los Weasley, ya que, su novio se pasó el resto de la tarde embistiéndolo en su oficina.

“Solo sé amable y sincero con tus sentimientos por Harry. Los Weasley aman demasiado a Harry, así que será te los ganarás de esa forma” aconseja la Ravenclaw con una sonrisa.

Draco asiente.

Molly llega.

Draco se queda quieto. Se deja examinar por la pelirroja y sonríe sacando un regalo envuelto a mano.

“Toma, cariño. Un regalo por parte de la familia”

Draco quería morir. Él no trajo regalo.

¡¿Por qué Harry no le dijo que debe traer un jodido regalo?!

“Gracias” dice en un hilo de voz.

Abre el empaque y saca un suéter tejido a mano de color verde como los ojos de Harry y una D bordada en el pecho.

Era hermoso.

“Es costumbre darles a los nuevos integrantes a la familia un suéter” comenta Molly con cariño.

Draco no puede evitar abrazar a la bruja. Quiere llorar por eso.

“Gracias, de verdad. No quiero que me odien y piensen que estoy reemplazando a su hija” susurra al oído de la bruja, con el temor de que Harry se enojara.

Molly ríe bajito y lo abraza mejor.

“Créeme, Draco. Cuando Harry nos mandó a investigar que buscabas en el callejón Knockturn con tanta desesperación en esa carta, supe que serías especial para él. No te preocupes, hijo. Jamás pensaríamos eso” le susurra de la misma forma “Bienvenido a la familia Weasley, espero que tú también nos dejes entrar a tu familia. El pasado solo debe servir para evitar equivocarnos en el futuro.

Draco asintió. Mira a Molly Weasley con un nuevo respeto. Su corazón duele porque esas palabras pudieron haber sido dichas por su madre para aconsejarlo. Vuelve a abrazar a la pelirroja, quien le corresponde con cariño.

El resto de la cena es tranquila. Arthur termina descubriendo sobre los viajes de Draco y este termina mencionando su corta estancia en los suburbios muggles de Estados Unidos junto a una vida con cosas muggles al quedarse en un departamento en el Londres Muggle. Molly tiene que intervenir para preguntarle sobre sus estudios como futuro medimago para callar a su esposo y sus multiples preguntas sobre los conocimientos de Draco sobre el mundo muggle.

“Oh vamos, Molly. Al fin descubriré el objetivo para crear luces de distintos colores en un espacio tan reducido”

Draco tuvo que comentar sus aventuras en distintos bares muggles al no saber que más decir. Harry le agarra de la mano para darle su apoyo y eso lo derrite.

“Draco” interviene Hermione “Es el mejor de su promoción. Si sigue así podrá conseguir un trabajo fijo en San Mugo”

Molly aplaude. Charlie termina insinuando que podría trabajar con él, porque en el mundo de los domadores de dragones los medimagos son de suma importancia. Harry termina cortando molesto la conversación al ver como su novio parecía caer ante la seducción de montar un dragón.

Draco termina susurrándole en el oído de forma inocente.

“No necesito un dragón si puedo montar un león que amo”

Cuando termina la cena. Draco termina siendo un Weasley más. Molly no le da opciones al momento de invitarlo a los almuerzos familiares todos los domingos. Draco termina por adorar a esa mujer cuando pone en su lugar a Ronald Weasley cuando el insinúa que las comidas de los domingos le comenzarán a dar acides estomacal.

“¿Y? ¿Qué te pareció mi familia?” pregunta Harry cuando llegan a casa de Draco.

“Creo que son encantadores para haber creado a esa cosa deforme que llamas mejor amigo” responde simple, mordiéndose el labio al ser sujetado con posesividad de la cintura.

“Mencionaste que te gustaba montar leones, ¿hay una oferta esta noche?”

“¿No te bastó con arruinar el escritorio de tu oficina? No volveré a ir a tu oficina hasta que cambies a todos los trabajadores que me vieron entrar y vieron como sacaban tu escritorio”

Harry promete que hará algo al respecto, ganándose a un consentidos Draco que abrió gustoso las piernas para saltar en su regazo mientras gritaba su nombre. Siempre gritaría su nombre.

La boda de Millie y Pansy llegó.

Draco fue padrino. Se vistió de un verde oscuro esquicito y tuvo que amenazar a Harry para que alejara su pene de su trasero. Quería llevar a Millie al altar, mientras Blaise se encargaba de llevar a Pansy.

En aquella boda, volvió a ver a Daphne Greengrass. Ella lucía tan delgada debido a la maldición de sangre que lamentablemente se manifestó en ella.

Draco se sentía demasiado egoísta al estar agradecido de que fuera ella y no su Tory. No soportaría ver a su Tory así de mal.

“¿Preparada, Pans?” pregunta Draco mirándola desde su lugar.

“ve con Millie, entrega a mi futura esposa al altar o te clavaré mi tacón en tu espalda” dice Pansy totalmente pálida.

Draco no se mueve, avanza y la abraza de los hombros.

“No me iré a ninguna parte hasta que respondas a mi pregunta, Pansy. Tú nunca me abandonaste, no haré eso contigo”

Pansy parece querer llorar.

“¿Y si me estoy equivocando? Millie quiere hijos. Ella me lo dejó en claro antes de que me pidiera matrimonio y le dije que con el tiempo aceptaría… pero si realmente no sirvo para esto. Mírame. Fui la perra de Slytherin por muchos años. Mierda, Millie vio a cuantos hombres desfilar por el cuarto antes de que siquiera nos llegáramos a ver como conocidas”

Draco mira a su Pansy rota. La aprieta y ella lo mira por el espejo.

“Conoces como es Millie. Ella no te hubiera pedido matrimonio si no te amara. Es verdad, se nota que ella quiere hijos, pero ¿qué más da? Ella te pidió matrimonio aun sabiendo que tal vez tu respuesta a futuro sería no. Eres maravillosa. Mirame, hiciste un gran trabajo conmigo, podrás con mocosos. Solo piénsalo, Pansy. Un niño o una niña con rasgos de ti y Millie”

Pansy se mira en el espejo.

“Eso suena hermoso. Un niño con los ojos de Millie o su precioso cabello”

“¿Ves? Serás una buena mamá si lo deseas ser. No te obligues a nada. Y lo de los hombres. Mírame. Fui un mortifago y tengo al jodido vencedor de Voldemort comiéndome el culo”

“Merlí, ni pensar que antes eras un mojigato” se burla Pansy con una sonrisa.

“Créeme, Millie supo muy bien con quien se estaría cansando y si no te sacó en cara tu pasado en todos tus años como novias, no lo hará ahora. Te amo Pansy y te conozco, pero también conozco a Millicent y ella nunca sería así”

Pansy lo abraza y agradece.

Draco se va a ver a la novia dos. Millie usaba un bello vestido más cubierto que el de Pansy, pero que le marcaba bien la cintura. Ella se daba los últimos retoques con las manos temblorosas.

“Hey, Millie” dice Draco, acercándose para verla mejor.

Millie se gira. Ella luce tan aterrada.

“Draco, pensé que había decidido abandonarme. No, creí que Pansy decidió abandonarme y tú la estabas ayudando a escapar del país”

Draco ríe con ternura. Se para para sostenerla del hombro.

“¿Realmente crees que Pansy haría algo así?”

“No, pero estoy jodidamente nerviosa. Estoy sudando y pronto comenzaré a apestar. Odio esto. Fui yo quien le propuso matrimonio. No debería estar tan aterrada”

“Es que amas a Pansy. Si yo me estaría casando con Harry, estaría igual. Saldrá todo bien y podrás ser la señora de Parkinson”

Millie se mira en el espejo.

“No más Bulstrode”

“Sí, no más Bulstrode”

Millie comienza a llorar.

“Ellos ni siquiera me mandaron una carta para decirme que no vendrían. Tuve que ver como El Profeta se burla de mí mostrándolos en París con mi estúpido hermano y su estúpida esposa con un sobrino que jamás conoceré”

Millie llora desconsolada.

“Y mañana el profeta te mostrará con un hermoso vestido festejando con héroes de guerra y conviviendo con la nueva alta sociedad de Inglaterra. Ellos caerán, pero tú brillarás junto a Pansy y nosotros como tu familia”

“Mi familia” dice Millie “Sí, tengo a mi familia aquí”

“Ahora vamos, como tu hermano te tengo que entregar y créeme que no solo conocerás a mis hijos. Prepárate futura madrina”

Millie asiente. Draco la lleva por el altar y observa orgulloso todo. El primer baile hace que Draco se imagine a él y Harry bailando una canción que ambos amen mientras se miran y nunca se sueltan. Solo ellos en una pista, como en su cumpleaños.

“Estás hermoso” dice Harry a su oído.

Draco siente que su corazón se calienta de cariño.

“Te amo”

“Yo también te amo, dragón”

Draco y Harry terminan bailando toda la noche. El buqué cae en sus manos y todos gritan emocionados. Harry le hace el amor luego de pedir que Draco le modelara con su traje de padrino y el ramo de flores en la mano.

La familia Weasley se incluyó a la lista de invitados a la fiesta de cumpleaños de Draco. Es más, comenzaron a celebrar el cumpleaños del mago en la madriguera.

Molly se disculpó avergonzada por sus acciones con una recién casada Millie, quien aceptó las disculpas y presentó orgullosa a su esposa, Pansy.

De ahí, la siguiente boda fue Luna y su novio, quienes anunciaron felices la espera de gemelos, provocando un abrazo largo por parte de Draco, sintiendo que su Luna había crecido demasiado.

Blaise fue el siguiente. Se casó con una modelo en las Vegas borracho y al parecer, la relación era estable a su modo. Todos lo apoyaron, aunque bueno, era Blaise. Nunca se sabía con él.

Theo y Neville fueron los siguientes. Draco fue el padrino, convirtiéndolo en el padrino oficial de todas las bodas que se celebrasen. Solo Harry fue padrino en la boda de Hermione y Ronald, quien comenzó a ser llamado así luego de casi dos años mirándose a la cara.

Y luego, Harry lo llevó a conocer la casa Black. Draco entró al lugar y comprendió porque Harry nunca lo había llevado ahí antes. Todo era tan oscuro y absorbente. Draco no dudó en llevar a Harry a vivir con él permanentemente.

De ahí, Draco le presentó a Teddy Lupin Tonks. Su sobrino. Un bonito niño de casi diez años, quien se comportó como un niño de su edad haría. Lo llamó tío Draco, provocando que el corazón de Draco se derritiera.

“Hola, sobrino” saludó una envejecida Andrómeda Tonks.

Draco dejó a un dormido Teddy en su sofá. Harry había salido de emergencia a su trabajo. EL jefe de Aurores nunca descansaba.

“Hola, tía” responde.

Tonks le prepara té inglés. Draco lo prueba con la delicadeza propia de su nobleza antes olvidada pero ahora que estaba con una persona con la misma eduación, lo sentía natural.

Sí, educaría a sus hijos con la etiqueta elegante de un sangre pura, aunque sabría que Harry arruinaría su trabajo con su manera de ser y su claro amor al Quidditch. Millie ayudaría en eso.

“Veo que ahora estás completamente sano” comenta Andrómeda con una sonrisa.

Draco mira el tatuaje en su mano. Sonríe y asiente.

“Siempre los extrañaré, pero ya no duele”

“Nunca dejas de extrañarlos, pero es bueno saber que ahora estás mejor”

Draco mira a Teddy dormir.

“Es un niño bello. Me siento muy mal de no haber venido antes”

“No tenías ningún compromiso con nosotros, Draco” comenta Andrómeda sin notarse molesta o irritada por eso, solo lo mencionaba con honestidad.

“Pero de cierta manera son la única familia que me queda”

“No es cierto. En el profeta se mostros en distintos anuncios de boda que tienes una familia muy grande”

Draco piensa en sus amigos. Su nueva familia. El hecho de que pronto formaría la suya con Harry, pero ellos seguirían siendo una parte fundamental.

“Sí, creo que tienes razón”

“Toma” dice Andrómeda.

Draco observa un álbum de fotos. Lo abre y la única foto dentro era una que Draco recordaba perfectamente. Esa fotografía siempre estaba en el escritorio de su padre. Una familia feliz… Su madre, su padre y él. Debajo de esa foto estaba la letra de su madre de forma impecable.

Así como tu padre y yo formamos una familia, tú formarás la tuya con Harry. Te dejo este álbum para que guardes esos bellos recuerdos.

Draco sonríe. Mira a su tía y le agradece. Teddy despierta y continúa la tarde jugando con él. Harry se une y terminan todos juntos durmiendo en la sala.

En la madrugada, Draco se despierta y se pega más a Harry.

“¿Dragón?” pregunta Harry cansado.

“Harry” dice Draco triste “Harry, quiero hijos”

Harry lo pega más a su pecho.

“Sí, tendremos todos los hijos que quieras” promete.

Draco duerme complacido por eso.

Draco le pide a Harry reconstruir su casa. Harry mira su departamento con nostalgia.

“Amo este lugar” dice sincero.

Draco lo mira, pero no se imagina a sus hijos creciendo allí, ni mucho menos en la casa Black.

“Quiero que nuestros hijos crezcan en mi mansión. Así crecí yo”

Harry asiente incomodo.

“Está bien. Donde sea que estés, será mi hogar” responde Harry.

“Podríamos traer muebles de la mansión Potter” menciona Draco “Han pasado tantos años que estoy seguro que tendremos que cambiar bastantes cosas y quiero cosas de tu familia dentro. Podríamos reemplazar los cuadros por los de tus antepasados”

Con eso en mente, Harry parece mucho más emocionado.

La primera fase de la reconstrucción Draco Y Harry no la viven. Solo van de vez en cuando a supervisar. Suspiran emocionados al notar todo el cambio. Como crean desde cero una réplica mucho más gentil de lo que era antes la mansión Malfoy.

Cuando la mansión queda hecha por completo. Draco y Harry se mudan dentro sin muebles donde descansar. Ambos con un pequeño colchón en la sala y con mucho por decorar. La comida muggle en el piso, una tele pequeña funcionando gracias a una magia muy delicada y una radio que reproducía música lenta.

Cada noche desde que llegaron, Harry y Draco terminaban bailando lentamente en aquel lugar.

Sus amigos ayudaron. Millie, Pansy y Theo ayudaron a la decoración. Ronald, Neville y muchos de los Weasley ayudan a mover los muebles de la mansión Potter y los elfos domesticos que vivieron allí a la espera de su nuevo dueño, van a la mansión a trabajar en los jardines. Todos al fin terminan por plantas flores de forma manual y los elfos ayudar a tallar con magia una estatua del antiguo elfo de Draco y amigo de Harry.

Dobby.

Una semana antes de que la mansión terminara de ser decorada, a Draco le dan de alta. No más sesiones, ni pastillas. Estaba completamente recuperado.

Y cuando la mansión quedó completamente contruida, Harry se lo propuso.

Fue encantador. Sacado de los sueños de Draco. Estaban en la madriguera para celebrar con más calidez, cuando Harry se lo lleva al Panteón Malfoy junto a la caja que contenía la varita de su madre.

Draco nunca tuvo el valor de enterrarlo, así que siguió a Harry con felicidad. Dejaría descansar tranquilamente a la varita de su madre. Entre los dos crean un pequeño agujero en el que colocan la caja, la tapan y dejan caer una semilla para que crecieran los bellos lirios blancos.

Draco estaba tan concentrado en dejar todo impecable, que cuando volteó, Harry estaba arrodillado mostrando el anillo de compromisos que usaba su madre y que le había dado su padre.

¿Cómo lo obtuvo?

“Cissy se lo dio a Andy antes de morir, ella tenía el presentimiento que moriría, así que se lo envió por lechuza. Cuando le llegó la lechuza, Cissy ya no estaba con nosotros” explica triste Harry aun de rodillas “Pero esto me dejó en claro que nos casaríamos. Así que, te lo estoy pidiendo frente a tus padres. No rituales sangre pura, solo yo de rodillas de la manera más muggle deseando que aceptes”

Draco se arrodilla también. Mira a las lapidas de sus padres y los cree ver ahí parados. Narcissa llorando con las manos juntas y Lucius aceptando resignado

“Solo si dejas que uno de nuestros hijos lleve mi apellido” bromea.

“Jamás me negaría, dragón” responde Harry radiante.

“Sí, quiero casarme contigo” responde.

No existía otra respuesta posible.

Draco y Harry tienen sexo por el siguiente fin de semana antes de informarlo al mundo.

La boda es preparada por la familia Weasley y Andrómeda. Todos concordando en hacer el mejor trabajo para la pareja.

Entre las planeaciones, Draco y Harry cumplen veintisiete años. Ambos ríen al pensar que estaban envejeciendo junto y así siempre seria.

Millie y Pansy fueron las elegidas para ser las demás de honor. Luna fue elegida para ser la niña de las flores, porque los gemelos apenas obedecían como para tomar ese papel con la seriedad que Draco deseaba. Tory se encargó de llevar los anillos. Neville, Theo, Blaise, Justin, Hermione y Ronald fueron los testigos. Demasiados, pero nadie le diría que no al niño que vivó y jefe de aurores que estaba cerca de su retiro.

La boda se celebró en el jardín Malfoy. Pansy se encargó de que todo quedara bien a pesar de apenas poder moverse por su avanzado embarazo. Andrómeda ayuda. Los Weasley se aseguran de la comida.

El traje de Draco es una leve copia del estilo que llevó su madre y su padre. Su cabello rizado era amarrado por un lazo en una coleta baja como acostumbraba su padre y los anillos Malfoy estaban listos para que Draco y Harry los usaran como anillos de nupcias.

“¿Nervioso?” pregunta Millie ayudando a caminar a Pansy.

“No, de hecho… no” responde Draco mirándose en el espejo con una sonrisa brillante.

Pansy se acerca para arreglarle el cabello. Astoria entra con su vestido de dama de honor y se acerca para abrazar a Draco.

“Estoy tan feliz por ti” comenta.

“Y yo estoy también muy contenta de que no se te note el embarazo con ese vestido a diferencia de Pansy” se burla Draco.

Astoria se toca el vientre y ríe.

“Hemos crecido tanto” dice Astoria con nostalgia “Me alegra tanto que hayas sido fuerte, Draco. De verdad, no sé que hubiera sido de nuestras vidas sin ti. Conocí a mi marido gracias a ti”

Draco ríe. Se mira en el espejo y ríe.

“Ahora comenzamos una nueva etapa”

“ni me lo menciones. Solo tendré un hijo. No soportaré tener otro” se queja Pansy.

“Yo estoy feliz con lo que conseguí” responde simple Millie “bien, es momento. Andrómeda vendrá a llevarte”

Draco se acerca y abraza a todas sus chicas con cariño. Luna aparece minutos después para unirse a ese abrazo.

“Lo harás bien, Draco. Esto solo es otro paso más” dice Luna con cariño.

“Lo sé. Luego, los bebés”

“Porque el sexo ya lo hiciste” bromea Millie, provocando que Pansy le pisara el pie “Amor, la próxima semana tengo un partido”

“Deja de ser idiota, cariño”

Draco ríe a carcajadas.

Draco caminó al altar siendo llevado por su tía, mientras Harry era aconsejado por Arthur con cariño.

Harry usaba una pequeña Damasquina en su saco. Como Pansy había predicho cuando le enseñó de flores.

Que iba a casarse y su futuro esposo llevaría esa flor en su vestimenta.

Draco nunca se sintió tan vivo.

La fotografía de sus padres también eran parte de la decoración. Llevaban casi diez años muertos. El próximo año celebrarían una década.

Draco llega al altar, agarra las manos de Harry y este las besa con devoción.

“Te ves hermoso, mi dragón” halaga Harry.

“Tú te ves caliente, Harry” responde Draco sin pudor.

La ceremonia comienza. Puede escuchar el llanto de Justin siendo callado por una cansada Astoria, quien junto a Pansy se tenían que sentar por lo de su embarazo mientras Luna, Millie y Hermione esperaban pacientes como damas de honor.  

“Draco Lucius Malfoy Black, ¿aceptas a Harry Potter como tu esposo para amarlo y respetarlo para toda la vida?” pregunta el juez.

Draco mira a Harry.

No existía otra persona que pudiera tomar su lugar

“Sí, acepto”

“Harry James Potter Evans, ¿aceptas a Harry Potter como tu esposo para amarlo y respetarlo para toda la vida?”

Harry le mira con esa intensidad.

“Sí, siempre” responde.

“Si no hay nadie que se oponga a esta unión, los declaro marido y esposo. Pueden besarse”

Harry lo sujeta de la cintura. Draco se deja ser confiando en que nunca caerá y se besan con todo el amor que sienten por el otro.

Millie es quien llora más, siendo consolada por su esposa, quien no pudo con las hormonas y se rompe a llorar también.

“Creo que valió la pena todo” bromea Draco, provocando que Harry soltara una risilla.

Volvieron a besarse, con las manos unidas dejando que sus anillos se tocaran. Una vez más, la mansión tendría un Lord, solo que esta vez serían dos.

James Sirius Potter nace el 25 de agosto y tiene semanas cuando celebran los diez años de muerte de sus abuelos.

Draco llora todo ese día siendo abrazado por Harry, mientras Millie y Pansy se encargan de llevar a su ahijado a su hogar junto a su hijo.

Draco se aferra a Harry mientras deja que sus lágrimas mojen la ropa de su marido.

“¿Quieres que agende una cita con tu psicomaga?” pregunta Harry preocupado.

“no, es solo que las hormonas por tener a Jamie me dejaron mal… ellos jamás conocerán a Jamie”

“Pero Jamie sí conocerá a sus abuelos” dice Harry “Nosotros nos encargaremos que nuestros hijos los conozcan”

“Quiero crear nuevas protecciones para ellos” dice Draco “Que lo que pasó ese día no se repita de nuevo. Las protecciones no permitirán que nadie se acerque a nuestros hijos”

“Bien, haremos eso”

Draco mira al gran cuadro de él junto a sus padres. Ambos luciendo tan felices. Harry tenía razón, ellos siempre vivirían mientras Draco hablara de ellos.

Pasan unos tres años para que las protecciones de los Malfoy sean totalmente restauradas agregándole la magia de los Potter. Justo para recibir con amor a Scorpius Lucius Malfoy y Albus Severus Potter.

El panteón malfoy nunca se había visto tan bello como en esas épocas del año.

Draco caminaba lento, mientras mecía entre sus brazos a una bella bebé de un año de nacida.

A lo lejos podía ver a Harry deshaciéndose de maleza y hierba mala de las flores que decoraban algunas tumbas, mientras su hermoso James Sirius Potter lo ayudaba como un pequeño cachorro buscando enorgullecer a su padre, recordándole bastante a él con su padre, Lucius Malfoy.

Entre las pequeñas estatuas jugaban los mellizos. Albus Potter siempre cuidando a su hermanito menor Scorpius Malfoy de forma estricta. El mayor había heredado el carácter de su abuelo Lucius, mientras Scorpius era una pequeña copia en miniatura de su Harry en actitud. Ambos destinados a Slytherin, mientras su James iría a Gryffindor o Hufflepuff.

Luego, estaba la bebé en sus brazos.

Una hermosa bebé de cabellos pelirrojos, pero con los ojos tan azules como los de su madre. Lily Narcissa Potter. Una bebé tranquila, cariñosa y siempre disfrutando de los brazos de papi Harry o papá Draco.

“Ay mamá” dice Draco mirando a la lápida con el nombre de su madre “Ya pasaron dieciséis años desde que se fueron” dice triste “Espero que donde estés, estes feliz con Padre”

Cree volverse loco, pero nuevamente ve a sus padres. Ellos están abrazados y asienten mirando a su único hijo brillantes. Realmente felices.

Ahora Draco podía entenderlo. Él ahora era padre. Tenía cuatro preciosos hijos. Si él llegara a faltarles, le gustaría irse pensando que sus hijos seguirían sin él. Quería descansar sabiendo que ellos vivirían vidas buenas.

Así, Draco Potter caminó para unirse con su esposo y sus hijos.

El destino no solo lo quiso así. Draco luchó por tenerlo y ahora lo disfrutaría.

Deja que Harry los abrace con las manos sucia, mientras James le mostraba una flor recién cortada de damasquina.

Draco se la pone en su cabello trenzado. Besa la mejilla de su primer bebé y llama sus dos diablillos.

“¿Dragón?” pregunta Harry.

“Solo quiero tener a mi familia reunida” responde, besando en los labios a Harry.

Harry se derrite, como si cada beso fuera el primero.

Al y Scor llegan directo a sentarse a cada lado de Draco, observando a la pequeña Lina despertarse.

Así, cualquiera que pasara por él lugar vería a una persona que eligió vivir tener lo que más quería. Una familia, felicidad y tranquilidad.

 

Fin.