Lost in time

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Lost in time
Summary
Una pequeña travesura hace que Albus y Scorpius terminen a más de veinte años en el pasado, dentro de un antiguo Hogwarts en el que sus padres todavía se odian.
Note
si quieren aportar ideas o dar sugerencias, son bienvenidos a hacerlo, en realidad lo agradecería mucho pues no tengo idea de lo que hago, esto no está planificado
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todo está en cómo te ves)

Los tres gryffindor, con Harry Potter y su mapa encantado a la cabeza, corrían y lanzaban hechizos al pasillo del séptimo piso en perfecta sincronía, un frente unido al pie de la palabra. El único obstáculo que había impedido detener a sus objetivos, era la invisibilidad de estos.

Ver a aquellos dos (Ron los había descrito como apocalípticos) nombres en los mapas, había desatado un pánico en los adolescentes que, por motivos prácticos, se habían obligado a relegar al fondo de sus cabezas.

Esto se trataba de un claro "dispara primero, pregunta después"

—¡Deténganse! —rugió Potter después de que su amiga volviera a lanzar un petrificus totalus sin éxito—. ¡Deténganse o juro que--!

—¡¿O qué?! —gritó desafiante una voz muy aguda e infantil que desconcertó a los adolescentes—, ¡¿me vas a hacer cosquillas con un expeliarmus?!

La bruja jadeó sorprendida ante el tono y en el último segundo pudo desviar la maldición reductora que su amigo había lanzado. —¡Ron, no! ¡Son solo niños!

La maldición había parado en un candelabro que estalló haciendo chillar asustados a los intrusos en el pasillo.

Pero Ron no quiso detenerse, seguro de que la voz infantil de aquellos dos seres no era más que otra artimaña que les habían puesto para hacerlos más letales. —Déjame, Hermione —forcejeó con su amiga—, ¡no permitiré que Malfoy se salga con la suya! ¡Primero me mata mi madre antes que permitir que me expulsen!

¿Eran niños?, se preguntó Harry

Los chillidos frente a él le hacía creer que efectivamente se trataba de unos niños.

¿Pero serían peligrosos? Porque se le estaba metiendo una idea un tanto atrevida en la cabeza mientras guardaba su varita y pergamino dentro de su túnica.

Si eran solo niños... tal vez solo debía ir y atraparlos.

Y antes de que llegaran a las escaleras, donde las cosas podrían complicarse más.

Si es que no lo habían hecho con todo el escándalo que estaban provocando.

Harry hizo que Hermione soltara un chillido cuando pasó por su lado, corriendo con todas sus fuerzas, abrió sus brazos para que ninguno se le escurriera por algún costado mientras eran invisibles.

Entonces reconoció a la misma voz infantil y atrevida que le había contestado la primera vez, el niño estaba entrando en verdadero pánico y negación por la forma en la que gritaba "no" repetidamente.

Reconocía la inminente derrota.

Inesperadamente, y casi provocándole un infarto a Harry, una cabecita negra y alborotada seguida de un pequeño cuerpo, apareció de la nada, el niño se paró frente a él y mirándolo a los ojos tan agresivamente como un cachorro de león podría parecer, lo hizo detenerse.

—¡Scorp, corre! — gritó valientemente, como si estuviera entregándose como un tributo para salvar las vidas de toda una ciudad, tan dramático—. ¡Huye sin mí y no mires atrás! —ordenó—. ¡Dile a mis padres que siempre los amé y que--! ¡Ay! ¡Quítame tus garras de encima apestoso Gryffindor sin modales! —pataleó indignado cuando Harry lo alzó en el aire.

La cabeza del adolescente retumbaba aturdida con la frase "igual a ti", pero se había comprometido tanto con el "dispara primero, pregunta después", que se dejaría entrar en pánico más tarde, cuando atrapara a los dos niños.

Arrojó al que tenía, quien no había dejado de patalear ni de quejarse mientras seguía insistiéndole al otro que huyera, a los brazos de sus amigos antes de continuar su búsqueda...

Que no tardó más de dos segundos porque otra cabecita salió de la nada, esta vez rubia, un tono de rubio que escalofrió su cuerpo, y fue corriendo hacia sus dos amigos con mucha prisa.

—¡No, suelten a Albus! —exigió el niño, sin necesitar realmente hacerlo, pues los adolescentes gritaron asustados y soltaron al primero sin contemplaciones.

A este paso, el castillo entero debía estar alerta, probablemente Filch y Umbridge estarían en camino.

Desde su sitio, Harry vio a su amigo levantando la varita temblorosamente para ponerla frente a la cara del niño rubio.

—¡Qué mierda! —gritó Ron con el rostro pasando del blanco asustado al verde—. ¡Qué clase de truco es este, Malfoy!

—¡No le hables así! —entró en acción el primer niño dándole una patada en la espinilla a Ron que lo hizo maldecir, y sin darle tiempo a tomar represalias, le dio otra patada a la otra espinilla—. Y deja de apuntarlo con tu varita, grosero.

Su amigo dijo unas cosas que probablemente no debería decir frente a niños, pensó Harry tontamente.

—Harry —lo llamó temblorosamente su mejor amiga sin despegar la vista de los niños que ahora se abrazaban protectoramente.

Harry sintió que hiperventilaba, y sus piernas temblaron débiles cuando caminó para pararse junto a la bruja.

Entonces el aire se escapó de sus pulmones cuando los vio con atención; el primero, de cabello negro e inquietantes ojos verdes, los miraba desafiantemente mientras en un abrazo protector mantenía al segundo niño, de cabellos rubios y ojos grises, que los miraba como si estuviera a un segundo de desmayarse.

Harry también sentía muchas ganas de desmayarse.

—¿Malfoy? —preguntó confundido— ¿Qué--?

—¿Malfoy? —repitió una voz frente a ellos que los hizo saltar del susto. Con la varita en alto, Pansy Parkinson había aparecido por la esquina del corredor, tenía una sonrisa muy complacida en su rostro—. Una chanza —murmuró retorcidamente—: Un mestizo, un traidor a la sangre y una asquerosa sangre sucia entran a... —pero entonces se fijó en los uniformes de los dos niños pequeños que no se habían volteado a verla. Su ceño se frunció y toda la diversión abandonó sus facciones al ver la posición casi agazapada en la que estaban, volvió a apuntar a los adolescentes con renovada furia mientras daba zancadas hacia los niños para intentar ponerlos a salvo detrás de su espalda—. ¡Qué mierda! —gritó asustada cuando vio sus caras.

—Je, hola, tía Pans —murmuró muy bajito y casi inaudiblemente el niño que se parecía a Harry.

Pansy se congeló, su cara pasó de roja a blanca en un segundo.

Harry frunció el ceño.

Hermione tiró de sus cabellos desesperada.

Ron se agachó y volteó para vomitarle a la pared.

—Así que los atrapaste —dijo una voz desinteresada que venía por el otro lado del pasillo.

Harry quería suplicar por un tiempo fuera, a su lado, Ron lloriqueó un poco sin dejar de apretar su estómago adolorido.

—Corre —mandó la slytherin apurada sin mucho aire al inicio— ¡trae a Draco! ¡Rápido!

—Pero yo no corro... —dijo casi con asco la nueva voz a espaldas de los gryffindor, sin enterarse de nada todavía.

—Oh, ese debe ser el tío Blaise —dijo muy bajito el niño Malfoy.

El color de Pansy bajó unos tonos más.

Los gryffindor, sin el indispuesto Ron que seguía intentando no vaciar todas sus entrañas en aquel pasillo, se voltearon perdidos para mirar al slytherin que se acercaba, con duda, levantaron sus varitas.

Como si le aburriera, Blaise Zabini también levantó su varita, miró con indiferencia a cada uno hasta llegar a los dos pequeños, entonces se quedó quieto unos segundos antes de comenzar a retroceder.

—Draco, bien —dijo—. Yo lo traigo.

Y cuando Harry y Hermione decidieron que no les gustaba mucho la idea de un tercer (quinto en realidad) slytherin por ahí y en las puntas de sus lenguas estaban hechizos para inmovilizarlo, otra voz apareció.

—¿Traerme para qué? —preguntó acercándose por el pasillo, una sonrisa socarrona apareció en sus labios al ver a los gryffindor al mismo tiempo que hinchaba su pecho para que su insignia de líder de la Brigada Inquisitorial reluciera sobre su uniforme, entonces su mirada cayó en los dos pequeños slytherin y se quedó mirándolos con una expresión tan tonta que cualquier otro día habría hecho reír, al menos un poco, a Blaise Zabini—. Qué...

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