Lost in time

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Lost in time
Summary
Una pequeña travesura hace que Albus y Scorpius terminen a más de veinte años en el pasado, dentro de un antiguo Hogwarts en el que sus padres todavía se odian.
Note
si quieren aportar ideas o dar sugerencias, son bienvenidos a hacerlo, en realidad lo agradecería mucho pues no tengo idea de lo que hago, esto no está planificado
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Cómo arruinar una noche tranquila

Un día relativamente tranquilo, para ser un Potter-Malfoy, estaba por llegar a su fin.

Scorpius caminaba hacia las mazmorras con un libro de pociones en mano cuando un brazo invisible lo arrastró hacia un pasillo cercano. Un gritito poco masculino se le escapó y su hermano apareció bajo la capa de invisibilidad riendo por eso.

—Creí que habíamos acordado que dejarías de intentar matarme con un infarto, Albus —se quejó suavemente mientras pasaba una mano por encima de su pecho para calmar a su acelerado corazón.

—Cuándo acepté eso —preguntó descaradamente Albus—. ¡Pero no es el momento de detenernos en temas sin importancia, Scorp! —exclamó con júbilo—. He descubierto algo maravilloso, sensacional, alucinante, impactante!

—Qué ¡Qué es!

—La tía Mione... —dijo comenzando a tomar pausas para aumentar el suspenso de su hermanito que lo miraba sin pestañear— está haciendo... ¡una máquina del tiempo!

Scorpius pestañeó. —Una máquina del tiempo... ¿Como en esa película muggle que a papá le gusta?

—¡Exactamente! —Al ver que su hermano no estaba armando un alboroto por la noticia, decidió hacerlo por él al tomarlo de los hombros y comenzar a sacudirlo—. ¿Es que no te das cuenta de todas las oportunidades que acaban de ponerse frente a nuestras narices, Scorpius?

—No comprendo —dijo Scorpius dejando que su hermano lo zarandeara—. ¿Qué oportunidades? ¿Y cómo te enteraste de lo que la tía Mione estaba haciendo?

Albus se detuvo, fue su turno de parpadear. —Oh, así que olvidé decirte el quid de la cuestión —una sonrisa como la del gato de cheshire se extendió por su cara—. La tía Mione... está trabajando... aquí.

Finalmente, una mirada sorprendida ante todas las oportunidades que acababan de ponerse frente a sus narices se manifestó en el rostro de Scorpius para total satisfacción de Albus.

—¿Me estás diciendo que en estos precisos momentos hay una máquina del tiempo en el castillo? —preguntó.

—¡Sí, sí! —contestó Albus comenzando a dar saltitos.

Scorpius comenzó a dar saltitos con él.

Si alumnos de Slytherin pasaron por ahí y los miraron con curiosidad y desprecio, los niños Potter-Malfoy parecieron no darse cuenta de nada, después de todo, eran los menores Potter-Malfoy, estaban acostumbrados a ignorar eso.

—¡¿De esas con botones y pantallas para poner fechas y viajar a esos años?!

—¡Ni idea! —contestó Albus sin dejar de dar saltitos—. ¡Tenemos que ir a verla!

—¡Sí!

—¡Sí!

 

No era una máquina con botones y pantallas para poner números, comprobaron más tarde.

Más como una cápsula, hecha de bronce en la base y techo mientras las paredes parecían de pura luz azul. Levitaba en una esquina del salón abandonado junto a una pequeña pizarra llena de números y letras que los niños no miraron más de dos veces.

Su tía estaba a un lado con el cabello esponjado y revuelto, escribía furiosamente en una libreta, aparentemente olvidando que habían hechizos que harían aquel trabajo de manera más sencilla.

Bajo la capa de invisibilidad, los niños curiosearon alrededor, sin entender nada, pero admirando el "futuro". Habían escuchado la historia sobre la vez que su padre y tía viajaron en el tiempo para salvar a aquella persona que su padre quería tanto y veía como una figura paterna (¿eso significaba que ellos debían considerarlo un abuelo?), y cómo estos pequeños aparatitos habían encontrado su final pocos años después, el mismo día que Sirius Black cayó a través de un velo. Oh, la ironía del tiempo.

Inesperadamente, y sin la oportunidad de reaccionar, los niños vieron cómo Hermione Granger soltaba un cansado suspiro antes de salir del salón y ¡cerrar la puerta detrás de ella con un hechizo!

—Oh, por Merlín —jadeó Scorpius..

Había sido muy fácil infiltrarse al salón cuando la tía Mione les estaba dando las espaldas y no tenían nada más que empujar la puerta lentamente.

Ambos corrieron hacia la puerta, Albus enrollando la capa y metiéndola dentro de su túnica sin más miramientos.

—¡Alohomora! —gritó Albus al llegar a la puerta con mucho optimismo. No funcionó... y hasta ahí llegaron todos los hechizos que ambos conocían para abrir cerraduras—. ¡Nos atraparon como a ratas!

—Está bien —se apresuró a calmar los ánimos Scorpius, aunque él mismo estaba muy nervioso—, podemos acomodarnos bajo la capa y esperar a que la tía Mione nos abra la puerta mañana a primera hora.

Pero Albus no estaba escuchando, aparentemente ya tranquilo y sabiendo que las cosas se arreglarían si esperaban, se había puesto a curiosear por la máquina bajo la tensa mirada llena de preocupación de su hermano que había estado llamando su nombre débilmente por el mal presentimiento que había comenzado a formarse en su corazón.

Pronto, Albus había terminado por entrar a la cápsula, ignorando la protesta de su hermano, solo atravesando lo que, efectivamente, era una suave luz azul.

Y así de pronto, Scorpius también comprendió que Albus la había fregado.

—Jeje, ¿Scorp? —habló entre risas nerviosas ¡mientras tocaba con los nudillos lo que ya no era solo luz azul! Ahora estaba atrapado dentro de la cápsula frente a la horrorizada mirada de su hermano que se había quedado atónito.

—¡Albus Severus Potter-Malfoy! —estalló Scorpius furioso—. ¡¿Es que no puedes tener el trasero fuera de los problemas por más de cinco minutos?! ¡¿Es que no puedes simplemente mirar las cosas sin meterte a ellas?! ¡¿Tienes que comportarte como una persona con dos dedos de frente?!

Albus lloró. La última vez que Scorpius se había molestado así tenían cinco años y había intentado ahorcarlo mientras gritaba. De pronto le parecía más seguro estar atrapado en aquella máquina del tiempo.

Scorpius se tragó las últimas frases que diría, pero no dejó de mostrar su furia en cada paso que dio hacia su hermano. Con los labios apretados metió su mano a través de la luz azul para tomar la de Albus, pero al tirar de ella, esta no salió. Tercamente lo intentó un par de veces más, la preocupación finalmente reemplazando a la ira.

Entonces, Scorpius también lloró. Su padre los mataría.

Sin soltar la mano de su hermano, Scorpius comenzó a mirar alrededor en busca de algo que los ayudara mientras Albus había comenzado a recitar miles de promesas sobre portarse bien y pensar mejor las cosas antes de hacerlas. Scorpius le dio palmaditas en la mano distraídamente para consolarlo, su enojo ya olvidado y superado, pero sin hacerle mucho caso, ya sabía que a su hermano se le olvidarían todos sus juramentos una vez que lograran sacarlo de ahí.

¿Revertemur in tempore? —recitó cuando encontró las palabras en la pequeña pizarra frente a ellos.

Eso había sido un error, los niños intercambiaron una mirada llena del pánico más puro cuando la suave luz azul se volvió eléctrica y el techo de bronce comenzó a agitarse.

Tras un nuevo intento desesperado y fracasado de sacar a Albus de esa jaula brillante, Scorpius lo pensó en un latido, prefería estar con su hermano. Y bien, tampoco se quedaría solo para enfrentar a su padre mientras Albus descansaba en paz y protegido por la muerte.

De un salto entró a la cápsula, y solo un segundo después, esta desapareció en el aire.

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