
El conflicto en Hogwarts
La atmósfera en Hogwarts se volvía cada vez más densa con el peso de la confrontación. Apolo se encontraba en el epicentro de un conflicto que parecía no tener fin, siendo blanco constante del acoso de Harry Potter. Cada interacción entre ellos desataba una tormenta de insultos y desprecio, dejando a Draco atrapado en el medio, tratando de calmar los ánimos sin éxito.
En el Gran Comedor, Apolo se encontraba junto a Draco en la mesa de Slytherin, tratando de ignorar las miradas de odio que le lanzaba Harry desde la mesa de Gryffindor. Sin embargo, era difícil pasar por alto las palabras hirientes que resonaban en el aire.
—¿Por qué no puedes simplemente dejarme en paz, Harry? —exclamó Apolo con frustración, sus ojos chispeando con indignación.
—Porque eres un engreído presumido que se cree mejor que todos nosotros —respondió Harry con un tono de desprecio—. No perteneces a Hogwarts, no perteneces a ningún lado.
Draco se levantó de su asiento, tratando de intervenir antes de que las cosas se salieran de control.
—¡Eso es suficiente, Harry! —exclamó Draco, su voz resonando en el Gran Comedor—. Deja a Apolo en paz.
Pero Harry solo respondió con una risa burlona, haciendo caso omiso de las súplicas de Draco.
—¿Qué te importa, Draco? —replicó Harry, su voz llena de veneno—. ¿Estás tan desesperado por la atención que tienes que meterte en todo?
Las palabras de Harry fueron como un golpe en el estómago para Draco, dejándolo sin aliento. Sin embargo, antes de que pudiera responder, Apolo se puso de pie, enfrentando a Harry con determinación.
—No permitiré que hables así de Draco —declaró Apolo, su voz firme a pesar de la tensión en el aire—. Él es mi novio y no toleraré que lo insultes de esta manera.
El Gran Comedor quedó en silencio ante la valentía de Apolo, mientras Harry lo miraba con incredulidad. Pero antes de que la situación pudiera intensificarse aún más, los profesores intervinieron, poniendo fin a la confrontación antes de que se saliera de control.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Las palabras hirientes de Harry resonaban en la mente de Draco, dejando una cicatriz invisible en su corazón. Mientras observaba a Apolo enfrentarse a Harry con valentía, se dio cuenta de que el amor era la única fuerza capaz de vencer al odio. Y juntos, él y Apolo, estaban decididos a superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
El Gran Comedor estaba sumido en un silencio incómodo tras el tenso enfrentamiento entre Apolo y Draco. Con paso firme, Apolo se aproximó a mí, su mirada cargada de determinación.
—Draco, necesito que te retires a la sala común de Slytherin —dijo Apolo con voz firme, pero con un rastro de fatiga palpable en su tono.
—¿Por qué? —pregunté, sin comprender del todo su petición.
—Porque debo hablar a solas con Harry. Ya no puedo soportar más sus insultos y acosos hacia ti —explicó Apolo, su ceño fruncido con frustración.
A regañadientes, accedí y me dirigí hacia la sala común. Sin embargo, apenas unos minutos después, una sensación de inquietud me invadió. Sentí un impulso incontrolable de averiguar qué ocurría entre Apolo y Harry.
Decidí seguirlos sigilosamente. Me deslicé por los pasillos hasta llegar al baño de prefectos del quinto piso, donde pude escuchar la intensa conversación entre ellos.
— Interferiste en nuestra relación —acusó Harry con voz tensa, su mirada desafiante clavada en Apolo.
—Eso no era amor, Harry. Era una obsesión enfermiza que está dañando a Draco —respondió Apolo con calma, pero con un atisbo de tristeza en sus ojos.
Las palabras de Apolo resonaron en mi mente mientras la discusión se intensificaba. Entonces, Harry soltó una declaración impactante.
—Voy a acercarme a Draco y voy a conquistarlo. Es lo que quiero y lo que haré —declaró Harry con determinación, su voz llena de una peligrosa convicción.
El rostro de Apolo se endureció, su paciencia llegando a su límite.
—No te atrevas a acercarte a Draco con ese propósito. Estás cruzando una línea, Harry. No permitiré que lo lastimes —advirtió Apolo, su tono dejando en claro que no toleraría más.
Las palabras de Apolo desencadenaron una reacción explosiva por parte de Harry. La discusión se convirtió rápidamente en una pelea física, con golpes y empujones intercambiados en medio de la habitación.
Me mantuve oculto, observando la confrontación con una mezcla de miedo y preocupación. La relación entre Harry y Apolo había llegado a un punto de quiebre, y yo me encontraba en medio de la tormenta. A medida que la pelea se intensificaba, el futuro parecía más incierto que nunca.
El tenso enfrentamiento entre Apolo y Harry se desarrollaba en medio del baño de prefectos, con cada palabra lanzada como una espada afilada, cortando el aire y dejando un rastro de tensión palpable. Los murmullos de los dos jóvenes resonaban en las paredes, creando un ambiente cargado de drama y conflicto.
Las palabras de Harry resonaban en la habitación, llenas de veneno y malicia. Con una sonrisa desafiante, buscaba socavar la seguridad de Apolo, sembrando la duda en su mente con cada frase afilada.
—No puedes tener a Draco para siempre, Apolo. Por más que te esfuerces, nunca podrás borrar las marcas que dejé en su piel con mis besos y caricias. Por mucho que lo toques, eso nunca desaparecerá —dijo Harry, su tono cargado de un odio disfrazado de superioridad.
Apolo, aunque mantenía una apariencia estoica, sentía cómo el veneno de las palabras de Harry se infiltraba en su mente, alimentando semillas de duda y ansiedad. Sin embargo, se negaba a ceder ante la manipulación de Harry. Con una determinación feroz, respondió con una voz firme pero cargada de emoción.
—No me interesa lo que hayas hecho en el pasado, Harry. Yo amo a Draco más de lo que puedas imaginar, y nunca haría algo para lastimarlo. Pero tampoco voy a permitir que te acerques a él solo porque ya no soportas verlo feliz —declaró Apolo, luchando por mantener su compostura en medio del torbellino de emociones que lo invadían.
El silencio que siguió a las palabras de Apolo era pesado, cargado de tensión y expectación. En el aire flotaba un sentido de inevitabilidad, como si el destino mismo estuviera esperando para dictar el curso de los acontecimientos. La confrontación entre Apolo y Harry había alcanzado un punto crítico, y el resultado de esa noche cambiaría el rumbo de sus vidas para siempre.
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El sol matutino apenas se filtraba por las ventanas de la enfermería cuando me acerqué a la cama donde Apolo descansaba, su rostro marcado por varios moretones. Con cuidado, comencé a colocarle parches suavemente sobre las marcas de la pelea de la noche anterior.
—¿Te sientes mejor? —pregunté con suavidad, mientras mis dedos trabajaban para aliviar un poco su dolor.
Apolo asintió levemente, una expresión de agradecimiento en sus ojos.
Una vez que terminamos, me senté junto a su cama, observando su rostro con preocupación y cariño.
—¿Cómo estás realmente? —pregunté, buscando encontrar la verdad en sus ojos.
Apolo suspiró, como si el peso de la noche anterior aún pesara sobre él.
—Aún estoy tratando de procesarlo todo. La situación se salió de control tan rápido... —murmuró, con un tono cargado de pesar.
Escuché atentamente sus palabras, sintiendo el peso de su angustia.
—Escuché parte de la conversación. No puedo ni imaginar lo que debiste sentir en ese momento —comenté, tratando de mostrarle mi apoyo.
Apolo asintió, agradecido por mi comprensión.
Entonces, de repente, Apolo tomó mi mano entre las suyas, su mirada seria y determinada.
—Si en algún momento decides que esto ya no funciona para ti, no intentaré detenerte —dijo Apolo, con una sinceridad que me sorprendió.
Me quedé sin aliento por un momento, pero antes de que pudiera responder, continuó.
—Pero te pido, por favor, que no vuelvas con Harry. Él no te merece, Draco —añadió, con una intensidad sincera en su mirada.
Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. La preocupación y el afecto en sus ojos me conmovieron profundamente.
—Apolo, no tengo intención de volver con Harry. Mi lugar está contigo —respondí con sinceridad, apretando su mano con afecto.
Una sensación de alivio se apoderó de mí al ver la gratitud en su rostro. Sabía que estábamos juntos en esto, enfrentando lo que sea que el futuro nos deparara.