Constelaciones & Estaciones

Harry Potter - J. K. Rowling Harry Potter and the Cursed Child - Thorne & Rowling
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Constelaciones & Estaciones
Summary
Miré a Draco, sus ojos brillaban con una intensidad que siempre me había parecido fascinante.- Draco- comencé - Siempre he encontrado algo increíblemente interesante en ti. Me gusta cómo tus ojos brillan cuando hablas de algo que te apasiona. Esa luz en tus ojos, es como si estuvieras mirando a las estrellas- .Draco sonrió, su dulzura y gentileza siempre me habían cautivado.- Eres como una estrella, Draco. Brillante, hermoso, y siempre iluminando mi camino. Me recuerdas a las noches estrelladas, llenas de belleza y misterio...- Miré a Draco, y luego al cielo.- Somos como el sol y la luna, Draco. Diferentes, pero de alguna manera, perfectamente alineados. Tú eres la luna, tranquilo y sereno, y yo soy el sol, ardiente y apasionado. Y aunque estamos separados por el cielo, siempre encontramos la manera de encontrarnos. Y al igual que las constelaciones y las estaciones, nuestro amor cambia y evoluciona, pero siempre permanece. Siempre estaremos juntos, Draco, a través de todas las constelaciones y todas las estaciones.
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Entre libros y quaffles

Estoy en un punto donde tengo que equilibrar mis estudios con mi pasión por el Quidditch. Es como si estuviera dividido entre dos mundos, tratando de encontrar mi lugar en cada uno de ellos. Las presiones de la escuela son como una montaña que parece cada vez más alta, y el Quidditch, bueno, el Quidditch es como una llamada constante que no puedo ignorar.

Decido que tengo que hacer malabarismos con ambos. Así que me sumerjo en mis libros, tratando de absorber todo el conocimiento que pueda. Cada página que paso es como un pequeño triunfo, pero también siento cómo se acumula la presión. Mis padres siempre han esperado lo mejor de mí, y yo no quiero decepcionarlos.

Pero entonces está el Quidditch. No hay nada como la sensación de volar, de sentir el viento en mi rostro mientras me deslizo por el aire. Cada práctica es una oportunidad para mejorar, para demostrar que tengo lo que se necesita para estar en el equipo. Y sé que no estoy solo en esto. Hay otros chicos que están trabajando tan duro como yo, y juntos formamos un equipo que está decidido a dejar huella en el campo de juego.

Pero luego está Harry Potter. Es como si estuviera en todas partes, siempre siendo el centro de atención. Y sí, está bien, es genial en el Quidditch, nadie puede negarlo. Pero a veces siento que su sombra es tan grande que apenas puedo ver mi propio camino. Nuestros encuentros son tensos, llenos de miradas desafiantes y palabras apenas contenidas. Sé que él también está luchando por su lugar en el equipo, pero eso no hace que sea más fácil competir contra él.

Pero yo no me rindo. Cada vez que caigo, me levanto con más determinación que antes. Porque sé que tengo lo que se necesita para triunfar, tanto en la escuela como en el campo de Quidditch. No importa cuántas veces me derriben, siempre me levantaré de nuevo. Porque soy Apolo, y estoy decidido a brillar, sin importar los obstáculos que se interpongan en mi camino.

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Estoy sentado en la biblioteca, con un montón de libros esparcidos frente a mí, intentando desentrañar los misterios de una poción para la clase de Snape. Pero por más que leo y releo, las palabras parecen bailar ante mis ojos, sin revelar su significado. Suspiro frustrado, preguntándome cómo voy a lograr entender esta materia a tiempo para la clase.

De repente, una sombra cae sobre mi mesa y levantó la vista para encontrarme con Harry Potter, con una expresión que podría derretir el acero. — He visto cómo te juntas con Malfoy últimamente — me suelta, su tono lleno de acusaciones.

Fruncí el ceño, confundido. — No estoy tratando de acaparar la atención de Draco — le respondo, sintiendo un nudo en la garganta. — Él es solo un buen amigo que me está ayudando con mis estudios, no quiero decepcionar a mis padres. ¿Por qué tendría que ser un problema?

Harry se tensa, sus ojos brillan con una mezcla de ira y decepción. Antes de que pueda reaccionar, Harry se levanta de golpe, su mano se cierra en un puño. Un golpe repentino impacta en mi nariz, y siento un dolor punzante explotar en mi rostro. No es literalmente rota, pero el golpe es lo suficientemente fuerte como para hacerme retroceder, sujetándome la nariz con una mano.

El impulso de la ira me consume, y me lanzó hacia adelante, devolviendo el golpe con toda la fuerza que puedo reunir. La pelea se vuelve confusa y caótica, con golpes y empujones intercambiados en medio de la rabia y la frustración.

Pero entonces, justo cuando parece que la violencia está a punto de escalar aún más, aparecen Damián y Violett, mis nuevos amigos. A su lado están Draco, Blaise y Pansy, mirándonos con una mezcla de sorpresa y preocupación.

La tensión se disipa lentamente, reemplazada por un silencio incómodo. Mis ojos se encuentran con los de Harry por un momento, y puedo ver la furia ardiente en ellos. Nos separamos, respirando profundamente, conscientes de lo cerca que estuvimos de cruzar una línea irreversible.

Decido separarme, no quiero más problemas de los que ya tengo. Harry puede tener todo el enojo del mundo, pero no voy a caer en su juego.

Después de que la pelea se disipa, siento que Damián se acerca a mí, preocupado. 

—¡Apolo, tu nariz está sangrando demasiado! —me dice, examinándome con atención.

Siento una oleada de dolor mientras él examina mi nariz, y me doy cuenta de que la sangre está manchando mis manos.

Miro a mi alrededor y veo a Draco preocupado por Harry, pero manteniendo su distancia. 

—¿Estás bien, Apolo? —pregunta Damián, notando mi silencio y mi mirada perdida.

—Sí, sí, estoy bien —respondo rápidamente, pero mi mente está en otra parte.

Cuando Harry finalmente sale de la biblioteca, Draco lo sigue discretamente, sin llamar la atención de los demás. Me quedo allí, todavía aturdido por lo que acaba de suceder, mientras Violet se acerca y comienza a hacerme preguntas sobre lo ocurrido.

—¿Qué pasó allí? —pregunta Violet con curiosidad, notando mi distracción.

Sin embargo, mi mente está ocupada observando cómo Draco sigue a Harry, sin decir una palabra. ¿Qué está pasando entre ellos dos? ¿Y por qué siento que esto solo está empezando?

En la enfermería, sostengo un pañuelo empapado en sangre contra mi nariz mientras Jack se sienta a mi lado, preocupado.

—¿Estás bien, Apolo? —pregunta con  preocupación genuina.

Asiento débilmente, pero mi mente sigue girando en círculos, tratando de entender el repentino ataque de Harry. ¿Por qué me golpeó? ¿Qué hice para provocarlo?

Jack comienza a hablar, intentando reconfortarme y asegurándome que nadie nos delató por la pelea en la biblioteca. Pero no puedo evitar sentirme atrapado en mis propios pensamientos, incapaz de concentrarme en sus palabras.

—Apolo, ¿me estás escuchando? —pregunta Jack, interrumpiendo mis pensamientos.

Parpadeó, volviendo a la realidad. "Lo siento, Jack", murmuró, obligándome a centrar mi atención en él. Pero por más que intento, mi mente sigue regresando al mismo lugar: el por qué de la reacción de Harry.

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En la tranquilidad de la noche, me encuentro acostado en mi cama con las cortinas de esta misma cerradas, observando las estrellas brillantes que adornan el techo de mi dormitorio en Slytherin. El suave resplandor de su luz me reconforta, ofreciendo un refugio de paz en medio de la agitación que ha sido el día.

De repente, la voz de Draco me saca de mis pensamientos. 

—¿Estás dormido, Apolo? —pregunta, con una nota de preocupación en su tono.

—No, aún estoy despierto —respondo, girándome para darle espacio para sentarse en el borde de mi cama. Hago lo mismo, y nos encontramos mirándonos en la penumbra de la habitación.

Draco se disculpa por la reacción de Harry, explicando que últimamente ha estado bajo mucho estrés y que a veces no piensa antes de actuar. 

Sus palabras me dejan perplejo. 

—Me gustaría escuchar eso directamente de Harry —admito con franqueza. —No entiendo por qué reaccionó de esa manera. No creo haber hecho algo para provocarlo.

Draco suspiró con preocupación. 

—Harry se sintió ofendido cuando mencionaste a tus padres —explica. —Creo que pensó que te estabas burlando de él por no tener padres.

La confesión me deja sin aliento. 

—Nunca haría eso —murmuró, con un nudo en la garganta. —Sé que es un tema delicado y doloroso para muchos. Tal vez no me expresé de la mejor manera, pero no merecía que me lastimara así.

En ese momento, Draco sacó algunos ungüentos que había preparado y me los ofreció. 

—Esto debería ayudar a que tu nariz no duela tanto —dice con suavidad. —Sé que prefieres evitar la magia para sanar heridas, así que pensé que esto sería mejor para ti.

Le agradezco con un gesto de asentimiento, sintiendo un leve alivio al saber que conoce eso de mí. 

En el silencio que sigue a nuestras palabras, me encuentro mirando fijamente los ojos de Draco, y siento una linda calma envolviéndome. 

—Tus ojos son como dos hermosas galaxias —le digo, dejando que mis palabras salgan sin filtro.

Draco parece sorprendido por mi comentario, y sólo puede balbucear en respuesta. 

—Son de un color grisáceo —dice, tratando de desviar la conversación.

No puedo evitar sonreír ante su respuesta. 

—No son de un color grisáceo —contradigo suavemente. —Son de un azul que se degrada a gris, haciendo que tus ojos parezcan mágicos, como una galaxia en sí mismos.

Nos quedamos en silencio por un momento, con nuestros corazones latiendo en sincronía. De repente siento cómo me abraza con fuerza y su calor corporal es agradable.

Pero justo cuando estoy por corresponder el abrazo, Draco se aleja bruscamente, su expresión está llena de conflicto. 

Nos quedamos en silencio, dejando que nuestras palabras se desvanezcan en el aire, conscientes de que algo ha cambiado entre nosotros, aunque no sepamos exactamente qué.

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